La imposibilidad de reelección de Cristina Kirchner les da a las próximas elecciones presidenciales una tonalidad particular. Entre las múltiples facetas de esa particularidad está el hecho de que no existirá una figura capaz de polarizar radicalmente el territorio político entre quienes la apoyan y la rechazan; el impedimento constitucional tiene, visto así, un efecto que modifica la geometría de la disputa, en el sentido de una mayor pluralidad de candidaturas realmente competitivas y un mayor nivel de incertidumbre respecto del resultado. Vuelve, de la mano de ese diagnóstico, un renovado interés por los partidos políticos argentinos y se acentúa una suerte de balance sobre su evolución en la última década y sus perspectivas de desarrollo.
Una vasta literatura politológica da cuenta de las transformaciones producidas en las últimas décadas en la naturaleza de los partidos políticos, sus formatos organizativos, los discursos sobre los que se sostienen y la estructura del sistema en el que “compiten”. Como ocurre siempre con las teorías sociales, la descripción de los cambios está siempre asociada a su interpretación y su valoración prescriptiva. Así, se afirma que los partidos políticos han ido abandonando sus anclajes ideológicos en la dirección de un mayor pragmatismo; que se han ido corriendo de los extremos programáticos para ocupar el “centro” y desde allí convocar el apoyo de una población poco intensa y definida en sus inclinaciones político-ideológicas. Se sostiene que, en consecuencia, el sistema de partidos ha ido perdiendo polaridad ideológica. La descripción nos habla también de un aumento de la tasa de “alternancia”, entendida por tal la frecuencia con que partidos diferentes se suceden mutuamente en el gobierno. Todos esos cambios, se interpreta, confluyen en la doble dirección de una mayor “previsibilidad” de los gobiernos y una consiguiente mayor “estabilidad” de la democracia. El trasfondo de esta prescriptiva es una filosofía política de cuño liberal cuyo núcleo esencial es la desconfianza en el Estado, la sospecha de que su fortalecimiento conlleva siempre la amenaza del autoritarismo y la consiguiente exaltación de los derechos individuales como núcleo excluyente de la vida política.
La época en la que se desarrolla este canon teórico como sentido común dominante del pensamiento político coincide con la etapa civilizatoria abierta en el mundo hace cuarenta años. Es la etapa de desarrollo y posterior triunfo mundial de un nuevo paradigma económico, social, cultural y político que nuestro tiempo reconoció con el ambiguo nombre de “globalización”. En lo económico significa la hegemonía del capital financiero y un salto gigantesco en la capacidad de reproducción mundial del capital. En lo social es el triunfo contundente del capital frente al trabajo, el debilitamiento a escala mundial del movimiento obrero. En lo cultural es la expansión del individualismo, la erosión de las identidades propias de la sociedad industrial-salarial, el crecimiento de las incertidumbres y la inestabilidad social, la centralidad cultural del consumo y sus subproductos (la publicidad, la comunicación de masas, la industria cultural).
En el terreno político, es la época de un doble movimiento aparentemente paradójico: por un lado la afirmación de una oleada mundial de avance democrático y caída de los autoritarismos; por otro la progresiva pérdida de autonomía de la política respecto del poder económico que ha llegado al punto de la colonización de la democracia parlamentaria por parte de los grandes grupos empresarios. Hace poco se celebró el 40o aniversario de la caída del autoritarismo portugués a través de la llamada Revolución de los Claveles. En estas cuatro décadas cayeron sucesivamente los autoritarismos europeos en España, Grecia y Chipre, los autoritarismos del Cono Sur de América hace tres décadas y los de Europa Central de cuya fecha emblemática –la caída del Muro de Berlín– se cumplirán pronto 20 años. Sin embargo, el balance democrático no puede cerrarse de modo triunfalista; en estas horas los europeos votan en cada país la representación en el parlamento regional en un clima que pronostica muy alta abstención, el retroceso de los partidos paradigmáticos de la democracia liberal de las últimas décadas y el auge de fuerzas cuestionadoras del sistema en un arco que va desde una izquierda crítica de la socialdemocracia hasta las variantes más radicales de la ultraderecha racista y la xenófoba. Es el fruto de una visible rendición de los sistemas políticos a los dictados del poder económico encarnado en la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional). La política –no solamente la europea– empieza a marcar los límites de una evolución mundial que viene recogiendo críticas de una amplitud de perspectivas filosóficas que va desde los análisis de economistas que supieron pasar por la conducción de grandes organismos internacionales hasta pronunciamientos eclesiásticos como el documento de los obispos latinoamericanos de Aparecida o las más recientes intervenciones del papa Bergoglio.
Hay quien sostiene que en el mundo no pasa nada importante. Que estamos en el mismo punto que cuando cayó el sistema hegemonizado por la Unión Soviética y cuando el neoliberalismo se convirtió en la verdad definitiva del planeta; que solamente asistimos a dificultades circunstanciales del capitalismo, vinculadas con esquemas “técnicos” particulares, fácilmente corregibles. Y hay también quien considera que asistimos, por fin, a los estertores finales del sistema. La discusión, en la que lógicamente participan también interpretaciones más matizadas y críticas, no tiene solución en el campo teórico: nadie puede dictaminar definitivamente acerca del curso futuro de una situación como la que vivimos. La discusión es, en realidad, un conflicto político y no un debate teórico. Son apuestas antagónicas y están en la base misma de cualquier interpretación de la realidad por mucho que se pretenda ocultarlas. De esa apuesta política está cargada la interpretación dominante de la política, de los partidos y los regímenes. Cuando se dice que la alternancia es mejor que el dominio prolongado de un partido, que el acercamiento hacia el centro es mejor que la polarización ideológica, que los partidos deben ser pragmáticos y no involucrarse en perspectivas ideologizadas, que es una suerte para la estabilidad democrática que la militancia política no exista, que la ausencia de pasiones políticas es un activo de la democracia, entonces se está abogando de modo rotundo por una visión conservadora del mundo; una concepción legítima como cualquier otra pero que no merece revestirse, como de hecho lo hace, con la pompa de la “ciencia política”.
Dice esa “ciencia”, con mucha difusión mediática últimamente, que los partidos se han debilitado durante esta década y que con el “fin del ciclo” comenzará su reverdecimiento. Los epígonos “científicos” embellecen su diagnóstico (su programa) con nobles alusiones a las instituciones, al pluralismo, a la concordia y la tolerancia. Necesitados de un fantasma para validar su apuesta acuden a la noción de “régimen”: creen ver en la política de estos años una tendencia a la instalación de un “régimen autoritario”. Curioso autoritarismo que soporta las más infames mentiras repetidas las veinticuatro horas de todos los días (la última importante no dudó en involucrar al Papa, la penúltima alude a un personaje que declaró en la Justicia a favor de Boudou y ahora insinúa que el Gobierno lo amenaza sin explicar por qué). Pero la invocación al autoritarismo es casi un reflejo condicionado en la legitimación del neoliberalismo. Fue, como vimos, el derrumbe de los viejos autoritarismos de diferente signo el telón de fondo sobre el que se desplegó la ofensiva política neoliberal. La “nueva democracia” surgida de los escombros autoritarios tenía (tiene) que ser de bajas calorías; puede llorar lágrimas de cocodrilo sobre la desigualdad social pero tiene que abstenerse de cuestionar el núcleo duro de la estructura que la sostiene y la reproduce. Al fin y al cabo, el mecanismo de la legitimación del orden vigente estuvo siempre vinculado (como magistralmente lo enseñó Albert Hirschman) con el recurso retórico de dar por sentado, al mismo tiempo, que la transformación es perjudicial, que es riesgosa y que es imposible. En los últimos años la agitación del fantasma autoritario –inseparable de cualquier intento de cambio– fue y sigue siendo su núcleo principal de la retórica reaccionaria. Mientras tanto en nuestro país y en varios otros de nuestra región, la política de partidos ha renacido porque han resurgido los conflictos silenciados durante el largo período del consenso neoliberal.
Hay otra apuesta posible en la Argentina. Es la de pensar la democracia como una sociedad que se gobierna a sí misma, en la que los partidos no son empresas o aventuras personales sino portadores de proyectos colectivos. A la política como el reconocimiento de un bien público irreductible al magma de las inclinaciones individuales. Como una práctica sin la cual no hay frontera alguna para la rapacidad, la explotación y la destrucción de la vida en común. Es una apuesta para la que el cinismo político es el obstáculo principal. Es la apuesta que ve en el autoritarismo de mercado el peligro actual más importante para la democracia.
25/05/14 Página|12
domingo, 25 de mayo de 2014
Contragolpe Por Enrique Lacolla
¿Estamos frente al fin de un ciclo? Rusia y China han respondido a la presión que Estados Unidos y sus socios vienen ejerciendo en todos los frentes, con una virtual alianza. Sus alcances son de capital importancia.
El pasado 3 de abril publicamos una nota referida a las relaciones entre Rusia, China y Occidente, en la cual recogíamos –y refutábamos- un editorial del diario inglés The Telegraph a propósito de la irremediable decadencia rusa, de la apuesta “suicida” de Vladimir Putin al atreverse a aceptar la reincorporación de Crimea a la nación rusa, de lo disparatado de su pretensión de coartar el proceso de asimilación de Ucrania a la Unión Europea y de lo ilusorio de la aspiración de Moscú a conformar un eje con China para soportar la presión occidental. Según el diario inglés las diferencias entre los dos países en torno al tema energético y las aspiraciones de Pekín hacia Siberia eran lo suficientemente grandes como para indicar que China se limitaría a balancearse entre los dos contrincantes para sacar el mayor provecho posible tanto del uno como del otro. Putin, según se afirmaba allí, al reincorporar Crimea había ganado un territorio y había perdido todas la posibilidades de escapar a un atraso que no podría sino pronunciarse a partir de las sanciones que provocaría su acción. Rusia quedaría decisivamente debilitada al cortarse los lazos económicos y políticos que la unen al mundo exterior.
Era una afirmación temeraria esa, en particular si se tomaba en cuenta la ya prolongada existencia del Grupo de Shangai y del BRICS. La percepción de China como amenaza principal para los geoestrategas del Pentágono, determinada por la capacidad objetiva de aquella a aspirar al rol de primera potencia mundial a corto plazo, es bien conocida en Pekín. Los riesgos que ella supone para los chinos, también. La política exterior de Obama, su acoso a China con el remanido asunto de los derechos humanos (aplicable como principio cuando conviene a Washington y prescindible en otros casos), la proclamación del eje Asia-Pacífico con el cual el presidente Barack Obama dió un giro copernicano a la agenda militar de su país, cuyas perspectivas de conflicto deberán pivotar a partir de ahora hacia esa área sensible, son para los chinos asuntos a evaluar fríamente, pero sin perder tiempo.
El encuentro que acaba de realizarse entre los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, debe evaluarse en este marco y representa un contragolpe abrumador para el irresponsable dinamismo impreso a la política de la OTAN fogoneada por Estados Unidos. El encuentro remató en la firma de 40 acuerdos bilaterales sobre seguridad global, energía e infraestructura, incluido un importantísimo acuerdo sobre la venta de gas ruso a China que no se terminaba de afinar en materia de precios. Por él Gazprom se compromete a suministrar a China gas ruso por un valor de 400 mil millones de dólares a lo largo de 30 años. Pero la magnitud de todas las operaciones económicas es formidable: un contrato por un valor de 270.000 millones de dólares entre la compañía pública rusa Rosneft y la Compañía Nacional de Petróleo de China prevé que Rusia entregará en los próximos 25 años más de 700 millones de toneladas de petróleo; asimismo, valiéndose de inversiones chinas que montan los 20.000 millones de dólares Moscú proyecta potenciar el oleoducto entre la Siberia oriental y el Pacífico, acoplándole un gasoducto de 4.000 kilómetros para aprovisionar al socio asiático. Habrá además inversiones chinas en Crimea para la producción de gas licuado, para la modernización de la agricultura y para la construcción de un puerto cerealero, que serán también muy importantes. Y la conferencia fue sobrevolada por otro tema, pendiente pero de vital importancia: abandonar el dólar como moneda de intercambio para la región asiática.
Nada de casual tiene el hecho de que, junto a la visita de estado, ambos presidentes hayan inaugurado juntos las maniobras militares “Mar Conjunto 2014”, en el Mar de la China del Sur, con participación de unidades navales, aviones e infantería de marina de las dos naciones. A esto se suma un acuerdo, prácticamente concluido, de venta de equipos militares rusos a China, incluyendo cazas multipropósito Sukhoi SU-35, submarinos de la clase Lada y sistemas de defensa misilística S-400.
Por otra parte el presidente ruso participa en estos momentos de la Conferencia Sobre Medidas de Interacción y Confianza en Asia. A ella asisten también, amén del presidente chino, el primer ministro iraquí, Nuri el Maliki, el presidente afgano Hamid Karzai y el presidente iraní Hassan Ruhani. Todos mandatarios de países intervenidos, ocupados o agredidos por Estados Unidos después del naufragio de la Unión Soviética. Una verdadera bofetada al prestigio y la arrogancia de Estados Unidos, y una impresionante demostración de la esterilidad de sus tentativas de imponer su hegemonía por la vía militar.
Esto, que parecía imposible hasta ayer nomás, se ha precipitado a partir de la obstinación del presidente Obama en apegarse servilmente a las coordenadas determinadas por los grupos de presión, los halcones y los “warmongers” que habitaban al equipo republicano y que se codean ahora con los halcones demócratas en el diseño de unas estrategias que siguen presumiendo de la “excepcionalidad” de Estados Unidos y de la intangibilidad del diktat de una globalización asimétrica, cortada a la medida del capitalismo financiero. Para conseguir este resultado, sin embargo, ha sido necesaria la determinación de Rusia en el sentido de poner un freno al activismo de la política norteamericana, que, en la medida que no encuentra obstáculos de bulto, procede sin contemplaciones. La ofensiva de las “revoluciones naranja”, la instrumentalización cínica de la llamada “primavera árabe” y la continua agresividad que intentaba expandir la OTAN arrollando el “hinterland” ruso en Europa oriental y el Cáucaso, parece haber tropezado con un contragolpe que amenaza cortarla en seco. Un punto del comunicado ruso-chino emitido después de la reunión entre Putin y Xi Jinping es de una elocuencia que exime de todo comentario. Los dos presidentes lanzan ahí una advertencia clara a occidente al llamar a todas las naciones a “abandonar el lenguaje de las sanciones unilaterales y dejar de apoyar actividades encaminadas a cambiar el sistema constitucional de otros países”. También hubo una exhortación conjunta a resolver el tema ucraniano con “amplias conversaciones a nivel nacional”, lo que condice con la postura, al menos pública, de Rusia.
La OTAN en estos momentos decide qué curso de acción seguirá respecto a esta nación. Se especulaba hasta hace poco que aumentaría la presión económica contra Rusia y que intensificaría la intromisión en Ucrania reforzando a los grupos militares y paramilitares de Kiev. Habrá que ver en qué medida este curso de acción alegremente irresponsable es modificado o no por la renovada cooperación entre Moscú y Pekín. Los europeos arriesgan mucho en este asunto: tienen cuantiosas inversiones en Rusia y dependen de esta en lo referido a un tercio de su abastecimiento de gas. La provisión de gas norteamericano para reemplazar al ruso se encuentra a varios años vista. Si la sensatez privase en los asuntos internacionales esta sería la hora de revisar todas las perspectivas a futuro.
Fuentes: Manlio Dinucci, en Red Voltaire; Ria Novosti, Ámbito Financiero
http://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=377
El pasado 3 de abril publicamos una nota referida a las relaciones entre Rusia, China y Occidente, en la cual recogíamos –y refutábamos- un editorial del diario inglés The Telegraph a propósito de la irremediable decadencia rusa, de la apuesta “suicida” de Vladimir Putin al atreverse a aceptar la reincorporación de Crimea a la nación rusa, de lo disparatado de su pretensión de coartar el proceso de asimilación de Ucrania a la Unión Europea y de lo ilusorio de la aspiración de Moscú a conformar un eje con China para soportar la presión occidental. Según el diario inglés las diferencias entre los dos países en torno al tema energético y las aspiraciones de Pekín hacia Siberia eran lo suficientemente grandes como para indicar que China se limitaría a balancearse entre los dos contrincantes para sacar el mayor provecho posible tanto del uno como del otro. Putin, según se afirmaba allí, al reincorporar Crimea había ganado un territorio y había perdido todas la posibilidades de escapar a un atraso que no podría sino pronunciarse a partir de las sanciones que provocaría su acción. Rusia quedaría decisivamente debilitada al cortarse los lazos económicos y políticos que la unen al mundo exterior.
Era una afirmación temeraria esa, en particular si se tomaba en cuenta la ya prolongada existencia del Grupo de Shangai y del BRICS. La percepción de China como amenaza principal para los geoestrategas del Pentágono, determinada por la capacidad objetiva de aquella a aspirar al rol de primera potencia mundial a corto plazo, es bien conocida en Pekín. Los riesgos que ella supone para los chinos, también. La política exterior de Obama, su acoso a China con el remanido asunto de los derechos humanos (aplicable como principio cuando conviene a Washington y prescindible en otros casos), la proclamación del eje Asia-Pacífico con el cual el presidente Barack Obama dió un giro copernicano a la agenda militar de su país, cuyas perspectivas de conflicto deberán pivotar a partir de ahora hacia esa área sensible, son para los chinos asuntos a evaluar fríamente, pero sin perder tiempo.
El encuentro que acaba de realizarse entre los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, debe evaluarse en este marco y representa un contragolpe abrumador para el irresponsable dinamismo impreso a la política de la OTAN fogoneada por Estados Unidos. El encuentro remató en la firma de 40 acuerdos bilaterales sobre seguridad global, energía e infraestructura, incluido un importantísimo acuerdo sobre la venta de gas ruso a China que no se terminaba de afinar en materia de precios. Por él Gazprom se compromete a suministrar a China gas ruso por un valor de 400 mil millones de dólares a lo largo de 30 años. Pero la magnitud de todas las operaciones económicas es formidable: un contrato por un valor de 270.000 millones de dólares entre la compañía pública rusa Rosneft y la Compañía Nacional de Petróleo de China prevé que Rusia entregará en los próximos 25 años más de 700 millones de toneladas de petróleo; asimismo, valiéndose de inversiones chinas que montan los 20.000 millones de dólares Moscú proyecta potenciar el oleoducto entre la Siberia oriental y el Pacífico, acoplándole un gasoducto de 4.000 kilómetros para aprovisionar al socio asiático. Habrá además inversiones chinas en Crimea para la producción de gas licuado, para la modernización de la agricultura y para la construcción de un puerto cerealero, que serán también muy importantes. Y la conferencia fue sobrevolada por otro tema, pendiente pero de vital importancia: abandonar el dólar como moneda de intercambio para la región asiática.
