Por Oscar Armando Bidabehere
El arquero murió al amanecer. La soldadesca lo remató cuando besó el polvo. Esa no la pudo atajar. La noticia se perdió en el fárrago informativo, de aquel oscuro otoño, un veintiocho de mayo del ’75. Las orquídeas abrazan las ramas de los árboles, en las quebradas del Aconquija, perfumando el andar de aquel joven bonaerense que dejó la pelota y colgó los botines, para dar cauce a sus sueños revolucionarios. El Mudo, como lo llamábamos, siempre locuaz y con una sonrisa piadosa en los labios, dejó su último aliento. Un mes más tarde caería Aldo, su compañero en la porfía, a quien había conocido hacía unos años, en un asado en el barrio universitario. Aquel día, sentados en círculo, mientras el jarro de vino iba de mano en mano, estábamos, sin saber que nos depararía el futuro, soldando un encuentro iniciático para la utópica marcha hacia la liberación.-
En el puzzle urbano, a orillas del parque de Mayo, ese apacible pulmón verde que quiebra la gris monotonía y el hastío de tanto cemento, se aglutinaban el club Universitario, el Barrio, y el Partenón de la UNS, con sus columnas dóricas, flanqueado por anchas y largas galerías, habitadas por el caótico hormigueo de los alumnos que colman las aulas. La vida transcurría en la tórrida Bahía Blanca, la bahía del silencio, evocada por Eduardo Mallea, uno de sus hijos predilectos. Esta historia comienza en el ’68, en el Barrio Universitario López Frances. Ahí, desde la casa Nro.4, imaginada como cabeza de playa del desembarco, comenzamos pacientemente un movimiento para recuperar las viviendas, y cumplir finalmente los estatutos de la Cooperadora, que taxativamente asignaba su destino a estudiantes. Vivíamos los efluvios del Mayo Francés. Prohibido Prohibir. Dieciocho casas al rescate. La mayoría de los ocupantes eran ilustres académicos a los que la universidad, subvirtiendo el destino de las viviendas, les daba alojamiento. Pensado como complejo de residencias estudiantiles, los chalets californianos, miraban al norte, y su disposición al interior del predio tenía cierta anarquía que desafiaba la uniformidad. Las viviendas tenían dos alas, mediadas por un gran salón central que desembocaba en una cocina estrecha como un desfiladero, con salida a un hall con pileta, que oficiaba de lavadero. A derecha e izquierda, dos habitaciones, un par de camas, el placard era pequeño, y baño compartido. Añosos pinos, sauces, álamos, pintaban el paisaje. Mientras, se agitaban reivindicaciones, sueños, incertidumbres, amores y odios. Un día cualquiera, luego de una asado bien regado, nos despachamos con una marcha de antorchas, tomamos un banco largo, donde nos sentábamos en el living, acostamos a Néstor, el representante estudiantil ante la cooperadora, como si fuera un muerto, lo alzamos y encendiendo velas rodeamos al supuesto difunto para marchar en procesión por entre las casas mientras emitíamos todo tipo de arengas intimidatorias para hostilizar a los usurpadores. Sobrevuelan imágenes de jolgorios y batucadas, comidas pantagruélicos, o largos silencios, de lecturas eruditas. Partidas de naipes y torneos de toda laya. Amores furtivos, lejos de prejuicios confesionales, una atmósfera de libertad, que escapaba a un mundo cargado de leyes represivas. .Y los versos de Machado que cobran vida en la voz de Serrat, marcando el espíritu de nuestra generación. “Caminante, son tus huellas/el camino, y nada mas; /caminante, no hay camino/ se hace camino al andar. / Al andar se hace camino, / y al volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca/ se ha de volver a pisar./ Caminante, no hay camino, / sino estelas en la mar. Rumbo al arroyo, a escasa distancia de la cuatro, seguía la nro.5, hasta la partida de los profesores allí vivió la familia del profesor Diego, un matemático sanjuanino, entre ellos su hija Ana, a quien la dictadura “chupó” en La Plata cuando estudiaba astronomía. Cuando pasaron a vivir estudiantes, ingresó un joven puntaltense, la ciudad prisionera de los designios y la influencia, de la Armada. Cual campana de vidrio, vincula a todos y cada uno de sus habitantes con la Base Naval. Darío Rossi, de el se trata, con la apariencia de Omar Sharif, era un enjundioso activista que pronto lideró el movimiento en el barrio, cuando arreciaba el deambular de la triple AAA partió a Viedma, bautizada en la jerga militante, como México, un lugar para exiliarse, mas al sobrevenir la dictadura cívico militar en el ’76, Darío es secuestrado, dicen que no sobrevivió a la tortura en la siniestra Escuelita bahiense, y apareció en uno de esos enfrenamientos fraguados. En la misma línea zigzagueante, estaba la casa nro.9, ya vivíamos ahí en el ’69, y Juan un camarada del PC que deambulaba con su valijita cargada de libros, me había ofrecido ir a la Patricio Lumumba en la URSS donde se estaban convergiendo estudiantes de todo el mundo a estudiar lo que me apasionaba, la economía política. Había que atreverse, y compromisos con mi madre viuda me hicieron desistir. Allí en el hervidero revolucionario fermentado con el Cordobazo, agosto del ´70, funcionamos como jabonería de Vieytes para urdir la toma del rectorado, un nueve de setiembre de aquel año. Una experiencia militante que forjó muchos destinos, y la dictadura, sin pausa, mostró sus garras. De esa misma casa en julio del ´71 se llevaron a Guillermo, un tresarroyense con quien compartíamos habitación. Por esos días me había incorporado al servicio militar, en medio de una saga de entuertos, y el estigma de ser universitario. El compañero terminó en el penal de Rawson, con el se fue mi colección de Cristianismo y Revolución que había querido preservar escondiéndola en el motor de la heladera. Su neonato raid revolucionario se interrumpió luego de que, en una asamblea, tuvo una inflamada arenga convocando a marchar al centro, a “prender fuego el edificio de la municipalidad”, un desatino, si los hay. Los ramalazos de la fuga de Trelew, trajeron zozobra, estaba bajo bandera y cerca de los hechos, en medio del asedio me dan la baja y retorno a la Casa 9, en setiembre del ’72. Lindante con el fondo, estaba la nro.6, donde vivió con su familia el profesor Héctor Ciocchini, insigne poeta y tanguero de ley, padre de María Claudia, desparecida en la Noche de los Lápices. Ya con estudiantes, ocupando las habitaciones, mateábamos con los compañeros de la JP y ahí recalaba, Carlos Davit, con quien nos trenzábamos en fecundos lances verbales. Le decían “Pelado”, victima de la triple AAA, fue ferozmente asesinado y colgado intimidatoriamente, de un puente, camino al puerto de Ingeniero White, en noviembre del ´75. En enero de ese año había caído detenido Osvaldo, Cholera, con quien vivíamos en la casa nro.9, tras una volanteada. Por esos días me despido para siempre del barrio, y comencé a trabajar en una empresa de la calle General Paz. Enfrente, en el numero 32, atracaba la “fiambrera”, un Fiat 128, azul marino. Era la nave insignia de la triple AAA que timoneaban Sañudo y un secuaz grande como un oso, cabello ensortijado, que decía llamarse Fernández. Todas las mañanas veía desfilar a estos asesinos que gozaban de impunidad para sus tropelías.-
Nuestro tiempo se consumió vertiginosamente. Hay un abismo que deglute todo y amenaza devorarse nuestro universo pequeño, ese mosaico de episodios salientes, adolescencia desgarrada, honor y muerte. Antes que arreciara el deambular de las bandas asesinas, vivíamos las horas finales. ” Se robaron el poncho, todos lo sabemos, pero el poncho no aparece” vocifera Max, y la asamblea estalla como una granada en racimos. La arenga recorre como una corriente fantasmal todo el amplio salón gambeteando sus columnas, entre largas mesas y sillas metálicas plegables. El comedor universitario. Estamos en la planta baja, de aquel viejo y señorial edificio donde en su parte superior funciona el Club Universitario. Reina la confusión y el desconcierto, fines de noviembre del ’74. Son los últimos días de la experiencia gastronómica que atendía a universitarios, regulares y del interior, sin mirar a quien. Son los prolegómenos de un derrumbe que los conciliábulos de las juventudes políticas no consiguen detener. Una bella niña, de larga cabellera y mirada sorprendida, asiste impávida al devenir de los acontecimientos, es Liliana Piza, está en la juventud universitaria Peronista, poco tiempo más tarde integraría el largo rosario de detenidos desaparecidos. Mientras, sus compañeros, en medio de un debate esquizofrénico, cantan aquello de “la mar estaba serena, serena estaba la mar y pum… el comisario Villar”. El escenario se recorta en mi memoria cual baldosa de un tiempo de angustia.
