La ministra de Industria, Débora Giorgi, destacó ayer la participación de las empresas nacionales en el mercado de maquinaria agrícola. “El 60 por ciento de la maquinaria agrícola que se vende en el mercado interno es de producción argentina”, indicó la funcionaria. A su vez, señaló que en 2013 se facturó el doble respecto de 2012 en el segmento de tractores y cosechadoras nacionales. “Seguiremos apoyando a este sector que es emblema de nuestro país. El Estado nacional financió proyectos de inversión del sector de maquinaria agrícola por 362,3 millones de pesos”, apuntó Giorgi. Agregó que “se implementaron créditos a tasas fijas y en pesos para la compra de tractores y cosechadoras fabricados en Argentina”. Las unidades elaboradas en el país anotaron un nuevo record de facturación, con 3874 millones de pesos en los primeros nueve meses de 2013, para incrementarse 93 por ciento respecto del mismo período de 2012. En el último bienio, fabricantes invirtieron 470 millones de dólares
Página12
martes, 4 de marzo de 2014
YPF busca sumar nuevos socios para producir
Por Raúl Kollmann
Aunque no lo dijo en la reunión con los gerentes, las negociaciones con una gran cantidad de gigantes petroleros son un hecho. Es público el interés de Petronas (Malasia) y de Pemex (México), pero también se conversa con Bridas (de los hermanos Bulgheroni). En YPF ironizan: “Vamos a tener que dedicar un piso de la torre a recibir a todos los que nos proponen proyectos y asociaciones”.
Las acciones jurídicas que se dejaron sin efecto con el acuerdo fueron 32 en total: 31 las inició Repsol, por sí o por terceros, de las cuales 28 causas fueron contra YPF y tres contra Bridas y Chevron. Por su parte, YPF sólo había iniciado una causa contra Repsol, vinculada con los salarios del directorio, en especial contra Antonio Brufau.
raulkollmann@hotmail.com
“Producir, producir y producir.” Esta es la consigna que les transmitió el titular de YPF, Miguel Galuccio, a los gerentes cuando regresó a la torre de la petrolera, en Puerto Madero, después de la firma del acuerdo con Repsol. El proceso está en marcha porque –según les dijo Galuccio a los gerentes–, la Secretaría de Energía de la Nación informó que la compañía creció 9,8 por ciento en petróleo y 9,2 por ciento en gas, comparando lo registrado en este mes de enero de 2014 con el mismo mes de 2013. El domingo, Galuccio se reunió en Houston, en un encuentro organizado por el CEO de Chevron, John Watson, con los referentes de algunas de las empresas más importantes del mundo: PetroSaudi, la francesa Total, la canadiense Encana, las norteamericanas Maratón Oil, EOG y Conoco Philips, la anglo-suiza Glencore Xstrata, la inglesa Apache BG, la anglo-francesa Perenco, la alemana Wintershall, la noruega Statoil, Crescent Petroleum de Emiratos Arabes, TAQA de Abu Dhabi y las argentinas Tecpetrol y Pluspetrol. La idea es buscar asociaciones para concretar la consigna de producir más.
En el piso 32, Galuccio reunió a los gerentes para evaluar el acuerdo con Repsol. “Estoy convencido de que el acuerdo es muy positivo y que ahora hay que pisar el acelerador para potenciar todo lo hecho. En 2014 tenemos tres objetivos: producir, producir y producir.” Cuando el titular de YPF les transmitió los datos del crecimiento de la producción de enero, aclaró que eso no incluye lo hecho en los dos activos recientemente adquiridos a Petrobras (Puesto Hernández) y a Apache.Crecimiento actual
“Resultados de esta naturaleza no se lograban desde hace diez años en materia de petróleo y nueve años en materia de gas –remarcó Galuccio–. Esto se logró cambiando la lógica de la empresa, invirtiendo las utilidades para aumentar la productividad en los yacimientos. YPF, en 2013, duplicó la inversión y llegó a superar los 6000 millones de dólares. El esfuerzo central estuvo en recuperar los rendimientos en nuestras áreas principales. De una declinación de la producción en los campos que venimos trabajando, con una recuperación secundaria del 8 por ciento en el período 2011-2012 y se pasó a un aumento por encima de eso del 2 por ciento en la producción de petróleo en el período 2012-2013. Este trabajo en la mejora de la eficiencia de producción de los campos convencionales maduros es el pilar del crecimiento de YPF, que da tranquilidad a la compañía mientras avanza en la curva de aprendizaje para la explotación de recursos no convencionales y la exploración en la búsqueda de nuevas oportunidades convencionales.”Recuperación terciaria
Ante los gerentes, el titular de YPF planteó otro objetivo: ya no la recuperación secundaria de los campos convencionales maduros sino una recuperación terciaria. “Estamos a la vanguardia en estas nuevas tecnologías, ejecutando dos proyectos piloto en recuperación secundaria. Somos el único país de América latina que lo puso en marcha. Además contamos con alianzas estratégicas y tecnológicas con reconocidas instituciones del país y del exterior, preparando la gente para enfrentar estos nuevos desafíos”, se dijo en la reunión de gerentes.Vaca Muerta
“YPF convirtió en una realidad la producción de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta –evaluó Galuccio–. Hoy ya se dispone de 19 equipos de perforación en el área de Loma Campana y ya hay más de 150 pozos perforados, con una producción promedio diaria de 13.000 boes (unidad de medida de aceites y gases) diarios. Y se están por sumar nuevos equipos en la zona, en lo que significa un hito en la historia de la perforación argentina.”Apache
“Este año vamos por más”, se dijo en el encuentro. La referencia tiene que ver con que se suman las operaciones de Apache (recientemente adquirida), en donde rápidamente YPF tiene pensado triplicar la actividad en las áreas de gas y poner en crecimiento su producción. Se sabe que con la adquisición de Apache, YPF se convirtió en el líder de la producción de gas en el país, un recurso que es estratégico para la matriz energética. El dato clave es la intención de triplicar la actividad de Apache.Inversiones
Durante el fin de semana, Galuccio viajó a Houston con un equipo de colaboradores. El objetivo es repetir y mejorar lo concretado con Chevron, es decir, asociaciones para explorar y producir más. Según les adelantó a los gerentes, el titular de YPF expuso este domingo en una cena con los presidentes o gerentes generales de 15 de las mayores empresas de la industria. La cena es la antesala del encuentro más grande del mundo de la industria energética, que se desarrolla esta semana en Houston, el CERA week. Empezó ayer y continúa hasta el viernes. Participarán los líderes del sector y funcionarios especializados de la mayor parte de los gobiernos del mundo.Aunque no lo dijo en la reunión con los gerentes, las negociaciones con una gran cantidad de gigantes petroleros son un hecho. Es público el interés de Petronas (Malasia) y de Pemex (México), pero también se conversa con Bridas (de los hermanos Bulgheroni). En YPF ironizan: “Vamos a tener que dedicar un piso de la torre a recibir a todos los que nos proponen proyectos y asociaciones”.
El acuerdo
Como adelantó en exclusiva el ministro de Economía, Axel Kicillof, el sábado en Página/12, los beneficios económicos de la decisión de recuperar YPF ya se están viendo. “El país, gracias a la gestión estatal –señaló Kicillof–, dejó de importar gas natural licuado por un monto de 1200 millones de dólares, ya que eso fue compensado con producción local de la compañía. Asimismo, las utilidades no distribuidas de la compañía, que se volcaron a mayor inversión, suman otros 2000 millones de dólares.” A estos datos, que también se manejaron en la reunión con los gerentes, se agrega que YPF aumentó su valoración de mercado gracias al incremento del precio de la acción en otros 1700 millones de dólares.Las acciones jurídicas que se dejaron sin efecto con el acuerdo fueron 32 en total: 31 las inició Repsol, por sí o por terceros, de las cuales 28 causas fueron contra YPF y tres contra Bridas y Chevron. Por su parte, YPF sólo había iniciado una causa contra Repsol, vinculada con los salarios del directorio, en especial contra Antonio Brufau.
raulkollmann@hotmail.com
lunes, 3 de marzo de 2014
Dédalo y las grandes corporaciones
Por Horacio Rovelli
Según la mitología griega, Dédalo había construido en la ciudad de Creta un intrincado laberinto del que no se podía salir para que los castigados por sus graves faltas o los enemigos fueran devorados por el Minotauro. Dédalo, caído en desgracia, fue encerrado, junto a su hijo Ícaro, en el mismo laberinto. Pero Dédalo construyó para sí y para su hijo unas alas de cera con las que, salvando los muros de la extraña prisión, se remontaron sobre el Mediterráneo, lo que nos demuestra que del laberinto se sale por arriba.
Salvando las distancias, es semejante a la situación planteada para nuestro país por las grandes corporaciones, que son las que fijan los precios. Con la inflación han ido minando el poder adquisitivo del salario y atrasado los precios que no se ajustaron en similar proporción, por ejemplo las tarifas, y en su momento el dólar. El objetivo manifiesto es obtener superganancias y arrinconar al Gobierno para que acuerde con ellos, subordinándose, para que en un nuevo punto de equilibrio ellos, apropiándose de una parte mayor de lo que producimos todos, decidan cuánto van a invertir de esas superganancias y cuánto van a sacar del país (fuga de capitales).
El capitalismo presenta ese problema de raíz, que en nuestro país toma rasgos patológicos, las empresas ven solo y únicamente su propio beneficio, y son incapaces de pensar en el conjunto, como se los dice periódicamente la presidenta de la República, en el mediano y largo plazo. Que no "maten la gallina de los huevos de oro", que no es otra cosa que el mercado interno, casi cautivo, que la política económica de los Kirchner recreó y fortaleció, y que les permite a las corporaciones obtener superganancias. Sumado a ello, el Estado garantiza la producción y exportación de alimentos, en la tierra más fértil del mundo, respetándoles el derecho de propiedad, que en no pocos casos "pagan" evadiendo sus obligaciones fiscales, como son las tan trilladas compras por los "bolseros" en negro, para luego con facturas y empresas apócrifas vendérselos a los exportadores para que éstos recuperen el IVA (que no pagaron) en los reintegros que da el Gobierno para no exportar impuestos (Recordemos que en 1988 se decidió reducir el IVA alimentos a la mitad –alícuota del 10,5%– por la fuerte evasión fiscal, donde resultaba que el Estado les devolvía por reintegros de impuestos más IVA al "campo" que lo que había pagado todo el sector agropecuario).
