lunes, 16 de febrero de 2015

Los mismos de siempre Por Pedro Patzer

Los mismos que envenenaron a Mariano Moreno, que fusilaron a Dorrego, los mismos que dejaron morir en la pobreza a Belgrano y empujaron a San Martín a morir en tierras lejanas, los mismos que derrocaron a Yrigoyen y bombardearon la plaza, los mismos que propiciaron la dictadura, que le hicieron un golpe de mercado a Alfonsín, los mismos que ahora quieren dar un golpe blando. Yo no voy a la marcha del 18 F.

Los mismos que se creen europeos viviendo su fatídico exilio en el tercer mundo, los mismos que anhelan ser Suiza, olvidando que el país de los quesos y los relojes, hizo negocios con los nazis. La banca suiza convertía en divisas internacionales el oro que Hitler robaba a los países ocupados y a los judíos atrapados. Yo no voy a la marcha del 18 F.

Los mismos que se pasaron la vida creyendo que para ser civilizados había que pensar en inglés y que por supuesto nunca se ocuparon de averiguar cuántas lenguas se hablan en nuestro país (en los países que conforman nuestra Argentina). Los mismos que ahora son los custodios de la república, pero que no marcharon cuando el país se quedó sin trenes y sin YPF, cuándo el interior del interior se convirtió en un desierto, en ciudades, pueblos y parajes fantasmas. Yo no voy a la marcha del 18 F.

Los mismos que nos seleccionan a qué personaje llorar, son los que no nos permitieron el llanto por héroes que ellos se ocuparon de borrar de la historia oficial: así no lloramos las nueve muertes de Santos Guayama, ni las de tantos próceres populares y anónimos que nunca aparecieron en los manuales, muchos de ellos ni siquiera tuvieron una cruz de algarrobo en los remotos caminos de la historia, un espacio donde ir a dejarles un ramo de flores (esas flores de la primavera de la resistencia, esas flores que no se marchitan ante el invierno artificial) Yo no voy a la marcha del 18 F.

Porque todos los muertos me duelen: los que murieron en la zafra, en la mina, en las fábricas, en las escuelas, en las villas, en el conurbano, en la Argentina profunda donde el dolor no se televisa, ni hace sufrir a los republicanos. Por eso no voy a la marcha del 18 F.

Pan y Cielo, el blog de Pedro Patzer
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¿Marcha contra los suicidas? Por Pacho O'donnell

Estoy confundido, ¿para qué se convoca la marcha del 18? Sucede que aún no está definida la causa de la muerte de Alberto Nisman, aunque las más claras evidencias apuntan a un suicidio: el disparo ascendente a un centímetro de la sien, no se encontró n evidencia de la presencia de otra persona en el departamento, y otras por el estilo.

La defensa que suele hacerse contra esta hipótesis o certeza es que "Nisman no daba indicios de ser un suicida". Craso e interesado error. Desde mi experiencia y formación psicoanalíticas puedo afirmar que, por el contrario, Nisman dio todos los signos de un suicida.

Veamos: el día anterior a la tragedia Nisman le pide a un amigo que le facilite un arma con el pretexto de defenderse. Es la Bersa calibre 22 con la que se suicida. ¿Puede objetarse que ya estaba decidido a hacerlo y no tenía un arma en su domicilio? Por otra parte, esto es clave, era un hombre muy presionado que respondía a una caracteropatía dependiente que buscaba y necesitaba protección. La halló en la SIDE en su jefe Jaime Stiuso quien, según informes confiables, ejercía sobre él un franco dominio. El señor Velázquez informó que Stiuso el día anterior a la presentación ante el Legislativo, le negó las escuchas y videos que fortalecerían una presentación jurídicamente endeble. Eso explica las muchas llamadas del día sábado, motivadas por el sentimiento de desamparo ante el interrogatorio encarnizado al que sería sometido el lunes por parte de muchos legisladores oficialistas. Es de señalar que fue la oposición quien lo arrojó al foso de los leones.

Su comprensible perturbación anímica se habría incentivado por una repercusión mediática, que lo tenía de protagonista, mucho mayor a la que él hubiera podido prever, ya que se constituyó en un "bocato de cardinale" para que la oposición atacara al gobierno, que, por su parte, respondió con energía descargando feroces críticas sacando a luz trapos sucios al sol. ¿Qué sabemos de la vida privada de Nisman? ¿Cómo es el tema de su departamento, de su auto?

Según deja claro el libro de mi sobrino Santiago O'Donnell, Argenleaks, Nisman buscó y encontró también la protección de la Embajada de los Estados Unidos, a la que reportaba y consultaba sus decisiones. Nada podía hacer este otro escudo ante el hecho puntual de la presentación en el Senado un lunes a la tarde ya que hubiera sido una abierta injerencia en asuntos de un país soberano.

Para empeorar las cosas en esos días aciagos todo indica que Nisman habría tenido una áspera discusión con su ex esposa y madre de sus hijas, destacada jueza, a raíz de las peripecias de su viaje interrumpido.

Tenemos entonces a una persona con probable tendencia a la dependencia afectiva sometida a enormes presiones ante las que se sintió en desamparo, circunstancia que encadenó violentas secuencias desequilibrantes. ¿Es eso motivo de suicidio? Claro que sí.

En contra de su suicidio se argumenta que no dejó carta de despedida. El suicidio siempre es un diálogo siniestro con el otro, es una agresión violentísima contra los demás, su intención, sea o no consciente, es siempre culpabilizante. "Me mato para que sufras tanto como me hiciste sufrir a mí."

Aquellos a quienes está dirigido un suicidio, llámense en este caso Stiuso, embajada, legisladores, personas de su intimidad, no necesitan de una carta para saber el por qué de ese acto límite. De allí en más, es la esperanza del autoinmolado, deberán vivir con la carga de la culpa.

El suicidio de Nisman entraría en la categoría de los suicidios impulsivos cometidos en momentos de fuerte e incontrolable estado emocional. Son asesinatos contra uno mismo, un amigo mío alcanzó a pegarse tres tiros en su impulso por matarse.

Hay distintas formas de suicidio. Algunos, como en el caso de una reconocida psicoanalista, son rituales: la persona se viste de gala, enciende velas, escucha la música que le gusta y va suicidándose de a poco, tomando el veneno repartido en copas de cristal que va bebiendo una por una. Otros suicidios son altruistas, por ejemplo la persona que padece una enfermedad letal y se quita la vida para no ser una carga emocional y económica para su familia.

Entonces, dado que la causa de la muerte del fiscal no está aún determinada pero todo indica que será calificada de suicidio: ¿Cuál es la razón de la marcha? ¿Una marcha contra el suicidio? ¿Contra los suicidas? ¿Para qué haya menos suicidios? ¿En qué se puede inculpar a un Estado por el suicidio de algún ciudadano? Debe haber intervención estatal en circunstancias especiales como es el caso de los sobrevivientes a la dictadura del Proceso, Malvinas o Cromañón. Pero no es este caso.