A orillas de la vida, el amor deambulaba buscando incautos. Ese gozar y sufrir de la adolescencia, acunando peregrinas ilusiones. Cuando en la dictadura lanussista se construyó el Barrio Comahue, un abigarrado complejo de monobloques en terrenos de la universidad, en contraprestación se levanto una hilera de monobloques en el predio que ocupaba el barrio universitario, que sería mas tarde ocupada por estudiantes. Ahí fueron a parar los exiliados chilenos llegados luego del golpe del ’73, con ellos un militante que pronto nutrió la vida del barrio. Hombre bajo, cabello crespo y palabra convincente, erudita, pausado, sereno, pronto se gano el afecto de todos. Tenía un aire a Cantinflas, el comediante mexicano. Se llamaba Víctor Oliva y la triple AAA lo secuestró y asesinó, en febrero del ´75, arrojándolo en el paraje Pibe de Oro, un oscuro boliche cercano a la ruta 3, rumbo al sur. En el Comahue se utilizó mano de obra esclava, un grupo de bolivianos que estuvieron hacinados en un galpón mientras se llevo a cabo la obra y además, como era consigna del PRT, un compañero estudiante que vivía en el barrio se proletarizó. Arrinconada en una de las esquinas de esa manzana, quedó la cancha del Club., donde tantas tardes de sábado el balón viboreaba de arco a arco y muchos soñaban con domingos de gloria. El viento sur la cruzaba, sin barreras a la vista, emplazada en la esquina de 12 de octubre y San Juan. Como si Atila lo hubiera asolado, la hierba no tenía lugar en ese árido rectángulo donde el verde era una quimera .Cerca, mientras se calzaba los guantes, en una de las casas del barrio estudiantil, el “Mudo” recordó aquella historia que lo había marcado a fuego. Se sintió emulo de Mykola Trusevich, también arquero, en el Dynamo de Kiev, llamado el portero del partido de la muerte, cuando vencieron a los nazis en uno de los episodios épicos mas memorables de la II Guerra. Los nazis no perdonaron la afrenta y pasaron a degüello a los osados prisioneros. Premoniciones. Su ladero, con quien acaudillaba el equipo representativo del Barrio, le decían “el Tero”. Ambos por esos días se afiliaron al PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), y se dieron un gusto a la hora de pergeñar la camiseta con la que saldrían al combate deportivo. No se guardaron nada. La calidad futbolística les daba hándicap para sugerir o proponer criterios en el armado de la escuadra. Así hicieron historia en el torneo interuniversitario. La camiseta era azul marino, y estampada, a su izquierda, la estrella roja, de cinco puntas, los cinco dedos de la mano proletaria. Las manos, las mismas para atajar todo lo que tiren, las del Mudo, en esa soledad ante el mundo, el cielo y el infierno, que aguardan al final del partido, a quien se parará entre los tres palos del arco. Alto y rubio, paisano de Coronel Pringles, grandes manazas para atrapar el balón, pero también para abrazar, sonrisa franca de niño grande. Se llamaba Juan Carlo Irurtia y fue abatido por el ejército, en mayo del ’75 en los montes tucumanos. En la era de la imagen, no hay fotos de él, hurgando en el mundo del cine, hallé un asombroso parecido en el actor Sean Scott Williams. En junio de aquel año, también en la compañía de monte, cae Aldo Malmierca, aquel de los gruesos anteojos. Mientras estudiaba, el Mudo, para solventar la estadía, jugaba en la primera del Club Pacifico, en la Liga del Sur. En el ’68 habíamos compartido la habitación en la casa nro.4 y comenzó a fluir una amistad. Para la tribuna asamblearia, me asignaron un alias: Max, por Scheler, y las chicas decían ahí va Sal Mineo. También de un barrio pringlense como Cesar Aira y Arturo Carrera, era Sylvia Jiménez, quien fuera la compañera del Tero. Raúl, el tero, Guido, era de Huanguelen, la tierra de su ídolo, José Larralde. Vivía en la casa nro.15. Tenía pasión por el futbol, era “cuevero” ó numero seis, una suerte de Federico Sacchi, por estampa y juego, aquel brillante marcador central racinguista. A esa pareja de tórtolos, el tero y la tera., les hurtaron el futuro. El evocarlos trae a mi mente, una imagen que los asemeja, Warren Beatty y Natalie Wood, pareja de película, igualmente bellos. Allí en el barrio tejieron su historia de amor, capítulos de una militancia que se hundió en el abismo que abrió la dictadura cívico militar. Ambos fueron “chupados” por la maquinaria represora en Mar del Plata, a donde se habían corrido eludiendo los zarpazos enemigos. Fue en junio del ’76.Les sobrevivió su hijo, que tenia quince meses.
Otra casa emblemática, tenía el número diecisiete. Antes, allí vivió un anciano profesor que arriesgó su vida por denunciar las atrocidades de Auschwitz, y entregó salvoconductos a judíos perseguidos por los nazis. Florín Manoliu, ex diplomático rumano, profesor de economía. Luego, con los años, en sus habitaciones se alojaron ocho estudiantes, todos venidos del Alto Valle y el Neuquén. Los ocupantes últimos, eran hombres, entonces, cómo no hablar de las compañeras que ululaban por sus pasillos, entre lamentos y suspiros. En el grupo, un morocho argentino que se lució con la casaca número nueve de Olimpo, “Fósforo” le decían, y andaba perforando redes aquí y allá, mientras por las noches se debatía en los laberintos del cálculo integral y diferencial. Huellas, voces, que repican en los muros.
La cuenta regresiva se comenzó a desgranar en algún lugar, los capítulos se escribieron en las usinas golpistas. Los preparativos iban in crescendo, y sucedió el ’76. Sus secuelas duran, algunos de sus actos perduran sin que la trama haya sido puesta a la luz. El expediente era voluminoso, como un libro de Laiseca, o salido de la inspiración de Liborio Justo, aquel de Tierra maldita. Tenía tapas color rosa viejo, abrochado como cualquier otro documento judicial, de esos que se apilan con suerte esquiva. Muchos terminan siendo un reservorio de polvo, con pronóstico de prescripción. Deambulan al borde del abismo, a merced de fuerzas ocultas alentando su caducidad. La carátula de la causa gozaba de una neutralidad que solo osados exploradores podían franquear. “Sobre la cooperadora de la Universidad Nacional del Sur”. La niña bonita” era el Barrio universitario López Francés, ejecutado por inspiración del entonces rector, de quien lleva su nombre, durante la gestión del primer peronismo.
Por esos días, el contador Méndez, al que en la militancia lo conocíamos como “Hernán”, era quien presidía la oficina de personas jurídicas, esmirriado, su rostro acusaba un sufrimiento de larga data, era un alma silenciosa y de gran compromiso revolucionario, de esos que no brillan en los carteles de neón de la épica revolucionaria, o los titulares de los diarios, pero que parafraseando a Brecht integraba el pelotón de los imprescindibles. Arriesgándose, ventiló ese mamotreto judicial donde de una manera arbitraria se consumó el despojo. Numerosas fotos “armadas” con panfletos del ERP y otras organizaciones políticas estudiantiles ilustraban lo que para el poder constituía un nido de víboras que había que erradicar, un gran guiso para confundir todo. Apelaban a metáforas médicas que invocaban con fruición, hay que hacer “cirugía profunda”, reflexión que entrañaba amenazas para vidas jóvenes que habitaban aquel enclave. Extirpar, desaparecer. Aquel expediente donde sobresalía el testimonio incriminatorio de un docente del departamento contabilidad, aseveraba que ahí se cocinaban todo tipo de amenazas subversivas, avaladas con documentación fotográfica trucada, sembradas por los instructores a tal efecto designados. Eso de armar causas, es una de las asignaturas patrimonio de la policía bonaerense. Apoyándose en esos elementos urdidos aviesamente, se disponía la disolución del referido ente, y el traspaso de todos sus bienes, que incluían una librería emplazada en la Avenida Alem próxima al complejo universitario, y que atendía entre otras cosas la provisión de material bibliográfico imprescindible para los estudiantes de “bolsillos flacos”. También se incluía el comedor universitario.
Sabedores de que esa convivencia alentaba ideas de cambio, la dictadura completó la faena que inició el rector nazi Remus Tetu, aquel propalador del funcionalismo americano que descargaba diatribas contra los inadaptados del sistema. En los huecos de su andar alocado, dejaron las huellas del crimen, ese expediente que debe estar en alguna estantería polvorienta, donde duerme la burocracia, prueba palmaria de cómo se urdió el vaciamiento. Maniatada la verdad, una maraña de maniobras busca silenciarla. La reciente demolición de la casa 17 abona los vaticinios de los enterradores. Crece la maleza, aprisionando, cubriendo, las marcas de un pasado lleno de secretos, melodías trasnochadas, miradas encendidas, discursos reveladores, estallidos y depresiones. Antiguos habitantes, arengas silenciadas, sobrevivientes que cuentan. Entre las ruinas, fluyen resonancias de días mejores, con ello un pasado, y personajes que no merecen la clausura del olvido. Las voces del estadio aun no se han acallado.”Soy un pajaro que canta soy hijo del sentimiento/ juro que pa lo que siento me esta faltando garganta/ soy tigre que no se espanta ante la vida o la muerte/ soy guasca sobada a diente soy de la lanza la punta/ soy potro que no se junta con los domaos a palenque” dice Jose Larralde. No obstante los presagios, el equipo se junta en el vestuario, hay arquero, un zaguero central, con aires de capitán, y nueve gladiadores más. Entonces, ¿habrá revancha?
E-mail:osbipd@gmail.com
sábado, 7 de junio de 2014
Un rating público y federal
El Sifema será implementado por once universidades públicas y contará con nueve mil decodificadores distribuidos en centros urbanos de todo el país. Medirá el encendido de señales de TV abierta, cable y Televisión Digital Terrestre (TDA).
