jueves, 29 de enero de 2015

Caretear la muerte de Nisman Por Demetrio Iramain

Parte del montaje mediático-opositor construido en las últimas semanas se basa en la “insensibilidad” de Cristina, “propia de los monstruos”, según se aventuró una diputada del Pro que se mandaba mensajitos con el fiscal Nisman, no obstante lo cual da cátedra sobre independencia de poderes y no injerencia de la política en el sistema de administración de Justicia. No es nuevo. La supuesta prohibición de la mandataria al canciller Timerman de que participe en la marcha en París que repudió la acción terrorista contra el semanario francés, fue el nuevo pincelazo a un decorado que viene de lejos.

Ese adorno discursivo no es menor. Busca legitimar ante la opinión pública las continuas operaciones de desgaste, las permanentes acciones corrosivas de una derecha que se ha vuelto decididamente golpista. Ojo. “Pestilente realidad”, “graves síntomas de descomposición”, “inoperancia y desvergüenza”, puede leerse en un mismo texto editorial, publicado en simultáneo a estas líneas en el diario Clarín, por una de sus plumas más destacadas.

Ofendida, contrariada, violentada por el contenido de sus políticas, por su sentido de la historia, por su decisión y compromiso ideológicos, la derecha le apunta al kirchnerismo por sus formas. Su tupé. Sus palabras a veces destempladas, que llama “soberbia”.

Néstor y Cristina todavía deben un llanto público por el incendio en Cromañón, por la tragedia de Once, por los muertos en las canchas, dicen quienes afirmaron como al pasar y sin que se les mueva un pelo, que la demostración popular de dolor ante la muerte de Néstor Kirchner fue fabricada por Fuerza Bruta.

Eso: quienes sugirieron, o dejaron decir, o hicieron decir a otros ciertamente más impresentables que ellos, que Néstor tendría que haber sido velado con el cajón abierto para despejar las dudas sobre su muerte, señalan con el dedo a Cristina porque sus primeros comentarios ante la muerte del fiscal que cuatro días antes la había denunciado penalmente por encubrimiento del atentado en la AMIA, fueron por Facebook. ¿Será que les molesta precisamente eso: la imposibilidad de mediar en la comunicación de la líder política con su pueblo?

Exactamente los mismos que dicen que Cristina “sobreactuó” en su mensaje por cadena nacional, al vestirse de blanco y presentarse sentada en una silla de ruedas, critican a la presidenta por no haber enviado públicamente sus condolencias a la familia del fiscal.

Aunque, ¿qué habría pasado en ese caso? Si Cristina hubiera hecho un pésame público por Nisman, como le reclaman oportunistas de todos los colores que sólo saben hacer cumplidos políticos, esos mismos que la critican, ¿no dirían que sobreactuó su pesar?

Algunos vinieron a la política a hacer formalidades únicamente. No le pusieron el cuerpo a ningún enfrentamiento en serio con los centros de poder real, pero tienen especialistas en marketing, publicistas que cobran fortunas, para asesoramiento de imagen. Su mayor política de Estado es ganar centímetros en la prensa hegemónica, que los trata con indulgencia. Están para enviar condolencias, mandar declaraciones de apoyo o solidaridad sin poner jamás el cuerpo, sacarse una foto, y punto. No hacen política, la caretean. Posan con Violetta, con Shakira, con los Rolling Stones. Farandulizan la cosa pública. El que nombró al “Fino” Palacios, ahora dice “Yo soy Nisman”, que lo procesó. Quien montó una SIDE en escala porteña, nombró a Ciro James para espiar a opositores desde el Ministerio de Educación de la ciudad, y está procesado por espionaje, ahora da conferencias de prensa para opinar sobre el proyecto de ley sobre Inteligencia, que desconoce.

Esos hipócritas que sobreactúan, histeriquean y usan impúdicamente la muerte de Nisman no son, precisamente, la presidenta. Distinto es Lorenzetti.

A propósito, ¿no llama la atención que los presidenciables de la oposición pidan tanto por la Corte Suprema? ¿Que Massa tire la primera piedra y reclame que la Corte Suprema se expida prontamente respecto de la posibilidad de tomar bajo su responsabilidad las tareas de inteligencia? ¿Que el Club Político Argentino pida que la Corte Suprema esto y lo otro? ¿Que Lorenzetti se reúna con la jueza Palmaghini y le dé todo su apoyo? ¿Que Lorenzetti se reúna con el decano del Cuerpo Médico Forense y le dé todo su apoyo ante las medidas de prueba que ese órgano pericial debía realizar sobre el cadáver de fiscal Nisman?

Cuando tantos y tan variados opositores repiten Corte Suprema, Corte Suprema, Corte Suprema. ¿no será que están mirando de reojo a Lorenzetti en la línea de sucesión presidencial? No sé. Digo. No vaya a ser que…

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Grecia y la nueva izquierda europea Por Camila Bonetti

Finalmente el líder de la izquierda Alexis Tsipras se hizo con la victoria en unos comicios que dieron mucho que hablar en Grecia y Europa. Su juventud, personalidad y promesas de cambio lograron seducir a un electorado golpeado como nunca antes a partir de la crisis económica que azota al Viejo Continente desde el año 2008. Las derechas europeas, por su parte, temen el avance de una nueva concepción política que no contempla el ajuste como única opción de salida, mientras que la socialdemocracia queda tan antigua como endeble.

Tsipras obtuvo un triunfo clave no sólo para su país sino por el contagio que puede significar para el resto de Europa. El líder de la nueva izquierda griega promete poner fin a la serie de ajustes que golpean a la ciudadanía desde 2010, cuando el desafortunado ex primer ministro socialista Yorgos Papandreu asumía el gobierno luego de dos períodos con conservadores en el poder y se encontró con números tan rojos en su economía que la bomba no tardó en estallar. Es que su predecesor Kostas Karamanlís se encargó de ocultar el déficit presupuestario que hundía a su país ante la imposibilidad de hacer frente a las exigencias del euro y el FMI. Desde ese entonces, Grecia sólo sobrevivió gracias a la ayuda del Banco Central Europeo y a cambio tomó una deuda que hoy alcanza al 175% de su PBI, recortó hasta el hartazgo en gastos sociales, y vivió sumergida en huelgas y violencia.

Casi seis años después del estallido, y tras haber bajado la cabeza ante las órdenes de Merkel y los funcionarios de Bruselas, ciudad cede de la UE, surgió un líder que dijo basta y la ciudadanía dio ayer en él su voto de confianza. Tsipras promete subir el sueldo mínimo y negociar para bajar la deuda externa de su país, entre otras medidas tendientes a reforzar el papel del Estado, hecho que asusta (y mucho) a las derechas europeas que optan por el ajuste interminable y no hacen más que hundir las economías y todos los logros sociales que alguna vez tuvieron a Europa como ejemplo a seguir a nivel mundial.

España, por su parte, recorre el mismo camino de la mano de Podemos, el partido liderado por Pablo Iglesias que surgió tras el movimiento 11-M en protesta por la crisis económica que también llevó al estallido de la burbuja inmobiliaria y recortes en gastos del Estado que dejaron sin trabajo, sin casa ni ayuda social a millones de personas, mientras bancos privados fueron rescatados con fondos públicos. La ola de irritación que provocaron estos hechos culminaron con el surgimiento de "los indignados" y el subsiguiente movimiento 11M, en un principio sin un claro líder, que se manifestó en las calles y plazas pacíficamente ante la cantidad de injusticias que les tocaban vivir, y pagar.

Ambos líderes y partidos son la nueva esperanza de la izquierda europea que hace años brilla por su ausencia y su falta de determinación. Los partidos socialistas han defraudado al electorado por su tibieza, la carencia de líderes carismáticos y el fácil giro a la derecha que dieron algunos. En España, por ejemplo, Zapatero fue el primero en pedir ayuda al FMI y durante su gobierno estalló la crisis a la que no pudo hacerle frente y llamó a elecciones anticipadas. En Francia el actual presidente socialista recortó gasto público y nombró a un gabinete que dista de defender los ideales de su partido. En Grecia, el ya nombrado Papandreu también tuvo que dejar antes su mandato y tomó medidas de austeridad. En Suecia el socialismo no duró ni seis meses en el poder y el primer ministro ya llamó a elecciones para marzo de este año. En todos estos casos, el poder del sector privado y Merkel fueron más fuertes que cualquier gobernante que, sin demasiada firmeza, haya intentado optar por otro camino para salir de la crisis.

Con el triunfo de Tsipras ahora se abre una nueva forma de encarar la crisis griega que, si triunfa, puede generar un efecto contagio en otros países y por ende el fortalecimiento de partidos de izquierda hoy relegados. El tiempo y las circunstancias dirán si Alexis podrá hacerle frente a la troika europea o si es uno más de la lista, mientras tanto los casos del partido Syriza en Grecia y Podemos en España son una clara demostración de cómo los países más golpeados por la crisis y el ajuste económico pueden cambiar de rumbo luego de años sin avances. El primero ganó ayer sus elecciones, y el segundo espera su turno en diciembre de este año. La izquierda parece haber despertado de una larga siesta, y promete llegar para quedarse.

Diario Registrado

Del laberinto se sale por arriba Por Gustavo Cirelli



En pleno fervor de la primavera democrática, días de la ilusión alfonsinista, a mediados de los ’80, en un local del PC en una vieja casona de la calle Ventura Bosch, en Liniers, un cartel pegado sobre un viejo teléfono negro advertía con cierta ironía, palabras más, palabras menos: "No llame desde este teléfono ni a su suegra, está pinchado." Por entonces se venía de la oscuridad mortuoria del terrorismo de Estado. Era una sensación de época. En un local de la JP en la zona de Mataderos no hacía falta que hubiese cartel con advertencia. Se sabía. Y no sólo en los ambientes de la militancia política.

Pasaron más de 25 años desde entonces a hoy, con tropiezos, desilusiones y nuevas ilusiones, pero siempre en democracia. Y siempre con la misma certidumbre que las cloacas de la Patria seguían operando, ahí, al acecho, espiando, montando operaciones. Sumando carpetas a sus anaqueles polvorientos.

Entonces fue la SIDE, que pasó a ser la SI, y el orden de las siglas no alteró el producto: la autonomía operativa le permitió desarrollar su tarea por fuera del control de los mecanismos institucionales. Un pozo ciego de la democracia. Un deuda de todos los gobierno del '83 a la fecha, como resaltó la presidenta en su cadena nacional de anoche.

En los años ’90 hubo dos atentados terroristas (Embajada de Israel y AMIA). Los agentes de Inteligencia debieron prevenirlos, esa era su función natural. Su accionar, como mínimo, fracasó y todo lo que devino luego de los ataques fue tan sinuoso y sucio con operaciones cruzadas, de contrainteligencia, que coronaron la impunidad que aún empañan ambas investigaciones y la memoria de las más de 100 víctimas. En los próximos meses comenzará el juicio por el encubrimiento al atentado del '94 a la mutual judía de Buenos Aires. El ex presidente Carlos Menem estará en el banquillo de los acusados. Pero también, el "Señor 5", el mandamás de la SIDE de aquellos años, Hugo Anzorreguy.

Todo quedó expuesto a la luz en estas horas: la millonaria caja de la ex SIDE, la falta de control parlamentaria sobre su funcionamiento, el descontrol de escuchas telefónicas desde "Ojota", la promiscua relación de los "servicios" con la Justicia Federal denunciada por oficialistas y opositores, y la persecución y acoso a dirigentes y periodistas.

Ayer la presidenta dio otra muestra de valentía. Enfrentó al monstruo mirándolo de frente.

(Hace más de 10 años, colaboré con Roberto Caballero, director fundador de Tiempo, en la investigación para su libro AMIA, la verdad imposible. Una mañana al llegar a su casa, como era habitual para ponernos a trabajar sobre el tema, Roberto me esperó con un sobre papel madera en sus manos, una material que le habían hecho llegar horas antes: adentro había un croquis con un informe que demostraba cómo lo habían seguido, espiado, poco tiempo antes inmiscuyéndose incluso en la intimidad de su ámbito familiar. Una perversa maniobra de los servicios para hacerle llegar un mensaje elocuente, que el tema AMIA no era un territorio sencillo de expugnar. Una canallada cobarde –de las que provocan zozobra, dudas– que no impidió, obviamente, la publicación del libro).

A los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán en 2002 también los alcanza el largo brazo de los agentes de Inteligencia. Uno de los ejecutores materiales de los crímenes de los jóvenes militantes fue el comisario de la Bonaerense Alfredo Fanchiotti, quien era en enlace entre esa fuerza y la SIDE, ya por entonces llamada SI, cuyo jefe era el fallecido Carlos Soria.

