Los marxistas que presumimos de ateos y anticlericales, cada vez más nos vemos desconcertados por la actitud y el discurso del Papa Francisco. A pesar de mis vínculos con la Argentina y por tener algunos conocidos en común con José Mario Bergoglio, no termino de asombrarme por este cambio que intenta darle al pensamiento de la Iglesia.
Cuando fue nombrado Papa, a los pocos segundos expresé mi satisfacción en Facebook por el nombramiento, señalando que era "argentino y peronista". Algunos de mis compañeros de militancia en la Argentina no coincidían. Otros, en cambio, coincidieron conmigo, en la mayoría de los casos eran amigos que habían militado en el peronismo de izquierda.
A las pocas horas, figuras políticas del nivel del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel o el dirigente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico y la propia presidenta Cristina Fernández, valoraron positivamente este nombramiento. Ahora creo que son más los amigos que coinciden en que se ha producido un milagro en la Iglesia. Como dijera el Che Guevara en una carta a su madre, "Dios es argentino", y quizás no estaba muy errado. Para prueba tenemos a Diego Maradona y a Lionel Messi. Con el nombramiento del Papa Francisco estas palabras del Che tienen más vigencia que nunca. Aparte de esta licencia de humor, lo cierto es que el nuevo Papa está revolucionando a la Iglesia y su opinión produce un estímulo mundial.
El histórico discurso del 9 de julio en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia durante el II Encuentro de Movimientos Populares organizado por el Vaticano y el gobierno del presidente Evo Morales, ante miles de militantes sociales y populares, marcan un antes y un después de la iglesia católica. Su valiente denuncia contra el modelo capitalista, su aliento para impulsar las luchas y trasformar la sociedad, han creado una ilusión colectiva nunca vista entre los cristianos, muchos de los cuales sentían vergüenza de pertenecer a una institución clerical anclada en el pasado.
Dijo Francisco en dicho encuentro: "Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra, como decía San Francisco."
El Papa aludió a las consecuencias de la economía de mercado. "Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos (…) arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo", dijo. "Digamos 'no' a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata", añadió el Santo Padre. Poco antes Morales, primer presidente indígena del país, le había dado las gracias al Sumo Pontífice "por sus mensajes y bendiciones, por primera vez siento que tengo un Papa, el Papa Francisco", con quien, dijo, tiene "grandes coincidencias".
Hoy Francisco se ha convertido en la vanguardia de los cristianos. Los propios fieles que deseaban una iglesia comprometida con los pobres, aun no han podido reaccionar, para darle el apoyo organizado al pensamiento y la acción práctica del Papa. Hasta ahora la iniciativa la tenían la derecha católica y el Opus Dei. Ellos hegemonizaban el pensamiento único del catolicismo. En esta nueva etapa no basta solamente que el Papa denuncie y se comprometa con los cambios, es necesario que los cristianos se conviertan en uno de los motores de la transformación social. Por ello los marxistas nos alegramos y celebramos este acontecimiento. Hoy más que nunca el diálogo entre marxistas y cristianos encuentra caminos conjuntos, una lucha en común por el bienestar de toda la humanidad y de nuestro planeta.
Asimismo, Francisco criticó "la concentración monopólica de los medios de comunicación social", que es "otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo". Como contrapartida, el jefe de la Iglesia católica aseguró que "los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil."
En el marco de su gira sudamericana, Bergoglio pidió también "mantener la unidad frente a todo intento de división", lo cual consideró "necesario para que la región crezca en paz y justicia".
Les dijo que "en nombre de Dios les pido que defiendan a la madre tierra porque el futuro de la humanidad no está en las manos de los grandes dirigentes y de la élite, sino en manos de los pueblos y en su capacidad de organizarse".
