martes, 20 de marzo de 2012

EL BANCO CENTRAL

A 77 AÑOS DE SU CREACION RENACE UNA SUERTE DEL DEBATE PRIMIGENIO SOBRE EL BCRA
 
 
Por Fernando Del Corro *
 
Cuando se están por cumplir 77 años de la creación del Banco Central de la República Argentina (BCRA), durante el gobierno del presidente Agustín Pedro Justo, el Congreso de la Nación se encuentra en pleno proceso de discusión sobre las características y facultades que debe tener el mismo y en el cual confrontan los intereses de los sectores del poder financiero a través de sus voceros políticos y aquellos otros, que diferencias mediante, aspiran a que el estado tenga un real poder sobre el manejo del dinero y las reservas públicas.
 
La creación del BCRA fue el resultado de la Ley 12.155, promulgada por el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) el 28 de mayo de 1935 y pocos días más tarde, el 6 de junio, comenzó a funcionar como tal siendo su primer gerente general el economista Raúl Prebisch, pilar de un profundo debate que impidió que la gran banca se quedara con el control del organismo y, por el contrario, éste pasó a tener autoridad para establecer controles sobre aquella; precisamente uno de los puntos en los que el nuevo proyecto en danza pretende avanzar.
 
Si bien los bancos públicos existieron desde los albores de la etapa independentista, incluyendo desapariciones por quiebras y reapariciones, el estado no tuvo un real control de manejo financiero y de la propia emisión como cuando los llamados “bancos garantidos” fueron autorizados a emitir dinero en 1897 por el gobierno de Miguel Angel Juárez Celman, lo que devino en uno de los graves problemas generadores de la crisis de 1890, como analizara ese gran economista argentino que fuera Jean Silvio Gesell –epónimo del balneario atlántico- en su obra “Hacia la reforma monetaria como puente hacia el estado de bienestar”, ampliamente citada por John Maynard Keynes en su “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”.
 
Es en esta obra y en otras, precisamente, cuando Keynes destaca la importancia de que los gobiernos posean sus bancos centrales, con plena autoridad sobre los mismos. Pero ya antes de aparecer la “Teoría general” en 1936 en buena parte la América Latina se habían comenzado a concretar los mismos, como en el caso del Brasil, bajo los lineamientos propuestos por Otto Niemeyer, director del Banco de Inglaterra, y en estados andinos como Perú, Colombia, Chile y Ecuador, en estos casos con el asesoramiento del economista estadounidense Edwin Walter Kammerer. En el gobierno de Justo se pensó en los dos pero, finalmente, se optó por Niemeyer como consultor del proyecto del caso.
 
Fueron los primeros tiempos de esa gestión cuando era ministro de Economía el radical antipersonalista Alberto Hueyo, que aplicó medidas de ajuste ortodoxo, cuando en 1932 se invitó a Niemeyer y se le pidió la propuesta de funcionamiento de lo que fue el BCRA. Este la elevó en 1933 siendo ministro el socialista independiente Federico Pinedo (parece que el homónimo nieto ahora va a estar más cerca de Hueyo que de su abuelo en el debate parlamentario) quién tenía a Prebisch como su principal colaborador. Pero éste era discípulo de otro gran economista, Alejandro Ernesto Bunge, y sus ideas circulaban por otros derroteros. Así fue como señaló que debía instrumentarse "una política monetaria y financiera que responda a las auténticas conveniencias nacionales". De esa manera, el mismo Prebisch que en 1956 diera un falso dictamen antiperonista sobre la economía argentina, se puso a pelear por cambios y logró hacerlo de manera decisiva.
 
El ex ministro Hueyo, como ahora el ex presidente del BCRA Martín Pérez Redrado, se opuso a los cambios afirmando que “la nueva concepción, si bien guardaba el articulado y la división de materias del proyecto de Niemeyer, alteraba en realidad sus líneas fundamentales”. De ser un banco manejado por el sistema financiero privado, al estilo del Banco de Inglaterra y de la propia Reserva Federal estadounidense, el nuevo BCRA convirtió al estado “en el mayor accionista al otorgarle la mitad de la suscripción”, se quejó Hueyo.
 
