martes, 31 de diciembre de 2013

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA La Justicia confirmó 16 procesamientos por el Operativo Independencia

La Cámara Federal de Apelaciones consideró que en ese operativo iniciado en 1975 "quedó probada la existencia del plan criminal estructurado en una cadena de mandos" que tuvo el "propósito de combatir la subversión, violó el orden constitucional, implantó el terrorismo de Estado, y produjo la supresión sistemática de los derechos y garantías individuales". Sin embargo, el tribunal rechazó el pedido de extradición e indagatoria a la expresidenta María Estela Martínez de Perón, durante cuyo gobierno se autorizó la represión de Estado. El tribunal integrado por Marina Cossio, Graciela Fernández Vecino y Ernesto Clemente Wayar confirmó el procesamiento de 16 militares y policías imputados por delitos de lesa humanidad en perjuicio de 270 víctimas durante el denominado Operativo Independencia, iniciado en Tucumán en febrero de 1975. De esta forma, la Cámara se expidió sobre la causa que investiga delitos ocurridos entre febrero de 1975 y el 24 de marzo de 1976. Los imputados son Carlos Idelfonso Delia Larocca, Mario Benjamín Menéndez, Jorge Omar Lazarte, Roberto Heriberto Albornoz, Ernesto Nicolás Chávez, Jorge Gerónimo Capitán, Alfredo Alberto Svendsen, Ricardo Oscar Sánchez, Luis Armando De Cándido, Ramón Cesar Jodar, Miguel Angel Moreno, José Luis del Valle Figueroa, Pedro Roberto Rojas, Pedro Adolfo López, Enrique José del Pino y Néstor Rubén Castelli. Además, la Cámara confirmó la falta de mérito para procesar o sobreseer a Luis Rolando Ocaranza, Roberto Manuel Monteros, Fernando Luis Labayru y Julio César Sarmiento. Según la Cámara, "los imputados surgirían como presuntos responsables de las ordenes en virtud de las cuales se ejecutaron las violaciones de domicilio, privaciones ilegales de libertad con apremios ilegales, vejaciones y torturas agravadas, violaciones, abusos sexuales y homicidios calificados en perjuicio de las víctimas". "Estas conductas delictivas, configurarían conforme el contexto de su comisión, crímenes contra la humanidad, constituyendo delitos de lesa humanidad", concluyó. Por otra parte, los jueces no hicieron lugar al llamado a extradición e indagatoria de "Isabel" Perón solicitado por los fiscales Pablo Camuña y Patricio Rovira al considerar que "por el momento no se encuentra demostrada la existencia de sospecha suficiente que habilite el llamado a prestar declaración indagatoria a la entonces presidente de la Argentina".

lunes, 30 de diciembre de 2013

EL SUBCOMANDANTE MARCOS EN VISPERAS DE QUE SE CUMPLAN 20 AÑOS DEL LEVANTAMIENTO ZAPATISTA “Una bandera nos cobija, la de la rebeldía”

