lunes, 17 de septiembre de 2012
TITULARES, 11 DE SETIEMBRE DE 1973.
Se cumple un nuevo aniversario del Golpe de Augusto Pinochet que instaló una sangrienta dictadura en el país vecino. ¿Cómo cubrió la noticia el conservador diario argentino? Mirá la tapa.
AGENCIA PACO URONDO.
ALEJANDRO HOROWICZ, OPINION
La estrecha perspectiva country de una protesta
Por Alejandro Horowicz
¿Cómo interpretar la marcha con cacerolas del jueves pasado?
¿Como el éxito del discurso de la prensa comercial concentrada? ¿Como debilidad del gobierno nacional? ¿Como un curioso efecto interno de la crisis global? Los que esperen una respuesta sencilla y rápida quedarán defraudados. Aun así, señalo el hilo conductor de mi lectura: la bancocracia mundial, el camino elegido por la Reserva Federal de EE UU para enfrentar una crisis financiera, transformándola en sistémica y por tanto en política. Ese es el punto: entender la naturaleza del gobierno mundial del capitalismo realmente existente.
Comencemos. Wen Jiabao alivió los nervios de los inversionistas al señalar el miércoles pasado que China se encamina hacia su meta de crecimiento para este año: 7,5 por ciento. El primer ministro reconoció que está bajo una "notable presión a la baja"; con elegancia oriental sugirió que el gobierno podría anunciar un plan de estímulo, al informar que el superávit fiscal chino supera los U$S 158 mil millones, sin olvidar que el fondo de reserva es por cierto mucho mayor. Mientras tanto, Europa y EE UU siguen enfrentando el déficit fiscal.
Casi en simultaneo, una multitud colapsó Barcelona; con el lema "Cataluña, nuevo Estado de Europa", desafió al gobierno de Mariano Rajoy. Dos millones de personas, según los organizadores (1,5 millones, dijo la policía local), se manifestaron por ahora festivos. El presidente regional, el moderado Artur Mas, quien el próximo 20 de septiembre se reunirá con Rajoy para reclamar un nuevo pacto fiscal, advirtió que si esa propuesta fuera rechazada el camino hacia la libertad queda abierto. "Cataluña produce suficientes recursos para vivir mejor de lo que vivimos. No hay batalla ni reto más urgente que la soberanía fiscal", subrayó Mas.
Hay más. Cientos de miles se manifestaron el sábado en Madrid para exigir a Rajoy que someta a referendo sus políticas de ajuste perpetuo. Es la primera gran movilización tras las vacaciones y llega cuando España estudia pedir otro rescate. Bajo el lema "¡Vamos! ¡Quieren arruinar el país, hay que impedirlo!", los manifestantes, convocados por unas 200 organizaciones sociales y los principales sindicatos de España, pidieron un drástico cambio de rumbo. La "marea social" acusa a Rajoy de pasar del Estado de bienestar al de beneficencia. El secretario general de las Comisiones Obreras sostuvo que el gobierno tiene la llave de la huelga general, la segunda desde que el Partido Popular llegó al poder en diciembre. Ignacio Fernández Toxo advirtió: "Esto no termina aquí, llegaremos tan lejos como el gobierno quiera llegar."
En Francia, por su parte, el recorte tomó fuerte impulso. François Hollande pidió el sacrificio mayor en 30 años: 33 mil millones de euros para 2013. El presidente sostuvo: "Voy a fijar una agenda de recuperación. ¿El plazo? Dos años." Es la primera vez que un presidente anuncia un paquete de medidas fiscales por TV. Tres sectores quedarían a salvo: educación, justicia y seguridad. Y el carácter "socialista" del recorte pasa por los 10 mil millones de euros que aportarán los ingresos más altos. Incluye en la "medida excepcional" –confiscatoria dirían en la Argentina– un gravamen de 75% a los ingresos por encima de un millón de euros, y concierne a 3000 personas.
También Portugal vivió jornadas contra las "medidas de austeridad". Los manifestantes rechazaron la política exigida por la troika Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional, que mantiene bajo estrecha vigilancia las finanzas portuguesas. Nadie pareciera inmutarse. En la reunión de ministros de economía de la Eurozona analizaron la propuesta de avanzar hacia una unión bancaria.
El Banco Central Europeo asumirá los poderes de supervisión de todos los bancos. Los Veintisiete se mostraron divididos, y las diferencias amenazan el objetivo: un organismo de control a partir del 1º de enero de 2013. Este proyecto va de la mano con la puesta en marcha del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad). Mario Draghi ha dicho que si el MEDE adquiere bonos soberanos, cosa que por ahora sólo pueden hacer los bancos privados, el artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que prohíbe la impresión de dinero para financiar gobiernos, sería letra muerta. El gobierno alemán se opone a la mutualización de la deuda, esto es a garantizarla con sus propios recursos, pero el MEDE es precisamente eso, la mutualización sin techo teórico. Claro que las decisiones del MEDE serán tomadas por una mayoría calificada del 85%, cuando Alemania dispondrá del 20% de esos votos; es decir, Alemania controla el mecanismo mediante un derecho a veto implícito. Pero, en última instancia, todo depende de que la Reserva Federal de EE UU sostenga su política monetaria actual: dinero muy barato para los bancos.
Las esperanzas de un nuevo estímulo de la Fed, compra de bonos y activos tóxicos, fueron reforzadas por el informe que muestra que la economía estadounidense generó en agosto 96 mil empleos, una cifra menor a la esperada. Analistas de Goldman Sachs Group dicen que la probabilidad de que la Fed anuncie el programa esta semana está "ahora por encima de 50 por ciento". Con anterioridad, sostenían que el anuncio se produciría a fines de año. Goldman espera que el banco central estadounidense compre (por mes, mientras haga falta) alrededor de U$S 50 mil millones en valores respaldados por hipotecas y bonos del Tesoro. Economistas de J.P. Morgan Chase dijeron que esperan que la Fed anuncie compras por 300 mil millones que terminarían en enero. Analistas de Barclays, en cambio, predicen que la Fed destinará 500 mil millones a esas compras. Esa es la política monetaria de los EE UU; el BCE no hace otra cosa que alinearse con ella, ya que depende de que Barack Obama no cambie el rumbo.
EL CASO ARGENTINO. En los primeros siete meses del año las exportaciones cayeron un 2%, y las importaciones se redujeron el 6 por ciento. Casi nada, si se compara con la caída de ventas brasileñas: 20 por ciento. Importa observar que ha crecido la importación de combustible. Así como el precio de la soja se sostiene apalancado en la burbuja financiera, otro tanto sucede con los combustibles fósiles. Ambos comportamientos son resultado directo de la evolución de la crisis. Disfrutar una ventaja supone soportar la cara débil, esto es, dos aspectos de una sola cuestión.
Una lectura estructural demuestra que en el último medio siglo América Latina ha sido un exportador neto de capitales. Una crisis financiera funciona como una aspiradora de capitales. Para el BCRA la conservación de sus reservas es su norte estratégico. Antes de 2008 era posible acumular reservas, mejorar el nivel de consumo popular, sin que la fuga de dólares rompiera el diseño de la balanza de pagos. Hoy no.
El gobierno estableció una suerte de exitoso "cepo cambiario". La fuga de capitales se redujo, de 18 mil millones el año pasado pasó a 3000… hasta ahora. A mi juicio es tiempo que el gobierno establezca un sistema de cotizaciones diferenciales para el dólar. Una franja cambiaria para la importación de bienes de capital y las exportaciones tradicionales. Otra para bienes no estratégicos, y una tercera para turismo e importaciones suntuarias. De este modo las reglas del juego, en esta coyuntura particular, quedarían claras. Y los que pueden pagarse vacaciones al exterior no serán subsidiados por una sociedad que no puede afrontar semejante gasto. En cuanto a los caceroleros movilizados, son las curiosas víctimas de un orden global donde precisamente ellos no suelen ser las víctimas. Desde su estrecha perspectiva country su protesta es lógica; al mismo tiempo, pensar que pueden ser la base de alguna propuesta política que no sea el regreso liso y llano a la Convertibilidad de Cavallo es casi ridículo. Se trata de saber si la sociedad argentina está dispuesta a retroceder hasta 1999.
17/09/12 Tiempo Argentino
Por Alejandro Horowicz
¿Cómo interpretar la marcha con cacerolas del jueves pasado?
¿Como el éxito del discurso de la prensa comercial concentrada? ¿Como debilidad del gobierno nacional? ¿Como un curioso efecto interno de la crisis global? Los que esperen una respuesta sencilla y rápida quedarán defraudados. Aun así, señalo el hilo conductor de mi lectura: la bancocracia mundial, el camino elegido por la Reserva Federal de EE UU para enfrentar una crisis financiera, transformándola en sistémica y por tanto en política. Ese es el punto: entender la naturaleza del gobierno mundial del capitalismo realmente existente.
Comencemos. Wen Jiabao alivió los nervios de los inversionistas al señalar el miércoles pasado que China se encamina hacia su meta de crecimiento para este año: 7,5 por ciento. El primer ministro reconoció que está bajo una "notable presión a la baja"; con elegancia oriental sugirió que el gobierno podría anunciar un plan de estímulo, al informar que el superávit fiscal chino supera los U$S 158 mil millones, sin olvidar que el fondo de reserva es por cierto mucho mayor. Mientras tanto, Europa y EE UU siguen enfrentando el déficit fiscal.
