...transmitir, militar,no callar.
Hoy, Ambito Financiero, comunicador oficial del stablishment, de la derecha económica neoliberal, no oculta los datos crudos,( no puede ), fríos de la economía argentina.
La única verdad, con titulares en páginas internas tales como: Mercados locales resisten influencias del exterior.
"Los activos argentinos rsistieron relativamente bien lo que fue un día para el olvido en los mercados a nivel global."
"Crsitina recibió ayer en su despacho de la Rosada a los principales empresarios de la Fundación Mediterránea": Grupo Roggio, Asstori-Palmar, Arcor, Banco Macro.
"Gobierno baja retenciones por 180 días a productos peesqueros": "Como una forma de alentar la producción local."
"Campos: precios suben en dólares 100% en 10 años.": "Como parte de este fenómeno, la Argentina, tradicional agroexportador mundial, se ha convertido en un foco de inversiones locales e interancionales en procura de poseción de la tierra."
"La Argentina y Uruguay prometen hacer negocios."
"Record: en siete meses se patentaron 511.ooo o km."
"Continúa el alza el consumo de tarjetas", "Pese al fin de las promociones, subió el 40% en el año": "La mora en el sistema de pagos es apenas el 1,55, uno de los mas bajos de la historia.Tampoco vemos un garn endeudamiento del público, como sí sucedía en épocas de crisis."
"Telecom Argentina ganó un 40% mas".
"Desde 2003 se crearon 140 mil PYMES. Ya suman 700 mil, representan el 99% de las compañías el país y explican el 70% del empleo. Producen el 15% de las exportaciones industriales, un valor que triplica la media para América Latina. Los empresarios reconocen el apoyo del Estado."
"Exportaciones de maquinaria agrícola alcanzarían los 1.200 millones de dólares durante 2011."
"De 31 millones en 2003, a 260 millones en 2010."
"Un aumento del 740%".
"De 20 empresas exportando a 20 países, se pasó a mas de 100 exportando a 32 países."
"La inversión de la industria textil está en el mayor nivel en los últimos 14 años."
"Firman acuerdos para desarrollar mas proyectos productivos, entre Cancillería y la UIA."
"La industria del acero se incrementó en un 13,1%".
"La industria del caucho facturó casi un 50% mas."
Con este panorama se entiende la desesperación de la oposición multimediática, de los coreutas pagos por ella y de su visita en masa a la exposición rural.
Se refugian en elúltimo lugar corporativo del SXIX, que les queda para guarecerse.
Cómo decía Evita', ah ya me acuerdo,
"Acechan desde sus guaridas asquerosas."
GB
miércoles, 3 de agosto de 2011
EL MES DEL PADRE DE LA PATRIA, JOSE DE SAN MARTIN.
Legado del "Sable de la Soberanía"
El 17 de febrero de 1869, mientras Francisco Solano López y el heroico pueblo guaraní se debatían en las últimas como jaguares decididos que se niegan a la derrota, Rosas testó el destino del "sable de la soberanía":"Su excelencia el generalísimo, Capitán General don José de San Martín, me honró con la siguiente manda: La espada que me acompañó en toda la guerra de la Independencia será entregada al general Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la Patria. Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a su Excelencia el señor Gran Mariscal, presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible defender esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria".Rosas y el ParaguayLa simpatía de Rosas hacia el Paraguay fue constante. Su correspondencia demuestra que durante la guerra de la Triple Alianza estuvo a favor de los paraguayos, como estuvieron a favor la mayoría de los argentinos y orientales.En 1869 el Restaurador lega su sable al mariscal López, que se debatía en las últimas, reconociéndolo el defensor de la soberanía americana.Vencido el Paraguay, se interesó por su suerte ante los banqueros ingleses, gestionando empréstitos para su reconstrucción.El 17 de Mayo de 1871, el Presidente Paraguayo Rivarola, agradeció a Rosas “el interés que ha mostrado en favor de este pobre país que ha quedado aniquilado en una guerra sin ejemplo”.Al año siguiente en carta del 9 de Marzo de 1872, el Presidente Jovellanos le ofrecía “en nombre de todos mis conciudadanos hospitalidad entre nosotros, donde después de honrarnos con su aceptación hallaría corazones que habrían de mitigar los sinsabores de su triste vida”
(“Copia fotográfica en papeles de Rosas”, de Adolfo Saldías, t.II, p.436 y 438)
Fuentes:- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades- Rosa José María, La Guerra del Paraguay. p.51- Irazusta, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas.T.IV.p.348- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
PD En tiempos globales, el acuerdo entre las presidentas de la Argentina y del Brasil, con el objetivo de blindar nuestras economias frente a la debacle neoliberal del imperio yanqui; el acuerdo ayer firmado con el presidente del Uruguay, "Pepe" Mugica, para volver a poner en marcha un tren que despues de casi 30 años comunique a los dos paises, se inscriben dentro de la hermanda soberana de los pueblos sudamericanos,.
Solo empañada por los imperios de turno: Gran Bretaña y/o EE.UU.
Y por supuesto sus aliados locales: politicos de la oposicion, medios de desinformacion masiva, corporaciones economicas rurales, financieras, etc.: CIPAYOS.
LA PATRIA GRANDE SIGUE SIENDO EL SUEÑO EN MARCHA.
Prof GB
El 17 de febrero de 1869, mientras Francisco Solano López y el heroico pueblo guaraní se debatían en las últimas como jaguares decididos que se niegan a la derrota, Rosas testó el destino del "sable de la soberanía":"Su excelencia el generalísimo, Capitán General don José de San Martín, me honró con la siguiente manda: La espada que me acompañó en toda la guerra de la Independencia será entregada al general Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la Patria. Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a su Excelencia el señor Gran Mariscal, presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible defender esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria".Rosas y el ParaguayLa simpatía de Rosas hacia el Paraguay fue constante. Su correspondencia demuestra que durante la guerra de la Triple Alianza estuvo a favor de los paraguayos, como estuvieron a favor la mayoría de los argentinos y orientales.En 1869 el Restaurador lega su sable al mariscal López, que se debatía en las últimas, reconociéndolo el defensor de la soberanía americana.Vencido el Paraguay, se interesó por su suerte ante los banqueros ingleses, gestionando empréstitos para su reconstrucción.El 17 de Mayo de 1871, el Presidente Paraguayo Rivarola, agradeció a Rosas “el interés que ha mostrado en favor de este pobre país que ha quedado aniquilado en una guerra sin ejemplo”.Al año siguiente en carta del 9 de Marzo de 1872, el Presidente Jovellanos le ofrecía “en nombre de todos mis conciudadanos hospitalidad entre nosotros, donde después de honrarnos con su aceptación hallaría corazones que habrían de mitigar los sinsabores de su triste vida”
(“Copia fotográfica en papeles de Rosas”, de Adolfo Saldías, t.II, p.436 y 438)
Fuentes:- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades- Rosa José María, La Guerra del Paraguay. p.51- Irazusta, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas.T.IV.p.348- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
PD En tiempos globales, el acuerdo entre las presidentas de la Argentina y del Brasil, con el objetivo de blindar nuestras economias frente a la debacle neoliberal del imperio yanqui; el acuerdo ayer firmado con el presidente del Uruguay, "Pepe" Mugica, para volver a poner en marcha un tren que despues de casi 30 años comunique a los dos paises, se inscriben dentro de la hermanda soberana de los pueblos sudamericanos,.
Solo empañada por los imperios de turno: Gran Bretaña y/o EE.UU.
