domingo, 26 de abril de 2015

› SE LO DIJO EL PAPA A LA PRESIDENTA DE FAMILIARES DE DESAPARECIDOS Y DETENIDOS POR RAZONES POLITICAS El Vaticano abre archivos sobre desaparecidos

El Vaticano, que conduce desde hace dos años el ex cardenal porteño Jorge Bergoglio, habría decidido hacer públicos sus archivos sobre el terrorismo de Estado en la Argentina. El dato se lo transmitió monseñor Giuseppe Laterza, oficial de la Secretaría de Estado, a Angela “Lita” Boitano, presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, durante una reunión que mantuvieron el viernes y de la que participó el embajador argentino ante la Santa Sede Eduardo Valdés. Laterza recibió a la dirigente por orden del actual papa Francisco y le aseguró que están avanzadas las tareas de recopilación, “disinfestazione” y digitalización del material. Ante el pedido de una autocrítica por el rol de la Iglesia Católica durante la dictadura, el sacerdote explicó que analizan la posibilidad de difundir “un documento” en paralelo con la desclasificación de archivos, le propuso tratar el tema en conjunto con la Conferencia Episcopal Argentina y prometió gestionarle una reunión en Buenos Aires con el obispo de Chascomús, monseñor Carlos Humberto Malfa, actual secretario general del Episcopado.
Luego de reclamar sin suerte durante 39 años a capellanes, obispos y papas que la Iglesia colabore con los organismos de derechos humanos y aporte el material acumulado en sus archivos, el miércoles de esta semana Boitano le apretó los brazos a Bergoglio durante la audiencia general con feligreses y turistas en la plaza San Pedro y, mirándolo a los ojos, le hizo dos pedidos: la apertura pública de los archivos, que incluyen información confiada por miles de víctimas, familiares y organizaciones en todas las jurisdicciones eclesiásticas del país y del exterior, y una autocrítica por la complicidad de la jerarquía de la Iglesia en la Argentina con el terrorismo de Estado. “Ya lo estamos haciendo. Estamos trabajando con empeño en la recopilación de archivos”, le aseguró el Papa, según contó Boitano a Páginað12. “Hace alrededor de un mes hablé del tema con Laterza”, agregó, y le ofreció reunirse con el responsable de la sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado vaticana. El jueves, Lita recibió un homenaje en la Casa Argentina en Roma y, por la noche, el embajador Valdés confirmó la cita con Laterza.
“El arranque del encuentro fue frío, protocolar”, describió la periodista Dora Salas, quien participó como miembro de Familiares. Además de Laterza, las recibió el abogado Vincenzo Mauriello, de la oficina de protocolo de la Secretaría de Estado vaticana (ambos estuvieron presentes también en febrero del año pasado, cuando Bergoglio recibió a la procuradora general Alejandra Gils Carbó y al fiscal general Jorge Auat, titular de la Procuraduría de Lesa Humanidad). Boitano recordó su encuentro de 1979 con Giorgio Filibeck, cuando pidió por Thelma Jara de Cabezas. El titular del Consejo Justicia y Paz le preguntó si tenía hijos desaparecidos, Lita le dio los nombres de Adriana y Miguel Angel, y minutos después un asistente volvió con las fichas de ambos. “Bueno, eran las denuncias que ustedes hacían y nosotros archivábamos”, relativizó el dato Laterza. Las mujeres le explicaron entonces la importancia de la información: “A partir de los juicios y del trabajo con los antropólogos hemos aprendido que todo detalle puede abrir un camino impensado para dar con los restos”. Mauriello aclaró que si una madre lo pedía le facilitarían el acceso “por solidaridad humana”, pero que en el caso de la Justicia eran necesarios los exhortos. Cuando Boitano planteó con todas las letras que el aporte debía ser la apertura pública de los archivos, los hombres del Vaticano le explicaron que en ese estado se desclasifican después de cincuenta años y calificaron de “excepción” los aportes a la causa por el asesinato del ex obispo riojano Enrique Angelelli.
El inicio del diálogo sobre la autocrítica no fue más alentador. Laterza sugirió que hacía falta “un estudio profundo” sobre la época, que el ex nuncio Pío La-ghi “fue muy criticado pero ha salvado a mucha gente”, y en algún momento mencionó la importancia de “voltare pagina” familiar a los oídos de sus interlocutoras. “Usted es muy joven”, le explicó entonces Lita. Le recordó que sus hijos tendrían hoy casi veinte años más, que le sobraban los dedos de una mano para contar los sacerdotes solidarios con la lucha de los organismos y que el punto central no eran las conductas individuales sino el rol cómplice de la jerarquía del Episcopado.
“En un momentó cambió el clima del diálogo. Lita pasaba de la denuncia a las lágrimas, con la voz quebrada”, contó Salas, y recordó que Laterza le tomó la mano. Fue en esa segunda parte cuando contó los avances del trabajo. Dijo que habían concluido las etapas de recopilación de archivos, “disinfestazione” y digitalización y calculó que en un año podrían hacerlo público. Boitano insistió luego con el pedido de autocrítica. “Las madres somos viejas, quedamos poquitas”, dijo, y le explicó que un cambio de actitud de la Iglesia sería muy importante para la feligresía católica. “También desde el punto de vista del Papa”, aseguró Valdés.

REPORTAJE AL SINDICALISTA ALEMAN MICHAEL SOMMER SOBRE LOS MIGRANTES QUE SE AHOGAN EN EL MEDITERRANEO “No debe haber un muerto más”