En resumen: si, como todo parece indicar, la marcha del 18 es en contra del suicidio. O estamos ante un dislate, o se intenta aprovechar el suicidio de un hombre infortunado para promover un acto político. Seguramente había motivos mejores como la pobreza, pero quizás no hay motivos suficientes para reclamos de esta índole al actual gobierno. También porque no es un motivo de especial preocupación para los sectores convocantes.

iNFO|news

La Cuestión Nisman en el Principio del Placer Por Osvaldo Drozd



Por Osvaldo Drozd

Con otras palabras Sigmund Freud sostenía que había que dar algunas vueltas de tuerca para alcanzar el Principio de Realidad. Si bien entre el Principio de Placer y el de Realidad existe una interrelación dialéctica, es posible deducir que el primero es el productor de una cobertura fantasmática e imaginaria que es capaz de amortiguar en el sujeto los efectos dolorosos de la realidad.

La repentina muerte del fiscal Nisman, despertó en una parte de la ciudadanía posiciones encontradas. El rol que jugaron y siguen jugando los principales medios de información, es uno de los pilares más fuertes de la construcción de lo que se opina. Quien escribe, asiduamente lee la información de los diferentes portales y considera que los comentarios que se hacen no son ajenos a la instalación de cierta forma de interpretar la realidad. Son parte sin dudas de la información, y por la misma razón que se sospecha que existen agencias que se dedican exclusivamente a realizar comentarios, como parte de operaciones montadas por los medios.

Por ejemplo cuando un medio como La Nación asegura que un legislador estadounidense, le pidió al presidente Obama intervenir en la resolución del caso argentino, saltan los de posiciones opositoras afirmando que está bien que así se haga, pero que el gobierno no va a dejar que eso pase, porque les descubrían sus chanchullos, dando por supuesto que a los EEUU sí les importa seriamente aclarar sobre la muerte del fiscal. “Esto ya se parece a Cuba y Venezuela” dicen otros. “El gobierno es amigo de los terroristas de Irán” descubre alguien que tal vez no sepa ni dónde se encuentra ese país en el mapa, pero que ya compró el discurso antiterrorista. Vale señalar que para calificar a Irán como un país terrorista, ni siquiera los especialistas se pueden poner de acuerdo. Entonces cuál es la medida para que algunos quieran a los EEUU, y otros se pongan contentos por la posibilidad de una Corte Penal regional de la Unasur. Las diferencias son políticas e ideológicas. Y cuando se trata de mover políticamente, tal vez no importa tanto si por lo que se lo hace convence o no a quienes lo ponen en marcha, sino que el interés principal está puesto en que eso podría llegar a capitalizarse. En la política a eso se lo llama oportunismo. La presencia de patotas de la Uatre en el velatorio del fiscal, produciendo desmanes responde a esa lógica. Pensar trabajadores rurales indignados por la muerte de un alto funcionario de Estado, cuando como sector social padecen demasiadas injusticias, por lo menos resulta curioso.

La causa de la muerte de Nisman aún es un secreto, al menos para la mayoría. Esbozar posiciones al respecto sin ser parte de la investigación, es posible hacerlas. De hecho, se hacen continuamente. Los medios las empujan. Y la mayoría acusa o se defiende sin saber muy bien qué pasó. No saber a ciencia cierta es justamente la principal causa de la saturación de información, y la proliferación de ideas que tal vez tengan como punto de partida, una falacia.

Al respecto es muy interesante la posición de Julian Assange, quien en una entrevista que le realizara Santiago O’Donnell en el diario Página/12, dijo que si no se parte de “una percepción compartida de la realidad” es imposible el debate. Más allá del relativismo posmoderno hoy presente en la mayoría de la información la cosa debiera abordarse de otro modo, pues “en un punto alguien observa algo del mundo real y no es una opinión, no es una derivación, no es un debate, es algo que actualmente alguien tiene como el documento original, alguien tiene la foto, alguien tiene la grabación, alguien tiene la declaración de alguien en una posición importante y todo deriva de eso”. Assange plantea muy firmemente que hay datos de la realidad que son los que hay que encontrar para formar una opinión valedera. Esos datos son quienes esclarecerían los acontecimientos. Partir de un dato falaz lleva a una cadena de falacias. Obviamente hay a quienes esas falacias les sirven, tienen utilidad política. Si hay quienes se dedican a la ficción, no está mal, el problema es que no lo digan. Freud diría que del Principio del Placer no se movieron, aunque simulen lo contrario.

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A 40 años del comienzo del plan militar contra la guerrilla Los capellanes castrenses que participaron del Operativo Independencia

Por Lucas Bilbao y Ariel Lede

Capellán hablándole a los soldados. Foto publicada en la revista Gente, diciembre de 1975

La represión a la guerrilla en el monte tucumano empezó en febrero de 1975. Unos 4.000 efectivos enfrentaron a no más de 200 guerrilleros del ERP. Más de 40 capellanes castrenses ofrecieron entre 1975 y 1976 dos poderosas armas: el convencimiento a los militares de que la lucha era justa y la “asistencia espiritual” in situ.

Pasaron 40 años de una decisión política que constituyó uno de los primeros hitos del terrorismo de Estado en Argentina: el “Operativo Independencia”, el plan militar contra la guerrilla rural en Tucumán, iniciado en febrero de 1975. Un actor protagónico en ese proceso fue la Iglesia Católica, que justificó públicamente la “lucha antisubversiva” y envió capellanes militares a la “zona de combate”.

El cierre de ingenios azucareros decretado por la dictadura de Onganía había provocado en la provincia un deterioro de las condiciones de vida, desocupación y emigración. En ese contexto, fueron ganando protagonismo fuerzas opositoras como la Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar (FOTIA) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). La radicalización política se manifestó en acciones como el “Tucumanazo” en 1970, el “Quintazo” en 1972, y la apertura en 1974 del primer frente de guerrilla rural del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), brazo armado del PRT. A partir de la toma de la localidad de Acheral en mayo de ese año, la guerrilla alcanzó visibilidad nacional.

El gobierno de María Estela Martínez de Perón, progresivamente penetrado por la interna militar, implementó desde 1974 una serie de operaciones tendientes a desplazar al sector más radicalizado del peronismo y a las vertientes de izquierda que tenían legitimidad en el movimiento obrero, como el “Navarrazo” en Córdoba, el “Operativo Serpiente Roja del Paraná” y el “Operativo Independencia” en Tucumán. Mientras, clandestinamente la Triple A cumplía una función similar a las órdenes del ministro José López Rega.

1975 fue el año de la creciente gravitación de las Fuerzas Armadas en las decisiones políticas del gobierno constitucional. Significó para los militares la oportunidad de apoyarse en la crisis política y económica como trampolín para volver a erigirse como los únicos capaces de gobernar el país. En ese marco, el peronismo en el poder encontró en el Operativo Independencia uno de sus primeros intentos de sostener la gobernabilidad convocando a todos los sectores a unirse contra la “subversión”. Al mismo tiempo, la intervención militar obtuvo rápidamente un amplio consenso por parte de la sociedad civil.