Tal como señala el historiador económico Mario Rapoport, fueron cinco los principales aspectos en los que se reformó la carta del futuro banco emisor y, como se puede observar, algunos tienen claramente que ver con la ahora proyectada reforma que tiende a dejar de lado los esquemas implantados por los esquemas “neomercantilistas”, término más apropiado que “neoliberales”, implementados en la década de 1990. El primero de esos puntos tuvo que ver con el saneamiento del sistema financiero (había varios bancos en problemas) para lo cual se avaluaron las reservas metálicas y se emitió en consecuencia. Es decir se amplió la circulación monetaria.
 
Otra cuestión que tiene que ver con la actualidad fue la creación de la superintendencia de bancos, no prevista en el proyecto del funcionario del Banco de Inglaterra según el cual las entidades financieras sólo tenían la obligación de presentar sus balances al BCRA pero éste no tenía facultades como contralor. Asimismo estaba la cuestión del manejo de la liquidez pudiendo restringirla en épocas de bonanza y expandirla en tiempos de vacas flacas. Asimismo mientras Niemeyer propuso subir las tasas de interés en función de la merma de reservas, con sus consecuencias negativas para el desarrollo económico –sobre todo cuando había que desprenderse de oro-, gracias a lo planteado por el luego gerente general ello fue desechado. Por último se agregó la facultad al banco emisor de establecer la política cambiaria.
 
Todo ello permitió que sus autoridades pudieran implementar durante varios años una política absolutamente anticíclica. Cabe tener en cuenta que la propuesta de que el directorio estuviese controlado por la gran banca privada, básicamente extranjera, también fue dejada de lado limitando a ésta a un porcentaje muy minoritario del directorio. Algo que luego fue eliminado por completo con la nacionalización del BCRA durante la gestión presidencial de Edelmiro Julián Farrell.
 
El proyecto del PEN es mejorable, incluso con la propuesta presentada hace tiempo por el diputado oficialista Carlos Salomón Heller. Sin embargo no son éstas las cuestiones que se plantean y se ponen como ejemplos las rigideces del Banco Central Europeo (BCE) que contribuyeron a desatar la actual crisis en el Viejo Continente; las políticas antiinflacionarias del Banco do Brasil que provocaron la financiarización de la economía de ese país con una enorme caída de la producción real, cosa que ahora está tratando de revertir la presidenta Dilma Vana Rousseff; y hasta una cosa tan ridícula como mencionar la política monetaria del Ecuador, país que no tiene moneda ya que utiliza el dólar estadounidense, sugerido en su momento a un anterior gobierno por el tristemente célebre argentino Domingo Felipe Cavallo, una trampa de la que hoy no sabe cómo salir el presidente Rafael Vicente Correa. Curiosamente la propia China está reduciendo el coeficiente de reservas de su banco central.
 
        
 
(*) Profesor de Historia por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA); en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UBA se desempeña como docente en Historia Económica Argentina, como subdirector del post grado en Periodismo Económico y como conductor del programa radial Económicas y la Comunidad; en la Facultad de Derecho (FD) de la UBA colabora en la materia Deuda Externa; es periodista en la agencia Télam SE; y miembro de número del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.

Prof GB

El "dios mercado".

"Es curioso cómo la terminología que nombra y describe la transición (transacción?) de la vida a la muerte, y todo lo que afectivamente genera, suele usar significatantes extraídos, contaminados, corrompidos por al siempre capciosa economía. En todos los niveles. Las consabidas pérdidas, los deudos y deudas, el pagar con/malgastar una vida, que dejará o no un saldo.La muerte que pasa a cobrar lo que queda de ese capital que te dieron para gastar. Incluso espiritualmente, vivir es acumular (para el "oreo lado"), y hay que cuidarse porque al fin de cuentas, si no perdonas tus deudas, el Supremo Acreedor no perdonará las tuyas. Todo mal.

   La vida toda-que no es una cuenta de resultados. , ni una inversión, ni un capital, ni un negocio, como propone este mundo al revés-queda sometida a la semántica del campo monetario. En el ejemplo que nos interesa, las pérdidas afectivas se supone que no son deudas; sin embargo, hay que-en nombre de la equívoca salud- asumirlas. No deja de ser una forma/fórmula equivalente a la de aquél perverso apotegma de honrar la deuda ( se ha dicho y repetido), porque la única regla moral que parece digna de aplicación y respeto es la que tiene al sagrado dinero de por medio: el juego y el negocio (amorales por naturaleza) generan compromisos sagrados. ¿Son estos los valores del mercado? No. Lo único que existe es un perverso mercado de valores. En baja , siempre en baja..

