sábado, 30 de noviembre de 2013

Con la nueva Ley de semillas los productores van a tener que comprarlas siembra a siembra"

Entrevista con la licenciada en Ciencia Política e investigadora Carla Poth, a partir de su artículo Reconstruyendo la institucionalidad del modelo biotecnológico agrario: un enfoque sobre la Conabia, que aparece en el libro El agro como negocio (Editorial Biblios). http://www.sienteamerica.com/media/cache/b0/9c/b09cfc375c2a2cefcab4b5bcc5746b94.jpg Por Juan Ciucci APU: En principio, quisiera que nos presente cómo se organiza el marco regulatorio para el uso de semillas transgénicas Carla Poth: Un poco para adentrarse de lo que es el proceso de cómo se construyó la Comisión Nacional de Biotecnología Agropecuaria (Conabia), es importante primero plantear que se da en una época y en un momento histórico, principios de la década del ´90, en el cual el Estado empieza a reconfigurar gran parte de las instituciones agrarias de las que históricamente habían regulado el agro en Argentina. Entre gran parte de esas modificaciones está el cambio en la estructura del INASE, la desarticulación de las juntas de granos y de carnes y además -obviamente- en el marco de una política de desregulación de la economía agraria que junto con el elemento macro económico de liberar los mercados a nivel internacional, permitió reconfigurar la estructura del agro. En el marco de todo eso la experimentación que se venía realizando de las semillas transgénicas y las necesidades de empezar a crear marcos que regularan este tipo de tecnología, generó la conformación de la Conabia. El Secretario de Agricultura de ese momento vio la necesidad de llamar fundamentalmente a técnicos. Uno podría pensar que tiene que ver con una perspectiva que ya se venía construyendo en el marco de las regulaciones, que era la necesidad de que las decisiones políticas estuvieran fuertemente asesoradas por un carácter técnico. Pero particularmente cuando uno observa cómo se viene dando el proceso de reconfiguración de estructura agraria (la investigación científica y particularmente la tecnocientífica empieza a unificarse cada vez más con la producción agraria), uno empieza a entender cómo el conocimiento técnico empieza a tener tanta importancia en estos procesos regulatorios. Incluso está planteado por el mismo Secretario de Agricultura, que considera para el armado de la regulación a gente que ya venía investigando en el INTA cuestiones de biotecnología, gente que se encontraba estudiando ingeniería agronómica o biología molecular particularmente en la Facultad de Agronomía. Se accede mucho al pedido de los técnicos agronómicos y se asienta mucho en el apoyo que le brindan diversas organizaciones que hasta ese momento se consideraban técnicas, que hasta ese momento se autodenominaban como asociaciones u organizaciones técnicas. En el año 1991 se gesta la Conabia a partir de la resolución 124 y se empiezan a discutir los marcos regulatorios, todavía no había un marco constituido para liberar semillas transgénicas. En todo este entramado quienes quedan afuera son los que ellos consideran las asociaciones más gremiales, porque en muchos casos todavía no veían la necesidad de esta reconversión productiva, no estaban atados a este proyecto. Uno también podría vislumbrar cuando escucha a quienes estuvieron en el armado de la Conabia, la necesidad de hacer hincapié en la cuestión de lo técnico y la necesidad de que las gremiales no tuvieran capacidad de presión en el marco de estas instituciones. La realidad es que el marco regulatorio termina de conformarse en el año´93 y es lo que permite que en 1996 se libere la semilla de soja transgénica, que es la primera semilla transgénica que se planta en Argentina. APU: ¿Todo este empuje tiene que ver con las necesidades de las empresas? CP: Sí, en realidad, uno puede ver que las empresas ya venían investigando sobre cuestiones biotecnológicas en muchos lugares del mundo, particularmente Europa; que es fundamentalmente importadora de granos. A las empresas se les hizo muy difícil empezar con los procesos de liberación de la semilla transgénica. Sin embargo EEUU y Argentina son los dos primeros países en el mundo en permitir la producción de semilla transgénica. Ya se venía investigando desde fines de la década de los ´70 este tipo de tecnologías. Empresas que venían produciendo agroquímicos desde la segunda guerra mundial, empezaron a ver la veta de cómo articular dos mercados que hasta ese momento se encontraban disociados: por un lado teníamos el mercado de la semilla y por el otro el mercado de los agrotóxicos. Con la semilla transgénica estos dos mercados se transforman en uno. La misma empresa tiene la capacidad de vender ambos productos. Las empresas son las primeras que empiezan a presionar y hay una anécdota que cuenta uno de los pioneros en investigación biotecnológica en Argentina, de los primeros en investigar en el país. Es la anécdota en el caso de Azul, donde se empezó a experimentar con una bacteria en vacas para la producción de leche y que se realizó sin ningún tipo de control por parte del Estado. Fue tan impactante la repercusión que tuvo este caso por las consecuencias que podía generar a nivel de la salud y del ambiente. Como fue repudiado por la comunidad científica a nivel internacional, las empresas de alguna manera se plantearon no volver a hacer ese tipo de experimentaciones que implican grandes costos, sin ningún tipo de regulación. A partir de ese momento está el planteo de que se generen estos marcos regulatorios para poder tener legitimidad en las investigaciones que se estuvieran realizando a nivel privado. APU: En ese marco regulatorio, en su artículo marca distintas etapas desde 1993 hasta ahora. CP: Sí, pude hacerlo a partir de ir