Por Martín Granovsky
Ya no es un funcionario activo de los sindicatos. Revista ad honorem en la Fundación Ebert, de los socialdemócratas alemanes. “Hasta el final de mi vida voy a trabajar para que el mundo sea más justo”, dice a Página/12 Michael Sommer, que a los 63 años es uno de los sindicalistas más experimentados del mundo. Entre otros cargos presidió la Confederación Sindical Internacional entre el 2010 y el 2014.
–¿Cómo miden los sindicatos alemanes el impacto de los últimos muertos en el Mediterráneo mientras trataban de llegar a Europa desde el norte de Africa?
–El impacto fue menor por un hecho que obviamente no debe celebrarse: se trata de la tercera gran ola migratoria de las que son consecuencia indirecta de la intervención norteamericana en la región. Los migrantes que se embarcan huyen de la guerra civil en Siria. O del desmembramiento de Libia. O de la pobreza extrema en el continente africano. Es una mezcla de razones políticas y de pobreza. En África central también hay movimientos migratorios de los que huyen en forma masiva. Los europeos pensaron durante mucho tiempo que estaban “protegidos”, y lo digo entre comillas, por el mar. El caso de Alemania es geográficamente especial porque al no tener costas en el Mediterráneo la llegada de los migrantes se producía de otro modo.
–Pero además de la gran ola turca, que ya es un fenómeno antiguo y sobre todo económico, llegan refugiados.
–Sí, y se producen conflictos sociales que justamente son alentados por la extrema derecha. Ante este aliento los sindicatos socialdemócratas son unívocos en sus declaraciones. Se unen para opinar que los refugiados tienen un derecho. El derecho de que nosotros los acojamos y protejamos. En el siglo pasado hubo muchísimos alemanes que tuvieron la suerte de lograr que otros países los refugiaran. Por lo tanto en este sentido hay una obligación moral de acoger y de no cerrar las fronteras. Eso más allá de que no sea un problema financiero, porque Alemania cuenta con los recursos para hacerlo. Estamos muy a favor de que las intervenciones en el Mediterráneo para salvar a los refugiados de la muerte sean reforzadas sustancialmente. No debe haber un muerto más. Por otro lado tenemos que lograr que se combatan las causas de estas corrientes migratorias. No hablo de combatir a los refugiados sino a los motivos económicos y políticos que provocan la emigración.
–¿Cuál sería la forma de combate a las causas de la migración masiva?
–Primero una ayuda de carácter económico y asistencia humanitaria en aquellos lugares donde hay guerra civil. Incluso hay que dar apoyo a los países que acogen refugiados, como Jordania, porque en algún momento no lo van a poder soportar. Debemos desplegar una política que no caldee más los conflictos sino que contribuya a una solución. Muchas veces escucho en Europa que se elevan reclamos en favor de soluciones militares. Es increíble. Aprendamos de nosotros mismos. Por primera vez en la historia llevamos 60 o 70 años de paz. Por primera vez no se dirimen conflictos con medios militares sino con instrumentos humanitarios, económicos y sociales. Estoy orgulloso de poder decir que hay movimientos de derecha que pueden ver distinto lo que estoy diciendo pero que en Alemania esos movimientos no tienen ninguna oportunidad de triunfar con su propuesta.
–¿Grecia es un problema o un desafío?
–Ambas cosas. La crisis griega es una fuente de problemas para los mismos griegos, para la Unión Europea, para la solidaridad en Europa y también para Alemania. A diferencia de muchos otros países de la UE, Alemania está bien económicamente. Entonces no nos podemos hacer las víctimas si debemos pagar algunos euros para ayudar a resolver la crisis. Por otro lado Grecia internamente es un gran problema para sí misma porque es víctima de su propia elite. Una elite que no paga impuestos, que está exprimiendo a su propio país y que se lleva su dinero al exterior. Los más pobres pagan la crisis. A ellos les hacen pagar. Necesitamos que el nuevo gobierno griego logre que de una buena vez los ricos hagan su contribución a la financiación del Estado y de la sociedad.
–¿Esto se aplica a otros países en crisis como España?
–Para los Estados periféricos del sur de la UE precisamos una ayuda a fondo. Como sindicatos alemanes exigimos, junto con las confederaciones europeas, que para esos países haya un Plan Marshall o similar que esté en el orden de los 200 mil millones de euros. Un aporte menor carecería de efecto. Si se realiza en forma planificada teniendo en cuenta la industria, la renovación ecológica y el desarrollo tecnológico, la protección del Estado tendrá una utilidad concreta en la elaboración de condiciones para un futuro mejor. Para eso no hay que seguir la corriente que se expresa por ejemplo en la prensa de derecha según la que hay que dejar solos a los griegos y echarlos del euro. Para esta derecha, Alemania sería la gran isla de los que siempre están felices. Es un error. Solo para tener en cuenta motivos prácticos, Alemania necesita de la UE como mercado. La estrategia de olvidar a la UE y pensar solo en los Estados Unidos y Asia no funcionará. Los sindicatos creemos en la solidaridad, pero ayudar a Grecia no es solo un acto de solidaridad europea. La solución de la crisis en los países de Europa también es un resultado que favorecerá a Alemania.
–El Nobel de Economía Paul Krugman suele criticar a la canciller Angela Merkel por su defensa cerrada de la austeridad como base de la política económica.
–En Alemania hemos desplegado políticas en un sentido distinto. La propia Merkel lo hizo. En 2008, cuando apareció la crisis de los bancos, hicimos lo contrario de la política de austeridad que entonces y ahora predica la canciller. Como sindicatos impulsamos y conseguimos una política laboral activa para proteger a la gente del despido y entre otras cosas logramos un plan de estímulo al cambio de autos de modelos antiguos. Algo parecido a lo que había hecho Franklin Delano Roosevelt en los Estados Unidos después de la crisis del ‘30. Fue un enorme programa de coyuntura y obtuvo un resultado: la crisis del 2008 en Alemania terminó en 2011. En 2008 el Producto Bruto había decrecido menos cinco por ciento. Con austeridad no hubiéramos logrado salir del estancamiento. La austeridad es un sinsentido. Ahorrar en el marco de una crisis solo profundiza la crisis. La austeridad es doblemente asocial. Uno, profundiza la crisis. Dos, lleva más gente a una situación de crisis y la vuelca en ella. En Europa en el marco del movimiento sindical, aun teniendo en cuenta las diferencias entre el norte y el sur del continente, tenemos mucha conciencia de que la crisis no se puede combatir con medidas de austeridad. Las diferencias dependen de la profundidad de la reforma en cada país y del contenido de esa reforma.
–¿Qué significa “reforma” para usted?
–La palabra va cambiando, ¿no? Cuando yo era joven se reformaba para lograr progreso. Hoy “reforma” es una descripción del retroceso. Por eso soy alérgico a la palabra reforma, porque es una palabra de barricada de los neoliberales. Creo que hay una amplia disposición por parte de los sindicatos a cambios de verdad. El problema es la relación entre las fuerzas de capital y trabajo. Hoy la política europea es un partido aburrido de fútbol que después de 120 minutos, con alargues y todo, sigue cero a cero. De hecho no se hace nada. Incluso eso sucede en el gobierno federal de Alemania por la relación entre las fuerzas conservadoras y las fuerzas progresistas del SPD, el Partido Socialdemócrata. Un director de cine solía decir que el camino del medio termina siendo el camino de la muerte. Hay que tratar de modificar la relación de fuerzas porque en Europa hace falta una solución rápida. En Italia, en Grecia, en España y en el Reino Unido estamos perdiendo generaciones. Mire las cifras: 40 por ciento de desocupados en España, 25 en el Reino Unido, 60 en Grecia. Para la gente joven es una realidad insoportable y al mismo tiempo esas cifras representan una gran amenaza contra la democracia. Veo con gran preocupación que las fuerzas de la solidaridad se debilitan y proliferan las fuerzas nacionalistas que desprecian a la gente. Fíjese lo que acaba de pasar en Finlandia.
–Los ultraderechistas obtuvieron menos diputados, pero igual superaron el 16 por ciento de los votos.
–Por eso digo que hay muchas razones que deben llevarnos a hacer algo. No podemos seguir en la nebulosa. ¿En qué punto de la crisis estamos? Nadie sabe si estamos exactamente en el punto medio de la crisis. Nadie sabe cuándo finalizará la crisis y tampoco si finalizará o si, en cambio, ya estamos viviendo la próxima crisis de la especulación. Las burbujas siguen. Hay que observar los valores alcanzados en el mercado por empresas como Google o Facebook. Son inflados, no reales. En 2010, como vocero de los sindicatos, me entrevisté con los jefes de gobierno del G-20 y del G-8. Se nos prometió combatir las razones de la crisis financiera. No pasó nada. Los especuladores siguen felices. Ya tienen enormes colchones financieros y los hijos de los especuladores aprenden en las universidades cómo se especula mejor. La próxima crisis superará a las democracias occidentales. Avanzarán ideas como las del Tea Party en los Estados Unidos. En la próxima crisis van a votar a un caballo como presidente.
–Una versión democrática de Calígula, que hizo emperador a su caballo. ¿Hay una propuesta sindical alternativa?
–Inversiones en la economía real. Todo lo demás conduce a la locura. Nunca antes hubo tanto capital en el mundo. El problema es que no solo no se reparte sino que el reparto existente es contra los más pobres. La única manera de dominar la especulación es que el reparto de abajo hacia arriba termine y se invierta en la economía real y en la infraestructura. No es que en el mundo no haya trabajo. Suceden otras cosas: el trabajo no se paga y la riqueza está en los bolsillos equivocados.
martin.granovsky@gmail.com

