domingo, 4 de agosto de 2013
Un obispo condenado a muerte Por Daniel Cecchini dcecchini@miradasalsur.com
El asesinato de monseñor Enrique Angelelli. El 4 de agosto de 1976, “el obispo de los pobres” fue asesinado cerca de Chamical, en La Rioja. La dictadura intentó disfrazar el atentado como un accidente. La derecha peronista también lo quería muerto.
En Punta de los Llanos, un paraje ubicado a la vera de la ruta que une la ciudad de La Rioja con Chamical, entre 1976 y 1983 se levantaron sucesivamente tres cruces. La primera, de madera, fue rápidamente destruida; la segunda, de cemento, fue volada en pedazos por un explosivo en 1977; la tercera, de hierro forjado, se mantuvo incólume hasta la vuelta de la democracia. A su alrededor solía haber flores frescas que dejaban manos anónimas, pero lo que más llamaba la atención de quienes se detenían a observarla –como este cronista hizo una vez, en agosto de 1983– era un neumático casi nuevo, semienterrado, que alguien había colocado a pocos metros de ella. La presencia de ese neumático era en sí misma un mensaje que contradecía la versión oficial de la dictadura que sostenía que el obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli, había muerto en ese lugar como consecuencia de un accidente de tránsito. Era un grito silencioso que denunciaba lo que en La Rioja nadie se atrevía a decir en voz alta: que al “obispo de los pobres” lo habían asesinado.
El 4 de agosto de 1976, poco después de mediodía, monseñor Enrique Angelelli salió rumbo a La Rioja desde Chamical al volante de su vieja camioneta Fiat 1500. A su lado viajaba el padre Arturo Pinto, que lo había acompañado para celebrar una misa en memoria de los padres Gabriel Longeville y Carlos Murias, secuestrados, torturados y acribillados el 18 de julio en esa ciudad. Angelelli sabía que el asesinato de los dos curas formaba parte de una ofensiva que lo tenía como objetivo final y que había incluido por esos días la detención de los sacerdotes Eduardo Ruiz, en Olta, y Gervasio Mecca, en Aimogasta, y la muerte del laico Wenceslao Pedernera, ametrallado en la puerta de su casa por un grupo de tareas que había ido a secuestrar a otro cura. A pesar de todo, el obispo seguía en La Rioja. “Ahora es mi turno”, le dijo a su sobrina María Elena.
Angelelli sabía de qué hablaba. Días antes se había entrevistado con el jefe del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, para denunciar las violaciones de los derechos humanos que se estaban cometiendo en su diócesis y la persecución de que era objeto el obispado riojano. “General, usted y yo somos católicos, tenemos que rezar un Padrenuestro por los perseguidos”, le dijo al militar luego del infructuoso encuentro. Menéndez le contestó sin contemplaciones: “Yo no rezo el Padrenuestro por los subversivos porque no los considero hijos de Dios”. Y antes de despedirlo le advirtió: “El que se tiene que cuidar es usted”.
Ese 4 de agosto, en el asiento trasero de la camioneta, Angelelli llevaba una carpeta con la documentación y los testimonios que había reunido en los últimos días sobre los asesinatos de Murias y Longeville, y que señalaban a por lo menos uno de los responsables de sus muertes: el jefe de la Base Aérea de Chamical, comodoro Luis Estrella. El obispo pensaba entregar copias a la cúpula de la Iglesia Católica Argentina y al nuncio apostólico, Pío Laghi.
Al llegar a Punta de los Llanos, en la ruta desierta, un Peugeot 404 encerró a la camioneta del obispo, la hizo volcar y dar varios tumbos. Angelelli salió despedido y quedó inconsciente sobre el asfalto. El cura Pinto quedó, herido, dentro del vehículo. De acuerdo con pericias posteriores, al obispo lo remataron con varios golpes en la nuca; a Pinto, creyendo que no había visto nada, lo dejaron con vida. El cadáver de monseñor Angelelli quedó más de seis horas tirado sobre la ruta, rodeado de policías que impedían que nadie se acercara. A Pinto lo trasladaron a un hospital. Cuando se recuperó, se alejó prudentemente de La Rioja y encontró refugio en el obispado de Neuquén, a cargo de monseñor Jaime de Nevares, uno de los pocos obispos que no silenciaron las violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura.
El destino de la documentación que Angelelli llevaba en la camioneta se conoció años después, por el testimonio del represor Peregrino Fernández ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU: “Uno o dos días después de ocurrido el suceso, los papeles que portaba el obispo Angelelli en el momento de su fallecimiento llegaron a la Casa de Gobierno dirigidos al ministro (del Interior, Albano) Harguindeguy, en una carpeta remitida desde la guarnición militar de Salta, con expresa indicación de que se trataba de documentación confidencial. Este hecho llamó la atención del declarante, ya que los citados papeles no fueron entregados a la causa judicial, como tampoco entregados a los allegados de monseñor Angelelli (…)
La documentación fue entregada al general Harguindeguy (…) Quiere aclarar el dicente que prestó especial atención al hecho por la forma estrictamente ‘secreta’ que se dio a la existencia de esta carpeta. Añade que no tiene conocimiento del destino posterior de la misma, puesto que el general manejaba en forma personal todos los hechos referentes a la Iglesia”, declaró.
El 5 de agosto de 1976 los diarios argentinos titularon que monseñor Angelelli había muerto en un accidente automovilístico. Sin embargo, en La Rioja, eran muchos los que sabían que no había sido así, aunque no se atrevían a decirlo.
Buscando la verdad . En agosto de 1983, siete años después de la muerte de Angelelli, cuando Jaime de Nevares denunció públicamente que había sido asesinado, este cronista viajó a la provincia de La Rioja enviado por un semanario de Buenos Aires. Allí recorrió los lugares donde habían muerto Angelelli y los curas Murias y Longeville, y entrevistó a antiguos colaboradores del obispo, a una de las monjas laicas que asistió al cura Pinto mientras permanecía internado con custodia policial, a periodistas y vecinos de la capital provincial y de Chamical. A pesar de que la dictadura ya estaba en franca retirada, el temor a hablar era notorio.
De todos los testimonios que pudo recoger, el más llamativo fue el de monseñor Bernardo Witte, reemplazante de Angelelli en el Obispado de La Rioja. Después de más de media hora de contestar con frases hechas las preguntas del cronista y de que el reportero gráfico Jorge Salto tratara sin suerte de sacarle una foto donde apareciera natural, el obispo dio por terminada la entrevista. Se ofreció a acompañar al cronista hasta la calle. Una vez allí le dio la mano y por primera vez habló con soltura, pasando del distante tratamiento de “usted” al tuteo: “Vos fuiste hasta Chamical, ¿no? Viste lo que es esa ruta… es un billar. Pensá cómo pudo haber ocurrido ‘el accidente’”, le dijo mirándolo a los ojos. Muchos años después, en 2006, Witte se desdiría en parte de estas palabras, que fueron oportunamente publicadas. “Las fuerzas del mal asesinaron a Carlos y Gabriel y al laico Pedernera, también querían matar a monseñor Angelelli, pero su muerte fue a causa de un accidente de tránsito”, dijo.
En la mira. La escalada de la dictadura cívico militar contra el obispo Enrique Angelelli, que terminó con su asesinato en Punta de los Llanos, fue en realidad el capítulo final de una ofensiva que comenzó mucho antes, a poco de que se hiciera cargo del Obispado riojano, en 1968. La desigualdad social que reinaba en su diócesis y los abusos que cometían los terratenientes con los campesinos lo llevaron no sólo a predicar la opción por los pobres sino a trabajar activamente junto a ellos, ayudándolos a organizarse para resistir. Las dictaduras de la autodenominada Revolución Argentina lo toleraron a duras penas, pero a partir de 1973 el gobierno provincial del peronista Carlos Menem lo hizo objeto de ataques despiadados, tanto desde la prensa adicta como por la vía de los hechos.
