PILOTOS Y MECANICOS RECONOCIERON SU PARTICIPACION
Secretos y confesiones
Los vuelos de la muerte comenzaron a utilizarse incluso antes del golpe de Estado de 1976.
Algunos fanfarronearon y provocaron el horror de sus oyentes. Otros hicieron alarde ante medios de comunicación. Ante la Justicia trataron de negarlo.
Tres confesiones en ámbitos privados, relatadas bajo juramento por testigos directos, llevaron a otros tantos marinos al banquillo de los acusados por su participación en vuelos de la muerte. Emir Sisul Hess y Rubén Ricardo Ormello hablaron ante compañeros de trabajo cuando todavía regían las leyes de impunidad. A Julio Alberto Poch le jugó una mala pasada la canilla libre en un restaurante de la Isla de Bali, en Indonesia, y una conversación sobre el papá de la princesa Máxima, Jorge Zorreguieta, ex secretario de Agricultura de la dictadura. Tanto el juez federal Sergio Torres como la Cámara Federal porteña privilegiaron el valor de las confesiones frente a la deliberada destrucción de pruebas por parte la Armada. La última palabra la tendrá el Tribunal Oral Federal N° 5.
Ormello era en 1976 cabo segundo de la Armada y prestaba servicios en el área militar de la base de Ezeiza. Su confesión la relataron ante Página/12 y luego ante el juez sus ex compañeros de Aerolíneas Argentinas, empresa a la que ingresó durante la dictadura. “Contaba que colocaban un DC3 en la plataforma y llegaba un colectivo. Se los bajaba ‘medio en bolas y como en pedo’, con los ojos tapados. ‘Los sentábamos en el portón y el tordo les daba un jeringazo de Pentonaval. Los apilábamos y cuando ya estaban listos salíamos a volar. Cuando nos avisaban empezábamos a arrastrarlos y los tirábamos por el portón’, contaba Ormello”, según reconstruyó un operario.
Hess integró en 1976 y 1977 la Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, con asiento natural en la base aeronaval Comandante Espora, Bahía Blanca, denunciada desde 1984 por el cabo Raúl Vilariño como una cobertura de represores de la ESMA. Aviador naval y paracaidista, Hess se retiró en 1991 y pasó a gerenciar un complejo turístico en Villa La Angostura, donde ocurrieron sus confesiones. “Contaba en tono burlón cómo las personas pedían por favor y lloraban”, declaró uno de sus empleados. “Dijo que las arrojaban al Río de la Plata y que él era piloto. Nombró como compañero a (Ricardo Miguel) Cavallo. Decía que los vuelos salían de Palomar o Morón, que les ponían una bolsa en la cabeza, los subían a aviones y los trasladaban hasta que eran arrojados”, contó. Cuando el juez Juan José Galeano comenzó a investigar se topó con un segundo testigo. “Hablaba con bronca y resentimiento. Tenía necesidad de hablar, un tipo íntimamente trastornado”, recordó.
–¿No sentía lástima por esa gente? –dijo que le preguntó.
–No, no sufrían. Los llevaban dopados y los tiraban al río –respondió Hess–. Eran tipos muy pesados. Esos boludos no sabían a dónde iban a parar: al Tigre, al Riachuelo o al Río Paraná. Iban cayendo como hormiguitas.
Los testigos de la confesión de Poch, desmenuzada en los procesamientos, son pilotos de la aerolínea holandesa Transavia.
–¡Qué espantoso que hayas tenido que hacer eso! –reaccionó Tim Weert cuando Poch relató los vuelos en primera persona, en 2003.
–Ustedes no saben nada. Tienen que comprender que era una guerra, donde muere gente de ambos bandos –dijo el marino.
–Por Dios, ¿cómo pudiste colaborar en eso? –insistió Weert.
–Eran terroristas de izquierda. No merecían nada mejor.
–¿Por qué no devolvieron los cuerpos a sus seres queridos, a esas Madres de las pancartas?
–Deberían haber sabido que sus hijos eran terroristas. Deberíamos haberlos matado a todos –afirmó Poch.
–Es un modo inhumano de matar gente.
–Estaban drogados –justificó.
Cuando Edwin Brouwer preguntó cómo lo había hecho “Julio estrechó su mano derecha horizontalmente hacia adelante e hizo un movimiento rotatorio”, recordó. “El costado derecho de su mano se inclinó un poco hacia abajo. Aún se lo veo hacer”, contó a la Justicia. “Julio fue muy auténtico y hasta hoy creo su historia”, dijo Weert. “Hay personas que saben más y no se atreven a comparecer”, agregó.
Cuando la Cámara Federal marcó la necesidad de reforzar la prueba, el juez Torres cursó cuestionarios para una docena de testigos en Holanda. De los ocho preparados por Gerardo Ibáñez, abogado de Poch, siete no habían estado en el restaurante donde ocurrió la confesión y el octavo no presenció el diálogo. De los mails de Frederik van Heukelom surgió que había recibido indicaciones sobre qué declarar y consejos para borrar los correos con la estrategia de salvataje. Lo peor para Poch no fue que Weert y Brouwer ratificaran sus relatos sino la aparición de un tercer testigo, que estaba volando y no había podido declarar cuando Torres tomó declaraciones en 2009. Chris Duijker confirmó la confesión y contó que el hijo de Poch, también piloto de Transavia, le pidió que dijera que su padre no había hablado en primera persona del singular sino como “nosotros”, por los marinos. Duijker se negó y declaró la verdad.
GB
lunes, 3 de diciembre de 2012
MEGAJUICIO ESMA I
Los vuelos de la ESMA y los que falta investigar
Por Diego Martínez
En la megacausa de la ESMA se juzga a seis pilotos que participaron en los vuelos de la muerte.
Imagen: Rafael Yohai
En la megacausa de la ESMA que comenzó la semana pasada, se juzgará por primera vez a pilotos que participaron en vuelos para exterminar secuestrados. Si bien hay testimonios de otros casos, no hay imputados.
Los vuelos de la muerte, denunciados por Rodolfo Walsh en el primer aniversario del golpe de Estado, llegaron a juicio 35 años después. El modo en que se instruyeron verdaderas megacausas derivó en que los primeros imputados por su actuación específica en la fase final del proceso de exterminio y desaparición de la dictadura no sean quienes impartieron órdenes a aviadores y tripulantes, cuya responsabilidad es más simple de probar, sino marinos y prefectos acusados como ejecutores directos: tres por confesiones en privado, tres por documentos que sobrevivieron a la destrucción planificada de pruebas. Mientras el Tribunal Oral Federal Nº 5 que juzga a represores de la ESMA se dispone a escuchar a testigos de relatos macabros en primera persona y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) continúa identificando víctimas que el mar devolvió a las costas, sigue pendiente la imputación de quienes integraban estructuras superiores y cadenas de mando por encima de los autores materiales.
El método de arrojar personas desde aviones y helicópteros lo aplicaron las tres fuerzas armadas y varias fuerzas de seguridad, incluso antes del golpe de Estado. El suboficial Luis Martínez declaró en 1981 que grupos de tareas de Seguridad Federal interrogaban a los secuestrados en el tercer piso de Azopardo 680 y luego recurrían a vuelos nocturnos que despegaban desde un sector de aeroparque custodiado por la Fuerza Aérea. “Estos hechos se remontan a 1975-1976 porque luego comenzó a funcionar Club Atlético”, precisó. Tomás Francisco Toconas, militante del PRT secuestrado el 26 de junio de 1975 en Monteros, Tucumán, fue asesinado y arrojado desde un helicóptero, y terminó enterrado como NN en el cementerio de Pozo Hondo, Santiago del Estero. El coronel Albino Zimmermann, jefe de policía de Antonio Bussi, llegó a jactarse en reuniones familiares de haber tirado a guerrilleros desde helicópteros a los montes tucumanos.
Poco después del golpe de Estado comenzaron aparecer cuerpos en las playas. A fines de abril de 1976, el océano devolvió seis cadáveres en un balneario de Rocha, Uruguay. El séptimo apareció el 1º de mayo, 150 kilómetros al norte, y fue identificado hace apenas dos meses: es Luis Guillermo Vega Ceballos, chileno, militante del PRT, secuestrado en La Boca el 9 de abril. Con ese dato se rastrearon las huellas dactilares de militantes caídos junto con Vega Ceballos, un perito de Prefectura viajó a Rocha y del cotejo con las huellas tomadas al primer grupo se identificó a Nelson Valentín Cabello Pérez, también chileno. No se conocen testigos de sus cautiverios y se ignora dónde estuvieron.
A mediados de mayo de 1976, siempre en Uruguay, aparecieron los cuerpos atados y torturados de María Rosa Mora y Floreal Avellaneda, secuestrados un mes antes en Vicente López. Las huellas dactilares de Mora y el tatuaje con las iniciales de Floreal permitieron identificarlos. El joven de 15 años fue visto en cautiverio en Campo de Mayo. Días después aparecieron tres cuerpos en Colonia. Uno fue identificado este año: se trata de Roque Orlando Montenegro, que había sido secuestrado en febrero junto a su mujer, quien continúa desaparecida, y a su hija. Aquella niña, Victoria Montenegro, fue robada y criada con una identidad falsa por el coronel Herman Tetzlaff, oficial de Inteligencia destinado en Campo de Mayo.
Ex jerarcas del que fuera el mayor centro clandestino del país fueron condenados por el caso Avellaneda, entre otros. Los ex miembros del Batallón de Aviación 601, de Campo de Mayo, en cambio, siguen impunes. La investigación judicial se activó el año pasado con la llegada de la jueza federal Alicia Vence, que les tomó declaración a casi 400 conscriptos. Varios recordaron haber visto hombres y mujeres con vendas y capuchas a quienes descargaban de camiones y subían a helicópteros y aviones con destino desconocido. Del resto de los cuerpos aparecidos en costas uruguayas en 1976, el único identificado fue Horacio Adolfo Abeledo, estudiante de Antropología y militante del PRT. Abeledo fue secuestrado el 21 de julio y su cadáver, junto a otros tres, apareció en Colonia en septiembre. Su identidad se conoció el año pasado y se ignora dónde estuvo en cautiverio.
En marzo de 1977, antes de caer acribillado, Walsh denunció en su Carta Abierta a la Junta Militar que “entre 1500 y 3000 personas han sido masacradas en secreto”, sugirió que los cuerpos aparecidos en Uruguay eran parte “del cargamento de torturados hasta la muerte en la ESMA” y apuntó que se arrojaban “prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea” de El Palomar. Los testimonios de 33 conscriptos le permitieron al fiscal Federico Delgado confirmar el dato: hubo vuelos de la muerte que partieron de El Palomar y se hicieron desde aviones Hércules C-130 y Fokker F-27. El juez Daniel Rafecas hizo suyas las conclusiones de la investigación, que incluyó más de 600 testimonios de colimbas y empleados civiles, pero ni el jefe de la base está imputado por ese delito. El motivo: no hay víctimas identificadas.