   Y así, una vez economizado lo humano, para redondear la ecuación solo falta "humanizar" la economía. Pero solo desde el lenguaje, porque cada vez que alguien pretende desde el Estado soberano, aunque sea tímidamente, tocar, regular, supervisar, controlar los movimientos de los ladrones, se empieza a hablar -por ejemplo- de la "inquietud" de los mercados o de la necesidad de las entidades financieras. Qué tramposos. Lo jodido es que el sistema está armado de tal manera, con una lógica tan perversa, que pareciera que no hay otra opción que navegar en el Titanic y en tercera, primeros para ahogarse y con muy pocos botes, todos para ellos. Habría que bajarse, claro. O por ahora estar atentos hasta que se pueda toar otra cosa.

   Mientras tanto, cuando en el lacrimoso aviso fúnebre de un banco, o en la participación en el llanto de alguna bolsa especuladora justamente agujereada, descubras que además dice "y demás deudos". No preguntes quienes son. Parafraseando a Hemingway, que citaba a John Donne: están hablando de mí, de vos, gil/gila, pedazo de deudo/deuda. Porque por ahora, y solo por ahora, para estos impresentables defensores de la lógica financiera, todos los muertos son tuyos.
   Nuestros quiero decir."

Extracto de un artículo publicado por Juan Sasturain en Página12 , 12 de marzo de 2012.

GB

lunes, 19 de marzo de 2012

Soberanía y medios.

"Es triste confesarlo, pero la historia de entretelones dice que siempre fuimos un organismo colonial inglés, tan hábilmente tramado, que solo los entendidos podrían descubrir las conexiones de nuestra finanza y de nuestra política con las desiciones y los interese de la metrópolis. Pero a partir de setiembre de 1930 el sometimiento se torna tan visible y se ajustan tan desconsideradamente los órganos de cuya libertad depende la existencia misma de la Nación, que hasta los mas legos comienzan a preocuparse de los grandes problemas nacionales y a denunciar las causas de nuestro inconmensurable empobrecimiento.
     El coro de venales que Gran Bretaña tiene a su servicio no se da tregua. Es indispensable impedir que el pueblo argentino conozca su verdadera realidad. La lucha contra el imperialismo, afirman, es una táctica comunista, ajena a nuestras tradiciones. El malestar argentino es una simple repercusión de la crisis que asola a todas las naciones del orbe por igual, dicen constantemente y en todos los tonos los diarios, únicas fuentes habituales de información, y repiten los políticos con reputaciones de estadistas.
    En la relación de Inglaterra y de la Argentina, los únicos sufridores de la crisis somos nosotros, exclusivamente. Pasará la crisis, si pasa, e Inglaterra se habrá vuelto mas rica a nuestra costa. Nosotros estaremos mas pobres que antes. El patrimonio inglés radicado en la Argentina habrán aumentado. El patrimonio argentino habrá disminuido. La pampa argentina seguirá despoblada si el conviene a Inglaterra. La inteligencia, al voluntad, la imaginación argentinas seguirán siendo facultades perjudiciales para el dominio inglés, que Inglaterra continuará hostigando en esta tierra, mediante sus agentes gubernativos."

Raúl Scalabrini Ortiz, La política británica en el Río de la Plata.

Prof GB

AMISTADES PELIGROSAS

El dr. Nelson Castro, periodista del grupo multimedios Clarín, realizó un reportaje días pasados en su programa de cable al compañero Hugo Moyano.
Extenso, calmo el diálogo, hasta se podría decir que casi reflexivo tanto uno como el otro.
Críticas de ambos (uno mas sutil obvio) al gobierno de la presidenta.
Hábiles repreguntas iban "tirando" lenta pero efectivamente el decir del compañero.
Final con estrechón de manos, el dr.-periodista y el compañero, coincidentes en definir malamente a la presidenta.

Afiches callejeros con el rostro del ex-secretario general de la CGT, el compañero Rucci.
La frase que lo acompaña, si bien no está fechada por el tenor fue dicha durante ela dictadura del general Lanuse (recordemos que Rucci asumió en el año 1970) y, la frase en cuestión va dirigida a un gobierno que no reconoce el orígen peronista de sus dirigentes sindicales.
M e pregunté, qué fech en marzo recuerda al compañero, ninguna.
Está firmado el afiche por el Momo Benegas y por Hugo Moyano.
"Lo que le molesta a este gobierno es que haya dirigentes  una CGT peronista."
Al de la presidenta y al de Lanusse.
Ambos gobiernos de un mismo orígen, y objetivos no es así?