Y por supuesto sus aliados locales: politicos de la oposicion, medios de desinformacion masiva, corporaciones economicas rurales, financieras, etc.: CIPAYOS.
LA PATRIA GRANDE SIGUE SIENDO EL SUEÑO EN MARCHA.
Prof GB
EL MES DE SAN MARTIN EL PADRE DE LA PATRIA.
Legado del "Sable de la Soberanía"
El 17 de febrero de 1869, mientras Francisco Solano López y el heroico pueblo guaraní se debatían en las últimas como jaguares decididos que se niegan a la derrota, Rosas testó el destino del "sable de la soberanía":"Su excelencia el generalísimo, Capitán General don José de San Martín, me honró con la siguiente manda: La espada que me acompañó en toda la guerra de la Independencia será entregada al general Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la Patria. Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a su Excelencia el señor Gran Mariscal, presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible defender esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria".Rosas y el ParaguayLa simpatía de Rosas hacia el Paraguay fue constante. Su correspondencia demuestra que durante la guerra de la Triple Alianza estuvo a favor de los paraguayos, como estuvieron a favor la mayoría de los argentinos y orientales.
En 1869 el Restaurador lega su sable al mariscal López, que se debatía en las últimas, reconociéndolo el defensor de la soberanía americana.Vencido el Paraguay, se interesó por su suerte ante los banqueros ingleses, gestionando empréstitos para su reconstrucción.El 17 de Mayo de 1871, el Presidente Paraguayo Rivarola, agradeció a Rosas “el interés que ha mostrado en favor de este pobre país que ha quedado aniquilado en una guerra sin ejemplo”.Al año siguiente en carta del 9 de Marzo de 1872, el Presidente Jovellanos le ofrecía “en nombre de todos mis conciudadanos hospitalidad entre nosotros, donde después de honrarnos con su aceptación hallaría corazones que habrían de mitigar los sinsabores de su triste vida”
(“Copia fotográfica en papeles de Rosas”, de Adolfo Saldías, t.II, p.436 y 438)
Fuentes:- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades- Rosa José María, La Guerra del Paraguay. p.51- Irazusta, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas.T.IV.p.348- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
PD En tiempos globales, las reuniones de nuestra presidenta con su par del Brasil acordando la defensa mutua ante la debacle economica neoliberal del imperio yanqui.
Los elogios del ex-presidente Lula hacia nuestra presidenta y nuestro ex-presidente Nestor Kirchner.El acuerdo firmado ayer con el repsidente del Uruguay, "Pepe" Mugica, poniendo en marcha un tren que hace treinta años no funcionaba, para comunicar entre las dos republicas; se inscriben en la historia de hermandad soberana de los peublos sudamericanos.
Solo empañada por los imperios de turno, ingleses y/o yanquis.
La Patria Grande sigue siendo el sueño que nos debe movilizar.
martes, 2 de agosto de 2011
Agenda de Reflexion.com.ar La Constitucion del año 1949.
Actualidad de la Constitución del año 1949
Aritz Recalde
(PRIMERA PARTE)
Durante los últimos doscientos años de historia Argentina, coexisten y se enfrentan dos grandes tradiciones políticas acerca del tipo de modelo de desarrollo para aplicar en el país. Una tradición, es la liberal exportadora y la otra, es la proteccionista e industrialista. En el marco de la primera, se ubican el programa agroexportador iniciado en 1853 o el proyecto financiero aplicado a partir de la gestión del Ministro de Economía Martínez de Hoz y de la dictadura de 1976. Entre las segundas y con sus matices y diferencias, se sitúan el modelo nacionalista y el desarrollista, cuyas máximas figuras en el siglo XX y XXI son Juan Perón, Arturo Frondizi, Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
Sin desconocer que existen puntos de coexistencia entre ambos, la historia reciente muestra que los dos modelos de país se enfrentaron y su disputa se desenvolvió en el plano político, económico, cultural, militar y también, en el terreno institucional. Una de las manifestaciones del enfrentamiento entre los modelos de país, se dio en el plano del derecho, las instituciones y tema que nos interesa, se expresó a nivel de las constituciones. Los políticos de la tradición liberal y agroexportadora sancionaron en 1853 y en 1994 dos de los textos constitucionales con mayor permanencia en la historia del país. En realidad, el esqueleto del texto de 1853 es el principio rector del orden institucional que introdujo la Constitución de 1994. El documento fundamental de la tradición nacionalista, es la Constitución del año 1949.
En nuestro país, el derecho liberal tiene entre sus ideólogos locales a Bernardino Rivadavia y a sus seguidores. Dicho dirigente, desarrolló una importante tarea de promoción y de sanción de leyes, en su mayoría, reproducidas del sistema institucional europeo. En su opinión, había que copiar las leyes de la civilización y junto a ellas, se estarían importando las costumbres, las prácticas y los valores del extranjero. Una de las finalidades de la importación del derecho extranjero, era la de educar a la barbarie interna para organizar a la nación. Para civilizar a los nativos del continente, se deberían importar de Europa manufacturas, personas, costumbres y leyes. A partir de aquí, Rivadavia promovió una noción típica de los ideólogos del derecho liberal, que supone que los textos normativos ofician como un pacto político en sí mismo, que puede remplazar o subestimar, los factores culturales, sociales y los patrones de conducta históricos de los pueblos.
El remplazo natural y por evolución de un sujeto histórico por otro y pese a los supuestos rivadavianos, reconoció una férrea resistencia por parte de los pueblos destinados a desaparecer frente al avance de la civilización. A partir de aquí, la tarea de imposición del liberalismo y sus leyes, se organizó en dos etapas. Por un lado, educando a una la elite destinada y entre otras cuestiones, a escribir las leyes y que asimiló para ello, la ideología europea y que conformó un sujeto cultural diferenciado de los pueblos. El otro mecanismo para imponer sus instituciones, su economía, sus inmigrantes o sus leyes, fue el asesinato y la persecución de sus adversarios.
En este cuadro, los intelectuales liberales buscaron remplazar un país por otro y con dicha intención, importaron las leyes extranjeras e intentaron amoldar el país a ellas. El supuesto de que el derecho y las constituciones pueden organizar a una nación, se mostró falso y la sanción de los textos liberales lejos de unir al país, contribuyeron a desorganizarlo y a acentuar las guerras civiles y el enfrentamiento entre sectores. Por ejemplo y yendo a los años posteriores a la independencia, se observa que la propuesta de Constitución de 1819 que tenía un contenido centralista y aristocrático que cercenaba el federalismo y los derechos de las provincias[1], cayó en el vacío en el marco de la oposición política del interior contra los intereses unitarios. Lejos de ser una prenda para la unidad nacional, el programa político y su Constitución derivaron en la batalla de Cañada de Cepeda. Mientras los intelectuales liberales debatían y sancionaban textos legales para organizar el Estado, los referentes populares movilizaban sus tropas para enfrentar al agresor externo y garantizar la soberanía.
El texto, por perfecto que fuera en términos del formalismo europeísta, era inútil e inaplicable políticamente frente a las tareas pendientes de la organización nacional. En dicho contexto “constituyente”, Gervasio de Artigas luchaba contra la ocupación del imperio del Brasil y San Martín reunía su tropa para resistir el potencial desembarco de 20 mil españoles y para continuar la obra libertaria en Perú. La contracara de los patriotas, eran los liberales porteños que sancionaban normas inaplicables y que pedían y por ejemplo, que San Martín abandone la guerra de liberación contra el colonialismo y que reprima las montoneras federales.