Nada de casual tiene el hecho de que, junto a la visita de estado, ambos presidentes hayan inaugurado juntos las maniobras militares “Mar Conjunto 2014”, en el Mar de la China del Sur, con participación de unidades navales, aviones e infantería de marina de las dos naciones. A esto se suma un acuerdo, prácticamente concluido, de venta de equipos militares rusos a China, incluyendo cazas multipropósito Sukhoi SU-35, submarinos de la clase Lada y sistemas de defensa misilística S-400.
Por otra parte el presidente ruso participa en estos momentos de la Conferencia Sobre Medidas de Interacción y Confianza en Asia. A ella asisten también, amén del presidente chino, el primer ministro iraquí, Nuri el Maliki, el presidente afgano Hamid Karzai y el presidente iraní Hassan Ruhani. Todos mandatarios de países intervenidos, ocupados o agredidos por Estados Unidos después del naufragio de la Unión Soviética. Una verdadera bofetada al prestigio y la arrogancia de Estados Unidos, y una impresionante demostración de la esterilidad de sus tentativas de imponer su hegemonía por la vía militar.
Esto, que parecía imposible hasta ayer nomás, se ha precipitado a partir de la obstinación del presidente Obama en apegarse servilmente a las coordenadas determinadas por los grupos de presión, los halcones y los “warmongers” que habitaban al equipo republicano y que se codean ahora con los halcones demócratas en el diseño de unas estrategias que siguen presumiendo de la “excepcionalidad” de Estados Unidos y de la intangibilidad del diktat de una globalización asimétrica, cortada a la medida del capitalismo financiero. Para conseguir este resultado, sin embargo, ha sido necesaria la determinación de Rusia en el sentido de poner un freno al activismo de la política norteamericana, que, en la medida que no encuentra obstáculos de bulto, procede sin contemplaciones. La ofensiva de las “revoluciones naranja”, la instrumentalización cínica de la llamada “primavera árabe” y la continua agresividad que intentaba expandir la OTAN arrollando el “hinterland” ruso en Europa oriental y el Cáucaso, parece haber tropezado con un contragolpe que amenaza cortarla en seco. Un punto del comunicado ruso-chino emitido después de la reunión entre Putin y Xi Jinping es de una elocuencia que exime de todo comentario. Los dos presidentes lanzan ahí una advertencia clara a occidente al llamar a todas las naciones a “abandonar el lenguaje de las sanciones unilaterales y dejar de apoyar actividades encaminadas a cambiar el sistema constitucional de otros países”. También hubo una exhortación conjunta a resolver el tema ucraniano con “amplias conversaciones a nivel nacional”, lo que condice con la postura, al menos pública, de Rusia.
La OTAN en estos momentos decide qué curso de acción seguirá respecto a esta nación. Se especulaba hasta hace poco que aumentaría la presión económica contra Rusia y que intensificaría la intromisión en Ucrania reforzando a los grupos militares y paramilitares de Kiev. Habrá que ver en qué medida este curso de acción alegremente irresponsable es modificado o no por la renovada cooperación entre Moscú y Pekín. Los europeos arriesgan mucho en este asunto: tienen cuantiosas inversiones en Rusia y dependen de esta en lo referido a un tercio de su abastecimiento de gas. La provisión de gas norteamericano para reemplazar al ruso se encuentra a varios años vista. Si la sensatez privase en los asuntos internacionales esta sería la hora de revisar todas las perspectivas a futuro.
Fuentes: Manlio Dinucci, en Red Voltaire; Ria Novosti, Ámbito Financiero
http://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=377
Las manos limpias
Por Eduardo Anguita
politica@miradasalsur.com
Algunos dirigentes que transitaron todos estos años transpirando la camiseta para pelear por la inclusión social y la ampliación de derechos, por el fin de la impunidad y también por una redistribución positiva del ingreso transmiten un sentimiento de desazón porque la agenda del debate público parece centrada en la corrupción y la inseguridad. Es cierto que ciertos medios de comunicación repiquetean con una agenda totalmente sesgada hacia aquellos temas que castiguen al gobierno. Respecto de la inseguridad no puede decirse que el Gobierno no haya reaccionado. Tarde, con idas y venidas, con gendarmes y prefectos que salen del norte para ir al conurbano bonaerense y luego, algunos, para ir a Rosario. Pero se involucró. Hay que recordar que hasta hace unos meses, los voceros del gobierno y la Presidenta misma centraban su discurso en advertir la manipulación mediática que, a su vez, crea una sensación espantosa en la población. Ahora, puso los pies en el barro y Sergio Berni aparece como un Rudolph Giuliani nacional y popular. Hay que recordar, Giuliani era un republicano de derecha que perdió las elecciones a alcalde de Nueva York en 1989 y cuatro años después se presentó de nuevo, vestido como Elliot Ness, el jefe de Los Intocables que perseguía comerciantes de licor. Los demócratas liberales de la Gran Manzana desdeñaban los argumentos de Giuliani cuando hablaba de la desidia, la corrupción, el miedo, la venta de drogas en los barrios donde vivían afroamericanos y latinos. Los demócratas mostraban algo innegable: Giuliani era una especie de Ronald Reagan pero más xenófobo, y encima quería hacer campaña en el Estado más europeo y liberal de los Estados Unidos. Ganó en 1993 y volvió a ganar cuatro años después. La realidad es que las estadísticas mostraron una reducción del delito notable. Lo cierto es que Nueva York volvió a mostrar turismo, hubo más controles para recaudar impuestos y las bandas de drogas al menos no se mostraban en las canchitas de básquet para hacer las transas. Por supuesto, después de Giuliani ganó el poder financiero: Michael Bloomberg, con el terreno arado, saltó de sus medios de comunicación a la sede de gobierno de Nueva York y esta vez por tres períodos. Bloomberg fue demócrata, también republicano y por último creó su propio partido. El avance del capital financiero internacional latió al mismo tiempo que los mandatos de este hombre que empezó como broker y le agregó el blindaje mediático. Los laboratorios del poder mundial aprenden las lecciones y saben que los bancos solos no sirven, necesitan muchos medios. El ciclo del multimillonario Bloomberg cerró y el péndulo fue hacia un demócrata, Bill De Blasio, quien era Defensor del Pueblo en tiempos de Bloomberg. De Blasio hizo campaña mostrando cómo la pobreza había crecido, cómo la brecha entre ricos y pobres había crecido, cómo cada vez más las políticas de contención se habían dejado de lado. Ganó con un 73% de los votos. Cualquiera podrá preguntarse cuánto durará ese discurso. Cualquiera dirá que cuando a los grandes medios y los poderes tradicionales no les convenga, De Blasio irá perdiendo poder. El asunto es que los discursos agoreros, vayan por derecha o por izquierda, sirven para la mesa de café y no más que eso.
Argentina. Empezar por Nueva York quizá sirva para conjurar un poco ese discurso colonizado de que todo lo que llega del norte tiene buen olor. En la Argentina la agenda de la corrupción no es sólo la que muestran los grandes medios. Un dirigente del gremio docente de la provincia de Buenos Aires contaba que de cada diez pesos del presupuesto destinados a los comedores escolares la mitad queda en el camino, entre sobreprecios y pagos de comisiones ilegales. Esto se solucionaría con poner una cuenta bancaria a cada comedor, que se descentralicen las compras de los insumos y que se termine con el pasamanos. La famosa corrupción estructural no es una abstracción. Se trata de una cantidad de usos y costumbres que están por debajo y por el costado de las instituciones. No sólo hacen que el papel higiénico cueste más caro que en el almacén sino que cada uno de esos circuitos de corrupción suele terminar en redes complejas donde hay funcionarios de carrera de los que ven a los políticos como inquilinos de las oficinas, hay intendentes atornillados a negocios que, a veces, les cuesta mucho abandonar porque los beneficiarios tienen muchos resortes de poder. La corrupción estructural tiene pata policial, pata fiscal, pata judicial, pata empresaria y, lo peor, pata cultural. Salvo algunas veces, en algunos períodos cercanos a las elecciones, la corrupción no mueve el amperímetro. Al margen de eso, se trata de una miseria enorme. Se trata de un desinterés por lo público que da vergüenza –no ajena, no existe la vergüenza ajena– y genera más exclusión y peor distribución de la renta.
El caso de la compra de Ciccone Calcográfica y la posible indagatoria a Amado Boudou lleva demasiado tiempo y demasiadas páginas de vida. Las sospechas son que el vicepresidente, apoyado en un vínculo no reconocido con la empresa Old Fund, en particular con Alejandro Vanderbroele, intentó quedarse con la imprenta que hace los billetes. El fiscal Jorge Di Lello considera que tanto Boudou como los Ciccone y el supuesto intermediario entre ellos –Guillermo Reinwick, cuñado de Nicolás Ciccone– están implicados en las maniobras ilegales. El juez Ariel Lijo había citado como testigos a estos últimos y Di Lello consideró que sus propios dichos los autoincriminaban. En la prehistoria de esta causa, debe recordarse que los Ciccone acudieron al Estado “a buscar un rescate”. En vez de eso, se encontraron con nuevos adjudicatarios de la imprenta que durante muchos años fue vista como un engranaje de negocios oscuros y participación de espías para acceder a negocios –como impresión de documentos– que suelen estar bajo la órbita de las más grandes agencias de espionaje internacional. Esta semana, el tema estuvo al rojo vivo tras el revés judicial de la defensa de Boudou en la Cámara de Casación Penal. Las especulaciones llegan hasta que tal vez el vicepresidente sea llamado a indagatoria por Lijo. Eso es todo. Desde ya, para ciertos medios se trata de una noticia impresionante. Ahora bien, si se llegara a probar que el vicepresidente en funciones trató de quedarse con la empresa que hace los billetes contratada por la Casa de la Moneda, que a su vez depende de la cartera de Economía, cuando Boudou era ministro, podría pensarse que algo huele mal en la Argentina.
Entonces, sin hacer como el avestruz y tratar de negar, ni mucho menos entrando en la faz psicológica y emocional de algunos periodistas oficialistas, habría que preguntarse si no vendría bien dotar a la Justicia y a los ministerios públicos de reformas tales como para pensar algunas cosas con más audacia. Por ejemplo, para que los pobres puedan acceder a los tribunales, para que las auditorías y controles en todos los niveles del Estado y en particular de los proveedores y contratistas puedan tener más transparencia. Podría pensarse en que el acceso a la política no tenga que depender de los financiamientos de ciertas empresas o de ciertas áreas del Estado o de la conveniencia de los dueños de los medios sobre qué y quiénes pueden usar la libertad de prensa con poder multiplicador.
El caso italiano. En estos días se escucha la necesidad de que en la Argentina se haga la Conadep de la corrupción. La verdad es que vendría bien que no mezclaran los negocios turbios entre empresarios y funcionarios con la lucha contra el Terrorismo de Estado. En todo caso, sería mejor más acción y más conocimiento concreto de cómo actuar mejor en vez de una retórica efectista. Hace ya 22 años, en un contexto muy particular, en Italia se dio el proceso de Manos Limpias (Mani Pulite), que tuvo como figura notable al fiscal Antonio Di Pietro quien puso en evidencia los negocios sucios que terminaron con la carrera política de Betino Craxi, uno de los líderes de la coalición de socialistas, cristianos y otros partidos, conocido como el Pentapartiti. Fue un furor mundial, se escribieron miles de páginas sobre la necesidad de terminar la corrupción. Al lado de esas páginas, los diarios hablaban de “la tragedia racial” en Ruanda, queriendo convencer que los tutsis y los hutus se mataban porque les faltaba cultura democrática. El genocidio se desató porque un misil había derribado el avión donde viajaba el entonces presidente Juvenal Habuarimana. Muchos años después, el Tribunal de La Haya tiene suficientes datos para confirmar que el avión fue derribado por los mismos partidarios del presidente. Quizá para la prensa europea no era tan importante destacar que las diferencias étnicas eran fomentadas y utilizadas por los colonialistas belgas que siempre se beneficiaron de los privilegios que les daban a quienes provenían de la etnia tutsi. Tampoco importaba mucho que la ciudad belga de Amberes fuera el principal centro de venta de diamantes y que los joyeros de esa ciudad se sintieran heridos injustamente por la película Diamantes de sangre, donde Leonardo Di Caprio se desangró para ayudar a los pobladores pobres de ese continente pobre.
Una última de Italia. Tras el Mani Pulite no ganaron la transparencia y la democracia. Irrumpió, en 1994, la figura de Il Cavaliere, Silvio Berlusconi. No alcanza con una visión conspirativa para explicar que Di Pietro fue utilizado para golpear por izquierda y luego dejar el campo abierto a la derecha, aunque por supuesto hay mucho de eso en el manejo del poder. Hubo estudios que mostraban cómo la economía funcionaba peor sin corrupción que con corrupción. Di Pietro pasó a la política creando un partido de nobles intenciones (Italia de los Valores), pero a principios de 2014 debió renunciar a la presidencia por los pobres resultados electorales.
25/05/14 Miradas al Sur
politica@miradasalsur.com
Algunos dirigentes que transitaron todos estos años transpirando la camiseta para pelear por la inclusión social y la ampliación de derechos, por el fin de la impunidad y también por una redistribución positiva del ingreso transmiten un sentimiento de desazón porque la agenda del debate público parece centrada en la corrupción y la inseguridad. Es cierto que ciertos medios de comunicación repiquetean con una agenda totalmente sesgada hacia aquellos temas que castiguen al gobierno. Respecto de la inseguridad no puede decirse que el Gobierno no haya reaccionado. Tarde, con idas y venidas, con gendarmes y prefectos que salen del norte para ir al conurbano bonaerense y luego, algunos, para ir a Rosario. Pero se involucró. Hay que recordar que hasta hace unos meses, los voceros del gobierno y la Presidenta misma centraban su discurso en advertir la manipulación mediática que, a su vez, crea una sensación espantosa en la población. Ahora, puso los pies en el barro y Sergio Berni aparece como un Rudolph Giuliani nacional y popular. Hay que recordar, Giuliani era un republicano de derecha que perdió las elecciones a alcalde de Nueva York en 1989 y cuatro años después se presentó de nuevo, vestido como Elliot Ness, el jefe de Los Intocables que perseguía comerciantes de licor. Los demócratas liberales de la Gran Manzana desdeñaban los argumentos de Giuliani cuando hablaba de la desidia, la corrupción, el miedo, la venta de drogas en los barrios donde vivían afroamericanos y latinos. Los demócratas mostraban algo innegable: Giuliani era una especie de Ronald Reagan pero más xenófobo, y encima quería hacer campaña en el Estado más europeo y liberal de los Estados Unidos. Ganó en 1993 y volvió a ganar cuatro años después. La realidad es que las estadísticas mostraron una reducción del delito notable. Lo cierto es que Nueva York volvió a mostrar turismo, hubo más controles para recaudar impuestos y las bandas de drogas al menos no se mostraban en las canchitas de básquet para hacer las transas. Por supuesto, después de Giuliani ganó el poder financiero: Michael Bloomberg, con el terreno arado, saltó de sus medios de comunicación a la sede de gobierno de Nueva York y esta vez por tres períodos. Bloomberg fue demócrata, también republicano y por último creó su propio partido. El avance del capital financiero internacional latió al mismo tiempo que los mandatos de este hombre que empezó como broker y le agregó el blindaje mediático. Los laboratorios del poder mundial aprenden las lecciones y saben que los bancos solos no sirven, necesitan muchos medios. El ciclo del multimillonario Bloomberg cerró y el péndulo fue hacia un demócrata, Bill De Blasio, quien era Defensor del Pueblo en tiempos de Bloomberg. De Blasio hizo campaña mostrando cómo la pobreza había crecido, cómo la brecha entre ricos y pobres había crecido, cómo cada vez más las políticas de contención se habían dejado de lado. Ganó con un 73% de los votos. Cualquiera podrá preguntarse cuánto durará ese discurso. Cualquiera dirá que cuando a los grandes medios y los poderes tradicionales no les convenga, De Blasio irá perdiendo poder. El asunto es que los discursos agoreros, vayan por derecha o por izquierda, sirven para la mesa de café y no más que eso.
Argentina. Empezar por Nueva York quizá sirva para conjurar un poco ese discurso colonizado de que todo lo que llega del norte tiene buen olor. En la Argentina la agenda de la corrupción no es sólo la que muestran los grandes medios. Un dirigente del gremio docente de la provincia de Buenos Aires contaba que de cada diez pesos del presupuesto destinados a los comedores escolares la mitad queda en el camino, entre sobreprecios y pagos de comisiones ilegales. Esto se solucionaría con poner una cuenta bancaria a cada comedor, que se descentralicen las compras de los insumos y que se termine con el pasamanos. La famosa corrupción estructural no es una abstracción. Se trata de una cantidad de usos y costumbres que están por debajo y por el costado de las instituciones. No sólo hacen que el papel higiénico cueste más caro que en el almacén sino que cada uno de esos circuitos de corrupción suele terminar en redes complejas donde hay funcionarios de carrera de los que ven a los políticos como inquilinos de las oficinas, hay intendentes atornillados a negocios que, a veces, les cuesta mucho abandonar porque los beneficiarios tienen muchos resortes de poder. La corrupción estructural tiene pata policial, pata fiscal, pata judicial, pata empresaria y, lo peor, pata cultural. Salvo algunas veces, en algunos períodos cercanos a las elecciones, la corrupción no mueve el amperímetro. Al margen de eso, se trata de una miseria enorme. Se trata de un desinterés por lo público que da vergüenza –no ajena, no existe la vergüenza ajena– y genera más exclusión y peor distribución de la renta.
