El crimen organizado en México hay que verlo como una transnacional más, como las mineras canadienses, o como la Coca Cola en busca de agua”, afirma el antropólogo y columista del diario mexicano La Jornada y además ha sido asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. El periodista afirma que “el 40% del producto bruto interno mexicano proviene de la economía mafiosa, la economía criminal”, dice en esta entrevista con Miradas al Sur.
–¿Cuál es el contexto en el que se produce la masacre de Iguala?
–El contexto general es un deterioro de las instituciones del Estado en todos los ámbitos y en los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal y en el total de los sistemas de Justicia, y de una reconfiguración del Estado mexicano de ser un Estado benefactor a ser un Estado que entrega la absoluta soberanía sobre todo los espacios territoriales, recursos naturales, recursos estratégicos y donde se reconfigura también no sólo en el plano de lo jurídico sino en el plano de la cotidianidad un actor que estaba presente en México pero que adquiere una dimensión desorbitada, que es el llamado crimen organizado. El crimen organizado se ha constituido en una economía criminal y la gente tiende a ver esto como una sola cosa: estupefacientes, pero no es así, el crimen organizado en México hay que verlo como una transnacional más, como las mineras canadienses, o como la coca Cola en busca de agua, es decir el crimen organizado es una economía diversificada y se encarga del contrabando de armas que de hecho da muchísimo más dinero que las drogas, las drogas y toda trata de cuerpos llámese prostitución, órganos. Todo esto ha traído consigo una violación de los derechos humanos a un nivel nunca antes visto, de hecho estamos ante un desastre humanitario en México con más de 120 mil muertos en los gobiernos que van de Fox, Calderón y Peña Nieto con un desplazamiento que se calcula entre medio millón de personas a un millón de personas, con miles de desaparecidos forzados, entiéndase que se trata de un crimen de Estado de lesa humanidad porque intervienen agentes del Estado, ya sea por omisión o comisión.
–¿Hay alguna manera de cuantificar el peso que tienen el narcotráfico y el crimen organizado en la economía mexicana?
–Si se calcula que el 40% del producto bruto interno proviene de esas fuentes que llamamos nosotros la economía mafiosa, la economía criminal es el 40%. Que se complementa en algo que un colega llama la dialéctica de la realidad concreta, o sea la compenetración o el afianzamiento de la economía legal con la ilegal, es decir ya es imposible reconocer en dónde termina una o dónde comienza la otra, pero constituye el 40%, de ahí la explicación de por qué la economía mexicana no ha caído tan estrepitosamente; por otro lado, las grandes ganancias...
–¿Qué papel juega el vecino del norte concretamente los Estados Unidos?
–Estados Unidos es el gran beneficiario. Se queda con las ganancias de la venta de armas, dado que es el principal vendedor de armas en el mundo, es el principal consumidor de drogas pero las drogas allá se eleva exponencialmente su precio de tal manera que se queda con las ganancias también de lo que sería la venta de drogas y también la cuestión migrantes, pues tiene una mano de obra barata y la afluencia de inmigrantes mexicanos a los Estados Unidos es la más alta a nivel planetario que se puede observar. De tal manera que por la mano de obra barata, ganancias del narcotráfico y ganancia de lo que podrían ser las armas, pero además de esto hay una intencionalidad política que es apoderarse de todos los aparatos del Estado mexicano, que es lo que ha hecho, y de las fuerzas armadas y los aparatos de seguridad a través de la iniciativa medida, que es una réplica del Plan Colombia en México. Estados Unidos vende armas a los dos bandos, a los narcotraficantes y al propio gobierno mexicano, de tal manera que Estados Unidos es el que está detrás de todo este desastre humanitario que estamos viviendo los mexicanos.
–¿Y cómo describiría las distintas etapas de reacción del gobierno de Enrique Peña Nieto frente al crimen de Iguala? ¿Por qué pareciera que hubo una parálisis inicial en donde no había manera de explicar el crimen, no ha sido la típica reacción mexicana o en todo caso la conmoción ha sido tal por la cual la sociedad no ha permitido un encubrimiento...
–Mira, el gobierno mexicano reacciona de manera natural a una rutina o tendencia de negar que eso sea un crimen de Estado, lo cual les falla porque evidentemente la presencia del ejército a unos metros de donde se dan las primeras balaceras que transcurren, además horas en que están disparando a los estudiantes con la presencia del ejército a unos metros de ahí, es evidente la complicidad de las fuerzas armadas y de los aparatos de seguridad, es una cosa completamente... no se podría negar. Segundo porque toman prisioneros a los estudiantes y después de seis muertos –tres estudiantes y tres miembros de un equipo de fútbol–, a los 43 los llevan en patrullas de la policía local de Iguala, no fueron más porque no cabían en las patrullas, o sea podrían haber sido 65, entonces la presencia del Estado es evidente, incluso el procurador general de la República quedó reprobado en Derecho cuando dijo que Iguala no es el Estado mexicano, es decir, evidentemente la presencia del Estado está ahí por omisión y comisión. De tal manera que lo primero fue negar que fueron crímenes de Estado, lo segundo fue tratar de involucrar a los estudiantes con el crimen organizado, cosa que también fallo porque todos conocemos la trayectoria de este tipo de normales cómo la de Ayotzinapa, particularmente Ayotzinapa es muy conocida, ya hubo una comisión en la que yo participé de mediación porque en el 2011 mataron a dos de ellos en las calles de Chilpancingo.
