lunes, 8 de septiembre de 2014

El urgente espacio del título Por Oscar Steimberg*

El periodismo hace uso de un procedimiento que opera sobre la “negatividad” de un hecho o noticia cuando se trata de actividades oficiales o sobre temas que competen a una gestión de gobierno. Pero podría agregarse que, paradójicamente, casi nunca lo negativo es el hecho informado, que más bien se habla –se discurre, así sea en el espacio urgente de un título- acerca de la manera en como algo se hizo. O se dijo.

Desde hace algunos, todavía pocos años, toda noticia (local) sobre actividades oficiales o sobre temas que competen a una gestión de gobierno, tiende a salir en los medios con un componente de valoración que en algunos emplazamientos tiende a mostrarse (¿siempre?) como negativo. Pero podría agregarse que, paradójicamente, casi nunca lo negativo es el hecho informado, que más bien se habla –se discurre, así sea en el espacio urgente de un título- acerca de la manera en como algo se hizo. O se dijo. Cuando se trata de diarios impresos, el comentario puede proponer su sesgo a la lectura desde volantas, bajadas o copetes pero suele hacerlo ya desde el título mismo, después de la coma o el punto que habilitan una inmediata toma de la palabra. Pero en cualquier caso: aun cuando se trate de confrontaciones políticas o económicas del país, con organismos plurinacionales o con poderes externos políticos o económicos, el giro opinante o crítico tenderá a referirse a la instancia estrictamente operativa de la gestión o (o también) a su comunicación acompañante: los responsables de la acción comunicada estuvieron en el lugar o no, se procedió o no en tiempos considerados pertinentes, se formularon con precisión o no las declaraciones, las informaciones o las previsiones para el futuro inmediato. En relación con algo que sólo en otros tiempos o espacios, puede suponerse, podrá llegar a conocerse y valorarse en términos de sus sentidos, efectos y alcances específicos, y no solamente en relación con los modos de su procesamiento o su comunicación.

Y los modos de, digamos, esa tematización permanente de la instancia intermedia, son diversos. Porque está también el uso, en la titulación periodística, de una genérica tercera persona, asociada a esa tematización de una gestión separada de su objeto. Y esa elección de una versión narrativa en tercera persona se aparta, también, de usos periodísticos históricamente asentados, como el del modo impersonal. Por ejemplo: se informa que “El gobierno espera que…”, en lugar de comenzar directamente: “Se espera que…”. ¿No puede pensarse que hay algo de extraño en esa adjudicación de expectativas, adjudicación que sólo podría reconocerse como verosímil si existiera un dato sobre los indicadores de esa espera? Que en general no aparecen, o se remiten a fuentes naturalmente no identificadas. Y el tema es el de la acción o inacción, con su componente de acierto o desacierto, de una operatoria de gestión, y no de una decisión política que no se tematizará.

Un azar de los acontecimientos colocó inmediatamente antes (en principio, al mismo tiempo) que este momento de los motivos de primera página, al Mundial de Fútbol. Y los parecidos, en los discursos acompañantes, son sorprendentes. Podría decirse que cuando no se quiere compartir la suerte de los responsables del desempeño del equipo que está compitiendo en un campeonato mundial, se abandona la construcción de frases con sujeto país o nacionalidad y, más aún, se abandonan hasta en las columnas de comentarios, las apelaciones al nosotros inclusivo que, además de arriesgar la evidencia de la necesidad de pertenencias o de afectos, acercan la enunciación impresa a las cercanías y emotividades de la oralidad. Tal vez, puede pensarse también, no del todo conscientemente, para no compartir la posibilidad de eventuales traspiés. Pero cabría preguntarse por qué está pasando algo parecido cuando aquello de lo que se habla se relaciona con las confrontaciones políticas o económicas del país, con organismos internacionales o con poderes externos políticos o económicos

¿Podría decirse?: sobre el Mundial o los Buitres, se habla implicando la condición externa u oscura de las amenazas de la fatalidad: los riesgos tematizados son los de un procesamiento de efectos en la operatoria tratada como privada de la posibilidad de actuar sobre las causas. Llegándose a aclarar que no se habla de políticas, ni de saberes, ni de estrategias.

¡Crece! el efecto de centralidad adjudicado a “un operador de Wall Street”: “Yo no puedo creer que el gobierno argentino sea tan incompetente”.

Podría decirse que se ha elegido hablar de desempeños profesionales. En el sentido más general del término.

*Semiólogo y poeta.
Fuente: La Tecl@ Eñe - Revista de Cultura y Política.
http://lateclaene6.wix.com/revistalateclaene

Adiós Palestina Por Robert Fisk *

Así que un poco más de Palestina se fue por el desagüe. Otras cuatrocientas hectáreas de tierra palestina robadas por el gobierno israelí –“apropiación” es robo, ¿no es así?– y el mundo dio las habituales excusas. Los estadounidenses lo encontraron “contraproducente” para la paz, que es probablemente un poco menos fuerte que lo que sería su reacción si México fuera a tomar un pedazo de 400 hectáreas de Texas y decidiera construir allí casas para sus inmigrantes ilegales en los Estados Unidos. Pero esto es “Palestina” (las comillas más necesarias que nunca) e Israel consiguió seguir robando aunque no a esta escala –es el mayor robo de la tierra en treinta años– desde que se firmó el acuerdo de Oslo, en 1993.

El apretón de manos de Rabin-Arafat, las promesas y los traspasos de territorio y los retiros militares y la determinación de dejar todo lo importante (Jerusalén, los refugiados, el derecho a volver) para el final, hasta que todos confiaran en los otros tanto que todo el asunto sería un juego de niños, luego de todas estos hechos es de extrañar que el mundo haya otorgado su generosidad financiera a los dos. Pero esta última apropiación de tierras no sólo reduce a “Palestina”, sino que continúa el círculo de concreto alrededor de Jerusalén para que los palestinos se queden afuera tanto de la capital que se supone que deben compartir con los israelíes como de Belén.

Fue instructivo saber que el consejo Gush Etzion, que administra los asentamientos ilegales en Cisjordania, considera que este robo es un castigo por el asesinato de tres adolescentes israelíes en junio. “El objetivo de los asesinatos de los tres jóvenes era sembrar el miedo entre nosotros, para alterar nuestra vida cotidiana y para poner en duda nuestro derecho (sic) a la tierra”, anunció el consejo Etzion. “Nuestra respuesta es fortalecer los asentamientos.” Esta debe ser la primera vez que la tierra en “Palestina” ha sido adquirida no a través de excusas sobre seguridad territorial –o en nombre de la autoridad personal de Dios–, sino por venganza.

Y plantea un interesante precedente. Si una vida israelí inocente – cruelmente tomada– vale alrededor de 130 hectáreas de tierra, entonces una vida palestina inocente –también tomada cruelmente– sin duda debe valer igual. Y si la mitad de los 2200 palestinos muertos en Gaza el mes pasado –y ésta es una cifra conservadora– eran inocentes, entonces los palestinos supuestamente ahora tienen el derecho de tomar más de 132.000 hectáreas de tierras de Israel, en realidad mucho más. Pero sin importar lo “contraproducente” que esto pudiera ser, estoy seguro de que Estados Unidos no lo toleraría. Israel toma tierras, los palestinos pierden tierra; ésa es la forma en que esto funciona. Y así ha sido desde 1948 y así es como va a continuar.

Nunca habrá una “Palestina” y el último robo territorial no es más que otro signo de puntuación pequeño en el libro de la tristeza que los palestinos deben leer mientras sus sueños se marchitan. Nabil Abu Rudeineh, el portavoz del “presidente” palestino, Mahmud Abbas, dijo que para su patrón y para las “fuerzas moderadas” en Palestina la decisión de Israel había sido “una puñalada en la espalda”, que es poco decir. Abbas tiene la espalda llena de heridas de puñales. ¿Pero qué otra cosa esperaba cuando escribió un libro sobre las relaciones palestino-israelíes sin usar la palabra “ocupación” ni una sola vez?

