lunes, 8 de abril de 2013

EL PAPA DE TODAS LAS AMBIGUEDADES, OPINION

El Papa de todas las ambigüedades Por Maciek Wisniewski * Jorge Mario Bergoglio, durante la audiencia general del pasado día 3 en la Plaza de San Pedro, en RomaFoto Ap Mirando al pasado de Jorge Mario Bergoglio y a las primeras declaraciones del papa Francisco, la "ambigüedad" parece una clave para entender a este complejo personaje. Un jesuita más cercano al Opus Dei. Seco, tosco, sabe ser accesible y afable. A menudo dice una cosa en privado y otra en público. Hoy paga por su hotel, como arzobispo iba en Metro, pero como provincial de jesuitas no se movía unas cuadras sin coche ni chofer. Su postura durante la dictadura (1976-1983) fue "muy ambigua" –así dijo el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, rezando por que éste no llegara a ser papa en 2005. Como provincial hacía una limpieza ideológica entre sus súbditos y fustigaba al mismo general Pedro Aruppe por "permitir las infiltraciones marxistas en la compañía". Criticaba a los curas que se adherían a la teología de la liberación por "meterse en la política", aunque, claro, no hacía lo mismo con los que hacían la política uniéndose a la junta y dándole un respaldo teológico a la exterminación de unas 30 mil personas (Rubén Dri, teólogo y ex cura libertario, lo tachó de "teología de la muerte"). A los jesuitas que trabajaban en las villas de miseria veía igual que los militares: "comunistas, subversivos y terroristas". Su papel en el secuestro y encarcelación de dos de ellos –Orlando Yorio y Francisco Jalics– en mayo de 1976 es confuso (véase: Horacio Verbitsky, El silencio, Bs. As. 2005, pp. 256, y Página/12, 17/3/2013). La hermana de Yorio no le perdona la "doble cara": mostraba compasión, pero fue él quien denunció a Orlando. Su hermano añade: "Conozco gente a quien él ayudó. Esto sólo confirma su doble cara (...) Siempre fue un maestro de ambigüedad". Verbitsky, respondiendo a los que lo acusaron de "difamar al Papa" y reaccionando a los testimonios de la gente salvada por Bergoglio, subraya que esto no significa que en aquella ocasión no pudo haber hecho algo malo (Página/12, 21/3/2013). No es una contradicción; es una ambigüedad. Ahora Pérez Esquivel dice que en los 70 le faltó valor a Bergoglio, no colaboró con la dictadura y prefería una "diplomacia silenciosa". ¿Será que fue tan silencioso que Yorio, Jalics o sus familiares lo confundieron con un verdugo? (El primero nunca retiró sus acusaciones; el segundo lo hizo apenas ahora, en dos pronunciamientos contradictorios). Jon Sobrino, jesuita vasco-salvadoreño, ícono de la teología de la liberación, dijo: "Bergoglio no fue un Romero. Se alejó de los pobres durante el genocidio argentino", pero destacó algunos gestos sencillos del nuevo Papa (Deia, 16/3/2013). Todos ya han hecho gala de ellos y del nombre elegido. Se hizo de buen tono darle el beneficio de la duda, como han hecho casi todos los teólogos de la liberación (Boff, Betto, Gebara, et al.), que esperan que "trabajara por los pobres". Los analistas también prefieren esperar “para ver a qué tradición de la Iglesia se adherirá (Página/12, 31/3/2013)”. Sólo la hermana de Yorio sigue engañada: "¿Cómo puede ser un Papa de pobres alguien que entregó a los que verdaderamente trabajaban con los desposeídos?" Francisco insiste: "Quiero una Iglesia pobre y para pobres". Jmm... ¿Y no será que para eso habría que liquidar el Vaticano? Según Michael Löwy, su enfoque hacia la pobreza es muy tradicional, carece de referencias históricas, no pasa por la política ni por el empoderamiento de los oprimidos: los pobres se consideran objeto de compasión y caridad, no sujetos que deben liberarse (Le Monde, 15/3/2013). Rubén Dri añade: “Nunca escuchamos al Papa apoyar los gobiernos progresistas que han hecho tanto para los pobres (…) para él la pobreza se resuelve siguiendo las directivas de la Iglesia. Para que ello sea posible es necesaria la derrota de los movimientos populares (Miradas al sur, 17/3/2013)”. En cambio, se conocen sus ataques a los gobiernos kirchneristas por "abrir la brecha de la desigualdad" (¡sic!), su apoyo al paro agrícola (cuando las regalías que se negaban a pagar los paristas eran claves para irla nivelando...) o su declaración de "guerra santa" por la ley del matrimonio igualitario (cuando a la junta no le declaró ninguna y menos una santa...). A nadie se puede exigir una postura valiente en una dictadura, pero en la democracia sí. Y la postura de Bergoglio al respecto de la búsqueda de justicia fue igualmente ambigua. Cuando se reabrieron los juicios de militares dudó que fuera buena idea; las Abuelas de la Plaza de Mayo temen que de Papa puede influir para terminar con ellos. Declarando como testigo en los casos de la ESMA y sobre el robo de bebés negó saber algo, por ejemplo de la isla El silencio (ex propiedad de la Iglesia, dónde hubo un campo de concentración, caso en el que no estuvo involucrado, pero que conocía y se lo contó una vez a Verbitsky) o de la apropiación de los niños (aunque a la familia De la Cuadra, que en 1977 buscaba un bebé nacido en cautiverio, contestó que éste "ya estaba con una buena familia" y que la situación de su madre era "irreversible" –usando un lenguaje típico de la junta). Para Nancy Scheper-Hughes, antropóloga que estudió aquellos estenogramas, lo más perturbador incluso no era lo que Bergoglio decía o no, sino como: usando un lenguaje ambiguo, hasta sarcástico, relativizando las atrocidades y suavizando la historia (Counterpunch, 20/3/2013). Al escucharlo, el procurador que lo interrogaba soltó: "¡No hay duda. Él denunció a Yorio y a Jalics!" “Mother of all… (“La madre de todos/as…) es una expresión popular en inglés para referirse a un ejemplo más grande o característico de una cosa. Se vale dar el beneficio de la duda y/o esperar los primeros pasos para juzgar, pero por lo visto estamos ante un "Papa de todas las ambigüedades", único de su clase. * Periodista polaco La Jornada, México GB

