lunes, 31 de diciembre de 2012

2013 ELECTORAL.,

Por Raúl Kollmann

Hay dos fechas ya fijadas por ley: el 11 de agosto de 2013 serán las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) y el 27 de octubre las elecciones para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la Cámara de Senadores. Pero 2013 no sólo presenta estos desafíos electorales. Es muy probable que varias provincias adelanten sus comicios para legisladores provinciales y hay dos distritos –Corrientes y Santiago del Estero– en los que se elegirán gobernadores. Muchos dicen que no será un año electoral común porque lo que suceda en el 2013 se proyectará fuertemente hacia la sucesión de la presidenta Cristina Kirchner en 2015, lo que abre posibilidades incluso de una reforma constitucional. Otros factores, como la dificultad de la oposición para consolidar un liderazgo claro, los choques con Hugo Moyano o el desenlace judicial de la ley de medios seguirán influyendo durante 2013. De la misma manera, es posible que se repitan escenarios que ya se vieron en el segundo semestre de 2012, como la concentración opositora del 8N, su contracara multitudinaria en el festejo por los 29 años de democracia, o los saqueos organizados poco antes de Navidad. Sin embargo, las versiones y trascendidos mediáticos que presagian apocalipsis electorales no son convalidados por los pronósticos de los encuestadores y consultores políticos más conocidos del país. Desde los más cercanos a los más alejados del oficialismo perciben que puede haber situaciones de inestabilidad, cambios más bien limitados, pero que en el cuadro completo seguirá teniendo preeminencia la Casa Rosada, o su expresión política, el Frente para la Victoria, que incluso podría sumar bancas en el Congreso.
Hoy por hoy

Roberto Bacman es el titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) y afirma que hay que partir de los datos actuales. “Hubo mucho movimiento, pero para 63,5 por ciento de los que encuestamos, 2012 fue año positivo, tanto en lo laboral como en su plano personal. Les pedimos que le pongan una nota a 2012 y el promedio dio 6,03. El 52,1 por ciento dijo que 2013 será mejor o igual que este año. Es decir, empezamos con buenas perspectivas.”
Normal

Para Eduardo Fidanza, de Poliarquía, “en el año próximo habrá tensiones políticas normales de un período electoral: políticas, sindicales sociales. Considero factible que el kirchnerismo reúna en torno de sí a la mayoría del peronismo, dejando a la disidencia en un plano marginal. La oposición creo que tiene chances de formar frentes, si aprovecha las internas con inteligencia”.
Pendientes

Graciela Römer, titular de Römer y Asociados, ve una especie de herencia de 2012 que se prolonga hacia el 2013: “El Gobierno deberá hacerse cargo de manera inercial de gran parte de los traspiés acontecidos durante 2012. En primer lugar, el problema social. Hoy no hay una situación de hambre en Argentina, como sí lo hubo en 2001. Sin embargo, la inflación carcome las expectativas de los sectores medios, pero también aumenta la irascibilidad de los sectores más bajos, aun siendo asistidos por los múltiples programas sociales implementados por la gestión K. Segundo, el empleo no baja pero tampoco sube sustancialmente el empleo de calidad y la economía informal sigue siendo un problema, especialmente en momentos en que la construcción se ha estancado. Tercero, la ruptura con el peronismo histórico encarnado en la figura de Moyano abrió otro frente de conflicto. Cuarto, el tema de la inseguridad sigue siendo otro frente difícil”.
No fue fácil

“El año político encuentra al oficialismo alineado tras el liderazgo de Cristina Kirchner de manera compacta, mientras la oposición aún tiene pendiente la construcción de un liderazgo alternativo capaz de competir con alguna chance con la Presidenta –plantea Artemio López, líder de Equis–. 2012 fue un año de desaceleración económica, pero se mantuvieron los niveles de empleo y consumo sin cambios significativos, se actualizaron planes sociales un 26 por ciento, jubilaciones y pensiones 25 por ciento y las 1900 convenciones colectivas por sobre el 25 por ciento. Por eso, las preferencias que se vieron en octubre de 2011, de gran hegemonía electoral oficialista y fragmentación opositora, no se han modificado en lo sustancial. Más allá de operaciones de medios y microclimas construidos por diversos analistas opositores al gobierno nacional, los casi 12 millones de votantes que acompañaron al oficialismo en octubre de 2011 no han migrado. Por el contrario, la oposición marcha aún más dividida que en octubre de 2011, puesto que los dos nuevos liderazgos nacionales que aparecen de cara a 2015, Mauricio Macri y José Manuel De la Sota, toman votos del mismo espacio opositor, redistribuyendo las preferencias.


