lunes, 2 de diciembre de 2013
“El kirchenrismo sigue siendo la máquina política más eficaz de Argentina”
Entrevista con la ensayista y novelista María Pía López; a pocos días de la reaparición de CFK. “Hablando en la Casa Rosada, entre militantes, es el mejor momento, el efectivo retorno de Cristina”.
Por Juan Ciucci
APU: Con los cambios de Gabinete que han ocurrido, ¿cuáles son sus primeras impresiones al respecto?
María Pía López: Me pareció, en esas primeras impresiones que habría que confirmar con el paso del tiempo, por un lado que el nombramiento de Kicillof da ciertas garantías ante ciertas dificultades económicas que evidentemente se vienen teniendo -que tiene que ver con la inflación o el drenaje de dólares-, que la salida ante esos obstáculos no va a ser ajustista ortodoxa. Su nombramiento me pareció muy tranquilizador respecto de la afirmación de un rumbo económico que venía teniendo el Gobierno, que decide sortear esos obstáculos reafirmando el rumbo. Diría salir por izquierda de esos problemas, que son los mejores momentos de este gobierno, cuando logra ese mecanismo.
Y en el caso del nombramiento más estridente, el de Jefe de Gabinete, me surge un sentimiento muy ambiguo. Por un lado tengo la impresión de que gran parte de la novedad que tuvo el kirchnerismo, que para mí en sus momentos más interesantes tenía que ver con una distancia asumida contra las plataformas más tradicionales del aparato justicialista y que implicaba ciertas tensiones con eso, me parece que este nombramiento genera una especie de retorno al gran campo del justicialismo. Y muy fervoroso el retorno. Eso me produce una especie de amargura con respecto al destino de las cosas.
Y por otro lado, lo que me parece que abre una situación interesante es que empieza a mostrarse que la sucesión 2015, que es la gran incógnita, con qué candidato el kirchnerismo va a disputar el 2015; no necesariamente es Scioli. Que creo ese fue un fantasma para muchos de los que nos sentimos cerca del Gobierno, de este movimiento político, fue un fantasma durante estos años. Si toda la diferencia que se había producido iba a terminar en un tipo de conservadurismo popular, noventista en parte, que Scioli encarna mejor que nadie. Entonces me parece que lo que se está abriendo en estos días es una situación política diferente. Por la derrota en la Provincia de Buenos Aires, y por el ascenso de un Gobernador como Capitanich (o que podría ser Urribarri), pero digamos que es ir por una vía de construcción de una sucesión que no termine necesariamente en el sciolismo.
APU: Mencionaba antes una salida por izquierda, ¿encuentra algo parecido a lo que fue el 2009? Que luego de una derrota electoral se tomaron muchas medidas, lejos del ajuste.
MPL: Sí, pero con una dificultad que complejiza mucha la cuestión. En ese momento el horizonte del kirchnerismo era después de una derrota electoral, y derrota en el intento de legislar las retenciones. Se venía de momentos muy duros, pero con un horizonte político muy abierto: con candidatos, dos candidatos en ese momento, propios del kirchnerismo. Hoy hay posibilidades de generar distintas políticas, de seguir abriendo el horizonte, pero creo con una situación que signa la coyuntura, que Cristina Kirchner no tiene relección. Esa es la determinante para mí de la coyuntura. Que es muy distinta de la del 2009, que salir por izquierda ahí todo el tiempo te reabría otra cosa. Acá hay que ver qué es lo que genera. Yo espero que el escenario sea de producción de hechos de gobierno que podamos seguir valorando y festejando. Pero la sensación que se tiene es que es muy difícil pensar en la continuidad después del 2015 de todo ese proyecto.
APU: En ese marco, antes decía lo del pejotismo. Los Kirchner han demostrado que nunca se fueron del partido, siempre tienen este retorno al peronismo, y esto vendría a reafirmar esa elección que pareció valedera en estos años por lo que el peronismo como organización, como movimiento, posibilitó.