LOS MEDIOS Y LA ANTIPOLITICA

Los medios y la inundación: miserias de la antipolítica Por Demetrio Iramain Llama una oyente a un programa de radio matinal, muy escuchado por los taxistas de la ciudad de Buenos Aires, y dice que está muy bien la solidaridad de la gente hacia los inundados, pero que en verdad la asistencia debiera correr por cuenta de los gobernantes, que para eso los ciudadanos pagan sus impuestos. Respuesta del conductor del programa: eso es imposible, porque con el dinero de la recaudación pública se contrata a militantes de La Cámpora para que trabajen en áreas sensibles del Estado, garantizando el control del kirchnerismo sobre todas sus dependencias. Miserable, obvia, rudimentaria operación, aunque ¿ineficaz? ¿Se preguntarán el tachero y el pasajero que llega tarde a su trabajo, qué tendrá que ver eso con el mensaje de la oyente? Palabras más, palabras menos, todos los comentaristas que ya sabemos dan vueltas sobre un mismo concepto: la política fracasó porque los dirigentes se pelean entre sí. La gente está en el medio de una disputa que en el fondo es estéril porque no resuelve la inmediatez de una inundación. El Estado volvió a fallar. Lo de siempre: volantazo de última hora, soberbia en el ejercicio del poder, ineficiencia. ¿Cuántos pluviales se podrían destapar con la plata de Aerolíneas? Junto con la cifra de víctimas fatales que empieza a crecer a medida que baja el agua, suben también las miserias de la antipolítica. Atención: por ese atajo de hartazgo e infortunio se llega demasiado rápido y fácil al saqueo, al fracaso social, a la degradación colectiva. ¿De dónde sacó sus dólares Kicillof para viajar a Uruguay un fin de semana largo? Que lo tiren al río delante de su mujer e hijos menores, viejo. Sin embargo, lo que la política no remedia, minga que lo van a solucionar sus detractores. El problema no es la política, sino su negación. No es verdad que la inmediata solidaridad de la población para con las víctimas de la tragedia prueba el quebranto de la política: es al revés. Es su hija dilecta. Documenta la cohesión social comunitaria que subyace bajo el permanente discurso hegemónico, y que busca fragmentar el cuerpo social, para doblegarlo, para continuar ejerciendo la dominación de las viejas clases dueñas de todo. ¿Quién dijo aquello de “la solidaridad es la ternura de los pueblos”? Tiene razón. No hay revolución posible sin ella. Desde luego, no hacía falta que Mauricio Macri sobreactuara su pedido de perdón por su viaje a Trancoso, simulando ser un hombre esforzado por su trabajo. Esa imagen proyectada por él mismo en un espejo lustrado por TN e ideado por Jaime Durán Barba, no concuerda, no sólo con su condición social y política, sino con el perfil que votó su clientela. Es dudoso que los votantes de PRO quieran como Jefe de Gobierno a un “servidor público” que se tome unas merecidas minivacaciones en las playas de un país limítrofe. Nada hay más ajeno en la vida y la actuación política de Macri que el esfuerzo. Al multiempresario le sienta mejor el discurso xenófobo que empleó cuando la toma del Parque Indoamericano, en diciembre de 2010. Cuando Macri le echó la culpa a “la inmigración descontrolada” también lo hacía en base a sondeos de opinión e imagen pública. Son esas miserias de la antipolítica vistas del lado del revés las que obligaron al intendente Pablo Bruera a disimular su estadía en Río de Janeiro con un mensaje a medio camino entre la mentira y no toda la verdad. Tampoco hacía falta. Lo importante no es la escapada de Macri a Brasil, sino que su mayor política de Estado en una ciudad que desborda de agua cada vez que llueve fuerte, que mantiene sectores al sur de la avenida Caseros, entre el Riachuelo y la avenida Eva Perón absolutamente deprimidos, insista en navegar entre agilizar el tránsito y complicarlo con la carrera del TC 2000. Y eso que esta vez el desborde mayor se produjo en barrios humildes pero de la zona norte. Ningún funcionario ha de querer que la ciudad bajo su jurisdicción se inunde. Ni siquiera Horacio Rodríguez Larreta. Lo determinante, lo que define a un proyecto político, lo que jamás igualará a unos y otros, es que mientras Bruera pone a disposición de las Madres de Plaza de Mayo el Pasaje Dardo Rocha para su Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos, Macri abre gentilmente las puertas del teatro Colón a los pensadores de la derecha iberoamericana. Ahora que bajaron las aguas, y se contaron los muertos, surge con claridad otro problema, colateral a la inundación, y que nunca se había ido del todo, pero que bajo ciertas condiciones regresa con fuerza: la importancia concluyente que la sociedad todavía hoy le asigna a una de las mediaciones de la política: los medios de comunicación. Encarar ese problema, ese hiato en la conciencia colectiva de los argentinos, es sin dudas menos perentorio que socorrer a las víctimas del tormentón, pero es también urgente. En situaciones de crisis o catástrofe, los medios deben dar un servicio a la sociedad, no ahondarla en la oscuridad. Quien creía que todos los argentinos ya sabíamos que los medios no son la política, sino, apenas, una de sus aproximaciones, descubrirá ahora el camino que aún falta recorrer. La política es gestionar, resolver, transformar, sí, pero también, y esencialmente, pujar entre dos o más proyectos de país antagónicos, entre dos o más visiones del mundo que pueden ser opuestas, y que sólo la política podrá volver complementarias, cuando las contradicciones propias, naturales, intrínsecas a nuestras sociedades del conflicto alcancen nuevas síntesis. La derecha lo sabe. Entiende bien y mejor que muchos de sus oponentes, cuál es la contradicción principal, y cuáles son las secundarias. Por eso asistimos estos días a una deliberada operación: desgastar al gobierno nacional, cargar las tintas en la antipolítica, darle manija a la indignación, sumar descrédito. No importa si en la volteada caen dos de sus últimas apuestas políticas: Macri y Daniel Scioli. El problema mayor es Cristina. Ahí apuntarán con énfasis en los próximos días. Que nadie se confunda: la solución concreta de los problemas más urgentes de la población, sí, pero la política también. Siempre. Cuánta falta hace la plena aplicación de la Ley de Medios y la profundización de una batalla que excede largamente al Grupo Clarín. ¡Es cultural! Como dijo el pasado martes 2 de abril la presidenta Cristina, la “colonización cultural tal vez no sea tan visible, pero es tanto o más mortífera”. Con el lamentable relato mediático que acompaña estos días el drama de la inundación se notó. Diario Registrado GB

