lunes, 2 de diciembre de 2013

“Subversivo hoy es trabajar con la belleza”

Miguel Repiso, conocido como Rep, publica una tira diaria en la contratapa de Página/12 desde el inicio del diario. Conduce todos los días a las 23hs El holograma y la anchoa en AM750. Rep ilustró El Quijote de la Mancha, edición de Página/12, también a Zaffaroni, José Pablo Feimann, a Soriano y Fontanarrosa. Desde hace más de dos años que pensó Artepolis, una ciudad de las artes, donde la población pueda tener acceso a las artes visuales, y nos habla del rol indispensable del Estado en ello. https://fbcdn-sphotos-c-a.akamaihd.net/hphotos-ak-ash2/300287_200703790001791_978526188_n.jpg Por Santiago Gómez APU: Pariste Artepolis. Miguel Repiso: No, no nació aún. Las cosas no nacen hasta que no se está trabajando en eso. La tira está planteada, yo voy a seguir rompiendo las bolas. La Presidenta ya lo anunció tres veces, la última vez la maltraté, y yo no sé si eso… No, yo no la maltraté, me salió mal el mal humor, no quería yo hablar ahí y no estuve muy feliz y espero que eso no haya boicoteado Artepolis, pero si es sólida la idea de Artepolis no se va a desdibujar a pesar de mis retobos. APU: ¿Qué pasó? MR: Cuando estuve en Venecia, en la Bienal de arquitectura, establecieron una inauguración por video conferencia, Cristina estaba acá, creo que en Tecnopolis, con Clorindo que no pudo viajar, porque hizo el Pabellón. Yo simplemente dibujé, estaban los arquitectos, yo no quería salir, llegué tarde a propósito. Me fui a bañar al hotel como para llegar tarde y le había avisado al Canciller: mire que yo no quiero estar, yo quiero dibujar y no quiero salir. Me fui al fondo. Lejos del grupo de arquitectos que querían salir, yo me fui a hablar con italianos mientras dibujaba. En un momento me vinieron a llevar a la rastra, porque Cristina en cadena nacional había pedido por mí. El encuentro ese no me lo esperaba, encima habían hecho un curso de delay, que yo me perdí por llegar tarde. Cuando me llevaron ahí, yo estaba de muy mal humor. Yo no quería estar ahí, era la fiesta de los arquitectos y los diplomáticos. Me puse nervioso, me puso nervioso el delay, Cristina me dijo algo de Artepolis y le dije “¿cómo que todavía no hay Artepolis?”, dije algo más, “chau, me voy a trabajar”, agarré los marcadores y me fui de escena. Fue una típica actitud fóbica mía y a la noche me mataron, por Facebook. Yo le dije a Timerman “te dije”. Yo sabía que no iba a funcionar, en medio de la gente queriendo salir. Sé que Cristina dijo “todos estamos trabajando”, no fui muy diplomático. APU: ¿De qué se trata Artepolis? MP: Artepolis tiene dos funciones. Mi intención primera es la de la ciudad de las artes, que dure la mayor cantidad de tiempo posible, como para que se establezcan ahí algunos trabajos, algunas tareas que sólo las puede encausar el Estado, ya que las artes visuales están muy abandonadas. Artepolis la pensé como artista visual, pero después se fue acumulando y acumulando, y no hay manera de sacar a las otras artes. Las artes visuales son a las que menos le presta atención el Estado siempre. Mi voluntad está puesta en eso, en tener el apoyo de las visuales y trabajar en post de eso. La voluntad del Estado, por lo que estuve viendo es una gran fiesta popular con las artes. Poner toda la carne al asador ahí, inaugurar algo, que dure un ratito Artepolis en el Correo Central, que yo ya lo recorrí y todo. Vamos a ver si ese evento, que me parece muy bien que se haga, siempre una fiesta es bienvenida para inaugurar algo, se traduce en una permanencia, más estudiosa, más rigurosa, más respetable de lo que son las artes, porque si no siempre las artes van a funcionar en la parte privada. Los teatros funcionan porque garpás privada, la música también. La más privada de lo privado es nuestro laburo, lo único que funciona más o menos con las artes visuales es ultra súper privado que es Arte BAE, que son las galerías de arte, pero ahí no entra nadie. Democratizar el arte para todos, pero no el arte que lo hagan todos, porque es un absurdo, no todas las personas son artistas, pero todos tienen que tener acceso al arte. Que sirva también como didáctico Artepolis, para la vanguardia, la retaguardia, la experimentación, lo nuevo, lo viejo, lo muerto, los muertos, todo. Y para eso tiene que seguir y seguir y esa es la lucha, y si no se hace esa parte, que el Estado haga la festividad de Artepolis, ya es una ganancia. APU: ¿Qué obras se expondrían? MR: Cada disciplina artística tendrá que tener una cabeza y un grupete, seleccionador, abre puertas, dinámico, yo