domingo, 2 de febrero de 2014

PARITARIAS EN PUERTA "Poder llenar el changuito como antes"

El titular de la CGT, Antonio Caló, adelantó que en las negociaciones salariales de marzo el objetivo será "recuperar el poder adquisitivo que se comió la inflación". También habló sobre la reunificación de las centrales obreras y propuso que "los tres secretarios gremiales renunciemos de verdad, demos un paso al costado para que asuman las nuevas generaciones".
Caló consideró que "como consecuencia de la crisis socioeconómica el salario sufrió un gran deterioro", por lo que adelantó que "esperamos revertir la situación a través de las paritarias en marzo".
Agregó que esas negociaciones salariales "tendrán como meta recuperar el poder adquisitivo que se comió la inflación y poder llenar el changuito como antes".
En una entrevista al diario La Capital de Rosario, el dirigente metalúrgico habló también sobre la unidad del sindicalismo y dijo que es una iniciativa que "siempre está presente". Explicó que "a veces se retrasa a pesar de que estamos de acuerdo cuando los problemas son los mismos"
Precisó que "existen algunas diferencias de enfoque y metodología, algunos son partidarios de la creación de conflictos y otros somos dialoguistas, pero nos falta limar asperezas y deponer actitudes". Además, manifestó que "yo propongo que los tres secretarios gremiales renunciemos de verdad, demos un paso al costado para que asuman las nuevas generaciones".
También llamó a la dirigencia política a "dejar de lado las diferencias y trabajar por una mayor calidad de vida del pueblo, que es en definitiva justicia social, y vivir en condiciones dignas no me parece una exigencia desmedida". Por otra parte, dijo que con miras al 2015 "los dirigentes gremiales vamos a bregar por recuperar los espacios políticos que fuimos perdiendo".

Página12

Ya nos dimos cuenta




Opinión.
La principal diferencia entre esta época y épocas pasadas es que esta vez nos dimos cuenta. Sí, nos dimos cuenta de que hay un golpe financiero en marcha, que empujan para que desbarranquemos, que retienen 3.500 millones de dólares de soja en los silobolsas, que operan con total impunidad desde los medios masivos de comunicación, que Alfonsín tenía razón y que Néstor y Cristina también tenían razón cuando denunciaron al complejo agrofinanciero, bancario y mediático como enemigos de la democracia. “Las corporaciones”, que le decimos.
Y porque esta vez nos dimos cuenta, es que llevan todas las de perder y el pueblo y su gobierno, en consecuencia, llevan todas las de ganar.
¿Pero por qué es un final abierto todavía? Porque para cerrar el ciclo de estos golpes antidemocráticos se precisa una densidad social mayor y de tal peso que pueda barrer de cuajo cualquier alzamiento de estos “carapintadas” de guantes blancos.
Con lo que ya se cuenta en el activo de la democracia se hace la diferencia; lo reafirmamos. Pero hay que hacer aún mucha docencia y pedagogía de bolsillo para avivar a los zonzos que se prenden con la pizarra del dólar ilegal y “los precios que se suben a las nubes” mientras se registra un nuevo récord en el turismo local y la Presidenta anuncia el Plan Progresar para los jóvenes de 18 a 24 años.
Cuando una gran mayoría popular se haya dado cuenta de que esto es un golpe recurrente, cuando se entienda y comprenda que con el “círculo rojo” de la vieja y nueva oligarquía pierde el pueblo, cuando se huela que atrás de una corrida cambiaria vienen por el petróleo y el agua, por tu ahorro y tu trabajo, por tu paz y tu descanso, entonces y sólo entonces tendremos ganado el derecho de aflojar la guardia.
Mientras tanto, la lucha continúa.
El investigador argentino-canadiense Guillermo Hugo aporta esta reflexión: “Redondeemos: la deuda externa de Argentina representa 20% de su producto bruto interno (PBI). Si se compara con Canadá, donde la deuda externa representa 100% de su PBI, estaríamos diciendo que Argentina puede aún endeudarse por una buena suma. Si el PBI argentino es de 500 mil millones de dólares, ese endeudamiento “posible” llega a los 400 mil millones de dólares. ¿Cuál es el interés de saber esto? Que esos 400 mil millones “disponibles” representan el botín que las lacras del capitalismo internacional con sus lacayos nacionales pretenden conquistar destruyendo el gobierno de Cristina. Saben muy bien que el trabajo de organización y limpieza de la economía nacional orquestado desde 2003 permitió una acumulación de riqueza sin comparación en la historia nacional… y ellos la quieren para sus bolsillos. Son capaces de todo para conquistar ese tesoro y no dejarán de intervenir para obtenerlo. Falta saber de qué somos capaces nosotros para defenderlo”.
Más clarito, échale soda.
Digamos también, siguiendo esta reflexión que viene desde el hemisferio norte, que estamos ante una coyuntura histórica y absolutamente novedosa: contra la lógica impuesta por el poder económico durante 200 años, esta vez el Estado sostiene la pulseada y aguanta los trapos de la democracia inclusiva. No se lo esperaban. El Gobierno rompió el cerco bancario y financiero con que lo venían acosando, saltó al centro de la escena y logró reafirmar la matriz de su modelo de desarrollo.
¿Subieron los precios? A bajarlos nuevamente. ¿Dispararon el dólar a 13 o 15 pesos? A bajarlo a 8. ¿Querían que Cristina fuera a Davos? Se tuvieron que bancar que Cristina fuera a Cuba y hablase en la Celac, que es nuestro lugar en el mundo.
Hay que tomar posición en esta hora de definiciones. O estás con Rivadavia o estás con San Martín. O estás con Bartolomé Mitre o estás con Chacho Peñaloza. O estás con Magnetto o estás con la verdad. O estás con las corporaciones o estás con la democracia.
De todos modos, y para poner las cosas en su justo lugar, hay que saber que además del activo que siempre representa la conciencia colectiva, esta vez hay un Estado con reservas suficientes para aguantar el embate, hay una industria que crece, hay consumo popular masivo, hay ocupación laboral casi plena, hay desendeudamiento externo y hay un proyecto de país con un liderazgo muy claro.
Como una panacea para el disfrute, dejamos para el final la histórica Cumbre de la Celac.
El mundo se está moviendo aceleradamente. Los continentes se dilatan y forman como en tiempos de Pangea. Europa se parece cada vez más a un objeto de lujo en una feria de antigüedades. Los EE.UU. empiezan a dejar de ser un gran imperio. El capital financiero digita la vida y la muerte de aquellos países que caen en sus garras. Y en medio de esta mutación, se afirma la Celac. Es decir, la América latina y el Caribe.
La otra novedad es ésa: superamos cien años de soledad y empezamos otros cien años más en unidad y en paz. Es para celebrar.
De ahora en más habría que ensamblar, hasta donde se deba y pueda, la suerte de la Celac con la suerte de cada uno de nuestros países.
La carta de navegación fue la que marcó nuestra Presidenta en La Habana. Por eso, Clarín y La Nación la quisieron ocultar.
Mal que les pese, no podrán negar el sol con un alero.
Es urgente analizar lo que viene sucediendo en nuestra economía en el contexto correcto; o sea, en este mundo actual y en el marco del conflicto que atraviesa nuestra historia desde sus orígenes: el conflicto inconcluso entre dos proyectos de país. Cuando nos sacan de allí y nos quieren arrastrar al fango de una discusión descontextuada por el valor del dólar y la inflación, desconfiemos.
Alguna vez dijimos que los sectores parasitarios nucleados alrededor de la Sociedad Rural y el Grupo Clarín eran los herederos del virrey Sobremonte: les desvelan las reservas del Banco Central porque quieren quedarse, más temprano que tarde, con el botín del tesoro nacional.
Nos quedamos cortos: quieren quedarse con todo el Estado para volver a endeudarnos y para que activos como el petróleo se vuelvan a rematar por chirolas y moneditas sin valor.
Esta vez nos dimos cuenta.
Multiplicar esta verdad es la tarea.