En los diarios Calrín y La Nación, y en sus repetidoras televisivas, bastos comentarios acerca de un libro escrito por una periodista del diario de los Mitre, sobre los defectos de la agrupación juvenil "La Cámpora".
Osvaldo Pepe, clarinista de la primera hora se sumó al coro de asustados-enojados-y ácidos críticos de estos jóvenes que solo anidan corrupción, soberbia, incautos, tontos , imberbes, conducciones pérfidas, malignas.
 Hasta ensayó heredades genéticas entre antiguos militantes de los setenta y la juventud del Siglo XXI.

Alberto Fernández funcionario de primerísima línea del gobierno de Néstor y de Cristina, vocifera vengador por cuanto medio opositor aparesca.
La hija del compañero Rucci, Claudia, diputada del peornismo federal, amistosa con Magdalena Ruiz Guiñazú vuelve a la carga con el tema de  la muerte de su padre a manos de los Montoneros y puntualmente de uno de sus jefes máximos ( hoy en Barcelona) Mario Firmenich.

Terrorismo dicen unos, imberbes gritan otros, asesinatos y corrupciones, jóvenes que, en realidad no saben dónde están ni para qué.
La Cámpora se asoma salvaje y hambrienta de inocentes.

Amistades peligrosas las de Moyano, Claudia Rucci, Alberto Fernández.
Muy peligrosas.

GB





viernes, 16 de marzo de 2012

Ese poco equilibrio. (A propósito de Irán)

El 9 de agosto de 1945, ese día los norteamericanos lanzaron sobre Nagasaky su segunda y descomunal bomba A, que despojó de sus vidas y de sus techos a decenas o acaso a cientos de miles de seres humanos.
Mariana y yo nos enteramos al día siguiente. No se porqué la bomba de Nagasaky me afectó mas que la de Hiroshima. Tal vez porque no solo representó el horror sino su continuidad. En el noticiero especificaron que la potencia del artefacto había sido de 12,5 kilotoneladas, agregando que una kilotonelada equivalía a mil toneladas de TNT. Yo no tenía idea de cuanto significaba ese desorbitado poder de destrucción, pero debía ser considerable, a juzgar por las fervorosas hipérboles de los comentaristas.Ahora bien, como los qeu arojaron al bomba no eran alemanes ni franceses ni rusos, sino norteamericanos, los locutores se pasaron el día celebrando el acontecimiento y alabando los formidables adelantos de las técnicas bélicas de las fuerzas democrática. Por otra aprte, los cientos de miles de víctimas no eran blancos sino amarillentos, así que tampoco había que preocuparse tanto.

A mi aquello me parecía un horror. No podía entender que la gente oscilara tan irresponsablemente entre el alboroto y el alborozo. Pronosticaban que con esto se acaba la guerra y lo decían tan jubilosamente como si hasta ayer hubiésemos sido nosotros los diariamente bombardeados.
No es que yo les tuviera especial simpatía a los japoneses, pero me parecía algo atroz que miles de civiles murieran calcinados. Con qué rapidez los norteamericanos habían aprendido de los nazis el sistema de ornos crematorios . De Auschwitz a Hiroshima, sin escalas.

La dejé a Mariana con su propia angustia y, me fui a ver al tío Edmundo. olo él podía explicarme esta locura. Llegué a su casa casi corriendo y empujé la puerta. Solo a la noche pasaba llave. Estaba en el patio, tomando amte, aprovechando el solcito de las once de un día excepcionalmente cálidod e agosto. Pensé (pero me arrepentí enseguida de mi frivolidad) que la bomba, con su enorme llamarada allá lejos, nos había calentado acá cerca.

Capítulo del libro escrito por el autor uruguayo, Mario Benedetti: La borra de café. 

Fotografía del trabajo "Fotogafiando la bomba" de Yosuke Yamahata.

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lunes, 12 de marzo de 2012

Capitalismo británico y colonialismo en los orígenes de la minería argentina





¿Podrá ponerse fin al pillaje petrolero en las islas sin la recuperación efectiva de la propiedad pública de nuestros recursos naturales, su explotación estatal, su utilización como herramienta de desarrollo regional, de industrialización masiva y seguridad monetaria y financiera?


