En la iglesia de San Patricio del Belgrano R se realizó una misa a modo de homenaje.
Imagen: Jorge Larrosa
Hubo homenajes en la iglesia de San Patricio de Belgrano R, en la que fueron asesinados hace 38 años, y en Mercedes, donde comenzaron su vida pastoral. En calles de esa ciudad bonaerense se colocaron tres placas con los nombres de cada sacerdote.
Por Gustavo Veiga
Si la última dictadura asesinó a los curas palotinos en el barrio porteño de Belgrano R, fue mucho antes, en Mercedes, donde sus vidas pastorales habían cobrado sentido. Por eso, ayer, los principales actos por el 38º aniversario del crimen contra Alfredo Kelly, Alfredo Leaden y Pedro Dufau y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti se desarrollaron en esa ciudad bonaerense. Ahí también nació el genocida Jorge Rafael Videla y santificó su política el ex obispo de la diócesis local Emilio Ogneñovich. De esa prédica ultramontana sólo quedan residuos nostálgicos. La que se conserva joven es otra memoria, la de todos aquellos que les brindaron un homenaje a los religiosos de origen irlandés. Los actos tuvieron lugar en la iglesia mercedina de San Patricio, su homónima de la calle Estomba y Echeverría, más el cementerio donde yacen los restos de los sacerdotes. Hubo emotivos discursos y se colocaron tres placas en las calles de Mercedes con los nombres de cada uno de ellos.
El templo de 72 metros de altura, inaugurado el 17 de marzo de 1932 en la intersección de 14 y 21, fue el punto de encuentro para evocar la historia de compromiso de las víctimas. Es uno de los dos más importantes de la ciudad. El otro es la catedral. En su interior, muy cerca del altar, se colocaron las cinco fotografías de los religiosos y las de otros desaparecidos de la ciudad. Las imágenes rodeaban la cabecera del templo desde donde hablaron el diputado nacional Eduardo “Wado” De Pedro, el intendente local Carlos Selva, integrantes de la Comisión de la Memoria de Mercedes y el actual obispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, y el párroco Tomás O’Donell.
El legislador, nacido en Mercedes, se quebró más de una vez. Recordó que había pasado por el jardín de infantes, la primaria y la secundaria del colegio que lleva el mismo nombre que la iglesia. Una delegación de 160 estudiantes participó junto al rector del establecimiento. Un gaitero vestido con el tradicional kilt, la pollera escocesa, matizó con su música las palabras de cada orador. Hubo discursos en el exterior y en el interior del templo al que, curiosamente, el ultraconservador Ogneñovich le había concedido el status de capilla en la década del ’80. El mismo que bendijo el terrorismo de Estado del régimen cívico-militar.
“Habían reunido muchas veces a los jóvenes para que también ellos, con sensibilidad social, acudieran para ayudar”, recordó a los palotinos el obispo Radrizzani. También describió que “en ese momento yo estaba en La Plata y venían a verme los familiares de aquellos que iban desapareciendo y que a veces aparecían asesinados en la cárcel. Recuerdo la Noche de los Lápices, y como sacerdote jovencito, que la gente quería pacificar, que no existieran más muertes ni hubiera más enfrentamientos. Y la muerte de los palotinos para mí fue un testimonio de vida de aquellos que habían dado la vida por el prójimo...”
Varios centenares de personas cubrían la nave principal de la iglesia cuando se desarrolló el homenaje principal. El padre Tomás insistió con que debe seguir “buscándose la verdad y quiénes fueron los autores”, aunque hayan transcurrido 38 años del asesinato que sólo investigó con rigor e independencia el periodista Eduardo Kimel, autor del libro La masacre de San Patricio, fallecido en febrero de 2010. También hablaron en el acto los integrantes de la Comisión por la Memoria de Mercedes, María Silvia Fasce, Arturo Bojorge y Oscar Apezteguía.
Por la tarde, los homenajes siguieron en el cementerio local, donde están sepultados los restos de Kelly, Leaden y Dufau. Este último era oriundo de Mercedes. Allí volvió a hablar el padre O’Donell. También Ricardo Kelly, el hermano del religioso, quien destacó la tarea de Kimel. Se colocaron ofrendas florales sobre las tumbas de los palotinos. En Belgrano, en la parroquia de la calle Estomba y Echeverría, se ofreció una misa como todos los años. En la porteña San Patricio, la noche del 4 de julio de 1976, fueron asesinados de varios balazos los tres palotinos junto a los seminaristas Barbeito y Barletti.
El organista de la iglesia, Rolando Savino, de 16 años, fue quien descubrió los cinco cadáveres. Como nadie les abría la puerta a los feligreses más madrugadores que esperaban por la misa dominical, él se introdujo por una ventana. Los asesinos habían escrito a mano un mensaje, como para que no quedaran dudas desde dónde lo hacían: “Por los camaradas dinamitados en Seguridad Federal. Venceremos. Viva la Patria”.
Hoy, aunque los victimarios continúan impunes, el crimen de los palotinos se mantiene vivo en la memoria de la sociedad de Mercedes, en los actos, los discursos, las placas y también en el aporte que significó saber que la historia de la masacre llegó a las escuelas. La película documental 4 de julio, de Pablo Zubizarreta y Juan Pablo Young, se distribuyó en varios establecimientos educativos de la ciudad como parte de las evocaciones realizadas a 38 años del asesinato cometido por una patota de la ESMA.
gveiga12@gmail.com
Testimonio contra Laise
Ricardo Angles, militante peronista, afirmó ante el Tribunal Oral Federal que juzga en San Luis los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura, que el obispo Juan Rodolfo Laise medió en su liberación cuando fue detenido por un grupo de tareas en la terminal de ómnibus de la capital de esa provincia. El hombre, que era un auxiliar administrativo en la comisaría de La Toma en esa época, aseguró que sus padres, al ver que no regresaba de la capital, viajaron a pedir ayuda al obispo Laise. Luego de atenderlos “levantó un teléfono, habló con alguien y les dijo que regresaran tranquilos porque su hijo iba a ser liberado en pocas horas”, contó el testigo. Angles afirmó, además, que en la jefatura central, donde permaneció una noche y parte de la mañana del 21 de septiembre de 1976, vio detenidos a Graciela Fiochetti, Carlos Fernández y Oscar Trepín. Dijo que no fue sometido a torturas y que simplemente se le preguntó si “seguía siendo peronista”. Las audiencias de este proceso se reanudarán el jueves 17 de julio próximo.