RECITALES SOLIDARIOS

CON FITO PAEZ EN EL CIERRE Planetario para todos los gustos Por Sergio Sánchez “¡Gracias por venir!”, gritó Fito Páez parafraseando la letra de una de sus canciones. En medio del escenario, con los brazos abiertos y mirando a la multitud, el músico rosarino cerró el festival solidario que se realizó ayer en el Planetario de Buenos Aires para recaudar donaciones para los afectados por el temporal. “Este recital sirve para demostrar que el mundo funciona”, dijo el músico antes de despedirse. Bajo la consigna “No están solos”, miles de personas se dieron cita en los bosques de Palermo para disfrutar de los artistas que pasaron por el escenario desde las dos de la tarde: Banda de Turistas, La Franela, Deborah Del Corral, Bersuit, Catupecu Machu, Tan Biónica, Divididos y Páez. Aunque con una fuerte presencia de adolescentes y jóvenes, el encuentro también reunió a familias enteras con ganas de sumar su granito de arena. Hasta el sol se portó y regaló un día increíble para estar al aire libre. En ese clima de solidaridad, más de quince camiones repletos de alimentos, ropa y productos de higiene partieron hacia La Plata y diferentes puntos afectados de Buenos Aires. Sin distinciones políticas, todos los grupos que tocaron dieron un mensaje de agradecimiento a las personas que se acercaron a colaborar y expresaron su conmoción por las víctimas. Pero no sólo hubo músicos, sino que también se sumaron los artistas plásticos Milo Lockett y Liniers y el actor Boy Olmi. Bajo la organización de Red Solidaria y Mundo Invisible, el encuentro dio muestras de la amplitud de subgéneros que conviven dentro de ese fenómeno llamado rock. Desde el pop teen de Tan Biónica hasta el rock furioso y barrial de Divididos, pasando por el rock skater de Masacre, el mestizaje de Bersuit y la trova de Páez. Todo eso convivió en armonía ayer. De todos modos, el rock comenzó a entender hace algunos años que la futbolización y la rivalidad entre tribus no era saludable para la música. El post Cromañón sirvió, al menos, para recomponer el campo musical. Y ese clima de buena convivencia, respeto y solidaridad también se trasladó al público. “No nos olvidemos que las inundaciones y los tsunamis suceden porque los humanos hacemos mierda al planeta. Empecemos a cuidar”, recomendó desde le escenario Wallas, líder de Massacre, antes de entonar “Plan B: Anhelo de satisfacción” y “La octava maravilla”. Luego evocó a Spinetta con una versión explosiva de “Ana no duerme”, de Almendra, y desató el primer aplauso fervoroso de la jornada. Mientras tanto, un grupo de personas organizaba un pasamanos para llenar el noveno camión con donaciones. Catupecu Machu fue la próxima banda en subir al escenario y tuvo un único fin: extasiar al público. A base de guitarras desenfrenadas, el power trío hizo temblar el Planetario con clásicos como “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, la pegadiza “Magia veneno” (con Lolo Fuentes de Miranda como invitado) y “Dale!”. En la misma sintonía, el rock aplanador de Divididos salió a la cancha para regalar, también, lo mejor de su repetorio. No era un evento propicio para riesgos musicales ni para presentar nuevas composiciones. Había que “tocar para la hinchada”, como se suele decir. Y estuvo bien que así fuera. De la mano de la dupla Mollo-Arnedo y el respaldo de Catriel Ciavarella en batería, Divididos empezó con canciones de Amapola del ’66, su último disco, y luego sonarn “El 38”, “Paraguay” y “Ala Delta”. “Estuve viendo los camiones y es impresionante todo lo que trajeron. Gracias por acompañar en este momento”, agradeció Mollo a la multitud. Y todos devolvieron el gesto con un aplauso interminable. Sin duda, se trató del set más corto, pero había que dejar lugar al resto de los artistas. Y a las siete todo tenía que terminar. Entonces sí, llegó el turno de los ascendentes Tan Biónica, quienes fueron recibidos con gran entusiasmo por la platea femenina. Sorprendía ver la cantidad de remeras y mochilas con el nombre de la banda. Sin dudas, las más festejadas fueron el hit “Loca” y “Obsesionarios”. Aunque sin demasiada profundidad compositiva, sus canciones suenan frescas. Después llegó el turno de Fito, el encargado de coronar la jornada. Cuando suenan sus canciones uno se pregunta si armó un set pensado para este tipo de festivales o realmente su repertorio es verdaderamente popular. Su música trasciende generaciones y llega a oídos de jóvenes y adultos. Al parecer, todos parecían conocer o haber escuchado alguna vez “Al lado del camino”, “Recuerdos que no voy a olvidar”, “Y dale alegría a mi corazón”, “Tema de Piluso”, “11 y 6”, “El amor después del amor” o “Mariposa technicolor”. MILES DE PERSONAS EN AVELLANEDA Y EL PLANETARIO, EN SOLIDARIDAD CON LOS INUNDADOS Una multitud que pensó en el otro Convocados por las presencias de León Gieco en Avellaneda y Fito Páez en Palermo, miles de personas acudieron con ropa, alimentos, camas, colchones o medicamentos para entregar a los 350 mil damnificados. Por Horacio Cecchi Mientras León Gieco cantaba, del otro lado de la avenida Mitre, contra la sede Avellaneda de la UTN, que daba la cara al escenario, y apretujado en el único sendero que se abría entre la pared de la universidad y el público, avanzaba con visible dificultad un colchón, desteñido pero al ritmo de la música. El colchón era la imagen visible de infinidad de bolsas de lo-que-se-le-ocurra que terminaban en cajas de cartón o bolsas de consorcio que una vez completas pasaban a ocupar su lugar dentro de cualquiera de los inmensos camiones que esperaban partir a su destino solidario. Así, dicho sin comas porque el movimiento no paraba, juro que no paraba. Y así como en Avellaneda, el Planetario fue otro punto de encuentro de miles y miles de donantes solidarios de lo-que-se-le-ocurra, con otras estrellas en el escenario, tan donantes y solidarias como aquéllas. Si León Gieco, Claudio Gabis y una buena cantidad de los históricos del rock donaron su convocatoria en la plaza central de Avellaneda, en el Planetario ocurrió lo mismo con Fito Páez, Divididos, Catupecu y más. La imagen que surgía de ambas convocatorias, sin distinción de horarios ni de estilos, fue la de miles y miles de hormigas, con movimientos acelerados, alimentadas de adrenalina, cargada cada una con sus dones y productos, viejos, nuevos, rotos o enteros, a medias o tercios, intentando seguir una fila para desempacar ese bulto que en el otro extremo de la línea, es decir, hoy, lunes, alguien recibirá después de perder todo lo que tenía, fuera poco o mucho. Algunos llevaban lo-que-se-le-ocurra porque habían sufrido alguna vez algo semejante o peor y no podían consigo mismos; otros, porque nunca les había pasado, o por caridad, por pura culpa de tener, o por pura culpa de no tener pero estar vivos, por amor al prójimo, o por beneficencia, porque hay que hacerlo, o porque cómo no voy a hacerlo. O por lo-que-se-le-ocurra. Capaz que cada uno tenía una razón personalísima y diferente. Pero en conjunto, créamelo, era un hormiguero alimentado de adrenalina. “¿Esto dónde va?”, preguntó Rosa Argentina Lucero, que aclaró que nació un 25 de mayo. La scout, con corbata azul y verde, abrió la bolsa de supermercado usada en la que Rosa traía su pregunta, buscó en el horizonte ocupado de infinidad de hormigas moviéndose aquí y allá, bolsas, y montículos y música de fondo, y apuntó con el índice: “Objetos, allá”. Juro que no se sorprendió, ni en los ojos se delató algo de sorpresa aunque de la bolsa de súper asomaba una extrañísima donación, un cucharón sopero de peltre, viejo, enmohecido. “Hay que limpiarlo un poquito, pero esta gente perdió todo”, explicó Rosa a este cronista, después de enumerar que ya había entregado camperas en La Boca, tapitas de plástico en el Garrahan, Canal 7 y ahora el cucharón de peltre al Planetario. Y no parecía entregar el cucharón porque no lo necesitara, más bien parecía que lo necesitaba, y que lo necesitaba en su afecto (como cualquiera guarda lo que quiere, que suele ser inútil en lo práctico aunque lo más práctico sea el afecto) y lograba darle a ese cucharón el objetivo que le había dado ella, pero en otro. Así como Rosa Argentina había muchos, pero muchos en serio, igual en Avellaneda que en el Planetario. No se puede decir que no hubiera quien dejaba algo bien visible porque queda bien