Para muestra basta un botón. El 18 de noviembre de 1973, el diario El Sol, de la capital provincial, publicó en portada una obscena operación de prensa contra Angelelli y, de paso, contra Alipio Paoletti, director del diario El Independiente, cuyas páginas se hacían eco de las denuncias del obispo. “DESBARATAN PLAN MARXISTA”, titulaba El Sol en su portaba, y en la bajada, agregaba: “Angelelli muy comprometido”. Para redondear, en una suerte de copete o segunda bajada, El Sol abundaba: “Mediante infame maniobra se pretendía desprestigiar a sus más tenaces opositores. Alipio E. Paoletti, director del diario El Independiente, sería uno de los contactos”.
La nota, sin firma, afirmaba que un tal Carlos Adolfo del Prado Medina (a) El Caminante, detenido por la policía provincial, había decidido “declarar expontáneamente” (sic) su conocimiento de un plan que ejecutaría “una pareja de hippies” para implicar a “importantes funcionarios del gobierno de la provincia” en el tráfico de drogas. Estos funcionarios, según El Caminante, “caracterizados todos ellos por pertenecer a la línea ortodoxa del peronismo local y ser tenaces opositores al marxismo, identificados con la línea nacional”.
Según el artículo, El Caminante había confesado ser parte del plan y que “había sido enviado por sacerdotes tercermundistas que actúan en la provincia de Santa Fe, juntamente con un grupo de personas marxistas”. Su misión era “ponerse en contacto con personas allegadas a los círculos adictos al obispo Angelelli (quien) estaba en conocimiento del plan y sería el principal organizador”. De acuerdo con El Sol, el plan también estaba “orquestado y dirigido por el tercermundismo nacional y local, aproyados por el director del diario El Independiente y algunos de sus más íntimos colaboradores, públicamente identificados con la línea pastoral del obispo Angelelli”. El artículo, plagado de contradicciones y verbos en condicional, no aportaba ninguna prueba ni testimonio on the record.
Las operaciones de prensa contra el obispo dieron paso muy pronto a los hechos. Sus misas solían ser interrumpidas por grupos de manifestantes, en algunos casos encabezados por Amado Menem, uno de los hermanos del gobernador, que llegaron incluso a atacar a Angelelli a piedrazos dentro de la catedral. Por entonces, el obispo ya recibía constantes amenazas de muerte. Después del golpe del 24 de marzo a Angelelli sólo le quedaron dos alternativas: alejarse de La Rioja o morir. El obispo eligió quedarse. “No puedo esconderme debajo de la cama”, le dijo a María Elena, su sobrina, pocos días antes de ser asesinado.
El juicio por el asesinato de monseñor Angelelli comenzará en La Rioja en octubre, 37 años después de su muerte. En el banquillo se sentarán los tres imputados que todavía están vivos: Luciano Benjamín Menéndez, el comodoro Luis Estrella y el represor Juan Carlos Romero (a) La Bruja. Los genocidas Jorge Videla y Albano Harguindeguy gozarán de la impunidad que les brindó la muerte
04/08/13 Miradas al Sur
La “guerra antisubversiva” en Tucumán: motivos y pretextos Por Marcos Taire. Periodista sociedad@miradasalsur.com
La instrucción en el monte de los futuros guerrilleros. La infiltración. Los operativos del comisario Villar y el general Menéndez. La toma de Acheral. La Ley 20.840 de Seguridad Nacional, antesala de la Operación Independencia y de la decisión política que reclamaban los “duros” del Ejército.
El motivo y pretexto esgrimido por las Fuerzas Armadas, fundamentalmente el Ejército, para arrancar al gobierno de Isabel Perón el decreto que ordenó la Operación Independencia fue la instalación de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez en las montañas del suroeste tucumano. El análisis de la importancia de ese grupo insurgente, su envergadura y el método que aplicaron las autoridades estatales para combatirlo es una discusión abierta, que hasta ahora se ha mantenido en límites muy estrechos.
Los militares conocían perfectamente la verdadera composición y fuerza del grupo guerrillero. Sabían que, en el marco de lo estrictamente bélico, no representaba un peligro militar.
La Compañía de Monte fue infiltrada por los militares desde su instalación, lo que les permitió conocer en detalle la cantidad de combatientes que la integraban, su armamento y su equipamiento. Estaban al tanto de sus movimientos y de la logística prevista. También pudieron conocer de antemano, gracias a la acción de ese “filtro”, la realización de algunas acciones de los guerrilleros.
El Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) había iniciado varios años antes la preparación de militantes para el lanzamiento de un frente rural. Los primeros, esporádicos campamentos, fueron instalados en 1968. La caída, en 1969, de un gran número de dirigentes y militantes de la agrupación, episodio conocido como “el desastre de Tucumán”, frustró ese primer intento, que fue retomado en 1973, coincidentemente con la reinstauración democrática.
En su corta existencia, la Compañía de Monte nunca tuvo más de 35 combatientes permanentes. Es decir, ése fue el número más elevado de guerrilleros instalados en el monte. En un par de oportunidades, ese grupo fue reforzado por otros contingentes para llevar a cabo acciones de importancia que, paradójicamente, terminaron en derrotas.
Desde mediados de 1974, fecha en que comenzó la instrucción en el monte, hasta que los últimos combatientes fueron retirados de la zona, a mediados de 1976, la guerrilla rural prácticamente no combatió. Algunos de sus integrantes, no todos, participaron en algunas escaramuzas que de ninguna manera pueden llamarse combates, como pomposamente dicen los apologistas militares.
La realidad es que el Ejército nunca se propuso buscar y combatir a la Compañía de Monte. En cambio, utilizó su presencia en la zona para descargar una brutal represión contra el pueblo tucumano.
Un importante dirigente de la organización guerrillera reveló que menos de diez combatientes de la Compañía de Monte cayeron en enfrentamientos directos con el Ejército. El resto de las bajas fueron el fruto de detenciones y secuestros en el llano, en los poblados y ciudades.
Instrucción en el monte. El V Congreso del PRT, realizado en junio de 1970 en las islas Lechiguanas, en el Delta del Paraná, había resuelto la creación del ERP y designado a Joe Baxter, “encargado de acelerar los plazos” para la fundación de un frente rural en Tucumán. Baxter, un histórico del nacionalismo y el peronismo revolucionario que se había integrado en fecha reciente al PRT, hizo todo lo contrario y hasta se negó a viajar a la provincia norteña, un lugar emblemático para la militancia de la organización.
El PRT había intentado realizar la formación de sus combatientes en el exterior, pero sus gestiones en tal sentido fueron un fracaso total. Tanto los cubanos como otros probables aliados se negaron a brindar asistencia para la instrucción de los futuros guerrilleros. Los motivos centrales esgrimidos fueron la existencia de un gobierno elegido democráticamente y la presencia de Perón en el poder.
El voluntarismo de Santucho y sus camaradas los llevó a encarar la preparación en el mismo terreno donde se desarrollarían las acciones, a pesar de todo. Y fue el propio Santucho quien se echó al monte con un grupo de futuros combatientes.
Santucho había leído a los mejores exponentes de la teoría de la guerra de guerrillas. Tenía una voluntad a toda prueba y una decisión inquebrantable para encarar el desafío. Su ejemplo de vida y militancia eran fundamentales en la formación del primer grupo de guerrilleros rurales. Pero nunca había tenido instrucción militar, es decir, lo suyo fue un aprendizaje en el terreno, junto al grupo que integraría la Compañía de Monte.
Los testimonios que se han podido recoger destacan que el grupo inicial estuvo compuesto por cordobeses, rosarinos y porteños. De Tucumán había muy pocos y no eran de la zona donde se instaló la Compañía de Monte.
Alrededor de medio centenar de reclutas participaron en la etapa de formación. La improvisación caracterizó todo su accionar. A la presencia de gente sin experiencia en la vida en el monte se le sumó la falta de organización y la indisciplina derivada de la desmoralización a la que llevaron el cansancio, las precarias condiciones de vida, etc.