Casi en simultaneo, una multitud colapsó Barcelona; con el lema "Cataluña, nuevo Estado de Europa", desafió al gobierno de Mariano Rajoy. Dos millones de personas, según los organizadores (1,5 millones, dijo la policía local), se manifestaron por ahora festivos. El presidente regional, el moderado Artur Mas, quien el próximo 20 de septiembre se reunirá con Rajoy para reclamar un nuevo pacto fiscal, advirtió que si esa propuesta fuera rechazada el camino hacia la libertad queda abierto. "Cataluña produce suficientes recursos para vivir mejor de lo que vivimos. No hay batalla ni reto más urgente que la soberanía fiscal", subrayó Mas.
Hay más. Cientos de miles se manifestaron el sábado en Madrid para exigir a Rajoy que someta a referendo sus políticas de ajuste perpetuo. Es la primera gran movilización tras las vacaciones y llega cuando España estudia pedir otro rescate. Bajo el lema "¡Vamos! ¡Quieren arruinar el país, hay que impedirlo!", los manifestantes, convocados por unas 200 organizaciones sociales y los principales sindicatos de España, pidieron un drástico cambio de rumbo. La "marea social" acusa a Rajoy de pasar del Estado de bienestar al de beneficencia. El secretario general de las Comisiones Obreras sostuvo que el gobierno tiene la llave de la huelga general, la segunda desde que el Partido Popular llegó al poder en diciembre. Ignacio Fernández Toxo advirtió: "Esto no termina aquí, llegaremos tan lejos como el gobierno quiera llegar."
En Francia, por su parte, el recorte tomó fuerte impulso. François Hollande pidió el sacrificio mayor en 30 años: 33 mil millones de euros para 2013. El presidente sostuvo: "Voy a fijar una agenda de recuperación. ¿El plazo? Dos años." Es la primera vez que un presidente anuncia un paquete de medidas fiscales por TV. Tres sectores quedarían a salvo: educación, justicia y seguridad. Y el carácter "socialista" del recorte pasa por los 10 mil millones de euros que aportarán los ingresos más altos. Incluye en la "medida excepcional" –confiscatoria dirían en la Argentina– un gravamen de 75% a los ingresos por encima de un millón de euros, y concierne a 3000 personas.
También Portugal vivió jornadas contra las "medidas de austeridad". Los manifestantes rechazaron la política exigida por la troika Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional, que mantiene bajo estrecha vigilancia las finanzas portuguesas. Nadie pareciera inmutarse. En la reunión de ministros de economía de la Eurozona analizaron la propuesta de avanzar hacia una unión bancaria.
El Banco Central Europeo asumirá los poderes de supervisión de todos los bancos. Los Veintisiete se mostraron divididos, y las diferencias amenazan el objetivo: un organismo de control a partir del 1º de enero de 2013. Este proyecto va de la mano con la puesta en marcha del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad). Mario Draghi ha dicho que si el MEDE adquiere bonos soberanos, cosa que por ahora sólo pueden hacer los bancos privados, el artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, que prohíbe la impresión de dinero para financiar gobiernos, sería letra muerta. El gobierno alemán se opone a la mutualización de la deuda, esto es a garantizarla con sus propios recursos, pero el MEDE es precisamente eso, la mutualización sin techo teórico. Claro que las decisiones del MEDE serán tomadas por una mayoría calificada del 85%, cuando Alemania dispondrá del 20% de esos votos; es decir, Alemania controla el mecanismo mediante un derecho a veto implícito. Pero, en última instancia, todo depende de que la Reserva Federal de EE UU sostenga su política monetaria actual: dinero muy barato para los bancos.
Las esperanzas de un nuevo estímulo de la Fed, compra de bonos y activos tóxicos, fueron reforzadas por el informe que muestra que la economía estadounidense generó en agosto 96 mil empleos, una cifra menor a la esperada. Analistas de Goldman Sachs Group dicen que la probabilidad de que la Fed anuncie el programa esta semana está "ahora por encima de 50 por ciento". Con anterioridad, sostenían que el anuncio se produciría a fines de año. Goldman espera que el banco central estadounidense compre (por mes, mientras haga falta) alrededor de U$S 50 mil millones en valores respaldados por hipotecas y bonos del Tesoro. Economistas de J.P. Morgan Chase dijeron que esperan que la Fed anuncie compras por 300 mil millones que terminarían en enero. Analistas de Barclays, en cambio, predicen que la Fed destinará 500 mil millones a esas compras. Esa es la política monetaria de los EE UU; el BCE no hace otra cosa que alinearse con ella, ya que depende de que Barack Obama no cambie el rumbo.
EL CASO ARGENTINO. En los primeros siete meses del año las exportaciones cayeron un 2%, y las importaciones se redujeron el 6 por ciento. Casi nada, si se compara con la caída de ventas brasileñas: 20 por ciento. Importa observar que ha crecido la importación de combustible. Así como el precio de la soja se sostiene apalancado en la burbuja financiera, otro tanto sucede con los combustibles fósiles. Ambos comportamientos son resultado directo de la evolución de la crisis. Disfrutar una ventaja supone soportar la cara débil, esto es, dos aspectos de una sola cuestión.
Una lectura estructural demuestra que en el último medio siglo América Latina ha sido un exportador neto de capitales. Una crisis financiera funciona como una aspiradora de capitales. Para el BCRA la conservación de sus reservas es su norte estratégico. Antes de 2008 era posible acumular reservas, mejorar el nivel de consumo popular, sin que la fuga de dólares rompiera el diseño de la balanza de pagos. Hoy no.
El gobierno estableció una suerte de exitoso "cepo cambiario". La fuga de capitales se redujo, de 18 mil millones el año pasado pasó a 3000… hasta ahora. A mi juicio es tiempo que el gobierno establezca un sistema de cotizaciones diferenciales para el dólar. Una franja cambiaria para la importación de bienes de capital y las exportaciones tradicionales. Otra para bienes no estratégicos, y una tercera para turismo e importaciones suntuarias. De este modo las reglas del juego, en esta coyuntura particular, quedarían claras. Y los que pueden pagarse vacaciones al exterior no serán subsidiados por una sociedad que no puede afrontar semejante gasto. En cuanto a los caceroleros movilizados, son las curiosas víctimas de un orden global donde precisamente ellos no suelen ser las víctimas. Desde su estrecha perspectiva country su protesta es lógica; al mismo tiempo, pensar que pueden ser la base de alguna propuesta política que no sea el regreso liso y llano a la Convertibilidad de Cavallo es casi ridículo. Se trata de saber si la sociedad argentina está dispuesta a retroceder hasta 1999.
17/09/12 Tiempo Argentino
EL 55
EL 21 de setiembre de 1955, el golpe contra el gobierno democrático del general Perón triunfaba tras cinco días escaramusas entre las tropas "leales" y los subversivos;liderados por la Marina de guerra, ya habían intentado tres meses antes, mediante un bombardeo indiscriminado sobre la Capital Federal en un día laborable matar a Perón.
El presidente se vio obligado a renunciar cuando, la mayoría de los mandos del Ejército comenzaron a defeccionar, aún teniendo la situación militar resuelta.
El jefe de la contrarrevolución, el general Lonardi, meses mas tarde se arrepentiría de su participación enviándole una carta al propio Perón.
Era demasiado tarde.
La Revolución Libertadora venía a libertar al Pueblo argentino de un tirano dépota y sangriento.
Demagogo, y pro-comunista; hábil con su porpaganada nazi para engañar a las masas obreras y tenerlas hipnotizadas durante una década.
Su compañera, su esposa, Eva Perón, fallecida tres años antes, era la representación del Mal para estos libertadores y los sectores sociales de las clases medias urbanAs, favorecidos por la economía peronista pero culturalmente racistas, intolerantes y "civilizadores" ante tanta barbarie obrera con educación, trabajo y salud.
No había lugar para la negrada y no lo hubo durante casi 18 años.
Perón y el peronismo fueron prohibidos, exilados, encarcelados, tortutrados, reprimidos, hechados de sus lugares de trabajo.
Fusilados.
Parias en su tierra, resistieron todos esos años con la consigna de traer de vuelta el general a su Patria.
El general Aramburu, y el contralmirante Isaac Rojas, fueron la cara visible de un revanchismo casi sin antecedentes en la Historia Argentina.
Y construyeron un relato que permaneció incólumne hasta nuestros días.
El antiperonismo no murió.
Está mas vivo que nunca.
Libertad se reclamaba frente a un gobierno democrático refrendado en el año 1973 con el 62% de los votos,; Libertad se reclama hoy, ante una supuesta Dictadura, al igual que en el año 1955.
Sin cárceles atestadas de opositores, ni exilados, ni asesinados, ni torturados, ni proscriptos, ( como sí los hubo entre los años 1955 y 1973); hoy las clases meias urbanas protestan por las calles libremente; violentas y con odio.
Como en el año 1955, y con el apoyo de los partidos políticos en su conjunto.
Como hoy.
Maten a Cristina destilan desde sus guaridas como diría Evita.
Maten a Perón, como en 1955.
Ayer el Golpe, Hoy, el Golpe de las cacerolas.
GB
El presidente se vio obligado a renunciar cuando, la mayoría de los mandos del Ejército comenzaron a defeccionar, aún teniendo la situación militar resuelta.
El jefe de la contrarrevolución, el general Lonardi, meses mas tarde se arrepentiría de su participación enviándole una carta al propio Perón.