Esto no quita que nuestro país tiene en forma desigual y combinada serios problemas de productividad, en un mundo cada vez más tecnificado y competitivo. EE.UU. lidera una política de ampliar, mejorar su actividad y lograr la mayor autosuficiencia energética, lo afirma el mismo presidente Obama cuando sostiene que es la primera vez en más de veinte años que producen más petróleo en el país de lo que compran del resto del mundo, y lo extraen con técnicas cada vez más sofisticadas que les permiten reducir fuertemente los costos. Paralelamente, tratan de revertir la locura de los empresarios yanquis que por abaratar costos enviaban a producir fuera de su país, y por eso el Estado baja los impuestos a las empresas que crean empleos en los EE.UU. Crear nuevos mercados para nuevos productos que tengan la marca "Made in USA".
Las empresas ven solo y únicamente su propio beneficio, y son incapaces de pensar en el conjunto, como se los dice periódicamente la presidenta de la República.
Lo mismo pasa con China, donde parten desde el trabajo, ellos mismos afirman que el principal objetivo de la revolución de 1949 encabezada por Mao Tse Tung, era garantizar que cada chino tenga una porción de arroz, pero para Deng Xiao Ping, que asume en 1976, el principal objetivo es que cada chino tenga trabajo, por eso es que en las ciudades industriales de China se fabrica con niveles de eficiencia y productividad como en las principales centros del mundo, pero en el campo muchas veces laboran la tierra con arados a tracción animal, solo para garantizar que todos tengan empleo.
Entonces, se debe ser eficiente y productivo pero creando trabajo, y eso depende más de la dotación de capital, de las máquinas y equipos, del manejo de la técnica que del empleo, más en nuestro país donde los trabajadores cumplen disciplinadamente con más de 200 horas al mes, y es respetada la capacidad técnica de nuestra mano de obra, como lo pueden corroborar las automotrices, y los Rocca –que producen, entre otros bienes, caños sin costuras–, productos que son competitivos a nivel mundial.
Si uno observa tanto los EE.UU. como China puede inferir que existe un Estado que planifica, que se fija metas en distintos plazos. Séneca decía: "Jamás tiene viento a favor quien no sabe a dónde va", por ende se necesita de las dos cosas, de la capacidad de emprender y producir de las empresas, pero de un Estado que garantice el bienestar de la población (que debe partir de la creación, de las condiciones y de las remuneración del empleo), y que fije rumbos para el presente y para el porvenir.
Desde una perspectiva de mediano y largo plazo, la inteligencia reside en apuntalar el mercado interno, sostener y expandir la colocación de nuestra producción en el exterior, y elevar de manera simultánea el nivel de vida de nuestro pueblo. Esto exige el incremento de la productividad por incorporación de capital y del progreso técnico. Si bien en el corto plazo la devaluación puede mejorar la posición relativa de los productores de bienes transables, por si sólo no incrementa la productividad, ni estimula la incorporación de nuevas tecnologías, por el contrario erosiona la cohesión social, lo que en definitiva atenta contra la viabilidad de una inserción internacional más dinámica, con mayor valor agregado, y con ello un desarrollo sostenido de la economía nacional.
Por ende se debe combinar las medidas de ajuste ortodoxas que ya se tomaron (devaluación de nuestra moneda, suba de la tasa de interés, reconocimientos de deuda, etc.) que como lo ha demostrado la historia económica argentina terminan indefectiblemente en recesión y desempleo (el laberinto de Creta), con otras que garanticen que parte de las superganancias de los empresarios (beneficiarios de las medidas tomadas) sea reinvertida en la producción y en el país, así como se transfieran a los sectores más dinámicos y al trabajo (las alas de cera de Dédalo).
Solo así se podrá reencauzar la situación, y retomar la senda de crecimiento y mejora en la distribución del ingreso. Medidas tomadas como la de los "precios cuidados" y una mayor fiscalización por parte del Estado y de la sociedad de la estructura de costos y ganancias de las grandes empresas con posiciones dominantes en sus mercados, van en ese sentido, las que obviamente deben profundizarse y ampliarse, y a las que se les debe sumar otras de igual o mayor tenor.
La disyuntiva es de hierro, o se adoptan medidas que apuntalen a los que trabajan y producen, o la fuga de capitales y con ello la menor inversión y la caída del PIB hará que se beneficien, "los que viven del trabajo de los otros" o "están fuera de la ley", como sostiene Enrique Santos Discépolo en su tango "Cambalache".
En esa tesitura y en base al principio de acuerdo de los gremios industriales de la CGT, que preside Antonio Caló, y de la Unión Industrial Argentina de "defender el modelo industrial, en que la industria siga creciendo y en que los trabajadores mantengan el poder adquisitivo para poder llenar el changuito en el supermercado" como afirmó Caló tras la reunión del 24 de febrero, y como propuso en su momento el gobierno nacional, después de las elecciones del año 2009, se podría acordar reglas en la sociedad, que se formaliza en un, por ejemplo, "Consejo Económico y Social", conformado por representantes de los trabajadores, de los empresarios y del Gobierno, donde se acuerden incentivos públicos, niveles de inversión, salarios a mediano plazo, condiciones de labor y defensa de los puestos de trabajo, como puntos básicos de coincidencias sobre los que elaborar una transición ordenada y coherente con lo que han sido los diez años de gobierno kirchnerista, hasta al menos, la asunción de las nuevas autoridades el 10 de diciembre de 2015.
02/03/14 Miradas al Sur
EL DISCURSO DE CRISTINA LA EXCEPCION Y L REGLA
POR FELIPE YA PUR
Es verdad, el discurso de Cristina Fernández de Kirchner durante la inauguración del período de sesiones ordinarias del Congreso careció de un listado de anuncios legislativos pero deslizó algunas pistas.
Ahora bien, la exposición presidencial fue un preciso muestrario de lo que implica la puesta en práctica de un proyecto nacional, popular y democrático donde el Estado juega el estratégico rol de reparador de las desigualdades sociales.
CFK no sólo dedicó buena parte de los más de 100 minutos que duró su alocución a desmantelar las falsedades del contrarrelato, que desde las corporaciones mediáticas y la oposición partidaria se emiten día a día, sino que se valió de algunas de sus muletillas para dar cuenta de la profundidad que tiene el modelo que ella encabeza.
Habló de un "fin de ciclo" pero no del kirchnerista como hubiesen deseado los opositores. La referencia estuvo dedicada al complejo final del paradigma neoliberal y para ello se valió de ejemplos claros como es el proceso de reindustrialización del país y, sobre todo, la recuperación de YPF como empresa insignia en cuanto al respaldo del modelo económico que tiene hoy la Argentina.
En este sentido, CFK se concentró en mostrar (si se quiere) la mitad del vaso lleno cuando detalló, en cifras y porcentajes, los avances económicos; el impacto del proceso de desendeudamiento, el crecimiento industrial, la generación de energía, el aumento de las afiliaciones sindicales en gremios de la producción. Todas ellas, pruebas de lo alcanzado con muchas dificultades pero logrados a fuerza de una rigurosa decisión política que busca transformar la estructura productiva con la que se transforme la distribución de la riqueza. Esto no implica el abandono del modelo agropecuario sino aportarle valor agregado y su consecuente generación de puestos de trabajos, a la par que se desarrolla la industria nacional.
Diez u once años son pocos para eliminar los usos, costumbres y consecuencias de un modelo como es el neoliberal. Y son más difíciles sin la colaboración de las otras fuerzas políticas que consideran como beneficioso para sus aspiraciones electorales el fracaso de la década kirchnerista. Tal vez por ello la presidenta recalcó el impacto que tienen planes como el Pro.cre.ar (el 29% de los permisos de obras corresponden a este programa) en los porcentajes del crecimiento económico y que dan cuenta de cuánto ha cambiado el país. Es una línea de acción que no se detendrá este año, ya que la mandataria anunció que el Banco Hipotecario, donde el Estado tiene una importante participación accionaria, otorgará más créditos que en los últimos 125 años de historia con que cuenta la entidad.
El discurso de CFK mantuvo la tradición que ella supo imponerle y es la detallada exposición de las pruebas que le dan cuerpo al proyecto político. Pero el hecho de que en algunas de estas arengas no las exprese no significa que las haya dejado de lado. Por eso la reivindicación de la concertación, expresada en la designación de Gerardo Zamora (radical K) como presidente provisional del Senado, no fue una sorpresa ni una forzada inserción. La concertación fue una estrategia adoptada por el propio Néstor Kirchner en el convencimiento de que un solo partido no podía desplazar el modelo neoliberal. Es verdad, la primera experiencia llevada adelante con Julio Cobos no resultó precisamente un éxito, pero no por ello debería ser abandonada y CFK lo dejó muy en claro cuando dijo que "una decepción debe ser la excepción y no la regla". En todo caso, esta reivindicación funge a manera de anuncio del trabajo político y territorial que tiene en mente la presidenta para estos siguientes dos años.
Como se afirmó al principio, el discurso no abundó en anuncios legislativos pero deslizó algunas líneas como la necesidad de sancionar determinadas leyes que incrementen las medidas de protección a los consumidores. Normas necesarias para regular la voracidad que tienen no sólo las empresas de servicio sino también los grandes grupos de supermercados que tienen un grado importante de responsabilidad en la formación de precios, el consumo y, por ende, la inflación.
El pedido presidencial a los legisladores de trabajar en una ley que regule la convivencia ciudadana seguramente será una de las iniciativas que más ruido provoque. Sobre todo porque la oposición, siempre quejosa de las expresiones callejeras, intentará demostrar que se trata de un retorno a la represión social que supieron implementar gobiernos como el menemista y el de Fernando de la Rúa. Es un tema complejo pero el kirchnerismo tiene antecedentes en la materia que van en sentido contrario de lo que pregona la oposición. Por caso, durante su mandato el entonces presidente Néstor Kirchner ordenó que la Policía Federal no portara armas de fuego durante el control de movilizaciones y desde ese entonces no se lamentaron víctimas. No es un dato menor y que da cuenta de cuál es la mirada que tiene el gobierno de las expresiones callejeras.