El líder zapatista reapareció con un nuevo y extenso comunicado sembrado con la idea de la memoria y la rebeldía. Se pronunció contra todos los mandatarios que ocuparon la presidencia de México desde que surgió el EZLN. Por Eduardo Febbro Desde San Cristóbal de las Casas La prosa está intacta. Sutil y envolvente como el sol de la tarde que envuelve la plaza central de San Cristóbal de las Casas. En vísperas de que se cumplan dos décadas del levantamiento zapatista, el Subcomandante Marcos reapareció con un nuevo y extenso comunicado sembrado con la idea de la “memoria y la rebeldía”. A modo de apertura, Marcos cita la novela del escritor norteamericano Herman Melville, Moby Dick. Encuentro de una prosa con otra: “Me parece que hemos confundido mucho esta cuestión de la Vida y la Muerte. Me parece que lo que llaman mi sombra aquí en la tierra es mi sustancia auténtica”, dice la prosa de Melville. La de Marcos completa el resto del comunicado. El Subcomandante, que hace unos cinco años que no aparece realmente en público, escribe: “Es territorio zapatista, es Chiapas, es México, es Latinoamérica, es la Tierra. Y es diciembre de 2013, hace frío como hace 20 años, y, como entonces, hoy una bandera nos cobija, la de la rebeldía”. En otro momento encendido de su comunicado, Marcos agrega:“Porque la rebeldía, amigos y enemigos, no es patrimonio exclusivo de los neozapatistas. Lo es de la humanidad. Y eso es algo que hay que celebrar. En todas partes, todos los días y a todas horas. Porque la rebeldía es también una celebración. No son pocos ni débiles los puentes que, desde todos los rincones del planeta Tierra, se han tendido hasta estos suelos y cielos. A veces con miradas, a veces con palabras, siempre con nuestra lucha, los hemos cruzado para abrazar a eso otro que resiste y lucha”. A lo largo del texto en el que se alternan párrafos poéticos, guerreros o irónicos, el Subcomandante zapatista rinde homenaje a todos aquellos que, de una u otra manera, acompañaron el alzamiento de hace 20 años: “A los que de noche se cargaron a la espalda la mochila y la historia, a los que tomaron con las manos el relámpago y el trueno, a los que se calzaron las botas sin futuro, a los que se cubrieron el rostro y el nombre, a los que, sin esperar nada a cambio, en la larga noche murieron para que otros, todos, todas, en una mañana por venir aún, puedan ver el día como hay que hacerlo, es decir, de frente, de pie y con la mirada y el corazón erguidos. Para ellos ni biografías ni museos. Para ellos nuestra memoria y rebeldía. Para ellos nuestro grito: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! Vale. Salud y que nuestros pasos sean tan grandes como nuestros muertos”. Marcos se pronunció igualmente con un tono crítico contra todos los mandatarios que ocuparon la presidencia de México desde que surgió el EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. “Vicente Fox será la muestra de que el puesto de presidente de una república y de una filial refresquera es intercambiable... y que ambos puestos pueden ser ocupados por inútiles; Felipe Calderón Hinojosa será un ‘presidente valiente’ (para que otros murieran) y no un psicópata que se robó el arma (la presidencia) para sus juegos de guerra (...) y que terminó siendo lo que siempre fue: un empleado de segunda en una multinacional”. A propósito del actual presidente Enrique Peña Nieto, cuya candidatura marcó el regreso del PRI al poder tras 14 años en la oposición, el Subcomandante puso en tela de juicio las reformas que ha emprendido desde que fue electo, en febrero de 2012, particularmente las que atañen al sector de la energía: “Enrique Peña Nieto será un presidente culto e inteligente (‘bueno, es ignorante y tonto pero hábil’, es el nuevo perfil que se le construye en los corrillos de analistas políticos), y no un analfabeto funcional”. El tono de este comunicado es mucho menos duro que el que emitió a finales de 2012. En ese momento, y ya con el PRI en el poder, el EZLN salió al espacio público, el 21 de diciembre, con una movilización silenciosa en la que participaron unas 40 mil personas con el rostro cubierto con el famoso pasamontañas de los zapatistas. En ese entonces, el líder insurgente emitió un comunicado donde preguntaba: “¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose, es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día”. La marcha del 21 fue la mayor movilización que protagonizaron los zapatistas desde que se alzaron en armas el 1º de enero de 1994. Ahora llega, puntual y esperado, ese aniversario. Dos décadas de luchas, de muertos, de injusticias y represión al cabo de las cuales las palabras y el combate siguen vivos.

Scioli: "Exigimos a las empresas que normalicen el servicio eléctrico"

El gobernador bonaerense volvió pedir a las distribuidoras de energía que restablezcan el servicio eléctrico en los hogares y que "asuman la responsabilidad de la distribución que se les confió en este servicio tan sensible" y agregó que la falta de suministro por días "trae aparejada la falta de agua". En ese marco, el mandatario informó que continúa vigente la "emergencia sanitaria" en toda la provincia y confirmó que las consultas aumentaron por la ola de calor. Luego de dos semanas de temperaturas récord, Scioli agradeció a los equipos médicos de los hospitales bonaerenses por los servicios prestados ante el aumento de casos y consultas. Durante una conferencia de prensa en La Plata, el gobernador indicó que la cantidad de usuarios sin luz se redujo a 980 y se esperanzó con que la baja de la temperatura anunciada a partir de esta tarde "contribuya a tener un marco de mayor normalidad". Por otra parte, Scioli señaló que se reforzó el operativo de seguridad vial debido a la numerosa afluencia de vehículos hacia la Costa Atlántica por los asuetos administrativos declarados para los empleados públicos nacionales, porteños y bonaerenses y la posibilidad pasar las fiestas en "lugares más frescos".

"NO TODO TIENE PRECIO" ARGRA repudió el intento de Macri de comprar sus fotos

La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina calificó el hecho como "un atropello a la dignidad" del fotógrafo Marcelo Martínez: "Así como en la invasión de la Policía Metropolitana al hospital Borda golpearon a los fotógrafos que registraban la ilegal golpiza a pacientes psiquiátricos y enfermeros, Mauricio Macri intentó comprar las fotos que registraban la defección de sus responsabilidades como Jefe de Gobierno", tras haber reclamado por los medios el sábado pasado la formación de un comité de crisis para enfrentar los cortes de luz. AGRA resaltó que "el principio es el mismo: los ciudadanos no deben ver lo que Macri manda a hacer o las responsabilidades que elude", y agregó que "en una escena digna de una mala serie de televisión intentó 'transar' en un baño con el reportero gráfico que registró su desembarco en Bariloche, ofreciéndole dinero a cambio de no publicar las fotos que había obtenido de su llegada en un jet privado puesto a su disposición por un empresario amigo". "ARGRA repudia el atropello a la dignidad de nuestro colega, que fue insultado al intentar comprar su silencio. Este es el concepto que el Jefe de Gobierno tiene de la función pública y la responsabilidad de la prensa", señaló por último la Asociación a tavés de un comunicado, recordándole además a Macri que "no todo tiene precio, empezando por la dignidad de nuestra profesión y siguiendo por la función pública". Compartir: Twitter

