domingo, 30 de noviembre de 2014

FUTBOL A PROPOSITO DEL ATAQUE EN LA CONFITERIA DE RIVER Reflexiones sobre la violencia

Por Gustavo Veiga


¿Cuál es la diferencia entre pelearse en los quinchos, el playón o la confitería de River? Ninguna. ¿Qué diferencia hay en las conductas de antes y de ahora entre funcionarios, dirigentes y barrabravas? Ninguna. ¿Qué soluciones se vislumbran para modificar una matriz de violencia que tiene cómplices en la política, el sindicalismo, la Justicia, la policía, el fútbol, el mundo empresario y hasta el periodismo? Ninguna. Las preguntas pueden repetirse como en un sinfín e invariablemente arrojarán la misma respuesta: ninguna. Porque ninguna es la voluntad para atacar un problema que se ha naturalizado, que anestesia, que olvida al muerto de ayer porque está bien muerto y al próximo muerto lo adivina, lo intuye, casi inexorable. Es, en palabras de Pablo Alabarces, doctor en sociología y especialista en el tema, “la historia de un fracaso compartido por todos, el de no poder salvar una sola vida” (extraído de Héroes, machos y patriotas, su último libro, un pormenorizado análisis de esta espinosa cuestión).
Siete minutos de furia homicida transformaron la confitería del estadio Monumental en una ratonera de la que fue casi imposible escapar. Está probado que el ataque exprés de la barra brava disidente a la oficial o cualquier otra pelea semejante entre estos grupos puede producirse a bordo de un avión o de un transatlántico. Lo mismo les da. Los hechos están documentados, probados. Basta un ejemplo. Hace casi diecinueve años, el 26 de octubre de 1995, dos pesados de los Borrachos del Tablón fueron deportados desde Porto Alegre, Brasil. El motivo fue que en un vuelo de Varig, 54 barras se emborracharon, pelearon entre ellos y abusaron de las azafatas durante el viaje.
Esta vez fue en tierra firme y más cerca, en Núñez. No al aire libre, como en los dos combates anteriores, en los quinchos y el playón de estacionamiento. Pero sí, al igual que en esas ocasiones, adentro del club. Eligieron un lugar muy transitado, en plena tarde y cuando socios, alumnos del instituto educativo que funciona en River y chicos de las divisiones inferiores ocupaban la mayoría de las mesas de la confitería. Nada los inhibió y, mucho menos, la precaria vigilancia privada. Los atacantes portaban handies para comunicarse. Fueron por su botín, los salvoconductos para ver el partido de vuelta con Boca por la semifinal de la Copa Sudamericana. Carnets, entradas de protocolo, lo que pudieran manotear de sus adversarios circunstanciales, porque en este tipo de grupos las relaciones suelen ser circunstanciales y por conveniencia mutua.
Hasta aquí, la crónica abreviada de los hechos. Una interna entre barrabravas, la violencia que se desata y el parte policial que tipifica en muertos, heridos y damnificados varios a las víctimas o victimarios. En marzo de 2008, las víctimas estuvieron entre la Banda del Oeste durante un ataque de la barra oficial en el corazón de la popular visitante de Vélez. Hoy son los victimarios de la confitería. Si se permite la diferenciación. Un atajo dialéctico del discurso dominante no haría tal distinción: serían potenciales asesinos los dos.
Lo que pasó en esos siete minutos en River, cuyos problemas de violencia –con matices– son parecidos en la mayoría de los clubes, fue el alimento de las coberturas periodísticas, a menudo descontextualizadas y por lo general carentes de interpretación. Más interesante para sacar conclusiones, reforzar las precarias certezas que tenemos o teorizar sobre la matriz de este problema fue el contrapunto público entre el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio.
No debería ser éste, el de la violencia en el fútbol, un compromiso ajeno al Estado, como lo definió el funcionario en una conferencia de prensa, cuando dijo: “No es competencia del Gobierno trabajar en esos temas”. A menos que se piense que los clubes de fútbol son territorios donde no se hace política, sólo sirven para realizar actividades lúdicas y que no deberían ser alcanzados por la tutela del Estado.
Capitanich responsabilizó a River por lo que pasó. Textual: “Hay una responsabilidad de las autoridades de la institución por facilitación de acceso, por sistemas de control interno, por identificación de las personas y porque deben propiciar las denuncias correspondientes”. D’Onofrio hizo su mea culpa, asumió que había sido un error no suspender a los barrabravas que figuran en el padrón de socios, pero también dijo con cierto cinismo que no sabía “quién es el jefe. River no hace inteligencia”. Hasta pidió “una custodia muy grande”. Fue un pase de pelota entre el jefe de Gabinete y el presidente del club que pone blanco sobre negro el de-sentendimiento de ambos sobre un problema viscoso, piantavotos, donde quienes tienen las mayores responsabilidades políticas miran para otro lado.
A principios de septiembre pasado, a dos cuadras de la sede y del estadio del club Sarmiento de Resistencia, un barrabrava fue asesinado en medio de un enfrentamiento entre dos facciones de la institución. Se llamaba Gonzalo Rodríguez y tenía 25 años. Capitanich preside la entidad deportiva (donde renovó su mandato en junio pasado), aunque está en uso de licencia y lo reemplaza en el cargo Gabriel Lemos, el subsecretario de Infraestructura escolar del Chaco. Cuando los medios buscaron responsables por el episodio, él se defendió: “No se puede utilizar la figura del jefe de Gabinete como una estrategia para enlodar”.
Con su experiencia en la política y también en el mundo del fútbol, debería saber que la violencia en el juego-espectáculo que más aliena a los argentinos es un campo de lodo que salpica a funcionarios, jueces, dirigentes deportivos, policías, empresarios, protagonistas de pantalones cortos y periodistas que hablan del tema con un carácter no inclusivo, como si fueran ajenos a él.
Una muerte evitable o un ataque evitable, por previsible, agigantan la sensación de que estamos demasiado lejos de reducir la cuota-parte de violencia que le aporta el fútbol a nuestra sociedad. La negación en los discursos de la propia responsabilidad o su atribución a terceros mientras el problema nos supera también contribuye a no entender lo que pasa y por qué nos pasa.