EL MUNDO › EXPULSAN AL DUEÑO DEL DIARIO EL MERCURIO POR COLABORAR CON LA DICTADURA EN CHILE Un colegio de periodistas se depura

 Por Mercedes López San Miguel
Más de cuatro décadas después, el Colegio de Periodistas de Chile expulsó a Agustín Edwards, dueño del diario El Mercurio, por contribuir con el golpe de Estado contra Salvador Allende. La pequeña sanción moral al empresario y periodista de 87 años, conocida la semana pasada, busca reparar simbólicamente el enorme daño que causó a la sociedad chilena el periódico conservador. Sin embargo, Edwards no ha sido condenado ni procesado judicialmente por ninguna de las operaciones de montaje que llevó adelante El Mercurio, ni por sus mentiras, ni porque habría recibido financiamiento de la CIA durante la administración Nixon para colaborar con la propaganda desestabilizadora del gobierno de Unidad Popular.
“Es difícil entender la historia de Chile sin El Mercurio”, dijo el entonces presidente Ricardo Lagos cuando el periódico fundado en 1900 cumplía cien años, en alusión al rol fundamental en la política que tuvo el diario, siempre portavoz de la oligarquía y del poder financiero. “El Mercuriomiente” fue la frase que más resonó entre los estudiantes en 1967, que ya por entonces reclamaban una reforma de los centros de estudios. Durante la protesta estudiantil de 2011, El Mercurio dedicó varios editoriales para defender las bases del modelo neoliberal y rebatir las principales demandas de los jóvenes.
Agustín Edwards –el quinto Agustín de una familia dueña de grandes fortunas– convirtió al diario en un bastión contra el gobierno socialista, en un defensor de la dictadura y en un promotor del sistema económico de total apertura de los mercados al mundo impulsado por los Chicago boys a mediados de los setenta, cuya herencia continúa en la actualidad.
Durante los tres años de gobierno de Unidad Popular, Edwards vivió en Estados Unidos, como accionista de Pepsi-Cola. Dejó a dos hombres de su confianza en la presidencia de El Mercurio, Fernando Léniz y Hernán Cubillos, quienes luego serían ministros de Economía y de Exteriores de la dictadura de Pinochet. “La CIA gastó más de un millón y medio de dólares para apoyar a El Mercurio, el principal diario de Chile y el más importante canal de propaganda en contra de Allende”, señaló Patricia Verdugo citando los archivos desclasificados de EE.UU. en el libro Salvador Allende: cómo la Casa Blanca provocó su muerte.
El 9 de abril de 1987 El Mercurio publicó en la tapa que dos estudiantes de la Universidad de Santiago eran los líderes de los disturbios que se generaron en Parque O’Higgins, durante la visita del papa Juan Pablo II. El medio tituló “Identificados violentistas del PC en el parque” y señalaba a Iván Barra Stuckrath y Jorge Jaña Obregón como los responsables de los desmanes. Los jóvenes ni siquiera estaban en el lugar y la Justicia después comprobó que eran inocentes. El abogado Luis Cuello Peña, quien patrocinó la denuncia ética contra el diario presentada ante el Colegio de Periodistas en noviembre pasado, contó a Página/12 que usó este ejemplo de montaje periodístico como prueba irrefutable. “Fue una operación de los organismos de seguridad. Los dos estudiantes estaban detenidos y eran torturados cuando se publicó la tapa. El diario nunca aclaró la falsedad de la información.”
El abogado y organismos de derechos humanos sostuvieron en base a los testimonios de las víctimas de la represión y material documental que El Mercurio fue un aparato de propaganda de la dictadura y que en lugar de proteger a los trabajadores de prensa difundió las listas de periodistas que eran perseguidos. “Cometió infracciones al código de ética, ya que atentó contra el deber de amparar a los periodistas”, dijo Cuello Peña.
El dueño del periódico nunca fue enjuiciado por las operaciones de encubrimiento y montajes de El Mercurio, como de otros medios de su imperio periodístico. En octubre de 2013, Edwards declaró ante el juez Carroza en calidad de testigo por la causa que lleva el magistrado sobre los instigadores del golpe del `73. Las preguntas giraron en torno del financiamiento de la CIA a El Mercurio, los viajes al extranjero que en esa época hizo Edwards, y la injerencia que él tenía en la línea editorial del periódico y de sus otros medios asociados, como el vespertino La Segunda. “No recibí dineros de la CIA”, sostuvo el empresario ante el juez, y aseguró que no tuvo incidencia en la línea editorial del diario mientras vivió en EE.UU. y tampoco a su regreso, en 1975, cuando se hizo cargo de los negocios familiares. Agustín Edwards es un retrato vivo de la impunidad de los civiles colaboracionistas en Chile.
mercelopez@pagina12.com.ar