El caso de la compra de Ciccone Calcográfica y la posible indagatoria a Amado Boudou lleva demasiado tiempo y demasiadas páginas de vida. Las sospechas son que el vicepresidente, apoyado en un vínculo no reconocido con la empresa Old Fund, en particular con Alejandro Vanderbroele, intentó quedarse con la imprenta que hace los billetes. El fiscal Jorge Di Lello considera que tanto Boudou como los Ciccone y el supuesto intermediario entre ellos –Guillermo Reinwick, cuñado de Nicolás Ciccone– están implicados en las maniobras ilegales. El juez Ariel Lijo había citado como testigos a estos últimos y Di Lello consideró que sus propios dichos los autoincriminaban. En la prehistoria de esta causa, debe recordarse que los Ciccone acudieron al Estado “a buscar un rescate”. En vez de eso, se encontraron con nuevos adjudicatarios de la imprenta que durante muchos años fue vista como un engranaje de negocios oscuros y participación de espías para acceder a negocios –como impresión de documentos– que suelen estar bajo la órbita de las más grandes agencias de espionaje internacional. Esta semana, el tema estuvo al rojo vivo tras el revés judicial de la defensa de Boudou en la Cámara de Casación Penal. Las especulaciones llegan hasta que tal vez el vicepresidente sea llamado a indagatoria por Lijo. Eso es todo. Desde ya, para ciertos medios se trata de una noticia impresionante. Ahora bien, si se llegara a probar que el vicepresidente en funciones trató de quedarse con la empresa que hace los billetes contratada por la Casa de la Moneda, que a su vez depende de la cartera de Economía, cuando Boudou era ministro, podría pensarse que algo huele mal en la Argentina.
Entonces, sin hacer como el avestruz y tratar de negar, ni mucho menos entrando en la faz psicológica y emocional de algunos periodistas oficialistas, habría que preguntarse si no vendría bien dotar a la Justicia y a los ministerios públicos de reformas tales como para pensar algunas cosas con más audacia. Por ejemplo, para que los pobres puedan acceder a los tribunales, para que las auditorías y controles en todos los niveles del Estado y en particular de los proveedores y contratistas puedan tener más transparencia. Podría pensarse en que el acceso a la política no tenga que depender de los financiamientos de ciertas empresas o de ciertas áreas del Estado o de la conveniencia de los dueños de los medios sobre qué y quiénes pueden usar la libertad de prensa con poder multiplicador.
El caso italiano. En estos días se escucha la necesidad de que en la Argentina se haga la Conadep de la corrupción. La verdad es que vendría bien que no mezclaran los negocios turbios entre empresarios y funcionarios con la lucha contra el Terrorismo de Estado. En todo caso, sería mejor más acción y más conocimiento concreto de cómo actuar mejor en vez de una retórica efectista. Hace ya 22 años, en un contexto muy particular, en Italia se dio el proceso de Manos Limpias (Mani Pulite), que tuvo como figura notable al fiscal Antonio Di Pietro quien puso en evidencia los negocios sucios que terminaron con la carrera política de Betino Craxi, uno de los líderes de la coalición de socialistas, cristianos y otros partidos, conocido como el Pentapartiti. Fue un furor mundial, se escribieron miles de páginas sobre la necesidad de terminar la corrupción. Al lado de esas páginas, los diarios hablaban de “la tragedia racial” en Ruanda, queriendo convencer que los tutsis y los hutus se mataban porque les faltaba cultura democrática. El genocidio se desató porque un misil había derribado el avión donde viajaba el entonces presidente Juvenal Habuarimana. Muchos años después, el Tribunal de La Haya tiene suficientes datos para confirmar que el avión fue derribado por los mismos partidarios del presidente. Quizá para la prensa europea no era tan importante destacar que las diferencias étnicas eran fomentadas y utilizadas por los colonialistas belgas que siempre se beneficiaron de los privilegios que les daban a quienes provenían de la etnia tutsi. Tampoco importaba mucho que la ciudad belga de Amberes fuera el principal centro de venta de diamantes y que los joyeros de esa ciudad se sintieran heridos injustamente por la película Diamantes de sangre, donde Leonardo Di Caprio se desangró para ayudar a los pobladores pobres de ese continente pobre.
Una última de Italia. Tras el Mani Pulite no ganaron la transparencia y la democracia. Irrumpió, en 1994, la figura de Il Cavaliere, Silvio Berlusconi. No alcanza con una visión conspirativa para explicar que Di Pietro fue utilizado para golpear por izquierda y luego dejar el campo abierto a la derecha, aunque por supuesto hay mucho de eso en el manejo del poder. Hubo estudios que mostraban cómo la economía funcionaba peor sin corrupción que con corrupción. Di Pietro pasó a la política creando un partido de nobles intenciones (Italia de los Valores), pero a principios de 2014 debió renunciar a la presidencia por los pobres resultados electorales.
25/05/14 Miradas al Sur
La carta delatora
Una carta papal negada toscamente. El nuncio y el Papa desmintieron una desmentida desbocada. Reacciones mediáticas, consejos sin fundamento. La respuesta del Gobierno, ninguneada por la prensa dominante. Un papelón que cambió de titular. Precedentes, enseñanzas. Tevez, un caso máximo de kirchnercentrismo. Y algo más.
Por Mario Wainfeld
“Este es el único de los relatos cuya moraleja conozco. No creo que sea una moraleja extraordinaria. Sólo que en esta ocasión sé cuál es: somos lo que aparentamos ser, así que debemos tener cuidado con lo que aparentamos ser.”
“Madre Noche”, Kurt Vonnegut jr.
“Ni siquiera somos hijos de las circunstancias, sino de las apariencias.” “De criaturas triviales y antiguas guerras”,
Miguel Brascó
“Si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.”
“Coplas por la muerte de mi padre”,
Jorge Manrique
“Quemá esas cartas
donde yo he grabado
Solo y enfermo,
mi desgracia atroz”
“Quemá esas cartas” (vals),
letra de Juan Pedro López
El decano de la Facultad de Sociales de Estocolmo echa humo. Está furioso con su discípulo, el politólogo sueco que escribe una interminable tesis de posgrado sobre la Argentina. “Le pedí como gauchada una reseña sobre las repercusiones del aniversario del asesinato del cura Carlos Mugica. Y me envió un copy paste de disquisiciones sobre el kirchnerismo. El crimen, le recuerdo, ocurrió hace cuarenta años, en otro contexto. Usted me engatusa. ¿Todo debate en ese país tiene terminal en el kirchnerismo? Y culmina, sarcástico y futbolero: ¿Me va a decir que la ausencia de Tevez en la Selección es también un problema de Estado? Respóndame con rigor. Y envíeme un informe serio sobre el papelón de ‘su gobierno’ con la carta apócrifa atribuida al papa Francisco. No me macanee más o haré tronar el escarmiento.”
El politólogo atraviesa varias crisis simultáneas, no quiere añadir otra. Así que se dispone a responder con cierto detalle, sin faltar a la verdad. Empieza por lo obvio: “Acá todo se remite al kirchnerismo, es el folklore local: hasta lo de Carlos Tevez”. Y luego se sume en un largo paper, que nutre esta columna.
- - -
Manipulaciones eran las de antes: Nuestro amigo sueco acude a un recuerdo borroso de la escuela secundaria, aquella en que robó el primer beso a una compañera rubia, cuyos ojos celestes reflejaban la gloria del día. Es el famoso telegrama de Ems, un caso de manipulación de un texto escrito que habría detonado la llamada guerra franco-prusiana. La relación entre Francia y Prusia-Alemania venía pésimo, agitada por varias tensiones. Una de ellas era la presunta ambición de la corona prusiana a poner un rey en España. El embajador de Francia le pidió explicaciones al rey Guillermo de Prusia, éste la rechazó de modo destemplado. Se lo comunicó a su canciller, el ascendente Otto von Bismarck, por telegrama. Bismarck, que anhelaba la guerra, reeditó el texto haciéndolo (aún) más brusco y confrontativo. Una provocación nacionalista, con todas las letras. Lo divulgó, los franceses declararon la guerra. Años después Bismarck diría que “el telegrama de Ems tuvo el efecto deseado de mover una capa roja en la cara del toro galo”.
La prospectiva ulterior permite entender que Francia y Alemania tenían una tendencia irrefrenable a guerrear entre sí, en aquel 1870, luego en 1914 y 1939. Sólo en la segunda posguerra optaron por la inteligencia y la integración, que tendrá sus bemoles pero no genera lluvias de sangre.
Como fuera, la manipulación mediática tiene larga historia, con aciertos tremendos. En nuestro ejemplo, acaso fue eficaz porque aró en suelo fértil: tanto el emisor como el receptor querían creer lo que decía. Y el asunto debatido era importantísimo, estratégico para los planes del tan taimado como hábil Bismarck.
No es posible decir nada similar de la carta que entretuvo a la prensa argentina, a la vaticana, a la Curia y a los gobiernos de los dos países. Un ejemplo de banalidad del bien, apenas. Pero de ella hablaremos, con auxilio de nuestro amigo el politólogo, tan versado él.
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Qué boquita, monseñor: Usted, quien lee esta columna, conoce seguramente los hechos, de todas formas se los reseñamos y repensamos a vuelo veloz. El Papa envió a la Presidenta un saludo por el 25 de mayo. Esos textos burocráticos y mayormente desabridos son moneda corriente para los gobiernos y las Cancillerías. Estas alardean de su capacidad para manejar material soso.
La carta llegó vía la Nunciatura, el Gobierno entendió que le venía bien difundirla. Un funcionario vaticano, monseñor Guillermo Karcher, desmintió la autenticidad de la carta. Hacerlo no es asunto de su competencia, lo que no le importó a él ni a quienes le otorgaron pleno crédito. Su lenguaje fue grosero, muy poco ecuménico. Denunció “mala leche”. Qué boquita, monseñor. Todo era chocante: la misión ejercida por quien no tenía facultades, la verba inflamada.
La prensa hegemónica se lanzó en cardumen sobre el Gobierno. Lo acusó de haber hecho un “papelón”, no faltó quien coqueteara con la idea de falsificación. Nadie se privó de explicarle a la Casa Rosada cómo se chequea la autenticidad de una nota de la Santa Sede, lo que implica que ellos lo conocen al dedillo. Lástima que no lo demostraron, ni ahí.
Los medios on line abundaron en análisis sesudos, que se diseccionan en la edición de ayer de Página/12, disponible on line, bajo el título “Una clase de periodismo” (ver más abajo).
Antes de las nueve de la noche del jueves, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, refutaron la desmentida, en conferencia de prensa. Detallaron que la Nunciatura envió la carta, que lo había avisado previamente, que el empleado que la llevó es quien siempre lo hace, que la secretaria del nuncio ratificó la validez. Era una versión congruente. Se debía corroborar pero jamás ignorar. Eso último decidieron editores y columnistas de Clarín y La Nación que no habían podido dar con el nuncio. Anunciar las dos versiones contrastantes y dejar abierto el tema hasta que la corroborara algún funcionario vaticano con competencia. Prefirieron cargar la romana contra el Ejecutivo, dar por cierto lo dudoso.
Al día siguiente, el propio Papa los desmintió, con dureza.
Clarín miente y luego calla o vocifera sobre la libertad de prensa. Eso hizo, de nuevo.
La Nación mostró algo más de profesionalismo, ayer sábado. El diario reconoció su falla en un lacónico recuadro. El columnista Fernando Laborda, que se había solazado con el papelón oficial, asumió el “error” y pidió disculpas “a los lectores y los funcionarios”. Es parte importante de lo correcto pero falta algo.
Lo que nadie hizo es aceptar que elegir uno de los relatos enfrentados fue una decisión editorial, que se tomó con entusiasmo cuando faltaba data.
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Vox Dei, “guardar silencio”: La Nación es el diario de cabecera de la jerarquía de la Iglesia Católica argentina. Seguramente compartieron, mayoritariamente, su postura de instigar, ser cómplice y luego encubridora de los crímenes de la dictadura militar aunque los lazos abarcan otras variables. Por todo eso, debe subrayarse una columna publicada ayer por Guillermo Marcó, titulada “Lo único importante es la información oficial”. Marcó, quien fue vocero del cardenal Jorge Bergoglio, se explaya “Anteayer por la noche recibí una llamada de teléfono de C5N para pedirme mi opinión sobre ‘la carta’. Sencillamente hice lo que había que hacer: guardar silencio hasta que la Nunciatura Apostólica se expidiera”.
“No tenía por qué dudar de la veracidad de un excelente funcionario como el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. El texto fue redactado por la Secretaría de Estado, se envió a la Nunciatura por telegrama, allí lo transcribieron a papel membretado y –la misma persona que lo hace siempre– lo llevó a la Cancillería y se lo entregó a la Secretaría de Culto. Su nombre quedó consignado en el registro de ingreso. El nuncio estaba afuera. Cuando la prensa lo consultó, se confirmó que el texto salió de allí y era verdadero.” Un mensaje al diario preferido, al gran compañero de ruta.
Marcó confidencia que, cuando asumió como vocero, le propuso a Bergoglio que nunca diera entrevistas, “ya que empezarían preguntando por cosas piadosas y terminarían hablando de política y es eso lo único que saldría en los diarios al día siguiente”. O sea, lo catequizó sobre las manipulaciones de los medios. Los amigos, se entiende.
Un diario, corriendo contra el cierre, no tiene la opción de “guardar silencio”. Pero nada, sino su voluntad, lo compele a dar por cerrado un debate abierto entre fuentes distintas y contradictorias.
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Reacciones, humor e interpretaciones: La prensa hegemónica, tan expeditiva para dictaminar sobre las movidas del Gobierno, no encontró modo para explicar el desaguisado de la diplomacia vaticana. Se la supone perfecta, sabia, añejada por los siglos. Sus gentes son varones probos y sabios, casi santos. Esta vez metió la pata hasta el cuadril y queda por desentrañarse el motivo.
Para el Gobierno (y para varios laicos católicos que conocen el paño) se trata de un coletazo de la interna eclesiástica, de otra movida del ala ultraconservadora que combate las posturas de Francisco. Un palito para que lo pisara algún funcionario o hasta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Una tentativa de empiojar el Tedéum de hoy. El oficialismo cree en un New Deal con Francisco.
La reacción fue sensata, práctica y baja en verborragia. Olivieri y Parrilli desmintieron con información verosímil, sin adjetivar mucho. El nuncio Emil Paul Tshecrrig fue inhallable para cronistas y funcionarios hasta bien entrada la noche del jueves. Su confirmación entonó al Gobierno. Pocas horas después Juan Pablo Cafiero le comunicó a la presidenta Cristina la desmentida del Papa.
Con humor más sutil del que suele ser su promedio, el oficialismo propagó anteayer otras salutaciones de mandatarios extranjeros, un modo de resaltar su habitualidad. Sus textos rezuman lugares comunes menores y edificantes, que sus firmantes no escriben y sus destinatarios (acaso) ojean apenas salvo en ocasiones particulares.
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La otra primera vez: No es la primera vez que La Nación trata de colar en sus tapas cuñas entre Francisco y Cristina. La más llamativa fue una que careció de fuente vaticana, de pura urdimbre del medio. Se va olvidando, fue hace pocos meses.
El hecho real es que este año la Asamblea General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sería presidida por un argentino, el dirigente empresario Daniel Funes de Rioja. Este mismo, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el sindicalista Gerardo Martínez (representantes argentinos ante la OIT) acordaron invitar al papa Francisco a viajar a Ginebra para ser de la partida. Solicitaron entregarle la respectiva petición en El Vaticano.
La Nación tergiversó el hecho, lo dio vuelta. Lo presentó como una suerte de convocatoria papal a una miniConcertación entre representantes sindicales, empresarios y Tomada. El convite colectivo se transformó por arte de magia mediática en un seudo Consejo económico social.
La hipótesis hacía agua por todos lados. Hubiera sido una intromisión absurda en la política local, para arrancar.
La nómina de participantes, clavada para el cónclave de la OIT, era muy incompleta o sesgada para un encuentro sectorial: faltaban la CGT opositora, las dos vertientes de la CTA y la CGT oficial no estaba representada por su secretario general.
La jugada nunca existió, aunque entretuvo en una tapa y un par de artículos más.
El pedido verdadero se concretó. Tomada, Funes de Rioja, Martínez y el empresario Héctor Méndez estuvieron con el Papa en un sitio destacado de sus audiencias públicas de los miércoles. Asistieron al clásico “besamanos” y departieron pocos minutos, como parte de la multitud. No hubo Consejo Social paralelo, ni nada semejante.
La info trucha se diluyó sin dejar trazas, como el agua en el agua... pero es un precedente interesante.
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Bajo presión: La pelirroja progre, que cada día está más cristinista, le calzó un ultimátum al politólogo sueco. Basta de noviazgo, con permisos tácitos mutuos incluidos: quiere casarse y tener un hijo. El cientista social cavila, ama a este país, viene madurando lo de pedir la nacionalidad, acaso sea hora de sentar cabeza, le gustan los pibes... Pero nada es sencillo y menos que nada parar la olla.
Para colmo, el Boca de sus amores le da dolores de cabeza. River salió campeón, molestia que había olvidado durante más de un lustro. La pelirroja le toma un poco el pelo: se le ha hecho gallina, herencia familiar, dice ella.
El politólogo irá sustanciando la demanda, con cariño y pidiendo prórrogas. Para estar sustentable y hasta casadero necesita mantener conectado el euroducto con la Universidad, así que le mete pata al informe. Hoy tiene que ir a la Plaza con su compañera, que acaso le permita dulces indefiniciones amorosas pero no falta de compañía en la movilización.
Va por Tevez, pues (ver más abajo).
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Espera y agradecimiento: El advenimiento del primer papa argentino es un tremendo cambio de escenario, lo que fuerza a ser prudente con las predicciones.
Es claro que la Presidenta y Francisco han cambiado su relación, que es pródiga en gestos de convivencia y buena onda. La propensión al diálogo y al buen trato son saludables, siempre.
Hay quien piensa, de cualquier modo, que el Papa es la vanguardia de la oposición que “envuelve” a Cristina con movidas de guante blanco.
En el Gobierno se tiende a pensar que se ha conseguido un aliado de primer nivel, sensato y peronista por añadidura.
Ajeno a esos optimismos cruzados, el cronista supone que es forzoso esperar al largo plazo, territorio vaticano por excelencia, y no apurar conclusiones. El Tedéum de hoy será un mojón de un camino muuuy largo.
