martes, 27 de febrero de 2018

11:19 › PERPETUA PARA 28 GENOCIDAS EN CORDOBA “La Perla se llevó a los trabajadores”

Antes de la sentencia del megajuicio por los crímenes de La Perla, la Casa de la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo organizó en la ex ESMA un encuentro que mostró uno de los datos centrales de este juicio: la represión sobre uno de los sectores más simbólicos del movimiento obrero clasista y combativo. De las 720 víctimas abarcadas en la causa, 198 eran trabajadores. “La Perla se llevó a los obreros que hicieron el Cordobazo y las gestas de lucha que hoy son los grandes hitos de la clase trabajadora argentina”, dijo Agustín Di Toffino, integrante de la agrupación Hijos e hijo, a su vez, de Tomás Di Toffino, quien fue secretario adjunto de Luz y Fuerza y una de las víctimas del centro clandestino donde también estuvo René Salamanca, del Smata, como muchos otros militantes gremiales.
“La articulación entre las organizaciones revolucionarias y el movimiento de trabajadores es fundamental para entender nuestra historia. El golpe fue dado contra esa generación de dirigentes y ese debate está pendiente: las centrales sindicales del movimiento obrero deben asumir que las víctimas tienen que ver con su propia historia”, dijo en el encuentro Victorio Paulón, secretario de Derechos Humanos de la CTA.
En las últimas semanas, ante la cercanía de la sentencia en el juicio que comenzó hace cuatro años, distintas centrales obreras, sobre todo de Córdoba, comenzaron a contactar a actores de la causa para obtener información sobre el expediente, y también a pedir datos para convocar a la audiencia de hoy.
“La Perla se llevó a los trabajadores que hicieron el Cordobazo y el Viborazo del 71”, dijo Di Toffino a Página/12. “Que eran los obreros que llevaban adelante las grandes reivindicaciones de la época, los gremios que enfrentaron dictaduras, la clase trabajadora que se hizo fuerte en el desarrollo de la Córdoba industrial. Ese que hizo las grandes páginas de la historia del movimiento obrero fue desaparecido en La Perla. Eran la imagen fuerte de la Córdoba de los 60 y 70, obreros y trabajadores que fueron las principales víctimas de Luciano Benjamín Menéndez en La Perla, donde decían que los obreros no se podían recuperar.”
Entre las víctimas hubo integrantes de los Sindicatos de Luz y Fuerza, del Smata, Perkins, Unión de Educadores, Sindicato del Caucho, de Lecheros y Sitrac Sitram, así como trabajadores judiciales, de prensa, empleados públicos, obreros y empleados municipales, trabajadores de frigoríficos, de la salud, de las bases de la UOM y de la mesa de resistencia de gremios en lucha organizada en 1975 cuando los sindicatos oficiales fueron intervenidos.
Además de Di Toffino y Paulón, del encuentro en la ex ESMA participó Teresa Meschiatti, secuestrada durante dos años, tres meses y tres días –como dijo– en el centro clandestino, exiliada más tarde. “Ellos eran los dioses”, contó. “Yo me decía: ¿cómo puede ser que después de 2 mil años logramos tener un sólo dios y ahora vemos que todos los demás estaban ahí, porque todos eran dioses, decidían sobre la vida y la muerte.” Durante el exilio, fue una de las que reconstruyó a semana listados de las personas vistas en el centro clandestino. Listas que iba enviando de a cuatro páginas a Buenos Aires, por si les ocurría algo. Ya de vuelta en el país desde 2004, dio varias veces testimonio. “Pero siempre lo digo, si somos necesarios yo sigo yendo a donde sea, porque esta es nuestra tarea.”