Gestión y alianzas

“No será un año sólo electoral –afirma Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados–. La prolongación de la crisis en los países centrales, la presión hacia el multilateralismo, estimulará la necesidad de profundizar las alianzas regionales y el proteccionismo de nuestra producción en relación al mundo. En el oficialismo la supraentidad Unidos y Organizados tendrá un mayor protagonismo, en desmedro de estructuras burocráticas partidarias o sindicales más tradicionales. En la gestión, parece lo más aconsejable avanzar por el camino del acuerdo social, de disminución de la inflación, efectuar ostensibles políticas de seguridad, y de acelerar la sustitución de importaciones. Sería razonable pensar en forjar una nueva política de alianzas en función del proyecto y más allá del cronograma electoral.”
Dos bloques

Ignacio Ramírez, analista de Ibarómetro, diagnostica que “hay un bipartidismo fallido o empate asimétrico: una opinión pública en la que se advierten dos bloques –sugiero evitar la expresión sociedad dividida puesto que connota un antagonismo social que no se verifica en la realidad– de proporciones equivalentes: alrededor de una mitad de la sociedad que acompaña al actual proyecto político y se muestra optimista. Y otra mitad, crítica y opositora, que exhibe un agudo déficit de representación y está envuelta en una atmósfera anímica impregnada de descreimiento y malestar. Hay una diferencia: la mitad aprobadora responde que el gobierno nacional es el actor que le produce mayor confianza, mientras que la mitad opositora responde en primer lugar ‘ninguna institución’, en segundo lugar ‘los medios’ y tan sólo el 5 por ciento de este universo elige a los ‘políticos opositores’. He allí el principal desafío de la oposición: comprender que el ‘ningunismo’ es la contracara de la desconfianza por la política. El kirchnerismo empieza el año electoral mejor posicionado, con muy buenas perspectivas de mejorar su performance del 2009 y con un panorama económico más alentador. De cualquier manera deberá encontrar candidaturas que expresen el actual proyecto político y que al mismo tiempo contengan alguna dosis de renovación”.
No será fácil

“2013 va a ser un año de transformaciones fundamentales –cree Enrique Zuleta Puceiro, titular de OPSM–. La lógica del poder presidencial se instalará en el 2013 y las elecciones parlamentarias anticiparán los escenarios para el 2015, por varias razones centrales. En primer lugar, la necesidad de la Presidenta de afirmar la fuerza del poder central para neutralizar las fuerzas que comienzan a desencadenarse ante las dificultades crecientes del proyecto de reforma constitucional. Del lado de la oposición, hay efectos graves, porque la gente los percibe más como un problema que como una solución, Esta circunstancia explica la incapacidad para capitalizar las extraordinarias ventajas que ha venido otorgando el Gobierno. El ciclo negativo del Gobierno, que lo llevó a perder más de 40 puntos de apoyo, parece haber terminado y las encuestas registran una recuperación que lleva ya cuatro semanas. La razón casi exclusiva es cierto mejoramiento de las expectativas económicas y, sobre todo, el default de la oposición.”


EL OFICIALISMO ENFRENTA LAS ELECCIONES SIN DEMASIADA EXPOSICION

Una situación con poco riesgo
Las diferentes evaluaciones de las encuestadoras coinciden en que el lugar del oficialismo es más cómodo que en otros comicios y que corre pocos riesgos. Al mantenerse como primera minoría podría ganar bancas.

Por Raúl Kollmann

El proceso electoral disparará sin dudas una cantidad de interpretaciones diversas, pero lo cierto es que la mayoría de los consultores cree que en el terreno electoral el oficialismo corre pocos riesgos: podrá bajar su última marca, pero será el que obtenga más votos, con lo que tal vez sume nuevas bancas en la Cámara de Diputados. En el peor de los casos, perdería unas pocas en el Senado.

- Roberto Bacman: “Más allá de todos los análisis, el oficialismo parte con una ventaja estructural: su núcleo duro de votantes nunca ha bajado del 34/35 por ciento a nivel nacional, ni siquiera en elecciones de medio término como las de 2013. Y esta ventaja estructural se mantiene a pesar de los desafíos que debe asumir en algunos distritos como ser la Capital Federal, Santa Fe y Córdoba. Esta preeminencia competitiva inicial también se sostiene desde otra perspectiva: la oposición sigue dispersa, heterogénea y muy atomizada, sin que hasta el momento ningún partido o dirigente haya logrado internalizar de manera contundente en el imaginario colectivo que posee un proyecto concreto, una propuesta viable y alternativa a la de un oficialismo que gobierna este país desde hace casi diez años”.