CFK también les dejó a los legisladores un importante desafío como es el buscar una alternativa al memorando de entendimiento con la República Islámica de Irán. Se vuelve complicado imaginar a los principales cerebros de la oposición elaborar una opción diferente a la que alcanzó el oficialismo hace justo un año atrás. Sobre todo porque en aquella oportunidad los bloques de la oposición no sólo jugaron a rechazar el proyecto sino también a conseguir algunas defecciones entre las filas legislativas del oficialismo, sobre todo entre los diputados de origen judío. Nunca presentaron un proyecto diferente. A Elisa Carrió, una ultracatólica que se definió como "judía espiritual", sólo se le ocurrió presentar un dictamen anulatorio del convenio. Si las entidades judías no consiguieron, como afirmó la presidenta, un instrumento que les permitiera avanzar en la aplicación de justicia al atentado a la mutual AMIA, es poco probable que los bloques de la oposición consigan escribir alguno ya que en los últimos diez años, fundamentalmente en aquellos dos cuando dominaron el Congreso, solo atinaron a presentar proyectos que desfinanciaban al Estado. Si lo consiguiesen serían la excepción a la regla.
Infonews
Es verdad, el discurso de Cristina Fernández de Kirchner durante la inauguración del período de sesiones ordinarias del Congreso careció de un listado de anuncios legislativos pero deslizó algunas pistas.
Ahora bien, la exposición presidencial fue un preciso muestrario de lo que implica la puesta en práctica de un proyecto nacional, popular y democrático donde el Estado juega el estratégico rol de reparador de las desigualdades sociales.
CFK no sólo dedicó buena parte de los más de 100 minutos que duró su alocución a desmantelar las falsedades del contrarrelato, que desde las corporaciones mediáticas y la oposición partidaria se emiten día a día, sino que se valió de algunas de sus muletillas para dar cuenta de la profundidad que tiene el modelo que ella encabeza.
Habló de un "fin de ciclo" pero no del kirchnerista como hubiesen deseado los opositores. La referencia estuvo dedicada al complejo final del paradigma neoliberal y para ello se valió de ejemplos claros como es el proceso de reindustrialización del país y, sobre todo, la recuperación de YPF como empresa insignia en cuanto al respaldo del modelo económico que tiene hoy la Argentina.
En este sentido, CFK se concentró en mostrar (si se quiere) la mitad del vaso lleno cuando detalló, en cifras y porcentajes, los avances económicos; el impacto del proceso de desendeudamiento, el crecimiento industrial, la generación de energía, el aumento de las afiliaciones sindicales en gremios de la producción. Todas ellas, pruebas de lo alcanzado con muchas dificultades pero logrados a fuerza de una rigurosa decisión política que busca transformar la estructura productiva con la que se transforme la distribución de la riqueza. Esto no implica el abandono del modelo agropecuario sino aportarle valor agregado y su consecuente generación de puestos de trabajos, a la par que se desarrolla la industria nacional.
Diez u once años son pocos para eliminar los usos, costumbres y consecuencias de un modelo como es el neoliberal. Y son más difíciles sin la colaboración de las otras fuerzas políticas que consideran como beneficioso para sus aspiraciones electorales el fracaso de la década kirchnerista. Tal vez por ello la presidenta recalcó el impacto que tienen planes como el Pro.cre.ar (el 29% de los permisos de obras corresponden a este programa) en los porcentajes del crecimiento económico y que dan cuenta de cuánto ha cambiado el país. Es una línea de acción que no se detendrá este año, ya que la mandataria anunció que el Banco Hipotecario, donde el Estado tiene una importante participación accionaria, otorgará más créditos que en los últimos 125 años de historia con que cuenta la entidad.
El discurso de CFK mantuvo la tradición que ella supo imponerle y es la detallada exposición de las pruebas que le dan cuerpo al proyecto político. Pero el hecho de que en algunas de estas arengas no las exprese no significa que las haya dejado de lado. Por eso la reivindicación de la concertación, expresada en la designación de Gerardo Zamora (radical K) como presidente provisional del Senado, no fue una sorpresa ni una forzada inserción. La concertación fue una estrategia adoptada por el propio Néstor Kirchner en el convencimiento de que un solo partido no podía desplazar el modelo neoliberal. Es verdad, la primera experiencia llevada adelante con Julio Cobos no resultó precisamente un éxito, pero no por ello debería ser abandonada y CFK lo dejó muy en claro cuando dijo que "una decepción debe ser la excepción y no la regla". En todo caso, esta reivindicación funge a manera de anuncio del trabajo político y territorial que tiene en mente la presidenta para estos siguientes dos años.
Como se afirmó al principio, el discurso no abundó en anuncios legislativos pero deslizó algunas líneas como la necesidad de sancionar determinadas leyes que incrementen las medidas de protección a los consumidores. Normas necesarias para regular la voracidad que tienen no sólo las empresas de servicio sino también los grandes grupos de supermercados que tienen un grado importante de responsabilidad en la formación de precios, el consumo y, por ende, la inflación.
El pedido presidencial a los legisladores de trabajar en una ley que regule la convivencia ciudadana seguramente será una de las iniciativas que más ruido provoque. Sobre todo porque la oposición, siempre quejosa de las expresiones callejeras, intentará demostrar que se trata de un retorno a la represión social que supieron implementar gobiernos como el menemista y el de Fernando de la Rúa. Es un tema complejo pero el kirchnerismo tiene antecedentes en la materia que van en sentido contrario de lo que pregona la oposición. Por caso, durante su mandato el entonces presidente Néstor Kirchner ordenó que la Policía Federal no portara armas de fuego durante el control de movilizaciones y desde ese entonces no se lamentaron víctimas. No es un dato menor y que da cuenta de cuál es la mirada que tiene el gobierno de las expresiones callejeras.
CFK también les dejó a los legisladores un importante desafío como es el buscar una alternativa al memorando de entendimiento con la República Islámica de Irán. Se vuelve complicado imaginar a los principales cerebros de la oposición elaborar una opción diferente a la que alcanzó el oficialismo hace justo un año atrás. Sobre todo porque en aquella oportunidad los bloques de la oposición no sólo jugaron a rechazar el proyecto sino también a conseguir algunas defecciones entre las filas legislativas del oficialismo, sobre todo entre los diputados de origen judío. Nunca presentaron un proyecto diferente. A Elisa Carrió, una ultracatólica que se definió como "judía espiritual", sólo se le ocurrió presentar un dictamen anulatorio del convenio. Si las entidades judías no consiguieron, como afirmó la presidenta, un instrumento que les permitiera avanzar en la aplicación de justicia al atentado a la mutual AMIA, es poco probable que los bloques de la oposición consigan escribir alguno ya que en los últimos diez años, fundamentalmente en aquellos dos cuando dominaron el Congreso, solo atinaron a presentar proyectos que desfinanciaban al Estado. Si lo consiguiesen serían la excepción a la regla.
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Precios Cuidados, discusiones paritarias y perspectivas
Por Jorge Muracciole
Los interlocutores del gobierno deben comprender la necesidad de cuidar un modelo que permitió durante más de una década generar un crecimiento significativo.
A partir del mes de diciembre, como una suerte de marea silenciosa, fue avanzando la implementación, por los grandes formadores de precios, de incrementos injustificados, al ritmo del goteo ascendente de la cotización del dólar. Los empresarios aprovechándose de los relevos en el área económica y en la Secretaría de Comercio Interior, con el alejamiento de Guillermo Moreno, generaron un colchón de rentabilidad antes de sentarse con las nuevas autoridades y concertar las listas de lo que luego fueron los Precios Cuidados. En plena aplicación de los acuerdos, surgieron la picaresca de ciertos proveedores y el incumplimiento de las grandes cadenas de hipermercados, que hicieron necesario un rosario de multas y un control más estricto de los inspectores de la Secretaría de Comercio Interior, sumándose a la tarea la militancia de Unidos y Organizados, y la novedosa inventiva de jóvenes programadores que aportaron desinteresadamente un dispositivo que facilita el control de los precios a través de una aplicación incorporada a los teléfonos móviles.
A partir de la devaluación de fines de enero, la tarea de los organismos gubernamentales se fue multiplicando ante aumentos en diversos rubros implementados por los formadores de precios, amparándose en las modificaciones cambiarias, y en una cultura instalada de "los aumentos por las dudas" de los grandes laboratorios, la industria de la carne y distintos eslabones en la cadena de distribución y ventas, más allá de que muchos de esos productos no se vieran afectados por el incremento de insumos importados a valor dólar.
Esa perversa actitud de determinados formadores de precios hizo necesaria la concreción de reuniones con cámaras empresarias como la de los laboratorios, que retrotrajeran los precios de los medicamentos a enero. También en relación al incremento de materiales de construcción, fueron implementándose acuerdos en diversos municipios con corralones, con la presencia de funcionarios de la Secretaría de Comercio para evitar que los mismos llegaran a afectar los planes de vivienda Pro.Cre.Ar.
Lo cierto es que a más de dos meses del inicio de la aplicación del plan de Precios Cuidados, se ha ido incrementando la participación de la ciudadanía –aunque aún no sea la suficiente–, pero también se ha tomado conciencia en sectores cada vez más amplios de la población, para identificar quiénes son los principales culpables del incremento de los precios. Y a pesar de las irregularidades e incumplimientos de los grandes empresarios que firmaron los acuerdos, la iniciativa gubernamental y la participación creciente de los consumidores y su articulación con las asociaciones de consumidores ha sido un avance. El incremento de los otros productos no incluidos en el listado de los Precios Cuidados en muchos casos ha sido desmedido y afecta en el poder adquisitivo de importantes sectores de asalariados medios y medios altos, constituyendo un escenario por parte de los formadores de precio de una abierta puja distributiva. En este complejo escenario se abren las discusiones paritarias llevadas adelante por las direcciones sindicales de los gremios y las cámaras empresarias, como marca la aplicación de la ley de paritarias libres.