Por Federico Bernal


Una cuestión de fondo y causa de todos los males mineros pasó desapercibida durante el reciente conflicto suscitado en Famatina, provincia de La Rioja. Y para comprender la causa de todos los males mineros, mejor aún, para comprender lo mucho que aún resta avanzar en tan imprescindible actividad -fuente crucial para la capitalización nacional y la industrialización- nada mejor que recurrir a la historia… real. Sin una minería nacional y popular (extensible a los hidrocarburos) no habrá bases sólidas y perdurables para la profundización del modelo vigente. El capital foráneo como actor fundamental y exclusivo del desarrollo minero en el país resulta tan anacrónico como el colonialismo en Malvinas, por cierto íntimamente emparentados. Pero, y a propósito de las denuncias que vinculan al capital británico que opera en el país con la exploración petrolera en las islas, preguntamos: ¿cuándo es que nace la vinculación entre colonialismo y minería? ¿Cuándo comienza la derrota de una minería nacional?

DE LA CONTRARREVOLUCIÓN DE 1811 A MARIQUITA SÁNCHEZ. Dos años después de derrotada la línea Moreno-Belgrano, el programa político y económico de la Revolución de Mayo fue remplazado por uno semicolonial e impuesto desde Londres. Atrás quedaron las propuestas del artículo sexto del Plan, artículo que proponía no sólo redistribuir la riqueza en manos de unos pocos, sino también nacionalizar los instrumentos que la generaban. Es que la fundación de la Patria no podía asentarse en la dependencia foránea. Pero el fracaso de los revolucionarios fue estrepitoso. La burguesía comercial porteña y los ganaderos bonaerenses, consolidados por décadas y faltos de rivales, contaron además con el más potente de los aliados. El año 1812 cerraba con el establecimiento de vínculos permanentes y sólidos entre las clases dominantes rioplatenses y el comercio inglés. La defensa de la libre navegación y de la libertad de comercio era garantizada por los barcos de igual nacionalidad. Los comerciantes extranjeros eran igualados en derechos con los criollos. La extracción y exportación de metálicos (a partir de 1811), gobernada por los comerciantes de su majestad, y destinada a cubrir el exceso de las importaciones sobre las exportaciones, generando una sangría que imposibilitaba el proceso interno de acumulación capitalista. Ese mismo año, el Triunvirato suprimía, a pedido del consignatario de un bergantín inglés, los derechos a las exportaciones de trigo y harina, “con el objeto de fomentar la agricultura del país”. Las carnes destinadas al mercado doméstico se las gravaba con altos impuestos, priorizando al consumidor extranjero sobre el abastecimiento local. En fin, la política económica y financiera, enajenada al interés foráneo. En paralelo, y como refiere el autor Octavio Battolla: “Ana Riglos, Melchora Sarratea y Mariquita Thompson [...] eran las más queridas por la mayoría de los marinos ingleses. Pero nadie manejó nunca los negocios de Downing Street con mayor suceso y brillantez que Mariquita Sánchez.” El Foreign Office tenía sucursal propia en la espléndida mansión solariega de la calle Empedrado.

INVERSIONES EXTRANJERAS. En este marco, el 20 de abril de 1813 el ministro de Hacienda Manuel José García fundamentaba el proyecto de minería de la semicolonia con estas palabras, proyecto que por cierto casi una década más tarde llevaría a su máxima expresión el presidente Bernardino Rivadavia: “[...] para realizar estas esperanzas [minería] son necesarios grandes capitales en primer lugar, y en segundo, una protección cierta e ilimitada que proporcione a los emprendedores ganancias capaces de estimularlos a correr los riesgos que consigo traen estos trabajos. [...] Demuélanse los estorbos que oponen constantemente las absurdas leyes prohibitivas, que regulan aún nuestra política, y entonces con las ricas e ilustradas compañías de emprendedores europeos volverán los capitales que han de romper las venas que ocultan sin fruto los tesoros. Los capitales del comercio europeo no sólo son necesarios para las anticipaciones cuantiosas de la explotación, sino más principalmente para los artículos indispensables al beneficio de los metales [...] que necesitan las minas de América: el fierro, los instrumentos, y las máquinas de todas clases, los artistas y los directores científicos” (El Redactor de la Asamblea. 1813-1815). García, al decir de Puiggrós, planteaba en términos precisos nuestra dependencia de la técnica, de la industria y del comercio europeos.

