domingo, 1 de diciembre de 2013

Treinta años de democracia Una historia de cajitas chinas Por Conrado Yasenza*

El próximo diez de Diciembre se cumplirán 30 años ininterrumpidos de democracia. Quizá, sólo una cifra redonda, una abstracción numérica despojada de épicas, terrores, luchas, ausencias, desapariciones, para quienes nacieron al amparo y desamparo de la democracia. Ella, la imperfecta; durante un largo tiempo de su corta vida, la prisionera. Para quienes despuntamos a la adolescencia hacia el final de la noche más larga, la ansiedad por ensanchar todo lo posible el plexo para respirar el aroma de la esperanza abierta a la vida y a la historia. Para quienes vivieron y sobrevivieron al tormentoso eclipse que se devoró las ilusiones y vidas de los 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos, el regreso a la vida acompañada de memorias y nuevos modos de existir en ellas para desde allí lanzarse a, también, distintas, novedosas, maneras de combatir el verbo (y su estructura) que siempre acecha la existencia, el que cambia de ropajes y rostros. De aquí en adelante, partiendo desde estos tres puntos cardinales, hay celebración pero hay también una necesidad de reponer esa conversación de la que alguna vez hablamos, esa que parte de aquellos pensamientos colectivos que merecen mejor suerte que la de un castillo de naipes frente a una tenue brizna primaveral en Noviembre. Esa conversación que restituye sentidos, identidades, memorias; esa conversación que erizada en su dialéctica de marchas y contramarchas busca una forma de ser, de existir en un lenguaje nuevo. Allí el desafío: Arribar a ese lenguaje y sus potencias para mantener la esperanzada lucidez en medio de vastas tormentas de arenas comunicacionales y angostas carreteras por donde transitan las lógicas del marketing y la consigna sin otro destello que el que emana de su imantada repetición. Es que en esta vida (en la que sólo “la muerte es pasajera”, gracias Szpumberg) las palabras tienen filo y allí el valor de ellas porque es en el lenguaje donde el combate se desarrolla y en él la existencia. Tiempos en los que es necesario la urgencia de la lentitud (¿Nietzsche?) para lograr esa lengua que nos habite y cobije mientras la angustia y la luminosidad (aquella que en pretéritas oraciones encendieron a los santos oradores y de la que sólo deseamos la lucidez y no el fuego) otorga valor al pensar. Pensar, hablar, conversar sobre ese lenguaje que nos reúna en la franca tarea de crearlo para discutirlo; de construirlo para reconocernos e iniciar una nueva conversación. ¡Políticas! Tarea difícil, pero siempre urgente para el vivir (y como dice Perla Sneh en su nota para este número: “… La lengua, la ética, la política. Es decir, la vida. Y vivir, lo dice Mastronardi y yo le creo, es un vocablo que nunca se usa en sentido figurado. “) Conversaciones, diálogos reiniciados al ritmo de un recitado de preámbulo y luego de la fractura y el silencio. La necesidad de comer, educarse y curarse en y con democracia. Un intento que sucumbió bajo el peso de los Centauros pero del que quedaron marcas, huellas. Juicios iniciales a la Junta Muerte con su doctrina demoníaca y luego obediencias debidas y puntos finales arrancados por el betún del oprobioso partido militar, fantasmales fariseos adornados con medallones de feria y fajinas de rancio cotillón. R.A y brazos cruzados que entrelazaban manos (supongo que levemente giradas hacia la izquierda; no lo recuerdo bien) Quizá un anuncio de la videopolítica aunque todavía con férreo anclaje al partido y la calle. Luego la retórica política se trasladaría a los sets televisivos para abandonar casi definitivamente la calle. Una imagen del inicio del fin: Magnetto junto a Neustad anunciando la primera privatización, la de un canal de televisión: El 13. Obra de aquel riojano parecido a Facundo, una suerte de nuevo tigre sin galera y con promesas de revolución productiva. Simulador de la generosidad, el que invitó a un pueblo necesitado de ilusión a seguirlo asegurándole que esta vez sí, que esta vez nadie lo defraudaría. Taimado y chúcaro, el que nos metió de lleno en los andurriales del primer mundo y sus miserias de libre mercado y convertibilidad modelo “linterna verde”. El final previsible de un pueblo y el porvenir de una ilusión. Lo demás, lo demás, ahhh, como cantaba el gran Miguel Abuelo: Nos fuimos todos, como Marilú, al abismo buscando el amor tras un marinero bengalí. Historia conocida y este escrito no pretende ser un texto de revisionismo histórico. Cabe consignar que regresamos de los mares de Aqueronte luego del estallido de nuestra precaria embarcación guiada por Caronte, que súbitamente se “tomó el raje” para que un ser anómalo y estrábico viniese a proponernos un sueño. Y aquí estamos, en la Argentina de la épica estrábica – recuerdo y plagio del título de tapa de uno de los números de la revista Crisis, “La épica estrabiada” - y las materializaciones políticas concretas, objetivas, que desde ya, no voy a enumerar (se hizo y hace ya bastante como para que lo reitere aquí) pero que resumo en el deseo y la convicción de los gobiernos Kirchneristas de recuperar el tiempo perdido intentando dejar establecido como piso y no techo, un capitalismo keynesiano que puja por dotar al Estado de herramientas sólidas para distribuir algo más que riqueza. Otra vez, tarea difícil y enorme desafío para estos dos años que restan. CODA Y un 20 de Noviembre, el día de la Soberanía Nacional, volvió plena, entera, bella, firme y serena, la Presidente de la República. Y el Ministro de Economía, Axel Kicillof, juró, con gesto adusto pero emoción visible. Y luego, por más de media hora y en dos tramos, la Presidenta le habló al país, a la juventud, a la militancia. Y habló de Economía, de trabajo, de empleo, de desocupación. Y se refirió a la soberanía industrial, a la necesidad de consolidar una industria nacional, a avanzar en el auto-abastecimiento energético y la sustitución de importaciones. Y en el segundo discurso hubo una mención especial para Aerolíneas Argentinas; expresó la voluntad política de multiplicar esfuerzos e inversión para el mejoramiento de los ferrocarriles de carga y para darle relevancia a las vías de navegación. Volvió la Presidenta que lidera un proyecto político colectivo. Entera, luminosa, el día en que se conmemoraba la Batalla de la Vuelta de Obligado, batalla por la soberanía y contra el imperialismo anglo-francés junto al centralismo unitario de los porteños. Allí estuvo, entera; allí está, laboriosa, para ahuyentar los malos presagios de las mismas entidades innobles que reencarnan en tristes y pequeños seres con “títulos” en consultorías en opinión pública y otros menesteres. Algo que trata de emular la esencia de las plebeyas magias ancestrales para, en tiempos de encuestas, análisis de imagen y marketing político, transformar el farfulleo y la pelafustanería, en técnica y ciencia comunicacional. A desafiar entonces esa conversación que parece haberse amesetado en un lenguaje de cristales fríos. Estos diez años, los dos por recorrer y la necesidad de honrar ese sueño ofrecido, lo merece. * Periodista-Editor/Director La Tecl@ Eñe www.lateclaene.wix.com

Porfidio Calderón Por Enrique Manson

Se nos fue el sargento Porfidio Calderón, gran compañero y mejor amigo. Tuvimos el privilegio de tratarlo, de conocer su hombría de bien, su generosidad y su emotividad que nos asombraba cuando el rudo tanquista lloraba copiosamente con sólo nombrar al Líder o a sus compañeros de lucha de 1956. Y tuvimos el gran privilegio de poder homenajearlo en vida, hace un par de años. Por eso se va con su gloria y con el recuerdo del cariño y de la admiración de quienes lo conocimos. La crónica que sigue fue escrita para el asado (¿Qué otra cosa, si no?) con que lo homenajeamos. Siempre estará con nosotros. EM Noviembre de 2013 Porfidio Calderón, soldado de Perón En su discurso de inauguración de sesiones del Congreso Nacional, la presidenta criticó a “esta Argentina virtual y mediática que planteó que odiábamos a las fuerzas armadas, … ¿nosotros los peronistas contra los militares?, somos el único partido político vigente en la República Argentina fundado por un general. Nuestro ADN se gestó allí cuando las fuerzas armadas acabaron con el fraude patriótico de la ‘Década Infame’ y Perón fue presidente. … yo creo que han humillado mucho más a las fuerzas armadas los que las redujeron a ser simples encapuchados en lugar de defensores de la soberanía nacional. Esos humillaron a nuestras fuerzas armadas, a nuestras gloriosas fuerzas armadas: las de San Martín y las de Belgrano, y las de aquí más cerca, las de Savio, Mosconi y Baldrich.” A uno, le quedaba el recuerdo, del Año del Libertador, en que aplaudíamos con entusiasmo a las tropas que desfilaban, porque creíamos que eran los defensores de la Patria. Después, los largos años de la proscripción y la resistencia. Después, la tiranía criminal. Después, los políticos condicionados -algunos felices de estarlo- por la amenaza uniformada y por el poder económico. Que era EL PODER. No puedo olvidarme de una visita en 1977 al Colegio Militar, con directores de escuelas. Sentía el despojo al ver a la banda que desfilaba cruzándose una y otra vez con nuestra visita guiada, mientras desplegaba la bandera y tocaba las antiguas marchas, como diciendo: “miren desde afuera. Son nuestras. Somos los dueños de la marcha de San Lorenzo y los