En junio y julio de 1977 se produjeron los dos vuelos que confesó el ex capitán Adolfo Scilingo, el único represor que admitió públicamente su participación. El primero fue en un avión Skyvan de Prefectura, el segundo en un Electra de la Armada, y ambos partieron desde Aeroparque. Por esas treinta ejecuciones, el marino fue condenado en España, donde purga una pena de 1084 años de prisión. El civil Gonzalo Torres de Tolosa y el capitán Carlos Daviou, mencionados por Scilingo como partícipes de los vuelos, integran la lista de 68 acusados del megajuicio que comenzó la semana pasada. A 18 años de la confesión, ningún miembro de la estructura de conducción de la aviación naval o de Prefectura, partícipes de la asociación ilícita que además trasladó por todo el país a personas privadas ilegalmente de su libertad, fue indagado por su aporte de aviones y hombres al terrorismo de Estado.
A fines de 1977 aparecieron en costas de San Bernardo y Santa Teresita los cuerpos de varios familiares de desaparecidos secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz, el 12 de diciembre. El EAAF identificó a la monja francesa Léonie Duquet, a Angela Aguad y a tres de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. Una investigación de la Procuración General de la Nación, a partir de las planillas de vuelos que Prefectura le entregó al fiscal Miguel Angel Osorio, permitió el año pasado dar por primera vez con el registro de un vuelo de la muerte: el Skyvan PA-51 despegó de Aeroparque el 14 de diciembre de 1977 a las 21.30, dos horas después de que las monjas francesas fueran obligadas a fotografiarse con una foto de Montoneros detrás para desviar las miradas que se posaban sobre la Armada. El avión voló tres horas y diez minutos, sin pasajeros, y volvió al punto de partida. De las 2758 planillas aportadas por Prefectura, es la única que tiene por objetivo la “navegación nocturna”. Tres de los cuatro tripulantes rinden cuentas ante el TOF Nº 5: son los pilotos Enrique De Saint George, Mario Arru y Alejandro D’Agostino. El cuarto era el mecánico David Fernández, ya fallecido. Los superiores de los acusados, incluido el prefecto Hilario Fariña, ex jefe del Departamento de Aviación de Prefectura, entrevistado por Página/12 el año pasado, todavía no fueron citados a indagatoria.
El 18 de febrero de 1978 apareció en Las Toninas el cuerpo de Roberto Arancibia, ex miembro del comité central del PRT y fundador del ERP. Había sido secuestrado en mayo de 1977 y fue visto en cautiverio en Campo de Mayo. En diciembre de 1978, el mar arrojó en playas bonaerenses los cadáveres de los últimos cautivos del Olimpo, de los cuales nueve fueron identificados. La semana pasada, el juez Rafecas procesó como partícipes necesarios de los homicidios a los represores que los tuvieron en su poder hasta el momento del “traslado”. La principal pista sobre los ejecutores directos la aportó en 1995 el ex gendarme Federico Talavera, ex guardia del Olimpo, quien admitió que cada veinte días y hasta que se cerró ese centro clandestino, transportaba a secuestrados adormecidos en un camión Mercedes-Benz rumbo a la base de El Palomar, donde los cargaban en un Hércules de la Fuerza Aérea. Dispuesto a hablar en televisión en los viejos tiempos de impunidad menemista, ahora el paradero de Talavera es para la Justicia un misterio.
GB
Por Diego Martínez
En la megacausa de la ESMA se juzga a seis pilotos que participaron en los vuelos de la muerte.
Imagen: Rafael Yohai
En la megacausa de la ESMA que comenzó la semana pasada, se juzgará por primera vez a pilotos que participaron en vuelos para exterminar secuestrados. Si bien hay testimonios de otros casos, no hay imputados.
Los vuelos de la muerte, denunciados por Rodolfo Walsh en el primer aniversario del golpe de Estado, llegaron a juicio 35 años después. El modo en que se instruyeron verdaderas megacausas derivó en que los primeros imputados por su actuación específica en la fase final del proceso de exterminio y desaparición de la dictadura no sean quienes impartieron órdenes a aviadores y tripulantes, cuya responsabilidad es más simple de probar, sino marinos y prefectos acusados como ejecutores directos: tres por confesiones en privado, tres por documentos que sobrevivieron a la destrucción planificada de pruebas. Mientras el Tribunal Oral Federal Nº 5 que juzga a represores de la ESMA se dispone a escuchar a testigos de relatos macabros en primera persona y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) continúa identificando víctimas que el mar devolvió a las costas, sigue pendiente la imputación de quienes integraban estructuras superiores y cadenas de mando por encima de los autores materiales.
El método de arrojar personas desde aviones y helicópteros lo aplicaron las tres fuerzas armadas y varias fuerzas de seguridad, incluso antes del golpe de Estado. El suboficial Luis Martínez declaró en 1981 que grupos de tareas de Seguridad Federal interrogaban a los secuestrados en el tercer piso de Azopardo 680 y luego recurrían a vuelos nocturnos que despegaban desde un sector de aeroparque custodiado por la Fuerza Aérea. “Estos hechos se remontan a 1975-1976 porque luego comenzó a funcionar Club Atlético”, precisó. Tomás Francisco Toconas, militante del PRT secuestrado el 26 de junio de 1975 en Monteros, Tucumán, fue asesinado y arrojado desde un helicóptero, y terminó enterrado como NN en el cementerio de Pozo Hondo, Santiago del Estero. El coronel Albino Zimmermann, jefe de policía de Antonio Bussi, llegó a jactarse en reuniones familiares de haber tirado a guerrilleros desde helicópteros a los montes tucumanos.
Poco después del golpe de Estado comenzaron aparecer cuerpos en las playas. A fines de abril de 1976, el océano devolvió seis cadáveres en un balneario de Rocha, Uruguay. El séptimo apareció el 1º de mayo, 150 kilómetros al norte, y fue identificado hace apenas dos meses: es Luis Guillermo Vega Ceballos, chileno, militante del PRT, secuestrado en La Boca el 9 de abril. Con ese dato se rastrearon las huellas dactilares de militantes caídos junto con Vega Ceballos, un perito de Prefectura viajó a Rocha y del cotejo con las huellas tomadas al primer grupo se identificó a Nelson Valentín Cabello Pérez, también chileno. No se conocen testigos de sus cautiverios y se ignora dónde estuvieron.
A mediados de mayo de 1976, siempre en Uruguay, aparecieron los cuerpos atados y torturados de María Rosa Mora y Floreal Avellaneda, secuestrados un mes antes en Vicente López. Las huellas dactilares de Mora y el tatuaje con las iniciales de Floreal permitieron identificarlos. El joven de 15 años fue visto en cautiverio en Campo de Mayo. Días después aparecieron tres cuerpos en Colonia. Uno fue identificado este año: se trata de Roque Orlando Montenegro, que había sido secuestrado en febrero junto a su mujer, quien continúa desaparecida, y a su hija. Aquella niña, Victoria Montenegro, fue robada y criada con una identidad falsa por el coronel Herman Tetzlaff, oficial de Inteligencia destinado en Campo de Mayo.
Ex jerarcas del que fuera el mayor centro clandestino del país fueron condenados por el caso Avellaneda, entre otros. Los ex miembros del Batallón de Aviación 601, de Campo de Mayo, en cambio, siguen impunes. La investigación judicial se activó el año pasado con la llegada de la jueza federal Alicia Vence, que les tomó declaración a casi 400 conscriptos. Varios recordaron haber visto hombres y mujeres con vendas y capuchas a quienes descargaban de camiones y subían a helicópteros y aviones con destino desconocido. Del resto de los cuerpos aparecidos en costas uruguayas en 1976, el único identificado fue Horacio Adolfo Abeledo, estudiante de Antropología y militante del PRT. Abeledo fue secuestrado el 21 de julio y su cadáver, junto a otros tres, apareció en Colonia en septiembre. Su identidad se conoció el año pasado y se ignora dónde estuvo en cautiverio.
En marzo de 1977, antes de caer acribillado, Walsh denunció en su Carta Abierta a la Junta Militar que “entre 1500 y 3000 personas han sido masacradas en secreto”, sugirió que los cuerpos aparecidos en Uruguay eran parte “del cargamento de torturados hasta la muerte en la ESMA” y apuntó que se arrojaban “prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea” de El Palomar. Los testimonios de 33 conscriptos le permitieron al fiscal Federico Delgado confirmar el dato: hubo vuelos de la muerte que partieron de El Palomar y se hicieron desde aviones Hércules C-130 y Fokker F-27. El juez Daniel Rafecas hizo suyas las conclusiones de la investigación, que incluyó más de 600 testimonios de colimbas y empleados civiles, pero ni el jefe de la base está imputado por ese delito. El motivo: no hay víctimas identificadas.
En junio y julio de 1977 se produjeron los dos vuelos que confesó el ex capitán Adolfo Scilingo, el único represor que admitió públicamente su participación. El primero fue en un avión Skyvan de Prefectura, el segundo en un Electra de la Armada, y ambos partieron desde Aeroparque. Por esas treinta ejecuciones, el marino fue condenado en España, donde purga una pena de 1084 años de prisión. El civil Gonzalo Torres de Tolosa y el capitán Carlos Daviou, mencionados por Scilingo como partícipes de los vuelos, integran la lista de 68 acusados del megajuicio que comenzó la semana pasada. A 18 años de la confesión, ningún miembro de la estructura de conducción de la aviación naval o de Prefectura, partícipes de la asociación ilícita que además trasladó por todo el país a personas privadas ilegalmente de su libertad, fue indagado por su aporte de aviones y hombres al terrorismo de Estado.
A fines de 1977 aparecieron en costas de San Bernardo y Santa Teresita los cuerpos de varios familiares de desaparecidos secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz, el 12 de diciembre. El EAAF identificó a la monja francesa Léonie Duquet, a Angela Aguad y a tres de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. Una investigación de la Procuración General de la Nación, a partir de las planillas de vuelos que Prefectura le entregó al fiscal Miguel Angel Osorio, permitió el año pasado dar por primera vez con el registro de un vuelo de la muerte: el Skyvan PA-51 despegó de Aeroparque el 14 de diciembre de 1977 a las 21.30, dos horas después de que las monjas francesas fueran obligadas a fotografiarse con una foto de Montoneros detrás para desviar las miradas que se posaban sobre la Armada. El avión voló tres horas y diez minutos, sin pasajeros, y volvió al punto de partida. De las 2758 planillas aportadas por Prefectura, es la única que tiene por objetivo la “navegación nocturna”. Tres de los cuatro tripulantes rinden cuentas ante el TOF Nº 5: son los pilotos Enrique De Saint George, Mario Arru y Alejandro D’Agostino. El cuarto era el mecánico David Fernández, ya fallecido. Los superiores de los acusados, incluido el prefecto Hilario Fariña, ex jefe del Departamento de Aviación de Prefectura, entrevistado por Página/12 el año pasado, todavía no fueron citados a indagatoria.
