Grupo de familia
Ese fastidio se hizo explícito en el cacerolazo de papel del Episcopado católico. Su nuevo presidente, José María Toté Arancedo, es uno de los diez hijos de una acaudalada familia de Temperley, cuya propiedad familiar de estilo churrigueresco español tenía un jardín andaluz inspirado en la Alhambra de Granada. La madre de Toté se levantaba al alba para escuchar la primera misa y se bañaba con agua fría, incluso en invierno, “para no mimar al cuerpo” según instruía a sus hijos. Pero el primo Raúl Alfonsín desvió la austera vocación de Toté, quien podría haber sido un sacerdote obrero, y lo impulsó a estudiar en Roma e iniciarse en la molicie de la burocracia vaticana. El mayor de los varones, Ricardo Perucho Arancedo, se encargó de la sociedad familiar, Arancedo Hermanos, que está entre los principales consignatarios de hacienda del país. Dos hermanas del prelado, Marilina y María Amalia, se casaron también con fuertes ganaderos y el primo Roberto Arancedo preside el Mercado de Liniers desde 1992. También encabezó el Centro de Consignatarios de Productos del País. Los directivos de la empresa familiar son muy activos en la política ganadera, en oposición constante al gobierno. Cuenta un viejo amigo de los Arancedo: “Son formadores de precios, a través de aquella vieja práctica de la venta al oído, que Kirchner prohibió en 2006”. El mecanismo consistía en un acuerdo previo entre comprador y vendedor, que después se escenificaba en la subasta y permitía que 55 consignatarios que no representaban más del 20 por ciento de los vacunos que iban a faena impusieran los precios a todo el sector. Dos años después, Toté Arancedo apoyó las “demandas justas” de las cámaras patronales agropecuarias y reclamó a Cristina “revisar aquello que ha motivado el conflicto”. Es recomendable tener presente esta historia al releer el saludo episcopal de Navidad que, según el secretariado de Curas en Opción por los Pobres, “parece más preparativo del 7D, día que la independiente Corte de Justicia fijó para el fin de las cautelares”. Agregan que “para hablar de desocupación, empobrecimiento, hambre, inseguridad remitimos a los datos de la FAO, la CEPAL, el Banco Mundial o las estadísticas de inseguridad de la Corte. Lo menos que podemos decir es que nosotros, que estamos en los barrios, entre la gente, con los pies en el barro, tenemos una mirada muy distinta de la que presenta el documento episcopal. Y precisamente desde ese barro, queremos saludar por la Navidad adelantada a los pobres de nuestra Patria que reclama justicia e igualdad ante la ley”.
EXRACTO DEL EDITORIAL EL DIA DE HOY DE HV
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