Es ostensible que los medios dominantes y una franja importante de dirigentes opositores confían en que Francisco será un ariete contra el kirchnerismo. En ese sentido, honran al viejo proverbio: a Dios rogando y con el mazo dando. Cualquier bondi les viene bien.
El cronista confiesa no saber si Karcher metió la pata, llevado por su inconsciente. O si urdió una picardía de vuelo y duración muy corta, por pura torpeza. Lo más factible es que nunca se conozca la verdad. En cualquier caso, ante un episodio derivado de una misiva formal y poco significativa dan ganas de darle las gracias. No por su lenguaje desaforado, ni por la mentira que propaló, sí por lo mucho que develó, sin querer queriendo.
mwainfeld@pagina12.com.ar
Tevez no es la excepción
Por Mario Wainfeld
Con auxilio de su amigo, el periodista independiente de los poderes fácticos, el politólogo sueco hace memoria. Diego Maradona debutó en la Selección mayor a principios de 1977, contra Hungría en la cancha de Boca. No fue titular, entró luego. La cancha bullía, Argentina goleó y gustó, el pibe ilusionaba a la hinchada. El técnico César Luis Menotti no lo incluyó en la lista definitiva, hubo polémica algo acolchonada por el clima dictatorial.
Se discutieron otras ausencias, en ese Mundial y en todos: Riquelme, Fillol, Passarella, Valdano, Bianchi, Ramón Díaz quedaron afuera en otras ocasiones y entre tantos. Lionel Messi quedó en el banco en el empate contra Alemania en 2006, también se censuró al técnico José Pekerman. Pasa en todas las comarcas, es comidilla premundialista.
Hay varios motivos, tácticos y grupales, que pueden explicar la ausencia de Tevez. Los periodistas especializados los desmenuzan desde hace tiempo. En los últimos días, desde las tiendas clarinistas brota un análisis sintomático. La lista la armó el Gobierno, como postulado general, excitado porque el técnico Alejandro Sabella “confesó” haber militado en la JP de los ’70.
La imaginería llega al extremo cuando un periodista de Radio Mitre emite que “Máximo Kirchner le dio la orden a Sabella. Odia a Tevez”. El hombre se dedica a la economía, se supone. No tiene fuentes en el disco duro del Gobierno. La afirmación es inverosímil. Esas minucias no importan porque son funcionales a una nueva táctica de Clarín.
Antes de la ley de medios ese diario era el que mejor sintonizaba con el hincha que lo leía, acompañaba sus esperanzas, gritaba con él los goles, trajinaba las ilusiones. Acompañaba las tendencias, se mimetizaba con el “argentino medio”. Si llegaba la derrota, habría tiempo de encontrar culpables: entre los árbitros, los arqueros propios, el DT...
Ahora Clarín combina malamente lo que fue su blasón con su odio inalterable al kirchnerismo. Con el Mundial juega casi un plan B. Si se pierde, hay que derivarle la mala onda al Gobierno, culparlo. Suena delirante, es lo que hay.
25/05/14 Página|12
Por Mario Wainfeld
“Este es el único de los relatos cuya moraleja conozco. No creo que sea una moraleja extraordinaria. Sólo que en esta ocasión sé cuál es: somos lo que aparentamos ser, así que debemos tener cuidado con lo que aparentamos ser.”
“Madre Noche”, Kurt Vonnegut jr.
“Ni siquiera somos hijos de las circunstancias, sino de las apariencias.” “De criaturas triviales y antiguas guerras”,
Miguel Brascó
“Si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.”
“Coplas por la muerte de mi padre”,
Jorge Manrique
“Quemá esas cartas
donde yo he grabado
Solo y enfermo,
mi desgracia atroz”
“Quemá esas cartas” (vals),
letra de Juan Pedro López
El decano de la Facultad de Sociales de Estocolmo echa humo. Está furioso con su discípulo, el politólogo sueco que escribe una interminable tesis de posgrado sobre la Argentina. “Le pedí como gauchada una reseña sobre las repercusiones del aniversario del asesinato del cura Carlos Mugica. Y me envió un copy paste de disquisiciones sobre el kirchnerismo. El crimen, le recuerdo, ocurrió hace cuarenta años, en otro contexto. Usted me engatusa. ¿Todo debate en ese país tiene terminal en el kirchnerismo? Y culmina, sarcástico y futbolero: ¿Me va a decir que la ausencia de Tevez en la Selección es también un problema de Estado? Respóndame con rigor. Y envíeme un informe serio sobre el papelón de ‘su gobierno’ con la carta apócrifa atribuida al papa Francisco. No me macanee más o haré tronar el escarmiento.”
El politólogo atraviesa varias crisis simultáneas, no quiere añadir otra. Así que se dispone a responder con cierto detalle, sin faltar a la verdad. Empieza por lo obvio: “Acá todo se remite al kirchnerismo, es el folklore local: hasta lo de Carlos Tevez”. Y luego se sume en un largo paper, que nutre esta columna.
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Manipulaciones eran las de antes: Nuestro amigo sueco acude a un recuerdo borroso de la escuela secundaria, aquella en que robó el primer beso a una compañera rubia, cuyos ojos celestes reflejaban la gloria del día. Es el famoso telegrama de Ems, un caso de manipulación de un texto escrito que habría detonado la llamada guerra franco-prusiana. La relación entre Francia y Prusia-Alemania venía pésimo, agitada por varias tensiones. Una de ellas era la presunta ambición de la corona prusiana a poner un rey en España. El embajador de Francia le pidió explicaciones al rey Guillermo de Prusia, éste la rechazó de modo destemplado. Se lo comunicó a su canciller, el ascendente Otto von Bismarck, por telegrama. Bismarck, que anhelaba la guerra, reeditó el texto haciéndolo (aún) más brusco y confrontativo. Una provocación nacionalista, con todas las letras. Lo divulgó, los franceses declararon la guerra. Años después Bismarck diría que “el telegrama de Ems tuvo el efecto deseado de mover una capa roja en la cara del toro galo”.
La prospectiva ulterior permite entender que Francia y Alemania tenían una tendencia irrefrenable a guerrear entre sí, en aquel 1870, luego en 1914 y 1939. Sólo en la segunda posguerra optaron por la inteligencia y la integración, que tendrá sus bemoles pero no genera lluvias de sangre.
Como fuera, la manipulación mediática tiene larga historia, con aciertos tremendos. En nuestro ejemplo, acaso fue eficaz porque aró en suelo fértil: tanto el emisor como el receptor querían creer lo que decía. Y el asunto debatido era importantísimo, estratégico para los planes del tan taimado como hábil Bismarck.
No es posible decir nada similar de la carta que entretuvo a la prensa argentina, a la vaticana, a la Curia y a los gobiernos de los dos países. Un ejemplo de banalidad del bien, apenas. Pero de ella hablaremos, con auxilio de nuestro amigo el politólogo, tan versado él.
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Qué boquita, monseñor: Usted, quien lee esta columna, conoce seguramente los hechos, de todas formas se los reseñamos y repensamos a vuelo veloz. El Papa envió a la Presidenta un saludo por el 25 de mayo. Esos textos burocráticos y mayormente desabridos son moneda corriente para los gobiernos y las Cancillerías. Estas alardean de su capacidad para manejar material soso.
La carta llegó vía la Nunciatura, el Gobierno entendió que le venía bien difundirla. Un funcionario vaticano, monseñor Guillermo Karcher, desmintió la autenticidad de la carta. Hacerlo no es asunto de su competencia, lo que no le importó a él ni a quienes le otorgaron pleno crédito. Su lenguaje fue grosero, muy poco ecuménico. Denunció “mala leche”. Qué boquita, monseñor. Todo era chocante: la misión ejercida por quien no tenía facultades, la verba inflamada.
La prensa hegemónica se lanzó en cardumen sobre el Gobierno. Lo acusó de haber hecho un “papelón”, no faltó quien coqueteara con la idea de falsificación. Nadie se privó de explicarle a la Casa Rosada cómo se chequea la autenticidad de una nota de la Santa Sede, lo que implica que ellos lo conocen al dedillo. Lástima que no lo demostraron, ni ahí.
Los medios on line abundaron en análisis sesudos, que se diseccionan en la edición de ayer de Página/12, disponible on line, bajo el título “Una clase de periodismo” (ver más abajo).
Antes de las nueve de la noche del jueves, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, refutaron la desmentida, en conferencia de prensa. Detallaron que la Nunciatura envió la carta, que lo había avisado previamente, que el empleado que la llevó es quien siempre lo hace, que la secretaria del nuncio ratificó la validez. Era una versión congruente. Se debía corroborar pero jamás ignorar. Eso último decidieron editores y columnistas de Clarín y La Nación que no habían podido dar con el nuncio. Anunciar las dos versiones contrastantes y dejar abierto el tema hasta que la corroborara algún funcionario vaticano con competencia. Prefirieron cargar la romana contra el Ejecutivo, dar por cierto lo dudoso.
Al día siguiente, el propio Papa los desmintió, con dureza.
Clarín miente y luego calla o vocifera sobre la libertad de prensa. Eso hizo, de nuevo.
La Nación mostró algo más de profesionalismo, ayer sábado. El diario reconoció su falla en un lacónico recuadro. El columnista Fernando Laborda, que se había solazado con el papelón oficial, asumió el “error” y pidió disculpas “a los lectores y los funcionarios”. Es parte importante de lo correcto pero falta algo.
Lo que nadie hizo es aceptar que elegir uno de los relatos enfrentados fue una decisión editorial, que se tomó con entusiasmo cuando faltaba data.
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Vox Dei, “guardar silencio”: La Nación es el diario de cabecera de la jerarquía de la Iglesia Católica argentina. Seguramente compartieron, mayoritariamente, su postura de instigar, ser cómplice y luego encubridora de los crímenes de la dictadura militar aunque los lazos abarcan otras variables. Por todo eso, debe subrayarse una columna publicada ayer por Guillermo Marcó, titulada “Lo único importante es la información oficial”. Marcó, quien fue vocero del cardenal Jorge Bergoglio, se explaya “Anteayer por la noche recibí una llamada de teléfono de C5N para pedirme mi opinión sobre ‘la carta’. Sencillamente hice lo que había que hacer: guardar silencio hasta que la Nunciatura Apostólica se expidiera”.
“No tenía por qué dudar de la veracidad de un excelente funcionario como el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. El texto fue redactado por la Secretaría de Estado, se envió a la Nunciatura por telegrama, allí lo transcribieron a papel membretado y –la misma persona que lo hace siempre– lo llevó a la Cancillería y se lo entregó a la Secretaría de Culto. Su nombre quedó consignado en el registro de ingreso. El nuncio estaba afuera. Cuando la prensa lo consultó, se confirmó que el texto salió de allí y era verdadero.” Un mensaje al diario preferido, al gran compañero de ruta.
Marcó confidencia que, cuando asumió como vocero, le propuso a Bergoglio que nunca diera entrevistas, “ya que empezarían preguntando por cosas piadosas y terminarían hablando de política y es eso lo único que saldría en los diarios al día siguiente”. O sea, lo catequizó sobre las manipulaciones de los medios. Los amigos, se entiende.
Un diario, corriendo contra el cierre, no tiene la opción de “guardar silencio”. Pero nada, sino su voluntad, lo compele a dar por cerrado un debate abierto entre fuentes distintas y contradictorias.
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Reacciones, humor e interpretaciones: La prensa hegemónica, tan expeditiva para dictaminar sobre las movidas del Gobierno, no encontró modo para explicar el desaguisado de la diplomacia vaticana. Se la supone perfecta, sabia, añejada por los siglos. Sus gentes son varones probos y sabios, casi santos. Esta vez metió la pata hasta el cuadril y queda por desentrañarse el motivo.
Para el Gobierno (y para varios laicos católicos que conocen el paño) se trata de un coletazo de la interna eclesiástica, de otra movida del ala ultraconservadora que combate las posturas de Francisco. Un palito para que lo pisara algún funcionario o hasta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Una tentativa de empiojar el Tedéum de hoy. El oficialismo cree en un New Deal con Francisco.
La reacción fue sensata, práctica y baja en verborragia. Olivieri y Parrilli desmintieron con información verosímil, sin adjetivar mucho. El nuncio Emil Paul Tshecrrig fue inhallable para cronistas y funcionarios hasta bien entrada la noche del jueves. Su confirmación entonó al Gobierno. Pocas horas después Juan Pablo Cafiero le comunicó a la presidenta Cristina la desmentida del Papa.
Con humor más sutil del que suele ser su promedio, el oficialismo propagó anteayer otras salutaciones de mandatarios extranjeros, un modo de resaltar su habitualidad. Sus textos rezuman lugares comunes menores y edificantes, que sus firmantes no escriben y sus destinatarios (acaso) ojean apenas salvo en ocasiones particulares.
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La otra primera vez: No es la primera vez que La Nación trata de colar en sus tapas cuñas entre Francisco y Cristina. La más llamativa fue una que careció de fuente vaticana, de pura urdimbre del medio. Se va olvidando, fue hace pocos meses.
El hecho real es que este año la Asamblea General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sería presidida por un argentino, el dirigente empresario Daniel Funes de Rioja. Este mismo, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el sindicalista Gerardo Martínez (representantes argentinos ante la OIT) acordaron invitar al papa Francisco a viajar a Ginebra para ser de la partida. Solicitaron entregarle la respectiva petición en El Vaticano.
La Nación tergiversó el hecho, lo dio vuelta. Lo presentó como una suerte de convocatoria papal a una miniConcertación entre representantes sindicales, empresarios y Tomada. El convite colectivo se transformó por arte de magia mediática en un seudo Consejo económico social.
La hipótesis hacía agua por todos lados. Hubiera sido una intromisión absurda en la política local, para arrancar.
La nómina de participantes, clavada para el cónclave de la OIT, era muy incompleta o sesgada para un encuentro sectorial: faltaban la CGT opositora, las dos vertientes de la CTA y la CGT oficial no estaba representada por su secretario general.
La jugada nunca existió, aunque entretuvo en una tapa y un par de artículos más.
El pedido verdadero se concretó. Tomada, Funes de Rioja, Martínez y el empresario Héctor Méndez estuvieron con el Papa en un sitio destacado de sus audiencias públicas de los miércoles. Asistieron al clásico “besamanos” y departieron pocos minutos, como parte de la multitud. No hubo Consejo Social paralelo, ni nada semejante.
La info trucha se diluyó sin dejar trazas, como el agua en el agua... pero es un precedente interesante.
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Bajo presión: La pelirroja progre, que cada día está más cristinista, le calzó un ultimátum al politólogo sueco. Basta de noviazgo, con permisos tácitos mutuos incluidos: quiere casarse y tener un hijo. El cientista social cavila, ama a este país, viene madurando lo de pedir la nacionalidad, acaso sea hora de sentar cabeza, le gustan los pibes... Pero nada es sencillo y menos que nada parar la olla.
Para colmo, el Boca de sus amores le da dolores de cabeza. River salió campeón, molestia que había olvidado durante más de un lustro. La pelirroja le toma un poco el pelo: se le ha hecho gallina, herencia familiar, dice ella.
El politólogo irá sustanciando la demanda, con cariño y pidiendo prórrogas. Para estar sustentable y hasta casadero necesita mantener conectado el euroducto con la Universidad, así que le mete pata al informe. Hoy tiene que ir a la Plaza con su compañera, que acaso le permita dulces indefiniciones amorosas pero no falta de compañía en la movilización.
Va por Tevez, pues (ver más abajo).
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Espera y agradecimiento: El advenimiento del primer papa argentino es un tremendo cambio de escenario, lo que fuerza a ser prudente con las predicciones.
Es claro que la Presidenta y Francisco han cambiado su relación, que es pródiga en gestos de convivencia y buena onda. La propensión al diálogo y al buen trato son saludables, siempre.
Hay quien piensa, de cualquier modo, que el Papa es la vanguardia de la oposición que “envuelve” a Cristina con movidas de guante blanco.
En el Gobierno se tiende a pensar que se ha conseguido un aliado de primer nivel, sensato y peronista por añadidura.
Ajeno a esos optimismos cruzados, el cronista supone que es forzoso esperar al largo plazo, territorio vaticano por excelencia, y no apurar conclusiones. El Tedéum de hoy será un mojón de un camino muuuy largo.
Es ostensible que los medios dominantes y una franja importante de dirigentes opositores confían en que Francisco será un ariete contra el kirchnerismo. En ese sentido, honran al viejo proverbio: a Dios rogando y con el mazo dando. Cualquier bondi les viene bien.
El cronista confiesa no saber si Karcher metió la pata, llevado por su inconsciente. O si urdió una picardía de vuelo y duración muy corta, por pura torpeza. Lo más factible es que nunca se conozca la verdad. En cualquier caso, ante un episodio derivado de una misiva formal y poco significativa dan ganas de darle las gracias. No por su lenguaje desaforado, ni por la mentira que propaló, sí por lo mucho que develó, sin querer queriendo.
mwainfeld@pagina12.com.ar
Tevez no es la excepción
Por Mario Wainfeld
Con auxilio de su amigo, el periodista independiente de los poderes fácticos, el politólogo sueco hace memoria. Diego Maradona debutó en la Selección mayor a principios de 1977, contra Hungría en la cancha de Boca. No fue titular, entró luego. La cancha bullía, Argentina goleó y gustó, el pibe ilusionaba a la hinchada. El técnico César Luis Menotti no lo incluyó en la lista definitiva, hubo polémica algo acolchonada por el clima dictatorial.
Se discutieron otras ausencias, en ese Mundial y en todos: Riquelme, Fillol, Passarella, Valdano, Bianchi, Ramón Díaz quedaron afuera en otras ocasiones y entre tantos. Lionel Messi quedó en el banco en el empate contra Alemania en 2006, también se censuró al técnico José Pekerman. Pasa en todas las comarcas, es comidilla premundialista.
Hay varios motivos, tácticos y grupales, que pueden explicar la ausencia de Tevez. Los periodistas especializados los desmenuzan desde hace tiempo. En los últimos días, desde las tiendas clarinistas brota un análisis sintomático. La lista la armó el Gobierno, como postulado general, excitado porque el técnico Alejandro Sabella “confesó” haber militado en la JP de los ’70.