El dilema que se abre para el gobierno es gestionar un proceso de recomposición salarial que no dispare un incremento aún mayor de los índices inflacionarios, pero al mismo tiempo que garantice con los aumentos nominales de los salarios recomponer el poder adquisitivo de los que viven exclusivamente de su trabajo, evitando de esta manera el temido enfriamiento de la economía que auguran los economistas del establishment para el curso del 2014.
Pero para lograr paritarias que atiendan las necesidades de los trabajadores, es esencial que los otros protagonistas de la triada paritaria, –los empresarios– sean sensibles a las necesidades de los asalariados y otorguen incrementos acordes a la realidad del deterioro habido en los últimos meses. Dependerán de estas actitudes empresarias las perspectivas del próximo trimestre en relación a la potencial conflictividad. Por su parte el gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, intentará hacerles comprender a sus interlocutores el necesario cuidado de un modelo que ha permitido durante más de una década generar un crecimiento significativo de los puestos de trabajo, un mejoramiento de las condiciones de existencia de grandes sectores de trabajadores, garantizando una importante y sostenida rentabilidad empresaria.
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Los interlocutores del gobierno deben comprender la necesidad de cuidar un modelo que permitió durante más de una década generar un crecimiento significativo.
A partir del mes de diciembre, como una suerte de marea silenciosa, fue avanzando la implementación, por los grandes formadores de precios, de incrementos injustificados, al ritmo del goteo ascendente de la cotización del dólar. Los empresarios aprovechándose de los relevos en el área económica y en la Secretaría de Comercio Interior, con el alejamiento de Guillermo Moreno, generaron un colchón de rentabilidad antes de sentarse con las nuevas autoridades y concertar las listas de lo que luego fueron los Precios Cuidados. En plena aplicación de los acuerdos, surgieron la picaresca de ciertos proveedores y el incumplimiento de las grandes cadenas de hipermercados, que hicieron necesario un rosario de multas y un control más estricto de los inspectores de la Secretaría de Comercio Interior, sumándose a la tarea la militancia de Unidos y Organizados, y la novedosa inventiva de jóvenes programadores que aportaron desinteresadamente un dispositivo que facilita el control de los precios a través de una aplicación incorporada a los teléfonos móviles.
A partir de la devaluación de fines de enero, la tarea de los organismos gubernamentales se fue multiplicando ante aumentos en diversos rubros implementados por los formadores de precios, amparándose en las modificaciones cambiarias, y en una cultura instalada de "los aumentos por las dudas" de los grandes laboratorios, la industria de la carne y distintos eslabones en la cadena de distribución y ventas, más allá de que muchos de esos productos no se vieran afectados por el incremento de insumos importados a valor dólar.
Esa perversa actitud de determinados formadores de precios hizo necesaria la concreción de reuniones con cámaras empresarias como la de los laboratorios, que retrotrajeran los precios de los medicamentos a enero. También en relación al incremento de materiales de construcción, fueron implementándose acuerdos en diversos municipios con corralones, con la presencia de funcionarios de la Secretaría de Comercio para evitar que los mismos llegaran a afectar los planes de vivienda Pro.Cre.Ar.
Lo cierto es que a más de dos meses del inicio de la aplicación del plan de Precios Cuidados, se ha ido incrementando la participación de la ciudadanía –aunque aún no sea la suficiente–, pero también se ha tomado conciencia en sectores cada vez más amplios de la población, para identificar quiénes son los principales culpables del incremento de los precios. Y a pesar de las irregularidades e incumplimientos de los grandes empresarios que firmaron los acuerdos, la iniciativa gubernamental y la participación creciente de los consumidores y su articulación con las asociaciones de consumidores ha sido un avance. El incremento de los otros productos no incluidos en el listado de los Precios Cuidados en muchos casos ha sido desmedido y afecta en el poder adquisitivo de importantes sectores de asalariados medios y medios altos, constituyendo un escenario por parte de los formadores de precio de una abierta puja distributiva. En este complejo escenario se abren las discusiones paritarias llevadas adelante por las direcciones sindicales de los gremios y las cámaras empresarias, como marca la aplicación de la ley de paritarias libres.
El dilema que se abre para el gobierno es gestionar un proceso de recomposición salarial que no dispare un incremento aún mayor de los índices inflacionarios, pero al mismo tiempo que garantice con los aumentos nominales de los salarios recomponer el poder adquisitivo de los que viven exclusivamente de su trabajo, evitando de esta manera el temido enfriamiento de la economía que auguran los economistas del establishment para el curso del 2014.
Pero para lograr paritarias que atiendan las necesidades de los trabajadores, es esencial que los otros protagonistas de la triada paritaria, –los empresarios– sean sensibles a las necesidades de los asalariados y otorguen incrementos acordes a la realidad del deterioro habido en los últimos meses. Dependerán de estas actitudes empresarias las perspectivas del próximo trimestre en relación a la potencial conflictividad. Por su parte el gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, intentará hacerles comprender a sus interlocutores el necesario cuidado de un modelo que ha permitido durante más de una década generar un crecimiento significativo de los puestos de trabajo, un mejoramiento de las condiciones de existencia de grandes sectores de trabajadores, garantizando una importante y sostenida rentabilidad empresaria.
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El obelisco, un enorme policía de hormigón
Por Ricardo Ragendorfer
El monumento icónico de la ciudad, eje de una intromisión ilegal en la vida privada de los ciudadanos.
Fue un gran momento de la televisión argentina. En la tarde del 8 de junio de 2010, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, fue invitado al noticiero de TN. El animador Franco Salomone lo presentó con una exagerada cordialidad. El zócalo de la pantalla exhibía la siguiente inscripción: "Vecinos vigilantes". Rodríguez Larreta empezó a explicar de qué se trataba: "Pedimos a la gente que nos ayude." Salomone quiso saber de qué manera. La respuesta fue: "Es simple: si ven un coche mal estacionado, le sacan una foto y la suben a nuestro sitio." Salomone, entonces, declamó el correo electrónico al cual los soplones debían enviar sus imágenes. Y Rodríguez Larreta agregó: "Estamos impulsando una nueva cultura." Fue su modo de significar que la delación era una política de Estado.
Lo notable es que los funcionarios del PRO se toman tan a pecho su fervor por el chivatazo que hasta son capaces de alcahuetear sus propias inconductas.
El 12 de noviembre de 2013, la Policía Metropolitana difundió –también por TN– un video sobre el hurto de un celular en el microcentro, para publicitar la gran utilidad de las cámaras de vigilancia en la lucha contra el delito callejero. Pero, además, esas imágenes demostraron que habían sido tomadas por cuatro aparatos instalados en la cima del Obelisco; es decir, una iniciativa concretada sin la debida autorización de la Legislatura y violando las leyes que regulan su uso en lugares públicos.
El asunto ya promovió un pedido de amparo ante la justicia –presentado por el sociólogo Andrés Pérez Esquivel–, mientras los legisladores Edgardo Form (Nuevo Encuentro), Alejandro Bodart (MST) y Virginia González Gass (PSA) aportaron un proyecto para consensuar una declaración de repudio.
En resumen, la idea de convertir aquel monumento, considerado un ícono de la ciudad, en un enorme policía de hormigón es leída por sus detractores como una intromisión ilegal en la vida privada de los ciudadanos, dado que omite al menos tres requisitos establecidos por la Ley 2602: la señalización de los sitios en donde están colocados, su publicación en el portal del gobierno porteño y la posibilidad de que cualquiera que se vea en las imágenes pueda pedir –a través de la intervención judicial– que su figura sea borrada. Tales condiciones, a su vez, son objetadas por el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, y con una razón de peso: "No se puede decir dónde están las cámaras, ya que eso es información confidencial." Lógica pura.
Lo cierto es que aquel hombre es un experto en la materia. A fines de los años noventa, cuando el funcionario macrista aún era fiscal del fuero federal, se hacían filmaciones clandestinas en su propio despacho. Entre ellas, las ordenadas por el juez Juan José Galeano para extorsionar tanto a testigos como a procesados por el atentado a la AMIA. Ello saltó a la luz el 23 de octubre de 2008, cuando el juez federal Ariel Lijo –a cargo de la causa por las graves irregularidades cometidas en esa pesquisa– careó a Galeano con su ex prosecretario, Claudio Lifschitz. Acerca de las filmaciones, Galeano intentó rebatir que en su oficina hubiera una cámara fija. Entonces, Lifschitz replicó: "Las cámaras que estaban instaladas en la fiscalía del doctor Montenegro eran fijas; o sea, no fueron colocadas para la ocasión" (foja 13.798 del expediente). No obstante, el actual ministro jamás fue molestado por esta nimiedad.
En la investigación del atentado a la embajada de Israel –cometido el 17 de marzo de 1992, con un saldo de 29 muertos y 242 heridos– tampoco fueron pocas las maniobras oficiales para encubrir a sus autores. Al respecto, resalta una: cuando la instrucción de la causa intentó conseguir las grabaciones del Comando Radioeléctrico para corroborar la ausencia del personal policial en la custodia del lugar, no se las pudo obtener porque habían sido borradas o destruidas con intencionalidad. El comisario Eduardo Jorge Martino estaba a cargo del material.
Vueltas de la vida: Martino es ahora el superintendente de Comunicaciones de la Metropolitana. Y como tal, el responsable de las cámaras en el Obelisco.
Lo cierto es que la polémica suscitada por semejante panóptico exhumó del olvido ciertos retazos de su calaña.
Ingresado en la Federal el 4 de marzo de 1974, dos años más tarde –ya durante la última dictadura–, pasó a la Superintendencia de Seguridad Federal, el temible brazo político de esa fuerza, en donde se relacionaría con el célebre Jorge "Fino" Palacios. Sin embargo, él esgrime una versión más idílica de su carrera en esos tiempos: "Me desempeñé en tareas técnicas, como el mantenimiento de equipos de comunicaciones en la terraza del Departamento Central." Luego, dijo: "Jamás supe que se realizaban operaciones ilegales."
De aquella etapa, Martino arrastra un mal recuerdo: haber matado en 1980 al agente Luis Alberto Giménez, mientras jugueteaba con su pistola Ballester Molina. Al final, un juez terminó por sobreseerlo por "el carácter accidental del incidente".
