El periodista Horacio Verbitsky disparó la polémica en su habitual editorial de los domingos, en el diario Página/12. Allí relata con gran detalle la escena del spot titulado "Vendo rosas para comprarme la bici".
Verbitsky describe lo que cualquiera puede observar en el spot que se promueve en televisión y redes sociales: "Macri está sentado en el patio de ladrillos de la casa que Alicia y Marcelo comparten en La Matanza. El personaje central es la hija de la pareja, Sheila, que aparenta unos diez u once años. Con una de sus manos apenas por encima de la cintura de la nena, Macri la atrae hacia sí, mientras la interroga. –¿Así que vas a ser pediatra, te gustan los chicos, ya cuidás a tu hermanito? Tenés que empezar a practicar con él. La nena se resiste al abrazo y la madre explica lo que es evidente: –Está re nerviosa.Macri la toma con más fuerza de la cintura, se la sienta sobre su falda y le acerca el rostro, mientras con la mano izquierda le palmea las piernas. Con inquietante dulzura le dice: –Bueno, vení, ya te vas a aflojar, ya te vas a aflojar, ya te vas a aflojar. Sheila se ríe con enorme timidez y la madre alivia la tensión indicándole: –Contale eso de las rosas, contale. Macri dialoga con la nena: –Qué es esto? ¿Qué plantaste? –Una rosa. –¿Una rosa? Muy bien. La madre le pide que le explique a Macri: –¿Y para qué es? –Para vender y comprarme una bici. –¿Para la bici? ¿Y yo te puedo comprar una? La nena niega con la cabeza. Macri insiste: –¿Por qué no? –Porque yo tengo que comprarla.Siempre sentada sobre su falda Macri aferra a Sheila por la cintura con su mano derecha, con la izquierda toma y acaricia la mano de la nena, que no puede moverse. –No, pero yo te puedo comprar la bi... te puedo comprar una rosa, ¿sí? ¿Me aceptás que te compre una rosa? La madre tiene los ojos húmedos. El padre tose. La madre dice: –Pero se la regalás, ¿no? Macri insiste: –Pero otra más quiero, ¿no tenés otra más para venderme? Andá a buscar, andá dale. –¿La vas a poder llevar? –pregunta la nena. En el plano siguiente Macrì recorre junto con la familia una parte de la casa todavía en construcción y avanza hacia la plantación de Sheila, entre pilas de ladrillos. Mientras caminan, el candidato comenta: –A ver, a ver, ¿esta es toda tu producción? Macri toma a la nena de la cabeza, la acaricia y dice con énfasis: –Ayyy, qué trencitas que tenés. Se coloca de pie a espaldas de Sheila y con sus dos manos en el pecho de la criatura la atrae de modo de apoyarla contra sí. Macri festeja: –Muy bien eh, ya tenés un vivero completo. La nena intenta zafarse del abrazo mientras Macri no le quita las manos de encima."
El nerviosismo y malestar de la niña es evidente en sus intentos de zafar del abrazo del actual jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Los intentos de éste porque se suba a su falda, besarla o abrazarla son invasivos, pretendiendo una confianza que no tiene con la criatura que, claramente, rechaza estos acercamientos de un adulto desconocido.
No es menor que esta escena suceda en un spot de campaña presidencial en un país donde no existen datos oficiales, pero se estima que 1 de cada 5 niños y niñas son abusados antes de los 18 años. Según un estudio realizado por FEIM (Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer), AAMCJ (Asociación Argentina de Mujeres de Carreras Jurídica) y Salud Activa, el 70% de las víctimas son niñas, pero los niños también sufren estos agravios. El 55% de los abusos ocurren en el propio hogar o en casa de los abuelos. Además, de cada mil abusos cometidos, apenas uno solo llega a ser condenado en la justiciay, generalmente, las penas se aplican en aquellos casos en que "el agresor es de bajos recursos económicos. La mayoría de los casos que suceden en la clase media y alta permanecen en la impunidad", señalan las especialistas.
Macri duplica su apuesta con otro spot donde insiste en querer saludar a dos hermanas mellizas que le rehúyen. "¡Qué lindas son, qué lío les van a hacer a los varones ustedes!", sentencia Mauricio, imaginando un futuro de parejas heterosexuales a quienes estas niñas embaucarían con su parecido físico. Las niñas no dejan de mirar hacia el piso, molestas también por esta visita "obligada" a quien hay que saludar a desgano. Y el precandidato presidencial insiste, planteándoles el juego "que hago con mis hijas: la carrera de besos. Cada una me da besos en un cachete, a ver quién me da más besos rápido." Por suerte, no logra convencerlas de que hagan lo mismo que sus hijas de 32 y 3 años.
Pero además, el spot de la niña que vende rosas, no hace más que naturalizar el hecho de que esté trabajando para comprarse una bicicleta. Algo que tampoco se puede dejar pasar por alto en un país donde, a pesar de estar penada la explotación de niñas y niños, el 6% de la población entre 5 y 17 años, realiza trabajos domésticos intensivos y el 10,4%, otros trabajos productivos; es decir, afecta a uno de cada diez niñas, niños o adolescentes.
El capitalismo demuestra una hipocresía descomunal respecto de la infancia: nunca antes en la historia, la infancia gozó de tantos derechos avalados por convenciones internacionales y una protección jurídica tan inconmensurable, como la que fue desarrollada en el último siglo. Sin embargo, esto convive con los datos de una cruda realidad que está lejos de ser un paraíso de la inocencia: 218 millones de niños de entre 5 y 14 años de edad están obligados a trabajar en todo el mundo, mayoritariamente en la agricultura, pero también en las grandes maquilas textiles, en la confección de calzado deportivo y en otros centros industriales de países pobres que proveen a las marcas más prestigiosas del mercado. Y en estas cifras de la crueldad, no se incluye la utilización de niñas y niños en conflictos armados, para la servidumbre, la esclavitud, la explotación sexual, la mendicidad callejera, el tráfico de drogas o armas.
Una verdadera vergüenza estos spots del millonario empresario devenido en político, que le habla a las niñas con el tono de un patroncito de estancias, exigiéndoles el afecto que estarían obligadas a profesarle.
Cuando apenas pasó algo más que un mes de la multitudinaria movilización que reclamó acabar con la violencia contra las mujeres, nuevamente, uno de los hijos políticos de Menem, muestra todo su desprecio por las condiciones de vida de las familias trabajadoras, de las mujeres y de las niñas.
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