Son los defensores a ultranza de los acuerdos gasíferos suscriptos en 1995 y que hasta el gobierno de Néstor Kirchner saquearon el preciado y fundamental combustible a expensas de un mercado interno.
Desastrosa política energética y cortes de luz", el título de un reciente editorial del diario La Nación, defensor a ultranza de los acuerdos gasíferos suscriptos en 1995 y que hasta el gobierno de Néstor Kirchner saquearon el preciado y fundamental combustible a expensas de un mercado interno desabastecido, cuatro provincias y cerca de 15 millones de argentinos sin acceso a gas por redes. En un libro que estará en las calles en pocos días más, titulado Operación Nisman. La trampa de una denuncia insostenible (Editorial Planeta), junto a Ricardo De Dicco desmenuzamos el pensamiento del mercadismo energético, el cual ignora la razón de ser de toda política energética (acá como en la China): priorizar al ser humano, su bienestar y calidad de vida, a la vez que sirviendo de instrumento para el desarrollo económico y la industrialización. La zoncera de la crisis energética, insostenible únicamente cuando se redefine culturalmente el propósito de todo sistema energético (energía para qué y para quiénes), se da de bruces con las mediciones de organizaciones internacionales especializadas en esta materia. Tenemos pues aquí otro caso más de nefasta censura y manipulación mediáticas.
"¿Desastrosa política energética?" Dos días después de conocido el fallecimiento del fiscal Alberto Nisman, durante una reunión de la World Economic Forum, el economista Mario Blejer, ex director del Centro de Estudios para la Banca Central del Banco de Inglaterra y actual presidente del Banco Hipotecario señaló, entre otras máximas neoliberales, que en la Argentina "existió una desastrosa política energética que convirtió, en términos de la balanza de pagos, un superávit en déficit... y esto es lo que debe ser corregido". El señor Blejer, de la misma manera que políticos de derecha, izquierda y centro, así como los miembros del grupo de ex secretarios de Energía liderados por Daniel Montamat, reducen el diagnóstico energético de una nación –en este caso de la República Argentina– al resultado de la balanza comercial del sector. Según este punto de vista, una política energética sería correcta (estupenda) siempre que genere superávit e, inversamente y como afirmó Blejer, desastrosa toda vez que provocara o condujera al déficit. ¿Es correcta tal apreciación? ¿En función de qué intereses está hablando? ¿No cree acaso, estimado lector, que una política energética "desastrosa" sería más bien aquella que genera pobreza energética en la sociedad como en el aparato productivo e industrial doméstico? Una política energética "desastrosa" es, sostenemos nosotros, la que planifica el saqueo de recursos (for export) en detrimento del mercado interno, resultando por lo general en un superávit de la balanza comercial energética. Cuando sobra energía, peor aún, cuando se planifica para que a un país le sobre energía –como sucedió entre 1989 y 2002–, estamos en presencia de un pueblo empobrecido social y económicamente, un aparato productivo, comercial e industrial deliberadamente deprimido y atrofiado. Pero la energía, al igual que un sistema energético no están para generar excedentes en dólares. Preguntamos entonces: ¿la balanza comercial energética es indicador excluyente de una política energética adecuada? ¿Qué es mejor: una política energética destinada a generar excedente comercial en dólares o una destinada a promover la industrialización del país, la competitividad creciente de su aparato productivo e industrial, la mejora progresiva de la calidad de vida de la población y un desarrollo equilibrado (verdaderamente federal) de la República?
"¿Desastrosa política energética?" Dos días después de conocido el fallecimiento del fiscal Alberto Nisman, durante una reunión de la World Economic Forum, el economista Mario Blejer, ex director del Centro de Estudios para la Banca Central del Banco de Inglaterra y actual presidente del Banco Hipotecario señaló, entre otras máximas neoliberales, que en la Argentina "existió una desastrosa política energética que convirtió, en términos de la balanza de pagos, un superávit en déficit... y esto es lo que debe ser corregido". El señor Blejer, de la misma manera que políticos de derecha, izquierda y centro, así como los miembros del grupo de ex secretarios de Energía liderados por Daniel Montamat, reducen el diagnóstico energético de una nación –en este caso de la República Argentina– al resultado de la balanza comercial del sector. Según este punto de vista, una política energética sería correcta (estupenda) siempre que genere superávit e, inversamente y como afirmó Blejer, desastrosa toda vez que provocara o condujera al déficit. ¿Es correcta tal apreciación? ¿En función de qué intereses está hablando? ¿No cree acaso, estimado lector, que una política energética "desastrosa" sería más bien aquella que genera pobreza energética en la sociedad como en el aparato productivo e industrial doméstico? Una política energética "desastrosa" es, sostenemos nosotros, la que planifica el saqueo de recursos (for export) en detrimento del mercado interno, resultando por lo general en un superávit de la balanza comercial energética. Cuando sobra energía, peor aún, cuando se planifica para que a un país le sobre energía –como sucedió entre 1989 y 2002–, estamos en presencia de un pueblo empobrecido social y económicamente, un aparato productivo, comercial e industrial deliberadamente deprimido y atrofiado. Pero la energía, al igual que un sistema energético no están para generar excedentes en dólares. Preguntamos entonces: ¿la balanza comercial energética es indicador excluyente de una política energética adecuada? ¿Qué es mejor: una política energética destinada a generar excedente comercial en dólares o una destinada a promover la industrialización del país, la competitividad creciente de su aparato productivo e industrial, la mejora progresiva de la calidad de vida de la población y un desarrollo equilibrado (verdaderamente federal) de la República?