El alfonsinismo, el menemismo, el delarruismo, el duhaldismo y el kirchnerismo debieron convivir con un aparato de Inteligencia del Estado que ha tenido tal autonomía y poder que su omnipresencia se lee claramente en las crónicas trágicas que se escriben por estas horas.

Ayer la presidenta dio otra muestra de valentía. Enfrentó al monstruo mirándolo de frente. Aparecerán, sin dudas, detractores oportunistas, o medios de prensa críticos que cuentan en sus staff con periodistas procesados por armar notas con los oficios subterráneos de los espías; u opositores que olvidan su pasado y la responsabilidad que han tenido los partidos a los que pertenecen en relación y dependencia a los servicios de la usina del miedo de la calle 25 de Mayo 11.

Una vez más el kirchnerismo demostró que no es fácil de doblegar. El discurso de Cristina de ayer fue categórico.

Puso el eje en un punto de inflexión en su gestión: el Memorando de Entendimiento con Irán y cómo a partir de intentar darle impulso a la causa AMIA, las operaciones de inteligencia procuraron socavar una y otra vez su gobierno. Las enumeró. Están en los archivos.

Dijo algo más al concluir su anuncio sobre la disolución de la Secretaria de Inteligencia: "A mí no me van a extorsionar, no les tengo miedo." Néstor Kirchner la llamaba "la presidenta coraje". Sabría por qué lo decía.

Se gobierna para la Historia, que es, a la vez, gobernar para el futuro, para las nuevas generaciones. Las peleas de fondo que dio y sigue dando el kirchnerismo perdurarán más allá de diciembre de 2015, cuando la actual mandataria ya no ocupe la presidencia. La desarticulación, la disolución de la SI es un proyecto que redundará en beneficios para las estructuras e instituciones de la democracia.

"No puedo permitir que se tenga sitiada a la democracia", afirmó la jefa de Estado cuando anunció el proyecto de ley que ingresa al Parlamento y que deberá entrar en vigencia dentro de los próximos 90 días.

Algunos editorialistas con olor a naftalina ideológica reclamaban la presencia de la presidenta, su voz, que dé la cara. Hizo algo más que eso. Volvió a marcar la agenda pública, por dónde debe ir una discusión que resulta central en el país.

Seguramente los que nunca hicieron nada, que jamás osaron acercarse al hormiguero de la ex SIDE impugnarán, obvios, que haya sido ahora. Es ahora.

Y ahora deberán sentarse en sus bancas para debatir de cara a la sociedad que los observa qué harán, por caso, ante los siguientes puntos destacados del proyecto de creación de una Agencia Federal de Inteligencia:

. Sus objetivos serán la investigación sobre hechos de seguridad nacional y sus habitantes para la prevención de amenazas internacionales como terrorismo, ciberdelitos, narcotráfico, tráfico de armas, de personas y delitos financieros.

. La AFI tendrá de un director general y de un subdirector, que serán designados por el Ejecutivo, pero con acuerdo del Senado. Ambos funcionarios serán la única vía de acceso a la Agencia.

. La ley enmarcará las actividades de la AFI, que deberán adecuarse a la Constitución Nacional y a toda ley de Derechos Humanos.

. Se crearán bancos de protección de datos y archivos. Y esa información será confidencial, secreta, reservada o pública, según las distintas categorías.

. Se contemplarán penalidades de tres a diez años –no serán penas excarcelables– al que intercepte conversaciones telefónicas o de cualquier otro tipo.

. También serán penados los funcionarios que tomen contacto con los servicios de Inteligencia por fuera de las dos autoridades de la Agencia.

. Se trasferirá el Sistema de Observaciones Judiciales la Procuración general de la Nación.

En 90 días se oirán crujir varias estructuras. Los cazadores ocultos están nerviosos. La justicia, en tanto, tiene un desafío enorme: determinar qué pasó con Alberto Nisman, un fiscal de la Nación que terminó su vida con un disparo en su cabeza en el baño de su departamento.

La dirigencia política en su conjunto también tiene por delante un desafío mayúsculo: saldar una deuda de la democracia. Serán 90 días intensos. Más de un legislador más habituado a sentarse en los set de tevé que en su banca deberá exponer sus ideas en el recinto y fijar su posición. Sin miedos.

PD: Carlos Marx escribió: "La historia se repite dos veces. La primera como tragedia, la segunda como farsa." Trágica y heroica fue la determinación de los periodistas del Buenos Aires Herald, con Robert Cox a la cabeza, denunciando en tiempo real las desapariciones de personas y otras atrocidades del terrorismo de Estado. Una tradición que marcó la trayectoria de ese diario.

Ahora fuimos testigos de la excepción. De un periodista, Damián Pachter, que dijo que tuvo que escaparse de madrugada del país rumbo a su "autoexilio" en Israel ("A salvo en Tel Aviv", tuiteó) porque en Buenos Aires "tenía la sensación" de que alguien lo seguía. Antes de partir posó para unas oportunas fotos en Aeroparque y fue recibido por la prensa al arribar al aeropuerto Ben-Gurión. El periodista despachó un decálogo de críticas al presente de la Argentina. No sabe cuándo regresará "porque el país donde nací no es el país feliz del que solían hablarme mis abuelos judíos". Pachter tuvo un dato, que fue una primicia que redactó en 140 caracteres: un incidente en la casa de Nisman. La muerte del fiscal.

Si de sensaciones se trata, tiene toda la pinta de ser la repetición de la historia. Una farsa.

iNFO|news

 

La “Colonia pirática” del Atlántico Sur Por José Luis Muñoz Azpiri

“Hay que revolcar a la Argentina en el barro de la humillación, hay que desalojarla de la tierra antártica que le corresponde a Gran Bretaña con extensión de sus derechos y dependencias sobre las Falklands y sus dependencias Georgia y Sándwich”. Winston Churchill (nieto)

Con un lenguaje y una argumentación que en estos días nos suena habitual y con la grosera altanería que lo caracterizaba, el 6 de diciembre de 1831 el presidente Andrew Jackson justificaba ante el Congreso de su país lo que sería una práctica cotidiana de la política exterior norteamericana: el envío de una fragata: “Hubiera colocado a Buenos Aires en la lista de los Estados Sud-americanos con respecto de los cuales nada de importancia había de comunicarse que nos afectara a nosotros, si no fuera por las ocurrencias que han tenido lugar últimamente en las Islas Malvinas, en que el nombre de esa República ha sido empleado para encubrir con apariencia de autoridad, actos perjudiciales a nuestro comercio y a los intereses y libertad de nuestros conciudadanos”.

Se refería al episodio acaecido en el archipiélago de las Islas Malvinas que terminó siendo un pésimo negocio para los Estados Unidos, dado que, tal como destaca el historiador Ernesto J. Fitte, “El derecho que le negó a la Argentina de poder prohibir en las cercanías de sus costas la matanza indiscriminada de lobos y focas, hubo de tolerarlo más tarde a Inglaterra cuando este país se incautó también de dos balleneros americanos que merodeaban por la zona” (1).

El 19 de julio de 1829 el Gobernador delegado de Buenos Aires, Martín Rodríguez, creó la Comandancia Política y Militar para “las Islas Malvinas y las adyacentes al cabo de Hornos en el mar Atlántico”, con residencia en la “Isla de la Soledad y sobre ella se establecerá una batería bajo el pabellón de la República”. El decreto expresaba: “Cuando por la gloriosa revolución del 25 de mayo de 1810, se separaron estas provincias de la dominación de la metrópoli, España tenía una posesión material de las Islas Malvinas y de todas las demás que rodean al Cabo de Hornos, incluso la que se conoce bajo la denominación de la Tierra del Fuego, hallándose justificada aquella posesión por el derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa y por la adyacencia de estas islas al continente que formaba el Virreinato del Río de la Plata, de cuyo gobierno dependían”.

El cargo fue confiado a Luis Vernet, quien en 1819 había casado con la dama oriental María Sáenz y adoptó a Soledad para residencia de su familia, llevando asimismo algunos colonos ingleses y alemanes, así como un contingente de criollos dedicados a las tareas campestres, entre los cuales se encontraba el entrerriano Antonio Rivero, quién habría de protagonizar históricas jornadas en 1833.

En 1830 el “Adventure” y el “Beagle” navíos de la expedición del capitán Fitz Roy que llevaron a bordo al naturalista Carlos Darwin, estuvieron en las costas patagónicas, visitando Puerto Soledad, y asistieron a una velada en casa de Vernet, donde su esposa tocó piezas musicales al piano.

Mientras gobernaba Vernet se celebró el primer matrimonio civil argentino en Malvinas, entre el santiagueño Gregorio Sánchez y la porteña Victoria Enriques el 29 de mayo de 1830.

La hecatombe ecológica

Durante el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas en la Provincia de Buenos Aires, Vernet prosiguió a cargo de la comandancia algo más de un año. El 16 de octubre de 1830 el Nº 217 de “The British Packet and Argentine News” publicó una circular de Vernet que decía: “El que suscribe, gobernador de las islas Malvinas, Tierra del Fuego y adyacencias, en cumplimiento de su deber y de lo expresado en el decreto dado por el gobierno de Buenos Aires el 10 de junio de 1829, para vigilar el cumplimiento de las leyes sobre pesca… informa… que la transgresión a esas leyes no pasará desapercibida…”

En efecto, después de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata las autoridades de Buenos Aires comenzaron a preocuparse por los recursos de la Patagonia, que estaban siendo expoliados. Durante el gobierno de Martín Rodríguez (1821) se hizo una formal denuncia y se acometió la difícil tarea de crear una compañía nacional de pesca. Se prohibió la matanza de lobos hembras y sus crías, se reglamentó la pesca y se recomendó suspender el sacrificio de los elefantes marítimos por varios años. Para entonces no menos de 60 navíos ingleses y norteamericanos se dedicaban al faeneamiento de ballenas, focas, elefantes y lobos en aquellas latitudes. Se aprovechaban sus finas pieles y con sus grasas se fabricaban aceites industriales: un lobo mediano rendía entre 20 y 25 litros de aceite.

La matanza de lobos y elefantes se transformaba en una acción infernal. Los loberos, muñidos de fuertes garrotes, y a riesgo de sus propias vidas, destrozaban el cráneo de los animales para evitar que la piel se dañara. Los sacrificios se realizaban en tierra evitando que los animales llegaran al mar.

El breve período de administración argentina de las islas se había caracterizado por efectuar una administración más racional de los recursos naturales. En fecha tan temprana como 1813 se otorga permiso a un bergantín para cazar lobos marinos en el archipiélago, lo que equivalía a prohibir la caza sin permiso.

El historiador Mateo Martinic Beros documentó la caza comercial de lobos marinos en los mares del sur y una de sus consecuencias funestas para nuestro país:

“A partir del último decenio del siglo XVIII, luego de la obtención de la independencia de los Estados Unidos, la caza de lobos marinos australes fue mayoritariamente realizada, hasta convertirse en verdadero monopolio, por los atrevidos pescadores de Nueva Inglaterra que operaban con ligeros y prácticos bergantines y sloops.

Con la codicia y la inconsciencia propia de quienes estiman inagotable un recurso natural renovable, los foqueros fueron diezmando las manadas de lobos marinos, aniquilando poblaciones enteras con lo que hubo necesidad de buscar nuevas costas. De este modo muy pronto se abandonó la costa oriental patagónica y los centros de caza se trasladaron a las Malvinas y otras islas más australes, al laberinto fueguino y estrecho de Magallanes y a los canales del Patagonia occidental, constituyendo la presencia y acción de estos foqueros la consecuencia indirecta del redescubrimiento de la Antártida por Palmer y del golpe de mano británico sobre el archipiélago malvinero” (2).

Las actividades de caza de lobos marinos aumentaron notablemente a partir de 1819, con el descubrimiento de las islas Shetland del Sur. La cantidad de barcos loberos fue tan importante que hacia 1820 Buenos Aires y Montevideo eran los puertos más importantes del mundo vinculados a este comercio. Entre 1820 y 1822, solamente en las Shetland se registra la presencia de 91 barcos de caza. A esta altura quedaban muy pocos lobos marinos en las islas Malvinas, y los barcos cazadores debían emigrar más hacia el sur, aunque continuaran utilizando las Malvinas como base de operaciones.

En 1820 toma posesión de las Malvinas en nombre del gobierno argentino el coronel Daniel Jewett. En ese momento había más de 50 ingleses y norteamericanos ocupándose de la caza de anfibios y la matanza de ganado en las islas. “Uno de los principales motivos de mi cometido –dijo- es evitar la destrucción desatentada de las fuentes de recursos necesarias para los buques de paso o de recalada forzosa que arriben a estas islas”. Es decir, una propuesta conservacionista y de administración racional de recursos naturales.