05/07/14 Página|12
sábado, 5 de julio de 2014
Deudas Por Luis Bruschtein
Estados Unidos se abstuvo el jueves en la votación de los cancilleres de la OEA contra los fondos buitre. La semana pasada, Gran Bretaña desoyó por enésima vez el pedido del Comité de Descolonización de la ONU sobre las islas Malvinas. En los dos casos, las propuestas de declaración fueron presentadas por representantes del gobierno argentino. Se trata de dos calamidades que afectan al mundo, y a los argentinos en particular, desde hace décadas, pero que se reconfiguran según las circunstancias. Son situaciones de abuso de poder económico o militar, de las que en su momento estuvieron representadas por las figuras del imperialismo y del colonialismo. En el mundo tecnificado, unipolar y globalizado de la posguerra fría son situaciones que asumen nuevos significados, nuevas líneas de desarrollo, pero que siguen siendo desequilibrios e injusticias alrededor de las cuales va tomando forma el reordenamiento mundial. Los países de la periferia tratan de asociarse para fortalecerse ante esas amenazas por las cuales Argentina ha jugado sus fichas en la OEA y la ONU, en el Grupo-77 + China, en la Unasur, el Mercosur y la Celac. El resultado de esa puja en la que Argentina tiene fuerte protagonismo definirá la conformación de las relaciones internacionales. No es un dato menor, el fracaso o el éxito del país en esos dos frentes afectará a todos los demás.
Lo mismo con los derechos humanos, que constituyen otro cauce de políticas impulsadas por el kirchnerismo. Ayer fueron condenados a prisión perpetua el ex comodoro Luis Fernando Estrella y el ex general Luciano Benjamín Menéndez por el asesinato del obispo Enrique Angelelli. Más paradojas: Estrella, el asesino probado del obispo riojano, escuchó la sentencia con un rosario en la mano. Argentina impulsó pactos y acuerdos internacionales en defensa de los derechos humanos y acompañó la difusión de conceptos de avanzada como el de justicia universal. Se avanzó mucho por ese camino en el que Argentina tuvo protagonismo. Pero Estados Unidos, que publica en forma periódica listados de países donde supuestamente se violan los derechos humanos, se niega a firmar acuerdos y compromisos internacionales de respeto a esos derechos. Esa negativa le resta autoridad moral para reclamar a otros países. Se asume como juez, pero no permite que lo juzguen. Funciona así cuando se trata de los derechos humanos, y en todos los temas. Así funcionó el jueves su voto en la OEA. No quiere que otros países juzguen lo que hacen en su país los fondos buitre, los bancos y los jueces en detrimento de reglas internacionales.
Estados Unidos publica todos los años listados de países que supuestamente facilitan el lavado de dinero y aplica duras restricciones económicas. Igual que en el tema de los derechos humanos, se da el lujo de juzgar y castigar a las economías de otros países, pero no acepta reciprocidad. Son consecuencias de un mundo unipolar, donde la hegemonía de una potencia económica y militar establece los parámetros en los relacionamientos internacionales.
Deuda externa, Malvinas y derechos humanos han sido líneas donde el oficialismo mantiene la iniciativa. La oposición arremetió con el juicio al vicepresidente. La débil argumentación del procesamiento de Amado Boudou por parte del juez Ariel Lijo dejó demasiado espacio a la política. La prueba no es irrebatible sino más bien pobre. Solamente si se hace una valoración política de la prueba es posible sacar conclusiones: para los opositores es culpable; para el oficialismo es inocente. Si la prueba hubiera sido flagrante, el vicepresidente hubiera sido indefendible y el oficialismo habría estado obligado a ceder el juicio político. De las pruebas que presentó el juez es imposible deducir que Boudou se apropió de Ciccone. Y la única plata que aparece en toda la operación tampoco es de Boudou, sino de Raúl Moneta y Jorge Brito. En ese contexto, el juicio político era discutible y el oficialismo lo rechazó. El daño más grande al Gobierno provino de la forma en que los medios opositores potenciaron el fallo y el debate parlamentario y menos del fallo y el debate en sí.
En derechos humanos, la oposición no tiene metas ni líneas de acción. En el tema de la deuda, corre el riesgo de quedar en oposición al Gobierno cuando la oposición al Gobierno son los fondos buitre. Hay una disputa que deja de ser sectorial y toma dimensión nacional. Es un hilo delgado para el oficialismo y la oposición. Los economistas neoliberales presionan para que el Gobierno cumpla sin discutir la sentencia del juez Thomas Griesa. También lo dijeron Mauricio Macri y Marcelo Echenique, un especialista en mercados colaborador de Julio Cobos. No es la forma más popular de abordar este tema.
Cobos y Macri son precandidatos y tratan de incursionar incluso en terrenos donde el oficialismo manda. Malvinas es una trama en la que nunca se les había escuchado hasta ahora. A principios de la semana, Cobos hizo circular unas imágenes que lo mostraban en las islas junto al ex combatiente José Duarte. Explicó que había ido de visita, al tiempo que reivindicaba a las islas como argentinas. Fue un desastre, es un tema complejo y que desconoce. Como diputado es un representante del pueblo argentino que ahora tiene en su pasaporte un sello del Foreign Office que dice “Falkland Islands”. Cuando los ingleses levantaron la prohibición de viajar a las islas a los argentinos, la discusión fue el documento. Argentina proponía el DNI o la cédula y Gran Bretaña exigía que fuera el pasaporte. Se acordó una solución intermedia por la cual viajan a Malvinas con una hoja especial que se utiliza en situaciones de conflicto similares y no implica el reconocimiento de la autoridad británica en las islas.
El viaje fue duramente criticado por la Comisión Nacional de ex Combatientes y por otros agrupamientos que se mueven en el ámbito de esa temática. Pero además, el oficial retirado que acompañó a Cobos en su visita a las islas, José Duarte, es un carapintada que participó en los levantamientos contra el gobierno de Raúl Alfonsín, un correligionario de Cobos.
La política del Gobierno ha sido separar el discurso de Malvinas del discurso de la dictadura. En parte por convicción, pero también porque nada que se vincule con la dictadura tiene autoridad moral en el plano internacional. Los respaldos y alianzas que se han conseguido fueron en gran medida por las políticas de derechos humanos y porque pudo ser creíble al descartar la opción militar. A nivel interno respaldó a los agrupamientos de ex combatientes que habían denunciado a la dictadura. Y para que no quede la más mínima duda, instaló el Museo de Malvinas en la ex ESMA. Esa estrategia le permite a la sociedad retomar una bandera en la que había sido usada y traicionada por la dictadura. Un síntoma importante de esas aperturas fue que un ex combatiente de Malvinas, el ex soldado Edgardo Esteban, autor del libro Iluminados por el fuego, ocupara la tapa del periódico de las Madres de Plaza de Mayo. Otro síntoma ha sido este aterrizaje en el discurso malvinero de políticos que nunca lo habían mencionado.