recopilando información de las diferentes resoluciones, marcar hitos históricos a través de diferentes bibliografías sobre la temática y también ayudándome mucho de las entrevistas. La realidad es que se pueden vislumbrar tres momentos que están íntimamente relacionados, cómo la Conabia se ancla en la lógica del Estado pero también cómo se va moviendo a lo largo de los diferentes conflictos sociales. Hay un primer momento que es el de la conformación de la Comisión que dura muy poco tiempo, hasta el´97 y tiene que ver con lo que ellos llamarían el momento más armónico del proceso, donde no se visualizan conflictos sociales fuertes, ni en Argentina ni en el exterior. Eso les permite armar marcos regulatorios de manera efectiva, rápida y ya empezar con las primeras experimentaciones de manera bien rápida. De hecho, en menos de dos años la Conabia logra liberar cuatro semillas transgénicas. Pero esto dura muy poco, cuando ocurre un hito muy grande que es la moratoria de facto de la Unión Europea, que es nuestro principal importador de semilla transgénica de soja. Al imprimir una moratoria lo que hace es negar la entrada de semilla transgénica y ahí Argentina pierde un mercado de exportación y la Comisión tiene que revisar la manera en que está liberando lo transgénico. También empieza el conflicto de la semilla transgénica en Brasil, que entró ilegalmente y que generó un fuerte conflicto social que repercutió en los conflictos con Argentina. Pensemos que en ese momento, Greenpeace, era uno de los principales luchadores contra la semilla transgénica en Brasil, arranca con una fuerte campaña en Argentina. Esto tiene un efecto rebote en varios sectores sociales, particularmente en sectores que estaban siendo corridos territorialmente por las plantaciones de soja, como los movimientos campesinos indígenas. Todo este proceso asociado, por un lado, al corrimiento de la frontera agrícola y por el otro, la cuestión del consumo de lo transgénico empezó a generar cimbronazos al interior de la Comisión. Ésta fue generando como ciertos resguardos para que el proceso de liberación de semillas transgénicas, más allá de que seguía siendo una decisión política asociada a un proyecto político por parte del Estado argentino, siguiera quedando resguardado en el marco de la lógica de lo técnico y lo científico. Seguía teniendo esa justificación, que la ciencia y la técnica están avalando este proyecto político. El último período es quizás el período de más cimbronazos luego de la crisis del 2001, donde además se intentaron discutir dos proyectos de bioseguridad que nunca llegaron a buen término. Es un período donde hay un proceso de readaptación absoluta de la Comisión hasta el 2010, de hecho, ahí la Conabia empieza a discutir nuevas regulaciones para aligerar los mecanismos de aprobación, donde empieza a revestirse de diversos órganos externos que son los que aparentemente generarían las políticas de bioseguridad mientras que la Comisión se sigue resguardando en su lógica del conocimiento científico. Eso es importante. Cuando uno problematiza esa línea histórica, lo que uno puede ver es cómo el discurso científico del cual se reviste esta Comisión es el que aparentemente estaría legitimando un proyecto político asociado a la expansión del agronegocio. A partir de ahí creando un lenguaje donde quedan por fuera las mediciones de un montón de cosas asociadas al riesgo, particularmente cuestiones económicas de los pequeños y medianos productores, a la salud que son cuestiones que vemos en Argentina hoy y además construyendo esta lógica del consenso. Frente a un lenguaje científico que hablan todos estos sujetos, mucha gente que no maneja este lenguaje queda fuera de las decisiones políticas. Son justamente los que por ignorancia del lenguaje científico no pueden discutir frente a la Conabia o los que manejan ese lenguaje pero están apolitizados. Por ejemplo Andrés Carrasco, un biólogo molecular que habla con los mismos términos de muchos de los que están en la Comisión pero por revestir un carácter político en su discurso, no puede ir a discutir en el marco de la misma. De alguna manera uno ve como el discurso político se encuentra revestido de la inmunidad que le podría brindar el lenguaje científico. APU: En ese marco se está hablando la posibilidad de modificar la Ley de semillas. ¿Qué nos puede comentar sobre eso? CP: El intento de modificar la Ley de semillas es inminente, ya esto se intentó discutir a mediados del año pasado, que se filtró un proyecto que en realidad se estaba discutiendo de manera secreta en el Ministerio de Agricultura. Esta Ley lo que intentaría adscribir es a los derechos de productores internacionales más restrictivos, que no permiten el uso propio de la semilla. Esto significa que los agricultores -con la Ley de semillas actual que se aprobó en el año´73 y se ratificó en el´91- pueden usar la semilla que obtienen de sus campos para producir en su campo. No la pueden comercializar, no la pueden vender pero sí la pueden usar para una futura cosecha. Con la nueva Ley de semillas los productores no van a tener más esta posibilidad, no van a poder usar más la semilla que obtienen de su campo para volver a plantarla; sino que van a tener que comprar siembra a siembra la semilla que necesitan para poder producir. La realidad es que hasta hoy, en el campo argentino, ya se venía produciendo con este uso propio, además existían las famosas bolsas blancas que eran permitidas en base a esta legislación, restringirían lo que sería la doble protección de la semilla. Por un lado, aplicar los derechos de obtentor, por otro lado generar marcos de propiedad intelectual donde la semilla es propiedad de las empresas. Lo que esta Ley va a hacer es obligar a los productores a tener que comprar la