“Nosotros creemos que el alcohol al volante mata. Si prohibimos el consumo del que tiene que manejar, seguramente vamos a bajar sustancialmente la percepción de riesgo. Para seguir mejorando en materia vial es importante prohibir el consumo de alcohol para quien va a manejar.” Las declaraciones son del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, impulsor del proyecto de reforma de la Ley de Tránsito para establecer la “tolerancia cero” en el consumo de alcohol de conductores particulares en rutas nacionales, que anteayer obtuvo dictamen favorable del plenario de las comisiones de Infraestructura, Vivienda y Transporte, de Justicia y Asuntos Penales y de Presupuesto y Hacienda del Senado. La iniciativa tiene consenso político y parecería raro que algún sector de la oposición o actor de la sociedad civil se oponga. Sin embargo, en cualquier tipo de propuesta política hay sectores que se sienten afectados. En este caso, los productores de vino lanzaron una curiosa campaña llamada “No a la tolerancia cero”.
El Gobierno cita datos duros: una ingesta mínima del alcohol triplica el riesgo de sufrir un siniestro vial. En los fundamentos de la iniciativa recuerda que los accidentes de tránsito ocupan el tercer lugar entre los motivos de ingreso por guardia en hospitales y el 23 por ciento de los pacientes asistidos por esa razón se vinculan directamente con el consumo de alcohol mientras están al volante. En los casos de alcoholemia positiva detectados en 2013, el 80 por ciento de los infractores tenía entre 18 y 44 años, mientras que el 20 por ciento eran personas mayores de 45 años. Por eso propone “tolerancia cero” para todos los que conduzcan camiones, micros, autos particulares, motos y ciclomotores en rutas nacionales, donde la velocidad es mayor y la visibilidad más baja.
Este tema fue uno de los ejes centrales del Congreso Mundial del Vino que se realizó días atrás en Mendoza. Los bodegueros, en defensa de su negocio y embanderados en una supuesta “naturalidad” de tomar alcohol cuando se maneja por una ruta nacional, presentaron oposición a la iniciativa. “Hay que repensar el programa de tolerancia cero. El vino es la bebida nacional y ese tipo de iniciativas tiene impacto sobre los productores”, dijo el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Guillermo García. “Son medidas que tienen que ver con el marketing, se marca no el momento del disfrute, sino el del exceso. Para nosotros se pierde un mercado importante, no nos da lo mismo”, agregó.
El lobby del vino advierte que cayó la demanda desde Brasil y Chile y que en ese contexto aparece la idea de la tolerancia cero en el país, que reduciría, según sus datos, un 10 por ciento el nivel de consumo interno. La intención de la industria es que “no se alteren los valores de tolerancia cero para profesionales, de 0,2 gramos por litro para motociclistas y 0,5 para particulares”. Citan el caso de Córdoba, “donde rige tolerancia cero desde junio y el consumo de botella abierta (restaurantes y degustaciones) cayó un 20 por ciento en los últimos meses”, según Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina.
A cambio, los bodegueros proponen que se mantenga el límite vigente para los autos particulares en rutas nacionales y que en el lapso de dos o tres años se instalen en todo el parque automotor unas pipetas que impiden arrancar el auto cuando la persona supera ese límite. Sostienen que esta es la mejor solución.
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