Reflexiones para el inicio del año político



Opinión.
Cuando prima el ruido mediático, prevalece la multiplicidad de intereses corporativos y el archipiélago opositor sólo concuerda en criticar sin límites al Gobierno Nacional, a veces conviene considerar “la cosa pública” en su conjunto, volver a visitar los conceptos básicos para determinar la lógica de cada actor, reconocer sus principios y naturaleza, así como el margen de maniobra de cada sector para conseguir sus objetivos.
Empecemos por lo elemental. Sabemos que las fuerzas políticas comprenden todos aquellos individuos o grupos (poderes del Estado, partidos, sindicatos, asociaciones), con capacidad de ejercer una influencia significativa sobre los actos de autoridad, estén o no institucionalizados. Actos políticos son las medidas de gobierno o de simple poder que influyen en la realidad política, tanto las leyes y decretos formales como las acciones de grupos. Todo ello se cumple dentro de un sistema político, en el que se manifiesta la acción de una constelación de fuerzas políticas, en el contexto de los mecanismos de sanción formal y de ejecución de los actos de autoridad.
Aquí comienzan las diferencias. Ante todo, los intereses que defiende cada fuerza política suelen ser opuestos. En una simplificación, en la Argentina actual hay quienes privilegian la inclusión social, mientras otros prefieren el auge de las corporaciones. Con este trasfondo, en los extremos las ideologías pueden transformarse por una parte en quimeras y por la otra en prejuicios y fobias. Se puede perder entonces la noción de la realidad y llegar a confundir lo fundamental con lo accesorio, y la forma con el fondo de las cuestiones. Entonces, para no equivocarse es necesario retornar a las relaciones primarias del funcionamiento político.
Las fuerzas políticas. La política cotidiana está protagonizada por fuerzas que pugnan por influir en el mayor grado posible en la sanción de actos de autoridad, movidas por diversas intenciones y valiéndose de diferentes medios. Así, se procura contribuir al desarrollo nacional o mejorar las respuestas a las demandas sociales; o se obra para obtener mayor libertad de acción o para conquistar ventajas personales o de grupo; o bien, se trata de perjudicar a los antagonistas; o, más frecuentemente, y según los casos, se suman varias o todas estas motivaciones.
De tal modo, como dos aspectos inseparables de una misma realidad, las fuerzas políticas pugnan por controlar las decisiones políticas o al menos influir sobre ellas, mientras el sentido de la justicia y el concepto de legitimidad orientan la acción o denuncian las desviaciones.
Tal es en teoría el esquema básico del sistema político. Veamos ahora la práctica.
Las fuerzas políticas en la Argentina. La primera reflexión que decide una simpatía o pertenencia política –o su rechazo– es la sensación de cómo le va ahora a cada uno o a su grupo, y cómo cree que le irá en el futuro, con el gobierno o con la oposición. Sobre esta materia hay tres opiniones básicas: primero, las de quienes apoyan al gobierno; segundo, las opositoras; y tercero, las dudosas. En general se produce una estratificación determinada por los actuales niveles de bienestar y de satisfacción de necesidades.
A las fuerzas a favor del Gobierno, que en el caso argentino son sobre todo los grupos de ingresos bajos y medios, les interesa con prioridad el mantenimiento del empleo y la suba de los salarios reales. En segundo término, el acceso a los servicios públicos básicos (entre otros, agua, salud, educación, vivienda, transporte, jubilación) y el mejoramiento de su calidad. En tercer lugar, la sensación compartida por muchos ciudadanos comunes, de que el actual gobierno es el suyo, de que no está subordinado ni política ni socialmente a quienes tienen muchísimo más poder y dinero que ellos; son reclamos fuertes, vitales, sustanciales. Es el grupo que compara la situación actual con el período prekichnerista, y que se esfuerza para consolidar las conquistas logradas en esta década.
El núcleo duro de las fuerzas opositoras es de clase alta y media alta. En su mayoría, tiene sus necesidades básicas satisfechas y sus principales quejas se originan: primero, por la pérdida del gobierno, que habían detentado –con algunas interrupciones– desde siempre; ello implica duras pérdidas de poder político y de dinero; segundo, invocan la inseguridad y los defectos en la prestación de los servicios públicos; y tercero se quejan por innumerables cuestiones formales que molestan su bienestar o su sentido estético.
Pero no es todo. La novedad en la estructura social es la duplicación de los integrantes de la clase media producida desde 2003. Dentro de esta afluencia, se incorporaron a la clase media varios grupos heterogéneos, que apoyan algunas medidas del gobierno y rechazan otras. Conforman así un grupo ambiguo en cuanto a sus preferencias políticas. Una parte de él, junto con la mejora de su nivel de vida, adoptó las fobias gorilas en contra de las clases populares; como sus ingresos no le alcanzan para acceder a los consumos de las clases altas, por lo menos, tratan de imitarlas a través de sus opiniones reaccionarias.
Funcionamiento del sistema. Hasta ahora examinamos la “anatomía política”. Observemos ahora la “fisiología”, es decir su modo de funcionamiento.
En el caso argentino, todos los actos sometidos a consideración por el gobierno tienen viabilidad institucional y en los hechos; es un resultado lógico porque controla los mecanismos institucionales, favorece a los grupos sociales y políticos más débiles e indefensos y moviliza a las capacidades del Estado para conseguir una mayor inclusión social. Además, enfrenta las críticas de la oposición con propuestas alternativas potentes; por ejemplo, la asignación universal por hijo, la moratoria jubilatoria, el plan de vivienda Procrear y el plan progresar para que estudien los jóvenes que ni trabajan ni estudian.
Por el contrario, los actos de la oposición son actos virtuales, pues casi siempre consisten en ataques al gobierno, sin propuestas concretas y viables para resolver los problemas. La oposición, en el plano legal sólo puede trabar o retardar la ejecución de los actos, sobre todo a través de un grupo de jueces adictos que frenan la ejecución de leyes con medidas cautelares; pero sólo se oponen al programa del Gobierno y no proponen alternativas. Por eso no tratan de realizar actos políticos tangibles, sino de provocar una sensación, generar un estado de opinión pública tendiente a que la gente crea que el Gobierno ha fracasado en la obtención de sus objetivos; son actos aparentes. Frente a esa ofensiva, el Gobierno exhibe ante la opinión pública sus logros.
En el ámbito ilegal, intentaron varias acciones destituyentes: cortes de ruta masivos para impedir el aumento de las retenciones agrarias; empujaron sediciones de gendarmería, prefectura y policiales, para obtener mejoras de salarios; y ensayaron golpes de mercado para destituir al Gobierno (desde 2003, ya van por la sexta corrida contra el peso). En conjunto, configuran una clara política destituyente. Ambas tácticas, la legal y la ilegal, le dan preponderancia a los medios de comunicación. Más que a la tarea política, se dedican a la acción psicológica.
Muchos siglos después, se repite la historia del mitológico Sinón, que fue el griego que convenció a los troyanos para que ingresaran en Troya el caballo de madera que habían dejado los griegos. Por esta acción psicológica de “falsificar palabras”, Dante ubicó a Sinón en el Infierno de su Divina Comedia. En la misma perspectiva, hoy vemos cómo formadores de precios y formadores de opinión buscan degradar la “anatomía” y “fisiología” de la política como ejercicio de la libertad individual y colectiva, para alcanzar sus propios objetivos sectoriales en desmedro del conjunto de la sociedad.