Brasil y la oposición golpista

Por Eric Nepomuceno
Desde Río de Janeiro
Sobrio y elegante como de costumbre, el sociólogo Fernando Henrique Cardoso, que presidió Brasil de 1995 a 2002, principal referencia del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña –el PSDB–, es claro y objetivo: no hay ninguna justificación para que se presente, en el Congreso, un pedido de impeachment, o sea, que se abra un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff con el objetivo de destituirla.
Dejando a un lado la incontenible agresividad y las posiciones duramente derechistas –algo un tanto sorprendente, cuando se recuerda su pasado de izquierda–, el actual senador José Serra, del mismo PSDB, se hace súbitamente moderado. Dice, con toneladas de razón e inesperada sobriedad, que un pedido de impeachment no es un mero juego: tiene consecuencias tremendas y no se justifica.
Ya el actual gobernador de San Pablo, el derechista Geraldo Alckmin, hombre cercano al Opus Dei y también figura poderosa del partido, prefirió optar por un silencio monacal.
Y sin embargo, el PSDB defiende de manera clara y cada vez más agresiva que se busque, por todas las formas y maneras, una brecha para presentar en la Cámara de Diputados un pedido de apertura de juicio político para terminar de una vez con el segundo mandato presidencial de Dilma, estrenado a menos de cuatro meses. Lo acompañan otros partidos de oposición, cuya consistencia, en todo caso, es más bien escuálida.
El centro de la cuestión está en Aécio Neves, actual senador, que ejerció dos mandatos seguidos de gobernador de Minas Gerais, tercer principal estado brasileño, que disputó –y perdió– la presidencia con Dilma Rousseff el pasado octubre.
Neves preside el PSDB. Claramente inconformado con el resultado de las urnas –que le dieron a Dilma una ventaja estrecha, pero incontestable, de cuatro puntos– él se dedica, cada día, a construir un ambiente capaz de revertir la decisión del electorado.
Lo acompañan los integrantes de la ruidosa tropa de elite en el Congreso, con destaque para diputados que, con aspectos más cercanos a la hidrofobia que al trato parlamentario, amenazan con presentar, a cualquier minuto, el pedido de apertura del juicio político. Juristas de sólidas trayectorias conservadoras y discurso ampuloso son contratados para preparar informes y pareceres legales para esa acción. Cualquier argumento sirve, de los escándalos de corrupción a iniciativas gubernamentales que contrarían las promesas de campaña presentadas por Dilma el año pasado.
Con apoyo clarísimo de los grandes medios hegemónicos de comunicación, esas maniobras ganan espacio. Ahora, por ejemplo, el esfuerzo más contundente de diarios, revistas y emisoras de televisión está concentrado en mostrar que, en la campaña que llevó Dilma a su primer mandato presidencial, en 2010, grandes empresas fueron forzadas a realizar donaciones aparentemente legales pero que, en realidad, eran hechas con fondos desviados por el esquema de corrupción instalado en Petrobras. De nada sirve comprobar que las donaciones fueron registradas cumpliendo todos los requisitos legales, y que las cuentas de la campaña fueron aprobadas por el Tribunal Superior Electoral.
Es, claramente, una acción facciosa: todos –todos– los partidos recibieron donaciones millonarias de las mismas empresas, el PSDB inclusive. Pero las del PT fueron resultado de corrupción y chantaje. Poco importa si el argumento carece de base mínimamente sólida. Lo que interesa es crear un ambiente cada vez más negativo para el gobierno.
La amenaza aparece como una espada de Damocles sobre el gobierno. Al fin y al cabo, en la presidencia de la Cámara de Diputados hay una figura política nefasta, Eduardo Cunha, que actúa a su libre albedrío ejerciendo su más alta especialidad: el chantaje.
Con frecuencia rutinaria dice que, “de momento”, no hay ninguna razón para llevar a votación un eventual pedido de impeachment. Más que tranquilizadoras, son palabras amenazadoras: dejan claro de toda claridad que el tema dependerá exclusivamente de él.
Llegar a la apertura de un proceso de destitución significaría, en última instancia, paralizar al gobierno y al país. Las chances de aprobación, hoy por hoy, son nulas. Pero los efectos de semejante iniciativa serían desastrosos.
Mientras tanto, grupos supuestamente independientes –nadie sabe cómo se financian– siguen programando manifestaciones callejeras con el objetivo único y exclusivo de destituir a Dilma Rousseff. El siempre resentido y rencoroso Aécio Neves optó, en un primer momento, por mantenerse alejado. Pero ahora se sumó a los convocantes de marchas callejeras. El sabe perfectamente que no hay espacio político para lo que defiende. No importa: aquí de lo que se trata es de acorralar al gobierno e impedirle de recuperar espacio.
La actual Legislatura, principalmente en la Cámara de Diputados, es la más retrógrada y conservadora de los últimos casi 30 años en Brasil. Y el PSDB parece haber optado por hacer su apuesta: crear un ambiente de tal manera tenso y confuso, que el país se haga ingobernable.