semilla, lo cual, va a implicar aumentos en los costos de la producción al mismo tiempo que lesiona claramente los derechos de muchos agricultores que al día de hoy ni siquiera están comprando semillas, sino que generan y mejoran sus propias semillas. El año pasado se frenó el proyecto más que nada por rupturas internas dentro del gobierno oficialista, entre lo que serían las bases y la lógica que se estaba planteando desde el Gobierno Nacional y se tiró para atrás el proyecto. Obviamente que esto no quiere decir que el proyecto se haya frenado. Monsanto el año pasado cerró acuerdos con el Gobierno no sólo para instalar la planta que se está intentando instalar en Malvinas Argentinas (Córdoba), sino también tiempo para poder patentar esta nueva semilla de la soja “RR2 Intacta”. Está amenazando que si esto no ocurría a través del cambio de la Ley de semillas, Monsanto se iba de la Argentina. Es más que evidente que en términos políticos el Gobierno sigue apostando a este modelo de agronegocio. Más allá de muchas de las consecuencias que hoy se están mostrando y denunciando abiertamente en Argentina y que van a volver a apostar a reformular la Ley de semillas en estos marcos más restrictivos. Lo cual va a ser terrible para muchísimos de los productores que hoy están con bajos y escasos márgenes de rinde en los campos argentinos, que van a quedar excluidos de la lógica de producción agraria porque no van a tener cómo sostener los aumentos en los costos de producción. Si bien a nosotros siempre nos llega la imagen de los grandes productores y las grandes hectáreas, es verdad que este modelo ha generado la resistencia de un sector agropecuario que sigue subsistiendo en los márgenes, y que así terminarán vendiendo sus campos y pasarán a ser mano de obra más barata para el sistema de las grandes urbes. Carla Poth: Licenciada en Ciencia Política (Universidad de Buenos Aires). Estudiante del Doctorado de Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Sus áreas de trabajo son la conformación de las instituciones estatales en lo que respecta al modelo agrario en el marco nacional y global, el rol del conocimiento científico en la nueva etapa de acumulación del capitalismo actual y el rol de América Latina y Argentina en el modelo de desarrollo extractivo vigente.

Jorge Capitanich: "La calidad educativa es producto de políticas a largo plazo"

El jefe de Gabinete, junto al ministro de Educación, Alberto Sileoni y el titular de la cartera de Trabajo, firmaron un convenio con los dirigentes de los cinco gremios docentes con representación en todo el país, para la implementación del Programa Nacional de Formación Permanente. Informa Silvina Martínez Porta. Descargar Al encabezar el acto en el que se suscribió el programa de formación permanente para 1 millón de docentes, el jefe de Gabinete sostuvo que "hay que educar con el objetivo de lograr nuevas generaciones de argentinos que tengan vocación por el trabajo para construir un país libre, justo y soberano". El jefe de Gabinete planteó la trascendencia del acuerdo y destacó la reforma de carácter estructural educativa que se llevó a cabo desde el gobierno del presidente Néstor Kirchner. El funcionario enumeró "el incentivo docente, que era una forma de compensación, la recuperación de la escuela técnica y la educación universitaria". Destacó el incremento de recursos para la educación técnica "que permitió el avance en la calidad de recursos humanos porque están mejor calificados". Resaltó "el incremento de matrículas por la Asignación Universal por Hijo, las netbooks y el mejoramiento de la calidad edilicia, además del esfuerzo de las provincias para incrementar su presupuesto educativo". "Hoy tenemos una educación inclusiva, nadie puede dudar que se tiende a la equidad", resaltó el funcionario. "Hemos recuperado el poder adquisitivo docente, se han asignado recursos, se recompuso el sistema edilicio, y ahora tenemos un gran desafío que es incorporar a la escuela pública y privada en metas concurrentes y no me cabe duda que vamos a tener éxito porque la calidad educativa es producto de políticas de largo plazo", expresó el jefe de Gabinete. En ese sentido, destacó la inclusión social y las políticas educativas que incorporaron "el uso de tecnologías como Conectar Igualdad , la fibra óptica extendida, identificar talentos y potenciarlos y generar condiciones para desarrollar trabajo". Al respecto, el jefe de Gabinete vinculó la educación con la generación de más y mejor empleo y que subrayó que " un proyecto de país asociado a las políticas públicas para que el trabajador sea educado por el Estado" para "e producir bienes y servicio, agregar valor y construir más soberanía". "Nuestro desafío es educar más y mejor para construir un país justo libre y soberano que implica docentes comprometidos con un proyecto de país que nos incluya a todos los argentinos", concluyó el jefe de Gabinete. Participaron del acto el ministro de Educación, Alberto Sileoni; de Trabajo, Carlos Tomada y el secreario Genral, Oscar Parrilli; ministros de Educación de las provincias y representantes de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), y del Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP), entre otros. Con la suscripción de este acuerdo se pone en marcha por primera vez un Programa Nacional de Formación Permanente, atendiendo a una reivindicación histórica del derecho a la formación permanente de los docentes demandada durante mucho tiempo por parte de las organizaciones gremiales del sector. Se trata de una instancia de capacitación que tendrá alcance universal, es decir, abarcará al millón de educadores de los distintos niveles y modalidades de gestión estatal y privada, con implementación gradual y progresiva en un lapso de tres años.