Por Emanuel Respighi
La transformación cultural que evidenció en los últimos años el ecosistema audiovisual argentino, descentralizando la producción y modificando la manera en que circulan los contenidos televisivos, requiere de nuevas herramientas para poder analizarlo en su complejidad. El lanzamiento del Sistema Federal de Medición de Audiencias (Sifema), anunciado ayer por Cristina Fernández de Kirchner, parece ser una atinada iniciativa para conocer el comportamiento de todos y cada uno de los argentinos en su relación con la televisión, el medio masivo por excelencia. La decisión de desarrollar la primera medidora de audiencia a nivel nacional, en un país culturalmente variopinto, a partir del fuerte arraigo de sus regionalismos, dará la posibilidad de contar con nueva y valiosa información, surgida a lo largo y ancho del país. Un instrumento cuyo beneficio trasciende el aspecto televisivo para convertirse, además, en estadísticas federales a partir de las cuales se podrán planificar políticas públicas con mayor grado de efectividad.
El Sifema permitirá tomar una fotografía mucho más amplia del comportamiento de los ciudadanos frente a la TV. A diferencia de Ibope, que es la única medidora homologada, basada en un universo de alrededor de 800 hogares ubicados en la Ciudad y el Gran Buenos Aires, la flamante medidora tiene como objetivo alcanzar una muestra distribuida en todo el territorio nacional. El plan estipula la instalación en los principales centros urbanos del país –los cuales se irán incorporando paulatinamente– de alrededor de nueve mil people meters, decodificadores conectados a los televisores y que captan la información de lo que se ve en cada uno de los televisores, tanto de los programas elegidos como del tiempo de visionado, así también como del perfil etario y socioeconómico de quien está frente a la TV. Se trata de la misma tecnología con la que cuenta Ibope, con la diferencia de que los aparatos instalados serán muchos más y estarán ubicados en hogares más allá del AMBA. O sea: muchos argentinos que hasta ahora eran ignorados por la industria, serán tenidos en cuenta como ciudadanos, más allá de su capacidad adquisitiva o del lugar en el que residen.
El Sifema es un sistema federal de medición de audiencias de carácter público, no gubernamental, el cual cuenta con el aval de las once universidades públicas que conforman el Observatorio del Sector Audiovisual de la República Argentina, creado en 2012 con el fin de fortalecer la democratización de los medios a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y de promover la inclusión digital. La Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata y las universidades nacionales de Lanús, San Martín, Quilmes, Arturo Jauretche, Buenos Aires, Rosario, Salta, Río Cuarto, Jujuy y Córdoba serán las instituciones que trabajarán coordinadamente para llevar adelante la implementación técnica y operativa del Sifema, así como también las encargadas de realizar desde sus departamentos científicos los informes estadísticos.
“La complejidad del tipo de audiencias que existen en la Argentina requiere de una herramienta de medición acorde, que tenga en cuenta todo el proceso de inclusión de nuevos actores, estéticas y lenguajes que surgieron a partir de los concursos de promoción audiovisual. No es posible que los contenidos televisivos estén digitados únicamente por las preferencias surgidas de una única medición que no contempla a las audiencias de cada rincón del país”, le explicó a Página/12 Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad de La Plata.
El Sifema no nace de cero: la primera etapa del proyecto cuenta con un panel de 890 hogares y 1700 medidores distribuidos por el Area Metropolitana de Buenos Aires, que la Universidad Nacional de San Martín viene desarrollando desde hace años. La Unsam transmitirá su experiencia y proveerá del software y el hardware para diseñar el panel nacional, que será administrado por las universidades nacionales de cada región. En principio, la muestra federal irá incorporando distintos centros urbanos, comenzando por las ciudades y los alrededores de La Plata, Córdoba, Rosario y Mendoza, para luego alcanzar mediciones en localidades de hasta 300 mil habitantes como Bahía Blanca.
La flamante medidora ofrecerá una serie de servicios, que van desde evaluar el rating de individuos y hogares hasta la posibilidad de brindar el rating “minuto a minuto”, la migración de audiencia o la visualización del rating según segmento, además de realizar reportes de la pauta publicitaria. Además del alcance nacional, el Sifema contempla la medición de señales de TV abierta y del cable, pero también de la incipiente Televisión Digital Terrestre (TDA), el sistema que hasta este momento no contaba con ningún tipo de medición. Lo que hay que tener en cuenta es que al no contar la Argentina de una programación nacional unificada, ya que los canales cabecera (El Trece, Telefe, Canal 9, América) poseen repetidoras, pero que no siempre se programan en los mismos horarios en cada ciudad, el Sifema permitirá tener estadísticas desagregadas sobre el consumo de cada región, pero no una única cifra nacional.
Si bien el Sifema es público y cuenta con recursos estatales, el plan prevé que a los 3 años alcance el autoabastecimiento, a partir de la comercialización de sus servicios a anunciantes y canales. El interrogante, en todo caso, es ver cómo reaccionará el mercado televisivo y publicitario, que hasta ahora planifica sus contenidos televisivos y sus campañas publicitarias según la información suministrada por Ibope. “La medidora busca iluminar las preferencias y los gustos de millones de televidentes que hasta este momento fueron discriminados y que poseen consumos y hábitos televisivos muy diferentes a los del AMBA”, analiza Carlos Ruta, rector de la Unsam. “La calidad de la medición está certificada por el grupo de universidades que administra el sistema. Nosotros creemos que el mercado se interesará en nuestras estadísticas, porque vamos a ofrecer información de televidentes que hoy no se evalúan con un criterio científico, y con una tecnología y un procedimiento que cumplen con todos los requisitos internacionales. Por eso es que vamos a invitar al mercado a que audite un sistema que ampliará la información que en la actualidad existe sobre los consumos televisivos en todo el país”, subrayó Ruta.
06/06/14 Página|12
Por Emanuel Respighi
La transformación cultural que evidenció en los últimos años el ecosistema audiovisual argentino, descentralizando la producción y modificando la manera en que circulan los contenidos televisivos, requiere de nuevas herramientas para poder analizarlo en su complejidad. El lanzamiento del Sistema Federal de Medición de Audiencias (Sifema), anunciado ayer por Cristina Fernández de Kirchner, parece ser una atinada iniciativa para conocer el comportamiento de todos y cada uno de los argentinos en su relación con la televisión, el medio masivo por excelencia. La decisión de desarrollar la primera medidora de audiencia a nivel nacional, en un país culturalmente variopinto, a partir del fuerte arraigo de sus regionalismos, dará la posibilidad de contar con nueva y valiosa información, surgida a lo largo y ancho del país. Un instrumento cuyo beneficio trasciende el aspecto televisivo para convertirse, además, en estadísticas federales a partir de las cuales se podrán planificar políticas públicas con mayor grado de efectividad.
El Sifema permitirá tomar una fotografía mucho más amplia del comportamiento de los ciudadanos frente a la TV. A diferencia de Ibope, que es la única medidora homologada, basada en un universo de alrededor de 800 hogares ubicados en la Ciudad y el Gran Buenos Aires, la flamante medidora tiene como objetivo alcanzar una muestra distribuida en todo el territorio nacional. El plan estipula la instalación en los principales centros urbanos del país –los cuales se irán incorporando paulatinamente– de alrededor de nueve mil people meters, decodificadores conectados a los televisores y que captan la información de lo que se ve en cada uno de los televisores, tanto de los programas elegidos como del tiempo de visionado, así también como del perfil etario y socioeconómico de quien está frente a la TV. Se trata de la misma tecnología con la que cuenta Ibope, con la diferencia de que los aparatos instalados serán muchos más y estarán ubicados en hogares más allá del AMBA. O sea: muchos argentinos que hasta ahora eran ignorados por la industria, serán tenidos en cuenta como ciudadanos, más allá de su capacidad adquisitiva o del lugar en el que residen.
El Sifema es un sistema federal de medición de audiencias de carácter público, no gubernamental, el cual cuenta con el aval de las once universidades públicas que conforman el Observatorio del Sector Audiovisual de la República Argentina, creado en 2012 con el fin de fortalecer la democratización de los medios a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y de promover la inclusión digital. La Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata y las universidades nacionales de Lanús, San Martín, Quilmes, Arturo Jauretche, Buenos Aires, Rosario, Salta, Río Cuarto, Jujuy y Córdoba serán las instituciones que trabajarán coordinadamente para llevar adelante la implementación técnica y operativa del Sifema, así como también las encargadas de realizar desde sus departamentos científicos los informes estadísticos.
“La complejidad del tipo de audiencias que existen en la Argentina requiere de una herramienta de medición acorde, que tenga en cuenta todo el proceso de inclusión de nuevos actores, estéticas y lenguajes que surgieron a partir de los concursos de promoción audiovisual. No es posible que los contenidos televisivos estén digitados únicamente por las preferencias surgidas de una única medición que no contempla a las audiencias de cada rincón del país”, le explicó a Página/12 Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo y Ciencias de la Comunicación de la Universidad de La Plata.
El Sifema no nace de cero: la primera etapa del proyecto cuenta con un panel de 890 hogares y 1700 medidores distribuidos por el Area Metropolitana de Buenos Aires, que la Universidad Nacional de San Martín viene desarrollando desde hace años. La Unsam transmitirá su experiencia y proveerá del software y el hardware para diseñar el panel nacional, que será administrado por las universidades nacionales de cada región. En principio, la muestra federal irá incorporando distintos centros urbanos, comenzando por las ciudades y los alrededores de La Plata, Córdoba, Rosario y Mendoza, para luego alcanzar mediciones en localidades de hasta 300 mil habitantes como Bahía Blanca.