PROTESTA CONTRA GITANOS E INMIGRANTES NEGROS, AL MEJOR ESTILO NAZI EN SUBURBIOS ROMANOS Una ola de violencia racial sacude a Roma

Por Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma
Grupos de ultraderecha han comenzado a acosar a los habitantes de distintos barrios periféricos de Roma, incitándolos a reaccionar contra los inmigrantes. Y es así que al menos en cuatro barriadas diferentes, muy lejos unas de otras, los habitantes se han levantado contra gitanos e inmigrantes negros, al mejor estilo nazi de los años precedentes a la Segunda Guerra Mundial.
Organizaciones de ultraderecha como Casa Pound, Blocco Studentesco, Forza Nuova y la ya famosa Liga Norte –que integraba la coalición de gobierno cuando Silvio Berlusconi era primer ministro–, fueron los motores de esas protestas. Infaltable en casi todas fue el diputado europeo de la Liga Norte y famoso ultraderechista Mario Borghezio. “La gente no tiene más tranquilidad cuando sus hijas salen de noche. Hay además un problema higiénico sanitario con los inmigrantes y no sabemos si los que vienen tienen o no antecedentes penales”, dijo en una de estas manifestaciones.
Los grupos de militantes de derecha, contó un vecino, se empezaron a ver en el barrio de Tor Sapienza varias semanas antes de que empezaran las protestas y les calentaban la cabeza a los vecinos. Luego se presentaron con grandes cartelones, muñecos, bombas incendiarias, palos y banderas italianas, frente a las casas o lugares donde se alojan inmigrantes o a las escuelas donde van sus hijos.
En el barrio de Tor Sapienza existen algunos departamentos populares donde vivían 40 refugiados africanos, todos menores de edad, que llegaron al país solos y, en tanto venían escapando de países en guerra, les fue concedido el status de refugiado, según los acuerdos de los países miembros de la ONU. Pero esto no tuvo ninguna importancia para los racistas que argumentaron, montándose en las desgracias del barrio donde faltan muchas cosas desde hace años, que los inmigrantes están recibiendo más que ellos. “A mí me tienen que dar una casa como a ellos. Y si no, míreme bien, míreme bien, voy a matar a alguno”, dijo un señor de una cierta edad muy enojado frente a las cámaras de televisión.
Al final, luego de varios días de protestas y la intervención de la policía porque la gente del barrio no bajaba la guardia –los insultaba con frases de un desprecio increíble como “negro de m...” , “ustedes quieren hacer de este país la misma m... de donde vienen” o “la única solución es mandarlos de nuevo a su país”– y tiraba piedras a las ventanas de los inmigrantes, las autoridades trasladaron a 24 de esos menores a un refugio en otro barrio de las afueras, cerca del mar, el Infernetto, habitado por gente de clase media. Pocos días después estallaron en esta zona las protestas, siempre con la presencia de los grupos de ultraderecha que esta vez fueron todavía más lejos. Colgaron un muñeco de forma humana y tamaño casi natural, de un puente cercano y al lado pusieron un gran cartel que decía “Italiano impiccato, immigrato tutelato. Prima gli italiani” (italiano ahorcado, inmigrante tutelado. Primero los italianos). Los carteles llevaban la firma de Forza Nuova.
Otro ejemplo de racismo exuberante fue la manifestación organizada por Blocco Studentesco el viernes en otro barrio de Roma, cercano a Monte Mario, cuyo objetivo fue impedir el acceso a dos escuelas de la zona, de niños y adolescentes de origen rom (gitanos) que viven en un campo de nómades cercano.
La avanzada agresiva de los ultraderechistas recibió todo tipo de condenas de parte de los sectores progresistas del país. Para el alcalde de Roma, Ignacio Marino, del Partido Democrático, “colgar muñecos contra los menores es una demostración de inaceptable violencia que condeno firmemente. Se llaman Forza Nuova, pero no tienen nada de nuevo. Su racismo y su violencia son viejos y deshumanos”. Para la ex ministra para la Integración y actual diputada europea Cecile Kyenge, también del Partido Democrático, ella misma originaria de Nigeria, “hay una mayoría silenciosa en los barrios periféricos que sabe que los orígenes de la degradación son la ausencia de servicios y la escasa calidad de los existentes, la ausencia de lugares de cultura y agregación, la ausencia de inversiones públicas. Todos estos elementos existen desde mucho antes de que llegaran los inmigrantes y seguirían existiendo aunque de golpe desaparecieran todos ellos. El deterioro de los barrios periféricos no aparece como por arte de magia, causado por la presencia de un grupo de prófugos menores escapados de la guerra. Las causas tienen otros nombres, no los de estos muchachos. Esta mayoría silenciosa no es racista, como no lo es la gran mayoría del pueblo italiano. Es racista en cambio quien conscientemente ha montado todo esto”.
El papa Francisco, el pasado domingo, consciente de los problemas que se estaban viviendo, ofreció a las iglesias de la periferia romana para que inmigrantes y locales se reunieran a dialogar y encontrar solución a los problemas. “Es posible dialogar, escuchar, proyectar juntos y así superar las sospechas, los prejuicios y construir una convivencia siempre más segura, pacífica e incluyente.”
Cierto es que la desesperación de algunos italianos en realidad está basada en la gravísima situación económica que vive el país donde, según datos oficiales, la desocupación ha superado el 13 por ciento. Y entonces se transforma en una guerra entre pobres, donde los extranjeros pobres se convierten en los chivos expiatorios. A esta situación se agregan la llegada desde enero de miles y miles de inmigrantes –hasta agosto eran 124.000, el doble del año pasado, pero sólo en noviembre llegaron otros 5000– desde las costas africanas, sin que la Unión Europea, hasta ahora, hiciera mucho por ayudarlos.