El testimonio de Liliana Felipe

“Me deben 13.058 días de vida de mi hermana, a mí, a mi familia, al pueblo argentino”, les reclamó con la tormenta de su voz Liliana Felipe a los 41 represores imputados que no podían con su incomodidad. La presencia de la artista los avasalló desde su ingreso. Antes de declarar, les pidió a los jueces autorización para “mostrar una foto” de su hermana Ester, desaparecida el 10 de enero de 1978: apenas 25 días después de dar a luz, junto a su compañero, Carlos Luis Mónaco. “Perdonen –lanzó desafiante–. No encontré una chiquita.” Y desplegó una gigantografía con la que increpó a los represores: “¿La ven? ¿Se acuerdan de ella?”. Nadie podía dejar de mirarla. Desde los brazos abiertos de Liliana, la imagen rubia de Ester y su mirada cristalina, feliz, lo invadió todo. Antes había declarado Paula Mónaco Felipe, la hija de la pareja desaparecida. Paula, de 37 años, es periodista y vive en México. Ante la pregunta inicial –y de forma– del Tribunal, acerca de si conocía a los imputados, o eran acreedores o deudores suyos, la joven replicó que sí. Que sí son sus deudores: “Me deben una infancia con ellos. Me deben alegrías compartidas. Me deben que mis padres me acompañaran en momentos difíciles. Le deben un abuelo y una abuela a mi hijo. Le deben un hermano y una hermana a mis tíos; una tía a mi familia. Yo siento que sí, me deben mucho. Y creo que es muy importante que se estén dando estos espacios para hacer justicia”. La búsqueda incesante Abogada y viuda del también abogado Eduardo “Tero” Valverde, María Elena Mercado es una de las personalidades más respetadas de los organismos de Derechos Humanos en Córdoba. El mismo día del golpe de marzo del ’76, Valverde, quien había sido funcionario del gobierno democrático de Ricardo Obregón Cano y Atilio López, fue citado a presentarse en el Hospital Militar. Lo secuestraron de inmediato, lo llevaron a La Perla y lo torturaron hasta matarlo. María Elena Mercado nunca dejó de buscarlo. En ese trajinar fue abriendo el camino de los Familiares en esta provincia y, llegada la democracia, fue convocada para integrar la Conadep local. Fue ella también quien investigó y ayudó al descubrimiento de las fosas comunes del Cementerio de San Vicente: el más importante enterramiento clandestino de personas desaparecidas en Córdoba. Sitio en el cual el Equipo de Antropología Forense (EAAF) logró identificar a quince personas asesinadas por la dictadura cívico-militar, y sigue trabajando en la identificación de más de 132 esqueletos recuperados. María Elena Mercado obtuvo valiosos testimonios de los morgueros del Hospital San Roque que, a veces, fueron obligados a llevar los cadáveres al cementerio. Uno de ellos, José Caro, dio uno de los testimonios más detallados, espeluznantes y hasta definitivos en el juicio de 2008 que culminó con la primera condena a prisión perpetua en cárcel común de Luciano Benjamín Menéndez. “Un nido de subversivos” Carlos Hairabedián, uno de los penalistas más conocidos de Córdoba, atestiguó en el juicio. El ex juez estuvo secuestrado y fue torturado durante tres años y medio por la dictadura militar. “En La Perla fui arrojado a un pozo. En mi mente yo pensé que era el pozo fúnebre. Pensé que ahí se terminaba mi vida”. Hairabedián dio fe ante el Tribunal Oral Federal N° 1 que “cuando me trasladaron a la cárcel de barrio San Martín (conocida como UP1), en el pabellón 9 había sido alojado con grandes quejas por parte de él el ahora gobernador (José Manuel) De la Sota. Teníamos grandes diferencias... De la Sota, con su camisa negra, decía que había ido a parar a un nido de subversivos”. Consultado por el querellante Miguel Ceballos, Hairabedián aclaró que no se refería a sólo su vestimenta, sino a que “era un hombre típico de la derecha. Era su estilo, lo del negro por una cuestión ideológica (en referencia a los camisas negras del fascismo italiano). Este hombre (por De la Sota) había sido aislado por los demás presos políticos... Y ahora que nuestro poeta Juan Gelman en el Congreso de la Lengua introdujo una palabra, ‘boludo’, quisiera decir que, como una derivación de boludo, los demás presos no le daban bola. Era un tipo desagradable. Y por eso él se quejaba y pedía que lo sacaran del pabellón. No porque estuviera comprometida su seguridad. Esas personas que no tenían que ver con su ideología no le podían causar ningún problema. Sólo teníamos ideas diferentes. Y él se quejaba de que había caído en un nido de marxistas subversivos”. De la Sota permaneció detenido seis meses. 30/12/13 Página|12

LOS TESTIMONIOS SOBRE FAMILIAS DIEZMADAS EN EL MEGAJUICIO POR LOS CRIMENES DE LA PERLA “¿Le dice algo el apellido Vaca Narvaja?”