novios de la bandera”. Pero la bandera y San Lorenzo valen porque son símbolos. Símbolos de una Patria que se identifica con el Pueblo, que es la Patria viva. Y uno veía que se habían adueñado de los símbolos y nos los refregaban por la cara, mientras el Pueblo sufría de torturas y desapariciones físicas y de destrucción económica y social. Hoy vivimos tiempos distintos. No tenemos un jefe de Estado que, para fungir de patriota y popular, se disfrazaba de Facundo, hasta que el FMI le reclamó otro perfil. Tenemos una presidenta que sabe historia, que conoce las luchas de esta Patria y de este Pueblo. Que honra, junto a la generala Juana Azuduy de Padilla y al cruce de los Andes, a la Vuelta de Obligado. Que no es antimilitarista, como no lo era Jauretche, como no lo era Perón, que no en vano se había formado en el Ejército. Es que un Ejército no es mejor ni peor que los hombres que lo componen. No fue lo mismo el Ejército de San Martín que el del asesino de Dorrego. No se puede comparar a Mosconi o a Savio con Aramburu, que dormía la siesta mientras se fusilaba a argentinos, o Suárez Mason, cuyas manos manchadas de sangre no hicieron asco a los buenos negocios. Hoy vivimos otros tiempos. Nosotros también escuchamos, aguantando las lágrimas de emoción, gritar la marcha de San Lorenzo en los festejos del Bicentenario. Como cuando éramos chicos. Y no las aguantamos cuando asistimos -convenciéndonos de que puede ser posible lo imposible- al homenaje a los héroes de Obligado, el 20 de noviembre. Cuando se produjo el fenómeno de la guerrilla, los combatientes se definían a sí mismo como soldados de Perón. Luego vinieron los desencuentros que conocemos. Pero, sin entrar en el análisis de la historia de estos soldados, no olvidamos que en el Ejército, entre tantos enemigos del pueblo y tantos que se cambiaron de camiseta cuando Perón se tuvo que ir, hubo soldados dispuestos a dar la vida por Perón, que era darla por la Patria y por el Pueblo. Porfirio Calderón nació en Gutemberg, un pueblito cercano a Villa de María del río Seco, la patria chica de Leopoldo Lugones. Su padre tenía unas hectáreas en las que criaba animales. No le iba bien, pero tampoco le iba mal. Porfirio, era peronista. El 17 de octubre de 1945 había escuchado por la radio de un vecino lo que ocurría en Plaza de Mayo Dice Daniel Brion que “ayudaba en la tarea, con sus 12 años corría asistiendo a su padre y a su madre, desde llevar mensajes hasta a preparar esos asados con cuero y empanadas para los compañeros que, allí, comenzaban a juntarse antes de cada elección o previo a algún otro acontecimiento. Y así, el peronismo fue acompañándolo desde su infancia, aprendió junto a su padre y aquellos inolvidables peones rurales, lo que significaba ser peronista.” Alguna seca afectó a su padre más de lo común. Porfirio se dio cuenta que no tenía mucho futuro en esos campos, cuando se encontró, en el pueblo, con un cartel convocante. El afiche rezaba aquello de “¡Joven argentino!”, y el joven argentino sintió una clarinada en el pecho. ¡Había nacido para ser milico! En marzo de 1953 estaba en Campo de Mayo, y durante su intensa instrucción como aspirante, supo que gracias a Perón los suboficiales podían votar y hasta llegar, por ascensos y estudio, a convertirse en oficiales. En diciembre de 1954 egresó como cabo, y se lo destinó al regimiento C-10, como conductor de un tanque Sherman.. Cuando le pregunté si en su condición de militar había tenido a Perón como modelo profesional, me contestó lo que correspondía a un uniformado que, antes que ello, era un hombre del pueblo. La admiración por el General y por Evita pasaba por otros carriles. “Estando ya en la escuela y con 21 años, soy testigo con bastante dolor, … del bombardeo a Plaza de Mayo y luego de la ‘revolución fusiladora’ como la llamamos nosotros. Muchos de los suboficiales teníamos el deseo de recuperar al gobierno que tanto nos había dado. Nos hablaban de un movimiento que se estaba conformando, pero los mas jóvenes no participábamos de las reuniones.” Cuando el 9 de junio de 1956, el general Valle se puso al frente del Movimiento de Recuperación Nacional, Porfirio bajo el mando del coronel Ricardo Ibazeta, participó en la toma de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral. Pero la revolución estaba entregada. Aramburu había firmado antes del estallido un Decreto-Ley que establecía la ley marcial. La intención era dar un escarmiento. El comando de Valle no pudo instalar el transmisor que lanzaría la proclama. El general quedó aislado. En Campo de Mayo, Cortínez e Ibazeta debieron rendirse casi sin combatir por la falta de noticias de Valle y por la enorme superioridad enemiga. Una vez detenidos fueron insultados y maltratados por sus pares y sufrieron amenazas de ejecución. Calderón no fue fusilado, pero pasó 7 meses en una penitenciaría y luego un año y pico en la cárcel de Magdalena. “no nos condenaron porque no podían acusarnos de nada. Cuando yo declaro en Campo de Mayo y el que me tomaba declaración me dice que soy un traidor, yo le contesto que traidores eran ellos, porque yo defendía la constitución y a un gobierno que había sido votado por el pueblo” Perón se había equivocado en el diagnóstico que hizo en septiembre de 1955. “Estallada la revolución, el día 18 de septiembre la escuadra sublevada amenazaba con el bombardeo de la ciudad de Buenos Aires y de la destilería de Eva Perón (La Plata, EM), después del bombardeo de la ciudad balnearia de Mar del Plata. …; lo segundo, la destrucción de diez años de trabajo y la pérdida de cientos de millones de dólares. … llamé al Ministro de Ejército, General Lucero, y le dije: ‘Estos bárbaros no sentirán escrúpulos en hacerlo, yo no deseo ser causa para un salvajismo semejante.´ Inmediatamente me senté al escritorio y redacté una nota que es de conocimiento público y en la que sugería la necesidad de evitar la masacre de gente indefensa e inocente, y el desastre de la destrucción, ofreciendo, si era necesario, mi retiro del gobierno.” Cuando Porfirio logró ser admitido en un trabajo, se destacó como conductor de vehículos, lo que le permitió ahorrar y, con sentido comercial, instalar un corralón de materiales que bautizó “El Líder”. No se guardó las utilidades. Las utilizó para colaborar en la financiación de actividades más o menos subversivas. Cuando Perón regresó en 1973, eligió a los valientes suboficiales del 9 de junio para su custodia personal. El sargento Calderón fue uno de ellos. El viejo general sabía que a esos hombres podía confiar su vida. 1 Declaraciones a la United Press del 5 de octubre de 1955 (En La fuerza es el derecho de las bestias, pag. 6) Enrique Manson Febrero de 2011

Reforma y unificación de los códigos civil y comercial

El proyecto más debatido en los treinta años de democracia Por Eduardo Di Cola* “Susana Giménez finalmente podrá optar por un régimen separado de bienes, es decir, administrar su patrimonio en forma desvinculada del de su marido, tal como lo prometió el Presidente Carlos Menem hace varios meses, cuando se divorció de Huberto Roviralta”. “Esa sin embargo, es una de las muchas nuevas reglas que incluye un proyecto de Código Civil y Comercial, que está destinado a fijar normas más claras y modernas de convivencia y que fue elaborado, durante tres años y medio de profundos estudios y debates, por una comisión de juristas de primer nivel: Héctor Alegría, Atilio Alterini, Jorge Alterini, María Méndez Costa, Julio C. Rivera y Horacio Roitman. También trabajaron en el proyecto aunque se retiraron antes de que la comisión finalizara las tareas, Augusto Belluscio y Aída Kemelmajer de Carlucci, mientras que que Antonio Boggiano no lo firmó”(Crónica del diario La Nación del 20/01/1999) Al final de su mandato Carlos Menem envía al Congreso el proyecto para su tratamiento. La Cámara de Diputados decide por unanimidad que se designe una comisión integrada con diputados de las distintas expresiones políticas para lograr un dictamen en el plazo de 180 días. Producido el recambio constitucional, el 4 de abril del año 2000 los Diputados Nacionales María del Carmen Falbo, Nicolás Fernández, Margarita Stolbizer, Juan P. Cafiero y el suscripto mantuvimos una reunión con el por entonces Ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra, decidiéndose profundizar el estudio del aludido proyecto. En esa oportunidad se coincidió que era un inmejorable punto de partida para continuar con su análisis. Recuerdo que desde la Comisión de Legislación General en un comienzo presidida por el Diputado José Dumon (UCR) y luego por el suscripto, realizamos jornadas en las ciudades de Mendoza, Comodoro Rivadavia, Santa Fé, Rosario, Formosa, La Plata, Buenos Aires, La Rioja, Mar del Plata y Córdoba. Se dictaron 15 conferencias por parte de 6 juristas de Buenos Aires y 9 del interior. Se realizaron asimismo 104 exposiciones en el ámbito de cada mesa de trabajo por parte de 28 juristas porteños y 76 del resto del país. Se recibieron alrededor de 200 ponencias. Participaron las principales universidades nacionales y privadas, colegios profesionales, Ministerios de Justicia de la Nación y de distintas provincias, Asociaciones de Magistrados y Funcionarios Judiciales, Academias de Derecho, entre otras. El primero de noviembre del 2001 emitimos el dictamen con el nuevo código con una sola disidencia. La crisis institucional en la que se sumergió el país frenó el tratamiento hasta que por