El 18 de febrero de 1978 apareció en Las Toninas el cuerpo de Roberto Arancibia, ex miembro del comité central del PRT y fundador del ERP. Había sido secuestrado en mayo de 1977 y fue visto en cautiverio en Campo de Mayo. En diciembre de 1978, el mar arrojó en playas bonaerenses los cadáveres de los últimos cautivos del Olimpo, de los cuales nueve fueron identificados. La semana pasada, el juez Rafecas procesó como partícipes necesarios de los homicidios a los represores que los tuvieron en su poder hasta el momento del “traslado”. La principal pista sobre los ejecutores directos la aportó en 1995 el ex gendarme Federico Talavera, ex guardia del Olimpo, quien admitió que cada veinte días y hasta que se cerró ese centro clandestino, transportaba a secuestrados adormecidos en un camión Mercedes-Benz rumbo a la base de El Palomar, donde los cargaban en un Hércules de la Fuerza Aérea. Dispuesto a hablar en televisión en los viejos tiempos de impunidad menemista, ahora el paradero de Talavera es para la Justicia un misterio.
GB
REVISANDO LA HISTORIA II
2.- Historia porteña
Pasamos ahora a revisar el extraño revisionismo del historiador cordobés J. Francisco V. Silva en el libro titulado El Libertador Bolívar y el Deán Funes en la política argentina (Revisión de la Historia Argentina). La obra, publicada en Madrid, no tiene registro de fecha, pero es parte de una colección dirigida por el poeta modernista y gran bolivariano Rufino Blanco Fombona que falleció en Buenos Aires en 1944.
Silva postula como motor secreto de nuestra historia la política porteña de crear la anarquía y la división para dominar. Para ello hacía falta perder el Alto Perú y la Banda Oriental. Esto generó el odio de las provincias al puerto de Buenos Aires. Desde allí se fragua, no sin cierta lógica, el antibolivarismo de los historiadores canónicos identificados con esa política. Silva señala especialmente a Mitre y a Ramos Mejía.
Ante la desnacionalización fogoneada por los historiadores porteños, se propone bregar por un “contenido justo” y adhiere al “pan-hispanismo” de Rufino Blanco Fombona ante las maniobras de los “llamados intelectuales y la barbarie adinerada de la Argentina para seguir manejando mal la enseñanza”. Esta revisión, aclara, no se dirige a sustituir el “criterio del puerto de Buenos por el de la ciudad de Córdoba del Tucumán, o de La Rioja”. No se trata de cambiar solo de punto en una circunferencia descentrada. Es preciso coincidir en un centro común, es imprescindible partir de una “Argentina unida en el espíritu y la tradición”: “aprenderlo todo y donde sea, de vivir su historia, de sentirla con emoción, de enorgullecerse de su origen, de sus indios, y de su civilización española”.[8]
Silva se propone un libro de rectificaciones, de rastreos en pos de una historia verdadera. Reniega por lo tanto de cualquier afinidad con lo publicado por los historiadores del puerto. Artigas[9], el Deán Funes, Alberdi, San Martín, que nunca se prestaron a servir al puerto de Buenos Aires, son las víctimas de construcciones discursivas que simulan admirarlos. Por eso postula revisar la historia argentina.
Si nos limitamos al lapso comprendido entre 1825 y 1828 cuando los políticos de Buenos Aires abandonan el Alto Perú, advertimos que no podían volver porque eran rechazados por esos pueblos a causa de las torpezas y agravios que habían desatado sobre la población. Bolívar pide al Deán Funes que gestione la reunión con las provincias escindidas, El Deán responde que la empresa “era ardua” en una “república vacilante”. Ante las amenazas e invasiones del Imperio de Brasil los bolivaristas argentinos consideran que sólo el Libertador puede sustituir a San Martín. Eran bolivarianos el Deán Funes, Juan Martín de Pueyrredón, Tomás Guido, Manuel Dorrego, entre otros. Alvear le escribe a Bolívar después de la victoria de Ayacucho:”…padre de cinco naciones que venís desde las bocas del Orinoco de victoria en victoria, conduciendo el Iris de la libertad hasta sellar la total independencia del Nuevo Mundo”[10].
Ante la victoria de Ayacucho (20/01/1825), el pueblo de Buenos Aires celebra el triunfo como suyo puesto que se lograba la independencia definitiva y terminaban los temores del dominio español en Sudamérica. El pueblo se echó a la calle lleno de gozo, paseó entre antorchas y carros de triunfo el retrato de Bolívar. Las fiestas duraron un mes. Sin embargo, el bando rivadaviano que gobernaba Buenos Aires, no consideraba a Ayacucho como un gran triunfo. Por eso recién acepta celebrarlo de 12 de febrero. La victoria permite que las desunidas provincias se reúnan en un Congreso e Inglaterra reconoce la independencia y soberanía argentina.
El jefe visible del partido bolivariano era, sin dudas, el Deán Funes. De él dijo Dorrego: “es el primer defensor de nuestras libertades y el más entusiasta admirador del incomparable mérito del Libertador”. Sarmiento, en Recuerdos de Provincia, no sólo le atribuye incomprensión hacia la nueva política, sino que le cuelga el estigma de “agente caracterizado de Bolívar” que acepta un deanato de Charcas sustraído de la circunscripción de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Según Silva, en la separación del Alto Perú, no había animosidad entre las naciones, ni del Libertador a la Argentina “donde un gran partido lo aclamaba”, “ni pretensiones inconsideradas del Libertador”, ni decadencia de Funes: “Lo que había era una funesta política porteña, que aún no quiere confesar su fracaso de un siglo”. Bolívar se manifiesta a favor de Argentina en su conflicto con Brasil y los bolivaristas argentinos como Alvear, Necochea, Dorrego, Díaz Vélez, requieren: “La espada del vencedor de Carabobo y brazo fuerte de Ayacucho deben ponerse al frente de la lucha en que la República está empeñada”. Se trataba de contener al agresor imperial.
Silva postula que el bolivarismo nació en la ciudad de Córdoba como expresión del interior y de la Argentina que “quiso sacudir el yugo del monopolio porteño intentando la unión de todos los pueblos del Virreinato”. En ese sentido, es importante la acción del gobernador Juan Bautista Bustos y la reacción ante la Constitución unitaria de de 1826.
3.- Córdoba y Bolívar
Cuando el 4 de marzo de 1826 el Poder Ejecutivo Nacional, Rivadavia, declara capital de todas las provincias a la ciudad de Buenos Aires, el parlamento cordobés desconoce esa decisión “por considerarla destructora de la asociación que religiosa y fielmente es obligado a observar”. El 15 de abril, Rivadavia sancionó otra ley en que se reservaba el derecho de remover solo él, a los diputados constituyentes. La Sala de Córdoba, ante el peligro de que removieran sus diputados, rechaza la ley del 15 de abril “en obsequio de la justicia, dignidad y libertad de la Provincia de Córdoba; en odio a la anarquía y amor al buen orden” y por lo tanto “queda hábil para elegir y remover sus diputados a su prudente arbitrio”. Como algunos diputados por Córdoba, prescindiendo de las instrucciones y presionados por su estadía en Buenos Aires, votaron la capitalización y el privilegio para remover congresales, la Sala procedió a destituirlos. Los diputados cordobeses que se retiran del Congreso en 1826 quedan varados en Buenos Aires sin recursos y hostigados: “no contaban con más recursos de subsistencia que los que les podían suministrar sus relaciones y mérito personal”[11]. El 2 de octubre la Sala, que sospechaba la agresión inminente del gobierno central, dispone el estado de guerra y recurre a la participación y protección de Simón Bolívar. Ratifica su decisión de remover sus diputados y quedar fuera del Congreso. En en art.3° se dispone: “La Provincia de Córdoba empeñada en sostener su libertad y proteger la oprimida en las demás provincias, ordena al Poder Ejecutivo que levante las tropas que crea necesario”. En el.4° ordena al P.E. que “se ponga de acuerdo con el Libertador Simón Bolívar o la república que trae su nombre, remitiendo al efecto un enviado para hacer el tratado”. En el.5°, ofrece su cooperación “a la guerra contra el Emperador del Brasil, a la defensa, seguridad, integridad e independencia del territorio de la Nación y sobrellevará gustosa cuanto sacrificio demandaren las necesidades de la Patria y la felicidad pública del Estado”. En el 6°, por fin, la Provincia de Córdoba protesta a “todos los estados nuevos del continente, su más cordial fraternidad, alianza y protección a su recíproco comercio, y AFIANZA A TODOS LOS DERECHOS DEL HOMBRE PUESTO EN SOCIEDAD”.
El antibolivarismo, por su parte, se fundó en dos presupuestos. En primer lugar, dejó instaurado que Bolívar era el único responsable de la retirada de San Martín del Perú con todas sus consecuencias. En realidad , según Silva, San Martín renunció porque el gobierno de Buenos Aires abandonó la línea continentalista por una política anárquica destinada dominar las provincias. En segundo lugar, hicieron a Bolívar único responsable de la separación del Alto Perú y la segregación de la unidad política de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Lo cierto es que todo fue resultado del fracaso militar de las expediciones de 1810. En consecuencia, los realistas siguieron dominando hasta la llegada del ejército de Bolívar. Fue, más bien, el resultado de la ineptitud de los gobiernos de Buenos Aires impopulares en el Alto Perú y porque desencadenaban descontento y anarquía en el resto de las Provincias. Silva aclara que la designación disfórica de ”puerto de Buenos Aires” no implica tono despectivo. Es su nombre tradicional. No significa “colector extranjerizante” sino “espíritu mercantil”.
4.- Las cartas del Deán Funes
Hacia 1824 el Deán Funes se ve obligado por una ley a renunciar a la ciudadanía argentina para poder desempeñarse como diplomático bolivariano. Considera que es un “débil escollo” esta renuncia: “No crea VE. que esta resolución fuese para mí un gran sacrificio. Volver a un Estado ingrato lo que uno le debe y buscar otro más justo y generoso, es un sentimiento que inspira la razón” (12/07/1824). ¿Era menos o más argentino? En ese momento la idea de Patria es un concepto amplio en la mente de todos los próceres de América. No sabían de localismo. Se mantenía vivo el sentimiento de “patria continental”.
Pero ser agente diplomático de Colombia no lo liberó al Deán de la miseria. Es cierto que recibió ciertas sumas y le ofrecieron una combinación de deanatos. Opta por una pensión vitalicia. Era un acto de rebelión contra la hipócrita política porteña: “Se compensan así las ingratitudes de aquel (Estado) en que nací y a quien especialmente he servido”(26/12/1825).
Con inteligente mirada, descubre cómo el Puerto conspiraba con Inglaterra para que esta ocupara la Banda Oriental. Hay cartas del Deán a Bolívar (26/10 y 10/11/1825) y a Sucre (10/11/1826). Informa sobre el Tratado García que fue inspirado por el ministro inglés y provocó la caída de Rivadavia, gran sustentador y también víctima de las intrigas británicas.
Bolívar desaprueba a Sucre cuando convoca a la asamblea constituyente de Bolivia. Considera al decreto “impremeditado y ofensivo a los derechos del Río de la Plata”. En realidad, después de las campañas de Belgrano, Buenos Aires había olvidado al Alto Perú. El Puerto de Buenos Aires ya ha desencadenado el odio en las provincias por el injusto monopolio político. Casimiro Olañeta, discípulo del Deán Funes en Córdoba, escribió a Bolívar: “Buenos Aires hace mucho tiempo murió para la gran causa de América: con Buenos Aires nosotros nada queremos, nada”.