La política del oficialismo, que colocó desde el principio entre sus prioridades el reclamo por Malvinas, acercó al movimiento de ex combatientes a la sociedad en general y a otros movimientos sociales como el de los derechos humanos. El movimiento ganó así una entidad cívica que antes la sociedad le retaceaba por sus vinculaciones con militares de la dictadura y carapintadas de prosapia antidemocrática y todos estos movimientos cambiaron también sus relacionamientos internos. Como resultado fueron quedando aislados los ex combatientes que defienden a la dictadura y los carapintadas más extremistas.
Este sector empezó entonces a deambular entre la oposición. Así apareció Duarte con Cobos y así varios de ellos aparecieron como funcionarios o en actos del gobierno de Mauricio Macri. En abril, en unas Jornadas sobre Malvinas que se realizaron en el centro cultural Julián Centeya participaron ex combatientes de Malvinas como Carlos Szyrkoviec, suboficial retirado que reivindica al nazismo, o Víctor Villagra, Jorge Cosentino y Adrián Campana, que se presentaron como amicus curiae en defensa de los oficiales acusados de cometer crímenes de lesa humanidad contra sus propios soldados durante la guerra. También había otros personajes que han declarado públicamente su admiración por Jorge Rafael Videla.
Así como la oposición debe tener cuidado de no quedar asociada a los fondos buitre en sus críticas al Gobierno por la negociación de la deuda, también tiene que evitar arrastrar a estos personajes antidemocráticos cuando intente iniciar una política propia sobre Malvinas.
05/07/14 Página|12
Lo mismo con los derechos humanos, que constituyen otro cauce de políticas impulsadas por el kirchnerismo. Ayer fueron condenados a prisión perpetua el ex comodoro Luis Fernando Estrella y el ex general Luciano Benjamín Menéndez por el asesinato del obispo Enrique Angelelli. Más paradojas: Estrella, el asesino probado del obispo riojano, escuchó la sentencia con un rosario en la mano. Argentina impulsó pactos y acuerdos internacionales en defensa de los derechos humanos y acompañó la difusión de conceptos de avanzada como el de justicia universal. Se avanzó mucho por ese camino en el que Argentina tuvo protagonismo. Pero Estados Unidos, que publica en forma periódica listados de países donde supuestamente se violan los derechos humanos, se niega a firmar acuerdos y compromisos internacionales de respeto a esos derechos. Esa negativa le resta autoridad moral para reclamar a otros países. Se asume como juez, pero no permite que lo juzguen. Funciona así cuando se trata de los derechos humanos, y en todos los temas. Así funcionó el jueves su voto en la OEA. No quiere que otros países juzguen lo que hacen en su país los fondos buitre, los bancos y los jueces en detrimento de reglas internacionales.
Estados Unidos publica todos los años listados de países que supuestamente facilitan el lavado de dinero y aplica duras restricciones económicas. Igual que en el tema de los derechos humanos, se da el lujo de juzgar y castigar a las economías de otros países, pero no acepta reciprocidad. Son consecuencias de un mundo unipolar, donde la hegemonía de una potencia económica y militar establece los parámetros en los relacionamientos internacionales.
Deuda externa, Malvinas y derechos humanos han sido líneas donde el oficialismo mantiene la iniciativa. La oposición arremetió con el juicio al vicepresidente. La débil argumentación del procesamiento de Amado Boudou por parte del juez Ariel Lijo dejó demasiado espacio a la política. La prueba no es irrebatible sino más bien pobre. Solamente si se hace una valoración política de la prueba es posible sacar conclusiones: para los opositores es culpable; para el oficialismo es inocente. Si la prueba hubiera sido flagrante, el vicepresidente hubiera sido indefendible y el oficialismo habría estado obligado a ceder el juicio político. De las pruebas que presentó el juez es imposible deducir que Boudou se apropió de Ciccone. Y la única plata que aparece en toda la operación tampoco es de Boudou, sino de Raúl Moneta y Jorge Brito. En ese contexto, el juicio político era discutible y el oficialismo lo rechazó. El daño más grande al Gobierno provino de la forma en que los medios opositores potenciaron el fallo y el debate parlamentario y menos del fallo y el debate en sí.
En derechos humanos, la oposición no tiene metas ni líneas de acción. En el tema de la deuda, corre el riesgo de quedar en oposición al Gobierno cuando la oposición al Gobierno son los fondos buitre. Hay una disputa que deja de ser sectorial y toma dimensión nacional. Es un hilo delgado para el oficialismo y la oposición. Los economistas neoliberales presionan para que el Gobierno cumpla sin discutir la sentencia del juez Thomas Griesa. También lo dijeron Mauricio Macri y Marcelo Echenique, un especialista en mercados colaborador de Julio Cobos. No es la forma más popular de abordar este tema.
Cobos y Macri son precandidatos y tratan de incursionar incluso en terrenos donde el oficialismo manda. Malvinas es una trama en la que nunca se les había escuchado hasta ahora. A principios de la semana, Cobos hizo circular unas imágenes que lo mostraban en las islas junto al ex combatiente José Duarte. Explicó que había ido de visita, al tiempo que reivindicaba a las islas como argentinas. Fue un desastre, es un tema complejo y que desconoce. Como diputado es un representante del pueblo argentino que ahora tiene en su pasaporte un sello del Foreign Office que dice “Falkland Islands”. Cuando los ingleses levantaron la prohibición de viajar a las islas a los argentinos, la discusión fue el documento. Argentina proponía el DNI o la cédula y Gran Bretaña exigía que fuera el pasaporte. Se acordó una solución intermedia por la cual viajan a Malvinas con una hoja especial que se utiliza en situaciones de conflicto similares y no implica el reconocimiento de la autoridad británica en las islas.
El viaje fue duramente criticado por la Comisión Nacional de ex Combatientes y por otros agrupamientos que se mueven en el ámbito de esa temática. Pero además, el oficial retirado que acompañó a Cobos en su visita a las islas, José Duarte, es un carapintada que participó en los levantamientos contra el gobierno de Raúl Alfonsín, un correligionario de Cobos.