donar. Pero fueron los menos. ¿Cómo saberlo? En el aplauso enorme y vibrante que despedía cada vez que uno de esos camiones gigantescos de casi 20 metros de largo salían repletos de lo-que-se-le-ocurra. De esos aplausos subía como vapor la mentada adrenalina, hacía vibrar el aire como el calor hace vibrar el aire de fondo en el desierto. Y eso no lo puede hacer nadie que participe por imagen, por más que aplauda. No tiene adrenalina para aplaudir. “¡Comida! ¡comida!”, gritaba el muchacho, sin corbata de ningún color. No ofrecía comida sino que la pedía y no para sí, sino para una multitud de cajas de cartón que se abrían para recibir comida. Extrañas posibilidades que da el lenguaje y el contexto. Entender se entendía. Una fila de gente cargando bolsas de comida, changuitos, al hombro, o de la mano, esperaban ser recibidos para que les reciban. Más allá, la pila de juguetes. Otros, medicamentos y pañales, trapos, artículos de limpieza. El más impresionante era el montículo de colchones. En su momento, abrieron la puerta trasera del acoplado del camión y dos, tres, cinco, quizá más, algunos scouts con corbatas de colores (este cronista fracasó en su intento por diferenciar colores y jerarquías) subieron trastabillando y con ayuda, o de un salto, o como fuera y permitiera la osamenta, y se organizó automáticamente –no es chiste– en forma casi espontánea una doble hilera desde el montículo de colchones, y elevando las manos como en las publicidades con montañas rusas, pero con algo más de relleno de sentido, entraron a pasarse los colchones sin distinción de marcas, de elásticos, de espuma de alta densidad, o finitos, de lana, pesados o livianos. Y los colchones pasaban saltando, con una velocidad pasmosa. No confundir, claro, este paso acelerado de colchones en el Planetario con el andar apretadísimo del colchón en Avellaneda. Es que era uno de los últimos cuando ya todos los presentes habían dado todo de sí y ahora escuchaban a los artistas hacer lo suyo. No es cierto, la pila de los colchones no era la más impresionante. Otras, si no todas, impresionaban. Estaba la de las camas, al ladito de los colchones. Pilas de camas, mayormente, elásticos de madera, amontonados uno al lado del otro, o encimados. En la pila de las bolsas de ropa, un joven scout de corbata de algún color y barba pelirroja trataba de hacer equilibrio arriba de todo, mientras gritaba que acomodaran acá o allá y señalaba con el dedo “¡cuidado! ¡ahí no, no no no. Del otro lado, que no se venga en banda!”. En otro sector, el grupo de armadores de cajas de cosas raras, que no se podían ordenar como medicamentos, ni camas, ni colchones, ni ropa, ni mucho menos alimentos, cosas raras como el cucharón de peltre, no me diga, el grupo de armadores metía mano armando los cartones, llenando y cerrándolos para despacharlos a la doble fila que se hacía el passing hacia el camión. ¿Quiénes eran las y los que armaban esos cajones además de los scouts de corbatas de colores? “No, yo no soy de nadie, vine porque quería ayudar y vine, pregunté cómo podía ayudar y me dijeron ayudame a cerrar estas cajas y acá estoy”, dijo Abi, en el Planetario. Como Abi, debía haber un número indescifrable y que nadie podía constatar seriamente de colaboradores voluntarios arrastrados por razones infinitas a ser eso, colaboradores, también una forma de donación, porque la entrega la hacía el cuerpo. Había que estar ahí, bajo el sol que todos, igual, bendijeron. En Avellaneda, todo se desarrollaba sobre la avenida Mitre, frente a la plaza principal, la plaza Alsina. El escenario se instaló frente a la Tecnológica, sobre la plaza. A izquierda y derecha del escenario, los inmensos Scania aguardaban bolsas y bolsas y bolsas, colchones, camas, alimentos, y permanecerían allí para partir hoy hacia La Plata. En uno de los extremos, militantes de Unidos y Organizados, en el otro militantes de la Municipalidad que, además, festejaba su 161º aniversario, ordenaban, seleccionaban, rotulaban, cerraban cajas. La lógica era la misma que en el Planetario: cargar camiones para despachar. “Estamos así desde el miércoles”, dijo Ro, de UyO, mientras seleccionaba donaciones por ítem, distribuía tareas, subía bolsas y todo lo que todos los demás también hacían. De las cifras, que siempre hablan, desde el Planetario, Juan Carr, de la Red Solidaria, anunció que frente a la Catedral y ayer desde el Planetario, habían enviado desde el miércoles 210 camiones. Que ayer lograron ocupar unos 15. Que durante estos días fueron donados 4,5 millones de litros entre agua y lavandina, 20 mil colchones y 50 mil frazadas. Desde Avellaneda, el conteo no era insidioso en las cifras. Pero se sabía que habían rellenado casi 10 camiones en el día. En realidad, no importaba si se trataba de Unidos y Organizados, o si los de la pechera solidaria de Jorge Ferraresi, intendente Avellaneda, si los scouts, o las pecheras amarillas del PRO, si la gente que acudió al sur a dar todo lo que podía, o si la gente que acudió al Palermo a dar todo lo que podía. En realidad, ninguno de los 350 mil damnificados discriminará, no porque a caballo regalado no se le miran los dientes, porque la situación no está para eso. Más bien, porque donde hay hambre no hay pan duro. Y está claro que entre los envíos nadie donó alimentos o medicamentos vencidos sino muchas veces de buenas marcas y de primera línea. Sólo que tal vez, el acordarse del otro y sus necesidades haga de ropa vieja o de un colchón en desuso un lugar para dormir seco y algo de abrigo. Todas y todos eran hormigas con adrenalina. horaciolqt@yahoo.com.ar ENTREVISTA A LEON GIECO ANTES DEL RECITAL “Hay que hacer algo” “Tengo conciencia de cómo sufre la gente. Ver por televisión lo que le pasa te da mucha impotencia”, señala el músico. Cuando era chico sufrió dos grandes inundaciones en su pueblo. Por Facundo Gari Detrás del escenario que da a la calle Mitre van y vienen artistas, técnicos, funcionarios y curiosos, muchos a la espera de obtener declaraciones de León Gieco. La urgencia es el signo imperante en la antesala de estos eventos: hay que seguir el cronograma, los organizadores uno y los cronistas otro, el de los “cierres” de sus medios. La pausa necesaria para la reflexión la mete el propio cantautor santafesino, que esquiva a la concurrencia del espacio cercado para la producción del festival sobre la plaza Alsina e invita a Página/12 a tomar asiento por unos minutos en su combi. –¿Qué reflexiones le provocó lo ocurrido en el marco del último temporal en la Ciudad de Buenos Aires y en La Plata? –La tragedia es producto de cuestiones climáticas y de fallas políticas. Los músicos siempre estamos dispuestos para cualquier evento de esta clase. No bien asumió Néstor Kirchner, tocamos con Fito en Plaza de Mayo por los inundados de Santa Fe. Desde el balcón de Perón, un montón de chicos inundados miraron el concierto. Ya lo habíamos hecho en Obras, para juntar agua y leche. Tengo responsabilidad con las canciones y con la participación. Una cosa completa la otra. Hago canción social, me moviliza lo que vive la gente. Cada persona que conozco es una pequeña película que se convierte en canción. Pero eso no me alcanza. –Usted es de Cañada Rosquín, un pueblo de Santa Fe. ¿Alguna vez sufrió inundaciones? –Dos muy grandes. Soy de una familia campesina muy pobre y el agua entró un metro dentro de la casa y nos calcinó todo. Tengo conciencia de cómo sufre la gente. Ver por televisión lo que le pasa te da mucha impotencia. Hay que hacer algo. Me dan ganas de salir y estar con ellos, pero a veces es difícil encontrarlos o raro, porque uno es conocido. Me encantó cuando Sean Penn estuvo en las inundaciones de su país. Me coparía trabajar con los bomberos, además de componer mis canciones. Poner el cuerpo y ayudar a la gente. Sucede que estas cosas te agarran de sorpresa y no sabés adónde ir: este concierto estaba armado para antes de lo que pasó. Iba a ser de Claudio Gabis y el resto estábamos convocados. Pero debido a la inundación tuvimos una reunión con el intendente y le dije: “¿Por qué no hacemos un trabajo solidario para los inundados?”