domingo, 31 de diciembre de 2017

EL PAÍS 31 de diciembre de 2017 El tratamiento de la reforma laboral podría acelerar las definiciones en la central sindical Tiempos decisivos en la CGT

En la CGT todos hablan de unidad, pero las diferencias entre los distintos sectores están a la vista.
En la CGT todos hablan de unidad, pero las diferencias entre los distintos sectores están a la vista. 
En la CGT todos hablan de unidad. Todos hablan de cambiar, de mejorar y corregir pero unidos. Sin embargo, la visión de país que tienen los principales actores y de cómo incidir en pos de ese imaginario termina por dividirlos. La prueba es el formato que hace más de un año los principales dirigentes encontraron para construir una imagen de unidad y que se expresó a través del triunvirato.  La sanción de las leyes que saquean los dineros de los jubilados y de trabajadores en actividad dejó expuesta esa división interna y disparó una serie de reuniones entre diferentes sectores y dirigentes que piensan una central obrera que, a mediano plazo, sea dirigida por un solo secretario general. Sin embargo, los tiempos parecen acelerarse con el anuncio del Gobierno de buscar en febrero la aprobación de la reforma laboral. Esa ley fungirá a modo de mojón decisivo para la transformación que declaman tres grandes grupos, heterogéneos y factibles de modificaciones, dentro de la CGT. Tres fracciones que saben que si permiten que predominen los intereses sectoriales la unidad sólo será una palabra hueca.
Buena parte de los secretarios generales de los sindicatos que integran el Consejo Directivo de la central obrera coinciden en señalar que el triunvirato “cumplió su ciclo” sin conseguir los objetivos deseados. La lista de yerros puede ser más o menos extensas según el interlocutor sindical. Una nómina que a veces se relativiza cuando el que habla no forma parte del Consejo Directivo pero que al mismo tiempo puede ser considerada válida cuando ese mismo dirigente y sus dirigidos pusieron, por ejemplo, el cuerpo en las movilizaciones de diciembre y hasta en ese paro que se declaró más por el atropello de la coyuntura que por la convicción.