Groussac desde un discurso histórico canónico, de marcado racismo y regulado desde Buenos Aires, sostendrá que la provincia de Charcas era “étnicamente peruana” aunque “políticamente platense”. Por lo tanto, ofrecía al Libertador una “ocasión única para crear - ex nihilo, una república; fue padre, padrino y tutor de un nuevo estado”. Se refería así sarcásticamente al nombre con que bautizó Sucre al nuevo estado: “…estas Provincias Unidas soportaron sin dolor la amputación de este miembro adventicio” Buenos Aires había abandonado esas provincias, pero Sucre intervino enérgicamente cuando Brasil ocupó Chiquitos.
La falta de un tratado argentinocolombiano, gracias a la política antibolivariana de Buenos Aires, impidió la reconquista del antiguo virreinato. Claro que, de por medio, hubo una carta de Canning a Bolívar. El imperio, como en su tiempo la antigua Roma y hoy los EEUU, imponía terror a los pueblos. En carta al Libertador, el Deán Funes advierte sobre la funesta política de Inglaterra: “Por último yo no puedo ocultar a VE que me humilla demasiado tanto sometimiento al Gabinete británico. El nos ha favorecido con el reconocimiento de nuestra independencia; pero no ha buscado en esto más nuestro beneficio que el suyo propio”(26/08/1825).
Dorrego escribe a Bolívar sobre la precariedad de medios para enfrentar al imperio brasileño. Todos conocen esa situación y “todos claman porque VE se ponga al frente de la guerra por medio de una alianza americana”. Es lo que piensan todos, declara, “exceptuando el círculo pequeño ministerial”. Los ministeriales (rivadavianos) llegan “al término de comprar la libertad y la independencia de la Banda Oriental por algunos millones”. Pero la cuestión es “expeler” del suelo americano al “último déspota que lo está infamando”. Queda claramente marcada la contradicción que reúne a todos: se trata de una lucha de la república contra el despotismo. En América, no hay lugar para la monarquía. Por eso el Deán Funes celebrará el triunfo de Ituzaingó y alaba a Alvear. Considera que ha sido castigada la insolencia de Brasil que al ocupar una provincia y un puerto “puede gloriarse que nos tiene bajo su llave”.
Ante la protesta del interior y el estado anárquico, el Deán piensa que las provincias se inclinarán por Bolívar: “Si el Congreso se resiste a admitir a los nuevos diputados que se elijan, acaso las Provincias se separarán del Congreso y se echarán en brazos de V.E. La primera de todas será Córdoba, porque es la que hace más frente y por lo mismo la más aborrecida”(26/05/1826).
Ya hemos revisado lo que decretó la provincia de Córdoba para sostener los pueblos oprimidos y sostener sus libertades. Entre los “imperiales”(Brasil) y los “ministeriales” (Rivadavia), el Deán se declaraba partidario de la Asamblea de Panamá.
En 1827, el Congreso comisionó al Dr. Juan Ignacio Gorriti para que gestionara la consideración y aprobación por la Provincia de Córdoba de la Constitución unitaria que había sancionado. Se realizó una asamblea legislativa para escucharlo. La alocución de Gorriti fue destinada a exaltar la sabiduría y liberalidad de la Constitución. En la asamblea se respiraba un ambiente hostil. Bulnes, presidente de la Sala, refuta a Gorriti y contesta que Córdoba ya se había pronunciado por el sistema federal y que los sofismas de Gorriti no harían aceptar una constitución unitaria. El Comisionado, sin posibilidades hacer
comprender la autoridad del Congreso General Constituyente, pasó un trago amargo y tuvo que abandonar la provincia que, en un breve decreto, se desliga del Pacto Nacional y no entra en el examen de la Constitución sancionada por el Congreso. El art. 3° expulsa directamente Dr. Juan Ignacio Gorriti: “Devuélvase la expresada constitución y comuníquese al Superior Gobierno de la Provincia para que mandándole expedir el correspondiente pasaporte, le intime su regreso en el término de cuarenta y ocho horas”[12].
5.- El viejo Deán
Silva escribe su libro como tributo al centenario de la conferencia realizada en Córdoba entre San Martín y Juan Martín de Pueyrredón director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Le otorga a ese encuentro una importancia suprema para el destino continental. Denomina a Buenos Aires “capital del momento” y a Córdoba “capital de la historia”. Ello implicaba una contradicción entre el espíritu público y el espíritu mercantil. Por eso fue la provincia más aborrecida por los porteños, lugar de gente bullanguera y díscola. Lo aprendió en carne propia el Gral. Paz cuando los paisanos de la campaña no pudieron ser dominados y, al fin, terminaron boleándole el caballo junto a las ambiciones de dominio porteñas.
En consecuencia Córdoba entrega a la patria no un héroe militar sino un héroe civil que procuró bienes, salud y prestigio a la patria de la que fue su primer historiador. Como es nuestro hábito, elegimos palabras de Sarmiento para cerrar esta semblanza: “El virrey Abascal le había quitado toda su fortuna, la catedral de Córdoba renegado de su Deán, y el que durante tantos años había sido la gloria de sus letras, la joya de su coro y el árbitro del destino de tantos hombres desde 1809 en adelante, tuvo para vivir la necesidad de vender uno a uno los libros de su biblioteca, deshacerse de su Enciclopedia Francesa, tan estimada y rara entonces, desbaratar su colección de raros manuscritos, cambiando por pan para el cuerpo lo que había servido para alimentar su alma”[13].
En 1949, en el bicentenario de su natalicio, Córdoba imprimió frente a la urna que guarda los restos de Gregorio Funes una cita que reza: “Salvad en vuestra constitución, ante todas las cosas, al pobre: el Estado no tiene derecho sobre la miseria” (1814). El Deán Funes, pensador heterodoxo, hubiera entendido el nuevo “pacto social” que en la década del cuarenta del S.XX incorporó a los trabajadores, columna vertebral de la estructura básica de la nación, al parlamento. La Universidad Nacional de Córdoba, por su parte, transcribió este mensaje del ilustre Rector y Reformador de sus estudios: “Las luces de la razón y la religión, propagadas por la enseñanza pública deben tarde o temprano hacer la felicidad de los mandan y los que obedecen” (1813).
[1] WILDE [1960]
[2] SARMIENTO [1948, 99ss.]
[3] AYROLO [ 1999 ]
[4] SAAVEDRA [1972]
[5] HIDALGO [1950]
[6] LA LIRA ARGENTINA [1982]
[7] VEDIA Y MITRE [1954]
[8] SILVA, J. Francisco V., [1918?]
[9] SALGADO [1939]
[10] SILVA, cit. p. 125
[11] SANCHEZ [1928, VII-XVI]
[12] SANCHEZ [cit.p.XVI]
[13] SARMIENTO [1948]
Fuentes bibliográficas
ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS, 1982, La Lira Argentina o colección de piezas poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la guerra de la independencia, edición crítica, estudio y notas por Pedro Luis Barcia, Buenos Aires
AYROLO, Valentina, 1999, “Funes y su discurso de 1821″. En: ESTUDIOS, Revista del Centro de Estudios Avanzados, Escritos Políticos del Deán Gregorio Funes (1810-1811), Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba
HIDALGO, Bartolomé, 1950, Cielitos y diálogos patrióticos, Buenos Aires, Ciorda & Rodríguez
SAAVEDRA, Carlos Gonzalo de, 1972, El Deán Funes y la creación de Bolivia, La Paz, Editorial Los Amigos del Libro
SALGADO, José, 1939, El Deán Funes, Buenos Aires, Librería y Casa Editora de Jesús Menéndez
SANCHEZ, Nazario F., 1928, Hombres y episodios de Córdoba, Córdoba, Casa Editora Imprenta “Pereyra”
SARMIENTO, Domingo Faustino, 1948, Obras Completas III, (Mi defensa. Recuerdos de Provincia. Necrologías y Biografías), Buenos Aires, Editorial Luz del Día
SILVA, J. Francisco V., [1918?], El libertador Bolívar y el Deán Funes en la Política Argentina (Revisión de la Historia Argentina), Madrid, Editorial-América, bajo la dirección de Don Rufino Blanco Fombona
VEDIA Y MITRE, Mariano de, 1954, El Deán Funes, Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft Limitada
WILDE, José Antonio, 1960, Buenos Aires desde 70 años atrás (1810-1880), Buenos Aires, Eudeba
Jorge Torres Roggero[Texto gentileza Roberto Ferrero, Néstor Gorojovsky y la Lista Reconquista Popular]
Prof GB
Pasamos ahora a revisar el extraño revisionismo del historiador cordobés J. Francisco V. Silva en el libro titulado El Libertador Bolívar y el Deán Funes en la política argentina (Revisión de la Historia Argentina). La obra, publicada en Madrid, no tiene registro de fecha, pero es parte de una colección dirigida por el poeta modernista y gran bolivariano Rufino Blanco Fombona que falleció en Buenos Aires en 1944.
Ante la desnacionalización fogoneada por los historiadores porteños, se propone bregar por un “contenido justo” y adhiere al “pan-hispanismo” de Rufino Blanco Fombona ante las maniobras de los “llamados intelectuales y la barbarie adinerada de la Argentina para seguir manejando mal la enseñanza”. Esta revisión, aclara, no se dirige a sustituir el “criterio del puerto de Buenos por el de la ciudad de Córdoba del Tucumán, o de La Rioja”. No se trata de cambiar solo de punto en una circunferencia descentrada. Es preciso coincidir en un centro común, es imprescindible partir de una “Argentina unida en el espíritu y la tradición”: “aprenderlo todo y donde sea, de vivir su historia, de sentirla con emoción, de enorgullecerse de su origen, de sus indios, y de su civilización española”.[8]
Silva se propone un libro de rectificaciones, de rastreos en pos de una historia verdadera. Reniega por lo tanto de cualquier afinidad con lo publicado por los historiadores del puerto. Artigas[9], el Deán Funes, Alberdi, San Martín, que nunca se prestaron a servir al puerto de Buenos Aires, son las víctimas de construcciones discursivas que simulan admirarlos. Por eso postula revisar la historia argentina.
Si nos limitamos al lapso comprendido entre 1825 y 1828 cuando los políticos de Buenos Aires abandonan el Alto Perú, advertimos que no podían volver porque eran rechazados por esos pueblos a causa de las torpezas y agravios que habían desatado sobre la población. Bolívar pide al Deán Funes que gestione la reunión con las provincias escindidas, El Deán responde que la empresa “era ardua” en una “república vacilante”. Ante las amenazas e invasiones del Imperio de Brasil los bolivaristas argentinos consideran que sólo el Libertador puede sustituir a San Martín. Eran bolivarianos el Deán Funes, Juan Martín de Pueyrredón, Tomás Guido, Manuel Dorrego, entre otros. Alvear le escribe a Bolívar después de la victoria de Ayacucho:”…padre de cinco naciones que venís desde las bocas del Orinoco de victoria en victoria, conduciendo el Iris de la libertad hasta sellar la total independencia del Nuevo Mundo”[10].