. –En estos días la televisión destacó la solidaridad de los argentinos... –Hay mucha. Llevé agua y leche a una fundación en la calle Carranza. Era increíble la cantidad de camiones que había con mercadería. La gente es solidaria. Pero es raro: lo es en este aspecto y después te tira una botella por la cabeza por el auto. El argentino es medio histérico. Me llamó la atención escuchar a la Presidenta pidiendo que las cosas lleguen, porque también tenemos experiencias desde la época de los militares. En el ’82, cuando hicimos el concierto para Malvinas, aparecieron cajas de chocolates con cartas a los soldados vendiéndose en los quioscos de Rosario. Tenemos que ser un poco psicólogos para entendernos. Hay quienes se desesperan por ser solidarios, hay otros que lo hacen siempre, hay otros que roban las donaciones. –Sus recitales suelen ser muy emotivos. ¿A usted qué canción lo sensibiliza más en este momento? –“El desembarco”, porque he visto crecer la lucha de las Madres. Fui uno de los primeros artistas en mencionarlas en el ’80. Recuerdo la reacción de la gente cuando les dedicaba a las Madres “Sólo le pido a Dios”. El público no sabía dónde meterse. En ese momento eran “las viejas locas”. Ya en el ‘85, la gente se paraba a aplaudirlas. Esa lucha es increíble. “El desembarco” es del último disco y está dedicado a ellas, a su resiliencia. Habla de transformar lo negativo en positivo, como lo hacen las Madres, las Abuelas y los padres de Conduciendo a Conciencia. Y hace referencia a cosas que todavía tenemos que conseguir: ya es normal ver chicos buscando comida en la basura. Mientras pase eso todo es hipócrita. Las inundaciones también nos hablan de la postergación, que acá siempre hubo, como con las corrientes indigenistas. Las zonas más postergadas están jodidas por la tormenta, pero ya lo estaban por la ropa, la comida y la luz. TESTIMONIO DE ARTISTAS QUE TOCARON EN AVELLANEDA Entre la bronca y la esperanza - Claudio Gabis: “La Zona Sur era un bastión de Manal. Tocábamos mucho en Avellaneda, nunca en una circunstancia oficial sino en bailes y shows. Esto es un homenaje de Manal –el gran ausente es Javier Martínez– y mío a Avellaneda, y de Avellaneda a nosotros. Es un hecho emblemático. ‘Avellaneda Blues’ surgió de mi amor por los trenes, las fábricas, las zonas industriales y el Riachuelo. Tenía ocho años y en lugar de querer ir a Palermo, quería ir a pasear a Avellaneda. Vivo en España, vengo a tocar y a dar clases. El temporal fue un espanto. Espero que esto conduzca a reflexiones y obras. Varios de los músicos que tocaron hoy tuvieron inundaciones en sus casas, y muchos vieron afectados sus instrumentos, como el bandoneonista”. - Rodolfo García: “Las consecuencias del temporal eran insospechadas. En mi barrio, Villa Ortúzar, no fue tan grave. Nunca pasó por mi cabeza que las consecuencias serían tan tremendas. Hay que tomar conciencia de que hay que hacer obras para que esto no ocurra nunca más. En la Ciudad de Buenos Aires se han postergado obras y no se ejecutaron presupuestos previstos. Lo que pasó fue menos importante que en la provincia, pero de todas maneras se han perdido vidas, además de materiales. Soy enemigo de juzgar hechos como éstos por la cantidad de muertos: así hubieran muerto dos es grave. No es un accidente en el que alguien tocó un cable indebido”. - Claudia Puyó: “Mis viejos se comieron un garrón. Viven en Liniers en un octavo piso y no podían bajar ni subir, se cortó la luz, no tenían agua, nada. Tuvieron que ir a un hotel. Entre mi hermana y yo pudimos llevarlos a un hotel un par de días. Son personas grandes, así que verlos subir ocho pisos con 83 años me partió el corazón. ¿Solidarios los argentinos? Las pelotas. Son los seres más contradictorios de la Tierra. Pasan de amarte a odiarte en un segundo, de ayudarte a hundirte... o sea, uno está lleno de buenas intenciones, pero no son suficientes. La revolución del ser humano es darse cuenta de que somos todas esas cosas. Lo bueno es que no sólo criticamos y le damos con un ñoca a todo. Cuando se viene la noche, salta la monada y ayuda”. Producción: M. D. Y. y F. G. LEON GIECO, DE “TELONERO” El rock hizo historia en Avellaneda Por María Daniela Yaccar “Muchos se oponen a todo. Quieren la ruina del país. Están en la prensa, en Internet, en todos lados. Apareció una cosa en la web que decía: ‘¿Dónde mierda están Fito Páez y León Gieco ahora, con las inundaciones?’ Estoy acá, pelotudo. Y Páez está tocando en Capital”, manifestó un encendido Gieco a una multitud que lo aplaudía en Avellaneda. Ayer, en plaza Alsina –ubicada en Mitre y Alsina– siete mil vecinos se unieron en dos sentimientos: la solidaridad y el rock. Grandes referentes nacionales del género, como Claudio Gabis, Alejandro Medina, Rodolfo García, Ciro Fogliatta y Claudia Puyó compartieron escenario. Y el público aportó donaciones para los damnificados por las inundaciones, que llenaron cinco camiones de dieciocho toneladas. Los camiones partirán hoy hacia La Plata. En un principio, este recital había sido pensado por autoridades del municipio como una conmemoración de los 161 años de Avellaneda. Ese motivo siguió vigente. “Pero reconvertimos el espectáculo”, dijo a Página/12 Jorge Ferraresi, intendente del partido. “La participación y la solidaridad del pueblo de Avellaneda fueron extraordinarias”, remarcó. Desde las 10, los vecinos habían comenzado a acercarse con bolsas para colaborar. Cerca de las 19, hora en que comenzó el espectáculo, se veían personas en la estación que descendían de los trenes y se dirigían al lugar con ropa y alimentos, entre otras cosas. “Las muertes son lo que más duele. La gente que teniendo tanta riqueza odia a la gente pobre no vive en paz. En cambio, mirá con lo que nosotros nos ponemos contentos: con ayudar. Es el pueblo el que está acá.” Cristina, de Berazategui, tenía razón: el público estaba compuesto por vecinos a los que seguramente no les sobraba nada. Había familias, sobre todo. El mate pasaba de mano en mano. Había, también, muchos niños. Ese siempre es un dato afortunado: ellos están creciendo distinto a generaciones anteriores. Quizá recuerden, ya de grandes, que en su infancia escucharon cantar a un señor llamado León Gieco, en una avenida Mitre poblada de sillas de plástico blancas. En el público había mucha ansiedad. Cuando a las 18.30 los músicos probaban sonido, los espectadores aplaudían y chiflaban para que el show comenzara. “¡Esa es la guitarra de León!”, exclamó un joven, cuando el instrumento apareció en el escenario. Si bien era el rostro más conocido de la jornada, el santafesino tocó primero, él solo. “Soy el telonero, el que va a abrir el show para ustedes”, anunció al enfrentarse con su público. Hubo muchos “olé León”, “maestro” e “ídolo”. Y aplausos de pie. Gieco intercaló clásicos –como “Cinco siglos igual”, “El país de la libertad”, “El fantasma de Canterville”, “Carito” y “La memoria”– con palabras de alto contenido social y político. Criticó a los opositores: “Hay un problema, son unos atorrantes. Pero la gente les cree a los forros que inventan titulares todo el tiempo. Si la Argentina tiene un techo, lo ponen estos atorrantes”. En uno de los momentos más emotivos de su presentación dedicó “El desembarco”, un tema de su último disco, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Contó que había escrito ese tema inspirado en el día en que las Madres entraron a la ex Esma, tras un discurso de Néstor Kirchner. Y remarcó que el país es hoy un ejemplo al mundo, por “su lucha en torno de los derechos humanos”. Luego de que, a pedido del trovador, los espectadores se fundieran en un canto colectivo con “La cigarra”, Gieco abrió el paso a los otros músicos. La presencia del guitarrista Claudio Gabis y el bajista Alejandro Medina, ambos ex Manal, era significativa: estaban tocando en el municipio al que le dedicaron una famosa canción, “Avellaneda blues”, que sonaría al final con la voz de la apasionada melenuda Claudia Puyó. Muchos de los que tocaron son tanques del rock nacional: Ciro Fogliatta (Los Gatos) y Kubero Díaz (La Cofradía de la Flor Solar y otras), por ejemplo. También participaron Fran Banfield, Gustavo Giannini, Leo Sujatovich, Jorge Senno, Ricardo Tapia y Juan Tordó. El público movió las cabezas al escuchar temas de Gabis, como “Blues del corazón destrozado”, “Bajando a Buenos Aires”, “Esto se acaba aquí” o “Blues del terror azul”. La voz principal iba rotando. Los cantantes modificaban las letras para la ocasión, refiriéndose a la solidaridad de los vecinos. Para el final se sumó la Sinfónica Municipal. 08/04/12 Página|12 GB