112. Hacía la colimba en la ESMA y pasó a ser un desaparecido que sobrevivió

Se trata de Alejandro Hugo López, quien fue secuestrado mientras realizaba el servicio militar obligatorio. Permaneció en cautiverio ahí mismo. Luego fue liberado y reincorporado a sus tareas en la ESMA, donde pasó a ser el chofer del represor Alfredo Scilingo. El caso de Alejandro Hugo López (52) Fue privado ilegalmente de su libertad, con violencia, abuso de funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley el 13 de julio de 1976. El secuestro se produjo dentro de la ESMA, donde cumplía el servicio militar obligatorio. Los captores pertenecían al Grupo de Tareas 3.3.2. Alejandro permaneció en cautiverio en ese mismo predio bajo condiciones inhumanas de vida. Fue liberado el 18 de julio de 1976. El testimonio de Alejandro: un colimba detenido-desaparecido en la ESMA "En 1976 era conscripto, trabajaba como oficinista, tenía acceso a los talleres de la ESMA. Entré en 1974. Me hice desertor y volví después de marzo de 1976. La tarde del 13 de julio un suboficial me pide que vaya al salón Dorado con él para tomar medidas para un trabajo", relató el testigo. Le preguntaron quién era esa persona y dijo que "lo conozco y muy bien, pero entiendo que es uno de los que me salvó la vida. Si estoy obligado doy el nombre, pero para mí es una persona de bien. Él me dejó en la puerta del salón Dorado. De los que me acuerdo, me recibieron me acuerdo de Savio, Acosta y otros más. Me hicieron sentar en un sillón. Savio me dijo que me iba a mostrar fotos de un procedimiento para ver si conocía a alguien. De atrás me ponen una capucha, me pegan, me caigo, me vuelven a pegar en el piso, no me levanto, me ponen ropa de civil en lugar de la de la Marina. Primero me llevan arriba. Conocía el Casino porque conocía al capitán Cobas, a quien le limpiaba el cuarto. Ahí me engrillan, me esposan, siento las bombas, sé que estoy al lado del tanque de agua de la Casa de Oficiales, porque conocía. Se sentían voces, gritos que las callaban, se abrían puertas, sentía gritos. Me di cuenta de que venían pisando a la gente. Después me llevan abajo, me picanean, no me preguntaban mucho, no entendía por qué. Me preguntaban dónde había veraneado tres años atrás, hasta que alguien me preguntó por un colimba llamado Tarnopolsky (caso 53), a quien no conocía. Yo estaba en el sector de Ingeniería. Así pasan los días. Después, más allá de pegarme el que pasaba, yo estaba tirado en una colchoneta, esposado con las manos atrás, encapuchado y engrillado. No pasaba nada, hasta que un día me sacan a la noche al exterior, me sacan los grilletes, me atan las manos, pero con una soga. Me sacan las esposas, me suben al piso de un Falcon". Clavos "Me preguntaban si yo le había dado clavos a alguien en cantidad. Yo estaba en el depósito, yo sabía de antes lo que pasaba en el salón Dorado", contó López. Estas preguntas se refieren al caso de Tarnopolsky, acusado de haber colocado una bomba en la ESMA, destinada a Eduardo "El Tigre" Acosta. Volver Después del cautiverio, Alejandro fue reincorporado a sus tareas previas: "Ahí estaba ´220´ (Weber). Nos hace sacar la capucha y dijo: ´esto es para contarle sus nietos´. Estaba en un sillón con una pistola de cada lado". Así, Alejandro retomó sus funciones y "una vez, estacionando un camión, veo a Scilingo en Automotores. Pasaron unos días y me buscaron y me pidió que lo llevara al edificio Libertad. A partir de ahí paso a ser su chofer". El caso de Luis Carmelo Achurra Ulibarri (660) Fue privado ilegalmente de su libertad, con violencia, abuso de funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley el 4 de agosto de 1976, aproximadamente a la 1:00, en su domicilio en Constituyentes 5759, en la Ciudad de Buenos Aires. El operativo fue realizado por personas uniformadas, quienes se trasladaron en tres o cuatro vehículos. Luego de romper la puerta de entrada, ataron a Luis, lo vendaron y después de una hora lo introdujeron en la parte de atrás de un auto. La víctima fue llevada a la ESMA, donde permaneció en cautiverio bajo condiciones inhumanas de vida. Fue liberado dos semanas después, cuando lo metieron en una camioneta con cúpula, haciéndolo bajar en una plaza ubicada en Av. Fernández de la Cruz y General Paz. El testimonio de Luis "Estaba en casa con mi mujer y mi chico, entre junio y julio de 1976. Vivía en Constituyentes y Albarellos, en Villa Pueyrredón. Vino gente y me llevó, quedaron mi hijo y mi mujer en el departamento. Estuve atado en el piso con los brazos para atrás y las piernas también unos 12 ó 13 días. Me torturaron. El lugar donde me ponían era una madera con las piernas para abajo, siempre estuve vendado. Después de ese tiempo, cuando me largan, me llevan a la calle Fernández de la Cruz y General Paz, para el lado de Capital, y