La imaginería llega al extremo cuando un periodista de Radio Mitre emite que “Máximo Kirchner le dio la orden a Sabella. Odia a Tevez”. El hombre se dedica a la economía, se supone. No tiene fuentes en el disco duro del Gobierno. La afirmación es inverosímil. Esas minucias no importan porque son funcionales a una nueva táctica de Clarín.
Antes de la ley de medios ese diario era el que mejor sintonizaba con el hincha que lo leía, acompañaba sus esperanzas, gritaba con él los goles, trajinaba las ilusiones. Acompañaba las tendencias, se mimetizaba con el “argentino medio”. Si llegaba la derrota, habría tiempo de encontrar culpables: entre los árbitros, los arqueros propios, el DT...
Ahora Clarín combina malamente lo que fue su blasón con su odio inalterable al kirchnerismo. Con el Mundial juega casi un plan B. Si se pierde, hay que derivarle la mala onda al Gobierno, culparlo. Suena delirante, es lo que hay.
25/05/14 Página|12
Una clase de periodismo
Ya habían pasado varias horas desde que el Papa confirmara telefónicamente con el embajador argentino ante el Vaticano que su saludo por el 25 de Mayo era auténtico. También desde que el nuncio dijera lo mismo. También desde que el vocero oficial del Vaticano lo repitiera. Pero si uno abría a las 11 de la mañana de ayer la edición web del diario La Nación no podía enterarse de ello, a pesar de que los cinco principales títulos estaban dedicados al tema.
El más importante afirmaba: “Habló el nuncio Tschering de la carta de Francisco a Cristina: Fue una confusión”. El segundo ya entraba en detalles: “‘Hablar de mala lecha fue un exabrupto’, admitió monseñor Guillermo Karcher”. El tercero estaba destinado a abundar sobre la personalidad de Karcher: “El perfil del ceremoniero pontificio que quedó en medio del escándalo”. El cuarto encabezaba una columna de opinión: “Misterios e interrogantes detrás del papelón”, y el quinto simplemente informaba: “Qué dice la carta que generó la polémica”.
En toda la página de apertura la única referencia directa a la noticia del día estaba en letra menor detrás del segundo título, donde se aclaraba que el sacerdote “rectificó su desmentida”.
En ninguna de las notas se informaba sobre la conferencia de prensa donde el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, había leído la carta del embajador argentino Juan Pablo Cafiero, donde el propio Papa se encargaba de ratificar su carta. Una solitaria mención al tema ya no estaba accesible, pero si uno buscaba especialmente todo lo publicado por La Nación bajo el lema de “Francisco y la Argentina” aparecía una notita que reconocía que el vocero vaticano le había desmentido la desmentida a la corresponsal del diario en Roma. Sin embargo, no se mencionaba allí la participación personal de Francisco en el cúmulo de confirmaciones y desmentidas.
Justamente esa intervención del Papa motivó un llamativo título en la edición web de Clarín: “El Gobierno difundió una conversación con el Papa y cargó contra los medios”. En el link correspondiente se podía ver y escuchar toda la conferencia de prensa en la cual Parrilli lee la carta y después sólo agrega: “El gobierno argentino, frente a esta confusión, no tiene ningún comentario más que realizar”. La única mención a los comunicadores estaba en la carta de Cafiero que sostenía que “el Papa se manifestó molesto con algunos medios sin rigor para informar a la sociedad”. El Papa, no el Gobierno.
Los que habían leído las ediciones impresas de esos dos diarios no podían sorprenderse demasiado de lo reflejado en sus respectivas páginas web. Clarín tituló en letras catástrofe: “Escándalo por una supuesta carta del Papa a la Presidenta”, y enseguida acusaba al Gobierno: “Presidencia la difundió ayer y era un saludo por el 25 de Mayo. Pero más tarde, desde el Vaticano dijeron que la carta era ‘trucha’ y con ‘mala leche’. Entonces el Gobierno salió a explicar que la había recibido de la Nunciatura y por los carriles normales”. Un recuadro se indignaba: “Hubo perplejidad en el Vaticano”. Era el anuncio en tapa de la nota del enviado especial del diario al Vaticano, Sergio Rubin, donde se asegura que Karcher le transmitió a Francisco la “noticia” y “que éste le pidió que saliera a desmentirla”. Eso lo dice Rubin, no Karcher. También dice que la Casa Rosada cometió “un papelón de trascendencia internacional”, a pesar de las aclaraciones realizadas por el gobierno argentino, publicadas ayer por Página/12, que mostraban con documentación que si existía alguna irregularidad, ésta se había cometido en el área de la Nunciatura o el Vaticano. Para él, el único resultado de la comunicación oficial fue “hacer crecer la confusión”. Atento a su experiencia, Rubin asegura que “cualquier persona conocedora de la Iglesia se hubiera percatado que una carta del Papa no podría llevar el membrete de la Nunciatura, sino del Vaticano”, “más allá del tuteo a la Presidenta y los errores ortográficos”. Tanta perspicacia le habían faltado más temprano al propio Rubin que en el canal de cable TN, del Grupo Clarín, antes de la inusual desmentida de Karcher, explicaba minuciosamente los alcances de la carta del Papa a CFK y decodificaba para el común de los mortales las significativas aunque disimuladas críticas al Gobierno que implicaba.
El título interior de la noticia en Clarín es “Papelón diplomático: El Gobierno difundió una carta del Papa que resultó ser trucha”. Para los legos, compara en gran tamaño la carta “trucha” con otra anterior y resalta en colores fuertes las “diferencias”. El punto principal es el membrete (de la Nunciatura en la nueva y del Vaticano en la anterior), aunque se descartó para ello la felicitación enviada por el 25 de Mayo del año pasado, que llegó al Gobierno con el membrete de la Nunciatura. En otros recuadros, que completan la cobertura, se burla de la afirmación del secretario Parrilli de que “no sabemos por qué el Vaticano dijo que esta carta era falsa”.
La nota de Rubin termina con una conclusión tajante: “Alguien le debe una disculpa al Papa”. ¿Se referiría a Clarín o al propio Rubin?
La edición impresa de La Nación no se quedó atrás. La nota principal de tapa, firmada por Mariano Obarrio, empieza diciendo “La relación entre el Gobierno y el Vaticano quedó envuelta ayer en un inédito escándalo por la difusión de una falsa carta del papa Francisco a la presidenta Cristina Kirchner”. Al igual que en la edición web, la culpa de todo la tiene el Gobierno, aunque éste para entonces ya había dejado en claro que era ajeno a la confusión. El destacado principal de la nota afirma: “Del anuncio a la aclaración, un papelón en cuatro actos. La divulgación de la carta falsa de Francisco dejó en evidencia las fallas en la comunicación oficial”. El columnista Fernando Laborde tituló su nota “El más misterioso de los papelones presidenciales” y en su texto pasa por alto todos los datos conocidos hasta ese momento que demostraban que si había existido un papelón, correspondía buscarlo en los dominios de la Iglesia. El misterio, en todo caso, quedó reducido a los cambios que sufrió la nota en la edición web después de que se conociera la confirmación papal sobre la autenticidad de la carta. Se eliminaron todos los párrafos con insólitos argumentos sobre la incompetencia oficial, se acomodaron los otros y sin ninguna mención a los propios errores se pasó a explicar lo que el artículo en su versión original negaba. Para completar la edición, el diario no tuvo mejor idea que reproducir en forma destacada parte de los descalificadores mensajes que atraviesan las redes sociales del tono de “Mañana a la Nunciatura le cae la AFIP” o “Que aparezca con vida Marcela, la secretaria de la Nunciatura” y las opiniones muy calificadas de gente como el diputado del Frente Renovador Alberto Asseff, que asegura que “es imposible que la carta haya salido de la Nunciatura”. También La Nación recurre a la comparación gráfica de dos cartas bajo el educativo título de “Las diferencias entre un texto falso y otro verdadero”. Seguramente hoy aparecerá la errata correspondiente bajo el título “Las diferencias entre un texto verdadero y otro verdadero”.
24/05/14 Página|12
Ya habían pasado varias horas desde que el Papa confirmara telefónicamente con el embajador argentino ante el Vaticano que su saludo por el 25 de Mayo era auténtico. También desde que el nuncio dijera lo mismo. También desde que el vocero oficial del Vaticano lo repitiera. Pero si uno abría a las 11 de la mañana de ayer la edición web del diario La Nación no podía enterarse de ello, a pesar de que los cinco principales títulos estaban dedicados al tema.
El más importante afirmaba: “Habló el nuncio Tschering de la carta de Francisco a Cristina: Fue una confusión”. El segundo ya entraba en detalles: “‘Hablar de mala lecha fue un exabrupto’, admitió monseñor Guillermo Karcher”. El tercero estaba destinado a abundar sobre la personalidad de Karcher: “El perfil del ceremoniero pontificio que quedó en medio del escándalo”. El cuarto encabezaba una columna de opinión: “Misterios e interrogantes detrás del papelón”, y el quinto simplemente informaba: “Qué dice la carta que generó la polémica”.
En toda la página de apertura la única referencia directa a la noticia del día estaba en letra menor detrás del segundo título, donde se aclaraba que el sacerdote “rectificó su desmentida”.
En ninguna de las notas se informaba sobre la conferencia de prensa donde el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, había leído la carta del embajador argentino Juan Pablo Cafiero, donde el propio Papa se encargaba de ratificar su carta. Una solitaria mención al tema ya no estaba accesible, pero si uno buscaba especialmente todo lo publicado por La Nación bajo el lema de “Francisco y la Argentina” aparecía una notita que reconocía que el vocero vaticano le había desmentido la desmentida a la corresponsal del diario en Roma. Sin embargo, no se mencionaba allí la participación personal de Francisco en el cúmulo de confirmaciones y desmentidas.
Justamente esa intervención del Papa motivó un llamativo título en la edición web de Clarín: “El Gobierno difundió una conversación con el Papa y cargó contra los medios”. En el link correspondiente se podía ver y escuchar toda la conferencia de prensa en la cual Parrilli lee la carta y después sólo agrega: “El gobierno argentino, frente a esta confusión, no tiene ningún comentario más que realizar”. La única mención a los comunicadores estaba en la carta de Cafiero que sostenía que “el Papa se manifestó molesto con algunos medios sin rigor para informar a la sociedad”. El Papa, no el Gobierno.
Los que habían leído las ediciones impresas de esos dos diarios no podían sorprenderse demasiado de lo reflejado en sus respectivas páginas web. Clarín tituló en letras catástrofe: “Escándalo por una supuesta carta del Papa a la Presidenta”, y enseguida acusaba al Gobierno: “Presidencia la difundió ayer y era un saludo por el 25 de Mayo. Pero más tarde, desde el Vaticano dijeron que la carta era ‘trucha’ y con ‘mala leche’. Entonces el Gobierno salió a explicar que la había recibido de la Nunciatura y por los carriles normales”. Un recuadro se indignaba: “Hubo perplejidad en el Vaticano”. Era el anuncio en tapa de la nota del enviado especial del diario al Vaticano, Sergio Rubin, donde se asegura que Karcher le transmitió a Francisco la “noticia” y “que éste le pidió que saliera a desmentirla”. Eso lo dice Rubin, no Karcher. También dice que la Casa Rosada cometió “un papelón de trascendencia internacional”, a pesar de las aclaraciones realizadas por el gobierno argentino, publicadas ayer por Página/12, que mostraban con documentación que si existía alguna irregularidad, ésta se había cometido en el área de la Nunciatura o el Vaticano. Para él, el único resultado de la comunicación oficial fue “hacer crecer la confusión”. Atento a su experiencia, Rubin asegura que “cualquier persona conocedora de la Iglesia se hubiera percatado que una carta del Papa no podría llevar el membrete de la Nunciatura, sino del Vaticano”, “más allá del tuteo a la Presidenta y los errores ortográficos”. Tanta perspicacia le habían faltado más temprano al propio Rubin que en el canal de cable TN, del Grupo Clarín, antes de la inusual desmentida de Karcher, explicaba minuciosamente los alcances de la carta del Papa a CFK y decodificaba para el común de los mortales las significativas aunque disimuladas críticas al Gobierno que implicaba.
El título interior de la noticia en Clarín es “Papelón diplomático: El Gobierno difundió una carta del Papa que resultó ser trucha”. Para los legos, compara en gran tamaño la carta “trucha” con otra anterior y resalta en colores fuertes las “diferencias”. El punto principal es el membrete (de la Nunciatura en la nueva y del Vaticano en la anterior), aunque se descartó para ello la felicitación enviada por el 25 de Mayo del año pasado, que llegó al Gobierno con el membrete de la Nunciatura. En otros recuadros, que completan la cobertura, se burla de la afirmación del secretario Parrilli de que “no sabemos por qué el Vaticano dijo que esta carta era falsa”.
La nota de Rubin termina con una conclusión tajante: “Alguien le debe una disculpa al Papa”. ¿Se referiría a Clarín o al propio Rubin?
La edición impresa de La Nación no se quedó atrás. La nota principal de tapa, firmada por Mariano Obarrio, empieza diciendo “La relación entre el Gobierno y el Vaticano quedó envuelta ayer en un inédito escándalo por la difusión de una falsa carta del papa Francisco a la presidenta Cristina Kirchner”. Al igual que en la edición web, la culpa de todo la tiene el Gobierno, aunque éste para entonces ya había dejado en claro que era ajeno a la confusión. El destacado principal de la nota afirma: “Del anuncio a la aclaración, un papelón en cuatro actos. La divulgación de la carta falsa de Francisco dejó en evidencia las fallas en la comunicación oficial”. El columnista Fernando Laborde tituló su nota “El más misterioso de los papelones presidenciales” y en su texto pasa por alto todos los datos conocidos hasta ese momento que demostraban que si había existido un papelón, correspondía buscarlo en los dominios de la Iglesia. El misterio, en todo caso, quedó reducido a los cambios que sufrió la nota en la edición web después de que se conociera la confirmación papal sobre la autenticidad de la carta. Se eliminaron todos los párrafos con insólitos argumentos sobre la incompetencia oficial, se acomodaron los otros y sin ninguna mención a los propios errores se pasó a explicar lo que el artículo en su versión original negaba. Para completar la edición, el diario no tuvo mejor idea que reproducir en forma destacada parte de los descalificadores mensajes que atraviesan las redes sociales del tono de “Mañana a la Nunciatura le cae la AFIP” o “Que aparezca con vida Marcela, la secretaria de la Nunciatura” y las opiniones muy calificadas de gente como el diputado del Frente Renovador Alberto Asseff, que asegura que “es imposible que la carta haya salido de la Nunciatura”. También La Nación recurre a la comparación gráfica de dos cartas bajo el educativo título de “Las diferencias entre un texto falso y otro verdadero”. Seguramente hoy aparecerá la errata correspondiente bajo el título “Las diferencias entre un texto verdadero y otro verdadero”.
24/05/14 Página|12
sábado, 24 de mayo de 2014
Héctor J. Cámpora - Entrevista Primera Plana, 1972
Héctor
J. Cámpora - Entrevista Primera Plana, 1972
Reportaje de la revista Primera Plana, Nº 472, el 11 de febrero de 1972
"Sí, ya lo creo. Fueron diez días de intenso trabajo." En el Aeropuerto de Barajas, la madrugada del jueves 10, un sonriente Juan Perón sintetizaba a Primera Plana el resultado de sus últimas reuniones con Héctor Jorge Cámpora.
Entretanto, éste –impecable camisa de seda natural, pantalón beige, blazer azul– ascendía al Boeing 707 320B, matrícula norteamericana N 739 AL, que iba a traerlo de regreso a Buenos Aires. Ya sobre Ezeiza, el aparato debió revolotear más de una hora por falta de plafond para el aterrizaje. Fue el momento aprovechado por Primera Plana: abordando al Delegado Personal, consiguió recoger sus enfoques y revelaciones a tres mil metros del suelo. Una táctica previsora. Cuando el avión hubo tocado finalmente la pista, Cámpora apenas platicó unos minutos con los periodistas. En seguida fue introducido por su hijo Carlos Alberto y por el secretario general Jorge Gianola en su Chevrolet 400 verde, que partió hacia lo desconocido.
P. P.: –Doctor Cámpora, de sus conversaciones con Perón, ¿qué conclusiones extrae usted sobre el modo en que él ve lo que está sucediendo en la Argentina?
H. J. C.: –El general se halla sumamente preocupado sobre la situación económica en nuestro país y sobre las penurias que el costo de vida y el desempleo infligen al pueblo trabajador.
P. P.: –¿Y en lo político? ¿Insiste en su exigencia de que se acorte el plazo para la convocatoria a elecciones?
H. J. C.: –Sí, señor. Categóricamente.
Héctor Jorge Cámpora nació en
1909. Inició su vida política militando en el conservadurismo en San Andrés
de Giles, provincia de Buenos Aires. En 1945, junto con otros dirigentes
conservadores menores, ingresó al peronismo. En 1946 fue electo diputado,
y ocupó la presidencia de la Cámara entre 1948 y 1952. Impuso una fuerte
regimentación de la bancada peronista y sancionó con dureza a los opositores.
Sobre todo, se hizo famoso por su adhesión incondicional a Perón, que lo
llevó a presentar veintiún proyectos de homenaje, y a declarar que antes
que “consecuente” él era “obsecuente”.
En 1955 fue detenido, al igual que otros muchos dirigentes peronistas. En marzo de 1957 se fugó de la cárcel de Río Gallegos, junto con John William Cooke, Jorge Antonio, Guillermo Patricio Kelly y José Espejo. Se mantuvo en un segundo plano hasta que sorpresivamente, en noviembre de 1971, Perón lo convocó y lo designó su delegado personal, en reemplazo de Jorge Daniel Paladino.
Desde abril de 1971, el presidente Lanusse había iniciado la búsqueda de una salida política para la Revolución Argentina, negociando con los partidos reunidos en La Hora del Pueblo, de la que Paladino era un importante animador. La designación de Cámpora indicaba que Perón quería controlar personalmente, sin intermediarios independientes, la compleja negociación que se iniciaba. Por entonces Perón acentuó sus ataques al gobierno, estimuló a los grupos juveniles, que pronto serían incorporados a la dirección del Movimiento, y atacó a las Fuerzas Armadas desde la revista Las Bases, que dirigía la hija de su secretario López Rega.
