domingo, 2 de diciembre de 2012
VA CAYENDO EL GRUPO CLARIN, OPINION
“El Grupo Clarín quemó las naves y está perdiendo aliados”
Por Demián Verduga
dverduga@miradasalsur.com
Entrevista. Marcelo Fuentes. Senador del FpV. El senador oficialista y miembro del Consejo de la Magistratura analiza el cuadro político y judicial de la aplicación de la ley de medios. Qué puede pasar antes del 7 de diciembre y lo que vendrá después.
Faltan sólo cinco días para que llegue el 7 de diciembre y comience un nuevo ciclo en el largo y trabado proceso de democratización de los medios de comunicación en la Argentina. Como todo momento bisagra, el 7D es al mismo tiempo el inicio de una nueva etapa y, por otra parte, sólo un capítulo más de la historia que comenzó cuando se aprobó la ley de medios. La disputa por su aplicación tuvo varios momentos claves, judiciales y políticos. Uno de las más importantes fue el 23 de octubre de 2011, cuando Cristina Fernández logró su reelección con el 54% de los votos, a pesar de que Clarín había descargado sobre ella toda la artillería que tenía. “Fue la gran derrota política del Grupo. A partir de allí pusieron todas sus apuestas en el plano judicial”, le dijo a Miradas al Sur el senador del Frente para la Victoria Marcelo Fuentes, que también es miembro del Consejo de la Magistratura.
Justamente el Consejo se transformó, desde mediados de octubre, en uno de los escenarios centrales de la puja judicial por la aplicación de la ley. Cinco de sus 13 miembros bloquearon el concurso que debía designar al magistrado del juzgado donde se tramita el pedido de inconstitucionalidad hecho por Clarín. Se ha escrito mucho ya sobre la maniobra orquestada por el magistrado Ricardo Recondo, y sobre la íntima relación de varios funcionarios judiciales con el poder económico-mediático. El senador Fuentes fue uno de los dirigentes que estuvieron en el centro de esa disputa.
Ahora, mientras fuma un habano que parece traído de Cuba, sentado en un sillón en su despacho del Parlamento, continúa con su análisis:
–Todo este proceso tiene dos planos que se deben observar por separado, el judicial y el político.
–En el plano judicial, ¿qué opina sobre el fallo de la Corte Suprema que rechazó el pedido de Clarín para que el Alto Tribunal ampliara la cautelar que vence el 7 de diciembre?
–La Corte no necesitaba hacer explícito el rechazo. Podría no haberse pronunciado, que es otro modo de rechazar. De todos modos, lo que hicieron los supremos fue exigirle al juez de primera instancia que se pronuncie sobre la cuestión de fondo y que la nueva cautelar se tramite en la Cámara de Apelación, que es el lugar que corresponde. En esencia, fue una ratificación de los procedimientos del debido proceso.
–¿Qué pasa en el tribunal de primera instancia que hace tres años tiene el pedido de inconstitucionalidad hecho por el Grupo?
–Hay un dato muy importante sobre eso: ahora ya no estamos ante un juez cuestionado, sino ante subrogante que la ley marca. (N de R: el juez Horacio Alfonso).
–Clarín también tiene pedido en la segunda instancia una ampliación de la cautelar...
–La Cámara debe resolver primero las recusaciones que hizo el Estado contra Recondo y el resto de los miembros de ese tribunal. Una vez que resuelva eso y se vuelva a constituir podría pronunciarse. Mi opinión es que hasta el 7 de diciembre no alcanzan los tiempos jurídicos para llevar adelante todo este proceso.
–Uno de los nuevos argumentos del Grupo es reclamar por denegación de justicia, ya que no tienen todavía un pronunciamiento sobre la cuestión de fondo.
–Es un argumento realmente cínico. Fueron ellos los que hicieron todo lo posible para que la causa no avanzara en el Juzgado Civil y Comercial Número 1. Cuando lograron suspender la ley con el juez Edmundo Carbone enfriaron todo y ahora reclaman por denegación de justicia. De pronto quieren un fallo rápido.
–¿Cuáles son los escenarios judiciales posibles hasta el 7 de diciembre? ¿Qué puede pasar?
–Si hay un pronunciamiento de primera instancia favorable a la constitucionalidad de la norma, Clarín pierde la posibilidad de solicitar otra cautelar inmediatamente. Podría apelar el fallo, pero mientras tanto la ley se aplicaría por completo. Si Alfonso tuviera un fallo contrario a la ley, el Estado apelaría, y el Grupo podría pedir una nueva cautelar. Por otra parte, si no hay ningún pronunciamiento hasta el 7, también se comenzará a aplicar la norma.
–Supongamos que hasta el 7 de diciembre no haya ningún artilugio legal que le permita al Grupo frenar la aplicación. Luego de eso, ¿podrían pedir la intervención de la Justicia frente a cada medida del Afsca?
–Sí. Toda resolución administrativa es apelable.
–¿Qué estrategia se puede seguir en ese momento?
–Allí entra la posibilidad de utilizar el per saltum, que implica saltar instancias judiciales para ir directo a la Corte Suprema. El Alto Tribunal ya utilizó este recurso con otras normas. Cuando la misma Corte autorizó el aborto no punible, aparecieron varios jueces en el resto del país que no la aplicaban. La Corte utilizó de hecho el per saltum. Asumió todas esas causas y las autorizó. En este caso debería pasar lo mismo para garantizar el proceso de aplicación.