ÍNDICE DE SUSTENTABILIDAD ENERGÉTICA DEL CONSEJO MUNDIAL DE LA ENERGÍA. El ISE clasifica a los países en términos de su capacidad de proveer políticas energéticas sustentables mediante el concepto denominado "Tres dimensiones del Trilema Energético". La dimensión más importante es la de "Seguridad Energética", entendida como "la gestión eficaz del suministro primario de energía de fuentes domésticas y externas; la fiabilidad de la infraestructura energética; y la capacidad de las compañías de energía participantes para satisfacer la demanda actual y futura". El ISE se aplica a 129 naciones. Entre 2011 y 2014, la Argentina se ubicó siempre entre los top 15 de las naciones con la mayor seguridad energética del globo. En 2014, nuestro país se destacó por ser el tercero energéticamente más seguro de América Latina luego de Colombia (5º) y Bolivia (7º).
ÍNDICE INTERNACIONAL DE RIESGO DE SEGURIDAD ENERGÉTICA. El Instituto para la Energía del Siglo XXII, perteneciente a la Cámara de Comercio de EE UU, elabora el Índice Internacional de Riesgo de Seguridad Energética (IIRSE). Explica en su página oficial que el IIRSE calcula "la posibilidad de riesgos de la seguridad energética para prácticamente todos los países y desde 1980". Entre las variables más importantes del IIRSE destaca la dependencia energética de una nación hacia fuentes foráneas para satisfacer su demanda interna. Cruzando los primeros dos informes correspondientes a los años 2012 y 2013 se observa la puntuación de la República Argentina y su ubicación en el ranking entre las primeras 20 economías medidas por su consumo energético (sobre un total de 75 naciones). Nuestro país redujo su riesgo de seguridad energética entre 2010 y 2012 (informe correspondiente a 2013), ubicándose en la mejor posición desde 2010. Asimismo, resulta ilustrativo precisar la puntuación de la Argentina en el mapa correspondiente al IIRSE-2013 –ubicada en el segundo cuartil de menor riesgo energético, similar categoría en la que se encuentran países como Suecia, Finlandia o Brasil.
ÍNDICE DE DESARROLLO ENERGÉTICO. Lo elabora la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El IDE se mide desde 2002 y se aplica para un total variable de entre 75 y 88 naciones en vías de desarrollo y emergentes. ¿Cómo se calcula el IDE? Nos explica la AIE que su metodología es "una suerte de espejo del Índice de Desarrollo Humano" que elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. ¿Cómo se desempeña la República Argentina en el IDE? Su informe del año 2002 encontraba a nuestro país en la posición 17 (sobre un total de 75) con un índice general de 0,698 y un índice de electrificación de 0,95 (95% de la población). Ocho años más tarde, el IDE correspondiente a 2010 ubicaba a la Argentina en la tercera posición, con un índice general de 0,820 y un índice de electrificación de 0,97. En sus conclusiones se lee: "Los resultados del IDE revelan una mejora generalizada en los últimos años, liderados por avances en China, Tailandia, El Salvador, Argentina, Uruguay, Vietnam y Argelia." El notable progreso argentino obedecía, entre otros factores, a la incorporación de millones de ciudadanos a la electricidad: si en el año 2000 la AIE contabilizaba 2 millones de personas sin acceso a este servicio sobre un total de 37 millones, en el año 2011 y según el más reciente WEO (2013), la cifra anterior había descendido a 1,1 millones de personas, aunque sobre un total de 40 millones. Es decir, entre 2003 y 2011 se incorporaron cerca de 4 millones de personas al servicio de electricidad.
ÍNDICE DE RIESGO ENERGÉTICO DE ORIGEN SOCIOECONÓMICO. El Departamento de Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Madrid, especializado en los proyectos más importantes de investigación en materia de seguridad energética europea, es el responsable de elaborar el IRES. Se trata del primer índice de seguridad energética en ser aplicado exitosamente a más de 150 países. En el IRES, la Argentina ostenta la tercera mejor ubicación para un país latinoamericano (detrás de Trinidad y Tobago, y México) y la quinta mejor ubicación continental (detrás de EE UU, Canadá, Trinidad y Tobago, y México). En el total de los 158 países mensurados, nuestro país ocupa la posición 32. Los autores del IRES confirmaron a este autor que la Argentina se ubica "en el primer cuartil de los países con menor riesgo energético de origen socioeconómico, con lo cual podemos deducir que se trata de un país relativamente seguro, tanto en términos mundiales, como en términos regionales".
LA SEGURIDAD ENERGÉTICA DE LA ARGENTINA EN CONTEXTO. El mayor logro del neoliberalismo argentino en la cuestión energética pasó por aislar a la sociedad (a través de la censura) de las definiciones y conceptos globalmente aceptados para los términos "energía", "crisis energética" y "seguridad energética". Igual para los programas implementados oficialmente desde 2004 por Naciones Unidas, el PNUD y la Agencia Internacional de la Energía, programas como "Energía Moderna para todos" (AIE-2011/12) y el más actual y vigente "Década de la Energía Sustentable para todos - 2014/2024" (ONU-2012/14). Dichos programas colocan a la energía y a los servicios energéticos como un bien estratégico para la realización humana y un desarrollo sustentable (y no una mercancía más). No es de extrañar pues la performance argentina reflejada por los principales indicadores energéticos a nivel mundial; menos de extrañar su ocultamiento por los medios del atraso y la exclusión. El positivo o muy positivo desempeño nacional se explica desde un enfoque humano de la energía, el mismo que prima en el mundo al menos desde 2004 y que es parte indisoluble del Plan Energético Nacional lanzando por el presidente Néstor Kirchner (lo cual no es ninguna casualidad) y profundizado por la actual presidenta. -<dl
No hay comentarios:
Publicar un comentario