En forma simultánea, el Consulado de Buenos Aires se ocupó de apoyar una empresa que proponía la caza de lobos marinos “en algunas islas que en la altura del Polo Sur de este continente se hallan inhabitadas”.

Las dificultades de implementación de estos reglamentos se deben a que muchas de las ideas eran anacrónicas por adelantadas: no cabían, no tenían sentido para las necesidades de la época. Eran un ideal, ni siquiera una copia de las realidades europeas.

La grasa de los cetáceos constituía el petróleo de la época. Fue tal la envergadura y la fama mundial que esta aniquilación había adquirido, que incluso escritores que jamás recorrieron nuestras costas lo utilizaron como símbolo de la insensatez del afán de lucro desmedido y se inspiraron en las carnicerías del Atlántico Sur para sus novelas:

“A cuatrocientos cincuenta kilómetros de las costas meridionales de la América del Sur, o mejor dicho, del Estrecho de Magallanes, se halla el grupo de las islas Malvinas descubierto sobre el año 1700 por navegantes franceses (sic) y ocupado hace varios años por los ingleses, no obstante las reiteradas protestas del Gobierno de La República Argentina.

Las dos islas principales (Gran Malvina y Soledad), contienen buenos puertos, colinas, canales y muy pocas plantas, transportadas del Canadá y cultivadas con gran cuidado, porque, cosa rara dada la agradable temperatura que allí se disfruta, los árboles no crecen y se aclimatan con gran dificultad en aquella tierra.

Estas dos islas se han hecho famosas por ser las principales estaciones de los más audaces pescadores de los mares australes que van en busca de ballenas, focas, cachalotes y otros mamíferos y peces de pieles estimadísimas y provistas de grasas valiosas. Por eso al llegar la buena estación, en noviembre o diciembre, porque allí el verano comienza en esos meses, se reúnen muchas naves balleneras a completar sus provisiones en aquellos puertos, y de ellos parten audaces flotillas, con diestros arponeros, para navegar por los helados mares que rodean el inmenso y desconocido continente que rodea al Polo Sur.

He aquí la razón de que `por esos meses haya en las islas Malvinas marineros de todas las naciones del mundo: ingleses, angloamericanos, daneses, holandeses, etc. Y hasta italianos, porque también suelen ir allí no pocos hijos de Liguria. Basta para despegar los labios de aquellos lobos marinos ofrecerles un paquete de tabaco, una botella de whisky o de aguardiente, o de ron de Jamaica y las aventuras llueven como granizo. Allí fue donde oí por vez primera las que voy a contar…” (3).

Otro autor es, a su vez, más categórico:

“… el 15 de marzo dejamos atrás la latitud de las islas Shetland y Orcadas del Sur, y allí me dijo el Capitán Nemo que antiguamente numerosas tribus de focas habitaban aquellas tierras, pero los balleneros ingleses y norteamericanos, en su genio de destrucción, sacrificando los adultos y las hembras preñadas, habían conseguido dejar el silencio de la muerte donde antes existía la animación de la vida” (4).

Hoy “Greenpeace” objeta nuestros emprendimientos industriales en aras al retorno imposible de una Arcadia perdida y virginal, pero los primeros tiempos del dominio británico se caracterizaron por la depredación a gran escala. La cacería de pinnípedos continuó hasta que fue difícil encontrar ejemplares, hasta tal punto que en 1908 se los consideraba extinguidos.

Desde 1803, año tras año, partían desde puertos ingleses, holandeses y norteamericanos, expediciones a los apostaderos del sur de la provincia de Buenos Aires y la Patagonia. La bahía San Blas, en la costa meridional bonaerense, concentraba entonces gran cantidad de estos animales y los expedicionarios emprendían allí frecuentes cacerías con lanzas, garrotes o armas de fuego con ayuda de indígenas contratados que armados de antorchas, impedían que los animales huyeran al mar. Otro método era arrearlos al agua y antes que alcanzaran sitios profundos matarlos desde botes con arpones. En el período 1813-1819, de auge en la costa patagónica, se lograron por lo menos 1.765.000 litros de aceite de elefante marino, lo que equivalía en caso de aprovechamiento óptimo y si solo se hubieran faenado machos de máximo desarrollo, a más de 2.500 ejemplares muertos. Como seguramente habría desperdicios y matanza de animales de menor peso, la cifra tiene que haber sido mucho mayor.

Las Malvinas fueron también otro centro de explotación de la especie desde 1774; en 1837, por ejemplo, se obtuvieron 295.000 litros de aceite. Cuarenta y un año después, los elefantes marinos eran tan solo un recuerdo en el archipiélago.

Las islas Georgias del Sur fueron desde 1775 uno de los sitios más importantes de caza de estos animales: entre ese año y 1820 desde allí llegaron a Gran Bretaña más de 20.000 toneladas de aceite, extraídas de unos 35.000 ejemplares.

Hacia fin del siglo XIX la especie estaba en extinción en las Georgias y en 1908 Inglaterra dispuso medidas de control que no impidieron que entre 1910 y 1918 los británicos faenaran allí unos 26.000 animales (6.000 ejemplares grandes perecieron en un solo verano) y que en 1921-1922 se obtuvieran 319.000 litros del preciado aceite.

Por su parte la Compañía Argentina de Pesca explotó permanentemente apostaderos de las islas australes, con un promedio de 5.000 a 6.000 animales por año; en tierra firme, la última factoría funcionó en lo que es hoy el último apostadero continental: la Península de Valdés.

Dada la regresión numérica del recurso, el interés de los cazadores se desvió entonces hacia los pingüinos, cuya caza se hizo a gran escala y continuó hasta la generalización del petróleo como combustible.

A partir del siglo XVI, barcos europeos atraviesan la región y suelen aprovisionarse con gran cantidad de pingüinos y huevos. Desde mediados del siglo XIX la Tierra del Fuego fue cada vez más frecuentada por pesqueros, balleneros, “loberos” (cazadores de “focas peleteras”) y “guaneros” europeos, estadounidense, chilenos y argentinos. Esto inicia una nueva etapa en la relación entre el hombre y la fauna local y también es el comienzo del fin de los indígenas de la región.

Las abundantes concentraciones de guano –especialmente de biguás y también de pingüinos- ofrecen buen recurso para elaborar fertilizantes, y barcos ingleses lo explotaron desde 1840 hasta 1885 –cuando el rendimiento decayó- en Río Negro, Chubut, Santa Cruz y las Malvinas. Ello trajo aparejada la depredación de huevos en considerable escala e implicó la disminución de la avifauna marina. También “loberos”, marinos y mineros, cada vez más abundantes en la zona, saqueaban los nidos. En 1898, por ejemplo, Payró relata cómo en la isla de los Estados un grupo obtuvo en un día 44 latas con 120 a 130 huevos cada una. Pero más grava para las distintas especies de Pingüinos resultó la caza para obtener aceite de uso industrial. El benemérito capitán Luis Piedrabuena, de quién hablaremos más adelante, se estableció en 1856 en la isla Pavón (Santa Cruz), desde comenzó a competir azarosamente con los extranjeros en la caza de mamíferos marinos, comercio de cuero con los indígenas y fabricación de aceite de pingüino. Para esto se desplazaba con su barco e instalaba en distintos puntos su caldera de vapor y el “tacho”, con capacidad para procesar 600 animales diarios, muertos a palos por sus hombres. Pero sus relativos logros palidecen frente a la producción inglesa en las Malvinas. Allí la caza de mamíferos marinos en pos de pieles y aceites se remontaba al siglo XVIII, pero desde 1820 repercutió drásticamente en los pingüinos: ante la carencia de leña empezó a cazárselos por miles para obtener sus pieles, empleadas como combustible en las calderas para aceite. También se fabricaba aceite de pingüino; en 1892 fuentes de origen británico señalan una matanza anual de 1.300.000 pingüinos, que los llevó al borde de la extinción.

En el siglo XX, si bien la caza se mantuvo en el continente, las medidas proteccionistas permitieron cierta recuperación de las especies y dieron lugar a polémicas aún no cerradas. Los aborígenes fueguinos no tuvieron igual suerte: la disminución de la fauna que los sustentaba, las epidemias importadas, cuando no la violencia directa, los terminaron de extinguir en las primeras décadas del siglo XX.

En cuanto al territorio continental argentino, la depredación se llevó a cabo en parte por las dificultades para realizar controles en un país extenso y poco poblado. La destrucción de recursos fue más intensa en los casos en que había un destino industrial (en cuyo caso se sistematizó la caza y se hicieron inversiones, lo que valía la pena si el recurso estaba concentrado), que cuando se destinaba al consumo local. Era difícil tener criterios conservacionistas cuando no se conocía el territorio y cuando extranjeros cazaban animales que no tenían uso en el país. Eran animales que no tenían una utilización definida y el europeo tiene tradición de cazador-exterminador.

Pero estas dificultades explican tan solo una parte de los hechos. La realidad es que las pocas veces que alguien quiso cuidar un recurso natural y puso empeño en hacerlo, consiguió algunos resultados parciales. Véase lo que ocurrió con el comandante Oyuela en Carmen de Patagones: “Impuso a la pesca que hacían los extranjeros de los elefantes y los lobos un derecho provisional de 5 pesos fuertes por tonelada y dictó un reglamento de policía prohibiendo que se matasen hembras y lobos aún pequeños. Alegando que esto era desusado, los pescadores se resistían a dicha imposición y caso hubo como el de la fragata francesa Comète que contestó que la pagaría a cañonazos. Sucesivamente, prohibió la matanza de lobos a los extranjeros, concediendo el privilegio a los naturales, de quienes aquellos debían comprarlos. Pero, por desgracia, tal había sido el desorden con que antes se había hecho la matanza de lobos y elefantes, y la disminución consiguiente de ellos, que Oyuela la prohibió completamente durante varios años.

Este antecedente muestra la factibilidad del control de recursos faunísticos cuando existe un funcionario leal, dispuesto a pelearse con las fragatas en lugar de asociarse con ellas. Por alguna razón esta clase de hombres no abunda en la época que estamos considerando. Si a ello se une la ausencia de una conciencia y una política conservacionista, sólo nos quedan los testimonios de la depredación.

Un caso interesante de las implicancias geopolíticas de la sobreexplotación de los recursos naturales puede advertirse en la historia del Japón. Sabida es la predilección culinaria nipona por la carne de ballena, pero menos conocida es la causa del abandono de su voluntario aislamiento: precisamente los cetáceos.

Dice Kanji Kikuchi en su interesante y didáctico librito “El origen del Poder. Historia de una nación llamada Japón” que en 1853, cuatro barcos pintados de negro dirigidos por el Comodoro M.C.Perry (1794-1858) de la marina de los Estados Unidos aparecieron en la bahía de Tokio (Edo, entonces) y exigieron la apertura del Japón. ¿Por qué Perry, quiere decir, los Estados Unidos, tenía tan especial interés en abrir el Japón? La respuesta: las ballenas.

En aquel entonces, los puertos japoneses se necesitaban como bases de reabastecimiento para los buque balleneros de los EE.UU. Los norteamericanos, conquistando la frontera oeste, habían llegado a California. La población norteamericana estaba en franca expansión y la demanda de grasa de ballena, como aceite para las lámparas y la materia prima para fabricar alimentos y jabones, crecía cada vez más. Al principio, los norteamericanos cazaban las ballenas en el Océano Atlántico, en todo el Atlántico (incluidos nuestros territorios insulares), pero al exterminarlas (los cachalotes del Atlántico) se trasladaron al Pacífico y pronto se convirtieron en los dueños del Pacífico Norte. Los buques balleneros salían de su base en California y tomaban a las islas Hawai como base de reaprovisionamiento. Según la estadística del año 1846, los buques balleneros norteamericanos en el Océano Pacífico sumaron 736 y la producción anual del aceite de ballena llegó a 27.000 toneladas.

Estos buques balleneros persiguiendo cachalotes navegaron desde el Mar de Bering hasta la costa norte del Japón. Entrando al siglo XIX, los buques balleneros norteamericanos aparecieron varias veces por las costas japonesas, pidiendo suministros de agua y comida, además de combustible. Porque la autonomía de esos balleneros que navegaban a vapor no era suficiente para un viaje que demorara más de cinco meses.. conseguir la base de reabastecimiento en Japón, o no, era de vital importancia para mejorar la productividad de estos buques factorías. Sin embargo, las autoridades locales de las pequeñas aldeas de pescadores del Japón automáticamente rechazaron a los buques balleneros y ni siquiera les permitieron desembarcar. Para ellos no hubo ningún tipo de discusión al cumplir la orden de la Carta Magna celosamente respetada durante siglos por sus antepasados. A nadie le importaba el porqué del aislamiento. No tratar con los extranjeros era simplemente una regla de juego que había que cumplir so pena de muerte, y punto. La ley del aislamiento ya formaba parte del ser japonés.