Plano político. Fuentes sigue sentado en el sillón, fumando el mismo habano gordo, que parece poder durar toda la vida.
Cada tanto, dirige la mirada hacia un televisor en un rincón del despacho, en el que está sintonizada la señal Senado TV.
Allí se ve ahora al senador radical Luis Naidenoff. Es que Fuentes se hizo un espacio durante el largo debate por la reforma del mercado de capitales para recibir a este medio. Mira el televisor porque está pendiente del momento en que debe ir a votar.
–Usted dijo antes que este proceso tenía también un plano político. En ese terreno, ¿cómo ve la situación?
–El Grupo perdió todas las batallas políticas los últimos tres años. Primero intentaron que la ley no se aprobara. Luego, cuando surgió la una nueva conformación del Parlamento que asumió en diciembre de 2009, el famoso Grupo A, quisieron operar para impulsar modificaciones y no lo lograron. Más tarde apostaron a que Cristina perdiera la reelección y que asumiera un gobierno con el que se pudieran negociar la ley. También perdieron y pusieron toda la artillería en el terreno judicial. Por eso es esperable que actúen judicialmente contra las medidas del Afsca.
–¿Estas derrotas políticas tienen algún efecto de mediano plazo?
–Un elemento importante es que se quedaron sin el liderazgo político de muchos sectores del capital concentrado. Habían tenido ese lugar durante años. Esa es su pérdida principal. Los socios de Clarín ya no lo ven como antes. Son esos mismos empresarios los que pueden comprar algunos de los medios del Grupo. Ellos mantenían vigente su peso dentro del poder económico porque tenían una gran capacidad de accionar sobre la política.
–Una de las especulaciones es que el Grupo desinvierta hacia adentro, repartiendo emrpesas o poder entre las mismas familias.
–Seguramente es una de las salidas que tienen, pero de todos modos cambia el escenario. En el momento que se dividan, las alianzas que cada uno de ellos tejerá serán distintas, y aunque hayan sido socios durante años comenzarán a competir.
–¿Todo esto implica que Héctor Magnetto perdió poder dentro del Grupo y del poder económico en su conjunto?
–Magnetto perdió la legitimidad de su mando hacia sus socios y sus aliados. Él eligió la estrategia y los embarcó en una enorme derrota. Esa pérdida de legitimidad se traslada hacia los aliados empresariales del holding. ¿Qué van a hacer los dueños de las productoras aliadas de Clarín? ¿Se van a quedar hasta el final o trataran de comprar alguno de los medios que el Grupo debe vender? Además, el diario perdió prestigio. Se volvió un pasquín y su influencia en la política cayó enormemente.
–Ahora La Nación parece un diario equilibrado.
–Sí (risas). El Grupo perdió capacidad de influencia. Antes, la cultura política argentina partía de la base de que si Clarín te trataba bien tenías posibilidades como candidato, y de que si te trataba mal perdías. Hoy esa ecuación ya no es tan clara. Se propusieron voltear a Cristina y no lograron nada. Quemaron las naves.
–Hay muchos dirigentes políticos que se cuidan de cuestionar al medio, pero tampoco hacen fila para defenderlo.
–Salvo algunas excepciones, nadie da la vida por Clarín.
–¿Cómo analiza la decisión que tuvo el Grupo de acusar a una serie de periodistas de incitación a la violencia por haber dicho lo que pensaban?
–Creo que fue error. Por eso tuvieron que salir a negar lo que habían hecho. Eso no se puede explicar si no como un síntoma del desbarajuste. Otra explicación posible es que se hayan comprado lo que vendieron. Ya les pasó con el supuesto triunfo de Capriles Radonski en Venezuela. Ellos veían ese escenario como el anuncio de la caída de los populismos, y en ese marco intentar frenar la aplicación de la ley. Vendieron el triunfo de Capriles y al mismo tiempo se lo creyeron.
–¿Qué escenario imagina después del 7 de diciembre?
–La fecha llegará y comenzarán los actos administrativos del Afsca. Vendrán mil batallas más, pero habremos empezado una nueva etapa del proceso. Habremos cumplido con el objetivo de aplicar la ley, aunque a las 48 horas aparezca una nueva chicana judicial.
–¿Qué acciones de la sociedad pueden ayudar a la aplicación total de la ley?
–Lo mismo que ayudó hasta ahora. Que no dejen de estar movilizados los mismos sectores que han defendido esta norma desde antes de su aprobación. Eso fue importante y seguirá siéndolo en los próximos meses. La ley fue producto de la toma de conciencia y la movilización de muchos sectores, la aplicación necesita lo mismo. Por otra parte, en las últimas semanas, también salió a la luz cómo algunos funcionarios del Poder Judicial son funcionales a los poderes económicos. Muchos que declaman la independencia del poder político tributan sometimiento al poder económico. Creo que fue importante que la sociedad tomara conciencia de cómo actúan algunos miembros de la Justicia.
–¿Todo este proceso es parte de una época de cambio?
–Cada vez que hay una extensión de derechos, como la ley de medios, hay un abroquelamiento de los sectores del poder concentrado. Antes, en la Argentina, cuando había algún proceso similar, venía siempre una asonada militar, volvía todo a foja cero y arrancábamos de nuevo. Hoy esas condiciones han mutado. Lo que siguió habiendo luego del retorno de la democracia, fue cierta subordinación de la política a sectores corporativos. Esta Ley es una batalla contra esa tutela de la democracia.
02/12/12 Miradas al Sur
GB
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