domingo, 20 de julio de 2014

Griesa define el destino del acuerdo entre la Argentina y los fondos buitre

El juez Thomas Griesa tiene en sus manos el destino de dos conflictos que se desarrollan en manera conjunta: el establecimiento del terreno para que los holdouts y la Argentina puedan negociar en condiciones equitativas por un lado; y la potencialidad de nuevos juicios entre los bonistas y las entidades financieras involucradas por el otro, informóTiempo Argentino.
Incluso en un escenario ideal en el que la NML y la Argentina comienzan a negociar cara a cara y el juez repone la medida cautelar para darle más tiempo al diálogo, todavía quedará por definir el destino del dinero que se depositó a fines de junio y del que se depositaría en septiembre en caso de que las negociaciones lleven tiempo, tal como pretende el Ministerio de Economía. Ahí todo dependerá de la buena voluntad del magistrado y de la presión que le permita poner a los buitres con respecto al reinicio de los pagos a aquellos que entraron a los canjes.
"Los eurobonistas le dan la bienvenida a la designación del auxiliar judicial y creen que una solución negociada sería beneficiosa para todas las partes. De todas formas creemos que eso puede llevar tiempos para ser implementado, y por lo tanto creemos que es importante clarificar a quiénes alcanza el fallo (original de 2012)", indicó el representante legal de una fracción de los tenedores de títulos reestructurados en uno de los documentos que se considerarán.
Por esto, agregaron los bonistas, es necesario que "la Corte, que fuertemente incentivó un acuerdo, debería aclarar que sus fallos no prohíben que las entidades financieras entreguen información sobre los tenedores de títulos reestructurados con Argentina, teniendo en cuenta que esos datos pueden ser necesarios para prevenir que la cláusula RUFO sea un obstáculo".
Las entidades financieras involucradas –el Bank of New York Mellon, Euroclear, Clearstream y Citibank– son conscientes del escenario y también presentaron extensos documentos en los últimos días para dejar en claro su situación y tratar de evitar ser alcanzados por responsabilidad legal.
Desde el costado del BoNY intentan demostrar que el dinero que tienen depositado en sus cuentas del BCRA tiene que ver con entidades establecidas en Nueva York (y no en Luxemburgo y Bélgica como señalaron los bonistas). Es que además del juicio ya iniciado en los tribunales belgas temen que se abra otro en Inglaterra. Según los bonistas europeos, el abogado del banco se contactó con sus representante estadounidense pero no continuó el diálogo cuando le avisaron que para el caso de los juicios tienen otro abogado europeo.
En tanto, las entidades que juegan el papel de distribuidoras del dinero a la hora del pago, también buscan no quedar como incumplidoras del contrato con sus clientes. Por esto, el Citibank intentará evitar que el fallo original de 2012 se extienda a los títulos de deuda en dólares pero emitidos bajo ley Argentina.

Italianos quieren negociar
Nicola Stock, presidente de la Task Force Argentina (TFA) –asociación que representa a bonistas italianos que no entraron a canjes de deuda argentinos–, aseguró que ellos quieren negociar con el gobierno para cobrar sus títulos. No obstante, advirtió que "harán valer sus derechos hasta el final".
"Argentina tiene que enfrentarlo: llegó el momento de que por fin negocie con los bonistas minoristas que una vez compraron los títulos. La solución de este default de muchos años está en manos de la Argentina", resaltó el abogado italiano, en una carta de lectores publicada en el diario británico Financial Times.
Stock consideró que el gobierno "tiene ahora la oportunidad de negociar un acuerdo para resolver con eficacia este gran problema y así cuidar el interés de los ciudadanos argentinos, como el de los inversores internacionales que confiaron en el país. Los bonistas italianos están abiertos a la negociación, como siempre, pero mientras tanto, los abogados harán valer sus derechos hasta el final".

Domingo 20 de Julio de 2014 OPINIÓN Por Fernanda Vallejos De lobbies, chantas y caranchos

Ayer amanecíamos con la novedad del recrudecimiento de la estrategia de lobby de los buitres de la deuda. Los principales diarios nacionales sirvieron la mesa, sentando en la cabecera a los personeros de lo más despreciable del capital financiero internacional. Con vajilla importada y todo, como bien podría hacerlo una embajada o un hotel de primer nivel. Acaso en escenarios como esos, se preparó la receta del menú que servirían.
En una solicitada a la que no le faltó ninguno de los condimentos que caracteriza la propaganda burda con la que los buitres militan en favor de la especulación y en contra de los pueblos y sus estados, desplegaron mentiras y difamaciones por igual. Allí sostuvieron, sin sonrojarse y en paralelo con una Argentina que viene sistemáticamente participando de cada instancia de diálogo que ha sido convocada por el representante legal de los fondos buitre en Nueva York, el juez Thomas Griesa, y el mediador designado por este, que nuestro país no tiene vocación de negociar.
El curioso planteo está hecho por quienes, el día inmediatamente posterior a la resolución de la Corte Suprema estadounidense que convalidara el esquizofrénico fallo de Griesa, fueran a demandar la identificación de activos argentinos de YPF de los que tuviera conocimiento la empresa norteamericana Chevron, en tribunales de California, lo que no se parece en mucho a una actitud proclive al diálogo y la negociación.
Sostuvieron también que la Argentina se encamina al default, lo cual se derrumba como una casa de naipes frente a una realidad donde la Argentina, de hecho, ya ha pagado en tiempo y forma, dando cumplimiento a los contratos y compromisos asumidos en el marco de la reestructuración.
Mal podría acusarse al país de querer ir al default –que es el no pago de la deuda–, cuando es el juez Griesa el que obstaculiza el cobro por parte de sus legítimos titulares (los bonistas que ingresaron en los canjes con títulos bajo legislación estadounidense y europea) a partir de un depósito efectivamente realizado por la Argentina en la cuenta de la entidad fiduciaria (el Banco de Nueva York). Este hecho ya ha valido el inicio de acciones legales en Europa, donde los bonistas reconocen que Argentina ya pagó y les corresponde cobrar lo que por derecho les pertenece, al mismo tiempo que señalan el incumplimiento de las obligaciones contractuales de girar los fondos a sus dueños de parte del fiduciario.
No se trata, claro está, de una ingenua solicitada. Se trata lisa y llanamente de una amenaza, cuyos cañones apuntan directo a la soberanía de nuestra Nación, con Vaca Muerta como blanco de ataque. Es que hablamos de la segunda plataforma más importante del mundo de gas no convencional y la cuarta en materia de petróleo. Equivale al consumo de 200 años a los niveles actuales, por cuyo desarrollo se estima que, en diez años, la mitad de todo el gas natural producido en la Argentina provendrá de allí y otras áreas con energía no convencional.
Ello convertirá al país en un exportador neto de hidrocarburos y, lo más importante, energéticamente soberano, algo que parece incomodar a los fondos buitre.
Por eso, para dejar bien en claro la amenaza, con el tono extorsivo que los caracteriza, los buitres hacen uso de sus personeros, para instalar una campaña ya no sólo de difamación contra la Argentina, sino una campaña de miedo entre nuestros compatriotas. Para ello, se valen de personajes como el señor Weinstein, un chanta a sueldo, que bajo la pátina de cierto academicismo esconde su verdadera relación contractual con los fondos buitre y el principal grupo de lobby (ATFA) que los representa.
Este señor, un liberal recalcitrante, militante ideológico de la desregulación, ferviente creyente en la bondad de los mercados y detractor del rol del Estado en la economía, según se desprende de sus intervenciones públicas, es el vehículo que usan los buitres para poner en duda las posibilidades de desarrollo y asentamiento de inversiones estratégicas en Vaca Muerta.
Ya en 2012, poco tiempo antes de que se suscribiera el acuerdo por las inversiones que hoy están en pleno desarrollo entre YPF y Chevron, Weinstein predicaba la misma profecía nunca cumplida acerca de que el acuerdo con la empresa estadounidense no podría efectivizarse a causa del litigio con los buitres. El gastado argumento se da de bruces contra la realidad, en tanto hace pocos días atrás la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, marcó una agenda en la que uno de los ejes centrales ha sido, justamente, el desarrollo de inversiones hidrocarburíferas con participación de la gigante rusa Gazprom.
En medio de la embestida buitre, lo triste es el pobre rol asumido por los caranchos domésticos. Máxime cuando todo esto se desarrolla en un marco a la vez complejo y esperanzador a nivel internacional. De hecho, este miércoles la presidenta nos representó ante la cumbre del BRICS, el bloque que nuclea a las cinco economías emergentes más importantes del globo. Este es un ámbito desde donde, con el protagonismo del mundo emergente, la región suramericana y nuestro propio país, se articula con un nuevo bloque de poder político y económico a nivel mundial.
A través de los recientemente constituidos Banco de Fomento del Desarrollo y Fondo de Reservas, desafía el orden hegemónico del bloque neoliberal y su lógica anárquica de desregulación y valorización financiera del capital. El desafío está planteado: luchar por un mundo más justo y una patria libre y soberana que está dispuesta a defender su capacidad de desarrollarse autónomamente, incluyendo a los 40 millones de argentinos. 

