"Es triste confesarlo, pero la historia de entretelones dice que siempre fuimos un organismo colonial inglés, tan hábilmente tramado, que solo los entendidos podrían descubrir las conexiones de nuestra finanza y de nuestra política con las desiciones y los interese de la metrópolis. Pero a partir de setiembre de 1930 el sometimiento se torna tan visible y se ajustan tan desconsideradamente los órganos de cuya libertad depende la existencia misma de la Nación, que hasta los mas legos comienzan a preocuparse de los grandes problemas nacionales y a denunciar las causas de nuestro inconmensurable empobrecimiento.
El coro de venales que Gran Bretaña tiene a su servicio no se da tregua. Es indispensable impedir que el pueblo argentino conozca su verdadera realidad. La lucha contra el imperialismo, afirman, es una táctica comunista, ajena a nuestras tradiciones. El malestar argentino es una simple repercusión de la crisis que asola a todas las naciones del orbe por igual, dicen constantemente y en todos los tonos los diarios, únicas fuentes habituales de información, y repiten los políticos con reputaciones de estadistas.
En la relación de Inglaterra y de la Argentina, los únicos sufridores de la crisis somos nosotros, exclusivamente. Pasará la crisis, si pasa, e Inglaterra se habrá vuelto mas rica a nuestra costa. Nosotros estaremos mas pobres que antes. El patrimonio inglés radicado en la Argentina habrán aumentado. El patrimonio argentino habrá disminuido. La pampa argentina seguirá despoblada si el conviene a Inglaterra. La inteligencia, al voluntad, la imaginación argentinas seguirán siendo facultades perjudiciales para el dominio inglés, que Inglaterra continuará hostigando en esta tierra, mediante sus agentes gubernativos."
Raúl Scalabrini Ortiz, La política británica en el Río de la Plata.
Prof GB
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