El texto constitucional de 1819 cayó en desgracia y hubo que esperar hasta el año 1826, para que Bernardino Rivadavia y los liberales porteños, sancionaran un nuevo modelo para la organización institucional y política del país. Este texto y de forma similar al de 1819, no unificó la nación sino que y por el contrario, contribuyó a la guerra civil. El debate de la Constitución de 1826 es interesante ya que y entre otras cuestiones, encontró la intervención de Manuel Dorrego contra la propuesta de los liberales de aplicar el voto calificado y de prohibir la participación política de los “domésticos a sueldo, jornaleros o soldados”[2]. El sistema de gobierno que introdujo la Constitución en la Sección III , no mencionó el sistema federal y en su lugar introdujo “la forma representativa, republicana, consolidada en unidad de régimen”. El texto que ataba la representación política a la tenencia de capital o de una profesión o que permitía al presidente nombrar a los gobernadores, fue rechazado por los representantes políticos del interior. Era el segundo texto constitucional que demostraba claramente, la falacia del supuesto de que las leyes organizan los Estados. Asimismo, la caída del gobierno y de la Constitución, mostró la inviabilidad de la aplicación del liberalismo racista y europeísta porteño en el país. Las organizaciones libres del pueblo no se ajustarían a los patrones de conducta y a las formas de organización social, supuestamente implícitas, en las leyes copiadas de Europa.
Tras el rotundo fracaso liberal que condujo el país a la guerra civil y a la disgregación nacional, Juan Manuel de Rosas avanzó hacia la conformación de un pacto político y social de carácter constituyente. El Pacto Federal de 1831 fue rubricado inicialmente por Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y luego por Corrientes e implicó un acuerdo fundacional que sentó las bases de la organización nacional. La constitución en el pensamiento de Rosas y tomando distancia de la tradición liberal europeísta y dependiente de muchos intelectuales, debería ser el resultado de un acuerdo político, social, económico y cultural previo, entre los representantes de las provincias y las naciones del continente y el mundo. El texto además, debería ser la culminación de un proceso de organización nacional previo y nunca podía ser su causante.
Mientras Rosas combatía al imperialismo más poderoso del mundo en 1838 o en 1845, los intelectuales al servicio del extranjero construyeron el mito de que la organización y la soberanía nacional eran y fundamentalmente, un tema de constituciones. Tal cual lo adelantó el mandatario, había que sancionar y restaurar leyes, pero dicha noción implicaba recuperar los patrones culturales, políticos y de conducta del pueblo y no podía tratarse de una mera copia del extranjero. Los antecedentes fallidos de 1819 y de 1826, seguramente fueron un llamado de atención a Rosas.
El restaurador de leyes, estableció que si no se construían previamente los lazos políticos y organizativos necesarios y si no se sancionaba una norma que superara el modelo iluminista de los intelectuales, el proyecto derivaría en una nueva frustración. Ese fue el mensaje de Rosas a Quiroga en la Carta de la Hacienda de Figueroa. Por por su actitud, fue acusado de retrogrado, de feudal y de bárbaro, por los intelectuales europeístas que entregaron el patrimonio y la soberanía al extranjero. Más allá de las acusaciones, sus palabras fueron proféticas y luego de la batalla de Caseros se sancionó la Constitución de 1853 que no detuvo la guerra civil, no impidió la secesión de Buenos Aires en 1854 y no fue un estorbo para la separación y balcanización definitiva de la Banda Oriental, el Alto Perú y el Paraguay. El cuerpo del texto de 1853 fue redactado en su mayoría por Alberdi y tanto si se estudian los comentarios que hace en Las Bases sobre los antecedentes normativos en el continente o si se lee la propia Constitución, quedan evidenciados el racismo y la subestimación de esos intelectuales sobre el contenido de las leyes y las costumbres americanas.
En este caso, como en 1819 o 1826, la primacía de la política se abría paso frente al planteo fundacional mítico de los intelectuales liberales. Fueron la política y la guerra y no el texto importado, los que unieron al país y dicha organización nacional, se implementó una vez que los liberales porteños estuvieron al mando del poder. La barbarie de los salvajes unitarios fue la ley real que impusieron los porteños y las menciones de la Constitución a la división de poderes, a los derechos individuales o a la libertad de prensa, fueron consignas vacías para el pueblo que fue despojado de garantías y de derechos. La fraseología y el entramado normativo liberal, sirvieron a la oligarquía para ocultar bajo el manto de la filosofía jurídica extranjera, sus actos de violencia política, sus redes de poder y la profunda fragmentación social con la que gobernaron nuestro país.
[1] José María Rosa (1974), Historia Argentina, Oriente, Tomo 3. P 236.
[2] Norberto Galasso (2006), Dorrego y los caudillos federales, Cuadernos Para Otra Historia. P 18.
PD Los subrayados en negrita y color, son nuestros.
prof GB
Aritz Recalde
(PRIMERA PARTE)
Durante los últimos doscientos años de historia Argentina, coexisten y se enfrentan dos grandes tradiciones políticas acerca del tipo de modelo de desarrollo para aplicar en el país. Una tradición, es la liberal exportadora y la otra, es la proteccionista e industrialista. En el marco de la primera, se ubican el programa agroexportador iniciado en 1853 o el proyecto financiero aplicado a partir de la gestión del Ministro de Economía Martínez de Hoz y de la dictadura de 1976. Entre las segundas y con sus matices y diferencias, se sitúan el modelo nacionalista y el desarrollista, cuyas máximas figuras en el siglo XX y XXI son Juan Perón, Arturo Frondizi, Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
Sin desconocer que existen puntos de coexistencia entre ambos, la historia reciente muestra que los dos modelos de país se enfrentaron y su disputa se desenvolvió en el plano político, económico, cultural, militar y también, en el terreno institucional. Una de las manifestaciones del enfrentamiento entre los modelos de país, se dio en el plano del derecho, las instituciones y tema que nos interesa, se expresó a nivel de las constituciones. Los políticos de la tradición liberal y agroexportadora sancionaron en 1853 y en 1994 dos de los textos constitucionales con mayor permanencia en la historia del país. En realidad, el esqueleto del texto de 1853 es el principio rector del orden institucional que introdujo la Constitución de 1994. El documento fundamental de la tradición nacionalista, es la Constitución del año 1949.
En nuestro país, el derecho liberal tiene entre sus ideólogos locales a Bernardino Rivadavia y a sus seguidores. Dicho dirigente, desarrolló una importante tarea de promoción y de sanción de leyes, en su mayoría, reproducidas del sistema institucional europeo. En su opinión, había que copiar las leyes de la civilización y junto a ellas, se estarían importando las costumbres, las prácticas y los valores del extranjero. Una de las finalidades de la importación del derecho extranjero, era la de educar a la barbarie interna para organizar a la nación. Para civilizar a los nativos del continente, se deberían importar de Europa manufacturas, personas, costumbres y leyes. A partir de aquí, Rivadavia promovió una noción típica de los ideólogos del derecho liberal, que supone que los textos normativos ofician como un pacto político en sí mismo, que puede remplazar o subestimar, los factores culturales, sociales y los patrones de conducta históricos de los pueblos.