La flamante medidora ofrecerá una serie de servicios, que van desde evaluar el rating de individuos y hogares hasta la posibilidad de brindar el rating “minuto a minuto”, la migración de audiencia o la visualización del rating según segmento, además de realizar reportes de la pauta publicitaria. Además del alcance nacional, el Sifema contempla la medición de señales de TV abierta y del cable, pero también de la incipiente Televisión Digital Terrestre (TDA), el sistema que hasta este momento no contaba con ningún tipo de medición. Lo que hay que tener en cuenta es que al no contar la Argentina de una programación nacional unificada, ya que los canales cabecera (El Trece, Telefe, Canal 9, América) poseen repetidoras, pero que no siempre se programan en los mismos horarios en cada ciudad, el Sifema permitirá tener estadísticas desagregadas sobre el consumo de cada región, pero no una única cifra nacional.
Si bien el Sifema es público y cuenta con recursos estatales, el plan prevé que a los 3 años alcance el autoabastecimiento, a partir de la comercialización de sus servicios a anunciantes y canales. El interrogante, en todo caso, es ver cómo reaccionará el mercado televisivo y publicitario, que hasta ahora planifica sus contenidos televisivos y sus campañas publicitarias según la información suministrada por Ibope. “La medidora busca iluminar las preferencias y los gustos de millones de televidentes que hasta este momento fueron discriminados y que poseen consumos y hábitos televisivos muy diferentes a los del AMBA”, analiza Carlos Ruta, rector de la Unsam. “La calidad de la medición está certificada por el grupo de universidades que administra el sistema. Nosotros creemos que el mercado se interesará en nuestras estadísticas, porque vamos a ofrecer información de televidentes que hoy no se evalúan con un criterio científico, y con una tecnología y un procedimiento que cumplen con todos los requisitos internacionales. Por eso es que vamos a invitar al mercado a que audite un sistema que ampliará la información que en la actualidad existe sobre los consumos televisivos en todo el país”, subrayó Ruta.
06/06/14 Página|12
“Vamos a estar defendiendo la pluralidad”
Lo hizo durante un acto, ayer, en un abarrotado Museo del Bicentenario, con invitados del mundo de la cultura. Consideró que el nuevo sistema de rating será “transparente” y permitirá “conocernos un poco más”.
Por Fernando Cibeira
“Quiero decirles que siempre vamos a estar defendiendo la pluralidad, la diversidad de voces, para que nadie grite pero que tampoco nadie sea obligado a bajar la voz. Que todos podamos tener el mismo tono, lo más parejo posible, porque de eso se trata la pluralidad, la diversidad y la democracia”, concluyó ayer su discurso la presidenta Cristina Kirchner luego de anunciar beneficios para medios de comunicación y producciones cinematográficas y, principalmente, la conclusión de la primera etapa de un nuevo sistema de medición de audiencias, el Sifema, que apunta a reemplazar el actual rating de Ibope por otro realizado por universidades nacionales y que abarcará todo el país.
“Este sistema va a ser un sistema totalmente transparente, de calidad ISO internacional y auditable”, destacó la Presidenta sobre el Sifema, desarrollado por el Observatorio del Sector Audiovisual que componen, en principio, once universidades, pero pueden sumarse varias más. “A mí, en mi vida, nunca me llamaron para preguntarme qué estaba mirando”, dijo sobre la medición de rating. Comentó que el nuevo método servirá “para conocernos un poco más y conocer cuáles son nuestras preferencias, nuestros gustos”.
La Presidenta habló ante un atiborrado Museo del Bicentenario. Entre los invitados especiales se mezclaban actores, realizadores, comunicadores, dueños de medios y personalidades de la cultura. Tantos que algunos tuvieron que acomodarse como pudieron, porque la capacidad del salón quedó desbordada. En la mesa, junto a CFK, se ubicaron el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; los ministros Axel Kicillof y Teresa Parodi, y el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro. Del otro lado del escenario, en primera fila, el vicepresidente Amado Boudou, los gobernadores de Buenos Aires, Daniel Scioli; de Catamarca, Lucía Corpacci, y de Santiago del Estero, Claudia Ledesma Abdala, y la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
Cada sector tuvo su anuncio. Los realizadores y actores celebraron la decisión de aumentar el apoyo a la producción de películas, con lo que el Incaa otorgará subsidios por hasta 6,8 millones de pesos. “Para nosotros es muy importante seguir apoyando la industria cinematográfica argentina”, explicó. Habló de la importancia de la producción nacional de cine. “El arte también hay que llevarlo a la calle en un feedback permanente. Cuando sale a la calle vuelve hecho película, vuelve hecho ficción y vuelve hecho éxito porque uno se ve reflejado en ello”, consideró. En la platea aplaudían actores como Pablo Echarri, Pepe Soriano, Virginia Innocenti, Esther Goris y Alejandra Darín, entre otros.
Para los medios y productoras, la Presidenta anunció un Régimen de Regularización de Facilidades de Pago, que permitirá la cancelación de deudas impositivas con la AFIP de hasta 100 millones de pesos a través de servicios como, por ejemplo, publicidad. Además, anticipó el envío al Congreso de un proyecto de modificación del IVA para los medios gráficos, en el que se cambiará la alícuota de acuerdo con la facturación del medio. El objetivo, subrayó la Presidenta, es ayudar “a las pequeñas y medianas empresas de información, fundamentalmente ubicadas en el país profundo, como digo yo”.
Un criterio similar se adoptó para la locación de servicios publicitarios. “La pluralidad y la diversidad también se logra ayudando a que los más pequeños puedan competir”, insistió. En este punto, marcó la diferencia de magnitud entre la pauta publicitaria privada y la oficial. “El año pasado, el monto total que las empresas argentinas privadas gastaron fue de 30 mil millones de pesos. Y si uno analiza, esos millones fueron a parar, obviamente, a las arcas de los grandes medios concentrados”, distinguió.
Detrás de los invitados se ubicaron los militantes que cantaron bastante durante la previa –el acto comenzó con demora– y en algunos momentos del discurso. Una novedad fueron las banderas negras del gremio de trabajadores de medios audiovisuales Satsaid, invitados para la ocasión. En la primera parte del acto, Cristina Kirchner realizó dos teleconferencias. La primera con Mendoza, donde habló con el gobernador Francisco “Paco” Pérez, y el director del grupo empresarial alemán Knauf, Alexander Knauf, quien viajó especialmente para inaugurar la ampliación de la fábrica de placas de yeso que le permitirá incrementar su producción.
La segunda teleconferencia estaba incluida dentro de la temática de medios de comunicación, porque se trató de la inauguración de la nueva sede de la agencia oficial Télam, en Belgrano al 300. La Presidenta dialogó con el presidente de la agencia, Santiago “Patucho” Alvarez; con la coordinadora del Area de Audiovisuales, Carolina Balderrama, y con un operario de mantenimiento. El moderno edificio de 8 pisos demandó una inversión de 32 millones de pesos y permitirá trabajar a los 400 periodistas de la agencia oficial de manera integrada. CFK destacó el desarrollo del área audiovisual en Télam y reclamó “noticieros internacionales en materia política y económica”. Contó que recorre los canales de noticias y no encuentra nadie que informe de lo que sucede en el mundo. “¿Y saben qué? No creo que sea casualidad. La desinformación es también una manera de informar, de ocultar lo que pasa en otras partes para que puedas distorsionar lo que pasa en tu propio país”, concluyó.
Una pelota contra el VIH
La presidenta Cristina Kirchner firmó anoche, en el Museo del Bicentenario, el balón simbólico de la campaña del programa de las Naciones Unidas sobre el VIH y Sida Protege la meta. El objetivo de la campaña es que firmen la pelota todos los presidentes de los países que disputarán el Mundial de Fútbol de Brasil, con lo que buscan concientizar y movilizar a la juventud en la prevención de las enfermedades del VIH, con énfasis en la promoción de la salud sexual y reproductiva. También estuvo en la firma el ministro de Salud, Juan Manzur.
Transmitirán todos los partidos
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, presentó ayer la transmisión que la Televisión Pública y la Televisión Digital Abierta realizarán del Mundial Brasil 2014, que ofrecerán a través de sus señales todos los partidos, con excelente calidad de imagen y “acceso libre y gratuito para todos”. Capitanich realizó la rueda de prensa junto al coordinador de Fútbol Para Todos, Pablo Paladino, y el presidente de Radio y TV Argentina, Tristán Bauer, además de algunos de los periodistas y ex futbolistas asignados a la cobertura en Brasil.
Apostillas
- Kicillof. Antes de saludar a los periodistas por su día, Cristina Kirchner le pidió permiso al ministro Axel Kicillof para contar una anécdota de cuando trabajó de periodista. Fue en el diario BAE y lo mandaron a entrevistar al economista Juan Alemann a propósito del Plan Lauría, aquel que proponía un gran plan de construcción de autopistas en base a un impuesto al combustible. Alemann consideraba que estaba bien porque generaba empleo por cada kilómetro de ruta y que Kicillof, como economista, le preguntó por el “multiplicador” que utilizaba para sacar ese resultado. “Vos poné lo que yo te estoy diciendo”, le respondió Alemann. “No, ¿cómo poné lo que te estoy diciendo? Yo vine a hacer una entrevista”, insistió Kicillof. “Bueno, corolario, Axel estuvo siete días en BAE y fue despedido y así terminó su breve paso por el periodismo”, cerró la Presidenta.
- Preferencias. Una queja de la Presidenta fue por la falta de noticieros internacionales en la grilla local. “Si querés saber algo de economía pongo a la agencia Bloomberg y si querés saber algo de política, miro Telesur”, reveló. De los canales de noticias argentinos contó que “no elijo ninguno, se miran el ombligo permanentemente”.