El decreto presidencial 261, de febrero de 1975, ordenó “ejecutar todas las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán”. En otras palabras, terrorismo de Estado bajo cobertura legal: 4.000 efectivos enfrentaron en el monte tucumano a no más de 200 guerrilleros del ERP, además de los obreros organizados en los sindicatos del azúcar y cualquier activista citadino que pusiera en discusión los valores nacionales y cristianos.

El Operativo Independencia fue la primera intervención masiva de las FFAA en el exterminio de opositores políticos. Constituyó un “ensayo” de la práctica genocida que meses después se extendería al territorio nacional: inauguró los primeros centros clandestinos de detención, aplicó la tortura en los interrogatorios y la desaparición forzada de personas.

Se festeja este fin de semana en todo el país el carnaval federal Dictadura y carnaval: el exilio del Rey Momo

El decreto 21.329 de 1976 eliminó los feriados de lunes y martes de carnaval, que se recuperaron en 2010 con un nuevo decreto de la Presidenta. “Teníamos que pedir un permiso en la comisaría para cubrirnos la cara, para disfrazarnos”, recuerda Ricardo Talento, director del Circuito Cultural Barracas, y alma mater de la murga “Los descontrolados de Barracas”.

Por Mariana Iturriza

Según algunos estudiosos de la etimología, carnevale proviene de ‘dejar la carne’, en alusión a la cuaresma de Semana Santa y la prohibición de comer ese alimento. Para otros especialistas, significa el momento último de consumirlo antes de la veda y –haciendo extensivo el significado- entregarse a los placeres de la carne, una fiesta donde todo está permitido, sin importar las edades ni las clases sociales. “Es una ceremonia colectiva, comunitaria: durante un tiempo la gente se junta a compartir algo; y en eso radica quizás la mayor trasgresión del carnaval” explica a Infojus Noticias Ricardo Talento, uno de los referentes obligados para hablar del carnaval porteño. Es el director del Circuito Cultural Barracas, escribe las letras y dirige la dramaturgia de la murga “Los descontrolados de Barracas”.

La tradición del carnaval forma parte de su vida desde siempre. Ricardo nació a fines de los años 40 en un pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado Rawson. “Lo importante era la posibilidad de divertirse juntos”, recuerda. Y menciona las carrozas, los juegos con agua, la gente de campo con caretas, el Rey Momo, el muñeco que se quemaba el último día del carnaval, el premio a “la mascarita incógnita”, que recibía quien lograba llegar al final de los festejos sin que descubrieran su identidad, tarea casi imposible en un pueblo tan pequeño. Los disfraces demandaban semanas, cuando no meses de preparación. “Una energía que se gastaba en un juego ceremonial que iba a durar tres días”, reflexiona. “Ahora sería impensable. Por eso qué bueno que exista la murga.”

Entrevista. Noam Chomsky. lingüista y filósofo norteamericano “Syriza y Podemos son la reacción al asalto neoliberal

En un extenso reportaje, el intelectual estadounidense analiza varios puntos significativos de la agenda informativa global: el peligro de la hecatombe nuclear, la crisis de los medios de comunicación tradicionales y la irrupción electoral de la nueva izquierda europea.

Miguel Mora. Contexto y Acción

Ha caído la nevada del siglo en Boston, el termómetro marca 15 bajo cero, los micros no circulan y los autos patinan. A las once de la mañana, el profesor emérito Noam Chomsky, lingüista y filósofo, de 86 años, está ya en su puesto, dando una entrevista a un periodista francés en su despacho del Departamento de Lingüística del Massachussets Institute of Technology (MIT).

Estamos en el legendario Stata Center, construido por Frank Gehry en acero y ladrillo. La Facultad de Ciencias de la Información, Inteligencia e Informática está abarrotada de estudiantes, con abrumadora mayoría asiática. En la octava planta, junto a un ascensor, la guarida de Chomsky y sus asesores huele a café recién hecho, y se respira calma y camaradería.

En un despacho contiguo al de Chomsky está el nonagenario Morris Halle, un barbudo diminuto de ojos vivos, con el saco lleno de migas y pinta de haber compartido vodka y revoluciones con Bakunin. The New Yorker ha comparado a la pareja de lingüistas con Dante y Virgilio, con Sherlock Holmes y Watson. Halle, un lingüista destacado, fue quien llevó a Chomsky al MIT en 1955, cuando nadie se atrevía a contratar a aquel joven judío, brillante y airado recién doctorado en Harvard. En 1968, los dos escribieron a cuatro manos el libro más importante de la historia de la lingüística, The Sound Pattern of English, que hizo por la fonología –el estudio del sonido de las palabras– lo que Chomsky había hecho antes –a los 29 años– por la sintaxis: le dio forma y la convirtió en una ciencia.

Otro personaje clave en la vida de Chomsky es su secretaria, Bev Stohl, una mujer encantadora que en un aparte bromea sobre los venerables maestros: “Ahí los tienes, entre los dos suman más de 200 años”. El despacho de Chomsky, lleno de libros sobre anarquía, guerra, historia y lingüística, es luminoso y amplio, y está presidido por dos grandes fotos de Bertrand Russell, ídolo y referencia del pensador ateo y pacifista. Chomsky sale a recibir al segundo entrevistador del día con gesto afable y sonriente. Se nota enseguida que ha perdido energía y oído y que tiene la voz queda. Pero escucharlo sigue siendo toda una experiencia: tras abrazar todas las causas justas y perdidas, el viejo azote del imperialismo yanqui sigue siendo un Quijote incurable y un analista implacable. Guarda una memoria prodigiosa de fechas, hechos, libros y discursos, no pierde el hilo en ningún momento y mantiene la cabeza clara, ágil y potente.

Además de dar sus clases, escribir sus artículos y atender a sus alumnos, Chomsky imparte conferencias allá donde lo invitan –“tengo la agenda llena hasta 2016”, dice– y contesta personalmente a las docenas de mensajes y cartas que recibe cada día. Según su secretaria, “el hombre no dice nunca que no, simplemente no sabe”. La prueba llega al final de los 45 minutos de entrevista, cuando el periodista lo invita a ser presidente de honor del comité editorial de CTXT. Chomsky responde: “Bueno, no participo en comités… ¡Pero si es honorario, podría!”.

–Se le ve sonriente. ¿Todavía encuentra razones para ser optimista?
–Bueno, algunas hay. Aunque no faltan tampoco para ser pesimista. La humanidad tendrá que decidir, y no a largo plazo, si quiere sobrevivir u olvidar dos enormes e inminentes amenazas: una es las catástrofes medioambientales, la otra es la guerra nuclear. El Boletín de los Científicos Atómicos, que ha sido el principal monitor de cuestiones nucleares y estratégicas durante muchos años, publica un famoso Reloj del Juicio Final. Determina la distancia a la que las agujas del reloj deberían estar de la medianoche. Y acaban de adelantarlo a tres minutos del final. Es lo más cerca que hemos estado desde la Crisis de los Misiles de Cuba. La amenaza nuclear sigue aumentando; siempre ha sido significativa, y es casi un milagro que escapáramos de ella. En este momento, EE.UU. está dedicando un billón de dólares a modernizar y poner al día su arsenal nuclear. El Tratado de No Proliferación Nuclear nos obliga a comprometernos a eliminar estas armas, a mostrar signos de querer eliminarlas. No hay nada de eso. Rusia sigue su carrera, y algunas potencias menores también.