El triunvirato y los que los respaldan tienen ante la reforma laboral dos caminos posibles: ser el Titanic o el iceberg. Si eligen el transatlántico ya saben cuál será su final pero si se transforman en la masa de hielo flotante pueden detener el envión de un gobierno que, envalentonado, también pretende llevarse puesto los derechos laborales. Esto implica dejar de lado lo consensuado con el Gobierno. El histórico edificio de Azopardo 802 no soportará una nueva derrota y los triunviros Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer lo saben tanto como el resto del universo sindical. Por ahora hay tres sectores que pretenden evitar esa declinación:
n CGT en lucha. La renuncia a la secretaría de Interior de la CGT por parte de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), representada por Francisco “Barba” Gutiérrez, desató un cúmulo de conversaciones entre ese gremio y dirigentes de otros sindicatos tal vez pequeños en cuanto a cantidad de afiliados pero que suman y que son parte del Consejo Directivo. Acá también aportan dos grupos que forman parte de la CGT mas no de su conducción, como la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) y algunos integrantes del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza). Los unifica la crítica a la estrategia “exageradamente dialoguista” del triunvirato y la convicción de que al gobierno de Cambiemos no se le puede permitir que avance “ni un tranco e’pollo”. Aseguran no ser “destituyentes” ni con el Gobierno ni con la CGT porque si bien apuestan al diálogo no se le puede “temer” a las herramientas que garantiza la Constitución: el derecho a huelga y a manifestarse. Este grupo, como los otros dos, no se caracteriza por la homogeneidad que en sí no es un disvalor en tanto esa condición no conspire contra el objetivo liminar de una central obrera. También tienen otro punto en común con los otros grupos y que solos o separados le otorgarán el mejor escenario que desea un gobierno liberal como el de Cambiemos.
  • CGT dialoguista. Acá participan los triunviros Acuña y Schmid que tras el cimbronazo del fallido paro aceptaron la propuesta de uno de los referentes de los Independientes, Gerardo Martínez (Uocra), de resucitar a sus padrinos sindicales, José Luis Barrionuevo y Hugo Moyano, para oxigenarse. Los recibió en su gremio acompañado de otro independiente, Andrés Rodríguez (UPCN) y dos hombres fuertes de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), Omar Maturano (La Fraternidad) y Roberto Fernández (UTA). Estos últimos con diferente actuación en el paro. El primero se unió con Sasia y el señalero Enrique Maigua para acatar la huelga. El otro hizo decir que sí para luego hacer mutis por el foro y ordenar a su gremio desconocer la medida de fuerza. La presencia de Maturano en esa reunión es tan llamativa como su acercamiento a Sasia porque está distanciado de Moyano y como tal pugna por reemplazar a Schmid en la CATT y la coincidencia con Unión Ferroviaria habla de los laxos límites que tiene cada grupo. Acá también se habla de unidad aunque hacia fuera reiteran el respaldo al trío conductor. “El triunvirato tiene cuatro años de mandato”, repiten en público pero por lo bajo consideran que a lo sumo le quedan seis meses antes de volver a colocar en la punta de la pirámide cegetista a un solo secretario general pero “propio”. Se muestran dialoguistas y lo sazonan con una tibia firmeza a la hora de las declaraciones. Esto provoca, por ejemplo, descreimiento y pérdida de respeto hacia la figura de Moyano, cuyo gremio estuvo ausente en los aciagos días de la reforma previsional. 
  • CGT statu quo. Acá militan los gordos. Es el grupo de pertenencia de Héctor Daer que no participó de la reunión que hizo la Uocra porque no querían una foto con figuras del pasado. Los gordos tienen a Daer como un posible conductor de la central obrera pero por más fuertes que sean necesitan de alianzas. Por ahora se reunieron con las 62 Organizaciones, un sector demasiado cercano al macrismo, y mantienen sus diferencias con el moyanismo y reniegan del perfil de la CFT con su relación con los movimientos sociales. Igual tendrán que negociar.
La suerte de los trabajadores está atada a que estos tres grupos logren una síntesis donde predomine la defensa de sus derechos en desmedro de intereses sectoriales y, sobre todo, compromisos preexistentes.

Encuesta exclusiva: El setenta por ciento es pesimista acerca de la situación económica Un año con malas expectativas

El gobierno termina el año con una preocupante caída en las expectativas: siete de cada diez argentinos ven mal la situación económica del país y casi seis de cada diez también evalúan como negativo el panorama en su propio hogar. A esto se agrega que la mirada sobre las cuestiones más decisivas son pesimistas, incluso más pesimistas que hace un año y muchísimo más pesimistas que al principio de la gestión de Mauricio Macri. Sólo un 25 por ciento de los ciudadanos cree que vendrán inversiones, más de la mitad asegura que la inflación va a empeorar y que también será negativa la evolución de los salarios, el desempleo y la inseguridad. El mal clima con el gobierno pegó un fuerte salto con la reforma previsional, es decir el golpe a los jubilados. Eso hizo crecer el descreimiento y llevó al propio presidente a tener números negativos en su evaluación. Los que opinan mal o muy mal del primer mandatario superan con amplitud a los que opinan bien o muy bien.
Las conclusiones surgen de una amplísima encuesta nacional, realizada en exclusivo para PáginaI12 por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), la consultora que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron, telefónicamente, 1828 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico social. Este diario y el CEOP realizan la encuesta de fin de año desde hace casi una década. 
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Salarios e ingresos en 2018