La política del Gobierno ha sido separar el discurso de Malvinas del discurso de la dictadura. En parte por convicción, pero también porque nada que se vincule con la dictadura tiene autoridad moral en el plano internacional. Los respaldos y alianzas que se han conseguido fueron en gran medida por las políticas de derechos humanos y porque pudo ser creíble al descartar la opción militar. A nivel interno respaldó a los agrupamientos de ex combatientes que habían denunciado a la dictadura. Y para que no quede la más mínima duda, instaló el Museo de Malvinas en la ex ESMA. Esa estrategia le permite a la sociedad retomar una bandera en la que había sido usada y traicionada por la dictadura. Un síntoma importante de esas aperturas fue que un ex combatiente de Malvinas, el ex soldado Edgardo Esteban, autor del libro Iluminados por el fuego, ocupara la tapa del periódico de las Madres de Plaza de Mayo. Otro síntoma ha sido este aterrizaje en el discurso malvinero de políticos que nunca lo habían mencionado.
La política del oficialismo, que colocó desde el principio entre sus prioridades el reclamo por Malvinas, acercó al movimiento de ex combatientes a la sociedad en general y a otros movimientos sociales como el de los derechos humanos. El movimiento ganó así una entidad cívica que antes la sociedad le retaceaba por sus vinculaciones con militares de la dictadura y carapintadas de prosapia antidemocrática y todos estos movimientos cambiaron también sus relacionamientos internos. Como resultado fueron quedando aislados los ex combatientes que defienden a la dictadura y los carapintadas más extremistas.
Este sector empezó entonces a deambular entre la oposición. Así apareció Duarte con Cobos y así varios de ellos aparecieron como funcionarios o en actos del gobierno de Mauricio Macri. En abril, en unas Jornadas sobre Malvinas que se realizaron en el centro cultural Julián Centeya participaron ex combatientes de Malvinas como Carlos Szyrkoviec, suboficial retirado que reivindica al nazismo, o Víctor Villagra, Jorge Cosentino y Adrián Campana, que se presentaron como amicus curiae en defensa de los oficiales acusados de cometer crímenes de lesa humanidad contra sus propios soldados durante la guerra. También había otros personajes que han declarado públicamente su admiración por Jorge Rafael Videla.
Así como la oposición debe tener cuidado de no quedar asociada a los fondos buitre en sus críticas al Gobierno por la negociación de la deuda, también tiene que evitar arrastrar a estos personajes antidemocráticos cuando intente iniciar una política propia sobre Malvinas.
05/07/14 Página|12
La ética estadounidense y el espíritu del capitalismo Por Ricardo Forster
“En este catálogo de la opresión, la idea de igualdad juega un papel significativo, aunque ambiguo. La libertad es tan importante que todos deberían tenerla en la mayor proporción posible. Pero hay otra manera de considerar la igualdad: la igualdad es tan importante que no sólo la libertad, sino cualquier otra cosa buena debería poder gozarse sólo en la medida en que sea posible gozarla de manera igualitaria. En este último sentido, la igualdad se parece más a otros bienes que he mencionado (la gloria de la nación, el servicio a los dioses): es un bien que invalida el bien de las personas particulares, en tanto el bienestar de algunos se sacrifica en pos de ese bien, e incluso si lo que ocurre es que el bienestar de los demás no se incrementa. Esta situación exige nivelar hacia abajo (lastimar deliberadamente a algunas personas, y no ayudar a otras), si es que esa es la única manera de acercarse a la igualdad. Ese era el proyecto de Pol Pot cuando vació las ciudades de Camboya de los habitantes más educados y más prósperos, a los que mató u obligó a retirarse hacia los campos; es como si la igualdad fuera una meta como la Gran Pirámide. La visión de la igualdad como una Gran Pirámide subordina los bienes particulares (el bienestar de los individuos) a esa única abstracción grandiosa”.
Charles Fried, La libertad moderna y los límites del gobierno
Benjamin Constant, ícono del pensamiento liberal y “apóstol de la libertad moderna”, sostuvo que “la libertad individual es la primera necesidad del hombre moderno”. Entre la larga cita de Charles Fried, intelectual orgánico –si se me permite este uso de un término gramsciano para hablar de un “honorable e independiente” jurista estadounidense– del establishment neoconservador forjado en la “gran década reaganiana”, y la programática definición de Constant se ha desplegado, como si hubiese encontrado su máxima destilación, el ideologema libertario que ha recorrido la historia de una nación capaz de transformar en sentido común planetario su particular y peculiar concepción de la vida en sociedad. Lo que acecha cuando se esgrime la causa de la igualdad es, siempre, el fantasma de Pol Pot. Contra esa locura totalitaria se levanta la “rebeldía libertaria” de los herederos de los padres fundadores y de Friedrich Hayek, el otro fundador austríaco pero del neoliberalismo que pasaría su posta a Milton Friedman y sus Chicago Boys. La alquimia de “bienes particulares” y de “bienestar de los individuos” constituye el escudo impenetrable de un espíritu forjado por quienes supieron construir una nación desde su más plena reivindicación de la libertad de cada persona-propietaria, incluso por encima de la propia idea de democracia.
Fried y el juez Griesa expresan la gran utopía del alma estadounidense. En ellos, en sus ideas y en sus fallos, está la última defensa contra el avance del igualitarismo depredador. Saber desentrañar sus orígenes y su desarrollo en el tiempo constituye una manera de comprensión de lo que hoy sigue estando en juego. Sin por eso ir en detrimento de los componentes económicos del litigio que, por supuesto, son un dato relevante y para nada contradictorio con este desvío que intento hacer a través de la elaboración de una mentalidad que le ha dado su forma y su sustancia a la travesía estadounidense por la historia. Sin estos imaginarios culturales, sin esta matriz de la subjetividad y del sentido común que ha ido formateando lo profundo de las conciencias de esa nación sería muy difícil desenrollar la madeja de lo que está aconteciendo alrededor de un fallo que puede parecer inverosímil para el resto de los países y, mucho más, para los argentinos.
Lo que el profesor de derecho de Harvard –templo insigne de la meritocracia universitaria bostoniana– ha tallado con fuego en su libro de vejez no es otra cosa que lo que el estadounidense medio piensa de lo que piensa y cree el estadounidense medio: que su libertad individual, su destreza para hacerse a sí mismo enfrentando todas las dificultades y a todos los intentos de limitación surgidos desde el Estado, constituye el bien absoluto, la quintaesencia de su concepción del mundo. Desde los lejanos días de la rebelión del té, esa que inició la demanda de independencia a partir de la siempre repudiada intervención impositiva del fisco estatal sobre los “derechos individuales de propiedad”, hasta la aprobación por parte de la Corte Suprema de Washington del fallo del juez Thomas Griesa a favor de los fondos buitre y en detrimento del Estado argentino, lo que sigue una línea de constancia asombrosa es precisamente la prioridad que el mito de origen de los descendientes de los puritanos del Mayflower ha tenido a lo largo de más de 200 años de historia independiente. Se trata, hoy como ayer, de priorizar la “libertad individual” a la igualdad, ese monstruo de mil cabezas que amenaza el estandarte fundacional del gran mito americano. Una “libertad individual” que siempre va inextricablemente unida al fundamento de toda genuina libertad que no es otra cosa que la “propiedad privada”, primero de mi cuerpo y después de mis bienes adquiridos gracias a mis virtudes.