consideraciones de mérito, oportunidad y conveniencia la Presidenta Cristina Fernández decide mediante decreto 191 de febrero del 2011 retomar el tema creando una comisión para la Elaboración del Proyecto de Ley de Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación, integrada por los Ministros de la Corte Ricardo Lorenzetti y Elena Highton de Nolasco y la profesora Aida Kemelmajer de Carlucci. Esta es lo que por una cuestión de orden llamo historia reciente que tuvo su comienzo en el ´99 es decir hace 14 años. Pero a su vez hay una historia más lejana que tiene como fecha de partida el 30 de julio de 1986, oportunidad en que la Cámara de Diputados inició un proceso que culminó 5 años después, sancionándose el 27 de noviembre de 1991 un nuevo código bajo Ley N° 24032, vetado por el entonces Presidente Menem. En agosto de 1992 la Cámara de Diputados retoma el tema y elabora un nuevo proyecto que es sancionado en noviembre de 1993, el que nunca fue tratado por el Senado. En tanto el mismo año, en forma contemporánea el Poder Ejecutivo envía una nueva iniciativa cuyos autores fueron los Dres. Augusto Belluscio, Salvador Bergel, Aida Kemelmajer de Carlucci, Sergio Le Pera, Julio Rivera, Federico Videla Escalada y Eduardo Antonio Zannoni. Tuvo ingreso por el Senado, pero tampoco lo trató. Desde el año 1986 a la actualidad pasaron gobiernos de distinto signo político e invariablemente estuvo bajo debate el tema de la reforma y unificación de los Códigos Civil y Comercial. Además siempre se trabajó continuando con lo que hasta ese momento se había realizado. Más aún, muchos de los protagonistas se repitieron y participaron en las distintas etapas. En lo que al proyecto se refiere se podrá estar de acuerdo en su totalidad o tener algunas disidencias. Lo que no se podrá decir sin caer en falsedades es que el tema no haya sido lo suficientemente debatido a todo nivel a lo largo de 27 años, casi desde el mismo inicio de la etapa democrática. *Ex Diputado Nacional

EL INTERES DE PEMEX EN LA SOLUCION DEL CONFLICTO ENTRE REPSOL Y ARGENTINA, Y UNA PROBABLE ALIANZA Nuevo socio y proyección mundial para YPF

El proceso de recuperación de YPF para el Estado la colocó en la expectativa del mundo petrolero, pero el litigio con Repsol trababa su proyección. Cómo es el nuevo escenario. Planes de asociación y alianzas en carpeta. Por Raúl Dellatorre La relación personal entre Miguel Galuccio, presidente de YPF, y Emilio Lozoya, titular de Pemex, fue fundamental para la resolución del litigio entre el gobierno argentino y Repsol por la compensación que ésta reclamaba tras la expropiación de las acciones de YPF. Pero esa misma relación podría ser todavía más trascendente en el camino que empezará a recorrerse de ahora en más. El cierre del litigio con Repsol podría significar para YPF algo más que haber destrabado posibilidades de inversión extranjera en Vaca Muerta. En las próximas semanas se darán a conocer asociaciones y acuerdos que significarían el efectivo lanzamiento de YPF al terreno internacional, un escenario con el que Galuccio se esperanzó cuando fue convocado a encabezar la gestión en la actual etapa, y que ahora estaría empezando a cimentar. “Vamos a trabajar para desa-rrollar con Pemex una asociación con múltiples facetas, que podrían incluir algún tipo de participación en Vaca Muerta y de intercambio de conocimiento y tecnología para el desarrollo convencional en México”, confió Galuccio esta semana, cuando lo consultaron acerca de las proyecciones de un acuerdo con la petrolera azteca. La idea en la que trabajan los especialistas más cercanos a uno y otro CEO petrolero es el conocimiento acumulado por YPF en recuperación secundaria en yacimientos maduros de las cuencas patagónicas. Es un área de trabajo a la que Galuccio, desde su arribo a YPF, le prestó particular atención, no sólo porque es un tema de su específico conocimiento profesional, sino porque además confió en que, por vía de la recuperación de reservas en yacimientos maduros (de muchos años en producción y con una extracción declinante), podría obtener resultados que comenzaran a revertir la caída en la producción antes de que la producción no convencional se haga notar en las estadísticas. Los hechos le están dando la razón: a lo largo de este año, la curva de producción de YPF no sólo detuvo su caída (venía de una década de descensos casi sin interrupción) sino que inició un leve pero perceptible repunte, que le permitirá cerrar el año con aumentos de extracción tanto en gas como en petróleo del orden del 3 al 5 por ciento. Justamente, el abandono de esas técnicas de recuperación de reservas en yacimientos viejos había sido el detonante que produjo el vuelco de campana de la política petrolera en el año 2012. Ni YPF en manos de Repsol, ni la mayoría de sus competidoras en materia de perforación y extracción mostraban disposición por arriesgar inversiones en yacimientos que, se suponía, tenían ya poco para dar. Fue así que cuando el gobierno nacional, a partir de fines de 2011 y con la crisis de divisas por el balance energético (una sustitución al revés, aumento de importaciones para reemplazar producción local, en declinación), se encontró con que no solamente las concesiones más antiguas en manos de Repsol YPF habían dejado de producir. La serie de rescisión de contratos sólo se detuvo cuando se decidió la expropiación de YPF y se declaró de interés público a los hidrocarburos y todo el proceso en torno de los mismos, desde su producción hasta su consumo como combustibles. Los logros en materia de técnicas de recuperación secundaria podrán ser ahora la carta de presentación de YPF en yacimientos extrafronterizos. El territorio mexicano y los pozos operados por Pemex le darían esa oportunidad. Las conversaciones entre Galu-ccio y Lozoya al respecto empezaron hace meses. Ambos se conocen, por lo menos, desde que a Galuccio le tocó dirigir la operación de la empresa Schlumberger en tierras aztecas, aseguran allegados al CEO de YPF. Galuccio se hizo cargo de YPF en abril del año pasado, y Lozoya llegó a la titularidad de Pemex a fines del mismo año, de la mano del ascenso de Enrique Peña Nieto a la presidencia, a quien había acompañado como asesor en toda la campaña. Vale recordar que la postura frente al futuro de Pemex fue uno de los temas sensibles de esa campaña presidencial, en la que Peña Nieto debió lidiar con las sospechas de que llegaba con la intención de privatizarla. Lozoya era el elegido, desde antes de las elecciones, para ocupar precisamente esa silla caliente. Desde los primeros meses de este año, Pemex, a través de Lozoya, empezó a bregar por un acuerdo entre Repsol y el gobierno argentino. Seguramente habrá pesado en ese posicionamiento la amistad con Galuccio y la necesidad, para los planes de éste, de encontrarle una salida cuanto antes al asunto. También, y muy pronto quedó explicitado, el interés de Pemex de participar en algunos de los planes que empezaba a ofrecer YPF. En particular, en la proyección de los trabajos en petróleo y gas no convencional en la formación Vaca Muerta, en Neuquén, considerada una de las tres potencialmente mejor dotadas en su tipo en el mundo. Pero la sociedad de Pemex con Repsol, de la que es titular del 9,3 por ciento de las acciones, trababa la posibilidad de un acuerdo con la firma en la que la petrolera española tenía plantado un litigio internacional. De cualquier modo, las conversaciones entre Pemex e YPF siguieron adelante, elaborando alternativas hipotéticas de asociación, explorando las intenciones y planes de cada uno para encontrarle puntos en común hasta encontrar fórmulas de complementación. Lo demás fue esperar que las negociaciones entre Repsol y el gobierno argentino llegaran a un acuerdo definitivo, para lo cual cada uno, en diferentes veredas (Galuccio en el gobierno argentino, Lozoya operando sobre Repsol), aportó lo suyo. Con el acuerdo casi cerrado esta semana, Pemex e YPF comenzaron a elaborar los borradores de los acuerdos de asociación que los unirán. No tienen fecha establecida, pero la alianza entre ambas quedará sellada no bien se rubrique el acuerdo de pago de la compensación a Repsol. Los más optimistas creen que podría ser antes de fin de año. Es decir, este mes. En su primera etapa, la asociación entre ambas incluirá la participación de Pemex en un área a desarrollar dentro de Vaca Muerta, para su posterior explotación por método no convencional (fracking), a la que aportará tecnología e inversiones. En tanto que YPF se incorporaría a la operación de algún área convencional en México, donde aplicaría sus conocimientos en la explotación por recuperación secundaria, en la primera “salida” de YPF a operar en el exterior en materia petrolera desde la llegada de Galuccio. Pero no sería ésa la única combinación que ambos jefes de equipo tienen en carpeta. Galu-ccio y Lozoya parecen coincidir en la necesidad de darles mayor proyección internacional a sus respectivas empresas, y que en la actual etapa de disputa petrolera no hay mejor solución que sumar entre pares antes que quedar como socio menor de un gigante. Podría hasta pensarse en una proyección regional de la estrategia, sumando a Petrobras y Pdvsa, pero por ahora los funcionarios a cargo de las petroleras mexicana y argentina parecen encontrar mejor empatía entre sí que con sus colegas venezolanos o brasileños. Por algo en el entorno de Galuccio y de Lozoya no se habla de asociación o