–Pero casi nadie habla de ello.
–No se habla mucho, salvo algunos analistas estratégicos, expertos económicos y otra gente preocupada por estas cuestiones. Pero hay amenazas muy serias. Una es el conflicto en Ucrania. Uno confía en que las potencias se frenarán, pero viendo los antecedentes no es en absoluto seguro. Sólo un ejemplo: a principios de los años 80, la administración Reagan decidió sondear las defensas rusas. Así que simularon ataques por tierra y aire, incluyendo armas nucleares. No dijeron a los rusos lo que estaban haciendo porque querían provocar no un simulacro, sino una alerta real. Fue un momento de extrema tensión. Reagan acababa de anunciar iniciativas estratégicas de defensa como la Guerra de las Galaxias, pero los analistas de ambos bandos lo interpretaron como un arma de primer ataque. No es un misil defensivo, si en algún momento llega a funcionar, sino una garantía para lanzar el primer ataque. Ahora, conforme los archivos rusos se han ido haciendo públicos, la inteligencia de EE.UU. ha reconocido que la amenaza fue extremadamente seria. De hecho, un informe reciente asegura que casi estalla la guerra.

–Así que estamos vivos de milagro.
–Vuelvo a su pregunta inicial. ¿Optimismo? Es siempre la misma historia. Siempre, no importa cómo juzgues lo que está pasando en el mundo, tienes, básicamente, dos opciones. Puedes decidir ser pesimista, decir que no hay esperanza y abandonar todo esfuerzo, en cuyo caso contribuyes a asegurar que suceda lo peor. O puedes agarrarte a cualquier esperanza –siempre hay alguna– e intentar hacer lo que puedas y quizás así seas capaz de evitar un desastre, o incluso, de abrir el camino a un mundo mejor.

–Usted cambió la lingüística cuando tenía 29 años y luego intentó cambiar el mundo. Todavía sigue en ello. Imagino que lo segundo ha sido más duro que lo primero. ¿Ha valido la pena?
–¡Cambiar la lingüística también fue bastante duro! Tiene un poco de ciencia, aspectos de filosofía contemporánea. Creo que he estado en el lado adecuado, aunque formo parte de una pequeña minoría.

–¿Y diría que el balance ha sido positivo?
–Ha habido éxitos, no sólo míos, sino de la oposición popular a la violencia, a la guerra, a la desigualdad. El movimiento por los derechos civiles –en el que yo no fui una figura de referencia pero estuve involucrado, como tantos otros– consiguió objetivos significativos, aunque no todos los que perseguía, ni mucho menos. Si hacemos caso a la retórica oficial, la lucha de Martin Luther King acaba en 1963 con su famoso discurso “Yo tengo un sueño”, que condujo a la legislación de los derechos civiles y a una mejora significativa de los derechos de voto y de otros derechos en el sur. Pero King no se detuvo en ese punto. Continuó luchando contra el racismo del Norte y también intentó generar un movimiento por los pobres, no sólo negros, sino los pobres en general. King fue asesinado en Memphis (Tennessee) mientras apoyaba una huelga de funcionarios. Luego, su mujer, su viuda, lideró la Marcha por el Sur, por todas las zonas donde había habido disturbios, llegó a Washington y montó una acampada, Resurrection City. Aquel era el Congreso más liberal de la historia: les permitieron quedarse un tiempo y luego mandaron a la policía de noche, destruyeron el campamento y desalojaron a todo el mundo. Ese fue el final del movimiento para atajar la pobreza. Hoy sabemos que gran parte del problema no ha sido erradicado.

–Europa vive también el período más sombrío de los últimos 50 años.
–Ha habido mejoras importantes, pero toparon con una barrera. Y esa barrera empeoró con el asalto neoliberal contra la población mundial, que empezó a finales de los años 70 y despegó con Reagan y Thatcher. Europa es hoy una de las mayores víctimas de esas políticas económicas de locos, que suman austeridad a la recesión. Incluso el FMI dice que ya no tienen sentido. Pero sí tienen sentido desde un punto de vista: están desmantelando el Estado del Bienestar, debilitando a los trabajadores para aumentar el poder de los ricos y los privilegiados. Visto así, es todo un éxito; el resultado es destruir las sociedades, pero eso es una especie de pie de página que no tienes en cuenta si estás sentado en las oficinas del Bundesbank.

–La sociedad ha empezado a moverse. ¿Cree que cambiarán las cosas?
–Hay una resistencia muy significativa contra el asalto neoliberal. La más importante se da en Sudamérica, es espectacular. Durante 500 años, Sudamérica sufrió la dominación de las potencias imperiales occidentales, la última de ellas, EE.UU. Pero en los últimos 10 o 15 años ha empezado a romper con eso. Esto tiene mucha relevancia. Latinoamérica fue uno de los socios más leales de los consensos de Washington, de las políticas oficiales.

–El patio trasero.
–Pero ha dejado de serlo; no del todo, pero por primera vez en medio milenio, los países se están moviendo hacia la integración, que es un requisito para la independencia. Estuvieron separados en el pasado, están empezando a unirse. El símbolo de esto es que EE.UU. ha perdido sus bases militares en América latina; la última se cerró en Ecuador. Y otra ilustración llamativa es lo que está pasando en las conferencias continentales. En la última, que se celebró en Colombia, no pudieron realizar una declaración conjunta. El motivo es que hubo dos países que se opusieron: EE.UU. y Canadá. Esto era inimaginable en el pasado.

–Guantánamo sigue ahí. ¿Cree que Cuba intentará recuperar la base en las conversaciones de La Habana?
–Estoy seguro de que lo intentarán, pero dudo de que EE.UU. acepte.

–He leído un artículo suyo reciente en el que decía que Obama es un liberal conservador, un republicano moderado, y que la de Nixon fue la administración más izquierdista de la historia.
–Nixon era un buen tipo; hoy los estándares han cambiado. Ahora Nixon parece un izquierdista, y Eisenhower, un radical incendiario. Eisenhower, al fin y al cabo, dijo que aquel que calificara de locura la legislación del New Deal no podía formar parte del sistema político norteamericano. Ahora, todo eso ha desaparecido.

–¿Obama no es de izquierda?
–El término izquierda en EE.UU. se utiliza ahora para los moderados de centro, porque el espectro se ha movido. Un viejo chiste decía que EE.UU. es un Estado de un solo partido (el partido de los negocios) con dos facciones (demócratas y republicanos); era bastante acertado. Ahora ya no sirve. Sigue siendo un país de un solo partido, pero sólo hay una facción: los republicanos moderados. Ése es el único partido operativo. Se llaman demócratas, pero son similares a lo que solían ser los republicanos moderados. El otro partido, el de los republicanos, se ha salido de ese marco. Ha abandonado cualquier pretensión de ser un partido parlamentario. Y lo ha reconocido. Uno de los líderes de opinión conservadores más respetados, Norman Ornstein, ha descripto a los republicanos como una insurgencia radical que ha abandonado todo deseo de participar en la política parlamentaria.