De manera que estamos nuevamente en el viejo juego. Abbas no puede negociar con nadie, salvo que hable por Hamas así como por la Autoridad Palestina. Como lo sabe Israel. Como lo sabe Estados Unidos. Pero cada vez que Abbas trata de lograr un gobierno de unidad, todos gritamos que Hamas es una organización “terrorista”. E Israel dice que no puede hablar con una organización “terrorista” que exige la destrucción de Israel –aunque Israel solía decir lo mismo de Arafat y, en aquellos días, ayudó a Hamas a construir más mezquitas en Gaza y Cisjordania como contrapartida a Al Fatah y todos los otros “terroristas” en Beirut–.

Por supuesto, si Abbas habla sólo por él, Israel le dirá lo que le dijo antes: que sin su control de Gaza, Israel no tiene con quien negociar. ¿Pero sigue importando? Debería haber una volanta sobre todos los titulares de este tipo: “Adiós Palestina”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

06/09/14 Página|12

 

LA PARTICIPACION EMPRESARIA EN CRIMENES DE LA ULTIMA DICTADURA Una querella para investigar al directorio de Bunge & Born

El CELS presentó una querella en la causa por la desaparición de 24 trabajadores de Molinos Río de la Plata para que se determine la responsabilidad del grupo Bunge & Born en los crímenes cometidos contra representantes gremiales.

Por Alejandra Dandan

“Las medidas económicas implicaban necesariamente la represión ilegal de cualquier movimiento de resistencia, lo que demuestra la conexión directa entre el accionar criminal de la dictadura y el proyecto de transformación del capital económico”, dice el Centro de Estudios Legales y Sociales en la querella que presentó la semana pasada en la causa en la que se investigan las desapariciones de los trabajadores de Molinos Río de la Plata S.A. El expediente fue abierto el año pasado por los hijos de tres desaparecidos y destinado a investigar la complicidad de los integrantes del directorio de la empresa del grupo Bunge & Born y de su personal jerárquico en delitos de lesa humanidad. El escrito del CELS es clave para interpretar no sólo este caso, sino el de muchas causas en las que se analiza la responsabilidad empresaria en los crímenes de la última dictadura. Entre otras cosas, profundiza en el rol de las comisiones internas en la puja estructural de capital y trabajo y destaca la emergencia de una figura de la víctima que ya no está sólo pensada en su dimensión de militante político, sino en su doble condición de “trabajador” y “trabajador organizado”. En ese contexto, explica que “las medidas tuvieron como objetivo resolver el desafío que implicaba la confluencia del proceso de radicalización política y social con el poder de la clase trabajadora. A diferencia de las líneas de solución intentadas durante la segunda sustitución de importaciones, que habían tenido como trasfondo la permanencia del modelo de industrialización y de sus relaciones estructurales, las diversas políticas operadas a partir de marzo de 1976 no sólo permitieron atacar las formas organizativas y las vinculaciones políticas de la clase trabajadora, sino que, simultáneamente, promovieron transformaciones económicas que alteraron profundamente sus bases estructurales de poder”.

“El avance del proceso de justicia en nuestro país ha llegado a investigar la responsabilidad de las empresas en los crímenes de la dictadura, no como hechos aislados sino como parte de un plan sistemático, dirigido desde las altas esferas del gobierno de facto y de las cúpulas empresariales para transformar el modelo económico”, señala el CELS. “Desde luego, esa transformación traía aparejada la necesaria reducción de los derechos laborales de la clase trabajadora y la concentración económica en reducidos grupos.”

El escrito de cuarenta páginas se presentó el viernes ante la Justicia Federal de La Plata, donde está radicada la causa Molinos. Es la primera vez que el CELS se presenta institucionalmente como querella en las causas de complicidad civil que avanzaron en los últimos tres años.
El caso

A mediados del año pasado, tres hijos de desaparecidos de Molinos acompañados por una profesora de historia reunieron sus historias, material de archivo y salieron a golpear puertas para reunir datos sobre lo que había pasado en una de las principales plantas de Molinos Río de la Plata SA, ubicada en Avellaneda. Presentaron ese material en la Justicia acompañados por el abogado Javier Garín, en una presentación en la que pidieron que se investigue a los directivos del grupo Bunge & Born por el secuestro y desaparición de por lo menos 20 trabajadores de la planta de Avellaneda y de una niña. Hoy la presentación del CELS reúne 24 víctimas, entre ellas la esposa de uno de los trabajadores y una hija, aunque insisten en que el universo completo de las víctimas puede ser mayor. Todos los secuestros se produjeron a partir del golpe de 1976 y hasta fines de 1978. Hubo varios hechos aislados, pero el operativo más importante ocurrió el 7 de julio de 1976 en la puerta de la planta, entre las cinco y seis de la mañana, hora de ingreso del turno mañana. Tres camiones del Ejército estacionaron sobre la calle Deán Funes y cargaron a un número aún incierto de trabajadores que, de acuerdo con los relatos, va de 20 a de 80. Tres están denunciados en esta causa y siguen desaparecidos.

Desde el inicio, los primeros querellantes presentaron los secuestros y desapariciones como efecto de la disputa entre capital-trabajo. Y el CELS retoma ahora esta línea. Todos las víctimas pertenecían, o estaban cerca, a la comisión interna que ganó las elecciones en 1973. Había militantes de la JTP, Montoneros y uno de Organización Comunista Poder Obrero. Dos eran de la planta de Paseo Colón. Los trabajadores habían llevado adelante planes de lucha, tenían organizadas “brigadas de control de precios” para frenar las “políticas de desabastecimiento de productos de primera necesidad”. Y sumaron los efectos del secuestro de los Born.

“A lo relatado se agrega un hecho altamente relevante para vincular la desaparición y persecución de los trabajadores con la empresa. Nos referimos al secuestro de los hermanos Juan y Jorge Born el 19 septiembre de 1974 por la organización Montoneros”, dice el escrito. “Juan y Jorge Born eran el gerente y el director general del grupo económico Bunge & Born, propietario de la empresa Molinos Río de la Plata S.A. entre otras empresas. Entre los pedidos de la organización Montoneros para liberarlos se planteaban reivindicaciones laborales para los trabajadores de las empresas que pertenecían al grupo (Molinos, Grafa, Alba, Compañía Química y Centenera), las que eran coincidentes con los reclamos que venían realizando los delegados. Otra de las condiciones para la liberación era la entrega de mercaderías por la suma de un millón de dólares para ser repartida en barrios carenciados. Producida la liberación de los empresarios, esa mercadería se distribuyó a través de militantes de la organización y en algunos casos a través de los mismos trabajadores de la empresa, como el caso de Héctor Dadin Vasere y Santos Ojeda en la planta de Molinos. Este hecho le serviría a la inteligencia interna de la empresa para marcar y perseguir a los trabajadores acusándolos de formar parte del secuestro de los empresarios. Los hechos mencionados produjeron el recrudecimiento de la persecución a los trabajadores con mayor activismo por parte de la empresa.”
La presentación

Desde hace años el CELS sigue las causas de complicidad empresaria. En 2002, se presentó como querella en la causa Mercedes-Benz, pero no volvió a hacerlo hasta ahora. Sí –y como parte de este mismo camino–, se presentó como “amicus curiae” en la causa Ledesma, estuvo en Rosario con la historiadora y especialista en el movimiento obrero Victoria Basualdo para acompañarla institucionalmente en su declaración en el juzgado que investiga la causa Acindar y el eje de Villa Constitución. “Pero más allá de estas presentaciones queríamos hacer un acompañamiento institucional, como organismo: es esto lo que estaban pidiendo los querellantes”, dice Luz Palmas Zaldúa, coordinadora del área de Litigios del CELS.