“¿Le dice algo el apellido Vaca Narvaja?” Miguel Vaca Narvaja había sido ministro de Frondizi y tenía 12 hijos. Fue secuestrado y asesinado a principios de 1976. En el megajuicio por La Perla se ventiló el caso de su familia. Por Marta Platía Desde Córdoba Luciano Benjamín Menéndez no puede consigo mismo y se descontrola no bien alguien que lleve el apellido Vaca Narvaja declara en el juicio. En menos de un mes, al ex dueño de la vida y la muerte en Córdoba y en otras diez provincias durante la última dictadura le estalló en pedazos la calma paquidérmica que adopta durante los juicios y se quejó, desencajado y despeinado, ante los jueces del Tribunal Oral Federal N° 1 por los dichos de los hijos de Miguel Hugo Vaca Narvaja (p.): un hombre que fue ministro de Gobierno de Arturo Frondizi, dos veces presidente del Banco de Córdoba, y que fue secuestrado, torturado, asesinado y decapitado a principios de 1976 por el llamado Comando Libertadores de América (CLA), una versión cordobesa de la Triple A que unificaba al Ejército y al III Cuerpo bajo el sesgo férreo de Menéndez. Vaca Narvaja tenía entonces 59 años. “A usted, que se dice occidental y cristiano, ¿le dice algo el apellido Vaca Narvaja? Dígame, ¿qué hizo con mi padre y con los 30 mil desaparecidos?”, le lanzó a la cara Ana María Vaca Narvaja, uno de los 12 hijos que tuvo Miguel Hugo Vaca Narvaja con Susana Yofre. Rubísima, imponente y dueña de un carácter enérgico, Ana María sacó de las casillas a Menéndez cuando le recordó ante los jueces: “Sé que a Luciano Benjamín Menéndez le gustaba que le llamaran ‘La Hiena’. Me puse a buscar en un diccionario, y leí que la hiena es un animal cobarde, que se alimenta de carroña. Los árabes suelen decir, incluso: no vayas a ser más cobarde que la hiena”. Fue en ese momento que, desfigurado por la ira, el represor multicondenado a prisión perpetua saltó desde su butaca y comenzó a gritarle a la testigo. El juez Julián Falcucci le ordenó callar y lo amenazó con sacarlo con la policía si no se comportaba. Menéndez quedó de una pieza. Lo ha dicho ya en varios juicios: no está acostumbrado a recibir órdenes. El Tribunal le señaló que si quería hacer preguntas debería formularlas a través de su abogada defensora de oficio, Natalia Bazán. Hacia la joven profesional fue entonces Menéndez, con un andar errático, atolondrado, tropezándose con los muebles del juzgado. Estaba tan fuera de su eje que tuvo que sentarse al lado de Bazán para reponerse. Ahí le pidió que le preguntara a la testigo “dónde militaba su padre”, y “de dónde había sacado que a él le gustaba que le dijeran Hiena”. La situación era excepcional: por lo general se espera que la persona termine de declarar para aceptar o no los interrogantes de los acusados. Pero Ana María Vaca Narvaja no tuvo reparos en contestarle. Incluso, aseguró que no le intimidaba la cercanía en la que quedó con Menéndez: a escasos dos metros, situación que fue apuntada por el fiscal Facundo Trotta en resguardo de la testigo. La mujer citó orgullosa los méritos personales y profesionales de su padre y desplegó documentación sobre el otro apodo del Cachorro Menéndez: “Lo de Hiena está en el libro Nunca Más. En el legajo 578, el señor Jorge Bonardel dice que a Menéndez le gustaba mucho que le dijeran la Hiena...”. Este fue el segundo episodio, en menos de un mes, de momentos indigestos para el ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército. Y todos vinieron de la misma familia. Es que cuando declaró Gonzalo Vaca Narvaja, el menor de los hijos de Miguel Hugo Vaca Narvaja, y el único que estaba con sus padres en el momento en que irrumpió la patota a la casa familiar y se llevó a su padre para siempre, Menéndez también se quejó. Ocurrió que Gonzalo se refirió a los secuestradores, torturadores y asesinos de su progenitor como “estos seres miserables”. Esto “ofendió” a Menéndez, quien le pidió al juez que “nunca más” permitiera que los insultaran. Que él “nunca más” –así, repitiendo (¿profanando?) esas dos palabras emblemáticas– permitiría que los insultaran a él y a sus subordinados, “que ahora estamos acá haciendo de imputados”. El juez Falcucci, con su habitual calma, le replicó que él no había escuchado “ningún insulto en particular para los acusados: el testimoniante se refirió en modo genérico a los miserables que le hicieron eso a su padre, y a ninguno de ustedes en particular”. Pero era tarde para Menéndez: ya se había puesto el sayo de miserable. Una vez más. Familias diezmadas La saña contra Vaca Narvaja, abogado de raigambre radical, padre de 12 hijos, defensor de presos políticos y ministro de Estado, entre otras ocupaciones, se enmarcó en las masacres que se perpetraron contra las familias de los jóvenes militantes de los setenta. Entre las más afectadas se cuenta la de Mariano Pujadas, el joven vocero de los fusilados en Trelew en 1972. La madrugada del 14 de agosto de 1975 Héctor Pedro Vergez, alias “Vargas”, asoló la finca avícola que los Pujadas tenían en Córdoba. Allí atormentó y asesinó al padre, la madre, un hermano y dos cuñadas de Mariano Pujadas. Sólo se salvaron un nene de 11 años, porque alcanzó a encerrarse en un baño y no