domingo, 8 de febrero de 2015

TEXTO COMPLETO DE LA CARTA ABIERTA 18 Entre el texto y la sangre

Un hecho de profunda e inusitada gravedad ha alterado la vida política del país que, en su sustancia última, puede revelar el modo en que los llamados Servicios de Información afectan todas las instancias de la institucionalidad democrática de la Nación, sus estructuras jurídicas y políticas republicanas y el complejo comunicacional globalizado. Servicios de Informaciones, que además, se ligan ostensiblemente –hasta lo que la simple mirada pública puede conjeturar– con las agencias de Inteligencia de los Estados Unidos y sus países asociados. No influyen sólo por el poder de su clandestinidad en la esfera pública, sino porque toda una manera de emplear el lenguaje y los conceptos políticos –en medios de comunicación, círculos financieros, partidos políticos– toma su impulso de la idea de “fuente”, “operación”, “filtración”, “apriete”, “rumor”, “seguimiento”, “pinchadura”, etc. El propio concepto de información recubre todo esto, tanto desde una operación de amígdalas hasta tomar cuerpo humano como indicador de una semiología del terror.
En verdad, gran parte de lo grave que ocurre ya está inscripto en nuestro lenguaje cotidiano y en la lengua comunicacional de la época. Por otro lado, la trama geopolítica de los servicios mundiales, en las radiaciones que emergen del más connotado, la Central de Inteligencia Norteamericana, sus anexos o sucursales en países de todo el mundo, introducen variantes de acción, a veces deliberadamente contradictorias entre sí, poniendo en crisis el clásico concepto de autodeliberación de la ciudadanía y, entre tantas otras cosas, afirmando el “cui buono”, famoso interrogante que falazmente lleva las responsabilidades hacia quienes supuestamente “se benefician” de un crimen. Se dice en los medios relacionados con estas agencias internacionales que, cualquiera sea el resultado de las investigaciones sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman –asesinato, suicidio inducido o suicidio–, ninguno podrá “favorecer al Gobierno pues la gente cree en asesinato”. De tales razonamientos surge la idea de “verdad” de los Servicios de Informaciones. En cambio, lejos de esta noción de verdad construida como la eficacia de un mero efecto, se halla la verdad yacente en las ruinas de la historia, que es preciso develar. Fuimos contemporáneos de atentados que, articulados con fuertes poderes fundados en el secreto de los Estados y sus bóvedas ocultas, eran sumergidos bajo sucesivas capas de operaciones obedientes a la turbia realidad de una época que vive en el abismo de lo indecible de los muertos sin sepultura, los anónimos sacrificados y el sinsentido de las masacres. Si la política prosiguió sus vicisitudes sobre esas superficies agrietadas, es hora de pensar de nuevo el origen de lo público y de la palabra encarnada en la historia y no en el pronóstico de las agencias de asesoría, informaciones y diseño de campañas.
La muerte del fiscal Nisman ha sumido en un extendido estupor a la población, al Gobierno y a todas las fuerzas sociales y políticas. Esta muerte, que es imperativo investigar con rigor y premura, debe ser tomada en primer lugar con un sentimiento de congoja cívica, pues se ensombrece la vida pública a la par que lleva un indefinible dolor a la familia del fallecido. El fiscal condensaba las maniobras completas de los servicios secretos mundiales de un modo que para él se tornaba insoportable, con situaciones que tal vez lo consternaban, que irían a superarlo y a encerrarlo en el enredo de complejísimas claves nunca descifradas. El particular dramatismo que tiene esta muerte, pues sus autores no son conocidos ni es posible descartar un suicidio, agrava el sentimiento de incertidumbre y miedo que desata, y por consiguiente los errores políticos que se manifiestan al interpretarlo. El fiscal Nisman iba a presentarse a ampliar su inusitada denuncia por “encubrimiento”, en una comisión del Congreso, contra la Presidenta de la República, a la que atribuía la participación en un supuesto “plan criminal”, expresión que ya se utilizara en el Juicio a las Juntas en la época de Alfonsín, increíble acusación que trasponía un hecho en otro totalmente heterogéneo y contrario, que el vocabulario del republicano esencial –figura que, podemos imaginar, vive en la conciencia de todo fiscal– por razones obvias, nunca debió haber permitido.
Hubo textos y sangre. Todo ello abarcó los capítulos que siguieron al extraño e incongruente escrito de Nisman; el aluvión comunicacional afín al relato policial en todos sus géneros y la extraña foto que él mismo envía con sus folios y marcadores. Estos hechos obligan a la lectura y a la relectura de textos e imágenes, porque son las escrituras de la culpa y de la sangre. Descifrar correctamente equivale a restañar el horizonte democrático herido. Por la importancia del tema –es una muerte política, pues si nadie puede morir la muerte de otro y toda muerte es un gemido callado de la humanidad, ésta, como muchas otras, llevaba un indescifrado mensaje–, su muerte, decimos, ha sido interpretada con una catarata de opiniones que inspiraban sus fundamentos en especulaciones nómades y en general basadas en las posiciones previas, que con mayores o menores matices de prejuicio, ya estaban presentes en cada enfoque o estocada que se le enviaba a diario al Gobierno en los períodos previos a la muerte del fiscal. La atroz simplificación a la que está sometida la vida política argentina creyó encontrar en este abominable hecho la piedra filosofal de la enajenación final del Gobierno. Pero las cosas no son ni nunca fueron tan simples. Quienes suponían que el informe Nisman –asombrosamente desprolijo, con huellas de inédita improvisación y carencia de pruebas sustituidas por rápidas conjeturas de cuño folletinesco–, iba a demostrar una verdad contundente contra el gobierno –el denominado “encubrimiento” de la Presidenta y el canciller sobre la responsabilidad de Irán en el atentado a la AMIA–, de inmediato lanzaron la hipótesis de un asesinato, y como en las peores intrigas teatrales imaginaron a la Presidenta dando órdenes letales en la oscuridad de su despacho.
Imágenes parecidas a ésta surgieron con fuerza en las escuálidas marchas que se hicieron al otro día de la muerte que paralizó al país. Eran mostradas con insistente deleite por los medios de comunicación, que comenzaron así su tarea en este nuevo tema de peligrosísimas implicancias. Lo principal estaba dicho en esos rústicos carteles callejeros, que núcleos específicos de personas mostraban en Plaza de Mayo con irresponsabilidad vertiginosa, basados como siempre en estipuladas injurias, inspiradas en una matemática cruel: gobierno, igual a homicidio, igual a terror, igual a la República deshonrada, igual a sangre. Estas ecuaciones que surgen de los suburbios de las conciencias más extraviadas, se sacan del manual de estilo oficial de la época, que puede abarcar tanto al taxista como al especialista en ciencias políticas. Es el que está escrito por los Servicios de Informaciones de la globalización, con sus best-sellers sobre las hecatombes a las que conducirían los gobiernos atípicos –como ahora el de Grecia– por estar al margen del recetario de dominios ostensibles que se quieren imponer, como si la muerte de Nisman fuera un terremoto ordenado por dioses de las tinieblas, que el orden comunicacional mundial –incluidos los medios principales de Estados Unidos o de España– ya tiene catalogado como un tema donde debe intervenir alguna “Comisión Internacional” para que nos salve de una tiranía. Como todo crimen espectacular en el seno de una gran tensión histórica (la geopolítica mundial, los atentados a las instituciones judías, cuya extrema trascendencia permanecía latente, con tropiezos en su esclarecimiento que son responsabilidad de muchos), ha desatado un nudo terrible y soterrado, del cual sale toda clase de voces, desde las más juiciosas a las más insensatas, pero cada una con su efusión característica, rechazando ver lo evidente en nombre de la fantasmagoría que como antecedente cada uno adoptó en su conciencia. Eligen ser cautivos de lo lúgubre. ¡Qué fácil se asocia a la máxima autoridad del país a un asesinato! Sin embargo, hubiera sido y sigue siendo más fácil indagar la multiplicidad de textos que este inaudito episodio ha generado.
Pero los pergaminos donde están escritas las equivalencias como las que mencionamos –los primeros textos: la Presidenta es la responsable–, son carteles que alguien escribe y que la televisión de masas enfoca con deleite visual. Quedaba lanzada esta hipótesis con octavillas rústicas, en plena Plaza de Mayo, por ciudadanos anónimos, imaginemos que tomados por las facilidades que todo el mundo tiene derecho a concederse a sí mismo para desatar sus más infaustas entelequias. La hipótesis era viciada e indigna. Pero esencial para los que después debían mellarla, esculpirla, darle textos extraídos del moralismo de sacristanes que escriben por metro cuadrado la égloga de desestabilización, el padrenuestro de la república mancillada que exige cruzadas urgentes de purificación y el llanto narcisista del poeta de la redención fúnebre. Estaba pendiente la tarea de construir el texto que rodease, puliese, le diera esmeril adecuado a la ecuación que era la matriz generadora de todo lo que se iba a decir de manera cifrada. Cientos de escritos sudorosos de respetabilidad y señorío, avizorando lo que tan contundente y lamentablemente vio el médico de la prepaga –ese drama lamentable que nos atraviesa a todos en la forma de un charco de sangre– se dispusieron a atribuirle autor y darle responsabilidades inapelables en las toscas pancartas, por eso mismo absurdamente creíbles por el sector de la población más desprotegido de conciencia crítica. Está bien: no otra cosa que la responsabilidad es lo que se discute en la Argentina. El justo texto de la trágica sangre derramada. Y siempre fue así. Las tesis sobre la responsabilidad institucional no deben obnubilar la reflexión sobre la responsabilidad de la compleja lengua social del vituperio que hoy se habla, la degradación ostensible del lenguaje público en los medios informativos de masas, el montaje espurio de imágenes, y el nivel elevado de lógicas conspirativas y acciones secretas con que se manejan los órdenes empresariales, financieros, comunicacionales y políticos.