Por Nicolás Furfaro Los fondos buitre enfrentan a los eurobonistas para evitar un acuerdo


Los fondos buitre y los eurobonistas llegan a la audiencia del martes con los trajes cambiados en lo que respecta a la cláusula Rights Uppon Future Offers (RUFO) y su influencia en un potencial acuerdo que ponga fin al conflicto con la Argentina.
Según Tiempo Argentino, mientras que parte de los acreedores del canje que podrían usar esa letra escrita para iniciar nuevos juicios le pidieron al juez Thomas Griesa que facilite su eliminación, los holdouts se oponen por considerarlo una excusa para preparar un cambio en las condiciones de los títulos.
La posibilidad de que se elabore un waiver de la RUFO implica un punto fundamental para poder avanzar a un acuerdo en los próximos meses. Esa parte del contrato establece que si la Argentina realiza una oferta a los buitres canjeando sus títulos en default por otros nuevos con mejores condiciones, los tenedores de papeles reestructurados pueden pedir términos similares. 
Si eso pasara antes del 31 de diciembre de 2014, Argentina le debería al 93% de los acreedores del canje miles de millones de dólares adicionales, lo que hace un acuerdo con los holdouts prohibitivamente caro para el país.
Los tenedores de títulos europeos que iniciaron este intercambio son los mismos que ya iniciaron un juicio contra el BoNY y Euroclear en Bélgica y amenazaron con hacerlo en Inglaterra.
A pesar de esto, una fracción de los tenedores de títulos reestructurados se dirigieron al tribunal de Nueva York reconociendo que "el potencial gatillamiento de la cláusula RUFO puede estar causando un efecto negativo en las negociaciones". Por esto pusieron sobre la mesa la posibilidad de renunciar a los beneficios de la RUFO y pidieron que la Corte evite el obstáculo aclarando que los fallos no prohíben que las entidades financieras –DTC, Euroclear y Clearstream– compartan la información de los bonistas del canje con el país. "Así se promovería el acuerdo y se llevaría a una resolución ordenada del caso", agregaron.
Con el gesto de los bonistas podía suponerse que las partes protagonistas iban a sentir un principio de alivio, pero la reacción de los buitres fue diametralmente opuesta a esta idea. El discurso negociador con el que se mostraron a través de sus voceros no coincidió con las petición judicial que elevaron ante el tribunal de Griesa.
"Las acciones de Argentina a esta fecha mostraron que intenta activamente cumplir con los pagos a los bonistas del canje sin hacer un depósito prorrateado a los litigantes, en clara violación al fallo. Identificar a los acreedores del canje podría facilitar que el país intente eludir al Bank of New York Mellon y designar un nuevo clearing system fuera de la jurisdicción de este tribunal para hacer pagos ilegales", sostuvieron. Además, plantearon que "incluso si esa no es la intención del pedido de los eurobonistas, su solicitud excede todo lo que está permitido bajo la idea de 'corrección' de un pedido anterior", haciendo referencia a que las sugerencias de los acreedores del canje formó parte de un documento que agregaba información a otro anterior.
Los tenedores de títulos europeos que iniciaron este intercambio son los mismos que ya iniciaron un juicio contra el BoNY y Euroclear en Bélgica y amenazaron con hacerlo en Inglaterra: Knighthead Capital Management, Redwood Capital Management, Perry Capital, VR Global Partners, Monarch Master Funding, Silver Point Capital, QVT Fund, Quintessence Fund y Centerbridge Partners (cada uno en representación de sí mismo o de un grupo de fondos manejados o aconsejados por ellos).
"Los eurobonistas le dimos la bienvenida a la designación de un mediador (Daniel Pollack) y creemos que una solución negociada sería beneficiosa para todas las partes. De todas formas, también consideramos que eso puede tomar tiempo para ser implementado", sostuvieron. Por esa razón creen que se debe aclarar a qué actores se aplican los fallos y están a favor de que se eliminen los obstáculos que pone la cláusula hasta fin de año.

Diálogos Entre nosotros y ellos, los dilemas de la polarización

El antropólogo y el periodista procuran zanjar la grieta conceptual que existe entre la idea de conflicto, base de la democracia, y la lógica de la dicotomía que ha dominado la década kirchnerista, además de revisar la posibilidad de reconstruir un horizonte de verdad en los medios.