ECONOMIA › QUE SE PUEDE ESPERAR TRAS LOS ACUERDOS CON CHINA Y CON RUSIA Puente de plata, vigas de hierro

Por Raúl Dellatorre
Los acuerdos firmados con China en febrero y con Rusia en la última semana (una asociación estratégica internacional y varios convenios de cooperación en cada caso) constituyen un salto significativo en la política internacional y una respuesta a las actuales condiciones de la economía mundial. Condiciones que, se estima, podrían extenderse más allá de la coyuntura. La caída de la demanda en mercados tradicionales, como el europeo o el brasileño, la necesidad de buscar inversiones y préstamos en fuentes alternativas a los centros financieros internacionales, y las razones geopolíticas que impulsan a abrir el marco de alianzas económicas más allá de los alineamientos habitualmente elegidos por los grupos dominantes, fue llevando naturalmente la mirada hacia las potencias asiáticas. A su vez, la búsqueda de China de nuevos horizontes para sus excedentes industriales y financieros, y de Rusia de nuevos espacios para el aprovechamiento de su capacidad en materia energética, pusieron a América latina como objetivo de cada una de estas economías. Pese a las resistencias que pueda generar, Argentina tiene ante sí una oportunidad inusual, que está buscando cristalizar a través de acuerdos estratégicos con Moscú y Beijing. Página/12 consultó con especialistas acerca de qué puede esperar Argentina de estas relaciones, cómo llega a estos encuentros, qué cuestiones pone en riesgo y no debería desatender, y por qué es tan importante el momento histórico en el que se erigen estos nuevos puentes con un mundo oriental cada vez menos lejano.
“China y Rusia están transitando hacia una gigantesca convergencia, por razones geopolíticas, y Argentina aparece insertándose en una relación que podríamos definir como triangular; es una oportunidad para que toda América del Sur aproveche esta oportunidad, que le puede ofrecer ventajas muy importantes en materia de recursos financieros y transferencia de tecnología.” Así se manifiesta Jorge Beinstein, doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Franche Comté (Besançón, Francia), ex consultor de organismos internacionales y de gobiernos, profesor titular de cátedras libres en la Universidad de Buenos Aires y en la de La Habana, y director del Centro Internacional de Información Estratégica y Prospectiva, con sede en La Plata. Autor de varios libros sobre la crisis global, Beinstein advierte que China está ejecutando lo que califica como “una gigantesca operación keynesiana” en Asia, al haber lanzado un banco de inversión en infraestructura para la región, aportando una capitalización inicial de 50 mil millones de dólares y habiendo obtenido la adhesión, como fundadores, de 45 países, incluida Rusia, Brasil y varios socios políticos europeos de Estados Unidos, pese al esfuerzo del gobierno de Obama de persuadirlos para que no se sumaran a la iniciativa de Beijing. Pero no son muchos los que se vayan a permitir quedar afuera de lo que el primer ministro chino calificó como “la nueva ruta de la seda”, en referencia a la oportunidad de nuevos negocios que ofrecerán las megainversiones en la región.
“China está buscando un reemplazo al motor que eran sus exportaciones, que ya no van a resultar tan dinámicas en virtud del debilitamiento de algunos mercados externos, y particularmente el europeo, que se sigue desinflando. Tiene un espectacular exceso de liquidez, que empieza a volcar en la reactivación de la economía asiática, incluso la rusa, en la que está realizando un esfuerzo gigantesco. El mercado norteamericano tampoco reacciona; Japón, su aliado, sigue en baja”, explica Beinstein. “Ahí es donde entra a jugar América del Sur, con la posibilidad de aprovechar la situación a través de acuerdos de complementación que le permitan acceder a recursos financieros, a nuevos mercados para sus productos y a transferencia tecnológica.”
Martín Schorr es licenciado en Sociología (UBA) y doctor en Ciencias Sociales (Flacso), investigador del Conicet y docente en cursos de grado y posgrado (UBA y UnSAM), y autor de varios libros sobre desarrollo industrial junto a investigadores de la talla de Daniel Azpiazu. En referencia a la importancia y el impacto de los acuerdos con China y con Rusia, señala que “se trata de una diversificación de la actividad comercial importantísima, y necesaria a la vez. Hay que tener en cuenta la situación en Brasil, con un freno a su economía que no se ve que vaya a levantarse en lo inmediato y que, por el contrario, puede ser cada vez peor”. Sin embargo, advierte que también cabe hacer “una mirada crítica” con respecto a los acuerdos con China, dado que el “perfil de intercambio” que propone el gigante asiático, de exportaciones argentinas de materias primas a cambio de productos industriales de alto valor agregado, “podría terminar relegando el potencial industrial del país”.
Los acuerdos firmados con China en febrero pasado contemplaron el financiamiento completo para la erección de dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz, las inversiones para la puesta en funcionamiento (reemplazo de vías y de equipo rodante) para el ferrocarril Belgrano Cargas, y para la construcción de dos nuevas centrales nucleares. Energía y transporte aparecen como ejes de la nueva relación económica entre ambos países. La integración regional, a través de la recuperación del ferrocarril de cargas para las provincias del centro y norte del país, también significa resolver una deuda histórica y una promesa largamente incumplida. Hubo demandas de sectores industriales porque no se contempló una mayor participación de proveedores locales en estos emprendimientos. Pero está claro que se priorizó la puesta en marcha de cada una de estas obras lo más pronto posible, en función de las posibilidades de desarrollo que se le abre a las regiones beneficiarias de una mayor oferta de energía y de transporte.
En materia de energía nuclear, las repercusiones indican que los logros se dieron en forma más compensada que en otros sectores. De las dos centrales nucleares en la que participarán los capitales y fabricantes chinos, la primera será de agua pesada, la segunda de agua liviana. Según expertos en la materia, la primera tendrá mayor participación china, pero para la segunda Argentina se aseguró la transferencia del know how (conocimiento) que obtendrá en la primera, para así poder acceder a un mayor grado de participación, tanto en insumos como en el trabajo de sus científicos en esa segunda. Estos resultados tienen directamente que ver con la experiencia acumulada por la Comisión Nacional de Energía Atómica en décadas, que no se perdió pese a los años de atraso y abandono en el plan nuclear argentino. Así, se formaron no sólo científicos de sólida formación profesional, sino además altamente capacitados para “negociar”: saben qué pedir cuando se discute un convenio de asociación y se quiere asegurar para el país la transferencia tecnológica.
En los convenios firmados con Rusia, se han dado pasos importantes para la concreción de una sexta central nuclear, con aportes y diseño de ese país, y para el financiamiento y construcción de una represa “multipropósito” (generación hidroeléctrica, control de inundaciones, riego, uso industrial y consumo humano) sobre el río Neuquén, Chihuido I, que se iniciaría “a más tardar” en septiembre de este año. Hay interés mutuo en promover el uso de monedas propias en el intercambio comercial (el importador de cada parte paga en su propia moneda a su banco central, y entre ambos bancos centrales se compensan el saldo al final de un período), que le evitaría a cada país la necesidad de disponer de los dólares para poder comprarle al otro. También se puso de manifiesto en los encuentros de esta semana en Moscú la intención de buscar formas de sustitución de importaciones de otros orígenes, con posibilidades de lograr conveniencias mutuas.
No hay un balance final de estos acuerdos porque es un camino que empieza a abrirse. Y a concretarse. China y Rusia trazan un mapa geopolítico que busca cambiar las relaciones de fuerza en la economía mundial, tratando de superar sus propias limitaciones. La posición que tiene hoy Argentina puede obtener importantes beneficios en ese nuevo espacio. Los riesgos existen, y podrían sintetizarse en el peligro de “cambiar un imperialismo por otro”. Para Argentina, la preservación pasa por tener negociadores que defiendan el modelo propio y las necesidades propias. Los gobiernos rusos y chinos, se sabe, son duros negociadores, pero –como definió un analista internacional y además ex negociador por el país con países europeos–, “hoy Argentina tiene posibilidades de reclamarle a cualquiera de ambos la participación de mano de obra propia o de transferencia tecnológica en cada uno de los proyectos: plantearles eso mismo a los norteamericanos o a los franceses sería impensable”.