II

De la sangre a los textos hubo que recorrer un camino. El relleno irresponsable de los signos directos de la culpa estaría a cargo de experimentados libretistas, quienes debían invocar con sacrosanta rutina a las mafias gubernamentales, a la pérdida de la república, al insoportable vilipendio de las instituciones, a la asfixia dictatorial que se estaba viviendo, a la indiferencia ética hacia una muerte, a comportamientos insensibles frente a un posible asesinato, a la Constitución arrojada al sumidero público, todo lo cual, sumado al desprecio insólito hacia un discurso presidencial que anunció una fundamental medida, muchas veces reclamada sobre la disolución y reemplazo democrático de los servicios de Inteligencia, remataba en el habitual anuncio de “descomposición” final de las instituciones. En él militaban desde los que veían un colmillo siniestro asomar desde la Casa Rosada hasta los que, aparentemente indulgentes, descartaban responsabilidades directas pero acusaban de haberse creado climas, desatendido custodias, ser ineficientes en cuidar el barrio con más cámaras de seguridad en Buenos Aires, hacer una subrepticia filmación de la llegada del fiscal a Ezeiza, o de pronunciar frases inadecuadas ante el muerto. Los oscuros pájaros de la noche salían de madrugada desde Balcarce 50 y sacudían la conciencia puntillosa de la moralina republicana impartida por los evangelios de las redes, que vigilan tanto para que nos descalcemos en los aeropuertos ante visores automáticos, como se escandalizan por hábito, en el caso de la supuesta persecución de un periodista que enseguida proclamó ufano que aumentaron en varios miles sus seguidores de Facebook.
Lanzada la magna denuncia, se estaba completando ahora lo que llamamos una acusación de “manera cifrada”. El implícito era el de un asesinato oficial, de tinte mussoliniano –se recordó el caso Matteoti–, pero en el reino de la insinuación convivía tanto el autoerigido fiscal de la República que demolía todo en unas cuartillas, como el improvisado que se tomaba el trabajo de elaborar su desprecio desde las alturas de los tejidos impolutos del gorro frigio, emblema que les sirve hoy para ennoblecerse a muchos de los mismos que en el ayer no tan lejano cometieron contra él todo tipo de infidelidades y delitos. Con estas horas infinitas de comentarismo televisivo y artículos del tribuno rescatista de instituciones vejadas, se generaba el giro de deslegitimación y deshonra progresiva de un gobierno, que simultáneamente sigue luchando para detener el ataque de las sempiternas triquiñuelas que los fondos buitre siguen elaborando en sus especializados despachos punitivos contra países que ni siquiera han balbuceado palabras anticapitalistas, sino que se oponen simplemente a la rapiña internacional.
En el momento más lóbrego del periodismo nacional, se escriben artículos con los mil vericuetos que tiene este doloroso caso de muerte, y se analizan pequeñas incidencias con estridentes epítetos, despreciando una a una, sobre todo la más trascendental de las medidas del Gobierno –el más afectado por el hecho–. Así, se dan el lujo de declarar su pánico en medio de cócteles de regocijo, y sentirse hostigados por escribir lo que nadie les impide escribir, sin dejar de declarar que viven en una feroz dictadura mientras analizan el discurso de la Presidenta como parte de un ilógico bestiario. Entonces, la medida que disuelve un odioso organismo de control social es vista como un acto tardío, una decisión que cambiará un Servicio de Inteligencia por otro, una astucia que le entregará al Ejército la vigilancia de los ciudadanos. Actúan con la puntillosidad sarcástica de gramáticos inquisitoriales, mientras pasan por alto la metáfora bradenista que sobrevuela al país. ¿No saben ver al embajador norteamericano respaldando directamente el funeral de Alberto Nisman, mientras son pisoteadas las flores que envía la representante del Ministerio Público? Es el espectro redivivo de Braden, que toma partido con los textos Wikileaks en una mano y en la otra con unas condolencias enviadas por esa embajada a la jefa de Fiscales de la Nación, condolencias que no salen seguramente de un alma doliente, pues siendo un gesto diplomático, no necesariamente trasunta lo que piden los rigoristas del llanto, al no distinguir la compleja relación entre el rito y la conciencia última del dolor.
Había épocas en que existían palabras fáciles para denominar estos hechos. Pero en la era del Wikileaks, crónica dantesca de los rollos monásticos que escriben en secreto los copistas aplicados de los nuevos Imperios que redactan el estado del mundo, el alma indignada del buen republicano –olvidando lo que es verdaderamente una República, desde Maquiavelo hasta los brigadistas españoles–, piensa que esas palabras secretas ahora develadas vienen de un teletipo olvidado en la Primera Guerra Mundial, en vez de ser los criptogramas que luego podrán decir a cuáles puntos específicos de la geografía mundial se lanzarán fuegos, misiles y aviones no tripulados, no precisamente con condolencias hacia su séquito de sacrificados. Con razón, a muchos les gusta la cortesía y el ritual; se entusiasman pues con la crítica sobre un eludido pésame a Nisman, cuando en verdad todo el discurso de la Presidenta fue un pésame bajo la forma de un reconocible lamento, que incluso se percibe en las ironías persistentes que están inscriptas en el carácter de su oratoria, y que sería bueno ver como síntomas de preocupación antes que de desdén. Se cierra así la forma “cifrada” o “encriptada” de la desestabilización, o llamémosla mejor para no agravar aún más las cosas, la “metodología de la deslegitimación”, que ocupa a los opinadores de la derecha tradicional, de las derechas nuevas, y de las izquierdas que en otro momento no hubieran regalado tantas porciones de su conciencia a la moralina acrítica de la pequeña burguesía lacerando sus vestiduras. Ignoran que hay un cripto-Estado que viene de lejos y que, de una manera sobredeterminada, se dieron ahora las posibilidades de revisarlo y sacarlo a luz. La nívea camisolina de los republicanos de orfeón y monopolio no lo cree. Dice que a la vieja Secretaría de Inteligencia le va a seguir otra institución igual. En vez de analizar este estratégico problema, se distraen en chicanas como que “ahora es tarde”. ¿Pero hay fechas para los cambios sustanciales? Nadie señaló con el dedo el calendario y dijo “1789, Revolución Francesa”. Se trata ahora de que una nueva sección del Estado de esta índole, problemática en sí misma, no repita el pensamiento de socavón que reinaba en la anterior, poniéndonos todos a discutir con más precisión los alcances de sus funciones.

