El Secretario de Empleo del Ministerio de Trabajo, Matías Barroetaveña,
analizó la situación actual del empleo en el país contrastando la situación con
la década de los noventa y la coyuntura 2008 - 2009. El rol del Estado y la
dinámica del mercado de trabajo.
Por Nahuel Placanica
Agencia Paco Urondo: ¿Qué diagnóstico hacen desde el Ministerio de
Trabajo respecto a la situación del empleo?
Matías Barroetaveña: Tenemos un mercado de trabajo distinto
al que existía antes del inicio de este proceso político, por lo tanto cualquier
evaluación a partir de un indicador como alguna suba o baja interanual del
empleo debe realizarse en ese marco.
Por otra parte, el conjunto de la política nacional toma como principal
variable al empleo, por eso se logró sostener y mejorar la cantidad y calidad
del empleo a lo largo de estos años. En los años noventa, nueve de cada diez
puestos de trabajo que se generaban eran no registrados, hoy nueve de cada diez
son registrados.
Pero además, cuando es necesario se aplican políticas
contracíclicas. Para nosotros hoy tenemos una situación de la que hay que
ocuparse. A través de políticas de ingreso como la AUH, las jubilaciones y las
paritarias fortalecemos el mercado interno a través del consumo y así sostener
los niveles de empleo.
APU: ¿Cómo definiría la situación actual?
MB: Hay un proceso en el que no han aumentado los despidos
en comparación con los años 2013 y 2012. Sí se ve un proceso de desaceleración
de creación de puestos de trabajo en el sector privado, es decir, aquellos que
terminan una relación laboral porque se jubilan o tienen un puesto eventual, no
vuelven a ser contratados con la misma celeridad.
Por eso el gobierno nacional responde con políticas contracíclicas y también
con el PROEMPLEAR, que es una herramienta que viene atender estas situaciones
particulares. Por un lado, tenemos el REPRO que es un subsidio de $2000 hasta
doce meses, que va directamente al trabajador cuando existe el riesgo de pérdida
de empleo. Por otro lado, la posibilidad de un nuevo régimen laboral para las
microempresas de hasta cinco empleados que rebaja las cargas hasta un 50% y le
permite a aquellos que no podían registrar por una ecuación económica tengan la
posibilidad. Y también tenemos los incentivos para la inserción laboral que son
de hasta $2700 por doce meses.
Este conjunto de políticas permiten sostener el empleo y facilitar la
inserción laboral. Por ejemplo, para los nuevos puestos de trabajo, en el caso
de un trabajador básico de comercio los costos que serían de alrededor de $10000
por mes se reduzcan en el primer año en un 38%.
APU: ¿Identificaría algún sector particularmente problemático? Pienso
en el sector de la construcción y el automotriz...
MB: La UOCRA señala la pérdida de puestos de trabajo. Hay
que pensar que el gremio tenía 70 mil trabajadores en el año 2003 y hoy está en
400 mil. Si hablamos de puestos de trabajo perdidos, si bien cada trabajo
importa, no podemos dejar de lado que estamos en una situación muy distinta a la
de la Argentina de hace diez años.
De todas formas, la situación del sector de la construcción está siendo
abordada con políticas contracíclicas como el PROCREAR y los anuncios recientes
en cuanto a la ejecución de pequeñas obras. Creemos que la situación se va a
revertir rápidamente.
El sector automotor ha llegado a un número de producción de un millón de
autos por año, lo que es algo absolutamente excepcional. Si bien hubo una
renovación del parque automotor muy importante en los últimos años, también hay
que pensar que no son tantos los argentinos que cambian el auto todos los
años.
Al mismo tiempo, el sector tiene una cadena de valor internacional, donde
Brasil disminuyó mucho su crecimiento y bajó un 25% las posibilidades de
exportación desde Argentina. Eso impacta en el neumático, la metalúrgica, la
metalmecánica y el plástico, en distintos niveles.
De todas formas, no han aumentado los despidos en esos sectores. Lo que sí ha
habido son suspensiones, que están previstas en el marco de los convenios
colectivos y están planificadas.