“Este fue un año muy particular –analiza Bacman– donde se llevaron a cabo elecciones legislativas de medio término. Y con el triunfo como su principal logro, los funcionarios del oficialismo tomaron la decisión de aprovechar la victoria para instalar un nuevo ajuste y al mismo tiempo las reformas en el ámbito previsional, laboral, impositivo y fiscal. La secuencia es conocida: nuevo aumento de tarifas de servicios públicos, combustibles, transporte y corrida del dólar. Todo esto le generó un contexto adverso en la opinión pública y lo cierto es que el gobierno está pagando un altísimo costo por estas nuevas políticas de ajustes y reformas. Tras los incidentes y la aprobación de la nueva Ley Previsional, una encuesta publicada una semana atrás por PáginaI12 reveló que la imagen positiva del presidente cayó nueve puntos”. 
En este diciembre, hay un 70,6 por ciento que ve mal la economía del país y un 57,4 por ciento que ve en forma pesimista la situación en su hogar. Eso dio lugar a que Bacman realice un cruce más que interesante entre los dos parámetros. Así definió cuatro franjas: 
  • Beneficiados, representan al 30.2 por ciento de la muestra y son los que poseen una evaluación positiva en ambas variables (nacional y personal).
  • Optimistas, sólo el cinco por ciento. Ven bien la economía del país, aunque es negativa su situación personal.
  • Pesimistas, redondean un 13,2 por ciento. Al país no lo evalúan tan bien; a ellos sí. Aún tienen una aprobación de gestión del gobierno por encima del promedio general.
  • Perjudicados. Es el segmento con mayor peso porcentual: 51,7 por ciento. Visualizan todo mal, tanto la economía del país como su economía personal. La aprobación del gobierno de Cambiemos es realmente muy baja (apenas 13 por ciento opinan bien o muy bien) y se convierten en los más críticos, con principal anclaje en la economía. Sin dudas, el crecimiento de este segmento es el principal peligro que la actual gestión debe afrontar en el futuro. Es el segmento potencialmente más refractario si la economía no mejora. Pero, además, vuelve a poner sobre la mesa el concepto de que la administración Macri beneficia especialmente a los ricos y a la clase media alta, dejando en una situación difícil a la mayoría. 

 


Situación económica


Economía personal


Desempleo 


Inversiones en 2018 


Aumento de la inflación


Ya está dicho que la esperanza es lo último que se pierde. Ahí está el peligro que afronta la Casa Rosada este fin de año: cayeron mucho las esperanzas. No está la percepción, como hace dos años, de que vendrán inversiones, por ejemplo. La caída es abrupta. En diciembre de 2015 el 56,6 por ciento de los argentinos eran optimistas en cuanto a la llegada de inversiones. En diciembre de 2016 los optimistas cayeron a 27,9 y en este diciembre volvieron a caer a un nivel bajísimo: 25,4 por ciento. Se trata de un número muy negativo para un gobierno cuyo eje central de comunicación es transmitir que se pasa por momentos de ajuste pero que luego vendrán las inversiones. 
La misma importancia tiene la cuestión del empleo. El 51 por ciento de los consultados dice que la posibilidad de conseguir trabajo va a empeorar en 2018 y algo similar sucede con la inflación (54 por ciento afirma que va a empeorar). En paralelo, el escepticismo abarca a la inseguridad y a los conflictos sociales. En ambas cuestiones la mayoría de los ciudadanos sostienen que en 2018 la perspectiva es a empeorar. 
Una de las mayores decepciones tiene que ver con los salarios. El ciudadano común percibe con claridad que el gobierno presiona hacia la baja, tal como hizo con las jubilaciones. Eso explica que el 57 por ciento de los consultados opine que la situación de los salarios estará peor en 2018. Eran mas optimistas hace un año, pero hoy tienen pocas expectativas en materia salarial. Esto se evidencia en que apenas el 33 por ciento de los encuestados cree que los conflictos sociales de 2018 no van a crecer, comparados con los de 2017. Una amplísima mayoría opina lo contrario, que va haber más conflictos y extendidos a todos los temas: salarios, despidos, tarifas y, en especial, las tarifas del transporte. 
Habrá que ver cómo la Casa Rosada renueva un set de esperanzas y tal vez promesas. Está claro que ha tenido un mal diciembre y cierra el 2017 con la devaluación de lo que hasta ahora era su mayor activo: las expectativas. 