LA FAMATINA MINING COMPANY. A partir de 1811, la política económica y financiera de las Provincias Unidas tuvo nombre y apellido, Bernardino Rivadavia. Pero fue recién cuando pasó a ejercer la presidencia, en 1826, cuando el proyecto minero de García se hizo realidad. Antes, un breve repaso. El 24 de noviembre de 1823, la provincia de Buenos Aires dicta un decreto con la firma de Rivadavia (secretario de gobierno) referente a la introducción de capitales y hombres procedentes de Europa para fomentar la minería. En sus considerandos expresa que sólo con dichas acciones se contribuirá eficazmente a “remover los inconvenientes que retardan el arribo del país al destino que le está designado, proporcionando un más pronto aumento de la población, del consumo y de productos, ventajas que multiplicarán los cambios y acelerarán la circulación de riqueza”. El decreto facultaba a Rivadavia a “promover la formación de una sociedad en Inglaterra, destinada a explotar las minas de oro y plata que existen en territorio de las Provincias Unidas”. Los agentes que designa el gobierno para la formación de compañías de minas en Europa son los Hullet Hermanos y Cía. En septiembre de 1824, Rivadavia viaja a Londres para fundar la empresa minera. Forman la Río de la Plata Mining Association, para explotar “todas las minas de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Rivadavia, presidente del directorio y el cerro Famatina, el primer destino de una minería colonialista y antinacional. Rivadavia “inspiraba confianza” a los inversores y accionistas ingleses, según el Times de la época. En paralelo, políticos y particulares riojanos adquieren del gobernador una concesión alrededor del promisorio cerro, que luego venden a una compañía británica propiedad de los Robertson Brothers. Nacía así la Famatina Mining Company, cuyo máximo apogeo recibirá durante la presidencia del fundador del mitrismo. El negociado terminará luego en bochorno.
DE FAMATINA A MALVINAS. Cierto era que la técnica extractiva y refinadora de minerales para el acuño de monedas en los años mozos de la Revolución eran importados. Y fue justamente por eso que el artículo 6º del Plan de Operaciones se proponía nacionalizar minas, expropiar y sustituir importaciones para los instrumentos y máquinas empleadas en el rubro minero. Fue justamente por eso y en línea con el referido artículo, que la Primera Junta decidió por decreto del 26 de octubre subvencionar la minería de Famatina. García-Moreno, Rivadavia-Moreno, Malvinas y petróleo, la misma disyuntiva minera histórica y presente pero con distinto nombre, tan irresuelta como fundamental al éxito del modelo vigente. No obstante y al igual que en tantas otras cuestiones, Malvinas nos recuerda además las verdaderas razones y objetivos del capitalismo británico. ¿Podrá ponerse fin al pillaje petrolero en las islas sin la recuperación efectiva de la propiedad pública de nuestros recursos naturales, su explotación estatal, su utilización como herramienta de desarrollo regional, de industrialización masiva y seguridad monetaria y financiera? El capital foráneo (estadounidense, canadiense, australiano y europeo), cómplice y aliado de la ocupación británica en Malvinas, no puede seguir rigiendo nuestra minería, nuestros hidrocarburos y combustibles.

AGENDA DE REFLEXION.
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Malvinas y la Patria inconclusa

Una profecía inglesa no cumplida. Malvinas en las grandes corrientes históricas argentinas: Patagonia, Atlántico Sur, la Patria Grande. “Malvinas no es sólo un tema de política exterior o un conflicto de soberanía. Malvinas, como causa nacional, implica el “acabamiento”, la conclusión, de una Patria incompleta”.


Por Marcelo Vernet (*) | En 1838, John Henry Mandeville, ministro británico en Buenos Aires, le manda a Lord Palmerston, Secretario de Relaciones Exteriores, el consabido informe sobre la apertura de sesiones en la Legislatura de Buenos Aires. Analiza el discurso del gobernador Rosas y dice en un párrafo: “…toca la vieja cuestión de las islas Falkland y reclama como siempre por la injusticia de su ocupación por Gran Bretaña, creo que sin recibir demasiada simpatía o apoyo de parte del público, salvo las muy pocas personas que han especulado con una colonización allí. Seguirá siendo un párrafo anual en el mensaje hasta que el tema muera de agotamiento”.

