lunes, 24 de diciembre de 2012
LA PRUDENCIA EN EL TRATO CON LOS PODEROSOS.
El que toca el betún se queda manchado,
y el que trata con el orgulloso se vuelve igual qqa él.
No levantes una carga demasiado pesada,
ni trates con uno mas fuerte y mas rico que tú:
¿puede el vaso de arcilla juntarse con la olla?
Esta lo golpeará y aquel se romperá.
El rico agravia, y encima se envalentona;
el pobre es agraviado, y encima pide disculpas.
Mientras le seas útil, te explotará,
pero si no tienes nada , te abandonará.
Si posees algo, vivirá contigo
y te despojará sin lástima.
Cuando te necesite tratará de engañarte,
te sonreirá y te dará esperanzas;
te dirigirá hermosas palabras
y te preguntará: "¿Qué te hace falta?".
Te comprometerá con sus festejos
hasta despojarte dso y tres veces,
y añl final se burlará de tí.
Presta atención, para no dejarte engañar
ni ser humillado por tu insensatez.
Cuando te invite un poderoso, quédaet a distancia,
y te invitará con ams insistencia.
No te precipites, para no ser olvidado.
No pretendas hablarte de iagul a igual
ni te fies si conserva demasiado:
él te pone a prueba con su locuacidad
y te examina entre risa y risa.
El que no se modera al hablar, es un despiadado,
y no te ahorrará ni los golpes ni las cadenas.
Observa bien y presta mucha atención,
porque estás caminando al borde de la ruina.
(...) ¿Qué paz pude haber entre la hiena y el perro?
¿Y qué paz entre el rico y el pobre?
Los asnos salvajes en el desierto son presa de los leones:
así los pobres son pasto de lso ricos.
La humillación es abominable para e soberbio:
así el rico abomina al pobre.
Eclesiástico 13.23, p. 1325.
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