El grupo contaba con buen armamento, probablemente mejor que el que tuvieron en sus comienzos los grupos guerrilleros rurales que se habían conocido hasta entonces, tanto en nuestro país como en el exterior. La mayoría tenía fusiles FAL, provenientes de una “expropiación” efectuada al Ejército Argentino.
El apoyo logístico que debía brindar la regional tucumana del PRT fue insuficiente desde el comienzo de la preparación de los guerrilleros. Eso ocurrió por la debilidad de la organización en la provincia, lo que fue subestimado por Santucho. Éste creía que esa debilidad se subsanaría justamente con la presencia y el accionar de la propia Compañía de Monte.
El descubrimiento. Los militares supieron de la presencia de la Compañía de Monte apenas se instaló en el monte. Un informante se había infiltrado en el grupo inicial. De alguna manera se las ingenió para comunicar a sus superiores la presencia de los guerrilleros.
Los militares, que entonces estaban en Tucumán a las órdenes de Luciano Benjamín Menéndez, enviaron a rastrillar la zona a dos policías. Acompañados por un baqueano, se echaron a andar por las sendas al oeste de Famaillá. Una patrulla guerrillera se topó un día con el baqueano y los policías vestidos de paisanos. Los guerrilleros vestían ropa verde oliva y estaban armados. No fue necesario que se dieran a conocer para que los policías comprobaran que el dato enviado por el “filtro” era cierto. Los guerrilleros conversaron con los paisanos y los dejaron marchar.
Cuando fue lanzada la Operación Independencia los militares difundieron la versión de que un peón de la finca del entonces gobernador Amado Juri, en Sauce Huascho, había sido quien alertó sobre la presencia del grupo guerrillero. Probablemente esa versión fue obra de la inteligencia militar destinada a proteger al “filtro” y de paso mostrar un rechazo campesino a los insurgentes.
En los primeros días de mayo el gobierno nacional dio la orden de actuar a la Policía Federal. Hubo algunos cabildeos entre los militares, los policías federales, las autoridades provinciales y la Justicia federal. Había renuencia de parte de los tucumanos en encarar la búsqueda de los guerrilleros con participación de una fuerza federal.
El 13 de mayo la Federal comenzó los preparativos para una acción de envergadura. Organizó una fuerza de tareas integrada por medio millar de hombres especializados en “lucha antisubversiva”, contando además con importantes elementos de apoyo.
El 19 fue establecido como el día D. Las fuerzas policiales contarían con una docena de helicópteros (aportados por el Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada, la Federal y el Ministerio de Bienestar Social de la Nación), camiones del Ejército, tanquetas y vehículos livianos y mulas. Además, desde el aeropuerto de Santiago del Estero operarían dos aviones Mentor.
El plan consistía en ejecutar un procedimiento de “yunque y martillo” sobre una zona perfectamente delimitada, de la cual tenían abundante información sobre el movimiento de los guerrilleros. La táctica consistía en bloquear el accionar de los insurgentes (yunque) y presionar con los elementos helitransportados (martillo).
El domingo 19 las condiciones meteorológicas impidieron el accionar de aviones y helicópteros, tal como estaba previsto en el plan original. Sobre la marcha cambiaron los planes y ejecutaron otro, improvisado aunque también de envergadura. Su jefe fue el comisario Alberto Villar, fundador de una de las ramas de la Triple A.
Durante una semana los policías federales sembraron el miedo en Tucumán, ejecutando allanamientos ilegales y detenciones masivas. No hubo enfrentamientos y la fuerza de tareas se retiró sin haber hecho contacto con los guerrilleros.
La toma de Acheral. En el momento en que las autoridades descubrían y comprobaban la existencia del grupo guerrillero, Santucho y su gente evaluaban la posibilidad de abandonar el monte y dejar para otras circunstancias el inicio de la guerrilla rural. Inexplicablemente, su descubrimiento y el operativo policial obraron en contra de esa decisión.
La embrionaria Compañía de Monte evitó todo contacto con los policías federales, internándose en el monte en zonas que era imposible rastrillar. Cuando se suponía que se cumpliría con lo acordado, es decir desactivar la guerrilla rural hasta mejor oportunidad, Santucho tomó la decisión de dar a conocer su existencia. Y se organizó la toma de Acheral.
Menos de una semana después del retiro de los federales, la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez copó la localidad de Acheral. Pequeño poblado ubicado a la vera de la ruta 38 –la principal de la provincia–, a 40 kilómetros de San Miguel de Tucumán, es el portal de entrada a Tafí del Valle y los Valles Calchaquíes. Acheral había tenido su momento de esplendor años atrás, cuando era estación de trenes del principal ramal ferroviario y funcionaba el vecino ingenio Santa Lucía. Pero en 1974 era un fantasma del pasado, sin trenes, desactivados por Frondizi, y sin ingenio, cerrado por Onganía.
La toma de Acheral no fue una acción difícil ni arriesgada. Los guerrilleros tomaron la comisaría, donde se toparon con tres o cuatro policías asombrados y temerosos, la oficina de correos, la vieja estación abandonada y cortaron la ruta. Después izaron la bandera del ERP, entonaron su himno y arengaron a unos pocos pobladores que miraron sin entender qué estaba pasando.
Los motivos de Menéndez. El copamiento de Acheral generó una inmediata reacción de los militares. De esa fecha es un documento que revela que los uniformados querían a toda costa encargarse de la represión, con las fuerzas de seguridad y policiales subordinadas a su mando. Se trata de un informe elevado por el entonces jefe de la Quinta Brigada, Luciano Benjamín Menéndez a su superior, general Enrique Salgado, comandante del Tercer Cuerpo.
Según Menéndez, “la Policía Federal no está instruida, ni entrenada ni equipada ni armada para efectuar operaciones sostenidas con efectivos de magnitud, pues su misión es combatir la delincuencia y obtener información y explotarla, basando su eficacia en la lucha singular de sus hombres aislados y no en la capacidad táctica de sus cuadros”. Agregaba que “la Policía Federal no cuenta con cuadros capaces de planear, conducir y ejecutar operaciones de combate”.
Al describir la incursión de los federales en busca de guerrilleros, Menéndez destacaba que “los efectivos policiales no penetraron en el monte ni lo batieron, limitándose a permanecer en proximidades de los caminos, a donde eran llevados todas las mañanas y traídos todas las noches por columnas de transporte del Ejército (salvo 80 hombres que hicieron un vivac durante dos días)”.
En su escrito, Menéndez reclamaba que “la operación debió y pudo haber sido realizada por el Ejército (…) explotando las informaciones existentes en la comunidad informativa local y utilizando la Policía Federal para los interrogatorios de prisioneros y explotación de la información obtenida y cuando ésta imponga, para realizar acciones en otros lugares de la provincia o del país, como ser allanamientos, detenciones, etc”.
El objetivo de los jefes militares era lograr la intervención directa del Ejército, lo que a esa altura de los acontecimientos no autorizaban las leyes vigentes. Obsesivo, Menéndez desgranaba sus puntos de vista: “La lucha contra la guerrilla tiene un ciclo de tres partes: 1) información para saber dónde están los guerrilleros; 2) acción para detenerlos y 3) sanción para evitar nuevas actuaciones”.
El corolario del memo de Menéndez fue un anticipo de lo que ocurrirá pocos meses después: “El Ejército debe disponer de la conducción de los tres capítulos del ciclo de la lucha contra la guerrilla (y) someter a la justicia militar a los guerrilleros para una represión rápida y efectiva”. Y el final es un reclamo que incuestionablemente fue escuchado por las autoridades, para que el gobierno nacional adoptase la decisión política de “encontrar a la guerrilla (…) y aniquilarla donde se la encuentre (para lo cual debe haber un respaldo total y definitivo a las sanciones que imponga)”.