Di Toffino planteó un recorrido por la causa. Los años de “luchas muy desiguales” en los 90, cuando Menéndez obtuvo el indulto de Carlos Menem luego del procesamiento. El comienzo de los escraches, como “una herramienta de lucha para mantener la visibilidad” en momentos de impunidad judicial. Las discusiones al interior de Hijos ante la opción de los juicios por la verdad: una etapa, dijo, “muy importante, porque nos ayudó a contar lo que había pasado y por los menos los represores tenían que pasar dos o tres días detenidos”. Uno de los detenidos de pocos días fue el propio Menéndez, a quien una de las juezas había citado y ordenado quedar en prisión hasta que recuperara la memoria. Pero las cosas eran tan complicadas que el entonces presidente, Fernando de la Rúa, mandó inmediatamente al secretario general del Ejército, general Eduardo Alfonso –ahora detenido–, a solidarizarse y argumentar que todo eso era una farsa. Luego llegó el pedido de nulidad de las leyes de impunidad, que a los actores del sistema de judicial les parecía absurdo, dijo. Pero en 2005, la Cámara Federal de Córdoba declaró la nulidad de las leyes. “Este juicio ahora lleva cuatro años de debate –explicó Di Toffino–. Pero para llevarlo adelante fue fundamental el rol del Estado. Incluso el 24 de marzo de 2007, Néstor Kirchner decide entregar La Perla a los sobrevivientes. Y lo que quiero decir es que estos son logros que tenemos como pueblo, resultados de políticas públicas que tenemos que preservar entre todos. Esto tiene que ver con la construcción de valores y la idea de la democracia. Tiene que ver con los valores de los 30 mil compañeros que querían un mundo mejor”.
En ese vínculo entre pasado y presente, también se instaló Paulón. Recordó el momento en el que él estuvo detenido en la cárcel de Rawson. La noticia de una ronda de las Madres en la Plaza de Mayo. La sensación, en ese mismo momento, dijo, de que se abría un espacio de fisura. “Hoy el 50 por ciento de los trabajadores activos ingresaron a sus espacios de trabajo durante el kirchnerismo –dijo más tarde–. El 80 por ciento de los dirigentes pertenecen, en cambio, al siglo pasado. Este desfasaje refleja la cantidad de cuentas pendientes y los nuevos desafíos de los jóvenes. Nosotros los vemos un poco como a nuestros hijos, pero cuando los vemos ocupando lugares, nos hacen creer que la historia no se detuvo”. También dijo que esa generación de jóvenes que entró en el mundo del trabajo en la última década no había tenido dos experiencias: la derrota y la desocupación. En ese escenario, transmitió su experiencia. Que hay salidas, dijo. Que no había visto antes tanto daño en tan poco tiempo pero, a la vez, tampoco tanta reacción. Que durante el menemismo les llevó seis años llenar la Plaza de Mayo. Y que este febrero las calles ya estaban llenas.

LA REFORMA UNIVERSITARIA, LA LIBERTAD CREADORA NACIONAL Y EL ANHELO DE JUSTICIA SOCIAL

Por Ana Jaramillo*
Homenaje a la reforma universitaria
Hemos anunciado el advenimiento de un intensa cultura ética y estética, genuinamente argentina, ennoblecida por el anhelo de la justicia social y destinada a superar, sin desmedro para la ciencia, la época intelectualista y utilitaria. Complace ver a la juventud, aunque sea por distintos rumbos, buscar la luz de nuevos ideales.

Si queremos un mundo mejor, lo crearemos.
Alejandro Korn

EXISTO, LUEGO PIENSO
En el centenario de la reforma universitaria, debemos recordar las palabras de Korn, protagonista e ideólogo de la misma, cuando sostiene: “No voy a recomendar ni el modelo de las universidades germánicas, ni el ejemplo de las norteamericanas, no pienso inspirarme en la organización de los institutos franceses o italianos. Porque a esto se reduce entre nosotros el debate de los asuntos universitarios: a ponderar como eximio, como único, algún trasunto extraño. No podemos renunciar a la propensión simiesca de la imitación tan desarrollada en el espíritu argentino”1.
Parecería que la reforma universitaria debía responder a los problemas y necesidades de nuestro país para crear una universidad que colabore a resolverlos, a buscar soluciones propias a problemas propios. Como sostuve varias veces, debemos encontrar el “logaritmo” nacional conociendo la base y la potencia, descubrir el camino que nos lleve a ese destino, que no es matemático y tampoco es universal como tampoco las universidades surgen en las mismas culturas. Pretensión vana del positivismo que insiste en homogeneizar y cuantificar la realidad con postulados cientificistas desconociendo la cultura, las creencias, los valores y la historia de los pueblos.