El comodoro Perry volvió a la bahía de Edo en el año siguiente (1854), esta vez con siete negros buques de guerra, y llegó hasta la distancia adecuada para el alcance de sus modernos cañones que apuntaban al castillo y a la ciudad de Edo, y exigió de nuevo la apertura. El Shogunato de Tokunawa, completamente asustado, firmó el acuerdo de amistad con Norteamérica, concediendo dos puertos como base de reabastecimiento para sus barcos.

Después de depredar las adyacencias de Malvinas, Estados Unidos le abría las piernas al Japón. Con la doncella Soledad no fue tan suave.

Esta iniciativa de administrar racionalmente los recursos naturales del Atlántico Sur fue el comienzo de un conflicto de larga data, aún no concluido, cuya última manifestación fue la dolora herida de 1982. El celo del entonces gobernador argentino, Luis Vernet, por hacer respetar la legislación que representaba, lo llevó a apresar tres buques de bandera norteamericana que faeneaban sin la correspondiente licencia: las goletas Breakwater, Harriett y Superior. la primera logró huir y dar aviso a un buque de guerra, la corbeta Lexington al mando de Silas Duncan, quién, con una curiosa interpretación de la Doctrina Monroe, ingresó a las Malvinas enarbolando pabellón francés – como cualquier corsario o filibustero en tiempos de guerra – y en nombre de los derechos de los ciudadanos estadounidenses – el 28 de diciembre de 1831 arrasó la colonia, saqueó sus instalaciones y dispersó a pobladores desarmados. Haciendo caso omiso a la Doctrina Monroe, la potencia septentrional alegó en el curso de la discusión que no estando comprobada en forma incuestionable que las susodichas islas integraran el patrimonio de la república – pues existía una reclamación latente interpuesta por Gran Bretaña – no tenían justificativo legal los actos de autoridad ejercidos por Vernet. La usurpación británica de 1833 sería la consecuencia natural.

Tras dejar Río de Janeiro el 3 de noviembre y hacer escala en Montevideo el 17 permaneció frente a Buenos Aires, donde recibió denuncias de la captura de varios barcos de pesca de bandera estadounidense por parte del gobernador de las Islas Malvinas Luis Vernet: las goletas Harriet (Gilbert Davison), Breakwater (Carew), Superior (Conger) y Belville.

La conservación de los recursos pesqueros y balleneros fue un eje central en la actividad de las nuevas autoridades malvinenses. Debido a la alarmante depredación de que eran objeto, una de las primeras leyes de Vernet fue prohibir la caza de focas y a cada embarcación que arribaba se le hacía llegar una circular donde se informaba que “(…) a todos los capitanes de los buques ocupados en la pesquera en cualquier parte de la costa perteneciente a su jurisdicción les ha de inducir a desistir, pues la resistencia los expondrá a ser presa legal de cualquier buque de guerra perteneciente a la República de Buenos Ayres; o de cualquier otro buque que en concepto de infrascripto se preste para armar, haciendo uso de su autoridad para ejecutar las leyes da la República. El suscripto también previene contra la práctica de matar ganado en la isla del Este”.

El incidente que disparaba su intervención era el de la Harriet, que tras haber recibido de Vernet en noviembre de 1830 órdenes formales de no cazar focas, no solo las desobedeció, sino que comunicó a Vernet que lo había hecho y que eso no era de su incumbencia y continuó haciéndolo hasta su captura el 30 de julio de 1831.

Después de intercambiar correspondencia con George W. Slacum, quien aunque sin nombramiento actuaba como cónsul estadounidense tras la muerte de John Forbes, quien transmitía su reclamo al ministro de asuntos exteriores Tomás Manuel de Anchorena y remitir él mismo un oficio exigiendo el fin de las restricciones a la pesca y caza de focas, la devolución de los buques capturados, la indemnización a sus propietarios y el enjuiciamiento de Vernet como pirata, el 7 de diciembre envió un reporte al secretario de marina Levi Woodbury y el 9 partió rumbo a las Islas “para proteger el comercio y a los ciudadanos de los Estados Unidos” y “desarmar a esos sinvergüenzas y expulsarlos de las islas, único modo de prevenir que se repitan esos ultrajes”.

El 28 de diciembre la Lexington entró en la Bahía Anunciación bajo bandera francesa. Invitó al segundo de Vernet, Matthew Brisbane y a Henry Metcalf a bordo y cuando acudieron los arrestó. Hecho esto, capturó la pequeña la goleta Águila, desembarcó sus fuerzas y detuvo a la población del pequeño poblado de Puerto Luis, saqueó las instalaciones, clavó los cañones y quemó la pólvora.

La población, exceptuando los gauchos del interior, fue subida a bordo de la Lexington, siete de ellos encadenados, tras lo que Duncan abandonó las islas, sin registrar lo sucedido en el cuaderno de bitácora.

El 3 de febrero de 1832 la Lexington arribó a Montevideo, desde donde Duncan informó a su gobierno que “había decidido hacer pedazos y dispersar esa banda de piratas”. Se dirige directamente al secretario de marina porque a resultas de su acción había sido separado del mando por su superior el comodoro George Rodgers, comandante de la escuadra del Atlántico Sur llegó a Buenos Aires en mayo de 1832 devolviendo a los prisioneros pero reclamando por lo que consideraba una violación del libre derecho de pesca.

El incidente de la fragata Lexington ocasionó un serio conflicto con las autoridades argentinas, quienes alegaba que Vernet en tanto Gobernador de las Islas Malvinas, tenía derecho de confiscar los buques en la zona que incumplieran las leyes. El comodoro George Rodgers llegó a Buenos Aires en mayo de 1832 devolviendo a los prisioneros pero reclamando por lo que consideraba una violación del libre derecho de pesca.

Las relaciones entre Washington y Buenos Aires quedaron prácticamente interrumpidas durante los siguientes once años. La correspondencia sobre este incidente entre los dos países continuó por cincuenta años hasta que, en marzo de 1886, el departamento de estado le aconsejó al representante argentino en Washington que no se discutiera más el caso mientras la posesión de las islas fuera disputada por Gran Bretaña. .

El mito de Monroe

Para el presidente Jackson se trató del escarmiento a una “colonia de piratas y contrabandistas” sobre la que no reconocía la soberanía de la nación del Plata. La expulsión de sus ocupantes era el precedente de otros desalojos como el de los cherokee de Georgia, empujándolos hacia Alabama y luego hacia las tierras improductivas al otro lado del Misisipí, mediante sobornos y otros procedimientos. Pero muchos consideraban que el gran río era el “valle de de la democracia”. Hacia 1850 dicho valle quedaba ya densamente poblado y cultivado, habiéndose expulsado a las tribus indígenas mucho más al oeste y sin demasiadas ceremonias. Los territorios de la orilla oriental estaban divididos en estados, muchos de los cuales se adhirieron en tropel a la Unión: Luisiana en 1812, Missouri en 1821, Arkansas en 1836, Iowa en 1846. Lo que comenzó siendo un goteo se transformó en una inundación que arrolló todo a su paso hasta la costa del Pacífico, en California.

El 2 de diciembre de 1823 James Monroe había enunciado la doctrina de su nombre, la cual tenía algunas limitaciones en su enunciado, generalmente conocido como “América para los Americanos”, pues establecía que Estados Unidos no intervendría para expulsar a las potencias europeas con colonias ya establecidas; que nuestro continente no debería ser considerado como objeto de colonizaciones futuras; que Estados Unidos no intervendría entre guerras de naciones europeas, pero que no actuaría con indiferencia si se atacaba a naciones sudamericanas y que toda intervención contra esas naciones sería considerada enemiga. Parecía desprenderse de ella que Estados Unidos renunciaba a anexiones de otros países del continente, pero no cumplió con esta cláusula en el caso de México y tampoco respetó la colonia española adquirida, y bien de antiguo, de Cuba. Tampoco lo cumpliría en el caso de Malvinas, ni en los bloqueos anglo-franceses, ni en los sectores antárticos de Chile y la Argentina.

La doctrina, aunque llevó el nombre del presidente Monroe, fue redactada por su secretario de estado John Quincy Adams. Su motivo, el peligro que la Santa Alianza europea formada por Austria, Prusia y Rusia quisiera intervenir a favor de la monarquía española y contra la insurrección de las colonias americanas, cuyos diversos focos llevaban diez años ardiendo ininterrumpidamente. En realidad, en la práctica fue la teoría para legitimar la dominación y la intervención sobre el resto del Hemisferio para lo cual construyó un mito que aún perdura. La primera mención al “Destino Manifiesto” surgió en 1845 gracias a un termocéfalo periodista llamado John O´Sullivan, cuando escribió que “la realización de nuestro destino manifiesto consiste en expansionarnos por el continente que nos ha concedido la Providencia para el libre desarrollo de nuestra población, que todos los años se multiplica a millones”.

El “Destino manifiesto” convenció a muchos de los semianalfabetos que leían los periódicos, se les sugirió la idea que el expansionismo norteamericano tenía una justificación moral, y les convenía creerlo. De este modo podía exterminar indios y mexicanos, creyendo que eran unos salvajes infrahumanos, y hostigar a británicos, españoles y franceses considerándose impecablemente justificados por hacerlo. Negarlo equivalía a negar el patriotismo de aquellos estadounidenses, y tal vez incluso su virilidad. Incluso en pleno siglo XX, Taft, siendo presidente entre 1909 y 1913 pudo decir: “Todo el hemisferio será nuestro de hecho, como en virtud de nuestra superioridad de raza (sic) ya es nuestro moralmente”. No en vano su coterráneo Mark Twain contestó irónicamente: “La bandera norteamericana no tiene que tener las cuarenta y ocho estrellas sino cuarenta y ocho calaveras”.

Cerco a la Antártida

Hacia 1830, Inglaterra seguía liderando a todas las naciones con su poder naval y su Revolución Industrial que, en su necesidad de nuevos mercados, impelía a la expansión imperialista. Salía de la etapa artesano-industrial para entrar en la industrial capitalista. En lo económico, principalmente marítimo, el crecimiento de Estados Unidos y las recientes naciones sudamericanas ofrecían una enorme área de desarrollo para la industria y los capitales británicos. Por eso el tránsito del mercantilismo a una política de libre comercio fue una consecuencia natural. Con el dominio de los mares, Inglaterra buscaba y ocupaba posiciones estratégicas y explotaba los recursos naturales necesarios para sus fábricas. El Imperio Británico fue, básicamente, costero e insular, por eso se lo ha caracterizado como puntiforme, diferenciándolo de otras como la de la mayoría de los países europeos e incluso los propios Estado Unidos que fueron del tipo uniforme. La talasocracia inglesa, esto es un imperio asentado en el dominio de los mares, se fundó sobre el control de innumerables puntos sean estos ínsulas o costas separadas entre sí. Todos estos puntos tenían un común denominador: su carácter estratégico, es decir, que cimentaban el dominio de las grandes rutas marítimas, a través de las cuales Inglaterra dominó el comercio mundial, tanto el lícito como el corsario. En el Atlántico Suroccidental, en el Mar Argentino, al igual que hoy efectuaba actividades ilegales de pesca, pero todavía no había podido obtener una posición importante en el Atlántico para poder dominar los pasajes interoceánicos: la puerta al Pacífico, Australia y Nueva Zelanda, de ahí el interés por el archipiélago malvinero.

En el Mediterráneo, Inglaterra usurpó Chipre, Creta, Malta y Gibraltar, con lo cual obtuvo el dominio de la ruta hacia el cercano oriente. Construyó el Canal de Suez para comunicar aquél con el Mar Rojo, apuntando hacia la península arábiga.. En ésta, asentó sus reales en Omán, Adén y otros sultanatos, todos costeros. Se repartió con la Rusia zarista dos zonas de influencia en Irán (1907). Incorporó al imperio a Pakistán y la India y, para controlar la ruta de navegación a Ceylán. Ya en el Extremo Oriente, dominó Birmania, Singapur – pieza clave para el contralor del estrecho de su nombre – en la Malasia, y por ende la ruta hacia Australia, las islas de Indonesia, China e Indochina. Completaban el plano imperial dos posesiones fundamentales: el norte de Borneo y Hong Kong.

