lunes, 18 de febrero de 2013
LOS DESAFIOS DE LA REVOLUCION CIUDADANA, POR HORACIO BUSTINGORRY
Patria Grande Alcances, problemas y desafíos de la Revolución Ciudadana
Horacio Bustingorry analiza el proceso de transformación ecuatoriano destacando los logros y los límites del proyecto encabezado por Rafael Correa.
Por Horacio Bustingorry I Los gobiernos de Rafael Correa constituyen otro caso de derrota del neoliberalismo en la región. El programa fue gestado en los últimos 15 años por medio de protestas contra las políticas antipopulares aplicadas por los anteriores tres presidentes, ninguno de los cuales pudo terminar su mandato. La acción mancomunada de pueblos originarios y movimientos sociales socavaron las bases de esas tentativas reaccionarias.
En ese marco de conflictividad social asumió Correa en 2007. Luego de que su organización, Alianza País, triunfase en segunda vuelta comenzó a ejecutar un programa de profundas reformas populares. Al igual que en Venezuela y Bolivia, Ecuador reformó su Constitución con el objetivo de impulsar una serie de transformaciones políticas, económicas y sociales enmarcadas en la denominada Revolución Ciudadana. En la Carta Magna se plantean ítems como la soberanía de los recursos naturales, la igualación de la justicia indígena con la justicia ordinaria, la unión civil entre diferentes sexos, la imprescriptibilidad de delitos de lesa humanidad y la adjudicación de un rol estratégico al Estado en áreas económicas claves.
En sintonía también con Venezuela y Bolivia, Ecuador ingresó al ALBA. Este bloque político-comercial compuesto por los países mencionados junto a Antigua y Barbuda, Cuba, Dominica, Nicaragua, San Vicente, las Granadinas, y Honduras hasta el derrocamiento de Manuel Zelaya, intentó ser un faro para los gobiernos radicalizados de América Latina. Sin embargo, el carácter atrasado de esas economías y la imposibilidad de desconocer el liderazgo brasileño mostraron los límites de la estrategia. El ingreso de Venezuela al Mercosur y la solicitud en el mismo sentido hecha por Ecuador ilustran lo afirmado.
En el aspecto económico Correa tomó importantes medidas. En materia petrolera firmó un decreto que dispone que el 99% de las ganancias extraordinarias obtenidas por las empresas del sector vayan a las arcas del Estado. Además modificó contratos con empresas mineras canadienses por ser desfavorables al país. Estas iniciativas, más la reforma de la ley tributaria posibilitaron mayor captación de recursos para ser volcados en ambiciosas políticas sociales. Según la Cepal, Ecuador disminuyó la pobreza del 49 % al 19 entre 2002 y 2011 y la indigencia del 32, 4 % al 10, 1 en el mismo lapso.
Las medidas soberanas mencionados, junto a otras como el cierre de la base de Manta o la no rúbrica del TLC, generaron fuertes tensiones con Estados Unidos. El punto crítico ocurrió con la expulsión de la embajadora estadounidense Heather Hodges en abril de 2011, acusada de entrometerse en la política interna. El país del norte respondió con una medida similar. La enemistad repercutió en la región al punto que Ecuador y Colombia casi entran en guerra luego del asesinato del dirigente de las FARC, Raúl Reyes, perpetrado por el ejército colombiano en tierras ecuatorianas.
Los medios de comunicación han sido otro sector enfrentado con Correa. El punto de la discordia -de manera similar a lo que ocurre en Argentina- reside en una ley regulatoria de la actividad que, entre varias medidas importantes, prohibió que los dueños de los medios de comunicación sean dueños de empresas de otra rama económica.
Correa también ha disputado con sectores populares. Pachakutik, brazo político de la Confederación Nacional de Organizaciones, Campesinas, Indígenas y Negras del Ecuador (CONAIE) criticó duramente algunas iniciativas del presidente como la ley de aguas y la política minera y cuestionó la ausencia de un proyecto de soberanía alimentaria.
Además lo acusó de tener una visión cerradamente occidental en contradicción con un país plurinacional. Para estas elecciones, la organización respalda la candidatura presidencial del ex integrante de Alianza País, Alberto Acosta.
Este desmembramiento de la coalición gobernante obedece a varias causas. Un aspecto no menor es la visión estrecha de la CONAIE respecto a la explotación de los recursos naturales. Es cierto que sus propuestas deben ser escuchadas y su cultura respetada, pero la agenda planteada por la organización no puede colisionar con las necesidades de desarrollo de un país como Ecuador, uno de los más pobres de América Latina. Diferente es la actitud de la FENOCIN (Federación Ecuatoriana de organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras) que sigue apoyando a Correa, sin por eso ahorrar críticas, sobre todo en materia represiva. Sobre este punto, lamentablemente, deben mencionarse actitudes autoritarias por parte del presidente.
Con todo, no debe perderse de vista que la principal oposición a Correa proviene de la derecha. Dos hechos son categóricas al respecto: el fallido intento de golpe de Estado del 30 de de septiembre de 2010 impulsado por la Policía Nacional del Ecuador y los planteos de autonomía en la rica provincia de Guayas, un símil del modus operandi de la oligarquía cruceña en Bolivia.
Las conquistas sociales han sido enormes, las asignaturas pendientes también. Para que Ecuador supere sus dificultades y profundice su proyecto de Revolución Ciudadana es necesario que Correa triunfe en las elecciones y gobierne durante un tercer mandato. Todos los pronósticos auguran esta perspectiva.
GB
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