Alejandro Korn era un acérrimo enemigo no solo del positivismo sino también de la escolástica. Para él, “La reforma universitaria no es una obra artificial. No ha nacido en la mente pedantesca de un pedagogo, no es el programa fugaz de un ministro, ni, como propalan los despechados y los desalojados, la trama insidiosa de espíritus aviesos. Es la obra colectiva de nuestra juventud, movida por impulsos tan vehementes y espontáneos como no habían vuelto a germinar desde los días de la asociación de mayo, cuando el verbo romántico de Echeverría despertó las conciencias a nueva vida.2..
“La exigencia de plantear nuestros problemas como propios y resolverlos dentro de las características de nuestra evolución histórica no importa incurrir en una necia patriotería. Nada tengo en común con quienes al decir patria la identifican con menguadas concupiscencias y la celebran en vulgares frases. Parte integrante de la humanidad también somos nosotros y sus angustias, sus luchas y sus esperanzas también las vivimos nosotros” …
“Luego la reforma es libertad. Es la emancipación de trabas y tutelajes que constreñían el estudio y sofocaban toda espontaneidad. Inspirados por concepciones mecanicistas, los métodos pedagógicos deprimían la personalidad humana al nivel de una cosa susceptible de ser catalogada, medida y clasificada. La libertad universitaria supone en el estudiante, como correlativo ineludible, el sentimiento de la dignidad y de la responsabilidad, los fueros de una personalidad consciente, regida por su propia disciplina ética”.
Concluía Korn que “Sobre esta presunción reposa el porvenir de la reforma. Todavía no ha llegado la hora de juzgarla y exigirle frutos. Mucho ha hecho con desbrozar el camino. La reforma será fecunda si halla una generación que la sepa merecer. Abriguemos la esperanza de que quienes conquistaron la libertad universitaria, la afirmarán, no como licencia demoledora, sino como acción creadora”.
En el centenario podríamos juzgarla y ver sus frutos, pero sería injusto juzgarla en forma contra fáctica cien años después, ya que su impronta recorrió toda Nuestra América, proclamó la necesidad de que la universidad fuera una protagonista clave de la cultura y de la emancipación de nuestros pueblos con el anhelo de justicia social.
Hubo que esperar treinta y un años para que el 22 de noviembre de 1949 se pasara del anhelo de justicia social a la volición. A través del decreto 29.337, el Presidente Perón, eliminara los aranceles universitarios justamente para establecer la justicia social anhelada por los reformistas planteando en los fundamentos del decreto que “es función del Estado amparar la enseñanza universitaria a fin de que los jóvenes capaces y meritorios encaucen sus actividades siguiendo los impulsos de sus naturales aptitudes en su propio beneficio y en el de la Nación misma” . Se quería una universidad “señera y señora” que no sólo fuera autónoma de la teocracia escolástica sino que fuera autónoma del Estado. La gratuidad de la enseñanza universitaria pasaba a ser un derecho social a partir de ese momento y constitucionalizada con la sanción de la Constitución de 1949. En los fundamentos de dicho decreto también se planteaba que “el engrandecimiento y auténtico progreso de un Pueblo estriba en gran parte en el grado de cultura que alcance cada uno de los miembros que lo componen y sería una preocupación primordial del Estado disponer de los medios a su alcance para cimentar las bases del saber, fomentando las ciencias, las artes y la técnica en todas sus manifestaciones”.
Parecería que Alejandro Korn no estaría de acuerdo, como muchos de nosotros, con la filosofía cartesiana que sostiene la famosa frase, Pienso luego existo. Sabemos que la cultura es diversa, que los problemas son diversos en cada época y en cada lugar y por lo tanto nuestro pensamiento está siempre situado en una realidad y en una época y de esas realidades debe surgir, si no queremos ser simiescos, si no queremos copiar y calcar pensamientos exóticos a nuestra realidad. Descartes, asumió como tarea la validez racionalista de la existencia de Dios e inauguraba la filosofía moderna, pero sometida a la verdad teocrática.