acuerdos, sino de “alianza”. El conflicto con Repsol era el obstáculo. Su resolución, ahora, pasó a ser la oportunidad. GUERRA PETROLERA IBEROAMERICANA Disputa a tres bandas La guerra desatada entre Pemex y las autoridades de Repsol en torno del conflicto por YPF no se detuvo ni siquiera en el momento en que se alcanzó el acuerdo de compensación con el gobierno argentino. En la misma reunión en la que se trató la propuesta de compensación en el consejo de administración de Repsol, aprobada por unanimidad, también se evaluó la gestión de la dirección de Repsol durante el último año, con Antonio Brufau al frente, también aprobada, pero en este caso sólo por mayoría: Pemex votó en contra. En el transcurso de las últimas semanas, Emilio Lozoya, director general de Pemex, utilizó en varias oportunidades palabras muy fuertes de descalificación hacia la gestión de Brufau. Lo señaló como “ineficiente” en el manejo de la empresa, registrando resultados muy por debajo de otras compañías petroleras de su mismo nivel en igual período. Además, le endilgó haberse autoconcedido una retribución excesiva (ocho millones de euros al año) mientras los accionistas sufrían las consecuencias de su mala gestión. Y calificó de “torpeza” el manejo de la relación con la Argentina con respecto a YPF y su recuperación por el Estado por vía de la expropiación. La confrontación tiene como antecedente el desplante que recibió Lozoya en junio pasado, cuando llevó ante la directiva de Repsol una propuesta de solución al conflicto con Argentina en términos muy similares a los que ahora finalmente se aceptaron. En esa oportunidad, ni siquiera se la dejaron presentar: fue rechazada por una nota dictada por Brufau en la que simplemente se señalaba que “no satisface las pretensiones de la firma”. A partir de entonces, la directiva de Pemex lanzó una guerra abierta contra la gestión de Brufau, señalándolo de ineficaz y culpándolo de que, con su tozudez, estaba afectando los intereses de Pemex. Paralelamente fue tejiéndose una trama de relaciones entre gobiernos para evitar que el conflicto derivara en consecuencias peores. Mientras Pemex amenazaba con abandonar su participación en Repsol (es, con 9,3 por ciento de las acciones, uno de los tres socios principales, junto a los españoles La Caixa y Sacyr), el gobierno de Peña Nieto (México) trataba de buscar un puente de acuerdo con su par Mariano Rajoy (España). Por su estrecho vínculo con este último, tomó cartas en el asunto el titular del grupo la Caixa, el veterano Isidro Fainé, mandante en definitiva de Brufau, a partir de lo cual las cosas terminaron encarrilándose hacia el final conocido: el acuerdo con la Argentina y el reconocimiento de una compensación que rondaría los 5000 millones de dólares de valor presente en bonos de la deuda argentina. 01/12/13 Página|12

El valor de YPF Por Alfredo Zaiat

Los profesionales de los departamentos de investigación de bancos de inversión y sociedades de la Bolsa local están lentos de reflejos para evaluar el precio que pagará el Estado por las acciones de control de la petrolera YPF. Ha pasado una semana desde el anuncio empresario más relevante y aún no han difundido informes sobre la operación que involucra a la principal petrolera nacional. Puede ser que la falta de reacción tenga que ver con que no se conocen algunos detalles financieros, pero en cualquier otro caso con la información disponible ya hubieran especulado si el comprador pagará mucho o poco por los activos. Que sea el Gobierno de CFK uno de los protagonistas de la negociación puede haberlos inhibido, si además el saldo resulta bastante favorable al Estado. Para tener una referencia más precisa sobre quién ha sido el ganador del conflicto entre el gobierno argentino y Repsol no sirven las opiniones locales de lobbistas de la petrolera española que perdieron contratos abultados con la estatización, por lo que sus análisis se invalidan debido a un evidente conflicto de intereses. En estos días algunos de ellos han estado transitando estudios de televisión y otros columnistas destacados de grandes medios han escrito enojados sus artículos. Uno publicado en Bloomberg “Who won Repsol’s war with Argentina?” ofrece en cambio una oportuna aproximación. La agencia de noticias de Nueva York explica que la oferta argentina de compensación “es inferior a la mitad de los 10.000 millones de dólares que solicitó originalmente Repsol”. “Obligar a Repsol a aceptar menos de la mitad de lo que pedía y, según trascendió, pagar en bonos a diez años, hace quedar a la Presidenta como una negociadora fuerte”, concluye, definiendo con claridad quién ha sido el ganador. En un intento de mostrar contradicciones entre lo que decía Axel Kicillof al momento de la estatización con las condiciones definidas en el preacuerdo con Repsol, La Nación eligió cinco frases del actual ministro de Economía. Pero como la realidad se puede forzar pero no tanto, esa selección termina por refutar la idea de un cambio de posición de Kicillof. Una de esas frases fue pronunciada un día después de anunciar el plan para expropiar YPF (17 de abril de 2012), cuando Kicillof fue al Congreso y expuso durante dos horas y media adelantando que no se pagaría la indemnización que reclamaba Repsol. La frase textual fue: “No les vamos a pagar lo que ellos dicen, sino el costo real de la empresa. Dicen que son 10.000 millones de dólares. ¿Y eso dónde está? Los tarados son los que piensan que el Estado tiene que ser estúpido y comprar todo según el estatuto de YPF”. Eso fue lo que sucedió. El Estado argentino negoció con firmeza durante meses y no pagará lo que pretendía Repsol. Pagará menos, y bastante menos de lo que surge del valor de mercado de la petrolera y del adicional que significa poseer el paquete de control. Existen varias formas de evaluar el valor de una compañía en términos globales a partir de indicadores como price/earnings (p/e), return on equity (roe) o el cash flow (flujo de fondos). Se debe agregar que el paquete accionario de control posee un valor adicional por la cualidad que brinda de manejarla. Esto último es el caso del 51 por ciento de las acciones de Repsol que pasaron a manos del Estado argentino. No se expropiaron todas las acciones que tenían los españoles, que se quedaron con un 12 por ciento de YPF que le otorga la facultad de nombrar a dos directores, porque el objetivo oficial era sólo pasar a controlar la empresa. La rentabilidad del capital invertido de YPF (roe) es de 11,7 por ciento al tercer trimestre de este año, ubicándose en un lugar intermedio en el ranking de ese indicador para petroleras. Un informe de asesoramiento a inversores de Gustavo Neffa del sitio Sala de Inversión América publica un cuadro detallando roe de petroleras: Exxon 20,3, British Petroleum 19,4, Chevron 17,6, Total 12,8, Shell 12,1, Petrobras 7,3 y Repsol 5,6 por ciento. Esto refleja el atractivo de YPF para inversores debido a su potencialidad de crecimiento de las ganancias, aspecto fundamental en la evaluación de la oportunidad de compra y el precio que se paga por las acciones. Por ese criterio especulativo, la decisión del Estado de comprar YPF y por el monto a desembolsar sería considerada en forma positiva por operadores bursátiles, aunque la motivación oficial fue otra y apunta a la urgencia de lograr el autoabastecimiento energético y no solamente concretar una operación financiera exitosa. Más relevante aún es el valor de recuperar una empresa estatal en la explotación de hidrocarburos, actividad considerada estratégica para el desarrollo económico. Las acciones de YPF han tenido un recorrido alcista a lo largo de este año, acumulando una suba de más del 90 por ciento. La multiplicación del precio de la acción por el total del capital da como resultado la capitalización bursátil de la empresa. Esto es el valor de mercado. A un precio de 28,80 pesos por acción, según el último cierre, YPF tiene un valor de unos 100 mil millones de pesos, equivalente a 16.300 millones de dólares a la cotización de 6,15 pesos de anteayer. Ese monto representa el valor máximo de la petrolera nacional en la Bolsa local, al superar el record del 9 de marzo de 2011, cuando la capitalización bursátil sumó 87.551 millones de pesos. En esta valuación aparece la distorsión provocada por la cotización del dólar marginal que también se refleja en el precio de la acción de YPF en la plaza de Nueva York. El último cierre fue de casi 30 dólares por acción que resulta una capitalización bursátil de poco más de 12.000 millones de dólares. El valor de mercado es importante cuando se encuentra en discusión el monto que recibiría Repsol por parte del Gobierno. La petrolera española había reclamado 10.500 millones de dólares en una demanda presentada ante el Ciadi, tribunal parcial del Banco Mundial, suma elevada a casi 20 mil millones con otros juicios. El patrimonio neto de YPF en el último balance previo a la estatización era de unos 4400 millones de dólares. Con una u otra valuación de mercado (16.300 o 12.000 millones de dólares), el paquete de control de YPF por 5000 millones de dólares pagadero con un bono a 10 años devengando una tasa anual del 8,25 por ciento anual, con dos a cuatro años de gracia en la amortización del capital (el monto, plazo y tasa puede variar en el margen según las negociaciones de las próximas semanas), va en línea con la evaluación de la operación realizada por Bloomberg. Argentina paga menos que