Uno de los ejes del escrito es que el tema de la responsabilidad empresarial no es nuevo, sino que se viene señalando desde el comienzo del proceso de justicia. La intervención de empresarios en algún tramo del plan sistemático está presente en los relatos de los sobrevivientes y familiares desde el Juicio a las Juntas. En ese contexto, la presentación da cuenta de esa microhistoria política: recuerda las primeras causas como Mercedes-Benz, Ford y Papel Prensa y se detiene sobre todo a repasar las de los dos últimos años, donde los empresarios tienen algún grado de participación señalado con procesamientos o elevación a juicio como el caso Ledesma, La Veloz del Norte y Ford. También agregan aspectos internacionales de la relación entre empresas y regímenes dictatoriales.

“En las investigaciones en curso, se ha planteado que el accionar criminal de las empresas no fue aislado sino sistemático y dirigido desde las altas esferas del gobierno de facto. Como titular del Ministerio de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz lideró las transformaciones del modelo económico que derivaron en la reducción de los derechos de los trabajadores y en la concentración de la propiedad en pocos grupos –explican–. Esas regresiones implicaban la represión de cualquier modo de resistencia, lo que demuestra una permanente conexión entre ‘el proyecto de apropiación de la riqueza y de apropiación de la vida’”, señalan.

En línea con el informe de la CNV, señalan que pueden diferenciarse dos etapas en la alianza entre grupos económicos y el gobierno de facto. La primera se caracterizó por la instigación y colaboración de directores y gerentes en el secuestro de trabajadores vinculados con alguna actividad gremial o sindical. La segunda, dicen, tuvo como objetivo el uso del aparato estatal, incluido el represivo, para realizar operaciones económicas que beneficiaron a un sector del capital en perjuicio de otro.

Y al analizar más sistemáticamente los casos, logran trazar patrones en común: “En las resoluciones en las que se ha procesado a directivos en empresas por crímenes de lesa humanidad se ha tenido en cuenta distintos aspectos: el interés que puede tener un empresario en el secuestro y desaparición de un delegado, el vínculo cercano entre los dueños de las empresas y los integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad, la presencia de personal de esas fuerzas en las instalaciones de las fábricas, la evidencia de que las empresas entregaron listas con nombres de empleados que debían ser secuestrados”.

Pero acaso el aporte más importante de este escrito radica en la perspectiva de análisis: la posibilidad de pensar en una narración jurídica la dimensión económica del plan sistemático no sólo desde el lado del “capital”, sino de los efectos sobre el mundo del “trabajo”. Esta perspectiva mira las confrontaciones no sólo en términos políticos, como dice el escrito, sino también “desde las transformaciones económicas y sociales”: rasgos que, como explica, “quedaban ocultos o subestimados desde miradas predominantemente políticas”.

En la querella se analiza cómo las organizaciones del sindicalismo combativo constituían una herramienta fundamental en la disputa por la distribución del ingreso y estaban atravesadas por las luchas y debates sobre el grado de profundidad y el tipo de las transformaciones que se intentaban promover en la estructura económica y social argentina. “Fue justamente debido a estas razones que las patronales las consideraban una amenaza, no sólo en términos económicos, sino también en términos políticos y sociales” (ver recuadro).

Hace dos 24 de marzo, la Comisión Nacional de Valores (CNV) presentó un informe que fue estructural en las causas para pensar la complicidad empresaria. A través de una serie de documentos, el informe mostraba desapoderamientos a empresarios en un análisis que hacía foco en los efectos que tuvo la imbricación del aparato represivo con la alianza cívico militar destinada a la implementar un modelo económico, basado en la especulación financiera que destruyó el aparato productivo mientras iba aniquilando las demandas obreras. Ahora bien, el escrito del CELS puede pensarse como la contracara de aquel informe que ponía el acento en el capital; como un segundo tiempo, dado que se pone a trazar una narración en términos jurídicos de lo que fue pasando sistemáticamente con los trabajadores y el movimiento sindical.

“Para comprender lo que estaba en juego entonces en el proceso de organización de los trabajadores de la empresa Molinos es necesario comprender que el nivel de confrontación económica, política y social alcanzó, a mediados de los años ‘70, un pico inédito en términos históricos”, señala. “La clase trabajadora, que había conquistado en la década peronista una estructura sindical de gran alcance y fortaleza y una posición central en la economía y la sociedad, no tuvo un papel marginal en esta confrontación, sino que desempeñó un papel central en el ascenso de la conflictividad que, lejos de ser únicamente una pugna política, tuvo como trasfondo la confrontación creciente entre el capital y el trabajo. El poder de la clase trabajadora, que puede visualizarse, por ejemplo, en los niveles de participación de los asalariados en el ingreso que alcanzaron los 47 puntos en 1974, tenía sus raíces no sólo en las características del modelo de industrialización y en el papel que cumplían los trabajadores en la producción y el consumo de bienes, sino también en los mecanismos de representación y organización de los que disponía y en su vinculación (parcial, contradictoria, conflictiva, pero fundamental) con un arco de organizaciones políticas radicalizadas. El desarrollo y la vitalidad de los delegados y las comisiones internas durante esta etapa es un factor esencial para explicar las raíces de este poder del trabajo frente al capital, que se traducía, no sólo en el plano económico, en las luchas en el ámbito de la producción, sino también en términos de las grandes confrontaciones políticas y sociales.”

El período que se abre con el golpe militar del 24 de marzo de 1976 constituyó un hito de enorme importancia en esta historia, señala. “Las medidas aplicadas a partir del golpe, aunque marcadas por múltiples contradicciones y tensiones, tuvieron como claro objetivo resolver el desafío que implicaba la confluencia del proceso de radicalización política y social con el poder de la clase trabajadora. A diferencia de las líneas de solución intentadas durante la segunda sustitución de importaciones, que habían tenido como trasfondo la permanencia del modelo de industrialización y de sus relaciones estructurales, las diversas políticas operadas a partir de marzo de 1976 no sólo permitieron atacar las formas organizativas y las vinculaciones políticas de la clase trabajadora, sino que, simultáneamente, promovieron transformaciones económicas que alteraron profundamente sus bases estructurales de poder.” Uno de los aportes de esta presentación lo hizo Victoria Basualdo. El CELS hizo además un convenio con Flacso destinado a trabajar sobre la relación entre empresas y terrorismo de Estado, un proceso en el que se fueron acercando a Molinos.

“Uno está acostumbrado a ver organizaciones políticas porque las fuerzas de seguridad secuestran a integrantes de Montoneros, o al militante del ERP. Pero cuando tenés al empresario enfrente, tenés que poner de relevancia la identidad gremial”, explica en este caso Palmas Zaldúa. “¿Bunge & Born qué quería? ¿A Montoneros? Sí, probablemente haya habido una predisposición pero quería perseguir a los trabajadores que se revelan con planes de lucha y generaban problemas dentro de la planta. La idea es la de un disciplinamiento y esto es lo que se ve en todas las causas donde se ve la responsabilidad de los empresarios.”

Molinos es un capítulo de todo esto.

Contexto histórico
El secuestro de Jorge (foto) y Juan Born fue un hecho relevante para vincular la desaparición de los trabajadores con la empresa.
Imagen: DyN


Por Alejandra Dandan

Bajo el apartado de “Contexto histórico”, la presentación del CELS comienza el análisis del mundo de trabajo.

“En diálogo con los avances en el proceso de Justicia mencionados, se produjeron en estas décadas contribuciones desde el campo de la investigación que subrayaron la importancia de analizar el proceso represivo desplegado entre 1976 y 1983, no sólo en vinculación con las confrontaciones políticas sino también con las transformaciones económicas y sociales. En particular, ya desde la década del ’80, y con especial énfasis y profundidad en la etapa más reciente, parte de esta producción académica destacó la importancia de analizar a la dictadura desde la perspectiva de los trabajadores y del movimiento sindical, para iluminar algunos de los rasgos centrales que quedaban ocultos o subestimados desde miradas predominantemente políticas.