› EL VICE URUGUAYO DANILO ASTORI HABLA DE LA ARGENTINA “Hay que negociar”

Por Mercedes López San Miguel
Desde Montevideo
Danilo Astori, vicepresidente y senador electo por el Frente Líber Seregni (sector moderado dentro de la coalición Frente Amplio), es un hombre de marcada confianza de Tabaré Vázquez y de certezas económicas. El candidato presidencial ya anunció que en un eventual nuevo gobierno volverá a apostar por Astori al frente de la cartera de Economía. Proclive a favorecer a los mercados, Astori es elogiado por haber posicionado a
Uruguay en la senda del crecimiento, la reducción de la pobreza y la baja del desempleo. Con la voz ronca, vestigio de una campaña intensa, Astori atiende a Página/12 desde su despacho.
–Usted plantea un Mercosur más flexible, para que los socios puedan firmar acuerdos comerciales con otros países. ¿Acaso no es incompatible ser miembro del Mercosur y pretender acordar Tratados de Libre Comercio?
–Ya fue compatible. Uruguay firmó un Tratado de Libre Comercio con México en 2004 que fue autorizado por los demás socios.
–Pero el intento de acordar un TLC con Bush hijo fracasó.
–Ese acuerdo no fue posible por razones internas y externas, porque el propio gobierno de Estados Unidos tenía dificultades. Para Uruguay, el Mercosur es imprescindible, pero así como está no funciona bien, lleno de barreras arancelarias que desvirtúan el proceso de integración. Con Brasil tenemos un grupo de alto nivel que opera a escala bilateral dentro del Mercosur, lo que denota como estamos. Esperamos que el Mercosur acepte que los miembros puedan hacer acuerdos por fuera del mercado común o de bloque a bloque. Yo me inclino más por lo segundo, es auspicioso el paso que se dio recientemente para avanzar en un tratado entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico. Llevamos diecisiete años intentando un acuerdo Mercosur-Unión Europea, que nos haría bien a todos.
–Usted vivió de cerca los vaivenes de la relación con la Argentina, sobre todo durante el primer gobierno del Frente Amplio. ¿Cuál va a ser la estrategia futura?
–Uruguay y Argentina son impensables sin buenas relaciones. Hay que seguir negociando, intercambiando información, la relación tiene que andar bien. Porque el vínculo trasciende el comercio de bienes y servicios, tomamos decisiones sobre infraestructura binacional. Hemos tenido etapas positivas y negativas, por eso el balance es deudor. Tenemos la esperanza de poder aplicar el cronograma de dragado del río Uruguay, que es fundamental para ambos países. Un ejemplo de traba es lo que sucede con los puertos, ya que la Argentina decidió que las mercaderías no podían hacer trasbordo en puertos uruguayos.
–La política económica durante esta década arrojó buenos indicadores económicos y sociales. ¿Cómo se hace para continuar en esa línea avanzando y no estancándose?
–El ministerio de Economía tiene que involucrarse en las tareas pendientes de transformación, no sólo vigilar los equilibrios macroeconómicos. Uno de los objetivos será aumentar el potencial físico del país, para mantener el nivel de crecimiento sostenido; ese potencial se divide en cuatro áreas: transporte, comunicaciones, servicios portuarios y energía. Otra meta es el desarrollo de la capacidad humana, en educación, ciencia y tecnología, seguridad ciudadana y matriz de protección social. Para los próximos cinco años tenemos el compromiso de aumentar al 6 por ciento del PBI en educación (hoy es del 4,8) y triplicar el porcentaje respecto del PBI dedicado a la investigación y la ciencia.
–Usted ha declarado que no habrá más impuestos en Uruguay. ¿De dónde obtiene esos nuevos recursos?
–Es cierto, no vamos a aumentar la carga impositiva. No va haber nuevos impuestos en Uruguay. El camino que necesitamos recorrer para que podamos cumplir con los compromisos es el aumento del nivel de actividad, el combate a la informalidad y la mayor eficiencia del sistema tributario. Esto, teniendo en cuenta el manejo de los tiempos, no son asuntos a corto plazo.
–¿Cómo se logra una mejor redistribución del ingreso, siendo que el 1 por ciento más rico aún concentra un ingreso equivalente al de 800 mil de uruguayos?
–Durante los diez años de gobierno del Frente Amplio fue el período de mayor distribución del ingreso según el índice Gini y también según lo observado en la relación entre ingresos altos y bajos. Este tema, donde la clave es la política fiscal, no se puede resolver en períodos cortos. Claro que influyen las transformaciones monetarias, el aumento del salario mínimo, la negociación laboral. Desde una perspectiva a largo plazo, hay que construir igualdad de derechos y de oportunidades.
–¿Se levantará el secreto bancario?
–Estamos negociando un acuerdo de intercambio de información tributaria más avanzado en el marco de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Hoy, para levantar el secreto bancario en Uruguay se necesita una autorización judicial.

