lunes, 30 de diciembre de 2013

“La política de Memoria debe ser pensada con vocación de amplitud y expansión”

Dialogamos con Eduardo Jozami, director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, sobre las políticas de memoria llevadas a cabo en estos últimos 10 años - sus limitaciones, sus avances, sus apuestas a futuro- y sobre los problemas que supone representar “el horror”. http://www.embajada-argentina.org.py/ Por Mariela Genovesi APU: En estos últimos 10 años asistimos a un creciente proceso de institucionalización y formulación de políticas de la memoria. En relación a eso ¿Qué se puede decir acerca de lo logrado y de lo que aún resta conseguir? Eduardo Jozami: Creo que lo más importante es la decisión política que tuvo el gobierno de reivindicar la experiencia de las luchas de los años ‘70 e instalar las políticas de memoria y justicia partiendo de los juicios y la recuperación de los sitios. Después, son muchos los temas que se pueden profundizar en la perspectiva de la memoria, pero ahí, ya no creo que sea una responsabilidad exclusiva del gobierno que hizo sólo lo que podía hacer, es decir, impulsar la renovación de la Corte Suprema, impulsar la anulación de las leyes de impunidad, recuperar espacios como la ESMA. Por supuesto que el gobierno lo hizo aprovechando y continuando la experiencia de lucha de los derechos humanos y de todo el movimiento que enfrentaba las leyes de impunidad, pero después, me parece que hay una interacción necesaria entre el gobierno, la sociedad y distintos sectores populares. Y desde ese lugar, gubernamentalmente se ha actuando bien al haber impulsado esas medidas promoviendo, al mismo tiempo, el clima político y cultural para posibilitar su desarrollo. Cada vez hay más sitios de memoria, los juicios avanzan, el 24 de marzo del ’76 está instalado como tema en las escuelas. Pero la que actúa no es sólo la política del gobierno, la colaboración y la intervención debe partir también de los actores que participan en esos espacios. Hacia ese tipo de responsabilidad ciudadana es que se debería avanzar. Ahora hay una respuesta social bastante más amplia y que tiende a ser diversa y hasta polémica a veces. Estamos muy unidos y muy firmes en cuanto a la condena de la dictadura, a la reivindicación de la lucha popular de los años ‘70 pero hay miradas diferentes respecto de algunas cosas y eso enriquece el debate. APU: ¿Qué miradas o intervenciones diferentes han surgido? EJ: Algo que ha surgido con más fuerza es la participación juvenil desde la creación de la agrupación H.I.J.O.S en el 95/96 porque al movimiento de DD.HH. le han dado una dinámica especial, formas como los escraches que difícilmente se le hubieran ocurrido a la generación mayor. La incorporación del predio de la ESMA también ha dado una dinámica a las actividades. Esto no es sólo una cuestión de diálogo entre generaciones pero en buena medida también –como siempre me gusta decir- la política de DD.HH. y la política de Memoria, Verdad y Justicia es una apuesta a futuro si podemos pensar que vino para quedarse y que no puede caer en el 2015. Desde ese lugar, el relevo que ha significado la incorporación de la agrupación H.I.J.O.S. y de las juventudes políticas ha sido muy significativa. Se introducen visiones distintas que todavía no me atrevería a decir en qué son distintas, pero creo que hay un clima de renovación en cuanto a la mirada sobre la dictadura y sobre los ‘70. APU: ¿En qué consiste esa renovación? ¿Dónde se observa con mayor detenimiento? EJ: Creo que aún consiste más en una voluntad de renovación que en ésta en sí misma. Eso es lo que quiero marcar. Por ejemplo, H.I.J.O.S. ha venido a este predio y lo ha revolucionado con su sola presencia haciendo cosas interesantes, como los murales de los desaparecidos y otras iniciativas artísticas introduciendo formas de discusión política y convocatorias a organizaciones sociales. Esta nueva participación enriquece un poco la discusión, pero es un fenómeno relativamente reciente como para que uno pueda verlo claramente. APU: ¿Hacia dónde cree que falta avanzar? EJ: Creo que en lo que falta avanzar –no porque no se esté haciendo sino porque falta- es en la tarea de hacer que este predio sea un patrimonio de sectores más amplios de la sociedad. Y aquí hay dos problemas que tenemos que resolver. Por un lado, se vive en la Argentina un clima de polarización política muy fuerte que genera alineamientos muy rígidos a favor o en contra del Gobierno. Esto impide quizás, llegar con el mensaje que tiene que ver con estas políticas a sectores más amplios de la sociedad. Pero de todos modos, no creo que está sea la mayor de las dificultades porque el cambio en este campo es demasiado contundente en relación a la situación anterior al 2003 como para que, en general, sea difícil no reconocerlo o aceptarlo, salvo partiendo de gente que tiene posiciones muy contrarias o muy reaccionarias. El problema principal, creo yo, radica en que aún persiste un sector de la sociedad relativamente pasivo. Seguramente, si uno hace una encuesta sobre si está bien que Videla esté preso, ese grupo va a contestar que sí, pero no se siente especialmente convocado al 24 de marzo, a las movilizaciones de DD.HH, a seguir los juicios. Me parece que nuestra tarea es hacer que esto se fortalezca cada vez más, ampliando la convocatoria. En ese sentido, y desde este espacio en particular, al principio temía que cayéramos en la trampa de actuar muy al interior del movimiento de DD.HH. y entre “conocidos”, por eso siempre decía: “Tenemos que cruzar la Avenida del Libertador y ver qué pasa con la gente de este barrio y qué pasa con otra gente que no viene acá”. Creo que esa tarea es fundamental porque tenemos que romper esa indiferencia. APU: Ese cerco EJ: Claro. En nuestro caso, el hecho de que haya actividades como la música, el teatro, las muestras, el cine, seguramente llevó a que mucha gente se animara a venir , que, si esto hubiera sido simplemente el museo de la ex-ESMA, quizás no. Incluso uno observa que la gente que viene, en algunos casos después se queda, ve otras muestras que están más directamente ligadas a recordar lo que pasó, se interesa, a veces nos encontramos con gente llorando, gente que deja mensajes, que se ha ido conmovida. De mil maneras tenemos que tratar de armar un espacio abierto –no sólo este sino todos los sitios de Memoria- porque la política de Memoria debe estar pensada con esa vocación de amplitud y expansión. APU: En esta apuesta a la extrapolación, a salir del espacio y darse a la sociedad para atraerla ¿Qué área podría cumplir un lugar fundamental? EJ: La educación y los medios. Creo que los juicios no se han aprovechado en toda su dimensión en los medios. Lo que se escucha y lo que sucede en los juicios realmente podría tener un impacto muy fuerte en la sociedad. Lo está teniendo pero de manera limitada, dos páginas de Página/12, de Tiempo Argentino, Radio Nacional o algunos programas, pero en el aprovechamiento de los juicios y en la discusión a partir de ellos se podría hacer mucho más. En cuanto al sistema educativo creo que lo que se está haciendo es muy importante. En el Conti, particularmente, las convocatorias a los ciclos de “jóvenes y memoria” son cada vez más concurridas. Pero a la vez se observa una gran participación de actores inmersos en el sistema educativo en otros espacios o situaciones. La gente de SUTEBA, por ejemplo, fue a los juicios con alumnos, justamente en estos días estamos sacando un folleto junto con ellos referido a esa actividad. APU: De hecho, en el Haroldo Conti hay un área especial llamada “Educación para la Memoria”. EJ: Sí que trabaja con los docentes y con los talleres para el aula y trabaja también con alumnos. APU: Y justamente, desde esa área ¿No pensaron en cómo llegar a toda la sociedad sin limitarse al ámbito de la escuela, de los alumnos y los docentes? EJ: Quizás esa no es tanto la tarea del área de educación, sino una tarea de todos. Toda la actividad del centro tiene una atención necesaria entre cierta exigencia en cuanto al nivel de las actividades artísticas, en cuanto a la rigurosidad de las cosas que se discuten o lo que se publica y al mismo tiempo la necesidad de llegar a sectores más amplios. Tratamos de combinar esas dos cosas y nos parece que hay que profundizar ese camino. APU: Y ahora aprovechando que en el espacio está el Polo Audiovisual donde funcionan Paka-Paka, Encuentro ¿Hay algún vínculo con ellos? EJ: Sí, en nuestro caso, en el Centro Haroldo Conti tenemos convenio con Encuentro y ya estamos haciendo cosas en común. Estamos haciendo un ciclo de entrevistas en común y estamos trabajando en un audiovisual sobre la vida de Haroldo Conti, pero además, hay una serie de proyectos para seguir trabajando. La representación del pasado APU: ¿Qué representaciones del pasado se han hecho y qué representaciones faltan abordar? EJ: “Representación” es un concepto complicado, sobre todo en el terreno de la imagen y del arte, pero incluso, de lo político. Es una discusión abierta acerca de si hay una manera de representar el horror, de poder representar la dictadura. Un tema inagotable en el que cada uno se inspira como le parece pero que es, sin dudas, un punto de partida. En términos generales, dentro del espacio que impulsa a las Políticas de Memoria y DDHH no se avanzó todo lo deseable en la lectura de lo ocurrido en la historia reciente de Argentina. Esto, insisto, no es una tarea del gobierno. No es que el gobierno tiene que crear un instituto sobre la historia reciente para definir una política. El gobierno lo mejor que está haciendo es estimular que estas cosas se hagan. Me parece que todavía falta una vocación por profundizar el análisis, por ejemplo, ¿cómo fue posible que en menos de tres años, ese movimiento triunfante del 25 de mayo del ‘73 fuera desalojado del poder sin demasiado problema? Y aquí se tiene que pensar cómo jugó la crisis del peronismo, qué visión se tenía del Movimiento Obrero, de la lucha armada. Creo que esta es una discusión para todos pero para nosotros también, que en una época lo vivimos como si tuviéramos que rendir cuentas a la sociedad, en qué nos equivocamos, en qué no. Por un lado había cierta vocación intelectual en profundizar la cosa pero al mismo tiempo cierta actitud política–por lo menos en lo que se refiere a mí- de decir, tampoco hay que pedir disculpas, porque esa fue una lucha con sus razones. Ahora estamos en condiciones de mirar las cosas de otra manera, pero todavía uno ve que las lecturas que se hacen del período previo al ‘76 resultan ser un poco simplistas. La dificultad es también que la pluralidad de miradas es bastante notable en ese sentido y ese es un tema que también tenemos que resolver en los espacios de memoria. Personalmente, me gustaría una visión que profundizase lo que pasó antes del ‘76. Pero yo no estoy tan seguro de que todos estemos de acuerdo respecto a eso. Entonces, ¿cómo hacemos para que pueda darse un sano debate sobre la historia reciente y al mismo tiempo, que eso no sea un impedimento para avanzar en las tareas que este lugar como espacio de memoria necesariamente requiere? Las formas de recordar a los compañeros desaparecidos, avanzar en todo el proyecto museístico, requiere cierta problematización entre la necesidad de tener una mirada común y a la vez, querer profundizar cualquier análisis, discusión o estudio que supone la emergencia de miradas diversas. Generalmente los que tenían una cierta explicación de lo que había pasado en el año ‘76, hoy siguen teniendo otras parecidas. El kirchnerismo ha servido porque cada vez que el Movimiento Popular en argentina tiene un momento de auge, la convocatoria mezcla mucho las aguas. De pronto hay mucha gente que hoy entiende más el peronismo que hace 30 años atrás. Me parece que todavía estamos viendo esto que, insisto, no se hace ni desde un único lugar, ni desde el Gobierno, ni se puede resolver con programas. Es un poco alentar una mirada más de reflexión, de debate, de profundización respecto a lo ocurrido con la tranquilidad y la seguridad que da el momento que estamos viviendo. APU: En ese sentido ¿Es posible pasar de la figura del desaparecido dentro del contexto de la dictadura cívico-militar a la del desaparecido dentro del contexto de ese período previo al ’76, de compromiso con las ideas militantes, con la lucha armada? Estoy pensando en “La voluntad”, como un libro de historia que debiera difundirse, leerse para hacer quizás, ese corrimiento e ir hacia esa lectura, revisión, reflexión sobre lo que pasó. EJ: Creo que ya hemos pasado –relativamente- la etapa en la que se hablaba de los desaparecidos como si fueran simplemente víctimas casuales: “¡Qué barbaridad lo que le pasó a este muchacho!”. Ahora sabemos que durante la dictadura la represión fue muy amplia. Indiscriminada en cierto sentido y que llegó a mucha gente pero que el núcleo de esa política era terminar con los sectores más organizados y combativos de la sociedad y que los desaparecidos eran, en su gran mayoría, militantes. Creo que eso está, hoy, bastante más claro. Lo que pasa es que –esto tiene que ver con lo que hablábamos antes- hay que poder contar claramente las historias de vida que, en su momento, no se contaron. Acá se está haciendo un trabajo entre varios de los organismos que estamos en el predio sobre la recuperación de historias de vida de los militantes, me parece que eso se va a seguir haciendo y es importante. Lo que también hay que redefinir es –y no es casual que hablemos de los H.I.J.O.S.-: si ellos en muchos casos dicen: “Vamos a continuar la lucha de nuestros padres”. Eso es, por un lado, el conocimiento del pasado, cuál fue esa lucha pero, por otro lado, una reflexión sobre el presente. Cuando uno dice: “voy a continuar la lucha” no necesariamente dice: “voy a hacer lo mismo”, mis padres pelearon por un país más justo, cómo se hace eso en la Argentina de hoy. Me parece que eso avanza por el lado de los Derechos Humanos, por el lado de la política también y creo que tenemos que hacer el esfuerzo de no simplificar una cuestión que es bueno que se discuta, que se profundice y que se conozca lo que pasó. Que los mayores, ubicados en nuestra experiencia histórica, sepamos que no tenemos que enseñarle nada a nadie y que la generación más joven sepa que no puede prescindir de las experiencias que existieron en este país. Esta tarea también es una tarea de síntesis, todos tenemos que aportar y aprender. APU: ¿Cómo se hace? EJ: Hay varios debates planteados, primero, es un debate sobre el relato, es decir, hasta dónde se puede explicar todo lo que ha ocurrido y las causas de la dictadura y al mismo tiempo con un consenso amplio de todo. Creo que hay algunas concepciones ingenuas que piensan que si analizamos todo con tranquilidad, con criterio y rigor, vamos a terminar poniéndonos de acuerdo, yo creo que no, porque las diferencias políticas no se aclaran como las cuestiones científicas o llegando al punto donde las opiniones necesariamente coinciden. Creo que hay que defender ciertos núcleos que son fundamentales que reflejan cómo fue el proceso y al mismo tiempo tener una amplitud porque los desaparecidos son todos, no sólo los desaparecidos de un sector de clase. Después hay discusiones, como se han planteado en todos los lugares del mundo, acerca de cómo representar. Me parece que hay que eludir todo lo que sea una “mostración del horror” que pueda ser paralizante o terrorífica, como mostrar los instrumentos de tortura, porque son cuestiones que quizás no son necesarias. APU: ¿Por qué? EJ: Porque a veces la imaginación supera todo lo que pueda mostrarse, de pronto uno piensa cosas peores que lo que un instrumento de tortura pueda llegar a mostrar o sugerir. Acá lo importante es que la gente que venga a este lugar, salga pensando que esto fue una tremenda crueldad pero que al mismo tiempo se vayan con una idea de que hubo gente que dio la vida, que intentaron seguir resistiendo hasta cuándo fueron torturados. Me parece que hay otras cosas que se pueden mostrar o evocar de alguna manera y que no son necesariamente las del sufrimiento. APU: ¿Y si quizás eso es necesario para los que no lo pueden ver, no lo pueden pensar o no lo quieren creer? EJ: No es que no se dice que la gente era torturada, incluso hay testimonios de los propios sobrevivientes que cuentan cómo vivían. Lo que creo, es que hay que ser sobrios con las imágenes, porque son las que definen lo que nosotros queremos mostrar, con qué imagen queremos que se vaya la gente. APU: Quizás eso deba pensarse también como una herencia de los organismos de familiares que no han hecho foco en eso, sino en expresiones artísticas más amplias. EJ: Claro, y el arte, además, cumplió un poco esa función. Hay cosas que se sugieren que no implican simplemente mostrar todo lo peor que ocurrió. Nosotros expusimos acá y en muchos otros lugares la muestra de Gustavo Germano “Ausencias”. Por ejemplo, una de las fotos que integra la muestra, retrata a una familia, donde está el padre y los tres hijos; y luego, aparece una segunda foto tomada en el mismo lugar pero 30 años después, donde está el padre y un hijo, faltan los otros dos. Esto, esta ausencia plasmada, posee una fuerza mucho mayor que si estuvieras viendo una foto donde se los están llevando. APU: Claro, es que ahí aparece el problema de la representación, qué se hace visible, qué no; si el horror de la imagen es necesario o no. Problemas que la imagen no soluciona, sino que expone al ser difundida, creada. EJ: Sí, y esto nos lleva a discusiones donde hay muchos que sostienen “no se puede representar el horror de cualquier manera”. La cual no es mi postura, porque creo que desde el punto artístico, literario se puede representar de mil maneras. Si uno quiere hacer una historieta con Auschwitz, por más de que sea el hecho más tremendo, horrible, horroroso, se puede hacer una historieta. Entonces, no es el rechazo total por las imágenes, como hubo en su momento con las fotos de Auschwitz, sino un criterio más político de lo que se quiere mostrar y por qué. Yo prefiero una cierta sobriedad que te estimule a pensar, a recomponer todo lo que falta ahí, que un exceso de información que sigue siendo siempre limitado, porque el horror no lo mostrás ni torturando a alguien delante del público. En esa opción, yo me inclino por la primera, pero es un tema que también se seguirá discutiendo.