Hace pocos días, el 1º de marzo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner pronunció su mensaje a la Asamblea Legislativa inaugurando el 130º periodo de sesiones ordinarias del Congreso Nacional. Desde luego, “toca la vieja cuestión de las islas Malvinas y reclama como siempre por la injusticia de su ocupación”.

Hoy, a 179 años de la usurpación británica, podemos afirmar que Mandeville le pifió. No sólo el tema no murió de agotamiento sino que, tal como lo señaló la Presidenta en su mensaje, “se ha convertido en una causa regional, americana y global”.

¿Por qué no se cumplió la profecía que Mandeville dejó consignada en su informe de 1838, apenas cinco años después de la ocupación británica de Malvinas? Responder esta pregunta puede ayudarnos a entender lo que significa y ha significado Malvinas a lo largo de nuestra historia como Nación y aún antes.

Malvinas en contexto

Malvinas no es sólo un tema de política exterior o un conflicto de soberanía. No se entiende sino su profundo vínculo con nuestra cultura, nuestros conflictos internos, nuestra identidad. Malvinas, como causa nacional, implica el “acabamiento”, la conclusión, de una Patria incompleta, mucho más allá del aspecto territorial.

Malvinas está en el corazón de tres grandes corrientes históricas, y en ellas tiende su vela.

Nos ha empujado y nos empuja hacia el sur, hacia la extendida Patagonia y la Antártida. Si no pensamos Malvinas como parte indisoluble de un todo más amplio difícilmente entendamos nuestra historia en Malvinas y su particular situación actual, como parte integrante de la provincia patagónica de Tierra del Fuego.

Malvinas nos lleva hacia el mar, esa “pampa sumergida”, ese medio país de agua y viento al que dimos la espalda. Si no pensamos Malvinas en su enclave del Atlántico Sur, difícilmente entendamos lo que está en disputa. Ni entenderemos por qué, a lo largo de su historia, fue Malvinas tierra de disputas entre las principales potencias.

Malvinas nos mueve hacia la América del Sur, hacia la Patria Grande, coronación del largo camino de construcción de la Nación Sudamericana. Si no acertamos a responder que Malvinas es Sudamérica, difícilmente podamos encontrar la solución a los acertijos conque la Esfinge pretende estrangularnos.

Hitos

Tres hitos significativos se han producido en los últimos años en torno a estas corrientes históricas, y en los tres está presente la cuestión Malvinas de manera significativa.

El 11 de Diciembre de 2009, a las puertas del año del Bicentenario, fue publicada en el Boletín Oficial la Ley 26.552 que establece los límites de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Se cierra así una larga disputa iniciada en 1986, cuando el PEN presenta un proyecto de ley de provincialización del Territorio Nacional de Tierra del Fuego. Después de cuatro años de debate, se aprueba la ley 23.775 de creación de la provincia de Tierra del Fuego, poniendo fin al último Territorio Nacional de la Argentina. En su artículo 1º, se fijaban los límites de la nueva provincia, en los que expresamente se incluyen a las Islas Malvinas y las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur. Carlos Saúl Menem ya gobernaba la República. Por Decreto 905/90 promulga la ley, vetando parcialmente el artículo 1º. Cuando el 15 de mayo de 1990 se publica en el Boletín Oficial la ley 23.775, el largo segundo párrafo que fijaba los límites de la nueva provincia había desaparecido, y con él, la expresa referencia a Malvinas. Los vagos fundamentos del veto presidencial tenían una innegable oscuridad de paraguas. Desde entonces se inició otro debate que se prolongó por diecinueve años. Que Malvinas formara o no, expresamente, parte de la provincia de Tierra del Fuego, estuvo en el corazón de la disputa.

Por una feliz coincidencia, ese año conmemoramos el 180º aniversario de la creación de la Comandancia Político Militar de de las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos en el Mar Atlántico, tal su nombre oficial. Si dejamos hablar con voz fresca a los amarillentos papeles que atesoramos como documentos de la testamentería que garantiza nuestra heredad, veríamos con más claridad lo evidente: “Cuando por la gloriosa revolución del 25 de mayo de 1810, se separaron estas provincias de la dominación de la metrópoli, España tenía una posesión material de las Islas Malvinas, y de todas las demás que rodean el Cabo de Hornos, incluso la que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego”, afirma en sus considerandos el decreto del 30 de junio de 1829, justificando la creación de la Comandancia de Malvinas. El mapa que dibujan estas palabras coincide, a excepción del sector Antártico, entonces apenas atisbado, con el mapa de la actual provincia de Tierra del Fuego. Ir hacia Malvinas es completar este largo y extendido sueño que llamamos Patagonia.