En un libro más que interesante y sobrecogedor –La religión en los Estados Unidos–, el crítico literario Harold Bloom se detuvo con minuciosidad a analizar lo que se guarda en el interior de la religiosidad del país del norte, esa suerte de indiferenciación entre la libertad y la creencia arraigada de que cada individuo está a solas con Dios. “En la realidad social –escribe el crítico de Yale–, esto se traduce como soledad, al menos en el sentido más íntimo. El alma se aísla y algo más profundo que el alma, el Verdadero Yo, identidad propia o chispa, queda libre para estar completamente a solas con un Dios que también está muy aislado y solitario, es decir, un Dios libre o Dios de la libertad”. Es esta, posiblemente, la génesis de una conciencia que atraviesa de lado a lado la vida estadounidense hasta definir una idiosincrasia que no siempre es comprendida por el resto de los habitantes del mundo. Una idiosincrasia que se sostiene en esa alquimia de individualismo, soledad, autocomplacencia y referencialidad narcisística que los lleva a imaginar que, como también lo señala Bloom, “Dios ha elegido personalmente a cada estadounidense”. Seguramente los miembros de la Corte y el juez Griesa se sienten personalmente elegidos por ese Dios siempre preocupado por defender los intereses particulares de aquellos inversionistas que representan la quintaesencia del espíritu emprendedor y aventurero del self made man americano.
Como gotas diferenciadas en el océano de la igualdad abstracta y totalitaria, los ciudadanos de la tierra de Washington y Lincoln se ven a sí mismos como los defensores a ultranza de la libertad individual. Por eso se arman hasta los dientes y construyen fortalezas militarizadas para proteger su inmaculada soledad libertaria, por eso también han sembrado de violencia homicida los más diversos territorios allende sus fronteras y siempre bajo la excusa de defender su mito de origen y su autoconciencia de individuos elegidos por Dios. Ellos solos contra un mundo hostil que ha sabido construir su quinta columna bajo la forma del Departamento de Estado que amenaza con reducirlos a la servidumbre impositiva y a una deuda perenne con un gobierno cada día más inclinado hacia el igualitarismo comunista. Cada quien debe velar por sí mismo, cada cual debe ser capaz de realizar su vida exitosa sin el amparo de la ayuda social. Quizá por esto no sorprende el fallo de la Corte Suprema de Justicia que ha vuelto a poner los intereses de un individuo o grupo inversor por sobre, incluso, los de la nación a la que pertenecen. Ellos han sido elegidos para defender el mito fundacional que, eso también es más que evidente, se corresponde con los intereses del capitalismo especulativo estadounidense y de su actual etapa neoliberal.
“Ningún estadounidense se siente pragmáticamente libre si no está solo, así como ningún estadounidense acepta en el fondo que es parte de la naturaleza”. En esta aseveración de Bloom se esconde, aunque parezca sorprendente, el meollo ideológico del fallo de Griesa y de su perfecto maridaje con los intereses de la ultraderecha del Tea Party. Ellos defienden lo mismo: la libertad individual por sobre las demandas de una falsa igualdad; los derechos de propiedad privada (que es la única efectivamente aceptada como reguladora de todos los otros derechos y como núcleo soberano de cualquier demanda) por sobre los intereses de una nación. Si es necesario contradecir ocho siglos de derecho público y de ir contra toda racionalidad en la jurisprudencia de las deudas y los quebrantos en pos de defender la libertad amenazada por las incongruencias de un gobierno para colmo populista, se lo hará con mano firme. Y para eso también está la Corte Suprema, garantía última de la defensa del sector más conservador de una sociedad levantada sobre la conjunción del individualismo ético (si es que esto no constituye un oxímoron) y la sacrosanta propiedad privada.
Esto es Estados Unidos, esta es su fundamentación moral, el eje alrededor del cual se ha ido forjando el “espíritu de una nación”. La libertad (bajo la impronta de su peculiar e idiosincrásica definición) como estandarte decisivo y como núcleo último de la razón de ser de una sociedad que prefiere proyectar como valor supremo los derechos individuales aunque bajo esa lógica se dañen los derechos de millones y millones. Una libertad que debe sustentarse no sólo en el deseo de ser libre sino en alcanzar los medios materiales para lograrlo efectivamente. Quienes no lo logran, los perdedores de la historia, no cuentan a la hora de privilegiar la “libertad individual” sobre la igualdad. Los que quedan del lado de “la igualdad” no pueden ni deben ser amparados por el Estado, su incapacidad y su infortunio es testimonio de su derrota. Basta ver lo que Barack Obama tuvo que retroceder en relación con el plan nacional de salud pública para entender la fuerza impresionante del poder real en un país que ha sabido fusionar sentido común, ideología, orden jurídico y concentración de la riqueza. Lo sorprendente no es que hayan logrado capturar el “espíritu de las mayorías estadounidenses” sino que también lo hayan logrado con muchos de quienes, entre nosotros, se han convertido en sus mejores defensores.
Infonews
Charles Fried, La libertad moderna y los límites del gobierno
Benjamin Constant, ícono del pensamiento liberal y “apóstol de la libertad moderna”, sostuvo que “la libertad individual es la primera necesidad del hombre moderno”. Entre la larga cita de Charles Fried, intelectual orgánico –si se me permite este uso de un término gramsciano para hablar de un “honorable e independiente” jurista estadounidense– del establishment neoconservador forjado en la “gran década reaganiana”, y la programática definición de Constant se ha desplegado, como si hubiese encontrado su máxima destilación, el ideologema libertario que ha recorrido la historia de una nación capaz de transformar en sentido común planetario su particular y peculiar concepción de la vida en sociedad. Lo que acecha cuando se esgrime la causa de la igualdad es, siempre, el fantasma de Pol Pot. Contra esa locura totalitaria se levanta la “rebeldía libertaria” de los herederos de los padres fundadores y de Friedrich Hayek, el otro fundador austríaco pero del neoliberalismo que pasaría su posta a Milton Friedman y sus Chicago Boys. La alquimia de “bienes particulares” y de “bienestar de los individuos” constituye el escudo impenetrable de un espíritu forjado por quienes supieron construir una nación desde su más plena reivindicación de la libertad de cada persona-propietaria, incluso por encima de la propia idea de democracia.