Era demasiado tarde.
La Revolución Libertadora venía a libertar al Pueblo argentino de un tirano dépota y sangriento.
Demagogo, y pro-comunista; hábil con su porpaganada nazi para engañar a las masas obreras y tenerlas hipnotizadas durante una década.
Su compañera, su esposa, Eva Perón, fallecida tres años antes, era la representación del Mal para estos libertadores y los sectores sociales de las clases medias urbanAs, favorecidos por la economía peronista pero culturalmente racistas, intolerantes y "civilizadores" ante tanta barbarie obrera con educación, trabajo y salud.
No había lugar para la negrada y no lo hubo durante casi 18 años.
Perón y el peronismo fueron prohibidos, exilados, encarcelados, tortutrados, reprimidos, hechados de sus lugares de trabajo.
Fusilados.
Parias en su tierra, resistieron todos esos años con la consigna de traer de vuelta el general a su Patria.
El general Aramburu, y el contralmirante Isaac Rojas, fueron la cara visible de un revanchismo casi sin antecedentes en la Historia Argentina.
Y construyeron un relato que permaneció incólumne hasta nuestros días.
El antiperonismo no murió.
Está mas vivo que nunca.
Libertad se reclamaba frente a un gobierno democrático refrendado en el año 1973 con el 62% de los votos,; Libertad se reclama hoy, ante una supuesta Dictadura, al igual que en el año 1955.
Sin cárceles atestadas de opositores, ni exilados, ni asesinados, ni torturados, ni proscriptos, ( como sí los hubo entre los años 1955 y 1973); hoy las clases meias urbanas protestan por las calles libremente; violentas y con odio.
Como en el año 1955, y con el apoyo de los partidos políticos en su conjunto.
Como hoy.
Maten a Cristina destilan desde sus guaridas como diría Evita.
Maten a Perón, como en 1955.
Ayer el Golpe, Hoy, el Golpe de las cacerolas.
GB
sábado, 15 de septiembre de 2012
NUNCA MAS, MEMORIA-VERDAD Y JUSTICIA
María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, 1986, de "La noche de los lápices", Ed. Planeta, 1986
Prólogo a la edición de 1992
HAN PASADO YA SEIS AÑOS desde la madrugada del 7 de junio de 1986, primeras horas del Día del Periodista, en la que escribimos la última frase del prólogo a la primera edición de este libro. En esa vigilia tensa y conmovedora, nos debatimos en la imposibilidad de escribir un epilogo a la historia que, por primera vez, contaríamos a los jóvenes de las generaciones venideras.
Aún hoy, podemos recordar a los estudiantes secundarios que nos acompañaron en la búsqueda de la verdad, la alegría por el advenimiento de la democracia, la mordaza ferrosa de los organismos de seguridad, las definiciones y balbuceos de la Justicia, el movimiento zigzagueante de la memoria histórica en la conciencia de los argentinos. Aún hoy, recordamos la impotencia por desconocer el destino final de los chicos secuestrados el 16 de setiembre de 1976 en el operativo ordenado por el general Ramón Camps, pero también nuestras esperanzas: que la impunidad jurídica sería reparada por la justicia porosa de la condena social; que mientras existiera un joven que deseara un mundo más solidario y justo, ninguno de los adolescentes secuestrado en la Noche de los Lápices desaparecería para siempre.
En la delgada película del tiempo transcurrido en nuestra historia sin fin, han quedado impresos, sin embargo, numerosos acontecimientos. Lo que era esperanza, fue certeza. Lo que era temor, fue realidad. Seis meses después de terminar este libro, entre gallos y a medianoche fue sancionada la ley de Punto Final. Un año más tarde, la de Obediencia Debida. Los miembros de las fuerzas de seguridad y civiles responsables de los hechos aquí narrados fueron sucesivamente desprocesados, y algunos procesados y condenados. Sus nombres figuraron en todas las listas de acusados del juicio a las juntas militares y en el informe de la Conadep. Los delitos que se les imputaron no fueron sólo la elaboración y ejecución de "un plan criminal", el detalle de esta sentencia genérica incluía la terrible certeza de que no sólo habían exterminado a miles de opositores adultos sino también a más de 232 adolescentes entre 13 y 18 años, en la noche y niebla (NN) de la represión ilegal iniciada el 24 de marzo de 1976.No repetiremos la cadencia de acontecimientos políticos que llevaron a los presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem a esgrimir razones de Estado, o simplemente humanitarias, para desprocesar primero e indultar luego a los máximos responsables de la mayor tragedia argentina del siglo XX, como fue definido por el fiscal Julio César Strassera en su alegato final en el juicio a las juntas militares. Tampoco repetiremos los nombres de los criminales porque alimentamos la utopía de que sus acciones se perderán en la noche de los tiempos, mientras aquéllo que quisieron matar vivirá en otros cuerpos.
Es sabido por todos los ciudadanos que ninguno de los indultados ha podido eludir la condena pública cuando intentaban vivir como si nada hubiera ocurrido. Fueron bíblicamente castigados, aunque no eran piedras sino palabras las arrojadas, cuando tramitaban sus registros de conductor (Emilio Massera), cuando trotaban en los bosques de Palermo (Jorge Videla), cuando tomaban café en una confitería de Palermo (Ramón Camps), cuando eran descubiertos conduciendo su auto (Luis Vides), cuando peinaban su perro pastor inglés con la ternura de un padre en una plaza de la ciudad (Miguel Etchecolatz). El veredicto de la sociedad los declaró culpables y construyó cárceles invisibles pero invulnerables. Los motivos de este repudio cívico no parecen radicar en un deseo atávico de venganza: sí en las ansias de justicia plena, en la necesidad de escuchar una sola palabra de arrepentimiento, jamás pronunciada por los indultados, que consolidara la esperanza de que nunca más la lógica de los fusiles mutilará y segará la vida de los argentinos.
Muchas veces en estos años, sentimos el impulso de continuar investigando sobre el destino final de los chicos desaparecidos. Nunca dejamos de preguntar a funcionarios del gobierno, a familiares, a miembros de las entidades humanitarias, a los científicos del Equipo Argentino de Antropología Forense si sabían algo más sobre ellos. La respuesta era: nada. Nada. Ningún cuerpo, ni una sola tumba. La nada que confirmaba el asesinato.
Sin embargo, hubo una puerta entornada en esa búsqueda: un testimonio decisivo nos permitió probar lo que la Justicia, entonces, no pudo probar por la sola declaración de Pablo Díaz. Uno de los autores de este libro mantuvo una prolongada conversación con Emilce Moler, una de las adolescentes secuestradas en la noche del 16 de setiembre de 1976, reaparecida algunos meses más tarde y que por decisión personal no había prestado aún declaración ante la Conadep ni ante la Cámara Federal que juzgó a las juntas militares.
La entrevista con ella se realizó un día de setiembre de 1986, en la sala de estar de un hotel en Mar del Plata, y se extendió desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde. El compromiso de quien escuchaba respetuosamente los secretos celosamente guardados durante una década fue no reproducir jamás los detalles revelados. Sólo podemos afirmar que el conmovedor testimonio de Emilce Moler refrendó, lo sucedido en los primeros días del secuestro de los adolescentes alojados en el campo clandestino de detención Arana, División Cuatrerismo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, incluida su tortura. El 5 de agosto de 1986, Emilce y su padre, el comisario inspector Moler, declararon finalmente por exhorto ante la justicia, brindando un testimonio decisivo para el conocimiento de todo lo sucedido durante aquellos días trágicos.
Al escuchar ese testimonio, pensamos que, simultáneamente al tiempo del dolor, se gestaba un tiempo nuevo, vital, definitivo en la historia de los más jóvenes, que seguían leyendo las aventuras de Sandokán, que continuaban escuchando las canciones de Charly García, pero en un país distinto al que habitaron los chicos que los habían precedido. Y, efectivamente, los adolescentes que se iniciaron en la edad de la razón con el renacimiento de la democracia, crecieron más libres al poder comprender muchas de las causas de los enfrentamientos y las pasiones sociales y políticas de los años setenta.
Si en el período comprendido entre 1973 y 1976 había ocurrido el bautismo político de los estudiantes secundarios en el seno de una sociedad turbulenta y atormentada por la violencia y las proscripciones, fue sólo a partir de 1984 cuando su organización gremial se extendió masivamente en paz como un derecho democrático adquirido. El 12 de noviembre de 1984 fundaron la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) con la participación de 450 delegados, representantes de 77 centros de estudiantes de la Capital Federal y de más de 100.000 estudiantes.
Pero fue durante 1986 cuando lograron la mayor presencia en actos, marchas, reuniones y en la constitución de su propia memoria histórica. El testimonio de Pablo Díaz, sobreviviente de la Noche de los Lápices, escuchado en los lugares más recónditos del país y del mundo; la aparición de las siete ediciones de este libro, traducido al italiano, alemán y portugués, y la difusión de la película dirigida por Héctor Olivera, vista por 3 millones de argentinos, que el 26 de setiembre de 1988 alcanzó en Canal 9 49,7 puntos de rating, uno de los más altos en la televisión nacional, luego del conseguido por las imágenes del viaje de los hombres a la Luna, y de la final de un mundial de fútbol, potenciaron la actividad de los adolescentes, y el aprendizaje de los adultos. Ya nunca más los padres dejarían solos a sus hijos en el reclamo de sus derechos civiles y políticos, como ocurrió amargamente en los años setenta. Las movilizaciones en defensa de la escuela pública durante 1992 han sido un ejemplo elocuente, entre otros, de este aprendizaje.