Ante la victoria de Ayacucho (20/01/1825), el pueblo de Buenos Aires celebra el triunfo como suyo puesto que se lograba la independencia definitiva y terminaban los temores del dominio español en Sudamérica. El pueblo se echó a la calle lleno de gozo, paseó entre antorchas y carros de triunfo el retrato de Bolívar. Las fiestas duraron un mes. Sin embargo, el bando rivadaviano que gobernaba Buenos Aires, no consideraba a Ayacucho como un gran triunfo. Por eso recién acepta celebrarlo de 12 de febrero. La victoria permite que las desunidas provincias se reúnan en un Congreso e Inglaterra reconoce la independencia y soberanía argentina.
El jefe visible del partido bolivariano era, sin dudas, el Deán Funes. De él dijo Dorrego: “es el primer defensor de nuestras libertades y el más entusiasta admirador del incomparable mérito del Libertador”. Sarmiento, en Recuerdos de Provincia, no sólo le atribuye incomprensión hacia la nueva política, sino que le cuelga el estigma de “agente caracterizado de Bolívar” que acepta un deanato de Charcas sustraído de la circunscripción de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Según Silva, en la separación del Alto Perú, no había animosidad entre las naciones, ni del Libertador a la Argentina “donde un gran partido lo aclamaba”, “ni pretensiones inconsideradas del Libertador”, ni decadencia de Funes: “Lo que había era una funesta política porteña, que aún no quiere confesar su fracaso de un siglo”. Bolívar se manifiesta a favor de Argentina en su conflicto con Brasil y los bolivaristas argentinos como Alvear, Necochea, Dorrego, Díaz Vélez, requieren: “La espada del vencedor de Carabobo y brazo fuerte de Ayacucho deben ponerse al frente de la lucha en que la República está empeñada”. Se trataba de contener al agresor imperial.
Silva postula que el bolivarismo nació en la ciudad de Córdoba como expresión del interior y de la Argentina que “quiso sacudir el yugo del monopolio porteño intentando la unión de todos los pueblos del Virreinato”. En ese sentido, es importante la acción del gobernador Juan Bautista Bustos y la reacción ante la Constitución unitaria de de 1826.
Cuando el 4 de marzo de 1826 el Poder Ejecutivo Nacional, Rivadavia, declara capital de todas las provincias a la ciudad de Buenos Aires, el parlamento cordobés desconoce esa decisión “por considerarla destructora de la asociación que religiosa y fielmente es obligado a observar”. El 15 de abril, Rivadavia sancionó otra ley en que se reservaba el derecho de remover solo él, a los diputados constituyentes. La Sala de Córdoba, ante el peligro de que removieran sus diputados, rechaza la ley del 15 de abril “en obsequio de la justicia, dignidad y libertad de la Provincia de Córdoba; en odio a la anarquía y amor al buen orden” y por lo tanto “queda hábil para elegir y remover sus diputados a su prudente arbitrio”. Como algunos diputados por Córdoba, prescindiendo de las instrucciones y presionados por su estadía en Buenos Aires, votaron la capitalización y el privilegio para remover congresales, la Sala procedió a destituirlos. Los diputados cordobeses que se retiran del Congreso en 1826 quedan varados en Buenos Aires sin recursos y hostigados: “no contaban con más recursos de subsistencia que los que les podían suministrar sus relaciones y mérito personal”[11]. El 2 de octubre la Sala, que sospechaba la agresión inminente del gobierno central, dispone el estado de guerra y recurre a la participación y protección de Simón Bolívar. Ratifica su decisión de remover sus diputados y quedar fuera del Congreso. En en art.3° se dispone: “La Provincia de Córdoba empeñada en sostener su libertad y proteger la oprimida en las demás provincias, ordena al Poder Ejecutivo que levante las tropas que crea necesario”. En el.4° ordena al P.E. que “se ponga de acuerdo con el Libertador Simón Bolívar o la república que trae su nombre, remitiendo al efecto un enviado para hacer el tratado”. En el.5°, ofrece su cooperación “a la guerra contra el Emperador del Brasil, a la defensa, seguridad, integridad e independencia del territorio de la Nación y sobrellevará gustosa cuanto sacrificio demandaren las necesidades de la Patria y la felicidad pública del Estado”. En el 6°, por fin, la Provincia de Córdoba protesta a “todos los estados nuevos del continente, su más cordial fraternidad, alianza y protección a su recíproco comercio, y AFIANZA A TODOS LOS DERECHOS DEL HOMBRE PUESTO EN SOCIEDAD”.
El antibolivarismo, por su parte, se fundó en dos presupuestos. En primer lugar, dejó instaurado que Bolívar era el único responsable de la retirada de San Martín del Perú con todas sus consecuencias. En realidad , según Silva, San Martín renunció porque el gobierno de Buenos Aires abandonó la línea continentalista por una política anárquica destinada dominar las provincias. En segundo lugar, hicieron a Bolívar único responsable de la separación del Alto Perú y la segregación de la unidad política de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Lo cierto es que todo fue resultado del fracaso militar de las expediciones de 1810. En consecuencia, los realistas siguieron dominando hasta la llegada del ejército de Bolívar. Fue, más bien, el resultado de la ineptitud de los gobiernos de Buenos Aires impopulares en el Alto Perú y porque desencadenaban descontento y anarquía en el resto de las Provincias. Silva aclara que la designación disfórica de ”puerto de Buenos Aires” no implica tono despectivo. Es su nombre tradicional. No significa “colector extranjerizante” sino “espíritu mercantil”.
4.- Las cartas del Deán Funes
Hacia 1824 el Deán Funes se ve obligado por una ley a renunciar a la ciudadanía argentina para poder desempeñarse como diplomático bolivariano. Considera que es un “débil escollo” esta renuncia: “No crea VE. que esta resolución fuese para mí un gran sacrificio. Volver a un Estado ingrato lo que uno le debe y buscar otro más justo y generoso, es un sentimiento que inspira la razón” (12/07/1824). ¿Era menos o más argentino? En ese momento la idea de Patria es un concepto amplio en la mente de todos los próceres de América. No sabían de localismo. Se mantenía vivo el sentimiento de “patria continental”.
Pero ser agente diplomático de Colombia no lo liberó al Deán de la miseria. Es cierto que recibió ciertas sumas y le ofrecieron una combinación de deanatos. Opta por una pensión vitalicia. Era un acto de rebelión contra la hipócrita política porteña: “Se compensan así las ingratitudes de aquel (Estado) en que nací y a quien especialmente he servido”(26/12/1825).
Con inteligente mirada, descubre cómo el Puerto conspiraba con Inglaterra para que esta ocupara la Banda Oriental. Hay cartas del Deán a Bolívar (26/10 y 10/11/1825) y a Sucre (10/11/1826). Informa sobre el Tratado García que fue inspirado por el ministro inglés y provocó la caída de Rivadavia, gran sustentador y también víctima de las intrigas británicas.
Bolívar desaprueba a Sucre cuando convoca a la asamblea constituyente de Bolivia. Considera al decreto “impremeditado y ofensivo a los derechos del Río de la Plata”. En realidad, después de las campañas de Belgrano, Buenos Aires había olvidado al Alto Perú. El Puerto de Buenos Aires ya ha desencadenado el odio en las provincias por el injusto monopolio político. Casimiro Olañeta, discípulo del Deán Funes en Córdoba, escribió a Bolívar: “Buenos Aires hace mucho tiempo murió para la gran causa de América: con Buenos Aires nosotros nada queremos, nada”.
La falta de un tratado argentinocolombiano, gracias a la política antibolivariana de Buenos Aires, impidió la reconquista del antiguo virreinato. Claro que, de por medio, hubo una carta de Canning a Bolívar. El imperio, como en su tiempo la antigua Roma y hoy los EEUU, imponía terror a los pueblos. En carta al Libertador, el Deán Funes advierte sobre la funesta política de Inglaterra: “Por último yo no puedo ocultar a VE que me humilla demasiado tanto sometimiento al Gabinete británico. El nos ha favorecido con el reconocimiento de nuestra independencia; pero no ha buscado en esto más nuestro beneficio que el suyo propio”(26/08/1825).
Dorrego escribe a Bolívar sobre la precariedad de medios para enfrentar al imperio brasileño. Todos conocen esa situación y “todos claman porque VE se ponga al frente de la guerra por medio de una alianza americana”. Es lo que piensan todos, declara, “exceptuando el círculo pequeño ministerial”. Los ministeriales (rivadavianos) llegan “al término de comprar la libertad y la independencia de la Banda Oriental por algunos millones”. Pero la cuestión es “expeler” del suelo americano al “último déspota que lo está infamando”. Queda claramente marcada la contradicción que reúne a todos: se trata de una lucha de la república contra el despotismo. En América, no hay lugar para la monarquía. Por eso el Deán Funes celebrará el triunfo de Ituzaingó y alaba a Alvear. Considera que ha sido castigada la insolencia de Brasil que al ocupar una provincia y un puerto “puede gloriarse que nos tiene bajo su llave”.
Ante la protesta del interior y el estado anárquico, el Deán piensa que las provincias se inclinarán por Bolívar: “Si el Congreso se resiste a admitir a los nuevos diputados que se elijan, acaso las Provincias se separarán del Congreso y se echarán en brazos de V.E. La primera de todas será Córdoba, porque es la que hace más frente y por lo mismo la más aborrecida”(26/05/1826).
Ya hemos revisado lo que decretó la provincia de Córdoba para sostener los pueblos oprimidos y sostener sus libertades. Entre los “imperiales”(Brasil) y los “ministeriales” (Rivadavia), el Deán se declaraba partidario de la Asamblea de Panamá.
En 1827, el Congreso comisionó al Dr. Juan Ignacio Gorriti para que gestionara la consideración y aprobación por la Provincia de Córdoba de la Constitución unitaria que había sancionado. Se realizó una asamblea legislativa para escucharlo. La alocución de Gorriti fue destinada a exaltar la sabiduría y liberalidad de la Constitución. En la asamblea se respiraba un ambiente hostil. Bulnes, presidente de la Sala, refuta a Gorriti y contesta que Córdoba ya se había pronunciado por el sistema federal y que los sofismas de Gorriti no harían aceptar una constitución unitaria. El Comisionado, sin posibilidades hacer
comprender la autoridad del Congreso General Constituyente, pasó un trago amargo y tuvo que abandonar la provincia que, en un breve decreto, se desliga del Pacto Nacional y no entra en el examen de la Constitución sancionada por el Congreso. El art. 3° expulsa directamente Dr. Juan Ignacio Gorriti: “Devuélvase la expresada constitución y comuníquese al Superior Gobierno de la Provincia para que mandándole expedir el correspondiente pasaporte, le intime su regreso en el término de cuarenta y ocho horas”[12].
