Alejandro Dolina habla de periodismo, de radio y de la tele. Adelanta que prepara un nuevo libro, aunque admite: “ya no soy feliz cuando escribo”.
Encasillar a Alejandro Dolina en un sólo oficio es una tarea inútil. Escritor, músico, cantor, filósofo, analista de fútbol y bostero empedernido son algunos de los términos que definen a este hombre de radio que supo convertirse en una de las voces más escuchadas de la medianoche. Según el filósofo y político inglés Francis Bacon, “la imaginación consuela al ser humano por lo que no es, pero el sentido del humor le consuela por lo que es”. Y tal vez ése sea el secreto por el cual el programa de Dolina, “La venganza será terrible”, que conduce desde hace 21 años, siga tan vigente en su franja horaria.
“Tenemos una buena audiencia, estamos primeros en nuestro horario y estamos en una radio (Del Plata) con buena programación. Igual, yo no me atrevería a decir que la radio ha ganado adeptos, me parece que la televisión penetra más y en general no hay países escuchas de radio”, asegura a 7 DÍAS. Pero los oyentes están y muchos de ellos se animan a presenciar su programa en vivo, ya sea en el estudio que Radio del Plata tiene en el barrio de Palermo o en cualquiera de los viajes que el equipo de Dolina realiza dentro y fuera del país. “En Buenos Aires hay una relación linda con la gente pero no es intensa. En cambio, cuando vamos de gira es como un gran acontecimiento, porque nos reciben como si fuéramos una visita querida y nosotros vamos con la alegría de visitar a alguien que queremos mucho“, detalla, y asegura que en su último viaje por Europa “concurrieron muchos españoles. Este año fue más notable y los medios me recibieron como algo que no había que explicar tanto. Además, creo que hay menos argentinos en España y es bueno porque uno no quiere convertir un acto artístico solo en una muestra de nostalgia por la patria”, reflexiona.
Hace poco causó polémica al cuestionar la mención a Marcelo Tinelli como personaje destacado de la cultura. Aseguró: “No pertenece al mundo de la cultura. Hay un problema de definición. No es que yo quiera una sociedad totalmente establecida en sus definiciones, puede haber distintas maneras de ver las cosas, pero la cultura no es una cosa sujeta a comicios. Es la ciencia, el arte y la filosofía de una sociedad. La cultura popular es también lo mismo. ¿O hay un foro de menor exigencia llamado cultura popular, destinado a las grandes masas? ¿Cómo no están las mayorías para asimilar grandes exigencias, se reducen? Es algo canallesco”.
Hoy, asegura que no mira televisión y que existe una conducta patológica entre los periodistas y los espectadores.
-¿Qué le produce la televisión argentina?
-De la televisión argentina miro muy poco, por ahí algún noticiero, pero no estoy interesado en los programas del corazón o de difusión de episodios de actualidad. No los veo mucho. No soy capaz de disfrutarlos. No tengo la capacidad de divertirme con la serie creativa de Marcelo Tinelli, por ejemplo. Miro películas, partidos de fútbol y muchas series.
-¿Y del periodismo actual, qué opina?
-Creo que está inmerso en un conflicto de intereses que lo hace previsible, aburrido y desconfiado, y esa indignación se transfiere a las personas. Creo que la cuidad de Buenos Aires está llena de odios que se ponen de manifiesto cada cinco minutos. La gente trae a colación los asuntos políticos en cualquier momento, cuando no vienen a cuento, sólo para hacer pública su indignación. Eso me parece una conducta patológica y parte del periodismo cae en esa patología que le resta eficacia, calidad y veracidad. Hay mucha opinión y poca información. A veces hay solo opinión, pero son opiniones interesadas que vienen de formar parte de un grupo. Es aburrido que el tipo no tenga la gracia intelectual de permitirse un vaivén en su pensamiento, una búsqueda de silogismos o de divertirse viendo la falencia de los propios. La sal daña en su falta y sobra.
-Uno supondría, entonces, que la radio es su medio preferido…
-Escucho algunas cosas pero siempre como un sonido de fondo, mientras estoy haciendo algo. La radio en virtud de la tecnología cambió sus soportes y puede ser que hoy encontremos muchos oyentes on line que con la forma tradicional de la radio no había. Hay gente que nos escucha en cualquier parte del mundo. Eso antes no pasaba y es maravilloso, pero creo que la televisión tiene más llegada.
-¿Para cuándo un nuevo libro suyo?
-Estoy escribiendo. Tengo un libro planeado, pero lo digo con terror. Estoy trabajando en dificultades porque yo sufro mucho el proceso de realización de escribir. Siempre lo hago con la sospecha de que no me va a salir, que va ocurrir una catástrofe o un detalle mínimo va a invalidar todo el libro. Ya no soy feliz cuando escribo, después tampoco. Me convierto en una persona muy perseguida. Además, todavía no he decidido cuál es la verdadera dirección que el libro va a tomar.
-¿Y por qué escribe entonces?
-Lo que se llama vocación artística no tiene que ver con lo feliz que uno sea cuando lo hace sino que es inevitable. El poeta hace poesía no porque se pone contento, al contrario, a veces necesita ponerse triste y en contacto con su opinión. La mejor manera de conversar consigo mismo es en la relación artística. Además, el que escribe una novela no sabe qué importancia puede tener una frase, puede ser inútil y uno está lleno de malos presentimientos.
-¿Tiene ya una fecha de publicación?
-Los de la editorial tienen una fecha estimativa, yo tardo mucho, no antes de un año. Sino, serán dos años y tendré un año más de sufrimiento.
-¿Y cómo seguirá su gira con “La venganza será terrible”?
-Tenemos muchas presentaciones. Ya viajamos por Paraná, Mendoza y San Juan. Estamos por ir en lo que resta del año a Neuquén y hasta pensamos ir a Montevideo.
21/11/14 Revista Siete Días
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