En un anexo de su memo, Menéndez se quejaba del accionar de la Justicia, al señalar que la mayoría de los detenidos por la policía durante el operativo fue dejada en libertad por el magistrado actuante, doctor Jesús Santos, lo que “produjo un efecto psicológico desfavorable”.
El escrito de Menéndez pasó a integrar un voluminoso expediente que, sin lugar a dudas, fue pieza clave en la argumentación militar para arrancar al gobierno de Isabel Perón la firma del decreto ordenando la Operación Independencia. Ese “expediente de más de cincuenta páginas: el Nº U2 40298 ‘Secreto’, con fecha 17 de junio de 1974, que el general Carlos Dalla Tea, Jefe II Inteligencia del Estado Mayor, envió al jefe de Operaciones del EMGE, general Alberto Numa Laplane”.
Esta documentación adquiere un valor inestimable por varios motivos: a) es la última vez que un documento oficial de los militares menciona las palabras guerrilla y guerrilleros; b) es la primera vez que hablan de la necesidad de aniquilar y c) quien difunde la documentación es un ex jefe de la SIDE, organismo rector en materia de espionaje interno, infiltración y represión.
Primer operativo militar. A mediados de agosto, Menéndez plasmó en realidad un sueño: comandar tropas en una incursión al monte tucumano. Durante dos semanas más de mil efectivos rastrillaron la montaña sin encontrar guerrilleros. Apoyado por fuerzas de Gendarmería y las policías Federal y Provincial, el único resultado que pudo exhibir fueron dos centenares de paisanos detenidos en allanamientos a sus hogares o en controles camineros por no portar documentos de identidad.
El operativo encabezado por Menéndez fue decidido por los jefes militares, no contó con orden ni autorización escrita del poder político, pero se realizó a la luz del día, con profusa difusión periodística en todo el país y, sin embargo, no hubo una sola queja por ello, a pesar de que se estaba violando las leyes vigentes.
Días más tarde, el 28 de septiembre de 1974, el gobierno nacional hacía aprobar en tiempo récord la Ley Nº 20.840, de Seguridad Nacional, que autorizó la intervención de las Fuerzas Armadas para reprimir “los intentos de alterar o suprimir el orden institucional y la paz social de la Nación”. De esta manera se había completado el círculo. Los militares ya tenían la ley y, lo más importante, la decisión política que reclamaba Menéndez para aniquilar.
04/08/13 Miradas al Sur
Milagros Por Hugo Presman
La periodista alemana Gaby Weber realizó en el 2003 un documental donde documentó la forma que la empresa Mercedes Benz fue cómplice de la desaparición de quince obreros durante el terrorismo de estado. El jefe de producción, Juan Ronaldo Kasselkraut, declaró en el Juicio por la Verdad, en La Plata, en el 2001. Hizo referencia a los problemas que causaba a la empresa la comisión interna y los activistas, ya que no lograban quebrar la resistencia obrera en la planta. Se lamentó de que se destruían máquinas, había sabotaje y trabajo muy lento. Con relación a las desapariciones y el incremento consiguiente de la productividad, comentó: “Luego de un tiempo prudencial no volvieron a suceder esas cosas, mejoró la productividad, o sea, milagros no hay doctor.”
Milagro parece que hay, cuando muchos políticos degradan a la política sustituyendo ideas por epítetos descalificadores y sin embargo la política seduce a franjas activas de la población.
En realidad, milagros no hay, aunque la realidad demuestra que hay casos que la aseveración es desmentida. Elisa Carrió había entrado en un eclipse prolongado, luego de una elección en la que había perdido con relación a la anterior casi 28 puntos y medio, quedando reducida a una secta de apenas 1,6%. Había actuado en la elección anterior como una revitalizadora de un radicalismo con caídas frecuentes que lo llevan rutinariamente a pasar por la sala de terapia intensiva. Ahora necesitaba que alguien concurriera a ayudarla a ella, a quien Jorge Asís, un hábil manejador de la ironía, denominó: “Una empresa de demolición, que luego no sabe qué hacer con los escombros”. Pero a caballito de “Jesús” Lanata y su prédica denunciadora, la chaqueña convertida en un símil del bíblico “Lazaro”, ha recuperado credibilidad y resucitado en la clase media porteña, más allá, o tal vez por ello, de una pirotecnia verbal que transita la desmesura superlativa, y realizará una excelente elección, un milagro en la Ciudad, acechando al hijo de Franco.
Milagro hay cuando Alfredo Leuco conserva una credibilidad alta a pesar de las desmesuras superlativas que realiza en sus columnas diarias en Radio Continental. Llamó al lockout patronal del 2008, “El 17 de octubre de los pueblos del interior”. Sujeto de una broma por parte del periodista y bloguero Lucas Carrasco, el ferviente hincha de Boca, denunció por radio y televisión, que el entrerriano lo había amenazado de muerte, mientras recibía solidaridades de colegas tan enfervorizados como el columnista de Fernando Bravo en encontrar motivos para pegarle al kirchnerismo. Ahora, en su columna en Radio Continental del 26 de julio, realizó un milagro y convirtió al ex cardenal Bergoglio, devenido en el Papa Francisco, en “un compatriota extraordinario que es lo mejor que produjo estas tierras, tal vez, en toda su historia” Y para justificarlo, lo describe como un hombre que tiene virtudes reconocidas a San Martín, Belgrano, Mariano Moreno, Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Evita y Arturo Illía. Y para demostrar que no exagero, que el milagro de Leuco es real, cierra su nota así: “Ya sé que no lo puedo votar. Ya sé que no es candidato. Pero es el espejo que refleja lo mejor de este país. Es el argentino que nos transmite esperanza y capacidad transformadora. Es el Papa. Tranquilamente puede ser un presidente y un prócer. Podrán imitarlo, pero igualarlo jamás. Porque el país no está temblando. Esta latiendo patriotismo, solidaridad y emoción. Se siente, se siente, Francisco presidente. Y si el no puede ser, que algún argentino que se atreva a recoger su nombre y lo lleve como bandera a la victoria.”
Milagro es que el jefe del ejército César Milani, haya pasado tres ascensos sin que se conociera algunos antecedentes que debieron ser estudiados antes de que se aprobara y concretara su designación al grado superior. Que hubiera desparecido el legajo de su actuación en Tucumán es también un milagro. Sin embargo, el jefe de producción de Mercedes Benz, Juan Ronaldo Kasselkraut, afirmaba “Milagros no hay”.
Milagro es que políticos cuyos silencios son más apreciados que sus discursos construidos con los materiales de la insustancialidad y las ondas de amor y paz, como Massa, Scioli y Macri, son ampliamente reconocidos en sus territorios.
Milagro es suponer que uno puede ascender en una escalera que carece de escalones, que es el equivalente a la peregrina teoría que se puede gobernar sin afectar a nadie o en su versión más bizarra con el consentimiento y aprobación de los afectados.
Milagro es hacer una alianza evidente y negarla públicamente como sucede con el acuerdo entre Massa y Macri. El hijo de Franco parece la amante despechada de Sergio Massa que lo oculta ante su mujer que viene a ser el electorado que ha seducido y aquel otro que intenta atraer.
Milagro es que se le pague a la mayoría de los publicitarios que hacen los spots de campaña electoral, en los cuales es difícil diferenciar si son en serios o en broma.
Milagro es el que ha producido el cardenal Jorge Bergoglio, cuestionado por algunos sectores políticos y periodísticos, al transformarse en el Papa Francisco, con un coro planetario de elogios y alabanzas.
Milagro es que pueda afirmar el Papa que todo lobby es malo, cuando el fue el promotor del lobby contra el matrimonio igualitario.
Milagro es que se denomine socialista a un partido liberal y cuyo referente nacional nunca habla del poder económico, de los monopolios, y que votaría por Capriles en Venezuela.