Lucía Álvarez
Entre nosotros y ellos, los dilemas de la polarización
POLARIZACIÓN Y PROGRESISMO
Alejandro Grimson: –El conflicto social y político es inherente a los procesos democráticos y, sobre todo, a la búsqueda de una sociedad más igualitaria. Pero en algunos actores, o en su mayoría, se generó una confusión en torno a la idea de que el conflicto debe ser dicotómico. Y no es necesariamente así. Existe la idea de que hay un "nosotros" y un "ellos" que siempre están batallando, pero esos "otros" son cambiantes. Organizar el conflicto democrático en términos de dos identidades polares lleva a un callejón sin salida. La consecuencia más complicada es pensar que cualquier cosa que haga ese "nosotros" es bueno y todo lo que hacen "ellos" es malo. Eso no se sostiene por muchas razones. Una, evidente, es que hay errores, acciones indefendibles, ausencia de políticas claves. Es mejor, por eso, organizar las conflictividades situadas en función de avances concretos, en áreas cruciales, como son el manejo de la seguridad social, o la democratización de los medios. Es un camino que te permite asumir posición sobre cada uno de  los temas. Por ejemplo, podés estar de acuerdo con la Ley de Medios pero podés no estar de acuerdo con que no se haya implementado en ningún aspecto sustantivo. 
Marcelo Zlotogwiazda: –Yo no pensé demasiado en la polarización, más allá de lo que me vi obligado por mi propio ámbito profesional. Pero creo que uno de los grandes problemas con el kirchnerismo es que hubo dos tipos de polarizaciones. Está, por un lado, lo que el kirchnerismo señala como el campo nacional y popular versus los factores de poder.  Pero creo que fue mucho más traumática la fractura en el campo progresista. O sea, con la centroizquierda que no se encolumnó con este gobierno. Me parece lo más doloroso, porque no se comprenden algunas separaciones y desentendimientos entre personas que tal vez habían hecho recorridos juntos y terminaron, no sé si en veredas distintas, pero discutiendo mucho, enfrentados. La reelección de Cristina Fernández se dio porque tenía buena parte del progresismo adentro o, en todo caso, eran pensamientos no kirchneristas, pero cercanos. Aunque, en verdad, la fractura del progresismo la situaría antes, a partir de 2008, con la crisis del campo. Y me parece que uno de los problemas en esa polarización fue la diferencia, la distancia, entre el discurso y los hechos. Porque cuando vos contrastás el discurso y no necesariamente en detalle, medida por medida, sino el cuerpo ideológico, y la realidad…
AG: –Pero eso pasó con todos los relatos. Hubo también un relato menemista, uno alfonsinista, relatos del peronismo de los '70. Y me parece legítimo. El relato es un foco constitutivo y las tensiones entre esos discursos y los hechos, por lo menos en el caso argentino, siempre existió.
MZ: –Entre el discurso menemista y el gobierno no hubo tanta diferencia. No estoy asimilando un gobierno al otro, eh. Pero Menem decía que estábamos en el Primer Mundo, y era así porque había relaciones carnales, había libre comercio...
AG: –Pero no producía los efectos que prometían, el ingreso al Primer Mundo. En todo caso, pregunto: ¿no será que en la Argentina hay un poquito más de distancia entre los discursos gubernamentales y sus efectos?
MZ: –No me atrevo a afirmar eso. Partamos de que cualquier discurso político tiene como objetivo la felicidad del pueblo. El tema es la política, la estrategia, el camino, la plataforma para llegar a ese lugar. En el menemismo, ese camino era clarísimo. El tránsito fue razonablemente coherente con lo que se buscaba. Yo no creo en la perversidad del menemismo. Pero este gobierno, por ejemplo, no tuvo una reforma fiscal. En este país, después de once años, las transformaciones de fondo del proceso productivo, no digo que no las haya, pero fueron bastante tenues. El kirchnerismo expandió cosas muy valiosas, como el mercado de trabajo: lo consolidó como valor fundamental del cual es difícil volver, estableció las paritarias, pero la calidad del trabajo, la complejidad del modelo productivo, el grado de industrialización, no tuvieron grandes avances. No digo que no los hubo, pero sí que distan mucho de la transformación que el kirchnerismo sostiene. 
AG: –No sé. Pienso que va a llegar el momento de hacer el balance completo del kirchnerismo y del antikirchnerismo, incluso del antikirchnerismo progresista. Mi sensación es que el kirchnerismo tuvo una dificultad muy grande para escuchar críticas que no eran destructivas, para entender alertas que le planteaban distintos sectores. Pero el progresismo antikirchnerista tuvo una distancia brutal entre sus discursos y los hechos. Los hechos eran mucho más matizados que el discurso simplificado del antikirchnerismo. Coincido con vos en que faltó un desarrollo industrial. Posiblemente, Argentina esté mejor que otros países de América Latina, pero no hubo política industrial sustentable en el mediano y largo plazo. Sin embargo, creció la industria como no crecía hacía décadas. Las dos cosas son ciertas. Lo que yo veo es que para muchos es difícil aceptar que las dos cosas son ciertas. 
MZ: –Claro que son ciertas las dos. 
AG: –Lo mismo con el trabajo no registrado. Se redujo y luego se estancó. Pero no es la misma fotografía la de un país con un 15% de desocupados, que una parte de la población sin un programa de transferencia de ingresos, sin contacto con el Estado, aunque esta no sea la solución de fondo, ni el lugar de llegada de la inclusión social.  
MZ: –Lo que me enoja del kirchnerismo es la no aceptación de cualquier tipo de crítica. Siempre hay un justificativo, una comparación que hacer, y difícilmente haya en público una corrección. Algunas cosas se corrigen en los hechos, pero nunca se admiten. La Resolución 125 fue el mejor ejemplo: buscaba capturar una renta de un sector que se veía beneficiado por ingresos extraordinarios. Nadie podía, sensatamente, oponerse a esa medida. Si uno revisa el anuncio, de hecho, ve que hubo un apoyo del progresismo en general. El problema es que, apenas hurgabas en los detalles de esa resolución, te dabas cuenta de que era un disparate técnico, jurídico, que no entendía al sector, que no había sabido construir alianzas. Algo que tenía un gran título para apoyar, cuando lo desgranabas, estaba mal hecho, mal implementado. Una cosa muy peculiar del kirchnerismo es que, tratándose de un gobierno esencialmente peronista, planificó muy poco, y en la planificación está la previsión, el mediano plazo. 
AG: –A mí lo que me preocupa de ese hecho, como de otros, es que no sé cuáles son los balances. Porque con la 125 nació cierta mística, pero también nació la idea de la dicotomización. Lo que pasó en 2012 y 2013 me entristece muchísimo, porque había capital político para avanzar en algunos temas estratégicos, pero, justamente, si no, ibas hacia la dicotomización. Por ejemplo, en el caso de la reforma del Código Penal, el kirchnerismo convocó una comisión en la que estuvieron Federico Pinedo y Ricardo Gil Lavedra. Ellos hicieron un anteproyecto para comenzar la discusión parlamentaria, que es lo que corresponde, nada más. Y aun así, hubo políticos que salieron a tirar todo ese trabajo a la basura. Pero lo importante es que se formó una comisión multipartidaria para emprender una reforma estructural para la Argentina. Otra cosa fue la reforma judicial. Reformar la justicia no se hace con enojo. Se hace con una comisión que trabaje como esta, con tiempos razonables, extensos para unos, cortos para otros, pero con posibilidad de disentir. Si querés reformar la justicia, tenés que formar un acuerdo a largo plazo. 
MZ: –Tal vez sirva otra analogía. Así como con la 125 lograron unir a la Federación Agraria con la Sociedad Rural, con la reforma judicial ni siquiera consiguieron el apoyo de Horacio Verbitsky.
AG: –Las discusiones entre las perspectivas de los juristas y abogados me parecen necesarias e importantes, pero esas discusiones tienen que ir al Parlamento. No es un problema que podés resolver sin el Congreso, sin generar un consenso en el otro poder del Estado donde hay heterogeneidad. Hubiera sido mejor avanzar con algunos temas importantes. El kirchnerismo logró, en cierto momento, acumulación de capital hegemónico. Pero con las acciones o las propuestas de dicotomización no lograron transformar ningún aspecto de la realidad. En esos puntos estamos prácticamente igual hoy que varios años atrás. Y es donde mayor erosión de capital hegemónica hubo. 
MZ: –Bueno, luego de la 125 tardaron bastante tiempo en retomar algún tipo de relación corporativa, y después hubo una inercia. La ventaja es que es un sector que funciona sólo porque es el más competitivo de la Argentina. Pero la falta de políticas se tradujo ahora en problemas con la carne, la leche, un desaprovechamiento potencial gigantesco. El campo siguió funcionando de la misma manera que funcionaba antes. En tren de ver el lado vacío del vaso y haciendo un balance, la falta de una política fiscal tiene fallas en el mismo sentido: por ejemplo, el despilfarro inconmensurable que hay con los subsidios. Las transferencias de la Asignación Universal hacia un lado se ven mucho más que compensadas por las transferencias en sentido inverso a sectores de clase media y alta. Se gasta solamente en subsidios más que el presupuesto de once ministerios juntos. Una parte va a los pobres; otra a la industria; y el 40%, a los que podemos pagar. Es un absurdo. 
AG: –Es cierto que los mismos medios que criticaban los subsidios impiadosamente sin plantear ningún costo hablaron de ajuste el día que empezó a haber una discusión. Ahí hay una diferencia enorme entre los periodistas y los medios que actúan de buena fe y los que no.
MZ: –Pero es un dato duro de la realidad. Esa es la política, poder convencer a la sociedad de que lo que hacés es en beneficio del conjunto. Por supuesto, con una medida así, vas a encontrar, por intereses afectados, por mezquindades, perversidades, por minúsculas batallas circunstanciales, gente que te quiera boicotear. Hacé política. No es que hay una autonomía de la política, porque las fuerzas económicas existen. No existen dos áreas inconexas. La economía tiene sus lógicas, y si violás algunas de ellas, eso tiene consecuencias. En el kirchnerismo hubo mucha fricción ahí, y me parece que el personaje caricaturesco de ese voluntarismo político con incomprensión de cuestiones elementales de la economía fue Guillermo Moreno. En los últimos años hubo escenas disparatadas, por ejemplo, el anuncio del blanqueo con los cinco ministros de Economía. Desde la gestión de un Estado, de un gobierno, no es un tema menor no tener un ministro de Economía. Ahora lo hay y es un avance. A Axel Kicillof le tocó bailar con la más fea, con una economía estancada, síntomas recesivos, restricción externa. Pero desde el punto de vista de la gestión, es lo más profesional, aun con pecados de inexperiencia que son inevitables. Pero están administrando la situación con bastante coherencia, profesionalismo, seriedad. Creo que el manejo político del conflicto con los fondos buitre es muy bueno, y es raro, porque el kirchnerismo en conflicto suele ser atolondrado. El hecho de haber pagado al banco, algo que hoy parece una obviedad, algo sencillo, nadie lo esperaba, y si bien no volcó la situación a favor de la Argentina, mejoró el tablero y generó expectativas de que el juez termine estableciendo la cautelar.  
AG: –El caso de los fondos buitre me genera un temor sobre todos los gobiernos que pueden llegar a venir. Porque Mauricio Macri dijo: "Hay que pagar". Y creo que la gran mayoría, lo muestra la historia argentina, hubiera ido a pagar sin tener en cuenta el problema de la cláusula RUFO. Si pagás, existe el riesgo de hipotecar al país por los próximos 20 años. Y el gobierno, que no quiere el default, que es obvio por qué nadie lo quiere, tiene claro que no puede poner en juego toda la reestructuración de la deuda. En ese punto cierro filas, porque es un punto nacional. Y me da tristeza cuando veo gente que se alegra por este problema, o no tiene conciencia de la gravedad y defiende al juez Griesa. Yo creo que las cartas están un poco sobre la mesa: los dos van a estar gritando hasta último momento, porque esa retórica está vinculada a cómo cerrar mejor una negociación. Pero creo que va a terminar en una cautelar. 
 