lo descubrieron, y una bebé de un año y medio, María Eugenia Pujadas, que dormía en su cuna en la planta alta. Ella es hoy es la única querellante por la masacre de su familia. Los asesinos, insatisfechos con las torturas y la balacera infligida a sus víctimas, arrojaron los cuerpos a un viejo pozo en un campo cerca de Alta Gracia, y los dinamitaron. De esa matanza sólo sobrevivió una mujer: Mirta Yolanda Bazán, la mamá de María Eugenia. Los cuerpos de sus familiares la habían protegido de las explosiones. Murió pocos años después. Nunca pudo recuperarse del horror de creerse muerta y hasta enterrada en vida. Vergez se ha vanagloriado de lo perpetrado a los Pujadas. Lo contaba a los prisioneros de los campos creyendo que hablaba con “muertos vivos”. Varios sobrevivientes dieron cuenta de esto. El y sus cómplices querían cobrarse en el grupo familiar aquella legendaria fuga de la prisión sureña. Mariano Pujadas fue fusilado en la base Almirante Zar junto a otros 21 compañeros. Pero Fernando Vaca Narvaja, líder de Montoneros, sí logró escapar. Primero a Chile. Luego a Cuba. Se sabe que los represores no toleraban las actividades políticas de Vaca Narvaja padre, pero también que quisieron que repudiara públicamente a su hijo. Cosa que el hombre se negó a hacer. “Mi padre tuvo doce hijos, doce individualidades, doce universos y jamás iba a renegar de ninguno de nosotros”, afirmó Gonzalo en su declaración. “Ellos querían borrar nuestro apellido de la faz de la tierra. Eso me dijo el propio Vergez cuando me fue a buscar a la ESMA para matarme en Córdoba”, declaró Sara Solarz de Osatinsky, a quien le asesinaron a su compañero, el militante Marcos Osatinsky, sometiéndolo a brutales torturas, y a sus dos hijos: Mario, de 19 y José, de sólo 15 años. En esa premisa de crimen colectivo, de odio a muerte contra grupos familiares completos, estaban apuntados los Vaca Narvaja. La madrugada del 10 de marzo de 1976, la patota del CLA asoló la casa de Villa Warcalde donde “el Viejo” Miguel Hugo Vaca Narvaja vivía con su esposa Susana y el menor de sus hijos, Gonzalo, de entonces 16 años. Los golpearon, saquearon la casa, se robaron todo lo que encontraron de valor. A Vaca Narvaja apenas le dejaron ponerse un pantalón sobre el pijama y lo metieron adentro de un baúl. Antes, habían pasado por la casa de su primogénito: Miguel Hugo Vaca Narvaja (h.): abogado, 35 años, padre de tres hijos, y a quien ya tenían encerrado en la cárcel UP1 de barrio San Martín desde que lo secuestraron el 20 de noviembre de 1975. Fue a plena luz del día en las escalinatas de los tribunales cordobeses cuando salía de hacer gestiones por un preso político. La intención inicial de los represores ese 10 de marzo era secuestrar a la esposa de éste, Raquel Altamira, y a los tres chicos: Hugo, Hernán y Carolina. Como no los encontraron, tomaron como rehén a un pintor que había en la casa y lo obligaron a señalar dónde vivía “El Viejo”. Vaca Narvaja padre fue visto por última vez con vida en el Campo de la Ribera. Fue Amparo Fisher de Moyano, una mujer que también cayó cautiva por esos días, quien les contó a las hermanas Cecilia y Ana María Vaca Narvaja lo que presenció: “Un día escuché unos gritos, discusiones y la voz de una persona mayor. Pregunté a los suboficiales que quién era ese señor que discutía. Me dijeron: ‘Usted ha tenido muy mala suerte, porque está detenida con Vaca Narvaja el que lleva el dinero de los Montoneros’”. La mujer fue liberada el 27 de marzo del ’76, cerca del Parque Sarmiento con la orden de que olvidara “todo lo que había visto y vivido”. A todo esto, después del secuestro de Vaca Narvaja padre, la familia tuvo que tomar una decisión “de vida o muerte”, tal como la definió Susana Yofre luego de la última visita que pudo hacerle en la UP1 a su hijo Huguito. El le dijo que la familia estaba condenada. Que debía sacarlos a todos del país. Que los iban a matar como a los Pujadas. Así, Gustavo Vaca Narvaja, otro de los hijos, médico y escritor, organizó lo que llamaron “el asalto a la embajada de México”: el 23 de marzo, y a pocas horas del golpe de Estado, 26 miembros de la familia Vaca Narvaja entre los que había 13 chicos (el menor de apenas 9 años), y una embarazada: Patricia, la actual embajadora en México, ocuparon el edificio azteca en Capital Federal y pidieron asilo político sin papelería previa. Habían dejado sus casas con lo puesto. De hecho, el 24 por la tarde el Ejército rodeó la embajada con tanques y armas largas, y sólo pudieron llegar a Ezeiza el 2 de abril en cinco autos de la diplomatura mexicana. Regresaron recién en 1983, con la democracia. En México supieron del fusilamiento, el 12 de agosto, de Huguito Vaca Narvaja (h.), quien fue sacado de la UP1 junto a Higinio Toranzo y Gustavo De Breuil. En el camino, los asesinos comandados por Osvaldo Quiroga –quien hasta firmó un documento para retirarlos de la prisión y llevarlos al muere– tiraron una moneda al aire para ver a cuál de los dos hermanos De Breuil dejaban vivo, si a Alfredo o a Gustavo, el menor. Le tocó a Alfredo sobrevivir para ver el cadáver de su hermano y los de sus compañeros. Lo devolvieron a la cárcel y le ordenaron