Milagro es que un empresario como Francisco de Narváez hable de unirse, de consenso y su slogan es “Ella o vos”, sin que no se le haga notar la flagrante contradicción.
Milagro es que el caso Ángeles lleve más de 50 días y que con pocas novedades tenga transmisión en cadena todos los días, durante muchas horas en los canales de noticias y de la televisión abierta.
Milagro será que dentro de algunos años Victoria Donda no sea la heredera de Patricia Bullrich.
Milagro sería que La Nación y Clarín, junto a su empleado más calificado Jorge Lanata dieran una noticia positiva.
Milagro será el día en que el gobierno alguna vez reconozca claramente un error.
Milagro ocurrirá cuando se pueda terminar un campeonato de fútbol sin heridos ni muertos.
Milagro es que la política se haya municipalizado y pueda apasionar. Como escribió el ensayista Alejandro Horowicz: “Desde que el debate sobre la cosa pública no supone definiciones estratégicas, ni programas para llevar adelante, sino marketing y gestión, lo más parecido a un intendente termina siendo otro intendente, y todos tratan de satisfacer a los vecinos; los viejos socialistas denominaban jocosamente "política municipal" a la gestión, para diferenciarla de la política en serio…….Y obviamente no conozco a mucha gente que pueda apasionarse leyendo un digesto municipal, y muchísimo menos creer que la renovación de la política –más allá de lo que se entienda por tal cosa– puede surgir de discutir el asfaltado de las calles de tierra.”
Milagro es que en el acto de la Sociedad Rural y en las protestas de la Mesa de Enlace confluyan los patrones con el Momo Venegas, representante de los peones rurales. Es un milagro que Marx no previó para la sociedad capitalista: el fin de las clases sociales.
Milagro hubiera sido que el Presidente de la Sociedad Rural hiciera un discurso diferente, ya que tienen uno escrito desde hace más de un siglo para enfrentar a los gobiernos populares. Sólo cambia la intensidad de la diatriba y en otros tiempos el panfleto leído servía para actuar como acicate para que las fuerzas armadas actúen. Hoy convocan a una parte mayoritaria de la oposición arrodillada ante el poder.
Milagro es poder hablar de corrupción, como lo hizo el presidente de la Sociedad Rural desde un predio arrebatado al patrimonio público.
Milagro es que en Marcos Paz, un ex directivo de la Sociedad Rural es ahora candidato a Concejal Suplente del Partido Obrero.
Milagro se produce cuando los cipayos se convierten ocasionalmente en nacionalistas para jaquear un gobierno mucho más nacional y popular.
Y por fin, milagro es que pueda terminar escribiendo una nota corta.
Diario Registrado
¿Perdón? El mamporro mediático aplicado el martes pasado por Beatriz Sarlo a Gabriela Michetti
en La Nación ha alcanzado trascendencia no solo por bien escrito, sino por la identidad de su destinataria.
Decir que Michetti está poco acostumbrada a estos trances que para cualquier político kirchnerista forma parte de la vida cotidiana, es decir poco.
En realidad la sonrosada epidermis de Gaby era virgen al castigo, y al primer chirlo se puso violeta. Ello es un efecto secundario, pero inevitable, de la coraza mediática que protege a todos y cada una de las "esperanzas blancas" de los medios hegemónicos, que solo reciben asentimientos acríticos de sus entrevistadores desde hace años, con la sola condición de mostrarse ferozmente adversos al proyecto que hoy encarna Cristina Kirchner.
Es previsible entonces que cuando una pluma como la de Sarlo se acuerda de revolear un sopapo para ese lado, cunda el pánico. Son, los políticos opositores, como aquella tararira del cuento de Jauretche que se ahogó cuando se cayó en el agua, desacostumbrada a su elemento natural de tanto vivir en una realidad ajena a su mundo. El elemento natural del dirigente político debería ser el debate, la polémica, el intercambio de ideas, partiendo de la aceptación de una sociedad inserta en una realidad polifacética y que no admite lecturas únicas. Pero tanto fantasear con la política cool, de una sociedad sin conflictos genuinos, con diferencias fogoneadas por perversos que "quieren dividirnos" termina generando figuras tan gelatinosas como la de la niña mimada PRO.
¿Y como reacciona entonces esa dirigencia ante una crítica? Pues en el caso de Michetti con la furia propia de la víctima del "fuego amigo", que en una amable tenida en su hogar, en el cálido entorno de periodistas amigos, aclaró que las autoridades de La Nación ya la llamaron para disculparse. ¿Perdón? Si, para disculparse, dando al episodio la connotación del "sorry" que la señora del country da a su invitada porque la mucama la manchó al servirle el sorbet con frutos rojos.
¿De que diablos debería disculparse un medio de prensa por publicar una crítica a un político? ¿Alcanzaría el Muro de los Lamentos si Cristina y la dirigencia oficialista requiriera disculpas cada vez que la bombardean con acusaciones que exceden frecuentemente no solo la crítica política, sino también el buen gusto y la decencia? ¿Qué escándalo se armaría si un dirigente kirchnerista no ya obtuviera, sino siquiera pidiera una explicación por una nota crítica? ¿No sería visto ello como un nuevo ataque K a la libertad de expresión? Pero como lo dijo Gaby, no pasa nada.
Tanto ha desnaturalizado la vida política argentina el pacto entre los dueños de Papel Prensa y la derecha nativa que bastó que por una vez la veterana comentadora a sueldo de los descendientes de Mitre se acordara de que tiene dos manos para que le pidan explicaciones (y conste que no la acusó de ningún delito, apenas de ser inepta).
No debemos temer por Sarlo, cuyo recreo terminó, y volverá a su lugar entre los coreutas del desastre.
Si en cambio por el destino de este país si cayera en manos de quienes pretenden solucionar las críticas que les formulan por la misma vía que usó Menem con el Grupo Clarín cuando lo molestaron algunos comentarios de Liliana López Foresi: arreglando con los dueños del medio el despido al cuestionador.
Todo ello ante el amable silencio de ADEPA y todo el empresariado periodístico siempre dispuesto a entender la libertad de prensa como su libertad de empresa.
Fuente: Blog Politeia Argentina
http://politeiaargentina.blogspot.com.ar
EL PANORAMA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES Un pronóstico cabeza a cabeza Por Raúl Kollmann
El panorama en el principal distrito del país es controvertido. Hay consultores que hablan de que ya existe una situación de empate entre Sergio Massa y Martín Insaurralde, y consultores que afirman que el intendente de Tigre mantiene cierta ventaja que también es fuente de controversias: hay quien habla de dos puntos, quien cree que la diferencia es de cuatro y el que más distancia evalúa habla de seis. Incluso circulan dos encuestas en que Insaurralde está adelante. Todos coinciden, no obstante, en que las cosas cambiaron de aquella holgada ventaja de Massa al final abierto de la actualidad.
Hugo Haime sostiene que “continúa liderando Massa. Insaurralde se ha hecho más conocido. El interrogante es el nivel de diferencia final entre ambos. Dependerá tanto del nivel de polarización final como de la capacidad para traccionar votos de la Presidenta y el gobernador Scioli. Hay claramente dos conceptos en pugna: el de los que piensan que a Insaurralde le alcanzará porque es el candidato del Gobierno y el diagnóstico de los que piensan que los liderazgos no pueden transmitir todos los votos. Queda una semana para ver quién tiene razón”.
“Yo diría que el día de la elección, probablemente, no habrá demasiadas diferencias entre Massa e Insaurralde –sostiene Luis Costa, de Ipsos-Mora y Araujo–. Hace un tiempo a Massa le iba bien en todos los segmentos de la sociedad bonaerense. Ahora, su voto está más concentrado en sectores anti K y eso le ha ido quitando peso. Para mí, el final es muy abierto.”