EL CANDIDATO DEL FRENTE AMPLIO ES EL GRAN FAVORITO PARA LLEGAR A LA PRESIDENCIA POR SEGUNDA VEZ Hoy se vota en Uruguay si Tabaré pega la vuelta

Por Mercedes López San Miguel


Página/12 En Uruguay
Desde Montevideo
La Teja, en la periferia de Montevideo, es un barrio de clase media baja y de obreros. Tabaré Vázquez, candidato favorito para el ballottage de hoy, nació y creció en este lugar de quietud infinita, canto de pájaros y casas bajas. Hay vecinos que lo votarán porque son convencidos frenteamplistas, otros porque ven en Tabaré a uno más de La Teja y algunos afirman que no optarán por él ni por su rival, Luis Lacalle Pou, el candidato del Partido Nacional (o blanco).
En una pared se lee la consigna: Tabaré-Sendic, Uruguay no se detiene. Tabaré Vázquez, conocido como El Perro, está presente en las conversaciones en la víspera de la jornada electoral. No hay quien dude de que el médico oncólogo de 74 años será nuevamente presidente. Las principales consultoras coinciden en que la fórmula del oficialista Frente Amplio compuesta por Tabaré Vázquez y Raúl Sendic triunfará sobre la del Partido Nacional, de Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, por un margen de 14 puntos aproximadamente.
Sentada en una reposera al frente de su casa, una señora toma mate pese al calor del mediodía. De la ventana cuelga una bandera blanca, azul y roja, los colores que identifican al Frente Amplio. Valentina Moreira, empleada doméstica de 51 años y madre de once hijos, dice que el gobierno está haciendo las cosas bien –es el segundo gobierno de la coalición de centroizquierda–. “Hay más trabajo y el país se está levantando.” Y explica el motivo por el que elige al candidato frenteamplista. “Somos de La Teja y aparte es Tabaré, que se crió acá.” Consultada sobre los temas pendientes, Moreira no duda en decir que la primera medida debería ser contra la delincuencia. El marido de la señora suma su opinión sobre el tema. “No estoy contra el Pepe (Mujica), pero he visto cosas en la calle, gurises robando. El paco les mata el cerebro”, dice Juan Miguel Martínez, 59 años, empleado municipal.
Según la consultora Factum, entre los asuntos que más inquietan a los uruguayos, un 31 por ciento dice que es la seguridad, un 16 por ciento la educación, un 13 habla de la economía, salarios e inflación y un 11 por ciento sobre drogas. Jorge Lanzaro, profesor de Ciencia Política en la Universidad de La República, afirma a esta cronista que la agenda del próximo gobierno no será fácil. “Será clave atender el asunto de la seguridad y llevar adelante una reforma educativa, en un contexto de una economía que enlentece, según la opinión de los economistas.” El analista cree que el Frente Amplio no es el mismo del 2005, cuando asumió Tabaré. “Está más corrido a la izquierda. El sector de Danilo Astori (Frente Líber Seregni) perdió 90 mil votos, tiene sólo tres senadores; en cambio el partido de Mujica (Movimiento de Participación Popular, ex Tupamaros) consiguió seis bancas de 16 senadores. El MPP fue el más votado dentro de la coalición y hará sentir su peso en las decisiones, a fin de cuidar lo que impulsó.”
En horas inclementes de sol pasa un cartonero con un carro que conducen dos caballos flacos. Frente a la plaza Lafone se observa el Club Arbolito, fundado entre otros por Tabaré. Hay un pequeño bar con videos y metegol que antecede a una cancha de fútbol cubierta. El cantinero de nombre Julio César Santos dice que no le agrada ningún partido. Y que Tabaré le quitó vida al club al sacarle los tablados en carnaval. “No sé a quién voy a votar, pero a Tabaré no lo voto”, dice sin ocultar el mal humor. El candidato Lacalle Pou proviene de una clase acomodada, es hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle –recordado por las privatizaciones–, fue diputado por el tradicional Partido Nacional y sorprendió al ganar las primarias a Jorge “El Guapo” Larrañaga. Vive en un barrio privado. Lacalle Pou elude cuestionar abiertamente las estructuras del modelo de los últimos diez años, con éxito en materia de crecimiento, mejora del ingreso, reducción del desempleo y de la pobreza. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la pobreza pasó del 40 por ciento en 2004 a 10 por ciento en la actualidad, y la tasa de desocupación que llegó a rozar un inédito 20 por ciento hace diez años hoy se ubica en torno del seis por ciento.
Pese a que Lacalle Pou se presenta con un programa “desideologizado” al que denomina “por la positiva”, durante la campaña se conocieron sus posturas respecto de varios temas: no votó y plantea derogar la ley de ocho horas de trabajo para los peones rurales, una vieja reivindicación de la izquierda que se concretó con el Frente Amplio. El político, de 41 años, asegura que derogará la ley de responsabilidad penal empresarial, que establece penas de prisión para empresarios que incumplan normas de seguridad laboral con sus empleados. Y pese a que Lacalle Pou presentó una propuesta para legalizar el cultivo de marihuana, cuando el gobierno de Mujica aprobó la legalización de la compraventa de cannabis, él se opuso.
Saliendo de un mercadito, una travesti de nombre Erica, aunque aclara que en su documento aún figura como Miguel Angel González, es crítica de Tabaré. “Ni se acuerda de La Teja y viene para tomar café con la hermana.” Erica va a votar en blanco. Consultada acerca de qué piensa de Mujica, respondió que gracias a él las travestis reciben una ayuda económica, ya que el Estado reconoce la situación de vulnerabilidad social de ese colectivo. “Hay más putos por el barrio”, dice entre risas. Pasa un hombre con boina verde, que lleva en el cuello la imagen del Che. “Soy frenteamplista”, dice el jubilado. Tabaré es un tipo como nosotros, de los de a pie. El nació en un hogar pobre y mire a dónde llegó.”
Más de 2,6 millones de uruguayos están convocados a las urnas. El candidato frenteamplista votará en el Club Arbolito. La tranquilidad de La Teja se alterará por unas horas.

