jueves, 5 de marzo de 2015

EL GOBIERNO E INDUSTRIALES ARGENTINOS ATENTOS A LA DEVALUACION DE LA MONEDA BRASILEÑA Luces de alerta por la caída del real

Por Javier Lewkowicz
Cualquier novedad económica en Brasil también lo es en Argentina. Mucho más cuando se trata del valor del real, que es el precio de todos los bienes brasileños y de sus pares argentinos colocados en ese mercado. Por eso, la devaluación de la moneda del país vecino no pasa inadvertida para los industriales nacionales. Página/12 consultó a varios de ellos y la situación parece ser todavía de cautela y expectativa en función de que el movimiento cambiario no luce hasta ahora desmedido y por el efecto de protección que les brinda la administración de las importaciones.
El dólar en Brasil alcanzó ayer los tres reales. Desde fines de agosto, cuando el dólar estaba 2,24 reales, la depreciación fue del 34 por ciento. En los seis meses anteriores había experimentado una apreciación del 4 por ciento, lo que expone con claridad el cambio de tendencia. En tanto, la actividad industrial en el país vecino registró en enero una caída de 5,2 por ciento en la comparación anual y acumula en los últimos doce meses una baja de 3,5. El dato positivo es que frente a diciembre se verificó una suba de 2 por ciento. La situación cambiaria y de demanda de Brasil preocupa al gobierno nacional. En los próximos días viajará el secretario de Planeamiento Estratégico Industrial, Horacio Cepeda, para analizar los hechos con funcionarios brasileños.
Los industriales argentinos que venden en Brasil enfrentan el riesgo de perder competitividad y ser desplazados, mientras que los que atienden el mercado local observan qué pasa con las importaciones. Este último grupo, de todos modos, tiene la ventaja de contar con las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), que en el mismo acto por el cual dificultan en el país conseguir un producto final importado, protegen a los trabajadores que se desempeñan en la producción local de ese bien.
“En el sector textil, Brasil tiene un PBI diez veces más grande que el nuestro. O sea que si quiere colocar acá el 10 por ciento de lo que produce, nos quedamos sin industria nacional”, explicó el presidente de ProTejer y director de la firma TN&Platex, Jorge Sorabilla. “Por un lado, Brasil en los últimos años estuvo perdiendo participación en el mercado local a manos de China, de modo que el efecto de la modificación cambiaria no es tan fuerte como era antes. Pero las DJAI, que administran el comercio importado, están siendo filtradas por medidas cautelares que otorga la Justicia. El Gobierno trata de utilizar las divisas, que son escasas, para traer lo que el país no produce y necesita para generar más trabajo, e intenta no importar cosas que generan desempleo. Las cautelares producen un efecto distorsivo importante, que sumado a la devaluación de Brasil puede ser una tormenta perfecta”, agregó Sorabilla.
Uno de los sectores más integrados a Brasil es el autopartista. Fabio Rozenblum, titular de AFAC, que nuclea a las empresas argentinas del rubro, aclara que “lo que pasa en Brasil siempre tiene impacto, pero las decisiones en el sector automotor no se toman de un día para el otro, y no se modifican por cuestiones cambiarias que se dan en un período tan corto. Hay inversiones ya realizadas, modelos exclusivos en cada país, cuestiones que dan estabilidad. Igualmente, si la tendencia se profundiza y termina impactando en el precio comparado de los autos, tendrá efecto sobre la demanda y, en última instancia, sobre los autopartistas”. En el mercado de reposición, advirtió, el efecto del tipo de cambio es más rápido. “De cualquier manera, hay que ver si la devaluación cambia los precios relativos o si, como sucede acá, genera rápidas subas de costos que impiden que el efecto se sienta en la competitividad”, advirtió.
“Brasil es nuestro primer origen de importación, el año pasado entraron cerca de 7 a 8 millones de pares de calzado. Todavía no advertimos algo que nos alarme, pero lo vemos con cuidado”, dijo Horacio Moschetto, de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC). “Su devaluación todavía no los hace tan competitivos, están más o menos igual que nosotros, también han tenido inflación interna. Pero si esta tendencia se siguiera acentuando, lo veríamos con preocupación. También hay que aclarar que el control del comercio funciona, que el año pasado la entrada de calzado brasileño fue importante pero pareja, sin sobresaltos”, agregó el empresario.
Gerardo Venutolo, presidente de Adimra, explicó el efecto para las pymes con filial en Brasil. “Si la competencia allí es con empresas de otros lugares, estamos en igualdad de condiciones. En caso de que haya producción brasileña en el rubro, hay complicaciones. Pero sobre todo hay un efecto financiero: desde acá se hace la factura en dólares, se vende en reales y se cobra de vuelta con varios meses de atraso en divisas, ahora con una diferencia negativa por la devaluación del real. Es decir que las empresas pierden capital de trabajo por sus filiales en Brasil”, indicó el metalúrgico.

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