En América, desde la implantación inglesa en Terranova en 1583, fue asumiendo el contralor de diversas ínsulas claves, tanto en el Caribe como en América del Sur, Bermudas, Dominica, Granada, Santa Lucía, Santo Tomás, Jamaica, Trinidad, Ascensión, Santa Helena (estas dos no pertenecen geográficamente a nuestra América, pero es indubitable que entran dentro de nuestro ámbito geopolítico, como lo prueba la utilización de Ascensión como trampolín para la agresión en el Atlántico Sur), Tristán da Cunha, Sandwich, Georgias y Malvinas, sin olvidar a las Shetland del Sur que pertenecen a la Antártida, pero que poseen proyección sudamericana. Asimismo, existe otra posesión, que aún subsiste aunque se halla deshabitada: isla Gough, aproximadamente en la latitud de 42° sur, dominando el arco que se desarrolla entre el cabo de Buena Esperanza y la Península Antártica.

Las Malvinas no son solo una mutilación colonial en el continente americano, sino que es la consolidación de tres décadas de presencia marítima, aérea y misilística de la OTAN en el Atlántico Sur, constituyéndose en una amenaza permanente para los países de la región. Para ello ha establecido un anillo de influencia y control marítimo en todo la región del Atlántico Sur sustentada en seis enclaves estratégicos:

-La isla Ascensión, enclave angloamericano fundamental en el aprovisionamiento y en la logística tanto en tiempos de guerra como de paz en la región del Atlántico y a más de 8.000 kilómetros de Gran Bretaña.

- La isla Santa Helena y el islote Tristán da Cunha, dos puntos de refuerzo de gran importancia en el despliegue naval británico.

- Las Islas Malvinas, donde está asentada desde hace tres décadas la fortaleza militar que encubre las actividades económicas e ilegales iniciadas a partir de la declaración unilateral de la zona de exclusión en 1987. En tal sentido, en mayo de 2009, el gobierno del Reino Unido presentó ante la Secretaría de la Convención de derechos Marítimos de las naciones Unidas, el reclamo de delimitación de la plataforma continental en torno a las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur hasta las 350 millas, proyectando, de esa manera, su ocupación colonial sobre una superficie marítima de unos 3.500.000 km2. A su vez, en noviembre de 2011 Londres anunció la creación del santuario ecológico más grande del mundo en torno de las islas subantárticas con la oculta intención de ampliar la zona de exclusión.

-El pretendido sector antártico británico y su plataforma continental, que constituyen un área de influencia estratégica de más de 1.000.000 de kilómetros cuadrados, situación que compromete decisivamente la proyección antártica de los países del Cono Sur.

SECTOR ANTARTICO

Este formidable despliegue de control marítimo y naval en el Atlántico Sur, que no tiene antecedentes en cuanto a la vastedad de sus objetivos en los dos siglos de presencia británica en la región es inescindible de la política hemisférica del Departamento de Estado norteamericano. No en vano, el año pasado el presidente de la Academia de Geografía de la Federación Rusa declaró que “Malvinas fue la primera batalla de la próxima guerra mundial, que no tendrá connotaciones ideológicas sino que será por los recursos inexplotados del continente antártico”. Solo así se comprende la sugestiva reactivación de la IV Flota, versión remozada de la política del “Big Stick”, con la excusa de desarrollar “tareas humanitarias” y de control del narcotráfico y el terrorismo. Es evidente que ante el fracaso de imponer una política de libre comercio en el continente, una suerte de unión aduanera o “Zollverein” que viene intentando infructuosamente imponer desde la primera Conferencia Panamericana de 1889 y el renovado crédito a la gestión de los gobiernos nacionales y populares de la región, que alientan la recuperación de sus recursos enajenados, la excusa de movilizar un portaaviones de propulsión atómica con sus correspondientes naves de apoyo para reventar una “cocina” de cocaína o arreglarle la dentadura a un indio del amazonas suena poco creíble.

Las islas del Tesoro

El término “territorio” se utiliza en el derecho internacional público para referirse a todos los espacios – ya sean terrestres o marítimos – que están bajo la soberanía de un Estado.

En la presentación que la Argentina efectuó el 21 de abril de 2009 ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental – un órgano técnico internacional creado por la Convención internacional del mar – nuestro país informó oficialmente a la comunidad internacional que la Argentina es una nación bicontinental, con un territorio que totaliza cerca de 10.400.000 kilómetros cuadrados.

La presentación suma los espacios terrestres argentinos en el continente sudamericano y los 965 mil kilómetros cuadrados del sector Antártico Argentino, los territorios insulares correspondientes y los espacios marítimos de nuestra plataforma, tanto superficiales como los de la columna de agua y los del lecho, en subsuelo marino. Una de las consecuencias más dramáticas de la ocupación ilegítima del Reino Unido, que abarca Malvinas, las Georgias del Sur y las Sandwich del sur y los espacios marítimos circundantes, es que de esos 10.400.000 kilómetros cuadrados, cerca de tres millones de kilómetros cuadrados permanecen ocupados ilegítimamente por la potencia colonial.

Esto significa que la Argentina tiene cerca de un tercio de su territorio bajo dominio de una potencia extranjera y extracontinental. Cuando se denuncia la “depredación de los recursos naturales del Atlántico Sur”, de lo que se está hablando es de lo que ocurre dentro de esa área de tres millones de kilómetros cuadrados usurpados por la fuerza colonial británica desde hace 179 años.

Según el gobierno isleño, hay el equivalente a más de 60.000 millones de barriles en la aguas adyacentes al archipiélago. Otros cálculos más conservadores hablan de 18.000 millones de barriles. en cualquier caso, es una riqueza que supera por amplísimo margen las reservas totales de crudo en la Argentina y Gran Bretaña. A poco de finalizar el conflicto por la soberanía de las islas el Reino Unido aceleró los pasos tendientes a encarar decididamente un programa de prospección geofísica y exploración hidrocarburífera en las aguas adyacentes a las isla Malvinas y al respecto, hay dos aspectos que merecen la debida atención si se quiere realizar un análisis fundado sobre la situación realmente existente.

Uno de ellos se refiere a la situación de persistente caída de los volúmenes de extracción y explotación hidrocarburífera en las cuencas marinas del mar del norte, área geográfica de decisiva importancia estratégica para Gran Bretaña en el último medio siglo en términos de acceso seguro y eficiente a los recursos energéticos. Ello configura en el marco del escenario global, una vulnerabilidad estructural que señala la ineluctable declinación productiva de una de las regiones fundamentales para la provisión de energía abundante y barata para Gran Bretaña. Recordemos que este yacimiento transformó completamente la estructura socioeconómica de Noruega, país que pasó de una economía de subsistencia basada en la pesca y la explotación forestal para transformarse en uno de los más altos de índice de vida en Europa y el mundo.

El otro aspecto, remite a la necesidad de consolidar una industria hidrocarburífera sólida y con perspectivas de generación de divisas en el mediano y largo plazo, a fin de tornar sustentable no solo la estructura de gobierno y el nivel de vida de los kelpers, sino financiar el mantenimiento de las bases militares y garantizar los intereses energéticos británicos en toda la región del Atlántico Sur de cara a la acentuación de la puja por los recursos en las próximas décadas. Los actores que están detrás de la ambiciosa empresa de la explotación hidrocarburífera en las Malvinas., han conformado una compleja trama de intereses cruzados, en la que participan operadores de hidrocarburos especializados en la exploración off-shore, empresas proveedoras de servicios, insumo y equipamientos para el desarrollo de las actividades, corporaciones financieras y sectores de lobby vinculados a la promoción permanente de los intereses de los kelpers en todo el mundo.

A tal fin, el gobierno de las islas Malvinas transfirió 8274 millones de libras esterlinas, es decir, unos 13.000 millones de dólares, a una reserva para el desarrollo del petróleo. Eso constituye un primer paso para construir un fondo soberano destinado a futuras inversiones petroleras. Así lo publicó el 25 de enero de 2013 el seminario malvinense Penguin News , a la vez que señaló que el gobierno de las islas mostraba un superávit proyectado de &3,910 millones para los seis primeros meses del año 2012/13. La reserva es parte de un fondo consolidado y la intención es que se utilice el fomentar el desenvolvimiento de la industria del petróleo y garantizar que las Malvinas puedan avanzan en un mayor desarrollo en ese aspecto.

Desde 2010 Gran Bretaña comenzó la exploración petrolera en las islas Malvinas, lo que le permitió al gobierno local generar grandes ingresos económicos determinados por ingresos fiscales y de dinero derivado de la industria petrolera, que utiliza todos los servicios de las islas. La búsqueda de petróleo potenció la economía de las islas y permitió aumentos de sus ingresos presupuestarios.

Hasta ahora solo una empresa, Rockhoopper, ha descubierto u yacimiento. La empresa anunció el descubrimiento de reservas de petróleo a 300 metros de profundidad e iniciará la perforación y extracción a partir de 2016. Según cálculos, en la zona podría haber una reserva de 350.000 barriles., una cifra mucho mayor a la estimada en un principio por las autoridades locales. El gobierno isleño obtendrá el 9 por ciento de las ventas, más el 26 por ciento de las ganancias de Rockhopper, además de los 375.000 dólares anuales que deberá pagar la compañía al fisco cuando ingrese en la epata de explotación.

Otras cuatro compañías, Argos, Border & Southern Petroleum, Falkland Oil and Gas (FOGL) y Desire Petroleum, también de capitales ingleses, continúan explorando.

A su vez, la disputa entre la Argentina y Gran Bretaña tiene correlato en la industria pesquera nacional. Hace tiempo que fuentes de la Armada Argentina advierten sobre las actividades pesqueras españolas en aguas aledañas a las islas, con permisos otorgados por el gobierno británico, que no computan regalías ante la Argentina. estas aguas corresponden a la llamada Falkland Conservation Zone (FCZ o Zona de Conservación de las Malvinas), establecida unilateralmente por Gran Bretaña, que se superpone con la Zona Económica Exclusiva de nuestro país. Esto plantea una compleja situación diplomática y ambiental, ya que las autoridades de las islas adelantan las fechas de apertura de la pesca de recursos como el calamar ilex y hubsi y comprometen seriamente la preservación de la especie.

Noticias publicadas al inicio del año 2013 destacan que en una decisión de enorme envergadura económica para los planes del Reino Unido de convertir a las Malvinas en un polo petrolero, el gobierno británico de las islas decidió transferir 8.274 millones de libras (más de 13.000 millones de dólares) para el recientemente creado Fondo de Desarrollo de Reserva. De acuerdo a lo publicado en el semanario Penguin News se trata del primer paso para la creación de un Fondo Soberano de Inversión, basado en el exitoso modelo noruego.

Los fondos soberanos se definen como un vehículo de inversión de propiedad estatal y cuentan con una cartera de activos financieros nacionales e internacionales. En principio la cifra que aportarán no es de las mayores, pero es de bastante importancia ya que además marca la apuesta británico e isleña a las exploraciones hidrocarburíferas que empresas británicas, francesas, italianas y estadounidenses están realizando alrededor del disputado archipiélago, aún bajo protesta argentina, que reclama la soberanía de las mismas junto a las Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

De acuerdo al Penguin News esta transferencia millonaria forma “parte de un Fondo Consolidado” y que la intención es hacer un primer llamado a este Fondo Soberano de Reserva para que sirva a proyectos y financiamiento que se encararán en el desarrollo del petróleo”. Los petroleras que operan en Malvinas comenzaron sus tareas en febrero de 2010 bajo fuerte protesta de la Argentina, que a su vez reforzó sus controles marítimos en el Atlántico Sur, para dificultar un negocio que hasta ahora sólo avanza. Igual, hasta ahora los logros anunciados son escasos, salvo que se tenga resultados secretos. Los isleños dicen que para 2016 ya quieren estar produciendo crudo. Mientras, diseñaron un gigantesco puerto petrolero a kilómetros de la capital, en el gran islote del Este, con el claro objetivo de sacar los barcos por el Atlántico hacia Europa y el norte sin rozar el continente a la altura del territorio nacional argentino

El Atlántico Sur, merced a ese portaviones insumergible que constituye el archipiélago de las Islas Malvinas, se ha transformado en la góndola del supermercado que ofrece alimentos y energía – por cuya apropiación estallan conflictos recurrentemente – con el cartel de “Sírvase Ud., mismo” ignorando olímpicamente todas las resoluciones de los organismos internacionales. Tal vez Andrew Jackson no estaba tan equivocado cuando bautizó como “Colonia Pirática” a esta remota región.

(1) Fitte, Ernesto J. “La agresión norteamericana a las Islas Malvinas” Buenos Aires. Emecé. 1966.
(2) Martinic Beros, Mateo “Crónica de las tierras del Sur del Canal de Beagle” Ed. Francisco de Aguirre, Bs.As. 1973
(3) Salgari, Emilio “Las grandes pescas en los mares australes”. En : “El buque maldito“. Varias ediciones.
(4) Verne, Julio “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Varias Ediciones.