"En medio de la crisis llegamos a tener 2500 planes sociales"

Manuel Flores es militante de la agrupación 26 de Julio y es el referente de una cooperativa que se ocupa de la limpieza del arroyo Morales, que rodea a Nicole. La limpieza se vuelve fundamental para evitar inundaciones, como la que ocurrió el año pasado. Una historia que va de los planes Jefes y Jefas al Argentina Trabaja. Por J. Cornejo, E. de la Calle y C. Carbonelli AGENCIA PACO URONDO: ¿En el barrio tienen cooperativas del programa nacional Argentina Trabaja? Manuel Flores: Te cuento un poco nuestra historia. Nosotros en medio de la crisis (2001-2002) llegamos a tener 2500 planes sociales, Jefes y Jefas, principalmente, pero también otros. Siempre pensamos en esos planes como fueron diseñados desde el Estado. Es deci,r para realizar trabajos comunitarios. Armamos cuadrillas para reparar el barrio. Las herramientas las compramos entre los vecinos. Limpiamos el espacio verde, arreglamos las veredas, nuestras casas. Con esa misma lógica nos sumamos a Argentina Trabaja, siempre desde una óptica de generar empleo. AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué hacen las cooperativas en el barrio? MF: Nosotros estamos limpiando los canales aliviadores y el arroyo Morales, que bordea a Nicole. Es muy importante, teniendo en cuenta la fuerte inundación que tuvimos el año pasado, en octubre. Creemos que con esa limpieza vamos a poder minimizar bastante el impacto de una lluvia como la que tuvimos aquella vez. AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuántas cooperativas hay? MF: En el barrio hay tres cooperativas, de 60 personas cada una. Dos cooperativas son administradas por nuestra organización, la 26 de Julio. Una se ocupa de limpiar el arroyo, en un convenio con ACUMAR (ente nacional que se ocupa del saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo). Las otras cooperativas se ocupan del arreglo de calles, limpieza de espacios verdes. Por ejemplo, ahora se está terminando de pavimentar una de las calles principales del barrio. Es una gran obra para terminar este 2013. AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuánto cobran los cooperativistas? MF: Los compañeros cobran alrededor de 2000, otros 2400 pesos. Creemos que es poco. Ahora estamos realizando un petitorio para que mejoren los salarios. Y estamos pidiendo que las cooperativas que dependen del municipio tomen trabajadores del barrio.

"En medio de la crisis llegamos a tener 2500 planes sociales"

Manuel Flores es militante de la agrupación 26 de Julio y es el referente de una cooperativa que se ocupa de la limpieza del arroyo Morales, que rodea a Nicole. La limpieza se vuelve fundamental para evitar inundaciones, como la que ocurrió el año pasado. Una historia que va de los planes Jefes y Jefas al Argentina Trabaja. Por J. Cornejo, E. de la Calle y C. Carbonelli AGENCIA PACO URONDO: ¿En el barrio tienen cooperativas del programa nacional Argentina Trabaja? Manuel Flores: Te cuento un poco nuestra historia. Nosotros en medio de la crisis (2001-2002) llegamos a tener 2500 planes sociales, Jefes y Jefas, principalmente, pero también otros. Siempre pensamos en esos planes como fueron diseñados desde el Estado. Es deci,r para realizar trabajos comunitarios. Armamos cuadrillas para reparar el barrio. Las herramientas las compramos entre los vecinos. Limpiamos el espacio verde, arreglamos las veredas, nuestras casas. Con esa misma lógica nos sumamos a Argentina Trabaja, siempre desde una óptica de generar empleo. AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué hacen las cooperativas en el barrio? MF: Nosotros estamos limpiando los canales aliviadores y el arroyo Morales, que bordea a Nicole. Es muy importante, teniendo en cuenta la fuerte inundación que tuvimos el año pasado, en octubre. Creemos que con esa limpieza vamos a poder minimizar bastante el impacto de una lluvia como la que tuvimos aquella vez. AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuántas cooperativas hay? MF: En el barrio hay tres cooperativas, de 60 personas cada una. Dos cooperativas son administradas por nuestra organización, la 26 de Julio. Una se ocupa de limpiar el arroyo, en un convenio con ACUMAR (ente nacional que se ocupa del saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo). Las otras cooperativas se ocupan del arreglo de calles, limpieza de espacios verdes. Por ejemplo, ahora se está terminando de pavimentar una de las calles principales del barrio. Es una gran obra para terminar este 2013. AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuánto cobran los cooperativistas? MF: Los compañeros cobran alrededor de 2000, otros 2400 pesos. Creemos que es poco. Ahora estamos realizando un petitorio para que mejoren los salarios. Y estamos pidiendo que las cooperativas que dependen del municipio tomen trabajadores del barrio.

Salud: vivir al lado de un relleno de la CEAMSE

Entrevista con Lily Galeano, referente de la organización 26 de Julio, y con Rubén Alvarado, militante y promotor de salud del barrio. La lucha por la "salita de salud" y los "hijos muertos". Por J. Cornejo, E. de la Calle y C. Carbonelli AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué hace un promotor de salud? Rubén Alvarado: Me desempeño como promotor. Estoy en la organización desde 2002, cuando me enteré que se estaban capacitando promotores de salud. Ahora hay 10 promotores en el barrio. Nuestra principal tarea es la prevención. Siempre decimos que cuando se apaga la salita (que cierra a las 15), se prenden los promotores. Tratamos de ayudar en todo lo que podamos. AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es su tarea, específicamente? RA: Damos talleres, charlas, sobre diferentes temas vinculados con la prevención en salud. Después, en el día a día, damos una mano en todo: desde cambiar una curita hasta ayudar a un pibe que se cortó una pierna y necesita primeros auxilios. AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuáles son los principales problemas sanitarios? RA: Principalmente tenemos afecciones respiratorias. Estamos rodeados por la CEAMSE, los cables de alta tensión, los cementerios. Han aparecido chicos con sarpullidos. El aire y el agua está contaminados. Nosotros le echamos la culpa a la CEAMSE. Se han reunido con nosotros, nos mostraron videos, pero para mi es todo verso. Tenemos muy cerquita el relleno de González Catán. AGENCIA PACO URONDO: ¿No tiene una orden judicial en su contra que obliga a cerrarlo? RA: Tiene una orden hace como 5 años. Pero no está cerrado, recibe camiones todos los días. Nos prometieron muchas cosas pero no cumplieron nada. Esa es la principal problemática. AGENCIA PACO URONDO: ¿Desde cuándo tienen una sala de atención primaria en el barrio? Lily Galeano: En 1997 se nos muere un nene, el primer pibe que se nos murió. Murió electrocutado. Fue el primer corte que hicimos como vecinos de Nicole. Después tuvimos 10 hijos más que se nos murieron. La mayoría por enfermedades respiratorias. En ese contexto se arma la Comisión de Salud, que fue la primera organización del barrio. Estaba integrada por un vecino por manzana. Después, de ahí salieron los promotores de salud. En esos años pedíamos por la tierra, por la vivienda y también por la sala de salud. Que ya lleva 11 años. Se dio una gran dinámica con los promotores, los vecinos y la secretaría de salud municipal que se encarga de la sala. Se dieron muchos avances. Ahora tenemos un nebulizador por manzana. También acompañamos a las embarazadas para que se hagan los controles. AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es la articulación con el Estado, sea local, provincial o nacional? LG: Hay una secretaría de Salud mucho más presente. Igual falta mucho. Tenemos dos médicas clínicas, una pediatra, una ginecóloga, una enfermera. Es mucho pero no alcanza. En Nicole hay muchos chicos y las médicas no dan abasto. Atienden hasta 60 chicos en un día.