III

Lanzada la acusación asombrosa de que un crimen anidaba en el Gobierno por parte de la cartelería callejera y los mensajes anónimos, restaba la tarea metódica y “presentable” de seguir agitando las aguas con mayor dosificación, y ayer protestar porque la Presidenta habló en silla de ruedas –¿victimizándose?–, hoy porque Clarín demostró que existían los signos de interrogación de la palabra suicidio, mañana porque el diálogo de madrugada con la ministra de Seguridad pareció artificioso, pasado mañana porque los viciosos Servicios disueltos se van a reconstituir con jóvenes endemoniados que condenarían con tuits letales a sus opositores, y en breve, en un tiempo cercano nomás, los salvadores de la República podrían reconocer en su inconsciente colectivo que todo se parece a los textos de los Servicios del pasado, que en nada solían disgustarles en su llamado moralizante, en nombre de los cuales se dieron todos los golpes de Estado en este país. Muchos despiertan cada día pensando que deben terminar con este gobierno utilizando una terminología agraviante que no parece molestarles a los numerosos teóricos políticos que usan los púlpitos de las nuevas éticas republicanas. A propósito, debemos decir que el concepto de República perdida no está ausente de nuestro diccionario, esa que Alfonsín consideró dignamente que había que recuperar luego del terrorismo de Estado del período anterior. ¿Pero es ahora este complejo período histórico que juzgó como ningún otro, salvo el del propio Alfonsín, a las Juntas Militares, el que vendría súbitamente a parecérseles? ¡Fallan estas matemáticas que se aconsejan con tan extravagantes similitudes! Podrían leer los libros de historia del general Mitre, lejano fundador (o mejor, adquiriente) de un antiguo periódico, para percibir que jamás se da el lujo de trazar semejantes comparaciones. Podía no respetar a Bolívar; podía molestarse por testimonios de la historia que no coincidían con su voluntad de agrupar los hechos con trazos demasiado rápidos, podrían incomodarlo ciertos documentos, que entonces eran relegados, pero su escuela al fin y al cabo era la del documento histórico, y por lo tanto, para el historiador y el periodista, todo llevaba al mundo de la prueba y no necesariamente a “la construcción de la noticia”.
No tenemos eso ahora. Estas minucias detectivescas del evangelio universal de la erosión política, de los alquimistas del ácido sulfúrico en donde sumergen todo hecho político para verlos ya consumados en su forma más macabra, son los golpes sintácticos en miniatura que están dando, el “golpe cifrado” que se monta en los expeditivos gritos de plaza pública que desean ya la guillotina, mientras quedan irresueltas las viejas corrientes subterráneas de los padecimientos y reales débitos del Estado. Protestan para pedir celeridad por algo en lo que ellos mismos tienen real responsabilidad por su demora. El esclarecimiento efectivo de los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel es el timbre estridente que toca a las puertas de la sociedad argentina. Ello habrá de hacerse a pesar de la acción de fuerzas de Inteligencias internacionales, del papel de la Embajada norteamericana, de la compleja situación de un mundo inestable sometido a acciones brutales de todo tipo, sobre las que el país siempre tuvo una actitud de repudio efectivo, fundada en su tradición humanística (la única que daría sustento a un republicanismo en serio). El modo de pensar de los Servicios de Informaciones –poner la culpa de una muerte en quienes menos deseaban esa muerte, esencialmente porque no tienen a la muerte como forma de la política–, se ha extendido peligrosamente por el país. Es necesario que los ciudadanos cobren conciencia de ello y sepan defender la democracia viva y no las formas de vigilancia colectiva que se presentan con ropaje democrático.
Frente a la denuncia del fiscal, se requiere iluminar, por encima de oscuras acusaciones que, alejadas completamente del rigor que se exige a los escritos judiciales, son legitimadas con liviandad por un sector del Poder Judicial, más interesado en jugar un rol importante en la mecánica destituyente, que en el objeto natural de su función: Perseguir Justicia.
Un hilo de plata de fulgor oscuro une los acontecimientos en torno de la Resolución 125 y estos hechos recientes. Los primeros, con su efusión desestabilizadora, traían la realidad de una inesperada mutancia social en la mentalidad de los sectores agrarios, tomados entre las nuevas tecnologías, la Bolsa de Chicago, el televisado “paro histórico” de un Grito de Alcorta al revés, y la aceptación acrítica de los métodos de siembra transgénicos. Estos otros trágicos eventos de ahora, son una lúgubre manifestación de los pensamientos encriptados, los códigos de desciframiento por parte de especialistas en manipulaciones colectivas, manifestación de poderes que se disponen ante criptografías asesinas o creación de escenarios donde cada persona es un signo, no de carácter humanístico, sino útil para un aviso mafioso. Todo eso quiso evitarse al acelerar la investigación de los atentados con la Embajada de Israel y la AMIA. Muchos hemos discutido en un sentido u otro el memorándum con Irán. Era una pieza dificultosa de la diplomacia argentina, por el carácter de aquel gobierno, pero no se trataba de pactar con sus gobernantes sino de buscar pruebas. Eran decisiones difíciles y quizá desaconsejables, que sin embargo Estados Unidos tomó después, al conjuro de sus cambiantes posiciones sobre su interpretación del marco mundial según sus intereses de cada momento. Ellos pueden hacerlo. Pero la Argentina hasta tiene dificultades para cambiar sus códigos de procedimiento judiciales, para democratizarlos. (Léase: para evitar que otras esferas, judiciales o comunicacionales, hablen el lenguaje de los Servicios de Informaciones.)
Argentina no tiene esa propensión, ese poderío ni esos intereses. Sólo quería y sigue queriendo esclarecer un horrendo crimen de lesa humanidad, como ya ha esclarecido otros cometidos por una configuración terrorista de su propio Estado. La propia comunidad judía aceptó primero, con lógicas prevenciones, estos difíciles pasos, antes de derechizarse a través de sus dirigentes oficiales, completamente inducidos por el imperio de los influjos llegados de la actual lógica de guerras mundiales segmentadas, por lo que ahora es necesario que los ciudadanos argentinos de origen judío se levanten ante este cerco arbitrario que se le tiende al gobierno argentino, invocando las grandes tradiciones humanísticas del judaísmo. En ese sentido, rechazar las tramas de prejuicios teológicos-raciales-políticos que dominan la vida contemporánea (obra de los “servicios” de todo tipo, entidades míticas que yacen en el interior de los Medios Comunicacionales, los Estados y de nuestras propias conversaciones casuales), es una obra de las nuevas políticas munidas de éticas de izquierda, inspiradas en grandes reformas jurídicas, en un nuevo respeto a la naturaleza, en legados democrático-populares y nacional-institucionales, que sin duda forjarán nuevos frentes sociales que cambien las formas del miedo por una actualidad de compromiso con las críticas necesarias al dominio del virulento control global sobre economías, ideas y cuerpos. Combatir la islamofobia, la judeofobia, la laicofobia no se hace viendo la historia como un encadenamiento rígido de eslabones ya forjados. Alguien puede suicidarse o no, estando en el centro de la escena, no porque la geopolítica mundial vaya para tal o cual lado. Pero una muerte como la que hoy lamentamos obliga a refinar ideas y pensarse también a sí mismos antes de elegir los fáciles anatemas del costumbrismo nacional.
* Texto aprobado en la Asamblea realizada el sábado 7 de febrero de 2015.

PLEE Y MOLDES, ORGANIZADORES DE LA MARCHA DEL 18, FUERON CUESTIONADOS JUSTAMENTE EN LA CAUSA AMIA Los fiscales que no trabajan de fiscales



Por Martín Granovsky
En la Argentina los fiscales no dirigen las investigaciones judiciales como en los Estados Unidos. Pero la muerte de Alberto Nisman puso a unos en el primer plano de la discusión política y concedió a un grupo de veteranos del menemismo la fantasía de crear al mismo tiempo una corporación y un espíritu de cuerpo. El más audaz resultó ser el fiscal ante la Cámara Federal porteña Germán Moldes, que ayer anunció la existencia de un delito sin denunciarlo. “A mí me tocó vivir una época de miedo y veo que algunas de las características de esa época, donde la gente se tiraba muertos por la cabeza todos los días, está lamentablemente volviendo”, dijo a Radio América. Fue su forma de explicar que la marcha convocada por su grupo para el 18 de marzo será en busca de “protección”.
Moldes fechó esa época. Dijo que hablaba de lo que ocurría “a mediados de los ’70”. Sin embargo, no dio detalles de quién tira muertos ahora. Como la marcha es en homenaje a Nisman, puede suponerse que para Moldes Nisman es uno de los muertos tirados. Es como si él hubiera cambiado la carátula puesta por la fiscal Viviana Fein y la muerte ya no fuera dudosa. Los funcionarios judiciales no tienen el derecho sino la obligación de denunciar un presunto delito y violan la ley si no lo hacen.
La actitud de la jueza Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman, tuvo otro fundamento. Estableció por qué quería ser querellante: en nombre de las hijas que tuvo con Nisman. El intendente de Tigre Sergio Massa no consiguió ser querellante porque la Justicia no comprendió en nombre de quién lo hacía.
Moldes hizo un acto raro en él. Apareció en público. No había estado el viernes para la foto en la convocatoria para la marcha que realizaron el fiscal Guillermo Marijuán (“la marcha no es contra nadie”) y sus colegas Carlos Stornelli, Carlos Rívolo, José María Campagnoli, Ricardo Saénz y el fiscal general número dos ante la Casación Raúl Plee.
Sáenz no rehúye las fotos y tiene pertenencia gremial. Es vicepresidente de la Asociación de Magistrados que pilotea Ricardo Recondo, juez de la Cámara Civil y Comercial. Pero el líder del movimiento es Moldes, que junto con Plee forma parte de los fiscales más cuestionados en distintos tramos de la Causa AMIA.
La trama de la Causa Amia cruza como ninguna otra a los servicios de inteligencia, oficiales de policía como Jorge “El Fino” Palacios, jueces y fiscales. Dos de los convocantes públicos de la marcha de silencio del 18, Plee y Moldes, fueron protagonistas destacado de los capítulos menos luminosos. El 19 de junio de 2013 Página/12 publicó una columna de opinión de Paula Litvachky, directora de Justicia y Seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales. Tenía como título “Yo no acuso” y con el juego de palabras que invertía el “Yo acuso” de Emile Zola la autora se refería no a ella misma sino a los fiscales que debían haber actuado y no lo hicieron. Escribía Litvachky que la audiencia realizada por “la Sala II de la Cámara de Casación para analizar la responsabilidad penal del ex juez Juan José Galeano se llevó a cabo con más de seis años de demora por orden de la Corte Suprema”. Opinó la abogada del CELS que “esta decisión dio la razón a la querella de Memoria Activa acerca de la desidia de algunos funcionarios judiciales y los intereses subterráneos de otros”. Un ejemplo: “Sin explicación, el fiscal de casación Raúl Plee dejó de impulsar la causa y la Cámara se resistió a fijar audiencia hasta que quedó en evidencia. Ayer, el fiscal Plee volvió a estar ausente”.
Otro de los fiscales, el activo pero discreto Moldes, también aparece en la columna de Litvachky que reivindica a los querellantes de Memoria Activa. En el expediente que tramita el juez Ariel Lijo, “ante el sobreseimiento de un grupo de imputados la querella apeló la decisión pero fue nuevamente abandonada por los fiscales”. Afirmó Litvachky que “quien debía impulsar la acción consintió el sobreseimiento sin diferenciar situaciones” y señaló que como jefe de la Unidad Amia Nisman “sostuvo que el fiscal de Cámara Germán Moldes dio la orden de no apelar porque compartía los fundamentos del juez”. Según Litvachky, Nisman explicó que no había apelado porque “carecía de autorización para hacerlo por su cuenta” ya que el fiscal natural de la causa era Moldes.