Fuente: https://paginatransversal.wordpress.com/2015/01/26/la-colonia-piratica-del-atlantico-sur/



La Presidenta lo postuló de acuerdo al artículo 99, inc. 4 de la Constitución Nacional El penalista que podría ser el ministro más joven de la Corte



A los 33 años es uno de los penalistas más reconocidos de América Latina. Fue quien coordinó la comisión que redactó el proyecto de reforma del Código Penal. Se recibió de abogado en la UBA con diploma de honor y tiene dos doctorados en Ciencias Penales. Tuitero y fanático de San Lorenzo, considera que al Código Penal hay que abordarlo en su totalidad y, por eso, le preocupa el principio de proporcionalidad de la pena.

Roberto Carlés fue diploma de honor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, donde ejerce la docencia. Es doctor en Derecho de la Università degli Studi di Ferrara –Italia-, doctor en Ciencias Penales de la Universidad de San Carlos de Guatemala y presidente del Comité de Jóvenes Penalistas de la Asociación Internacional de Derecho Penal. Se puede decir sin duda que es uno de los especialistas en Derecho Penal y Criminología más reconocidos en Latinoamérica. Fue investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales Ambrosio L. Gioja y también participó como investigador del Instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

Carlés tiene más de 8.000 seguidores en Twitter y publicó más de 12.000 veces en su cuenta @robertinocarlés, donde posa en el perfil con el papa Francisco y sostiene una remera de “Deportivo Social Fútbol de Ezeiza”, aunque también es apasionado de San Lorenzo. Tiene 33 años y, de concretarse su designación, se convertirá en el ministro de la Corte Suprema de Justicia más joven de la historia argentina (el ex ministro Julio Oyhanarte fue designado por primera vez por el presidente Arturo Frondizi a los 37).

Entre las distinciones que recibió Carlés, están el premio Fundación Bolsa de Comercio en 2000, becario Fulbright (2006-2007), becario del doctorado de investigación de la Università degli Studi di Ferrara (2009-2012), del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) en 2011. Es secretario Adjunto de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología y ex asesor de la Comisión de Seguridad de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y autor de numerosos trabajos académicos, publicados en América Latina, Europa y en los Estados Unidos.

Carlés fue coordinador de la comisión que redactó el proyecto de reforma del Código Penal que integraron Federico Pinedo (PRO), Ricardo Gil Lavedra (UCR), María Elena Barbagelata (ex diputada socialista) y Zaffaroni.

“Es un error creer que tenemos un Código penal porque podamos ir a una librería y comprar un librito cuya portada nos promete aquello que no encontraremos en sus páginas. Porque un Código es, ante todo, un sistema, y como tal no puede modificarse parcialmente sin tener en cuenta a la totalidad. Esto es lo que se ha hecho en forma reiterada en nuestro país –y se hace en todo el mundo–, afectando el principio de proporcionalidad que debe regir a toda sanción, en especial a las penas. Así, se han consagrado absurdos jurídicos tales como que el autor de un robo calificado por el uso de arma de fuego, agravado además por la participación de un menor en el hecho, pueda merecer más pena que un homicida”, escribió para Infojus Noticias.

El decreto 222/03 establece que producida una vacante en la Corte, se deberá publicar, en un plazo máximo de tres días, en el Boletín Oficial y en por lo menos dos diarios de circulación nacional durante 3 días el nombre y los antecedentes curriculares de la o las personas que se encuentren en consideración para la cobertura de la vacante. En el marco de esa norma y del artículo 99, inc. 4 de la Constitución Nacional, la Presidenta cumple con lo establecido por el artículo 2° de la ley 26.183, de 2006, que redujo a cinco el número de miembros del Máximo Tribunal de la Nación.

“Desde algunos sectores de la doctrina y de la opinión, en general, se sostiene que la legislación penal debe enviar a la sociedad un duro mensaje contra el delito. ¿Pero cuál es el mensaje que transmite un Código en el que “sale más barato” matar a la víctima que solamente robarle? Otro ejemplo: el secuestro de una mujer embarazada tiene una pena mayor que el homicidio de una mujer embarazada. Como se ve, la desproporcionalidad de las penas, consecuencia de las innumerables reformas al Código, han alterado la primacía que algunos bienes jurídicos tienen sobre otros”, opinó Carlés sobre la reforma que coordinó.

Infojus Noticias


Basta de Cristina Por Carlos Barragán

Gils Carbó no debería ser Procuradora porque simpatiza con la presidenta. Los fiscales de Justicia Legítima no deberían ser fiscales porque simpatizan con la presidenta. El jefe del ejército no debería serlo porque simpatiza con la presidenta. Los integrantes de 678, los trabajadores de Tiempo Argentino, Víctor Hugo Morales, y otros no deberían ser periodistas porque simpatizan con la presidenta. El canciller Timerman, no debería ser canciller porque simpatiza con la presidenta. Zaffaroni, ya se fue de la Corte, pero no debería haber sido juez porque simpatizaba con la presidenta. Los diputados y senadores del oficialismo no deberían ser diputados y senadores porque responden a la presidenta (y muchos simpatizan con ella). Los militantes de la Cámpora no deberían ser funcionarios en ningún área gubernamental porque simpatizan, pero además responden a la presidenta.

Este tipo de conceptos son el café con leche de cada mañana entre las más destacadas voces opositoras, que vienen en una bolsa donde encontramos desde bonellis, hasta sabsaies, pasando por sances radicales o lauritas de embajadas. El discurso central de esto que solemos llamar oposición, rara vez critica razones. Y cuando lo hace utiliza razonamientos que explican que el mal es la presidenta.

No se sabe qué es lo que hace mal Gils Carbó, lo que se sabe es que hace algo kirchnerista. Y lo mismo vale para cualquier otro que sea funcionario, legislador, militar, intelectual, artista o periodista. Estos opositores que todavía se disfrazan de políticos no son políticos ni opositores. Tampoco habría que llamarlos agentes destituyentes porque su objetivo va más allá de un cambio de gobierno por otro. Estas fuerzas que se dicen políticas y opositoras, son sencillamente proscriptoras del kirchnerismo. Un conglomerado de voluntades que idiotamente nos sugieren que la manera más “limpia” de gobernar sería con un presidente que lleve adelante su gestión con legisladores opositores, ministros opositores, funcionarios opositores en todas las áreas, y si se pudiera con grandes movilizaciones de militancia opositora. Por supuesto que para la salud de este gobierno lo ideal sería que todos los medios de comunicación fuesen opositores, que todos los fiscales y jueces fuesen probadamente opositores, y que los intelectuales, artistas y demás voces de la sociedad también acompañaran a la oposición sin dudarlo. Pero esto que parece una estupidez o un chiste es lo que se desprende de cada uno de sus discursos y no es estúpido ni gracioso. O no sólo eso. Son años de ubicar a la presidenta como usurpadora de ese lugar que los manuales definen como de suprema autoridad administrativa del Estado, máxima autoridad ejecutiva, y a quien se le confiere la capacidad de definir las políticas de ese Estado mientras dure su mandato legitimado por las urnas. Porque un presidente representa la unidad de una nación y a la nación también.

¿Pero qué pasa en los sótanos de estas mentes proscriptoras cuando la realidad no es estúpida, falla, y en el escenario de la vida política resulta que aparecen oficialistas entre los diputados, militares, intelectuales, funcionarios y periodistas? Aparece la grieta que divide al país en dos. Esa grieta no es un concepto de quienes asumimos el apoyo al gobierno por convicciones ideológicas, y como una necesidad para que el sistema democrático pueda resistir estos embates. Estas fuerzas contrarias de ninguna manera configuran una grieta que parte a la sociedad en dos. Esa grieta es la manera en que los proscriptores llaman a quienes quieren proscribir. Son ellos los que no están dispuestos a integrarnos a la vida política del país. Prueba de ello es que no les pareció una “grieta” cuando el vicepresidente Cobos traicionó su mandato para el que había sido elegido, y con eso traicionó al gobierno constitucional, y con eso arrastró por el piso a su amada institucionalidad. Eso sí les pareció “salud democrática”. Porque si un día todos los funcionarios del gobierno se levantaran con ganas de hacer todo lo contrario de lo que la presidencia decide, eso también les parecería “salud republicana” y lo festejarían.

Así es la clave política en la que debe moverse este gobierno. Con una presidenta que gobierna virtualmente proscripta por las demás fuerzas que no dudan un instante en impugnar las acciones de gobierno ontológicamente, digamos, o sea por provenir del gobierno. Esas fuerzas proscriptoras son las que permanentemente mantienen en vilo la institucionalidad porque viven sosteniendo que la máxima autoridad del Estado carece de autoridad. Y dicen –inventan- que hay una grieta.

La retirada de la política opositora y la presencia de las fuerzas proscriptoras deja al gobierno solo frente a cualquier dificultad, problema o crisis que haya que enfrentar. Cuando no son ellos quienes promueven esas dificultades. Porque no hay grieta. No hay dos lados en pugna. Los proscriptores no son contendientes del gobierno, ni pretenden ponerse en igualdad de condiciones como si fuesen espadachines en un club de esgrima. Ellos no disputan, no desenvainan su espada. Su manera de enfrentar al adversario es todos los días prenderle fuego al club.

Porque su solución a la grieta, esa que supuestamente divide a la sociedad, consiste en rellenarla y sellarla para siempre con el kirchnerismo.

Diario Registrado

Héroe imprevisto Por Hugo Presman

La muerte de Alberto Nisman es una bomba de profundidad que atravesará por mucho tiempo a la sociedad argentina. La percepción popular de que el fiscal del caso AMIA ha sido víctima de un asesinato, difícilmente se disipará aún en el hipotético caso que se encontrara una carta del fiscal anunciando su decisión de suicidarse. Días antes de su muerte había realizado una estruendosa denuncia en donde imputaba a la Presidenta de la Nación y al Canciller de “...la existencia de un plan delictivo destinado de dotar de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní acusados en dicha causa para que eludan la investigación y se sustraigan de la acción de la justicia argentina.” Su “Yo acuso” es muy débil judicialmente, pero las escuchas en su versión oral tienen notable eficacia política. Cuando debía atravesar la prueba de la consistencia de su denuncia en el Congreso de la Nación, se produjo su muerte producto de un suicidio, de un suicidio inducido o de un homicidio. La más fuerte de las posibilidades, a esta altura de lo conocido es el suicidio (es en mi opinión), aunque hay algunos cabos sueltos que cuestionan esta posibilidad y van encaminadas en función de una percepción ampliamente mayoritaria que se inclina por el asesinato.

Nisman ha sido un fiscal manejado por los servicios de inteligencia nacional e internacional y enfrentado en los dos últimos años al gobierno a partir del Memorando de Entendimiento acordado con Irán. Su muerte transformó a este fiscal fuertemente criticado por tres de las cuatro agrupaciones de familiares de las víctimas del atentado, en un proyecto de héroe. Toda muerte es dolorosa, merece el respeto y la consideración hacia sus familiares directos. Pero su sorpresiva muerte no puede llevar a borrar la multiplicidad de falencias de su investigación absolutamente sesgada desde su origen y atravesada por debilidades y falsedades.

Alberto Nisman participó en la investigación a cargo del juez Juan Jose Galeano, magistrado que terminó destituido por irregularidades en la tramitación de la causa AMIA y que se encuentra procesado en el expediente abierto por el encubrimiento cuyo juicio oral está previsto para este año, luego de una demora inadmisible, en el que también deberán comparecer los ex fiscales Eamon Gabriel Mullen y José Carlos Barbaccia, y Carlos Telleldín, entre otros encartados.

Recordemos algunas de las múltiples irregularidades: al procesado Telleldín le pagaron 400.000 dólares con fondos de la SIDE, para que señalara a un grupo de policías de la Provincia de Buenos Aires como ejecutores del atentado. Desaparecieron todos los casetes de las grabaciones de los teléfonos intervenidos, entre ellos el del propio Telleldín. Se construyó el relato de un coche bomba, visto por una sola persona muy corta de vista al tiempo que todos los libros escritos sobre el tema desecharon esa posibilidad. En el libro “Cortinas de humo” de los periodistas Jorge Lanata y Joe Goldman publicado poco después del atentado en diciembre de 1994, puede leerse: “Ninguno de los diez testigos que estaban en el lugar del hecho, en posición de ver la Trafic, la vio (más de la mitad de estos testigos no fueron citados a declarar por el juez Galeano)....”