Alfredo De Angelis, Carlos Dante, Julio Martel - Del pasado





LA NOCHE HA ENCENDIDO SU FAROLITO DE PLATA....Y SOBRE SU PECHO ESTAMPADO LA INICIAL QUE LE HAN BORDADO.

GB

MARIONETA - FLOREAL RUIZ - ANIBAL TROILLO, ORQUESTA





tus ojos se extasiaban....prendiendo en tu alma inquieta una cálida emoción.

GB

ANIBAL TROILO CON FLOREAL RUIZ NARANJO EN FLOR





Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir, después andar sin pensamiento...

Naranjo en Flor..

GB

viernes, 29 de diciembre de 2017

ECONOMÍA 29 de diciembre de 2017 · Actualizado hace 57 min El Gobierno autorizó una suba del 4 por ciento Otro aumento en las prepagas

Las cuotas aumentarán a partir de febrero. Así la medicina prepaga acumulará en 12 meses un incremento superior al 34 por ciento.
El gobierno nacional autorizó un “razonable” aumento del 4 por ciento en las cuotas de la medicina prepaga, a partir del 1 de febrero de 2018. La suba será la primera del próximo año pero la sexta que la administración de Mauricio Macri aprobó en los últimos diez meses en detrimento del bolsillo de 5 millones de usuarios.
En febrero de este año, el gobierno de Cambiemos le dio luz verde a una serie de subas en esas prestaciones. La suba autorizada ese mes fue del 6 por ciento y prosiguió con otra del 6 julio, 5 en agosto, otro 5 adicional en septiembre y la última fue del 6 en noviembre. El total acumulado de 2017 fue del 31,3 por ciento. Esa cifra escaló en 10 meses del año en curso. Con el aumento autorizado hoy para febrero del año próximo, la suba total en el plazo de 12 meses será del 34,3 por cientoEl gobierno nacional autorizó un “razonable” aumento del 4 por ciento en las cuotas de la medicina prepaga, a partir del 1 de febrero de 2018. La suba será la primera del próximo año pero la sexta que la administración de Mauricio Macri aprobó en los últimos diez meses en detrimento del bolsillo de 5 millones de usuarios.
En febrero de este año, el gobierno de Cambiemos le dio luz verde a una serie de subas en esas prestaciones. La suba autorizada ese mes fue del 6 por ciento y prosiguió con otra del 6 julio, 5 en agosto, otro 5 adicional en septiembre y la última fue del 6 en noviembre. El total acumulado de 2017 fue del 31,3 por ciento. Esa cifra escaló en 10 meses del año en curso. Con el aumento autorizado hoy para febrero del año próximo, la suba total en el plazo de 12 meses será del 34,3 por ciento.

La medida afecta a los 5 millones de usuarios, pero se hace sentir más en el millón de personas que reciben ese tipo de atención de manera voluntaria, por la existencia de convenios entre sus obras sociales y las empresas privadas de salud. El motivo es que muchos usuarios de ese sector no solo pagan de su bolsillo la diferencia que hay entre la cuota y los aportes de su obra social, sino que además deben abonar algunos servicios a través del sistema de copagos.
El aumento de  febrero próximo está sustentado en el marco regulatorio para las empresas de medicina privada establecido en la ley 26.682 y fue confirmado en la Resolución 2479-E/2017 publicada hoy en el Boletín Oficial. Entre los considerandos se remarca que el incremento está “fundado en variaciones de la estructura de costos y razonable” de las compañías.
La resolución del Ministerio de Salud firmada por el titular de esa cartera, Adolfo Luis Rubinstein, resalta que “surge que resulta razonable autorizar un aumento general, complementario y acumulativo, de aquel que fuera aprobado el 27 de octubre de 2017”. Es decir que la decisión estaba prevista desde entonces.