LOS MEDIOS Y EL MEDIO
MZ: –Los ejemplos que muestran la distancia entre el discurso y la realidad son muchos, entre ellos, la Ley de Medios. ¿Cómo viví yo, como ciudadano y periodista, la Ley de Medios, siendo que una de mis actividades era y sigue siendo un programa en el Grupo Clarín? Vi objetivos loables y bien intencionados, pero de inmediato me di cuenta de que no iba a llegar a nada, o que iba a modificar la realidad muy poco, como de hecho ocurrió. Para tomar el caso más emblemático, el Grupo Clarín, después de la adecuación, quedó prácticamente igual, y el mapa de medios no cambió demasiado. De eso ya te dabas cuenta. Te dabas cuenta de que estaban en una disputa encarnizada pero que, cualquiera fuera el resultado, la realidad iba a cambiar poco. Sí fue trascendente el cambio en cómo la sociedad considera los medios. Eso tuvo un costado muy positivo: el de desmitificar, bajar al periodismo del panteón donde estaba, pero fue una derivación de la discusión por la Ley de Medios. Incluso al interior de la profesión, todo el mundo sabía del poder de Clarín. Pero se puso mucho más de manifiesto una vez estallada la guerra. El problema es que ese poder no se ejercía del modo en que sucedió después del estallido de la guerra. En una situación más normal, para decirlo de algún modo, el poder de los medios se ejercía de manera más sutil, entre bambalinas, en los pasillos. 
AG: –Tal vez afectaba al poder político con grandes titulares, pero no tanto a la rutina diaria de los periodistas, en la redacción. Un kirchnerista diría, pensando en lo que señalás: "¡pero Clarín tiraba ministros!" Y es cierto. Pero Clarín, como diario, tenía cierta heterogeneidad, aceptaba una amplitud previa a la guerra que no pudo volver a aceptar.  
MZ: –En el ejercicio de la profesión todo esto tuvo consecuencias muy negativas. La profesión se ha deteriorado muchísimo. La pérdida de respeto a la verdad, la relativización de existencia de la verdad, no sucedía así ni en Clarín, ni en La Nación, ni en Página/12. Eduardo Blaustein, creo, dice en su libro Los años de rabia que es cierto que no existe la verdad, pero que el periodista tiene un montón de herramientas para tratar de acercarse a la verdad: el chequeo de información, alejarse lo más posible de la subjetividad. Eso no se está practicando o, al menos, no con la misma intensidad que se practicaba antes. Bueno, la figura del periodismo militante... Siempre existió, pero en sectores reducidos, y hoy es dominante del ejercicio. La profesión está dominada por el periodismo militante, a favor y en contra. Jorge (Lanata) está haciendo periodismo militante y Página/12 también. 
AG: –Tiendo a creer que los periodistas son personas comunes y corrientes, como los ciudadanos. Y que tienen opiniones muy parecidas a los ciudadanos, con más sofisticación quizás, por su especialidad, y en ese sentido, creo que creció una brecha entre las líneas editoriales más militantes y los periodistas que viven de su sueldo y que tienen tensiones mucho más angustiosas de las que tenían en otro momento. Y mucho más reiteradas. Porque los trabajadores de los medios no piensan como sus líneas editoriales, algo que para vos es muy obvio, pero para el común de la gente no. Y en la Argentina es lógico que no sea obvio, porque el espacio para ese periodista, ¿dónde está hoy? Cuando hablamos sobre cómo mejorar el debate público, ¿cómo se puede hacer si no crecen los espacios con mayor calidad periodística? No se puede. 
MZ: –También hay que diferenciar el mensaje editorial del medio y el medio como fuente de información. Porque el impacto editorial de La Nación lo definen cinco o seis firmas y una conducción, y lo mismo pasa en Clarín, Página/12, Tiempo Argentino. Pero en cada uno de esos medios tenés muy buena información, muy buenas investigaciones, y que hacen al producto general, no al rol que tiene el medio en el debate político. 
AG: –A mí me parece que hay un problema en la categoría "periodismo militante". Porque no es periodismo ni es militante. Tomemos una figura mítica: Rodolfo Walsh. Ahí hay un compromiso con la verdad, extremo, radical. La militancia es una consecuencia de la documentación de la verdad; no se sacrifica ninguna verdad. Eso es militancia. Porque a mí no me termina de parecer bien que "militancia" sea peyorativo. Por ejemplo, vos, Marcelo, ¿tenés miedo de equivocarte?
MZ: –Todo el tiempo. 
AG: –Pero tenés menos miedo de equivocarte que de mentir. Yo siento que si tenés que ser más matizado, lo serás, pero que hay fronteras que no vas a cruzar. No estás dispuesto a inventar un hecho...
MZ: –Es que eso no es periodismo. Me parece interesantísimo el punto de Walsh. No soy un conocedor en profundidad de toda su tarea, sus investigaciones legendarias. No sé de qué manera Walsh estaba atento a los hechos que pudieran afectar la causa por la cual él militaba, ni qué actitud tomaba. Pero mucho más complejo es si pensás, no en un periodista, sino en un medio. Un periodista es un francotirador en su medio, o se puede especializar en un tema, pero en un medio, su conductor, el editor, tiene que elegir de qué temas te ocupás, cuáles privilegiás y cuáles no, qué entrevistas hacés. Ahí queda mucho más en evidencia si hay periodismo militante. Quizá Walsh investigaba pero no estaba sometido al desafío de con qué tema ir a tapa. 
 