MPL: Sí, lo que pasa es que el peronismo, como el kirchnerismo, también tiene hilos muy conservadores en su forja. Es injusto decir esto si uno no dice que todos los partidos políticos argentinos, incluso las izquierdas, tienen sus nervaduras muy conservadoras. Pero el peronismo tiene formas muy ligadas a las tradiciones democráticas, a la ampliación de derechos, a la distribución del ingreso; y formas conservadoras en el modo de tratar la política, la sensibilidad.
Entonces hay una situación que me parece que es más general y que excede a la coyuntura que estamos tratando con el cambio en la Jefatura de Gabinete. Es más general porque yo tiendo a fecharla en este año que estamos terminando, con el doble acontecimiento que significa la muerte de Chávez y el ascenso de Bergoglio como Francisco. Que para mí, en esa trama heterogénea que es la vida social, que tenés conservadurismos y formas más rupturistas y lógicas más transformadoras siempre en tensión y mezcladas en todos los procesos políticos; eso desbalanceó las cosas hacia un modo más conservador de tratar la vida. El ascenso de Francisco es el de los sectores católicos en Argentina, a pensamientos que tienden a comprender de un modo el cuerpo, la sexualidad. Y eso, cuando uno viene apoyando un conjunto de políticas que son siempre de ampliación de derechos, diversidades y diferencias; genera otras condiciones. Cuando hablamos de regreso al mundo del peronismo, al PJ, que siempre estuvo, efectivamente Cristina y Néstor siempre fueron militantes efectivos de ese partido; pero al mismo tiempo -en ciertos momentos- ese PJ hablaba más con la voz de la transformación y en otros momentos más con la voz del aplanamiento.
Pensemos en el Código Civil, en el proyecto que se había presentado y el dictamen que se emitió en el Senado. Me parece que muestra este estado de las fuerzas. Capitanich en la Jefatura de Gabinete, su relación con el catolicismo chaqueño, la operación de Francisco.
APU: En esto del Código también entendería esa lógica conservadora...
MPL: Me parece que en el sentido en que uno puede tener muchas discusiones con el aspecto liberal económico del proyecto de Código, pero que tenía un grado de interés muy grande -me parece- en el modo en que desnaturalizaba toda idea de vida. Entonces abría el camino para discutir muchas cosas. Con lo poco que pude ver, el dictamen de comisión le agrega una declaración al Código, que es que la vida comienza desde el momento de la concepción; es una frase que así de escueta genera otro estado de discusión para la cuestión del aborto, para la cuestión de la fertilización asistida y de los embriones congelados. Todo lo que tenía de hiperliberalismo, que abría para todos lados, porque era un Código que decía -en el proyecto inicial- que se es padre o madre por voluntad, no por azar biológico; eso empieza a ser discutido. En ese sentido, es que están esas fuerzas como más subterráneas, que a veces se expresan en acontecimientos políticos.
APU: En ese marco, desde las fuerzas opositoras, pero también el humor social ¿Siente que se ha corrido hacia la derecha?
MPL: Sí, los últimos meses fueron una especie de tabla inclinada hacia la derecha, en el sentido en que las fuerzas de la oposición (salvo el crecimiento del FIT; que hay que evaluar qué es, pensarlo como cosa específica), pero el resto de los partidos hicieron una campaña estrictamente de derecha. Securitista, sin poner temas en la agenda que tuvieran que ver con la ampliación de derechos. En ese sentido me parece que lo que yo señalo como hilos problemáticos dentro del kirchenrismo, la tensión a Bergoglio en la oposición está redobladísima. Eso me parece como preocupante.