Tal vez porque los adolescentes intuyeron que estaban fundando su propia historia, tal vez porque eran la herida más abierta de una sociedad que emergía de una larga pesadilla, o porque sabían que muchos de sus sueños habían quedado truncos, se asumieron de inmediato como herederos naturales de las banderas estudiantiles y del compromiso social de los chicos secuestrados aquel 16 de setiembre de 1976. El reclamo por el boleto estudiantil gratuito se extendió a todo el país. El Congreso Nacional y numerosos parlamentos provinciales legislaron sobre su aplicación. En la mayoría de los centros de estudiantes de los colegios secundarios florecieron agrupaciones bautizadas "16 de setiembre", en homenaje a los chicos desaparecidos en La Plata y, al mismo tiempo, como una nueva identidad unitaria de los adolescentes que exigía, siempre, un país más justo en el que valiera la pena crecer y soñar.
Y es esa herencia vital en los ideales inquietos y conmovedores de nuestros jóvenes lo que engarza a los militantes secundarios desaparecidos en los años setenta en la cadena memoriosa de las generaciones venideras; la misma herencia que seguramente impulsó a los estudiantes del colegio Otto Krause a crear en 1987 una consigna que se propagó veloz como la luz:
"Vano intento el de la noche, los lápices siguen escribiendo".
La misma cadena memoriosa que inspiró en 1991 a los estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda para escribir en un mural el epílogo trascendente de esta historia:
"Los lápices eran de colores".
(…)
GB
Prólogo a la edición de 1992
HAN PASADO YA SEIS AÑOS desde la madrugada del 7 de junio de 1986, primeras horas del Día del Periodista, en la que escribimos la última frase del prólogo a la primera edición de este libro. En esa vigilia tensa y conmovedora, nos debatimos en la imposibilidad de escribir un epilogo a la historia que, por primera vez, contaríamos a los jóvenes de las generaciones venideras.
Aún hoy, podemos recordar a los estudiantes secundarios que nos acompañaron en la búsqueda de la verdad, la alegría por el advenimiento de la democracia, la mordaza ferrosa de los organismos de seguridad, las definiciones y balbuceos de la Justicia, el movimiento zigzagueante de la memoria histórica en la conciencia de los argentinos. Aún hoy, recordamos la impotencia por desconocer el destino final de los chicos secuestrados el 16 de setiembre de 1976 en el operativo ordenado por el general Ramón Camps, pero también nuestras esperanzas: que la impunidad jurídica sería reparada por la justicia porosa de la condena social; que mientras existiera un joven que deseara un mundo más solidario y justo, ninguno de los adolescentes secuestrado en la Noche de los Lápices desaparecería para siempre.
En la delgada película del tiempo transcurrido en nuestra historia sin fin, han quedado impresos, sin embargo, numerosos acontecimientos. Lo que era esperanza, fue certeza. Lo que era temor, fue realidad. Seis meses después de terminar este libro, entre gallos y a medianoche fue sancionada la ley de Punto Final. Un año más tarde, la de Obediencia Debida. Los miembros de las fuerzas de seguridad y civiles responsables de los hechos aquí narrados fueron sucesivamente desprocesados, y algunos procesados y condenados. Sus nombres figuraron en todas las listas de acusados del juicio a las juntas militares y en el informe de la Conadep. Los delitos que se les imputaron no fueron sólo la elaboración y ejecución de "un plan criminal", el detalle de esta sentencia genérica incluía la terrible certeza de que no sólo habían exterminado a miles de opositores adultos sino también a más de 232 adolescentes entre 13 y 18 años, en la noche y niebla (NN) de la represión ilegal iniciada el 24 de marzo de 1976.No repetiremos la cadencia de acontecimientos políticos que llevaron a los presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem a esgrimir razones de Estado, o simplemente humanitarias, para desprocesar primero e indultar luego a los máximos responsables de la mayor tragedia argentina del siglo XX, como fue definido por el fiscal Julio César Strassera en su alegato final en el juicio a las juntas militares. Tampoco repetiremos los nombres de los criminales porque alimentamos la utopía de que sus acciones se perderán en la noche de los tiempos, mientras aquéllo que quisieron matar vivirá en otros cuerpos.
Es sabido por todos los ciudadanos que ninguno de los indultados ha podido eludir la condena pública cuando intentaban vivir como si nada hubiera ocurrido. Fueron bíblicamente castigados, aunque no eran piedras sino palabras las arrojadas, cuando tramitaban sus registros de conductor (Emilio Massera), cuando trotaban en los bosques de Palermo (Jorge Videla), cuando tomaban café en una confitería de Palermo (Ramón Camps), cuando eran descubiertos conduciendo su auto (Luis Vides), cuando peinaban su perro pastor inglés con la ternura de un padre en una plaza de la ciudad (Miguel Etchecolatz). El veredicto de la sociedad los declaró culpables y construyó cárceles invisibles pero invulnerables. Los motivos de este repudio cívico no parecen radicar en un deseo atávico de venganza: sí en las ansias de justicia plena, en la necesidad de escuchar una sola palabra de arrepentimiento, jamás pronunciada por los indultados, que consolidara la esperanza de que nunca más la lógica de los fusiles mutilará y segará la vida de los argentinos.
Muchas veces en estos años, sentimos el impulso de continuar investigando sobre el destino final de los chicos desaparecidos. Nunca dejamos de preguntar a funcionarios del gobierno, a familiares, a miembros de las entidades humanitarias, a los científicos del Equipo Argentino de Antropología Forense si sabían algo más sobre ellos. La respuesta era: nada. Nada. Ningún cuerpo, ni una sola tumba. La nada que confirmaba el asesinato.
Sin embargo, hubo una puerta entornada en esa búsqueda: un testimonio decisivo nos permitió probar lo que la Justicia, entonces, no pudo probar por la sola declaración de Pablo Díaz. Uno de los autores de este libro mantuvo una prolongada conversación con Emilce Moler, una de las adolescentes secuestradas en la noche del 16 de setiembre de 1976, reaparecida algunos meses más tarde y que por decisión personal no había prestado aún declaración ante la Conadep ni ante la Cámara Federal que juzgó a las juntas militares.
La entrevista con ella se realizó un día de setiembre de 1986, en la sala de estar de un hotel en Mar del Plata, y se extendió desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde. El compromiso de quien escuchaba respetuosamente los secretos celosamente guardados durante una década fue no reproducir jamás los detalles revelados. Sólo podemos afirmar que el conmovedor testimonio de Emilce Moler refrendó, lo sucedido en los primeros días del secuestro de los adolescentes alojados en el campo clandestino de detención Arana, División Cuatrerismo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, incluida su tortura. El 5 de agosto de 1986, Emilce y su padre, el comisario inspector Moler, declararon finalmente por exhorto ante la justicia, brindando un testimonio decisivo para el conocimiento de todo lo sucedido durante aquellos días trágicos.
Al escuchar ese testimonio, pensamos que, simultáneamente al tiempo del dolor, se gestaba un tiempo nuevo, vital, definitivo en la historia de los más jóvenes, que seguían leyendo las aventuras de Sandokán, que continuaban escuchando las canciones de Charly García, pero en un país distinto al que habitaron los chicos que los habían precedido. Y, efectivamente, los adolescentes que se iniciaron en la edad de la razón con el renacimiento de la democracia, crecieron más libres al poder comprender muchas de las causas de los enfrentamientos y las pasiones sociales y políticas de los años setenta.
Si en el período comprendido entre 1973 y 1976 había ocurrido el bautismo político de los estudiantes secundarios en el seno de una sociedad turbulenta y atormentada por la violencia y las proscripciones, fue sólo a partir de 1984 cuando su organización gremial se extendió masivamente en paz como un derecho democrático adquirido. El 12 de noviembre de 1984 fundaron la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) con la participación de 450 delegados, representantes de 77 centros de estudiantes de la Capital Federal y de más de 100.000 estudiantes.
Pero fue durante 1986 cuando lograron la mayor presencia en actos, marchas, reuniones y en la constitución de su propia memoria histórica. El testimonio de Pablo Díaz, sobreviviente de la Noche de los Lápices, escuchado en los lugares más recónditos del país y del mundo; la aparición de las siete ediciones de este libro, traducido al italiano, alemán y portugués, y la difusión de la película dirigida por Héctor Olivera, vista por 3 millones de argentinos, que el 26 de setiembre de 1988 alcanzó en Canal 9 49,7 puntos de rating, uno de los más altos en la televisión nacional, luego del conseguido por las imágenes del viaje de los hombres a la Luna, y de la final de un mundial de fútbol, potenciaron la actividad de los adolescentes, y el aprendizaje de los adultos. Ya nunca más los padres dejarían solos a sus hijos en el reclamo de sus derechos civiles y políticos, como ocurrió amargamente en los años setenta. Las movilizaciones en defensa de la escuela pública durante 1992 han sido un ejemplo elocuente, entre otros, de este aprendizaje.