EL CONSUMO DE INFORMACIÓN
AG: –Creo que fue sobrestimado el poder de los medios. El Grupo Clarín es un monopolio muy grande y el gobierno tiene muchos medios con capacidad de influir, y por supuesto que inciden, pero si uno mira los resultados electorales, están mucho más regidos por experiencias cambiantes, por nuevas percepciones de la ciudadanía, que por los medios. Es una discusión que tengo siempre con kirchneristas. Un periodista oficialista muy encumbrado dijo el lunes siguiente a la última derrota electoral, "Triunfó Magnetto". ¿Magnetto no estaba intacto en octubre de 2011 cuando Cristina Fernández ganó con el 54% de los votos? Si uno quisiera analizar los resultados electorales, que son relevantes y muy cambiantes en este período, los medios cambiaron mucho menos que esos porcentajes. Porque en 2011 los monopolios no apoyaban a Cristina Fernández, y arrasó. ¿Qué fue lo que cambió en la última elección? Creo que fueron otros elementos, vinculados a determinados procesos políticos, a las formas de percepción, la tensión entre los discursos y determinadas experiencias de los ciudadanos. 
MZ: –Que los medios influyen mucho menos que lo que el kirchnerismo acepta en público, no me queda ninguna duda. Influyen, sin duda, pero mucho menos. ¿Qué pasa con la gente? La verdad, no lo sé. Tiendo a pensar que hay un acercamiento y un consumo del medio que satisface el prejuicio, más que antes. Que desapareció la idea de Clarín como sentido común de la sociedad. Fue importante Clarín, más allá de su poder, sus negocios, su capacidad para voltear a un ministro con diez tapas –que además creo discutible–, porque representaba a esa clase media en la Argentina. Y hoy no existe ese producto. De todas maneras, los medios pueden reconstruir su credibilidad. Pero tienen que hacer méritos para reconstruirla. 
AG: –De hecho, hay credibilidad en algunos programas y medios. 
MZ: –Probablemente, como en la vieja idea de que es más fácil romper el jarrón que rearmarlo, algo de eso vaya a operar en esa reconstrucción. Va a costar, pero se puede. Hay que tomarse el trabajo, hacerlo bien. Lleva su tiempo. 
AG: –Sólo va a ser más creíble con mayor sofisticación. Va a haber una audiencia más sofisticada, más exigente. 
MZ: –La credibilidad no es una religión, no querés creyentes. Justamente, se tratará de una mejor búsqueda de información, de análisis, de las obviedades periodísticas. 
AG: –Pero volviendo a cuánto influyen, te pongo un ejemplo, un caso de influencia muy evidente de los medios. Tenés al vicepresidente procesado y al jefe de gobierno procesado. Y tenés periodistas pidiéndole a la presidenta que no lo deje al vice a cargo del Ejecutivo, lo cual sería violatorio de la Constitución, al menos hasta donde yo la entiendo. Porque no es una potestad del presidente decidir si delega o no el poder en manos de su vice. No entiendo ese pedido. En cambio, nadie dijo que no se iba a sentar en la Legislatura mientras Mauricio Macri esté procesado. 
MZ: –Dejame disentir. Comparto en que se trata de una actitud oportunista de la oposición, ajena a toda lógica constitucional. Da vergüenza el aprovechamiento del caso Boudou. Ahora, para la sociedad en general, esos dos procesamientos no son lo mismo. No son equivalentes. La sospecha de cuán sólido es un procesamiento u otro, tampoco es la misma. Macri, con un procesamiento, con una categoría jurídica equivalente, pero por el mismo delito que Boudou, no se hubiese mantenido en el gobierno. Le hubiese pasado lo mismo que a Aníbal Ibarra. 
AG: –Para mí, con un funcionario acusado de corrupción, la justicia tiene que ser implacable. Punto final. Pero de los '90 no quedó nadie. La justicia ahí duerme. Me parece buenísimo que haya celeridad con los funcionarios. No me parece bien que no sea ecuánime. Estoy de acuerdo en que esa equivalencia entre los procesamientos de Macri y de Boudou no es tal. Pero hay otra equivalencia que por lo menos existe para mí y, creo, para otros. Tráfico ilegal de armas, voladura de Río Tercero, privatizaciones escandalosas, y no pasó nada con el gobierno menemista, salvo con María Julia Alsogaray. Volar una ciudad no es equivalente, y la justicia no mostró celeridad, ni intenciones de justicia. 
 
 
"Los medios influyen, pero menos que lo que el kirchnerismo acepta en público. Tiendo a pensar que hay, más que antes, un consumo del medio que satisface el prejuicio".
Marcelo Zlotogwiazda
 
"Organizar el conflicto en términos de polarización, que cualquier cosa que haga ese 'nosotros' es bueno y todo lo que hacen 'ellos' es malo, no se sostiene."
Alejandro Grimson

Unasur recarga baterías en el Brics Año 7. Edición número 322. Domingo 20 de Julio. de 2014 Por Emiliano Guido americalatina@miradasalsur.com