En 1955 fue detenido, al igual que otros muchos dirigentes peronistas. En marzo de 1957 se fugó de la cárcel de Río Gallegos, junto con John William Cooke, Jorge Antonio, Guillermo Patricio Kelly y José Espejo. Se mantuvo en un segundo plano hasta que sorpresivamente, en noviembre de 1971, Perón lo convocó y lo designó su delegado personal, en reemplazo de Jorge Daniel Paladino.
Desde abril de 1971, el presidente Lanusse había iniciado la búsqueda de una salida política para la Revolución Argentina, negociando con los partidos reunidos en La Hora del Pueblo, de la que Paladino era un importante animador. La designación de Cámpora indicaba que Perón quería controlar personalmente, sin intermediarios independientes, la compleja negociación que se iniciaba. Por entonces Perón acentuó sus ataques al gobierno, estimuló a los grupos juveniles, que pronto serían incorporados a la dirección del Movimiento, y atacó a las Fuerzas Armadas desde la revista Las Bases, que dirigía la hija de su secretario López Rega.
Tres días después de realizada
esta entrevista, Las Bases difundió un célebre documento de Perón: “La única
verdad es la realidad”, cuyas líneas principales son anticipadas en estas
declaraciones de Cámpora. Perón alienta medidas económicas de urgencia,
reclama que se anticipe el llamado a elecciones y propone la constitución
de un Frente Nacional que pronto se denominaría Frente Cívico de Liberación
Nacional integrado por peronistas, frondicistas, conservadores populares
y demócrata-cristianos. El documento es cauto respecto del gobierno y abre
la puerta a una negociación, aunque Cámpora reclama que se la haga a través
de representantes de alto nivel descartando al embajador en España, brigadier
Rojas Silveyra.
De ahí en más, el diálogo entre Perón y Lanusse tuvo algunos momentos de fluidez y muchos muy ríspidos. Cámpora tradujo fielmente las instrucciones de Perón –quien de todos modos jugó con otras cartas– y puso un empeño personal en convencerlo de que retornara al país. El retorno se produjo en noviembre de 1972: Perón se entrevistó con los partidos políticos, organizó el Frejuli y se marchó el 14 de diciembre, indicando a Cámpora como candidato presidencial.
Los siete meses siguientes fueron sin duda los más notables en la vida de Cámpora: candidato presidencial triunfante y presidente vicario por propia voluntad, hasta su renuncia en julio de 1973. Luego fue embajador en México, retornó al país a fines de 1975 para asilarse en la Embajada de México luego del golpe de Estado de 1976. Los militares, ensañados con él, no le permitieron abandonar el país. Luego de una larga residencia obtuvo el salvoconducto que le permitió asilarse en México, donde murió en 1980.
En 1972, la revista Primera Plana empezaba a ser usada por los peronistas para hostigar a Lanusse, promoviendo el descontento entre los militares, y sobre todo entre los aeronautas. Desde junio comenzó a aparecer una columna sin firma, escrita por Julián Licastro, ex militar y dirigente juvenil, donde se traducían las ideas de los grupos juveniles radicalizados, en términos adecuados para los militares. La revista fue suspendida por el gobierno en septiembre de ese año.
[Por Sylvia Saítta y Luis Alberto Romero, Página|12, 17/02/06]
De ahí en más, el diálogo entre Perón y Lanusse tuvo algunos momentos de fluidez y muchos muy ríspidos. Cámpora tradujo fielmente las instrucciones de Perón –quien de todos modos jugó con otras cartas– y puso un empeño personal en convencerlo de que retornara al país. El retorno se produjo en noviembre de 1972: Perón se entrevistó con los partidos políticos, organizó el Frejuli y se marchó el 14 de diciembre, indicando a Cámpora como candidato presidencial.
Los siete meses siguientes fueron sin duda los más notables en la vida de Cámpora: candidato presidencial triunfante y presidente vicario por propia voluntad, hasta su renuncia en julio de 1973. Luego fue embajador en México, retornó al país a fines de 1975 para asilarse en la Embajada de México luego del golpe de Estado de 1976. Los militares, ensañados con él, no le permitieron abandonar el país. Luego de una larga residencia obtuvo el salvoconducto que le permitió asilarse en México, donde murió en 1980.
En 1972, la revista Primera Plana empezaba a ser usada por los peronistas para hostigar a Lanusse, promoviendo el descontento entre los militares, y sobre todo entre los aeronautas. Desde junio comenzó a aparecer una columna sin firma, escrita por Julián Licastro, ex militar y dirigente juvenil, donde se traducían las ideas de los grupos juveniles radicalizados, en términos adecuados para los militares. La revista fue suspendida por el gobierno en septiembre de ese año.
[Por Sylvia Saítta y Luis Alberto Romero, Página|12, 17/02/06]
Reportaje de la revista Primera Plana, Nº 472, el 11 de febrero de 1972
"Sí, ya lo creo. Fueron diez días de intenso trabajo." En el Aeropuerto de Barajas, la madrugada del jueves 10, un sonriente Juan Perón sintetizaba a Primera Plana el resultado de sus últimas reuniones con Héctor Jorge Cámpora.
Entretanto, éste –impecable camisa de seda natural, pantalón beige, blazer azul– ascendía al Boeing 707 320B, matrícula norteamericana N 739 AL, que iba a traerlo de regreso a Buenos Aires. Ya sobre Ezeiza, el aparato debió revolotear más de una hora por falta de plafond para el aterrizaje. Fue el momento aprovechado por Primera Plana: abordando al Delegado Personal, consiguió recoger sus enfoques y revelaciones a tres mil metros del suelo. Una táctica previsora. Cuando el avión hubo tocado finalmente la pista, Cámpora apenas platicó unos minutos con los periodistas. En seguida fue introducido por su hijo Carlos Alberto y por el secretario general Jorge Gianola en su Chevrolet 400 verde, que partió hacia lo desconocido.
P. P.: –Doctor Cámpora, de sus conversaciones con Perón, ¿qué conclusiones extrae usted sobre el modo en que él ve lo que está sucediendo en la Argentina?
H. J. C.: –El general se halla sumamente preocupado sobre la situación económica en nuestro país y sobre las penurias que el costo de vida y el desempleo infligen al pueblo trabajador.
P. P.: –¿Y en lo político? ¿Insiste en su exigencia de que se acorte el plazo para la convocatoria a elecciones?
H. J. C.: –Sí, señor. Categóricamente.
P. P.: –¿Confían en que al fin
se concretará la salida electoral?
H. J. C.: –¿Nosotros? Como la gran mayoría del pueblo argentino, somos escépticos.
P. P.: –El general Perón ha emplazado hasta junio al gobierno para que culminen las definiciones electorales. Ese plazo, ¿se mantiene o se ha acortado?
H. J. C.: –En ese terreno, el justicialismo continúa la tarea emprendida.
P. P.: –¿Qué piensa acerca de las manifestaciones que el Presidente habría formulado a sus camaradas de armas, calificando al futuro gobierno como "de transición y consolidación"?
H. J. C.: –¿Nosotros? Como la gran mayoría del pueblo argentino, somos escépticos.
P. P.: –El general Perón ha emplazado hasta junio al gobierno para que culminen las definiciones electorales. Ese plazo, ¿se mantiene o se ha acortado?
H. J. C.: –En ese terreno, el justicialismo continúa la tarea emprendida.
P. P.: –¿Qué piensa acerca de las manifestaciones que el Presidente habría formulado a sus camaradas de armas, calificando al futuro gobierno como "de transición y consolidación"?
H. J. C.: –Si ese trascendido es veraz,
el propósito carece de sentido. El pueblo argentino jamás aceptaría
"salidas condicionadas".
P. P.: –¿Hay novedades en torno de la candidatura presidencial de Perón?
H. J. C.: –El general ha dicho que hará lo que quiera el pueblo. Y las bases ya se han pronunciado.
P. P.: –¿Cómo tomó Perón la propuesta de Rogelio Frigerio en el sentido de constituir un Frente Nacional?
H. J. C.: –Yo todavía no me encontraba en Madrid cuando fue el señor Frigerio. Pero el Frente Nacional ya existe: es la coincidencia de los partidos que aspiran a la normalización institucional del país, en juego limpio y sin pactos. El justicialismo integra esa coincidencia que es La Hora del Pueblo.
P. P.: –Pero según reveló el mismo Frigerio, muy pronto Perón recibirá al doctor Arturo Frondizi. ¿Qué trascendencia le atribuye a esa futura entrevista de ambos ex presidentes?
H. J. C.: –El general Perón siempre ha recibido y recibe a todos los argentinos inquietos por el destino del país.
P. P.: –¿Es cierto que el embajador Rojas Silveyra visita a menudo al general Perón?
H. J. C.: –No lo sé.
P .P.: –En Madrid se dice que hubo y que habrá otros enviados del gobierno argentino para conversar con Perón.
H. J. C.: –Yo también he escuchado decir eso en Madrid.
P. P.: –¿Es verdad que usted trae una cinta grabada del general? ¿Qué dice?
H. J. C.: –Sí, es verdad. El general Perón ratifica allí las consignas de unidad, solidaridad y organización.
P. P.: –¿Hay novedades en torno de la candidatura presidencial de Perón?
H. J. C.: –El general ha dicho que hará lo que quiera el pueblo. Y las bases ya se han pronunciado.
P. P.: –¿Cómo tomó Perón la propuesta de Rogelio Frigerio en el sentido de constituir un Frente Nacional?
H. J. C.: –Yo todavía no me encontraba en Madrid cuando fue el señor Frigerio. Pero el Frente Nacional ya existe: es la coincidencia de los partidos que aspiran a la normalización institucional del país, en juego limpio y sin pactos. El justicialismo integra esa coincidencia que es La Hora del Pueblo.
P. P.: –Pero según reveló el mismo Frigerio, muy pronto Perón recibirá al doctor Arturo Frondizi. ¿Qué trascendencia le atribuye a esa futura entrevista de ambos ex presidentes?
H. J. C.: –El general Perón siempre ha recibido y recibe a todos los argentinos inquietos por el destino del país.
P. P.: –¿Es cierto que el embajador Rojas Silveyra visita a menudo al general Perón?
H. J. C.: –No lo sé.
P .P.: –En Madrid se dice que hubo y que habrá otros enviados del gobierno argentino para conversar con Perón.
H. J. C.: –Yo también he escuchado decir eso en Madrid.
P. P.: –¿Es verdad que usted trae una cinta grabada del general? ¿Qué dice?
H. J. C.: –Sí, es verdad. El general Perón ratifica allí las consignas de unidad, solidaridad y organización.
P. P.: –A propósito de unidad,
seguramente usted conversó con el general sobre la situación interna
planteada en el justicialismo entre ciertos gremialistas y los representantes
de la juventud...
H. J. C.: –Mire, acontecimientos así, lejos de resultar negativos, son los que verdaderamente le dan vida al Movimiento. Pero, en última instancia, usted sabe que para todo verdadero peronista no hay nada mejor que otro peronista. Si en estos momentos el país está asistiendo al espectáculo de antiguos adversarios políticos sentados a la misma mesa de una coincidencia, ¿cómo no van a poder superarse las diferencias que se generen entre peronistas?
P. P.: –Hoy se cierra la afiliación en el Partido Justicialista. ¿Cuándo quedará concluido el proceso de organización interna?
H. J. C.: –Mire, acontecimientos así, lejos de resultar negativos, son los que verdaderamente le dan vida al Movimiento. Pero, en última instancia, usted sabe que para todo verdadero peronista no hay nada mejor que otro peronista. Si en estos momentos el país está asistiendo al espectáculo de antiguos adversarios políticos sentados a la misma mesa de una coincidencia, ¿cómo no van a poder superarse las diferencias que se generen entre peronistas?
P. P.: –Hoy se cierra la afiliación en el Partido Justicialista. ¿Cuándo quedará concluido el proceso de organización interna?
H. J. C.: –El 7 de mayo,
día en que se conmemora el cumpleaños de la compañera Evita, se realizarán
las elecciones de las cuales saldrán las autoridades partidarias definitivas.
Con eso se completa el proceso de organización interna.
P. P.: –¿Habrá lista única?
H. J. C.: –Ese es el deseo del general Perón, expresado en la cinta a que usted hacía referencia. El jefe del justicialismo previene contra el peligro de los enfrentamientos internos, fomentados y aprovechados por nuestros enemigos.
P. P.: –¿Habrá lista única?
H. J. C.: –Ese es el deseo del general Perón, expresado en la cinta a que usted hacía referencia. El jefe del justicialismo previene contra el peligro de los enfrentamientos internos, fomentados y aprovechados por nuestros enemigos.
P .P.: –Hablando de otra
cosa, doctor Cámpora, ¿qué novedades trae acerca de las actividades
próximas de Isabelita?
H. J. C.: –Lo primero que
haré será ir a verla.
P. P.: –Tenemos entendido que ha postergado su gira al interior.
H. J. C.: –En efecto. La Comisión Nacional que integran todas las ramas del Movimiento y que debía programar esa gira de la señora estimó más conveniente postergar dicho viaje para mediados de marzo. Y como el general estaba ansioso por ver a su señora esposa, resolvieron que ella se trasladase ahora a Madrid, a fin de regresar a Buenos Aires sobre la fecha de la gira. La visita de la señora Isabel Perón ha despertado un enorme interés y entusiasmo en las provincias y es preciso diagramar su trayecto con el máximo cuidado, tratando de conciliar las aspiraciones de todos. Esto se los digo como un trascendido; oportunamente la Comisión dará a conocer el programa definitivo.
P. P.: –Una última pregunta, doctor Cámpora. ¿Vuelve Perón? ¿Cuándo?
H. J. C.: –Según calcula su abogado, el doctor Isidoro Ventura Mayoral, los procesos calumniosos e injuriosos que la reacción oligárquica urdió contra el general Perón podrían declararse prescriptos alrededor del mes de abril. Si ello se concreta, si el gobierno cumple entregando el pasaporte y si Perón estima que existen las lógicas condiciones de seguridad personal, el ilustre argentino va a regresar a su patria. Porque Juan Perón siempre hace lo que quiere el pueblo. Y su retorno triunfal a nuestra tierra hace dieciséis años que es el clamor unánime de las grandes mayorías argentinas.
P. P.: –Tenemos entendido que ha postergado su gira al interior.
H. J. C.: –En efecto. La Comisión Nacional que integran todas las ramas del Movimiento y que debía programar esa gira de la señora estimó más conveniente postergar dicho viaje para mediados de marzo. Y como el general estaba ansioso por ver a su señora esposa, resolvieron que ella se trasladase ahora a Madrid, a fin de regresar a Buenos Aires sobre la fecha de la gira. La visita de la señora Isabel Perón ha despertado un enorme interés y entusiasmo en las provincias y es preciso diagramar su trayecto con el máximo cuidado, tratando de conciliar las aspiraciones de todos. Esto se los digo como un trascendido; oportunamente la Comisión dará a conocer el programa definitivo.
P. P.: –Una última pregunta, doctor Cámpora. ¿Vuelve Perón? ¿Cuándo?
H. J. C.: –Según calcula su abogado, el doctor Isidoro Ventura Mayoral, los procesos calumniosos e injuriosos que la reacción oligárquica urdió contra el general Perón podrían declararse prescriptos alrededor del mes de abril. Si ello se concreta, si el gobierno cumple entregando el pasaporte y si Perón estima que existen las lógicas condiciones de seguridad personal, el ilustre argentino va a regresar a su patria. Porque Juan Perón siempre hace lo que quiere el pueblo. Y su retorno triunfal a nuestra tierra hace dieciséis años que es el clamor unánime de las grandes mayorías argentinas.
www.elortiba.org
Hacia el triunfo popular: Cámpora al gobierno-Perón al poder Por Aritz e Iciar Recalde
[De: Universidad y Liberación Nacional. Un estudio
de la Universidad de Buenos Aires durante las tres gestiones peronistas:
1946-1952, 1952-1955 y 1973-1975. Puede descargar el libro completo
desde
el enlace de eSnips, pdf 3,70 MB]
Dada la necesidad de enfrentar las elecciones, se abriría dentro del peronismo un complejo debate en torno a qué sectores del Movimiento serían los abanderados en la conducción del nuevo armado electoral para 1973. La disputa se daría principalmente entre los siguientes actores: -entre el sindicalismo tradicional, a veces "demasiado autonomista" según Perón, pero pilar de la organización obrera y de la masividad del peronismo; -entre los políticos del partido, que desde 1955, estaría conformado por los actores menos devotos de la lucha dentro del frente nacional por el regreso del líder; -entre la juventud de la Tendencia, el sector más dinámico en términos de movilizaciones callejeras de la sociedad argentina entrada la década de 1970.
www.eloritba.org
Dada la necesidad de enfrentar las elecciones, se abriría dentro del peronismo un complejo debate en torno a qué sectores del Movimiento serían los abanderados en la conducción del nuevo armado electoral para 1973. La disputa se daría principalmente entre los siguientes actores: -entre el sindicalismo tradicional, a veces "demasiado autonomista" según Perón, pero pilar de la organización obrera y de la masividad del peronismo; -entre los políticos del partido, que desde 1955, estaría conformado por los actores menos devotos de la lucha dentro del frente nacional por el regreso del líder; -entre la juventud de la Tendencia, el sector más dinámico en términos de movilizaciones callejeras de la sociedad argentina entrada la década de 1970.
Hacia 1973 y bajo la mirada
absorta de Lanusse, a la hora de elegir entre los tres actores mencionados,
el armado político de Perón dispararía por izquierda: marcando un enfrentamiento
con Lanusse y a diferencia de las propuestas del sindicalismo de la CGT
que tenía a Cafiero como candidato, Perón nombraría a Cámpora en lugar de
Paladino, como conductor del partido y responsable de estimular el proceso
que se abría en la Argentina. La designación de Cámpora, tal como quedaría
expresado en la nómina de los ministros y funcionarios de gobierno, no sería
y pese a las relaciones del Tío con la izquierda, un gobierno de la Tendencia.