El remplazo natural y por evolución de un sujeto histórico por otro y pese a los supuestos rivadavianos, reconoció una férrea resistencia por parte de los pueblos destinados a desaparecer frente al avance de la civilización. A partir de aquí, la tarea de imposición del liberalismo y sus leyes, se organizó en dos etapas. Por un lado, educando a una la elite destinada y entre otras cuestiones, a escribir las leyes y que asimiló para ello, la ideología europea y que conformó un sujeto cultural diferenciado de los pueblos. El otro mecanismo para imponer sus instituciones, su economía, sus inmigrantes o sus leyes, fue el asesinato y la persecución de sus adversarios.
En este cuadro, los intelectuales liberales buscaron remplazar un país por otro y con dicha intención, importaron las leyes extranjeras e intentaron amoldar el país a ellas. El supuesto de que el derecho y las constituciones pueden organizar a una nación, se mostró falso y la sanción de los textos liberales lejos de unir al país, contribuyeron a desorganizarlo y a acentuar las guerras civiles y el enfrentamiento entre sectores. Por ejemplo y yendo a los años posteriores a la independencia, se observa que la propuesta de Constitución de 1819 que tenía un contenido centralista y aristocrático que cercenaba el federalismo y los derechos de las provincias[1], cayó en el vacío en el marco de la oposición política del interior contra los intereses unitarios. Lejos de ser una prenda para la unidad nacional, el programa político y su Constitución derivaron en la batalla de Cañada de Cepeda. Mientras los intelectuales liberales debatían y sancionaban textos legales para organizar el Estado, los referentes populares movilizaban sus tropas para enfrentar al agresor externo y garantizar la soberanía.
El texto, por perfecto que fuera en términos del formalismo europeísta, era inútil e inaplicable políticamente frente a las tareas pendientes de la organización nacional. En dicho contexto “constituyente”, Gervasio de Artigas luchaba contra la ocupación del imperio del Brasil y San Martín reunía su tropa para resistir el potencial desembarco de 20 mil españoles y para continuar la obra libertaria en Perú. La contracara de los patriotas, eran los liberales porteños que sancionaban normas inaplicables y que pedían y por ejemplo, que San Martín abandone la guerra de liberación contra el colonialismo y que reprima las montoneras federales.
El texto constitucional de 1819 cayó en desgracia y hubo que esperar hasta el año 1826, para que Bernardino Rivadavia y los liberales porteños, sancionaran un nuevo modelo para la organización institucional y política del país. Este texto y de forma similar al de 1819, no unificó la nación sino que y por el contrario, contribuyó a la guerra civil. El debate de la Constitución de 1826 es interesante ya que y entre otras cuestiones, encontró la intervención de Manuel Dorrego contra la propuesta de los liberales de aplicar el voto calificado y de prohibir la participación política de los “domésticos a sueldo, jornaleros o soldados”[2]. El sistema de gobierno que introdujo la Constitución en la Sección III , no mencionó el sistema federal y en su lugar introdujo “la forma representativa, republicana, consolidada en unidad de régimen”. El texto que ataba la representación política a la tenencia de capital o de una profesión o que permitía al presidente nombrar a los gobernadores, fue rechazado por los representantes políticos del interior. Era el segundo texto constitucional que demostraba claramente, la falacia del supuesto de que las leyes organizan los Estados. Asimismo, la caída del gobierno y de la Constitución, mostró la inviabilidad de la aplicación del liberalismo racista y europeísta porteño en el país. Las organizaciones libres del pueblo no se ajustarían a los patrones de conducta y a las formas de organización social, supuestamente implícitas, en las leyes copiadas de Europa.
Tras el rotundo fracaso liberal que condujo el país a la guerra civil y a la disgregación nacional, Juan Manuel de Rosas avanzó hacia la conformación de un pacto político y social de carácter constituyente. El Pacto Federal de 1831 fue rubricado inicialmente por Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y luego por Corrientes e implicó un acuerdo fundacional que sentó las bases de la organización nacional. La constitución en el pensamiento de Rosas y tomando distancia de la tradición liberal europeísta y dependiente de muchos intelectuales, debería ser el resultado de un acuerdo político, social, económico y cultural previo, entre los representantes de las provincias y las naciones del continente y el mundo. El texto además, debería ser la culminación de un proceso de organización nacional previo y nunca podía ser su causante.
Mientras Rosas combatía al imperialismo más poderoso del mundo en 1838 o en 1845, los intelectuales al servicio del extranjero construyeron el mito de que la organización y la soberanía nacional eran y fundamentalmente, un tema de constituciones. Tal cual lo adelantó el mandatario, había que sancionar y restaurar leyes, pero dicha noción implicaba recuperar los patrones culturales, políticos y de conducta del pueblo y no podía tratarse de una mera copia del extranjero. Los antecedentes fallidos de 1819 y de 1826, seguramente fueron un llamado de atención a Rosas.
El restaurador de leyes, estableció que si no se construían previamente los lazos políticos y organizativos necesarios y si no se sancionaba una norma que superara el modelo iluminista de los intelectuales, el proyecto derivaría en una nueva frustración. Ese fue el mensaje de Rosas a Quiroga en la Carta de la Hacienda de Figueroa. Por por su actitud, fue acusado de retrogrado, de feudal y de bárbaro, por los intelectuales europeístas que entregaron el patrimonio y la soberanía al extranjero. Más allá de las acusaciones, sus palabras fueron proféticas y luego de la batalla de Caseros se sancionó la Constitución de 1853 que no detuvo la guerra civil, no impidió la secesión de Buenos Aires en 1854 y no fue un estorbo para la separación y balcanización definitiva de la Banda Oriental, el Alto Perú y el Paraguay. El cuerpo del texto de 1853 fue redactado en su mayoría por Alberdi y tanto si se estudian los comentarios que hace en Las Bases sobre los antecedentes normativos en el continente o si se lee la propia Constitución, quedan evidenciados el racismo y la subestimación de esos intelectuales sobre el contenido de las leyes y las costumbres americanas.
En este caso, como en 1819 o 1826, la primacía de la política se abría paso frente al planteo fundacional mítico de los intelectuales liberales. Fueron la política y la guerra y no el texto importado, los que unieron al país y dicha organización nacional, se implementó una vez que los liberales porteños estuvieron al mando del poder. La barbarie de los salvajes unitarios fue la ley real que impusieron los porteños y las menciones de la Constitución a la división de poderes, a los derechos individuales o a la libertad de prensa, fueron consignas vacías para el pueblo que fue despojado de garantías y de derechos. La fraseología y el entramado normativo liberal, sirvieron a la oligarquía para ocultar bajo el manto de la filosofía jurídica extranjera, sus actos de violencia política, sus redes de poder y la profunda fragmentación social con la que gobernaron nuestro país.
[1] José María Rosa (1974), Historia Argentina, Oriente, Tomo 3. P 236.
[2] Norberto Galasso (2006), Dorrego y los caudillos federales, Cuadernos Para Otra Historia. P 18.
PD Los subrayados en negrita y color, son nuestros.
prof GB
EXPROPIANDO A LEDESMA.
Derechos Humanos y Memoria
San Salvador de Jujuy (Agencia Paco Urondo, ellibertario.com) En una sesión especial realizada anoche, la Cámara de Diputados sancionó la Ley 5679 que declara de utilidad pública y sujeta a expropiación una fracción de 40 hectáreas de propiedad de la empresa Ledesma, con destino a “satisfacer necesidades sociales de la población del lugar”.
Durante el debate, el bloque justicialista sobrellevó casi en silencio las fuertes acusaciones de la oposición, que le endilgó la principal responsabilidad en la muerte de cuatro personas durante el intento de desalojo de un predio de Ledesma, el jueves pasado. La incapacidad del Gobierno para responder a la intensa demanda habitacional de poblaciones del interior de la Provincia, fue otro de los cargos.
