EL GOBIERNO NACIONAL ENVIO A CUATROCIENTOS EFECTIVOS TRAS EL ATAQUE A VARIOS SUPERMERCADOSCóctel de saqueos y gendarmes en Bariloche
La mayoría de los saqueadores irrumpieron en los supermercados con el rostro cubierto.
Imagen: Télam
Grupos de jóvenes encapuchados asaltaron media docena de supermercados y se llevaron todo tipo de artículos, principalmente electrodomésticos. Tras la difusión de la noticia, hubo algunas réplicas en Rosario y Campana.
Después de los saqueos a supermercados que arrancaron por la mañana en El Alto de la periferia de Bariloche y se extendieron con distinta suerte a otros sectores de la ciudad rionegrina, el intendente Omar Goye participaba ayer por la noche de una reunión del Comité de Crisis local para diseñar –con la llegada de 400 gendarmes que envió el gobierno nacional y 250 policías de la provincia Río Negro– un plan de contingencia que le permita contener “algunos focos” en las zonas más complicadas de la ciudad donde persistían intentos de asaltar otros comercios. Al menos media docena de supermercados –ChangoMas, Diarco, La Anónima y cuatro sucursales de la cadena local El Todo– fueron saqueados por grupos violentos, conformado por mayoría de jóvenes encapuchados, que se llevaron electrodomésticos, ropa, bebidas y en menor medida alimentos. Luego se enfrentaron con piedras a la escasa policía de la ciudad, que intentó persuadir a los saqueadores y en algunos casos lograron contenerlos con elementos rudimentarios, agua, gases y finalmente balas de goma. El gobernador provincial Alberto Weretilneck, funcionarios provinciales y municipales les adjudicaron la “preparación estratégica” de los saqueos a “grupos políticos violentos y anárquicos” de la ciudad. Avanzada la noche, también hubo saqueos en las ciudades de Rosario y Campana y algunos conatos en Quilmes, al sur del conurbano bonaerense.
Goye, que estaba en Buenos Aires realizando gestiones para su municipio, regresó a Bariloche pasadas las 22 para encabezar la reunión del Comité de Crisis que definiría un plan de contingencia para mantener la calma en la ciudad durante la noche. Ya había llegado parte del gabinete de la provincia de Río Negro, pero todos estaban pendientes del arribo de los dos aviones Hércules en el que se trasladarían los 400 gendarmes enviados por el gobierno nacional, además de la llegada parcial de los 250 policías rionegrinos que arribarían desde la ciudad de Viedma y la zona del Alto Valle. Refuerzos fundamentales para contener nuevos intentos de asaltos a comercios que persistían aún en El Alto de la periferia de Bariloche. Hasta esa hora, unos siete policías habían sido atendidos en el hospital municipal con distintos tipos de contusiones, aunque ninguna que revista gravedad, mientras se informaba de algunas detenciones.
Todo empezó cerca de las 10 de la mañana, cuando un grupo de entre 40 o 50 personas –con mayoría de jóvenes y adolescentes que procuraban cubrirse sus rostros, incluso con pasamontañas– irrumpieron a los piedrazos y con inusual violencia en el supermercado ChangoMas, ubicado sobre la ruta provincial 40 y a unas 20 cuadras del Centro Cívico de la ciudad. Después de romper parte de las instalaciones, los saqueadores emprendieron la huida llevando en los changuitos enormes televisores LCD, LED y plasmas, equipos de audio, electrodomésticos y ropa, además de bebidas en medio de escasos alimentos y pañales.
Un grupo de policías llegó al lugar, resguardó a los clientes que todavía se refugiaban en un sector e intentó formar una barrera entre el supermercado y los saqueadores, que se enfrentaron a piedrazos con los miembros de las fuerzas de seguridad. Casi sin elementos represivos, la policía se defendió también a los piedrazos, con los elementos contundentes que había en el propio local comercial (incluidos palos de hockey) y lanzando agua con las mangueras contra incendio del supermercado.
Ante la escasa presencia policial, los saqueadores se envalentonaron. Volvieron a la carga con piedras y hasta lograron volver a ingresar al ChangoMas por accesos laterales, mientras volcaban los coches que había en la playa de estacionamiento, algunos de los cuales fueron quemados. Sólo la llegada de refuerzos policiales, munidos de gases lacrimógenos y disparos de balas de goma logró contener la embestida de los asaltantes.
Pero pasado el mediodía, otros grupos de saqueadores asaltaron otros supermercados de la periferia de la ciudad. Una sucursal de Diarco, un depósito de La Anónima y cuatro sucursales de la cadena local El Todo fueron arrasadas, aunque en esos súper sólo se venden comestibles. A esa altura de la jornada caliente, algunos llegaban hasta con vehículos para cargar lo que se habían llevado en los changos repletos. “Algunos de hasta alta gama”, describían los testigos y clientes que fueron sorprendidos por los saqueos cuando hacían sus compras diarias.