Cambia, todo cambia


Año 7. Edición número 298. Domingo 2 de Febrero de 2014
El próximo miércoles será de dominio público que Fútbol para Todos va a cambiar de manos. Esta iniciativa de estatizar las transmisiones televisivas tomada en agosto de 2009 quizá fue la manera más eficaz de poner sobre el tapete algo que todos ya sabían y que requería una modificación de 180 grados: el grupo Clarín a lo largo de los noventa, con la exclusividad de las transmisiones de fútbol, logró consolidar el poderío de una cantidad de operadores de televisión por cable en todo el país y de darle un crecimiento exponencial a Torneos y Competencias, un emprendimiento del empresario Carlos Ávila de principios de los ochenta, que luego entró en sociedad con Clarín. Fútbol para Todosfue el primer capítulo de un gran debate cultural, llamado lucha contra las posiciones dominantes en los medios, que permitió la llegada de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Lo que se conocerá el miércoles es la vuelta de TyC, ahora propiedad de dos grupos mediáticos multinacionales. Uno es Fox, propiedad del ultraconservador Rupert Murdoch, nacido en Australia, residente en el Reino Unido y principal operador de medios en Estados Unidos. Fox en la Argentina tiene una cara visible, Fernando Niembro, destacado periodista deportivo y también activo militante del menemismo. Directv –socio local de TyC– tiene como principal accionista a Gustavo Cisneros, un empresario venezolano que pasó por todas las estaciones: desde el golpe de Estado –frustrado– a Hugo Chávez en abril de 2002 a un acercamiento al chavismo. Cisneros y Murdoch, en 2004, fusionaron Skynews y Directv para el continente. Ambos son confesos defensores del Área de Libre Comercio para este continente.
Pero TyC no estará solo en Fútbol para Todos. Porque quien comanda esta nueva etapa es Marcelo Tinelli, quien ahora tiene como socio en Ideas del Sur a Cristóbal López, el empresario de Comodoro Rivadavia que logró diversificar sus operaciones iniciadas con el petróleo hacia el juego y más recientemente hacia los medios de comunicación. TyC e Ideas del Sur tendrán la concesión de un espacio que hasta ahora fue sostenido por el Estado y que, probablemente, no tenga sustanciales modificaciones en cuanto a su esquema financiero.
Tinelli fue convocado por el propio Jorge Capitanich no solo porque el jefe de Gabinete es amante del fútbol y preside el club Sarmiento de Chaco, aunque ahora está en uso de licencia. Más allá de esto, la centralidad lograda por Capitanich desde su llegada al Gobierno Nacional le permite sumar la pasión argentina por el balón y el prestigio de Tinelli como animador televisivo a su eventual candidatura presidencial.
Lo inquietante, más allá de la figura del jefe de Gabinete, es que este cambio en Fútbol para Todos se da en el contexto de la aceptación de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual de la propuesta de adecuación de licencias presentada por el directorio de Clarín, encabezado por Héctor Magnetto. Si bien la desinversión de Clarín y Fútbol para Todoss corren por cuerdas separadas, hay algunos temas que no pueden ser soslayados. El propio Tinelli pidió la salida de la pantalla de Javier Vicente, conocido como el relator militante. El animador televisivo lo dijo sin vueltas: no quiere el grado de politización que significa Vicente en esta etapa. El periodismo deportivo está tan cruzado de militancias como lo están otros sectores de la vida pública. El caso de Niembro, aunque ahora no tenga relación directa con la pantalla de Fútbol para Todos, es tan emblemático como el de Vicente. Y nadie puede negar la trayectoria periodística de Niembro. Ahora, si el estilo Vicente molesta a algunos, no son pocos los que desaprueban los diálogos entre el hombre de Mataderos y el relator Mariano Closs. Y, sin embargo, siguen aprovechando la solvencia profesional de esa dupla. Vicente fue compañero de estudios de quien escribe estas líneas en la primera camada de la licenciatura en Comunicación Social de la UBA. Después de recibirse, el relator militante hizo una Maestría en Comunicación y Educación en la Universidad de Barcelona y lleva más de dos décadas como periodista y relator deportivo. Para los que viven en la mitología de que militancia es igual a plata fácil, vale la pena saber que Vicente no le cuesta un peso extra al Estado: trabaja hace años en Radio Nacional y está –hasta ahora– asignado al programa Fútbol para Todos con el mismo sueldo, más el extra que paga Radio Nacional por cada transmisión, no más de 600 pesos por partido y los viáticos, si son fuera del perímetro metropolitano.
Una última consideración: podrá argumentarse que Closs es un número uno desde hace muchos años. Justamente, estos años de la Argentina mostraron que se pueden cambiar las cosas y también las caras y los canales donde se transmite. Por otra parte, la audiencia del fútbol, pasión nacional, no depende de relatores y comentaristas sino del partido. La mitología al respecto fue derribada estos años: los canales 7 y 9 tuvieron altísimos niveles de audiencia y, además, sin necesidad de pagar.
