jueves, 21 de febrero de 2013
CHAVEZ, POR WALTER GOOBAR
Las batallas de un presidente al que la oligarquía no pudo derrotar
Hemos llegado de nuevo a la Patria venezolana. Gracias Dios mío!! Gracias Pueblo amado!! Aquí continuaremos el tratamiento", dejó Hugo Chávez en la red social Twitter anunciando su llegada al país.
Por Walter Goobar
Hemos llegado de nuevo a la Patria venezolana. Gracias Dios mío!! Gracias Pueblo amado!! Aquí continuaremos el tratamiento", dejó Hugo Chávez en la red social Twitter anunciando su llegada al país. El retormo no había sido anunciado, de forma que la noticia que dió el propio mandatario en primera persona fue inesperado. Después, dedicó otro tuit desde su cuenta (@chavezcandanga) a los anfitriones que lo albergaron en La Habana: "Gracias a Fidel, a Raúl y a toda Cuba!! Gracias a Venezuela por tanto amor!!!".
El mutismo y la desolación derrumbaron a una oposición que hasta hace unas semanas lanzaba fuegos artificiales cuando creyó muerto al presidente y que aún hoy cuenta más con el cáncer y el golpismo que con su propio potencial electoral para poner fin al proceso bolivariano.
La ausencia de rigor de los medios de comunicación que en Caracas, Miami y Madrid acompañan a quienes se oponen a los procesos revolucionarios en Venezuela es bochornosa. Como en su momento lo hicieron con la salud de Fidel Castro, venden deseos para tratar de convertirlos en realidades. Desde el Sur de La Florida, el mismo médico que había provocado la burla de Fidel al decretar la "muerte cerebral" del líder de la Revolución Cubana, fue profusamente citado para anticipar la muerte del presidente venezolano y encontró en medios de Venezuela y España la entusiasta caja de resonancia de los opositores venezolanos. La maniobra fue tan burda y desenfadada que ahora tendrán que hacer malabarismos para explicar que Chávez está vivo y lúcido.
Chávez no es sólo un presidente de la República, es el símbolo vivo de un cambio social que ha impulsado a la existencia política y social a millones de venezolanos que antes "no existían" y carecían de cualquier tipo de derecho. Con o sin devaluación. Venezuela es hoy un país donde las políticas sociales del gobierno bolivariano han reducido enormemente la pobreza, donde se garantiza el acceso a la enseñanza gratuita para todos y no sólo en el nivel primario y secundario. Sobre 27 millones de venezolanos había 300 mil universitarios antes de la revolución; hoy son más de dos millones. Lo mismo puede afirmarse de la sanidad y de la cultura.
Teatros y salas de concierto ya no son patrimonio exclusivo de la oligarquía. El cambio social es tangible en cuanto a desarrollo de los servicios públicos y reparto de la riqueza, también en términos de politización y protagonismo de la población. Es esa la mayor fuerza de Chávez y la base de la legitimidad del proceso. Como dicen los venezolanos "Chávez nos dio Patria". Los hizo ser miembros efectivos de una comunidad política y tener acceso a los comunes de un país cuya gran riqueza era antes sólo para unos pocos.
El liderazgo de Chávez ha sido calificado con frecuencia como "populista". En la mayoría de los casos, por sus dectractores que consideran que una dirección política que no esté en manos de las élites sociales sólo puede ser irracional y tiránica. No se perdonan perder con un flaquito extrovertido de rasgos aindiados y pelo negro, que quería ser beisbolista, pero que se hizo militar para paliar las necesidades económicas de su familia.
Si Chávez no hubiera conectado tres buenos batazos en un partido que en septiembre de 1971 le abriéron las puertas de la Academia Militar, quizá la historia política de Venezuela nunca se hubiera salido de sus carriles normales.
Durante su carrera militar –cuenta su biógrafo Modesto Emilio Guerrero– Chávez, "casi siempre violó los reglamentos militares: por contestatario; por comer con los soldados siendo oficial; por debatir ideas; por recitarle a los cadetes poemas de Maisanta; por castigar faltas haciendo leer juramentos al Libertador –en lugar de sanciones físicas– por leer mucho olvidando que era un soldado; por mezclarse demasiado con estudiantes universitarios; por pintar el rostro de Bolívar en algunos destacamentos sin permiso de los superiores; por vivir hablando de Bolívar y arengar a la tropa como si fuera un político, y por hacer una vida social y cultural tan pública y libre que no parecía hecha por un militar sino por un militante."
El liderazgo de Chávez es perfectamente anómalo. Chávez no es un profesional de la política ni un experto, sino un hombre del pueblo. Esto hace que la mayoría de la población se identifique con él. Chávez es para los de abajo, una persona que no ha abandonado la "decencia común", ese sentido moral inmediato, basado en la igualdad y la dignidad de todas las personas que Orwell atribuía a las clases populares y del que están desprovistos la inmensa mayoría de los gobernantes. No sólo eso, Chávez sigue siendo presidente sobre todo porque el pueblo venezolano lo rescató de sus captores y lo restableció en la presidencia desbaratando un golpe de Estado oligárquico.
En el chavismo, es la multitud la que determina en gran medida el curso del proceso político. Chávez, desde el momento de su ruptura con el régimen oligárquico y a través de las distintas fases de la revolución bolivariana, siempre ha contado con el apoyo de movimientos sociales importantes y tendecialmente mayoritarios.
Él mismo ha afirmado en numerosas ocasiones que es objetivo del proyecto bolivariano acabar con el Estado burgués y sus instituciones para establecer una democracia acorde con unas nuevas relaciones sociales postcapitalistas. En la presentación del programa electoral para las últimas elecciones presidenciales, afirmaba Hugo Chávez: "Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva socialidad desde la vida cotidiana donde la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo."
Con su cuarta victoria presidencial, con su batalla campal contra el cáncer, Hugo Chávez se ha convertido en uno de los políticos más exitosos de Latinoamérica. Los opositores –que estaban convencidos que lo iban a derrotar, han quedado descolocados y se pelean otra vez con la realidad.
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