06/06/14 Página|12
Por Fernando Cibeira
“Quiero decirles que siempre vamos a estar defendiendo la pluralidad, la diversidad de voces, para que nadie grite pero que tampoco nadie sea obligado a bajar la voz. Que todos podamos tener el mismo tono, lo más parejo posible, porque de eso se trata la pluralidad, la diversidad y la democracia”, concluyó ayer su discurso la presidenta Cristina Kirchner luego de anunciar beneficios para medios de comunicación y producciones cinematográficas y, principalmente, la conclusión de la primera etapa de un nuevo sistema de medición de audiencias, el Sifema, que apunta a reemplazar el actual rating de Ibope por otro realizado por universidades nacionales y que abarcará todo el país.
“Este sistema va a ser un sistema totalmente transparente, de calidad ISO internacional y auditable”, destacó la Presidenta sobre el Sifema, desarrollado por el Observatorio del Sector Audiovisual que componen, en principio, once universidades, pero pueden sumarse varias más. “A mí, en mi vida, nunca me llamaron para preguntarme qué estaba mirando”, dijo sobre la medición de rating. Comentó que el nuevo método servirá “para conocernos un poco más y conocer cuáles son nuestras preferencias, nuestros gustos”.
La Presidenta habló ante un atiborrado Museo del Bicentenario. Entre los invitados especiales se mezclaban actores, realizadores, comunicadores, dueños de medios y personalidades de la cultura. Tantos que algunos tuvieron que acomodarse como pudieron, porque la capacidad del salón quedó desbordada. En la mesa, junto a CFK, se ubicaron el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; los ministros Axel Kicillof y Teresa Parodi, y el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro. Del otro lado del escenario, en primera fila, el vicepresidente Amado Boudou, los gobernadores de Buenos Aires, Daniel Scioli; de Catamarca, Lucía Corpacci, y de Santiago del Estero, Claudia Ledesma Abdala, y la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
Cada sector tuvo su anuncio. Los realizadores y actores celebraron la decisión de aumentar el apoyo a la producción de películas, con lo que el Incaa otorgará subsidios por hasta 6,8 millones de pesos. “Para nosotros es muy importante seguir apoyando la industria cinematográfica argentina”, explicó. Habló de la importancia de la producción nacional de cine. “El arte también hay que llevarlo a la calle en un feedback permanente. Cuando sale a la calle vuelve hecho película, vuelve hecho ficción y vuelve hecho éxito porque uno se ve reflejado en ello”, consideró. En la platea aplaudían actores como Pablo Echarri, Pepe Soriano, Virginia Innocenti, Esther Goris y Alejandra Darín, entre otros.
Para los medios y productoras, la Presidenta anunció un Régimen de Regularización de Facilidades de Pago, que permitirá la cancelación de deudas impositivas con la AFIP de hasta 100 millones de pesos a través de servicios como, por ejemplo, publicidad. Además, anticipó el envío al Congreso de un proyecto de modificación del IVA para los medios gráficos, en el que se cambiará la alícuota de acuerdo con la facturación del medio. El objetivo, subrayó la Presidenta, es ayudar “a las pequeñas y medianas empresas de información, fundamentalmente ubicadas en el país profundo, como digo yo”.
Un criterio similar se adoptó para la locación de servicios publicitarios. “La pluralidad y la diversidad también se logra ayudando a que los más pequeños puedan competir”, insistió. En este punto, marcó la diferencia de magnitud entre la pauta publicitaria privada y la oficial. “El año pasado, el monto total que las empresas argentinas privadas gastaron fue de 30 mil millones de pesos. Y si uno analiza, esos millones fueron a parar, obviamente, a las arcas de los grandes medios concentrados”, distinguió.
Detrás de los invitados se ubicaron los militantes que cantaron bastante durante la previa –el acto comenzó con demora– y en algunos momentos del discurso. Una novedad fueron las banderas negras del gremio de trabajadores de medios audiovisuales Satsaid, invitados para la ocasión. En la primera parte del acto, Cristina Kirchner realizó dos teleconferencias. La primera con Mendoza, donde habló con el gobernador Francisco “Paco” Pérez, y el director del grupo empresarial alemán Knauf, Alexander Knauf, quien viajó especialmente para inaugurar la ampliación de la fábrica de placas de yeso que le permitirá incrementar su producción.
La segunda teleconferencia estaba incluida dentro de la temática de medios de comunicación, porque se trató de la inauguración de la nueva sede de la agencia oficial Télam, en Belgrano al 300. La Presidenta dialogó con el presidente de la agencia, Santiago “Patucho” Alvarez; con la coordinadora del Area de Audiovisuales, Carolina Balderrama, y con un operario de mantenimiento. El moderno edificio de 8 pisos demandó una inversión de 32 millones de pesos y permitirá trabajar a los 400 periodistas de la agencia oficial de manera integrada. CFK destacó el desarrollo del área audiovisual en Télam y reclamó “noticieros internacionales en materia política y económica”. Contó que recorre los canales de noticias y no encuentra nadie que informe de lo que sucede en el mundo. “¿Y saben qué? No creo que sea casualidad. La desinformación es también una manera de informar, de ocultar lo que pasa en otras partes para que puedas distorsionar lo que pasa en tu propio país”, concluyó.
Una pelota contra el VIH
La presidenta Cristina Kirchner firmó anoche, en el Museo del Bicentenario, el balón simbólico de la campaña del programa de las Naciones Unidas sobre el VIH y Sida Protege la meta. El objetivo de la campaña es que firmen la pelota todos los presidentes de los países que disputarán el Mundial de Fútbol de Brasil, con lo que buscan concientizar y movilizar a la juventud en la prevención de las enfermedades del VIH, con énfasis en la promoción de la salud sexual y reproductiva. También estuvo en la firma el ministro de Salud, Juan Manzur.
Transmitirán todos los partidos
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, presentó ayer la transmisión que la Televisión Pública y la Televisión Digital Abierta realizarán del Mundial Brasil 2014, que ofrecerán a través de sus señales todos los partidos, con excelente calidad de imagen y “acceso libre y gratuito para todos”. Capitanich realizó la rueda de prensa junto al coordinador de Fútbol Para Todos, Pablo Paladino, y el presidente de Radio y TV Argentina, Tristán Bauer, además de algunos de los periodistas y ex futbolistas asignados a la cobertura en Brasil.
Apostillas
- Kicillof. Antes de saludar a los periodistas por su día, Cristina Kirchner le pidió permiso al ministro Axel Kicillof para contar una anécdota de cuando trabajó de periodista. Fue en el diario BAE y lo mandaron a entrevistar al economista Juan Alemann a propósito del Plan Lauría, aquel que proponía un gran plan de construcción de autopistas en base a un impuesto al combustible. Alemann consideraba que estaba bien porque generaba empleo por cada kilómetro de ruta y que Kicillof, como economista, le preguntó por el “multiplicador” que utilizaba para sacar ese resultado. “Vos poné lo que yo te estoy diciendo”, le respondió Alemann. “No, ¿cómo poné lo que te estoy diciendo? Yo vine a hacer una entrevista”, insistió Kicillof. “Bueno, corolario, Axel estuvo siete días en BAE y fue despedido y así terminó su breve paso por el periodismo”, cerró la Presidenta.
- Preferencias. Una queja de la Presidenta fue por la falta de noticieros internacionales en la grilla local. “Si querés saber algo de economía pongo a la agencia Bloomberg y si querés saber algo de política, miro Telesur”, reveló. De los canales de noticias argentinos contó que “no elijo ninguno, se miran el ombligo permanentemente”.
06/06/14 Página|12
En el recinto donde se juzgó a las Juntas Militares en 1985
Lorenzetti inauguró el "Salón de los Derechos Humanos" en Tribunales
El presidente de la Corte encabezó el acto en el que se renombró la sala de audiencias donde se realizó el Juicio a las Juntas Militares en 1985. "Los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", dijo el presidente del máximo tribunal.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, encabezó hoy el acto de inauguración del "Salón de los Derechos Humanos", recinto de la Planta Baja del Palacio de Justicia donde se celebró la histórica "causa 13" que juzgó a los represores de la dictadura cívico militar. En el acto, Lorenzetti sostuvo que "los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", y formuló una vehemente defensa de los derechos humanos y de "la lucha social y política" de quienes pugnaron por "la aplicación de la justicia y el derecho".
En ese sentido, apuntó que "la defensa de los derechos humanos nació en las calles" y centró su referencia en las Madres, Abuelas, HIJOS y los organismos y asociaciones civiles comprometidas con la defensa de los valores democráticos. El titular del máximo tribunal no dudó en calificar como "tragedia de la que nunca nos vamos a olvidar" a la dictadura cívico militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976 y reconoció que "la lucha por los Derechos Humanos tuvo avances y retrocesos".
También ponderó la "decisión histórica de (el ex presidente) Raúl Alfonsín de crear la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas" (Conadep) donde comenzaron a recibirse las primeras denuncias por violaciones a los Derechos Humanos". Tras el discurso, los ministros de la Corte descubrieron la placa con el nombre del nuevo salón y cortaron las cintas del acceso a la remozada sala donde, hace 29 años, se celebró el juicio que hoy se homenajeó.
En una ceremonia, realizada en el hall central del edificio de Tribunales, la primera fila de los invitados especiales la encabezaba el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, junto a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó; la defensora general de la Nación Stella Maris Martínez; y Estela Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Detrás de ellos se encontraban los ex camaristas Guillermo Ledesma, Jorge Valerga Aráoz, Jorge Edwin Torlasco y Ricardo Gil Lavedra quienes, junto al ausente Carlos León Arslanian y al fallecido Andrés D`Alessio (cuya viuda acompañó la ceremonia), dictaron aquella histórica sentencia.