Tal vez porque los adolescentes intuyeron que estaban fundando su propia historia, tal vez porque eran la herida más abierta de una sociedad que emergía de una larga pesadilla, o porque sabían que muchos de sus sueños habían quedado truncos, se asumieron de inmediato como herederos naturales de las banderas estudiantiles y del compromiso social de los chicos secuestrados aquel 16 de setiembre de 1976. El reclamo por el boleto estudiantil gratuito se extendió a todo el país. El Congreso Nacional y numerosos parlamentos provinciales legislaron sobre su aplicación. En la mayoría de los centros de estudiantes de los colegios secundarios florecieron agrupaciones bautizadas "16 de setiembre", en homenaje a los chicos desaparecidos en La Plata y, al mismo tiempo, como una nueva identidad unitaria de los adolescentes que exigía, siempre, un país más justo en el que valiera la pena crecer y soñar.
Y es esa herencia vital en los ideales inquietos y conmovedores de nuestros jóvenes lo que engarza a los militantes secundarios desaparecidos en los años setenta en la cadena memoriosa de las generaciones venideras; la misma herencia que seguramente impulsó a los estudiantes del colegio Otto Krause a crear en 1987 una consigna que se propagó veloz como la luz:
"Vano intento el de la noche, los lápices siguen escribiendo".
La misma cadena memoriosa que inspiró en 1991 a los estudiantes del colegio Nicolás Avellaneda para escribir en un mural el epílogo trascendente de esta historia:
"Los lápices eran de colores".
(…)
GB
16 DE SETIEMBRE DE 1976, IN MEMORIAM, HOY Y SIEMPRE!!
La siguiente es la nómina de los chicos asesinados. Los dos más grandes tenían 18 años.
MARIA CLAUDIA FALCONE16 años
Hija de un ex intendente peronista de La Plata, se sumó a la UES a poco de ingresar a Bellas Artes. Después del 73 participó en tareas de apoyo escolar y de sanidad en barrios pobres de La Plata. En el 75 participó activamente en la campaña por el boleto estudiantil. Secuestrada 16/09/76 en la casa de su abuela paterna, fue vista en Arana y Pozo de Banfield
Hija de un ex intendente peronista de La Plata, se sumó a la UES a poco de ingresar a Bellas Artes. Después del 73 participó en tareas de apoyo escolar y de sanidad en barrios pobres de La Plata. En el 75 participó activamente en la campaña por el boleto estudiantil. Secuestrada 16/09/76 en la casa de su abuela paterna, fue vista en Arana y Pozo de Banfield
MARIA CLARA CIOCCHINI18 años
Alumna de colegios católicos, participó del scoutismo parroquial y en la UES de Bahía Blanca. Debido a los crímenes de la Triple A y la CNU en esa ciudad, a fines del 75 se mudó a La Plata donde se inscribió en Bella Artes y se fue vivir a la casa de Claudia Falcone. Fueron secuestradas juntas el 16/09/76. Fue vista en Arana y Pozo de Banfield.
Alumna de colegios católicos, participó del scoutismo parroquial y en la UES de Bahía Blanca. Debido a los crímenes de la Triple A y la CNU en esa ciudad, a fines del 75 se mudó a La Plata donde se inscribió en Bella Artes y se fue vivir a la casa de Claudia Falcone. Fueron secuestradas juntas el 16/09/76. Fue vista en Arana y Pozo de Banfield.
DANIEL ALBERTO RACERO"Calibre", 18 años.
Hijo de un suboficial naval peronista que murió en el 73, trabajó desde pibe como mensajero. Cuando ingresó a la UES del Normal 3 de La Plata, escribió: "Encontré una trinchera para luchar por una causa justa". Realizó labores de vacunación, recuperación de viviendas y apoyo escolar en barrios pobres y participó de la conquista del BES (Boleto Escolar Secundario). Secuestrado en la casa de Horacio Ungaro el 16/09/76 fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
Hijo de un suboficial naval peronista que murió en el 73, trabajó desde pibe como mensajero. Cuando ingresó a la UES del Normal 3 de La Plata, escribió: "Encontré una trinchera para luchar por una causa justa". Realizó labores de vacunación, recuperación de viviendas y apoyo escolar en barrios pobres y participó de la conquista del BES (Boleto Escolar Secundario). Secuestrado en la casa de Horacio Ungaro el 16/09/76 fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
RANCISO LOPEZ MUNTANER"Panchito", 16 años.
Hijo de trabajador petrolero peronista preso durante el Plan Conintes que en el 73 se alineó con el sindicalismo ortodoxo, Panchito marchó contra la corriente familiar: era hincha de Gimnasia y militó en la UES de Bellas Artes. Junto a Claudia Falcone participó en trabajos voluntarios en barrios humildes y en la lucha por el BES en 1975. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
CLAUDIO DE ACHA17 años.
Sus padres eran trabajadores con ideas de izquierda y tras el triunfo de Cámpora participó de la toma del Colegio Nacional por su democratización. Tímido y gran lector, se incorporó a la UES luego de la muerte de Perón. Como todos, participó en las manifestaciones por el BES. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
HORACIO UNGARO17 años.
De familia comunista, en el 74 rompió la tradición familiar y se sumó a la UES del Normal N 3. Gran lector y excelente alumno, participó de la lucha de la Coordinadora por el BES. Realizaba tareas de apoyo escolar en la villa ubicada detrás del hipódromo platense. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
Hijo de trabajador petrolero peronista preso durante el Plan Conintes que en el 73 se alineó con el sindicalismo ortodoxo, Panchito marchó contra la corriente familiar: era hincha de Gimnasia y militó en la UES de Bellas Artes. Junto a Claudia Falcone participó en trabajos voluntarios en barrios humildes y en la lucha por el BES en 1975. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
CLAUDIO DE ACHA17 años.
Sus padres eran trabajadores con ideas de izquierda y tras el triunfo de Cámpora participó de la toma del Colegio Nacional por su democratización. Tímido y gran lector, se incorporó a la UES luego de la muerte de Perón. Como todos, participó en las manifestaciones por el BES. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
HORACIO UNGARO17 años.
De familia comunista, en el 74 rompió la tradición familiar y se sumó a la UES del Normal N 3. Gran lector y excelente alumno, participó de la lucha de la Coordinadora por el BES. Realizaba tareas de apoyo escolar en la villa ubicada detrás del hipódromo platense. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.
GB
TIEMPO ARGENTINO, OPINION
Para el gobierno, fue la protesta de los sectores que nunca lo votaron
Entre críticas duras por los insultos a la figura presidencial y análisis moderados, hubo coincidencia en que la movilización fue la respuesta de una clase a la transformación del statu quo que impulsa el gobierno.
El cacerolazo contra el gobierno de Cristina Fernández se convirtió, ayer, en el gran tema de análisis del oficialismo. Desde funcionarios de primera línea del Ejecutivo, como el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, hasta varios gobernadores del justicialismo o fuerzas aliadas, como Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio "Pato" Urribarri (Entre Ríos), Maurice Closs (Misiones) y Francisco "Paco" Pérez (Mendoza) opinaron sobre la movilización convocada desde las redes sociales. De todas las declaraciones que circularon, Abal Medina fue el autor de la que tuvo más impacto. "Si uno miraba TN parecía que estaba la Plaza llena, aunque ni siquiera pisaban el pasto, para no mancharse", analizó el jefe de Gabinete, y luego instó a los sectores de clase media-alta que representaban la mayoría de la protesta a "armar un partido y ganar las elecciones". También tuvo repercusión el análisis de Aníbal Fernández. El senador definió la movilización del jueves como "importante", y aseguró que la Casa Rosada "toma nota de cada una de las manifestaciones, sean un montón o 25 personas paradas en la puerta de un estamento del gobierno para expresar determinada queja".
Fernández destacó que la protesta convocada a partir del Twitter y Facebook, y coordinada entre buena parte del arco opositor y ciertos medios de comunicación, se realizó sin ningún inconveniente y en total libertad. "Como suele suceder en todos los casos, si hay una manifestación, es que tienen algo para decir. Es una libertad que discutimos entre todos y la peleamos entre todos, para gozarla entre todos", destacó Aníbal. En la misma sintonía, y con un sugestivo llamado a realizar un "análisis profundo" del escenario político que se abre, se expidió el gobernador de Mendoza. "Sin dudas es un llamado de atención. Fue importante, y hay que hacer un análisis profundo de cuáles son sus derivaciones", fue la reflexión de "Paco" Pérez.
Varias interpretaciones coincidieron en que la protesta reunió exclusivamente al sector social que no apoyó ni votó nunca al kirchnerismo. "En las sociedades del mundo en las que los gobiernos intentan transformar un statu quo buscando más equidad, más justicia y más oportunidades, siempre ocurren este tipo de reacciones. En la Argentina este brote es minoritario y apenas significativo en la Capital Federal. En nuestra provincia han sido muy pero muy menores: en la plaza que más hubo han sido 300 personas. Y se expresaron con total libertad y tranquilidad. Si el país fuera el que ellos están denunciando, no podrían haber estado anoche en las calles", planteó desde Entre Ríos el gobernador Urribarri. La posición de Urribarri mostró puntos de contacto con la evaluación de Abal Medina. "Fue una marcha de los sectores minoritarios que históricamente se han opuesto a las políticas de inclusión social, de defensa del trabajo, de producción nacional", remarcó el jefe de Gabinete.
