viernes, 20 de marzo de 2015

La UCR, en la canaleta de la derecha

Aquella empezó siendo una síntesis que se proponía "progresista". Un triunfo de ésta sería mucho peor para los intereses populares.

Por Demetrio Iramain

La criatura política nacida de la indigesta cruza entre el PRO, la Coalición Cívica y la UCR suele ser comparada en sus formas de superficie con la Alianza. Es un buen ejercicio hacerlo, pero para encontrar sus diferencias, y advertir al mismo tiempo el severo corrimiento a la derecha que sugeriría una eventual sucesión del kirchnerismo por cualquiera de las variantes opositoras, entre las cuales la hegemonizada por Mauricio Macri aparece como la más importante.

Aquel brebaje de dirigentes políticos llamado pomposamente "Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación", empezó siendo una síntesis que se proponía "progresista", entre la UCR y el Frepaso; el pacto electoral surgido en Gualeguaychú es una opción claramente reaccionaria y profundamente conservadora. Aquélla se decía así misma la "superación histórica" del menemato; ésta representa un retroceso histórico, que pugna por regresar el ciclo argentino a los años noventa. Aquélla nació más a la izquierda de donde terminó; si ésta termina más a la derecha de donde arranca se cae afuera de la historia.

Hagamos memoria. Hacia fines del año 1997, acercándose el periodo preelectoral que en mayo de 1999 consagraría al sucesor presidencial de Carlos Menem, la oposición radical y frepasista se unió con fines puramente electorales. La coalición que formaron, con un perfil de centroizquierda muy moderado (más de centro que de izquierda), si bien se propuso romper la tradición bipartidista en la sucesión presidencial, acentuó tras su paso el programa común de ambos partidos mayoritarios: el ajuste neoliberal y el endeudamiento externo.

Mientras el primer gesto político de la Alianza fue proponerse "derogar" las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, la primera definición de Mauricio Macri respecto del Terrorismo de Estado fue afirmar que si él llegara al gobierno terminaría con "el curro de los Derechos Humanos".

Sin dudas, la Alianza hizo, en materia de Derechos Humanos, exactamente todo lo contrario a lo que insinuaba, y que Macri ni siquiera se molesta en sugerir. La sanción penal del genocidio no está en su agenda de gobierno. Cuando en 1998, incluso antes de alcanzar el gobierno, los diputados de la Alianza hicieron una demostración de fuerzas y propagandizaron sus intenciones políticas, apenas propusieron "derogar" (y no "anular") las leyes de impunidad radical. Esta derogación no tenía efectos retroactivos, es decir, entraba en vigencia sólo desde el día de su sanción parlamentaria y no hacia atrás. Al no anular esas normativas, como exigían las Madres de Plaza de Mayo desde el día desde el infausto día en que habían sido legisladas, los genocidas beneficiados por ellas igualmente continuarían libres, sin posibilidad de condena efectiva. Cuando la Alianza finalmente alcanzó el gobierno fue peor: entonces, el presidente Fernando de la Rúa se negó a extraditar a los asesinos reclamados por la justicia española, frustrando en la práctica la única posibilidad concreta de que los genocidas fueran conducidos realmente a la cárcel.

En las elecciones presidenciales de 1999, la UCR se posó sobre el naciente Frepaso, cuyo logro histórico había sido poner en crisis la vieja hegemonía radical-justicialista, y terminó imponiéndose sobre aquél. Ahora, la UCR no tiene otra chance que ser el actor de reparto en un monólogo de la derecha empresarial. Tras la Convención del fin de semana pasado, la UCR parece condenada a su lento naufragio como partido popular y autónomo, iniciado sin retorno en noviembre de 1993, cuando selló con Menem el Pacto de Olivos y garantizó su reelección. En 32 años de democracia, el centenario partido radical pasó de proponerse encabezar el Tercer Movimiento Histórico a convertirse en un opaco partenaire de la restauración conservadora.

Tras la salida de Carlos "Chacho" Álvarez del gobierno aliancista, comenzó una fuga acelerada de los referentes progresistas que formaban parte de esa asociación de partidos en el gobierno. Algunos de ellos animarían luego el Frente Nacional contra la Pobreza (FreNaPo), cuyo primer reclamo fue la creación de un subsidio universal por cada hijo o hija menor de 18 años, a ser percibido por cada familia sin ingresos en el hogar. Ernesto Sanz no pronosticaba todavía que esa asignación, resuelta por el kirchnerismo en 2009, se iría "por la canaleta del juego y la droga".

Si bien discursivamente la Alianza representaba un punto de ruptura con el periodo neoliberal, su proyecto político se agotó en la continuidad de todo lo anterior, incluso en una versión aún más desmejorada. La ciudadanía sin dudas votó por la Alianza aspirando a un cambio en el rumbo político, económico y social, pero esa coalición electoral lo impidió. En esa violación al contrato básico de la democracia quedó sellada su suerte. El nuevo pacto PRO-UCR también: su propuesta, que por ahora concluye en lo electoral, es una declarada invitación a que tras su eventual triunfo en los comicios el país regrese a las políticas de libre mercado y exclusión, lo que inauguraría un tiempo de gran conflictividad social. Un neomenemismo por otros medios. Tan a la derecha se fue el radicalismo, que Julio Cobos, con su propuesta de extender el acuerdo electoral al "populista" Sergio Massa, pareció ser un hombre con ideas de izquierda.

Un eventual triunfo del híbrido entre el Pro y la UCR es, sin dudas, peor que la Alianza desde la perspectiva de los intereses de los subalternos. Pero tiene una gran ventaja: su claro programa antipopular y lo expuestas que quedan sus directrices ideológicas. No tiene demasiado margen para el gatopardismo quien promete derrotar con "República" el "populismo". Nadie esperará de Macri ninguna respuesta favorable al segmento trabajador, como sí se esperaba de la Alianza en 1999. Si el candidato de ese Resto del Mundo de la derecha finalmente se impusiera en las elecciones; ¿no sería una invitación a que en la noche del próximo 11 de diciembre empezaran a gestarse las condiciones objetivas para que más temprano que nunca ocurra otro 19 y 20 de diciembre de 2001? 

iNFO|news


 

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