En mayo de 2004, formó parte de los 107 altos oficiales exonerados por orden del presidente Néstor Kirchner debido a una red de corrupción en la Federal. Muchos de ellos –con Palacios a la cabeza– terminaron incorporados en la Metropolitana.
La Mazorca de Macri sería el espacio propicio de su segunda oportunidad, aunque con algunos inconvenientes. El más embarazoso fue, en 2009, la adquisición para la Metropolitana de un software para realizar tareas de inteligencia y contrainteligencia. Martino fue el factótum del negocio. Sus puntos oscuros: un proceso de licitación basado en la compra directa y "secreta", los sobreprecios abonados y el hecho de que la aplicación de los equipos –cifrados en el espionaje– está expresamente prohibida por las leyes de Defensa y Seguridad Interior.
En 2010, fue denunciado por regentear la empresa de seguridad privada Alesa SA, algo incompatible por ley con la función policial. Pero toreó ese sinsabor con envidiable cintura, al sostener que había renunciado a la firma un mes antes de su nombramiento. En realidad, transfirió las acciones a una pariente que lleva su mismo apellido.
Es muy curioso que sus cámaras en el Obelisco hayan visibilizado esa suma de cosas.
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El monumento icónico de la ciudad, eje de una intromisión ilegal en la vida privada de los ciudadanos.
Fue un gran momento de la televisión argentina. En la tarde del 8 de junio de 2010, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, fue invitado al noticiero de TN. El animador Franco Salomone lo presentó con una exagerada cordialidad. El zócalo de la pantalla exhibía la siguiente inscripción: "Vecinos vigilantes". Rodríguez Larreta empezó a explicar de qué se trataba: "Pedimos a la gente que nos ayude." Salomone quiso saber de qué manera. La respuesta fue: "Es simple: si ven un coche mal estacionado, le sacan una foto y la suben a nuestro sitio." Salomone, entonces, declamó el correo electrónico al cual los soplones debían enviar sus imágenes. Y Rodríguez Larreta agregó: "Estamos impulsando una nueva cultura." Fue su modo de significar que la delación era una política de Estado.
Lo notable es que los funcionarios del PRO se toman tan a pecho su fervor por el chivatazo que hasta son capaces de alcahuetear sus propias inconductas.
El 12 de noviembre de 2013, la Policía Metropolitana difundió –también por TN– un video sobre el hurto de un celular en el microcentro, para publicitar la gran utilidad de las cámaras de vigilancia en la lucha contra el delito callejero. Pero, además, esas imágenes demostraron que habían sido tomadas por cuatro aparatos instalados en la cima del Obelisco; es decir, una iniciativa concretada sin la debida autorización de la Legislatura y violando las leyes que regulan su uso en lugares públicos.
El asunto ya promovió un pedido de amparo ante la justicia –presentado por el sociólogo Andrés Pérez Esquivel–, mientras los legisladores Edgardo Form (Nuevo Encuentro), Alejandro Bodart (MST) y Virginia González Gass (PSA) aportaron un proyecto para consensuar una declaración de repudio.
En resumen, la idea de convertir aquel monumento, considerado un ícono de la ciudad, en un enorme policía de hormigón es leída por sus detractores como una intromisión ilegal en la vida privada de los ciudadanos, dado que omite al menos tres requisitos establecidos por la Ley 2602: la señalización de los sitios en donde están colocados, su publicación en el portal del gobierno porteño y la posibilidad de que cualquiera que se vea en las imágenes pueda pedir –a través de la intervención judicial– que su figura sea borrada. Tales condiciones, a su vez, son objetadas por el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, y con una razón de peso: "No se puede decir dónde están las cámaras, ya que eso es información confidencial." Lógica pura.
Lo cierto es que aquel hombre es un experto en la materia. A fines de los años noventa, cuando el funcionario macrista aún era fiscal del fuero federal, se hacían filmaciones clandestinas en su propio despacho. Entre ellas, las ordenadas por el juez Juan José Galeano para extorsionar tanto a testigos como a procesados por el atentado a la AMIA. Ello saltó a la luz el 23 de octubre de 2008, cuando el juez federal Ariel Lijo –a cargo de la causa por las graves irregularidades cometidas en esa pesquisa– careó a Galeano con su ex prosecretario, Claudio Lifschitz. Acerca de las filmaciones, Galeano intentó rebatir que en su oficina hubiera una cámara fija. Entonces, Lifschitz replicó: "Las cámaras que estaban instaladas en la fiscalía del doctor Montenegro eran fijas; o sea, no fueron colocadas para la ocasión" (foja 13.798 del expediente). No obstante, el actual ministro jamás fue molestado por esta nimiedad.
En la investigación del atentado a la embajada de Israel –cometido el 17 de marzo de 1992, con un saldo de 29 muertos y 242 heridos– tampoco fueron pocas las maniobras oficiales para encubrir a sus autores. Al respecto, resalta una: cuando la instrucción de la causa intentó conseguir las grabaciones del Comando Radioeléctrico para corroborar la ausencia del personal policial en la custodia del lugar, no se las pudo obtener porque habían sido borradas o destruidas con intencionalidad. El comisario Eduardo Jorge Martino estaba a cargo del material.
Vueltas de la vida: Martino es ahora el superintendente de Comunicaciones de la Metropolitana. Y como tal, el responsable de las cámaras en el Obelisco.
Lo cierto es que la polémica suscitada por semejante panóptico exhumó del olvido ciertos retazos de su calaña.
Ingresado en la Federal el 4 de marzo de 1974, dos años más tarde –ya durante la última dictadura–, pasó a la Superintendencia de Seguridad Federal, el temible brazo político de esa fuerza, en donde se relacionaría con el célebre Jorge "Fino" Palacios. Sin embargo, él esgrime una versión más idílica de su carrera en esos tiempos: "Me desempeñé en tareas técnicas, como el mantenimiento de equipos de comunicaciones en la terraza del Departamento Central." Luego, dijo: "Jamás supe que se realizaban operaciones ilegales."
De aquella etapa, Martino arrastra un mal recuerdo: haber matado en 1980 al agente Luis Alberto Giménez, mientras jugueteaba con su pistola Ballester Molina. Al final, un juez terminó por sobreseerlo por "el carácter accidental del incidente".
En mayo de 2004, formó parte de los 107 altos oficiales exonerados por orden del presidente Néstor Kirchner debido a una red de corrupción en la Federal. Muchos de ellos –con Palacios a la cabeza– terminaron incorporados en la Metropolitana.
La Mazorca de Macri sería el espacio propicio de su segunda oportunidad, aunque con algunos inconvenientes. El más embarazoso fue, en 2009, la adquisición para la Metropolitana de un software para realizar tareas de inteligencia y contrainteligencia. Martino fue el factótum del negocio. Sus puntos oscuros: un proceso de licitación basado en la compra directa y "secreta", los sobreprecios abonados y el hecho de que la aplicación de los equipos –cifrados en el espionaje– está expresamente prohibida por las leyes de Defensa y Seguridad Interior.
En 2010, fue denunciado por regentear la empresa de seguridad privada Alesa SA, algo incompatible por ley con la función policial. Pero toreó ese sinsabor con envidiable cintura, al sostener que había renunciado a la firma un mes antes de su nombramiento. En realidad, transfirió las acciones a una pariente que lleva su mismo apellido.
Es muy curioso que sus cámaras en el Obelisco hayan visibilizado esa suma de cosas.
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Que mi nieto sepa que siempre lo estoy esperando”
EL CASO DE LA HIJA DE SONIA TORRES, PRESIDENTA DE ABUELAS EN CORDOBA
“Que mi nieto sepa que siempre lo estoy esperando”
Sonia Torres es la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba y aún busca al hijo de Silvina Parodi, su hija secuestrada en 1976.
Es el primer caso por robo de bebés que se juzga en Córdoba. A Silvina Parodi la secuestraron a los 20 años y con seis meses y medio de embarazo. Este caso se trató en la reapertura del megajuicio por los crímenes de La Perla.
Por Marta Platía
Desde Córdoba
“Sí, yo vi a Silvina Parodi de Orozco y a su bebé. Cuando los atendí la criatura tendría entre una o dos semanas. Estaba en perfecto estado de salud. Y hasta le enseñé a la madre a darle el pecho. Los vi en la cárcel del Buen Pastor, creo que era invierno, en 1976. Después vi y visité varias veces al bebé, ya solo, sin la madre, en la Casa Cuna.” El testimonio del pediatra Fernando Agrelo fue contundente y acreditó ante el Tribunal Federal N 1 que el bebé de Silvina Parodi, la hija de Sonia Torres, la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo-Córdoba, “efectivamente nació” y que fue separado de su mamá. Ambos continúan desaparecidos, así como el marido de Silvina y padre del bebé, Daniel Orozco. El doctor Agrelo es la primera persona que afirma bajo juramento haber visto y atendido a la joven mamá de 20 años y a su hijo nacido en cautiverio antes de que a ambos fueran desaparecidos. El robo del bebé de Silvina Parodi es el primer caso por sustracción de menores que se juzga en Córdoba.
La reapertura de las sesiones del megajuicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el campo de concentración en La Perla, la D2 y el Campo de la Ribera estuvieron signadas por el caso de Silvina, Daniel y el nieto que la Abuela Sonia Torres busca desde hace más de 37 años.
Silvina Mónica, de 20, y su esposo Daniel Orozco, de 22, eran estudiantes de Economía en la Universidad Nacional de Córdoba. Fueron secuestrados el 26 de marzo de 1976 por una patota integrada por unos “ocho o nueve hombres armados”, y llevados a La Perla. Una compañera de Silvina, cuando ya no pudo resistir las sesiones de tortura a las que fue sometida, condujo a los represores a la humilde casa en la que la pareja vivía en barrio Alta Córdoba. La mujer, una de las pocas sobrevivientes de ese campo de concentración, ya contó en juicio los pormenores del secuestro.