URGENTE PARA LA PLATA

***URGENTE*** Recién hablé con el Director de enfermedades prevalentes de la provincia el Dr. Diego TORINO y me dijo que mañana 8 de Abril a las 8:00 a.m. se convoca a estudiantes de medicina intermedios y avanzados, y profesionales recibidos para asistir gente en los hospitales móviles, ya que hay escasez de personal. Los estudiantes que asistan a esa hora y se anoten en una planilla, no tendrán el ausente en las actividades de la Facultad, según confirmó el Dr. TORINO tras hablar con el Decano. El punto de encuentro es en el Ministerio de Salud de la Provincia en calles 4 y 51 (calle 51 n° 1120), *1º PISO*. Desde ahí nos llevarán en camiones hacia los distintos hospitales móviles. Repito, es importante la necesidad de personal de atención sanitaria en estos momentos. Lleven ambo y lo que tengan de instrumental: estetoscopios, termómetros, etc. Compartir así se enteran todos! GB

LA DEMOCRACIA OCCIDENTAL SE ESTA MURIENDO

Entrevista al filósofo Gianni Vattimo “La democracia occidental se está muriendo” Por Franco Mizrahi En un diálogo profundo, el pensador italiano se define “chavista”, analiza la crisis en el Viejo Continente y el rol de los medios de comunicación en la posmodernidad. Filosofía y política. Ay, la fama. Cuando el teléfono no suena, me pregunto qué ha pasado”, bromea el filósofo Gianni Vattimo sobre la demanda mediática que lo persigue en los países que visita. La Argentina no es la excepción. A pesar de sus 77 años, Vattimo transmite jovialidad, es inquieto y espontáneo. Cuando diserta es irónico y su ponencia se vuelve amigable como una obra de stand up. Cualquier distraído podría pasar por alto que se trata de uno de los grandes pensadores contemporáneos, que escribió obras como El fin de la modernidad (1985) y No ser Dios (2008). Es el intelectual que definió a la posmodernidad como “el fallecimiento de todas las explicaciones totales” y creó la teoría del “pensamiento débil” –nutriéndose de Nietzsche y Heidegger, a quienes tradujo al italiano–. Provocador por naturaleza, se declara castrista, chavista, cristiano y homosexual. “Mi ideal político sería tener un buen Lenin amigo”, arriesga. Invitado por la Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN) y por el departamento de Artes Audiovisuales del IUNA, Vattimo –quien también es integrante del Parlamento Europeo– llegó el 3 de abril a Buenos Aires para brindar un ciclo de conferencias y encuentros –libres y gratuitos– hasta el 12 del mismo mes. A poco de arribar al país, dialogó con Veintitrés. –¿La afirmación “Dios ha muerto”, de Friedrich Nietzsche, vislumbró de alguna forma lo que usted define como posmodernismo y pensamiento débil, es decir, el fin de las “grandes verdades”? –Sí, aunque no creo que Nietzsche lo haya entendido con el mismo sentido que yo. Nietzsche no era un posmoderno sino un pre-posmoderno (sonríe). No se puede aislar su frase del momento en el que la dijo, más allá de que para la hermenéutica una frase tiene su sentido primero más todos los sentidos que se le fueron añadiendo con el paso del tiempo. Con esa frase de Nietzsche se pueden resumir muchos fenómenos: la crisis del eurocentrismo, del imperialismo occidental, de la metafísica como idea de una construcción mental global concebida en los grandes sistemas de Hegel. Efectivamente, Nietzsche con su idea del dios que se ha muerto ha resumido todo el discurso de Heidegger sobre el final de la metafísica, es decir que no se cree más que exista un único fundamento del mundo. Hoy tenemos muchísimas religiones, muchas culturas que se enfrentan a causa de las transformaciones globales. –¿Qué motoriza a la posmodernidad? –La mueve la tecnología, que hace imposible que haya un solo Dios, una sola civilización. Yo veo la posmodernidad como el fallecimiento de todas las explicaciones totales. –En este contexto, y afirmados en el siglo XXI, ¿qué rol juegan los medios de comunicación? –Los medios me parecía que ayudaban a reducir la fuerza de lo real. Hoy todos sabemos que cuando algo acontece fuera de nuestra ventana tenemos que ir a la televisión para ver qué ha pasado. Pero el aligeramiento encuentra fuerzas de resistencia. Hay algo que resiste a esta posibilidad tecnológico-técnica. Y la gente que resiste al cambio no son sólo los que tienen el poder. Sino también, por ejemplo, los que piensan que sin un matrimonio monogámico la civilización se muere. Es una resistencia cultural. –¿Observa una influencia mediática en esa concepción cultural? –Los medios trabajan básicamente para los dueños del poder. No trabajan para la emancipación. Se puede imaginar un medio que sobrepasa a los medios tradicionales: las redes sociales. Pero por ahora son una apuesta. Se trataría de una red sin centro aunque surge un problema: cuando envío un mail, pasa por un punto intermedio en Washington o Nueva York donde se administra lo que envié. Yo creo que los nuevos medios electrónicos tienen la posibilidad de liberarnos pero no va a ser así necesariamente. –¿Ante este escenario qué opina de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual? –Leída por un italiano es lo máximo porque en Italia tenemos un monopolio de medios. Si un gobierno no arregla estos territorios… Yo siempre digo que sólo con una revolución comunista se puede realizar una sociedad liberal. Es paradójico pero no tanto. El mismo liberalismo del mercado sólo puede ser garantizado con leyes limitantes. Leí la ley hace años pero no sé qué pasa hoy entre Clarín y el Gobierno. –Se trata de un enfrentamiento entre un poder económico concentrado y el poder del Estado. ¿Quiénes son para usted los que detentan hoy el verdadero poder, los grupos concentrados o el Estado? –Existe un sistema de leyes que defiende el capital, la propiedad, etc. El Estado puede ejercer un poco de control, pero básicamente los grupos económicos son los que votan. Se ve hoy en Europa. La Unión Europea hace leyes que son predictadas por los bancos, no son decididas por el pueblo. No soy economista pero me parece obvio que la austeridad que nos proponen en Europa es