Por el contrario, Cámpora nunca desconocería las órdenes de Perón, como
si lo intentaría más tarde Montoneros. Pese al perfil de Cámpora, caracterizado
por ser el dirigente más cercano a la Tendencia entre el abanico político
antes mencionado, el armado de candidaturas contaría con funcionarios de
las distintas expresiones del frente nacional, incluidos los personajes
confesos de la derecha, tales como Osinde, consejero militar de Perón y
responsable en parte de la organización de la masacre de Ezeiza. El "Tío",
sería el delegado de Perón y a su vez, un referente fundamental de la Tendencia,
moviendo el péndulo dentro de la conducción del movimiento nacional hacia
la juventud y la izquierda peronista, pero no sólo eso. La señal sería clara
por parte de Perón respecto del gobierno militar: intransigencia ante las
propuestas de los promotores del GAN. La posibilidad de Lanusse de interferir
en los debates del perfil del nuevo proceso, contenidas sus intenciones
de ser candidato de gobierno, se reducirían ante el correr del tiempo y
el crecimiento de la violencia callejera y militar de las Formaciones Especiales.
En este marco, Cámpora ocuparía el sillón presidencial y desplazaría el
lugar del candidato de los sindicatos y futuro gobernador de la provincia
de Buenos Aires después de la dictadura de 1976, Antonio Cafiero. Asimismo,
en el Comando Superior del Peronismo, Perón nombraría al hermano de Fernando
Abal Medina, líder Montonero asesinado por la dictadura en William Morris:
Juan Manuel Abal Medina sería el nuevo representante del Consejo, acentuando
la disputa del General respecto de las intenciones del gobierno militar.
El fantasma de la guerrilla de las FAR, FAP, Montoneros, ERP y Descamisados
recorrería las calles, las comisarías, las fábricas y los gabinetes militares
y Perón, lejos de desautorizarla, sonreiría y esperaría mientras se agitaban
las banderas de la juventud combatiente. Con este dejar hacer a las Formaciones
Especiales, Perón mostraría que no estaba dispuesto a ceder fácilmente a
Lanusse las reglas y los términos de su regreso al poder. Abal Medina sería
el responsable de garantizar el armado político que llevaría a Oscar Bidegain
a la candidatura en la provincia de Buenos Aires, en lugar de la ambición
de Manuel Anchorena y del sindicalista de la UOM, Luis Guerrero, víctima
de un intento de asesinato por parte de Montoneros y personaje ligado a
la derecha del Movimiento. El representante del Consejo promovería además,
las aspiraciones de Cepernic en Santa Cruz, de Ragone en Salta, de Martínez
Baca en Mendoza y de Atilio López en Córdoba, todos con buenas relaciones
con la Tendencia
El tercer peronismo ensillaba
a la historia y la subía por izquierda y más tarde, trágicamente, la bajaría
por derecha entrado el año 1975. Perón, además de auspiciar la acción de
las Formaciones Especiales, ampliaría el frente político más allá del peronismo
y con eso, pondría definitivamente en jaque al lanussismo. Inicialmente,
llegaría a un acuerdo con sectores de la burguesía industrial: en abril
de 1971, José Bel Gelbard y José Rucci establecerían un acuerdo entre la
CGT y la CGE, anticipándose al futuro Pacto Social.
Luego, le llegaría el turno a los partidos políticos de la oposición: con posterioridad a la llegada de Perón al país en 1972, el General convocaría al sindicalismo nacional y a los partidos políticos al restaurante Nino, donde concurrirían políticos de la talla de Balbín. A esta invitación no concurrirían el Partido Comunista, el Partido Socialista, ni Manrique, pero si los representantes del resto del espectro político nacional. Anteriormente, Perón se reuniría con Frondizi en Puerta de Hierro.
El gobierno militar encontraría cada vez más adversarios dentro de la política nacional y sus posibilidades de negociación con Perón, se desvanecerían. El 17 de octubre de 1972, la Junta de Comandantes en Jefe en ejercicio del poder político presidida por el teniente general Lanusse, promulgaría la Ley Nº 19.805, por la cual se convocaba a elecciones nacionales con el objeto de integrar el próximo gobierno constitucional de la Argentina, para el día 23 de marzo de 1973. Tras el exilio de 17 años y dos días, Perón lograría retornar al país el día 16 de noviembre de 1972 para desarrollar el armado electoral y dar la organización y el respaldo a los candidatos para las elecciones venideras. El 5 de diciembre Perón convocaría a la mayoría de los partidos y agrupaciones políticas -CGT, CGE, las 62 Organizaciones y algunas agrupaciones del interior-para conformar el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación Nacional). Pocos días después renunciaría a su candidatura presidencial y sería proclamada por el Congreso Nacional del Justicialismo, la fórmula Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima. El FREJULI estaría compuesto, a diferencia de la estructura del Movimiento Justicialista histórico, por la representación oficial del 25 % de la Rama Juvenil, que completaría el armado junto a las Ramas Femenina, Política y Sindical. El panorama eleccionario para enero de 1973, vencido el plazo legal para la presentación de listas de candidatos a los cargos electivos de presidente y vicepresidente de la nación, quedaría oficializado y junto a él el regreso de las masas a la política de gobierno.
Luego, le llegaría el turno a los partidos políticos de la oposición: con posterioridad a la llegada de Perón al país en 1972, el General convocaría al sindicalismo nacional y a los partidos políticos al restaurante Nino, donde concurrirían políticos de la talla de Balbín. A esta invitación no concurrirían el Partido Comunista, el Partido Socialista, ni Manrique, pero si los representantes del resto del espectro político nacional. Anteriormente, Perón se reuniría con Frondizi en Puerta de Hierro.
El gobierno militar encontraría cada vez más adversarios dentro de la política nacional y sus posibilidades de negociación con Perón, se desvanecerían. El 17 de octubre de 1972, la Junta de Comandantes en Jefe en ejercicio del poder político presidida por el teniente general Lanusse, promulgaría la Ley Nº 19.805, por la cual se convocaba a elecciones nacionales con el objeto de integrar el próximo gobierno constitucional de la Argentina, para el día 23 de marzo de 1973. Tras el exilio de 17 años y dos días, Perón lograría retornar al país el día 16 de noviembre de 1972 para desarrollar el armado electoral y dar la organización y el respaldo a los candidatos para las elecciones venideras. El 5 de diciembre Perón convocaría a la mayoría de los partidos y agrupaciones políticas -CGT, CGE, las 62 Organizaciones y algunas agrupaciones del interior-para conformar el FREJULI (Frente Justicialista de Liberación Nacional). Pocos días después renunciaría a su candidatura presidencial y sería proclamada por el Congreso Nacional del Justicialismo, la fórmula Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima. El FREJULI estaría compuesto, a diferencia de la estructura del Movimiento Justicialista histórico, por la representación oficial del 25 % de la Rama Juvenil, que completaría el armado junto a las Ramas Femenina, Política y Sindical. El panorama eleccionario para enero de 1973, vencido el plazo legal para la presentación de listas de candidatos a los cargos electivos de presidente y vicepresidente de la nación, quedaría oficializado y junto a él el regreso de las masas a la política de gobierno.
Tras las multitudinarias elecciones
del 11 de Marzo de 1973, en las que participan 14.065.472 electores, la
fórmula Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima obtiene casi el 50 por ciento
de los votos contra el 21 por ciento de Balbín (UCR) y el 15 por ciento
de Manrique (APF). La UCR declarará que, dadas las cifras, no tiene sentido
hacer un ballotage a nivel nacional(251). Éste se realizará, en cambio,
en la Capital Federal y en catorce distritos del interior del país donde
ningún candidato obtendría el porcentaje indicado por la ley. De esta manera,
el radicalismo se impondrá únicamente en la Capital, donde su candidato
a senador será el futuro presidente argentino de la tercera década infame
en Argentina , Fernando de la Rúa, que derrotará a Marcelo Sánchez Sorondo
del FREJULI. En un acto que contaría con la presencia de los presidentes
de Chile, Salvador Allende, y de Cuba, Osvaldo Dorticós, junto a más de
un millón de peronistas en Plaza de Mayo, Plaza Congreso y en los alrededores
de la casa de gobierno, asumiría el presidente Cámpora luego de años de
lucha y resistencia del pueblo argentino. El reloj de la historia no podría
ser atrasado y la nación inaugurada en el año 1945 ingresaba nuevamente
bajo el ocaso cultural del coloniaje de un régimen que crujía tras años
de batallas, trincheras, humo, muertos y perseguidos y que parecía, caería
definitivamente en desgracia. Las masas tendrían su nuevo 17 de octubre,
pero como veremos, la posibilidad de garantizar el programa popular sería
más compleja que antes y en poco tiempo, los sueños de los argentinos despertarían
con una dictadura sangrienta. De los catorce distritos del interior donde
debió recurrirse al ballotage, el FREJULI triunfó en doce; en Neuquén y
en Santiago del Estero, la victoria correspondió a Sapag y al peronismo
disidente de Carlos Juárez, respectivamente. La APR (Alianza Popular Revolucionaria),
cuarto partido en importancia en las elecciones, apoyó públicamente al FREJULI.
Retomando la argumentación en
torno a las elecciones, el 22 de mayo de 1973 la Junta de Comandantes en
Jefe y el Ministro del Interior, firmarían la ley por la cual se derogaría
el estado de sitio en nuestro país y el 25 de mayo, el Presidente Lanusse
entregaría las insignias del poder a Cámpora en medio de una enorme movilización
popular que abucheaba a los gobernantes salientes y, luego, por la noche,
rodearía la cárcel de Villa Devoto, logrando la salida de numerosos detenidos
políticos que en los años de proscripción del peronismo se habían multiplicado
enormemente. Los nuevos ministros de la naciente gestión camporista, conformarían
un gabinete más bien heterogéneo que trataría de mantener algún tipo de
equilibrio entre los distintos sectores peronistas en pugna: como Ministro
de trabajo fue designado Ricardo Otero, secretario de la UOM Capital y vandorista
histórico; en Defensa y Justicia serían electos dos peronistas tradicionales,
Ángel Robledo y Antonio Benítez; en Educación, Jorge Taiana, que venía del
tronco del peronismo tradicional pero que mantenía buena relación con los
sectores combativos de la Juventud Peronista (Puiggrós, un dirigente ligado
a Montoneros, sería el rector interventor en la UBA).
Por su parte, como Ministro del Interior se designaría a Esteban Righi y como Ministro de Relaciones Exteriores y Culto a Juan Carlos Puig, ambos camporistas y posibles aliados de la izquierda peronista. En Economía, sería designado José Ber Gelbard, antiguo delegado de la CGE, representante del empresariado nacional y hombre cercano al Partido Comunista y al bloque soviético mundial. Por su parte, el Ministerio de Bienestar Social sería ocupado por López Rega, encarnación de la fracción más reaccionaria del movimiento peronista, que sería nombrado directamente por Perón.
En el terreno legislativo, la Tendencia contaría con ocho legisladores sobre una cámara de Diputados compuestas por 145 representantes del FREJULI: Armando Croatto, Santiago Díaz Ortiz, Jorge Glellel, Aníbal Iturrieta, Carlos Kunkel, Diego Muñiz Barreto, Roberto Vidaña y Rodolfo Vittar. Se calculaba que los funcionarios de la Tendencia en los gobiernos provinciales y las legislaturas locales llegarían a cincuenta; además, estaban ligados a las gobernaciones de Oscar Bidegain en Buenos Aires, a Alberto Martínez Baca en Mendoza, a Jorge Cepernic en Santa Cruz, a Miguel Ragone en Salta y a Ricardo Obregón Cano en Córdoba(252).
La breve gestión camporista -comprendida entre el 25 de mayo y el 13 de julio de 1973, fecha en que Cámpora y Vicente Solano Lima presentan sus renuncias para facilitar el acceso al gobierno a Perón como candidato del Movimiento Nacional Justicialista-, llevó adelante una serie de medidas que fueron radicalmente importantes en términos políticos y sociales, en el marco de un proyecto de reconstrucción nacional que tendrán cierta continuidad durante la breve gestión de Perón. En materia de legislación, por ejemplo, Esteban Righi desde el Ministerio del Interior promovería la promulgación de las leyes Nº 20.508, 20.509 y 20.510 que establecían la amnistía, derogaban las leyes represivas y suprimían el denominado fuero antisubversivo. Se firmaría el Decreto Nº 11 de indulto, por expresa disposición de Cámpora, que alcanzaría a 371 presos políticos. También, por intermedio del Ministro del Interior, se suprimía el funcionamiento del Departamento de Informaciones Antidemocráticas (DIPA), destruyendo todo el material allí archivado. Se firmarían los Decretos Nº 503 y 504, que anulaban las disposiciones dictadas en 1955 que privaban a Perón del uso de uniforme militar, del grado correspondiente y de la baja en el Ejército. Con respecto a la política internacional, en este período y por intermedio del Ministro Juan Carlos Puig y su secretario, Jorge Alberto Vázquez, se reanudarían las relaciones diplomáticas entre Argentina y Cuba, que se hallaban suspendidas desde febrero de 1962 cuando Cuba fue separada de la OEA.
Por su parte, como Ministro del Interior se designaría a Esteban Righi y como Ministro de Relaciones Exteriores y Culto a Juan Carlos Puig, ambos camporistas y posibles aliados de la izquierda peronista. En Economía, sería designado José Ber Gelbard, antiguo delegado de la CGE, representante del empresariado nacional y hombre cercano al Partido Comunista y al bloque soviético mundial. Por su parte, el Ministerio de Bienestar Social sería ocupado por López Rega, encarnación de la fracción más reaccionaria del movimiento peronista, que sería nombrado directamente por Perón.
En el terreno legislativo, la Tendencia contaría con ocho legisladores sobre una cámara de Diputados compuestas por 145 representantes del FREJULI: Armando Croatto, Santiago Díaz Ortiz, Jorge Glellel, Aníbal Iturrieta, Carlos Kunkel, Diego Muñiz Barreto, Roberto Vidaña y Rodolfo Vittar. Se calculaba que los funcionarios de la Tendencia en los gobiernos provinciales y las legislaturas locales llegarían a cincuenta; además, estaban ligados a las gobernaciones de Oscar Bidegain en Buenos Aires, a Alberto Martínez Baca en Mendoza, a Jorge Cepernic en Santa Cruz, a Miguel Ragone en Salta y a Ricardo Obregón Cano en Córdoba(252).
La breve gestión camporista -comprendida entre el 25 de mayo y el 13 de julio de 1973, fecha en que Cámpora y Vicente Solano Lima presentan sus renuncias para facilitar el acceso al gobierno a Perón como candidato del Movimiento Nacional Justicialista-, llevó adelante una serie de medidas que fueron radicalmente importantes en términos políticos y sociales, en el marco de un proyecto de reconstrucción nacional que tendrán cierta continuidad durante la breve gestión de Perón. En materia de legislación, por ejemplo, Esteban Righi desde el Ministerio del Interior promovería la promulgación de las leyes Nº 20.508, 20.509 y 20.510 que establecían la amnistía, derogaban las leyes represivas y suprimían el denominado fuero antisubversivo. Se firmaría el Decreto Nº 11 de indulto, por expresa disposición de Cámpora, que alcanzaría a 371 presos políticos. También, por intermedio del Ministro del Interior, se suprimía el funcionamiento del Departamento de Informaciones Antidemocráticas (DIPA), destruyendo todo el material allí archivado. Se firmarían los Decretos Nº 503 y 504, que anulaban las disposiciones dictadas en 1955 que privaban a Perón del uso de uniforme militar, del grado correspondiente y de la baja en el Ejército. Con respecto a la política internacional, en este período y por intermedio del Ministro Juan Carlos Puig y su secretario, Jorge Alberto Vázquez, se reanudarían las relaciones diplomáticas entre Argentina y Cuba, que se hallaban suspendidas desde febrero de 1962 cuando Cuba fue separada de la OEA.
Además, se establecerían relaciones
diplomáticas con la República Democrática Alemana, Vietnam y Corea del Norte,
continuando la política exterior del segundo gobierno peronista interrumpida
en 1955 y base para la consolidación de la tercera posición. En materia
económica, se intentaría saldar la interna entre las distintas vertientes
del Movimiento y el 6 de junio se firmaría el Pacto Social, que fijaría
un aumento masivo de salarios de un 15 % y se congelarían los precios en
el marco de la suspensión de las paritarias por dos años, dejando como saldo
que los trabajadores pasaran a apropiarse del 35% de la renta nacional en
mayo de 1973, al 48% con posterioridad al acuerdo. En este marco, se anunciaría
además un plan de viviendas. Se congelaban los precios de los artículos
esenciales y se intervenían mercados públicos y privados a la vez que se
dictaban normas para industriales y fraccionadores. Una de las primeras
medidas a tomar, sería la regulación del mercado de carnes para asegurar
el abastecimiento interno. A su vez, se anularían algunos beneficios de
promoción industrial a empresas extranjeras y se negarían los permisos de
importación solicitados para la construcción del Hotel Sheraton. Se intervendrían
las empresas del Estado, YCF, YPF, OSN, Gas, Correos y Teléfonos, Ferrocarriles
y Subterráneos, Elma y Administración General de Puertos; se dictaminaría
que no se computaran las inasistencias de los maestros, se aumentarían los
impuestos al patrimonio neto, se concederían exenciones de impuestos para
la fabricación de calzado y textiles, se suspenderían los juicios de desalojo
en los arrendamientos rurales, etc.
Las entidades empresarias, mediante
declaración pública y por lo menos por un tiempo, darían su respaldo al
Pacto Social. Además, se comenzaba a gestionar el proyecto de los planes
trienales. Esta tregua entre los empresarios, los sindicalistas y la juventud
alineada en la Tendencia, duraría poco y tras la muerte de Perón, se fragmentaría
e iniciaría una violenta lucha por el poder y la conducción del frente popular.
Siguiendo en el plano económico y tras la renuncia de Cámpora, el breve
intervalo de Lastiri en el poder y durante la gestión de Perón, el '73 continúo
siendo un año de reformas fundamentales para la soberanía de la Argentina.
Se sancionó la ley de renacionalización de los depósitos bancarios y otra
de regionalización de los bancos de la nación. Se renacionalizaron el Banco
Argentino de Comercio (Chase Maniatan, NY), el Banco Argentino del Atlántico
S.A., el Banco Francés del Río de La Plata (Morgan, NY), Mar del Plata (City,
NY) y las sucursales de Córdoba y de Rosario del Banco Santander S.A.(254).