ECONOMIA › OPINION Calentitos

Por Alfredo Zaiat
La semana comienza con el inesperado anuncio de la ampliación de la emisión de los títulos públicos Bonar 24. Al otro día se realiza la licitación con una sorprendente convocatoria de 3,8 veces la oferta inicial. Ese mismo día se adjudican bonos por 1416 millones de dólares. A las 48 horas esos fondos abultan las reservas hasta subirlas a 32.675 millones de dólares, el monto más alto desde el 12 de noviembre pasado. Esta fulminante operación liderada por el equipo económico abierta el lunes pasado desesperó a los fondos buitres que litigan contra la Argentina. También, a sus socios locales. Quienes se consideran jugadores sofisticados del mercado global perdieron un partido importante contra un grupo de jóvenes que no proviene del mundo financiero. Fracasaron en el objetivo de bloquear las puertas de financiamiento voluntario para la Argentina. Nueve de cada diez dólares de la emisión fueron aportados por inversores del exterior. Quedaron tan calentitos que ni el juez amigo, Thomas Griesa, convocando a una audiencia extraordinaria el día posterior de la colocación de esos bonos, pudo frenar la operación ni castigar al país por una decisión soberana en materia financiera de emitir deuda interna. Sólo les quedó la carta gastada de la crítica a través de sus voceros locales respecto al nivel de la tasa de interés.
El fracaso de los fondos buitres y su frustración lo manifestaron de diferentes formas en los últimos días. En la prensa amiga, en el tribunal de Griesa, en su página de Internet “fact check: Argentina”, y en desbordes emocionales, como el que describió en 140 caracteres el periodista Carlos Burgueño: “Me llama abogado de fondo buitre y, en inglés, me reta y putea a mí por la emisión de deuda. Dice: ‘Vas a ver los que les pasa’ y cuelga”. Fue uno de los tuits más divertidos de la semana.
Pese a la intensa política de extorsión desplegada por los fondos buitre con su aceitado lobby, Argentina no sólo está resistiendo las condiciones financieras abusivas del fallo de tribunales estadounidenses, sino que ha conseguido dólares en el mercado voluntario de crédito. Es lo que ha desesperado a los fondos buitres, que en cada uno de los últimos años han incrementado su presupuesto de lobby, sin el resultado esperado. Si evalúan el saldo de esa inversión, deberían replantear el destino de esos recursos. Algún analista financiero puede ayudarlos a calcular cuál es la tasa interna de retorno de esos dólares, cuyo objetivo es seguir difundiendo barbaridades del gobierno argentino, si no van a cobrar, por lo menos, durante este año.
Una de esas maniobras fallida fue con la colaboración de la agencia Moody’s que el mismo día del anuncio de la colocación del Bonar 24, redujo la calificación de la deuda en dólares emitida bajo legislación local a la categoría Caa2 (riesgo muy alto). Con esa nota, la misma que tienen los títulos argentinos bajo legislación extranjera, buscó sacar del mercado a inversores institucionales extranjeros que están restringidos por normas internas a invertir en bonos de menos riesgo. Para sumar una mancha más al desprestigio de esas firmas, Moody’s explicó que la nueva evaluación de la deuda argentina refleja el “incremento” del riesgo de cese de pago de la deuda reestructurada en moneda extranjera emitida bajo legislación local. Es un análisis absurdo: un país consigue dólares con un bono al 2024, fondos que facilita la cancelación de los próximos vencimientos de deuda, es un riesgo porque puede declarar su insolvencia, según Moody’s. Semejante despropósito no tuvo éxito en desalentar a inversores.
Los Bonar 24 son deuda interna y se pagan en dólares en la plaza local. Aunque está en el espíritu de cada una de sus intervenciones, Griesa no puede impedir movimientos financieros vinculados a deuda interna realizados en Buenos Aires. Puede amenazar, como lo hace en alianza con los buitres, pero no embargar la emisión y pago de deuda interna. Lo único que le quedó hacer en la última audiencia fue pedir información sobre la operación de esos bonos en dólares. Argentina deberá evaluar si corresponde proporcionarla teniendo en cuenta que se trata de una decisión soberana en materia financiera sobre la cual Griesa no tiene jurisdicción. La ampliación de la emisión del Bonar 24 fue la primera gran operación de deuda voluntaria con participación de inversores del exterior desde el 2007, cuando Venezuela fue uno de los principales compradores de Boden 2015. Habría que remontarse a un par de años previos al default de 2001 para encontrar una licitación abierta, con tramos competitivos y no competitivos, con inversores institucionales del exterior interviniendo en una operación de ese tipo. En diciembre pasado hubo una colocación fallida por la escasa convocatoria y fue absorbida por inversores locales. Y los bonos a Repsol fueron entregados para compensar a la firma española por la expropiación del 51 por ciento de las acciones de la petrolera nacional YPF. Otras emisiones de envergadura fueron por los canjes 2005 y 2010. Ninguna de esas colocaciones reunió las características de la última, que además fue sin prórroga de jurisdicción por ser de legislación argentina, e igualmente hubo una mayoritaria participación de inversores extranjeros.