El Premio Nobel de la Paz Alfredo Pérez Esquivel; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, y los ex fiscales Julio Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo también tuvieron un lugar de privilegio entre el público.
En 1985 esos magistrados integrantes de la Cámara Federal juzgaron a las tres primeras juntas militares del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional en la Sala que ahora se rebautizó por una acordada de la Corte Suprema de Justicia.
Los ex jefes militares Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Emilio Eduardo Massera, Armando Lambruschini, Jorge Isaac Anaya, Orlando Ramón Agosti, Omar Graffigna y Basilio Lami Dozo, rigurosamente uniformados, ocupaban en esa ocasión los sitiales de los imputados.
06/06/14 Infojus.gov.arEn el recinto donde se juzgó a las Juntas Militares en 1985
Lorenzetti inauguró el "Salón de los Derechos Humanos" en Tribunales
El presidente de la Corte encabezó el acto en el que se renombró la sala de audiencias donde se realizó el Juicio a las Juntas Militares en 1985. "Los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", dijo el presidente del máximo tribunal.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, encabezó hoy el acto de inauguración del "Salón de los Derechos Humanos", recinto de la Planta Baja del Palacio de Justicia donde se celebró la histórica "causa 13" que juzgó a los represores de la dictadura cívico militar. En el acto, Lorenzetti sostuvo que "los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", y formuló una vehemente defensa de los derechos humanos y de "la lucha social y política" de quienes pugnaron por "la aplicación de la justicia y el derecho".
En ese sentido, apuntó que "la defensa de los derechos humanos nació en las calles" y centró su referencia en las Madres, Abuelas, HIJOS y los organismos y asociaciones civiles comprometidas con la defensa de los valores democráticos. El titular del máximo tribunal no dudó en calificar como "tragedia de la que nunca nos vamos a olvidar" a la dictadura cívico militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976 y reconoció que "la lucha por los Derechos Humanos tuvo avances y retrocesos".
También ponderó la "decisión histórica de (el ex presidente) Raúl Alfonsín de crear la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas" (Conadep) donde comenzaron a recibirse las primeras denuncias por violaciones a los Derechos Humanos". Tras el discurso, los ministros de la Corte descubrieron la placa con el nombre del nuevo salón y cortaron las cintas del acceso a la remozada sala donde, hace 29 años, se celebró el juicio que hoy se homenajeó.
En una ceremonia, realizada en el hall central del edificio de Tribunales, la primera fila de los invitados especiales la encabezaba el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, junto a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó; la defensora general de la Nación Stella Maris Martínez; y Estela Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Detrás de ellos se encontraban los ex camaristas Guillermo Ledesma, Jorge Valerga Aráoz, Jorge Edwin Torlasco y Ricardo Gil Lavedra quienes, junto al ausente Carlos León Arslanian y al fallecido Andrés D`Alessio (cuya viuda acompañó la ceremonia), dictaron aquella histórica sentencia.
El Premio Nobel de la Paz Alfredo Pérez Esquivel; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, y los ex fiscales Julio Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo también tuvieron un lugar de privilegio entre el público.
En 1985 esos magistrados integrantes de la Cámara Federal juzgaron a las tres primeras juntas militares del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional en la Sala que ahora se rebautizó por una acordada de la Corte Suprema de Justicia.
Los ex jefes militares Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Emilio Eduardo Massera, Armando Lambruschini, Jorge Isaac Anaya, Orlando Ramón Agosti, Omar Graffigna y Basilio Lami Dozo, rigurosamente uniformados, ocupaban en esa ocasión los sitiales de los imputados.
06/06/14 Infojus.gov.ar
El presidente de la Corte encabezó el acto en el que se renombró la sala de audiencias donde se realizó el Juicio a las Juntas Militares en 1985. "Los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", dijo el presidente del máximo tribunal.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, encabezó hoy el acto de inauguración del "Salón de los Derechos Humanos", recinto de la Planta Baja del Palacio de Justicia donde se celebró la histórica "causa 13" que juzgó a los represores de la dictadura cívico militar. En el acto, Lorenzetti sostuvo que "los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", y formuló una vehemente defensa de los derechos humanos y de "la lucha social y política" de quienes pugnaron por "la aplicación de la justicia y el derecho".
En ese sentido, apuntó que "la defensa de los derechos humanos nació en las calles" y centró su referencia en las Madres, Abuelas, HIJOS y los organismos y asociaciones civiles comprometidas con la defensa de los valores democráticos. El titular del máximo tribunal no dudó en calificar como "tragedia de la que nunca nos vamos a olvidar" a la dictadura cívico militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976 y reconoció que "la lucha por los Derechos Humanos tuvo avances y retrocesos".
También ponderó la "decisión histórica de (el ex presidente) Raúl Alfonsín de crear la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas" (Conadep) donde comenzaron a recibirse las primeras denuncias por violaciones a los Derechos Humanos". Tras el discurso, los ministros de la Corte descubrieron la placa con el nombre del nuevo salón y cortaron las cintas del acceso a la remozada sala donde, hace 29 años, se celebró el juicio que hoy se homenajeó.
En una ceremonia, realizada en el hall central del edificio de Tribunales, la primera fila de los invitados especiales la encabezaba el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, junto a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó; la defensora general de la Nación Stella Maris Martínez; y Estela Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Detrás de ellos se encontraban los ex camaristas Guillermo Ledesma, Jorge Valerga Aráoz, Jorge Edwin Torlasco y Ricardo Gil Lavedra quienes, junto al ausente Carlos León Arslanian y al fallecido Andrés D`Alessio (cuya viuda acompañó la ceremonia), dictaron aquella histórica sentencia.
El Premio Nobel de la Paz Alfredo Pérez Esquivel; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, y los ex fiscales Julio Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo también tuvieron un lugar de privilegio entre el público.
En 1985 esos magistrados integrantes de la Cámara Federal juzgaron a las tres primeras juntas militares del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional en la Sala que ahora se rebautizó por una acordada de la Corte Suprema de Justicia.
Los ex jefes militares Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Emilio Eduardo Massera, Armando Lambruschini, Jorge Isaac Anaya, Orlando Ramón Agosti, Omar Graffigna y Basilio Lami Dozo, rigurosamente uniformados, ocupaban en esa ocasión los sitiales de los imputados.
06/06/14 Infojus.gov.arEn el recinto donde se juzgó a las Juntas Militares en 1985
Lorenzetti inauguró el "Salón de los Derechos Humanos" en Tribunales
El presidente de la Corte encabezó el acto en el que se renombró la sala de audiencias donde se realizó el Juicio a las Juntas Militares en 1985. "Los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", dijo el presidente del máximo tribunal.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, encabezó hoy el acto de inauguración del "Salón de los Derechos Humanos", recinto de la Planta Baja del Palacio de Justicia donde se celebró la histórica "causa 13" que juzgó a los represores de la dictadura cívico militar. En el acto, Lorenzetti sostuvo que "los juicios de lesa humanidad forman parte del contrato social de los argentinos", y formuló una vehemente defensa de los derechos humanos y de "la lucha social y política" de quienes pugnaron por "la aplicación de la justicia y el derecho".
En ese sentido, apuntó que "la defensa de los derechos humanos nació en las calles" y centró su referencia en las Madres, Abuelas, HIJOS y los organismos y asociaciones civiles comprometidas con la defensa de los valores democráticos. El titular del máximo tribunal no dudó en calificar como "tragedia de la que nunca nos vamos a olvidar" a la dictadura cívico militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976 y reconoció que "la lucha por los Derechos Humanos tuvo avances y retrocesos".
También ponderó la "decisión histórica de (el ex presidente) Raúl Alfonsín de crear la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas" (Conadep) donde comenzaron a recibirse las primeras denuncias por violaciones a los Derechos Humanos". Tras el discurso, los ministros de la Corte descubrieron la placa con el nombre del nuevo salón y cortaron las cintas del acceso a la remozada sala donde, hace 29 años, se celebró el juicio que hoy se homenajeó.
En una ceremonia, realizada en el hall central del edificio de Tribunales, la primera fila de los invitados especiales la encabezaba el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, junto a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó; la defensora general de la Nación Stella Maris Martínez; y Estela Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Detrás de ellos se encontraban los ex camaristas Guillermo Ledesma, Jorge Valerga Aráoz, Jorge Edwin Torlasco y Ricardo Gil Lavedra quienes, junto al ausente Carlos León Arslanian y al fallecido Andrés D`Alessio (cuya viuda acompañó la ceremonia), dictaron aquella histórica sentencia.
El Premio Nobel de la Paz Alfredo Pérez Esquivel; Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, y los ex fiscales Julio Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo también tuvieron un lugar de privilegio entre el público.
En 1985 esos magistrados integrantes de la Cámara Federal juzgaron a las tres primeras juntas militares del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional en la Sala que ahora se rebautizó por una acordada de la Corte Suprema de Justicia.
Los ex jefes militares Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Emilio Eduardo Massera, Armando Lambruschini, Jorge Isaac Anaya, Orlando Ramón Agosti, Omar Graffigna y Basilio Lami Dozo, rigurosamente uniformados, ocupaban en esa ocasión los sitiales de los imputados.