Fried y el juez Griesa expresan la gran utopía del alma estadounidense. En ellos, en sus ideas y en sus fallos, está la última defensa contra el avance del igualitarismo depredador. Saber desentrañar sus orígenes y su desarrollo en el tiempo constituye una manera de comprensión de lo que hoy sigue estando en juego. Sin por eso ir en detrimento de los componentes económicos del litigio que, por supuesto, son un dato relevante y para nada contradictorio con este desvío que intento hacer a través de la elaboración de una mentalidad que le ha dado su forma y su sustancia a la travesía estadounidense por la historia. Sin estos imaginarios culturales, sin esta matriz de la subjetividad y del sentido común que ha ido formateando lo profundo de las conciencias de esa nación sería muy difícil desenrollar la madeja de lo que está aconteciendo alrededor de un fallo que puede parecer inverosímil para el resto de los países y, mucho más, para los argentinos.
Lo que el profesor de derecho de Harvard –templo insigne de la meritocracia universitaria bostoniana– ha tallado con fuego en su libro de vejez no es otra cosa que lo que el estadounidense medio piensa de lo que piensa y cree el estadounidense medio: que su libertad individual, su destreza para hacerse a sí mismo enfrentando todas las dificultades y a todos los intentos de limitación surgidos desde el Estado, constituye el bien absoluto, la quintaesencia de su concepción del mundo. Desde los lejanos días de la rebelión del té, esa que inició la demanda de independencia a partir de la siempre repudiada intervención impositiva del fisco estatal sobre los “derechos individuales de propiedad”, hasta la aprobación por parte de la Corte Suprema de Washington del fallo del juez Thomas Griesa a favor de los fondos buitre y en detrimento del Estado argentino, lo que sigue una línea de constancia asombrosa es precisamente la prioridad que el mito de origen de los descendientes de los puritanos del Mayflower ha tenido a lo largo de más de 200 años de historia independiente. Se trata, hoy como ayer, de priorizar la “libertad individual” a la igualdad, ese monstruo de mil cabezas que amenaza el estandarte fundacional del gran mito americano. Una “libertad individual” que siempre va inextricablemente unida al fundamento de toda genuina libertad que no es otra cosa que la “propiedad privada”, primero de mi cuerpo y después de mis bienes adquiridos gracias a mis virtudes.
En un libro más que interesante y sobrecogedor –La religión en los Estados Unidos–, el crítico literario Harold Bloom se detuvo con minuciosidad a analizar lo que se guarda en el interior de la religiosidad del país del norte, esa suerte de indiferenciación entre la libertad y la creencia arraigada de que cada individuo está a solas con Dios. “En la realidad social –escribe el crítico de Yale–, esto se traduce como soledad, al menos en el sentido más íntimo. El alma se aísla y algo más profundo que el alma, el Verdadero Yo, identidad propia o chispa, queda libre para estar completamente a solas con un Dios que también está muy aislado y solitario, es decir, un Dios libre o Dios de la libertad”. Es esta, posiblemente, la génesis de una conciencia que atraviesa de lado a lado la vida estadounidense hasta definir una idiosincrasia que no siempre es comprendida por el resto de los habitantes del mundo. Una idiosincrasia que se sostiene en esa alquimia de individualismo, soledad, autocomplacencia y referencialidad narcisística que los lleva a imaginar que, como también lo señala Bloom, “Dios ha elegido personalmente a cada estadounidense”. Seguramente los miembros de la Corte y el juez Griesa se sienten personalmente elegidos por ese Dios siempre preocupado por defender los intereses particulares de aquellos inversionistas que representan la quintaesencia del espíritu emprendedor y aventurero del self made man americano.
Como gotas diferenciadas en el océano de la igualdad abstracta y totalitaria, los ciudadanos de la tierra de Washington y Lincoln se ven a sí mismos como los defensores a ultranza de la libertad individual. Por eso se arman hasta los dientes y construyen fortalezas militarizadas para proteger su inmaculada soledad libertaria, por eso también han sembrado de violencia homicida los más diversos territorios allende sus fronteras y siempre bajo la excusa de defender su mito de origen y su autoconciencia de individuos elegidos por Dios. Ellos solos contra un mundo hostil que ha sabido construir su quinta columna bajo la forma del Departamento de Estado que amenaza con reducirlos a la servidumbre impositiva y a una deuda perenne con un gobierno cada día más inclinado hacia el igualitarismo comunista. Cada quien debe velar por sí mismo, cada cual debe ser capaz de realizar su vida exitosa sin el amparo de la ayuda social. Quizá por esto no sorprende el fallo de la Corte Suprema de Justicia que ha vuelto a poner los intereses de un individuo o grupo inversor por sobre, incluso, los de la nación a la que pertenecen. Ellos han sido elegidos para defender el mito fundacional que, eso también es más que evidente, se corresponde con los intereses del capitalismo especulativo estadounidense y de su actual etapa neoliberal.
“Ningún estadounidense se siente pragmáticamente libre si no está solo, así como ningún estadounidense acepta en el fondo que es parte de la naturaleza”. En esta aseveración de Bloom se esconde, aunque parezca sorprendente, el meollo ideológico del fallo de Griesa y de su perfecto maridaje con los intereses de la ultraderecha del Tea Party. Ellos defienden lo mismo: la libertad individual por sobre las demandas de una falsa igualdad; los derechos de propiedad privada (que es la única efectivamente aceptada como reguladora de todos los otros derechos y como núcleo soberano de cualquier demanda) por sobre los intereses de una nación. Si es necesario contradecir ocho siglos de derecho público y de ir contra toda racionalidad en la jurisprudencia de las deudas y los quebrantos en pos de defender la libertad amenazada por las incongruencias de un gobierno para colmo populista, se lo hará con mano firme. Y para eso también está la Corte Suprema, garantía última de la defensa del sector más conservador de una sociedad levantada sobre la conjunción del individualismo ético (si es que esto no constituye un oxímoron) y la sacrosanta propiedad privada.