APU: Quizás por eso la elección del FIT…
MPL: Claro, porque vuelven a poner posiciones que… en otro momento quizás era un voto que estaba dentro del kirchnerismo o de otras fuerzas de centroizquierda. Un votante de Libres del Sur ¿puede votar a Lilita Carrió? Difícil…
APU: ¿Cómo ve la reaparición de Cristina? Más que nada pensándolo en una cuestión mediática si se quiere, cómo está comunicando, esto del vídeo, con el acto en Casa Rosada…
MPL: Tengo varias impresiones ahí. Primero, que la política argentina es tan rápida y voraz que los acontecimientos se disipan. Uno la ve a Cristina en estos días de reaparición, y era como si el tiempo de la elección se hubiera puesto en suspenso, no hubo derrota electoral, ¿no? El Gobierno, el tipo de interpelación de Cristina, de aparición pública, de medidas de gobierno; no son los de un partido en derrota que abre una transición, como esperaba encontrar la oposición. Más bien lo contrario, sigue siendo un lugar de activismo político muy alto, con una mujer que se la ve en su mejor momento, y mostrando hechos públicos de distinta índole. En ese sentido me parece que sigue siendo la máquina política más eficaz de toda la Argentina, el kirchenrismo y la figura de Cristina. Es una especie de usina donde todo el tiempo están produciendo modos de intervenir, agenda, temas. No paran un segundo. Creo que el problema de la oposición es no lograr, salvo con el programa de Lanata, desplazarse de la agenda que está fijando el Gobierno.
Y en ese sentido creo que en estas breves 48 horas, produce tres intervenciones Cristina. Una con el vídeo, que parecía familiar y no lo parecía al mismo tiempo. Que tenía un alto grado de producción, en el que en parte toma el formato discursivo de la industria cultural, es la industria de la televisión eso. Aunque hubiera sido un vídeo casero, la lógica de exposición es la de los programas masivos: en qué lengua cotidiana se habla, con qué guiños, mostrando el perrito. Ahí hay una escena que es familiar, pero es familiar con los medios de comunicación. Es la familiaridad que se tiene con el tipo de sensibilidad que surge de las grandes industrias del espectáculo. Para mí, no es un acto político, es un acto mediático. Que uno le puede sacar consecuencias políticas, pero se escapa de los códigos de enunciación política.
Después está el otro hecho, que por omisión de Cristina, produce su vocero. Que es anunciar los cambios de Gabinete. Ese desdoblamiento para mí era muy inquietante, que en el mismo día que volvía la Presidenta a funciones, tuviera un primer momento de industria de la televisión protagonizado por ella, y el momento político fundamental de cambiar el Gabinete como nunca se había cambiado, dicho por un vocero, su voz aparecía sustituida.
Muy inquietante, por suerte el miércoles genera otra escena, que es ella como política. Hablando en la Casa Rosada, entre militantes, que es el mejor momento, el efectivo retorno de Cristina. No puede retornar sólo con una imagen producida con las lógicas de la televisión, ni con un vocero que la suplante. Sino en ese diálogo directo en el que construye algo con el activismo.
APU: En ese sentido, ¿cómo ve el tema de la conducción de Cristina, que a veces quieren poner en discusión? Esta reaparición parece consolidar ese lugar.
MPL: Parte de los análisis de estos días decían que estaba delegando, que forma un Gabinete que es más de delegación que los anteriores. Yo no tengo esa impresión, no veo una relativa retirada de Cristina de ese lugar central. Me parece que sigue reservando para sí ese lugar de decisión política última, cómo se constituye el Gabinete, funcionarios, temas. El Gobierno, con la ausencia de Cristina por 47 días, pudo seguir produciendo hechos políticos. Pensando en cosas centrales, como la estatización del Sarmiento. Eso sin embargo no restó nada esa suerte de incertidumbre en la sociedad que había. No era que no se podía gobernar, no era que no había hechos. Y sin embargo había un estado medio de zozobra respecto de qué pasa con la ausencia de la Presidenta. Eso vuelve a la figura de Cristina más central de lo que era antes, incluso.
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