lo que esperaba Repsol en términos nominales, pero además es bastante menos teniendo en cuenta que ese monto en bonos tiene un valor presente neto más bajo (la suma resultante ante la venta inmediata de esos papáles en el mercado). Las perspectivas de crecimiento de YPF son también un aspecto destacado al momento de analizar el valor de la compañía: aumento de la producción de petróleo (6,6 por ciento en octubre respecto a igual mes del año anterior) y gas (5,3 por ciento en igual período), de las ganancias y de las inversiones, al totalizar 18.820 millones de pesos (3485 millones de dólares) en nueve meses del año. Hoy la compañía dispone de 63 equipos de perforación de nuevos pozos y 85 de workover (reparación de pozos) contra los 25 y 49 que YPF tenía antes de la estatización. Las utilidades netas consolidadas de YPF en nueve meses de este año sumaron 3201 millones de pesos, equivalente a unos 530 millones de dólares, 11 por ciento más que en igual período de 2012. Además, incorporó a los activos estatales el yacimiento de hidrocarburos no convencionales Vaca Muerta, área de una potencialidad elevada según diferentes informes de especialistas locales e internacionales. El diario digital español Público.es se sorprende en un extenso reporte de que Antonio Brufau, uno de los directivos mejor pagos de España (el año pasado cobró 4,88 millones de euros y en 2001 embolsó 7,6 millones) siga al frente de Repsol. Lo responsabiliza de haber perdido YPF, empresa que le reportaba a la petrolera española ganancias por 600 millones de euros por año, y los derechos sobre el yacimiento Vaca Muerta “con reservas probadas de casi 1000 millones de barriles de petróleo y gas”. Este era el activo más estratégico de Repsol, que lo había valuado en 14 mil millones de dólares. Público.es afirma que “increíblemente, Brufau ha salido indemne de todo el asunto argentino”. Hasta el momento, faltó agregar en el informe. azaiat@pagina12.com.ar

Acuerdos, roles y novedades

El mito de la confiscación de Repsol y sus cultores. El acuerdo sobre el monto de la expropiación, una carambola a tres bandas. La política energética K, según pasaron los años. Su lógica política y los cambios que se sucedieron. Capitanich y la comunicación, métodos y ambiciones. La necesidad de tener códigos. Por Mario Wainfeld La ley respectiva lo expresa con todas las letras. El Estado argentino expropió las acciones de YPF que eran propiedad de Repsol. La expropiación está regulada en la Constitución nacional (desde 1853, no desde anteayer) y exige el pago de indemnización previa. Es, ya que estamos, un ejemplo canónico de cómo el interés público puede primar sobre la sacralidad de la propiedad privada. La multinacional española, tan novata en el negocio petrolero como poderosa (la más grande con esa bandera), puso el grito en el cielo y habló de “confiscación”. Jamás hubo tal, la ley está escrita y es diáfana lo que no obstó a que voceros argentinos de Repsol (varios de ellos representantes del pueblo o de las provincias, otros “comunicadores sociales”) se plegaran a la falacia, autovictimizante. No era la primera expropiación a empresas poderosas en este Sur, en el siglo XXI: las hubo en Bolivia y en Venezuela, sin ir más lejos. Todas incluyeron denuncias de marxismo, de autoritarismo y luego desembocaron en acuerdos de pago. El gobierno argentino intercedió ante el presidente bolivariano Hugo Chávez para lubricar las tratativas con Techint, objeto de una de las expropiaciones. En nuestro país se repitió la parodia ensayada en el vecindario. Quienes denunciaron confiscación cambiaron su discurso, aunque siguieron macaneando: “dijeron que confiscaban, ahora expropian”. En fin. La Vulgata dominante gambetea la coherencia y a menudo la cruda enunciación de los hechos. La negociación previa es también inexplicable para quienes predican que el Gobierno es pura rusticidad y está “afuera del mundo”. Hubo diplomacia internacional, secretos bien conservados, largas tratativas con el gobierno mexicano cuya petrolera Pemex es socia minoritaria de Repsol. El propio presidente mexicano Enrique Peña Nieto se implicó en la batida. Hizo públicos reclamos y críticas a la conducción de la multihispana por su intransigencia: el diario El País lo maltrató de lo lindo, lo acusó de no entender la magnitud del problema, sus ribetes institucionales. España atraviesa una crisis fenomenal, que castiga a su pueblo mientras sus clases dominantes y ciertas elites culturales siguen tan arrogantes como diez años atrás. El mundo cambió, “su” mundo cambió, sus errores y vicios son flagrantes pero ellos no se miran en el espejo. Y reinciden en el hábito de gritarles “¿por qué no te callas?” a los latinoamericanos. En materia económica, máxime si de petróleo se trata, el interés tira más que una yunta de bueyes. Pemex tiene interés en invertir en Vaca Muerta, no podía hacerlo mientras una empresa de la que es socia estuviera en conflicto con la Argentina: el mundo de los negocios es salvaje pero aun así reconoce límites. Como sea, se llegó a un acuerdo bipartito que contempla, ay caramba, intereses de tres partes. Argentina necesita inversión extranjera para dinamizar la exploración en Vaca Muerta, el afán mexicano ya se explicó, a Repsol no le queda otra que ir cobrando y echar a pérdida los costos del entuerto. En general, en nuestro país primó la aprobación aunque con críticas retrospectivas. Los objetivos del Gobierno y de YPF son razonables, dentro de una lógica capitalista. La discusión debería centrarse en aspectos instrumentales, en especial en si el precio pagado tiene correlación con los beneficios posibles. Hablamos de un rubro del comercio internacional con jugadores (pre)potentes, con reglas duras, donde nadie es ingenuo ni inocente. En ese terreno barrero la defensa del interés público es peliaguda. Es poco sensato discutir los objetivos estratégicos (crecimiento de la producción y las reservas, autoabastecimiento), los medios son los que están en entredicho. La instrumentación del acuerdo llevará su tiempo, deberán irse dilucidando cuestiones institucionales. Entre ellas, si deben intervenir el Congreso o el Tribunal de Tasaciones. O si deben expedirse las provincias, que integran el directorio de YPF. En este punto el cronista piensa que son ajenas a la expropiación, que decidió (y, por ende, debe pagar o negociar) el Estado nacional. - - - Dale gas: Cuando se describe “la década ganada” o cuando se la descalifica se suele incurrir en una simplificación, que es subestimar los cambios y etapas que se sucedieron. La política energética de los primeros tiempos del kirchnerismo fue un engranaje para sus objetivos generales: crecimiento, reactivación primero y después reindustrialización, generación de empleo. Combustible barato y abundante alimentaba la chimenea, por así decir. La medición cabal del costo debía incluir todas sus funcionalidades. En paralelo, los convenios con Bolivia, más allá de pensar en la integración regional y el suministro garantizado, incluían un plus político. Era cooperar con el gobierno de Evo Morales para darle sustentabilidad política y económica. Con el tiempo, los olvidos cunden. En sus albores, el gran presidente boliviano estaba asediado por enemigos internos y poderes fácticos foráneos. No tenía garantizada la gobernabilidad ni mucho menos la continuidad que ahora se naturaliza como parte del paisaje. El gobierno argentino, en un momento de alta solvencia, hizo la apuesta estratégica de ayudar a Bolivia con esas compras. La opción, que el cronista considera valiosa, es discutible desde ya. Lo interesante es tomarla en cuenta como parte de un proyecto político que jugó mucho por la estabilidad regional y la supervivencia de gobiernos nacionales y populares, condicionados por distintas variantes de golpismo de derecha. Desde luego, esa buena praxis tiene contrapartidas económicas. El cambio de coyunturas (de la solvencia argentina, del poder relativo de Morales, entre otras variables) torna la ecuación menos virtuosa, aun aceptando sus premisas. Otro tanto ocurre con los subsidios a las industrias y al consumo doméstico (concebidos para apuntalar el poder adquisitivo creciente de los salarios). En el arranque, el rinde socioeconómico es muy alto. Cuando las circunstancias varían, el saldo es diferente, aun si se conservan los postulados ideológicos. El creciente déficit energético, la pésima gestión de Repsol indujeron al Gobierno a una mala movida que fue introducir al grupo Petersen-Eskenazy como socio de la empresa española. La hipótesis era meter un caballo de Troya, de la mano de la “burguesía nacional”. La experiencia fue un fracaso, que estaba cantado por lo rudimentario de la jugada y porque la hipotética burguesía nacional, mayormente, no existe. El Estado llegó a la reestatización de YPF como a todas las que la precedieron: no siguiendo una hoja de ruta o un plan maestro sino compelido por la necesidad. Apremiado por las circunstancias, jugó fuerte en el sentido que le marca su concepción del mundo. Por lo demás, desde 2011 quedó a la vista que era imperioso acentuar la intervención y la regulación estatal. En ese contexto, es más congruente la decisión sobre Repsol. Recuperar YPF conmovió la memoria colectiva, el sacudón abarcó a militantes o dirigentes de partidos opositores. Claro que en el estadio actual del kirchnerismo las acciones más valorables no suelen combinar el capital simbólico con el