Esto es Estados Unidos, esta es su fundamentación moral, el eje alrededor del cual se ha ido forjando el “espíritu de una nación”. La libertad (bajo la impronta de su peculiar e idiosincrásica definición) como estandarte decisivo y como núcleo último de la razón de ser de una sociedad que prefiere proyectar como valor supremo los derechos individuales aunque bajo esa lógica se dañen los derechos de millones y millones. Una libertad que debe sustentarse no sólo en el deseo de ser libre sino en alcanzar los medios materiales para lograrlo efectivamente. Quienes no lo logran, los perdedores de la historia, no cuentan a la hora de privilegiar la “libertad individual” sobre la igualdad. Los que quedan del lado de “la igualdad” no pueden ni deben ser amparados por el Estado, su incapacidad y su infortunio es testimonio de su derrota. Basta ver lo que Barack Obama tuvo que retroceder en relación con el plan nacional de salud pública para entender la fuerza impresionante del poder real en un país que ha sabido fusionar sentido común, ideología, orden jurídico y concentración de la riqueza. Lo sorprendente no es que hayan logrado capturar el “espíritu de las mayorías estadounidenses” sino que también lo hayan logrado con muchos de quienes, entre nosotros, se han convertido en sus mejores defensores.
Infonews
viernes, 4 de julio de 2014
OPINION Elisabeth, siempre viva
Por Osvaldo Bayer
El 24 de junio, Página/12 publicó una carta de Sergio Bufano titulada: “Käsemann, pacifista o revolucionaria”, donde me desmiente que la joven alemana Elisabeth Käsemann, asesinada por la dictadura militar de Videla, se dedicara en vida a estudiar el caso de nuestras villas miseria y a ayudar a sus habitantes –como sostuve en la contratapa “Elisabeth” en este diario del 1º de junio de este año–, sino que había pertenecido a la organización guerrillera del PRT-ERP.
El caso de Elisabeth lo conozco a fondo porque lo traté durante mi exilio en Alemania y denuncié su asesinato a las organizaciones de derechos humanos de ese país. Además escribí el libro cinematográfico que dirigió Frieder Wagner y contó con la colaboración de Elvira Ochoa para el film Elisabeth, sobre la tragedia de la joven alemana en la Argentina. En el film aparecen los testimonios de sus amigos, de sus compañeras de prisión sobrevivientes y de sus familiares. Y, principalmente, de Diana Austin, con la cual compartió Elisabeth su vivienda mientras vivió en Buenos Aires. En esa oportunidad fueron los funcionarios del gobierno alemán y sus diplomáticos los que se abrieron de toda investigación y de la protección que merecía ella como ciudadana alemana. Hubo diplomáticos que la acusaron de terrorista. El PRT-ERP era calificado como organización terrorista por el gobierno alemán. Pues bien, haya sido o no ella miembro del PRT, el gobierno alemán tendría que haber defendido a su ciudadana para que si hubiera cometido un “delito” se demostrara ello ante una verdadera Justicia y no se la asesinara por la espalda como hicieron los secuaces de Videla. Pero, finalmente, la figura de Elisabeth ha triunfado en Alemania. Una calle de su ciudad natal, Tübingen, lleva su nombre y varios hogares de ancianos y de niños sin padres llevan hoy el nombre de Elisabeth Käsemann. Y los funcionarios alemanes que en aquel tiempo no la defendieron acaban de hacer una autocrítica ante el periodismo. Como decimos siempre, la verdad tarda en llegar, pero finalmente la ética triunfa.
DESDE EL PANNO DE AZUCAR Noche negra en Barcelona, día radiante en México
Por Juan José Panno
Desde Río de Janeiro
Hay dos antecedentes mundialistas de enfrentamientos entre Argentina y Bélgica, la derrota de Barcelona 1982 y la victoria de México DF 1986. A este cronista le tocó presenciar ambas. Pasaron tres décadas y seis Copas y por eso muchas imágenes aparecen difusas, otras no tanto. Lo primero que surge cuando se mezclan los recuerdos es el segundo gol de Maradona en el ’86, una versión un poco menos deslumbrante que el gol de barrilete cósmico, pero más limpia, más exquisita en la definición. Fue en el mismo arco del mil veces repetido gol a los ingleses, y la pelota se metió casi por el mismo lugar, acaso como un homenaje. Diego entrando por la izquierda debió hacer equilibrio para no caer después del fenomenal toque cruzado en velocidad que no le dejó ninguna chance a ese arquerazo que era Jean-Marie Pfaff. El 10 arrancó en tres cuartos de cancha y cuando puso la sexta marcha dejó desarmados a los cuatro defensores belgas que se escalonaban para marcarlo, tal como ahora lo hacen los rivales con Messi. Pasó haciendo zigzag y cuando ya no quedaban delante camisetas rojas y sólo estaba la amarilla de Pfaff, ¡pim!, le dio de zurda, cruzado. Golazo. Recontragolazo. La imagen que se superpone es la del primer gol, un toque sutil de zurda, tic, entre dos defensores, cuando Pfaff salía a cortar en una jugada que había iniciado Burruchaga. En ese partido, el cronista repartió puntajes altos, concordantes con la producción general. Maradona en el 10 que marca el techo, Burruchaga 8, Olarticoechea 8, y 6 o 7 casi todos los demás. Un promedio claramente superior al de los puntajes del encuentro en España, en el que nadie trepó más allá de los 6 puntos y hubo varios aplazos. La victoria 1-0 de Bélgica fue merecida.
Argentina tuvo su revancha cuatro años más tarde en la semifinal del Azteca. El equipo venía embalado, confiado después de bajar a Uruguay en octavos y a Inglaterra en cuartos, y en algunos pasajes dio cátedra de fútbol. Tuvo varias situaciones de gol y entre ellas una jugada que dejó a todo el mundo helado en el estadio y sigue fresca en el recuerdo. Pelotazo de Olarticoechea, corrida de Diego dejando atrás a su marca, llegada forzada hasta la línea de fondo, pelota detenida contra la raya, como Robben contra México, y toque hacia atrás para la llegada franca de Valdano que, con el arco vacío, le dio mal, por arriba.
Si Argentina juega mañana en Brasilia la mitad de lo que lo hizo aquel día en México, si Messi se asemeja a Maradona, Di María a Valdano y los de atrás ponen como Ruggeri y compañía, los belgas no tienen ninguna chance. Si en cambio Argentina se parece a que equipo que cayó en el Nou Camp, Basanta juega como Tarantini e Higuaín como el Pelado Díaz, se dependerá de un milagro. Pero ya se sabe que cada partido abre una historia diferente.