La ley de expropiación, que fue considerada histórica por el diputado ledesmense Pedro Olver Legal, estipula que el Poder Ejecutivo realizará los trámites tendientes a la expropiación de la fracción del inmueble referido, pudiendo actuar el procedimiento de expropiación de urgencia y compensar el depósito respectivo con los créditos que correspondan al Estado provincial por tributos adeudados en razón del inmueble de que se trata.
También dispone que el valor de la fracción será establecido de conformidad a la valuación definitiva que efectuará el Tribunal de Tasaciones de la provincia con los efectos previstos en el artículo 79 de la Ley 3018. Las tierras –dice en otro artículo- serán destinadas a satisfacer necesidades sociales en el marco de las leyes 2903 y 3169.
El proyecto se aprobó con el voto del bloque Justicialista y del Radicalismo. El Frente Primero Jujuy no apoyó la iniciativa por considerar que las decisiones en esta materia deben apoyarse en estudios serios sobre las demandas habitacionales en Libertador. Oscar Agustín Perassi afirmó también que “no nos convence dar un cheque en blanco a este Gobierno” y recordó el empréstito con ANSeS que sancionó la Legislatura a fines de 2009 para construir viviendas.
Carlos Lops, legislador del PJ, tampoco votó el proyecto porque dijo que el solo anuncio de la expropiación desató una ola de apropiación de terrenos y viviendas en varios lugares de Jujuy. “La más perjudicada por el conflicto es Cristina Fernández de Kirchner”, lamentó.
El terreno según el proyecto sancionado está individualizado como matricula E-19735 Circ. 1 Sección 5 – Parcela 566, Padrón E-426.Originalmente, el proyecto remitido por el Poder Ejecutivo proponía expropiar solo 15 hectáreas, pero los legisladores consensuaron elevarlas a 40 teniendo en cuenta que en los últimos tres días se incrementaron los asentamientos ilegales en propiedades del ingenio Ledesma.
Al comenzar la sesión especial, se aceptó la renuncia del radical Carlos Toconás, quien asumió como secretario general de la Intendencia capitalina y se tomó juramento a su reemplazante, Carlos Enrique Gutiérrez, diputado del Departamento de El Carmen. (Agencia Paco Urondo)
Carlos Lops, legislador del PJ, tampoco votó el proyecto porque dijo que el solo anuncio de la expropiación desató una ola de apropiación de terrenos y viviendas en varios lugares de Jujuy. “La más perjudicada por el conflicto es Cristina Fernández de Kirchner”, lamentó.
El terreno según el proyecto sancionado está individualizado como matricula E-19735 Circ. 1 Sección 5 – Parcela 566, Padrón E-426.Originalmente, el proyecto remitido por el Poder Ejecutivo proponía expropiar solo 15 hectáreas, pero los legisladores consensuaron elevarlas a 40 teniendo en cuenta que en los últimos tres días se incrementaron los asentamientos ilegales en propiedades del ingenio Ledesma.
Al comenzar la sesión especial, se aceptó la renuncia del radical Carlos Toconás, quien asumió como secretario general de la Intendencia capitalina y se tomó juramento a su reemplazante, Carlos Enrique Gutiérrez, diputado del Departamento de El Carmen. (Agencia Paco Urondo)
lunes, 1 de agosto de 2011
JULIAN LICASTRO DIXIT.
EL RESPETO POLÍTICO A LAS IDIOSINCRASIAS
SOCIALES Y TERRITORIALES
Del ser gregario al ser social
La vida individual es tan frágil y efímera que el hombre se ha organizado desde siempre en forma colectiva para luchar por su supervivencia, y para vincularse espiritualmente en el orden de sus creencias. Surgen de este modo las comunidades que, aglutinadas en su círculo de pertenencia, fueron creciendo paulatinamente en sus diversos radios de acción. Así se realizó el aprovechamiento de la naturaleza por obra de su trabajo; el desarrollo normativo de su convivencia interna; y el despliegue de sus líneas y procedimientos de defensa contra la amenaza exterior.
En este proceso evolutivo ocurrió el paso significativo del ser gregario al ser social, conformando núcleos de identidad definida basada en los modos previsibles de los deseos, los sentimientos y los comportamientos de sus integrantes. La cohesión grupal establecida no significó, obviamente, la eliminación de las tensiones de conflicto, pero dio cauce inicial a un tratamiento paralelo de los antagonismos suscitados por diferencias étnicas y territoriales.
Nacen allí, en los orígenes elementales de la política y la estrategia, los mecanismos sociales interpuestos por la mentalidad humana para dirimir posiciones contrapuestas en asuntos vitales. Contradicciones que, proyectadas a los escenarios más sofisticados de la actualidad, mantienen sin embargo su disyuntiva fundamental. Ella significa hoy la comprensión de la necesidad del pluralismo, expresada en la apertura a lo extraño y lo diferente, o el rechazo violento que puede llegar a todos los extremos del sectarismo.
Es importante reconocer la experiencia del largo recorrido histórico que hemos sintetizado, porque la ecuación que facilita o retrasa el desarrollo social de los pueblos y la integración regional de los países, supone un balance ecuánime y previsor. En principio, una afirmación de la identidad, con todos su rasgos culturales e institucionales, para no afectar con excesiva tolerancia a la propia comunidad. Y enseguida, una amplitud pluralista permeable a las innovaciones y aportes de otras corrientes humanas que, al comienzo, puedan presentar fuertes disidencias y discrepancias.
Del ser social al ser político
Los hombres, sea en el plano individual o colectivo, eligen constantemente entre distintos objetivos y formas de acción, siguiendo su intereses o tendencias. Al hacerlo responden a sus propios valores personales o comunitarios, aunque siempre orientados por un juego de finalidades y efectos directos o compensados. Existe, sin duda, un amplio arco que va del egoísmo al altruismo y del hedonismo al sacrificio, enmarcando las sendas centrales de la moral de cada uno en la intimidad de la conciencia, ya que ella no responde a acciones o coacciones de nadie. Pero es evidente que la conciencia moral no actúa por sí sola en los problemas de la sociedad, a menos que se condense en pautas culturares activas y se exprese como moral pública o política.
Con esto queremos discernir perspectivas entre los prejuicios que se oponen a una visión integradora, y descubrir el carácter inocuo del moralismo sobre las vicisitudes reales de la práctica social; además de destacar los riesgos autoritarios que puede encerrar el utopismo, por derecha o izquierda, de “una sociedad perfecta”. El campo de la política, en cambio, con todos sus defectos, se opone por naturaleza al totalitarismo, y genera la participación que constituye lo esencial de la democracia como sistema perfectible. Un ideal posible que rechaza la imposición por la fuerza, y debe enfatizar el diálogo, el acuerdo y el consenso, a fin de lograr la colaboración de todos los sectores, junto al concurso armónico del tiempo para no desfasarse de los ciclos históricos.
Las virtudes éticas de la política se manifiestan, pues, en las categorías eficientes de la organización y la conducción, que son las fuentes de la voluntad plena de presencia, valores y constancia que exige la construcción de las grandes fuerzas civiles. Fuerzas que requieren lógicamente el control democrático del poder, inalcanzable por la retórica de los puristas, pero accesible a la convocatoria de miles de líderes comunitarios, ubicados dentro de sus bases sociales y territoriales, y dispuestos a sobrepasar a la mediocridad que se interponga en su camino.