Se resolvió prohibir los embarques de trigo, harina y trigo para semilla,
correspondientes a operaciones concertadas en las gestiones militares con
países extranjeros frente al desabastecimiento para el consumo interno.
El 6 de agosto se otorgaría a Cuba un crédito por 200 millones de dólares
-gran parte de ellos gestionados por intermedio del Banco Comercial de La
Plata liderado por David Graiver-y se autorizaría a empresas argentinas
a exportar autos a ese país, lo cual le permitiría a la isla romper el bloqueo
norteamericano y adquirir maquinaria liviana y automotores fabricados en
nuestro territorio. En un intento del Justicialismo por reforzar el frente
externo en el marco de una clara avanzada del imperialismo a nivel latinoamericano,
a partir de lo que serían las dictaduras en Chile, Uruguay y Brasil, Argentina
se presentaría como candidata al Movimiento de Países No Alineados con sede
en Argel.
Las primeras dificultades del frente nacional durante el tercer gobierno peronista
Las primeras dificultades del frente nacional durante el tercer gobierno peronista
Luego de 17 años, un candidato
peronista sería el responsable de llevar las riendas de la política nacional.
Ahora bien, el peronismo de 1970 ya no era el mismo del 1945, tal como lo
había pronosticado Cooke en la década anterior. Este esquema de frente nacional
tendría entre sus actores a los obreros, a la CGE y a la juventud del "Luche
y vuelve" que llegado el año 1973, tendería a centralizarse en Montoneros.
Ni las FFAA, ni la Iglesia serían parte del nuevo diseño de gobierno. Dentro
de la CGE, factor que a la larga sería contraproducente, ingresaría además
el capital transnacional con la UIA. Participarían en el acuerdo también,
sectores anteriormente comprometidos con la Libertadora: fracciones de la
UCR que hacia 1973 y tras los acuerdos con Perón, abandonarían por lo menos
por un tiempo, su posición antipopular y apoyarían la presentación a elecciones
del FREJULI, convirtiéndose en fiscalizadores de la posibilidad del acto
y del triunfo peronista. No sólo los actores políticos del frente nacional
habían cambiado, sino que además, las condiciones materiales del tercer
peronismo eran otras: las divisas de posguerra eran cosa del pasado y toda
posibilidad de implementar una política industrial, nacionalista y popular
dependería ahora, de un acuerdo político entre la CGT y la CGE. El Pacto
Social sería el tratado a través del cual, el movimiento nacional debería
enfrentar el programa del capital trasnacional, financiero y terrateniente.
Las divisas del primer peronismo serían sinónimo de la negociación entre
la CGT y CGE del Pacto Social del tercer gobierno. La CGT, en el marco del
Pacto tendría en el país a su dirigente y junto a él, el recuerdo de los
días de bonanza del primer peronismo; la CGE, en muchos casos a regañadientes,
debería pactar con la CGT tras una década de fallidos intentos de disciplinar
a la clase obrera. Los terratenientes y el capital industrial y financiero
trasnacional, serían los perjudicados del nuevo esquema político del peronismo
y con este propósito, por ejemplo, el gobierno redactará la nueva Ley Agraria
y se nacionalizarán los depósitos bancarios. En este juego político del
GAN, otro de los actores que quedaría en falsa escuadra dentro del frente
nacional, sería la juventud y las Formaciones Especiales. El Socialismo
Nacional acaudillado por la Tendencia no encontraría lugar en el GAN y por
eso, el pacto sería apoyado descontentamente por la juventud, que por un
tiempo, estaría a la espera de las señales de Perón para marchar hacia la
radicalización de la revolución justicialista.
Las tensiones políticas del movimiento nacional en 1973 se agudizarían, ya que entre otras cuestiones, habían cambiado los actores y el contexto respecto del primer peronismo y tal como lo había expresado Cooke, las alternativas para resolver el conflicto social en Argentina deberían ser otras: la posibilidad de pactar sobre principios similares a los de 1945 que intentó Perón en 1973, duraría el período en que se mantuvo con vida el General, único dirigente capaz de mantener unido el frente nacional. Tras décadas de proscripción, represión e intensa resistencia del Movimiento Nacional Justicialista, éste llegaba nuevamente al poder y junto a él, las banderas de los protagonistas de la lucha popular: la juventud argentina, activistas de los frentes de masas y militantes de las Formaciones Especiales y del Luche y vuelve, que flameaban la consigna del Socialismo Nacional fogueado por Perón desde el exilio; en el mismo cuadro, gran parte de los obreros y de las conducciones de varios sindicatos, elevaban los principios de la justicia social y del peronismo histórico, cercano a la Tercera Posición de la década de 1940. Esta interna del movimiento nacional durante la gestión de Cámpora tendría a los primeros, a la "gloriosa Juventud Peronista", como actor central para el desembarco y el armado político del "Tío" y adquiriría un rol protagónico en la universidad del período, como analizaremos en los capítulos siguientes. [NOTA: descargar el libro completo en pdf].
Las tensiones políticas del movimiento nacional en 1973 se agudizarían, ya que entre otras cuestiones, habían cambiado los actores y el contexto respecto del primer peronismo y tal como lo había expresado Cooke, las alternativas para resolver el conflicto social en Argentina deberían ser otras: la posibilidad de pactar sobre principios similares a los de 1945 que intentó Perón en 1973, duraría el período en que se mantuvo con vida el General, único dirigente capaz de mantener unido el frente nacional. Tras décadas de proscripción, represión e intensa resistencia del Movimiento Nacional Justicialista, éste llegaba nuevamente al poder y junto a él, las banderas de los protagonistas de la lucha popular: la juventud argentina, activistas de los frentes de masas y militantes de las Formaciones Especiales y del Luche y vuelve, que flameaban la consigna del Socialismo Nacional fogueado por Perón desde el exilio; en el mismo cuadro, gran parte de los obreros y de las conducciones de varios sindicatos, elevaban los principios de la justicia social y del peronismo histórico, cercano a la Tercera Posición de la década de 1940. Esta interna del movimiento nacional durante la gestión de Cámpora tendría a los primeros, a la "gloriosa Juventud Peronista", como actor central para el desembarco y el armado político del "Tío" y adquiriría un rol protagónico en la universidad del período, como analizaremos en los capítulos siguientes. [NOTA: descargar el libro completo en pdf].
La
correlación de fuerzas políticas dentro del Movimiento, se modificaría con
la llegada de Perón al poder un par de meses después de la victoria de Cámpora.
Ahora bien, el conflicto entre la Tendencia y Perón quedaría expresado antes
de la llegada del General, en el marco de una reunión entre el líder en
el exilio y cuadros de la juventud. Este encuentro estaría augurando lo
que sería la ruptura con Montoneros del 1º de mayo de 1974. La famosa reunión
se llevaría a cabo en Roma y estaría organizada por sectores de Montoneros
y FAR por intermedio de Firmenich, Quieto y Perdía. La "juventud" demandaría
al General 300 cargos de gobierno, solicitud que Perón esquivaría y respondería
ofreciendo espacios en la administración, pero no en los lugares propuestos
por la juventud.
Perón ofrecía a la juventud el manejo de la política social de la Fundación Eva Perón para ir consolidando el trasvasamiento generacional.255 El viejo General, a diferencia de lo que suponían algunos sectores de la juventud, no estaría dispuesto a compartir la conducción del Movimiento.
Perón ofrecía a la juventud el manejo de la política social de la Fundación Eva Perón para ir consolidando el trasvasamiento generacional.255 El viejo General, a diferencia de lo que suponían algunos sectores de la juventud, no estaría dispuesto a compartir la conducción del Movimiento.
Asimismo, las Formaciones Especiales
y algunos sectores de la Tendencia, no estarían tampoco dispuestos a abandonar
fácilmente la lucha armada y a someterse a los tiempos políticos y a las
propuestas programáticas de Perón. Este divorcio de intereses, la diferencia
sobre los tiempos políticos y en muchos casos, las marcadas divergencias
de puntos de vista entre la juventud y Perón, serían uno de los elementos
que llevarían al fracaso del tercer gobierno peronista y a su caída estrepitosa
con la muerte de Perón y la llegada de la dictadura de 1976.
El gabinete de Cámpora contenía en su interior la tensión explosiva del movimiento nacional, mantenida en suspenso por lo menos por un tiempo, bajo la firma del Pacto Social.
El gabinete de Cámpora contenía en su interior la tensión explosiva del movimiento nacional, mantenida en suspenso por lo menos por un tiempo, bajo la firma del Pacto Social.
No habría transcurrido demasiado
tiempo del Pacto, específicamente el 20 de junio en Ezeiza, para que estas
contradicciones se expresaran fatalmente y evidenciaran la dificultad para
sostener la tregua. En estas jornadas, los hombres de López Rega por intermedio
de Osinde, ex Jefe de Seguridad del Servicio de Información del Ejército
en el período anterior a 1955 y consejero militar de Perón, iniciaría lo
que sería el primer gran suceso público de enfrentamiento y por qué no,
el paso inicial para el posterior conflicto directo entre la derecha y la
izquierda del peronismo. Los embriones de las AAA operarían en Ezeiza y
posteriormente serían las fuerzas de choque del lopezreguismo, expresión
de la derecha del Movimiento, ligadas según denuncias de Agustín Tosco,
a la CIA y a EEUU. La acción de López Rega a lo largo de su gestión de gobierno
sería la de desestabilizar toda posibilidad de unidad del frente nacional
a través de acciones terroristas de secuestro y asesinato de dirigentes
políticos de la Tendencia. La persecución a la Tendencia por parte de la
AAA adquirirá supremacía tras la muerte de Perón bajo el gobierno de Isabel
Martínez (256).
NOTAS
250 La listas participantes serían las siguientes: FREJULI (Frente Justicialista de Liberación): Héctor CámporaVicente Solano Lima; UCR (Unión Cívica Radical): Ricardo Balbín-Eduardo Gamond; APR (Alianza Popular Revolucionaria): Oscar Alende-Horacio Sueldo; APF (Alianza Popular Federalista): Francisco ManriqueRafael Martínez Raymonda; ARF (Alianza Republicana Federal): Ezequiel Martínez-Leopoldo Bravo; FRIP (Frente de Izquierda Popular): Jorge Abelardo Ramos-José Silvetti; Nueva Fuerza: Julio Chamizo-Raúl Ondarts; PSD (Partido Socialista Democrático): Américo Ghioldi-René Palestra; PST (Partido Socialista de los Trabajadores): Juan Carlos Coral-Nora Ciaponi 251 FREJULI: 5.908.414 (49,56 %); UCR: 2.537.605 (21, 29 %); APF: 1.775.867 (14, 90 %); APR: 885.201 (7, 43 %); ARF: 347.215 (2, 91 %); Nueva Fuerza: 235.188 (1, 97 %); PSD: 109.068 (0, 91 %); PST: 73.796 (0, 62 %); FRIP: 48.571 (0, 41 %).
251 17 252 Gillespie (1987), p. 167.
253 Seoane, María, El Burgués maldito, Planeta, Buenos Aires, 1998, p. 255.
254 Seoane (1998), p. 261.
255 Galasso, Norberto, La Dictadura Militar en Retirada, Cuadernos para otra historia, N° 27, Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, Buenos Aires, 2000.
256 Flaskamp, Carlos, Perón y la Triple A, Desafíos, N 3°, Buenos Aires, diciembre de 2005.
250 La listas participantes serían las siguientes: FREJULI (Frente Justicialista de Liberación): Héctor CámporaVicente Solano Lima; UCR (Unión Cívica Radical): Ricardo Balbín-Eduardo Gamond; APR (Alianza Popular Revolucionaria): Oscar Alende-Horacio Sueldo; APF (Alianza Popular Federalista): Francisco ManriqueRafael Martínez Raymonda; ARF (Alianza Republicana Federal): Ezequiel Martínez-Leopoldo Bravo; FRIP (Frente de Izquierda Popular): Jorge Abelardo Ramos-José Silvetti; Nueva Fuerza: Julio Chamizo-Raúl Ondarts; PSD (Partido Socialista Democrático): Américo Ghioldi-René Palestra; PST (Partido Socialista de los Trabajadores): Juan Carlos Coral-Nora Ciaponi 251 FREJULI: 5.908.414 (49,56 %); UCR: 2.537.605 (21, 29 %); APF: 1.775.867 (14, 90 %); APR: 885.201 (7, 43 %); ARF: 347.215 (2, 91 %); Nueva Fuerza: 235.188 (1, 97 %); PSD: 109.068 (0, 91 %); PST: 73.796 (0, 62 %); FRIP: 48.571 (0, 41 %).
251 17 252 Gillespie (1987), p. 167.
253 Seoane, María, El Burgués maldito, Planeta, Buenos Aires, 1998, p. 255.
254 Seoane (1998), p. 261.
255 Galasso, Norberto, La Dictadura Militar en Retirada, Cuadernos para otra historia, N° 27, Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, Buenos Aires, 2000.
256 Flaskamp, Carlos, Perón y la Triple A, Desafíos, N 3°, Buenos Aires, diciembre de 2005.
www.eloritba.org
EL MUNDO › OPINION La izquierda europea vista desde acá
Por Emir Sader
Hubo siempre temas cuya comprensión fue distinta por parte de las izquierdas de un continente y de otro. Los nacionalismos, ante todo. En Europa fueron siempre corrientes de derecha, chauvinistas, mientras que en América latina siempre han tenido un tono antiimperialista, por lo tanto progresista.
Hubo un momento preciso en que esos lazos sufrieron cambios importantes. Desde la segunda pos guerra la izquierda europea siempre había tenido actitudes solidarias con la izquierda latinoamericana, proponiendo alianzas políticas. El viraje del gobierno de François Mitterrand del primero para el segundo año de su mandato representó una opción estratégica de la socialdemocracia europea: alianza subordinada con el bloque liderado por los Estados Unidos y Gran Bretaña, en lugar de formar un bloque con los países del Sur del mundo –las víctimas principales de la globalización neoliberal.
Ese viraje fue concomitante con la adopción de variantes del modelo neoliberal por la socialdemocracia europea, inspirando caminos similares en América latina –de fuerzas tradicionalmente nacionalistas, como en México y Argentina, a otras, de carácter socialdemocrático– como en Chile, Venezuela, Brasil, entre otros países.
Cuando se realizan elecciones para el Parlamento europeo, los pronósticos son los peores posibles para la izquierda europea. Pero lo que más causa asombro en América latina es que la más profunda y prolongada crisis económica del capitalismo en muchas décadas no produzca grandes movilizaciones populares de resistencia a las políticas de austeridad y el fortalecimiento de la izquierda sino que, al contrario, quienes se fortalecen son las fuerzas de la extrema derecha.
Mientras que gobiernos latinoamericanos resisten la crisis y siguen disminuyendo la desigualdad y la miseria, valiéndose de las mismas experiencias keynesianas de los Estados de bienestar social de Europa, los gobiernos europeos retroceden a políticas que fueron desastrosas en América latina en las décadas de 1980 y 1990.
Es difícil entender, desde América latina, por qué pasa eso. Si varios países de nuestro continente hoy tienen gobiernos antineoliberales, es porque le dimos una dura resistencia al neoliberalismo en los años ’90 y lo derrotamos. Claro que las condiciones son distintas: la unificación europea es una trampa que dificulta. Pero no es menos cierto que la ausencia de una resistencia masiva es el telón de fondo de la debilidad de la izquierda europea.
La
izquierda latinoamericana tuvo siempre vínculos profundos con la
izquierda europea. Sea por las referencias ideológicas que recibió desde
Europa –anarquismo, socialismo, comunismo–, sea por los pensadores y
sus teorías –Marx y los marxismos, ante todo.
Esos vínculos se expresaban también en el plano orgnizativo, con
afiliación a organizaciones internacionales, a través de los partidos
comunistas, socialdemócratas, trotskistas. Las temáticas comunes
–antiimperialismo, anticolonialismo, anticapitalismo– también acercaban a
las corrientes de un lado y de otro del Atlántico.Hubo siempre temas cuya comprensión fue distinta por parte de las izquierdas de un continente y de otro. Los nacionalismos, ante todo. En Europa fueron siempre corrientes de derecha, chauvinistas, mientras que en América latina siempre han tenido un tono antiimperialista, por lo tanto progresista.
Hubo un momento preciso en que esos lazos sufrieron cambios importantes. Desde la segunda pos guerra la izquierda europea siempre había tenido actitudes solidarias con la izquierda latinoamericana, proponiendo alianzas políticas. El viraje del gobierno de François Mitterrand del primero para el segundo año de su mandato representó una opción estratégica de la socialdemocracia europea: alianza subordinada con el bloque liderado por los Estados Unidos y Gran Bretaña, en lugar de formar un bloque con los países del Sur del mundo –las víctimas principales de la globalización neoliberal.
Ese viraje fue concomitante con la adopción de variantes del modelo neoliberal por la socialdemocracia europea, inspirando caminos similares en América latina –de fuerzas tradicionalmente nacionalistas, como en México y Argentina, a otras, de carácter socialdemocrático– como en Chile, Venezuela, Brasil, entre otros países.
Cuando se realizan elecciones para el Parlamento europeo, los pronósticos son los peores posibles para la izquierda europea. Pero lo que más causa asombro en América latina es que la más profunda y prolongada crisis económica del capitalismo en muchas décadas no produzca grandes movilizaciones populares de resistencia a las políticas de austeridad y el fortalecimiento de la izquierda sino que, al contrario, quienes se fortalecen son las fuerzas de la extrema derecha.
Mientras que gobiernos latinoamericanos resisten la crisis y siguen disminuyendo la desigualdad y la miseria, valiéndose de las mismas experiencias keynesianas de los Estados de bienestar social de Europa, los gobiernos europeos retroceden a políticas que fueron desastrosas en América latina en las décadas de 1980 y 1990.
Es difícil entender, desde América latina, por qué pasa eso. Si varios países de nuestro continente hoy tienen gobiernos antineoliberales, es porque le dimos una dura resistencia al neoliberalismo en los años ’90 y lo derrotamos. Claro que las condiciones son distintas: la unificación europea es una trampa que dificulta. Pero no es menos cierto que la ausencia de una resistencia masiva es el telón de fondo de la debilidad de la izquierda europea.
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