“Dentro de estas aproximaciones, algunas subrayaron que resultaba además necesario analizar el impacto de la dictadura en la clase trabajadora y el movimiento sindical, teniendo en cuenta no sólo el papel de los grandes líderes y las estructuras más visibles sino también, al mismo tiempo, de las bases y de algunos de las instituciones más importantes y al mismo tiempo poco reconocidas.

”En efecto, un conjunto de investigaciones ha mostrado que uno de los rasgos más destacados de la estructura sindical argentina es el alto grado de presencia que alcanzó en los establecimientos laborales, a través de la instauración de instancias de representación directa de los trabajadores, en la forma de delegados y comisiones internas. La existencia de estas instancias de representación directa otorgó a la estructura sindical argentina un carácter original y pionero con respecto a la de la mayoría de los países latinoamericanos, los cuales o bien no habían podido aún obtener esta conquista o bien nunca podrían lograrla.

”Si sigue esta línea de análisis, particularmente relevante para comprender tanto el caso de Molinos como un conjunto de otros casos de fuerte represión sobre los trabajadores y sus representantes de base, resulta claro que entre fines de los años ’60 y mediados de la década del ’70, los delegados y las comisiones internas estuvieron en el centro del proceso de creciente militancia y protesta contra la dictadura de la Revolución Argentina, su política económica y social, y la represión a la organización política y sindical. La existencia de representantes sindicales activos y combativos en el lugar de trabajo, que desarrollaban políticas de confrontación simultánea con la patronal y las dirigencias conciliatorias y en varias instancias frente al poder político, constituía un desafío abierto a las líneas predominantes en el sindicalismo a nivel nacional y cuestionaba severamente el control de la patronal sobre las condiciones de producción, el ritmo de trabajo y la retribución a los asalariados. Estas instancias de organización constituían además una herramienta fundamental en la disputa por la distribución del ingreso, y estaban atravesadas por las luchas y debates sobre el grado de profundidad y el tipo de las transformaciones que se intentaban promover en la estructura económica y social argentina. Fue justamente debido a estas razones que las patronales las consideraban una amenaza, no sólo en términos económicos sino también en términos políticos y sociales.”

08/09/14 Página|12
 
Volante para recabar información sobre los obreros desaparecidos de Molinos Río de la Plata.

Los peores escenarios para el 13 aniversario del atentado del 11-s Por Walter Goobar mundo@miradasalsur.com

Crecientes temores a sofisticados atentados en EE. UU. y Europa preocupan a expertos.

Frente a la decimotercera conmemoración de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los servicios de inteligencia de media docena de países entre los que se cuentan, por supuesto, EE.UU., Gran Bretaña, Australia, y Arabia Saudita, entre otros, compiten con sus ex aliados –devenidos ahora en presuntos rivales– en pintar escenarios apocalípticos que despertarían la envidia de novelistas y guionistas del género. De hecho, el asesinato de ese terrorista jubilado llamado Osama bin Laden permitió a EE.UU. crear un nuevo enemigo más creíble y temible que Al Qaeda, que es el Estado Islámico, tal como había vaticinado en su momento el autor de esta nota.

Según la publicación Debkafile, las fuentes de inteligencia y contraterrorismo revelan que los datos sobre los planes de los dos grupos de Al Qaeda “para conmemorar el aniversario del 11 de septiembre con grandes atentados” ha estado en manos de las agencias de Oriente Medio, las agencias europeas y las agencias estadounidenses de seguridad desde la segunda semana de mayo, es decir, hace cinco meses.

Uno de los principales indicios es que el principal fabricante de bombas de Al Qaeda, Ibrahim Hassan al Asiri, que trabaja fuera de Yemen, ha desarrollado una nueva sustancia explosiva secreta que puede pasar sin ser detectada a través de los dispositivos de detección y medidas de seguridad que actualmente están en uso en los aeropuertos internacionales y lugares públicos en Occidente y Oriente Medio.

Expertos en inteligencia creen que esta nueva sustancia, cuando se oculta en zapatos especiales o dispositivos electrónicos como el iPhone y los teléfonos Samsung Galaxy, pueden vencer a un escrutinio de seguridad incluso intenso. Sin embargo, la información también se ha recibido de que la nueva sustancia explosiva indetectable está implantandose en los cuerpos de los yihadistas suicidas, para producir las últimas “bombas humanas.”

Se teme que un procedimiento quirúrgico puede haber sido llevado a cabo para implantar este explosivo en portadores de pasaportes estadounidenses o europeos, en una clínica secreta en Yemen o un emirato del Golfo por un cirujano dedicado a la causa islamista radical. Estas bombas humanas han podido viajar a través de Jordania o Irak a través de Turquía a sus destinos específicos. Tales portadores de bombas invisibles pueden ser norteamericanos, belgas, británicos, australianos, ciudadanos franceses o alemanes, y ya están en estado de alerta en espera de la señal convenida para apretar un botón determinado y demoler el objetivo seleccionado.
El invento ha hecho infinitamente más fácil para los terroristas moverse y acercarse a sus objetivos, inadvertidamente y sin levantar sospechas.

Evidentemente, el asesinato de Bin Laden era necesario para crear una amenaza más creíble que la de Al Qaeda. Un año antes de su muerte el millonario saudita dirigió una carta a los dirigentes de su rama iraquí en la que los criticaba por alentar las rivalidades entre distintas ramas musulmanas. El veterano periodista Robert Fisk recuerda que este particular clon de Al Qaeda se salió de control. Lejos de pretender representar a todos los musulmanes, los afiliados locales de Al Qaeda abrazaron las aspiraciones sunnitas, incluso tribales. Así, en una carta –probablemente por el propio Bin Laden, menos de un año antes de su asesinato por los estadounidenses– se quejaba de que algunos de sus “hermanos” estaban “totalmente absortos en la lucha contra nuestros enemigos locales” y usando a otros musulmanes como escudos humanos (Bin Laden llamó a esto el “argumento de barricada”). Probablemente, esa carta significó la sentencia de muerte de Bin Laden.

Para Tierry Meyssan, es indignante observar cómo los medios de prensa internacionales han comenzado a denunciar los crímenes de los yihadistas en Irak, sin mencionar que se trata de los mismos actos de barbarie que se vienen perpetrando ininterrumpidamente en Siria desde hace tres años.
No son nuevos los degollamientos y las decapitaciones públicas ni tampoco las crucifixiones.
En mayo de 2013, el comandante de la Brigada al Faruk del Ejército Sirio Libre (los famosos “moderados” que tanto defiende Occidente) difundió en Internet un video donde se lo veía mutilando el cuerpo de un soldado sirio y comiéndose su corazón. A pesar de tales atrocidades, en aquella época los medios occidentales seguían presentando a aquellos yihadistas como “opositores moderados”, pero desesperados, que luchaban por la “democracia”. La británica y flemática BBC incluso llegó a entrevistar al caníbal para darle la oportunidad de justificar su acto de barbarie.
Todo el mundo ha podido observar que los hombres del Emirato Islámico entraron en Siria a bordo de columnas de Humvees, tan relucientes que parecían recién salidos de las fábricas de la firma estadounidense American Motors Corporation, y con armamento ucraniano, igualmente acabado de fabricar. Fue con ese equipamiento que se apoderaron del armamento estadounidense del ejército iraquí. Y todo el mundo se sorprendió al ver que el Emirato Islámico disponía de administradores civiles capaces de hacerse cargo al momento de la administración de los territorios conquistados y de especialistas en propaganda capaces de divulgar sus acciones utilizando Internet y la televisión, personal claramente formado en Fort Bragg, ubicado en EE.UU.