› QUE HAY DETRAS DEL NUEVO EQUIPO ECONOMICO ANUNCIADO POR DILMA ROUSSEFF Brasil, un dato de política argentina

Por Martín Granovsky
El nuevo equipo económico anunciado por Dilma Rou-sseff es, para la Argentina, un dato de política interna de primer nivel. Desde que Guillermo Moreno se fue a Roma, las relaciones económicas con Brasil se están arreglando o tolerando sin generar ruido político. El problema de la Argentina con Brasil es el mismo de Brasil consigo mismo y de la Argentina consigo misma: cuándo retomará el crecimiento sostenido y cuándo volverá a aumentar su nivel de consumo.
Dilma anunció tres futuros ministros y la continuidad de Alexandre Tombini al frente del Banco Central. Joaquim Levy reemplazará a Guido Mantega en Hacienda. Nelson Barbosa se hará cargo de Planificación cuando deje el ministerio Miriam Belchior. Y Katia Abreu será ministra de Agricultura.
Desde el anuncio, el jueves, Levy viene siendo presentado como una figura próxima al sector financiero por parte de unos cuantos extraños al Partido de los Trabajadores y por algunos propios. Un editorial del diario Valor de ayer se alegraba de que “su primera y más inmediata misión será realizar el ajuste fiscal, después de años de contabilidad creativa y empeoramiento sensible de los indicadores de las finanzas públicas”.
En una entrevista concedida al blog del Planalto, la Casa Rosada brasileña, Levy dijo que por el pobre rendimiento económico de 2014 el gobierno brasileño debería proponerse un superávit primario del 1,2 por ciento del PBI en 2015 y de un 2 por ciento en los años siguientes. Dijo que para lograr esa cifra tomará “las medidas de disciplina que sean necesarias”. Según Levy, la reducción de la deuda “crea confianza para el crecimiento de la actividad económica y así se generan los recursos que permiten al gobierno continuar con sus políticas públicas, en particular las de inclusión social”.
La novedad del jueves es que Brasil, después de dos trimestres en baja (0,6 negativo en uno y 0,2 negativo en otro), creció durante el tercer trimestre. Poco, un 0,1 por ciento, pero creció. O por lo menos paró de decrecer.