El cambio que viene

Hasta ahora, al menos, los fiscales no eran una corporación. Ni siquiera un colectivo. Los fiscales, al revés de los jueces, no tienen espíritu de cuerpo. ¿Será que ahora algunos de ellos quieren crear un cuerpo para ponerle la impronta de su espíritu? ¿O será que disputan la cabeza de un cuerpo que políticamente existirá cuando se aplique el nuevo Código Procesal Penal?
La realidad no solo arrojó dos novedades impactantes como una denuncia del fiscal Nisman y su muerte unos días después. Antes, 2014 había terminado con el nuevo Código Procesal Penal sancionado por el Congreso y promulgado por el Poder Ejecutivo. ¿Esa perspectiva habrá servido de motivación para ocupar espacios políticos de antemano? Más allá de lo que venga, la verdad es que hoy el actual Código Procesal Penal define que el juez es quien inicia la instrucción. Eventualmente delega esa instrucción en el fiscal y puede recuperarla cuando lo disponga. Inclusive el Código Procesal Penal vigente desde 1991 cambió el carácter inquisidor y desdobló el proceso penal en dos, una parte de instrucción y otra de elevación a juicio donde un tribunal a través de oralidad establece y determina la responsabilidad de cada uno. El papel del fiscal, cuando el juez se lo delega, es cumplir con la Enmienda Miranda de los Estados Unidos, para evitar que el juez o el fiscal prejuzguen sobre un hecho, lo conviertan en delito o le quiten su aspecto delictivo y luego adecúen el resto del proceso penal a ese interés previo.
En 2016, previa ley de implementación, habrá nuevas designaciones, nuevas estructuras y nuevas partidas presupuestarias cuando comience a regir el nuevo Código Procesal Penal promulgado en 2014. La discusión no es el espíritu de la Enmienda Miranda, que nadie critica, al menos en público, sino la administración concreta de los nuevos protocolos de actuación.
La cabeza del Poder Judicial es la Corte Suprema, hoy con Ricardo Lorenzetti de presidente. La defensora general es Stella Maris Martínez. La procuradora, elegida en 2012 a propuesta de Cristina Fernández de Kirchner con acuerdo del Senado, es Alejandra Gils Carbó.
Tanto Martínez como Gils Carbó son vocales de la comisión directiva de Justicia Legítima, una asociación que además de jueces como su presidenta María Laura Garrigós de Rébori o el juez de Casación Penal Alejandro Slokar nuclea a muchos fiscales. Entre ellos figuran Félix Crous, Jorge Auat, Javier De Luca , el fiscal general y jefe de la unidad de asistencia para causas por violaciones a los derechos humanos Alejandro Alagia y Julián Axat, director de Atajo, sigla de Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia, un organismo de la Procuración con presencia en las villas. En la misión de Justicia Legítima que puede leerse en su web figuran la promoción de “un sistema de justicia más plural e independiente, tanto de los otros poderes del Estado como de los poderes fácticos” y el fomento de la transparencia tanto en los procesos de decisión de los jueces como en el ingreso y la promoción del servicio de justicia. También hay lugar para el Ministerio Público. Dice: “Promover la autonomía de la defensa pública y del Ministerio Público Fiscal en todas las jurisdicciones del país”.

El Grupo Moldes

Si la ley de implementación del nuevo Código Procesal sale a tiempo cambiará el fuero penal porque los fiscales serán el brazo impulsor de los procesos. Cada fiscal, según la Constitución, goza de “inmunidades funcionales e intangibilidad de remuneraciones”. Cada fiscal hace hoy su trabajo y lo hará con mayor amplitud cuando impere el nuevo régimen. Uno de los fenómenos contradictorios de este nuevo fenómeno es que los fiscales que convocan a la marcha del 18 parecen buscar una presencia corporativa pero no procuran actuar en equipo en las causas donde intervienen. ¿Fiscalías feudalizadas y simultáneamente política en grupo para influir dentro y fuera del Ministerio Público Fiscal? ¿Será ése el modelo buscado por el Grupo Moldes? Si eso es así, podrían profundizarse las rispideces con la línea institucional que impulsa la procuradora, basada en unidades institucionales como las de lesa humanidad, criminalidad económica, trata, género y narcocriminalidad, un mayor trabajo en equipo y coordinación con las provincias. “Sin ese criterio hubiera sido imposible detener a jefes policiales vinculados con delitos de narcotráfico en Córdoba y Santa Fe”, suele argumentar Gils Carbó, que acostumbra mostrarse preocupada por una sociedad a la que observa inerme si los fiscales trabajan sin apoyo y control mutuos.
El caso de la fiscal Viviana Fein, en los últimos días, abrió un dilema. Está a cargo de investigar una muerte de alta conmoción internacional como la de Nisman pero prefirió trabajar sola y con su equipo de siempre. A su vez la Procuración ofreció personal pero no quiso insistir para no despertar ni una remota sospecha de presión sobre Fein. Es una encerrona. Si por no ampliar el equipo Fein no diera abasto, la causa por muerte dudosa de Nisman podría tener una dinámica más lenta de la esperable. Y si el equipo llegase a ser más grande la Procuración podría ser acusada de intervencionista por el estereotipo que presenta a Gils Carbó como una torre dentro de las piezas que mueve el ajedrez presidencial.
Las distintas partes en juego experimentaron un ejemplo pequeño de la encerrona durante la última semana cuando Fein dio –involuntariamente– información equivocada a la Procuración sobre los ya famosos borradores hallados en el cesto de basura de Nisman. Los papeles estrujados en el tacho contenían órdenes de comenzar un proceso que llevara a la detención de la Presidenta y del canciller Héctor Timerman. De todos modos, Fein no rompe con ningún protocolo cuando habla en público: es su investigación y hasta los errores están dentro de su derecho. La novedad es la irrupción de Moldes con su rebelión contra la Ley Orgánica del Ministerio Público por haber actuado sin denuncia concreta a pesar de que explicitó que alguien está cometiendo delitos como el de “tirar muertos”.

› COMO SIGUE LA INVESTIGACION DE LA MUERTE DE NISMAN. UNA SEMANA CLAVE PARA LAS MEDIDAS DE PRUEBA Los peritos que faltaban

Por Raúl Kollmann
“En la muerte del doctor Nisman no hubo intervención de terceras personas”, es la conclusión central de la autopsia según el texto elaborado por los médicos forenses. Pero a pesar de que ninguno de los peritajes o pruebas disponibles en el expediente consiguieron poner en crisis esa afirmación, la causa aparece empantanada en torno de las pericias y medidas de prueba todavía en marcha, y a los ruidos producidos tanto por los intentos de sacar rédito político de la muerte del fiscal como por la instalación mediática de falsas polémicas y extraños personajes que enturbiaron el normal desarrollo de la investigación.
En los próximos días se buscará conmover el encuadre que desde el principio mantiene la fiscal Viviana Fein: en la causa judicial, al menos hasta ahora, todo indica que Nisman se disparó a sí mismo. Los peritos designados por la ex esposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, podrían empezar a cuestionar la autopsia. Sus argumentos giran alrededor de que “es poco exhaustiva”, que el balazo fue arriba de la oreja, algo poco habitual en suicidas, y otras objeciones de esa naturaleza. Los peritos de la querella también estudian desde el viernes las fotos que muestran el cuerpo de Nisman tirado en el baño de su departamento y, a partir de mañana, se hace en Salta la contraprueba del barrido electrónico en la mano del fiscal, en el que no aparecieron rastros del fulminante.
Esta semana también declarará el ex jefe de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso, tras la detección de llamadas con el fiscal, el día anterior a su muerte. Y, además, con la presencia del perito Gustavo Pressman –en nombre de Arroyo Salgado– se hará una copia espejo de los archivos de los celulares y las computadoras de Nisman, lo que permitirá avanzar con los esperados peritajes sobre las comunicaciones que mantuvo el fiscal los días anteriores a su muerte.

Morgue

El viernes pasado, en la Morgue, se trabajó sobre la histopatología, el estudio de las vísceras y el orificio del disparo que produjo la muerte del fiscal. Intervinieron los profesionales del Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema, y tres de los especialistas designados por Arroyo Salgado: Osvaldo Raffo, Julio Ravioli y Daniel Salcedo. Los dos primeros, prestigiosos médicos forenses, el último, especialista en balística, ex titular de la Policía Científica bonaerense y de la propia fuerza.
El objetivo principal de ese estudio es reafirmar o rectificar la distancia del disparo, un elemento clave para consolidar la conclusión actual de la autopsia. En principio, a primera vista, no habría mayores objeciones en ese aspecto: el disparo fue con el arma casi apoyada. En uno de los intentos por embarrar la cancha, algunos medios sacaron de la galera un inexistente estudio que afirmaba que el disparo había sido hecho a 15 o 20 centímetros, algo que tuvo que desmentir la fiscal. Pero es una muestra de las operaciones que se intentan en la causa.
En el informe de la autopsia se consigna también que Nisman no tenía rastros de lesiones defensivas y que había espasmo cadavérico, lo que significa que, en vez de un relajamiento, por la cercanía del disparo el cuerpo adquirió rigidez inmediata. Es por eso que el dedo quedó doblado, en la posición en que efectuó el disparo.
El punto en el que tal vez se concentre la objeción a las conclusiones de la autopsia es que el lugar del disparo, por encima de la oreja, es inhabitual en suicidas. De todas maneras, hay casos en que el suicidio se concretó de esa manera. Como ya señaló el propio doctor Raffo, la autopsia no se puede analizar por separado de la escena de la muerte, en este caso el baño. De manera que verificarán si las piezas encajan o no.