suicida porque impide el desarrollo del consumo interno de los Estados. Nos reducen a ser colonias que exportan. Esto nunca ha funcionado. Los Estados Unidos son un ejemplo. Se desarrollaron con la amplificación del mercado interno. –¿Ve una salida a la decadencia europea? –Una Europa socialista. –José Luis Rodríguez Zapatero se dice socialista y durante su gestión condujo a España al mismo desastre que vive el resto del Viejo Continente… –Zapatero tuvo la posibilidad de mostrarse socialista porque era muy conservador en otros aspectos. En Italia sucedió lo mismo con (Romano) Prodi. Se instituye el matrimonio gay pero se sigue siendo un capitalista. Lo cierto es que yo solamente tengo proyectos de lucha ante esta situación, no de estructura. Pienso que solamente con el hecho de que en Italia y en Europa renazca un gran movimiento de oposición sistémico, alternativo, llámese socialista o comunista, puede pasar algo. Si se cercena el consumo y la felicidad, podemos tener una revuelta, por lo menos en Italia y España. Creo que si seguimos así tendremos años de terrorismo y después de fascismo. Vamos a tener gobiernos de derecha. En esta regresión de la situación social y política quizá pueda renacer una izquierda digna de su nombre. Yo me comprometí a hacer nacer un nuevo partido comunista en Italia pero por ahora sólo somos tres o cuatro. –Usted dijo en una entrevista que brindó el año pasado que “la democracia de Occidente se está muriendo”. ¿Cuáles son las causas de su fallecimiento? –En Italia, ¿tenemos democracia? Tenemos elecciones pero esas elecciones ya no dan lugar a nada. No hay una ley electoral fiable. Lo que vivimos es una suerte de inmovilización con algunos grupos que no se ponen de acuerdo. La democracia formal sigue existiendo pero, por caso, en los Estados Unidos para hacer una campaña electoral se necesitan millones de dólares: es inimaginable que eso sea la democracia, es una manera civil de arreglar la cuestión del poder. La democracia occidental se está muriendo si es que todavía no se murió. Yo no la veo por ninguna parte. –¿Y en Oriente qué proceso advierte? –El Oriente es misterioso para mí. La idea de que la democracia occidental se muera nos autoriza a imaginar sistemas políticos alternativos. Por ejemplo, cuando yo digo que soy castrista o chavista lo digo con esta idea de que la democracia occidental no es el gran modelo absoluto que hemos creído. Todo esto me permite pensar una democracia de tipo cubano. O chavista: Chávez ha ganado muchas elecciones pero la sustancia de su democracia era mucho más que eso, era toda una estructura de participación popular. Mi ideal político sería tener un buen Lenin amigo. Hoy en Occidente se desarrolla bastante el “jefismo”, el “caudillismo”, el hecho de que si no hay una figura carismática el sistema no funciona. Creo que este es un punto que no se debe sobrepasar fácilmente. –¿Cómo lo tomó la muerte de Chávez? –Alguien dijo que lo mataron. No tengo evidencia. Pero usted sabe que los americanos han investigado en sus laboratorios fármacos absolutamente absurdos como una píldora para que todos los soldados del ejército enemigo devengan gays. Inventan cada día cosas absurdas. –¿Europa debiera mirar hacia América latina? –Para el uso de los recursos locales a favor del pueblo es fundamental. El modelo de Chávez es decisivo: la venta de petróleo utilizada para impulsar la medicina social es un gran ejemplo. Aunque no creo que se pueda trasladar el modelo chavista a Italia. El problema de la historia es siempre el mismo: ¿necesitamos siempre de un Napoleón? A mí me gustaba la UE porque me parecía una manera de hacer un sujeto histórico nuevo, fuerte, sin un Napoleón, sin guerra. Pero no funciona. –En este marco, ¿qué opina de la actualidad argentina? –Pienso que hoy Cristina es la mejor gobernante que la Argentina puede tener. Lo digo desde el punto de vista de un europeo que admira el proceso latinoamericano. Lo que veo en los diarios es que ahora la Argentina está mucho mejor que hace diez años. Es verdad que desde mi punto de mirada, espero mucho del proceso latinoamericano. –Usted ha escrito y profundizado sobre la religión y el posmodernismo (Creer que se cree, 1996; Después de la cristiandad, 2002; El futuro de la religión, 2005) y fue crítico de la Iglesia. ¿Cuál es su perspectiva con la asunción del nuevo Papa? –Yo tengo bastante confianza en él. Aunque la religión de la posmodernidad debería tener a una Iglesia que siga un poco el itinerario del pensamiento débil, que se reduce progresivamente. Por ejemplo, una Iglesia Católica respetable, ¿necesita tener un banco? El banco del Vaticano es uno de los más corruptos del mundo. Incluso, ¿tiene que tener una moral sexual? ¿Qué puedo esperar del nuevo Papa? No muchísimo porque es un Papa y no se puede esperar que ingrese al Vaticano con la bandera roja. –¿Usted es creyente? –Yo creo en el Evangelio, que me ha sido transmitido por la Iglesia. Por lo que no puedo prescindir de la Iglesia. Yo creo que soy creyente. Efectivamente, si pienso en mi ideal de vida, mi ética, pienso en términos de ética cristiana, en la imitación de Cristo: la caridad, la apertura a los otros. Me esfuerzo por ser lo que el Evangelio me dice. No creo que lo haga siempre. Así es que no puedo hablar de posmodernidad sin cristianismo. La posmodernidad me libera de todos los grandes sistemas y puedo escuchar el Evangelio. Pero sin pensar que es la única revelación posible a la que se tienen que convertir todos. Es algo que a mí me hace sentir bastante en orden conmigo mismo y que intento practicar discutiendo con otros. Si alguien me demuestra que siendo cristiano hago daño a alguien, repensaré mi posición. Por lo pronto, no puedo vivir sin ser cristiano. –¿Y sin el arte? –Tampoco. Pero se trataría de ver de qué arte se trata. No puedo vivir sin el cine pero sin el arte abstracto puedo vivir muy bien (ríe). Mi supervivencia está garantizada por un montón de símbolos que me rodean: el Evangelio, los muesos, el arte. Sin esto la vida no merece ser vivida. Revista Veintitrés GB