El verdadero mundial comienza el martes”, apuntó, pícaro, el sociólogo paulista Emir Sader cuando fue consultado por la Televisión Pública argentina para conocer su lectura política sobre el primer encuentro presidencial entre los Jefes de Estado del bloque Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y sus pares de la Unión Sudamericana de Naciones. Sader, intelectual orgánico del gobernante Partido de los Trabajadores, recurrió a la siempre efectiva metáfora futbolera para recalcar la significativa cumbre geopolítica y la continuidad del gigante sudamericano como anfitrión luego de haber organizado el máximo certamen futbolero. Es cierto, la mandataria Dilma Rousseff tuvo esta semana una apretada agenda protocolar. Siete días atrás, la candidata presidencial del trabalhismo para los comicios del 2014 comandó la entrega de medallas y otorgó la copa del campeón al seleccionado teutón. Apenas 48 horas después, la ex ministra estrella del ex presidente Lula Da Silva estaba recibiendo a sus pares del Brics en la tórrida y nordestina ciudad de Fortaleza. En el plano futbolístico, Rousseff y sus compatriotas no tuvieron, claro está, el certamen esperado. Pero, siguiendo el atinado análisis de Sader, la jefa de Estado brasileña encontró su revancha, en este caso política, al poder mostrarse al mundo como el articulador de dos herramientas institucionales poderosas de los países emergentes. El peso de la unilateralidad norteamericana en el sistema global, lentamente, se va horadando. Dicha transición en el tablero internacional está expresada en múltiples foros, instituciones y grupos de acción política: Celac, G77, Unasur, Brics. Como suelen remarcar varios especialistas en relaciones internacionales, el nuevo orden global en ascenso parece una sopa de letras. En ese sentido, la Unasur y el Brics, distintos pero equivalentes de forma simultanea en su perfil de inserción internacional, tienen un denominador en común y empieza con B larga. Por eso, es natural que Brasil haya sido el coordinador de la primera alta cita de dos espacios políticos que ansían poner el mundo patas para arriba.
En principio, Unasur llegó a su primera cumbre face to face con el Brics con ciertos problemas domésticos irresueltos. Por ejemplo, el nombramiento de su futuro Secretario General sigue vacante desde hace mucho tiempo. El edificio Néstor Kirchner, futura sede principal de la Unasur en las afueras de Quito, será una nave moderna, inteligente e incluirá jardines verticales y espejos de agua como principales atractivos estéticos de un megapredio institucional de más de veinte mil metros cuadrados. Sin embargo, si hoy fuese la inauguración oficial del centro administrativo del bloque regional –prevista para octubre de este año–, no habría ninguna persona designada para ocupar la oficina destinada para el secretario general del organismo. En ese sentido, si se adelantara el corte de cintas para mostrar a toda Suramérica el coloso de cinco pisos que demandó 35 millones de dólares de inversión, seguramente se verá champagne y masas finas para todos los invitados especiales, también es previsible que haya muchas fotos del presidente ecuatoriano Rafael Correa como responsable político en la ejecución del proyecto, pero también existirá una inocultable silla vacía. En concreto, el puesto político más importante del organismo suramericano, posición de mando que fue estrenada por el ex presidente Néstor Kirchner, permanece acéfalo desde hace casi un año por falta de consenso entre los países miembro. Y no hay plan de obra maestra que pueda camuflar ese hecho.
Evidentemente, el reciente lanzamiento de la iniciativa pro libre mercado y pro norteamericana Alianza del Pacífico (que reúne a México, Chile, Colombia y Perú), la asunción presidencial del magnate paraguayo Horacio Cartes y las tensiones comerciales y diplomáticas en el Mercosur fortalecen al eje antiprogresista regional y su intención de devaluar una institución que fue clave para superar, por ejemplo, los intentos de secesión territorial en Bolivia en el año 2008 y la alzada castrense contra Correa en el año 2010. En términos más sintéticos, la relación de fuerzas políticas interestatales se modificó hacia el interior del Cono Sur. Si a principios del siglo XXI, con las victorias electorales de Hugo Chávez en Venezuela, Lula Da Silva en Brasil, Kirchner en Argentina, el Frente Amplio en Uruguay, y más tarde Correa en Ecuador más Evo Morales en Bolivia, los vientos de la región soplaban hacia la izquierda; hoy puede afirmarse que el péndulo político sudamericano comenzó a desplazarse hacia el otro lado. El Partido Colorado retornó al poder en Asunción, el presidente peruano Ollanta Humala cambió de vereda y hoy juega en el equipo del chileno Sebastián Piñera y del colombiano Juan Manuel Santos; además, de los tres protagonistas centrales del proceso de integración (Chávez-Lula-Kirchner), dos están fallecidos y el restante tiene un liderazgo político continental más atenuado. Es indudable que la Patria Grande modelo 2014 perdió rating, estatura y color en la agenda gubernamental de los países suramericanos. La indefinición del nuevo secretario general de la Unasur, por lo tanto, es parte sustancial de esta nueva trama política.
Además, en paralelo al empantanamiento a la hora de conseguir grandes consensos continentales, la Unasur no logra concretar fuertes iniciativas económicas concordantes como la del Banco del Sur. Por ese motivo, el poderoso músculo económico del Brics –que anunció en Fortaleza la puesta en marcha de una suerte de Banco de Desarrollo mundial propio para competirle en los próximos años a los organismos internacionales de crédito– y su descontado auxilio al organismo regional sudamericano en proyectos de infraestructura –por supuesto, coincidentes con las megainversiones chinas en el aérea de hidrocarburos o energéticas– podría resignificar el popular aforismo popular de la siguiente manera: “billetera mata integración”.
En ese sentido, la Unasur ha cosechado fuertes triunfos políticos, consolidó como valor inexpugnable la gobernabilidad democrática y consiguió hacer retroceder intentos de putsch políticos en el arco andino –aunque no pudo evitar el juicio parlamentario al presidente paraguayo Fernando Lugo–; además, la autonomía en el plano de las políticas de defensa frente al Comando Sur norteamericano tuvo un paso significativo al ejecutarse el Consejo de Defensa Sudamericano y la recientemente creada Escuela Sudamericana de Defensa. Pero, muchos politólogos y think tanks regionales recalcan que la Unasur posee, aún, un grado bajo de institucionalidad y un excesivo voluntarismo presidencial. Ante determinado shock político o financiero –intento de golpe de Estado o financiero, como el que enfrenta por estos días a la Argentina con los fondos buitre–, los jefes de Estado sudamericanos reaccionan con premura. Los cancilleres regionales pueden organizar en cuestión de horas una cumbre de emergencia para blindar al Cono Sur contra las ofensivas desestabilizadoras. Pero, ¿qué pasaría si el eje bolivariano y el kirchnerismo –la izquierda carnívora en cierta literatura regional– no estuvieran al frente de cuatro Ejecutivos sudamericanos? En ese sentido, mientras la Unasur no traduzca en organismos y canales permanentes sus coincidencias políticas, muchos de sus pasos dependerán del humor de los gobernantes de turno.
Dichas falencias del bloque regional, que pueden ser tomadas como una oportunidad a ser reparadas en el plano de la convergencia con los países Brics, fue analizada con mucha inteligencia en un artículo publicado en la edición local delLe Monde Diplomatique firmado por el profesor portugués Andrés Malamud. “¿Usted sabe como se dice Comunidad Sudamericana de Naciones en inglés? El interpelado, un dirigente alemán de una fundación partidaria, aceptó el juego y respondió que no. El académico chileno se respondió entonces a sí mismo: bullshit. Corría el año 2005 y ninguno podía imaginar que, al poco tiempo, el interrogador sería designado ministro de Relaciones Exteriores de su país y el objeto de la conversación cambiaría de nombre a Unión de Naciones Sudamericanas. El discurso público suele ignorar la opinión que albergan los chilenos sobre la integración latinoamericana, peo quien los conoce sabe lo que piensan: que tienen una linda casa en un mal barrio”, advierte Andrés Malamud en una pieza titulada “¿Triunfará la Patria Grande?- Hiperactivismo político sin integración” y, unos párrafos más adelante, Malamud también advierte que: “La integración monetaria también avanza en la región pero no en la dirección sugerida por proyectos emancipatorios como el Sucre (Sistema Unitario de Compensación Regional): mientras Ecuador, El Salvador y Panamá tienen como moneda nacional al dólar estadounidense, otros seis miembros de la Celac comparten el dólar del Caribe Oriental. Entretanto, Argentina y Uruguay resuelven sus cuitas en la Corte Internacional de la Haya, mientras que Bolivia y Chile, ambos miembros de la Unasur y la Celac y asociados al Mercosur, no mantienen relaciones diplomáticas desde hace 36 años”.
Durante esta semana el Brics fue, nuevamente, presentado al mundo con el formato de sus apabullantes estadísticas internas. Ya sea en población, PBI o porción del territorio global, el Brics parece tener el peso de un elefante. Pero, muchas veces, el tamaño puede ser engañoso y no tan importante en la geopolítica. Brasil, Rusia, India, China y el socio más joven, Sudáfrica, dieron luz a una herramienta grandilocuente pero aún, siguiendo la letra de la ideología maoísta, están lejos de golpear con un solo puño en el tablero internacional. India, por ejemplo, es un soldado pivote de la Casa Blanca en Asia para contener la influencia regional de Beijing. Nuestro vecino y gran hermano comercial del Mercosur, Brasil, no se muestra reacio a firmar un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, que posee el segundo papel principal dentro del elenco del bloque occidental, el supuesto enemigo acérrimo de los Brics en cierta prensa panfletaria. Moscú, por otro lado, sí está dispuesto a llevar su confrontación diplomática con el Departamento de Estado norteamericano más lejos pero dicha tensión tiene un anclaje territorial –el conflicto ucraniano y la expansión militar norteamericana en Europa del Este hacen colisionar inevitablemente los intereses de Vladimir Putin con la agenda exterior de Barack Obama–, pero no ideológico. En ese sentido, la reedición de la Guerra Fría puede servir como título periodístico pero es una premisa un poco desajustada a la hora de trazar un análisis de situación global.
El Brics es un espejo de la Unasur. Ambos bloques nacen en el nuevo siglo con la consigna de hacer más fuerte la multilateralidad global. Además, si bien con muchos matices, los dos espacios convergentes son críticos de la actual arquitectura mundial política y financiera. Sin embargo, el Brics posee una rareza en su historia. En su momento, el club Bric fue un producto de la consultora Goldman Sachs para alentar inversiones globales. Es más, una leyenda global afirma que Brasil sólo fue incorporado en el análisis porque, fonéticamente, se necesitaba una B larga para formar el marketinero nombre Bric, que podría traducirse como ladrillo. “Si bien ésta es una historia que nació en Londres, en Goldman Sachs, bajo Jim O’Neill, después fue reapropiada por los propios países involucrados y se resignificó completamente. Si hace 15 años alguien te decía Brasil, Rusia, India y China –que es como empezó todo, Sudáfrica se sumó después–, pensabas: países que no están en el mismo continente ni comparten la misma cultura. No es una agrupación intuitiva. Es como si hoy te dijeran Argentina, Bangladesh, Ucrania y Vietnam. Luego, Sudáfrica entró como una pieza de la expansión brasileña y china al continente africano. En el caso chino, para la extracción de materias primas y para tener un país como trampolín para África. En el caso de Brasil hay un interés geopolítico también. Abandonamos la geopolítica hace mucho, pero ahora vuelve. Si tomás Brasil, Sudáfrica e India, trazas un arco que va del Atlántico al Indico que geoeconómicamente es muy importante porque es una ruta marítima fundamental”, sintetiza con buen criterio Mariano Turzi, autor del recomendable libro Mundo Brics. Evidentemente, el Bric, con o sin S, se reinventó y encontró su lugar en el mundo. Quizás, la Unasur, luego de su primaveral era fundacional con el trío Chávez- Kirchner- Lula como conductores de la locomotora y su ya mencionado estancamiento político, necesite resignificarse y dar un salto político. Por lo pronto, quizás, la brisa cálida y la bella sincronicidad arquitectónica de Brasilia pudieron haber servido a los jefes de Estado de la Unasur como telón de fondo para recargar baterías y repensar el futuro común.