–¿Por qué mataron a los estudiantes?
–Te voy a enumerar tres razones, una porque son pobres, otra porque son jóvenes –ha habido un “jovenicidio”–, y la otra porque es una escuela normal profundamente politizada, de ahí salieron dirigentes de los grupos armados de las guerrillas mexicanas que son de la más antiguas del continente, más que las FARC, de ahí el coraje o el odio de clase hacia ellos, son muchachos muy jóvenes, muy pobres, muchos de ellos de origen indígena cuya única misión es ser maestros de escuela primaria en las regiones más inhóspitas del propio Estado. Entonces evidentemente que la reacción fue tratar de ocultar la mano del Estado y luego de introducir la variante del crimen organizado, pero como la población entera ha sufrido ya de esta complicidad entre estado y crimen organizado, ya nadie se creyó eso y surgió la verdad descomunal y trágica de 43 estudiantes que de pronto no los encuentran, hasta la fecha nadie sabe qué pasó, evidentemente que el Estado sí sabía qué pasó, porque ellos, habiendo detenido a los perpetradores materiales de la masacre, saben qué sucede, pero están tratando de administrar el conflicto como suelen hacer los gobiernos y requerían de una excusa. Peña Nieto viaja a china, entonces obligan al procurador general de la República a salir diciendo que los estudiantes estaban muertos, pero ahí también falló porque se basaba todo en el testimonio de tres de los sicarios, y cuando se hizo la autopsia por peritos argentinos –que son en los únicos en que confiamos en la sociedad mexicana–, los antropólogos forenses, se vio que ninguna de los pruebas de ADN funcionaban con ninguno de los estudiantes, entonces hasta la fecha no se sabe qué pasó con los estudiantes.
–¿Se atreve a vaticinar cuál será la salida de esta crisis?
–Una es que el gobierno se imponga por la fuerza. Peña Nieto –que ya fue un gobernador represivo cuando gobernó el Estado de México– perpetró otra masacre en Atenco, donde hubo muertos y donde hubo detenidos, violaciones, etcétera. Él ya anunció que no le obligarán a usar la fuerza del Estado, fue una amenaza abierta. Entonces una salida puede ser ésa. Otra es la provocación en el sector estudiantil, el ingreso de policía a la ciudad universitaria hiriendo a un estudiante en la pierna y el aviso de una bomba en la Universidad de Xochimilco que resultó que no era cierto, es decir, hay un clima que lo provoca y en todas las manifestaciones pacíficas que se llevan a cabo aparecen pronto unos esposados que se cubren por la bandera del anarquismo, pero que yo creo que el anarquismo es una excusa para que actúen las fuerzas de seguridad. Esa podría ser la solución represiva que es una solución que es más bien como echar gasolina al fuego, la otra cuestión es la posibilidad de que hubiera un cambio en México, eso también es muy improbable por la gran cantidad de intereses acumulados del Estado neoliberal, están comprometidos con todo con los energéticos, con las mineras, con el agua, con las eólicas, las carreteras, los grandes negocios que hacen que México sea uno de los el más rico del mundo de la lista de Forbes. Entonces ya veo una situación de gran incertidumbre, la gente está muy indignada, hay una gran indignación de todos los mexicanos y gente que no se había movilizado en todos estos años comienza a comprender de las dimensiones del desastre humanitario y violaciones de derechos humanos que vivimos pero todavía no llega a comprender la razón estructural de todo esto, es decir no todos están igualmente politizados al grado de ver que lo que está en la base de todo esto es la imposición brutal y despiadada de un modelo neoliberal a ultranza, México es el primer lugar en cualquier cosa de deterioro del ambiente, de la presencia de mineras en casi el 35% del territorio nacional, de la contaminación de ríos, mares y lagos, desestructuración jurídica en defensa de los trabajadores, de la desindustrialización del país para beneficiar a las industrias estratégicas del automóvil o de la electrónica, etc. Creo que es una situación límite para muchas cosas pero nadie sabe exactamente hacia dónde va esto, hay un gran clamor de que renuncie Peña Nieto pero bueno y si renuncia Peña Nieto sencillamente entra el de la Suprema Corte de Justicia, o se nombra un presidente provisional y el modelo sigue y los problemas no se resuelven de esa manera entonces hay una gran discusión, un gran debate sobre lo que va a pasar y sobre lo que las fuerzas políticas quieren. Sobre Ayotzinapa se ha montado muchísimos sectores que han visto la posibilidad de reactivar ese poder, o de lograr un cierto tipo de legitimidad, los buitres políticos de todas las tragedias, y bueno hay un gran desasosiego y una situación de graves riesgos en la vida política si no es que hemos pasado por todos los riesgos posibles, bueno qué contarles a ustedes, argentinos, de lo que esto significa, pero 120.000 muertos durante 12 años no es poca cosa.
Miradas al Sur
No hay comentarios:
Publicar un comentario