Según las usinas del espionaje, que han convertido la lucha contra el terrorismo en una herramienta de acumulación de poder y presupuesto, las dos ramas de Al Qaeda –Estado Islámico en Irak y Siria y Al Qaeda de la Península Arabiga (AQAP) en su base en Yemen– han preparado planes para desplegar espectaculares atentados terroristas coordinados en torno al 13 aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Según fuentes antiterroristas de Debkafile, se están preparando para atacar de manera simultánea en el Medio Oriente y contra una ciudad de Europa occidental. A continuación, van a atacar objetivos de Estados Unidos en el Medio Oriente y Europa.

En la estimación de los expertos islamistas, el Estado Islámico y AQAP han decidido retrasar la acción terrorista directa contra Estados Unidos, con el cálculo de que un ataque contra Estados Unidos tendrá un mayor impacto de choque algún tiempo después del primer ciclo de ataques, hacia el final de 2014 o a principios de 2015.

Fue esta información la que esgrimió el rey saudita Abdullah en advertencia a Occidente de que los planes de Al Qaeda eran inminentes. “Si se descuidan,” dijo fuertemente la semana pasada, “estoy seguro de que dentro de un mes van a llegar a Europa y, un mes después, a los Estados Unidos.”.

07/09/14 Miradas al Sur

En el año 1627 un barco zarpa de la bahía de San Juan

Por Luis López Nieves (1950)

a Adeline Kuang

DICE QUE la ciudad comienza a cansarla. Le aburre contar las ventanas entre las calles del Cristo y de la Cruz. Ese juego ya no la entretiene. Le sugiero que salgamos a la campiña pero ella dice que no, que le aterra salir de las murallas, que afuera todo es insectos, malezas, bestias, indios salvajes. Dice que esta isla se ha convertido en un castigo, en el antiparaíso, y que ya no sabe qué hacer. Afuera de las murallas es un infierno, dentro de las murallas es otro infierno, y ya le cansa contar ventanas.

Desde la última invasión de los holandeses, hace dos años, no se encuentra un libro para leer. La ciudad quemada, casi en ruinas; la catedral silenciosa. Ya no se oye el repicar de las campanas que se robaron los holandeses sacrílegos, ni la música del órgano que destrozaron con sus hachas. Las paredes de las casas están cubiertas de cenizas. Y ese persistente olor a quemado, a hecatombe, ha cambiado el aire que se respira en la ciudad. El cielo es un domo de nostalgia, el cabalgar de los caballos es diferente; nada, nada es igual en San Juan Bautista.

"Es el fin del mundo" dice ella de pie, en el medio de la sala, mirando las vigas del techo y soltándose el largo cabello negro que yo tanto amo; y así, vestida con su traje blanco, de pronto se sienta en el suelo, en el mismo centro de la sala, y con los codos sobre las rodillas empieza a llorar de golpe. Las esclavas corren a socorrerla pero ella ordena que la dejen quieta, que no le pasa nada; me mira a través de las lágrimas y repite que es el fin del mundo, que los holandeses nos han robado la ciudad. Devastado, impotente, la miro en silencio porque no sé qué decir.

La dejé en el muelle de la Puerta de San Juan y luego subí a mi balcón. Desde entonces me he negado a bajar. Vi su barco partir de la bahía: me dijo adiós con su mano enguantada mientras nos mirábamos en silencio. Ella con sonrisa inevitable, dolorosa; yo con lágrimas que ella no podía ver porque estaba lejos. El barco zarpó. María Cristina en su ancho traje de algodón rosado, al lado del mástil principal, me saludaba despacio. Yo veía el agua tan azul de la bahía, el traje volátil de mi mujer azotado por la brisa, las velas del galeón que ondulaban como alas gigantescas; blancas y leves flotaban en el viento. Y esa brisa se llevó la nave. Tras llegar a la boca de la bahía desapareció rumbo a Sevilla. Y yo sigo aquí en el balcón, sentado, escrutando día tras día el vil horizonte.

Esa procesión que pasa frente a mi casa, afligida y nocturna, no me emociona. Apenas escucho el rosario que las mujeres repiten en voz baja. Sigo sentado en mi balcón, velando el horizonte debajo de la luna. Esas antorchas y farolas que con su luz abren la noche, ya no me importan nada. La Semana Santa no significa nada. Este próximo domingo, Día de la Resurrección, no tendré nada que celebrar. La Catedral no podrá doblar las campanas, el coro cantará sin órgano y yo dormiré sin el aroma suave del cabello de María Cristina. Es el fin del mundo.

Anoche pasó otra procesión frente a mi casa. Aún quedan cabos de vela en la calle. Las señoras y las niñas vestían de negro, cubrían sus cabezas con mantillas negras, y la luz amarillenta de las teas y farolas iluminaba las ventanas que mi mujer ya no quiso contar. Yo escuchaba la letanía de las caminantes y la recordaba a ella en esa misma calle, su traje blanco en el sol, pero me bastaba cerrar los ojos un instante para recordar el galeón que abandonó la bahía lentamente, el traje rosado enardecido por el viento, el guante blanco diciéndome adiós.

Me acusan de misantropía. Quieren que renuncie a mi balcón. Mis amigos me invitan a la plaza o quieren llevarme a cabalgar. Me sugieren que tome el sol. Los veo a todos muy preocupados y los comprendo, creo que yo haría lo mismo por un amigo, pero es que a mí ya no me importa. Ayer estuve a punto de insultar al Obispo, quien permaneció casi toda la tarde conmigo en el balcón e insistió en escuchar mi confesión, pero me negué a contarle nada. Me dice que estoy enfermo, que padezco melancolía, y me pide que lo acompañe a la Catedral, a ese mismo edificio de paredes chamuscadas que tanta tristeza causó a mi mujer desde que se quedó sin música ni campanas. Pero no me importa lo que piense él ni nadie. Así se lo dije esta mañana al mismo Gobernador, quien también vino a pedirme que abandonara el balcón. Me habló sobre mis deberes ante los súbditos de la corona, ante el Rey, ante Dios. Luego, en tono severo, me recordó que soy biznieto de conquistador y médico de la ciudad. Dijo que los enfermos me necesitan. Mientras me hablaba bostecé muchas veces y me dediqué, como siempre, a examinar el horizonte en espera del traje ancho de María Cristina.

Mis esclavas, las pobres, no dicen una palabra. Cuando traen las bandejas de comida creo ver algo de tristeza en sus ojos, aunque no puedo estar seguro porque sé que nunca me han querido. No importa. Seguirán llevándose las bandejas como las trajeron, sin tocar, con la comida intacta, y yo me quedaré en el balcón esperando el galeón que deberá volver. Lo que me han dicho mis amigos con voz temblorosa, y luego repetido el Obispo y el Gobernador en tono misericordioso, no es cierto. Es una mentira abominable. Sé que no hubo ninguna tormenta en alta mar. Es sólo un rumor. Tiene que serlo. Yo esperaré en este balcón hasta que vuelva el galeón, sus velas tremolando como alas gigantescas. El traje rosa estará junto al mástil. Volveré a sentir el aroma suave del cabello de mi mujer, la caricia lenta de su mano en mi rostro.

Obama lanza una nueva guerra Por Roberto Montoya. Desde Madrid mundo@miradasalsur.com

La decapitación de otro periodista estadounidense acelera los planes de ataque del Pentágono.

Los terroristas del autoproclamado Estado Islámico (EI, o IS, reducción del nombre por el que se dieron a conocer pocos años atrás, Estado Islámico de Irak y Siria, EIL o ISIS) han vuelto al mismo escenario de dos semanas atrás para filmar su nuevo macabro video: la decapitación de un segundo periodista estadounidense.