Centro de la Mujer: una herramienta contra la violencia de género

Entrevista con Cecilia Vergara y Verónica Rodríguez. Ambas son militantes de la organización 26 de Julio y se desempeñan en el Centro Popular de la Mujer, que funciona en Nicole en articulación con otros centros de La Matanza. Por J. Cornejo, E. de la Calle y C. Carbonelli AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo llegaron ustedes al Centro? Cecilia Vergara: Empecé en el Movimiento después de que me mataran a mi hermana en 2005, en Catamarca. La mató su expareja. Ahí empieza mi lucha contra la violencia de género. La mató y la enterró en un descampado. A raíz de toda esta historia me contacté con Lily y desde ese momento me desempeño en el Centro Popular. Hacemos talleres para las víctimas de la violencia. Tratamos con mujeres y con sus hijos. Verónica Rodríguez: Llego al centro hace 4 años por un tema de violencia. Mi hija fue violentada por su papá. Ella es menor. Yo vivía en Monte Grande. Hice la denuncia pero la atención que me dieron fue una falta de respeto. Me mudé a este barrio junto a mi pareja y ahí conocí el Centro. Primero asistí como víctima y después como operadora. AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué tareas realiza el Centro? VR: Trabaja una psicóloga y una trabajadora social. Ellas dan los talleres. Es un espacio para las mujeres, para que puedan contar lo que les pasa. Además las acompañamos cuando es necesario hacer una denuncia. CV: Formamos parte de la red “Construyendo ciudadanía”, que es una iniciativa del municipio, que articula todos los centros de La Matanza. Estamos en contacto con los juzgados donde las mujeres hacen denuncias de violencia. AGENCIA PACO URONDO: ¿Es una red municipal? CV: La red funciona desde 2007. La armamos entre diferentes organizaciones de La Matanza. La primera prueba piloto la llevamos adelante con la Secretaría de Derechos Humanos de Nación. Después conseguimos que se institucionalice en el municipio de La Matanza. Ahora el municipio paga el salario de las trabajadoras sociales. VR: Es una experiencia muy buena. Queremos ahora tener un refugio a donde las mujeres puedan ir después de hacer la denuncia. En Virrey del Pino hay tres, pero están colapsados. En el barrio no tenemos ninguno. CV: Los refugios están desbordados. Las mujeres hacen la denuncia pero después no tienen a donde ir. No pueden encarar otro proyecto de vida, porque no tienen condiciones edilicias ni económicas para salir de ese contexto de violencia. ¿A dónde te vas? ¿Cómo te mantenés? AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuántas mujeres vienen al Centro? VR: Acá vienen 10 mujeres. Muchas vienen con sus niños. Muchas mujeres vienen desesperadas, no quieren volver a sus casas. Muchas veces no sabés qué hacer. Porque el hombre violento puede venir acá a buscarla y se generan situaciones violentas. Son situaciones difíciles de manejar. Estamos viendo muchos casos de violencia, contra las mujeres y los chicos. CV: Las mujeres están desesperadas. Cuando van a las comisarías las tratan peor, le preguntan “y vos que hiciste para que te pegara”. Muchas preguntas que la mujer se hace antes de hacer la denuncia, se las vuelven a hacer en la comisaría y pasa que muchas mujeres desisten. Es una situación muy delicada. Los propios chicos sufren esa situación violenta. Todo el círculo familiar está contaminado. Los chicos no pueden entender cómo la mamá aguanta esa violencia.

Nicole, un barrio con historia (de lucha)

El asentamiento se creó en 1997 en La Matanza. En 66 manzanas viven 1500 familias. En un local de la organización 26 de Julio, que nació junto con el barrio, AGENCIA PACO URONDO charló con Lily Galeano, referente de la agrupación, y con sus compañeros de militancia. Dos décadas de organización y lucha. http://www.el1digital.com.ar/multimedia/ Salud: vivir al lado de la CEAMSE Centro de la Mujer: una herramienta contra la violencia de género Trabajo: de los planes Jefes y Jefas al Argentina Trabaja Por José Cornejo, Enrique de la Calle y Camilo Carboneli El asentamiento se creó en 1997 en predios de Virrey del Pino, en La Matanza (kilómetro 35 de la ruta 3). Allí se instalaron 100 familias que fueron reubicadas en el lugar después de dos tomas, una en Fiorito (Lanús) y otra en Ciudad Evita (Matanza). Su nombre da cuenta de las necesidades del naciente barrio: “ni colectivo, ni colegio”. Casi dos décadas después, al barrio lo recorre la línea 662, tiene dos escuelas (una primera y otra técnica), luz, red de agua potable (que no siempre tiene la presión suficiente), una sala sanitaria, un centro que atiende a víctimas de violencia de género. Las 10 mil personas que lo habitan saben que falta mucho. Como también, que la única manera de lograr lo que falta es con organización y lucha. No les queda otra. AGENCIA PACO URONDO recorrió el barrio Nicole junto a militantes de la organización 26 de Julio, que debe su nombre justamente a la fecha en que los vecinos ocuparon el predio. “Este es el primer asentamiento planificado de la provincia de Buenos Aires. Fue una iniciativa de la provincia con vecinos que fuimos relocalizados de otras tomas. Estamos hablando de los 90, de un contexto de políticas neoliberales”, describe Lily Galeano, referente de la agrupación. En el local de la organización, acompañan a Lily Cecilia Vergara y Verónica Rodríguez (trabajan en el Centro Popular de la Mujer), el promotor de salud Rubén Alvarado y Manuel Flores, que integra una cooperativa que está limpiando el arroyo Morales. Narran sus experiencias que dan cuenta de 17 años de lucha. En el barrio viven ahora 1700 familias (alrededor de 10 mil personas) en 66 manzanas. Ubicado sobre la ruta 3, está rodeado por la CEAMSE, tres cementerios, el arroyo Morales y unas torres de alta tensión. “Eran tierras de relleno. No había nada cuando llegamos. Eran tierras inundables”, recuerdan. Los hijos muertos A fines de 1997, murió en Nicole un chico electrocutado, a causa de la precaria instalación eléctrica que tenía el asentamiento en ese primer momento. Después, por diferentes motivos, todos vinculados con las necesidades del lugar, fallecieron otros 9 pibes más. “Son los hijos de Nicole que murieron”, evoca Lily. Esas muertes explican el primer intento de organización en el barrio: la comisión de Salud. “Uno de los primeros reclamos era por la vivienda, el trabajo y por la sala de atención primaria”, recuerdan los militantes. En 2002 se levantó la primera “salita”. Ahora, funciona con equipamiento que proviene del municipio de La Matanza y que incluye a 6 profesionales. “Nos faltan pediatras, los que están no dan abasto por la cantidad de pibes que tenemos. Hay días en los que atienden a 60 chicos”, señalan los vecinos. Ahora, una de las demandas sanitarias centrales tiene que ver con el relleno de la CEAMSE ubicado en González Catán, al lado del asentamiento. Según una orden judicial, debería estar cerrado por contaminación. “Todos los días entran muchos camiones. Tenemos el agua y el aire contaminados. Los días de calor viene un olor insoportable. Tenemos muchos pibes con sarpullidos”. Otro tema que golpea en el último tiempo a los pibes del barrio tiene que ver con las drogas y el alcohol. “Como toda barriada, tenemos problemas de seguridad. ¿Pero en qué sentido? Tenemos adicciones, paco, y no sólo paco. Esto atraviesa a todos los barrios populares. Hay una disputa fuerte por los territorios. Hay un doble poder, de gente que viene de afuera de los barrios a vender droga. La policía está ausente en ese sentido. Hay allanamientos pero pedimos más, no vemos que sirva”, aseguran. “Si luchás, te escuchan” “Nosotros venimos de la lucha de los 90, de los movimientos de desocupados. Cortamos la ruta, fuimos al municipio. Participamos de todas las luchas que se dio nuestro pueblo”, describle Lily Galeano. “En 2003 se inicia un proceso que nosotros esperábamos con ansiedad. Escuchamos con alegría y esperanza el discurso de Néstor Kirchner cuando asumió”, afirma. ¿Cuál es la relación con el Estado en sus diferentes instancias?, pregunta AGENCIA PACO URONDO. “Nosotros nos sentimos parte del proyecto nacional. Pero sabemos que falta y falta mucho. Nos sentimos escuchados, más por los ministerios nacionales. Ahora, en el último tiempo, también fuimos recibidos por el municipio de La Matanza. Pero tenemos en claro que para ser escuchado tenés que movilizarte y luchar”, responde la referente de la 26 de Julio. En septiembre pasado, se realizó un censo en Nicole que permitirá avanzar en una de las demandas centrales de los vecinos: la escrituración de sus propiedades. Además, se firmaron convenios para mejorar la red de agua potable (en muchas manzanas tiene baja presión) y dar los primeros pasos en la instalación de cloacas y gas de red. Durante dos horas los militantes (en su mayoría mujeres) relatan largas historias de lucha, personales y colectivas. Se nota en sus palabras que están orgullosos del camino realizado. “No nos conformamos, queremos que nuestra gente viva mucho mejor. Falta muchísimo en todos los aspectos. Tenemos que seguir organizándonos y luchando”, concluye Lily.

Cuña guazú

Un cuento de Marcos Mizzi Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra. Entonces la mujer de Lot miró atrás, y se volvió estatua de sal Génesis, 19: 24-26 -Este es el infierno, y el Diablo soy yo- había gritado mientras hundía un cuchillo en la pierna del soldado brasileño que intentó violarla. Ahora Madame Lynch llora en silencio mientras busca flores para las tumbas. Todo está perdido: Francisco, sus hijos, el Paraguay. Su vida. Adiós a la ilusión de un porvenir, los sueños de gloria. Quién hubiera dicho que el despertar era tan horrible, que todo iba a terminar así, espantando jejenes en medio de la calor, lavando en un arroyo el cadáver destrozado de su hijo Panchito. -¡Un paraguayo no se rinde ni nunca!- fueron las últimas palabras del muchacho antes de caer bajo el peso de los sablazos, mientras intentaba defenderla. Madame Lynch debe haberse desmayado en ese momento, porque lo siguiente que recuerda es al negro barbudo rasgándole el uniforme de mariscala. Cuando se irguió invocando la autoridad de la Reina de Inglaterra, el negro se revolcaba en el piso agarrándose la herida, y un oficial ordenó que la dejasen en paz. La dejaron llorar los muertos, cavar sus tumbas, consolar a los pocos heridos. Después la encadenaron para llevarla a Asunción. ¡Ah, la ciudad estaba irreconocible! ¡Qué sorpresa se llevaría cuando la viese! Ya no había pibitos jugando entre los puestos del mercado, viejos durmiendo en las hamacas. El río lleno de cañoneras, los viejos talleres eran montañas de escombros donde acampaban gauchos y negros heridos. Las mujeres estaban flacas de tanto hambre y llanto. ¡Tanto podía cambiar una ciudad en siete meses! Cuando tuvieron que entregarla al enemigo había sido terrible. Y lo peor vendría después: cabalgar día y noche, de pueblo en pueblo, con el ejército aliado pisándoles los talones, cada vez con menos comida, fusilando a la propia tropa por temor a las traiciones. Siempre hacia el norte, hacia el norte buscando… ¿buscando qué? ¿Qué buscaba Francisco huyendo así? ¿Qué buscaba ella cuando dejó los bailes de París para seguir a ese mariscal de ojos ardientes y palabras magnéticas que la trajo hacia un país en medio de selvas en el lejano sur? Madame Lynch se seca las lágrimas. Y mirando el arroyo, la orilla roja por la tierra y la sangre, cae en la cuenta: todo fue por amor. El amor de Francisco por su pueblo lo llevó a defenderlo como a un hijo, con fiereza y desesperación, hasta entregar la cordura y al fin la vida. El amor de Elsa Lynch por un hombre que le proponía un porvenir de gloria en un lugar paradisíaco la llevó a amar a un pueblo entero. El oficial brasileño le toca el hombro. Ya se preparan para partir. Madame Lynch mira la tumba de Panchito por última vez. Y cuando el oficial la empuja para que se apure, se sorprende a si misma gritando en guaraní, por primera vez en su vida hablando en guaraní sin tener que pensarlo antes: -¡Añaracopeguaré, brasileño!-. Marcos Mizzi Peronista y rosarigasino, nacido a fin de mes el mismo año en el que el mundo dejó de ser bipolar, cuando un peso se transformó en un dólar. Ve y ama; a veces pierde. Adora la teletransportación. Cree que a la larga ganaremos la guerra por la Independencia, y tiene la certeza de que formamos parte de algo más grande que nosotros mismos.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Como con bronca y junnado.