APU: Quizás el contexto 2008 - 2009 es en términos comparativos más
similar al actual en cuanto al comportamiento de la economía, ¿Qué contraste ve
con aquella coyuntura?
MB: En el 2009 la situación se agravó en mayor término. En
ese momento se dio la quiebra de Lehman Brothers y Estados Unidos entró en una
profunda crisis, de la que hoy se está recuperando lentamente. En ese año se
sumó la sequía, que produjo una baja importante de dolares por las
exportaciones.
En términos comparativos, podemos seguir un indicador que son los REPRO. En
el año 2009, hubo pedidos por 145 mil REPRO. Este año tenemos 5000 pedidos de
REPRO. Esta política sigue disponible pero no se está utilizando en la misma
medida.
Por otro lado, otros indicadores como los Procedimientos Preventivo de Crisis
(PPC) o los pedidos de seguro de desempleo contributivo, son menores a los de
2009.
Pero principalmente hay que comparar ambos contextos con lo que fue la
Crisis del Tequila. Cuando una crisis se producía en los noventa había millones
de puestos de trabajo que se perdían y no se volvían a recuperar. En 2009, las
dificultades de generación de puestos de trabajo se pudieron recuperar en los
años posteriores con mayor crecimiento, gracias a las políticas contracíclicas.
Al mismo tiempo, gracias al REPRO se logró evitar la disolución de relaciones
laborales, cuidando así los puestos de trabajo.
APU: ¿Cómo fueron en términos de conflictividad ambos contextos (2008
- 2009 y el actual)?
MB: Si uno mira la conflictividad de este año, tiene un pico
que tiene que ver con conflicto docente debido a la cantidad de trabajadores y
la duración del proceso. Pero no tenemos una situación de alta conflictividad.
Hay casos puntuales como en las cadenas de valor que hablábamos pero tiene que
ver con la dinámica de algunos sectores del sindicalismo que han generado
conflictos puntuales en algunas empresas, que con la práctica del piquete
obtienen mayor visibilidad.
Este Ministerio de Trabajo atiende conflictos en forma constante y los
resuelve a través del diálogo. Si bien algunos ganan mayor visibilidad, no hay
un aumento de la conflictividad sindical. Tampoco la hubo en el 2009. Los
trabajadores son los primeros en darse cuenta cuando hay una baja en la
posibilidad de ganancia de las empresas y ahí hay una relación de
responsabilidad mutua de cuidar el trabajo y la viabilidad del sector
productivo.
APU: ¿Qué sectores se habían visto afectados en aquel
entonces?
MB: La sequía afecto las economías regionales. Esto
repercutió en todo el sector rural y en toda la cadena de valor agregado del
sector porque bajaron los insumos para muchas de las producciones vinculadas a
carne, cerdo y pollo. También se sintió el impacto en la construcción ya que
muchos de los obtenían su renta agraria la invertían en la construcción. Además,
en ese momento se sintió el impacto en la cadena metalúrgica y el sector
automotriz.
APU: ¿Cuál fue el comportamiento del Movimiento Obrero organizado
ante estos vaivenes económicos?
MB: Más allá de los porcentajes que a veces piden los
dirigentes en los diarios todos los comienzos de años, los sindicatos se sientan
en la mesa a discutir y las partes negocian de acuerdo a las posibilidades de
cada sector. Después hay un capitulo político de aquellos que tienen un proyecto
político personal o de algún espacio.
Hay algunos que ven sólo el reclamo
por el impuesto a las ganancias, que es un reclamo legítimo, pero nosotros
también vemos otras realidades. Por ejemplo, hoy (jueves) estuvimos con el
sector ladrillero, que son más de 170 mil familias donde la informalidad ronda
el 85% y es necesario intervenir en la cadena de valor.
Nosotros seguimos por el camino de más derechos, más igualdad, más inclusión,
siempre enfrentándonos a intereses poderosos. La inmensa mayoria del movimiento
obrero sigue acompañando este proceso.
APU