Estas líneas no son para afirmar que una nueva etapa de las transmisiones del fútbol debe tener a Vicente como relator sino simplemente para dar cuenta de cuáles son los fundamentos por los cuales Tinelli cree que es inconveniente su presencia. Si se pretende una etapa abierta y no confrontativa o, de modo encubierto, lo que se busca es politizar al fútbol en otra dirección, una que ya es ultraconocida y se apoya en el mal sentido común, el del doble discurso, el que pretende que para hacer política es mejor no hablar de política.
Tipo de cambio y cambio de tipos. El fútbol de verano no alcanzó a convertirse en pasión de multitudes. Las estrellas son las finanzas, los precios y los salarios. Si hubiera que relatar el partido, el vértigo hace que la cámara no pueda detenerse y congelar el plano en algunos de los jugadores patéticos que están en el campo de juego. En una entrevista con Víctor Hugo Morales, el miércoles pasado, Alberto Príncipe, presidente de la Cámara de Comercio Automotor, decía que era imposible tener precios. Víctor Hugo le decía que eso podía ser especular con la situación y Príncipe insistía que era un tema “profesional” porque solo podían fijar precios como reflejo de los autos cero kilómetro. Apenas un mes atrás, el 15 de diciembre, los medios reflejaban los números de la Cámara. Príncipe decía: “Seguimos marcando récords. Cumplidos los primeros once meses del año vemos un crecimiento de las ventas respecto a los años 2011 y 2012”. Cristiano Ratazzi, que sabe de cero kilómetros y preside Fiat Argentina desde hace décadas, por Radio Mitre dio su opinión de que el aumento de los aranceles de importación de autos de lujo fue como un rayo: el Gobierno “fulminó la venta de altísima gama, la fulminó”. El que salió medido, simpático y no confrontativo, haciendo más gambetas que pateando al arco, fue Eduardo Eurnekian, que jugó su partido de vuelta con Jorge Lanata. El primero había sido con acusaciones duras, el de Aeropuertos Argentina 2000, en medio de la calentura, llegó a acusar al periodista de querer sangre y no paz social. Pero eso fue en agosto de 2013. En cambio, esta vez, se prodigaron sonrisas. A propósito, Lanata le preguntó si seguía pensando que Jorge Capitanich era un buen CEO para la Argentina y Eurnekian lo reafirmó, dijo que necesitaba tiempo. Tras cartón, Lanata le preguntó por Axel Kicillof y el empresario se rió sin ningún rubor por unos cuantos segundos. Resultaba obvio, pero Lanata no iba a perder la oportunidad de mostrar a un empresario cercano al Gobierno diciendo que al ministro de Economía le faltaba experiencia. Lo mismo Eurnekian dijo algo que sonaba sensato: la necesidad de convocar al Consejo Económico Social. Nada indica que haya, dentro del Gobierno, la idea de abrir el abanico y convocar a los sectores sindicales y patronales. Mucho menos a la oposición. El esquema de juego es aguantar con una línea de tres: el jefe de Gabinete, el ministro de Economía y el presidente del Banco Central.
Yendo a lo central, o mejor dicho al Central, la gran pregunta es si esta nueva cotización del dólar oficial en torno de los ocho pesos es sustentable o habrá nuevas devaluaciones. La apuesta oficial es mantenerlo, aun vendiendo reservas, aun aceptando que la brecha con el blue sigue en torno del 50 por ciento. El aumento de la tasa de interés de estos días pretende derivar fondos privados al ahorro bancario. De paso, parece que hay una operación que hacen los sojeros que con el toque a la tasa se les complica un poquito. Es decir, los sojeros guardaron parte de la cosecha en silobolsa, esperan que siga la devaluación y, en el mientras tanto, toman crédito en pesos pensando en que para fines de marzo, cuando vendan, van a ganar todavía más plata. A propósito, la Bolsa de Cereales de Rosario –jamón del medio del mundo sojero, valga la comparación– tiene operaciones de mercado a futuro (Rofex): para febrero, el billete verde cotiza 8,19; para abril (mes de venta de la soja) cotiza a 8,62 y para octubre la cosa pasa de verde a rojo: un dólar cuesta 10,40 pesos.
Así están las cosas país, y nosotros se las contamos, dice un presentador de noticias muy sobrio. Sebastián Vignolo tiene una frase de despedida más modesta: gracias por tanto, perdón por tan poco. En el caso de Closs, indudablemente logró añadir a su talento profesional esa rara manera de pronunciar algunas vocales y hasta algunas consonantes. Así, se lo escucha saludar a su coequiper y el televidente nunca puede saber si le dice Miembro o Miembra. En fin, con tantos cambios, muchos de ellos sin que se sepa para qué son, Miradas al Sur también puede, alguna vez, distender el estilo y hacer un guiso de crónica deportiva y charlas de quincho.