Ver por TN cómo miles de trabajadores y trabajadoras cruzan a pie el puente Alsina, a causa de un corte del mismo por damnificados por..cortes de energía, me dio bronca, escalofríos (sí a pesar de la calor) y tristeza. Un día laborable de 8 a 10 hs, el laburante viaja mal y peor (mínimo un par de horas mas), con temperaturas que rondan los 35 a 38 grados, en plenas fiestas, y verlo a pata yendo hacia otros bondis, en el impenetrable conurbano bonaerense, y además sin saber si en su barrio hay o no luz, da, insisto, para putear en varios idiomas. Sí ya lo se, los clasemedieros típicos hace años que nos vociferan que con este Estado parecemos casi Venezuela. Fundamentalmente por el cepo al dólar como dice BONELLI. PERO CULTURALMENTE PIENSAN ASI POR UN ESTADO QUE SE HACE PRESENTE ANTE LOS MAS NECESITADOS. "ESOS VAGOS DE LAS VILLAS QUE TIENEN LUZ Y NO LA PAGAN" COMO DIJO EN UN CORTE (FRENTE A TN SI PARA SU DELICIA) EN EL BARRIO DE VILLA CRESPO UNA VECINA CON UN CARTELITO IMPROVISADO QUE HABLABA DE LA "DÉCADA DESGANADA". Porque si vamos camino a ser Venezuela según varios de estos argentinoides, me gustaría saber en qué sentido, ideológico?, cultural?, caribeño?, en sus giros idiomáticos? Pero volviendo a nuestras penurias iluminísticas. El Estado que defendemos, no el que utilizan estos sectores desclasados según sus caprichos y conveniencias personales...porque ahora piden a gritos que intervenga (en qué quedamos? somos o seremos Venezuela, sí o no?), decía, este Estado debería dejar de amenazar con multas o cortes preventivos y tomar el toro por las astas, como con YPF, o la Ley d e Medios, solo por citar un par de medidas estructurales altamente positivas. EDESUR Y EDENOR están jugando al caos, al desgaste del gobierno nacional. Hace años que, para esta fecha, cortan en dos el humor de los argentinos. Y la culpa o responsabilidad recae en nuestro Gobierno Nacional. Que reacciona con este tema tarde y mal. A propósito, el Secretario de Energía Cameron, que en plena crisis estaba jugando al golf, ya renunció?. Y...las barriadas populares que hace días y días están sin luz, y en defensa propia ocupan su territorio, reclamando hasta hoy, sin desmadrarse y movilizarse hacia oficinas oficiales por ejemplo, tienen respuesta adecuada en términos de... luz, o sea heladeras, ventiladores, aires acondicionados, tv, música etc.? Justo nosotros, los peronistas, que impulsamos el consumo masivo de electrodomésticos, sinónimos de confort, trabajo, inversión, mercado interno, etc. Tanto en los sectores populares como en los clasemedieros que no nos pueden ni ver ni oler No preveímos que colapsaría con esta explosión de consumo la distribución energética?. Si las autopistas colapsan a las 7 hs en su ingreso cotidiano a la ciudad, a causa del consumo record de autos....con la energía, no nos dimos cuenta ningunos de los responsables del tema a nivel gubernamental que esto pasaría como pasó por ejemplo el año pasado para la misma fecha y sin ola de calor histórica.? Ya pintamos "EDESUR ROBA CLARIN MIENTE"...es cierto ambas cosas son ciertas...pero no alcanza, sino pregúntenles a los laburantes que caminaron Puente Alsina la otra tarde con 35 grados de calor a causa de un corte por un corte de luz. (Ya lo escribí no?) Prof GB,

FENOMENOS, HISTORIAS, VIDAS PERDIDAS, PERPLEJIDADES SIN RESPUESTA Qué quedará después de los cortes de luz

El hecho social es intenso. Cómo lo procesará la sociedad es algo menos predecible. Las acciones jurídicas colectivas del pasado. Las respuestas directas e inmediatas de hoy. La falta de canalización política. Imágenes para pensar. Por Martín Granovsky Muertos por incendio. Muertos por intoxicación de gasoil. Cortes por los cortes. Qué pasó hace 15 años y qué no pasa ahora. Estampas de un diciembre difícil. - - - Cadenas. El jueves 26 a la mañana, según despachos de la agencia estatal Télam y de la privada DyN, seis personas murieron por un incendio en su casa de la calle 527 entre 120 y 121, Tolosa, La Plata. El fuego habría comenzado a la una y media de la madrugada. Fallecieron una bebita de un año y medio y cinco personas mayores de 18. Según reflejó el diario El Día de La Plata, una persona de nombre Silvia contó: “Nos vinieron a avisar que se estaba prendiendo el fuego el fondo, y cuando llegamos no pudimos hacer nada. La puerta estaba cerrada con un candado y una cadena gruesa”. Silvia es la madre de uno de los muertos. Pese al dolor mantuvo una prudencia descomunal. No dijo saber lo que hasta ahora nadie sabe pero cualquiera está en condiciones de intuir: que quizás el candado y la cadena funcionaron como una trampa. De todos modos, hay derecho a suponer, también, que el problema no estuvo ni en el candado ni en la cadena. Eso le quitaría el condimento del miedo al robo pero no la gratuidad de la tragedia. En esta época del año no hay estufas que emitan anhídrido carbónico, de modo que una intoxicación de ese tipo en principio podría descartarse. Pero una casa que no se puede abrir ante el peligro o una garrafa que pierde, siempre suponen la existencia de precariedad. - - - Dos balazos. Directorio y Quirno es una esquina de Flores. Clase media típica. Cansado de los cortes de luz, Angel Duarte, remisero de oficio, participó de un corte de tránsito. Un piquete improvisado por gente sin experiencia en cortes. Un conductor quiso traspasar el piquete. La escena es habitual y normalmente termina con el conductor irritado tomando otro camino. Esta vez no. El miércoles 24 a la madrugada, Duarte fue baleado dos veces por el conductor. Herido, lo llevaron al Hospital Piñero, de la calle Varela, en Flores Sur, que cuenta con una de las guardias más aguerridas de la ciudad. Lo operaron. Durante el mismo 24 murió. El que disparó, Nicolás Encinas, resultó ser un suboficial de la Policía Federal. Lo más llamativo es que revistaba en la Sección Tránsito. En el momento huyó con su auto, un Renault Clio, y después se presentó en una comisaría. Quedó detenido y luego fue pasado a disponibilidad a la espera de la investigación judicial. ¿Por qué Encinas llevaba su arma fuera de servicio? ¿Hasta cuándo seguirán la obligación o el permiso para portar armas a los policías cuando no están en su horario de trabajo? En términos reglamentarios, ¿por qué la usó? Teniendo en cuenta la práctica normal, ¿qué orden de hecho había mamado sobre el uso de armas? Si se prueba el homicidio, el policía se habrá convertido en un asesino. Nada autoriza el uso de un arma en un corte de tránsito ni siquiera en una situación extremadamente molesta para el que quiere circular. Pero si se trata de un policía el caso es aún más grave. Y todo es peor si se considera que ningún artículo del Código Penal le devolverá la vida a Duarte. Con un dato que, en este caso, añade un costado todavía más dramático, más tonto, más gratuito: la luz volvió pocos minutos después de los balazos. - - - Protesta ya. Los cortes de calles por los cortes de luz parecieron tener una lógica similar en las últimas dos semanas. Son los propios ciudadanos enojados los que de inmediato cortan la zona a oscuras, su barrio, su manzana, la puerta de su casa. No tienen experiencia ni de haber cortado calles en 2001 ni de saber cómo se utilizan cubiertas o cacharros sueltos de combustible para hacer fuego en una esquina. Es frecuente ver a gente que se acerca al fuego propio a dejar un escobillón viejo o un pedazo de trapo con el temor de quien cree que algo puede estallar y desprender una esquirla. Las ocupaciones del territorio propio por los cortes no tuvieron el tono de autodefensa al estilo de las que fueron provocadas o por los saqueos o por las versiones de saqueos. El objetivo era la protesta inmediata, no la autoprotección. Pero, al mismo tiempo, hubo escasísimos ejemplos de canalización política de las quejas. Las empresas de distribución no sólo registraron pocos reclamos más allá de los enviados por sms. La sede de Edesur en Lanús, con vecinos enojados quemando la puerta de la empresa, fue un caso fuera de lo común. Ni siquiera órganos del Estado a nivel nacional, provincial o municipal fueron objeto de la canalización directa y específica de protestas. “A esta altura, el acceso a la energía es un derecho”, sostiene Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad. - - - Los doce muertos de Jujuy. El derecho a la energía a veces es violado de manera permanente. Caspalá es un pueblo jujeño de 200 habitantes, entre ellos un policía, ubicado 140 kilómetros al este de Humahuaca. El 13 de diciembre la policía de Humahuaca encontró muertos, por información del policía de Caspalá, a 12 miembros de una familia en una casa de “Antiguo Callejón”. Cuatro de los 12 tenían entre cuatro y diez años. Según dijo la policía, la hipótesis de la muerte apunta a la inhalación de monóxido de carbono. No es un caso de corte transitorio de corriente. En la zona directamente no hay energía eléctrica y al parecer la familia usaba un grupo electrógeno de gasoil. La combustión defectuosa del gasoil pudo haber intoxicado a los 12. Los mató. - - - Los Rouille. En su departamento de Villa Ortúzar una familia había comprado un grupo electrógeno para paliar el efecto de los cortes. El 17 de diciembre una mujer llegó a desmayarse pero logró salir del desvanecimiento y llamar al 911 desde el teléfono en su casa de Charlone al 1700. Cuando la policía llegó, la mujer alcanzó a contar que su hija María Sol Rouille, de 24 años, se había sentido mal la noche anterior. Con convulsiones. María Sol murió igual que su padre, Oscar Rouille, de 62. La causa pudo ser la ventilación escasa del grupo electrógeno ubicado entre la cocina y el lavadero. - - - Acción de clase contra Edesur. En los últimos 15 años tanto la falta de acceso como la destrucción de electrodomésticos por voltajes fuera de lo normal al regreso del servicio eléctrico produjeron juicios colectivos. Hoy, en cambio, al menos por el momento, no aparecen fenómenos como la presentación de la entonces defensora del Pueblo Alicia Oliveira, que en julio de 1999 logró del juez Francisco de Asís Soto la aceptación de un juicio sumarísimo contra Edesur y la admisión de una “acción de clase”. Como Edesur trataba de dilatar un fallo aportando demasiados datos, la resolución del juez dijo textualmente: “Desestímase por superflua la prueba confesional, testimonial, informativa, inspección ocular y periciales ofrecidas”. Oliveira explicó en aquel momento a Página/12 que eligió la variante del juicio sumarísimo porque era “lo más parecido a una acción de clase”. La defensora del pueblo hablaba desde la experiencia del derecho sajón. “La acción de clase se interpone cuando un problema afecta a un grupo de personas, en este caso los usuarios”, dijo Oliveira. “Así como en la reconstrucción del pasado apelamos al derecho a la verdad, que también viene del derecho anglosajón, en temas de consumo no podemos quedarnos con una visión napoleónica de la verdad jurídica. El escrito que presentó la Defensoría con el patrocinio del doctor Eduardo Monti dice que la presentación de Edesur parece no demostrar el paso del tiempo. Tal vez hubiera tenido vigencia en el siglo pasado, o en el mejor de los casos hace por lo menos 30 años, pero ahora no tiene sentido.” El juicio sumarísimo buscaba evitar que los juicios civiles tardaran años. - - - No aparecen teorías sobre el comportamiento social frente a los cortes. Tal vez no sea malo. A veces conviene hacer preguntas más que apresurarse con las respuestas. ¿No hubo miles y miles de manifestantes como muestra de paciencia? ¿Por confianza en que el Estado al final arreglará el entuerto energético? ¿O es al revés? Los que salieron a la calle o cortaron avenidas, gente de una extraordinaria diversidad social, ¿se sienten tan lejos del Estado a tal punto que ya no esperan nada de él? ¿La mayoría apoya a un Gobierno que actúa cuando las papas queman o le critica que actúa recién cuando la situación arde? ¿Tiene un efecto político determinado el malestar por los cortes de luz? ¿O el efecto es que actúa una máquina de la verdad que descorre velos y deja traslucir el estado de cosas? Más allá de normas mínimas de solidaridad –quien tiene aire no debería dejarlo prendido cuando no está en casa– lo cierto es que las sociedades dan saltos en sus conquistas y se acostumbran a ellas. Suena casi fetichista culpar al consumo de aparatos de aire acondicionado mientras la mayoría de los avisos publicitan splits en cuotas y el discurso económico elogia las virtudes de la demanda interna. Puede ser que todo pase, como una simple ola de calor. Y también puede ser que se produzcan fenómenos como el de Brasil en junio, cuando una reivindicación como el boleto libre de colectivo reactualizó demandas de mejor infraestructura en salud, educación y transporte público. El gobierno de Dilma Rousseff se sacudió tanto que el Partido de los Trabajadores llamó también a las calles y la Central Unica de Trabajadores salió en manifestación por las grandes ciudades. Sólo una reacción política relativamente veloz logró que la caída en intención de voto e índices de popularidad de Dilma bajara en sólo un mes de 57 por ciento a 31, y luego volviera a subir, hasta bordear casi el buscado 50 por ciento en las últimas semanas. Sin embargo, ninguna experiencia se puede trasladar de manera mecánica. En política nunca se sabe, porque los guisos no tienen siempre el mismo sabor. martin.granovsky@gmail.com

El Gobierno dispuso asueto para mañana a partir del mediodía

En medio de la ola de calor extremo y cortes de energía, el personal de la administración pública realizará una jornada laboral reducida mañana, mientras que martes, miércoles serán feriado por fin de año. El anuncio lo realizó el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien agregó que es otro mecanismo "que permite la atención de la emergencia sanitaria". Además, el funcionario indicó que la Nación continúa realizando un "monitoreo permanente, incluso por vía aérea" de la situación en la ciudad y el Gran Buenos Aires.