A principios de año, los buitres aliados con Griesa habían impedido a los bancos Deutsche y JP Morgan continuar como agentes colocadores en una eventual emisión de deuda, que no había sido anunciada oficialmente. El juez amenazó a las entidades con sanciones si facilitaban que Argentina pudiera conseguir dólares en el mercado internacional. Los bancos desistieron y los buitres festejaron. Habían logrado bloquear la posibilidad de que el país consiguiera financiamiento y aumentara el stock de reservas del Banco Central, preparando de ese modo las condiciones para sensibilizar el mercado cambiario en un año de elecciones claves. No esperaban el contraataque del equipo económico. La emisión de deuda bajo legislación argentina fue en el mercado local abierta a fondos del exterior, sin bancos cobrando comisiones para invitar inversores y distribuir los bonos. No hubo anuncio previo para neutralizar las amenazas buitres y la respuesta de inversores extranjeros fue muy importante. Los fondos buitre han encontrado otro enemigo. En su página de Internet Fact check comenzaron una campaña de desprestigio al Deutsche Bank. Están calentitos con la entidad financiera alemana porque dicen que ayudó en secreto a la Argentina en facilitar la colocación del Bonar 24.
En este contexto conflictivo se debe empezar a analizar el costo del financiamiento, elevado en comparación a emisiones de deuda de otros países. El escenario de extorsión buitre, el factor de inestabilidad cambiaria y el componente político electoral son variables que, analistas financieros que dicen que saben, no han incluido en la evaluación sobre el nivel de la tasa de interés implícita en la ampliación de la emisión de Bonar 24 (8,956 por ciento anual), con un cupón de renta anual de 8,75 por ciento.
La recaudación de 1416 millones de dólares con el Bonar 24 atiende a tres frentes: el político, el económico-financiero y el internacional. Esa deuda refuerza la estabilidad financiera, variable fundamental en el actual período político electoral al facilitar un proceso de transición ordenado, lo que no querían los fondos buitre y sus aliados locales. Al mismo tiempo, los dólares que se sumaron a las reservas del Banco Central desalientan a los promotores de corridas cambiarias. No significa que no lo intenten en los próximos meses pero la capacidad de respuesta de la entidad monetaria será más robusta. Además, en el plano internacional, logró romper con el bloqueo buitre, abriendo una grieta en el muro de acceso al mercado de capitales sin condicionamientos de organismos multilaterales ni de bancos internacionales.
Por esa fisura ingresó rápido YPF juntando 1500 millones de dólares el día después de la colocación del Bonar 24, y están preparadas para salir al mercado varias provincias, entre ellas, la de Buenos Aires que tuvo que postergar una operación de deuda a fin del año pasado.
El equipo económico evalúa que la emisión de deuda tuvo como principal objetivo intervenir en la formación de expectativas porque dicen que ya tenían los dólares para pagar la deuda de este año. El ministro de Economía, Axel Kicillof, afirmó que se ha derribado “el mito de que Argentina tenía cerrado el acceso a los mercados de crédito”. Más importante es que se derribó el mito de que había que acordar con los buitres, sin importar el costo, para conseguir dólares financieros. Este es el principal motivo para entender porque están tan calentitos.
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› HISTORIA DE LA ETERNA DISPUTA DENTRO DEL PRO ENTRE GABRIELA MICHETTI Y HORACIO RODRIGUEZ LARRETA La grieta amarilla

 Por Werner Pertot
Para los monjes taoístas, es el yin y el yang. Para los cristianos, es el cielo y el infierno. Para los macristas, es Gabriela Michetti u Horacio Rodríguez Larreta. Los dos precandidatos a suceder a Mauricio Macri definirán hoy una interna que lleva solapada en el PRO una década. El tiempo pasado hizo que se consolidaran los estereotipos: Larreta representa la vertiente tecnocrática, eficientista, neoliberal del PRO, mientras que Michetti viene a encarnar su costado humanista, cristiano y republicano.
Hasta sus personalidades parecen chocar: ella es histriónica, distendida, a veces un poco distraída; él, seco, poco empático, pero igualmente obsesivo y meticuloso. “La fórmula perfecta hubiera sido de los dos juntos”, solía fantasear uno de los miembros de la mesa chica, que se apuraba a aclarar que eso era absolutamente imposible. Sobre todo, porque ella nunca hubiera aceptado.

Orígenes

¿Cómo empezó todo? Michetti les suele comentar a sus íntimos que la rivalidad se fue gestando casi sin que ella se diera cuenta. Era una cuestión de piel, de estilos, de actitudes que se iban sumando y le generaban desconfianza en su adversario interno del PRO. Los que lo rodean a Larreta juran que no habla nunca del tema. Por estos días, sólo frente a sus más confiables dirigentes comenta el desagrado que le producen algunas de las declaraciones de la senadora, algo que se cuidó de no decir jamás en público. “Yo no hablo de Gabriela”, fue su mantra.
Todas las fuentes del PRO coinciden en que la rivalidad nunca fue hablada entre ellos. Nunca hubo gritos, ni siquiera una pelea menor. Es algo que siempre comentaron a sus espaldas. “Ellos no discutieron nunca en persona. Nunca fue una pelea frontal. Siempre fue la sensación de que peleaban por el amor del padre, que es Mauricio. El tiene un estilo de conducción radial”, psicologiza un dirigente del PRO, que los conoce bien a ambos. “Gabriela siempre ve la mano de Horacio en todo lo que le sale mal. Lo ve operando detrás de cada problema. Está muy pendiente de lo que Horacio hace”, relata el contertulio. “A Horacio, en cambio, nunca lo escuchás hablar mal de Gabriela. Es muy discreto. La tensión tiene una explicación: desde el primer día los dos sabían que esto iba a pasar, que uno de los dos iba a ser jefe de Gobierno y el otro iba a quedar afuera”, afirma.