Argentina, socio externo Año 7. Edición número 322. Domingo 20 de Julio. de 2014 Por Eduardo J. Vior. Periodista americalatina@miradasalsur.com

Durante la reunión cumbre de los países del Brics se discutió mucho en los medios y entre especialistas sobre las características de la participación argentina en el encuentro y el estatuto de nuestra asociación al grupo. Algunos representantes gubernamentales crearon previamente la impresión de que Argentina sería invitada a la reunión de Fortaleza del martes 15 –la reunión cumbre del Brics propiamente dicha– y, cuando la presidenta Cristina Fernández recién viajó a la reunión conjunta Brics-Unasur-Celac en Brasilia el miércoles 16, los medios y voceros opositores se solazaron afirmando que nuestro país era tratado como “uno más” entre los demás estados de la región. La verdad parece más bien incluir elementos de una y otra perspectivas y no por eclecticismo.
En su habitual conferencia de prensa matutina, el jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich, aplaudió el martes 15 la decisión de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (Brics) de crear un banco de desarrollo propio en su sexta cumbre y remarcó que Argentina tiene un PIB “en valores corrientes calculado en moneda dólar superior a Sudáfrica, un ingreso per cápita solamente superado por Rusia y un Índice de Desarrollo Humano superior a todos los Brics”.
Al mismo tiempo, el presidente de la Confederación Nacional de Industria (CNI) de Brasil, Robson Braga de Andrade, dijo que Argentina no podría ingresar al grupo por no transmitir “seguridad jurídica” y no “caminar por una democracia plena”, una crítica curiosa, si se tienen en cuenta la corrupción y dependencia de muchos políticos brasileños de sus financiadores y las brutales represiones policiales a protestas sociales, en las favelas y cárceles.
Ya la presidenta Dilma Rousseff negó antes de la cumbre que el Brics tuviera planeado discutir el ingreso de nuevos miembros. Lo mismo declaró a continuación el ruso Vladimir Putin.
Algunos funcionarios argentinos cometieron un error comunicacional al difundir en las semanas previas a la cumbre la idea de que nuestro país estaba invitado a la reunión de Fortaleza y hasta que podría ser incluido ahora en el grupo de países emergentes. Corroboraron esta percepción declaraciones oficiales rusas y chinas que nos señalan como su socio estratégico en América del Sur. Órganos oficiosos de ambos países indicaron también la voluntad de sus líderes de integrar a nuestro país al Brics, aunque sin fijar nunca plazos.
Medios y periodistas cercanos al gobierno argentino sugirieron inclusive que el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) podría financiar en nuestras tierras grandes obras de infraestructura y hasta que el Acuerdo Contingente de Reservas (ACR) podría servir para paliar nuestros dolores financieros y cambiarios, aunque previamente a la reunión estaba claro que por ahora ambos organismos sólo financiarán a países miembro del grupo.
Miradas al Sur pudo constatar en conversaciones off the record con altos funcionarios argentinos que nuestro país nunca fue invitado a incorporarse al Brics. Si es así, se plantean dos preguntas: ¿qué quisieron decir los presidentes de los dos miembros más importantes de la asociación, cuando mencionaron a nuestro país como su socio estratégico en la región? ¿Carecían de fundamento las versiones de importantes medios oficiosos de dichos países que nos daban como futuros integrantes de la sociedad?
Tanto China como Rusia saben que no pueden implementar en la región sus estrategias (diferentes, pero convergentes) de descentralización del poder mundial sólo aliándose con Brasil, porque nuestro vecino desde siempre ha tenido una estrategia mundial ambivalente: como potencia atlántica media busca la asociación con Europa Occidental y Estados Unidos, mientras que como potencia sudamericana y de cara a África se erige en líder de América del Sur y la Lusofonía. Todavía esta última línea reconoce dos variantes políticas: en tanto el ex presidente Lula armó dentro del subcontinente una alianza policéntrica con Argentina y Venezuela que permitió a Brasil conducir Sudamérica sin ser percibido como hegemonista, el gobierno de Dilma retomó en este aspecto la línea anterior de perfilarse solo y arrastrar el carro continental. Esta política está interrelacionada con los conflictos comerciales con Argentina. Su resultado es la parálisis del proceso integracionista y del Banco del Sur.
La alianza electoral con la derecha fuerza al PT a endurecer posiciones ante Buenos Aires. Brasil no admite hoy compartir poltrona en la mesa del poder mundial. Si el próximo 1° de enero Dilma reasume como presidenta de Brasil y Argentina la recibe con un paquete de acuerdos con los más grandes y los más chicos, quizás se avenga a un trato más equitativo. Por ahora podemos ser socio externo del Brics y sacar provecho. Asociarnos al grupo es una decisión estratégica de largo aliento que demanda esfuerzo y constancia. No se la puede encarar desde la angustia del momento actual, pero vale la pena, porque bien aprovechada puede ser la vía para superar la restricción externa de nuestra economía y mejorar nuestra posición negociadora.