Silva escribe su libro como tributo al centenario de la conferencia realizada en Córdoba entre San Martín y Juan Martín de Pueyrredón director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Le otorga a ese encuentro una importancia suprema para el destino continental. Denomina a Buenos Aires “capital del momento” y a Córdoba “capital de la historia”. Ello implicaba una contradicción entre el espíritu público y el espíritu mercantil. Por eso fue la provincia más aborrecida por los porteños, lugar de gente bullanguera y díscola. Lo aprendió en carne propia el Gral. Paz cuando los paisanos de la campaña no pudieron ser dominados y, al fin, terminaron boleándole el caballo junto a las ambiciones de dominio porteñas.
En consecuencia Córdoba entrega a la patria no un héroe militar sino un héroe civil que procuró bienes, salud y prestigio a la patria de la que fue su primer historiador. Como es nuestro hábito, elegimos palabras de Sarmiento para cerrar esta semblanza: “El virrey Abascal le había quitado toda su fortuna, la catedral de Córdoba renegado de su Deán, y el que durante tantos años había sido la gloria de sus letras, la joya de su coro y el árbitro del destino de tantos hombres desde 1809 en adelante, tuvo para vivir la necesidad de vender uno a uno los libros de su biblioteca, deshacerse de su Enciclopedia Francesa, tan estimada y rara entonces, desbaratar su colección de raros manuscritos, cambiando por pan para el cuerpo lo que había servido para alimentar su alma”[13].
En 1949, en el bicentenario de su natalicio, Córdoba imprimió frente a la urna que guarda los restos de Gregorio Funes una cita que reza: “Salvad en vuestra constitución, ante todas las cosas, al pobre: el Estado no tiene derecho sobre la miseria” (1814). El Deán Funes, pensador heterodoxo, hubiera entendido el nuevo “pacto social” que en la década del cuarenta del S.XX incorporó a los trabajadores, columna vertebral de la estructura básica de la nación, al parlamento. La Universidad Nacional de Córdoba, por su parte, transcribió este mensaje del ilustre Rector y Reformador de sus estudios: “Las luces de la razón y la religión, propagadas por la enseñanza pública deben tarde o temprano hacer la felicidad de los mandan y los que obedecen” (1813).
[2] SARMIENTO [1948, 99ss.]
[3] AYROLO [ 1999 ]
[4] SAAVEDRA [1972]
[5] HIDALGO [1950]
[6] LA LIRA ARGENTINA [1982]
[7] VEDIA Y MITRE [1954]
[8] SILVA, J. Francisco V., [1918?]
[9] SALGADO [1939]
[10] SILVA, cit. p. 125
[11] SANCHEZ [1928, VII-XVI]
[12] SANCHEZ [cit.p.XVI]
[13] SARMIENTO [1948]
Fuentes bibliográficas
ACADEMIA ARGENTINA DE LETRAS, 1982, La Lira Argentina o colección de piezas poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la guerra de la independencia, edición crítica, estudio y notas por Pedro Luis Barcia, Buenos Aires
AYROLO, Valentina, 1999, “Funes y su discurso de 1821″. En: ESTUDIOS, Revista del Centro de Estudios Avanzados, Escritos Políticos del Deán Gregorio Funes (1810-1811), Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba
HIDALGO, Bartolomé, 1950, Cielitos y diálogos patrióticos, Buenos Aires, Ciorda & Rodríguez
SAAVEDRA, Carlos Gonzalo de, 1972, El Deán Funes y la creación de Bolivia, La Paz, Editorial Los Amigos del Libro
SALGADO, José, 1939, El Deán Funes, Buenos Aires, Librería y Casa Editora de Jesús Menéndez
SANCHEZ, Nazario F., 1928, Hombres y episodios de Córdoba, Córdoba, Casa Editora Imprenta “Pereyra”
SARMIENTO, Domingo Faustino, 1948, Obras Completas III, (Mi defensa. Recuerdos de Provincia. Necrologías y Biografías), Buenos Aires, Editorial Luz del Día
SILVA, J. Francisco V., [1918?], El libertador Bolívar y el Deán Funes en la Política Argentina (Revisión de la Historia Argentina), Madrid, Editorial-América, bajo la dirección de Don Rufino Blanco Fombona
VEDIA Y MITRE, Mariano de, 1954, El Deán Funes, Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft Limitada
WILDE, José Antonio, 1960, Buenos Aires desde 70 años atrás (1810-1880), Buenos Aires, Eudeba
Jorge Torres Roggero[Texto gentileza Roberto Ferrero, Néstor Gorojovsky y la Lista Reconquista Popular]
Prof GB
REVISANDO LA HISTORIA.
Por Jorge Torres Roggero
Cuando la revolución americana lo llamó a sus filas era un hombre rico, pero al declararse “americano y argentino” el Virrey Abascal le confiscó sus bienes. Esbozó en escritos memorables los contornos todavía borrosos de una nación continental: fue el primer historiador de la patria. Ese 11 de enero de 1829, el octogenario cura salió de su casa de la calle Florida a dar un paseo. Se encaminó con sus pasos vacilantes hacia un parque de diversiones recién inaugurado. Se llamaba Parque Argentino[1] y era creación del inglés Santiago Wilde: imitaba los jardines europeos. Se importaron plantas y semillas que las sirvientas sacaban bajo sus pañuelos o rebozos. Había un buen hotel francés, magníficos salones de baile, un circo para mil quinientas personas, un pequeño teatro en que había actuado Casacuberta. Por la tarde, una banda de música animaba el ambiente y se exhibían tigres, tapires y antas.
El viejo se sentía olvidado por la patria. Su amigo y compañero de ideales, Manuel Dorrego, el primer coronel del pueblo, había sido asesinado un año atrás. Desde siempre, había esperado el día en que el sentimiento de patria no “fuera un crimen ya que bajo el antiguo régimen el pensamiento era un esclavo y el alma misma del ciudadano no le pertenecía”. Estas palabras le valieron el hostigamiento de la jerarquía eclesiástica. Pero aunque las épocas tenebrosas del coloniaje se habían hundido en el pasado, las luchas intestinas lo han herido. Los próceres de la “primera patria”, como le hizo decir Bartolomé Hidalgo a su gaucho, sienten el olvido popular y la indiferencia.
El Deán Gregorio Funes, raído el manteo, blanca la cabeza, camina con paso vacilante. Ha sido acusado de traidor a la patria, de tener públicamente una manceba y haber procreado con ella. Sarmiento, que alguna vez denunció a sus adversarios políticos porque se metían entre sus sábanas para perjudicarlo políticamente, lo supone rodeado de su extraña familia en aquel último paseo. El sanjuanino traza una de sus extraordinarias escenas: el anciano huele una flor y se deja morir, “rodeado de aquella familia póstuma a su vida pública y a las virtudes de su estado y aun a la edad ordinaria de las emociones más suaves del corazón al aspirar el perfume de una flor, el Deán se sintió morir, y lo dijo así a los tiernos objetos de sus cariño, sin sorpresa y como de un acontecimiento que agrada”[2].
No le fue dado morir en su patria como el llamaba a Córdoba del Tucumán. ¿Qué era la patria para los próceres? Desde el siglo XVIII, era el lugar del nacimiento. Pero cuando llegó la hora de la construcción de las nacionalidades aparecieron los conflictos. El, desde siempre, había tomado como suya una sola causa: la independencia de América. Por lo tanto la causa de Colombia es la de las Provincias Unidas. Como Monteagudo, San Martín, Bolívar y Dorrego, su amigo asesinado un año antes, la patria era toda América. Profeta de un sueño entonces irrealizado, bregó por una Patria Americana, sin fronteras ni gobiernos regionales. Sufrió prisiones por parte de Rivadavia. Viejo y pobre, muerto Bolívar, asesinado Sucre (cuya biografía había escrito) y fusilado Dorrego, dolido por la decisión de su discípulo Olañeta de jugarse por la “patria chica” no “entendía este ciudadano de América otra cosa que la ciudadanía americana, no
conocía otra nacionalidad que la continental”.
Su entrega a la causa emancipadora le valió problemas con la jerarquía eclesiástica. Consideraba que la elección de los obispos debía volver a la antigua tradición con intervención “del pueblo y del clero”: “No podemos engañarnos: un prelado puesto en los intereses de España, al contemplar nuestro espíritu revolucionario, sería un hombre que con la misma lengua bendijese a Dios y maldijese a su Pueblo”[3].
Cuando estudiaba en España, peroraba en el púlpito “sobre las excelencias del desaparecido rey Carlos III y su divino origen pero, de regreso al hospedaje y hasta que el día apuntase sobre las llanuras de Castilla, devoraba el tesoro de libros condenados acopiados en secreto que venían apareciendo desde cuarenta años atrás”.[4] De regreso a su Córdoba natal “abrió las excelencias de su biblioteca, la mejor de América” a sus alumnos venidos de toda Suramerica. Como los viejos lectores de la Mater Universitas, sentado entre los jóvenes, leía y comentaba libros novedosos que ni la censura ni la inquisición le habían podido arrebatar. Desfilan ante los ojos y oídos de los jóvenes Cartas a los sordos de Diderot, algunas entradas del Diccionario Filosófico . Se entretienen con Las Misceláneas de D’Alambert y no vuela una mosca cuando escuchan algunas escenas picantes de La Doncella de Voltaire.
Lo rodean el tucumano Monteagudo, el chuquisaqueño Olañeta, los hijos de Liniers, el sanjuanino Del Carril, el puntano Lafinur y hasta un italiano, Arduz, que luego se dedicará al servicio de Bolivia. En la cálida siesta cordobesa, bajo los emparrados, les cuenta historias “de allá” sobre los tratos del Duque Orleans con los masones en España. De vez en cuando saca a relucir ciertas hojas volantes traídas de España que revelan la escandalosa conducta de la reina Luisa o denuncian la ambición de poder y los saqueos del valido Godoy.
Desde 1774 se han sucedido los motines de los estudiantes en la Universidad. En 1776 el obispo Moscoso informa sobre alborotos en los claustros. En ese mismo año, la viuda Margarita Echeverría solicitó al Consejo la revisión de los autos contra su hijo colegial por desobedecer al P. Barrientos. Fue en esos años cuando el Deán culmina sus estudios de teología: además del tumulto vibraban todavía las enseñanzas de uno de los más esclarecidos catedráticos, el P. Morelli, autor de Rudimenti jure naturae et gentibus y de Fasti Novi Orbi.
Tras dura contienda con los franciscanos, el Deán es elegido Rector por el claustro de egresados y se dedica a actualizar el colegio Monserrat. Funda la cátedra de física y la de matemática. Entroniza, en cierto modo, a la diosa Razón. Ahora la cuestión ya no se centra en la perdición del alma sino en la curiosidad del saber. La ciencia no se rige por el derecho canónico. El razonamiento disputa con la ciega credulidad y no acepta la obediencia a las jerarquías impuestas. En 1819, entregado a la organización del estado, propuso que los diputados fueran representativos de sus pueblos, o sea, elegidos entre ”ciudadanos sin fuero que alegar”. Sostuvo el voto popular y la libertad de prensa. Desde entonces, quedó para siempre consensuado que el único freno del pensamiento escrito “ha de ser la misma prensa”.