creo que es eso, pero yo no soy un diseñador de eventos, pero me parece que es eso, una cosa absolutamente movediza. No tengo la forma ni la explicación, no puedo ir a un lugar a vender Artepolis. Eso se hace con gestión y yo no soy gestor, soy una usina de ideas, un tipo que tiene ideas, que puede agrupar elenco, pero sobretodo disparador de ideas. Cero gestor, cero funcionario, un hincha bolas cuidando la cuestión del contrapoder. De todos modos, mi lucha ahora es hacer el Bienal, que haya una Bienal como en Venecia y en San Pablo, una Bienal Artepolis, es decir, una Bien-ar. Bienar. APU: El 2003 ¿qué te posibilitó contar? MR: A partir del 2003 me posibilitó que se me iluminara el dibujo y lo que cuento, porque salí del oscurantismo social. No del todo, porque nunca se sale del todo, como vivimos en guerra, hay días de mucho oscurantismo y otros de mucha luz. Pero antes era solo caverna, como una edad media. Y a partir del 2003, por todas esas sorpresas que hubo, uno empezó a tener otro tipo de protesta, otra manera de canalizar la broca, los reclamos, las adhesiones y a afinar más la puntería porque las cosas se volvían más matizadas. Creo que ganamos todos con el 2003, a pesar de la adhesión siempre crítica. Me doy cuenta cuando tengo que visitar mis trabajos del 2003 para atrás y tengo que utilizar alguna tira que hable sobre el país, todas eran negativas, todas eran un bajón, no puedo utilizar ninguna, porque eran de una autoestima tan baja, que se traducía en mi laburo tan social, siempre. En cambio ahora, puede ser. Podría ser, a partir del 2003, podría ser. ¡Uy, se prendió la luz! ¡Uy, se prendió la Osram allá! ¡Uy, se apagó! ¡Uy, se prendió tremenda luz! ¡Uy, hay fuegos artificiales! ¡Uy, otra vez la vela! Pero siempre una esperanza de luz. APU: Recuerdo una tira tuya cuando fue lo de Blumberg. Son tres cuadros, en el primero víboras movilizadas con velas, en el segundo con bombos y banderas y en el tercero formaban la esvástica y decía “El peligro de que se crucen” MR: Pero eso es como un juego ¿ves? pero yo antes del 2003 por ahí era más denso. Principio de Página/12, lo que me criticaban los pos modernos, era todo dramático. A partir del 2003, gracias a eso de liberar, también tiene que ver con la edad de uno, no es solo social, algo te juega la empatía social de decir “por fin llegó un tiempo que puedo defender”. Pero también está el laburo de uno de liberarse de muchas anclas. Yo el Quijote, antes del 2003, no sé si lo hubiera dibujado así, tan libre, tan expresionista, libre en el dibujo, tan gozoso yo dibujándolo, yo hubiera sido denso, dramático. https://fbcdn-sphotos-b-a.akamaihd.net/hphotos-ak-prn1/534555_411825708889597_941637870_n.jpg APU: Le dedicaste dos Quijotes a Néstor. MR: Sí, uno el día después de la muerte y uno al año. Sí, percibí que era un trastornado, un trastornado no por la lectura, sino por la política y los molinos están. Era un personaje lindo Néstor, no lo dibujé mucho, sino muy metaforizado por los Huevitos Kirchner. Descubrí la tira, antes de su asunción. Antes de su asunción pongo “Huevitos Kirchner qué sorpresas traerá”. Olí, lo olí al tipo. La anterior vez que había hablado de Kirchner lo había dibujado como con Duhalde ¡ah, no! También lo dibujé en Veintitrés cuando era candidato de Duhalde y es curioso ese dibujo. Yo no sabía quién era Kirchner, y era como toda una mierda Duhaldista abajo, llevando como una especie de barrilete o globo. Abajo color mierda, terracota, y al que llevaban era a un Kirchner todo colorido. Fue antes de las elecciones. Algo percibí. APU: ¿Lo conociste? MR: Una vez fui a la casa de gobierno, porque yo era amigo de José Nun y asumía como Secretario de Cultura y me puso en la lista. Cuando ya los despedí, se queda el flaco este, nos miramos, entonces yo me acerco y me dice (le imita la vos a Kirchner) “¿vosh shosh Rep? Sosh filosho, shosh agudo”. Vos también le respondí y me fui. Y después en una entrega de premios, tuve que ir a recibir en Suterh un premio a León Ferrari, que lo daban Cristina y Néstor, ya era Presidenta ella. Cuando subo a recibir el premio, Cristina le dice “él es Rep, el de nuestro hermoso mural de la Residencia del Embajador en Madrid”, sí, ya sé, dijo Néstor. Esa son las dos únicas veces que lo vi al chabón. La verdad es que fue raro no haberlo visto más, porque era un tipo común, rata, que podría haber sido una especie de seudo amigo, cagarte de risa, de hecho otros artistas tuvieron mucha cercanía con él. Pero yo siempre tuve muchos problemas con el poder, aún con el que me cae simpático, siempre tengo