Para Artemio López de Equis Consultores, “en Buenos Aires la situación es de empate técnico con diferencias por debajo del margen de error en las encuestas entre el FpV y el Frente Renovador, de Massa, con el agregado de que el método de selección habitualmente utilizado sesga la muestra hacia los segmentos medios y altos, favorables al FR, poseedores de teléfono fijo en su hogar. El tercer puesto bonaerense está ocupado por la fórmula Stolbizer-Alfonsín, relegando al cuarto lugar a Francisco de Narváez”.
Ricardo Rouvier “considera que si bien Massa ha venido liderando la intención de voto durante gran parte de julio, el avance de la lista del FpV abre dudas respecto a un final que aún no está cerrado. El predominio del intendente de Tigre en el interior provincial se compensa con la situación en las secciones electorales más populosas: primera y tercera, en que la paridad es voto a voto, con leve ventaja de Insaurralde en algunos partidos del GBA”.
Enrique Zuleta Puceiro marca una distancia de dos puntos entre Massa e Insaurralde: 31,4 a 29,2 por ciento. Para él, “Buenos Aires es el gran escenario del cambio. Se enfrentan allí las dos principales figuras de alternativa al ciclo que termina: Daniel Scioli –que no
escandidato– y Sergio Massa –quien decidió serlo ante la oportunidad que ofrecía la perspectiva cierta de una polarización anti Gobierno–. A la fecha, las diferencias se han reducido al mínimo, aunque una previsible polarización puede variar este pronóstico sobre la hora misma de los comicios. En el espacio opositor, Margarita Stolbizer amplía también sus ventajas sobre Francisco de Narváez, en la medida en que representa un segmento de votantes claramente antioficialista”.
Ignacio Ramírez, de Ibarómetro, sostiene que durante las últimas dos semanas las encuestas revelaron el crecimiento del voto kirchnerista, impulsado por la combinación de una creciente identificación del candidato Martín Insaurralde y de un desplazamiento en el posicionamiento político percibido de Sergio Massa. Tales tendencias exigieron un cambio de estrategia en la campaña del intendente de Tigre, cuya apuesta inicial parecía ser la de transitar estas semanas sin definiciones políticas contundentes, habilitando el acompañamiento electoral de votantes con miradas muy distintas sobre la política nacional. El caso es que el escenario electoral comenzó a corresponderse con el escenario político subyacente, estructurado en función del contraste o rivalidad entre kirchnerismo y oposición. De las tendencias electorales consignadas puede deducirse el fracaso del intento de inaugurar una tercera ruta discursiva que disuelva la contradicción principal de la política argentina. Lo cual no anula la competitividad electoral de Massa, pero la reconfigura sobre otros pilares.
“A esta altura –agrega Ramírez– a Massa le resultará muy difícil detener la hemorragia de voto kirchnerista, de allí el viraje publicitario desplegado la última semana, acentuando posiciones más opositoras. El caso es que aún conserva entre sus votantes una cuota de electores con una mirada favorable hacia el gobierno nacional poco compatible con el discurso que el Frente Renovador ha consolidado. Habrá que esperar para saber si compensará la sangría incorporando votos abiertamente opositores que antes no se arrimaban hacia el intendente del Tigre. En este delicado equilibrio residen sus perspectivas electorales. La ambigüedad de su posicionamiento político, que había sido deliberadamente decidida como su principal activo, ha devenido en debilidad.”
EL ESCENARIO EN LA CAPITAL FEDERAL
Autónomos y con sorpresa
Estos son los diagnósticos sobre la Ciudad de Buenos Aires:
- Analía Del Franco: “Hoy por hoy, nuestros datos indican que Gabriela Michetti sacaría el 28 por ciento de los votos, seguida por Daniel Filmus con el 21, Alfonso Prat-Gay con el 11 y Pino Solanas con el 10. En diputados, Bergman obtendría el 22 por ciento, mientras que Carrió y Cabandié llegarían al 16”.
- Luis Costa: “Es un distrito en el que puede haber sorpresas. No está en buena situación el PRO, se lo ve firme como candidato a Filmus y el desarrollo de la interna en Unen es interesante. Insisto en que puede haber resultados inesperados”.
- Artemio López: “En Capital Federal las PASO deberán definir el orden del espacio de Unen que en categoría diputados parece definido en favor de Elisa Carrió, pero es incierto en senadores, alineándose Prat-Gay y Pino Solanas en torno del seis por ciento de los votos. De cara a las generales, se observa un triunfo del PRO en senadores con la fórmula Michetti-Santilli en torno del 35 por ciento de los votos y el segundo lugar lo obtiene Daniel Filmus con el 25 por ciento. En diputados Carrió encabeza las preferencias mientras el segundo lugar es ocupado por el FpV con Juan Cabandié encabezando la lista. Tercero se ubica Sergio Bergman, muy perjudicado por el eventual corte Carrió-Michetti que domina en los estudios de opinión pero se verá si se concreta a la hora de votar”.
- Ricardo Rouvier: “En la CABA, la mirada principal está puesta en la interna de Unen, en que el tándem Solanas-Carrió lidera el grupo, aunque esta última semana sufrió pérdidas de la mano de las diatribas de Elisa Carrió, que volvió a disparar sobre su propio pie. Para aquellos aficionados a las matemáticas, es mejor que no sumen aritméticamente; porque en realidad hay una fuga de votos sean cuales fueren los candidatos a senador y a diputados. Por ejemplo, los votantes de Prat-Gay están más seducidos, si Pino fuera el candidato, a fugar hacia Michetti. Después del 11 comenzará una dura campaña porteña entre el Unen y el FpV. Allí, los citadinos se enterarán de que las principales leyes progresistas aprobadas en los últimos años por iniciativa del kirchnerismo contaron con la ausencia o la negativa del autodenominado progresismo”.
- Enrique Zuleta Puceiro: “También aquí las tendencias son firmes. El PRO consolida su posición merced al efecto de una imagen de gestión eficaz. El uso intensivo de las posibilidades de las PASO por parte de la coalición socialdemócrata Unen ofreció un raro ejemplo de cordura y razonabilidad política. Sin embargo, la persistencia de los reflejos centrífugos de los factores que componen la coalición amenaza con su posibilidad de arrebatar al FPV la banca de Filmus, quien, sobre el cierre, podría conservar la posición merced a las divisiones internas entre los partidos que componen Unen”.
EL VOTO EN EL INTERIOR DEL PAIS
Potencial para sorpresas
En los grandes distritos del interior del país, los ganadores son variados y no tienen el mismo signo. En Santa Fe se impone claramente Hermes Binner; en Córdoba el candidato de José Manuel de la Sota, Juan Schiaretti, y en Mendoza encabeza el radical Julio Cobos.
Artemio López sostiene que en Córdoba “se ve un triunfo de la fórmula Schiaretti-Rossi con el 36 por ciento de los votos, seguidos por la UCR Aguad-Carrizo en torno del 20 por ciento. El FpV con la fórmula Scotto-Gill logra alrededor del 15 por ciento de los votos, mientras el PRO con la Coneja Baldassi pelea palmo a palmo con Domingo Cavallo cerca del seis por ciento de los votos”. Hay sondeos que, en cambio, muestran a Cavallo en una situación muy difícil, “con porcentajes menores al dos por ciento”.
Una encuesta de Nueva Comunicación, que conduce César Mansilla, le da una amplia ventaja a Hermes Binner en Santa Fe. Obtendría el 42 por ciento de los votos. En segundo lugar aparece Jorge Obeid del FpV y tercero Miguel Del Sel. Para Mansilla la diferencia entre Obeid y Del Sel es estrecha: solo dos puntos. Artemio López afirma que hay casi diez puntos entre el FpV y el PRO en Santa Fe.
Respecto de Mendoza parece haber unanimidad: Cobos lidera, pero el candidato del FpV Alejandro Abraham va camino a hacer una gran elección.
