En 1884 el Cacique Modesto Inacayal cayó como prisionero en uno de los últimos latigazos de la tristemente llamada “Campaña al Desierto”. Fue uno de los últimos en resistir, al mando de 3.000 hombres. Una ofensiva inesperada de las columnas al mando del coronel Conrado Villegas expulsó hacia el sur las tolderías de Inacayal que acampaba cerca de la naciente del Río Limay en el lago Nahuel Huapi. Era un cacique prestigioso que participaba en los parlamentos de Sayhueque. Ambos tuvieron que emprender la retirada hacia el Chubut donde resistieron durante tres años la persecución militar argentina. Inacayal se entregó con los últimos caciques, lanceros y chusma en 1884 en el fuerte de Junín de los Andes. Fue hecho prisionero y sometido a diversos traslados.
Salió de la prisión militar gracias a la intervención del célebre explorador Francisco P. Moreno quien le debía muchos favores por la hospitalidad del cacique durante los viajes del perito por la región. Pero el futuro del Tehuelche se encaminó a una inaguantable deshonra, para él y su familia, que decidió poner fin a su vida.
El Perito Moreno lo confinó, junto a su mujer -a la cual la historia se encargó de borrar su nombre- y su sobrina Margarita Foyel, a permanecer en el Museo de La Plata como piezas en exposición. La fuerza de esta violencia cultural ejercida sobre los nativos y la indignidad de su condición los llevó a un aparente suicidio el 24 de septiembre de 1888. Después de muertos, sus restos, lejos de encontrar sepultura se pusieron en exhibición bajo un letrero que rezaba “Razas salvajes que se extinguen”.
Hoy, ciento veintiséis años después se llevó a cabo la restitución histórica de los restos a las comunidades Mapuches que aún habitan el sur de la Argentina. Cabe preguntarse entonces si este acto va a ser considerado un acto de restitución final o, si por el contrario, es el comienzo del reconocimiento de los derechos de los Pueblos Originarios sobre su territorio, su tierra y sus comunidades.
Pablo Javier Coronel
Gracias por sus valiosos aportes muy amables de su parte
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