Hubo saqueadores que también marcharon hasta el centro de la ciudad en busca de otras sucursales de grandes cadenas de supermercado. Pero la noticia de lo que había sucedido en El Alto corrió rápidamente: el gremio de los empleados de comercio, junto a supermercadistas y comerciantes, ya habían decidido cerrar sus locales. Sólo los pocos que todavía se mantenían abiertos reclamaban protección policial. El cierre de los comercios se extendería hasta hoy, con la presencia de los empleados en el lugar hasta constatar que tendrán las garantías suficientes como para volver a subir las persianas.
Con el correr de las horas, varios focos de violencia se mantenían en El Alto, donde comercios chicos de las principales arterias de la zona también habían sufrido la rotura de vidrieras y fueron saqueados. La policía había detectado otros movimientos sospechosos de vehículos que merodeaban supermercados que ya habían cerrado. Aunque la policía local estaba totalmente desbordada. La llegada y el rápido desplazamiento de los gendarmes y policías provinciales, suponían en la gobernación, podía garantizar una noche más calma en Bariloche.
LA EVALUACION DEL GOBIERNO DE LOS HECHOS REGISTRADOS EN RIO NEGROCondena “enérgica y profunda”
El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, leyó en la Casa Rosada la carta que le envió el gobernador de Río Negro a la Presidenta pidiéndole ayuda. “Robar televisores y quemar autos no es conflictividad social”, aseguran en la provincia.
Por Nicolás Lantos
El gobierno nacional decidió enviar 400 efectivos de gendarmería a Bariloche por pedido de las autoridades de Río Negro, quienes se vieron superadas por los saqueos sucedidos ayer en esa ciudad a orillas del lago Nahuel Huapi. “Este gobierno condena en forma enérgica y profunda cualquier tipo de manifestación violenta que venga a frenar este proceso de paz social”, manifestó el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, al anunciar la medida. En la Casa Rosada sostenían que los desbordes se deben a “problemas locales” y descartaban teorías conspirativas, aunque aseguraban estar “atentos” ante las noticias de nuevos conflictos en otros puntos del país.
Las fuerzas federales viajaron ayer por la tarde a Bariloche a prestar “colaboración en el cuidado de la ciudad”, ya que “las tareas que tienen que ver con la contención de la protesta son responsabilidad del gobierno provincial”, según anunció Abal Medina a la prensa en Casa Rosada, donde leyó la carta enviada por el gobernador Alberto Weretilneck a la presidenta Cristina Kirchner, requiriendo ayuda.
Desde el Gobierno destacaron que Bariloche es una ciudad con particularidades en el entramado social y antecedentes de conflictividad, incluyendo el caso de gatillo fácil de tres jóvenes en 2010 durante protestas en el Barrio Boris Furman, en la zona “alta” de esa ciudad, donde hay nichos de pobreza extrema. Luego de esos episodios, el entonces gobernador, el radical Miguel Saiz, prácticamente “desarmó” la policía local, aseguran fuentes locales, lo que explica en parte la necesidad de que la gendarmería acuda a ayudar a prevenir nuevos episodios violentos.
“Atento a que se están produciendo saqueos violentos a supermercados y que las fuerzas provinciales se encuentran superadas por la situación, en el marco de la ley 24.059, solicito la intervención de las fuerzas federales y la inmediata constitución del comité de crisis previsto en esa normativa”, dice la misiva del mandatario provincial que se dio a conocer ayer en el marco de los saqueos a supermercados.
Por su parte, el titular del bloque oficialista de senadores y hombre fuerte de la política en Río Negro, Miguel Angel Pichetto, atribuyó los saqueos a “grupos duros con posiciones anarquistas” y de “extrema izquierda” con “características delictivas”. Para el legislador, se trata de “un caso extremo que tiene componentes ideológicos, porque son grupos que se han organizado para tomar supermercados” relacionados con “algunos sectores que se encapuchan y que han provocado disturbios hace pocos meses frente al Centro Cívico”.
En tanto, el gobernador Alberto Weretilneck (Frepaso), quien asumiera como consecuencia del asesinato de su compañero de fórmula Carlos Soria y luego rompiera relaciones con el PJ provincial, atribuyó los saqueos a “acción organizada, planificada con la finalidad de generar una situación de convulsión” en esa ciudad. “No estamos en presencia de hechos que tengan que ver con conflictividad social o cuestiones que tengan que ver con la supervivencia de la gente, entrar a romper vidrieras, entrar a robar un televisor o quemar un auto es otro mensaje”, dijo el mandatario en declaraciones a medios locales.
Según pudo averiguar Página/12, en el Gobierno consideraban que el problema de los saqueos en Bariloche era un asunto “local” y que no tenía vinculación con la situación nacional. También aseguraban que los otros casos de saqueos, registrados en Chaco, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires, tenían que ver con un “efecto de contagio psicológico”. De todas formas, fuentes del Ministerio de Seguridad indicaban que se están tomando precauciones y seguían atentamente la situación “para evitar sorpresas”. El intendente de Bariloche, Omar Goye (Frente para la Victoria), se encontraba en la Capital cuando recibió las noticias: fue él mismo quien, al mediodía, en una reunión con Jefatura de Gabinete, tanteó por primera vez la posibilidad de que intervinieran las fuerzas federales para reforzar la labor de una policía provincial sin capacidad de afrontar la situación. “No hay ni un camión hidrante en toda la provincia”, graficaban.
21/12/12 Página|12
GB
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