El poder político no se endosa, ni se transfiere ni se negocia. Habla claramente del que lo tiene o no lo tiene, pero no como objeto de perpetuación de privilegios o de la tentación de trasladarlo al entorno; sino como comando de la energía transformadora que alienta el conjunto del país. La ética, por consiguiente, puede guiar la política como reciprocidad de planteamientos y resultados, sólo si somos capaces de involucrarnos sinceramente en sus ideales superiores, que no pueden reclamar para sí los apáticos e indiferentes sin compromiso alguno con la vida nacional.
Una igualdad social práctica y efectiva
Conviene demorarnos un poco en las reacciones de la naturaleza humana cuando se acerca mayoritariamente a las condiciones de libertad e igualdad, que deben preexistir o crearse para la participación digna en las actividades de organización social y política. Cosa imprescindible para distinguir “la igualdad hacia arriba” del acceso popular a la prosperidad y el progreso, de “la igualdad hacia abajo” impuesta por la uniformidad populista. Aquí también es indispensable una perspectiva equilibrada, equidistante del concepto de competencia desmedida y destructiva del liberalísmo y a la vez, de la falencia en la gestación de verdaderas oportunidades de elevación que determina la masificación política.
Sin duda, la promoción social no es una tarea darwinista de primacía excluyente de los más aptos, pero tampoco un cautiverio en las redes de un asistencialismo mínimo de sectores carenciados. Por el contrario, es una tarea inteligente que, además de proteger a los más vulnerables, exige reciprocidad en la tarea educativa; y la identificación y capacitación intensa de nuevos cuadros para realimentar la cadena del apoyo social y sus formas auto-convocadas y auto-organizadas de acción.
La igualdad deja de ser una noción abstracta, o válida únicamente para la comodidad discursiva, cuando se enriquece con las ideas-fuerzas de equidad, reciprocidad y solidaridad efectiva, medidas en metas y resultados apreciables para los propios, y en ejemplos imitables para los demás que sufren una misma situación de abandono o exclusión del sistema. Ésta es la igualdad práctica que garantiza la estabilidad, la continuidad y la consolidación de las formas orgánicas construidas por los hombres sencillos, pero con vocación de trascendencia.
Sobre la base de asentamientos arraigados, con logística suficiente y autónoma, es factible desplegar la estrategia de los movimientos sociales y comunitarios que pueden intercambiar aportes y negociar espacios legítimos en estructuras cada vez más grandes. Ellas manifestarán con elocuencia el aporte de un nuevo mérito civil, fuera de toda descalificación reaccionaria o prejuiciosa. En el mundo contemporáneo, no hay otra rebelión social más exitosa que ésta, instituida en los mecanismos de la educación permanente, la propiedad cooperativa, y la conciencia integradora por igual de derechos y deberes ciudadanos.
Los matices políticos enriquecedores
Estos temas y otros -como el fin del ciclo protagónico de la protesta crónica y profesionalizada, combinada con el otorgamiento de ayudas sociales sin objetivos- son los que deben revisarse ahora desde el punto de vista de la conducción. Ella, si bien no es una ciencia exacta sino un hecho humano, dispone de una teoría y una técnica para hacer eficiente su actuación. La política en este nivel, no puede quedar en manos de una sociología de las necesidades básicas cubiertas apenas por una distribución dudosa de la burocracia estatal y los punteros que especulan con el reparto. Hace falta con urgencia la fijación de proyectos que impulsen el cambio real de situación en sectores y lugares determinados.
Esta nueva actividad requiere un conocimiento detallado del medio, y de la red de relaciones que lo cruzan, para integrarlo en el seno de la comunidad. Lo cual resalta el aspecto sensible de la configuración de los espacios sociales y territoriales, que merecen un trabajo profundo que supere la atención superficial y el activismo piquetero. Hablamos del respeto que implica acercarse a la gente con una intención organizativa y no meramente agitativa, que se diluye al fin de una actitud proselitista.
Lo mismo ocurre con el enfoque de la cuestión político-sindical, cuyo peso es evidente a raíz, precisamente, de haber trascendido hace mucho la mera etapa reivindicativa y asistencial. Sin duda, son varias las cosas que ahora hay que esperar del movimiento obrero en una nueva etapa de proyección política y desarrollo técnico y profesional, pero no es comprensible posponer su representación parlamentaria en beneficio de quienes aún no han cumplido su estadía militante en la base y carecen de experiencia en el arte de encuadrar.
De igual modo, la atención a los sectores medios y urbanos, excede el oficio de los encuestadores y publicistas, aún los exitosos, porque la política-organización abarca una dimensión mucho mayor que la política- espectáculo. Tampoco es propensa al simple recitado de buenas intenciones y puntos programáticos. Hay una idiosincrasia particular de las grandes ciudades, que rechaza la voluntad excesiva de un poder que sobrepase los perfiles y modos de expresión de su ambiente y su jurisdicción. Aunque parezca paradójico, estas pautas culturales importan más que el juicio sobre toda gestión, buena o mala, lo que debe conocerse y apreciarse en la construcción permanente de una fuerza partidaria local, hoy en muchos casos ausente.
Ni que hablar de las provincias argentinas consolidadas en las arduas luchas de la organización nacional, casi siempre enfrentando la prepotencia del centralismo. Ellas son celosas de su autonomía federal y aún del horizonte nacional de sus principales referentes. Razones válidas para descartar la digitación antipática de candidaturas por parte de asesores extraños, y permitir con paciencia el acomodamiento propio de sus cuestiones internas que agregan matices enriquecedores al movimiento histórico. En él no pueden confundirse etapas sucesivas con refundaciones inexistentes, porque los momentos augurales no responden al vaticinio improbable de los ideólogos oportunistas.
Julián Licastro
Buenos Aires, 31 de julio de 2011.
SOCIALES Y TERRITORIALES
Del ser gregario al ser social
La vida individual es tan frágil y efímera que el hombre se ha organizado desde siempre en forma colectiva para luchar por su supervivencia, y para vincularse espiritualmente en el orden de sus creencias. Surgen de este modo las comunidades que, aglutinadas en su círculo de pertenencia, fueron creciendo paulatinamente en sus diversos radios de acción. Así se realizó el aprovechamiento de la naturaleza por obra de su trabajo; el desarrollo normativo de su convivencia interna; y el despliegue de sus líneas y procedimientos de defensa contra la amenaza exterior.
En este proceso evolutivo ocurrió el paso significativo del ser gregario al ser social, conformando núcleos de identidad definida basada en los modos previsibles de los deseos, los sentimientos y los comportamientos de sus integrantes. La cohesión grupal establecida no significó, obviamente, la eliminación de las tensiones de conflicto, pero dio cauce inicial a un tratamiento paralelo de los antagonismos suscitados por diferencias étnicas y territoriales.
Nacen allí, en los orígenes elementales de la política y la estrategia, los mecanismos sociales interpuestos por la mentalidad humana para dirimir posiciones contrapuestas en asuntos vitales. Contradicciones que, proyectadas a los escenarios más sofisticados de la actualidad, mantienen sin embargo su disyuntiva fundamental. Ella significa hoy la comprensión de la necesidad del pluralismo, expresada en la apertura a lo extraño y lo diferente, o el rechazo violento que puede llegar a todos los extremos del sectarismo.