me dejan en una plaza a unas 3 ó 4 cuadras. Ahí me saqué la soga y la venda, y me tomé un colectivo", relató el sobreviviente de la ESMA, quien tenía 33 años de edad cuando fue secuestrado. Luis contó que sufrió una gangrena en una de sus piernas por las condiciones de cautiverio en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio. "Estaba atado con la soga, entonces me agarraron fuerte el tobillo con la soga y, por el movimiento que hacía yo con la picana, se ve que se cortó el hueso. Después me operaron en el Policlínico de San Martín. Yo decía que me dolía, entonces me dieron inyecciones ahí en el piso. Me quedaba abombado, no sé si por las inyecciones o por el dolor, estaba todo infectado". Torturas Luis contó que durante las sesiones de torturas le preguntaban por armas. "Yo no sabía nada, por más que me pegaran y me pegaran. Me decían: ´levantá la mano cuando quieras hablar´, y me seguían picaneando". El caso de Ricardo Luis Cagnoni (674) Era empleado de Ford, lo apodaban "Colimba". El 3 de abril de 1977 a la tarde fue privado ilegalmente de la libertad, con violencia, abuso de funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley. Estaba en el andén 14 de la Estación de trenes de Constitución. El operativo fue realizado por un grupo de aproximadamente diez individuos vestidos de civil y armados, pertenecientes al Ejército. Ricardo fue llevado a la ESMA, donde permaneció en cautiverio bajo condiciones inhumanas de vida. Habría sido "trasladado" entre junio y julio de 1977 y sigue desaparecido. Cuando lo secuestraron tenía 23 años de edad. El testimonio de Miguel Jorge, hermano de Ricardo "Hay cosas que viví y otras de las que me enteré", aclaró el testigo. Luego narró lo que fue su secuestro: "el 3 de marzo de 1977 va un grupo armado a la casa de mi padre. Yo estaba durmiendo y me despierto con una persona apuntándome con una pistola. Me preguntan por mi hermano. Yo no sabía si estaba. Después me enteré de que cuando escuchó los ruidos se fue por el fondo. Me llevan secuestrado, me suben a un Falcon verde. Había un militar y lo primero que hace es pegarme una trompada en la cata. Me encapuchan, me tiran en el piso del auto y mientras me van pegando. Después de aproximadamente 15 minutos, se siente que abren un portón, silbato de guardia, entran el auto. Yo siempre encapuchado. Me bajan cerca de una puerta que tenía una escalera descendente corta, en el descanso me hacen chocar la cabeza contra la pared y me dicen: ´¿no mirás por dónde caminás, pelotudo?´. Así llego al subsuelo, me atan a un camastro, me empiezan a preguntar por todas mis actividades del día. Me había recibido de agrónomo y estaba buscando empleo. Me preguntaron qué tenía en mi billetera y mientras me pegaban con un palo. No me dieron picana, me pegaron mucho. Cerca de la madrugada me soltaron. Me dijeron que me vistiera, que me iban a matar. Me subieron a un auto, me llevaron a un descampado frente a la ESMA, en la entrada del club CUBA, me ponen una pistola en el cinto, que se la habían llevado de casa, amagan un fusilamiento. Después me arrancan la capucha y se van. Dijeron que no mire. Volví a casa, se quedaron con mi reloj y mi documento". Secuestro en Constitución "Después no tuve contacto con mi hermano. Sabía que mantenía contacto con mi padre y que había planeado irse a vivir al Sur. Un mes después, era la fecha en que se iba, 3 de abril. Fuimos amigos y parientes a despedirlo a Constitución y llega la misma gente que me había llegado a mí. Bajan del tren con mi hermano a la rastra y se lo llevan. Me quedé paralizado. Mi papá se acercó a preguntar qué pasaba y le pegaron un culatazo. Se llevaron a mi hermano y nunca más supimos nada, hasta que Lidia Vieyra (caso 241) dijo que lo había visto en la ESMA". Montonero Miguel contó que cuando lo interrogaron le preguntaron por su hermano: dónde trabajaba, quiénes eran sus amigos, cuál era su ideología. "Peronista, él era montonero", les respondió Miguel. Militaba en Zona Norte. Su compañera es Ana María Clement y la hija de ambos se llama Soledad. "Tal vez los acusados tengan tiempo en el futuro para meditar, ya que han sido causantes de tanto mal. Sería bueno que en esa meditación encuentren la forma de ayudar a las madres y abuelas que aún buscan a sus hijos y nietos. Aún mantienen ese pacto de silencio absurdo", dijo el testigo para concluir. El caso de Alberto Roque Krug (806) Fue secuestrado el 2 de diciembre de 1976 a la noche, con Diego Jacinto Fernando Beigbeder (caso 805), "El Turco", y Guillermo Lucas Orfano (807), "Guille". El operativo fue hecho por un grupo de entre 35 y 40 personas vestidas de civil, quienes se movilizaban en vehículos Ford Falcon. Las tres víctimas fueron golpeadas y encapuchadas y luego llevadas a la ESMA, donde permanecieron en cautiverio bajo