Cuando le preguntaron por el cacerolazo, Scioli dijo que "a la gente hay que escucharla siempre, con mucho respeto, tener en cuenta sus reclamos". También hubo lecturas que pusieron el énfasis en la combinación de reclamos y expresiones de rechazo –casi de odio– que se escucharon la noche del jueves. "En sus reclamos han planteado una multiplicidad de razones con algunas cosas agresivas", evaluó el gobernador de Misiones. Fue una protesta sin disturbios pero con una fuerte carga de violencia simbólica y discursiva", analizó el diputado Agustín Rossi. "No parece muy republicano y respetuoso de las instituciones pedir que se vaya un gobierno reelegido hace meses o desearle a través de los cantos la muerte a la presidenta", aseguró Rossi.
La oposición llamó a "tomar nota" de los reclamos del jueves
Los dirigentes de los partidos no kirchneristas interpretaron que además de críticas al Ejecutivo, hubo un pedido de representatividad de los sectores movilizados. Macri y Cobos, sin ninguna autocrítica.
El masivo cacerolazo que se desarrolló el jueves por la noche en Plaza de Mayo y otros puntos del país no pasó desapercibido para la oposición. Si bien, tal como sucedió en la movilización, las opiniones de los referentes no kirchneristas fueron disímiles, la mayoría coincidió en que el gobierno y la dirigencia política en su conjunto “deben tomar nota” de los reclamos.
El líder del PRO, Mauricio Macri, fue uno de los que, por el contrario, buscó capitalizar lo ocurrido sin matices de autocrítica. “Lo de ayer a mi, me llenó de orgullo, va a dar para que se discuta, y espero que la presidenta tome el mensaje, y que no volvamos con que vamos a profundizar el modelo, con que vamos por todo”, dijo el jefe de gobierno porteño. “Fue muy impresionante, un movimiento de rebeldía a lo que se está viviendo”, aseveró el empresario sobre el cacerolazo.
El ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, señaló que “todos” los dirigentes deben hacerse “cargo” de los reclamos, “no solamente quienes gobiernan”, analizó. “Tenemos que escuchar a la gente, más allá de que tengan o no tengan razón, y esto no es lo que hace el gobierno”, concluyó el ex candidato a presidente y líder del Frente Amplio Progresista, que en las últimas elecciones nacionales terminó en segundo lugar, aunque lejos de Cristina Fernández.
El senador Rubén Giustiniani coincidió. “El reclamo tiene como destinatario principal el gobierno nacional, todos tenemos que tomar nota”, aseguró el legislador por Santa Fe.
Desde el radicalismo, el titular del Comité Nacional, Mario Barletta, dejó su punto de vista. “Ayer (por el jueves) se le dijo basta a la soberbia y el autoritarismo”, enfatizó el ex intendente de Santa Fe. “La gente descargó su bronca contra las actitudes del gobierno. Pero también nos habló a nosotros, quienes tenemos la responsabilidad de entender los deseos y aspiraciones de la gente”, dijo.
Julio Cobos también opinó y señaló que la movilización “fue un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y la gente”, según escribió en su cuenta de la red social Twitter. “Entre el gobierno y la gente sí. Entre el gobierno y las corporaciones no”, le respondió, rápido de reflejos el histórico Leopoldo Moreau.
“No hubo un reclamo único, pero sí coincidieron en el respeto a las instituciones, de generar mayor disposición al diálogo y cumplir con la Constitución”, afirmó el diputado de la UCR Ricardo Alfonsín, quien además consideró que las protestas “no tuvieron motivación económica”.
Patricia Bullrich, una de las pocas dirigentes que se acercaron a Plaza de Mayo, interpretó que los manifestantes también pidieron “una oposición unida” en la noche del jueves. “Estamos contentos de haber participado, de haber protagonizado este momento, la gente fue muy responsable, se cuidaba de que no hubiera incidentes, ni violencia y no entró en provocaciones, fue algo muy fuerte en todo el país”, consideró la diputada.
“La movilización de ayer muestra descontento de un amplio sector de la sociedad con el gobierno, y su deseo de encontrar una opción política que los represente. Es imprescindible recomponer los acuerdos políticos que mantuvimos en el pasado. Los dirigentes tenemos el desafío de ser alternativa posible”, señaló la senadora María Eugenia Estenssoro, que hace pocos días pasó a formar parte del interbloque del FAP, desde su cuenta de la red social Twitter. “El país necesita diálogo para tranquilizarse y unirse”, escribió el gobernador cordobés José Manuel de la Sota por medio de la misma plataforma. «
15/09/12 Tiempo Argentino
GB
Entre críticas duras por los insultos a la figura presidencial y análisis moderados, hubo coincidencia en que la movilización fue la respuesta de una clase a la transformación del statu quo que impulsa el gobierno.
El cacerolazo contra el gobierno de Cristina Fernández se convirtió, ayer, en el gran tema de análisis del oficialismo. Desde funcionarios de primera línea del Ejecutivo, como el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, hasta varios gobernadores del justicialismo o fuerzas aliadas, como Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio "Pato" Urribarri (Entre Ríos), Maurice Closs (Misiones) y Francisco "Paco" Pérez (Mendoza) opinaron sobre la movilización convocada desde las redes sociales. De todas las declaraciones que circularon, Abal Medina fue el autor de la que tuvo más impacto. "Si uno miraba TN parecía que estaba la Plaza llena, aunque ni siquiera pisaban el pasto, para no mancharse", analizó el jefe de Gabinete, y luego instó a los sectores de clase media-alta que representaban la mayoría de la protesta a "armar un partido y ganar las elecciones". También tuvo repercusión el análisis de Aníbal Fernández. El senador definió la movilización del jueves como "importante", y aseguró que la Casa Rosada "toma nota de cada una de las manifestaciones, sean un montón o 25 personas paradas en la puerta de un estamento del gobierno para expresar determinada queja".
Fernández destacó que la protesta convocada a partir del Twitter y Facebook, y coordinada entre buena parte del arco opositor y ciertos medios de comunicación, se realizó sin ningún inconveniente y en total libertad. "Como suele suceder en todos los casos, si hay una manifestación, es que tienen algo para decir. Es una libertad que discutimos entre todos y la peleamos entre todos, para gozarla entre todos", destacó Aníbal. En la misma sintonía, y con un sugestivo llamado a realizar un "análisis profundo" del escenario político que se abre, se expidió el gobernador de Mendoza. "Sin dudas es un llamado de atención. Fue importante, y hay que hacer un análisis profundo de cuáles son sus derivaciones", fue la reflexión de "Paco" Pérez.
Varias interpretaciones coincidieron en que la protesta reunió exclusivamente al sector social que no apoyó ni votó nunca al kirchnerismo. "En las sociedades del mundo en las que los gobiernos intentan transformar un statu quo buscando más equidad, más justicia y más oportunidades, siempre ocurren este tipo de reacciones. En la Argentina este brote es minoritario y apenas significativo en la Capital Federal. En nuestra provincia han sido muy pero muy menores: en la plaza que más hubo han sido 300 personas. Y se expresaron con total libertad y tranquilidad. Si el país fuera el que ellos están denunciando, no podrían haber estado anoche en las calles", planteó desde Entre Ríos el gobernador Urribarri. La posición de Urribarri mostró puntos de contacto con la evaluación de Abal Medina. "Fue una marcha de los sectores minoritarios que históricamente se han opuesto a las políticas de inclusión social, de defensa del trabajo, de producción nacional", remarcó el jefe de Gabinete.
Cuando le preguntaron por el cacerolazo, Scioli dijo que "a la gente hay que escucharla siempre, con mucho respeto, tener en cuenta sus reclamos". También hubo lecturas que pusieron el énfasis en la combinación de reclamos y expresiones de rechazo –casi de odio– que se escucharon la noche del jueves. "En sus reclamos han planteado una multiplicidad de razones con algunas cosas agresivas", evaluó el gobernador de Misiones. Fue una protesta sin disturbios pero con una fuerte carga de violencia simbólica y discursiva", analizó el diputado Agustín Rossi. "No parece muy republicano y respetuoso de las instituciones pedir que se vaya un gobierno reelegido hace meses o desearle a través de los cantos la muerte a la presidenta", aseguró Rossi.
La oposición llamó a "tomar nota" de los reclamos del jueves
Los dirigentes de los partidos no kirchneristas interpretaron que además de críticas al Ejecutivo, hubo un pedido de representatividad de los sectores movilizados. Macri y Cobos, sin ninguna autocrítica.
El masivo cacerolazo que se desarrolló el jueves por la noche en Plaza de Mayo y otros puntos del país no pasó desapercibido para la oposición. Si bien, tal como sucedió en la movilización, las opiniones de los referentes no kirchneristas fueron disímiles, la mayoría coincidió en que el gobierno y la dirigencia política en su conjunto “deben tomar nota” de los reclamos.
El líder del PRO, Mauricio Macri, fue uno de los que, por el contrario, buscó capitalizar lo ocurrido sin matices de autocrítica. “Lo de ayer a mi, me llenó de orgullo, va a dar para que se discuta, y espero que la presidenta tome el mensaje, y que no volvamos con que vamos a profundizar el modelo, con que vamos por todo”, dijo el jefe de gobierno porteño. “Fue muy impresionante, un movimiento de rebeldía a lo que se está viviendo”, aseveró el empresario sobre el cacerolazo.
El ex gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, señaló que “todos” los dirigentes deben hacerse “cargo” de los reclamos, “no solamente quienes gobiernan”, analizó. “Tenemos que escuchar a la gente, más allá de que tengan o no tengan razón, y esto no es lo que hace el gobierno”, concluyó el ex candidato a presidente y líder del Frente Amplio Progresista, que en las últimas elecciones nacionales terminó en segundo lugar, aunque lejos de Cristina Fernández.