Ciudadano de América, amplió el concepto de patria a todo el continente. Sarmiento lo supone anclado en el siglo de oro de la revolución porque persistió en un visión continental justo en el momento en que se estaban organizando las naciones. Ciertamente, Sarmiento es un profundo intérprete de la realidad. Sus análisis, al contrario de sus opciones, suelen ser certeros. En efecto, “la primera patria”, como decía el gaucho Chano de Bartolomé Hidalgo[5], era heroica como luego dirán los románticos, pero era, sobre todo, continentalista. El gaucho denuncia desunión, corrupción e injusticia. El pobre es explotado, la mujer es degradada: el pueblo es una “tropilla de pobres” que metida en un rincón “canta al son de la miseria”. La relación , cuyo tema central es el llamado a la unión entre porteños y provincianos, concluye con un ruego: “Americanos, unión,/ os lo pide humildemente/ un gaucho con ronca voz/ que no espera de la patria/ ni premio ni galardón,/ pues desprecea la riqueza/ porque no tiene ambición”.
Las relaciones de Hidalgo aparecieron en la Lira Argentina. Esta colección de poesías patrióticas fue impresa en París en 1824 y contenía las principales obras en verso publicadas desde 1810. Su compilador, Ramón Díaz, mantuvo modestamente el anonimato hasta que Juan María Gutiérrez lo reveló en una breve nota necrológica de 1860. Su compilación, pensaba, no era una antología puesto que no era un literato, era sólo un acto patriótico[6]. Esos poemas patrióticos, en realidad cantos de guerra, presentan a América como vasto escenario de pueblos unidos, habitantes de un Nuevo Mundo, enfrentado a un viejo mundo decadente, al que designan indistintamente como América o Colombia. Los protagonistas de la epopeya se presentan a sí mismos como “sudamericanos”, “americanos”, “colombianos” o “indianos”: “mirar los hijos de Colombia clara”, “por vengar a los hijos de Columbia”, “el indo continente”, “el suelo indiano”, “el indiano continente”, “la indiana gente”.Por supuesto, también aparece el gentilicio argentino, pero como en el Himno, generalmente designa “porteño”.
El fraile Castañeda, en “Canción de la gaucha de Luján a Pío VII”, encara al Sumo Pontífice para que no se deje engañar y no apoye la posible venida de una armada rusa a conquistar el Plata. Lo incita a no ceder a las ambiciones ultramarinas. “Libre ya nuestra tierra se presenta” y, por lo tanto, está en condiciones de defender al Papa de quienes le quisieren atacar: “os librarán del Sur los campeones”. Le advierte que su reino “no es de este mundo” y que su primado espiritual “en Colombia tener debe su fuerte”. Los colombianos no permitirán que los tiranos “de la tiara os roben los diamantes”: “Buenos Aires será sede romana/ la nueva Roma o nuevo Vaticano,/ y los reinos peruano y mejicano/ serán tu gran familia americana”. Los gobiernos de Europa se niegan a aceptar que en América concluyó la era de las monarquías: “Colombia da la norma/ con sus ejemplos y sus documentos”. Separada de España, no de Roma, Colombia “implora ya el diploma/ de sucesor de Pedro”. Sabemos que los papas se declararon contrarios a la independencia. Por eso el fraile lo hace responsable ”de la ruina/ que tu olvido ocasione en todo/ cuanto/ pertenece a la fe y a la doctrina”.
Ese acendrado americanismo es objeto del sarcasmo sarmientino. El autor de Recuerdos de Provincia ya está empeñado, instalado en la hegemónica línea rivadaviana, en la creación de un estado nacional segregado de la patria continental.
Al Deán Funes, ese anacronismo le costó prisión, abandono, pobreza. Sarmiento lo supone entregado al desánimo y el resentimiento. Por eso, postula, fue que aceptó ser agente caracterizado de Bolívar en la Argentina. Así fue como en la historia escrita por los historiadores de la patria chica, cargó para siempre con una latente acusación de traidor[7]. Irónicas alusiones, confusa esgrima de documentos, dictaminan contra el deán en la historia argentina. Escrita para cohonestar los “intereses mercantiles” del puerto de Buenos Aires, lo sumió en la sospecha y el olvido.
“Si la Libertad descendiera al mundo, buscaría como Santuario el corazón de Simón Bolívar” (Manuel Dorrego)
“Felices aquellos que pagan a la Patria la deuda sagrada que contrajeron desde la cuna…// ¡Oh, Patria amada! ¡Escucha los acentos de una voz que no te es desconocida, y acepta con agrado estos últimos esfuerzos de una vida que se escapa!… (Deán Funes)
1.- El deán va al muereCuando la revolución americana lo llamó a sus filas era un hombre rico, pero al declararse “americano y argentino” el Virrey Abascal le confiscó sus bienes. Esbozó en escritos memorables los contornos todavía borrosos de una nación continental: fue el primer historiador de la patria. Ese 11 de enero de 1829, el octogenario cura salió de su casa de la calle Florida a dar un paseo. Se encaminó con sus pasos vacilantes hacia un parque de diversiones recién inaugurado. Se llamaba Parque Argentino[1] y era creación del inglés Santiago Wilde: imitaba los jardines europeos. Se importaron plantas y semillas que las sirvientas sacaban bajo sus pañuelos o rebozos. Había un buen hotel francés, magníficos salones de baile, un circo para mil quinientas personas, un pequeño teatro en que había actuado Casacuberta. Por la tarde, una banda de música animaba el ambiente y se exhibían tigres, tapires y antas.
El viejo se sentía olvidado por la patria. Su amigo y compañero de ideales, Manuel Dorrego, el primer coronel del pueblo, había sido asesinado un año atrás. Desde siempre, había esperado el día en que el sentimiento de patria no “fuera un crimen ya que bajo el antiguo régimen el pensamiento era un esclavo y el alma misma del ciudadano no le pertenecía”. Estas palabras le valieron el hostigamiento de la jerarquía eclesiástica. Pero aunque las épocas tenebrosas del coloniaje se habían hundido en el pasado, las luchas intestinas lo han herido. Los próceres de la “primera patria”, como le hizo decir Bartolomé Hidalgo a su gaucho, sienten el olvido popular y la indiferencia.
No le fue dado morir en su patria como el llamaba a Córdoba del Tucumán. ¿Qué era la patria para los próceres? Desde el siglo XVIII, era el lugar del nacimiento. Pero cuando llegó la hora de la construcción de las nacionalidades aparecieron los conflictos. El, desde siempre, había tomado como suya una sola causa: la independencia de América. Por lo tanto la causa de Colombia es la de las Provincias Unidas. Como Monteagudo, San Martín, Bolívar y Dorrego, su amigo asesinado un año antes, la patria era toda América. Profeta de un sueño entonces irrealizado, bregó por una Patria Americana, sin fronteras ni gobiernos regionales. Sufrió prisiones por parte de Rivadavia. Viejo y pobre, muerto Bolívar, asesinado Sucre (cuya biografía había escrito) y fusilado Dorrego, dolido por la decisión de su discípulo Olañeta de jugarse por la “patria chica” no “entendía este ciudadano de América otra cosa que la ciudadanía americana, no
conocía otra nacionalidad que la continental”.
Su entrega a la causa emancipadora le valió problemas con la jerarquía eclesiástica. Consideraba que la elección de los obispos debía volver a la antigua tradición con intervención “del pueblo y del clero”: “No podemos engañarnos: un prelado puesto en los intereses de España, al contemplar nuestro espíritu revolucionario, sería un hombre que con la misma lengua bendijese a Dios y maldijese a su Pueblo”[3].
Cuando estudiaba en España, peroraba en el púlpito “sobre las excelencias del desaparecido rey Carlos III y su divino origen pero, de regreso al hospedaje y hasta que el día apuntase sobre las llanuras de Castilla, devoraba el tesoro de libros condenados acopiados en secreto que venían apareciendo desde cuarenta años atrás”.[4] De regreso a su Córdoba natal “abrió las excelencias de su biblioteca, la mejor de América” a sus alumnos venidos de toda Suramerica. Como los viejos lectores de la Mater Universitas, sentado entre los jóvenes, leía y comentaba libros novedosos que ni la censura ni la inquisición le habían podido arrebatar. Desfilan ante los ojos y oídos de los jóvenes Cartas a los sordos de Diderot, algunas entradas del Diccionario Filosófico . Se entretienen con Las Misceláneas de D’Alambert y no vuela una mosca cuando escuchan algunas escenas picantes de La Doncella de Voltaire.
Lo rodean el tucumano Monteagudo, el chuquisaqueño Olañeta, los hijos de Liniers, el sanjuanino Del Carril, el puntano Lafinur y hasta un italiano, Arduz, que luego se dedicará al servicio de Bolivia. En la cálida siesta cordobesa, bajo los emparrados, les cuenta historias “de allá” sobre los tratos del Duque Orleans con los masones en España. De vez en cuando saca a relucir ciertas hojas volantes traídas de España que revelan la escandalosa conducta de la reina Luisa o denuncian la ambición de poder y los saqueos del valido Godoy.
Desde 1774 se han sucedido los motines de los estudiantes en la Universidad. En 1776 el obispo Moscoso informa sobre alborotos en los claustros. En ese mismo año, la viuda Margarita Echeverría solicitó al Consejo la revisión de los autos contra su hijo colegial por desobedecer al P. Barrientos. Fue en esos años cuando el Deán culmina sus estudios de teología: además del tumulto vibraban todavía las enseñanzas de uno de los más esclarecidos catedráticos, el P. Morelli, autor de Rudimenti jure naturae et gentibus y de Fasti Novi Orbi.
Tras dura contienda con los franciscanos, el Deán es elegido Rector por el claustro de egresados y se dedica a actualizar el colegio Monserrat. Funda la cátedra de física y la de matemática. Entroniza, en cierto modo, a la diosa Razón. Ahora la cuestión ya no se centra en la perdición del alma sino en la curiosidad del saber. La ciencia no se rige por el derecho canónico. El razonamiento disputa con la ciega credulidad y no acepta la obediencia a las jerarquías impuestas. En 1819, entregado a la organización del estado, propuso que los diputados fueran representativos de sus pueblos, o sea, elegidos entre ”ciudadanos sin fuero que alegar”. Sostuvo el voto popular y la libertad de prensa. Desde entonces, quedó para siempre consensuado que el único freno del pensamiento escrito “ha de ser la misma prensa”.
El fraile Castañeda, en “Canción de la gaucha de Luján a Pío VII”, encara al Sumo Pontífice para que no se deje engañar y no apoye la posible venida de una armada rusa a conquistar el Plata. Lo incita a no ceder a las ambiciones ultramarinas. “Libre ya nuestra tierra se presenta” y, por lo tanto, está en condiciones de defender al Papa de quienes le quisieren atacar: “os librarán del Sur los campeones”. Le advierte que su reino “no es de este mundo” y que su primado espiritual “en Colombia tener debe su fuerte”. Los colombianos no permitirán que los tiranos “de la tiara os roben los diamantes”: “Buenos Aires será sede romana/ la nueva Roma o nuevo Vaticano,/ y los reinos peruano y mejicano/ serán tu gran familia americana”. Los gobiernos de Europa se niegan a aceptar que en América concluyó la era de las monarquías: “Colombia da la norma/ con sus ejemplos y sus documentos”. Separada de España, no de Roma, Colombia “implora ya el diploma/ de sucesor de Pedro”. Sabemos que los papas se declararon contrarios a la independencia. Por eso el fraile lo hace responsable ”de la ruina/ que tu olvido ocasione en todo/ cuanto/ pertenece a la fe y a la doctrina”.