condiciones inhumanas de vida. Los tres siguen desaparecidos. El testimonio de Carlos Federico, hermano de Alberto Alberto trabajaba en el Banco Nación y era hincha de Racing. Los dos hermanos militaron juntos en la Juventud Peronista. "El 2 de diciembre de 1976 fue secuestrado. Mi hermano siempre solía llamar a mis viejos. Ese fin de semana no llamó. El lunes recibimos un llamado diciendo que sabían que habían secuestrado a mi hermano y a otros compañeros, no sé quién. Nos encontramos en San Juan y Directorio con un compañero, ´El Tarta´, que nos dijo cómo había sido el secuestro", contó Carlos. Alberto tenía 24 años de edad y le decían "Beto". Tenía una novia, Ana Soria. Estudiaba en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. El caso de Nora Peirano (263) La apodaban "Liliana", su novio era Rolando Hugo Jeckel (caso 255). Fue privada de su libertad de manera ilegal el 15 de abril de 1977 a la mañana en la vía pública, cuando iba al trabajo. El secuestro estuvo a cargo del Grupo de Tareas 3.3.2. Nora fue llevada a la ESMA y sigue desaparecida. Rolando fue capturado el 18 de marzo de 1977, llevado a la ESMA, y desaparecido desde entonces. El testimonio de Alicia, hermana de Nora "Cuando desapareció, mi hermana tenía 25 años, era abogada, militante de la JP, vivía en Independencia 457, 4° piso. En el 6 ó 7 vivía la madre de Rolando Jeckel, ´Germán´. Estuvo casada con Bettini, aunque la familia lo niega. Mi hermana estuvo en la ESMA, lo investigó mi familia. Desapareció el 15 de abril de 1977 por la mañana. Trabajaba como abogada", contó Alicia, y agregó: "Yo quiero que se haga justicia, es lo único que me interesa". El caso de Roberto Luis Stéfano (237) Lo apodaban "Pipo". Fue secuestrado a principios de marzo de 1977 en un bar de la Ciudad de buenos Aires. Ahí tenía que encontrarse con un compañero, a quien halló encadenado a una mesa. Roberto intentó escapar del lugar, pero los miembros del operativo dispararon armas de fuego, matando a Roberto. Luego, fue llevado a la ESMA, a donde habría llegado sin vida. El testimonio de Graciela Sánchez, compañera de Roberto "Estuvo mucho tiempo en la JUP. Estudiaba Sociología, trabajaba en el Banco Nación. Después dejó de trabajar ahí, aproximadamente unos dos años antes, y tenía militancia en el Banco, incluso salió en el diario con una urna levantada por fraude en las elecciones. Cuando ya estábamos casados me contó que estaba en Montoneros", sostuvo la testigo. Próxima audiencia El juicio continuará el jueves 28 de noviembre desde las 9:30 horas con más declaraciones testimoniales.

Una empresa italiana fabricará equipos petroleros en la Argentina

El grupo italiano Trevi comenzará a fabricar en Argentina equipos de perforación de máxima tecnología para la industria de gas y petróleo, lo que permitirá sustituir importaciones por 70 millones de dólares hacia 2018. IMPRIMIRACCESIBLEACCESIBLE La ministra de Industria, Débora Giorgi, aseguró que la iniciativa "está en sintonía con el mandato de la Presidenta de la Nación de desarrollar una fuerte industria petrolera local y reducir el déficit sectorial”, y aseguró que “vamos a aumentar la producción nacional en condiciones de competitividad y calidad internacional”. El plan de Trevi es alcanzar un grado de integración inicial mínima de piezas y partes fabricadas en el país de un 40% para llegar al menos a un 60% en 2018. El anuncio fue realizado en el Salón Belgrano del Palacio de Hacienda con la presencia de representantes de más de 15 empresas operadoras y contratistas del sector hidrocarburífero, entre las que se encontraban YPF, Petrobrás, Panamerican Energy (PAE), Total, San Antonio, Estrella, Pluspetrol, Emepa y Nabors. También participaron representantes de alrededor de 30 empresas de bienes y servicios del sector, potenciales proveedoras del grupo Trevi para la fabricación de los nuevos equipos de perforación. El equipo que se producirá en la Argentina por una de las firmas del grupo, Drillmec, se denomina HH220, del cual cerca de la mitad puede realizarse a través de proveedores locales. Actualmente, un porcentaje relevante ya es abastecido a nivel nacional por la empresa Patronelli desde su planta industrial de Las Flores, provincia de Buenos Aires, informó la cartera fabril en un comunicado. Durante el encuentro, el titular del grupo Trevi, Césare Trevisani, destacó la presencia de la firma en la Argentina desde hace más de 40 años y ratificó su confianza de seguir invirtiendo en el país, agregó el ministerio. Carlos Matus, ejecutivo de YPF a cargo del plan Sustenta de desarrollo de proveedores locales, resaltó su satisfacción por la decisión de Trevi y aseguró que, desde la empresa nacional, seguirán apoyando fuertemente todas las iniciativas destinadas a incrementar la industrialización del sector hidrocarburífero.

