Por Luis Bruschtein
La coalición de centroderecha se puso “Cambiemos” porque especuló con que había un sentimiento extendido de “cambio” en la sociedad. Pero la realidad no parece respaldar el nombre ni sus vaticinios porque en la mayoría de los distritos, incluyendo a la ciudad de Buenos Aires, no está cambiando nada, sino que por el contrario se mantienen los oficialismos.
Esta era una elección decisiva para Mauricio Macri, porque necesitaba revalidar la hegemonía de su partido en el distrito capitalino después del sapo en Santa Fe, donde perdieron una elección que creían ganada de antemano con Miguel del Sel. A pesar de que el resultado fue bueno para Mauricio Macri, no fue tan bueno como esperaba. Para el candidato del centroderecha la aspiración de máxima con proyección hacia las presidenciales hubiera sido que su partido ganara en primera vuelta y que disputara la gobernación en la provincia de Córdoba. Había también alguna expectativa de que la oposición tallara en la disputa en la provincia de La Rioja, pero quedó bastante atrás.
Desde el otro lado, en el kirchnerismo, el balance resultó similar. Fue una elección buena, pero no tanto como las aspiraciones de máxima que podían tener. Mariano Recalde no pudo superar a Martín Lousteau para disputar la segunda vuelta, pero obtuvo mejor votación que en las PASO, a poca distancia del segundo, Recalde es un candidato que crece. Y en Córdoba, si bien el kirchnerismo no pudo disputar por el segundo lugar con la triple alianza entre radicales de derecha, macristas y juecistas, hizo una elección mucho mejor que en las anteriores. Y ganó con mucha diferencia en La Rioja, donde una alianza de toda la oposición exhibía encuestas que los daba ganadores con diez puntos de ventaja pero el oficialismo se impuso con mucha tranquilidad.
Macri hizo finalmente el discurso para su campaña presidencial que hasta ahora no había podido hacer en un marco triunfalista. Este discurso y el de la segunda vuelta serán los únicos en ese contexto. En el resto del país no pudo anotar y debió esperar a ganar en el único distrito que gana, que es donde gobierna.
Para Martín Lousteau el resultado confirmó lo que había obtenido en las PASO, y disputará la segunda vuelta con el PRO. Será una especie de interna del frente “Cambiemos”, ya que ambas fuerzas, que en esta votación suman el 71 por ciento de los votos, tendrán el mismo candidato presidencial. Es el único distrito donde ha ganado la fuerza que encabeza Macri pero aquí, las encuestas para las presidenciales le dan menos votos que la suma de las dos fuerzas que concurrirán a la segunda vuelta en la CABA. En todas las demás provincias, el PRO es minoría, aunque el radicalismo ganó en Mendoza.
En su discurso de la victoria, Macri habló de dos mujeres humildes de la provincia de Buenos Aires que miran con envidia las maravillas que hay en la metrópoli. Con eso quiso destacar la obra que hizo su gobierno y desmerecer al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, su competidor en las presidenciales. Pero eligió una forma que revela poco conocimiento del país, porque el relato seguramente es irritante por lo típicamente porteño. Las dos mujeres representan la fantasía supremacista de los porteños con respecto a los habitantes de las provincias. Es esa vieja imagen del paisano bruto que se deslumbra con las luces de la gran ciudad. No lo dijo así, pero la relación histórica del porteño con las provincias ha sido así y la forma en que Macri comunica tiene esa connotación que, si la mantiene, perjudica su candidatura nacional. La propuesta de Macri desde la ciudad de Buenos Aires, en representación de la ciudad, con colaboradores porteños y candidatos porteños, está demasiado recortada por la capital porteña. No incorporó a su entorno a ningún referente de las provincias. Llamar a los habitantes de las provincias a expresar su admiración por la ciudad porteña votando a sus candidatos es irritante para esa relación histórica conflictiva. El triunfo en la Capital es el único propio. Tiene otro que comparte con los radicales en Mendoza. Son triunfos importantes pero no le alcanzan.
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