–¿Hacia dónde van los neocons?
–El partido se ha movilizado para alcanzar dos objetivos: uno, destruir el país y que parezca culpa de los demócratas, de manera que ellos puedan volver a gobernar. Su otro objetivo es simplemente servir al rico y al poderoso. Pero como no puedes hacer de esto un programa político, han hecho una cosa razonable: han movilizado a grandes sectores de la población que siempre habían estado ahí pero no se habían organizado como fuerza política. Uno de estos colectivos es el de los cristianos evangélicos, que forman una parte enorme de la población. Y ahí tienes al nuevo responsable del Comité Medioambiental del Senado, James Inhofe, que afirma: “Es arrogante decir que los humanos pueden hacer cualquier cosa contra la voluntad de Dios, como el cambio climático”. Esto es antediluviano. No puedes ni llamarlo Edad de Piedra, las tribus primitivas tenían más criterio. Pero esta es la esencia de la base republicana, extremista y cristiana evangélica. El otro sector movilizado es la gente aterrorizada. La sociedad de Estados Unidos es ahora muy mestiza, pero la población blanca se está convirtiendo en minoría. De forma que hay un gran sector de la población, y un grupo de políticos, que dice: “Nos están robando el país”. Es una forma de decir que hay demasiados rostros oscuros. Hispanos, sobre todo.

–¿Y musulmanes?
–También, pero los hispanos son ahora la principal fuente de miedo.

–El mito nacional funciona siempre contra la invasión de pueblos “inferiores”.
–Y así sigue. Puede que no tenga una base histórica o biológica, pero está en la conciencia colectiva. Y ahora estamos en el punto en el que nuestra herencia mitológica anglosajona no sólo se ve amenazada, sino desbordada por esos extranjeros que se están apoderando de nuestro país. Todo esto es parte de lo que el ex Partido Republicano –tengo que llamarlo ex– ha movilizado como base de esa política que roza el delirio…

–Europa lleva un camino parecido.
–Es delirante la forma en que la troika está tomando decisiones en Europa. Se puede calificar de delirante si se tienen en cuenta las consecuencias humanas, pero desde el punto de vista de los que diseñan la política no es delirante, a ellos les va estupendamente. Son más ricos y poderosos que nunca, y están acabando con el enemigo, que es la población en general.

–Aki Kaurismäki, el cineasta finlandés, lo llama capitalismo sádico.
–Es que el capitalismo es intrínsecamente sádico; de hecho, Adam Smith reconoció que cuando se le da rienda suelta y queda liberado de ataduras externas, su naturaleza sádica se manifiesta porque es intrínsecamente salvaje. ¿Qué es el capitalismo? Maximizar tus beneficios a expensas del resto del mundo. Un famoso premio Nobel de Economía, James M. Buchanan, dijo una vez que el ideal de todo ser humano es ser el amo y que el resto del mundo sea su esclavo. Desde el punto de vista de la economía neoclásica, por qué no, ése es el ideal.

–¿Un mundo sin derechos ni responsabilidades?
–Un mundo sin reglas en el que los poderosos hacen lo que quieren. Y, donde, milagrosamente, todo sale a la perfección. Es interesante comprobar cómo Adam Smith planteó esto en la famosa expresión “mano invisible”, que tanto se usa ahora. Ahora vemos que, cuando el capital carece de cortapisas, particularmente los mercados financieros, todo salta por los aires. A eso es a lo que se está enfrentando hoy Europa.

–Sorprendentemente, 25 años después de la caída del Muro de Berlín, Syriza, un partido de izquierda, ha ganado en Europa. Es como si las políticas de la troika hubieran resucitado al enemigo.
–Yo no lo veo así. Por la sencilla razón de que hay muchos mitos acerca del enemigo. Rusia estaba más alejada del socialismo de lo que lo está hoy Estados Unidos; la revolución bolchevique fue un gran fracaso para el socialismo, provocó una tiranía autocrática en la que los trabajadores eran eso que Lenin llamó un ejército proletario bajo el control de un líder que no tenía nada que ver con el socialismo.

–¿Syriza no es entonces el péndulo de la Historia volviendo atrás?
–Para los patrones actuales, Syriza es un partido de izquierda, pero no lo es por su programa. Es un partido anti neoliberal. No exigen que los trabajadores controlen la industria.

–No, claro, no son revolucionarios.
–Ni socialistas tradicionales. Y esto no es una crítica, creo que es positivo. Y lo mismo pasa con Podemos: son partidos que se levantan contra el asalto neoliberal que está estrangulando y destrozando a los países periféricos.

–Hablemos sobre la prensa. Usted ha criticado duramente a The New York Times y The New Yorker en sendos artículos recientes. ¿La decadencia de los periódicos tradicionales tiene que ver con su cercanía al poder o, como aseguran los editores, es culpa de Internet?
–Escribo sobre The New York Times y The New Yorker porque lo que me interesa es ese tipo de límite liberal. Prefiero que otros denuncien a la Fox, que es una broma. Lo interesante son los periódicos intelectuales, porque establecen el límite externo de la crítica aceptable. Son una especie de guardianes. Dicen: “Puedes llegar hasta aquí, pero no más allá”. Y lo hacen por un interés particular. Desde un punto de vista doctrinal no creo que hayan cambiado, protegen las estructuras del Estado desde hace mucho. El derrocamiento de la democracia en Guatemala recibió un gran respaldo de los medios; el del sistema parlamentario iraní en 1953 fue enormemente respaldado; la Guerra de Vietnam, igual, gran apoyo todo el tiempo. De hecho, la única crítica que se ha hecho a la Guerra de Vietnam hasta el momento es que fue un fracaso. Cuando a Obama se le consideraba un gran héroe moral porque se opuso a la invasión de Irak, ¿qué dijo la prensa? Dijo que esa guerra había sido un error garrafal, claro, porque no salió bien. Si hubiera salido bien, habría sido perfecta.

–¿Guardianes del poder, pero no de la democracia?
–La prensa vive un grave declive, pero creo que básicamente se debe al funcionamiento de los mercados publicitarios. Los grandes medios son grandes empresas, y viven esencialmente de la publicidad; ahora sus fuentes de capital se están dispersando, y están en declive. Si leemos, por ejemplo, The Boston Globe, era un buen periódico, uno de los mejores del país, pero ahora no tiene noticias independientes en absoluto, funciona con agencias, apenas tiene corresponsales. Lo mismo está ocurriendo en el resto del país. No se trata de una actitud doctrinal, creo que está relacionado con el funcionamiento de la sociedad de mercado: si no ganas suficiente dinero, caes.