LUIS ETCHEVEHERE, PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD RURAL ARGENTINA El jefe de los devaluadores

Brasil llega, por fin, a Cuba Por Eric Nepomuceno

En una coincidencia bastante simbólica, la presidenta Dilma Rousseff hizo su estreno en el Foro Económico Mundial, que reúne en Davos, Suiza, a la elite máxima del empresariado, y siguió su viaje para Cuba. Ha sido la primera vez que Dilma Rousseff va al foro, y lo hace cuando empieza el último año de su presidencia. Con su antecesor, Lula da Silva, fue todo lo contrario: el primer presidente brasileño de un partido declaradamente de izquierda aterrizó en Davos cuando mal había estrenado su gobierno.

El viaje de Dilma a la ciudad suiza tuvo un objetivo claro: es parte de los esfuerzos destinados a reconquistar la confianza de los inversionistas de todo el mundo, que miran con cautela y preocupación el escenario de inflación relativamente elevada (5.91 por ciento en 2013) y crecimiento de la economía muy por debajo de lo esperado (1.9 por ciento en 2013). La pérdida de credibilidad junto a los inversores preocupa al gobierno brasileño.

El viaje a La Habana, mucho más que para participar de la cumbre de la Celac, obedece a la nueva estrategia brasileña destinada a la isla: el país pretende, a corto plazo, aumentar fuertemente su presencia en Cuba y ocupar un espacio amplio y de gran peso.

Con un ojo puesto en los cambios implementados por Raúl Castro en la economía cubana y en los potenciales beneficios que podrán propiciar, y el otro en el campo de la política, el gobierno de Dilma Rousseff camina firme hacia una nueva etapa en las relaciones bilaterales.

En su breve estancia en La Habana, además de los compromisos protocolares que incluyeron un encuentro con Fidel Castro, Dilma Rousseff dijo una frase que debe ser medida cuidadosamente: Brasil está determinado a transformarse en un "asociado de primer orden en el campo económico", mientras mantiene en el mismo nivel, desde la llegada del PT al gobierno en 2003, el diálogo permanente en el campo de la política.

Esa nueva etapa permite observar que, a partir principalmente de 2010, último año de Lula en la presidencia, las relaciones con Cuba ya no se restringen a algunas inversiones y muchas declaraciones de solidaridad y de críticas al embargo estadunidense y a las condiciones humillantes impuestas por la Unión Europea.

Ahora hay medidas prácticas y de peso específico. La participación brasileña en la construcción del nuevo puerto de Mariel y en la instalación de lo que los cubanos llaman zona económica especial –pero que en realidad pretende ser una zona franca– ha sido decisiva. Fueron destinados mil 100 millones de dólares y ya se sabe que habrá más aportes de alto volumen para que se instalen industria y empresas brasileñas en el complejo de Mariel.

Ese es, sin duda, el mayor proyecto de Cuba, con posibilidades concretas de ser el eje transformador de la economía del país y parte esencial de las reformas que traerán grandes cambios a la sociedad isleña.