contarles a los presos lo que había visto “porque eso era lo que les esperaba a todos”. Del Viejo Vaca Narvaja, en cambio, nada más supieron. “Se lo tragaron la tierra y el silencio”, describió su hijo Gonzalo. Ningún dato concreto hasta el regreso en 1983. Fueron Valentina Enet y Carlos Albrieu, una abogada y un biólogo, respectivamente, quienes por azar obtuvieron información sobre el padre desaparecido y ayudaron a reconstruir sus últimos días. Ambos ya dieron su testimonio en este juicio. Valentina Enet contó que “los primeros días de marzo de 1976 se habían llevado a mi hermano Gerardo. Yo acompañé a mi padre a una reunión que él logró obtener con el entonces coronel (Raúl) Fierro (uno de los 41 imputados). Me acuerdo de que nos recibió en su despacho. Era un hombre raro. Se distraía con el vuelo de las moscas... Se lamentaba de que Primatesta no lo quería... En un momento dijo que lo llamaba Menéndez y se fue. Nos dejó solos en la oficina. Como yo quería saber sobre mi hermano y vi que este hombre tenía muchas fotos debajo del vidrio de su escritorio, literalmente me tiré encima para ver quiénes eran. Algunas fotos tenían manchitas rojas, como sangre; otras estaban escritas o tachadas con lapicera roja. Una, la más grande, me llamó la atención. Era un cuerpo sin cabeza. De pronto se abrió la puerta. Era Fierro que volvía. Cuando me vio, me dijo: ‘Ah, estás mirando mi álbum de recuerdos... Pero a ése no lo vas a poder reconocer porque le falta la cabeza... Eso es lo que les pasa a los padres que andan buscando a sus hijos, esos montoneros marxistas... A ése tu viejo lo conoce. Es Vaca Narvaja’”. Valentina Enet contó que su padre, aterrorizado, la agarró de un brazo y se la llevó “volando” de ahí. La abogada detalló que no creyeron que lo que les dijo Fierro fuera realmente cierto, hasta el hallazgo de la cabeza: “Ahí nos dimos cuenta de la barbarie”. Pasó que a fines del mes de abril, cerca de las vías del tren en el barrio Alta Córdoba, el joven Carlos Albrieu iba caminando con un amigo y encontró una bolsa de nailon con una cabeza humana: “No estaba en descomposición. Se ve que la habían mantenido en formol. Yo ya estudiaba en la facultad en ese entonces y había visto cuerpos conservados. Le faltaba un ojo. Tenía un bigote muy fino, una nariz larga, afilada... La llevamos con mi hermano a la comisaría séptima. La entregamos y esperamos que nos citaran a declarar. Eso nunca ocurrió (...). En agosto mi hermano necesitaba un documento y fue a esa misma comisaría. Como referencia, les dijo que vivía cerca de donde encontraron la cabeza. Y el policía le dijo ‘Ah, sí... la cabeza de Vaca Narvaja’”. Carlos Albrieu buscó a la familia cuando regresaron del exilio. “Me reuní con Gustavo Vaca Narvaja. Como no quería dejarme influenciar por fotos, no lo dejé mostrarme ninguna hasta que yo no le hiciera la descripción de lo que vi. Pero sí, cuando terminé y me mostró fotos de su padre, se parecía bastante...” En su declaración, Gonzalo Vaca Narvaja apenas pudo contener su angustia y su furia cuando preguntó ante el Tribunal lo que él y su familia se preguntan desde entonces: “¿Qué clase de seres son los que le cortan la cabeza a alguien y la conservan como un trofeo? ¿Y qué clase de miserables los que la exhiben? ¿Y ante quiénes la exhiben? ¿Quién dio la orden? ¿Qué miserables seres son éstos?”. No bien Gonzalo se retiró del estrado, Menéndez protestó haciéndose cargo del “insulto”. Ya en diciembre de 2010, algo similar le había ocurrido a su ex jefe, el dictador muerto Jorge Rafael Videla. Cuando hizo su descargo, horas antes de que lo condenaran por primera vez a prisión perpetua en cárcel común por delitos de lesa humanidad, Videla cuestionó puntualmente el alegato del abogado querellante Miguel Hugo Vaca Narvaja (n.), quien lleva el mismo nombre de su abuelo y su padre por ser el primogénito, y tenía sólo 9 años cuando la familia tuvo que salir del país. Según se quejó Videla, “el doctor Vaca Narvaja realizó un peligroso revisionismo histórico”, ya que en su alegato ahondaba en las matanzas genocidas y politicidas desde la Campaña del Desierto en adelante. Un apunte: si no fuese que a Menéndez le irrita tanto el apellido de esta familia y todo lo que ellos tengan para decir, estas audiencias hubieran transcurrido dentro de los parámetros normales. Esto es: los testigos relatan atrocidades, y él permanece como si nada sucediera: pose pétrea, duerme o directamente se va a la sala contigua. Pero no. Ha quedado al descubierto que, tal como ya le ocurrió a Videla, lo que implique a los Vaca Narvaja indigna al represor hasta hacerle perder el control. ¿Será por su capacidad de “resiliencia ante el dolor y la muerte”, tal como lo señaló Cecilia, otra de las hijas? ¿O tal vez el hecho de que la prolífica estirpe del hombre con el cual se ensañaron hasta la –primitiva, tribal– decapitación, se les haya escapado, multiplicado y sobrevivido? Tal parece que ése es el terrible, insoportable panorama para los represores: el de una familia repleta de hombres y mujeres jóvenes que no olvidan, señalan y reclaman justicia. Como tantas otras familias diezmadas que nunca se rindieron y siguen de pie.