domingo, 7 de abril de 2013

CENTROS DE SALUD EN LA CIUDAD DE LA PLATA

Centros de Salud En la ciudad de La Plata hay 45 unidades sanitarias municipales, cada una de las cuales cuenta con equipamiento y personal profesional idóneo las 24 horas, los 365 días del año. Con el objeto de mejorar la accesibilidad a los servicios de los grupos sociales más vulnerables y asegurar la calidad de la atención, la política general de la dependencia apunta a aumentar las actividades preventivas en consultorios y en terreno. El nuevo modelo de gestión en salud que se impulsa es el de organizar la asistencia sanitaria desde los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS). Así fueron delineadas las áreas de responsabilidad geográfica de los CAPS, en los que se cuenta con información acabada de las características sociosanitarias de los habitantes de la misma. Los Centros existentes son los siguientes: CENTRO DE SALUD N° 1 Calle 145 entre 59 y 60 Los Hornos Responsable: Od. Daniel Cagnola Tel: 0221- 450-9717 CENTRO DE SALUD N° 2 Calle 66 y 143 Los Hornos Responsable: Dra. Uriarte, Adriana Tel: 0221 – 450-9699 CENTRO DE SALUD N° 3 Calles 45 entre 146 y 147 San Carlos Responsable: Od. Thea Rubén Tel: 0221- 470-6675 CENTRO DE SALUD N° 4 Centenario y Arana Villa Elisa Responsable: Dr. Boccia, Marcelo Tel: 0221- 487-0267 CENTRO DE SALUD N° 5 Calle 12 y 19 City Bell Responsable: Dra. Valeria Menoyo Tel: 0221 – 480-0263 CENTRO DE SALUD N° 6 Calle 122 entre 80 y 81 Villa Elvira Responsable: Dra. Villalobos, Alicia Tel: 0221 – 452-0077 CENTRO DE SALUD N° 7 Calle 7 esq. 82 Villa Elvira Responsable: Dra María M. JUAREZ Tel: 0221 – 453-2585 CENTRO DE SALUD N° 8 Calle 20 esq. 85 Responsable: Dr. Del Papa, Rodolfo Tel: 0221 – 451-5845 CENTRO DE SALUD N° 9 Calle 528 bis y 2 bis Tolosa Responsable: Dr. Masson Carlos Tel: 0221 – 424-9595 CENTRO DE SALUD N° 10 Calle 208 y 516 Abasto Responsable: Dra. Causo, Liliana Tel: 0221- 491-3845 CENTRO DE SALUD N° 11 Calle 143 y 414 bis Arturo Seguí Responsable: Dr. Alberto Stefanizzi. Tel: 0221- 474-1804 CENTRO DE SALUD N° 12 Calle 138 y 481 Gorina Responsable: Dr. Marques, Teodoro Tel: 0221 – 471-5078 CENTRO DE SALUD N° 13 Calle 41 entre 10 y 11 La Plata Responsable: Dr. Cueto, Jorge Tel: 0221 – 427-2867 CENTRO DE SALUD N° 14 Calle 16 entre 529 y 530 Tolosa Responsable: Lic. Errecarte María Laura Tel: 425-9122 CENTRO DE SALUD N° 15 Calle 520 y 118 Tolosa Responsable: Dr. Scotti, Gustavo Tel: 0221 – 471-4785 CENTRO DE SALUD N° 16 Calle 66 entre 173 y 174 Los Hornos Responsable: Dr. Suárez Cores, Enrique Tel: 0221 – 450-4767 CENTRO DE SALUD N° 17 Calle 27 y 449 City Bell Responsable: Dr. Roca, Fernando Tel: 0221 – 473-2299 CENTRO DE SALUD N° 18 Calle 45 entre 187 y 187 bis Lisandro Olmos Responsable: Dr. De Orta, Alfredo E. Tel: 0221 – 496-1102 CENTRO DE SALUD N° 19 Calle 4 y 611 Villa Elvira Responsable: Dra. Massi, María Elena Tel: 0221 – 486-1836 CENTRO DE SALUD N° 20 Calle 139 entre 33 y 34 San Carlos Responsable: Lic. De Mederos Gladys Tel: 0221 – 470-0029 CENTRO DE SALUD N° 21 Calle 131 entre 639 y 640 Responsable: Od. Agueda Jorge Tel: 0221 – 491-0711 CENTRO DE SALUD N° 22 Correa Villa Elvira Responsable: Dr. Rogatti Te: 0221 – 491-2084 CENTRO DE SALUD N° 23 Calle 53 y 228 Etcheverry Responsable: Od. Florián, Silvana Tel: 0221 – 496-1393 CENTRO DE SALUD N° 24 Ruta 2 Km. 44,500 El Peligro Responsable: Od. Adhemar Alejandro Tel: 02229 – 491950 CENTRO DE SALUD N° 25 Calle 514 y 12 Ringuelet Responsable: Od. Ramos Mejia Carlos Tel: 0221 – 471-2160 CENTRO DE SALUD N° 26 Calle 126 y 605 Villa Elvira Responsable: Dr. Hasta, Héctor Tel: 0221 – 486-4112 CENTRO DE SALUD N° 27 Calle 526 entre 24 y 25 Tolosa Responsable: Dr. Leal, Carlos Tel: 0221 – 470-6382 CENTRO DE SALUD N° 28 Calle 10 y 491 Gonnet Responsable: Dra. Walker, Marcela Tel: 0221 – 471-1068 CENTRO DE SALUD N° 29 Rep. De los Niños Gonnet Responsable: Dr. Betancor, Guillermo Tel: 0221 – 571-6942 CENTRO DE SALUD N° 30 Calle 20 y 50 La Plata Tel: 0221 – 451-0782 CENTRO DE SALUD N° 31 Calle 186 y 492 Romero Responsable: Dra. Lenardón, Mabel Tel: 0221 – 491-4321 CENTRO DE SALUD N° 32 Calle 131 y 510 Hernández Responsable: Dra. Álvarez, Susana Tel: 0221 – 471-0037 CENTRO DE SALUD N° 33 Calle 142 y 520 San Carlos Responsable: Lic. Ghe, Gabriela Tel: 0221 – 470-0625 CENTRO DE SALUD N° 34 Calle 156 entre 528 y 529 Romero Responsable: Dr. Fernández, Néstor Tel: 0221 – 470-6925 CENTRO DE SALUD N° 35 Calle 121 entre 99 y 600 Villa Elvira Responsable: Dra. Piedigrossi, Mirta Tel: 0221 -486-5374 CENTRO DE SALUD N° 36 Calle 412 y 29 Villa Elisa Responsable: Dra. Porta, Patricia Tel: 0221 – 474-0101 CENTRO DE SALUD N° 37 Calle 137 entre 78 y 79 Los Hornos Responsable: Dra. Zoli, María Luisa Tel: 0221 – 450-7199 CENTRO DE SALUD N° 38 Calle 7 y 477 City Bell Responsable: Dr. Maggi Gustavo Te: 0221 – 480-3821 CENTRO DE SALUD N° 39 Calle 412 entre 116 y 117 Villa Elisa Responsable: Dra. Martínez, Mirta Tel: 0221 – 487-1239 CENTRO DE SALUD N° 40 Calle 59 entre 7 y 8 La Plata Responsable: Dra. Suárez Crivaro, Florencia Tel: 0221 – 427-2164 CENTRO DE SALUD N° 41 Calle 84 entre 131 y 132 Elizalde Responsable: Dr. Barba, Héctor Tel: 0221 – 453-1423 CENTRO DE SALUD N° 42 Calle 149 entre 35 y 36 B° Malvinas Responsable: Dra. Gygli Silvina Tel: 0221 – 479-8399 CENTRO DE SALUD N° 43 Calle 7 y 632 Responsable: Dra. Jáuregui Adriana Tel: 0221 – 491-0689 CENTRO DE SALUD N° 44 Calle 59 y 154 Los Hornos Responsable: Tel: 0221 – 456-4808 C.I.C Calle 46 y 158 El Retiro Responsable: Lic. Giovannangelo Florencia Tel: 0221 – 4140291 CENTRO DE SALUD N° 46 Calle 16 y 608 Altos de San Lorenzo Responsable: Dr. Perona Fernando

LA POLITICA Y LAS PECHERAS, ESAS ENEMIGAS.

La gente cotiza, el Pueblo sujeto-actor-social no. La identidad, menos, ser trae problemas, horror, y odio. Ellos, los Ellos del Eternauta, pueden ser, nosotros no. Identificarnos no es legal. Es sinónimo de ventaja, politiquería, porque la política y los políticos son los enemigos (Laje y Gelblung dixit por c5n). Oranizarse no, está mal, el anónimo sí, el vecino suelto, solo,es bueno. Unirse y Organizarse, menos. Militancia, con nombre y apellido menos que menos, porque si además se es jóven, no se debe ser. Es ilegal. Construir poder popular también. Aparecer mejor no, mejor desaparecer para ciertos medios, que son un fin en sí mismo; el fin último del enemigo que es precisamente que no seamos. Pertenecer tiene sus privilegios; a un canal, a una radio, a una marca, a una Iglesia, a una ong...ser actor, periodista o deportista es. Ser militante peronista no, no es, o no debe ser. Hacer política, responder a una conducción, y actuar en consecuencia en el marco de un proyecto, contamina. Asusta al Ello. Preferible boicotear como lo hará la Mesa de enlace del dólar o el dirigente sin-dical Moyano que bloquea hoy plantas de combusible. Porque lo sectorial sí es, lo colectivo no. Identidad solidaria, esa herejía que hiere de muerte al dios mercado del sistema neoliberal, que muestra y demuestra el Pueblo, siempre, y cuando la Patria grita, lo hace ese PUEBLO multiplicado por cientos de miles, millones. E impacta revolucionario sobre conciencias, almas, corazones y pieles. Y anda, y banderea, y late y canta para que se vayan las penas, el dolor, y salga el sol. GB