La misma empresa Odebrecht, que construyó el nuevo puerto, anuncia que está en el tramo final de los estudios para instalar, en Mariel, una industria transformadora de plástico. Además, aguarda luz verde del BNDES –el banco estatal brasileño de crédito y financiamiento– para participar en la ampliación del aeropuerto de La Habana.

Hay más: Dilma anunció, durante su visita créditos de alrededor de 500 millones de dólares para que Cuba importe bienes y servicios de Brasil, así como también para que importadores brasileños adquieran productos cubanos. Si no se consideran las ventas de petróleo, Brasil es el segundo mayor exportador a Cuba (16 por ciento de todo lo que la isla importa), superando a Canadá por pequeño margen. China es la principal exportadora: 42 por ciento. Brasil es el cuarto mayor importador (principalmente medicinas y vacunas). Además, recibió a cinco mil médicos cubanos.

Para completar el escenario, está la cuestión política. Brasil quiere consolidar su peso y su liderazgo en América Latina. Con la incertidumbre de la situación en Venezuela, principal proveedor y financiador de la isla, Brasil surge como alternativa salvadora. Y con una ventaja sobre Venezuela: además de disponer de un volumen mayor de recursos, pudo presentar un proyecto ventajoso para los dos lados, o sea, financia, a intereses bajos, la venta de productos de un país a otro y viceversa.

En términos políticos, queda claro que nadie debe esperar de Brasil un discurso altisonante como el de la Venezuela de Chávez y de Nicolás Maduro. Primero, porque los procesos internos observados en ambos países están a millas de distancia uno del otro. Segundo, porque las líneas de política externa también son muy distintas.

Los estrategas de la diplomacia brasileña suelen decir que creen más en acciones que en palabras. Y en relación con Cuba, la mejor manera de apoyar al proceso de transformaciones internas llevado a cabo por Raúl Castro es invertir grandes cantidades de recursos en proyectos estructurales que pueden cambiar, efectivamente, la realidad interna del país.

La Jornada, México

Las cumbres de la Celac y los abismos de la OEA Por Emiliano Guido

La reunión de mandatarios latinoamericanos en la capital cubana confirma la creciente autonomía política de la región y la perdida de hegemonía de los Estados Unidos en el sistema interamericano.

Cambia, todo cambia. Cuba fue, esta semana, presidente temporal y anfitrión de la cumbre de un bloque regional, la Celac, que intenta desplazar a la OEA como eje vertebral del sistema político interamericano. La Organización de Estados Americanos expulsó a La Habana hace más de medio siglo cuando el mundo se dividía entre regímenes capitalistas y comunistas. El líder cubano Fidel Castro desacreditó siempre al organismo como un “ministerio de las colonias” para significar el peso de los Estados Unidos y, si bien la OEA, aprobó la membresía caribeña unos años atrás, la mayor de las Antillas rechazó el convite. Además, el secretario general de la institución, el diplomático chileno José Miguel Insulza, y la presidenta Laura Chinchilla viajaron a la capital cubana y restablecieron relaciones diplomáticas face to face luego, de más de medio siglo, sin registrarse misiones protocolares de la OEA y Costa Rica en suelo cubano.

Evidentemente, las relaciones políticas entre los gobiernos latinoamericanos ya no están tuteladas por lo que se conoció en los noventa como el Consenso de Washington, un programa de flexibilización económica y restricción de soberanía que la Casa Blanca proponía como modelo de conexión entre la metrópoli y los países al sur del Río Bravo. Este hecho objetivo no implica escribir una leyenda rosa de un proceso de integración regional eclipsado en los últimos meses por las reiteradas suspensiones de la cumbre del Mercosur y por la inédita acefalía en la Secretaria General de la Unasur al haber falta de consenso entre sus socios miembros para designar el funcionario al frente del cargo. Pero que el régimen de partido único y economía centralizada adoptado por Cuba ya no se interponga como una barrera entre La Habana y sus vecinos del sur no implica que los gobernantes de la Cuenca del Plata sean soldados del marxismo leninismo sino que hoy pueden desplegar mayor autonomía en sus agendas frente a Washington. Además, el gobierno cubano no es el mismo de antes. El presidente Raúl Castro aprovechó, por ejemplo, la cita de la Celac para poner en funcionamiento el Puerto de Mariel, una zona franca financiada por Brasil y que implica la mayor apertura económica instrumentada por la gradual y tibia perestroika cubana. Paralelamente, la joven –sólo realizó dos encuentros de Jefes de Estado– Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe instrumentó una herramienta que implica reconocer la fuerte e in crescendo presencia extra- territorial de China en la región con sus monumentales inversiones en el área de las commodities. Los mandatarios latinoamericanos consensuaron en La Habana crear el Foro Celac-China para reforzar el vínculo con la segunda economía del mundo, y primer rival geopolítico de la Casa Blanca en el balance de poder global, y también resolvieron que este año se hará la primera reunión técnica para darle volumen a la naciente mesa bilateral. Paz con Cuba, pérdida de influencia de la OEA, acercamiento con China. Estados Unidos sigue siendo el Hegemón del mundo, y naturalmente de toda la geografía americana pero, indudablemente, pasos políticos concordantes como la Celac van esmerilando dicha asimetría política.