Casi nada quedó de la presunta Trafic, salvo un impecable motor encontrado por el servicio de inteligencia israelí, varios días después del atentado. Gabriel Levinas en su libro “La ley bajo los escombros. AMIA lo que no se hizo”, escribió: “Todo hacía dudar de la teoría de la existencia de una Trafic que habría hecho las veces de coche-bomba que hasta hoy marca los rumbos de la investigación. Entre los escombros del edificio de la AMIA se había encontrado el motor con un número claramente legible. Ésa era la gran prueba, la que había llevado a la detención de Telleldín primero y Ribelli después. Sin embargo, no podíamos más que sorprendernos por el hecho de que justamente en un atentado de esta magnitud no se hubiera borrado el dato que llevaba a los culpables. Cualquier reducidor de autos sabe cómo eliminar un número de motor, por lo que resulta sospechoso ese desliz de los especialistas como los que intervinieron en la voladura de la AMIA. Por otra parte, ni entre los heridos ni entre los que circulaban por la calle Pasteur a esa hora había quien recordara haber visto pasar la famosa Trafic blanca. Sólo una mujer, de nombre Nicolasa Romero recordaba que el vehículo, manejado por un hombre de rasgos árabes, había doblado por Pasteur rumbo a la AMIA segundos antes de la explosión. Una sola persona, entre las decenas que estaban en el lugar del hecho. Escasez de testimonios por un lado, prueba demasiado evidente, por el otro. A esto había que sumar “la casualidad” de que los policías que hacían guardias ante la puerta de la AMIA se hubieran retirado de su puesto unos pocos minutos antes de la explosión.” Tampoco en la embajada estaban al momento de la explosión los policías de custodia.

Por conveniencias políticas de los gobiernos argentino, norteamericano e israelí, se determinó y de ahí se partió que Irán era el culpable y se buscaron o se forzaron las pruebas para demostrarlo. Se desecharon otras pistas como la siria que implicaba al gobierno de Carlos Menem. La misma fue eludida porque en ese momento entorpecía el acercamiento de Israel con Siria, al tiempo que se barajaba la posibilidad de bombardear el desarrollo nuclear iraní desde ese estado. A su vez EE.UU había sindicado a Teherán como el enemigo a destruir. El periodista Horacio Verbitsky el 18 de julio del 2004, a 10 años del atentado escribió: “A pocas horas de producido el atentado, a las 9,53 del 18 de julio de 1994, el gobierno israelí del general Yitzhak Rabín propuso al gobierno de Carlos Menem coordinar una interpretación unificada que conviniera a los intereses políticos de ambas administraciones. Así lo informó el embajador argentino en Israel José María Valentín Otegui, en cable emitido a las 2.50 horas del 19 de julio de 1994, apenas 17 horas después del estallido que costó la vida a 85 personas y heridas a 300. De este modo ambos gobiernos condicionaron la investigación a las respectivas ventajas que cada uno pudiera obtener y sin mayor interés por el descubrimiento de la verdad y el castigo de los responsables.” Lo mismo afirma el abogado Horacio Lutzky en su libro “Brindando sobre los escombros” informando que el funcionario israelí enviado fue Dov Schmorak.

A su vez Verbitski agrega: “Schmorak llegó la noche del martes 19. Tal como se había solicitado fue recibido por Menem y en un reportaje concedido al diario Clarín al salir, dijo que “el número uno en la lista de los sospechosos es Irán. En el mismo sentido se orientaron los dirigentes de DAIA y AMIA.”

Poblada de hechos bochornosos, la dirigencia formal de los argentinos de origen judío, cuyos posicionamientos son prolongación de la política exterior de Israel, llegó a concurrir a la Casa Rosada a pedir disculpas cuando en el acto de la calle Pasteur Laura Guinsberg, entonces en Memoria Activa, realizó un potente discurso denunciando de complicidad y ocultamiento al gobierno de Carlos Menem.

La misma dirigencia de la DAIA, entre ellos José Hercman y Aldo Donzis llegaron a homenajear al comisario Jorge “Fino” Palacios, el mismo que hizo desaparecer pruebas o hacer una parodia de allanamiento a un posible cómplice del atentado vinculado a la pista siria, Alberto Jacinto Kanoore Edul. En algún momento hubo interrogantes nunca contestados dentro del lineamiento de la versión oficial, tales como: ¿Por qué Kanoore Edul llamó al reducidor de vehículos Carlos Telleldín preguntando por la misma Renault Trafic que ocho días después explotaría frente a la mutual judía? ¿Por qué en un primer momento negó haber hecho ese llamado? ¿Por qué en su agenda figuraba el nombre del agregado cultural iraní Mohse Rabani, señalado como uno de los ideólogos del atentado? ¿Por qué, Palacios mediante, desaparecieron los cassettes y las transcripciones de las escuchas hechas a los números de Kanoore Edul, y por qué, Galeano mediante, a los pocos días de la voladura la SIDE dejó de vigilar los teléfonos del empresario? ¿Por qué el padre de Kanoore Edul llamó y fue recibido en la Casa Rosada por la secretaria del hermano presidencial Munir Menem, quien le dio explicaciones sobre la situación de su hijo?

La “desinvestigación” de Galeano con la participación secundaria de Nisman fue desestimada por el Tribunal Federal Oral número 3, consideró nulas las actuaciones y liberó a todos los acusados que estaban presos. Posteriormente la Corte Suprema atenuó la nulidad y determinó reabrir lo atinente al atentado.

El presidente Néstor Kirchner propuso la creación de una fiscalía especial habiendo la Procuradoría General de la Nación designado a Alberto Nisman, con muy importante presupuesto y dotación de personal. Para colaborar y por sugerencia presidencial continúo el mandamás de la SIDE, el Director de Asuntos Externos Antonio Stiles conocido como Jaime Stiuso.

Queda claro que cuando el ex Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Gustavo Béliz, denunció públicamente a Stiuso, el santacruceño optó por éste, ya sea por conveniencia o por la relación de fuerzas de aquel momento lo que le resultaba más conveniente o útil. Mantuvo así al hombre de la SIDE que heredó, sacrificando al funcionario que había elegido. Eso sucedió en julio del 2004. Y no es ocioso recordar que Béliz abandonó la política, se radicó en los EE.UU y posteriormente en el Uruguay.

Es cierto que en todo el mundo los mandamás de los servicios de inteligencia son difíciles de desplazar por la sofisticada información que manejan y porque de ellos se sirven todos los gobiernos, en operaciones deleznables perpetradas desde ese submundo infecto desde el cual se desvaloriza a la política hecha bajo los reflectores públicos. El mismo gobierno de Néstor Kirchner utilizó al SIDE en operaciones políticas repulsivas como la que involucró en una falsa denuncia a Enrique Olivera, en otra a Luis Juez y en otra a Francisco de Narváez.

El gobierno argentino durante los dos primeros gobiernos kirchneristas, colocó al caso AMIA al nivel de la recuperación de las Islas Malvinas siguiendo las conclusiones de la justicia argentina. Los permanentes reclamos a Irán en Naciones Unidas, al tiempo que condecían con las decisiones judiciales, permitían mantener una relación con EE.UU estable ya que para el imperio, Irán era la prioridad y permitía diluir el malestar de posicionamientos argentinos antiimperialistas como el no al ALCA.

A partir del Memorando con Irán, el sector más poderoso de la Secretaría de Inteligencia (SI) se enfrentó al gobierno de Cristina Fernández. El motivo del conflicto fue que cualquier vuelco en la investigación por sus inconsistencias ponían en un aprieto considerable al artífice de la misma, Stiuso, y al fiscal al que proveía de la información que el primero recibía a su vez, en buena parte, de los servicios de inteligencia norteamericano e israelí. Un amigo íntimo de Nisman, Gustavo Perednik, radicado en Israel, donde se encontraron en diciembre declaró: “Alberto le tenía admiración a Stiuso y lo describía como el espía de las películas, y siempre decía que es uno de los tipos más inteligentes de la Argentina, con capacidad de entrar a un lugar y darse cuenta de todo. Nisman se mostraba sorprendido ante la rapidez y certeza con la que Stiuso conseguía información que él mismo requería. Se tenían un gran respeto”

Santiago O`Donnell en su libro “ArgenLeaks” escribe: “Los funcionarios estadounidenses de la embajada le dijeron a Nisman que se dejara de embromar con la llamada “pista siria” …Al advertir el malestar de los diplomáticos estadounidenses por el pedido de captura de Menem, Nisman les aseguró que no iba a insistir con sus averiguaciones acerca de la “conexión local.” Dijo que le había entregado esa investigación al juez Lijo y que de ahora en más se dedicaría a seguir la recomendación que le habían hecho los funcionarios de los Estados Unidos. Escribió el embajador Wayne: “Nisman aseguró que ya no tendría ningún rol en ese aspecto del caso (la investigación de la conexión local) y que continuaría enfocado en descubrir nuevas pistasy fortalecer las pruebas contra los iraníes” (Páginas 38 y 39). El periodista y escritor Horacio Lutzky, en su informe especial “Caso AMIA, La Deuda Interna”, sostiene: “ ...durante los años del gobierno de Carlos Menem fue palpable la tácita prohibición de investigar cualquier factor que llevara a Siria o ciudadanos con vinculación con autoridades de aquél país, siendo que numerosas evidencias archivadas en la causa demuestran que el factor internacional fue una UTE (unión transitoria de empresas) con sede en Teherán y también en Damasco....” A su vez Raúl Kollman, en Página 12 del 17 de julio del 2003, sostiene: “Uno de los máximos jefes de la SIDE, en la investigación del caso AMIA, Patricio Finnen, reconoció en una reunión interna realizada hace dos años en la central de espías, que los servicios de inteligencia brasileños le enviaron a la SIDE, antes del atentado contra la AMIA, dos advertencias por escrito de que se estaba por producir un ataque en Buenos Aires......también reveló que el dinero para pagarle a Carlos Telleldín salió de unas de las cuentas que la SIDE tenía en Nueva York, que el borrado de las escuchas telefónicas al armador de autos truchos fue realizado por Marta o Graciela, dos de las mujeres de mayor relieve de la SIDE y que en tiempos de Carlos Menem se le prohibió a la SIDE, de hecho, toda investigación de la llamada “pista siria”.”

El periodista Juan Salinas, autor de “AMIA, el atentado” escribió: “Todo los que Nisman apila en infinitas fojas son puros dimes y diretes. Hasta el punto que, de ejecutarse el memorandum de entendimiento argentino-iraní, no podría viajar a Teherán a cumplir aquellas diligencias sin hundirse en el más abyecto ridículo.”

Cuando el ex embajador iraní en Paraguay y la Argentina Heidi Solimanpur fue detenido en Londres por Interpol y se solicitaron las pruebas al fiscal y éste las envió, las mismas fueron consideradas insustanciales por la justicia británica dejándolo en libertad y debiendo Argentina pagar una indemnización de 25.000 dólares por daño moral infligido al detenido.

La posibilidad, entonces, que la “investigación” de Stiuso fuera seriamente cuestionada a partir de los hechos posteriores que dejaba abierta la firma del Memorando (cosa que luego no sucedió porque Irán neutralizó lo firmado) fue posiblemente el primer cortocircuito.

El segundo detonante fue que la Secretaría de Inteligencia aseguró a la Presidenta que Sergio Massa no se presentaría a las elecciones parlamentarias del 2013. El tercer elemento de conflicto fue la política hacia el Poder Judicial del Poder Ejecutivo conocido como “democratización de la justicia”, la que mediante la reforma del Código Procesal Penal” le quita poder a los jueces federales al dejar la investigación en manos de los fiscales. Eso dio origen a una alianza tácita entre el sector de la SI dirigido por Stiuso y los doce jueces federales, algunos de ellos integrantes de la famosa servilleta de Carlos Corach denunciada por Domingo Cavallo (en referencia a la interesada “Cadena de la Felicidad” con la SI, los cobros en negro). De ahí partiría la información brindada por la SI a los jueces y al periodismo, base de las pirotécnicas denuncias periodísticas, algunas de las cuales pegan en zonas sensibles del Poder Ejecutivo.

Conviene aclarar, para evitar malos entendidos, que Irán puede llegar a ser responsable, pero eso está muy lejos de haber sido probado en las investigaciones de Galeano primero y la encabezada por el fiscal Nisman

LA DENUNCIA DE NISMAN

Tiene, como ya se dijo, mucha potencia como denuncia política en modo directamente proporcional a su debilidad legal. El razonamiento se basa que ante la crisis energética, el gobierno argentino decidió proveerse de petróleo iraní a cambio de lo cual este país exigía el levantamiento de las alertas rojas de Interpol, que dificultaban la movilidad fuera de su país de los imputados por la justicia argentina y que según Nisman, el gobierno argentino había aceptado. Para disimular, se atribuiría el ataque a “fachos locales.”