En realidad, Silvina había sido delatada mucho antes. Quien entregó su nombre al entonces jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, fue el director del colegio secundario al que asistió, el Manuel Belgrano, y en el que militó por el boleto estudiantil. Este hombre se llamaba Tránsito Rigatuso y fue quien confeccionó una lista de 19 alumnos, 11 de los cuales la dictadura militar secuestró y desapareció en lo que se conoce como “La noche de los lápices” de Córdoba. Este personaje siniestro cometió incluso el desatino de llevar a juicio a la mamá de Silvina, acusándola de “calumnias e injurias”, ya que Torres le había señalado como delator en una entrevista en La Voz del Interior. Fue la primera vez que una abuela de Plaza de Mayo fue sentada en el banquillo de los acusados.
Pero la jugada por limpiar su supuesto buen nombre se le volvió en contra: el juez Rubens Druetta, que presidió el absurdo juicio en agosto de 2002, llegó a la conclusión de que efectivamente Rigatuso había entregado a los estudiantes a los verdugos del Terrorismo de Estado y absolvió a Torres. Quien desenmascaró a Rigatuso ante la Justicia fue nada menos que el segundo de Menéndez, el ex coronel César Anadón, quien declaró que fue el entonces director del colegio quien le dio la lista al ex jefe del Tercer Cuerpo. Anadón terminaría suicidándose dos años después: se pegó un tiro en la cabeza durante su prisión domiciliaria.
Hace unos días, Giselle Parodi, la hermana de Silvina Parodi de Orozco, declaró por primera vez en este juicio. Conmocionada pero firme, Giselle recordó que tenía “sólo 16 años” cuando la vida de su familia cambió definitivamente. “La primera vez que entraron a nuestra historia fue en julio del 1975. Era invierno. Un grupo de hombres armados se metieron a nuestra casa en el barrio de Paso de los Andes, y nos encañonaron a mí, a mi hermano Luis y a su novia Laura (Sonia Torres tuvo tres hijos: Luis, Silvina y Giselle), a mi padre y a unos amigos que nos estaban acompañando a comer unas pizzas. Hicieron destrozos. Uno de ellos me llevó a una pieza que no estaba terminada en el piso de arriba. Yo era chica y lo único que pensaba era que mi mamá estaría loca creyendo que este tipo me estaría haciendo algo. Ellos esperaron que mi hermana Silvina volviera de la facultad. Cuando ella llegó nos cargaron en varios autos y nos llevaron a todos a la D2. Allí nos golpearon a todos. A Luis y a Silvina los separaron de nosotros. Les pegaron y los torturaron en una pieza al lado de donde pusieron a mis padres.”
En este punto, Giselle, una morocha de pelo larguísimo y oscuro, se detuvo por unos momentos. Se cubrió el rostro y volvió a ser la adolescente frágil de aquellos días y noches en las celdas de la D2. Siguió: “Una noche mi madre escuchó cómo apaleaban hasta matar a un chico asmático. Oyó cómo sufría para respirar. Como mi hermano Luis era asmático, creyó que lo habían matado a él. Fue terrible para ella”. A partir de la liberación de toda la familia los siguieron vigilando siempre y donde quiera que fueran.
El secuestro
Silvina y Daniel Orozco se casaron el 31 de diciembre de 1975. Fueron de luna de miel en carpa a Tanti, en el Valle de Punilla. Estaban felices con el embarazo de ella, “que era brillante y siempre se había destacado en todo. Si hasta había sido campeona olímpica de natación”, recordó la hermana. Pero llegó el golpe del 24 de marzo. Ese día fue la última vez que Sonia vio a su hija. Alcanzó a decirle que por favor se fueran del país, que tenía mucho miedo por ella. Silvina y Daniel militaban en el ERP-PRT. Pero la joven tranquilizó a la madre diciéndole que ella no había hecho nada malo. Que sólo quería un país mejor. “Y si todos nos vamos, mami, ¿quién se quedará con el país?”, le preguntó. Ese fue el último beso y la última mirada con sus ojos de cervatillo: esos chispeantes, redondos y vivaces con los que todavía mira desde la pancarta en blanco y negro que Sonia lleva a todas las marchas desde que se convirtió en la primera abuela de Plaza de Mayo de Córdoba.
El secuestro de la pareja ocurrió el 26 de marzo. Los vecinos pudieron escuchar los gritos de Silvina y Daniel. A ella la sacaron envuelta en una frazada para ocultar su panza de casi seis meses y medio de embarazo. La imagen de Silvina así, cubierta, fue descripta en el juicio por la testigo Cecilia Suzzara. En la casa encontrarían luego un certificado médico, en el que un doctor de apellido Ruli que atendió a la joven esa misma mañana, daba la posible fecha de nacimiento del bebé “a fines de junio o principios de julio de 1976”.
–¿Y cómo supieron que el bebé de Silvina había nacido? –preguntó la querellante Marité Sánchez.
–En aquellos años yo era voluntaria en la Casa Cuna –respondió Giselle Parodi–. Ocupaba el cargo de instructora de voluntarios. Siempre llevaba bebés o nenes huérfanos a mi casa para cuidarlos. De pronto empecé a notar que me los retaceaban. Cuando pregunté por qué, una monja, la madre Asunción Medrano, me dijo: “Porque vos y tu mamá ya deben tener suficiente trabajo con el bebé de Silvina”. Ahí yo me enteré de que el bebé había nacido. Ella me contó que había sido invitada a la inauguración de la sala de partos del Buen Pastor (la cárcel de mujeres) y supo que Silvina había tenido un hijo varón. Así que le pedí a la monja que me llevara al Buen Pastor para ver a mi hermana y buscar a mi sobrino. Me acuerdo que fue un día feriado o domingo cuando fuimos por la mañana. No había casi nadie en la calle. Un guardia llamó a una monja jovencita con delantal de cocina que nos atendió y le avisó a la madre superiora que estaba a cargo. Me acuerdo de que entramos al hall y que las monjas se apartaron un poco de mí. Pero pude escuchar cada palabra. La madre revisó un cuaderno de tapas oscuras y dijo: “Sí, Silvina estuvo acá con su bebé, pero hace algunos días la trasladaron al sur. Y el bebé ya no está acá”. Eso fue a fines de junio de 1976 o en los primeros días de julio. Cuando salimos, la monja Asunción Medrano me contó el diálogo y confirmó todo lo que yo había escuchado.
Mazmorras subterráneas
La familia de Silvina Parodi comenzó a buscarla desde la misma tarde en que se la llevaron. Sonia Torres y su ex esposo Enrique Parodi recorrieron comisarías, hospitales, cárceles y hasta morgues en busca de Silvina y Daniel. En esas recorridas, y como Parodi había sido aviador, supo por sus contactos militares que habían sido llevados a La Perla. De hecho, Silvina fue vista en las duchas de ese campo de concentración, donde alcanzó a decirle a una sobreviviente que “la llevarían al Buen Pastor a tener al bebé”. Los padres le siguieron el rastro en su paso por la cárcel de San Martín, la UP1, donde “mi mamá pudo dejarle ropa a Silvina, ya que la nueva pareja de mi padre, Marta, consiguió por un contacto saber que la tenían ahí”. A Sonia Torres le recibieron ropa y elementos de higiene por un tiempo, hasta que dejaron de hacerlo. Esa negativa significaba dos cosas: o que la habían trasladado, o asesinado.
En una de las últimas audiencias del año pasado, el sobreviviente y ex secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba, Luis “Vittín” Baronetto, denunció que “en una recorrida que hice durante mi gestión los presos me contaron que en unas celdas subterráneas habían mantenido ocultos a ‘guerrilleros’ durante la dictadura”. Baronetto recorrió entonces un túnel en el que vio calabozos y decenas de grilletes empotrados en las paredes “a unos cuarenta centímetros del piso”.
En su declaración del año pasado, Sonia Torres detalló: “El entonces director de la prisión, el comisario Montamat, nos había dicho que Silvina estaba allí. Un día Enrique Parodi recibe un llamado del mismísimo Sasiaíñ: ‘Che, Parodi, acá lo traigo preso a Montamat. El les dice a todas las familias que los hijos están bien. Y mi ex esposo –explicó Sonia– por miedo a que le pase algo a Montamat, le dijo ‘habrá algún error, tal vez’”.
El 11 de febrero de este año, los jueces Jaime Díaz Gavier, Julián Falcucci, Camilo Quiroga Uriburu y Carlos, Ochoa junto a los periodistas que cubren este juicio recorrieron, por pedido de las querellantes Marité Sánchez y Mariana Paramio, el túnel –hasta ahora desconocido que le mencionaron los presos a Baronetto. La visita dejó constancia de que “en la cárcel legal coexistieron celdas clandestinas bajo el nivel del suelo”. Coligieron entonces que “es posible” que allí hubieran ocultado a Silvina y a otros secuestrados que no figuraron nunca en los libros.
Cunas con bebés “NN”
Giselle Parodi y su madre Sonia Torres no se dieron por vencidas. Supieron por aquel tiempo que en una sala de la Casa Cuna mantenían ocultos a bebés “que eran hijos de los desaparecidos o de detenidos, porque no sé si entonces ya se usaba esa palabra –aclaró la testigo–. Las cunitas eran de hierro blanco y ahí yo buscaba al hijo de Silvina. En la parte de arriba de las cunas decía ‘NN’. Siempre se ponía el nombre del niño, pero en esas cunitas decía ‘NN’. De esa imagen no me olvido nunca. Yo intentaba desesperadamente encontrar los rasgos de mi hermana, los de su esposo, en las caritas. Esos bebés estaban custodiados por militares armados. Yo entraba sin que me vieran cuando se iban al baño o hacían cambios de guardia. Conocía bien el movimiento”.
–¿Y qué pasó con el cuerpo de voluntarios que integraba? –preguntó Marité Sánchez.
–Un día llegamos y había un candado. Nosotros funcionábamos en el altillo de la Casa Cuna y no nos permitieron trabajar más. En esa época teníamos una compañera, Marta Córdoba, que tenía un tío militar. El le aconsejó que no fuera más porque todas las voluntarias estábamos en la lista negra.