Toxicología

A diferencia de la histopatología, que es un proceso más complejo, el estudio toxicológico es sencillo. Hoy en día se rastrea en forma bastante automática lo que tenía en la sangre la persona fallecida.
Pese a lo simple del estudio, la fiscal Fein anunció extrañamente que los resultados recién estarán el miércoles 18 de febrero.
La toxicología tiene importancia porque podría indicar si a Nisman lo durmieron y, en ese caso, si se pudo simular un suicidio estando él inconsciente. Sería prácticamente la única forma de acercarle una pistola a menos de un centímetro, en un baño, sin que hubiera resistencia.
Aun así, tampoco sería sencillo armar el escenario en que se encontró el cadáver, con el cuerpo obstruyendo la puerta del baño.

Pistola

Hay otro elemento de importancia: si se tratara de un homicidio, el asesino usó un arma que el propio Nisman pidió prestada. Y, de acuerdo al expediente, el fiscal no sólo se la pidió prestada a Diego Lagomarsino sino que intentó conseguirla a través de su custodio de mayor confianza, Rubén Benítez. Este contó en su declaración judicial que el fiscal le insistió en conseguir una pistola.
De manera que el supuesto homicida –si se trabaja esa hipótesis– tendría tanta intimidad que sabía que Nisman contaba con un arma que había pedido prestada y que, además, era tan de su entorno que se acercó hasta casi apoyarle el arma en la cabeza.
La otra alternativa, nuevamente, es que se haya hecho con Nisman inconsciente, algo que se verá en la toxicología, pero que también será motivo de trabajo –de parte de la querella– de Daniel Salcedo –experto en rastros–, para ver si se puede armar la escena del baño tal y como la encontraron el custodio Alberto Niz y la madre de Nisman, Sara Garfunkel, los primeros en entrar al departamento. Al menos hasta ahora, no hay vestigios de arrastre, pero sin dudas éste será un punto en que trabajarán los peritos.

Barrido

A partir de mañana, en Salta, se realizará una especie de contraprueba del barrido electrónico hecho en la mano de Nisman. Hasta ahora, es la única evidencia que no encaja, aunque varios especialistas anticiparon –Luis Olavarría, Raúl Torre– que era una prueba que podía dar negativo.
En concreto, el barrido electrónico busca detectar una combinación precisa de plomo, bario y antimonio, componentes del fulminante que dejan rastros después de un disparo. Sin embargo, no es siempre así. La Bersa modelo 62, calibre 22, es una pistola muy cerrada y, además, en este caso era vieja. Lo mismo sucede con los proyectiles: comprados y guardados hace muchos años.
Lo que decidió la fiscal es realizar el estudio con un equipo más sofisticado, el que tiene el Ministerio Público de Salta, comprado en 2010. La pericia, con presencia de la querella, consistirá en que con la pistola que Lagomarsino le prestó a Nisman, se efectuará un disparo y se estudiarán los rastros que deja.
Olavarría, con largos años de experiencia, cree que es una pericia de relativo valor, porque cada cartucho es distinto, la carga que tiene podría ser distinta y hay que considerar los efectos de la humedad por los largos años en que el arma y los proyectiles estuvieron guardados.

Baño

Desde el jueves, los peritos de Arroyo Salgado cuentan con las fotografías y los videos que se corresponden con el hallazgo del cuerpo. El día anterior se les entregaron la documentación, fotos y videos de la autopsia. El doctor Raffo insistió en la idea de que “autopsia y escena” no se pueden analizar por separado, un concepto forense y criminalístico básico.
Hoy por hoy, para la fiscalía la hipótesis inicial –que surge de la autopsia– es que Nisman se sentó sobre la tapa del inodoro, se disparó y cayó hacia adelante bloqueando la puerta con su cabeza. Raúl Torre, que también fue titular de Policía Científica, sostiene que no son inhabituales los suicidios en baños. “Hay mucha literatura y casos”, remarcó Torre.
Niz, el custodio, declaró que cuando entraron al departamento aquel domingo no encontraban a Nisman hasta que la madre del fiscal, Sara, le indicó que se fijara en el baño porque allí había luz. La puerta estaba entreabierta, pero no la pudo abrir porque el cuerpo lo impedía. Sin embargo desde allí vio un charco de sangre –de unos 70 centímetros– y en ese momento le advirtió a la madre. Ella también se acercó y ambos miraron, por el lado de la bisagra de la puerta. Desde allí pudieron ver el cuerpo del fiscal.
Con las fotos y videos, Salcedo verá si hay incongruencias en la escena. Además, hará una inspección ocular directamente en el departamento del edificio Le Parc.
En todo este terreno se pretendió empantanar el cuadro sosteniendo que el secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegó a Le Parc antes que nadie. Esto ya quedó desvirtuado. Berni estaba en Zárate cuando le avisaron y llegó cuando ya estaba el juez De Campos.

Puertas

El acceso al departamento y al edificio mismo son parte de la escena de la muerte. En principio, para la fiscal el departamento estaba cerrado por dentro. Está basada en la declaración de la madre de Nisman, que contó que ella abrió la cerradura de arriba, tipo Trabex, de la puerta de servicio y que luego no pudo con la cerradura de abajo, por lo que hubo que llamar al cerrajero. La puerta principal directamente no se pudo abrir porque las llaves estaban puestas del lado de adentro.
Es cierto que alguien podría haberse hecho una copia de la llave tipo Trabex y que luego de salir del departamento cerró desde afuera. Es una especulación sobre la que habrá que trabajar, aunque parezca improbable. La hipótesis del asesino operando de esa manera combinaría dos formas de moverse a primera vista discordantes. Por un lado, no hubo planificación porque no se usó un arma de sicario, sino una pistola que Nisman pidió prestada el día anterior y que el supuesto asesino debía saber que estaba en su poder. Por el otro, esa hipótesis presupone bastante planificación porque se hizo una copia de esa llave previendo que tendría que escapar por ahí. Parece difícil, pero igual requiere de estudio y análisis.

Cámaras

Como señaló la fiscal Fein, el ingreso y egreso de Le Parc es una especie de agujero negro en el expediente. La funcionaria consideró que se puede entrar o salir del edificio sin ser registrado por las cámaras. Y los datos que surgen de las computadoras de la empresa de seguridad tampoco tienen confiabilidad, algo que se aprecia nítidamente cuando se toma el caso del técnico informático Lagomarsino. Parece claro que entró a las 20 del sábado, pero la salida no está registrada. El dato de la computadora es que salió el lunes a las 0.53, lo que lo hubiera llevado a cruzarse con los médicos, el juez subrogante, Manuel de Campos, la fiscal Fein, y los efectivos y jefes de la Policía Federal que a esa hora ya estaban en el lugar, porque dos horas antes se había encontrado el cuerpo.
Los peritos presentados por Arroyo Salgado seguramente mirarán este aspecto de la investigación, que es muy probable que no pueda ser cerrado. De todas maneras, es necesario que las piezas encastren: es difícil que haya entrado en forma oculta alguien de confianza de Nisman, que se le acercó tanto que le habría pegado un tiro desde menos de un centímetro o que haya tenido la cercanía para darle un estupefaciente que lo duerma.

La política

Resulta asombrosa la forma en que quienes quieren sacar rédito político pasan por encima de las conclusiones que hasta ahora registra la causa judicial y que ni se preocupan en buscarle alguna vuelta a la escena de la muerte. La declamada denuncia de Elisa Carrió, por ejemplo, es por “encubrimiento del crimen del fiscal”, cuando por ahora en el expediente no se llegó, ni por asomo, a la conclusión de que hubo un homicidio. Para colmo, la diputada no hace ni siquiera el esfuerzo de explicar sobre qué bases considera que se trató de un asesinato.
“Esto de ninguna manera fue un suicidio”, se afirma sin más elementos que diagnosticar que “estaba lleno de vida y decisión” o “no mostraba ningún estado de ánimo que hiciera suponer que se iba a quitar la vida”. Lo mismo afirmaba la familia del financista Mariano Benedit, que apareció muerto por un disparo de su propia pistola en la Costanera Sur.
Hay un dato de importancia: Arroyo Salgado designó, en el equipo de forenses, un psiquiatra de larga trayectoria, el doctor Ricardo Ernesto Risso. La jueza tiene vasta experiencia, revisó el expediente y ve que, tarde o temprano, será imprescindible abordar la situación psíquica en la que se encontraba su ex esposo. En ese sentido, el viernes cayó otra de las operaciones creadas en los medios alrededor de las pruebas. La supuesta nota de Nisman a su mucama, difundida por el ex presidente de la DAIA Jorge Kirszenbaum como muestra de que un hombre que encarga compras no pudo haberse suicidado, resultó en realidad ser un pedido de mercaderías de la mucama a Nisman.
A tres semanas de la muerte de Nisman hay dos andariveles:
n El primero, cuestionar o aceptar el núcleo de las conclusiones de la autopsia y de lo que por ahora es la hipótesis del expediente: que Nisman se disparó a sí mismo. Habrá que esperar que se terminen los trabajos sobre los hechos objetivos. Y en cualquier caso, quienes cuestionen lo que hoy es la hipótesis dominante en la causa, necesitarán una alternativa: cómo se movió el supuesto homicida para concretar el asesinato. En este caso, crece la figura de Lagomarsino que reúne muchos elementos problemáticos: tenía una relación estrecha con el fiscal, entraba y salía de su casa sin horarios preconcebidos, hubiera podido acceder a información privilegiada y, lo más importante, es hasta ahora el último que lo vio y el dueño del arma que terminó con su vida.
n El segundo andarivel irá por el lado de que Nisman fue presionado o que hubo una inducción al suicidio, algo que la fiscal Fein tiene obligación de investigar. La secuencia del regreso “intempestivo”, como él mismo lo calificó, de sus vacaciones en Europa (ver aparte); la presentación apresurada de la denuncia contra la Presidenta y el canciller; las graves dificultades de esa denuncia ya en los primeros días, el papel de Jaime Stiuso y Diego Lagomarsino y finalmente su muerte deberán seguir bajo la lupa en una investigación en serio.
Es algo muy distinto al festival de fuegos artificiales que se puso en marcha para sacar una miserable tajada de esta historia.