El senador Rubén Giustiniani coincidió. “El reclamo tiene como destinatario principal el gobierno nacional, todos tenemos que tomar nota”, aseguró el legislador por Santa Fe.
Desde el radicalismo, el titular del Comité Nacional, Mario Barletta, dejó su punto de vista. “Ayer (por el jueves) se le dijo basta a la soberbia y el autoritarismo”, enfatizó el ex intendente de Santa Fe. “La gente descargó su bronca contra las actitudes del gobierno. Pero también nos habló a nosotros, quienes tenemos la responsabilidad de entender los deseos y aspiraciones de la gente”, dijo.
Julio Cobos también opinó y señaló que la movilización “fue un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y la gente”, según escribió en su cuenta de la red social Twitter. “Entre el gobierno y la gente sí. Entre el gobierno y las corporaciones no”, le respondió, rápido de reflejos el histórico Leopoldo Moreau.
“No hubo un reclamo único, pero sí coincidieron en el respeto a las instituciones, de generar mayor disposición al diálogo y cumplir con la Constitución”, afirmó el diputado de la UCR Ricardo Alfonsín, quien además consideró que las protestas “no tuvieron motivación económica”.
Patricia Bullrich, una de las pocas dirigentes que se acercaron a Plaza de Mayo, interpretó que los manifestantes también pidieron “una oposición unida” en la noche del jueves. “Estamos contentos de haber participado, de haber protagonizado este momento, la gente fue muy responsable, se cuidaba de que no hubiera incidentes, ni violencia y no entró en provocaciones, fue algo muy fuerte en todo el país”, consideró la diputada.
“La movilización de ayer muestra descontento de un amplio sector de la sociedad con el gobierno, y su deseo de encontrar una opción política que los represente. Es imprescindible recomponer los acuerdos políticos que mantuvimos en el pasado. Los dirigentes tenemos el desafío de ser alternativa posible”, señaló la senadora María Eugenia Estenssoro, que hace pocos días pasó a formar parte del interbloque del FAP, desde su cuenta de la red social Twitter. “El país necesita diálogo para tranquilizarse y unirse”, escribió el gobernador cordobés José Manuel de la Sota por medio de la misma plataforma. «
15/09/12 Tiempo Argentino
GB
LUIS BRUCHSTEIN, OPINION
Relato y cacerolas
Por Luis Bruschtein
El relato duro del antikirchnerismo, el que lo equipara con una dictadura, el que no le reconoce nada y el que tiene una intención insultante permanente, como la tapa reciente de la revista Noticias, fue lo que abrió el espacio en estos ocho años para la instalación de los rasgos épicos del famoso relato kirchnerista.
Porque en su llegada al gobierno, el kirchnerismo encontró mucho escepticismo, un campo yermo para sembrar cualquier tipo de autodescripción que tuviera algún costado pretencioso o rimbombante. Si lo hubiera hecho, se hubiera alejado aún más de los sectores que se resistían a apoyar, pero que tampoco se alineaban con el rechazo cerrado.
La truculencia de la oposición y los grandes medios para presentar al kirchnerismo generó al principio una barrera de cierta eficacia porque el ánimo ciudadano estaba más preparado para eso. Se trataba de la confirmación de una experiencia previa de varios años y gobiernos. Pero una vez que se rompió esa barrera produjo el efecto contrario.
La paradoja es muy fuerte en este aspecto: cuanto más duro fue el discurso anti, más espacio generó en el kirchnerismo para salir de esa timidez inicial que apenas aspiraba a ser simplemente creíble, y sumar un tono épico que era legitimado por la furia contraria. Funcionó con la dinámica del yin y el yang. Más fuerte fue el insulto, el desprecio y la bronca; más credibilidad se generó sobre un relato que demoró en cuajar hasta la muerte de Néstor Kirchner.
También fue un círculo vicioso porque una vez que ese discurso kirchnerista tomó un tono épico, para la oposición fue difícil contrarrestarlo con otro tono menos crispado que el que había usado al principio. Podría decirse que, en realidad, el discurso del kirchnerismo al principio fue más bien discreto, poco ampuloso. Y que la mística llegó, en parte por su propia acción de gobierno, pero en gran parte porque el discurso opositor lo describió de entrada como un gran enemigo. Los trazos gruesos los puso primero la oposición, que tanto critica ahora el relato que le ayudó a crear al kirchnerismo.
Esa lógica tuvo un efecto de polarización. El discurso desaforado que está muy bien representado en la tapa de la revista Noticias formó un público opositor cortado con esa misma tijera. Hay una equivalencia entre la falsa espontaneidad de los caceroleros porteños que se movilizaron el jueves y esa tapa denigratoria. El ropaje de clase media instruida detrás del cual se quiere justificar el exabrupto y la violencia es el mismo.
El jueves, algunos caceroleros llevaban carteles que decían “Somos el 46 por ciento”. Pero se equivocaban. Porque en la Capital Federal son más del 60 por ciento. Esa polarización de los discursos, tan impulsada por los grandes medios, empuja al discurso oficial a tomar rasgos más populares y hace más recalcitrante al de la oposición. Y aparece así la figura de Mauricio Macri como un gran emergente de esa cultura política tan enojada, tan ofendida, tan egocéntrica y al mismo tiempo autovictimizada. En la historia de este país siempre ha sido al revés. El discurso que está hoy en la oposición caceroleando la mayoría de las veces ha sido gobierno, y el que hoy está en el poder político ha estado por lo general en la oposición.
En vía de radicalización de los discursos, la figura de Macri encaja con mucha armonía con esa expresión simbólica de country people que encierra la tapa de Noticias y que involucra a caceroleros con Cecilia Pando, la Sociedad Rural, los grandes medios y Recoleta. Para oponerse a este gobierno, el discurso opositor tiende a derechizarse. Cada vez que algún dirigente del FAP o de la UCR respalda alguna iniciativa oficial –tipo nacionalización de YPF, o el voto a los 16–, inmediatamente tiene que disparar una diatriba feroz contra el Gobierno.
Y en el seno de esas fuerzas empiezan a aparecer expresiones cada vez más conservadoras presionadas por esa tendencia externa a ellas. Hay legisladores de fuerzas progresistas cuyo historial de votación es más parecido al del PRO. Legisladores que incluso en sus votaciones han coincidido más con la derecha, enfrentando a sus propios compañeros de bancada. El embudo de ese proceso desemboca en Macri, no lleva a la UCR ni a la izquierda. Empujados por la corriente, algunos grupos de izquierda terminan solidarizándose con los caceroleros del jueves. Hablar bien de los caceroleros es para ellos la forma de reafirmar su condición de opositores, porque el discurso opositor se radicaliza para un lado que tiende a excluirlos.
El sistema político de un país que después de 200 años de vida independiente recién está atravesando su período ininterrumpido más prolongado en democracia está organizado para que gobiernen la derecha o el centroderecha conservador y en mayor o menor medida, según el momento, se tolera la presencia en el llano de sectores populares y de izquierda. En el llano y no en el gobierno. Lo contrario, como ahora, constituye una anomalía, una disrupción del sistema. Pero una parte de la izquierda y el centroizquierda, no toda, se adapta a ese esquema para lo cual se amputa con la guillotina del sectarismo y el gorilismo, cualquier vocación por disputar el poder político. El rol que les asigna el sistema es el de fiscalizadores simbólicos y, si se mantienen allí, son bien considerados. En el 60 por ciento de los votos que obtuvo el macrismo en la segunda vuelta en Buenos Aires hubo unos cuantos que en primera vuelta habían optado por alguna lista de centroizquierda. Hay votos de centroizquierda o izquierda en las legislativas, que derivan hacia el centroderecha cuando tienen que definir funciones ejecutivas. Es un comportamiento que se encuadra en esa actitud subordinada por la naturaleza del sistema, aunque muchas veces aparezca con una radicalidad extrema.
En ese contexto, la marcha del jueves no agregó un factor nuevo en un distrito que ya está gobernado por el centroderecha. Desde el punto de vista de los reclamos, el más repetido, el de la libertad, estaba referido centralmente al cepo cambiario, a la problemática para adquirir dólares, a los problemas para viajar. Estaban también los sempiternos amigos de los represores de la dictadura. Y con una carga de mucho resentimiento contra la Presidenta, también se hacía referencia en varios carteles al rechazo a la re-reelección, a la reforma de la Constitución, a la inseguridad y al voto a los 16. Ninguno de esos reclamos expresa una situación de vida o muerte, un punto límite como en el 2001, como lo quieren equiparar demagógicamente algunos políticos que tratan de colgarse de las marchas con poca suerte.
El pliego de reclamos está muy referido al juego gobierno-oposición, son intereses afectados, molestias y opiniones políticas. No constituyen por sí solos un motor convocante. En realidad, la convocatoria fue la coronación de un trabajo de los grandes medios que sí trataron cada uno de esos temas con un fuerte tremendismo. Y si se suman las usinas militantes y pagas que trabajan en las redes creando climas para estas situaciones, no podría decirse que se trató de una convocatoria espontánea, aunque sí fue una demostración de la capacidad de movilización de esa masa de personas que se referencia en general con el Gobierno de la Ciudad. Los mismos manifestantes se consideraban apolíticos, igual que los afiliados al PRO, y en general la marcha estuvo llena de guiños y reflejos hacia el macrismo, que conforman los códigos de comunicación en una fuerza que se dice apolítica. Los votos de Mauricio Macri no salieron del aire, pero por sus propias características tienen una organicidad difícil, no se movilizan como un partido o un gremio, sino siguiendo sus propias lógicas y rechazan un compromiso orgánico. Son sectores de capas medias políticamente más primitivos que otros sectores que han desarrollado, por necesidad, formas más complejas de intermediación, como los gremios o los movimientos sociales, las cooperativas o incluso los partidos políticos.