Enemigos íntimos

Los dos nacieron con semanas de diferencia (tienen 49 años), los dos llegaron al macrismo en 2002: en ese momento, el partido era Compromiso para el Cambio. Ella era buena para el discurso público; él, para la rosca y el armado político. Trajo consigo su fundación, el Grupo Sophía, y rápidamente llegó a ser la mano derecha de Macri en cuestiones partidarias. Ella, en tanto, mostró sus primeras armas en la Legislatura, donde llegó a ser jefa de bloque. Michetti era cercana a la entonces esposa de Macri, Isabel Menditeguy; luego tuvo una muy buena relación con Malala Groba, la novia que vino después. El vínculo personal entre los dos era estrecho.
En la Legislatura surgió una de las primeras internas del macrismo. Fue la época de los Nogaró contra los Festilindo, que encabezaba Michetti. De la “vieja política” contra la “nueva política”. Con su extenso currículum en cargos en el gobierno de Carlos Menem y en el de la Alianza, Larreta caía en el primer grupo. El actual jefe de Gabinete se hizo fuerte en el partido, mientras los Festilindos iban copando de a poco el bloque PRO y se quejaban de que Larreta repartía contratos entre sus discípulos del Grupo Sophía. “Nunca estuvimos de acuerdo con eso”, indica un dirigente macrista, que integraba la Legislatura en esas épocas.
En 2003, año del primer intento de Macri por llegar a la Jefatura de Gobierno, otra interna enfrentó a Larreta y el entonces jefe de campaña macrista Juan Pablo Schiavi, luego secretario de Transporte kirchnerista. Del lado de Schiavi estaban Michetti y también Marcos Peña. Macri lo eligió a Larreta para la fórmula y perdió. En 2007 lo acompañó Michetti y ganó. Parecía que ella le había sacado una ventaja definitiva a su adversario por la sucesión. Pero no estaba dicha la última palabra.

Internas palaciegas

Con la victoria de Macri –en la que Michetti, señalaban en ese momento en el PRO, no fue un factor menor– la entonces vicejefa se sintió la “número dos” del espacio. Macri designó a Larreta jefe de Gabinete, para contrabalancear. En esa época se mostraban cerca de Michetti dos de los hombres que tallaron la campaña de Larreta: el secretario general Marcos Peña y el senador Diego Santilli.
Las internas entre los ministros que respondían a uno y a otro estuvieron solapadas, hasta que Michetti renunció a su cargo a pedido de Macri. Allí Larreta avanzó sobre diversas áreas y hoy gran parte del gabinete le responde. “No existe el michettismo”, decía un ministro michettista en aquellas épocas de sequía. Michetti siempre vio la mano de Larreta detrás de su salida del gobierno porteño en 2009 y también en el intento en 2013 de que pasar a ser candidata bonaerense.
Hace unos cinco años, Macri los forzó a que se juntaran algunas veces a cenar con sus familias, con el fin de que llevaran mejor. No resultó. Para evitar zancadillas, Macri debió a recurrir a un equilibro digno de los Corleone: tanto en las campañas de 2009 como 2013, ambas encabezadas por Michetti, Macri puso a Larreta como su jefe de campaña.
En 2011 reflotó la interna con la decisión de Macri de presentarse como candidato a presidente. No existían las PASO, por lo que el dedo de Macri era todo lo que valía. Varias de las estrategias de esta campaña ya estaban delineadas allí. Larreta dijo: “Estoy trabajando hace tres años como jefe de Gabinete” y dijo que no tenía problemas en trabajar con Michetti. Ella marcó límites: “Ni él haría una fórmula conmigo, ni yo con él”.
Con un curioso sentido del humor, el jefe de Gobierno los sometió a una suerte de casting. Los puso frente a un centenar de dirigentes del PRO y les pidió que explicaran por qué consideraban que debían ser los sucesores suyos y cuáles eran sus debilidades. Casi una entrevista laboral. Allí cada uno se convirtió en su oponente: Larreta, con sombra de barba y ya sin traje, habló de su historia familiar y los que lo escucharon cuentan que se conmovieron. Michetti, en tanto, sacó powerpoints y números para demostrar que ella también podía ocuparse de la gestión.
Finalmente, tras espantarse con los números de las encuestas, Macri se bajó de la disputa presidencial y la interna entre los dos se aplazó otros cuatro años. Durante un tiempo circuló un proyecto larretista que nunca llegó a ser real: Macri iba por la reelección con Larreta de vice, luego se presentaba a las presidenciales. Si ganaba, Larreta se quedaba en la Jefatura de Gobierno, como ocurrió con Enrique Olivera, cuando Fernando de la Rúa dejó ese cargo para asumir la presidencia.

La batalla final

Hacia fines de 2013 y ya entrado 2014, hay dirigentes que recuerdan las reuniones de Michetti con Marcos Peña y Fernando de Andreis en una confitería porteña con un solo propósito: delinear cómo le iban a ganar a Larreta. Hoy los dos están del lado de Larreta (Peña fue el primero en apoyarlo, De Andreis fue su jefe de campaña), al igual que Santilli, quien terminó siendo su compañero de fórmula.
El apoyo público de Macri a Larreta fue otro de los hitos que marcaron la última confrontación entre los dos eternos adversarios. Uno de los dirigentes del PRO que están desde los comienzos destaca que en la mente de Macri siempre primó la ejecutividad de Larreta por sobre el carácter de Michetti, a quien él ve como “demasiado emocional”.
Algunos quieren imaginar que hoy se termina para siempre esta disputa. Que el ganador (o ganadora) se impondrá para siempre sobre el otro. Pero las cosas nunca son tan sencillas. Es probable que la eterna interna no termine hoy, sea cual fuere el resultado.