–¿Y no le parece raro que esos medios sigan defendiendo el modelo que les ha llevado a la ruina?
–Desde un punto de vista doctrinal, sencillamente, de una forma abrumadora, no sólo en Estados Unidos, los medios defienden al poder. En Estados Unidos ese poder son los negocios y el Estado. Aunque hay excepciones. The Wall Street Journal, el principal periódico económico, publica muy buenas historias de delitos empresariales. Por suerte, no estamos en un Estado fascista.


500 años. Sudamérica sufrió la dominación de las potencias imperiales occidentales, la última de ellas, EE.UU.. Pero en los últimos 10 o 15 años ha empezado a romper con eso. Latinoamérica fue uno de los socios más leales de los consensos de Washington, de las políticas oficiales.

15/02/15 Miradas al Sur


EL PASO A PASO DE LA BUENA CONCIENCIA Y EL DURO DESCENSO DEL ANTICLIMAX Los miércoles, catarsis

La marcha del miércoles 18 repetirá algunos episodios históricos de las últimas siete décadas, representativos de un clivaje profundo de la sociedad argentina, de ninguna manera exclusivo de estos tiempos. Que todas las fuerzas de la oposición, política, económica, cultural, profesional, interna e internacional se manifiesten en las calles con absoluta libertad es una forma de sinceramiento de profundo valor catártico, un clímax del que habrá que prever el descenso.

Por Horacio Verbitsky

Algunos de los memorables precedentes de la cita convocada para el miércoles son la marcha de la Constitución y la Libertad, del 17 de septiembre de 1945; la procesión del Corpus Christi del 11 de junio de 1955; la recepción del 23 de septiembre de ese mismo año a Eduardo Lonardi, quien dirigió un mensaje trémulo de buenas intenciones a una Plaza de Mayo llena a reventar; las marchas nocturnas convocadas en 2004 por el ex ingeniero Blumberg para una reforma punitivista del Código Penal; la congregación de la Sociedad Rural frente al jardín zoológico de julio de 2008; el gran cacerolazo de noviembre de 2012 y su réplica desteñida de abril de 2013. Pese a las diferencias de época y contexto, los asistentes a todos ellos tienen notorios elementos en común. Expresan a un sector muy significativo en la Ciudad de Buenos Aires y notorio en varias capitales provinciales, dotado de recursos materiales y simbólicos muy por encima de la media. Hoy como ayer defienden grandes principios, abstracciones avasalladas por los duros hechos de una realidad que les resulta hostil y enigmática, hasta que logran reducirla a una fórmula comprensible para su concepción binaria. Su principio básico es la buena conciencia y la generosa disposición a deponer rencillas menores en aras de los grandes valores, a unirse por la salvación de la patria o de la república, de la democracia o de la libertad, que siempre agonizan. Otra cosa es quienes convocan y manipulan. Walsh lo dijo mejor que nadie en la tercera edición de Operación Masacre, publicada en 1969. Allí instó a “no dejarse conmover por las sagradas ideas, los sagrados principios y, en general, las bellas almas de los verdugos”.

Desde conservadores y socialistas hasta comunistas y radicales marcharon el 12 de octubre de 1945 hacia el Círculo Militar para pedir que la Corte Suprema de Justicia asumiera el poder con respaldo de las Fuerzas Armadas. Félix Luna destacó el carácter progresista de la plataforma con que esa Unión Democrática se presentó a las elecciones presidenciales de febrero de 1946. Pero sobra la experiencia para saber qué hicieron con esas declaraciones de principios los partidos que integraban la UD, cuando la suerte electoral o el golpismo militar les fueron más propicios. Entre ambas fechas se produjo la fiesta del monstruo, según el insuperable título de un cuento tan burdo que hasta se dudó que Borges y Bioy Casares lo hubieran escrito, en el que consignaron el significado que tuvo para ese sector el ascenso del peronismo. La misma unidad ante el mal absoluto explica que en junio de 1955 hasta liberales y marxistas se encolumnaran bajo los pendones eclesiásticos y envueltos por el humo de los incensarios, en contra de la separación de la Iglesia del Estado. Durante la batalla contra las retenciones, el componente de clase fue más ostensible pero aún así la Sociedad Rural celebró su bautismo de masas con las banderas rojas del maoísmo y el trotskysmo. Y en las movilizaciones de 2012 y 2013 coexistieron biblias con calefones y sables sin remache, la beautiful people, indignada por la corrupción, harta de los discursos en cadena con anuncios para los sectores más vulnerables y/o desesperada por comprar dólares.

Un gigantesco oximoron

La convocatoria de esta semana no es menos policroma y escenificará otro oximoron. Los propietarios del edificio demolido por el atentado pedirán que intervenga en la investigación la Corte Suprema de Justicia, que llegó al mismo callejón sin salida en la causa por el aún más antiguo atentado contra la embajada de Israel. Los acompañarán los fiscales que sabotearon el avance de la investigación al no sostener las apelaciones planteadas por las víctimas del estallido y que fueron denunciados por Memoria Activa, entre ellos el jefe de Comodoro Py, Germán Moldes, y el cerebro gris de la movida, Raúl Plee. La Iglesia Católica será representada por la Comisión Justicia y Paz de su Episcopado, cuyo presidente, Gabriel Castelli es un próspero hombre de negocios, director de la cementera Loma Negra, del Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) y de la cadena de supermercados Farmacity. Esta filiación del operador obispal ayuda a entender el repudio del Grupo de Sacerdotes en Opción por los Pobres, que denunció “oscuras operaciones contra la justicia y la democracia” por parte de “un grupo del poder judicial, amigos de poderosos y corporaciones”, al que “un grupo del poder eclesiástico hace llegar su bendición”. El anhelado golpe militar fracasó en 1945 por la irrupción de un nuevo actor político en defensa de las conquistas obtenidas en los dos años previos, pero tuvo éxito diez años después. En 2008 fueron ostensibles “el clima destituyente” y “el desprecio por la legitimidad gubernamental”, luminosos aportes a la comprensión de un momento complejo que el grupo Carta Abierta no ha conseguido apagar ni con los diecisiete somníferos posteriores. Ni el clima ni el desprecio contaban ya con un brazo armado que completara la obra, porque la subordinación castrense al poder político es uno de los logros transversales de la democracia argentina, que el kirchnerismo afianzó. Un burdo remedo se intentó con la organización de saqueos y los alzamientos de las fuerzas de seguridad en distintos lugares del país. Ni la economía, ni la política ni el conflicto social han conseguido desmoronar al gobierno, pese a que se aplicaron técnicas de desestabilización probadas en Africa y Asia. De allí la importancia de las posiciones simbólicas desde las que el gobierno es hostigado ahora. Si bien la mayoría de los fiscales nacionales y las entidades que agrupan a los provinciales se manifestaron en contra de la marcha, igual que varias organizaciones sociales, intelectuales y artistas, su número puede ser grande. Si el gobierno no corre a modificar sus políticas como con las leyes Blumberg, si mantiene la calma, como hizo en los últimos cacerolazos y paros sindicales, al apogeo que se alcance el miércoles le seguirá el ocaso que siempre sucede en ausencia de una organización capaz de capitalizar esa energía en una opción política. Lo sucedido con la reforma de la ley de Inteligencia nacional es un indicio acerca de la dificultad de las fuerzas de oposición para construir tal alternativa.