Ese sería el objetivo real del Memorando de Entendimiento que fue aprobado por el Congreso. Textualmente Nisman dice: “De las contribuciones concretas y específicas de la Sra. Presidente que se han podido acreditar con sólido sustento probatorio, surge con claridad que no solamente fue quien decidió la articulación de este plan criminal de impunidad, sino que, para ello, se valió de distintos actores para llevar adelante su ejecución y en todo momento estuvo en control de la misma, ya sea impartiendo órdenes directas a sus cómplices, o bien encabezando la campaña discursiva y mediática para camuflar la perpetración del delito.”

Los cómplices mencionados son: Luis D`Elía, Fernando Esteche, Andrés “el Cuervo” Larroque, Héctor Yrimia, ex fiscal de la causa; un agente de la Secretaría de Inteligencia que no identifica y que denomina Allan y por Irán, el argentino Jorge Khalil.

En 48 horas las vigas maestras de la denuncia se demolieron: el director de Interpol Ronald Noble afirmó que Argentina a través de su Canciller siempre exigió que se mantengan las alertas; el comercio con Irán no se incrementó sino que incluso decreció; el presunto agente de la SI cuyo nombre se hizo público llamado Bogado, había sido denunciado por Stiuso en el 2013 como alguien que se hacía pasar como agente; y, por último, Argentina nunca le compró petróleo a Irán. Tampoco Yrimia figura en la dotación del SI. Tampoco se aporta pruebas sobre la fabricación de la pista de los fachos locales.

El único de estos datos posiblemente endeble en la respuesta sea el de Ramón Allan Héctor Bogado, ya que Fernando Esteche afirma haberlo conocido en la jefatura de gabinete durante la gestión de Abal Medina. Si fuera cierto, tal vez no fuera espía, dato igualmente inverificable, pero sí vinculado al gobierno.

Hasta un crítico pertinaz del gobierno, el periodista y columnista estrella de La Nación Carlos Pagni, se preguntaba el lunes 19 de enero, desconociendo aún la muerte de Nisman: “¿Por qué Marijuan estuvo ausente de la investigación? ¿Por qué Canicoba Corral cedió tanto poder a Nisman? ¿Por qué Nisman llega al Congreso en una posición tan vulnerable? La respuesta a estas incógnitas es que, como todo el Gobierno y la justicia federal conocen, en los últimos quince años el verdadero administrador de la causa AMIA ha sido Stiuso, a quien Cristina Kirchner ha jubilado.”

Cuando todo se encaminaba a un papelón del fiscal, éste aparece muerto. Su denuncia había sido minimizada por el juez de la causa Rodolfo Canicoba Corral; y la jueza Servini de Cubría, ante la falta de elementos probatorios en la denuncia, entendió que no se daban los extremos previstos por la ley para habilitar la feria judicial.

Una interpretación lineal que se instala fundamentalmente en el exterior, es la de un gobierno acusado por un fiscal que realiza una denuncia explosiva y muere a los pocos días, concluyendo que el inspirador y/o ejecutor es el gobierno denunciado. En el país no se discute eso, sino si fue un suicidio, inducido o no, o un homicidio,pero hay convicción generalizada que el principal perjudicado es el gobierno.

Hasta un crítico feroz y poco sofisticado como el periodista Luis Majul escribió en La Nación del 22 de enero: “Si a cualquier trasnochado se le ocurriera pensar que la muerte de Nisman fue pergeñada por algún funcionario o simpatizante del gobierno, lo lógico sería responderle que está loco.”

Fue precisamente ese gobierno el que firma el Memorando con Irán el 27 de enero del 2013 al que presentó como una forma de reactivar una causa paralizada, en una jugada que desde el principio tuvo elevados costos políticos. Lo cierto es que la denuncia de Nisman con enunciados explosivos y prácticamente inexistente sostén probatorio, tiene párrafos explosivos como el siguiente: “….la Sra Presidente como su Canciller contribuyeron en forma personal al perfeccionamiento del plan criminal. Ambos se involucraron en una campaña mediática pretendiendo instalar, entre otras falsas cuestiones, la idea de que la causa por el atentado a la AMIA estaba paralizada prácticamente desde el inicio.”

El desplazamiento del mandamás de inteligencia desde hace tantos años debería llevar al fiscal a encaminar uno de los hilos de la investigación hacia ese submundo inaccesible hasta ahora.

El hábito frecuente que han sufrido distintos gobiernos de tirarles un muerto, es una pista a investigar si se comprueba la hipótesis del homicidio.

LA PRESIDENTA SE EQUIVOCA

La Presidenta ha distribuido dos cartas por Facebook usando una vía y un posicionamiento inapropiados. Cuando todo ameritaba la cadena oficial, su presencia en vivo y la insustituible voz humana, Cristina Kirchner decidió hacer llegar su pensamiento por las redes sociales. Y los textos son mucho más propios de un analista político que la de un presidente de la nación. No es la primera vez que ante hechos trágicos adopte la vía equivocada, ya sea por ausencias erróneas o por mensajes improcedentes. En la primera de sus cartas se inclina por la hipótesis del suicidio aunque en el segundo párrafo lo coloca entre signos de pregunta. Textualmente escribió: “La muerte de una persona, siempre causa dolor y pérdida entre sus seres queridos, y consternación en el resto. El suicidio provoca, además, en todos los casos, primero: estupor, y después: interrogantes. ¿Qué fue lo que llevo a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida?

En el caso del ¿suicidio? del fiscal a cargo de la causa AMIA, Alberto Nisman, no sólo hay estupor e interrogantes, sino que además una historia demasiado larga, demasiado pesada, demasiado dura, y por sobre todas las cosas, muy sórdida. La tragedia del atentado terrorista más grande que se produjo en la Argentina.” Luego discurre sobre una serie de referencias personales que resultan inoportunas e improcedentes. En la segunda carta pasa a desarrollar la certeza que Nisman fue asesinado.

No era la función de la Presidenta discurrir sobre las hipótesis de la muerte, tarea reservada a la investigación judicial, sino poner a la totalidad del Estado argentino a disposición de la resolución del enigma de la muerte del fiscal.

En algunos momentos del escrito actúa como comentarista de decisiones que están bajo su potestad. Así escribió: “Resulta imposible no observar que en cualquier lugar del mundo, si alguien aparece muerto por un arma que está registrada a nombre de otra persona y esa misma persona resulta ser la última que estuvo con él en vida, le entregó el arma en el mismo lugar del hecho, su casa, y es un íntimo colaborador suyo especialista en informática que trabaja también en la causa AMIA desde el año 2007, resulta cuanto menos raro. Muy raro.Por eso es más que conveniente que se le otorgue mucha protección al Sr. Diego Ángel Lagomarsino.”Conviene recordar que tanto la Policía Federal como la Secretaría de Inteligencia dependen del Poder Ejecutivo a cuyo frente está la Presidenta. Es como si el director de una obra teatral, desde la platea dijera lo que le parece debe hacer el director de la obra.

Por momentos parece minimizar el estruendo de la denuncia de Nisman en función de relegar la hipótesis del suicidio. Así puede leerse: “¿Por qué se iba a suicidar si no sabía que era falsa la información que estaba en el informe? Estas respuestas seguramente las podrán dar quienes lo convencieron de que tenía en sus manos “la denuncia del siglo” proporcionándole datos falsos. Pero además, si hubiera tenido sospechas de falsedad de información o de falta de sustento en el supuesto de que se lo habían escrito “otros” ¿Por qué se iba a suicidar alguien que ya había sido acusado por numerosos familiares de las víctimas del atentado en la AMIA o directamente lo habían recusado? ¿En qué hubiera cambiado su vida si el informe no tenía sustento y el juez a cargo, como es común, corriente y sucede a diario, le dicta un “téngase presente y resérvese hasta que se adjunte más prueba”?

Si la denuncia caía por sus múltiples debilidades después de acusar a la Presidenta y su Canciller de ser instigadores y ejecutores de un plan criminal, su carrera judicial hubiera llegado a su final y su prestigio se hubiera arrastrado por el fango.

El periodista Alberto Dearriba en su columna del 24 de enero en el diario oficialista Tiempo Argentino, escribe con precisión en el marco de la real gravedad de la situación: “La Argentina es un país con dolorosas experiencias sobre muertes políticas. Si Nisman pensó que los chismes que seguramente le pasaban servicios que pretenden perjudicar al gobierno iban a herir al kircherismo, está claro que se equivocó. Ni los opositores pueden sacar roña de una denuncia que muchos juzgan inconsistente. Pero, en cambio, su muerte puede lastimar al gobierno de una manera todavía difícil de medir.

Todo depende de la investigación: si es rápida y con resultados certeros, el gobierno tendría un juicio relativamente benévolo de la sociedad. La conclusión de muchos será que a Cristina le tiraron un muerto. Si la investigación es morosa y confusa, buena parte de la sociedad puede condenar en cambio al gobierno. Y lo que es peor, a las instituciones. Esto no depende lamentablemente de los resultados objetivos de la investigación, sino del consenso social que irán construyendo los medios sobre la marcha de la investigación.

La mayoría de las denuncias sobre corrupción sufren condenas mediáticas antes de los fallos de los jueces. Pero este caso es algo distinto. Los condenadores públicos deberán actuar con más sigilo: está absolutamente naturalizado acusar a un funcionario de chorro, pero no de asesino.

Sea como fuere, la Argentina ya no será igual que antes de Nisman. Ahora hay un cadáver en el camino a las urnas de octubre. El futuro político del país estará en buena medida influido ahora por la investigación judicial. ¿Cuántos argentinos seguirán fieles al gobierno y cuántos mudarán de opinión al llegar a las urnas perturbados por la muerte de un hombre? Es un interrogante mayor aún que los que atormentan a los ciudadanos decentes, que lamentan la muerte de un hombre, más allá de sus efectos políticos y demandan la verdad.” En ese mismo sentido, la Presidenta acierta, si finalmente fue un asesinato, cuando en su segunda carta afirma: “Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible.”

El ex fiscal del juicio a las tres primeras juntas militares, Luis Moreno Ocampo coloca el trabajo de Nisman como una denuncia que intenta iniciar el proceso de buscar pruebas. Declaró: “La acusación culmina la investigación, una vez que se ha reunido la prueba”

Mención crítica aparte, merece Sergio Berni y sus apresuradas y sesgadas declaraciones a minutos del conocimiento de la muerte del fiscal y la ausencia inveterada y crónica de la Ministra de Seguridad María Cecilia Rodríguez.

LA OPOSICIÓN

Su papel oscila entre lo patético y lo oportunista. Sergio Massa enuncia lo que sus hechos desmienten. Afirma no querer aprovechamiento político y anuncia que se presentará en carácter de querellante (como si fuera un familiar afectado), a sabiendas que ello no será aceptado por el juez de la causa. Mauricio Macri concurrió al acto de la calle Pasteur en un homenaje a Nisman que fue el mismo fiscal que lo denunció por las escuchas ilegales que afectaron a Sergio Burstein, cuya mujer murió en la AMIA; es el mismo candidato presidencial que designó como jefe de la Policía Metropolitana a un cómplice del ocultamiento como el comisario Palacios. Patricia Bullrich y Laura Alonso, de su mismo partido, intentan sacar réditos políticos de la situación. La ex de Poder Ciudadano llegó a escribir en La Nación: “Negociaron los muertos de la AMIA”. Otros referentes como Hermes Binner se deslizaron por sus habituales retahílas de lugares comunes.

La muerte de Nisman reanimó la ofensiva opositora, después de haber fracasado en la concreción de los pronósticos apocalípticos con el aporte e inspiración del apoyo mediático y el interés económico de algunas corporaciones, se expresó en forma descarnada en las expresiones del escritor y periodista Jorge Asís, pidiendo adelantamiento de la elecciones con la figura de ayudar a la Presidente a “acercar la línea de llegada.

UN ANUNCIO TRASCENDENTE

La disolución de la Secretaría de Inteligencia es una decisión trascendente y si su implementación no concluye en un mero maquillaje, será una de las medidas más importantes de la década.

La cadena oficial a través de la cual la Presidente anuncio esta trascendental medida se concretó cuando esta nota estaba concluida. Hay también alguna información suministrada sobre la persona que le prestó el arma al fiscal Nisman, que constituirá materia de encendidos debates en las semanas próximas.

HÉROE IMPREVISTO

Hay un intento de convertir a Nisman en un héroe. El periodista Walter Curia en la sección Enfoques de La Nación del 25 de enero escribió: “Nisman es lo más verosímil en medio del drama. Nisman, un muerto, es el único actor que merece credibilidad. En el otro extremo está el gobierno”

Manifestantes que salen a la calle con carteles “Soy Nisman”. Nada acreditaba en vida, que Alberto Nisman iba camino al bronce. Al contrario, parecía transitar la posibilidad de discurrir, en algún momento, un camino parecido al del juez Juan José Galeano. Su imprevista y lamentable muerte parece convertirlo en un héroe imprevisto.

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