La sociología del conocimiento, años después, nos explica que la realidad está muy lejos de construirse desde la racionalidad. Se construye con creencias, con voluntad, con intereses contrapuestos, con afán de lucro o de poder, o con utopías de libertad e igualdad. Por aquellos intereses y por esas llamadas utopías batalló la humanidad y murieron millones de personas en la historia.
Lamentablemente, muchas de nuestras casas de altos estudios se organizan según modelos europeos o anglosajones, se siguen dando cátedras de pensamientos exógenos sin reparar en nuestra historia nacional y latinoamericana cuyos pensamientos de esa realidad surgieron y siguen buscando soluciones a nuestros problemas. Quizás por ello a Korn se lo denomina como el primero en hablar de una filosofía argentina.
LA FILOSOFÍA ARGENTINA
Comienza su planteo sobre la filosofía argentina diciendo que los lectores se preguntarían con una sonrisa ¿desde cuándo tenemos filosofía argentina? Y responde preguntando si se podría concebir una colectividad humana unificada por sentimientos, intereses e ideales comunes que desarrolle su acción sin poseer algunas ideas generales. Para Korn, la filosofía “no es una ciencia exacta, ni ha de revestir nunca una forma definitiva; debemos por el contrario apartar las ciencias exactas, autónomas en su estructura matemática, de la apreciación filosófica…no me he atrevido a llamar a mi ensayo Historia de las ideas sino Historia de las influencias ideológicas ya que sabe que De allende los mares recibimos, en efecto, la indumentaria y la filosofía confeccionada”.3
Continúa sosteniendo que los dirigentes pusieron todo su afán en europeizarnos, en “borrar los estigmas ancestrales, a convertirnos en secuaces de una cultura superior pero exótica. El positivismo argentino surgió cuando en Europa ya era decadente y ya sus herederos, el pragmatismo y el cientificismo se aprestaban a seguirle”, pero insiste en que nuestros intelectuales “en lugar de cumplir su misión directora, prefieren ser pregoneros de la última novedad”4.
En su discusión contra el positivismo, rescata la presencia en 1916 de Ortega y Gasset cuando “creció el amor al estudio aflojó el imperio de las doctrinas positivistas, enseñó a poner los problemas en un plano superior, …a extremar el esfuerzo propio”. También rescata a Benedetto Croce que le interesa fundamentalmente “por su arrasadora polémica contra el positivismo, el racionalismo y las formas espurias de la filosofía cientificista”.
Para nuestro autor reformista, “las ideas sólo son fecundas al servicio de la voluntad. Sólo la voluntad define soluciones y fija los valores, no la dialéctica inagotable de la realidad. Lo que importa, ante todo, es “emancipar al hombre de su servidumbre y devolverle su jerarquía como creador de cultura, destinada a actualizar su libertad intrínseca”5. No se imaginaba Korn que el anhelo de justicia social de 1918, se transformaría en un derecho social que establecía la gratuidad de la enseñanza universitaria.
Concluye su ensayo diciendo: “Ninguna ideología argentina puede olvidar el factor económico, el resorte pragmático de la existencia. Pero el progreso material puede dignificarse con el concepto ético de la justicia social. Luego la evolución económica no ha de ser por fuerza la finalidad: debemos concebirla como un medio para realizar una cultura nacional…Justicia social-cultura nacional: no es cuestión de incorporar dos frases más al verbalismo corriente”
La escolástica como método asociado a la Edad Media interpretaba y traducía los textos sagrados bajo la tutela de los clérigos en las primeras universidades europeas sosteniendo la teocracia. Hace mucho tiempo que insistimos que es hora de interpretar nuestra realidad para lograr las soluciones para nuestro país y Nuestra América. Para ello debemos invertir la escolástica en nuestras universidades que continúa interpretando con cultura libresca y ajena, los textos producidos por investigadores y catedráticos que buscan soluciones para otras realidades con voluntad hegemónica y universalista a fin de hegemonizar la cultura. Creemos que Korn estaría de acuerdo con nuestro planteo.
EL ANTIPOSITIVISMO
Para Korn, “La reforma es un proceso dinámico, su propósito es crear un nuevo espíritu universitario, devolver a la universidad consciente de su misión de su dignidad, el prestigio perdido. Al efecto, es imprescindible la intervención de los estudiantes en el gobierno de la universidad”.