Ricardo Rouvier sintetiza el panorama de esta manera: “Hay distritos en que el oficialismo tiene problemas, como Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Hay un conjunto de distritos que el kirchnerismo y sus aliados revalidarán pergaminos: Entre Ríos, Tucumán, Salta, Río Negro, Misiones, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca, Neuquén (con el MPN como aliado) y Tierra del Fuego. Los interrogantes se extienden hacia Corrientes, Santa Cruz y Chubut. San Luis es un enclave de los Rodríguez Saá, y allí no hay sorpresas”
04/08/13 Página|12
Las apuestas de los encuestadores Por Raúl Kollmann
La mayoría descuenta un dominio del kirchnerismo a nivel nacional y un final con los números inciertos en el distrito bonaerense, el principal del país. La Ciudad apoya al PRO pero con buena posibilidad del FpV y Unen.
A una semana de las PASO todos los encuestadores coinciden en que el Frente para la Victoria será, por lejos, la primera fuerza política. Pese a que enfrenta dificultades en los grandes distritos, en cada uno de ellos confronta con partidos o alianzas distintas, de manera que tomado el conjunto del país, sólo habrá una fuerza en condiciones de recoger un porcentaje importante de los votos. Esta es la visión que tienen los analistas que trabajan tanto para el oficialismo como para la oposición. Desde el punto de vista legislativo, se confirma un diagnóstico hecho hace meses: el oficialismo mejoraría su situación en la Cámara de Diputados, tal vez con diez bancas más, y mantendrá las que tiene o perderá un par en el Senado. El panorama aparece todavía incierto en la provincia de Buenos Aires. Sergio Massa arrancó con 15 puntos de diferencia a favor (proyectando los indecisos) y hoy la distancia se estrechó muchísimo. Hay encuestadores que hablan de empate técnico y otros que marcas distancias que oscilan entre los dos, los cuatro y los seis puntos. Lo que ocurra en el principal distrito le dará un tinte a toda la elección. En Capital el PRO es favorito, pero hay indicios de que se le puede complicar la elección. En Santa Fe, Binner saca ventaja y Miguel Del Sel perdería el segundo lugar a manos de Jorge Obeid, mientras que en Córdoba el gobernador José Manuel de la Sota haría pesar la localía, con el radicalismo segundo y el FpV tercero. En la provincia mediterránea hay una controversia: algunas encuestas dicen que Domingo Cavallo ni siquiera podría conseguir el 1,5 por ciento imprescindible para ser candidato en octubre y otras afirman que llegará al seis por ciento.
Como es obvio, las comparaciones no se pueden hacer con una elección presidencial en que los votos se polarizan muchísimo y la mirada del ciudadano es completamente distinta: hay dirigentes que son bien considerados para estar en el Parlamento, pero que un votante nunca apoyaría para manejar el Poder Ejecutivo. Las elecciones de medio término siempre son difíciles para los oficialismos –en la Argentina y el mundo– por esa razón.
Los diputados que renueva el kirchnerismo son los obtenidos en su peor elección, la de 2009. El principal ejemplo es el de la Ciudad de Buenos Aires: hace cuatro años, el FpV sacó el 11,63 por ciento de los votos y quedó en cuarto lugar detrás del PRO, Proyecto Sur y el Acuerdo Cívico y Social. La previsión es que este año conseguirá bastante más del 20 por ciento de los votos, es decir que duplicará su porcentaje y obtendrá más bancas en la Cámara baja. El panorama en la CABA muestra al PRO arriba, con el FPV en segundo lugar y alguno de los candidatos de las cuatro versiones de Unen se ubica tercero. Ningún encuestador arriesga una respuesta concluyente a la pregunta de si los votos en las PASO para Fernando “Pino” Solanas, Alfonso Prat-Gay, Rodolfo Terragno y Leandro Illia terminarán sumándose en octubre o habrá fugas a otras fuerzas.
Hugo Haime, titular de Hugo Haime y Asociados, advierte que “a una semana, todavía el 45 por ciento no sabe qué se vota el 11 de agosto. No obstante, esperamos un alto presentismo. Como vengo diciendo, el oficialismo conseguirá, punto más, punto menos, un 35 por ciento de los votos, algo más que en 2009. Por supuesto que será menos que en 2011. La segunda minoría será la misma que ese año: el socialismo y aliados. Y quedarán expectantes las distintas variantes del peronismo. Se las podrá sumar por perfil político, pero no constituyen un mismo partido”. En este terreno, Haime deja entrever que ése es el caso de Massa, Rodríguez Saá, De la Sota. Todos son peronistas disidentes, pero al menos por ahora, “no se los puede sumar partidariamente”.
Artemio López cree que el FPV terminará redondeando un porcentaje, a nivel nacional, cercano al 40 por ciento de los votos. “Veo en el segundo lugar al radicalismo, aliado al socialismo. Juntos estarán en un 20 por ciento –sostiene López–. El resto de las fuerzas en competencia no tienen presencia en todo el país. Es el caso del PRO y el Frente Renovador, sin candidatos en distritos fundamentales como para desplegarse nacionalmente.”
“A una semana de las PASO, se van afirmando algunas certezas y ampliándose algunas incertidumbres –sostiene Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados–. Entre las certidumbres tenemos que el kirchnerismo seguirá siendo la principal fuerza política nacional, que va a medir fuerzas arriesgando menos que la oposición, en lo que a bancas se refiere. Va a haber dos resultados; uno de valor simbólico, que será la comparación con el 2009 y el desempeño en los principales distritos –sobre todo el territorio bonaerense–; y otro más institucional, que será la consecuencia de la elección en el poder parlamentario del oficialismo y la oposición. Otra certeza es que la oposición seguirá careciendo de un posicionamiento homogéneo y nacional.”
Para Luis Costa, de Ipsos-Mora y Araujo, “hay dos niveles de análisis. Es posible que el FpV redondee un 35 por ciento, no con un desempeño homogéneo. En 2011, la Presidenta ganó en todos lados. Esta vez veo desempeños muy buenos en la mayoría de las provincias, con performances más acotadas en Córdoba, Santa Fe y Mendoza. En la Capital Federal el Gobierno puede tener un desempeño sorprendentemente mejor de lo que se espera. El voto opositor que tradicionalmente iba al PRO está más repartido con Unen y Filmus consigue muy buenos porcentajes. En provincia de Buenos Aires el final es abierto”.
La visión de Enrique Zuleta Puceiro, titular de Opinión Pública Servicios y Mercados, es diferente: “La posibilidad de una derrota oficialista en los grandes distritos se vio amplificada por la exitosa irrupción de Massa y la consiguiente fragmentación política del espacio pro gubernamental. Al día de hoy, la elección es juzgada por todo el electorado más bien como una antesala de un cambio de ciclo político en el 2015. Las tendencias nacionales apenas han variado en los últimos siete meses. El FpV obtendría a nivel nacional alrededor del 30 por ciento sin proyectar. Es decir, una elección similar a la del 2009, que puede empeorar o mejorar sobre la hora del voto. Nadie parece por ahora muy interesado en sumar nacionalmente los votos del 11 de agosto. Está claro, sin embargo, que una amplísima mayoría votará contra el gobierno nacional, sin que ello implique necesariamente una derrota, debido a la división que sigue imperando entre las fuerzas de oposición. El kirchnerismo podría aspirar a más votos y más bancas, aunque muy lejos ya de las mayorías parciales para forzar una reforma constitucional o para cambiar el ciclo y devolver vida al proyecto reeleccionista”.
“El panorama a nivel nacional y más específicamente en el área metropolitana –dice Analía Del Franco, de Analogías– se caracteriza por cierta distancia de parte de la opinión pública frente a estas elecciones. Esto puede preocupar por el bajo interés, pero, por otro lado y a la luz de otros momentos de nuestra historia reciente, refleja bajo nivel de necesidad de expresar bronca, que es en términos electorales el sentimiento que mayor nivel de movilización genera. Los resultados electorales –agrega Del Franco– tienden a ser similares a otras legislativas que marcaron cierta tendencia. Los grandes centros urbanos, entre ellos algunas capitales de provincias, tienen mayor tendencia a un voto opositor al oficialismo nacional y hay un comportamiento más cercano al oficialismo entre los sectores de menores recursos y en las ciudades de menos de 100.000 habitantes. Es un dato muy importante la forma en que se estrechó la diferencia entre Massa e Insaurralde.”
raulkollmann@hotmail.com
Y al fin llegó la hora de Leandro Illia Por Juan José Becerra. Escritor
cultura@miradasalsur.com
Ricardo Alfonsín pierde el protagónico de la portación de apellido con la llegada del hijo de Arturo Illia. El vástago, dice, hacía política aunque nadie se había enterado.