Putin y Xi hicieron más que negocios

Año 7. Edición número 322. Domingo 20 de Julio. de 2014
En sus viajes por América latina, el presidente ruso Vladimir Putin y su homólogo chino Xi Jinping cerraron suculentos acuerdos económicos, pero más allá de los negocios ambos aprovecharon la debilidad actual de los procesos latinoamericanos de integración, para posicionarse estratégicamente y comenzar a disputar a Estados Unidos la hegemonía sobre el continente.
Rusia elude el bloqueo occidental. Al terminar en Brasilia su gira por Cuba, Nicaragua, Argentina y Brasil el pasado miércoles 16, el presidente ruso Vladímir Putin declaró a la agencia Ria-Novosti que Rusia debe recuperar su presencia en América latina. La gira latinoamericana de Putin se inició el pasado 11 de julio y concluyó el miércoles pasado. En Brasil, el presidente asistió a la cumbre del grupo Brics y mantuvo sendos encuentros con sus homólogos de Venezuela, Bolivia y Uruguay. Aunque analistas occidentales vincularon la gira con las nuevas sanciones económicas finalmente adoptadas por la Unión Europea el pasado miércoles 16, este viaje debe verse desde una perspectiva más amplia, ya que América latina es más importante para el reequilibramiento del poder mundial que por razones económicas.
Durante su visita a Cuba, ambos países relanzaron su cooperación estratégica, incluida la militar. Las fuerzas armadas de ambos países han sido fuertes impulsoras de este relanzamiento que protege la seguridad de Cuba y devuelve al Kremlin al Caribe.
Por su parte, Brasil y Rusia firmaron el pasado día 15 un acuerdo sobre la cooperación a largo plazo en el ámbito de información y telecomunicación. El documento fue firmado por la rusa Sonda Technologies y la brasileña Sanepar. Sanepar, especializada en servicios de tratamiento y suministro de agua, y Sonda Technologies, que se ocupa de sistemas de identificación biométrica, acordaron compartir tecnologías de la información y biométricas, así como proyectos de inversión y la formación conjunta de profesionales.
Al mismo tiempo, la constructora Camargo Correa y la empresa Rusatom Overseas, que integra el grupo Rosatom, firmaron un convenio para construir un nuevo depósito de combustible usado en la central nuclear de Angra y nuevos reactores en otras plantas de energía atómica.
También en Buenos Aires, Argentina y Rusia suscribieron un nuevo acuerdo intergubernamental sobre el uso pacífico de la energía nuclear. En ese contexto, la empresa Rosatom participa en una licitación para construir la central nuclear Atucha III. El pasado sábado, 12 los presidentes de Argentina y Rusia acompañaron la firma de tres acuerdos entre los ministerios de Justicia y el acuerdo intergubernamental entre la CoNEA y la empresa atómica rusa Rosatom que ya está calificada para la construcción de Atucha III.
Por su parte, la compañía rusa Inter RAO planea construir la central hidroeléctrica Chiuido I, Power Machines ha firmado un contrato de suministro de turbinas para la central hidroeléctrica Punta Negra por valor de 19 millones de dólares y también se está preparando un proyecto de suministro de maquinaria para el complejo de centrales patagónicas. Además, Gazprom y la compañía argentina YPF siguen negociando el posible desarrollo conjunto del yacimiento de Vaca Muerta.
“Estamos dispuestos a ampliar nuestra cooperación en otros sectores relacionados con las altas tecnologías, señaló Putin, y esperamos que Argentina apruebe la instalación de una estación de recopilación de mediciones del sistema Glonass en el país.” En las negociaciones se acordó asimismo el suministro de helicópteros y aviones de transporte militares para investigaciones conjuntas en la Antártida.
China incorpora la región a su estrategia mundial. Entre tanto, la actual gira del presidente chino, Xi Jinping, que incluye Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba, muestra el ritmo de la relación entre China y América latina. Brasil, la primera escala del viaje, se ha convertido en el mayor socio comercial de China en América latina y entre las naciones del Brics, mientras que China es hoy el mayor socio comercial de Brasil. El comercio bilateral superó los 90.000 millones de dólares el año pasado, mientras que con Argentina el comercio bilateral pasó en 2013 de los 14.840 millones, un 100% más que en 2009. También entre China y Venezuela el intercambio de mercancías rebalsó los 19.240 millones de dólares en 2013.
Por último, China y Cuba han sostenido relaciones durante mucho tiempo, cooperando en energías renovables y agricultura. El comercio entre las dos naciones creció un 7,9 por ciento hasta 1.879 millones de dólares en 2013. China es el segundo mayor socio comercial de Cuba, mientras que Cuba es el mayor socio comercial de China en el Caribe.
Las economías de China y América latina son complementarias y esta tendencia puede reforzarse por la planeada urbanización de China al 60% del total de la población hasta el año 2020, lo que implica que 100 millones de personas más vivirán en ciudades. Con esta finalidad se ha planeado invertir 6,8 billones de dólares en infraestructura urbana.
Esta segunda gira del presidente Xi por el continente trasmite un mensaje triple. En primer lugar se reafirma la importancia estratégica de la región para la diplomacia china. En segundo lugar se realza su compromiso con el desarrollo de las infraestructuras y la transformación cualitativa del comercio bilateral, para equilibrar las asimetrías actuales y superar la reprimarizacion de las exportaciones. En tercer lugar, Beijing comparte con algunos países de la zona un gran interés por la reducción de la influencia de Estados Unidos para conformar un orden mundial multipolar. No obstante, los observadores coinciden en que, para sacar provecho de esta estrategia china, América latina debe reactivar sus procesos de integración y coordinar esfuerzos.
Tanto China como Rusia son aliados de la región y su capacidad para transformar su realidad actual no es menor, pero materializarlo exige voluntad política, enfoques e instrumentos que equilibren los intereses de ambos actores. Estos viajes han sentado importantes bases para ello.