El Gran Inquisidor Por Fiódor Dostoievski (1821-1881)

Han pasado ya quince siglos desde que Cristo dijo: “No tardaré en volver. El día y la hora, nadie, ni el propio Hijo, las sabe”. Tales fueron sus palabras al desparecer, y la Humanidad le espera siempre con la misma fe, o acaso con fe más ardiente aún que hace quince siglos. Pero el Diablo no duerme; la duda comienza a corromper a la Humanidad, a deslizarse en la tradición de los milagros. En el Norte de Germania ha nacido una herejía terrible, que, precisamente, niega los milagros. Los fieles, sin embargo, creen con más fe en ellos. Se espera a Cristo, se quiere sufrir y morir como Él... Y he aquí que la Humanidad ha rogado tanto por espacio de tantos siglos, ha gritado tanto “¡Señor, dignáos, aparecérosnos!”, que Él ha querido, en su misericordia inagotable, bajar a la tierra. Y he aquí que ha querido mostrarse, al menos un instante, a la multitud desgraciada, al pueblo sumido en el pecado, pero que le ama con amor de niño. El lugar de la acción es Sevilla; la época, la de la Inquisición, la de los cotidianos soberbios autos de fe, de terribles heresiarcas, ad majorem Dei gloriam. No se trata de la venida prometida para la consumación de los siglos, de la aparición súbita de Cristo en todo el brillo de su gloria y su divinidad, “como un relámpago que brilla del Ocaso al Oriente”. No, hoy sólo ha querido hacerles a sus hijos una visita, y ha escogido el lugar y la hora en que llamean las hogueras. Ha vuelto a tomar la forma humana que revistió, hace quince siglos, por espacio de treinta años. Aparece entre las cenizas de las hogueras, donde la víspera, el cardenal gran inquisidor, en presencia del rey, los magnates, los caballeros, los altos dignatarios de la Iglesia, las más encantadoras damas de la corte, el pueblo en masa, quemó a cien herejes. Cristo avanza hacia la multitud, callado, modesto, sin tratar de llamar la atención, pero todos le reconocen. El pueblo, impelido por un irresistible impulso, se agolpa a su paso y le sigue. Él, lento, una sonrisa de piedad en los labios, continúa avanzando. El amor abrasa su alma; de sus ojos fluyen la Luz, la Ciencia, la Fuerza, en rayos ardientes, que inflaman de amor a los hombres. Él les tiende los brazos, les bendice. De Él, de sus ropas, emana una virtud curativa. Un viejo, ciego de nacimiento, sale a su encuentro y grita: “¡Señor, cúrame para que pueda verte!” Una escama se desprende de sus ojos, y ve. El pueblo derrama lágrimas de alegría y besa la tierra que Él pisa. Los niños tiran flores a sus pies y cantan Hosanna, y el pueblo exclama: “¡Es Él! ¡Tiene que ser Él! ¡No puede ser otro que Él!” Cristo se detiene en el atrio de la catedral. Se oyen lamentos; unos jóvenes llevan en hombros a un pequeño ataúd blanco, abierto, en el que reposa, sobre flores, el cuerpo de una niña de diecisiete años, hija de un personaje de la ciudad. —¡Él resucitará a tu hija! —le grita el pueblo a la desconsolada madre. El sacerdote que ha salido a recibir el ataúd mira, con asombro, al desconocido y frunce el ceño. Pero la madre profiere: —¡Si eres Tú, resucita a mi hija! Y se posterna ante Él. Se detiene el cortejo, los jóvenes dejan el ataúd sobre las losas. Él lo contempla, compasivo, y de nuevo pronuncia el Talipha kumi (Levántate, muchacha). La muerta se incorpora, abre los ojos, se sonríe, mira sorprendida en torno suyo, sin soltar el ramo de rosas blancas que su madre había colocado entre sus manos. El pueblo, lleno de estupor, clama, llora. En el mismo momento en que se detiene el cortejo, aparece en la plaza el cardenal gran inquisidor. Es un viejo de noventa años, alto, erguido, de una ascética delgadez. En sus ojos hundidos fulgura una llama que los años no han apagado. Ahora no luce los aparatosos ropajes de la víspera; el magnífico traje con que asistió a la cremación de los enemigos de la Iglesia ha sido reemplazado por un tosco hábito de fraile. Sus siniestros colaboradores y los esbirros del Santo Oficio le siguen a respetuosa distancia. El cortejo fúnebre detenido, la muchedumbre agolpada ante la catedral le inquietan, y espía desde lejos. Lo ve todo: el ataúd a los pies del desconocido, la resurrección de la muerta... Sus espesas cejas blancas se fruncen, se aviva, fatídico, el brillo de sus ojos. —¡Prendedle!— les ordena a sus esbirros, señalando a Cristo. Y es tal su poder, tal la medrosa sumisión del pueblo ante él, que la multitud se aparta, al punto, silenciosa, y los esbirros prenden a Cristo y se lo llevan. Como un solo hombre, el pueblo se inclina al paso del anciano y recibe su bendición. Los esbirros conducen al preso a la cárcel del Santo Oficio y le encierran en una angosta y oscura celda. Muere el día, y una noche de luna una noche española, cálida y olorosa a limoneros y laureles, le sucede. De pronto, en las tinieblas se abr la férrea puerta del calabozo y penetra el gran inquisidor en persona solo, alumbrándose con una linterna. La puerta se cierra tras él. E anciano se detiene a pocos pasos de umbral y, sin hablar palabra, con templa, durante cerca de dos minutos, al preso. Luego, avanza lenta mente, deja la linterna sobre la mesa y pregunta: —¿Eres Tú, en efecto? Pero, sin esperar la respuesta prosigue —No hables, calla. ¿Qué podías decirme? Demasiado lo sé. No tienes derecho a añadir ni una sola palabra a lo que ya dijiste. ¿Porqué has venido a molestarnos?… Bien sabes que tu venida es inoportuna. Mas yo te aseguro que mañana mismo... No quiero saber si eres Él o sólo su apariencia; sea quien seas, mañana te condenaré; perecerás en la hoguera como el peor de los herejes. Verás cómo ese mismo pueblo que esta tarde te besaba los pies, se apresura, a una señal mía, a echar leña al fuego. Quizá nada de esto te sorprenda... Y el anciano, mudo y pensativo sigue mirando al preso, acechando la expresión de su rostro, serena y suave. —El Espíritu terrible e inteligente — añade, tras una larga pausa —, el Espíritu de la negación y de la nada, te habló en el desierto, y la Escrituras atestiguan que te “tentó”. No puede concebirse nada más profundo que lo que se te dijo e aquellas tres preguntas o, para emplear el lenguaje de la Escritura, en aquellas tres “tentaciones”. ¡Si ha habido algún milagro auténtico, evidente, ha sido el de las tres tentaciones! ¡El hecho de que tales preguntas hayan podido brotar de unos labios, es ya, por sí solo, un milagro! Supongamos que hubieran sido borradas del libro, que hubiera que inventarlas, que forjárselas de nuevo. Supongamos que, con ese objeto, se reuniesen todos los sabios de la tierra, los hombres de Estado, los príncipes de la Iglesia, los filósofos, los poetas, y que se les dijese: “Inventad tres preguntas que no sólo correspondan a la grandeza del momento, sino que contengan, en su triple interrogación, toda la historia de la Humanidad futura”, ¿crees que esa asamblea de todas las grandes inteligencias terrestres podría forjarse algo tan alto, tan formidable como las tres preguntas del inteligente y poderoso Espíritu? Esas tres preguntas, por sí solas, demuestran que quien te habló aquel día no era un espíritu humano, contingente, sino el Espíritu Eterno, Absoluto. Toda la historia ulterior de la Humanidad está predicha y condensada en ellas; son las tres formas en que se concretan todas las contradicciones de la historia de nuestra especie. Esto, entonces, aún no era evidente, el porvenir era aún desconocido; pero han pasado quince siglos y vemos que todo estaba previsto en la Triple Interrogación, que es nuestra historia.¿Quién tenía razón, di? ¿Tú o quien te interrogó?... Si no el texto, el sentido de la primera pregunta es el siguiente: “Quieres presentarte al mundo con las manos vacías, anunciándoles a los hombres una libertad que su tontería y su maldad naturales no lo permiten comprender, una liberad espantosa, ¡pues para el hombre y para la sociedad no ha habido nunca nada tan espantoso como la libertad!, cuando, si convirtieses en panes todas esas piedras peladas esparcidas ante tu vista, verías a la Humanidad correr, en pos de ti, como un rebaño, agradecida, sumisa, temerosa tan sólo de que tu mano depusiera su ademán taumatúrgico y los panes se tornasen piedras.” Pero tú no quisiste privar al hombre de su libertad y repeliste la tentación; te horrorizaba la idea de comprar con panes la obediencia de la Humanidad, y contestaste que “no so1o de pan vive el hombre”, sin saber que el espíritu de la tierra, reclamando el pan de la tierra, había de alzarse contra ti, combatirte y vencerte, y que todos le seguirían, gritando: “¡Nos ha dado el fuego del cielo!” Pasarán siglos y la Humanidad proclamará, por boca de sus sabios, que no hay crímenes y, por consiguiente, no hay pecado; que so1o hay hambrientos. “Dales pan si quieres que sean virtuosos.” Esa será la divisa de los que se alzarán contra ti, el lema que inscribirán en su bandera; y tu templo será derribado y, en su lugar, se erigirá una nueva Torre de Babel, no más firme que la primera, el esfuerzo de cuya erección y mil años de sufrimientos podías haberles ahorrado a los hombres. Pues volverán a nosotros, al cabo de mil años de trabajo y dolor, y nos buscarán en los subterráneos, en las catacumbas donde estaremos escondidos — huyendo aún de la persecución, del martirio —, para gritarnos: “¡Pan! ¡Los que nos habían prometido el fuego del cielo no nos lo han dado!” Y nosotros acabaremos su Babel, dándoles pan, lo único de que tendrán necesidad. Y se lo daremos en tu nombre. Sabemos mentir. Sin nosotros, se morirían de hambre. Su ciencia no les mantendría. Mientras gocen de libertad les faltará el pan; pero acabarán por poner su libertad a nuestros pies, clamando: “¡Cadenas y pan!” Comprenderán que la libertad no es compatible con una justa repartición del pan terrestre entre todos los hombres, dado que nunca — ¡nunca! — sabrán repartírselo. Se convencerán también de que son indignos de la libertad; débiles, viciosos, necios, indómitos. Tú les prometiste el pan del cielo. ¿Crees que puede ofrecerse ese pan, en vez del de la tierra, siendo la raza humana lo vil, lo incorregiblemente vil que es? Con tu pan del cielo podrás atraer y seducir a miles de almas, a docenas de miles, pero ¿y los millones y las decenas de millones no bastante fuertes para preferir el pan del cielo al pan de la tierra? ¿Acaso eres tan sólo el Dios de los grandes? Los demás, esos granos de arena del mar; los demás, que son débiles, pero que te aman, ¿no son a tus ojos sino viles instrumentos en manos de los grandes?... Nosotros amamos a esos pobres seres, que acabarán, a pesar de su condición viciosa y rebelde, por dejarse dominar. Nos admirarán, seremos sus dioses, una vez sobre nuestros hombros la carga de su libertad, una vez que hayamos aceptado el cetro que — ¡tanto será el miedo que la libertad acabará por inspirarles! — nos ofrecerán. Y reinaremos en tu nombre, sin dejarte acercar a nosotros. Esta impostura, esta necesaria mentira, constituirá nuestra cruz. Como ves, la primera de la tres preguntas encerraba el secreto del mundo. ¡Y tú la desdeñaste! Ponías la libertad por encima de todo, cuando, si hubieras consentido en tornar panes las piedras del desierto, hubieras satisfecho el eterno y unánime deseo de la Humanidad; le hubieras dado un amo. El más vivo afán del hombre libre es encontrar un ser ante quien inclinarse. Pero quiere inclinarse ante una fuerza incontestable, que pueda reunir a todos los hombres en una comunión de respeto; quiere que el objeto de su culto lo sea de un culto universal; quiere una religión común. Y esa necesidad de la comunidad en la adoración es, desde el principio de los siglos, el mayor tormento individual y colectivo del género humano. Por realizar esa quimera, los hombres se exterminan. Cada pueblo se ha creado un dios y le ha dicho a su vecino: “¡Adora a mi dios o te mato!” Y así ocurrirá hasta el fin del mundo; los dioses podrán desaparecer de la tierra, mas la Humanidad hará de nuevo por los ídolos lo que ha hecho por los dioses. Tú no ignorabas ese secreto fundamental de la naturaleza humana y, no obstante, rechazaste la única bandera que te hubiera asegurado la sumisión de todos los hombres: la bandera del pan terrestre; la rechazaste en nombre del pan celestial y de la libertad, y en nombre de la libertad seguiste obrando hasta tu muerte. No hay, te repito, un afán más vivo en el hombre que encontrar en quien delegar la libertad de que nace dotada tan miserable criatura. Sin embargo, para obtener la ofrenda de la libertad de los hombres, hay que darles la paz de la conciencia. El hombre se hubiera inclinado ante ti si le hubieras dado pan, porque el pan es una cosa incontestable; pero si, al mismo tiempo, otro se hubiera adueñado de la conciencia humana, el hombre hubiera dejado tu pan para seguirle. En eso, tenías razón; el secreto de la existencia humana consiste en la razón, en el motivo de la vida. Si el hombre no acierta a explicarse por qué debe vivir preferirá morir a continuar esta existencia sin objeto conocido, aunque disponga de una inmensa provisión de pan. Pero ¿de qué te sirvió el conocer esa verdad? En vez de coartar la libertad humana, le quitaste diques, olvidando, sin duda, que a la libertad de elegir entre el bien y el mal el hombre prefiere la paz, aunque sea la de la muerte. Nada tan caro para el hombre como el libre albedrío, y nada, también, que le haga sufrir tanto. Y, en vez de formar tu doctrina de principios sólidos que pudieran pacificar definitivamente la conciencia humana, la formaste de cuanto hay de extraordinario, vago, conjetural, de cuanto traspasa los límites de las fuerzas del hombre, a quien, ¡tú que diste la vida por él!, diríase que no amabas. Al quitarle diques a su libertad, introdujiste en el alma humana nuevos elementos de dolor. Querías ser amado con un libre amor, libremente seguido. Abolida la dura ley antigua, el hombre debía, sin trabas, sin más guía que tu ejemplo, elegir