La denominada Declaración de La Habana no sólo encuadró buenas intenciones políticamente correctas de los gobernantes, como “la lucha contra la desigualdad y la pobreza”, o jerarquizó reivindicaciones históricas anticoloniales, solidaridad con Cuba por el bloqueo económico norteamericano y apoyo a la Argentina en la Cuestión Malvinas, sino que evidenció cual es la relación de fuerzas interna entre los distintos gobiernos en el tablero regional. La Celac, al igual que la Unasur, es un espacio político donde las resoluciones se arriban sí o sí por consenso. Por lo tanto, su naturaleza es distinta a mesas de integraciones económicas como la Comunidad Andina de Naciones o el Mercosur, donde se zanjan acuerdos aduaneros o mecanismos de convergencia económica para achicar la brecha comercial. Si bien la Celac está tejiendo una mínima burocracia, mediante encuentros ministeriales, el valor de su razón de ser pasa por sentar a una misma mesa, aunque sea por unos días, a los máximos conductores políticos de la región. No es, simplemente, un Foro para discutir ideas –como pretendió Chile durante su presidencia pro- témpore para devaluar al organismo– ni el paraíso institucional de la Patria Grande –como suelen remarcar los jefes de Estado que satelitan el eje bolivariano en sus discursos–, pero su mera existencia implica que los Ejecutivos latinoamericanos puedan pautar denominadores comunes para articular políticas frente al resto del mundo. No es poca cosa si se tiene en cuenta que en los organismos clave de Naciones Unidas –Consejo de Seguridad– o en las instituciones dominantes del sistema crediticio mundial –Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial–, la voz de los países del sur pasa prácticamente desapercibida.

Recapitulando, el documento final de la Celac reflejó los intereses de un mapa político regional con tres cabeceras ideológicas claramente diferenciadas. Por un lado, están los países de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) –Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua– y un programa económico y diplomático que intenta desconectarse abruptamente de la influencia norteamericana; luego, está la naciente y pro libre comercio Alianza del Pacífico –México, Colombia, Chile, Perú–, con su propuesta de abrir las barreras comerciales con Estados Unidos y el resto de los países centrales; por último, el eje Brasil-Argentina busca más independencia y estatura global pero no reniega, por ejemplo, de buscar firmar un TLC con la Unión Europea. Por lo tanto, este mosaico político a tres bandas, y la obligatoriedad de suscribir resoluciones sin la égida de mayorías y minorías, terminó precipitando una Declaración continental modelo 2014 con avances y retrocesos.

En principio, los países miembros de la Celac dieron un paso importante a la hora de declarar a la región como “zona de paz” y libre de “armas nucleares”. Este punto implica preservar uno de los valores más fuertes de América latina –donde en el único conflicto armado vigente, el de Colombia, las partes involucradas están negociando ponerle fin y, tras décadas de intento, con altas chances de concretarlo– en un momento sensible para la armonía entre los países del arco andino luego de que la Corte de La Haya redibujó en un fallo los límites marítimos entre Chile y Perú. Pero, paralelamente, la necesidad de arribar a posiciones comunes frustró la propuesta venezolana de incorporar a Puerto Rico –un país sin soberanía jurídica y bajo tutelaje de los Estados Unidos– como nuevo socio de la Celac. En su discurso final, el presidente Raúl Castro había advertido que: “Como escribió la poetisa puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió: ‘Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas’, por lo que reiteró que nuestra Comunidad estará incompleta mientras falte en ella el escaño de Puerto Rico, nación hermana genuinamente latinoamericana y caribeña, que padece una situación colonial”. Pero, las delegaciones diplomáticas de los países que poseen un mejor diálogo con la administración de Barack Obama influyeron en las reuniones de los días previos al cónclave de Jefes de Estado para que, en el documento final, el apoyo a los movimientos independentistas de Puerto Rico fuera menos explícito de lo que, en principio, se había vaticinado desde varios medios de comunicación.

En términos formales, Cuba delegó a Costa Rica la presidencia pro témpore del organismo ya que el traspaso de la comandancia de la Celac, al igual que ocurre en otros bloques integracionistas como la Unasur o el Mercosur, sigue un orden alfabético. Sin embargo, la mandataria Laura Chinchilla no será quien esté al frente de la institución porque, paradójicamente, el país centroamericano va hoy a las urnas para elegir a su próximo presidente. En un hecho histórico, el centroizquierdista Frente Amplio tiene muchas chances de terminar el largo ciclo bipartidista conservador local y sumar a San José a la tendencia de gobiernos progresistas y populares de América latina. El resultado, de concretarse, no modificará, claro está, el rumbo de la región pero le daría más oxígeno a un proceso político continental que hoy sintoniza más con el espíritu de la Celac que con la, otrora influyente, Organización de Estados Americanos.

Poker de bilaterales y un almuerzo con Fidel
Por Emiliano Guido
eguido@miradasalsur.com

Cristina en La Habana

La transmisión del discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la reunión final de Jefes de Estado de la Celac coincidió con el prime time televisivo local. Quizás, esa azarosa razón –el turno de la palabra argentina se postergó porque un diferendo entre Haití y República Dominicana modificó todo el cronograma de la ceremonia en el recinto de convenciones llamado Pabexpo, a unos diez kilómetros del centro habanero– motivó a la mandataria argentina a dedicar bastantes párrafos de su alocución a la coyuntura doméstica. La jefa de Estado, por ejemplo, aprovechó el último capítulo del encuentro continental para remarcar “la política de desendeudamiento sin necesidad de recurrir al mercado externo de capitales” puesta en marcha por el kirchnerismo desde el 2003 y, también, para poner de relieve que con la “industrialización de la ruralidad” –en ese sentido, CFK puso de ejemplo la gestión en la cartera de Agricultura del diputado nacional Julián Domínguez, quien estaba sentado dos butacas atrás de la Presidenta– se puede darles “valor agregado a los productos primarios” de la región. Paralelamente, Fernández de Kirchner utilizó su intervención para enfatizar la importancia que le otorga la Casa Rosada al proceso de integración latinoamericana. Está vez no mencionó, como otras veces, el rol de su marido y ex presidente de la Argentina en las políticas de articulación del Cono Sur, pero sí se explayó en la necesidad de “converger en bloques políticos” porque “no podemos ser ajenos a la interconectividad de un mundo donde ningún país actúa por separado”.