- Manuel Mora y Araujo, de Ipsos-Mora y Araujo: “El oficialismo deberá extremar sus esfuerzos de campaña para remontar un mal año con indicadores flojos en la opinión pública. La provincia de Buenos Aires será el distrito decisivo, ya que en términos generales las provincias más grandes y con mejores indicadores económicos le son adversas, mientras que las demás le son favorables. La estrategia razonable para el oficialismo es tratar de nacionalizar la elección todo lo posible, jugando la figura de la Presidenta por encima de los candidatos locales, y procurar que en Buenos Aires no se genere una excesiva dispersión de la oferta peronista que le puede quitar votos al Frente para la Victoria. La oposición sigue envuelta en sus indefiniciones, pero el hecho de tratarse de una elección legislativa de medio término, donde se vota por distrito, compensa esa debilidad. Aun con el actual panorama de oposición muy fragmentada, el electorado opositor va a ir produciendo tendencias locales cuya eventual agregación se producirá después, con vistas a 2015”.

- Eduardo Fidanza: “En principio creo que el kirchnerismo tiene una buena chance de ganar la primera minoría en la elección de 2013. Eso dependerá, primero, de la evolución de la imagen presidencial, hoy en torno a los 40 puntos según los datos de Poliarquía. Segundo, de la marcha de la economía y, tercero, de la capacidad de la oposición de conformar frentes. Sin embargo, en caso de vencer el oficialismo, no veo chances de introducir la reforma constitucional para impulsar la re-reelección. El gobierno debería tener resultados aun mejores que en 2011 para acercarse al número requerido en Diputados, y todavía quedaría lejos en Senadores. Eso significa que, más allá del año electoral y sus resultados, el proceso de sucesión presidencial seguirá abierto”.

- Artemio López: “El año electoral se presenta muy favorable para el Frente para la Victoria, que renueva las elecciones de 2009, donde le fue mal y donde sólo obtuvo el 30 por ciento de los votos. Un simple cálculo muestra el panorama. En 2009, Córdoba, Santa Fe y Capital promediaron para el oficialismo el 10 por ciento de los votos. Cualquier candidato del FpV hoy eleva ese promedio. En la provincia de Buenos Aires, el FpV sacó el 32. Hoy saca mucho más que eso. Mi cálculo es que el oficialismo mejorará en unos 15 puntos la elección de 2009. Si eso sucede, el bloque FpV-PJ pasaría a tener 145 bancas, 31 más que hoy. Y sumando aliados podría incluso acceder a la mayoría calificada de dos tercios de la Cámara. ¿Será?”.

- Ricardo Rouvier: “La oposición pone más en juego su capital legislativo que el kirchnerismo, fruto del éxito opositor en 2009. No obstante, el kirchnerismo enfrenta un desafío particular, sobre todo en el Senado, en razón de que depende de cómo le vaya en las elecciones para aspirar a la reforma constitucional y la consecuente re-reelección de la Presidenta. Es decir que la cuestión de la sucesión va a ser uno de los grandes temas de la agenda política del año a iniciarse, y que tomará más impulso en lo post-electoral. Si se cerrara el camino de la reforma, el gobierno tendrá que ir por el Plan B”.

- Enrique Zuleta: “El gobierno debe producir un sinceramiento. La re–reelección es rechazada por ocho de cada diez electores. En estas condiciones, está clara la necesidad de que ponga en evidencia ideas, alternativas, equipos, criterios de solución de los problemas. Nada amenaza el liderazgo de la Presidenta y hasta podría decirse que ese liderazgo no depende de la reelección. Más bien al contrario. El imperativo para el kirchnerismo tendría que ser operar un giro hacia una política de moderación progresista –similar a la de 2007 y 2011–, en la medida en que es imprescindible para una victoria electoral en 2013. Ese giro tendría que estar acompañado esta vez de una sincera voluntad de innovación política, inclusión de ciudadanía independiente y reconciliación nacional”.

- Graciela Römer: “Las próximas legislativas serán, como lo son casi siempre las elecciones de medio término, la hoja de ruta hacia las elecciones presidenciales de 2015. En esta variable se incluye que el PRO pueda imponer o no su candidato en Santa Fe frente a las listas de Bonfatti o Binner; el éxito o no de Cobos en Mendoza, que los gobernadores vayan con sus listas o no bajo el paraguas del FpV. De todo ello, más la cuestión económica y social, dependerá el mapa que surja para las próximas legislativas”.

- Analía del Franco, titular de Analogías: “Mi hipótesis es que la participación e interés en estas elecciones será alta, debido entre otras cuestiones a la fuerte dinámica entre oficialismo y oposición que tuvo lugar durante 2012. Ejemplos: sectores opositores que no son partidos políticos, como algunos sindicalistas, así como otros sectores de clase media con alto interés en exhibir sus reclamos y su antioficialismo de manera pública, pero sin identificación partidaria. También actuarán algunos mitos tales como ‘al que le va bien en las elecciones de medio término está habilitado para participar en las próximas con elecciones ejecutivas’. O que las elecciones de medio término suponen un plebiscito al gobierno nacional en curso. Creo cada vez menos en esos mitos”.

raulkollmann@hotmail.com

31/12/12 Página|12


GB

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