Sábado 26 de Enero de 2013 12:55
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Este día empieza a crecer
voy a ver si puedo correr
Con la mañana silbándome en la espalda
o mirarme en las burbujas .
Esta semana Luis Alberto “El Flaco” Spinetta hubiese cumplido 63 años y en agosto María Gabriela Epumer “Mapu” 50. A casi un año de la muerte del Flaco, este año también van a ser 10 de la ausencia de Mapu. Números tristes, raros. Demasiado prematuros.
Pero en su doble valencia, la frialdad en sí y para sí de los números encierra una gran intensidad. Esa que se intenta recordar hoy al elegir hablar de cumpleaños, de natalicios. En fin, de vidas; de su suerte, intensidad y coincidencias más allá de los designios e infortunios de la muerte.
Este día es algo de sal
me dejó vibrando al nacer
pesa y es liviano como un hilo sin nombre
suena un poco a mi guitarra.
Canción para la vida, de y sobre la vida. De eso trata este tema compuesto por Spinetta e incluido en su álbum solista de 1977 “A 18 minutos del Sol”. Tema que María Gabriela incorpora en “Perfume” (2000) su último álbum de estudio. Hermoso regalo que nos dejó. Un disco que si ella hubiese elegido tener un lugar más yoico y destacado dentro del rock hubiera sido muy popular y recordado. Pero no. A María Gabriela siempre le gusto el perfil bajo, secundar, en el buen sentido, acompañar. Y así como primero fue guitarrista del Flaco, luego lo fue, entrañablemente, de Charly.
Y la espuma gira en torno a mi piel
me han puesto manos para hablarle
a las cosas de mi.
Por eso, en “Perfume” ella también elige aunar en su obra y reunir en su voz a ambos maestros al incluir su propia versión de “Ah, te ví entre las luces” una canción de Charly del ´76 de La Máquina de Hacer Pájaros.
La elección de ambas canciones podrá ser o no casual pero no deja de resultar llamativa. Dos temas de una época oscura, que nos hablan a su modo de la luz, de “la gente de pie”, del aire, de los silencios. Ambos temas conversan entre sí, para Charly “nadie habla”, no hay “nada de luz” y sin embargo se produce un encuentro, una partida entre las luces: “¿estás lista para viajar?”. Y para el Flaco, es necesario aprender a ser luz, a volar y a esperar el reloj, porque las alas son cuidadas por esos “gnomos de lata que de noche nunca ríen”. Más allá del posible cruce y paralelismo, ésta no deja de ser una interpretación, y de eso se trata, de interpretaciones.
Si la lluvia llega hasta aquí
voy a limitarme a vivir.
Mojaré mis alas como el árbol o el ángel
o quizás muera de pena.
El poeta y el genio (maldito) del rock. Así se habla de ellos. Es el grado cero a partir del cual se analizan las obras de ambos y se los representa. Por eso, en y con el lenguaje no sólo se encierra a la música sino también a la vida, a la idea que tengamos sobre quién es o fue Luis Alberto Spinetta; quién fue y es hoy Charly García.
Spinetta, el músico talentoso, de prosa compleja, entreverada, incognoscible, de “elite”, para intelectuales. Charly, el virtuoso, el narcisista, “el que llega al alma”, el “popular”. Pero ni uno ni el otro son necesariamente así. Cada cual tendrá a su propio Charly, a su propio Spinetta y comprenderá sus letras, sus discos, sus actitudes de una u otra manera. Habrá opiniones similares, compartidas pero también existirán aquellas opuestas y disimiles. A cual de todas ellas se asemeja el verdadero, poco importa, porque después de todo, ¿hay un único y constante Charly o Spinetta?
“Luis Almirante Brown” es una versión posible de Spinetta, una representación de tantas, y el Charly “Narciso” García que –repitiendo los pasos del personaje mitológico y su trágico destino- se arroja en el 2002 desde un décimo piso hacia una pileta, también. “Me tire por vos”, dirá después. No, se tiró por él, a causa de ese ego déspota que le fue quitando intensidad y lucidez a su vida.
Y al fin mi duende nació
tiene orejas blancas
como un soplo de pan y arroz
Y un hongo como nariz
cuatro pelos locos
¿Quién es ese duende, ese gnomo que nace? Quizás son distintas facetas, etapas de uno mismo que vamos descubriendo, afrontando a lo largo de nuestras vidas. Canción para los días de la vida. No sabemos cuántos serán, ni cada cuanto podremos agruparlos hasta formar algún conjunto más o menos estable. Mil ochocientos veinticinco son los días que componen 5 años. Muchos. Esos fueron los días en los que existió Spinetta Jade y 730 (2 años) en los que Lito Epumer (hermano de María Gabriela) integró el grupo como guitarrista.
Pero el duende también puede ser un gnomo maligno engendrado por nuestro propio cuerpo, una vida mórbida y funesta per se que se desprende y cumple con su ciclo. Ese duende también nació, y en tan sólo doscientos y pico de días, el Flaco, tuvo que convivir con él.
Tengo que aprender a ser luz
entre tanta gente detrás.
Me pondré las ramas de este sol que me espera
para usarme como al aire.
Partimos de la muerte para ir hacia la vida, y de allí venimos para volver otra vez a ella. Es que la muerte marca el fin de todo, menos del lenguaje. Este nunca muere, siempre representa, habla, escenifica, transforma. Es que por algo estamos acá y escribimos necrológicas que intentan (o fingen) no serlas.
Ya los gnomos cuiden
a un violín que siempre canta
nunca se adormece y es igual a las guirnaldas.
Por eso, esto va “dedicado a Luis Alberto Spinetta” pero también a esa Señorita Corazón que segundos después de la dedicatoria de Charly empieza (esa sí que es una canción eterna) con el riff de “Rezo por Vos” en “Hello!”, el MTV Unplugged.
Y es que nunca calla, solo se desprende
y es igual a las guirnaldas.
Es que ellos rezan por vos, para que ese duende déspota (hoy rivotrilizado) se deje de joder de una buena vez por todas. Por eso también, esto va “dedicado a Carlos Alberto García”. Aquel violín que canta, no se adormece y aún tiene guirnaldas.
GB