Continúa diciendo que: “Hemos anunciado el advenimiento de un intensa cultura ética y estética, genuinamente argentina, ennoblecida por el anhelo de la justicia social y destinada a superar, sin desmedro para la ciencia, la época intelectualista y utilitaria. Complace ver a la juventud, aunque sea por distintos rumbos, buscar la luz de nuevos ideales…Una cátedra libre rodeada por estudiantes libres, dueños y responsables de sus actos, ha de contribuir mejor a formar el carácter nacional que la tutela verbosa de quienes jamás dieron un ejemplo de entereza.
Hace poco más de un año, al asumir una función académica, dijimos que algún estrépito había de ocasionar el crujir de los viejos moldes. No debiese tomar la metáfora en su sentido literal, pero algunos vidrios estrellados y una venerable poltrona perniquebrada nos tienen sin cuidado. Están en juego prendas más valiosas.6
Si bien el positivismo argentino es para Korn de origen autóctono, los intelectuales del ochenta “juzgaron necesario apoyarlo con el ejemplo europeo y lo vistieron “con traje postizo” trayendo los ejemplos de Stuart Mill, Spencer, Renán o Taine. De esa manera se logra divulgar “la posición agnóstica y el concepto de la filosofía como síntesis de las ciencias naturales, principios comunes a todos los matices del positivismo”7
Sostiene que, desde Caseros en adelante, la Argentina estuvo supeditada a una “ideología bien definida, de índole positivista, de orientación pragmática”8 y su síntesis está en las Bases de Alberdi.
Así, para Korn, José Ingenieros quiso elevar al positivismo a cientificismo con fines sociales y prolongó veinte años la vida del “decadente positivismo”, cuando llega la noticia de que se había extinguido y sus herederos eran el pragmatismo y el cientificismo. Sostiene que es una necedad ir a buscar a Estados Unidos donde lo más importante del Congreso de Filosofía fueron las palabras de Dewey. Lo útil de esa civilización “cuya grandeza sería ridículo desconocer, Sarmiento nos los impuso, con eso basta”9
Continúa sosteniendo que no se puede retroceder, el positivismo con su concepción determinista y pseudo científica convierte el universo en un mecanismo y solo concibe una moral utilitaria, “confunde la cultura con la técnica y equipara el proceso histórico al proceso natural”…no podemos aceptar una filosofía que anonada la personalidad humana, reduce su dignidad a un fenómeno biológico, le niega el derecho de forjar sus valores y sus ideales y le prohíbe trascender con el pensamiento el límite de la existencia empírica. Eso sí, persistimos en el culto a la Ciencia y mantendremos, aunque encuadrado en más justos conceptos económicos, el impulso dinámico de nuestro desarrollo material. Y puesto que argentino y libre son sinónimos, elevamos la triple invocación de nuestro himno al concepto de libertad creadora”.10
Su propuesta “para una filosofía contemporánea es aquella que resuelve los problemas que interesan por el momento… “americana será la que resuelva el problema de los destinos americanos”. Y concluye “nos importa ante todo, darnos cuenta de las primeras consideraciones necesarias a la formación de una filosofía nacional. La filosofía se localiza por él, el carácter instantáneo y local de los problemas que importan especialmente a una nación, a los cuales presta la forma de sus conclusiones. Nuestra filosofía será pues, una serie de soluciones dadas a los problemas que interesan a los destinos nacionales. …Por sus miras será la expresión inteligente de las necesidades más vitales y más altas de estos países. El programa alberdiano postula como fin el desarrollo económico y como medio la asimilación de la cultura europea; su faz negativa es el repudio de la tradición hispano colonial y de los valores étnicos del ambiente criollo. …Para él lo fundamental era crear riqueza; hoy quizás convenga pensar también en su distribución equitativa”11.
Pedro Henríquez Ureña, el filósofo humanista y educador dominicano, que escribió la Utopía de América, denominando al continente como la Patria de la Justicia, al volver a nuestro país en 1937 creó la Universidad Popular Alejandro Korn y la dirigió hasta su muerte.