06/06/14 Infojus.gov.ar
EL MINISTRO DE LA CORTE DESTACO LAS POSICIONES DE FRANCISCO CONTRA EL ENDURECIMIENTO DE LAS PENAS La respuesta del juez Zaffaroni al Papa
“Nuestra región sufre diferentes niveles de violencia que sólo parecen interesar como objeto de manipulación mediática, en pos de consolidar la idolatría del poder punitivo”, señaló Zaffaroni en su respuesta a la carta enviada por el Papa.
Por Irina Hauser
El juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni le agradeció al papa Francisco la carta de la semana pasada en la que tomó posición contra el endurecimiento de las penas, la superpoblación carcelaria, el alarmismo de los medios y a favor de la reinserción social de los presos. La respuesta del penalista también fue enviada por carta y alude a conceptos similares, que pone en contexto, y que son los que signaron en los últimos meses los debates por la reforma penal. Elogia el mensaje papal como muy “oportuno” y de alta “trascendencia” “en momentos especialmente críticos”. “Nuestra región –dice Zaffaroni– sufre diferentes niveles de violencia que, sean bajos o altos, sólo parecen interesar como objeto de manipulación mediática, en pos de un fin único: agravar penas, inventar tipos penales nuevos frente a cada problema social y, en el fondo, consolidar la idolatría del poder punitivo, cuya ilusoria omnipotencia explotan los políticos inescrupulosos y rinde a los gobiernos, con el consiguiente peligro para las estructuras institucionales democráticas de los Estados”.
Zaffaroni firma las tres páginas de su carta en nombre de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología (Alpec), de la que es vicepresidente, y de la Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP). A ambas había dirigido su carta Francisco. Tanto las palabras del jurista como las del Papa son de enorme gravitación en la actualidad. En parte, porque reman contra una fuerte corriente general que ve en el castigo las respuestas vengativas y la cárcel la solución mágica para todos los males. Pero también porque todavía está en discusión el anteproyecto de reforma del Código Penal, que algunas fuerzas políticas opositoras, con protagonismo del Frente Renovador, han cuestionado con consignas que intentan mostrarlo como si fuera beneficioso para los delincuentes.
La campaña de Sergio Massa ha apostado a tergiversar, con fines políticos, algunos de los cambios propuestos en el anteproyecto: como la armonización de las penas de los distintos delitos, el tope de 30 años de prisión (que desplaza a la prisión perpetua), el reemplazo de la libertad condicional por penas alternativas y, en ese esquema, el reemplazo del sistema de “reincidencia” por otros criterios agravantes. Massa utilizó afirmaciones publicitarias (cuyo sustento se desconoce), como advertir que de aprobarse el Código “17 mil delincuentes que hoy están presos podrían salir a la calle”; o que “el 82 por ciento de los delitos será excarcelable” o que “robar una o cien veces será lo mismo”.
Según se puede leer en la carta de Zaffaroni, a la que accedió Página/12, Francisco no es el primer pontífice que se pronuncia sobre asuntos esenciales del derecho penal, sino que lo hizo en octubre de 1953 Pío XII, en un discurso ante los asistentes al Congreso de Roma de AIDP, en el cual sostuvo que “todo derecho penal debe ser de culpabilidad”. Quería decir que si se acusa a alguien de un delito, habrá que definir qué hizo y de qué es culpable. Parece una obviedad, pero ya en ese momento el Papa lo introducía como llamado “de alerta” –recuerda el juez– ante la “subsistencia de la peligrosidad como concepto burdamente reduccionista y de raíces racistas”. Se refiere a la suposición o conjetura de que hay personas per se peligrosas, candidatas a recibir castigos más severos.
Zaffaroni dice que las palabras de Francisco tienen una “trascendencia equiparable” a aquéllas de Pío XII, que –a su entender– mantienen vigencia. “No sólo no hemos archivado suficientemente la vieja idea de peligrosidad ni de derecho penal de autor, sino que asistimos a un progresivo desbaratamiento de los límites al poder punitivo represivo y controlador de los Estados, con el resultado de una creciente victimización de los más humildes y de los excluidos y una reducción de los espacios de libertad y privacidad de todos los habitantes”, advierte el juez de la Corte.
Ese tramo de la carta de Zaffaroni es sugestivo, ya que la cuestión sobre la peligrosidad y el llamado derecho penal de autor (juzgar a alguien por lo que es y no por lo que hizo) son claves en la discusión jurídica sobre la validez del sistema de “reincidencia” que tanto ha dado que hablar últimamente y que hasta motivó que la Corte Suprema difundiera la semana pasada una resolución que confirma su constitucionalidad: quien tras cumplir una pena en prisión comete un nuevo delito, no puede acceder a la libertad condicional por ese segundo caso y debe cumplir la pena completa. Es la postura cortesana de siempre, sólo que ahora existe un debate público, donde el tribunal decidió mostrarse subido a la moda antigarantista. Zaffaroni es el único que piensa distinto en la Corte. Detrás de la declaración de reincidente de una persona, según el juez, hay una suposición de que es más peligrosa. La Corte incluso sostiene que “desprecia” la pena que cumplió, como quien tiene ganas de cumplir otra. En función de esa deducción, cuestiona Zaffaroni, se la juzgará dos veces por lo mismo, ya que el primer delito tendrá efectos agravantes sobre el segundo, y se lo someterá a las bondades del sistema carcelario que evidentemente poco colaboró con su “recuperación”.
La carta de Zaffaroni al Papa deja entrever una preocupación a gran escala para las democracias. “Con gran dolor –y en verdad también con indignación– asistimos los penalistas y criminólogos a la demolición de los límites al poder punitivo de los estados trabajosamente construidos a lo largo de la historia, a partir de las experiencias de sangre y sufrimiento de millones de víctimas, recogidas y elaboradas por nuestra ‘dolorosa scienza dei delitti e delle pene’”. El penalista elogia lo “oportuno” del mensaje papal y le agradece que “advierta con claridad la necesidad de la prudencia en el uso de la pena. Creo leer en las palabras de Su Santidad una renovación y actualización de la admonición de ‘cautela’ en el uso del poder punitivo, que hace cuatro siglos, contra los poderosos de su tiempo –y con riesgo de su vida– formulara el poeta jesuita Friederich Spee”.
Zaffaroni, sobre el final del texto, le dice al pontífice que su carta fue “valiosa” y “valiente” y, en respuesta al pedido papal de que recen por él, Zaffaroni le dice: “Rezaré en la forma que lo pide, con el ruego de que S. S. no deje de hacerlo por los penalistas y criminólogos de nuestra región, a quienes también buena falta nos hace”.
El juez de la Corte presidió la comisión multipartidaria de juristas que redactó el anteproyecto de reforma del Código Penal. El coordinador de ese equipo, Roberto Carlés, ya se había reunido con el Papa en marzo y compartieron una charla en la que Jorge Bergoglio le anticipó su preocupación por “el abordaje punitivista” y “la instalación del pánico en la sociedad”. Ese diálogo dio pie a la carta del 30 de mayo, que ofrece algunas definiciones en las antípodas de la campaña antirreforma: “tendemos a pensar –dijo el Papa– que los delitos se resuelven cuando se atrapa y condena al delincuente, pasando de largo ante los daños cometidos o sin prestar suficiente atención a la situación en que quedan las víctimas. Pero sería un error identificar la reparación sólo con el castigo, confundir la justicia con la venganza, lo que sólo contribuiría a incrementar la violencia, aunque esté institucionalizada. La experiencia nos dice que el aumento y endurecimiento de las penas con frecuencia no resuelve los problemas sociales ni logra disminuir los índices de delincuencia”.
El texto del Papa hace foco en conceptos religiosos y humanistas, para trasladarlos al derecho penal. “Se trata de hacer justicia a la víctima, no de ajusticiar al agresor”, define. “Hay que avanzar y hacer lo posible por corregir, mejorar y educar al hombre para que madure en todas sus vertientes, de modo que no se desaliente y haga frente al daño causado y logre replantear su vida sin quedar aplastado por el peso de sus miserias”, dice también la carta. El aumento de las penas, insistía en un tramo, podría traer como otra de sus consecuencias “las cárceles superpobladas o los presos detenidos sin condena”. “En cuántas ocasiones se ha visto al reo expiar su pena objetivamente cumpliendo la condena, pero sin cambiar interiormente ni restablecerse de las heridas de su corazón”, planteaba respecto de la finalidad de la pena. Pedía que las “medidas que se adopten contra el mal no se contenten con reprimir” y se apunte a la “rehabilitación y total reinserción en la comunidad”. También hablaba del papel de los medios y advertía sobre la necesidad de no “crear alarma ni pánico social”.
El anteproyecto de reforma del Código Penal está actualmente siendo analizado por universidades y organizaciones no gubernamentales, que harán sus aportes por escrito y serán analizados por la comisión reformadora antes de que el proyecto obtenga una versión final y sea analizado en el Congreso.
Por el acceso a la Justicia
“El acceso a la Justicia es un eje central de nuestra gestión”, aseguró ayer el subsecretario de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia, Franco Picardi. Al participar de la apertura del congreso Acceso a la Justicia y el rol del Estado en el ámbito rural, el funcionario señaló que no sólo se trata del acceso a la jurisdicción y a los sistemas judiciales, sino también “a la justicia social”. Durante la actividad, realizada en conjunto con el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (Renatea), Picardi reivindicó además la creación del Sistema Argentino de Información Jurídica (Infojus) y el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito de Trata. Y en el ámbito del Servicio Penitenciario, agregó Picardi, el proyecto de mediación penitenciaria para presos, sus familiares y trabajadores penitenciarios. El cierre del congreso será hoy y estará a cargo del ministro de Justicia, Julio Alak; el director general del Renatea, Guillermo Martini, y la defensora general de la Nación, Stella María Martínez.