entre el bien y el mal. ¿,No se te alcanzaba que acabarías por desacatar incluso tu ejemplo y tu verdad, abrumado bajo la terrible carga de la libre elección, y que gritaría: “Si Él hubiera poseído la verdad, no hubiera dejado a sus hijos sumidos en una perplejidad tan horrible, envueltos en tales tinieblas?” Tú mismo preparaste tu ruina: no culpes a nadie. Si hubieras escuchado lo que se te proponía... Hay sobre la tierra tres únicas fuerzas capaces de someter para siempre la conciencia de esos seres débiles e indómitos — haciéndoles felices — : el milagro, el misterio y la autoridad. Y tú no quisiste valerte de ninguna. El Espíritu terrible te llevó a la almena del templo y te dijo: “¿Quieres saber si eres el Hijo de Dios? Déjate caer abajo, porque escrito está que los ángeles tomarte han en las manos.” Tú rechazaste la proposición, no te dejaste caer. Demostraste con ello el sublime orgullo de un dios; ¡pero los hombres, esos seres débiles, impotentes, no son dioses! Sabías que, sólo con intentar precipitarte, hubieras perdido la fe en tu Padre, y el gran Tentador hubiera visto, regocijadísimo, estrellarse tu cuerpo en la tierra que habías venido a salvar. Mas, dime, ¿hay muchos seres semejantes a ti? ¿Pudiste pensar un solo instante que los hombres serían capaces de comprender tu resistencia a aquella tentación? La naturaleza humana no es bastante fuerte para prescindir del milagro y contentarse con la libre elección del corazón, en esos instantes terribles en que las preguntas vitales exigen una respuesta. Sabías que tu heroico silencio sería perpetuado en los libros y resonaría en lo más remoto de los tiempos, en los más apartados rincones del mundo. Y esperabas que el hombre te imitaría y prescindiría de los milagros, como un dios, siendo así que, en su necesidad de milagros, los inventa y se inclina ante los prodigios de los magos y los encantamientos de los hechiceros, aunque sea hereje o ateo. Cuando te dijeron, por mofa: “¡Baja de la cruz y creeremos en ti!”, no bajaste. Entonces, tampoco quisiste someter al hombre con el milagro, porque lo que deseaba de él era una creencia libre, no violentada por el prestigio de lo maravilloso; un amor espontáneo, no los transportes serviles de un esclavo aterrorizado. En esta ocasión, como en todas, obraste inspirándote en una idea del hombre demasiado elevada: ¡es esclavo, aunque haya sido creado rebelde! Han pasado quince siglos: ve y juzga. ¿A quién has elevado hasta ti? El hombre, créeme, es más débil y más vil de lo que tú pensabas. ¿Puede, acaso, hacer lo que tú hiciste? Le estimas demasiado y sientes por él demasiado poca piedad; le has exigido demasiado, tú que le amas más que a ti mismo. Debías estimarle menos y exigirle menos. Es débil y cobarde. El que hoy se subleve en todas partes contra nuestra autoridad y se enorgullezca de ello, no significa nada. Sus bravatas son hijas de una vanidad de escolar. Los hombres son siempre unos chiquillos: se sublevan contra el profesor y le echan del aula; pero la revuelta tendrá un término y les costará cara a los revoltosos. No importa que derriben templos y ensangrienten la tierra: tarde o temprano, comprenderán la inutilidad de una rebelión que no son capaces de sostener. Verterán estúpidas lágrimas; pero, al cabo, comprenderán que el que les ha creado rebeldes les ha hecho objeto de una burla y lo gritarán, desesperados. Y esta blasfemia acrecerá su miseria, pues la naturaleza humana, demasiado mezquina para soportar la blasfemia, se encarga ella misma de castigarla. La inquietud, la duda, la desgracia: he aquí el lote de los hombres por quienes diste tu sangre. Tu profeta dice que, en su visión simbólica, vio a todos los partícipes de la primera resurrección y que eran doce mil por cada generación. Su número no es corto, si se considera que supone una naturaleza más que humana el llevar tu cruz, el vivir largos años en el desierto, alimentándose de raíces y langostas; y puedes, en verdad, enorgullecerte de esos hijos de la libertad, del libre amor, estar satisfechos del voluntario y magnífico sacrificio de sí mismos, hecho en tu nombre. Pero no olvides que se trata só1o de algunos miles y, más que de hombres, de dioses. ¿Y el resto de la Humanidad? ¿Qué culpa tienen los demás, los débiles humanos, de no poseer la fuerza sobrenatural de los fuertes? ¿Qué culpa tiene el alma feble de no poder soportar el peso de algunos dones terribles? ¿Acaso viniste tan sólo por los elegidos? Si es así, lo importante no es la libertad ni el amor, sino el misterio, el impenetrable misterio. Y nosotros tenemos derecho a predicarles a los hombres que deben someterse a él sin razonar, aun contra los dictados de su conciencia. Y eso es lo que hemos hecho. Hemos corregido tu obra; la hemos basado en el “milagro”, el “misterio” y la “autoridad”. Y los hombres se han congratulado de verse de nuevo conducidos como un rebaño y libres, por fin, del don funesto que tantos sufrimientos les ha causado. Di, ¿hemos hecho bien? ¿Se nos puede acusar de no amar a la Humanidad? ¿No somos nosotros los únicos que tenemos conciencia de su flaqueza; nosotros que, en atención a su fragilidad, la hemos autorizado hasta para pecar, con tal que nos pida permiso? ¿Por qué callas? ¿Por qué te limitas a mirarme con tus dulces y penetrantes ojos? ¡No te amo y no quiero tu amor; prefiero tu cólera! ¿Y para qué ocultarte nada? Sé a quién le hablo. Conoces lo que voy a decirte, lo leo en tus ojos... Quizá quieras oír precisamente de mi boca nuestro secreto. Oye, pues: no estamos contigo, estamos con Él... ; nuestro secreto es ése. Hace mucho tiempo — ¡ocho siglos! — que no estamos contigo, sino con Él. Hace ocho siglos que recibimos de Él el don que tú, cuando te tentó por tercera vez mostrándote todos los reinos de la tierra, rechazaste indignado; nosotros aceptamos y, dueños de Roma y la espada de César, nos declaramos los amos del mundo. Sin embargo, nuestra conquista no ha acabado aún, está todavía en su etapa inicial, falta mucho para verla concluida; la tierra ha de sufrir aún durante mucho tiempo; pero nosotros conseguiremos nuestro objeto, seremos el César y, entonces, nos preocuparemos de la felicidad universal. Tú también pudiste haber tomado la espada de César; ¿por qué rechazaste tal don? Aceptándole, hubieras satisfecho todos los anhelos de los hombres sobre la tierra, les hubieras dado un amo, un depositario de su conciencia y, a la vez, un ser en torno a quien unirse, formando un inmenso hormiguero, ya que la necesidad de la unión universal es otro de los tres supremos tormentos de la Humanidad. La Humanidad siempre ha tendido a la unidad mundial. Cuanto más grandes y gloriosos, más sienten los pueblos ese anhelo. Los grandes conquistadores, los Tamerlan, los Gengis Kan que recorren la tierra como un huracán devastador, obedecen, de un modo inconsciente, a esa necesidad. Tomando la púrpura de César, hubieras fundado el imperio universal, que hubiera sido la paz del mundo. Pues, ¿quién debe reinar sobre los hombres sino el que es dueño de sus conciencias y tiene su pan en las manos? Tomamos la espada de César y, al hacerlo, rompimos contigo y nos unimos a Él. Aún habrá siglos de libertinaje intelectual, de pedantería y de antropofagia —los hombres, luego de erigir, sin nosotros, su Torre de Babel, se entregarán a la antropofagia—; pero la bestia acabará por arrastrarse hasta nuestros pies, los lamerá y los regará con lágrimas de sangre. Y nosotros nos sentaremos sobre la bestia y levantaremos una copa en la que se leerá la palabra “Misterio”. Y entonces, sólo entonces, empezará para los hombres el reinado de la paz y de la dicha. Tú te de tus elegidos, pero son una mi noria: nosotros les daremos el re y la calma a todos. Y aun de esa minoría, aun de entre esos “fuertes” llamados a ser de los elegidos, ¡cuántos han acabado y acabarán por cansarse de esperar, cuán tos han empleado y emplearán contra ti las fuerzas de su espíritu y el ardor de su corazón en uso de la libertad de que te son deudores! Nosotros les daremos a todos la felicidad, concluiremos con las re vueltas y matanzas originadas por la libertad. Les convenceremos de que no serán verdaderamente libres, sino cuando nos hayan confiado su libertad. ¿Mentiremos? ¡No! Y bien sabrán ellos que no les engañamos, cansados de las dudas y de los terrores que la libertad lleva consigo. La independencia, el libre pensamiento y la ciencia llegarán a sumirles en tales tinieblas, a espantarlos con tales prodigios, a causar los con tales exigencias, que los menos suaves y dóciles se suicidarán; otros, también indóciles, pero débiles y violentos, se asesinarán, y otros —los más—, rebaño de cobardes y de miserables, gritarán a nuestros pies: “¡Sí, tenéis razón! Sólo vosotros poseéis su secreto y volvemos a vosotros! ¡Salvadnos de nosotros mismos!” No se les ocultará que el pan —obtenido con su propio trabajo, sin milagro alguno— que reciben de nosotros se lo tomamos antes nosotros a ellos para repartírselo, y que no convertimos las piedras en panes. Pero, en verdad, más que el pan en sí, lo que les satisfará es que nosotros se lo demos. Pues verán que, si no convertimos las piedras en partes, tampoco los panes se convierten, vuelto el hombre a nosotros, en piedras. ¡Comprenderán, al cabo, el valor de la sumisión! Y mientras no lo comprendan, padecerán. ¿Quién, dime, quién ha puesto más de su parte para que dejen de padecer? ¿Quién ha dividido el rebaño y le ha dispersado por extraviados andurriales? Las ovejas se reunirán de nuevo, el rebaño volverá a la obediencia y ya nada le dividirá ni lo dispersará. Nosotros, entonces, les daremos a los hombres una felicidad en armonía con su débil naturaleza, una felicidad compuesta de pan y humildad. Sí, les predicaremos la humildad — no, como Tú, el orgullo . Les probaremos que son débiles niños, pero que la felicidad de los niños tiene particulares encantos. Se tornarán tímidos, no nos perderán nunca de vista y se estrecharán contra nosotros como polluelos que buscan el abrigo del ala materna. Nos temerán y nos admirarán. Les enorgullecerá el pensar la energía y el genio que habremos necesitado para domar a tanto rebelde. Les asustará nuestra cólera, y sus ojos, como los de los niños y los de las mujeres, serán fuentes de lágrimas. ¡Pero con que facilidad, a un gesto nuestro, pasarán del llanto a la risa, a la suave alegría de los niños! Les obligaremos, ¿qué duda cabe?, a trabajar; pero los organizaremos, para sus horas de ocio, una vida semejante a los juegos de los niños, mezcla de canciones, coros inocentes y danzas. Hasta les permitiremos pecar — ¡su naturaleza es tan flaca!—. Y, como les permitiremos pecar, nos amarán con un amor sencillo, infantil. Les diremos que todo pecado cometido con nuestro permiso será perdonado, y lo haremos por amor, pues, de sus pecados, el castigo será para nosotros y el placer para ellos. Y nos adorarán como a bienhechores. Nos lo dirán todo y, según su grado de obediencia, les permitiremos o les prohibiremos vivir con sus mujeres o sus amantes y les consentiremos o no les consentiremos tener hijos. Y nos obedecerán, muy contentos. Nos someterán los más penosos secretos de su conciencia, y nosotros decidiremos en todo y por todo; y ellos acatarán, alegres, nuestras sentencias, pues les ahorrarán el cruel trabajo de elegir y de determinarse libremente. Todos los millones de seres humanos serán así, felices, salvo unos cien mil, salvo nosotros, los depositarios del secreto. Porque nosotros seremos desgraciados. Los felices se contarán por miles de millones, y habrá cien mil mártires del conocimiento, exclusivo y maldito, del bien y del mal. Morirán en paz. pronunciando tu nombre, y, más allá de la tumba, sólo verán la oscuridad de la muerte. Sin embargo, nos lo callaremos; embaucaremos a los hombres, por su bien, con la promesa de una eterna recompensa en el cielo, a sabiendas de que, si hay otro mundo, no ha sido, de seguro, creado para ellos. Se vaticina que volverás, rodeado de tus elegidos, y que vencerás; tus héroes sólo podrán envanecerse de haberse salvado a sí mismos, mientras que nosotros habremos salvado al mundo entero. Se dice que la fornicadora, sentada sobre la bestia y con la “copa del misterio” en las manos, será afrentada y que los débiles se sublevarán por vez postrera, desgarrarán su púrpura y desnudarán su cuerpo impuro. Pero yo me levantaré entonces y te mostraré los miles de millones de seres felices que no han conocido el pecado. Y nosotros que, por su bien, habremos asumido el peso de sus culpas, nos alzaremos ante ti, diciendo: “¡Júzganos, si puedes y te atreves!” No te temo. Yo también he estado en el desierto; yo también me he alimentado de langostas y raíces; yo también he bendecido la libertad que les diste a los hombres y he soñado con ser del número de los fuertes. Pero he renunciado a ese sueño, he renunciado a tu locura para sumarme al grupo de los que corrigen tu obra. He dejado a los orgullosos para acudir en socorro de los humildes. Lo que te digo se realizará; nuestro imperio será un hecho. Y te repito que mañana, a una señal mía, verás a un rebaño sumiso echar leña a la hoguera donde te haré morir, por haber venido a perturbarnos. ¿Quién más digno que Tú de la hoguera? Mañana te quemaré. Dixi. El inquisidor calla. Espera unos instantes la respuesta del preso. Aquel silencio le turba. El preso le ha oído, sin dejar de mirarle a los ojos, con una mirada fija y dulce, decidido evidentemente a no contestar nada. El anciano hubiera querido oír de sus labios una palabra, aunque hubiera sido la más amarga, la más terrible. Y he aquí que el preso se le acerca en silencio y da un beso en sus labios exangües de nonagenario. ¡A eso se reduce su respuesta! El anciano se estremece, sus labios tiemblan; se dirige a la puerta, la abre y dice: “¡Vete y no vuelvas nunca... , nunca! Y le deja salir a las tinieblas de la ciudad”. El preso se aleja.