En contra

Aunque la reacción es difícil de medir, el anuncio sobre Levy causó resquemores entre algunos petistas y entre simpatizantes de los gobiernos de Lula y Dilma. La web Carta Maior, que edita Joaquim Palhares, lanzó un manifiesto público cuando la designación de Levy aún era un rumor. Sus críticas incluyen también a Katia Abreu. “La presidenta electa parece tener más en cuenta las fuerzas cuyo representante derrotó que el diálogo con las fuerzas que la eligieron”, dice el documento que firman, entre otros, el economista Luiz Gonzaga Belluzzo, el teólogo Leonardo Boff, el propio Palhares, el líder del Movimiento Sin Tierra Pedro Stédile, el ex secretario de Internacionales del PT Valter Pomar, el sociólogo Emir Sader y el ex vocero de Lula André Singer.
Para los intelectuales firmantes, Levy y Abreu marcan “una regresión en la agenda victoriosa en las urnas” porque “ambos son conocidos por la solución conservadora y excluyente del problema fiscal y por la defensa sistemática de los latifundiarios contra el medio ambiente y los derechos de los trabajadores”.
El viejo periodista Mino Carta, amigo personal de Lula y director de Carta Capital, se preguntó si será cierta su intuición de que Levy le trae el olor de Antonio Palocci. Palocci fue ministro de Hacienda con Lula entre 2003 y 2006 y jefe de la Casa Civil (cargo similar a la Jefatura de Gabinete argentina) en los comienzos de Dilma, de enero a junio de 2011. En el primer período, el secretario del Tesoro Nacional fue Levy.
Escribió Carta que si su intuición fuera un hecho, eso significaría que “el entendimiento entre Lula y Dilma es mucho más profundo de lo que cualquiera imagina”, porque el único puente entre Palocci y Dilma “sólo puede ser el ex presidente, conocido como magnífico intérprete de la Realpolitik”.
Las dos renuncias de Palocci respondieron a acusaciones por irregularidades. La última, en 2011, se debió a sospechas de enriquecimiento ilícito. Como ministro, Palocci fue menos conservador que en su propio discurso. Uno de los que analizaron con más datos su gestión fue, curiosamente, Nelson Barbosa, el ahora nombrado ministro de Planificación. Barbosa recordó en “Diez años de política económica”, un trabajo incluido en el libro Lula e Dilma editado por Boitempo y Flacso-Brasil, que en 2002, cuando Lula ganó las elecciones, la inflación había llegado a un 12,5 por ciento y la deuda líquida del sector público representaba un 60 por ciento del PBI. En lugar de una herencia bendita, según Barbosa, Lula recibiría “un cuadro de descontrol macroeconómico”. Lula comenzó con una política restrictiva para recuperar la estabilidad monetaria y fiscal. El Banco Central elevó la tasa de referencia para las tasas de interés y el gobierno elevó su meta de resultado primario para contener el aumento de la deuda pública. Al principio, el nivel de actividad cayó de un 2,7 por ciento en 2002 a un 1,1 en 2003, el primer año de gobierno de Lula. Pero en 2004 el PBI creció un 5,7 por ciento, en parte por la demanda externa incrementada por el crecimiento chino y en parte por el aumento del consumo interno. Y la inflación cayó a un 7,5 por ciento mientras bajaba también la deuda pública a un 48 por ciento del PBI en 2005. Entretanto el gobierno de Lula desarrolló primero el plan Hambre Cero y luego el más amplio Bolsa Familia.
Terminado el peligro inicial, quedó establecida la base para implantar el PAC, el Programa de Aceleración del Crecimiento, con ejes en la infraestructura y la energía.
La encargada del PAC fue la entonces jefa de la Casa Civil, Dilma Rousseff. El operador del PAC en el Ministerio de Hacienda fue el propio Barbosa, que también ocuparía el viceministerio con Mantega.

A favor

El periodista y economista Luis Nasiff, editor de un blog influyente, incluso rescató el papel de Barbosa cuando, como secretario ejecutivo del Ministerio de Hacienda, montó “la estrategia contracíclica que defendió a Brasil de la crisis mundial”.
“Si no libran disputas de ego, Barbosa y Levy podrían conformar una dupla preciosa”, dijo Levy. “Tienen convicción sobre la importancia de contar con una estructura de tasas de interés de largo plazo y civilizada para completar el ciclo de reestructuración del ahorro privado”, escribió. La ventaja de Barbosa sería que “estructuró los nuevos títulos privados, capaces de permitir el financiamiento de la infraestructura, y tiene óptima interlocución con el sector real de la economía”. Y Levy “es un especialista en la estructura de títulos públicos con buena entrada al mercado”. Síntesis de Nasiff: “Barbosa tiene una visión técnica y política (en el sentido de las restricciones políticas) de la estructura de los gastos públicos, y Levy es un técnico meticuloso en el cálculo de los impactos que las decisiones pueden tener sobre las cuentas públicas”.
La dirigencia del PT no cuestionó las designaciones de Dilma.
En la reunión de la mesa ejecutiva nacional el último viernes, el senador Humberto Costa dijo que la contención de gastos será una etapa y no un fin en sí mismo, como hubiera ocurrido con un gobierno de Aécio Neves.
José Guimarães, diputado nacional y uno de los vicepresidentes del PT, dijo que el staff designado “es el equipo posible para el momento que enfrentamos” y consideró que mientras no se toquen los programas sociales ni la PAC, tudo bem.