veloz impacto favorable en los intereses de la gente del común. Cuando se recuperaron las AFJP o cuando se implantó la Asignación Universal por Hijo los beneficios para sectores populares fueron casi simultáneos y sensibles. Por ahora, sólo los trabajadores, proveedores y pymes vinculadas con YPF han visto mejorar sus realidades. Para que la recuperación de YPF “derrame” faltan tiempo, inversiones, hallazgos. El Gobierno y la empresa estatal tratan de acortar los plazos, que, en las prospectivas más optimistas, no serán cortos. Hacen lo que deben hacer, incluso negociar con contrapartes temibles y arteras. Habrá que ver si lo hicieron con destreza y eficiencia, se irá dilucidando con los años. El paso era imprescindible, el futuro es abierto. - - - Marx, Lenin, Stalin: Al ministro de Economía, Axel Kicillof, lo han tildado de marxista o de comunista. Se salvó de ser imputado como stalinista, karma que debe sobrellevar Martín Sabbatella. “Macartear” siempre fue un pasatiempo de ignorantes. Antaño, se suponía que eran de derechas, ahora hay muchos republicanos aficionados a ese deporte. Si se le endilgó haber enarbolado el inmundo trapo rojo, ¿cómo no iban a distorsionar su discurso cuando se trató la ley de expropiación? Eso defendía Kicillof, lo fundó a su manera: extensamente. Si en algún tramo de su interesante presentación “le bajó el precio” a Repsol, cualquier persona con dos dedos de frente entendería que es una táctica usual cuando hay regateo. Quien no lo hace peca por desinformación o mala fe. O por las dos cosas, que suelen andar apareadas. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner le permitió a Kicillof armar un equipo coherente. La interacción con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, es constante, según comentan quienes los han frecuentado en reuniones, que se multiplican. Los gobernadores, no sólo los peronistas, están conformes con el nuevo esquema del elenco nacional. En los próximos días el santafesino Antonio Bonfatti y el porteño Mauricio Macri se reunirán con el jefe de Gabinete. La centralidad de Capitanich podría medirse en el encuentro de gobernadores peronistas a realizarse en Jujuy en la segunda semana de diciembre. Capitanich sigue siéndolo, aunque en uso de licencia. Varios de sus colegas-compañeros le piden que participe. Si lo hiciera sería el primus inter pares. Por ahora, claro, como es todo en política. El más afectado por la novedad es el bonaerense Daniel Scioli. El Gobierno se oxigenó, “cambió el aire”, renovó el clima. Esos logros pueden ser funcionales para una nueva etapa de gestión si se completan con acciones y satisfacción de demandas. Un gobierno que cerró demasiado sus puertas y se replegó en exceso genera expectativas si cambia su modalidad. Pero en poco tiempo será medido por sus realizaciones y no sólo por su capacidad para dialogar. Si se prefiere de otro modo: el diálogo cobra sentido si hay acciones en consecuencia. - - - En el centro de la cancha: Capitanich habla todas las mañanas con periodistas y distiende el ambiente. Elige ser conciso, acepta con paciencia que se le repitan “n” veces las mismas preguntas en días sucesivos o en un mismo palique. No se pone peleón, no levanta temperatura, no hace uso de la ironía o la sorna. Sabría hacerlo, si fuera menester, pero la idea, hasta ahora, es otra. Coqui da más títulos que comentarios, adorna apenas las palabras. Su hiperquinesis es real y también subrayada. El hombre se para en el centro de la cancha, corre a todos, para la pelota y se la pasa a sus compañeros de gestión. Si le va bien, sería como Javier Mascherano en sus buenos tiempos. El rol de Messi o de Riquelme, se sabe, lo tiene otra persona. Se comenzó a comparar las conferencias de prensa de Capitanich con las que daba el entonces ministro menemista Carlos Corach, “de parado” en la puerta de su casa. Al cronista lo fascinan esos formatos comunicacionales, le gustaría explayarse más sobre el punto. Por ahora se conforma con señalar que hay semejanzas en eso de convertirse en término de referencia y, un poco, pararrayos del Gobierno. Y hay diferencias históricas y personales. Las históricas son que Corach emergió en los últimos años del menemismo mucho más para defenderlo y responder a la agenda de los otros que para crear una. La ambición de Capitanich y del oficialismo es generar las condiciones para seguir en la Casa Rosada después de 2015, generar “agenda propia” asentada en las novedades de gestión. La segunda diferencia, nada menor, es que Corach no tenía ambiciones políticas que trascendieran el lugar que ya ocupaba. Capitanich, en cambio, está anotado en la carrera para la presidencia. Podría decirse que en un lugar muy expectable aunque faltan dos años, una eternidad en la política doméstica. Su futuro depende de cómo instale su figura y de que el Gobierno recobre legitimidad de ejercicio. No es imposible, ni sencillo. Las mutaciones en el funcionamiento del Gobierno y las nuevas medidas no resienten el liderazgo de la Presidenta. Mayormente es al revés: lo confirman, probando también su capacidad de respuesta. Como se ejemplificó en párrafos anteriores, el kirchnerismo ha sabido adaptarse a las circunstancias en muchas coyunturas previas. Merced a tal capacidad pudo recobrar terreno, repechar derrotas, revalidarse. El dato es ineludible, aunque no basta para garantizar que se reiteren esos contragolpes políticos, que sostienen un largo período de legitimidad y gobernabilidad. Por ahora hay una tregua, un parate de la oposición, el esbozo de un escenario político diferente, en un contexto económico mucho más exigente y complejo que el de los primeros años. mwainfeld@pagina12.com.ar Hay que tener códigos Por Mario Wainfeld “Hay que tener códigos” repiten, modismo más o menos, gentes del mundo del fútbol o de la farándula. El vozarrón de Alfio Basile propaga la consigna por doquier. Quieren expresar que existen (o deben existir) sistemas de reglas que deben ser acatados, un plexo de normas de vida. Por lo general, esos códigos no están escritos sino que son hijos de la costumbre o la convivencia. Los códigos legales son escritos, en la modernidad. De cualquier modo, tienen algo en común con aquellos que mentamos. Son un conjunto ordenado y jerarquizado de reglas, que tiene una lógica interna, que incide sobre otras leyes. Aunque muchos profanos puedan no saberlo, un Código es una ley común. No requiere mayorías especiales para ser cambiado en parte o derogado. Otra ley posterior podría hacerlo. Sería un disparate en la práctica pero no es imposible en teoría que una ley de un artículo derogara todo el actual Código Civil o, en su momento, el que está tratando el Congreso. En términos más simples y reales: siempre se ha estado cambiando parcialmente el Código Civil. En materia de familia, por ejemplo, pasó cuando el primer peronismo estableció el divorcio vincular. O cuando se instauró del divorcio por mutuo consentimiento (alias 67 bis). O cuando, regresada la democracia, se legisló el divorcio vincular. O con el matrimonio igualitario. La lista no termina, sería inacabable. Sin embargo, en un aspecto central, un Código es más que una ley. Lo es precisamente porque su estructura coherente alberga principios generales que orientan otras normas, que determinan cómo interpretarlas. Un Código es, entonces, más que un conjunto de normas apelmazadas. Tiene e irradia una coherencia general, que sirve de referencia para interpretar todos sus artículos (que versan sobre una cantidad asombrosa de temas) u otras leyes. Por eso es tan importante promover la revisión de varios puntos del texto aprobado en el Senado. Porque el reconocimiento de la función social de la propiedad debe ser cimiento de leyes más específicas sobre vivienda, acceso al suelo, reconocimiento de derechos de poblaciones originarias. Porque su presencia servirá como faro para cualquier debate que postule la primacía del interés capitalista individual sobre el general, de lo privado sobre lo público. Si los diputados de todas las bancadas, incluyendo (o más aún, empezando por) los del Frente para la Victoria, tienen códigos, deberán reformar esa infausta regresión. Y, claro, corregir la deplorable redacción del artículo 19, que regula el derecho a la vida haciendo retroceder el reloj. En ese caso, es patente la influencia de la jerarquía de la Iglesia Católica con su proverbial concepción reaccionaria en todo lo que atañe a libertades individuales u opciones de vida. 01/12/13 Página|12

OTRO CAMPO DE CONCENTRACION EN UNA PROPIEDAD DE LA IGLESIA CATOLICA Un Silencio atronador