CONTRATAPA La guerra contra el Paraguay, hoy

Por José Pablo Feinmann
1861-1865: Guerra civil norteamericana. El Norte industrialista de Lincoln derrota al Sur algodonero de Jefferson Davis.
El Sur (gran proveedor de algodón y tabaco para Inglaterra, de la que importaba hasta la vajilla de las grandes familias) queda destruido. Inglaterra pierde a uno de sus proveedores privilegiados. Sobre todo falta algodón. Los ingleses miran el mapa del mundo y se preguntan: ¿dónde hay algodón?
Respuesta: En el Paraguay, país esencialmente estatista y proteccionista. Sarmiento lo llama “la China de América”. Inglaterra arregla con Brasil y Argentina el Tratado de la Triple Alianza. Argentina hace la guerra al Paraguay, no como dice nuestra historia liberal oligárquica (o sea, porque Solano López atacó dos lanchones), sino porque el Sur perdió la guerra, Inglaterra se quedó sin algodón y necesita importarlo urgentemente de otro lado. En ese momento el algodón valía para Inglaterra lo que vale hoy el petróleo para EE.UU. Los dos lanchones que el Paraguay le hundió son el Pearl Harbour de Mitre, sus Torres Gemelas. El gran pretexto para entrar en una guerra que valoraba como imprescindible.
Es, en rigor, necesario plantear esta situación porque nadie lo hace. El fin de la Guerra de Secesión norteamericana determina –por medio de la derrota catastrófica del Sur– la empresa de la Guerra contra el Paraguay. Brasil, aliado natural de Inglaterra, acepta con entusiasmo. Mitre, enemigo feroz de López y de los caudillos del interior mediterráneo, tiene también que intervenir. El Uruguay se suma.
¿Por qué Inglaterra requiere tan imperiosamente de algodón? Veamos: ¿Cuánto vale un obrero? ¿Cuál debe ser su salario? Respuesta que da Marx en El Capital: el salario de un obrero es el equivalente del valor necesario para mantenerlo con vida y trabajando. Principal gasto del obrero: comida y vestimenta. ¿Cómo bajar los salarios y aumentar la ganancia? Reduciendo los costos de las materias primas. Para la ropa el algodón es esencial. Eso permitirá mantener los salarios y, a la vez, aumentar la tasa de ganancia.
Ergo, si el Sur murió, traer el algodón de Paraguay. Si no lo quiere entregar: hacerle la guerra. ¿No es curioso y notable que la Guerra Civil Norteamericana termine en 1865 y en ese mismo año empiece la del Paraguay? No, tiene una coherencia absoluta. Ya lo vimos. Pero Inglaterra, aunque financie la guerra y ayude con armamentos, no puede intervenir directamente. Por tanto, la Guerra la harán sus aliados latinoamericanos: Buenos Aires, Brasil y Uruguay. Para Mitre, además, esa guerra implica la otra, la que empezó después de Pavón, la que llamó “guerra de policía”, el exterminio de las montoneras gauchas, que respetaban y respaldaban al Paraguay de López, al que no veían como un “país extranjero”. Para los gauchos de Varela eran más hermanos los paraguayos que la elite de Buenos Aires.
Fundamental en todo esto: la traición del federalismo mesopotámico de Urquiza al federalismo mediterráneo de Varela. Y al proyecto de desarrollo autónomo bajo control del Estado proteccionista paraguayo.
La situación argentina es muy original. Si Urquiza se ponía del lado de los federales (que, históricamente, eran sus compadres), si Urquiza veía en Mitre otro Rosas, si conservaba su ambición y quería volver a ponerse al frente de la Confederación Argentina, ahora con el respaldo de Solano López y todo el federalismo, si marchaba otra vez sobre Buenos Aires, mucho habría cambiado. Hay aquí un acontecimiento fascinante: papel de la parte (el individuo Urquiza) en la totalidad (la Historia). ¿Y si Urquiza no se dejaba comprar?
No existía esa alternativa. La modernidad argentina sólo podía realizarse con el respaldo británico. Fue, de esta forma, una modernidad neocolonial. Inglaterra nunca habría negociado con Urquiza y Varela y López. La elite porteña le caía mejor. Eran señores con modales burgueses. Eran educados, no bárbaros. Aun Urquiza debe haber visto demasiado grande la tarea de negociar con Inglaterra el desarrollo neocolonial del país. Prefirió irse a su casa y dejar la gran tarea a Buenos Aires. No era Rosas. Que mantuvo al país ajeno a la invasión “civilizadora” durante veintidós años, aunque sin saber modernizarlo por su cuenta. El que lo hizo fue Solano López, en el Paraguay, con proteccionismo e intervención estatal. Mitre fue muy exacto cuando les dijo a sus soldados que en sus bayonetas llevaban el librecambio. Así, la Guerra del Paraguay fue la guerra entre el librecambio (que hoy llamaríamos economía de mercado) de Buenos Aires y el proteccionismo (que hoy llamaríamos intervencionismo de Estado) del Paraguay. El librecambio de Buenos Aires arruinaba a las provincias mediterráneas, enriquecía (en tanto socio subalterno) al litoral mesopotámico que manejaba Urquiza y requería aniquilar al Paraguay de López, no sólo por el algodón británico, sino por el ejemplo malquerido de su proteccionismo estatal.
El Paraguay queda arrasado, como el Sur. Pero Mitre no es Lincoln. Escribe Alberdi: “La revolución en Norte América ha tenido un triunfo de civilización y progreso; en el Plata, de feudalismo y retroceso. Lincoln ha muerto por la libertad de los negros en América: Mitre expone hoy su vida por la esclavitud de los negros, como aliado del Brasil. Lincoln era el instrumento providencial de la república; Mitre lo es de la monarquía esclavizante del Brasil (...) Mitre es el Jefferson Davis del Plata, sin el coraje y la franqueza del ex-presidente del Sud” (Póstumos V, Cap. XXXVI).
Toda América latina (todos los países que han optado y siguen empecinadamente optando por un régimen económico proteccionista, con intervencionismo estatal de mercado y democracia política) semeja hoy la situación del Paraguay en el siglo XIX. Como en Argentina, y en América latina toda, triunfó el Sur y no Lincoln, triunfaron, decimos, las elites centrales aliadas al imperio y entregadas a la economía liberal del monocultivo exportador y, por tanto, antiestatista. Son ellas, entonces, hoy en la oposición, las que tienen que renegar de esos estados nacionales intervencionistas y de espíritu distributivo. El Occidente capitalista (bajo la hegemonía de Estados Unidos) tiene que volver a instaurar el neoliberalismo de mercado (eso que, en Mitre, era el librecambio) para llevar a cabo sus formidables negocios de la década del ’90 bajo las regulaciones de los diez puntos de John Williamson, el inspirador, el teórico del Consenso de Washington. Con otras caras, con otros métodos, con otros muertos, con una prensa que entonces no existía (Mitre fundaría La Nación en 1870, año en que terminaba triunfal la Guerra contra el Paraguay) y hoy es el ariete más agudo con que se ataca la estabilidad de los gobiernos proteccionistas, la Guerra contra el Paraguay (que es una guerra del Occidente capitalista contra la protección de la libertad, la economía y el Estado de los países sudamericanos) se sigue desplegando ante nuestros ojos.

EL NUEVO GOBIERNO DE SYRIZA Prueba griega

Por Hernán Aruj *
Las miradas de Europa y el mundo financiero se dirigen nuevamente a Grecia. Los pasos que tome el nuevo gobierno formado por el partido victorioso en las elecciones recientes, Syriza, serán un relevante antecedente para otros países, ya sea que triunfe o fracase. Para el mundo occidental, Grecia es la cuna de la democracia, la filosofía heredera de los métodos socráticos, así como de piezas icónicas de la literatura universal. Pero en un tiempo no muy lejano este pequeño país vivió subyugado por el Imperio Otomano. Durante la “segunda ola revolucionaria” de Europa tras la derrota de Napoleón Bonaparte, comenzó en 1821 la rebelión griega, que concluiría en 1830 con la independencia del país. La causa griega tuvo apoyo de importantes personalidades europeas y estadounidenses, aunque en gran parte los griegos debieron pelear solos, porque Inglaterra y Francia no hallaban conveniente a sus intereses la independencia.
Grecia comenzó el siglo XXI siendo sede de los Juegos Olímpicos que nacieron en su capital, Atenas. Como integrante de la Unión Europea, desde 1981, disfrutó de ser parte del bloque de integración más exitoso del mundo y de los generosos aportes del fondo de cohesión comunitario que ésta repartía. Fue parte del Tratado de Maastricht de 1992, que creó la unión monetaria para todo el espacio. Por decisión del Consejo de Europa, el 19 de junio de 2000, Grecia fue admitida para adoptar la moneda común, el euro.
Los requisitos de entrada eran altos: el máximo de deuda pública de un país miembro era de 60 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) y su déficit fiscal no debía superar el 3 por ciento. Sin embargo, las autoridades griegas ocultaron que excedían estos números a través de manejos financieros con la banca internacional.
A comienzos de 2002, Grecia y Goldman Sachs llegaron a un acuerdo para canjear la deuda griega denominada en dólares y yenes por deuda en euros, que luego de unos meses volvía a ser canjeada por la divisa original, lo que permitía un mayor endeudamiento a tasas bajas. Pero pocos años después, el esquema volaría por los aires. Todo estalló como consecuencia de la crisis de las hipotecas estadounidenses: el 4 de octubre de 2009 el nuevo gobierno griego debió reconocer que el déficit público acumulado en 2009 era del 12,7 por ciento y la deuda llegaba al 113,4 por ciento del PIB. Esto provocó sucesivas reducciones de la calificación financiera del país helénico, y su imposibilidad de obtener préstamos internacionales.
Así comenzaron negociaciones con la “troika” conformada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. El aporte de fondos estuvo condicionado por las fuertes exigencias de Alemania: reducción del déficit fiscal a través de austeridad en las cuentas públicas mediante la reducción de salarios y jubilaciones, despido de personal estatal, privatización de servicios públicos y venta de activos gubernamentales. Incluso el diario alemán Der Spiegel llegó a titular “Vendan sus islas y su Acrópolis, griegos en bancarrota”.
Los planes de ajuste estructural del FMI, que suelen estar acompañados por una devaluación de la moneda, no eran posibles en este caso debido a que el país transfirió la política cambiaria a Bruselas. La misma situación experimentó Argentina durante la Convertibilidad en los años noventa del siglo pasado, y el “corset cambiario” generó desempleo, deflación y una abrupta devaluación.