Es importante reconocer la experiencia del largo recorrido histórico que hemos sintetizado, porque la ecuación que facilita o retrasa el desarrollo social de los pueblos y la integración regional de los países, supone un balance ecuánime y previsor. En principio, una afirmación de la identidad, con todos su rasgos culturales e institucionales, para no afectar con excesiva tolerancia a la propia comunidad. Y enseguida, una amplitud pluralista permeable a las innovaciones y aportes de otras corrientes humanas que, al comienzo, puedan presentar fuertes disidencias y discrepancias.
Del ser social al ser político
Los hombres, sea en el plano individual o colectivo, eligen constantemente entre distintos objetivos y formas de acción, siguiendo su intereses o tendencias. Al hacerlo responden a sus propios valores personales o comunitarios, aunque siempre orientados por un juego de finalidades y efectos directos o compensados. Existe, sin duda, un amplio arco que va del egoísmo al altruismo y del hedonismo al sacrificio, enmarcando las sendas centrales de la moral de cada uno en la intimidad de la conciencia, ya que ella no responde a acciones o coacciones de nadie. Pero es evidente que la conciencia moral no actúa por sí sola en los problemas de la sociedad, a menos que se condense en pautas culturares activas y se exprese como moral pública o política.
Con esto queremos discernir perspectivas entre los prejuicios que se oponen a una visión integradora, y descubrir el carácter inocuo del moralismo sobre las vicisitudes reales de la práctica social; además de destacar los riesgos autoritarios que puede encerrar el utopismo, por derecha o izquierda, de “una sociedad perfecta”. El campo de la política, en cambio, con todos sus defectos, se opone por naturaleza al totalitarismo, y genera la participación que constituye lo esencial de la democracia como sistema perfectible. Un ideal posible que rechaza la imposición por la fuerza, y debe enfatizar el diálogo, el acuerdo y el consenso, a fin de lograr la colaboración de todos los sectores, junto al concurso armónico del tiempo para no desfasarse de los ciclos históricos.
Las virtudes éticas de la política se manifiestan, pues, en las categorías eficientes de la organización y la conducción, que son las fuentes de la voluntad plena de presencia, valores y constancia que exige la construcción de las grandes fuerzas civiles. Fuerzas que requieren lógicamente el control democrático del poder, inalcanzable por la retórica de los puristas, pero accesible a la convocatoria de miles de líderes comunitarios, ubicados dentro de sus bases sociales y territoriales, y dispuestos a sobrepasar a la mediocridad que se interponga en su camino.
El poder político no se endosa, ni se transfiere ni se negocia. Habla claramente del que lo tiene o no lo tiene, pero no como objeto de perpetuación de privilegios o de la tentación de trasladarlo al entorno; sino como comando de la energía transformadora que alienta el conjunto del país. La ética, por consiguiente, puede guiar la política como reciprocidad de planteamientos y resultados, sólo si somos capaces de involucrarnos sinceramente en sus ideales superiores, que no pueden reclamar para sí los apáticos e indiferentes sin compromiso alguno con la vida nacional.
Una igualdad social práctica y efectiva
Conviene demorarnos un poco en las reacciones de la naturaleza humana cuando se acerca mayoritariamente a las condiciones de libertad e igualdad, que deben preexistir o crearse para la participación digna en las actividades de organización social y política. Cosa imprescindible para distinguir “la igualdad hacia arriba” del acceso popular a la prosperidad y el progreso, de “la igualdad hacia abajo” impuesta por la uniformidad populista. Aquí también es indispensable una perspectiva equilibrada, equidistante del concepto de competencia desmedida y destructiva del liberalísmo y a la vez, de la falencia en la gestación de verdaderas oportunidades de elevación que determina la masificación política.
Sin duda, la promoción social no es una tarea darwinista de primacía excluyente de los más aptos, pero tampoco un cautiverio en las redes de un asistencialismo mínimo de sectores carenciados. Por el contrario, es una tarea inteligente que, además de proteger a los más vulnerables, exige reciprocidad en la tarea educativa; y la identificación y capacitación intensa de nuevos cuadros para realimentar la cadena del apoyo social y sus formas auto-convocadas y auto-organizadas de acción.
La igualdad deja de ser una noción abstracta, o válida únicamente para la comodidad discursiva, cuando se enriquece con las ideas-fuerzas de equidad, reciprocidad y solidaridad efectiva, medidas en metas y resultados apreciables para los propios, y en ejemplos imitables para los demás que sufren una misma situación de abandono o exclusión del sistema. Ésta es la igualdad práctica que garantiza la estabilidad, la continuidad y la consolidación de las formas orgánicas construidas por los hombres sencillos, pero con vocación de trascendencia.
Sobre la base de asentamientos arraigados, con logística suficiente y autónoma, es factible desplegar la estrategia de los movimientos sociales y comunitarios que pueden intercambiar aportes y negociar espacios legítimos en estructuras cada vez más grandes. Ellas manifestarán con elocuencia el aporte de un nuevo mérito civil, fuera de toda descalificación reaccionaria o prejuiciosa. En el mundo contemporáneo, no hay otra rebelión social más exitosa que ésta, instituida en los mecanismos de la educación permanente, la propiedad cooperativa, y la conciencia integradora por igual de derechos y deberes ciudadanos.
Los matices políticos enriquecedores
Estos temas y otros -como el fin del ciclo protagónico de la protesta crónica y profesionalizada, combinada con el otorgamiento de ayudas sociales sin objetivos- son los que deben revisarse ahora desde el punto de vista de la conducción. Ella, si bien no es una ciencia exacta sino un hecho humano, dispone de una teoría y una técnica para hacer eficiente su actuación. La política en este nivel, no puede quedar en manos de una sociología de las necesidades básicas cubiertas apenas por una distribución dudosa de la burocracia estatal y los punteros que especulan con el reparto. Hace falta con urgencia la fijación de proyectos que impulsen el cambio real de situación en sectores y lugares determinados.
Esta nueva actividad requiere un conocimiento detallado del medio, y de la red de relaciones que lo cruzan, para integrarlo en el seno de la comunidad. Lo cual resalta el aspecto sensible de la configuración de los espacios sociales y territoriales, que merecen un trabajo profundo que supere la atención superficial y el activismo piquetero. Hablamos del respeto que implica acercarse a la gente con una intención organizativa y no meramente agitativa, que se diluye al fin de una actitud proselitista.
Lo mismo ocurre con el enfoque de la cuestión político-sindical, cuyo peso es evidente a raíz, precisamente, de haber trascendido hace mucho la mera etapa reivindicativa y asistencial. Sin duda, son varias las cosas que ahora hay que esperar del movimiento obrero en una nueva etapa de proyección política y desarrollo técnico y profesional, pero no es comprensible posponer su representación parlamentaria en beneficio de quienes aún no han cumplido su estadía militante en la base y carecen de experiencia en el arte de encuadrar.
De igual modo, la atención a los sectores medios y urbanos, excede el oficio de los encuestadores y publicistas, aún los exitosos, porque la política-organización abarca una dimensión mucho mayor que la política- espectáculo. Tampoco es propensa al simple recitado de buenas intenciones y puntos programáticos. Hay una idiosincrasia particular de las grandes ciudades, que rechaza la voluntad excesiva de un poder que sobrepase los perfiles y modos de expresión de su ambiente y su jurisdicción. Aunque parezca paradójico, estas pautas culturales importan más que el juicio sobre toda gestión, buena o mala, lo que debe conocerse y apreciarse en la construcción permanente de una fuerza partidaria local, hoy en muchos casos ausente.