La capilla del actual Liceo Aeronáutico, donde en 1978 funcionó un campo clandestino de concentración. Así como la Armada usó como campo de concentración la casa de descanso del arzobispo de Buenos Aires, “El Silencio”, el Ejército utilizó el predio del Seminario Salesiano Ceferino Namuncurá, de Funes, próximo a Rosario, para secuestrar y torturar al menos a tres personas, una de las cuales no reapareció. El lugar fue vendido un año después a la Fuerza Aérea, pero los salesianos conservaron vastas propiedades linderas. Allí pasó sus últimos años el ex provicario castrense Victorio Bonamín. Por Horacio Verbitsky La justicia federal de Rosario detectó otro campo clandestino de concentración que funcionó en una propiedad de la Iglesia Católica Apostólica Romana durante la última dictadura cívico-militar. Se trata del seminario de la Casa Obra Salesiana Ceferino Namuncurá, de la ciudad santafesina de Funes, donde fueron torturados al menos tres prisioneros del destacamento de Inteligencia 121, dependiente del Cuerpo de Ejército II, que habían sido privados en forma ilegal de su libertad. Así se desprende de documentos y de testimonios brindados en la causa conocida como “Guerrieri II”. Dos sacerdotes forman parte del expediente. Uno integraba el grupo de tareas que secuestraba en Rosario, y después de la dictadura siguió su carrera y fue distinguido por el Vaticano. El otro fue una de las víctimas de la tortura, se alejó de la Iglesia y reconoció el lugar de su cautiverio. También aparece mencionado un arzobispo, que estuvo al tanto de los hechos. Al menos uno de los detenidos que compartió el alojamiento y el martirio con el ex sacerdote, no reapareció luego de su paso por aquel establecimiento de la Iglesia y hasta hoy sigue siendo un detenido-desaparecido. En ningún otro país americano la Iglesia Católica estuvo tan imbricada con la represión dictatorial. El primer campo clandestino conocido que haya funcionado en una propiedad eclesiástica es la casa de fin de semana “El Silencio”, en las afueras de la Capital argentina (Ver “El primer caso”). El segundo fue detectado por el fiscal Gonzalo Stara, a cargo de la Unidad de Asistencia para causas por violaciones a los Derechos Humanos durante el terrorismo de Estado en Rosario, quien actúa ante el juez instructor Marcelo Bailaque y ante el tribunal oral de juicio integrado por los jueces Noemí Berros, Lilia Carnero y Roberto López Arango, que conducen el debate de un tramo de la causa. Esa utilización clandestina de los bienes eclesiásticos por la dictadura fue mencionada por el ex cura tercermundista Santiago Mac Guire ante la Conadep, pero no había sido investigada, porque en aquellos años la Justicia se limitaba a los altos jefes militares. El dato fue confirmado por Roberto Pistacchia, quien compartió el lugar de sometimiento con Mac Guire. Igual que en el caso de “El Silencio”, después de su uso para la represión esa parte del Ceferino Namuncurá fue vendida para borrar las huellas. “El Silencio” hoy está abandonado, pero el lugar donde funcionó el seminario salesiano fue vendido a la Fuerza Aérea en 1979, y desde entonces es sede del Liceo Aeronáutico Militar, instalado sobre la avenida que lleva el nombre del santo aborigen. Los salesianos conservan los terrenos linderos (Ver “Buenos vecinos”). Por denuncia del obispo Mac Guire integró el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que tuvo duros enfrentamientos con el arzobispo de Rosario, Guillermo Bolatti, reacio a las reformas dispuestas por el Concilio Vaticano II. Más adelante Mac Guire dejó los hábitos y el arzobispo de Santa Fe, Vicente Zazpe, lo casó con María Magdalena Carey, con quien tuvo cuatro hijos. En agosto de 1971, durante la dictadura del general Alejandro Agustín Lanusse, Mac Guire y tres sacerdotes a quienes Bolatti había purgado de sus parroquias fueron detenidos de madrugada en un violento operativo del servicio de Inteligencia del Ejército, que incluyó el secuestro de libros de Perón y Eva Perón y de una carta del ex presidente a uno de los curas. El abogado defensor de los sacerdotes dijo que las detenciones se produjeron por datos suministrados por las autoridades eclesiásticas. Un diario rosarino afirmó que curas tercermundistas y sindicalistas “habían realizado una reunión con fines subversivos”. Cuando el Movimiento lo querelló ante la justicia, el diario respondió que la información provenía del Arzobispado y de la SIDE. El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo acusó en forma directa a Bolatti. Los servicios de informaciones y el sector del Episcopado que integraba Bolatti no distinguían entre los sacerdotes tercermundistas, la Juventud Peronista y Montoneros. Muchos años después, la monumental investigación científica del ex salesiano José Pablo Martín estableció que de los 524 miembros de ese movimiento sacerdotal sólo entre 10 y 15 participaron por decisión individual en organizaciones guerrilleras, y entre 25 y 30 tuvieron contactos con las organizaciones armadas que actuaban en las mismas villas, barrios, universidades o estructuras políticas: no más de un 5 por ciento en total. Aquella dictadura concluyó en 1973, con la entrega del gobierno al presidente electo Héctor Cámpora, que puso en libertad a todos los presos políticos. Pero menos de tres años después, el 24 de marzo de 1976, un nuevo y sangriento golpe militar, con articulado apoyo civil, se apoderó otra vez del gobierno. El 18 de abril de 1978, el ex cura Mac Guire fue secuestrado una vez más en Rosario, cuando circulaba en bicicleta con un hijo. Recién recuperó su libertad en diciembre de 1983 al concluir la dictadura. En 1984 declaró ante la Comisión Presidencial Investigadora sobre la Desaparición de Personas (Conadep). Dijo que fue “puesto violentamente en el piso del auto, encapuchado y llevado fuera de la ciudad a un lugar desconocido que resultó ser el campo de concentración perteneciente a la localidad de Funes y conocido como ‘Ceferino Namuncurá’, que fue dado por sus anteriores poseedores, los salesianos”. Luego de doce días encapuchado en ese lugar, en el que lo sometieron a varios interrogatorios bajo torturas cada día, Mac Guire fue conducido al Batallón 121 de Rosario, donde lo esperaban el 2 Comandante del Cuerpo de Ejército II, general de división Luciano Adolfo Jáuregui, quien “disponía sobre la vida de desaparecidos definitivos y en tránsito” y su ex arzobispo Bolatti. En ese batallón, los suboficiales Gauna y Berra le confirmaron que había estado en el Ceferino Namuncurá. Esposado a una cama del batallón durante un mes y medio, Mac Guire fue sometido a una parodia de juicio en el Comando del Cuerpo II, en el que resultó condenado a 15 años de prisión. El compañero monseñor Durante su alojamiento en el Batallón también recibió la visita de un ex compañero en la arquidiócesis rosarina, Eugenio Zitelli, quien lo reemplazó en la parroquia obrera de Bajo Saladillo cuando Mac Guire y otros veintiocho sacerdotes exigieron a Bolatti que aplicara las reformas conciliares. Cuando volvieron a verse, Mac Guire era un ex sacerdote, estaba preso y había sido torturado, y Zitelli era el capellán de la jefatura de policía de Rosario, a cargo del comandante de Gendarmería Agustín Feced. “Yo tenía todo el cuerpo lastimado por efecto de la picana y él me preguntaba cómo estaba.” Zitelli admitió haberlo visitado, pero negó haber sabido de las torturas. En el subsuelo de la Jefatura, María Inés Luchetti de Be-ttanín le contó que las presas, de entre 16 y 60 años, eran torturadas con picana eléctrica y violadas, entre ellas su suegra. Zitelli la interrumpió: –Que usen la picana se justifica porque estamos en guerra y es un método apto para obtener información. Pero la violación atenta contra la moral y los militares nos prometieron que eso no iba a pasar. Lo mismo le contaron otras prisioneras, ante quienes explicó la necesidad de la tortura, pero se conmovió con las violaciones. Una vez enterado por Zitelli, el arzobispo Bolatti no hizo nada para modificar la situación, porque opinaba que de fracasar la dictadura “el heredero será el marxismo” y se impondrá “el placer sexual desorbitado” de una sociedad permisiva. La violación pasaba a ser así un imperativo de la seguridad nacional, apta para combatir hasta el pecado capital de la lujuria. Al ex sacerdote Angel Presello, que también había sido su compañero en el seminario, Zitelli le dijo: –Sin tortura, no hay información. Ex detenidos cuentan que en 1977 Feced les anunció que festejarían con una comida el haber acabado con la subversión en Rosario. Les hizo pagar a los que quedaban con vida la cena de celebración, para la que un preso fue obligado a cocinar, el vino Nebiolo y el whisky. Entre los comensales, estaba el cura. En 1999, el sucesor de Bolatti en el Arzobispado, Eugenio Mirás, le entregó a Zitelli el título honorífico de monseñor conferido por el Vaticano. Centenares de habitantes de Casilda, donde oficiaba de párroco, lo repudiaron. Mirás les replicó que era un excelente sacerdote y que quien tuviera pruebas estaba en la obligación moral de llevarlas a la Justicia, cosa que las víctimas habían hecho en vano quince años antes. María Inés Luchetti de Bettanín le recomendó que consultara la causa Feced, donde constaba la denuncia. Zitelli dijo que pedía perdón por las acciones lesivas a la humanidad que hubieran cometido policías católicos, pero aclaró que Feced era agnóstico. Además negó que ese centro de detención hubiera sido clandestino y dijo que nunca supo de torturas, aunque entendía la represión debido a los atentados contra policías, y que cuando celebraba misa para las detenidas, lo recibían con gozo y alegría. Un ex suboficial de la policía le respondió que él lo había visto, junto a Feced, mientras torturaban con picana eléctrica a un detenido. El año pasado, el juez Marcelo Bailaque procesó a Zitelli junto con el ex dictador Jorge Videla y catorce militares y policías en la causa Feced, como “partícipe necesario de los delitos de privación ilegal de la libertad, agravada por mediar violencia y amenazas” en nueve casos y “coautor del delito de asociación ilícita”, pero consideró que no había mérito para procesarlo por tormentos y homicidio. Bailaque ordenó la cárcel efectiva para los demás acusados, pero permitió el alojamiento