Coincidimos con Korn en su anti escolasticismo, en su anti positivismo y en la necesidad de la distribución equitativa de la riqueza para lo cual propone “Nuevas Bases”. Para ello, habría que cambiar nuestra Constitución.
¿Qué diría Korn si viera que en el centenario de la Reforma universitaria y 69 años de la gratuidad universitaria se continúa con la pedagogía escolástica, campea el positivismo en las aulas universitarias y actualmente la riqueza se concentra cada día más, la cultura empieza a ser un adorno y un gasto costoso e importado despreciando lo autóctono? La colonización cultural es cada día mayor a pesar de los empeños denodados de quienes pretendemos descolonizar culturalmente a Nuestra América.
En su discurso desde el primer decanato en octubre de 1918 con la participación en las elecciones de los estudiantes, Korn sostenía: “Hay valores superiores a los económicos, No los ignoramos, ése era el secreto de esta casa, en la cual no hay una sola cátedra donde se enseñe el arte de ganar dinero… No negamos, cómo habíamos de negar la necesidad del desarrollo económico, pero lo aceptamos solamente como un medio, como el limo fecundo donde ha de germinar una alta cultura, a la vez humana y nacional. Y el nuevo orden surge con anhelos de justicia, de belleza y de paz; con ideales éticos, estéticos y sociales. Allá se realizarán en su medida, nosotros habitamos los dominios de la teoría, muy conscientes empero, que ella forja las armas decisivas, que los conceptos abstractos más sutiles se concretan como piedras para lapidar la estolidez reacia”12
Ese empeño es el que determinó la creación de nuevas universidades para que no sean copia y calco de modelos exógenos y anquilosados surgidos en otras latitudes. Otra generación de estudiantes y docentes seguimos creyendo, como Korn, que, si queremos un mundo mejor, debemos crearlo y que las ideas sólo son fecundas al servicio de la voluntad. Sólo la voluntad define soluciones y fija los valores. Esos valores muchas veces implícitos y otras muchas escondidos, como el llamado curriculum oculto que debe esclarecerse y enseñar en valores, aunque parecería una tautología, si no existiera aun el positivismo académico. Las universidades deberían ser democracias en miniatura y como la democracia no se enseña a sí misma, no queremos que se transformen en autocracias electivas. En una verdadera democracia, quienes deben acatar las normas deben participar con su decisión, por eso todas y todos los integrantes de la universidad deben conocer sus proyectos para votar las normas internas ¿Será necesaria otra reforma?
Notas
1 Korn, Alejandro: La reforma universitaria y la autenticidad argentina, 1920
2 ibidem
3 Korn, Alejandro: Influencias filosóficas en la evolución nacional, Solar, Bs.As, 1983
4 ibidem
5 ibidem
6 Alejandro Korn: La reforma universitaria, artículo publicado en el diario El Argentino de La Plata, durante la gran huelga estudiantil en 1919.
7 Korn, Alejandro: Influencias filosóficas en la evolución nacional, Solar, Bs.As, 1983
8 ibidem
9 ibidem
10 ibidem
11 ibidem
12 Korn, Alejandro: Obras Completas, Claridad, Bs.As, 1949
* Doctora en Sociología y rectora de la Universidad Nacional de Lanús.
Febrero 2018 

lunes, 26 de febrero de 2018


https://images.pagina12.com.ar/styles/width470/public/2018-02/na10fo01.jpg?itok=DiqiSYSR

26 de febrero de 2018 Opinión Que no se mezclen los tantos

Imagen: Leandro Teysseire
Un par de acontecimientos políticos de estos días invitan a confundir datos principales con accesorios, y en consecuencia convocan a eludir esa trampa.  