Un lugar indefinido del desierto, probablemente Siria, un hombre occidental arrodillado, con sus manos atadas a la espalda vestido con una túnica naranja, y a pocos pasos detrás de él, su verdugo, ataviado de negro y con su rostro oculto. Tal como este mismo verdugo anunció en su primer “mensaje a América”, tras asesinar al periodista James Foley, si EE.UU. no detenía sus bombardeos contra posiciones del EI en Irak ni pagaba un multimillonario rescate, en breve asesinaría a otro periodista, Steven Joel Sotloff, secuestrado en Siria en agosto de 2013.

Y cumplió su amenaza. El verdugo al que la prensa británica apoda Yihad John por su perfecto acento inglés, lo decapitó con su cuchillo al igual que hizo con Foley, después de obligar a Sotloff a culpabilizar a Obama de su muerte.

Yihad John, el nombre tras el cual Scotland Yard sospecha –según los medios de comunicación– que se oculta un joven británico de 24 años, Abdel Majed Abdel Bary, rapero, hijo de un abogado egipcio exilado en Reino Unido, habría viajado a Oriente Medio para unirse a la Yihad (guerra santa), como han hecho al menos otros 500 británicos.

El verdugo parece disfrutar de ser el protagonista de estos brutales videos, que sirven para aterrorizar a sus enemigos y para animar a los propios yihadistas mostrándoles el impacto mediático que tienen sus crímenes.

En el nuevo video del Estado Islámico en el que se muestra la ejecución de Sotloff –un hombre de 31 años atraído por el mundo islámico, que hablaba árabe fluido–, Yihad John presenta a su próxima víctima, al británico David Cawthorne Haines, un ex militar que trabajaba como asesor en temas de seguridad para ONG que operan en la región, antes de ser secuestrado en marzo de 2013 en Siria.
Según Dabiq, órgano oficial del EI, todavía permanecen en su poder “varios británicos y estadounidenses”. A menudo los familiares y medios de comunicación para los que trabajan periodistas y fotógrafos que son secuestrados evitan que se difunda esa información para intentar negociar su liberación a cambio de dinero, lo que dificulta conocer la cifra exacta de profesionales que se encuentran en este momento cautivos.

El Estado Islámico viene mutilando, crucificando y degollando a cientos de personas en Irak, Siria o el Líbano, pero sabe bien que ninguno de esos videos conmocionan tanto a nivel mundial como la grabación de la decapitación de sus rehenes occidentales. La policía y los servicios de Inteligencia europeos temen que esos videos estimulen a muchos jóvenes europeos de origen musulmán seducidos por el mensaje de ciertas corrientes salafistas para sumarse a la Yihad.

Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, el Estado Islámico cuenta con cerca de 50 mil combatientes en Siria y al menos 20 milde ellos son extranjeros.

Se calcula que cerca de 3000 provienen de Arabia Saudí –cuna del salafismo–, otros tantos de Túnez, unos 1300 de Marruecos, pero también islamistas provenientes de Chechenia, de la comunidad uigur de China, y unos 2000 de Europa y EE.UU.

Otro tanto sucede con Irak, donde el EI cuenta con otros 30 mil milicianos.

El Estado Islámico ha logrado desplazar en protagonismo a Al Qaeda en toda la región, la que, para contrarrestar, acaba de anunciar la creación de Qaedat al Yihad, una franquicia suya en la democracia más grande del mundo, India.

El apoyo financiero al EI por parte de monarquías del Golfo y otros países árabes y el control de pozos petrolíferos que tanto en Irak como en Siria han caído en sus manos, les ha dado un poderío económico que les permite dotarse de armas y medios de comunicación sofisticados y poder pagar regularmente un salario a sus miles de combatientes, así como a asesores financieros, informáticos, especialistas en medios de comunicación y traductores de distintos idiomas, distribuidos por distintos países.

El controlar ya todo el nordeste de Siria fronterizo con Irak e importantes ciudades e instalaciones estratégicas iraquíes le ha permitido dar esa imagen de Estado incipiente. La reducción de su nombre original no es arbitraria, quiere demostrar que ya es un califato y que a través de la Yihad extenderá su poder más y más, como siglos atrás.

Al frente de él, el califa Ibrahim, anteriormente conocido como Ibrahim al Badri, alias Abu Du’a y alias Abu Bakr al Baghdadi.

El actual califa, considerado ya por EE.UU. el nuevo “enemigo público número uno” –una vez ejecutado extrajudicialmente Osama bin Laden–, fue, según testigos y como testimonian fotografías, uno de los interlocutores que tuvo el senador John McCain –candidato presidencial republicano en 2008– cuando se reunió en mayo de 2013 en Siria con “la oposición moderada” al dictador Bachar al Assad, prometiéndoles el apoyo de Washington.

EE.UU. repitió así en Siria, como poco antes en Libia, un tipo de alianza similar a la que hizo con Bin Laden en los años ’90 en Afganistán para luchar contra las tropas soviéticas. Luego no podría controlarlo y se le convertiría en su pesadilla.

EE.UU. prepara ahora una nueva guerra, esta vez para frenar al EI, un grupo aún más extremista que Al Qaeda al que junto con Arabia Saudí, Qatar, Turquía y otros de sus países aliados ayudó a crecer con el objetivo de impedir la influencia de Irán en Irak, Siria y el Líbano.

Tanto republicanos como demócratas reclaman a Obama que intensifique los bombardeos actuales en Irak y los extienda a Siria. Paradójicamente, ahora no para atacar al régimen de Bachar al Assad como pretendía un año atrás –acción congelada ante la salida diplomática presentada por Putin–, sino para bombardear a opositores del dictador... a los que EE.UU. apoyaba y armaba.

Los planes se retoman, se trata de balcanizar Siria e Irak, partir los estados por comunidades para controlarlos más fácilmente, siguiendo el ejemplo ya practicado en el Kurdistán iraquí, con un gobierno –ahora sólo semiautónomo– dócil, que no pone trabas ni a la explotación de su petróleo por multinacionales extranjeras ni a la presencia de asesores militares y agentes de la CIA.

Obama y Cameron presionan a los 28 países miembros de la OTAN para que se sumen a los ataques al EI. Intentan que se pueda utilizar para ello la misma Fuerza de Acción Inmediata de miles de soldados, fuerzas navales y aéreas que está creando la OTAN a ritmo acelerado para frenar a Rusia en Ucrania, pero no todos están dispuestos a involucrarse tan a fondo en el conflicto de Oriente Medio.

La historia se repite. Antes Bush llamó a su cruzada “guerra contra el terror”, Obama, usando los propios videos de las decapitaciones del EI como arma para sensibilizar a la comunidad internacional y la opinión pública, podría llamar a la nueva cruzada “guerra contra el horror”.
Nadie podría negarle que no sea terror y horror lo que siembra a su paso el EI, y por ello muchos aceptarán así la nueva cruzada como mal menor, pero, una vez más, se ocultará cómo nació y quién amamantó a este nuevo monstruo, como se ocultarán los objetivos reales que se persiguen con la guerra que se prepara y afectará a todos.

Estados Unidos e Irán rediseñan Medio Oriente
Por Eduardo J. Vior
mundo@miradasalsur.com
De la alianza entre el brazo militar de la OTAN y Teherán en la lucha contra el Estado Islámico en Irak surgirán resultados políticos inéditos hasta el momento.

La conferencia de la OTAN celebrada el jueves y viernes pasados en Gales respaldó la convocatoria del presidente Barack Obama y del primer ministro británico David Cameron, para formar –también con Irán– una amplísima coalición contra al Estado Islámico (EI), mientras fuerzas especiales norteamericanas y alemanas combatían en tierra. En dos semanas la política del Medio Oriente dio un giro de 180 grados, anunciando un diseño regional impredecible.