de Zitelli en una casa religiosa y luego dispuso que aguardara en libertad la apertura del juicio oral. Enganchados En la institución salesiana, Mac Guire compartió una minúscula habitación con otros dos secuestrados, Roberto Pistacchia y Eduardo Garat. El último nunca reapareció. Su esposa, Elsa María Lilia Martín, declaró en 1984 ante la Conadep que militares y policías conocidos le confirmaron que Garat estaba vivo en el Batallón 121 y que su detención se vinculaba con la proximidad del campeonato mundial de fútbol. Cuando el sargento Durán les confirmó que estaba allí, los familiares recurrieron a la Iglesia “pidiendo que intercedan por él y nos den información de su suerte. El padre García, de Rosario, nos informó que estaba vivo. Las otras personas de la Iglesia con que hablamos, nos pidieron tiempo para averiguar y hubo quienes se ofrecieron a rezar por él”. Garat fue detenido-desaparecido unos días antes que Mac Guire. Cuando el secuestro de Mac Guire fue convertido en detención, su mujer, María Magdalena Carey, pudo visitarlo y se comunicó con la esposa de Garat. Le dijo que habían estado en un centro clandestino en Funes y que luego de torturar al ex sacerdote le exigieron que firmara una especie de confesión, “o te hacemos boleta como a Garat que no quiso firmar”. Pistacchia fue secuestrado el mismo 18 de abril de 1978 que Mac Guire. El 1º de noviembre de este año hizo una primera declaración ante el fiscal Stara y esta semana lo amplió ante Bailaque. Dijo que fue secuestrado en la puerta de su casa e introducido en el baúl de un Ford Falcon, que lo condujo primero a la Jefatura de Policía de Rosario y, luego de algunas horas, a un lugar de la ciudad de Funes, donde permaneció más de un mes. Por las deplorables condiciones de detención, perdió casi 30 kilos. Como bienvenida y sin hacerle preguntas “empiezan las palizas, a tirarme agua fría y caliente”. También padeció la “aplicación de picana en el pie y simulacro de fusilamiento”. En ese lugar estuvo con Mac Guire y Garat, “quienes también fueron interrogados con tormentos”. Los tres compartían una minúscula habitación, pero eso no era un problema para sus captores, ya que colgaron a cada uno “de un gancho por medio de las esposas que tenían puestas”. Agregó que una vez fue llevado junto con Mac Guire a un patio, donde los mojaron con una manguera en pleno invierno y les dispararon como si los fueran a fusilar. Un par de días después de la llegada de Garat al lugar, escuchó a los secuestradores decir “se nos va”, y a partir de allí quedó solo con Mac Guire. Pocos días después aparecieron unos hombres de mejor nivel cultural que los torturadores, que Pistacchia piensa que eran militares. “Hay que trasladarlo al cura”, dijo uno de ellos. Pero se lo llevaron a él, que estaba encapuchado, hasta el Batallón 121. Lo curaron en la enfermería y lo esposaron a la cama. Hasta allí llegó una comitiva de militares y hombres de civil. La encabezaba el general Jáuregui, a quien acompañaba el Arzobispo. –Hemos cumplido. Aquí tiene a Santiago Mac Guire –dijo Jáuregui. –Este no es Mac Guire –replicó Bolatti. Jáuregui ordenó que volvieran a Funes a buscar al ex sacerdote y que trasladaran a Pistacchia. –Supongo que este señor queda acá –advirtió Bolatti. Jáuregui asintió. A Mac Guire lo trajeron a la rastra porque no podía caminar solo y lo ubicaron en otra cama junto a la de Pistaccchia. El ex cura saludó a Bolatti y ambos conversaron. Pistacchia y Mac Guire fueron trasladados al Comando del Cuerpo II, en Moreno y Córdoba, donde les anunciaron que les formarían un Consejo de Guerra. Los llamaban “enemigos de la Patria”, pero dejaron de torturarlos. Luego de una recorrida por las cárceles de Coronda, Sierra Chica, La Plata, Villa Devoto y Rawson, recuperaron la libertad al finalizar la dictadura. Pistacchia contó que en el primer lugar donde estuvo secuestrado se escuchaba el vuelo de aviones. Por el estado del piso y las paredes parecía un lugar en construcción. También se escuchaba el funcionamiento continuo de un generador eléctrico. Lo mismo le había dicho Mac Guire al diario Democracia, al quedar en libertad en diciembre de 1983. Agregó que al llegar al Batallón 121, el Sargento Gauna y el Cabo Primero Berra le contaron que el centro clandestino al que lo condujeron estaba en Funes. En la pieza donde estuvo había materiales de construcción. Era un lugar muy silencioso y de noche prendían un generador eléctrico. El fiscal Stara pidió al juez Bailaque el llamado a indagatoria por la privación de la libertad y los tormentos aplicados allí contra personal del Cuerpo de Ejército II y su destacamento de Inteligencia y contra el capellán Zitelli. La familia del ex sacerdote presentó querella y solicitó al Arzobispado que informe si los salesianos tienen o tuvieron un predio en la localidad de Funes. También se pidieron informes al registro de la propiedad y al Ministerio de Defensa. El miércoles y el jueves de esta semana, el fiscal Stara presentará su alegato ante el tribunal oral por la parte del proceso en curso. Buenos vecinos Por Horacio Verbitsky Los tres prisioneros identificados hasta ahora fueron torturados en abril de 1978 en el sector donde estaba en construcción el Seminario Salesiano de la Casa Obra Ceferino Namuncurá. Al año siguiente, los salesianos vendieron esa parte del predio de 40 hectáreas a la Fuerza Aérea, que construyó allí su primer Liceo Aeronáutico Militar. La operación de compraventa se cerró el 19 de abril de 1979 y el 10 de agosto se firmó la resolución que creó el liceo, que fue inaugurado el 15 de marzo de 1980. Los salesianos conservaron una buena porción del terreno, lindera con el Liceo, sobre la avenida Fuerza Aérea Argentina. Allí siguen existiendo hasta el presente la Casa Obra Ceferino Namuncurá, la Fundación Apis y la Casa Obra María Auxiliadora, con escuela primaria y secundaria, ambas subvencionadas en un 60 por ciento de su presupuesto por el Estado nacional. La primaria tiene 28 agentes educativos o pastorales y 357 alumnos y la secundaria, 31 y 132. Allí pasó los últimos años de su vida, hasta su muerte en 1991, el salesiano más notorio del Litoral, el provicario castrense Victorio Bonamín, desde cuya habitación se veían las instalaciones del Liceo Aeronáutico. El general Jáuregui, el provicario Bonamín y el arzobispo Bolita participaron en la ceremonia inaugural. El primer abanderado del Liceo fue el cadete Carlos Bonamín y su primer director el comodoro Alsides (está bien con s) París Francisca. En la Orden del Día Nº 1 ordenó “inculcar en el cadete, un profundo amor a Dios, a la Patria y a la Libertad del Hombre, tomando como base la Familia, por ser el pilar de toda la estructura social”. También sostuvo que “la administración de justicia nos debe merecer especial atención”. No lo decía en vano. Acababa de desempeñarse como jefe de la policía de Mendoza. En marzo de 2013, París Francisca fue condenado a prisión perpetua como coautor mediato de los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, homicidio triplemente agravado, sustracción de menores y robo, y como autor de asociación ilícita, crímenes de lesa humanidad que cometió en aquella provincia. Además está procesado en otras ocho causas y será uno de los 41 procesados en la megacausa que comenzará en febrero. Por sus 82 años goza de la prisión domiciliaria. El primer caso Por Horacio Verbitsky La isla “El Silencio” era la residencia de descanso del Arzobispado de Buenos Aires, en las afueras de la capital argentina, y escenario del festejo anual de graduación de sus seminaristas. Como titular figuraba el solterón Antonio Arbelaiz, administrador de los bienes de la Curia durante más de treinta años, con los cardenales Santiago Copello, Fermín Lafitte, Antonio Caggiano y Juan Carlos Aramburu. Arbelaiz hizo testamento a favor de la Curia. A raíz de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 1979, el Grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada necesitaba un lugar donde esconder a sesenta prisioneros para que los investigadores no los encontraran. Arbelaiz vendió “El Silencio”, sobre el río Chañá-Miní, a monseñor Emilio Grasselli, secretario general del Vicariato Castrense y secretario familiar de Caggiano hasta su muerte, ese mismo año. Gra-sselli transfirió esa propiedad al Grupo de Tareas de la ESMA, que la adquirió con el documento falso del detenido ilegal Marcelo Hernández. Pude reconstruir las sucesivas ventas encadenadas, típicas de una operación de lavado en la que se confunden las pistas, por la colaboración del actual Papa Francisco, quien en 1999 me indicó en un manuscrito de su puño y letra en qué juzgado estaba el expediente. El círculo se cerró cuando el dinero que la Armada le debía a Grasselli por la hipoteca sobre la isla fue a parar a la Curia, como heredera de Arbelaiz. En uno de sus testimonios judiciales, el entonces cardenal Jorge Bergoglio dijo que nunca oyó hablar de la isla “El Silencio”, ante lo cual publiqué el facsímil de su manuscrito. Los prisioneros estuvieron dos meses en “El Silencio” y al terminar la misión de la OEA la mayoría volvió a la ESMA, algunos fueron puestos en libertad, y otros asesinados. Recién en junio de este año, casi dos décadas después de conocida su existencia, el lugar fue reconocido por la Justicia, durante una visita con los sobrevivientes que realizó el juez federal de la Capital, Sergio Torres, instructor de la causa ESMA. 01/12/13 Página|12