La esperanza

Los resultados del ajuste fiscal fueron contundentes: la tasa de desempleo alcanzó el 26,6 por ciento en el segundo trimestre de 2014, y un 74,4 por ciento de esos desempleados es de larga duración, ya que llevan más de doce meses sin trabajo. En noviembre de 2014, la Organización Internacional de Trabajo informó que Grecia explica el 25 por ciento del empleo destruido en Europa desde 2008.
La caída del PBI griego en 2013 se ubicó en el 3,3 por ciento, luego de que la oficina estadística europea decidiera incluir las actividades ilegales; sin ellas la contracción sería del 3,9 por ciento. Con este nuevo cálculo, la caída de 2012 fue del 6,6 por ciento; en 2011 un 7,1; en 2010 un 4,9, y en 2009 un 3,1 por ciento.
El descontento mayoritario de la población llevó a que en la elección general de fines de enero resultara victorioso el partido Syriza, cuyas consignas son “renegociar la deuda y salir de la austeridad asfixiante”. El pago de la deuda se condicionó al crecimiento económico. Luego de obtener 149 de las 300 bancas en juego y realizar una alianza con el partido Griegos Independientes (Anel), Alexis Tsipras se convirtió en el nuevo primer ministro.
Una de las primeras medidas fue elevar el salario mínimo interprofesional a 751 euros, nivel que tenía antes de la crisis. Los griegos ya no tendrán que pagar cinco euros por ser atendidos en un hospital y un euro por cada receta médica. Actualmente, el 30 por ciento de la población está excluida del sistema público por tener deudas o estar sin empleo.
Además se suspendieron las privatizaciones en curso y se busca restaurar los convenios colectivos y otras reformas laborales relacionadas con los despidos. El programa busca financiarse luchando contra el blanqueo de dinero y la evasión de impuestos y la aplicación de una mayor presión impositiva a los más ricos.
La calificadora de riesgo crediticio Standard & Poor’s amenazó con bajar la nota de Grecia por no respetar los acuerdos del gobierno anterior. Al mismo tiempo, la población griega comenzó a retirar fondos de los bancos, por montos más elevados que en mayo de 2012, cuando se especuló con que Grecia dejaría el euro.
Este cuadro muestra un nuevo capítulo de la lucha que bien describiera el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz: las instituciones financieras multilaterales inyectan fondos para sostener la banca privada internacional, mientras las poblaciones de los países afectados son las que deben sacrificar su nivel de vida. Los griegos redujeron su consumo en un 40 por ciento desde 2009.
Los diagnósticos de las autoridades de esas instituciones son que cualquier desvío de la disciplina fiscal sólo provocará la ruina de Grecia. El nuevo gobierno del país, por el contrario, marca que la ruina es continuar en la senda del ajuste, ya que ahoga el crecimiento y castiga a la población. Una de las posibles medidas es la recuperación del dracma, la moneda nacional griega, lo que tornaría impagable la deuda emitida en euros. La recuperación del crecimiento y el empleo en Grecia, por vía de condonación de la deuda o salida del euro, sería un antecedente importante para otras economías en problemas, como España.
En última instancia, estamos ante una nueva batalla como la que sucedió en el desfiladero de las Termópilas en el año 480 a. C. Si los griegos pueden despertar la solidaridad del proyecto común europeo, que fue olvidada hace tiempo, habrán triunfado. Si son abandonados a su suerte, el ideal comunitario quedará herido de muerte.
* Integrante del Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular.

FINANZAS › LA INFLUENCIA DEL MERCADO DEL BLUE EN LAS EXPECTATIVAS ECONOMICAS La trampa azul del dólar

Por Nicolás R. Taiariol *
El mercado ilegal del dólar viene experimentando una caída a causa de una serie de medidas que implementó el gobierno nacional. Entre ellas se destacan el acuerdo alcanzado con China sobre un swap (hasta 11.000 millones de dólares), el acuerdo con los exportadores de granos para que avancen en la liquidación de su cosecha, la emisión de bonos en pesos atados al dólar para inversores a largo plazo, el ingreso de dólares por la licitación del servicio 4G. Lo más significativo fue que el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la Unidad de Información Financiera (UIF) y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) articularon acciones conjuntas contra las cuevas y las financieras que operaban para inflar el dólar paralelo. En sintonía, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), por orden de distintos juzgados, llevó adelante una importante cantidad de allanamientos (simultáneos muchos de ellos) en domicilios de empresas, bancos, casas de cambio, financieras y cooperativas sospechadas de evasión fiscal y presunto lavado de dinero debido a que presentaban inconsistencias fiscales.
Por un lado, los organismos de control del sistema financiero aumentaron e intensificaron el control de manera coordinada y, por otro, el gobierno nacional dio muestras claras de que la devaluación pretendida por algunos sectores no iba a producirse.
El titular de la UIF, José Sbattella, consideró que “toda esa expectativa apocalíptica de que el valor del dólar iba a duplicarse se frenó. Los actores que buscan una ofensiva para hacer una corrida cambiaria que genera desestabilización quedaron en evidencia”.
La consecuencia de estas medidas fue un desplome de la cotización del dólar paralelo, ya que de cotizar cerca de los 16 pesos retrocedió a niveles de 13 pesos.
La cotización del dólar paralelo o blue es hoy un tema relevante en el análisis económico-financiero, similar al “riesgo país” de comienzos de este siglo. Esto es así porque han logrado imponer la idea de que la marcha del dólar paralelo es un indicador de la evolución de la economía, algo así como que si sube la cotización Argentina entra en crisis y si baja el país es confiable. Esto carece de todo sustento científico, académico o lógico.
Históricamente, Argentina tuvo problemas de restricción externa a causa de su estructura productiva desequilibrada, por la cual el sector generador de divisas (agro) debía aportar los dólares que el sector demandador de divisas (industria) necesitaba. Esto solía presentar la problemática de que el agro no siempre generaba todos los dólares requeridos por la industria y ese cuello de botella se resolvía muchas veces mediante una devaluación, es decir, vía aumento en la cotización del dólar. Esto provocaba el conocido “stop and go”: la economía crecía hasta que se estancaba y luego de la devaluación volvía a crecer. Un hecho determinante que vale la pena recordar es que el costo de volver a poner en marcha la industria era absorbido por el resto de la sociedad: aumento de la inflación, alza de las tarifas de servicios públicos, erosión de los ahorros en moneda local y pérdida del poder adquisitivo del salario.
Con el tiempo, se fue generando la cultura de que los aumentos en el tipo de cambio (devaluación) eran perjudiciales para la sociedad y que derivaban en crisis como la hiperinflación o la confiscación de depósitos (corralito y Plan Bonex).
Lo que ha hecho el Gobierno frente a la irrupción de la restricción externa en relación al tipo de cambio fue dejarlo fluctuar de manera controlada, sin que se generen grandes variaciones (sin contar la devaluación de enero de 2014 por ser un caso aislado y que respondió a cuestiones políticas), es decir, permite que se mueva en una banda de valores que el mismo Gobierno establece como los correctos.
Cabría preguntarse entonces por qué la cotización del dólar paralelo se transformó en una herramienta para digitar la economía. Las dos características básicas son su ilegalidad y su pequeñez. Que sea ilegal vuelve complicado su control por parte del aparato estatal. Que sea pequeño lo vuelve fácil de manipular por grandes actores, comprometiendo pocos recursos. Esto posibilita que se vuelva un mercado muy fácil de manipular y muy sensible a la opinión pública, dada la historia económica local. Basados en aquellos miedos, cualquier aumento en la cotización del dólar es sinónimo de problemas.
Es aquí donde aparece el poder económico y político de los grupos concentrados que establecen como cierto algo que es falso, en este caso el mercado del dólar paralelo. Falso no porque no exista, es más, existe desde hace mucho tiempo pero con variaciones mínimas respecto del oficial. Es falso en tanto que no es un mercado representativo y no determina el pulso de la economía, y mucho menos es un mercado al que acceda o utilice la mayoría de la población. Sin embargo, es muy útil para generar alarma de manera predeterminada.
El circuito funciona así: el gran aparato armado en relación con el blue, que implica desde gurúes hasta páginas web que publican las distintas cotizaciones, provoca una reacción en cadena por la cual al subir artificialmente la cotización del dólar paralelo se cree que se está ante el estallido de la economía. El estallido es inminente, dicen, por lo que nadie realizará ninguna operación que no sea fundamental y toda aquella intención de invertir es pospuesta para otro momento de certidumbre, quizá, para la llegada del próximo gobierno. Así, la industria se paraliza y el comercio se detiene. Las grandes empresas, que son parte del poder concentrado, frenan sus actividades y toman posiciones de crisis aunque no estén viviendo una, de tal manera las restantes empresas imitan a éstas, ya que son las líderes en cada una de sus ramas. Frenada la gran empresa, la pequeña sigue sus pasos porque presupone que las grandes manejan información privilegiada y si éstas toman una posición de crisis es que la crisis es inminente, por lo que la pequeña empresa toma la misma postura y ante esa crisis que todos dicen inminente aumenta sus precios y busca ganar posiciones de la manera que fuere. Mucha gente en medio del caos ficticio busca resguardarse de la inminente crisis y sale a comprar dólares en el mercado paralelo, ya sea porque parte de sus ingresos está en negro, ya sea por inercia. El precio del dólar blue aumenta ante la incipiente crisis, y aquellos que lo habían comprado a 12 pesos, luego lo venden a 16 pesos, haciéndose de un gran negocio a costa de los mismos de siempre, que otra vez fueron engañados.
También juega un papel preponderante la idea que planteó la Ley de Convertibilidad, en donde se creó el derecho de poder cambiar los pesos por dólares, lo cual hoy ya no está vigente, dado que esa ley fue derogada. Sin embargo, aquellos que no generan dólares pretenden que el Gobierno los consiga de la manera que sea simplemente para que ellos puedan transformar sus pesos en dólares. Algo ilógico cuando el Gobierno debe procurar esas divisas para cuestiones más urgentes, para la industria o el pago de deuda externa, entre otros.
* Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