Esa especie de programa de reclamos está planteando en realidad un cambio de gobierno. El lenguaje que se corporiza en la marcha del jueves aparece como contraposición al oficialismo. Y esa polarización favorece a Mauricio Macri, que la ha buscado en forma permanente. Aconsejado por sus asesores. Macri polariza con los subtes, con el discurso antigremial, con las sanciones disciplinarias a los docentes o con el espionaje telefónico. Y de esa manera se pone a tiro del mensaje de la marcha del jueves. Para Macri, que está intentando instalar su fuerza a nivel nacional, estos paralelismos constituyen buenas noticias.
15/09/12 Página|12
GB
Por Luis Bruschtein
El relato duro del antikirchnerismo, el que lo equipara con una dictadura, el que no le reconoce nada y el que tiene una intención insultante permanente, como la tapa reciente de la revista Noticias, fue lo que abrió el espacio en estos ocho años para la instalación de los rasgos épicos del famoso relato kirchnerista.
Porque en su llegada al gobierno, el kirchnerismo encontró mucho escepticismo, un campo yermo para sembrar cualquier tipo de autodescripción que tuviera algún costado pretencioso o rimbombante. Si lo hubiera hecho, se hubiera alejado aún más de los sectores que se resistían a apoyar, pero que tampoco se alineaban con el rechazo cerrado.
La truculencia de la oposición y los grandes medios para presentar al kirchnerismo generó al principio una barrera de cierta eficacia porque el ánimo ciudadano estaba más preparado para eso. Se trataba de la confirmación de una experiencia previa de varios años y gobiernos. Pero una vez que se rompió esa barrera produjo el efecto contrario.
La paradoja es muy fuerte en este aspecto: cuanto más duro fue el discurso anti, más espacio generó en el kirchnerismo para salir de esa timidez inicial que apenas aspiraba a ser simplemente creíble, y sumar un tono épico que era legitimado por la furia contraria. Funcionó con la dinámica del yin y el yang. Más fuerte fue el insulto, el desprecio y la bronca; más credibilidad se generó sobre un relato que demoró en cuajar hasta la muerte de Néstor Kirchner.
También fue un círculo vicioso porque una vez que ese discurso kirchnerista tomó un tono épico, para la oposición fue difícil contrarrestarlo con otro tono menos crispado que el que había usado al principio. Podría decirse que, en realidad, el discurso del kirchnerismo al principio fue más bien discreto, poco ampuloso. Y que la mística llegó, en parte por su propia acción de gobierno, pero en gran parte porque el discurso opositor lo describió de entrada como un gran enemigo. Los trazos gruesos los puso primero la oposición, que tanto critica ahora el relato que le ayudó a crear al kirchnerismo.
Esa lógica tuvo un efecto de polarización. El discurso desaforado que está muy bien representado en la tapa de la revista Noticias formó un público opositor cortado con esa misma tijera. Hay una equivalencia entre la falsa espontaneidad de los caceroleros porteños que se movilizaron el jueves y esa tapa denigratoria. El ropaje de clase media instruida detrás del cual se quiere justificar el exabrupto y la violencia es el mismo.
El jueves, algunos caceroleros llevaban carteles que decían “Somos el 46 por ciento”. Pero se equivocaban. Porque en la Capital Federal son más del 60 por ciento. Esa polarización de los discursos, tan impulsada por los grandes medios, empuja al discurso oficial a tomar rasgos más populares y hace más recalcitrante al de la oposición. Y aparece así la figura de Mauricio Macri como un gran emergente de esa cultura política tan enojada, tan ofendida, tan egocéntrica y al mismo tiempo autovictimizada. En la historia de este país siempre ha sido al revés. El discurso que está hoy en la oposición caceroleando la mayoría de las veces ha sido gobierno, y el que hoy está en el poder político ha estado por lo general en la oposición.
En vía de radicalización de los discursos, la figura de Macri encaja con mucha armonía con esa expresión simbólica de country people que encierra la tapa de Noticias y que involucra a caceroleros con Cecilia Pando, la Sociedad Rural, los grandes medios y Recoleta. Para oponerse a este gobierno, el discurso opositor tiende a derechizarse. Cada vez que algún dirigente del FAP o de la UCR respalda alguna iniciativa oficial –tipo nacionalización de YPF, o el voto a los 16–, inmediatamente tiene que disparar una diatriba feroz contra el Gobierno.
Y en el seno de esas fuerzas empiezan a aparecer expresiones cada vez más conservadoras presionadas por esa tendencia externa a ellas. Hay legisladores de fuerzas progresistas cuyo historial de votación es más parecido al del PRO. Legisladores que incluso en sus votaciones han coincidido más con la derecha, enfrentando a sus propios compañeros de bancada. El embudo de ese proceso desemboca en Macri, no lleva a la UCR ni a la izquierda. Empujados por la corriente, algunos grupos de izquierda terminan solidarizándose con los caceroleros del jueves. Hablar bien de los caceroleros es para ellos la forma de reafirmar su condición de opositores, porque el discurso opositor se radicaliza para un lado que tiende a excluirlos.
El sistema político de un país que después de 200 años de vida independiente recién está atravesando su período ininterrumpido más prolongado en democracia está organizado para que gobiernen la derecha o el centroderecha conservador y en mayor o menor medida, según el momento, se tolera la presencia en el llano de sectores populares y de izquierda. En el llano y no en el gobierno. Lo contrario, como ahora, constituye una anomalía, una disrupción del sistema. Pero una parte de la izquierda y el centroizquierda, no toda, se adapta a ese esquema para lo cual se amputa con la guillotina del sectarismo y el gorilismo, cualquier vocación por disputar el poder político. El rol que les asigna el sistema es el de fiscalizadores simbólicos y, si se mantienen allí, son bien considerados. En el 60 por ciento de los votos que obtuvo el macrismo en la segunda vuelta en Buenos Aires hubo unos cuantos que en primera vuelta habían optado por alguna lista de centroizquierda. Hay votos de centroizquierda o izquierda en las legislativas, que derivan hacia el centroderecha cuando tienen que definir funciones ejecutivas. Es un comportamiento que se encuadra en esa actitud subordinada por la naturaleza del sistema, aunque muchas veces aparezca con una radicalidad extrema.
En ese contexto, la marcha del jueves no agregó un factor nuevo en un distrito que ya está gobernado por el centroderecha. Desde el punto de vista de los reclamos, el más repetido, el de la libertad, estaba referido centralmente al cepo cambiario, a la problemática para adquirir dólares, a los problemas para viajar. Estaban también los sempiternos amigos de los represores de la dictadura. Y con una carga de mucho resentimiento contra la Presidenta, también se hacía referencia en varios carteles al rechazo a la re-reelección, a la reforma de la Constitución, a la inseguridad y al voto a los 16. Ninguno de esos reclamos expresa una situación de vida o muerte, un punto límite como en el 2001, como lo quieren equiparar demagógicamente algunos políticos que tratan de colgarse de las marchas con poca suerte.
El pliego de reclamos está muy referido al juego gobierno-oposición, son intereses afectados, molestias y opiniones políticas. No constituyen por sí solos un motor convocante. En realidad, la convocatoria fue la coronación de un trabajo de los grandes medios que sí trataron cada uno de esos temas con un fuerte tremendismo. Y si se suman las usinas militantes y pagas que trabajan en las redes creando climas para estas situaciones, no podría decirse que se trató de una convocatoria espontánea, aunque sí fue una demostración de la capacidad de movilización de esa masa de personas que se referencia en general con el Gobierno de la Ciudad. Los mismos manifestantes se consideraban apolíticos, igual que los afiliados al PRO, y en general la marcha estuvo llena de guiños y reflejos hacia el macrismo, que conforman los códigos de comunicación en una fuerza que se dice apolítica. Los votos de Mauricio Macri no salieron del aire, pero por sus propias características tienen una organicidad difícil, no se movilizan como un partido o un gremio, sino siguiendo sus propias lógicas y rechazan un compromiso orgánico. Son sectores de capas medias políticamente más primitivos que otros sectores que han desarrollado, por necesidad, formas más complejas de intermediación, como los gremios o los movimientos sociales, las cooperativas o incluso los partidos políticos.
Esa especie de programa de reclamos está planteando en realidad un cambio de gobierno. El lenguaje que se corporiza en la marcha del jueves aparece como contraposición al oficialismo. Y esa polarización favorece a Mauricio Macri, que la ha buscado en forma permanente. Aconsejado por sus asesores. Macri polariza con los subtes, con el discurso antigremial, con las sanciones disciplinarias a los docentes o con el espionaje telefónico. Y de esa manera se pone a tiro del mensaje de la marcha del jueves. Para Macri, que está intentando instalar su fuerza a nivel nacional, estos paralelismos constituyen buenas noticias.
15/09/12 Página|12
GB
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