De reojo

A ese tablero le prestaron atención, durante su visita a Brasilia, el jueves último, el jefe de Gabinete Jorge Capitanich y el ministro de Economía Axel Kicillof. Los dos se reunieron con el jefe de la Casa Civil Aloizio Mercadante y el asesor internacional del Planalto Marco Aurélio García. El comunicado final dice que habrá encuentros mensuales y que los funcionarios “coincidieron en señalar la importancia de establecer este mecanismo multilateral para agilizar y potenciar la relación bilateral entre Argentina y Brasil”. También “resaltaron que la estrategia conjunta de integración productiva es el mejor camino para que ambos países beneficien a su producción industrial y el comercio”. Entre los sectores analizados figuran el automotriz, el siderúrgico, el naval, el de la aeronavegación, el de la energía y el del comercio.
La Argentina ya fabrica componentes para el KC-390, un avión de transporte militar capaz de competir con el Hércules. La Argentina es socia minoritaria del consorcio que se propone un vuelo de prueba este mismo año y una flota en el aire en el 2016.
La paradoja, o no, es que las ventas a Brasil bajaron, pero también bajaron las compras. Las exportaciones, porque Brasil decrece o no crece. Las importaciones, por la baja del consumo argentino y por la escasez de dólares. En octubre la Argentina importó 1168 millones de dólares, un 36 por ciento menos que en octubre de 2013. Las exportaciones representaron el mismo volumen, o sea que la balanza terminó sin saldos a favor o en contra.
Cada país tiene su propia coyuntura política. Dilma asumirá su segundo mandato el 1º de enero y afronta al menos dos desafíos. Uno, el de volver a crecer en medio de la crisis mundial. Otro, el de gobernar sin diluir el impulso reformista ni perder la fuerza de un PT revitalizado por la campaña y a la vez administrar Brasil sin perder el apoyo parlamentario del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, en realidad una constelación de poderes provinciales. Cristina necesita conservar la mayor cuota de poder posible hasta la entrega del gobierno, el 10 de diciembre de 2015, bajar la inflación y recuperar el crecimiento.
Con problemas propios, pero sin ruido comercial ni diferencias internacionales –los dos países coinciden en la búsqueda de la multipolaridad, para lo cual Su-damérica debe ser un polo–, ni siquiera los misterios del nuevo equipo económico anunciado en Brasil alcanzan a explicar un misterio mayor: por qué las dos presidentas no retoman el diálogo frecuente de alto nivel que desplegaban antes.

PIDIERON LAS INDAGATORIAS DE EX DIRECTIVOS DE MERCEDES-BENZ ARGENTINA Tras los cómplices de la dictadura