Apoyado por bombardeos aéreos norteamericanos y suministros británicos, franceses y australianos, el ejército iraquí liberó el pasado lunes 1°, junto con milicianos kurdos y chiitas comandados por iraníes, la sitiada ciudad turcomana chiita de Amirli, al norte de Bagdad. La villa estaba sitiada por los islamistas y nacionalistas desde hacía dos meses. Luego de liberar la plaza, el mismo lunes los coaligados avanzaron por la carretera hacia el Kurdistán. Según The New York Times también combatieron milicianos iraníes, pero fue la única fuente que lo mencionó. Aunque los medios occidentales especularon inmediatamente sobre la alianza entre Washington y Teherán, todo indica que la reciente cooperación militar es parte de una estrategia más amplia para combatir el alzamiento islamista.

Al mismo tiempo en el noroeste milicianos kurdos recuperaron el martes 2 el cruce carretero de Zamur. Por primera vez en este conflicto han intervenido fuerzas especiales norteamericanas y alemanas, según lo informó The Daily Beast de Nueva York.

Con las recientes victorias contra el Estado Islámico, los peshmerga kurdos están recuperando el terreno perdido hace un mes. Desde que EE.UU. comenzó los bombardeos aéreos, mejoró el rendimiento de la coalición antiislamista, sea por efecto directo de los ataques, por la intervención de fuerzas especiales en tierra o por la red clandestina de informantes que señalan los blancos a ser atacados por la USAF.

Oficialmente las tropas norteamericanas se mantienen como “asesores” en Bagdad y en la capital kurda, Erbil. Su intervención en combate hace más efectivo su apoyo, pero aumenta el riesgo de que sufran bajas con los efectos negativos que éstas producirán en EE.UU. en plena campaña electoral. Sin embargo, en la medida en que sus triunfos se hagan evidentes, la Casa Blanca puede plantearse objetivos más ambiciosos.

Cuando el presidente Barack Obama hace dos semanas declaró que “no tenía estrategia” para combatir al Estado Islámico (EI) en Irak, estaba aplicando las conclusiones que todos los analistas norteamericanos más o menos sensatos sacan de los últimos trece años de guerras permanentes. Como lo expresó Thomas Friedman en su columna en The New York Times el pasado martes 2, “después del 11/9 estábamos apurados. Derrotamos a los talibanes en Afganistán y a Saddam Hussein en Irak, sin pensar que en ambos casos abríamos a Irán un gigantesco espacio de maniobras. Ahora debemos ser más prudentes”, concluyó el comentario. Esta vez el involucramiento se va dando de a poco y nadie sabe dónde terminará.

Para EE.UU., el próximo primer ministro iraquí Haider al Abadi debe mantener el apoyo de los mayoritarios chiitas y las buenas relaciones con Irán, mientras restablece las relaciones con los pueblos del desierto, la minoría sunita del norte y centro y los kurdos del norte. Recuperar los lazos con grupos sunitas es vital, para desarticular la rebelión acaudillada por los yihadistas del EI. Muchos sunitas y nacionalistas –incluido el partido Ba’az, del ex presidente Saddam Hussein– se sumaron a la rebelión, porque fueron perseguidos por EE.UU. y el gobierno saliente, pero por unas pocas concesiones abandonarían al “califa” Al Bagdadi.

La corriente predominante del chiismo iraquí, liderada por el gran ayatolá Alí al Sistani, está dispuesta a aceptar un Estado laico con un magisterio religioso, pero sin intervención directa de los clérigos en la política. Sin embargo, desde la invasión norteamericana Sistani sufre la competencia de Muqtada al Sadr, un ayatolá mucho más radical y ligado a Irán, donde vivió entre 2006 y 2011. Esta competencia refleja la mayor entre las escuelas teológicas iraníes e iraquíes por el predominio sobre el chiismo. Al mismo tiempo este conflicto es parte de la competencia entre Irán y Arabia Saudita por el predominio regional.

Riad y las monarquías del Golfo vieron el ascenso chiita en Irak posterior a 2003 como una palanca para la hegemonía iraní y por eso alentaron las sucesivas insurrecciones sunitas. Sin embargo, en la nueva situación provocada por el surgimiento del EI se ha producido una fractura entre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), por un lado, y Qatar, por el otro, principal apoyo de los islamistas más radicales.

La Casa Blanca necesita a Irán para derrotar al EI, pero también, para que sus seguidores en Irak hagan concesiones que permitan romper el bloque sunita rebelde. Estados Unidos puede acordar con Irán en Irak; Teherán puede también ayudar a estabilizar Afganistán, es un buen contrapeso ante la inestabilidad creciente del Golfo y el apoyo de la inteligencia turca a los islamistas, pero nada más. Los intereses regionales de ambos muchas veces difieren y hasta son opuestos. Por otra parte, el conflicto por la política nuclear iraní está lejos de resolverse y, cuando lo esté, ambas potencias competirán por la comercialización internacional de los hidrocarburos iraníes. Tras tres años de devastadora guerra civil e internacional en Siria que acarreó el crecimiento del islamismo más radicalizado y su expansión a Irak y otros países de la región, Washington no puede dejar de colaborar explícitamente con Teherán y tácitamente con Damasco, pero relativiza esta alianza mediante una amplísima coalición que a la vez le permita controlar a los financiadores del islamismo en la península arábiga. En la lucha contra el Estado Islámico se ha puesto en marcha el rediseño del Medio Oriente, pero aún no está claro cuán amplia debe ser la coalición para alcanzarlo ni el nuevo perfil que la región tendrá cuando esta guerra acabe.

07/09/14 Miradas al Sur



 

Quince fotos inéditas del primer golpe de Estado argentino El golpe que inició la genealogía del terrorismo de Estado. Por Martín Cortes

Fotos: Archivo General de la Nación

El 6 de septiembre de 1930 se produjo la primera interrupción del orden constitucional. Inauguró además una larga sucesión de gobiernos de facto, que terminó con la sangrienta dictadura que comandó Videla desde 1983. Acá te mostramos imágenes nunca vistas, cedidas por el Departamento de Fotografía del Archivo General de la Nación.

Aviones militares sobrevuelan el centro de la ciudad el día del golpe

El golpe del 6 de septiembre de 1930 fue la primera interrupción del orden constitucional desde la consolidación del Estado nacional en 1862 e inauguró una larga sucesión de gobiernos de facto en Argentina. Desde entonces, las dictaduras contaron con algunas características comunes: el papel de las Fuerzas Armadas como árbitros de la política nacional, el apoyo de sectores de la sociedad civil y la participación de sectores tradicionales y concentrados de la economía para torcer un rumbo que consideraban peligroso. Las fotos del golpe de 1930, pertenecientes al Departamento de Fotografía del Archivo General de la Nación, ilustran estos aspectos y devuelven la vida a los acontecimientos que terminaron con la primera experiencia genuinamente democrática en el país.

Cadetes desfilando a la Casa Rosada entre civiles. 6/9/30
Unión Cívica Radical: un partido heterogéneo

El primer partido con características modernas en la Argentina nació a partir de la Revolución del Parque de 1890. Hasta la llegada al gobierno de Yrigoyen en 1916, el país sufrió una gran transformación social que acompañó el desarrollo del modelo agroexportador. Por un lado, una nutrida clase obrera comenzaba a formarse y organizarse sindicalmente. Por otro, la expansión del sector de servicios en las grandes ciudades -principalmente Buenos Aires- y el crecimiento institucional del Estado produjo una nueva clase media urbana formada por empleados administrativos y profesionales.

Los jóvenes cadetes del Colegio Militar fueron los que llevaron a cabo el golpe. 6/9/30
Los primeros años del siglo XX se vieron signados por este proceso: una clase obrera mayormente anarquista haciéndole huelgas al gobierno oligárquico cuya unidad comenzaba a quebrarse. El sector más conservador era partidario de la represión lisa y llana acompañada de leyes como la de Residencia, sancionada en 1902, que permitía expulsar con una firma del Jefe de Policía y del Ministro del Interior a “todo extranjero cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden público”. Un ala reformista, en cambio, buscaba evitar el crecimiento de tendencias más extremas y por eso buscó un acuerdo con los partidos más moderados: el socialista y el radical. De ese acuerdo salió la Ley Sáenz Peña de 1912 que catapultó a Yrigoyen a la presidencia cuatro años más tarde.