En segundo lugar, la delegación diplomática argentina retornó del aeropuerto José Martí de La Habana con la sensación de haber hecho todos los deberes. No tanto por haber conseguido, una vez más, el respaldo de todos los países de la región a la posición argentina con respecto a que se “reanude el diálogo y las negociaciones con el Reino Unido” para destrabar la cuestión Malvinas, sino porque, en el contexto de espera de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos sobre el reclamo de los fondos buitre, el canciller Héctor Timerman logró que la Declaración de La Habana incorporará el malestar de Buenos Aires con la arquitectura financiera internacional. En ese sentido, la Cancillería argentina remarcó en un comunicado oficial que “la Celac respaldó la propuesta argentina de señalar en la Declaración la necesidad de una mayor estabilidad y predictibilidad del sistema financiero internacional, reduciendo también la dependencia excesiva de las agencias calificadoras de riesgo y de permitir los flujos de pagos a los acreedores cooperativos según lo acordado, desarrollando instrumentos que posibiliten acuerdos razonables y definitivos entre acreedores y deudores soberanos”.

Paralelamente a la hoja de ruta estipulada en la agenda formal de la Celac, la presidenta argentina aprovechó la estadía en la capital cubana para retomar encuentros bilaterales con otros pares regionales. En total, CFK realizó cuatro minicumbres presidenciales con Dilma Rousseff de Brasil, José Mujica de Uruguay, Enrique Peña Nieto de México, y Nicolás Maduro de Venezuela. En cada caso, el temario de la charla fue bien distinto. Con Rousseff –la reunión fue un día previo al inicio de la cumbre en el Hotel Meliá, donde se alojaba la delegación de Brasil–, por ejemplo, Cristina Fernández de Kirchner influyó para que el gigante sudamericano emitiera una declaración pública distante de las versiones periodísticas que hablaban de un pedido de auxilio local al Palacio Planalto para amortiguar los efectos de la última devaluación monetaria. “La Argentina no tiene necesidad de recurrir a nadie para solucionar sus asuntos. Es importante que tengamos conciencia de que hay movimientos especulativos sobre los países emergentes”, advirtió el Palacio Itamaraty, tanto en on como en off, a los distintos corresponsales de prensa.

Otro fue el contexto del diálogo con Uruguay, claro está. Buenos Aires y Montevideo no están pasando su mejor momento diplomático. La autorización de Mujica para que la pastera Botnia UPM aumente su cuota de producción, y la decisión argentina de suspender la utilización de puertos comerciales uruguayos en las rutas propias de navegación comercial, hicieron que el canciller uruguayo Luis Almagro sintetizará, recientemente, el malestar entre los dos vecinos del Río de la Plata con una declaración, poco diplomática, pero bien significativa: “con Argentina se pudrió todo”. En concreto, Fernández de Kirchner y Mujica acordaron establecer una mesa de trabajo “donde tratar todos los temas de importancia para ambos países: políticos, comerciales e industriales”. El futuro cercano revelará si dicha iniciativa conjunta fue fructífera o si se trató solo de un paso protocolar sin peso específico en la agenda bilateral.

Por último, con México y Venezuela, las reuniones fueron más expeditivas. Con el país azteca Argentina buscó comenzar afianzar vínculos con un presidente mexicano de apenas un año de gestión –en los últimos meses, Peña Nieto está impulsando una profunda reforma energética que abriría la participación de Pemex, asociada a otras multinacionales petroleras, en los yacimientos de gas shale de Vaca Muerta–, y donde siempre el capítulo de la industria automotriz posee mucha relevancia porque ambos países tienen mucha interconexión en dicho segmento de la economía. Por otro lado, la agenda de la reunión con Venezuela tuvo un ingrediente especial: Cristina Fernández y Maduro comenzaron a escudriñar una fórmula –donde Brasil, por supuesto, tendrá mucha influencia– diplomática para zanjar la irresolución sobre quién debe comandar la Secretaría General de la Unasur. El nombre y apellido de dicho cargo debería estar consensuado para mediados de año, ya que el gobierno ecuatoriano piensa estrenar en junio las obras del futuro edificio que alojará en Quito a toda la alta burocracia de un bloque regional que fue liderado, en su momento, por el ex presidente Néstor Kirchner.
Cristina Fernández de Kirchner fue uno de los primeros mandatarios de la región en arribar a La Habana para asistir a la cumbre de la Celac y, también, se anotó entre los primeros jefes de Estado que partieron de la capital cubana tras finalizar el cónclave final de Jefes de Estado latinoamericanos. Pero, en esas más de 72 horas, CFK le dio lugar en su agenda a un encuentro que fue celebrado por las organizaciones sociales kirchneristas que, por dar un denominador común, se sienten más cómodas con la denominada transversalidad que con la organicidad al Partido Justicialista. En concreto, el almuerzo con Fidel Castro tuvo un epígrafe culinario –cordero asado y pescado criollo–, varias anécdotas –Cristina le regaló a Fidel vinos argentinos, el hijo del líder cubano agasajó a Florencia Kirchner con un libro de fotografías– y un claro subtexto político regional: unidad en la diversidad; una consigna que, curiosamente, sirvió como lema oficial de la nueva cumbre de Jefes de Estado de la naciente Celac.

02/02/14 Miradas al Sur