La clase obrera y el cura José Matías Delgado Por Roque Dalton (1935-1975)

El 5 de noviembre de 1821, el cura José Matías Delgado pegó un grito y se puso a sonar campanazón en la Iglesia de la Merced, en la ciudad de San Salvador. Todas gentes de la cuidad que valían la pena dijeron que era un loco a quien había que ponerlo en su lugar, para que no siguiera con sus bullas; lo único que estaba consiguiendo era desprestigiar al país ante nuestro meros amos del Noroeste y el resto del mundo civilizado, que qué iban a pensar de nosotros en Madrid, con esas calumnias que regaba el mentado cura, diciendo que había injusticias y subyugación en toda la provincia. Las viejas ricas cloquearon entre sus collares y sus bigotes. “Cura narizón que lo que debiera es limitarse a enseñar el Rosario y dar sus misas cantadas y preparar a los niños y a los criados en la Doctrina y predicar sobre el Santo Matrimonio —dijeron— no andar ahí de candil de la calle metido a Redentor Puñetero.” Pero el Padre José Matías le siguió dando. La verdad es que los primeros peninsulares que supieron escoger la libertad y mandaron al diablo a España y al Rey, sí ganaron (y estuvieron listos para coger parte del nuevo mango de la nueva sartén). Habría hoy un lugar para cosas así ? Habría dar ese lugar ? El cherito José Matías Delgado, como cura principal que era de San Salvador y como dueño de una hacienda añilera de mil 440 manzanas, pertenecía, o bien a la clase alta o bien a un sector equidistante entre los sectores más altos de la clase media y la clase alta. Era criollo hijo de criollos y poseía ilustración. Ello quiere decir que el padre José Matías no era lo que se llamaba entonces un hombre del pueblo y más bien pertenecía a lo que hoy llamaríamos las clases explotadoras o por lo menos las clases que, teniendo las condiciones para ser plenamente explotadoras, eran sin embargo explotadoras por España y necesitaban sacudirse a la Madre Patria del lomo para explotarnos mejor. Por qué, entonces, venimos tratando tan bien, tan simpáticamente ,al cura Delgado, desde el inicio de este poema ? Hay una (única ) razón: lo que no se puede negar es que el chero José Matías era hijo de la nación que pugnaba por nacer. Y por su ubicación social y sus características personales, por el tipo de la sociedad colonial en que surgió, estuvo en capacidad de tener conciencia de ello, aún al nivel de identificar los intereses de la naciente nación con los de la clase a que pertenecía. El enemigo principal de aquel feto de nación era entonces el colonialismo español. Al luchar contra él, aunque no fuera del todo bien, José Matías Delgado defendía los intereses de todos los centroamericanos, desde el más encopetado hasta el más pelado. José Matías y sus camaradas de procerato, junto con la gran mayoría de la capa inferior de los criollos y la superior y media de los mestizos, lograron la independencia política formal de nuestro país. Y eso fue bueno de por sí, independientemente de si lo hicieran por favorecer al pueblo ( que en verdad estaba formado por las clases llamadas entonces bajas y por las capas bajas de la clase media), o de si lo hicieran por vender a mejor precio su añil y su cacao, fuera del monopolio comercial de España. No nos oponemos pues, a considerar al Curita, como Padre de la Patria (hay que decir también que la hija no está como para andar presumiendo). Además hay que considerar también que la historia posterior del desarrollo de lo que entonces eran las clases dominantes de El salvador, no hay que ser tan del al tiro mecánicos. Pues no es verdad que los próceres hayan sido tan sólo las semillas de las catorce grandes familias, de los barones del café. Unos próceres sí, pero otros no. Los próceres lucharon contra España para explotar (objetivamente) al país en nombre propio. Y desde aquel hoyo que fue entre nosotros el principio del siglo pasado, nos dan todo el aspecto de que querían ser la burguesía nacional. Se amolaron. Porque en su interior, las contradicciones políticas a nivel centroamericano retardaron demasiado el proceso y, por otra parte, porque ¿con qué telas (si no hay arañas) iban a dar el salto desde la gleba políticamente independiente que nos dejara España hasta la pujante etapa del capitalismo cipotón? ¿Dónde burguesía nacional seria, sin industrialización, sin creación de tecnología, sin clase obrera?. La burguesía nacional no puede existir sin su contrario interno, sin su sepulturero, para no plantear más que este problema. De ahí que aquellas clases dominantes que encabezaron la movida de la independencia se fragmentaran en pedazos antagónicos (pedazos alemanes, franceses, ingleses, norteamericanos) | y entre peleas que se llamaron liberal-conservadoras, chapino-guanacas, catracho-pinoleras, etc., fueran perdiendo su primitiva cara progresista y se dedicaran a consolidar la gleba, con las materias agrícolas y el corazón puestos en el Mercado Internacional. Vivir para el Mercado Internacional significaba vivir para el dueño del Mercado Internacional (que después de algunos forcejeos vino a ser el imperialismo norteamericano, si me perdonan la expresión, sobre todo en poesía, vaso santo). Entonces aquellas clases dominantes que se habían dormido en la corriente (aunque no sin antes concentrar en sus manos toda la tierra del país y matar de hambre a medio mundo), vinieron a ser de nuevo las hijas-socias del patrón, las únicas intérpretes de la voz del amo, como el chucho careto de la RCA Victor. Si la clase obrera salvadoreña hubiera existido en 1821, talvez podría haberse unido con la amplia cherada político-social del padre José Matías Delgado y talvez habría habido burguesía nacional salvadoreña, es decir, burguesía anticolonialista, anti-imperialista, aunque fuera por una vez en la vida. Pero nuestra clase obrera, y quizás habría que dar gracias a dios, ha venido naciendo ya demasiado tarde para meterse en todo eso. Aunque dichas así suenen las cosas como tema de corrido chapín. La oligarquía del imperialismo vende hoy al padre Delgado con los labios pintados, en fotos donde se le mira repartiendo hostias de pasta de Incaparina y haciendo con las dos manitas, a cada rato, el gesto de la Alianza para el Progreso, de la Pacona y de la mismísima Mano Murder Inc. de Arana Osorio y de Fidel Sanchéz. Pero la clase obrera salvadoreña nunca será ya el contrario dinamizador de la burguesía nacional, que tuvo su único chance de vivir a partir de 1821. La situación de hoy es muy distinta a la de la época de aquella independencia política. Al revés y al derecho, por dentro y por afuera. El imperialismo desea que la Nación Salvadoreña S.A., Made in USA. Lo cual quiere decir que la nación de los salvadoreños sólo será salvadoreña si es anti-imperialista. No hay de otras. No hay de piña, entradores. Para esos afanes nacionales la clase obrera puede ganar para sí al Padre Delgado, padre de la Patria. Ayudándole a tocar bien duro las campanas de 1821, ya no sólo con la música de la Marsellesa y las canciones antimonárquicas, sino también con la melodía y los coros de la internacional. Así vamos a ir aprendiendo a saludar a la verdadera patria, la patria de los pobres, hijos suyos, orgullosos. Porque la nación que comenzó a ser nación al dejar de ser yanqui y marchar poco a poco, pujante de soberanía, hacia la gran nación internacional, a la gran comunidad liberada por la revolución mundial. Lograr eso será nuestra gloria mayor. Todas las naciones liberadas vendrán entonces a nuestro encuentro, con sus propias campanas. Fin.

Otro verano caliente y una teoría sobre el calor Por Mempo Giardinelli

En estos días pareciera que no hay más tema que el calor, que todo lo quema y especialmente el humor de los porteños. La política, el dólar, las acusaciones mediáticas y las amenazas de estatización de los servicios eléctricos son, por decirlo así, meras expresiones de lo mismo: el calor abrumador, que como en El extranjero de Albert Camus todo lo determina y condiciona, y en particular las más reprochables conductas humanas. A mí esta semana me tocó viajar por dos provincias argentinas –Santa Fe y Córdoba– en automóvil y con un promedio de 40 grados centígrados, lo que no significó, ni mucho menos, el cruce del Aqueronte pero sí una incursión en realidades paradójicas. La primera y más grande es la riqueza y abundancia que todavía se aprecia no sólo en los campos sino también en pueblos y ciudades. Están a la vista los inmensos campos sembrados de girasoles, maíz y soja, sobre todo soja, a lo largo de cientos, miles de kilómetros. Eso es lo que se ve desde todas las carreteras, principales o secundarias. La segunda observación es la casi desaparición de bosques, que en el caso de Córdoba es además una burla porque cada tanto se ven gigantografías que hablan de la preservación de bosques nativos por parte del gobierno provincial, en un contexto de evidente inexistencia de tales bosques. Y la tercera, dolorosa comprobación, es la casi total desaparición de ganado vacuno, que antes –hago estos viajes dos o tres veces por año, desde hace décadas y entrando a muchos poblados– era el protagonista principal del paisaje. Ya casi no se ven vacas en esas pampas, y desde luego, no son creíbles las argumentaciones acerca del ganado en feedlots ni la que supone perversas políticas gubernamentales dirigidas a liquidar los stocks ganaderos. Más bien parece evidente que los productores se pasaron a la soja por cuestiones de bolsillo. Lo que es lamentable pero también lógico al no haber una clara política agrícola-ganadera nacional que equilibre lo desequilibrado. Como sea, no sólo es otra geografía la que se observa en las provincias, sino que también en términos sociales el cambio es apreciable. Innumerables pueblos y ciudades de menos de 20 mil habitantes siguen viviendo como hace años, cordiales y amistosos, sumidos en lo que el poeta Alfredo Veiravé llamó “siestas sacramentales”. Las ciudades emergentes, de entre 20 y 100 mil almas, como Reconquista, Arroyito, Rafaela o San Francisco, son hoy centros industriales a la vez que agrícolas, y parecen mostrar pleno empleo junto con los naturales conflictos entre las tradiciones y la siempre agresiva “modernidad”. Son las grandes ciudades las que reproducen, del peor modo, la crisis que la Argentina ha vivido desde la dictadura –alfonsinato y menemato incluidos– y con el coronamiento del bestializado ingreso al tercer milenio: pobreza e indigencia extremas, villas miseria ofensivas para la dignidad humana, dormideros abominables y todo con visible carencia de agua potable y los servicios más elementales. Son núcleos aquí más grandes, allá más pequeños, que rodean a las grandes capitales: Santa Fe, Rosario, Córdoba, cada una de las cuales reproduce en escala los horrores de los más horrorosos puntos del conurbano bonaerense. No sólo son productores de las peores conductas sociales, sino también acusaciones rotundas a las pésimas políticas llevadas a cabo desde los poderes locales. En ese contexto, las policías camineras salen a las rutas casi exclusivamente para coimear. Sea cual fuere la infracción que se cometa, grande o pequeña, e incluso si no se comete ninguna, cada control o retén (me tocaron ocho en cuatro días) desencadena una cuasi graciosa –sí que vergonzosa y lamentable– esgrima verbal entre el uniformado que busca modos de que el supuesto infractor acepte “arreglar” y el conductor en muchos casos ofendido y frustrado. Y es que no todos los que van al volante practican la única respuesta recomendable: o me deja seguir o me hace una boleta, pero dinero no le doy. En Buenos Aires, en cambio, todo esto puede parecer exótico, quizá porque allí la furia siempre tiene directores, como tiene prensa y tiene fogoneros al servicio de los más cretinos intereses. Allí, a diferencia de las provincias, hay un enorme esfuerzo en marcha para desestabilizar. Como en los avisperos, se trabaja arduamente para que los gobiernos no terminen y para ello siempre son propicios los veranos calientes. Antiguamente muchos golpes de Estado se hicieron en marzo o después. Y fue al final de un verano que cayó Alfonsín, como fue en verano que Menem terminó su deshilachado mandato y fue en otro caliente verano que le estallaron el gobierno y la sociedad a De la Rúa. Al menos por lo que se vio en la tele estos días y el clima pre bélico que estimulan ciertos medios, es evidente que una vez más hay quienes hacen esas tareas, como bien lo delatan los grandes diarios. Y así, más que nunca, hoy este país es dos países. Ha de ser, como diría Camus, por obra del calor. 29/12/13 Página|12