La radiografía de Fort Por Sandra Russo

No sería nada extraño que, dentro de un tiempo, a algún artista conceptual se le ocurra exponer como una instalación las radiografías del torso y las piernas de Ricardo Fort. De hecho, circulan por el mundo artistas que experimentan sobre sus cuerpos distintos modos de intervención y, en otra escala, en un grado más social, con cánones masivos que formatean una nueva normalidad de los cuerpos, hace ya tiempo que vivimos una cultura que fomenta ese tipo de intervenciones. El piercing y el tatuaje son las esquirlas más epidérmicas –y resignificadas– del bisturí de la época. Esas intervenciones no son modernas: millones de pares de pies atrofiados de mujeres chinas, o millones de clítoris amputados de mujeres africanas son viejos y extremistas ejemplos de que la cultura, y a través de ella el poder, se ha expresado subcutáneamente, en un paralelo físico al que hace a la cultura internarse callada en lo inconsciente. Esa radiografía de una columna vertebral desviada y ajustada con más de una decena de tornillos es quizá el símbolo de una intimidad que Ricardo Fort no compartió con sus fans ni con sus cortesanos fortachones. Quizá sí con sus dos o tres afectos íntimos. Eso es lo que guardó Fort para sí. Esa parte, justamente, la más blanda o la más dura, según se mire; tuvo recato en mostrar que estaba hecho pedazos. A esa radiografía se la conoció recién después de su muerte, del mismo modo que con su muerte arreciaron los relatos sobre su dolor. Dolor físico constante. Dolor psíquico inevitable. Dolor emocional a su vez atascado en la pose ególatra, soberbia, revulsiva, en ese ánimo de envión hacia arriba que, como una sintonía de merca permanente, recorre los climas del prime time televisivo. Cuando irrumpió en la luz pública, en 2009, liberado para crear su personaje y confundirse con él después de la muerte de su padre, Fort hablaba de dinero. Parecía una patrulla perdida de los ’90, jactándose como después aparecieron otros y otras, revoleando su mundo de lujo en las fauces del consumo masivo de imágenes. No provocaba admiración, más bien rechazo. Pero sí fascinación, que es un estado previo a cualquier juicio de valor. Las audiencias se fascinaban con un gay que presentaba a sus novias contratadas y que despilfarraba nada menos que la fortuna de una fábrica de chocolates, como un Willy Wonca malogrado. Cantaba mal, bailaba mal, hacía malos chistes, maltrataba a sus colaboradores en cámara, ostentaba sin parar sus enormes gastos en horrible ropa de marca. Pero antes, para llegar a eso, esto es, para llegar a hablar, Fort optó por mostrarse en un reality que subió a la red y del que muchos se hicieron fans. Mostraba su vida cotidiana rodeado de sus “gatos”, sus paseos en limusín, sus comilonas bien regadas en las que los demás parecían escenográficos. Hubo mucho de escenográfico en el propio Fort, y su radiografía abre una buena pregunta: ¿hasta qué punto nuestra cultura no tiende a correr nuestros cuerpos de la narración de nuestras vidas, para convertirlos apenas en una escenografía de nosotros mismos? Ahora que es tan común que se hable de que Fulano o Mengana tienen las tetas o el culo “hechos”, ahora que lo “hecho” de los cuerpos –su modificación, su alteración, su corrección, presuntamente su “embellecimiento”– nos parece “natural”, ahora que hay debates sobre cuál es la medida, el tope, el límite para que alguien se haga cirugías plásticas, ahora que la medicina estética parece una forma fuerte de maquillaje y nada más, ¿no hemos corrido hacia adentro la frontera de quiénes somos para los demás, dejando avanzar a la cultura en territorios que ni siquiera están a la vista, sino que se internan en las profundidades de la sangre, las mucosas, las venas, los humores, lo más literal y llano de nuestra humanidad? En su libro Nuestro lado oscuro, Elisabeth Roudinesco da cuenta de que hay muchas historias de las perversiones, pero ninguna de los perversos. Dice que de ellos se ha ocupado el psicoanálisis, pero no la historia. Dice además que de los perversos, cuando alcanzan celebridad por su criminalidad excepcional, sólo queda el eco de su condena. Lo que falta es la narración del contexto social e histórico en el que fermentan los perversos, y concluye, en su libro, que existe una sociedad perversa, un lado b de la cultura en cualquier época, que frena y promueve al mismo tiempo distintos tipos de perversiones. Creo que también puede pensarse como perverso ese mandato cultural que nos hace creer que somos solamente lo que expresa nuestra imagen. Roudinesco piensa en dos ejes, conectados históricamente en las distintas mitologías y religiones: la metamorfosis y la animalidad. Cómo resolver nuestra parte “animal”, nuestras pulsiones, y cómo mutar en alguna medida sin entrar en choque con la cultura es la llave de un equilibrio. Pero es la cultura la que nos dice que mutar el color de pelo es “natural” y que sacarnos dos costillas para tener cintura más fina no lo es tanto, aunque las mujeres de cintura ancha no tengan tanto éxito como las que tienen cintura de avispa. Sea cual fuere la medida personal para mutar, en las últimas décadas las personas se confunden con sus propias imágenes, como si todo lo que late de la piel para adentro fuera un estorbo biológico. Con veinte años de diferencia, la literatura generó dos símbolos muy potentes para hablar de la metamorfosis y la animalidad. En 1890, Oscar Wilde pensó a Dorian Gray, y en 1914, Kafka pensó a Gregorio Samsa. Ambos personajes, dice Roudinesco, “invistieron las formas de la perversión, uno para dar brillantez, en contra de la medicina mental, a la grandeza de su deseo perverso, en el corazón de una aristocracia anticuada que prefería servir al arte antes que al poder, y el otro con el fin de desenmascarar su abyecta desnudez en el seno de la normalidad burguesa”. Dorian Gray no quería envejecer. Se entregó al vicio y al crimen, pero el rictus de su mala conciencia era absorbido por una pintura, mientras su propia imagen permanecía inalterable. En cuanto a Gregorio Samsa, la metamorfosis que lo vuelve un insecto revulsivo parece un puente que debe atravesar para revelarse como un ser desesperado por dar y recibir ternura. Sin embargo, se ha transformado tanto que nadie lo reconoce, y es negado y lapidado por su padre. La radiografía de Fort le pertenece, por supuesto. Tanto como su imagen, siempre en tránsito a otra imagen casi idéntica pero más radical en su cuadratura, en lo redondeado del colágeno, en los geles que le domaban el jopo. Pero en esos clavos que soportaban su columna vertebral, Fort deja por lo menos dos preguntas abiertas, más allá de su triste y disparatada biografía. Una es: ¿Qué miramos cuando miramos a alguien? Y la otra: Ser mirado o mirar, ¿no es demasiado poco?