Por Alejandra Dandan
A treinta años de las primeras denuncias, y con buena parte de las pruebas incorporadas desde hace años al expediente, la causa por el secuestro de los trabajadores de Mercedes-Benz Argentina finalmente dio un pequeño gran paso. Los fiscales federales de San Martín frenaron la elevación a juicio de la causa que hasta ahora sólo contemplaba la responsabilidad penal de los militares y pidieron indagatorias de dos ex directivos de la empresa por facilitar los datos y la ubicación de los trabajadores secuestrados. Los ex directivos son el gerente de Producción, cuyo nombre es de los más conocidos, Juan Tasselkraut, y el jefe de Asuntos Jurídicos, Rubén Pablo Cuevas. Ahora, la jueza federal Alicia Vence debe decidir si finalmente la causa avanza y acepta, o no, esos pedidos. Son los primeros movimientos en la causa después de mucho tiempo de parálisis y luego de una división de las víctimas en dos partes, de acuerdo con el criterio de centros clandestinos. Las nuevas lecturas del expediente incorporan una mirada previa sobre lo sucedido antes del golpe de Estado y el análisis sobre el eje conflictividad obrera-burocracia sindical-complicidad empresaria. Con eso se piensa el contexto como una prueba, en un escenario donde los fiscales ya indican que los integrantes de la automotriz “apoyaron, colaboraron y facilitaron la cruenta represión”.
Los hechos en Mercedes-Benz son de las denuncias más antiguas sobre la complicidad empresaria con la dictadura. Después del golpe del ’76, fueron secuestradas dieciocho personas que pertenecían a la planta de esa empresa en Gonzalez Catán, diecisiete de ellos obreros y un supervisor, todos integrantes en algún momento de la comisión interna enfrentada a la dirección de la empresa y a la dirección del Smata, en manos de la burocracia sindical representada por José Rodríguez. A diferencia de Ford, la mayor parte de los secuestrados están desaparecidos. Sólo hubo tres sobrevivientes: Héctor Aníbal Ratto, Alfredo Martín y Juan José Martín. Ratto dio testimonio en el Juicio a las Juntas. Desde entonces señaló que Tasselkraut lo mandó a llamar y en su oficina le dijo que se tenía que retirar, que iba a esperar que llegara una comisión militar para que lo llevaran. En ese ínterin, Ratto escuchó cómo Tasselkraut informaba por teléfono la dirección de Diego Eustaquio Núñez, otro de los trabajadores secuestrados esa noche. Desde entonces el expediente acumula pruebas y documentación pero nunca la Justicia llamó a indagatorias. Para que eso ocurra ahora algo cambió.
Miguel Angel Blanco García Ordás y Hugo Bogetti son los fiscales federales que tienen la causa. En el pedido de indagatoria señalan como uno de los motivos “la resistencia” del Poder Judicial. Si bien “pareciera” que este pedido, dicen, “podría retrasar el normal desarrollo del proceso, resulta indispensable para que puedan comprenderse acabadamente los acontecimientos que sucedieron con los empleados de la empresa mencionada, y (no hacerlo al) desdoblar la investigación respecto de las siete víctimas, todas pertenecientes a una comisión interna enfrentada con la gerencia de la empresa y con el gremio de Smata, resulta fraccionar las responsabilidades de los hechos que se investigan y son consecuencia de una resistencia por parte de los operadores de la Justicia de ahondar las investigaciones hacia los sectores civiles –empresariales en este caso– que apoyaron, colaboraron y facilitaron como veremos la cruenta represión que ocurrió durante el terrorismo de Estado”.
En línea con la querella representada por el CELS, sitúan el comienzo del análisis de los hechos antes del golpe. Una línea que el CELS también repite en otras causas como Molinos, por ejemplo. Luz Palmas Zaldúa, coordinadora del área de litigios del CELS, explica que “señalamos estas cosas porque son denominadores comunes en varias causas que muestran la combatividad obrera en el escenario previo al golpe y que se va a resolver de forma represiva posgolpe”, dice.
Entre los antecedentes del caso de Mercedes-Benz, Palmas Zaldúa se detiene en 1975 cuando ya había una tensión importante entre obreros, empresa y el Smata. “En ese momento se hace una elección para elegir a los representantes gremiales, es una elección fraudulenta y en octubre de 1975 se hace un paro en la planta de Gonzalez Catán donde despiden a 115 trabajadores. Así comienza un plan de lucha en el que se pide la reincorporación de los trabajadores. La empresa finalmente acepta y reconoce a la comisión interna, pero nunca se recompuso del todo la relación entre los trabajadores y la empresa.”
Hay dos datos importantes en esa coyuntura, según señala y que están en la causa. “Uno, es una nota firmada por José Rodríguez, de Smata, al ministro de Justicia en la que pide la intervención de Mercedes-Benz llamando ‘subversivos’ a los que promovieron la huelga. Y otro es que luego de ese período de tensión, los trabajadores no pudieron recomponer la relación con la empresa, pero sí lo hace el Smata, que firma un convenio con la empresa en diciembre de 1975 en el que la empresa se compromete a aportar al sindicato el 1 por ciento de la facturación por venta de unidades. En este tipo de acuerdos de empresa y sindicato quedan en el medio los trabajadores desprotegidos y señalados por el propio sindicato como subversivos.”
Otro dato que consignan el CELS y el dictamen es la relación entre la empresa y la cúpula militar. “Cabe destacar que Mercedes-Benz, que se encontraba entre las veinte empresas de mayor facturación –señalan los fiscales– y era uno de los principales complejos industriales, tenía como principal cliente al Ejército Argentino, quien compraba a la firma los camiones Unimog.”

Después del golpe

Arribado el golpe militar, fueron secuestrados dieciocho trabajadores. Los tres sobrevivientes señalaron que mientras estuvieron secuestrados y fueron torturados, “los interrogatorios siempre se refirieron a cuestiones relativas a su tarea gremial dentro de la empresa donde trabajaban”, según indica el escrito de la fiscalía.
Los datos que los fiscales mencionan, entre otros, para valorar el aporte de la compañía en esos secuestros son:
- Testimonio de Alfredo Manuel Martín, sobreviviente que estuvo secuestrado en la Brigada de San Justo y que reconoció que uno de sus captores fue quien luego en el año 1978 fue designado jefe de vigilancia de la planta de González Catán: Rubén Lavallén. “Es un dato no menor –dice el escrito–, dado que la citada víctima sobreviviente lo reconoció perfectamente como una de las personas que lo secuestró y lo torturó.” Lavallén fue comisario en San Justo y apropiador de una beba, por lo cual fue condenado.
- Declaración de la secretaria de Cuevas, que señaló la relación de su jefe con la cúpula militar y las reuniones continuas con él. También “llamativamente la testigo recuerda a Tasselkraut y a Lavallén, incluso recuerda cuando esté último adoptó una beba”.
- Otros dos trabajadores, Víctor Hugo Ventura y Alfredo Reimer, fueron detenidos luego de tener una reunión, en su carácter de representantes gremiales de la comisión interna, con los directivos de Mercedes-Benz en la sede central de la empresa. En la reunión les dijeron que sí a todos sus reclamos y esa misma noche los secuestraron.
En ese contexto, los fiscales están convencidos de que “quienes aportaron los nombres y las direcciones de las víctimas fueron los directivos de Mercedes-Benz Argentina”. Como para dar antecedentes del acceso a la información y la distribución de los datos, recuerdan por ejemplo que cuando Montoneros secuestró al jefe de Producción de la planta, Heinrich Metz, en 1975, Cuevas aportó un listado de la comisión interna. También menciona el testimonio de José Barreiro, uno de los trabajadores, que se había mudado pero que supo que lo fueron a buscar al domicilio que la empresa tenía de é

VANGELIS - 1492 LA CONQUISTA DEL PARAÍSO