Giselle también recordó ante los jueces que “el doctor (Fernando) Agrelo vio a Silvina y al bebé en el Buen Pastor. El se lo dijo a mi mamá. Agrelo era amigo de una amiga de mi madre, Susana Ghitta. El dio fe de que los vio”. En su testimonio, Fernando Agrelo también nombró a “la monja Monserrat”, por lo que el fiscal Facundo Trotta pidió que se la citara a declarar. El pediatra dijo además que, si bien el bebé “estaba en perfectas condiciones de salud”, la mamá “estaba muy estresada. Yo fui a verla a la cárcel del Buen Pastor por pedido de Sonia Torres. Le habían dicho que, además de pediatra, yo tenía buenas relaciones con las monjas”.
Antes de Agrelo, otro médico que acudió a atender a Silvina, terminó perdiendo su vida. “Era un doctor de apellido Elías”, recordó Sonia Torres. “Le pedimos que la revisara para ver cómo seguía su embarazo. Supimos que fue a la UP1. Al otro día, mientras el doctor Elías estaba operando en Urgencias, entraron los soldados, lo esposaron y se lo llevaron. Su cadáver apareció en una zanja camino a Chacras de la Merced.”
Antes de terminar su declaración, Giselle Parodi giró su cuerpo y miró a los represores que aún continuaban en la sala. Fue entonces cuando les pidió, luchando contra su propio llanto, “un gesto de humanidad. Desde que se llevaron a mis hermanos Silvina y Daniel y a su hijito que los estamos buscando. Nuestra vida ha girado permanentemente en esa búsqueda. En un acto de humanidad, ¡por favor dígannos dónde están los restos de mis hermanos y a quiénes entregaron a mi sobrino! Mi mamá lo merece. Los ha buscado por más de 37 años y nosotros vamos a seguir hasta encontrarlos”.
El nieto de Sonia Torres debe tener ahora casi 38 años. Según le dijo su abuela a Página/12 a la salida de Tribunales, “mientras él no recupere su verdadera identidad seguirá siendo un esclavo de la dictadura. A mí también me robaron la identidad. Yo dejé de ser la que era para ser esta abuela que busca. Y ahora le pido a mi nieto que me busque, que se acerque. Ya tengo 84 años y mi tiempo se termina. Quiero que sepa que cada día, a cada hora, siempre lo estoy esperando”.
Dos testigos gracias a canal Encuentro
Otro de los datos que aportó Giselle Parodi en su testimonio fue la revelación que le llegó de parte del dueño de un bar, Daniel Elvio Martínez, quien también testificó ante el Tribunal Oral Federal N° 1. “Yo conocía a Giselle y su historia porque era técnico y había instalado unas cabinas telefónicas en la farmacia de su mamá, Sonia Torres. Un buen día pusimos un bar en sociedad con mi hermana en la esquina de la Maternidad Nacional. Era habitual que los médicos fueran. Recuerdo que en una de esas noches, en 2010, yo estaba en una mesa con mi hija y, en el canal Encuentro, pasaban una entrevista a Sonia Torres. Entonces escuché que un médico mayor, que siempre iba con otro más joven, le dijo: ‘A la hija de esta mujer la trajeron a acá a la maternidad para tener a su hijo y después se los llevaron’. Mi hermana fue la que averiguó después que ese médico se llama Guillermo Hoffman. Guardé el mensaje de texto que ella me mandó a mi celular.” El testigo Daniel Martínez les entregó el aparato a los jueces para que constataran la fecha y hora en que su hermana le informó el nombre de Guillermo Hoffman, el médico que será citado a declarar como “testigo nuevo en la causa” por pedido de la querella integrada por Marité Sánchez y Mariana Paramio. También se citará a un médico joven, un anestesista llamado León Trelles, que ante el mismo testigo, aseguró: “No, acá se quemó todo, se tiró todo, no van a encontrar nada”, en referencia a los libros de la maternidad en los que se asentaban los partos en esos años. Por el testimonio de Agrelo, en tanto, se solicitó la presencia de la monja Monserrat Tribo y de un empleado de la Casa Cuna, José Alberto Losada.
03/03/14 Página|12
“Que mi nieto sepa que siempre lo estoy esperando”
Sonia Torres es la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba y aún busca al hijo de Silvina Parodi, su hija secuestrada en 1976.
Es el primer caso por robo de bebés que se juzga en Córdoba. A Silvina Parodi la secuestraron a los 20 años y con seis meses y medio de embarazo. Este caso se trató en la reapertura del megajuicio por los crímenes de La Perla.
Por Marta Platía
Desde Córdoba
“Sí, yo vi a Silvina Parodi de Orozco y a su bebé. Cuando los atendí la criatura tendría entre una o dos semanas. Estaba en perfecto estado de salud. Y hasta le enseñé a la madre a darle el pecho. Los vi en la cárcel del Buen Pastor, creo que era invierno, en 1976. Después vi y visité varias veces al bebé, ya solo, sin la madre, en la Casa Cuna.” El testimonio del pediatra Fernando Agrelo fue contundente y acreditó ante el Tribunal Federal N 1 que el bebé de Silvina Parodi, la hija de Sonia Torres, la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo-Córdoba, “efectivamente nació” y que fue separado de su mamá. Ambos continúan desaparecidos, así como el marido de Silvina y padre del bebé, Daniel Orozco. El doctor Agrelo es la primera persona que afirma bajo juramento haber visto y atendido a la joven mamá de 20 años y a su hijo nacido en cautiverio antes de que a ambos fueran desaparecidos. El robo del bebé de Silvina Parodi es el primer caso por sustracción de menores que se juzga en Córdoba.
La reapertura de las sesiones del megajuicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el campo de concentración en La Perla, la D2 y el Campo de la Ribera estuvieron signadas por el caso de Silvina, Daniel y el nieto que la Abuela Sonia Torres busca desde hace más de 37 años.
Silvina Mónica, de 20, y su esposo Daniel Orozco, de 22, eran estudiantes de Economía en la Universidad Nacional de Córdoba. Fueron secuestrados el 26 de marzo de 1976 por una patota integrada por unos “ocho o nueve hombres armados”, y llevados a La Perla. Una compañera de Silvina, cuando ya no pudo resistir las sesiones de tortura a las que fue sometida, condujo a los represores a la humilde casa en la que la pareja vivía en barrio Alta Córdoba. La mujer, una de las pocas sobrevivientes de ese campo de concentración, ya contó en juicio los pormenores del secuestro.
En realidad, Silvina había sido delatada mucho antes. Quien entregó su nombre al entonces jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, fue el director del colegio secundario al que asistió, el Manuel Belgrano, y en el que militó por el boleto estudiantil. Este hombre se llamaba Tránsito Rigatuso y fue quien confeccionó una lista de 19 alumnos, 11 de los cuales la dictadura militar secuestró y desapareció en lo que se conoce como “La noche de los lápices” de Córdoba. Este personaje siniestro cometió incluso el desatino de llevar a juicio a la mamá de Silvina, acusándola de “calumnias e injurias”, ya que Torres le había señalado como delator en una entrevista en La Voz del Interior. Fue la primera vez que una abuela de Plaza de Mayo fue sentada en el banquillo de los acusados.
Pero la jugada por limpiar su supuesto buen nombre se le volvió en contra: el juez Rubens Druetta, que presidió el absurdo juicio en agosto de 2002, llegó a la conclusión de que efectivamente Rigatuso había entregado a los estudiantes a los verdugos del Terrorismo de Estado y absolvió a Torres. Quien desenmascaró a Rigatuso ante la Justicia fue nada menos que el segundo de Menéndez, el ex coronel César Anadón, quien declaró que fue el entonces director del colegio quien le dio la lista al ex jefe del Tercer Cuerpo. Anadón terminaría suicidándose dos años después: se pegó un tiro en la cabeza durante su prisión domiciliaria.
Hace unos días, Giselle Parodi, la hermana de Silvina Parodi de Orozco, declaró por primera vez en este juicio. Conmocionada pero firme, Giselle recordó que tenía “sólo 16 años” cuando la vida de su familia cambió definitivamente. “La primera vez que entraron a nuestra historia fue en julio del 1975. Era invierno. Un grupo de hombres armados se metieron a nuestra casa en el barrio de Paso de los Andes, y nos encañonaron a mí, a mi hermano Luis y a su novia Laura (Sonia Torres tuvo tres hijos: Luis, Silvina y Giselle), a mi padre y a unos amigos que nos estaban acompañando a comer unas pizzas. Hicieron destrozos. Uno de ellos me llevó a una pieza que no estaba terminada en el piso de arriba. Yo era chica y lo único que pensaba era que mi mamá estaría loca creyendo que este tipo me estaría haciendo algo. Ellos esperaron que mi hermana Silvina volviera de la facultad. Cuando ella llegó nos cargaron en varios autos y nos llevaron a todos a la D2. Allí nos golpearon a todos. A Luis y a Silvina los separaron de nosotros. Les pegaron y los torturaron en una pieza al lado de donde pusieron a mis padres.”
En este punto, Giselle, una morocha de pelo larguísimo y oscuro, se detuvo por unos momentos. Se cubrió el rostro y volvió a ser la adolescente frágil de aquellos días y noches en las celdas de la D2. Siguió: “Una noche mi madre escuchó cómo apaleaban hasta matar a un chico asmático. Oyó cómo sufría para respirar. Como mi hermano Luis era asmático, creyó que lo habían matado a él. Fue terrible para ella”. A partir de la liberación de toda la familia los siguieron vigilando siempre y donde quiera que fueran.
El secuestro
Silvina y Daniel Orozco se casaron el 31 de diciembre de 1975. Fueron de luna de miel en carpa a Tanti, en el Valle de Punilla. Estaban felices con el embarazo de ella, “que era brillante y siempre se había destacado en todo. Si hasta había sido campeona olímpica de natación”, recordó la hermana. Pero llegó el golpe del 24 de marzo. Ese día fue la última vez que Sonia vio a su hija. Alcanzó a decirle que por favor se fueran del país, que tenía mucho miedo por ella. Silvina y Daniel militaban en el ERP-PRT. Pero la joven tranquilizó a la madre diciéndole que ella no había hecho nada malo. Que sólo quería un país mejor. “Y si todos nos vamos, mami, ¿quién se quedará con el país?”, le preguntó. Ese fue el último beso y la última mirada con sus ojos de cervatillo: esos chispeantes, redondos y vivaces con los que todavía mira desde la pancarta en blanco y negro que Sonia lleva a todas las marchas desde que se convirtió en la primera abuela de Plaza de Mayo de Córdoba.