06/06/14 Página|12
Por Irina Hauser
El juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni le agradeció al papa Francisco la carta de la semana pasada en la que tomó posición contra el endurecimiento de las penas, la superpoblación carcelaria, el alarmismo de los medios y a favor de la reinserción social de los presos. La respuesta del penalista también fue enviada por carta y alude a conceptos similares, que pone en contexto, y que son los que signaron en los últimos meses los debates por la reforma penal. Elogia el mensaje papal como muy “oportuno” y de alta “trascendencia” “en momentos especialmente críticos”. “Nuestra región –dice Zaffaroni– sufre diferentes niveles de violencia que, sean bajos o altos, sólo parecen interesar como objeto de manipulación mediática, en pos de un fin único: agravar penas, inventar tipos penales nuevos frente a cada problema social y, en el fondo, consolidar la idolatría del poder punitivo, cuya ilusoria omnipotencia explotan los políticos inescrupulosos y rinde a los gobiernos, con el consiguiente peligro para las estructuras institucionales democráticas de los Estados”.
Zaffaroni firma las tres páginas de su carta en nombre de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología (Alpec), de la que es vicepresidente, y de la Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP). A ambas había dirigido su carta Francisco. Tanto las palabras del jurista como las del Papa son de enorme gravitación en la actualidad. En parte, porque reman contra una fuerte corriente general que ve en el castigo las respuestas vengativas y la cárcel la solución mágica para todos los males. Pero también porque todavía está en discusión el anteproyecto de reforma del Código Penal, que algunas fuerzas políticas opositoras, con protagonismo del Frente Renovador, han cuestionado con consignas que intentan mostrarlo como si fuera beneficioso para los delincuentes.
La campaña de Sergio Massa ha apostado a tergiversar, con fines políticos, algunos de los cambios propuestos en el anteproyecto: como la armonización de las penas de los distintos delitos, el tope de 30 años de prisión (que desplaza a la prisión perpetua), el reemplazo de la libertad condicional por penas alternativas y, en ese esquema, el reemplazo del sistema de “reincidencia” por otros criterios agravantes. Massa utilizó afirmaciones publicitarias (cuyo sustento se desconoce), como advertir que de aprobarse el Código “17 mil delincuentes que hoy están presos podrían salir a la calle”; o que “el 82 por ciento de los delitos será excarcelable” o que “robar una o cien veces será lo mismo”.
Según se puede leer en la carta de Zaffaroni, a la que accedió Página/12, Francisco no es el primer pontífice que se pronuncia sobre asuntos esenciales del derecho penal, sino que lo hizo en octubre de 1953 Pío XII, en un discurso ante los asistentes al Congreso de Roma de AIDP, en el cual sostuvo que “todo derecho penal debe ser de culpabilidad”. Quería decir que si se acusa a alguien de un delito, habrá que definir qué hizo y de qué es culpable. Parece una obviedad, pero ya en ese momento el Papa lo introducía como llamado “de alerta” –recuerda el juez– ante la “subsistencia de la peligrosidad como concepto burdamente reduccionista y de raíces racistas”. Se refiere a la suposición o conjetura de que hay personas per se peligrosas, candidatas a recibir castigos más severos.
Zaffaroni dice que las palabras de Francisco tienen una “trascendencia equiparable” a aquéllas de Pío XII, que –a su entender– mantienen vigencia. “No sólo no hemos archivado suficientemente la vieja idea de peligrosidad ni de derecho penal de autor, sino que asistimos a un progresivo desbaratamiento de los límites al poder punitivo represivo y controlador de los Estados, con el resultado de una creciente victimización de los más humildes y de los excluidos y una reducción de los espacios de libertad y privacidad de todos los habitantes”, advierte el juez de la Corte.
Ese tramo de la carta de Zaffaroni es sugestivo, ya que la cuestión sobre la peligrosidad y el llamado derecho penal de autor (juzgar a alguien por lo que es y no por lo que hizo) son claves en la discusión jurídica sobre la validez del sistema de “reincidencia” que tanto ha dado que hablar últimamente y que hasta motivó que la Corte Suprema difundiera la semana pasada una resolución que confirma su constitucionalidad: quien tras cumplir una pena en prisión comete un nuevo delito, no puede acceder a la libertad condicional por ese segundo caso y debe cumplir la pena completa. Es la postura cortesana de siempre, sólo que ahora existe un debate público, donde el tribunal decidió mostrarse subido a la moda antigarantista. Zaffaroni es el único que piensa distinto en la Corte. Detrás de la declaración de reincidente de una persona, según el juez, hay una suposición de que es más peligrosa. La Corte incluso sostiene que “desprecia” la pena que cumplió, como quien tiene ganas de cumplir otra. En función de esa deducción, cuestiona Zaffaroni, se la juzgará dos veces por lo mismo, ya que el primer delito tendrá efectos agravantes sobre el segundo, y se lo someterá a las bondades del sistema carcelario que evidentemente poco colaboró con su “recuperación”.
La carta de Zaffaroni al Papa deja entrever una preocupación a gran escala para las democracias. “Con gran dolor –y en verdad también con indignación– asistimos los penalistas y criminólogos a la demolición de los límites al poder punitivo de los estados trabajosamente construidos a lo largo de la historia, a partir de las experiencias de sangre y sufrimiento de millones de víctimas, recogidas y elaboradas por nuestra ‘dolorosa scienza dei delitti e delle pene’”. El penalista elogia lo “oportuno” del mensaje papal y le agradece que “advierta con claridad la necesidad de la prudencia en el uso de la pena. Creo leer en las palabras de Su Santidad una renovación y actualización de la admonición de ‘cautela’ en el uso del poder punitivo, que hace cuatro siglos, contra los poderosos de su tiempo –y con riesgo de su vida– formulara el poeta jesuita Friederich Spee”.
Zaffaroni, sobre el final del texto, le dice al pontífice que su carta fue “valiosa” y “valiente” y, en respuesta al pedido papal de que recen por él, Zaffaroni le dice: “Rezaré en la forma que lo pide, con el ruego de que S. S. no deje de hacerlo por los penalistas y criminólogos de nuestra región, a quienes también buena falta nos hace”.
El juez de la Corte presidió la comisión multipartidaria de juristas que redactó el anteproyecto de reforma del Código Penal. El coordinador de ese equipo, Roberto Carlés, ya se había reunido con el Papa en marzo y compartieron una charla en la que Jorge Bergoglio le anticipó su preocupación por “el abordaje punitivista” y “la instalación del pánico en la sociedad”. Ese diálogo dio pie a la carta del 30 de mayo, que ofrece algunas definiciones en las antípodas de la campaña antirreforma: “tendemos a pensar –dijo el Papa– que los delitos se resuelven cuando se atrapa y condena al delincuente, pasando de largo ante los daños cometidos o sin prestar suficiente atención a la situación en que quedan las víctimas. Pero sería un error identificar la reparación sólo con el castigo, confundir la justicia con la venganza, lo que sólo contribuiría a incrementar la violencia, aunque esté institucionalizada. La experiencia nos dice que el aumento y endurecimiento de las penas con frecuencia no resuelve los problemas sociales ni logra disminuir los índices de delincuencia”.
El texto del Papa hace foco en conceptos religiosos y humanistas, para trasladarlos al derecho penal. “Se trata de hacer justicia a la víctima, no de ajusticiar al agresor”, define. “Hay que avanzar y hacer lo posible por corregir, mejorar y educar al hombre para que madure en todas sus vertientes, de modo que no se desaliente y haga frente al daño causado y logre replantear su vida sin quedar aplastado por el peso de sus miserias”, dice también la carta. El aumento de las penas, insistía en un tramo, podría traer como otra de sus consecuencias “las cárceles superpobladas o los presos detenidos sin condena”. “En cuántas ocasiones se ha visto al reo expiar su pena objetivamente cumpliendo la condena, pero sin cambiar interiormente ni restablecerse de las heridas de su corazón”, planteaba respecto de la finalidad de la pena. Pedía que las “medidas que se adopten contra el mal no se contenten con reprimir” y se apunte a la “rehabilitación y total reinserción en la comunidad”. También hablaba del papel de los medios y advertía sobre la necesidad de no “crear alarma ni pánico social”.
El anteproyecto de reforma del Código Penal está actualmente siendo analizado por universidades y organizaciones no gubernamentales, que harán sus aportes por escrito y serán analizados por la comisión reformadora antes de que el proyecto obtenga una versión final y sea analizado en el Congreso.
Por el acceso a la Justicia
“El acceso a la Justicia es un eje central de nuestra gestión”, aseguró ayer el subsecretario de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia, Franco Picardi. Al participar de la apertura del congreso Acceso a la Justicia y el rol del Estado en el ámbito rural, el funcionario señaló que no sólo se trata del acceso a la jurisdicción y a los sistemas judiciales, sino también “a la justicia social”. Durante la actividad, realizada en conjunto con el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (Renatea), Picardi reivindicó además la creación del Sistema Argentino de Información Jurídica (Infojus) y el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito de Trata. Y en el ámbito del Servicio Penitenciario, agregó Picardi, el proyecto de mediación penitenciaria para presos, sus familiares y trabajadores penitenciarios. El cierre del congreso será hoy y estará a cargo del ministro de Justicia, Julio Alak; el director general del Renatea, Guillermo Martini, y la defensora general de la Nación, Stella María Martínez.
06/06/14 Página|12
jueves, 5 de junio de 2014
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