Fiscales y jueces

Sobre la denuncia del fiscal Natalio Alberto Nisman resta poco por agregar: su dependencia de la embajada estadounidense, su identificación con el removido jefe de operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio Stiuso, su texto autocontradictorio y las desmentidas que provocó en quienes esperaba que fueran su principal soporte, como el ex secretario general de INTERPOL Ronald K. Noble, ya han sido detalladas en estas páginas, y el viernes en la presentación de la Procuración del Tesoro ante el juez Daniel Rafecas. Las investigaciones de Rafecas sobre el Holocausto se volcaron en su libro de 2012 Historia de la Solución Final. Una indagación de las etapas que llevaron al exterminio de los judíos europeos, que le generó empatía con las víctimas del atentado. Rafecas inscribe su investigación “en un proceso muy saludable que estamos viviendo en nuestro país de memoria, verdad, justicia, de revisión del pasado, de las dictaduras”, como declaró al presentar la obra. Esa opinión está respaldada por su tarea como juez: desde 2004 es el que más y mejor ha trabajado en causas por crímenes de lesa humanidad, lo cual lo coloca en el podio de los indispensables, junto con Leopoldo Schiffrin y Horacio Cattani. En ese sentido, es una garantía para todas las partes interesadas. Por supuesto, desde que se supo que el sorteo arrojó su nombre, la oposición sostiene que el gobierno, que forzó su alejamiento en la causa madre contra el vicepresidente Boudou y que había promovido su juicio político, le perdonó la vida cuando le tocó intervenir en la causa por enriquecimiento ilícito del jefe del Ejército, César Milani, que suponen encajonada. Prefieren desconocer los pronunciamientos a favor de Rafecas que enviaron al Consejo de la Magistratura los organismos de derechos humanos (incluida la abuela Estela Carlotto), la DAIA, el Consejo Nacional Armenio y los trabajadores judiciales, que hicieron ver al oficialismo y a la oposición radical (que lo detesta por su investigación sobre los pagos para la aprobación de la ley de precarización laboral) el desmesurado costo que tendría la remoción de un magistrado impecable, al que sólo podría caberle una sanción menor.

Distinto es el caso del fiscal Gerardo Pollicita, discípulo y admirador de Plee según su biografía autorizada que ayer publicó el matutino La Nación. Su requerimiento de instrucción no merece la misma descalificación que el mamotreto de Nisman. Era impensable que Pollicita desestimara la denuncia in limine. La acusacion de Nisman comprende a muchas personas, que no necesariamente correrán la misma suerte procesal. Una vez descartada la acusación por encubrimiento contra la presidente y su ministro, algunos de los acusados de tercera o cuarta línea podrían ser atrapados por el artículo 172 del Código Penal, por defraudar “con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño”. Desde el comienzo, Pollicita advierte que se basa “pura y exclusivamente” en los elementos aportados en la denuncia y que recién ahora habrá que iniciar la investigación para ver si existe un delito y en ese caso quiénes son sus responsables. No fue él, sino Nisman, quien imputó a la presidente CFK y a su ministro Héctor Timerman. Su relato de los presuntos hechos no es más que una glosa de la denuncia de su difunto colega y ex subordinado, del que encomilla numerosas frases. Cuando no lo hace, usa el tiempo potencial, adjetivos como presunto, participios como supuesto o locuciones del tipo “según la hipótesis desarrollada” o “la denuncia entiende demostrado”. Por el contrario, el fiscal no sostuvo el llamado a indagatoria de la presidente, que sí había pedido Nisman. Esta cautela en las palabras y en los actos no se contagió a los títulos de prensa, que atribuyeron a Pollicita la imputación contra Cristina. Como su única fuente es la denuncia de Nisman, Pollicita también sostiene como columna vertebral de su requerimiento la presunta presión argentina para que INTERPOL levantara las alertas rojas, y no toma en cuenta la desmentida de Noble, porque recién a partir del viernes forma parte del expediente. Además reitera gruesos errores fácticos y conceptuales: le atribuye a la Comisión de la Verdad facultades jurisdiccionales, o potestades de carácter judicial, que el Memorando de Entendimiento no le asignó, y que actuaría en reemplazo del juez y del fiscal; sostiene que estaría integrada por iraníes, cuando el Memorando dice en forma explicita que deberán ser juristas de reconocimiento internacional, ni persas ni argentinos; y afirma que las conclusiones de esa comisión que nunca se formó estaban “arregladas de antemano”. Pollicita no traiciona a Nisman pero, con intención o no, lo pone en evidencia.


El cuento del cocodrilo
Por Horacio Verbitsky

Según el matutino Clarín, el kirchnerismo levanta la bandera nacionalista para “distraer la atención de lo que verdaderamente importa”. Su corresponsal en Washington, Ana Baron, mencionó la audiencia del subcomité del Hemisferio Occidental, de la que participó como “testigo invitada” Bonnie Glick, del Meridian International Center. Según Glick “el liderazgo de Cristina Kirchner es tan corrupto que ahora parece que, en complicidad con Irán, Kirchner puede estar detrás del asesinato del fiscal Alberto Nisman”. Clarín comenta que esta vez los fondos buitre “han permanecido en silencio. Creen que no es adecuado explotar algo tan terrible como lo es la muerte de Nisman”.

No lo parece. El presidente de Meridian es el republicano Carlos M. Gutierrez, ex secretario en el gabinete del presidente George W. Bush y socio de la ex secretaria de Estado demócrata Madeleine Albright en la consultora Albright Stonebridge Group, contratada por Paul Singer para extorsionar al gobierno argentino, según informó el 26 de agosto pasado la columnista de finanzas del diario The New York Post, Michelle Celarier. Agregó que Gutierrez viajó a la Argentina “tratando de movilizar la oposición al gobierno”. El ministro de Economía Axel Kicillof y CFK revelaron el contenido de esa gestión: Gutierrez amenazó al jefe de Gabinete Jorge Capitanich con un ataque especulativo contra el peso hasta forzar una nueva devaluación; ataques y denuncias mediáticos internacionales para desgastar a Cristina; impedir el pago local de los vencimientos de la deuda reestructurada y el acceso a cualquier financiamiento internacional. Esto ayudaría a instalar el año próximo un gobierno favorable a un acuerdo con los fondos buitre. Gutierrez también habría mencionado la contratación de periodistas y dirigentes sindicales para que contribuyeran a esa estrategia.