Como dijo el presidente de Cuba, Raúl Castro: "Si el Papa sigue así volveré a rezar y regreso a la Iglesia." Yo por ahora, lo que estoy haciendo por la dudas, es recordarme de memoria el Padre Nuestro. Como pidió el Papa Francisco al finalizar su discurso: "Por favor, les pido que recen por mí. Y si alguno de ustedes no puede rezar, con todo respeto, le pido que me piense bien y me mande buena onda." Hoy, todos los hombres y mujeres que queremos mejorar el mundo, le enviamos buena onda. «
Cuando fue nombrado Papa, a los pocos segundos expresé mi satisfacción en Facebook por el nombramiento, señalando que era "argentino y peronista". Algunos de mis compañeros de militancia en la Argentina no coincidían. Otros, en cambio, coincidieron conmigo, en la mayoría de los casos eran amigos que habían militado en el peronismo de izquierda.
A las pocas horas, figuras políticas del nivel del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel o el dirigente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico y la propia presidenta Cristina Fernández, valoraron positivamente este nombramiento. Ahora creo que son más los amigos que coinciden en que se ha producido un milagro en la Iglesia. Como dijera el Che Guevara en una carta a su madre, "Dios es argentino", y quizás no estaba muy errado. Para prueba tenemos a Diego Maradona y a Lionel Messi. Con el nombramiento del Papa Francisco estas palabras del Che tienen más vigencia que nunca. Aparte de esta licencia de humor, lo cierto es que el nuevo Papa está revolucionando a la Iglesia y su opinión produce un estímulo mundial.
El histórico discurso del 9 de julio en Santa Cruz de la Sierra en Bolivia durante el II Encuentro de Movimientos Populares organizado por el Vaticano y el gobierno del presidente Evo Morales, ante miles de militantes sociales y populares, marcan un antes y un después de la iglesia católica. Su valiente denuncia contra el modelo capitalista, su aliento para impulsar las luchas y trasformar la sociedad, han creado una ilusión colectiva nunca vista entre los cristianos, muchos de los cuales sentían vergüenza de pertenecer a una institución clerical anclada en el pasado.
Dijo Francisco en dicho encuentro: "Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra, como decía San Francisco."
El Papa aludió a las consecuencias de la economía de mercado. "Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos (…) arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo", dijo. "Digamos 'no' a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata", añadió el Santo Padre. Poco antes Morales, primer presidente indígena del país, le había dado las gracias al Sumo Pontífice "por sus mensajes y bendiciones, por primera vez siento que tengo un Papa, el Papa Francisco", con quien, dijo, tiene "grandes coincidencias".
Hoy Francisco se ha convertido en la vanguardia de los cristianos. Los propios fieles que deseaban una iglesia comprometida con los pobres, aun no han podido reaccionar, para darle el apoyo organizado al pensamiento y la acción práctica del Papa. Hasta ahora la iniciativa la tenían la derecha católica y el Opus Dei. Ellos hegemonizaban el pensamiento único del catolicismo. En esta nueva etapa no basta solamente que el Papa denuncie y se comprometa con los cambios, es necesario que los cristianos se conviertan en uno de los motores de la transformación social. Por ello los marxistas nos alegramos y celebramos este acontecimiento. Hoy más que nunca el diálogo entre marxistas y cristianos encuentra caminos conjuntos, una lucha en común por el bienestar de toda la humanidad y de nuestro planeta.
Asimismo, Francisco criticó "la concentración monopólica de los medios de comunicación social", que es "otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo". Como contrapartida, el jefe de la Iglesia católica aseguró que "los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil."
En el marco de su gira sudamericana, Bergoglio pidió también "mantener la unidad frente a todo intento de división", lo cual consideró "necesario para que la región crezca en paz y justicia".
Les dijo que "en nombre de Dios les pido que defiendan a la madre tierra porque el futuro de la humanidad no está en las manos de los grandes dirigentes y de la élite, sino en manos de los pueblos y en su capacidad de organizarse".
Como dijo el presidente de Cuba, Raúl Castro: "Si el Papa sigue así volveré a rezar y regreso a la Iglesia." Yo por ahora, lo que estoy haciendo por la dudas, es recordarme de memoria el Padre Nuestro. Como pidió el Papa Francisco al finalizar su discurso: "Por favor, les pido que recen por mí. Y si alguno de ustedes no puede rezar, con todo respeto, le pido que me piense bien y me mande buena onda." Hoy, todos los hombres y mujeres que queremos mejorar el mundo, le enviamos buena onda. «