Las últimas encuestas para presidente, con más o con menos, siguen mostrando a Mauricio Macri al final del trencito de tres que encabeza el gobernador Daniel Scioli, tan entusiasmado con esos números que hasta imagina ganar en primera vuelta.
Por Laura Mendoza
Pero el sorprendente relevamiento de Jorge Giacobbe y Asociados, dado a conocer parcialmente el domingo pasado en Hora Clave por el mismo Giacobbe y su hijo, revela una enorme ventaja para el jefe de Gobierno de la Ciudad, con unos 28 puntos, contra 20 de Scioli y otro tanto para Sergio Massa. Muchos dudan de la eficiencia de ese estudio, hecho sobre 1.500 casos en todo el país. Por un lado, el resto de las consultoras de opinión; por otro, los integrantes del propio trencito, incluyendo a Mauricio Macri. Pero en cualquier caso unos y otros reconocen que Macri va creciendo, a pesar de los vaivenes de sus socios dorados de la UCR y de las desmesuras de Elisa Carrió tirando centros al PRO.
Un economista enrolado en el partido amarillo dijo a esta cronista, café por medio, que está empezando a funcionar “cierta nueva transversalidad”, basada en el votante de origen radical que no está dispuesto a votar por ninguna de las variantes peronistas o filo peronistas. Más allá, incluso, del alineamiento de sus dirigentes, unos con Macri, otros con Massa. Es posible que esa “nueva transversalidad” hasta desborde en ideas que parecían imposibles de asimilar puertas adentro del PRO hasta no hace mucho. La promesa electoral de Mauricio Macri en la Cámara de la Construcción del martes podría tomarse como ejemplo. “Si llego a la Presidencia –dijo- voy a encarar la mayor obra de infraestructura de la que el país tenga memoria”. Es decir, piensa usar la obra pública como motor de la economía, nada menos que desde el Estado. Cualquiera diría que Macri empezó a leer a Keynes. O por lo menos, que se está bañando en realismo.
Parte de esa pulsión se puede ver en esa transversalidad que busca el PRO con ahínco en su construcción política. Allí está ahora el caso de la ex funcionaria cristinista, Graciela Ocaña, que construyó un minipolo de poder desde su sello Confianza Pública. Si las elecciones fueran hoy (y desdobladas como marca la Constitución), la “Hormiguita” podría arañar entre un 8 y un 12 % de los votos en la ciudad. Esa es la razón por la cual la señora Ocaña medita la oferta que le ha hecho llegar Horacio Rodríguez Larreta para acompañarla en una fórmula en la ciudad, lugar que también quiere ocupar la verborrágica Laura Alonso, patrocinada, entre otros, por el presidente de Boca, el insistente Daniel Angelici.
Diario Z
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