Meridian es una organización de enlace entre el Departamento de Estado y las mayores corporaciones “para responder a los desafíos globales”. Sus sponsors son Chevron, Coca Cola, Goldman Sachs y VISA. Otro de sus directivos es el abogado de Nueva York Charles H. Camp, cuya especialidad es descubrir y recuperar fondos ocultos para que sus clientes cobren deudas impagas de deudores deshonestos. Para ello cuenta con “una red de ex agentes de Inteligencia” que investigan cuentas bancarias, intereses comerciales de personas y países. “Una vez localizados los activos, pueden ser congelados y recuperados mediante ordenes judiciales.” Como Albright y Gutierrez, Bonnie Glick traspasó varias veces la puerta giratoria entre el Estado y las mayores corporaciones. Si Gutierrez fue presidente de la alimentaria Kellogg’s y vicepresidente del banco Citi, Bonnie Glick se encargó de las relaciones de IBM con sus clientes latinoamericanos. En el Departamento de Estado tuvo destinos llamativos, en el equipo que defendió en las Naciones Unidas la Operación Tormenta en el Desierto y en las embajadas en Etiopía al finalizar el gobierno comunista, y Nicaragua, luego de caída del sandinismo. Es decir, es una experta en la delicada especialidad del cambio de régimen. El episodio recuerda el cuento del médico cuyo paciente sueña que un cocodrilo lo acecha debajo de su cama. Cuando falta a una consulta, el médico se comunica con la familia. “Se lo comió un cocodrilo”, informa la madre.


Gente con pericia
Por Horacio Verbitsky

La jueza Sandra Arroyo Salgado designó como peritos de parte al “prestigioso médico forense” Osvaldo Raffo y al “especialista en criminalística” Daniel Salcedo, según la calificación al uso en la perezosa prensa local. No es seguro que sepa quiénes son. Protegido del ex jefe de la Policía Bonaerense Pedro Klodczik, Salcedo fue Superintendente de Policía Científica y Jefe de Policía y uno de los negociadores del contrato con la empresa francesa Sagem Securité para digitalizar los antecedentes personales, mediante el software y el hardware Automated Fingerprints Identification System (AFIS). Al retirarse pasó al otro lado del mostrador como representante del IAFIS Group, distribuidor de Sagem en la Argentina. Salcedo está asociado en el grupo Kustos de seguridad con el vocal de la Asociación Empresaria (AEA) Teddy Karagozian. Además de los negocios, es un hombre de convicciones ideológicas. Como Superintendente de Policía Científica, entregó parte de la capacitación de sus técnicos en criminalística y seguridad a la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), una organización confesional conducida por Fray Aníbal Fosbery, que colaboró con el gobierno militar de 1976 a 1983 y que hoy objeta los juicios por los crímenes de entonces. El primer peritaje que no halló rastros de pólvora ni de los materiales del fulminante en la mano del fiscal fue realizado en la sección Balística de la Policía Científica bonaerense, cuya Superintendente es la Comisaria Mayor Liliana A. Sivak, a quien Salcedo trajo desde Mar del Plata y con la que mantiene estrecho contacto.

En 1981, el oficial principal Osvaldo Raffo le escribió al general Ramón Camps que sintió “un problema de conciencia y de dignidad” cuando supo que Jacobo Timerman denunció haber sido torturado. Él revisó a Timerman en la jefatura de policía y “no presentaba signo alguno de violencia externa”. Su tremenda descripción de Timerman es la de un hombre “de actitud humilde y tímida”, quien “era tratado correctamente”. Sólo asustado a golpes, Timerman podia parecer humilde y tímido.

El 19 de junio de 1984, ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, Raffo contó que además de revisarlo por orden del comisario Miguel Etchecolatz también asistió a un interrogatorio a Timerman. De inmediato advirtió el riesgo e intentó explicar que más que “un interrogatorio policial” le pareció “una plática entre personas, una conversación” sobre “política, cuestiones sociales y económicas”. En ese amable diálogo entre amigos que describe Raffo, a Timerman se le ocurrió contar “que había recibido cincuenta millones de dólares o cincuenta mil dólares, no puedo especificar, para la compra o venta de las máquinas de su diario”. (Cincuenta mil o cincuenta millones, para comprar o para vender. Ojalá su peritaje en el caso Nisman sea algo más preciso). Raffo también dijo que “no se somete a tortura a los detenidos en la policía de la Provincia de Buenos Aires” aunque casi todos alegan “haber sido objeto de malos tratos por razones especulativas”; se trata del “autolesionismo que se hace el delincuente o el pistolero”. En cambio dijo “haber visto cadáveres de personas detenidas en cárceles del pueblo, por guerrilleros, que estaban torturadas a golpes y con corriente eléctrica”. Ante una pregunta respondió que “no le puedo dar nombres exactos”. porque “uno veía estas lesiones a las apuradas y no se hacía todo un informe médico legal”. Se consignaban “como si fueran de combate”. Una vez que “se tomaba conocimiento, se pasaba al jefe y todo se olvidaba porque había otras cosas importantes que hacer”.

Cuando la Cámara Federal de la Capital realizó el juicio que el Consejo Supremo demoraba, uno de los casos tratados en la causa 44/85 fue el de Jorge Rubinstein, abogado y apoderado de David Graiver, quien murió de un ataque al corazón en la mesa de torturas. Aunque el informe de la Morgue Policial de La Plata decía que “no se han encontrado violencias externas ni tampoco internas que planteen la presunta culpabilidad de terceros”, los fiscales Julio Strasera y Luis Moreno Ocampo dijeron que tres de los cinco médicos que efectuaron la autopsia ignoraban que Rubinstein se encontraba detenido. Pero la Cámara desestimó la relación causal entre tortura y muerte basándose sólo en el informe de la autopsia. En el juicio del Circuito Camps que concluyó en diciembre de 2012, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N1 consideró probado que una intensa sesión de tormentos le provocó la muerte, a raíz de lo cual condenó a prisión perpetua al ex ministro de gobierno James Smart que autorizó esas torturas. En su libro de 2014 La marca de la Infamia, la Madre de Plaza de Mayo de La Plata Adelina Alaye revela la identidad de los médicos policiales que participaron en aquella autopsia engañosa: uno de ellos era el Jefe del Cuerpo Médico de la Unidad Regional de San Martín, Osvaldo Raffo. La autopsia sólo dice: “Insuficiencia cardíaca aguda como consecuencia de su propia patología; que no se han encontrado violencias externas ni tampoco internas que planteen culpabilidad de terceros”. En forma insistente describe la cirugía de by pass que le habían realizado poco antes, el esternón abierto por la operación y los alambres de acero de la sutura. “El foco lo pusieron en el corazón enfermo. Once fotografías acompañan el informe, y varias de ellas contienen la aclaración de que no se observan signos de violencia externa”. Pero en el acta de la autopsia, el subcomisario instructor Martín Berruezo hace constar que Rubinstein murió en el “local policial” donde estaba “alojado”, de modo que los policías médicos sí sabían de antemano que ese cadáver era de un detenido y de dónde provenía. Lo que no autopsiaron fueron los genitales, las muñecas y los tobillos, donde hubiera podido comprobarse que estuvo atado durante la tortura. Al aceptar el cargo de perito de Arroyo Delgado, Raffo dijo la semana pasada que “la autopsia es una continuación del examen del lugar del hecho”. No actuó con la misma sabiduría en 1977.


15/02/15 Página|12