La marcha del miércoles fue un primer paso –o segundo, si se computa al reciente encuentro público del peronismo k y no k– hacia cierto abroquelamiento de la acción opositora más decidida. Se le suman varios pasos reservados y crecientes, entre figuras que hasta ayer nomás parecían irreconciliables como producto de tácticas y personalismos excitados por la carrera electoral. Macri lo hizo, podría decirse. Lo que se dividía comenzó a juntarse, y es aleccionador respecto del altísimo precio pagado por no advertirlo cuando correspondía. Justamente por eso, no es tiempo de que anden contándose las costillas mientras la vocación sea de poder para frenar al macrismo. Puede elegirse ser testimonial y apostar a un purismo intachable que no existe en la política de ningún lugar de este mundo ni ahora ni nunca, sin por eso perder el vigor moral de los argumentos. Las apuestas de ese tipo corren hasta límites innegociables todo anhelo de unidad. Sin embargo y excepto en circunstancias dramáticas, de resolución indubitable por sí o por no, al universo progresista le es conveniente disponer de quienes tensen sus contradicciones. Lo cual también debiera valer en sentido inverso: partidos y grupos que sólo se centran en izquierdizar al extremo debates e iniciativas, y más que más cuando la correlación de fuerzas es desfavorable, quizá harían bien en preguntarse hasta dónde esa actitud no termina jugando a la derecha. La polémica es conocida, amplia y agotadora, pero no tanto como la certeza de que el poder, con el mero testimonialismo, queda lejos. Mientras eso suceda, la convicción sobre cambiar las cosas no pasa del enunciado romántico, sectario, egocéntrico. Si la fórmula genéricamente descripta es ni un sapo más en lugar de, pongámosle, paso atrás-dos adelante, para el caso argentino Macri podría quedarse entre bastante y muy tranquilo. 
Nada demasiado diferente, en su sustancia y aunque resuene traído de los pelos, ocurre con el impacto producido en los sectores politizados, desde el viernes a la mañana, cuando el Gobierno dejó correr que habilitará el debate parlamentario sobre despenalización del aborto. Puede discutirse, largo, si es consecuencia de la presión del movimiento de mujeres, aunque estaría fuera de toda duda que la respuesta es afirmativa. Si acaso no es –además– una ingeniosa movida gubernamental para colocar la agenda mediática en otra parte. En cualquier parte que, hasta donde dé, quite del medio el escenario económico. Y más aún, puede repararse en que lo anunciado no es un anuncio sino una formulación que de ninguna manera implica el compromiso oficial de votar a favor. Todo lo contrario. De hecho, la plana íntegra de los funcionarios macristas de primer nivel se opone a la legalización y en las últimas horas se encargaron de remarcarlo. De ahí en adelante, las especulaciones siguen creciendo hasta conformar, por ejemplo, la ruta de: (a) Macri no toma bandera alguna pero produce un gesto que obliga a sumársele, desde toda interpretación progre; (b) no hay forma de oponérsele, so pena de acusación de oportunismo político al que nada le cabe; (c) El Gobierno se anima contra el Papa que apoya al populismo; (d) Cristina, en particular, se durmió con este tema. Se aceptan agregados o sustitutos.
¿Qué de todo lo último modifica, por las causas o motivaciones que fueren, lo comprobable de un avance del debate sobre las libertades civiles y de criterios inclusivos acerca de salud pública (porque ya se sabe, aunque no se termine de admitir en el dietario mediático: quienes se pueden pagar el aborto en buenas condiciones, en clínicas y consultorios privados, son “gente” distinta de quienes no tienen recursos)? Nada. Lo que vale es el progreso per se, militado, asumido por franjas significativas de la sociedad, salvo que también en esto se confunda lo primordial con lo secundario o lo que debe prevalecer.
Así, para tejer el entramado, puede preferirse ubicar al núcleo en “la marcha de Moyano”; en la presencia del sindicato camionero como determinante para asegurar vitalidad, concurrencia y organización; en la autoreferencialidad del discurso de su líder; en que el Gobierno volvió a demostrar grandes habilidades de comunicación, tirando la carta de despenalizar el aborto a pocas horas de una manifestación imponente. 