Una recorrida Por Eduardo Aliverti

Como todos los años, la imagen dejada por el cierre parece anular cualquier otra consideración. Los balances políticos se subsumen en las fotos de la despedida. Y el adiós de este año es la juntada entre un calor insoportable y los cortes de luz. El análisis debe superar el impacto de la indignación y las protestas justificadas, porque de lo contrario se toma al todo por la parte. Las causas –ya se ha dicho, pero hay que ver si se asimila– deben buscarse en las empresas distribuidoras, no en la generación ni en el transporte de electricidad. Son las responsables de no haber hecho las inversiones necesarias, para garantizar un servicio que se resguarde de los picos de demanda e, incluso, de la demanda a secas. Su excusa es que no se les permite reajustar las tarifas y que en verdad operan a déficit, lo cual se contrasta con la pregunta de por qué permanecen en el negocio. Antes o después que eso, hay la respuesta de una economía que aún sigue creciendo, moderadamente, tras haber alcanzado tasas chinas. Mientras el país salía del infierno dejado por los sabios reaparecidos, entre quienes se cuentan los sucesivos funcionarios del área energética que fueron responsables del desquicio, funcionó el “canje” de “quedate y no inviertas, pero las tarifas se congelan”. Aquel país, con una desocupación pavorosa y más de la mitad de sus habitantes apartados de bienes y servicios esenciales, se convirtió en uno de reasignación más pareja de los recursos estatales, actividad industrial recuperada y boom de consumo (el lector sabrá comprender que en este aspecto no deben entrometerse las características productivas y culturales de tal avance; son, apenas, apreciaciones “técnicas” indesmentibles). En este país el canje ya no funciona, porque una economía recobrada hasta tal punto no aguanta –al ritmo y modo en que crecen los grandes centros urbanos– que a primera de cambio haya cableado y mantenimiento eléctricos atados con alambre. Hay quienes opinan que es absurdo plantear la estatización de las distribuidoras, con el argumento de que, si no se las sabe comandar y controlar, menos que menos se sabría gestionarlas. Eso no es cierto, pero no sólo porque este Estado ya demostró que puede ser eficiente en el manejo de empresas estratégicas. No es cierto porque el Gobierno las dejó (no) hacer a sabiendas, en función de aquel país que ya no es. ¿Qué se hace? ¿Se discriminan los subsidios entre ricos, clases medias y sectores populares? ¿No se puede porque es muy complejo? ¿Se puede, aunque sea complejo, pero los resultados se verían, con viento a favor, a mediano plazo? ¿Se extraen por otra vía más fondos, más capacidad contributiva, y se los administra y opera directamente desde el Estado, o con una empresa mixta u otras variantes? Bien podría pasar por esto último, pero la clave, en cualquier caso, es quiénes pagan para que la mayoría esté mejor, siempre y cuando no se refute desde subidas a platos voladores y con pérdida cognitiva de que estamos en un sistema capitalista. Con un gobierno progre, no con uno revolucionario que, si es por eso, tampoco propuso serlo; aunque, con lo hecho, ya marcó estar a la izquierda de esta sociedad. Extrae de la renta agraria, sin ir más lejos y sin que ese sector deje de andar de fiesta, y reparte con una orientación mucho más equitativa que lo conocido hasta ahora. Lo que se recuperó, en definitiva, es cierta capacidad del Estado como regulador de los desequilibrios sociales. Es con más Estado, jamás con menos, que deben hallarse las fórmulas y las experiencias para seguir avanzando. Eso incluye al paradigma y la operación energéticos, de la misma manera en que es aplicable a la mayoría de las variables de fondo. Como para ver algunas, se va el año en que fueron retomadas las líneas ferroviarias: el Mitre, el Sarmiento, el Roca, el San Martín, el Belgrano Sur y el Belgrano Cargas, aunque la foto siga siendo la estación Once (o precisamente por eso, tras el proceso constante de deterioro a partir de las privatizaciones del menemato). Se va el año de las protestas policiales en gran parte del país y el año del crecimiento o mostranza del narcotráfico, obligando a repensar integralmente a los organismos de “seguridad”, y si es sensato insistir con que sean estas policías las encargadas de proteger a la población. Se va el año del enfrentamiento del Gobierno contra un gran pedazo de la corporación judicial, que rechaza todo cambio sustantivo de su estructura ancestralmente conservadora. Se va el año en que la inflación continuó siendo un problema, y el año en que continuó diciéndose, con todo desparpajo, que la culpa corresponde con exclusividad al Estado y no a la cadena de valor de quienes forman los precios. Aunque parezca mentira, porque asoma como si hubiera sido allá por el fondo de los tiempos, también se va el año