El infierno de Kaláshnikov Por Robert Fisk *

Siempre he tenido una debilidad por el viejo Mikhaíl Kaláshnikov Timoféyevich, que murió poco antes de Navidad. Cuando me encontré con él, sus ojos siberianos estaban tan alertas como los de un lobo. Era impetuoso, duro, desvergonzado. Supongo que tenía que ser así. Por haber dado su nombre al más famoso rifle en el mundo –que yo mismo había visto en el Líbano, Siria, Irak, Egipto, Palestina, Libia, Argelia, Armenia, Azerbaiyán, Bosnia, Serbia, Yemen– debía tener la respuesta a la pregunta obvia. ¿Cómo podría Kaláshnikov justificar toda esta sangre que brota de los seres humanos, cortesía de su diabólica invención? “Ves”, dijo el anciano lobo, “todos estos sentimientos se producen porque una parte de nosotros quiere liberarse con las armas, pero en mi opinión sería bueno que la otra parte prevalezca. Será después de mi muerte, pero llegará el momento en que mis armas no serán más utilizadas o necesarias”. Ahora, aquel hombre –una pequeña figura encorvada con el pelo canoso y peinado y unos cuantos dientes de oro, cuando lo conocí hace doce años– se ha ido al cielo de los armeros, después de haber pasado algunos de sus últimos días en la fábrica de armas en la que aún trabajaba –a la increíble edad de 94– en la ciudad rusa de Izhevsk. Y al día siguiente, estaban los rebeldes de la República Centroafricana en nuestras pantallas de televisión, blandiendo, bueno, sus rifles automáticos Kaláshnikov AK- 47. “AK” por Automat Kaláshnikova, “47” por 1947, la fecha en que se fabricó por primera vez. La historia de Kaláshnikov es bien conocida. Herido en la batalla de Bryansk en 1941 –un proyectil alemán impactó contra su tanque y parte del blindaje del vehículo se clavó en su cuerpo–, reflexionó en su cama de hospital sobre una pregunta que le formuló un compañero. “Un soldado en la cama de al lado me preguntó: ‘¿Por qué nuestros soldados tienen sólo un rifle para dos o tres hombres cuando los alemanes tienen automáticos?, Así que diseñé uno. Yo era un soldado y creé una ametralladora para un soldado.” Mikhaíl Kaláshnikov era muy consciente de la condición mítica de su arma. “Cuando me reuní con el ministro de Defensa de Mozambique”, me contó, “él me recibió con la bandera nacional de su país que lleva la imagen de una Kaláshnikov. Y me dijo que cuando los soldados que luchaban por la liberación volvieron a sus pueblos, llamaron ‘Kalash’ a sus hijos. Creo que esto es un honor, no sólo un éxito militar. Es un éxito en la vida cuando las personas llevan mi nombre, Mikhaíl Kaláshnikov”. No mencioné que Hezbolá también incorporó esta miserable arma en su insignia, y que el rifle forma la “l” de “Alá” en el alfabeto árabe en su bandera amarilla y verde. No tuvo mucho sentido, recordé en ese momento preguntar a sus hijos qué pensaban de él. Su hijo Viktor era un diseñador de armas pequeñas. Viktor había traído a su papá a la feria de armas de Abu Dhabi, donde me encontré con él, un triste accesorio de moda para la campaña de exportación de la antigua Unión Soviética. Sin embargo, Mikhaíl Kaláshnikov, obviamente había pensado mucho acerca de su papel en el mundo –y sobre la muerte– y él quería, pensé, una especie de absolución. “No es mi culpa que el Kaláshnikov se volviera tan conocido en el mundo”, dijo, “que se utilizara en muchos lugares conflictivos. Pienso que las políticas de estos países tienen la culpa, no los diseñadores de armas. El hombre nace para proteger a su familia, a sus hijos, a su mujer. Pero quiero que sepan que, aparte de las armas, he escrito tres libros en los que trato de educar a nuestros jóvenes para que respeten a sus familias, a las personas mayores, a la historia...” El viejo muchacho produjo una edición en inglés de su libro, una lectura bastante buena, con un montón de patriotismo autocrítico –y lo firmó con un crayón azul–. “Yo vivía en una época en que todos queríamos ser útiles para nuestro Estado (soviético)”, dijo. “Hasta cierto punto, el Estado se hizo cargo de sus héroes y sus diseñadores. En el pueblo donde nací, de acuerdo con un decreto especial, se erigió un monumento en mi honor, dos veces más alto que mi estatura. En la ciudad de Izhevsk, donde vivo, hay ahora un museo Kaláshnikov con una parte dedicada a mi vida. ¡Y esto fue hecho mientras estoy con vida!” El no era rico, tenía poco dinero, o al menos eso me dijo. “Yo habría hecho un buen uso de ese dinero si lo tuviera. Pero hay algunas cuestiones que pueden ser más importantes. El presidente Putin me llamó por mi cumpleaños el otro día. Ningún otro presidente llamaría por teléfono a un diseñador de armas. Y estas cosas son muy importantes para mí.” Pero ¿qué pasa con Dios?, le pregunté. Kaláshnikov, que todavía llevaba sus dos medallas de Héroe del Trabajo Socialista, me contó una historia extraña. Un mayor del ejército saudí, una vez le había preguntado, según contó, si se le había ocurrido cambiar su fe. “Para los estándares cristianos, usted es un gran pecador. Usted es responsable de miles, incluso decenas de miles, de muertes en todo el mundo. Ellos le han preparado un lugar en el infierno.” Pero Kaláshnikov fue un verdadero musulmán, insistió, no obstante, el militar saudí. Cuando el tiempo de su existencia terrenal termine, Alá le dará la bienvenida como a un héroe, porque “la misericordia de Dios es infinita”. ¿Entonces, está Mikhaíl Kaláshnikov ahora en el cielo o en el infierno? Por supuesto, le pregunté en ese entonces lo que Dios diría realmente de él cuando muriera. “Nosotros fuimos educados de una manera tal que probablemente yo sea un ateo”, respondió. “Pero existe algo...” * De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Patricio Porta.

A 40 AñOS DEL GOLPE DE ESTADO DE PINOCHET EN CHILE, LA TRANSICION NO TERMINA Tareas pendientes en materia de DD.HH.

La tenacidad de quienes han sido parte de las demandas de las agrupaciones de derechos humanos tuvo grandes logros en avanzar para crear conciencia. Pero falta conocer el presunto rol de civiles en los crímenes de la dictadura. (imagen bachelet-marcha-chile) Bachelet entre una multitud durante un acto en el ex centro de tortura Villa Grimaldi, en septiembre de este año. Por Christian Palma Desde Santiago A la hora de los balances de cierre de año, sin duda, el tema de los derechos humanos es una temática que en Chile seguirá presente mientras las víctimas de los atropellos ocurridos durante la dictadura que encabezó Augusto Pinochet (1973-1990) no sientan de verdad que llegaron la verdad y la justicia. En septiembre pasado, mes en que se conmemoraron 40 años desde que los militares tomaran el poder por la fuerza, el país se polarizó una vez más entre los cada vez menos visibles pinochetistas y quienes rechazan el horror vivido en el país, sector al cual se han sumado las nuevas camadas de la derecha chilena, que arrinconada bajo ese manto de desprestigio perdió por paliza las elecciones presidenciales y quedó en minoría en el Congreso. En este escenario, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Lorena Pizarro, al comentar a los medios su análisis de este 2013, advirtió que “es el tiempo” de comenzar a responder frente a las demandas de verdad y justicia, tras largos años de transición. De esta forma, afirmó que este año en particular la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado significó una gran remezón en la conciencia nacional. Pizarro, quien vivió el horror en carne propia, aseguró que la tenacidad de quienes han sido parte de las demandas de las agrupaciones de derechos humanos tuvo grandes logros en avanzar para crear conciencia respecto de lo que significó la vulneración de derechos durante la dictadura. Sin embargo, señaló tajantemente que entre las tareas pendientes está conocer el presunto el rol de civiles en las violaciones a los DD. HH. “Son muchas las tareas pendientes, porque un país que vive 23 años de transición, con 20 años de ellos por una coalición (Concertación) y luego con la Alianza (de derecha), creemos que ya es tiempo de empezar a vivir en una democracia verdadera, y eso significa que la deuda es enorme, porque durante estos largos años, al no tener en el centro los derechos de las personas, se acrecienta la injusticia, la deuda ha crecido demasiado, por lo tanto ya es tiempo de resolverlo”, sostuvo. Junto a ello, la histórica dirigente afirmó que la consigna del “nunca más” es más fundamental que nunca. “Tenemos una tarea gigante, los violadores de los derechos humanos han envejecido, la demanda de verdad y justicia se tiene que materializar ahora, porque si no se nos va a pasar el tiempo y ellos van a morir de viejos, como lo hizo el dictador (Augusto Pinochet) en la absoluta impunidad.” Volviendo al balance, Lorena Pizarro dijo que “el principal avance para la causa de la verdad, la justicia y la lucha contra la impunidad fue el remezón nacional este año en el contexto de la conmemoración de los 40 años del golpe. Esto no se dio en forma mágica, esto tiene que ver con el entendimiento, nivel de conciencia y de conocimiento que tuvo la inmensa mayoría de la población de lo que fue el golpe, tiene que ver con que se ha avanzado y se ha materializado una lucha demasiado larga, con poca voluntad política por parte de las autoridades para enfrentar el tema”. En relación con los logros que esperan obtener el año que viene, con Michelle Bachelet a la cabeza de La Moneda, Pizarro aseguró que “esperamos que las voluntades políticas materialicen aquel derecho que está escrito y que Chile ha firmado en reiteradas ocasiones, sin duda que debiera ser distinto si no tenemos a la derecha en el poder, sin duda hoy hay que hacer lo que no se hizo en estos 23 años, tenemos toda la fuerza para demandar verdad y justicia”. Agregó que “hoy resulta injustificable no avanzar en el enjuiciamiento de civiles y militares que están impunes, en terminar con el penal Punta Peuco, en terminar con la aplicación de la Ley Antiterrorista, en terminar con los presos políticos mapuches, tenemos toda la fuerza para demandar el respeto a los derechos humanos”. Finalmente señaló que “todo lo que fue la planificación, la colusión genocida, toda esa desestabilización que se estableció en el gobierno de Salvador Allende para justificar el golpe, tuvo participación además de civiles chilenos y extranjeros, de destacados sujetos que han participado de la política y será el Poder Judicial el que tiene que investigar y desenmascarar aquella parte de la impunidad que hoy está presente en el país”. A pesar de la lentitud de los juicios, la Justicia avanza. Esta semana, por ejemplo, ocho ex miembros del Ejército de Chile fueron condenados en primera instancia por los homicidios calificados de 14 personas en el llamado caso Caravana de la Muerte. El juez Leopoldo Llanos impuso penas que van desde 3 a 15 años de cárcel a los ex militares, según su grado de responsabilidad en los asesinatos perpetrados el 19 de octubre de 1973 en Antofagasta. Los sentenciados a 15 años y un día son Sergio Arredondo González, Marcelo Moren Brito, Juan Chiminelli Fullerton y Patricio Ferrer Ducaud. Pablo Martínez Latorre fue condenado a cinco años y Pedro Espinoza Bravo, Luis Felipe Planco Gallardo y Emilio de la Mahotiere González a tres años. Gonzalo Santelices Cuevas fue absuelto por falta de participación en los hechos. La Caravana de la Muerte, uno de los casos de violaciones de los derechos humanos más emblemáticos en Chile, fue una comitiva militar dirigida principalmente por el entonces general Sergio Arellano Stark, que recorrió el país después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973, ejecutando prisioneros políticos. El fallo del juez Llanos determinó que el 19 de octubre, cuando la delegación de militares que se trasladaba en helicópteros llegó a la norteña ciudad de Antofagasta, el “oficial delegado (...) dispuso que 14 prisioneros políticos debían ser retirados de la Cárcel Pública (...) y trasladados a la Quebrada El Way”. Agregó que una vez que se produjo el traslado, “los prisioneros fueron separados en grupos de tres o cuatro y llevados frente a un paredón (...) y ejecutados por miembros de la comitiva del oficial delegado y personal militar de la zona, mediante diferentes ráfagas de fuego, provenientes de las armas que portaban”. Las personas fusiladas se encontraban procesadas por la Fiscalía Militar, sin que aún se hubiese dictado sentencia en contra de ellas. Llanos ordenó que el Estado y los condenados deberán pagar indemnizaciones a los familiares de las víctimas por concepto de daño moral. 29/12/13 Página|12