O, incluso sin perjuicio de lo anterior, ver el vaso medio lleno de que logran convivir sin problemas, en un mismo acto, sindicalismo tradicional, movimientos sociales y franjas troskistas; de que se habla, ya, de un frente orgánico donde pueda articularse con ambas CTA; de que afrontar la cuestión del aborto en sus alcances penales comienza a tener aceptación extendida y que eso está bien al margen de especulaciones políticas, aunque no figure entre las prioridades de la discusión masiva. Hasta la comisión ejecutiva del Episcopado pidió que el debate parlamentario se lleve a cabo en un clima de “diálogo sincero y profundo, sin descalificaciones, violencia o agresión”. Y créase o no, el mismo órgano cita necesidades de “educación sexual integral de la ciudadanía”. Ya supieron decirlo varias veces, pero en ésta es en un marco de retroceso para el autoritarismo religioso. No les queda otra que aceptar el convite, a excepción de cavernícolas como el monseñor platense Héctor Aguer. Deben aceptar. Un dato impactante. 
¿El serrucho es ascendente o descendente, en términos globales de cómo se coteja contra una gestión de derechas?
El Gobierno atraviesa una de sus fases más complicadas, si no la peor. Bien que las salpicaduras por hechos de corrupción podrán no ser un aspecto menor, el foco está en una economía que ni despega ni ofrece visos de hacerlo. Hay muestras de malhumor colectivo, como los insultos contra Macri en las canchas, que al afinar la vista pueden o deben ser adjudicadas a sentimientos futbolísticos aunque ya no ocurre solamente en los estadios. Pero también es cierto que hace bien poco eran escenas impensadas, como lo es que se daba por descontado empezar a hablar directamente de 2023 porque 2019 era derrota electoral segura para toda variante opositora. Hoy, ya nadie firmaría una sentencia de ese tamaño.
El paso de Nicolás Dujovne por Madrid, en encuentro con hombres de negocios y después con la prensa, registró un momento muy duro al enrostrársele que es difícil creer en sus dichos optimistas cuando él mismo tiene la plata depositada afuera. Pero sobre todo exhibió a un ministro que comienza a carecer de respuestas convincentes, como símbolo de un gobierno que demuestra otro tanto. Por primera vez, quizá, se lo escuchó con una narrativa floja, abundante en muletillas y signos de “tocado” ante cuestionamientos precisos. Dijo que el problema no es la confianza en Macri sino la Argentina, por sus doce años de mentiras (esto es, que el problema es una sociedad recurrentemente masoquista y que contra eso no hay mucho que pueda hacerse). Que cuesta mucho bajar la inflación porque no quieren apelar a atajos (entonces, que la resistencia social es dispersa pero grande y que un ajuste con forma de shock, según se les exige, podría ser una catástrofe). Y que la única garantía de éxito que puede brindar es convencimiento y trabajo del equipo gubernamental (es decir, que no puede garantizar la paciencia ciudadana).
Frente a síntomas de esa naturaleza, lejos de un agotamiento del oficialismo pero cerca de un panorama decreciente, es cuando las preguntas se asientan mucho más en la capacidad de construcción opositora que en los artificios de Durán Barba.

facebook twitter
Destacados | La otra mirada en tu casilla de correo
En la cárcel de Milagro Sala, por Sol Guirado l “Cuando la carita de Milagro asomó por entre los huecos del portón por donde pasa la cadena con candado que termina de cerrar esta cárcel ignominiosa, empezamos a dejar atrás ese show montado con gazebos, gendarmes, policías provinciales, perros, garitas y alambre de púa espiralado”.
(Leer nota)
Memorias del Populismo I, por Mariano Molina l "La memoria de una mejor posibilidad de vida no se borró nunca más. Siempre se mantuvo presente. Quizás es uno de los condimentos que con el tiempo se ha transfigurado en un concepto de la política argentina. La lealtad, probablemente, surja a partir de estos hechos, o algo parecido”.(Leer nota)
 
Trasvasamiento generacional: ¿quién se hace cargo?, por Juan Manuel Ciucci l “Esta nueva juventud maravillosa comprendió su deber histórico de defender y fortalecer al gobierno, pero quedamos muy lejos de aquella otra tarea que sólo a nosotros podía cabernos: profundizar y revolucionar nuestro porvenir”. (Leer nota)
Al capitalismo no le gusta el fútbol, por Ángel Cappa l “Paralelamente a la supresión del placer de jugar, el capitalismo instala sus valores: esfuerzo, disciplina, sacrificio, orden. La libertad de la inspiración es una pretensión perturbadora que hay que desechar”. (Leer nota)