LA POLITICA COMERCIAL DE EE.UU., UE Y JAPON ¿Quién es proteccionista?

Por Mariano Kestelboim *
El fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en contra del sistema de administración de importaciones de Argentina, expresa nuevamente los grandes obstáculos que debe sortear una economía para desarrollarse. La resolución, dictada el pasado 15 de enero, obliga a nuestro país a tener que negociar con Estados Unidos, la Unión Europea y Japón algún esquema de mayor apertura comercial en beneficio de esas economías. En caso de que no se llegue a un acuerdo, los gobiernos denunciantes podrían imponer represalias en contra de las exportaciones nacionales a sus mercados.
El régimen de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación va en contra de la organización mundial de la producción neoliberal. Esta, de forma cada vez más intensa, busca imponer una división internacional del trabajo donde cada país se especialice en la explotación de sus recursos más abundantes. En el caso de Argentina, como en el resto de Sudamérica, eso implica una matriz productiva con más énfasis en la extracción de recursos naturales y menos participación de la industria.
No incide en el fallo de la OMC que Argentina, con el criticado sistema de administración comercial, haya acompañado el crecimiento mundial del comercio e incrementado su demanda externa hasta los niveles más altos de su historia. En relación con el pico de importaciones del siglo XX (31.377 millones de dólares en 1998), llegó, en 2011, a aumentar sus compras externas en un 137 por ciento (74.319 millones de dólares). Tras la recesión del año pasado y con un comercio internacional estancado desde 2011, las importaciones cayeron a 65.249 millones de dólares, monto para nada despreciable en perspectiva histórica. De hecho, esa cifra equivale aproximadamente al 16 por ciento del PBI de 2014, mientras que las importaciones, en su máximo de la convertibilidad, representaban sólo el 11 por ciento del PBI de 1998.
Tampoco es válido para modificar el veredicto que haya aumentado el déficit comercial de Argentina con las tres economías que la denunciaron. El intercambio con Estados Unidos, desde la devaluación de 2002 y hasta 2005, había registrado superávit. Los años siguientes tuvo déficit y, desde 2012, su rojo se estabilizó en unos 4000 millones de dólares. Con la Unión Europea, después de la devaluación de 2002, se registró un superávit hasta 2011. A partir de ese año, Argentina ha sostenido un déficit que alcanzó un pico de 2939 millones de dólares en 2013 y cayó a 1229 millones en 2014. En tanto, con Japón, hubo déficit en todos los años de las últimas dos décadas, excepto en 2002. Después de ese año, el primer máximo fue en 2008 con un saldo comercial negativo de 859 millones de dólares y el segundo fue el año pasado con 594 millones de dólares.
Si bien en la última década se produjo un proceso de diversificación de mercados de destino de las exportaciones de Argentina y se generaron nuevas alianzas que le han permitido a la política local ganar grados de libertad en las negociaciones internacionales, la asimetría de poder con las potencias litigantes es, obviamente, enorme. Mientras que, para nuestro país, los mercados de la UE, Estados Unidos y Japón representan poco más de la quinta parte de las exportaciones totales (en los noventa representaban casi el doble), la participación de las ventas de esos países a Argentina, en relación a sus exportaciones, es marginal.
Ningún país ha podido desarrollarse sin administrar su comercio exterior. Forma parte de cualquier proceso de desarrollo productivo. Consiste en ir utilizando las divisas que origina la economía, a través de sus exportaciones y/o del financiamiento externo, en las necesidades requeridas para el crecimiento de su aparato productivo. La facultad de regular el comercio exterior, reprimida por la OMC, fue aplicada, entre otras economías, por el Reino Unido en el siglo XIX, con aranceles de entre 45 y 55 por ciento, y por Estados Unidos con aranceles en torno del 50 por ciento, durante la primera mitad del siglo XX. También Japón, Corea, Taiwan y China fueron, en la segunda mitad del siglo XX, importadores muy restrictivos en pos de promover el crecimiento de sus industrias.
Otra gran barrera al desarrollo y la más clara parcialidad de la OMC a favor de los países centrales es que no están limitadas las trabas comerciales y los subsidios en el sector agrícola. Esta es un área clave para generar recursos en economías atrasadas y suele ser competitivamente débil en países desarrollados. Supuestamente, en la última ronda de negociaciones se iba a comenzar a desregular el comercio agrícola, en favor de las economías subdesarrolladas. Pero las negociaciones naufragan hace ya 14 años.
En definitiva, el liberalismo se aplica donde les conviene a las naciones más poderosas y posterga los intentos de desarrollo de las economías pobres. Ahora bien, la regulación comercial argentina de la última década no puede dejar de estar presente si se busca una transformación del aparato productivo que implique la generación de empleos de creciente calidad y mayor autonomía económica. De otra forma, los mercados por sí solos y espontáneamente no generarán las condiciones que promuevan el desarrollo productivo para romper el statu quo de dominación externa con estrechas relaciones de poder internas no alineadas con los objetivos de transformación. El sueño del modelo de libre mercado como mecanismo promotor del desarrollo no funcionó en ninguna economía y comprar ese cuento le provocó a la Argentina severos daños que aún no ha podido terminar de revertir. Desde ya, la política comercial sola no alcanza, pero es una pieza fundamental en un programa de desarrollo.
Frente a este escenario local e internacional, regulado por una OMC dominada por los intereses de los países desarrollados, nuestro país debe modificar la forma de administración del comercio.
Después de la reducción generalizada de aranceles en los sectores no agrícolas, las prácticas proteccionistas de las potencias económicas no desaparecieron, inclusive en la industria. Se han vuelto mucho más selectivas, adoptaron mecanismos menos evidentes de implementación y una administración más compleja. Una investigación de la Fundación Pro Tejer, titulada “Derribando Mitos”, revela que, desde la creación de la OMC en 1995, las medidas no arancelarias de defensa comercial (son disposiciones gubernamentales que obstruyen el comercio) se incrementaron exponencialmente. El informe indica que, en ese año, había 1472 medidas no arancelarias vigentes y que, al 30 de junio de 2014, esa cifra se había multiplicado 23 veces, llegando a los 34.569 casos efectivos. La mayoría (18.155) son denominadas como “obstáculos técnicos al comercio”. Se trata de normas y métodos de clasificación, prescripciones de seguridad, normas de calidad, muestreos e inspecciones, pruebas de laboratorio sobre composición, etiquetados, registros de empresas, entre otras, que utilizadas en exceso y discrecionalmente restringen el comercio. También son muy frecuentes las medidas sanitarias y fitosanitarias (12.788 registros informados a la OMC). Es usual que los análisis requeridos y las normas técnicas adoptadas se transformen en una barrera comercial mediante múltiples formas. Suele ocurrir que los exámenes previos a la certificación de mercaderías deban realizarse en laboratorios controlados por el país importador y son habituales los cuellos de botella en los análisis requeridos. También es usual que las regulaciones contengan exigencias técnicas extraordinariamente elevadas o que las reglas establecidas cambien súbitamente. También puede ocurrir que haya sesgos en la interpretación de los resultados o poca transparencia general en los mecanismos de control.
El fallo de la OMC contra Argentina es un claro intento de bloqueo del ejercicio de la regulación pública de los mercados. Sin embargo, además de seguir procurando diversificar el comercio, existen mecanismos más sofisticados de administración que, con la recuperación de la capacidad de gestión pública de los últimos años, deberían poder instrumentarse de modo de generar una plataforma de medidas no arancelarias, como aplican los países desarrollados.
* Economista de la Sociedad Internacional para el Desarrollo.
@marianokestel