en que hubo elecciones legislativas nacionales. Se dio la lectura de que el Frente para la Victoria pudo asentarse como la fuerza principal en el total del país, y la de que lo central fue su derrota en los grandes conglomerados urbanos, sobre todo con la irrupción de Sergio Massa en territorio bonaerense. Pero ninguna, absolutamente ninguna, de las lecturas que se escojan invalida que la oposición permanece a la deriva en el objetivo –si es que lo tiene– de ofrecerse como opción de poder confiable. Ni siquiera para sus patrocinadores mediáticos. El fallo de la Corte sobre la ley de medios audiovisuales derrumbó las ínfulas opositoras a las horas, literalmente, de concluidos los comicios. Y la preocupación por la salud de la Presidenta se encargó de lo demás. Para bien y/o para mal, el año ratificó que es Ella, un abismo y recién después todos los que siguen. Un enorme reto para el conjunto opositor, que carece por completo de alguna figura con volumen indiscutible, como si fuera poco con sus luchas de egos y desarticulación política. Pero también para un kirchnerismo que, aunque no vaya a perder el liderazgo político de la jefa, deberá aprender a caminar con pies más propios. Y a todo esto, nombraron Papa a un argentino y la conmoción que el hecho provocó fue, por supuesto, imposible de parangonar. Pero, antes que tratarse de comparaciones, es cuestión de dimensionar lo auténticamente sucedido, tras semejante noticia, en la política local. Eso también debe incluirse en el balance. En orden correlativo, lo primero e instantáneo que hubo entre nosotros fue la contentura ampliada en el plano simbólico: nada menos que un Papa argentino, más reina y rey futbolístico. Las advertencias de unos muy pocos en torno del rol de este jesuita durante la última dictadura no solamente cayeron en saco roto, sino que fueron denostadas cual si fuera un sacrilegio obrado por la sinarquía marxista gobernante. Después, se destacó la actuación anti K del otrora cardenal. Desde allí, sin escalas y con una inconsistencia política asombrosa, se coligió que –con algunas reservas de forma– el nuevo papa seguiría siendo Bergoglio. Y que, por tanto, había sucedido para el kirchnerismo una noticia inimaginablemente negativa. Cristina desactivó esa patética intentona de operativo mediático y se erigió como jefa de Estado, no como Presidenta de marcados resquemores con quien había sido una suerte de “aséptica” punta de lanza de la oposición. Hizo todos los deberes, incluyendo sobreactuados que desembocarían en las concesiones lamentables brindadas a la curia durante el trámite de aprobación del nuevo Código Civil (y de las que cabe esperar que no sean finalmente concretadas, en nombre del raciocinio científico a más de la firmeza política). Algunos extravagantes adosan la designación de Capitanich, un católico ferviente, como gesto de acercamiento a la Iglesia. Pero los hechos demuestran que el jefe de Gabinete se carga al hombro una defensa convencida e irrestricta del modelo. Como se quiera, y como muestra del gataflorismo con que por acción u omisión procede la banda opositora, si Cristina hubiera reaccionado con desprecio frente al papa argentino la habrían acusado de ser una resentida incorregible. Al actuar diplomáticamente en sentido contrario, lo obstinado resultó ser su “desvergüenza”, y le descargaron toda la artillería, para exhibir que sus buenas migas con Francisco venían de ser su maltrato contra Bergoglio. Lo cierto es que, desde entonces, más o menos se acabó lo que iba a ser la tremenda influencia del papa argentino en la política argentina. El hombre ya tiene o tendría demasiado con los corruptos financieros, los pedófilos y las cabezas medievales, entre otras faunas de corporación, como para ocuparse de las esperanzas depositadas en él por la oposición de su país. Gracias si dejó trascender que recién vendrá al país en 2016. Sin embargo, algo subsiste en cuanto a la “utilización” de Francisco a como dé lugar. Es eso de que es hombre de diálogo, que no confronta, que busca la conciliación permanente y como debe ser. Eso del no conflicto, del apaciguar los ánimos, de no descansar hacia el reencuentro de los argentinos. De no profundizar la grieta. En primer lugar, claro, vaya la insistencia de interrogar quiénes son los conflictivos, los del bardo, los que agrietan. Pero más insistente y obvio todavía es el intríngulis de cómo sería una política sin conflicto. Es decir, sin que el conflicto sea, justamente, la razón de ser de la política, mientras se trate de beneficiar a los más afectando a más de los menos. ¿A favor y en contra de quiénes es la política no conflictiva que quiere esta gente de paz y amor? El 2013 también se va con esa pregunta, y se puede estar seguro de que es una de las grandes preguntas que cabe seguir haciéndose. Y cada vez, con mayor intensidad. 30/12/13 Página|12