problemitas, siempre hay algo que me brota con el poder, aun cuando hay un poder simpático, me molestan las fotos cerca, me molesta la secuencia. La escena de Venecia. Me gusta más cuando son encuentros privados, clandestinos. Por ejemplo, el día de las cenizas del volcán, yo estaba en Río Gallegos, porque fui a la feria del libro. Por la mañana doy la charla, salgo y me dicen que el avión cagó, me cuentan lo de las cenizas. Me quedo un día, dos días, tres días, al quinto día les digo pónganme un auto porque no me banco más. Bueno me dicen, pero te pedimos si podés venir a hablar a nuestras dos Cámporas, la Cámpora de donde sale La Cámpora, y La Cámpora de donde sale el Néstornauta. Me dicen de darle una charla a los compañeros, y no fui dócil, dije que no era militante, cuestionamos, me criticaron que era un momento delicado para hacer críticas, nunca es un momento delicado les dije, una discusión linda, piola y a la mañana siguiente me iba. Les digo que me lleven al hotel, para comer algo rápido e irme a dormir, y me dicen “no, vení que te invitan a cenar”. Fuimos a un restaurant chileno y era Máximo. Me pareció muy simple, un pibe simple, tal cual está en la película esa. Me gustaba la situación de “no foto”. En el ´86 yo hacía “Los Alfonsín”, tenía cierta trascendencia esa tira. Alfonsín invita a un montón de humorista a la Casa de gobierno y era una fiesta de movistar, vergas, vergas, La Nación, horrible. Me acuerdo que nos mantuvimos al margen Sabat, Crist y yo, para no estar en ese lupanar de chupamedias de Alfonsín. Termina con ellos y nosotros con los sanguchitos y se va. Le avisan que yo estaba, y se les ocurre que lo podía dibujar a Alfonsín con la familia, y lo hacen volver. Yo ¡No! Sacaron fotos, salí cagando, percibí que había uno de Página/12, lo fui a ver a Página y le pedí que me diera la foto, no salió. Esa actitud mía persiste y hay simpatía. Cristina ha salido al lado de mi foto en Madrid, subieron esa foto a Wikipedia y la saqué, para que no haya malos entendidos de que yo sea un artista orgánico del poder o que tampoco pueda lograr prebendas, que mi laburo sea beneficiado por ellos. Me alegran los avances, las marchas, cuando se le dobla el codo al enemigo, pero no es para mí. APU: Estás también en radio MR: Yo empecé en la radio por culpa de Lanata, en Rompecabezas, que él me daba una columna, y yo grababa cuando se me cantaba las pelotas. Cuando faltaba, en Rock & Pop hicimos como suplencia con el Ruso Verea, que era su co equiper, y con el Ruso hacíamos reportajes juntos siempre y cuando no estuviera Lanata. Después un amigo en Chaco tenía mucha injerencia en una FM, me invitaron para hacerme una entrevista en la radio. Y después no me fui más, me emborracharon, lo de siempre. Me ofrecieron ir una vez por mes a hacer el programa de radio, me preguntaron cómo se llama y dije El holograma y la anchoa. Me consiguieron el pasaje, el hotel y me ayudaban en la producción y una vez por mes lo hacía. Estuve un año, hasta que Aliverti se acordó que alguien en el Chaco le dijo que yo iba una vez por mes hasta allá para hacer un programa, cuando le encargaron hacer la programación de la 750, entre los cinco columnistas de “Noches de autor” que estábamos, el miércoles me lo dio a mí. Después me ofreció diaria, estoy de lunes a viernes de 23 a 23 45, como cierre de programación. Vamos mejorando, lo que ayuda es la edición, que haya cuidado, la música bien puesta. Aliverti no se mete, me manda mensajes “muy bien anoche”, “mejor”. Yo no sé a dónde voy con esto, sé que estoy aprendiendo a preguntar, a inmiscuirme en la vida de los otros, aprendiendo de la vida de los otros. APU: ¿El psicoanálisis te aportó para hacer reportaje? MR: ¿Lo decís por las preguntas íntimas? APU: No, por la escucha. MR: Puede ser, no soy muy periodístico. Sé que tengo ahí alguien que me está diciendo algo, el cual se entrega el invitado, se relajan, saben que no soy un jíbaro. Dicen cosas que en alguna oración, ahí donde Majul emprendería, o Tenembaum, Fantino mismo, yo dejo pasar, porque no quiero títulos, no me importa, no quiero herir al otro. Si insiste puedo llegar a ir suavemente hacia eso, no tengo esas ínfulas porque no me la banco, no me banco una mala respuesta, un corte, me haría daño, no veo el dañar al otro. Si veo que puede ser, es porque voy pidiendo permiso. Llevo a la gente que quiero, por qué lo voy a joder. Son tiempos tan feos, que lo único que puede hacer uno con la gente es preguntar cosas lindas. Subversivo hoy es trabajar con la belleza.

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