El segundo hito tuvo lugar también en 2009. El 21 de abril, la República Argentina hizo entrega ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU, órgano técnico creado por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) de los estudios que avalan sus derechos soberanos sobre un vasto territorio de más de 1.700.000 de Km2, adicionales a los casi 4.800.000 km2 de la plataforma continental hasta las 200 millas, para fijar de forma definitiva y obligatoria la extensión geográfica de todo el territorio nacional. Cuando vemos el mapa de esta Argentina completa nos damos cuenta de la dimensión cabal que las cifras, siempre un poco abstractas, representan. Para graficarlo de forma contundente, Ushuaia, capital del confín austral, pasaría a ser el centro geográfico de nuestra Argentina, sacándole definitivamente a Córdoba, su condición de ciudad mediterránea.

Desde luego, que las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur estén o no en ese mapa cambia drásticamente la realidad. Pero están, y su efectiva pertenencia consolida nuestros derechos, tanto en el mar como en la proyección antártica. Cuando se ningunea la importancia territorial del conflicto o se opina ligeramente sobre el derecho a la autodeterminación de los residentes británicos en Malvinas, se olvida que es la disputa territorial más importante del planeta y que el mapa que “los deseos” ingleses pretenden imponernos es un cercenamiento feroz de nuestro territorio. Ir hacia Malvinas es ir a concluir la conquista del mar que, desde nuestro origen como Nación, se nos impone como un desafío ineludible.

El tercer hito, tuvo por escenario el Palacio de Convenciones Ulises Guimaraes de Brasilia y por protagonistas a doce presidentes sudamericanos que firman, el 23 de mayo de 2008, el Acta constitutiva de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). ¿Desde dónde se vincula este acontecimiento con Malvinas? Desde su costado más doloroso, la guerra.

La guerra de las Malvinas puso en crisis algunos de los sistemas y organismos en los que se desarrollaba nuestro posicionamiento geopolítico internacional, empezando por el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca). Malvinas precipitó la crisis del TIAR y la anomia en que cae la OEA. No sólo Argentina, toda la región se vio profundamente conmocionada por la decisión de Estados Unidos de apoyar y aliarse abiertamente con Gran Bretaña. Muchos factores fueron coadyuvando con la creciente conciencia regional, pero, hay un antes y un después de la Guerra de Malvinas en las estrategias de agrupamiento continental y regional en América. No es casual que todos los agrupamientos e instancias multilaterales de la región que empiezan a concretarse, por primera vez, sin EE. UU. y por fuera de la OEA, sean inmediatamente posteriores a la Guerra de las Malvinas. Desde el surgimiento del Grupo Contadora, enero de 1983, pasando por el Grupo de Apoyo a Contadora, el Grupo de los 8, el Grupo Río, el Mercosur, hasta llegar a la conformación de la UNASUR.

Hacia el interior de nuestro país, la Guerra de Malvinas provocó un estado de conciencia regional. De pronto, muchos sectores de la sociedad que miraban con indiferencia o desprecio a los países hermanos de la región, se dieron cuenta que no éramos europeos exilados en tierra extraña por un raro designio; que éramos sudamericanos y los únicos que manifestaron abiertamente y sin reservas su solidaridad fueron nuestros paisanos.

Cuando por las calles de todas las ciudades del país las marchas de ex combatientes y veteranos corean la consigna “Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina”, no están dando rienda a una emoción pasajera. Están poniendo de manifiesto una geopolítica que hunde sus raíces en las guerras de independencia. Están condensando una verdad popular, aprendida en la experiencia histórica. “Las Malvinas son Sudamericanas” podría ser un bando que firmarían gustosos San Martín y Bolívar. Malvinas nos ata, con lazos de amor, de sangre y de esperanza, a la Patria Grande.

Si no vivificamos desde estas corrientes históricas la cuestión Malvinas, a la larga, Mandeville tendrá razón y el tema va a morir de agotamiento y nosotros de frustración, con una Patria a medias, con un corazón partido.

(*) Escritor, descendiente de Luis Vernet, primer Comandante Político Militar en las Islas, director del Instituto de las Islas Malvinas “Padre Mario Migone

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