El secuestro de la pareja ocurrió el 26 de marzo. Los vecinos pudieron escuchar los gritos de Silvina y Daniel. A ella la sacaron envuelta en una frazada para ocultar su panza de casi seis meses y medio de embarazo. La imagen de Silvina así, cubierta, fue descripta en el juicio por la testigo Cecilia Suzzara. En la casa encontrarían luego un certificado médico, en el que un doctor de apellido Ruli que atendió a la joven esa misma mañana, daba la posible fecha de nacimiento del bebé “a fines de junio o principios de julio de 1976”.
–¿Y cómo supieron que el bebé de Silvina había nacido? –preguntó la querellante Marité Sánchez.
–En aquellos años yo era voluntaria en la Casa Cuna –respondió Giselle Parodi–. Ocupaba el cargo de instructora de voluntarios. Siempre llevaba bebés o nenes huérfanos a mi casa para cuidarlos. De pronto empecé a notar que me los retaceaban. Cuando pregunté por qué, una monja, la madre Asunción Medrano, me dijo: “Porque vos y tu mamá ya deben tener suficiente trabajo con el bebé de Silvina”. Ahí yo me enteré de que el bebé había nacido. Ella me contó que había sido invitada a la inauguración de la sala de partos del Buen Pastor (la cárcel de mujeres) y supo que Silvina había tenido un hijo varón. Así que le pedí a la monja que me llevara al Buen Pastor para ver a mi hermana y buscar a mi sobrino. Me acuerdo que fue un día feriado o domingo cuando fuimos por la mañana. No había casi nadie en la calle. Un guardia llamó a una monja jovencita con delantal de cocina que nos atendió y le avisó a la madre superiora que estaba a cargo. Me acuerdo de que entramos al hall y que las monjas se apartaron un poco de mí. Pero pude escuchar cada palabra. La madre revisó un cuaderno de tapas oscuras y dijo: “Sí, Silvina estuvo acá con su bebé, pero hace algunos días la trasladaron al sur. Y el bebé ya no está acá”. Eso fue a fines de junio de 1976 o en los primeros días de julio. Cuando salimos, la monja Asunción Medrano me contó el diálogo y confirmó todo lo que yo había escuchado.
Mazmorras subterráneas
La familia de Silvina Parodi comenzó a buscarla desde la misma tarde en que se la llevaron. Sonia Torres y su ex esposo Enrique Parodi recorrieron comisarías, hospitales, cárceles y hasta morgues en busca de Silvina y Daniel. En esas recorridas, y como Parodi había sido aviador, supo por sus contactos militares que habían sido llevados a La Perla. De hecho, Silvina fue vista en las duchas de ese campo de concentración, donde alcanzó a decirle a una sobreviviente que “la llevarían al Buen Pastor a tener al bebé”. Los padres le siguieron el rastro en su paso por la cárcel de San Martín, la UP1, donde “mi mamá pudo dejarle ropa a Silvina, ya que la nueva pareja de mi padre, Marta, consiguió por un contacto saber que la tenían ahí”. A Sonia Torres le recibieron ropa y elementos de higiene por un tiempo, hasta que dejaron de hacerlo. Esa negativa significaba dos cosas: o que la habían trasladado, o asesinado.
En una de las últimas audiencias del año pasado, el sobreviviente y ex secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba, Luis “Vittín” Baronetto, denunció que “en una recorrida que hice durante mi gestión los presos me contaron que en unas celdas subterráneas habían mantenido ocultos a ‘guerrilleros’ durante la dictadura”. Baronetto recorrió entonces un túnel en el que vio calabozos y decenas de grilletes empotrados en las paredes “a unos cuarenta centímetros del piso”.
En su declaración del año pasado, Sonia Torres detalló: “El entonces director de la prisión, el comisario Montamat, nos había dicho que Silvina estaba allí. Un día Enrique Parodi recibe un llamado del mismísimo Sasiaíñ: ‘Che, Parodi, acá lo traigo preso a Montamat. El les dice a todas las familias que los hijos están bien. Y mi ex esposo –explicó Sonia– por miedo a que le pase algo a Montamat, le dijo ‘habrá algún error, tal vez’”.
El 11 de febrero de este año, los jueces Jaime Díaz Gavier, Julián Falcucci, Camilo Quiroga Uriburu y Carlos, Ochoa junto a los periodistas que cubren este juicio recorrieron, por pedido de las querellantes Marité Sánchez y Mariana Paramio, el túnel –hasta ahora desconocido que le mencionaron los presos a Baronetto. La visita dejó constancia de que “en la cárcel legal coexistieron celdas clandestinas bajo el nivel del suelo”. Coligieron entonces que “es posible” que allí hubieran ocultado a Silvina y a otros secuestrados que no figuraron nunca en los libros.
Cunas con bebés “NN”
Giselle Parodi y su madre Sonia Torres no se dieron por vencidas. Supieron por aquel tiempo que en una sala de la Casa Cuna mantenían ocultos a bebés “que eran hijos de los desaparecidos o de detenidos, porque no sé si entonces ya se usaba esa palabra –aclaró la testigo–. Las cunitas eran de hierro blanco y ahí yo buscaba al hijo de Silvina. En la parte de arriba de las cunas decía ‘NN’. Siempre se ponía el nombre del niño, pero en esas cunitas decía ‘NN’. De esa imagen no me olvido nunca. Yo intentaba desesperadamente encontrar los rasgos de mi hermana, los de su esposo, en las caritas. Esos bebés estaban custodiados por militares armados. Yo entraba sin que me vieran cuando se iban al baño o hacían cambios de guardia. Conocía bien el movimiento”.
–¿Y qué pasó con el cuerpo de voluntarios que integraba? –preguntó Marité Sánchez.
–Un día llegamos y había un candado. Nosotros funcionábamos en el altillo de la Casa Cuna y no nos permitieron trabajar más. En esa época teníamos una compañera, Marta Córdoba, que tenía un tío militar. El le aconsejó que no fuera más porque todas las voluntarias estábamos en la lista negra.
Giselle también recordó ante los jueces que “el doctor (Fernando) Agrelo vio a Silvina y al bebé en el Buen Pastor. El se lo dijo a mi mamá. Agrelo era amigo de una amiga de mi madre, Susana Ghitta. El dio fe de que los vio”. En su testimonio, Fernando Agrelo también nombró a “la monja Monserrat”, por lo que el fiscal Facundo Trotta pidió que se la citara a declarar. El pediatra dijo además que, si bien el bebé “estaba en perfectas condiciones de salud”, la mamá “estaba muy estresada. Yo fui a verla a la cárcel del Buen Pastor por pedido de Sonia Torres. Le habían dicho que, además de pediatra, yo tenía buenas relaciones con las monjas”.
Antes de Agrelo, otro médico que acudió a atender a Silvina, terminó perdiendo su vida. “Era un doctor de apellido Elías”, recordó Sonia Torres. “Le pedimos que la revisara para ver cómo seguía su embarazo. Supimos que fue a la UP1. Al otro día, mientras el doctor Elías estaba operando en Urgencias, entraron los soldados, lo esposaron y se lo llevaron. Su cadáver apareció en una zanja camino a Chacras de la Merced.”
Antes de terminar su declaración, Giselle Parodi giró su cuerpo y miró a los represores que aún continuaban en la sala. Fue entonces cuando les pidió, luchando contra su propio llanto, “un gesto de humanidad. Desde que se llevaron a mis hermanos Silvina y Daniel y a su hijito que los estamos buscando. Nuestra vida ha girado permanentemente en esa búsqueda. En un acto de humanidad, ¡por favor dígannos dónde están los restos de mis hermanos y a quiénes entregaron a mi sobrino! Mi mamá lo merece. Los ha buscado por más de 37 años y nosotros vamos a seguir hasta encontrarlos”.
El nieto de Sonia Torres debe tener ahora casi 38 años. Según le dijo su abuela a Página/12 a la salida de Tribunales, “mientras él no recupere su verdadera identidad seguirá siendo un esclavo de la dictadura. A mí también me robaron la identidad. Yo dejé de ser la que era para ser esta abuela que busca. Y ahora le pido a mi nieto que me busque, que se acerque. Ya tengo 84 años y mi tiempo se termina. Quiero que sepa que cada día, a cada hora, siempre lo estoy esperando”.
Dos testigos gracias a canal Encuentro
Otro de los datos que aportó Giselle Parodi en su testimonio fue la revelación que le llegó de parte del dueño de un bar, Daniel Elvio Martínez, quien también testificó ante el Tribunal Oral Federal N° 1. “Yo conocía a Giselle y su historia porque era técnico y había instalado unas cabinas telefónicas en la farmacia de su mamá, Sonia Torres. Un buen día pusimos un bar en sociedad con mi hermana en la esquina de la Maternidad Nacional. Era habitual que los médicos fueran. Recuerdo que en una de esas noches, en 2010, yo estaba en una mesa con mi hija y, en el canal Encuentro, pasaban una entrevista a Sonia Torres. Entonces escuché que un médico mayor, que siempre iba con otro más joven, le dijo: ‘A la hija de esta mujer la trajeron a acá a la maternidad para tener a su hijo y después se los llevaron’. Mi hermana fue la que averiguó después que ese médico se llama Guillermo Hoffman. Guardé el mensaje de texto que ella me mandó a mi celular.” El testigo Daniel Martínez les entregó el aparato a los jueces para que constataran la fecha y hora en que su hermana le informó el nombre de Guillermo Hoffman, el médico que será citado a declarar como “testigo nuevo en la causa” por pedido de la querella integrada por Marité Sánchez y Mariana Paramio. También se citará a un médico joven, un anestesista llamado León Trelles, que ante el mismo testigo, aseguró: “No, acá se quemó todo, se tiró todo, no van a encontrar nada”, en referencia a los libros de la maternidad en los que se asentaban los partos en esos años. Por el testimonio de Agrelo, en tanto, se solicitó la presencia de la monja Monserrat Tribo y de un empleado de la Casa Cuna, José Alberto Losada.
03/03/14 Página|12
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