EL PROGRAMA DE MARADONA Y VICTOR HUGO Mejor pegarle de zurda
Por Emanuel Respighi
“La trinchera del Mundial.” Así se autodefine De zurda, el programa que diariamente conducen Diego Maradona y Víctor Hugo Morales. Desde su misma autodescripción, el ciclo que se emite en dúplex en TeleSur y Canal 7, a las 22.30, no deja lugar a dudas sobre el lugar que viene a ocupar en el seno del negocio del Mundial de Brasil 2014. Al fin de cuentas, en la trinchera es donde las tropas se cubren para atacar a resguardo del enemigo. En el ciclo las cartas están sobre la mesa sin lugar para los débiles: los “enemigos” no son otros que los dirigentes de la FIFA y las multinacionales que avalan el millonario negocio escondido detrás de una competencia deportiva. Del otro lado, en el campo de enfrente, están los jugadores de fútbol, con Diego y Víctor Hugo como las caras visibles y pintadas de un programa que es mucho más que un ciclo de TV: es un grito de rebeldía en las mismas fauces del IBC.
Juntar en un mismo ciclo al mejor jugador de todos los tiempos y al mejor relator hipanohablante fue de por sí un acierto. Maradona y Víctor Hugo garantizan en este encuentro un viaje al pasado en millones de argentinos, cargado de la emoción de haber sido los artífices de haber tirado esa pared mágica –a pura gambeta y poesía– en el estadio Azteca hace 28 años. Pero además, la dupla comparte cierta mirada sobre el fútbol y la vida, lo que le otorga al programa la posibilidad de hablar de mucho más que de la pelota, trascendiendo en las charlas lo que ocurre en el rectángulo de juego. Allí, en medio de la parafernalia mundialista, De zurda se propone parar la pelota con la finalización de cada jornada, como excusa para combatir al “otro” corporativo.
La atracción de De zurda no es, justamente, su despliegue de producción. Modesto, descansando en lo que Maradona pueda llegar a decir, ante las preguntas genéricas de Víctor Hugo, De zurda logró consolidarse como un espacio al que acude el futbolero televisivo que busca pensar el Mundial desde otra perspectiva. En su época discursiva menos explosiva, pero no por eso temblándole el pulso a la hora de señalar cuestionamientos ni responsables, Maradona cumple en su rol de figura central, fagocitándose cada jornada con las anécdotas que comparte con el invitado de turno. A su lado, el periodista y relator uruguayo se limita a manejar televisivamente el aire de un programa por el que ya pasaron figuras tan disímiles como los futbolistas Gary Lineker (“¿Cómo está la mano?”, le preguntó el goleador inglés a Diego, 28 años después de la mano de Dios), el Pibe Valderrama, Hristo Stoichkov y Radamel Falcao hasta los presidentes de Ecuador y Bolivia, Rafael Correa y Evo Morales, respectivamente.
Zapping nocturno diario e ineludible para el futbolero televisivo, De zurda es el espacio –político y deportivo– a través del cual se reflexiona sobre el juego sin resignar compromiso social. El análisis táctico de los partidos se fusiona cada noche con la mirada crítica y latinoamericana de un evento deportivo que hipnotiza a millones, pero que nunca deja de hacer ruido sobre el costo social que su organización requiere. Haciendo honor a la cortina que grita que “cuando el mundo está al revés, ¡mejor pegarle de zurda!”, allí están Diego y Víctor Hugo para mostrar la cara menos visible de una cita mundialista que tras sus goles, pasión y colores esconde un sinfín de situaciones a las que nunca hay que dejar de prestarles atención. Para eso están el resto de las imágenes planificadas y controladas por la FIFA, que las pantallas del mundo difunden durante un mes, cada cuatro años.
CRISIS POLITICA Y DEL EJERCITO El pantano iraquí
Por Patrick Cockburn *
Desde Bagdad
Ante el avance del grupo jihadista Estado Islámico de Irak y Siria (EIIL), Arabia Saudita envió a unos 30 mil soldados a la frontera con Irak, después de que soldados iraquíes se retiraran de la frontera con ese país y también con Siria. El canal Al Arabiya informó que obtuvo un video en el que aparece un oficial diciendo que 2500 soldados iraquíes se habían replegado de la frontera. Sin embargo, Bagdad lo negó.
En el mismo sentido que Al Arabiya, la emisora Al Hadath difundió una grabación que muestra supuestamente a soldados iraquíes alejándose de sus posiciones. “Recibimos órdenes de retirarnos de la frontera y dejar nuestras armas allá”, señaló en las imágenes un hombre en uniforme militar. “No sabemos por qué”, agregó, contando que otro oficial no quería marcharse, pero lo obligaron a cumplir las órdenes. “Hubo soldados que murieron de sed y hambre durante la retirada”, dijo la misma fuente.
El ejército iraquí da la impresión de estar desmembrándose después de su repliegue de gran parte del norte del país, cuando la ciudad de Mosul cayó en manos del grupo jihadista. La breve contraofensiva para reconquistar Tikrit, al norte de la capital, el 1º de julio –día de la sesión inaugural del Parlamento– parece haber fracasado. Tikrit, ciudad natal de Saddam Hussein, no tiene agua ni luz y fue abandonada por gran parte de sus pobladores (foto). EIIL mantiene un firme control de las áreas que conquistó en Irak y Siria, y declaró que forman parte de un califato llamado Estado Islámico. Después de dos días de negociaciones en Mosul, les comunicó a los militantes sunnitas aliados, que ayudaron a EIIL a vencer al ejército, que deben responder al califato y entregar sus armas.
En consecuencia, es menos probable que militantes sunnitas y tribales que no forman parte del EIIL rompan con el grupo jihadista o se le opongan, como sucedió en 2006-2007, cuando Estados Unidos apoyó al movimiento Sahwah y dividió a la insurgencia sunnita.
Irak también atraviesa una crisis política, en su fallido intento de formar gobierno tras las elecciones parlamentarias del 30 de abril. El primer ministro Nuri al Maliki se presentó ante el electorado chiíta como el hombre con mano dura y capaz de enfrentar el levantamiento sunnita. Desacreditado por la endeblez que ha mostrado el ejército, y ante la pérdida de control de gran parte del norte del país y el oeste de Bagdad, Maliki se tambalea en el poder. Pero lo ayudan las profundas divisiones que hay entre comunidades chiítas, sunnitas y kurdas, que no han sido capaces de decidir sus candidatos. El presidente del Parlamento es normalmente un sunnita, el mandatario, un kurdo, y el primer ministro, un chiíta, pero los legisladores pronostican que recién se conocerá su decisión en tres o cuatro semanas. Después de la elección de 2010, tomó diez meses elegir un nuevo gobierno. Esto sucede cuando Massoud Barzani, el presidente de la región autónoma del Kurdistán, en el norte, está impulsando un referéndum sobre su independencia. Las conversaciones para formar un gobierno de unidad continuarán dentro de la Zona Verde, fuertemente custodiada, pero podrían interrumpirse si los insurgentes comienzan a atacar en la capital.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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