Ese acendrado americanismo es objeto del sarcasmo sarmientino. El autor de Recuerdos de Provincia ya está empeñado, instalado en la hegemónica línea rivadaviana, en la creación de un estado nacional segregado de la patria continental.
Al Deán Funes, ese anacronismo le costó prisión, abandono, pobreza. Sarmiento lo supone entregado al desánimo y el resentimiento. Por eso, postula, fue que aceptó ser agente caracterizado de Bolívar en la Argentina. Así fue como en la historia escrita por los historiadores de la patria chica, cargó para siempre con una latente acusación de traidor[7]. Irónicas alusiones, confusa esgrima de documentos, dictaminan contra el deán en la historia argentina. Escrita para cohonestar los “intereses mercantiles” del puerto de Buenos Aires, lo sumió en la sospecha y el olvido.
Agenda de Reflexión
Prof GB
LA HISTORIA TIENE CARA DE MUJER
Ayer fue una jornada repleta de victorias.
Dos mujeres se cargaron al hombro la historia de América Latina.
Una se llama Cristina, presidenta de Argentina.
La otra, Dilma, presidenta de Brasil.
Y allá van. Juntas. Unidas. Comprometidas con sus respectivos pueblos.
La imagen de ambas mandatarias, ayer, apostando al progreso industrial de la región y subrayando el compromiso de afrontar unidas el temporal que azota el viejo mundo, es una señal que alienta el desarrollo del presente y el futuro.
Es que lejos de allí, en Navarra, España, continuó la tragedia humana causada por los buitres del capitalismo financiero. Un trabajador de 59 años se arrojó al vacío ante la inminente orden de desahucio, o desalojo, de su modesta vivienda.
El orden natural de la vida se invierte allí donde posan sus garras las aves negras del neoliberalismo: se muere la gente de pueblo y se enriquecen sus verdugos, los señores de los bancos y las financieras.
Por cada suicidio que provocan… ¿las calificadoras de riesgo, como Fitch, elevarán la nota de países como España?
Dilma y Cristina expresan otro tiempo, otro horizonte, un sentido común pleno de vida.
La apelación que hicieran a sus funcionarios y compañeros para que pisen el acelerador en la gestión de ambos gobiernos se enmarca decididamente en esta etapa de vértigo que vivimos.
Miren todo lo que pasó en un solo día:
La Corte de Apelaciones de Nueva York suspendió el fallo buitre del juez Griesa, tras aceptar la presentación del gobierno argentino.
La Fragata Libertad fue certificada por la Organización Marítima Internacional como buque militar; por lo tanto es inembargable.
La Corte Suprema de Justicia emitió un severo fallo rechazando explícitamente el pedido de cautelar eterna del Grupo Clarín. Es algo “inadmisible”, dijeron.
El ministro Lorenzino y el secretario de Economía Kicillof reafirmaron la inconstitucionalidad del aumento de los combustibles por parte de las provincias y los municipios.
En Tribunales se inició la mega causa por delitos de lesa humanidad cometidos en la ex ESMA durante la dictadura cívico militar.
El Congreso Nacional sancionó el Instituto de la Música, la ley de “servicio domestico” y rechazó en duros términos al juez Griesa y los fondos buitres.
Pero de todas las noticias, permítanos que subrayemos la difundida por la CEPAL, de Naciones Unidas:
La Argentina redujo la pobreza al 5,7% y se ubica entre los 5 países de América Latina en los que más bajó, con una caída que va del 8,6 al 5,7% entre 2010 y 2011.
Además descendieron la indigencia y la inequidad en la distribución de los ingresos.
Ahora sí, a poner guirnaldas en las calles para esperar y celebrar el 7D.
GB
EDUARDO GALEANO Y PALESTINA, OPINION
Eduardo Galeano: Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes.
Por Eduardo Galeano
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes Eduardo Galeano, escritor latinoamericano.
Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador.
Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen. Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho. Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos? El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales.
En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica. Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí. Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro? Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad. Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena. (Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)
GB
Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador.
Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen. Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho. Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos? El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales.
En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica. Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí. Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro? Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad. Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena. (Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras latinoamericanas que Israel asesoró.)
GB
ESTO SI QUE ES INVESTIGAR A LOS MEDIOS.
PROCREAR y 8N: ¿Cómo cubrieron medios K y opositores?
Jueves 29 de Noviembre de 2012 13:21
A continuación, la serie de tuits que enmarcan la investigación:
Se avecina el #7D y las 2 tribunas de bondades y perjuicios al respecto de la aplicación de la ley se llenan de argumentos. #queruzoInvestiga
Se dice habitualmente que asistimos a la existencia de 2 relatos. De 2 visiones. De 2 maneras de reflejar acontecimientos. #queruzoInvestiga
Se plantea la presencia de 1 polo informat formado x medios afines al gobierno y otro polo por medios afines a “la corpo”. #queruzoInvestiga
En esos polos y en relación con los medios gráficos, se suelen ubicar a Página 12 y Tiempo Argentino, por un lado. #queruzoInvestiga
Y en el otro lado del polo, se ubican a Clarinete y La Nación. #queruzoInvestiga
Suele decirse entonces que Página 12 y Tiempo Argentino maximizan las noticias favorables al gobierno. #queruzoInvestiga
Suele decirse también que Clarín y Nación maximizan las desfavorables para el gobierno. #queruzoInvestiga
Hicimos el siguiente ejercicio: tomamos 2 hechos de alto relevancia en términos de personas a las que impacta. #queruzoInvestiga
Uno favorable y otro desfavorable para el Gobierno. #queruzoInvestiga
Los hechos elegidos son el anuncio del Plan Procrear (positivo p/el gob) y el cacerolazo del #8N (negativo p/el gob). #queruzoInvestiga
La elección se justifica en la cantidad de gente sobre la que impactan. #queruzoInvestiga
El Plan Procrear fue uno de los anuncios más importantes del gobierno. #queruzoInvestiga
El plan apunta a resolver el problema habitacional de 3,3 millones de personas (29% de los hog). #queruzoInvestiga
Es de tal envergadura que si se ejecuta en su totalidad habrá resuelto el 12% del déficit en 4 años. #queruzoInvestiga
Sería el gob. con + soluciones habit de la historia. Es la medida muy masiva en alcance del gobierno. Tanto como la AUH. #queruzoInvestiga
El cacerolazo, en cambio, fue la movilización de personas con reclamos muy diversos pero indudablemente masivo. #queruzoInvestiga
Veamos los resultados del tratamiento de las noticias. Tomaremos la cobertura del día posterior al anuncio o evento. #queruzoInvestiga
Todos estos medios, unos más y otros menos, presentaron en tapa las noticias. Hasta acá todo igual. #queruzoInvestiga
Cobertura de la noticia “positiva para el gobierno” #PlanProcrear #queruzoInvestiga
Tiempo Argentino dedico 5 notas con un total de 16.028 caracteres. #queruzoInvestiga
Clarín dedicó 5 notas con un total de 15.095 caracteres. #queruzoInvestiga
Página 12 dedicó 2 notas con un total de 13.057 caracteres. #queruzoInvestiga
La Nación dedicó 2 notas con un total de 9.283 caracteres. #queruzoInvestiga
Cobertura de la noticia “negativa para el gobierno” #8N #queruzoInvestiga
La Nación dedicó 51 notas con un total de 159.419 caracteres. Clarín dedicó 29 notas con un total de 80.058 caracteres. #queruzoInvestiga
Página 12 dedicó 9 notas c/un total de 46.114 caracteres. Tiempo Argentino dedico 4 notas c/un total de 16.071 caracteres #queruzoInvestiga
Vemos que Tiempo Argentino prácticamente dedicó el mismo espacio a una nota positiva que a una negativa. #queruzoInvestiga
Incluso Tiempo Argentino dedicó el mismo espacio que Clarín que en la positiva. #queruzoInvestiga
Para ser “oficialista”, Página 12 Multiplicó x 3,5 veces el espacio dedicado a 1 noticia “negativa” en base a la positiva. #queruzoInvestiga
Clarín multiplicó por 5,3 veces el espacio dedicado a una noticia “negativa” en base a la positiva. #queruzoInvestiga
Y La Nación? Multiplicó por 17 veces el espacio dedicado a una noticia “negativa” en base a la positiva. #queruzoInvestiga
Cuando la noticia fue positiva, los 1/2 afines al gob dedicaron (29.085) un 19% + de espacio q los adversos (24.378). #queruzoInvestiga
Pero cuando la noticia fue negativa, los 1/2 adversos al gob dedicaron (239.477) un 285% más de cobertura q los 1/2 afines al gob (62.185).
Obsérvese incluso q hasta cuando la noticia fue “negativa”, los medios “militantes” + q duplicaron la cobertura (+114%). #queruzoInvestiga
Los medios de “la corpo”, en cambio aumentaron la cobertura un 882% jeje. #queruzoInvestiga
En fin, si la teoría de los dos demonios funciona, uno de los demonios está ahorrando papel … #queruzoInvestiga
Y que la ley la tenemos que cumplir todos. Guste o no. #queruzoInvestiga
Para conocer más #queruzoInvestiga puede visitar:http://storify.com/queruzo
gb
Incluso Tiempo Argentino dedicó el mismo espacio que Clarín que en la positiva. #queruzoInvestiga
Para ser “oficialista”, Página 12 Multiplicó x 3,5 veces el espacio dedicado a 1 noticia “negativa” en base a la positiva. #queruzoInvestiga
Clarín multiplicó por 5,3 veces el espacio dedicado a una noticia “negativa” en base a la positiva. #queruzoInvestiga
Y La Nación? Multiplicó por 17 veces el espacio dedicado a una noticia “negativa” en base a la positiva. #queruzoInvestiga
Pero cuando la noticia fue negativa, los 1/2 adversos al gob dedicaron (239.477) un 285% más de cobertura q los 1/2 afines al gob (62.185).
Obsérvese incluso q hasta cuando la noticia fue “negativa”, los medios “militantes” + q duplicaron la cobertura (+114%). #queruzoInvestiga
Los medios de “la corpo”, en cambio aumentaron la cobertura un 882% jeje. #queruzoInvestiga
En fin, si la teoría de los dos demonios funciona, uno de los demonios está ahorrando papel … #queruzoInvestiga
Y que la ley la tenemos que cumplir todos. Guste o no. #queruzoInvestiga
Para conocer más #queruzoInvestiga puede visitar:http://storify.com/queruzo
gb
Suscribirse a:
Entradas (Atom)