Ni que hablar de las provincias argentinas consolidadas en las arduas luchas de la organización nacional, casi siempre enfrentando la prepotencia del centralismo. Ellas son celosas de su autonomía federal y aún del horizonte nacional de sus principales referentes. Razones válidas para descartar la digitación antipática de candidaturas por parte de asesores extraños, y permitir con paciencia el acomodamiento propio de sus cuestiones internas que agregan matices enriquecedores al movimiento histórico. En él no pueden confundirse etapas sucesivas con refundaciones inexistentes, porque los momentos augurales no responden al vaticinio improbable de los ideólogos oportunistas.
Julián Licastro
Buenos Aires, 31 de julio de 2011.
AGOSTO EL MES DEL GENERAL SAN MARTIN.
"...Para defender la causa de la Patria no hace falta otra cosa que orgullo nacional..."(José de San Martín)
“La guerra la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar. Cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetitas que trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres, que lo demás no importa nada” (José de San Martín en La campaña Libertadora).
“Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos; unidos, estoy seguro de que los batiremos; hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra de honor. Mi sable no saldrá jamás de la vaina por opiniones políticas; usted es un patriota y yo espero que hará en beneficio de nuestra independencia todo género de sacrificios…” (Carta del Gral. San Martín a Estanislao López - 1819).
"La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, no le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta cuanto es creada para conservar el orden , afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares. La patria no es abrigadora de crímenes". (José de San Martin)
"Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestro disgustos me llega al corazón. Paisano mío, hagamos un esfuerzo y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieren atacar nuestra libertad. No tengo más pretensiones que la felicidad de la patria. (Carta se San Martín a José Gervasio de Artigas - Capdevilla, Arturo."El pensamiento vivo de San Martín. Bs.As. Edit.Losada 1957)
El Libertador San Martín empleó el término “gaucho” en dos comunicados para referirse a valientes fuerzas patriotas, pero la élite ilustrada porteña, sin embargo, lo suplantó por la expresión “patriotas campesinos” cuando los mensajes se publicaron en la Gaceta ministerial oficial (Cfr. Pérez Amuchástegui, A. J., Mentalidades Argentinas, Eudeba, Bs. As. 1970; Rojas, Ricardo, El Santo de la Espada, Losada, Bs. As. 1950, pág. 165).
SAN MARTIN Y ROSAS (Por Jorge Sulé)
Rosas inicia su segundo gobierno el 13 e abril de 1835 con una mayor recepción popular que la expresada en el primero.La Suma del Poder Público no significaba la anulación del poder judicial. Este siguió funcionando y las causas se canalizaban y terminaban en ese poder. Rosas no podía, ni físicamente ni operativamente, estar en todas las demandas de todo el país. Sí dictó algunas sentencias en materia de delitos políticos o conexos, lo que hoy se llamaría por aplicación de la ley marcial, en la actualidad también en la órbita del poder Ejecutivo; algunos delitos comunes donde sobraba la instrucción del sumario como ciertos homicidios convictos y confesos; robos tomados “in fraganti” y en causas que hoy llamaríamos federales y no correspondían a los tribunales provinciales como el sumario y la sentencia a los asesinaos de Quiroga, arrestados en Córdoba, o la condena de Camila O´Gorman y el cura Uladislao Gutiérrez, arrestados en Entre Ríos, creando así el fuero Federal que perdura en nuestros días. Tampoco dejó de funcionar la Legislatura dictando las leyes correspondientes. No son muchos los casos en que el gobernador, en el uso legal de la Suma de los Poderes, dictó algunas leyes también en casos de urgencia o encontrándose en receso la Junta de Representantes; aunque dichas leyes después se sometieron a consideración del Poder Legislativo.
En la actualidad se dice que existe la división de los tres poderes: sabemos muy bien que la interferencia del Poder Ejecutivo en la Justicia ha sido permanente y hasta la Suprema Corte de Justicia con frecuencia ha sido nombrada a dedo. En cuanto a las leyes, después de Rosas, el Poder Ejecutivo nunca se cansó de mandar proyectos de ley a la legislatura que las mayorías políticas accidentales las sancionaban, algunas sin mayor examen y otras con modificaciones no sustanciales. Rosas hubiese podido mantener la apariencia de un “equilibrio o división de poderes” e influir secreta y eficazmente en la legislación y en la justicia como lo hicieron todos los sucesores constitucionales, pero no era su estilo. No caminó por el andarivel de la hipocresía.Por otra parte, Rosas tenía un respeto sagrado por las leyes y si había de gobernar como dictador quiso que el pronunciamiento electoral y la Ley que le confirió la Suma del Poder lo establecieran precisa y terminantemente.Los empleados públicos eran en su mayoría unitarios; los más comprometidos fueron separados, a los demás se los obligó a llevar la divisa punzó y prestar juramento de fidelidad a la “Santa Causa”.
Manera de obligarlos por vergüenza o por miedo.En el ejército también hubo “purgas”. Separó alos Jefes y oficiales más comprometidos con el partido unitario y a otros les hizo presentar juramento de fidelidad y llevar la divisa punzó. Las cesantías llegaron a la Iglesia, Rosas pidió y obtuvo del Obispo Medrano la separación de algunos curas de cuatro parroquias y sacerdotes de la Curia que se habían pronunciado por el partido unitario. Muy pronto se iniciaron procedimientos para arrestar y enjuiciar a los asesinos de Quiroga. (Los hermanos Reynafé habían huido en distintas direcciones).
San Martín, al tanto de los acontecimientos que se desarrollaban en su Patria, le escribió a Guido otra carta el día 17 de diciembre de 1835, en la que le dijo:
“Grand Bourg cerca de París, 17 de diciembre de 1835“Señor Don Tomás Guido:“Mi querido amigo…hace cerca de dos años escribí a Ud. que yo no encontraba otro arbitrio para cortar los males que por tanto tiempo han afligido a nuestra desgraciada tierra que el establecimiento de un Gobierno fuerte o más claro Absoluto, que enseñase a nuestros compatriotas a obedecer…25 años en busca de una libertad que no sólo no ha existido sino que en este largo período, la opresión, la inseguridad individual, destrucción de fortunas, desenfreno, venalidad, corrupción y guerra civil ha sido el fruto que la Patria ha recogido después de tantos sacrificios. Ya era tiempo de poner término a males de tal tamaño y para conseguir tan loable objetivo yo miro como bueno y legal todo gobierno que establezca el orden de un modo sólido y estable, y no dudo que su opinión y las de todos los hombres que amen a su país pensarán como yo…”
Los conceptos de San Martín guardan una correspondencia total con los acontecimientos que se están sucediendo en el país. En la conciencia del Libertador ya se ha aposentado sin conocerlo, la recia figura del Dictador.En carta a Molina del 27 de abril de 1836 dice sin dudar “…veo con el mayor placer la marcha uniforme y tranquila que sigue nuestro pais: ella sólo puede cicatrizar las profundas heridas que han dejado la anarquía, consecuencia de la ambición de cuatro malvados…”.
San Martín, después de casi dos años del 2° Gobierno de Rosas vuelve a expresar su pensamiento despojado de todo liberalismo, si es que alguna vez lo tuvo, y le manifestó a Guido en carta del 26 de octubre lo siguiente, “…veo con placer la marcha que sigue nuestra patria, desengañémonos, nuestros países no pueden (a lo menos por muchos años) regirse de otro modo que por gobiernos vigorosos…”.
San Martín-Rosas-Patria o Antipatria
Historia Nacional, Memoria e Identidad o Neoliberalismo.
Prof.GB
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