martes, 17 de diciembre de 2013
Rosas despide a Dorrego
A poco tiempo de asumir Rosas el primer gobierno, se trasladan a Buenos Aires los restos de Dorrego, decretada por Viamonte. La ceremonia fue presidida por el gobernador y las altas autoridades de la provincia. En breve y significativa alocución, Rosas despide a Dorrego:
"¡Dorrego! víctima ilustre de las disensiones civiles: descansa en paz... La patria, el honor y la religión han sido satisfechos hoy, tributando los últimos honores al primer magistrado de la República, sentenciado a morir en el silencio de las leyes. La mancha más negra en la historia de los argentinos ha sido ya lavada con las lágrimas de un pueblo justo, agradecido y sensible. Vuestra tumba, rodeada en este momento de los R. R. de la provincia, de la magistratura, de los venerables sacerdotes, de los guerreros de la Independencia y de vuestros compatriotas dolientes, forma el monumento glorioso que el gobierno de Buenos Aires os ha consagrado ante el mundo civilizado... monumento que advertirá hasta las últimas generaciones que el pueblo porteño, no ha sido cómplice en vuestro infortunio... Allá, ante el Eterno Arbitro del mundo, donde la justicia domina, vuestras acciones han sido ya juzgadas; lo serán también las de vuestros jefes; y la inocencia y el crimen no serán confundidos... ¡Descansa en paz con los justos... ! Adiós Adiós para siempre".
(Zinny, Historia de los Gobernadores. cit. por Julio Irazusta. Vida pollitica de Juan Manuel de Rosas.t.I.p.238)
Año 1828... (Recitado) (*)
"Muerte al Gaucho"
se ha escuchao'
en boca del unitario.
Y el primero de diciembre,
con Lavalle a la cabeza,
del gobierno se apropiaron
cometiendo una bajeza.
El Gobernador Dorrego,
de los Húsares rodeao,
por ese Acha y Escribano
se vio solo y traicionao'
por no seguir los consejos
que Rosas le había dado.
Ahura, la ciudad entera
gime ante el crímen de Lavalle
reza el pueblo por Dorrego
y no hay naide que lo acalle.
Su muerte se va trovando
por el campo y por las calles:
"Cielito y cielo nublao'
por la muerte de Dorrego,
enlútense las provincias,
lloren cantando este cielo".
Las carretas que trujeron
al cielito de Santa Fe
dejaron amargos versos
para volverse después.
Y sonido en las bordonas
jüe una cruz entre las primas
y de noche como augurio
se dentró en la pulpería...
JUAN MANUEL DE ROSAS. La ley y el orden -parte cantada-
En los campos de Navarro
porque el destino ha querido
ha muerto Manuel Dorrego
por Lavalle fusilado
el cielo fue su testigo...
Los cielitos son prohibidos
por una orden del gobierno
que le llama "subversivo"
a ese popular lamento.
Sus cantores, entre tanto,
son tuitos encarcelados,
ya tarde porque han volao'
las coplas en pos del viento.
-parte cantada-
"Padrecito de los pobres",
muerto por los unitarios,
que las campanas redoblen,
y se rezen mil rosarios,
recordando tu calvario...
No lejos los montoneros
pa' la guerra se aperciben:
el vengador de Dorrego
será Juan Manuel de Rosas
que a López tiene de aliao,
ya don Facundo Quiroga
se apresta con sus riojanos,
dijo el "Tigre de los Llanos"
que colgando de una soga
se han de ver los unitarios...
-parte cantada-
Corazones aflijidos,
por la muerte de Dorrego,
ya escucharan su latido,
toda rabia, todo fuego,
en medio del enemigo...
(*) Extraído del disco "Restauración" cantado por Manuel Lobos
Leonardo Castagnino
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