› DEFINICIONES DE JORGE CAPITANICH Sobre el Código y Fútbol para Todos

El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, respaldó ayer la media sanción del Senado a la reforma del Código Civil y evitó cualquier tipo de confrontación con el presidente del bloque oficialista de senadores, quien manifestó diferencias con algunas modificaciones a la iniciativa y dijo votarla por “un concepto de disciplina política”. “Su exposición tiene que ver con la necesidad de coordinar a distintos actores, que son los votos propios en el Congreso”, analizó Capitanich, quien destacó que el texto aprobado por la Cámara alta tiene un “carácter estructural” y pasó por un “largo proceso de debate público, abierto y democrático”. El funcionario dijo, además, que no se ha tomado ninguna decisión con respecto al programa Fútbol para Todos (FpT) y contó que “dentro de siete o diez días” se reunirá con el titular de la AFA, Julio Grondona. Capitanich defendió la versión del Código Civil que salió del Senado con rumbo a Diputados, donde el debate se dará recién en marzo del año próximo, aunque no opinó puntualmente de los cambios que se introdujeron al texto. “El Congreso tiene la autonomía relativa derivada del pluralismo de ideas, y yo no he sido electo por la voluntad popular, sino que soy un humilde jefe de Gabinete de Ministros designado por la Presidenta”, declaró ayer en su ya habitual diálogo matinal con los periodistas, quienes consultaron particularmente su opinión sobre la modificación del artículo 19, que establece el comienzo de la vida “desde la concepción”. “Todos saben de mi expresión de fe católica, y esa fe católica la expreso en cada uno de mis actos”, respondió al respecto. Por Pichetto aseguró tener “un gran afecto” y lo calificó como “un gran presidente de bloque”. El jefe de Gabinete también salió al cruce de las versiones sobre próximos cambios en Fútbol para Todos. “No hemos tomado ninguna decisión”, afirmó y destacó que ese programa busca “un diseño de calidad en la transmisión y comercialización de nivel internacional, que permita llegar a un fútbol de muy buena calidad en pantalla”. En esa línea, Capitanich negó también que se haya hablado “de algún relator o conjunto de relatores” y sostuvo que “todos merecen el más sincero respeto” y el Gobierno no quiere “manosear el nombre de nadie”. El funcionario reveló que acordó con el titular de la Asociación del Fútbol Argentino, Julio Grondona, reunirse “dentro de siete o diez días” para abordar cuestiones vinculadas con “el saneamiento financiero de las instituciones deportivas, la seguridad deportiva, además de la transmisión” de los partidos

EL PAIS Formación docente

El Gobierno firmó ayer con los cinco gremios docentes nacionales un convenio para implementar un programa de formación permanente en servicio y gratuito en todo el país, que abarcará a más de un millón de docentes de gestión pública y privada. La firma del convenio fue encabezada por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en un acto junto a los ministros de Educación, Alberto Sileoni, y de Trabajo, Carlos Tomada, y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Al encuentro en Casa de Gobierno asistieron dirigentes de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET), la Unión Docentes Argentinos (UDA), y la Confederación de Educadores Argentinos (CEA). “Hay que educar con el objetivo de lograr nuevas generaciones de argentinos que tengan vocación por el trabajo para construir un país libre, justo y soberano”, dijo Capitanich. Sileoni dijo que era “una jornada histórica”. La iniciativa alcanzará a educadores de los distintos niveles y modalidades de gestión estatal y privada y será implementada en forma gradual y progresiva al cabo de tres años. “Debemos destacar la negociación colectiva como el método más democrático para regular las relaciones del trabajo y los compromisos de la partes”, manifestó Tomada y aseguró que “éste es un largo camino que tiene como destino cumplir con una demanda de la Ley de Educación”. La titular de Ctera, Stella Maldonado, calificó la firma del acuerdo como “un hecho trascendente y estratégico que da cuenta de un Estado garante”.