El debate del espacio UNEN en TN entre Ricardo Gil Lavedra, Lilita Carrió, Martín Lousteau y Leandro Illia fue un inesperado éxito en la historia de un género que se afianzó en Estados Unidos como una discusión de a dos, de algún modo una discusión de características matrimoniales acerca de lo que le falta al otro y de lo que uno tiene para superarlo en el tomá y dame de los intercambios.
Martín Lousteau se desempeñó bien, tanteando el terreno mientras iba abriéndose paso a fuerza de la vulgarización de sus papers. Gil Lavedra lo hizo aplicando a sus dichos un registro de diplomacia varias veces a punto de ser violado por cierta verdad interior que le hacía cosquillas, orientada en dirección a Carrió y basada en un interrogante que despierta misterio: ¿para qué quiere ser legisladora si no le gusta ir al Congreso?
Carrió es un personaje riquísimo para los consumidores de imágenes y voces, que encarna como nadie la maldad del bien, el principismo moral llevado al nivel de un misticismo irreversible y la idea de que la Argentina se salvará únicamente con la aplicación de un plan de corrupción cero y la figura ramificada del objetor moral, sin otra vocación de poder que la del poder de veto y el poder de denuncia.
Pero el gran protagonista de la noche fue, como lo viene siendo allí donde aparezca su figura, Leandro Illia, hijo del presidente Arturo Illia, de quien ha heredado el uso del poncho, prenda del caudillismo radical que es, también, un intencionado viaje en el tiempo.
Así presentó el espectáculo el querido Marcelo Bonelli: “Esta noche en A dos voces... ahí están los cuatro candidatos... el debate más importante de la interna de diputaaaados están aquí... vamos a debatir los temas que a usted le interesaaaa... Ay..., ahí está Leandro Illia”. El estudio estaba colmado de acompañantes. Dejemos que también sea Bonelli –démonos ese lujazo– quien describa el color del ambiente: “Hay muchísima gente en esta noche en A dos voces... esteeee... bueno... caaa candidato trajo aparte de su equipo... aparte... por ejemplo está Fernanda Reyes candidata a senadora por la lista de Elisa Carrió, Gustavo Vera de La Alamera, Roy Cortinaaas, Alcira Argumeeeedo y muchísima gente más...”.
De nada sirvió la amabilidad de los anfitriones. El ingreso de Leandro Illia a nuestros hogares, cuando daban las 22.06 del histórico día, fue con botines Sacachispas de punta: “Bueno. En primer lugar quiero decir que me podrían dar tres minutos porque, realmente, la abrumadora publicidad de las otras listas ha hecho que se minimice lo de la nuestra. Pero no importa, yo me voy a atener como siempre en mi vida me atuve a las reglas del juego”. Un verdadero acercamiento al Illia profundo, cuando no un identikit ideológico con dos tramos partidos por la mitad: el de dar y el de pedir, con el detalle de que primero pidió (tiempo) y después dio (su consentimiento a las reglas de TN, que siempre son las de la democracia).
“Nosotros somos con la gente, por la gente y para la gente”, dijo Illia en el primer bloque de su intervención. Inesperada incursión en la lista de preposiciones, pero reducida con inteligencia a sólo tres. Fue sagaz. No hay programa que pueda soportar lo que le llevaría a un candidato extenderse con propuestas (además de “con”, “por” y “para”) ante, bajo, contra, desde y hasta la gente.
El gran ganador, en términos de felicidad personal más que política, fue Martín Lousteau, quien en el cuarto de pantalla que le tocaba en las zonas en las que el debate se liberaba, se lo podía ver como un espectador privilegiado del arte de Leandro Illia (el arte de la exaltación), sobre todo cuando hacía flamear la bandera de su ética ¡más alto que la de Carrió! En ese momento, Lousteau, lejos del stress de tener que persuadir a su público, disfrutaba como lo hubiera hecho en un teatro de Carlos Paz al ver el desempeño de un capocómico que habla en serio.
El CV abreviado de Leandro Illia al pie de su foto en Twitter, donde no le falta el poncho –ni el micrófono: otro accesorio de cepa radical– dice: “Abogado, secretario de Estado en la época de Raúl Alfonsín, cofundador de la Franja Morada en Derecho”. Sus nombres de pila (Leandro Hipólito) aportan sustancia referencial y la sospecha, dado que su padre no les dio a sus otros hijos nombres con sentido histórico, de que Leandro fue empujado a una carrera política. Si tal empujón existió no fue suficiente para que despuntara en él la fiebre de la precocidad; tampoco para sostener el deseo sostenido de ser un político.
Apenas si alcanzó a desempeñarse como titular de la Caja de Asignaciones Familiares durante el gobierno de Alfonsín.
Para el gran público, la irrupción de Leandro Illia como precandidato a diputado de la lista “Presidente Illia” del espacio UNEN fue una sorpresa y despertó intrigas. ¿Dónde estuvo hasta ahora? ¿Cómo que Arturo Illia tenía un hijo que, al decir de sí mismo, se dedicaba a la política? ¿Quién urdió semejante plan de ostracismo y con qué fines? No se sabe, pero lo cierto es el precandidato Illia es un personaje nuevo que, una vez ingresado al escenario, nos da la sensación de que ha estado esperando su momento para dar el golpe. Un golpe (el salto a la fama) que tiene lugar a la edad aproximada que tenía su padre cuando fue derrocado en 1966. O sea: se trata de un caso del que no es ajena cierta voluntad de reencarnación. Leandro Illia (si sirve de prueba: habla como si fuera un estadista... de los años ’60) quiere retomar un legado allí donde su padre fue obligado a abandonarlo.
El caso es interesante y solicita estudios profundos de sus pormenores, pero no es un caso único. Como fantasma recursivo de esta aparición tenemos a Ricardo Alfonsín quien, como Leandro Illia, saltó al escenario público casi a la misma edad en que su padre Raúl fue elegido presidente y gracias, también, a que su padre acababa de morir.
Claro que a diferencia de Leandro, quien sólo retoma a su padre como un gajo que vuelve a crecer cincuenta años después de su cercenamiento, Ricardo Alfonsín se inclina más a competir con Mario Sapag, famoso imitador de su padre, que a tomar del Padre de la Democracia lo mejor que tuvo para darles a los demás, incluyéndolo a él.
Se dirá que es común que alguien se vea tentado a seguir la senda abierta por el patrimonio material o moral del padre, siempre iluminada, y con palenques dónde rascarse. ¿Carlos Nair Menem no fue, acaso, asesor de su padre en el Senado? Y John-John Kennedy, ¿no le hizo honor a JFK curtiéndose a medio padrón femenino de Manhattan? También están los Bush padre e hijos: el W. y Jeb, que no pasó de la Florida. La lista continúa con los Torrijos en Panamá, los Pastrana en Colombia, los Tachos Somoza en Nicaragua y los Batlle en Uruguay.
Pero Leandro Illia es un fenómeno especial. La razón de su especificidad, entre todas las que pueden enumerarse, es una sola: su timing histórico. Como si se hubiera estado entrenando en el monte durante años, para recién hacerse ver en el momento de empalmar su vida con la de su padre como si fueran dos cables que conducen la misma energía, la aparición de Leandro Illia no se olvidará así nomás. Ha llegado su momento.
04/08/13 Miradas al Sur
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