El presidente de facto Uriburu en la Casa Rosada rodeado de mujeres patricias que le expresan su apoyo. 8/9/30
El juego político con estos actores determinó la composición social del radicalismo: sectores subalternos de la oligarquía que juzgaban necesaria una apertura electoral, una clase media urbana que defendía esa apertura ante la perspectiva de ocupar puestos en el estado y un apoyo obrero esquivo y siempre en tensión con el anarquismo y el socialismo. El partido tenía una estructura organizada en torno a los comités de inserción territorial, liderados por ‘caudillos’ que comenzaron a cobrar importancia como intermediarios entre la dirigencia radical y su base electoral.

El arzobispo de Buenos Aires bendiciendo al nuevo régimen. 7/9/30
La Semana Trágica: preludio de la intervención armada

La Semana Trágica de 1919 es un hito en la historia de la represión estatal al movimiento obrero y la sociedad civil: lo que comenzó como una huelga en los talleres Vasena de Nueva Pompeya se trasladó rápidamente a otros barrios obreros de la ciudad, con especial énfasis en Once, donde se agrupaba la población ruso-judía. La explicación del antisemitismo viene de una idea presente desde comienzos de siglo que se agravó con la Revolución Rusa de 1917: los rusos, judíos y ‘agitadores foráneos’ como términos intercambiables. Este pánico, que autores como Eduardo Bilsky llaman ‘neurosis de clase’, llevó a la formación de la Liga Patriótica, integrada por miembros de la oligarquía vernácula pero también por jóvenes hijos de inmigrantes bien acomodados, algunos elementos radicales del sector más pudiente y oficiales del ejército (hasta que el gobierno lo prohibió).

Mujeres expresan su apoyo a los cadetes que desfilan rumbo a la Casa Rosada. 6/9/30
El gobierno radical no logró apagar la violencia mediante sus contactos con la Federación Obrera Marítima y comenzó a verse rodeado. Desde la izquierda, una agitación obrera inorgánica y desorganizada; desde la derecha, la Liga Patriótica y la Asociación Nacional del Trabajo, organismo defensor de las empresas liderado por el padre de José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía de la última dictadura. En medio de la violencia, el general Luis Dellepiane, hermano de armas de Yrigoyen en la Revolución del 90, se presentó en la Casa Rosada al mando de la guarnición de Campo de Mayo equipado con ametralladoras y piezas de artillería liviana.

Hipólito Yrigoyen en el Tedeum del 25 de mayo de 1930, meses antes del golpe.
Una leyenda no confirmada dice que Yrigoyen le ofreció la denuncia a Dellepiane, quien no la aceptó, aunque su apoyo quedó condicionado a que reprimiera la huelga. Dellepiane confesó que antes de entrar a la Capital se le acercó un grupo de militares retirados ofreciéndole liderar una rebelión militar. Días más tarde, cuando la Liga Patriótica quedó conformada, Dellepiane envió su mensaje de apoyo, que fue leído en la reunión del Centro Naval.

Civiles saludan desde un balcón el paso de las tropas golpistas. 6/9/30
El diario La Nación se refirió a Dellepiane el 16 de enero en estos términos: “Ha tenido la honrosa misión de conservar en circunstancias difíciles todo lo que en las mismas significa función de gobierno, esto es, el principio de autoridad, y lo que es más fundamental todavía, la propiedad de difundir la confianza pública por el juego acertado y sereno de los recursos protectores del Estado”.

Tiroteos en Congreso. Fue un intento de oponerse al golpe por parte de militantes radicales. 6/9/30
El debate sobre el peligro de la rebelión obrera continuó a lo largo de 1919. Entre enero de 1918 y diciembre de 1919 el número de afiliados a sindicatos pasó de 58.400 a 118.200, y una nueva oleada de huelgas durante este último año llevó a la publicación de un edicto policial que ordenaba la aplicación de la Ley de Residencia y la Ley de Defensa Social a los anarquistas, en su mayoría extranjeros, lo cual produjo arrestos y deportaciones en masa.

Un coche cargado de cadetes avanza rumbo a la Casa Rosada entre civiles que los vitorean. 6/9/30
En junio, el diplomático británico Sir Reginald Tower enviaba un despacho a Londres donde decía: “Si las cosas continúan como hasta ahora y los partidarios del Presidente se apartan de él en cantidad creciente; si el Congreso mantiene su actitud de negarse a sancionar las medidas enviadas por el Ejecutivo, y si la opinión pública es encaminada más abiertamente aún contra la política del Presidente, no veo otra alternativa a la revolución que la eliminación del Presidente Yrigoyen”.

Militar apostado en la terraza de la Casa Rosada una vez tomado el gobierno. 6/9/30
El termómetro económico

En 1930, el escenario descripto (y deseado) por Sir Tower se volvió realidad. Yrigoyen, que había ganado las elecciones presidenciales de 1928 con más del 60% de los votos, se encontró con una crisis política producto de la Gran Depresión, que ya desde 1929 dejó sentir sus efectos en el país. Las exportaciones cayeron, al igual que la inversión extranjera y las importaciones. La inflación y el desempleo comenzaron a hacer mella en la clase obrera; el derrumbe de las exportaciones y la falta de crédito barato generaron malestar en los terratenientes y comerciantes de exportación; la imposibilidad de aumentar el gasto público e introducir partidarios radicales en el estado le quitaron el apoyo de la clase media y generaron divisiones al interior de los comités barriales; ante esta situación, la intervención de los grupos del ejército descontentos con Yrigoyen no tardaría en llegar.

El presidente de facto José Félix Uriburu rodeado de mujeres de la calse alta en la Casa Rosada. 8/9/30
Desfilando a la Rosada

El golpe se gestó durante los dos meses anteriores a 1930. El gobierno, que había perdido muchos votos en las elecciones legislativas de marzo, quedó paralizado. Comenzó a circular la idea de que Yrigoyen estaba viejo y senil, que ya no podía gobernar y que su entorno lo alejaba cada vez más de la realidad. Yrigoyen intentó congraciarse con los militares: asistió a una cena de camaradería de las fuerzas armadas para entrevistarse con la oficialidad y envió una felicitación personal al organizador del desfile militar por el 25 de mayo.

Juramento de ministros del nuevo gobierno en el balcón de la Casa Rosada, 8/9/30
Pocos días antes del golpe designó a José Figueroa Alcorta, ex presidente y figura prominente de la oligarquía, como presidente de la Corte Suprema. Todo fue en vano: el 6 de septiembre, los cadetes del Colegio Militar avanzaron desfilando por la ciudad hasta llegar a la Casa Rosada, la cual ocuparon, y le pidieron la renuncia al vicepresidente Víctor Martínez ya que Yrigoyen se había retirado.

La Corte Suprema en 1930. De izquierda a derecha: Antonio Sagarna, José Figueroa Alcorta (presidente), Ricardo Guido Lavalle, Roberto Repetto y Horacio Rodríguez Larreta. 17/9/30
El 10 de septiembre la Corte Suprema, en manos de la oligarquía, emitió una acordada que reconocía la flamante dictadura llamándola “revolución triunfante” y legitimaba a todas las que seguirían: en ese documento hace saber, con un lenguaje esquivo, que el gobierno “se encuentra en posesión de las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden de la Nación, y por consiguiente para proteger la libertad, la vida y la propiedad de las personas”.

Homenaje a los caídos durante el golpe de estado. Plaza de Mayo, 8/9/30
Explica “que la doctrina constitucional e internacional se uniforma en el sentido de dar validez a sus actos”, y lo importante no es la interrupción del orden constitucional sino las “declaraciones del gobierno provisional, que al asumir el cargo se ha apresurado a prestar el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes fundamentales de la Nación”. El golpe es un hecho.

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