domingo, 12 de enero de 2014

Macri y el gobierno nacional: Te amo, te odio, dame más

Por Laura Mendoza Las zigzagueantes opiniones de Mauricio Macri sobre el gobierno nacional se explican por su ambición presidencial. Es por lo menos extraña la dinámica de la relación que entabla el jefe de Gobierno porteño con el gobierno nacional. Claro: hay que comprender que desde octubre pasado nada, absolutamente nada de lo que hace Mauricio Macri se aparta de su norte presidencial. Tal vez por eso, el ingeniero da la sensación de estar en campaña permanente. De la luna de miel con Jorge Capinanich a principios de diciembre a la beligerancia durante los más acuciantes días del apagón, Macri pasó por todos los estadíos. Se enojó profundamente con los ministros del gabinete de Cristina por la falta de previsión que llevó a la crisis energética, se apuró a proponer la medida oportunista de dotar a los edificios de más de seis pisos con generadores eléctricos, que funcionan con gas oil (hay una ley que impide el uso de cualquier combustible en los edificios); pidió el cambio de huso horario para bajar el consumo eléctrico y se puso al frente del Comité de Crisis Ciudad-Nación mientras la celebración de las Fiestas se lo permitieron. Como se sabe, en lo peor de la crisis, Macri volaba a Bariloche para pasar la Navidad y el Año Nuevo junto a su familia, viaje registrado por un fotógrafo de Bariloche, Marcelo Martínez, quien denunció que el ingeniero lo llevó a un baño del aeropuerto para convencerlo de que le vendiera las fotos y evitar así su publicación. Horacio Rodríguez Larreta también pasaba las fiestas afuera, así que, una vez más, María Eugenia Vidal encabezó el Comité de crisis y coordinó la asistencia del Same. La vice se cargó todo al hombro y de paso ganó visibilidad frente a su adversario en la interna PRO, el intendente Jorge ‘El Gordo’ Macri, que pretende llegar a la gobernación bonaerense. Alguien dentro del PRO lo persuadió al ingeniero –dicen que fue Cristian Ritondo– de que no era bueno, por más que lo mereciera, ausentarse de la tragedia de los cortes de luz. Macri volvió a subir al Lear Jet que le alquiló a una empresa del Grupo Exxel, y en un periquete ordenó apagar buena parte de la iluminación pública –por ejemplo, las fuentes que no tienen interruptor y hubo sencillamente que cortar los cables– y visitó geriátricos a los que el gobierno porteño proveyó de generadores. En fin: estuvo presente. En un descanso, incluso, se ofreció para un reportaje que publicó el sábado pasado La Nación, en donde dijo que Cristina podría terminar presa, habló de corrupción generalizada y volvió a subrayar sus dos obsesiones discursivas: que, como verán, es falso que el PRO gobierne para los ricos; y que, ya ven, la Argentina puede ser gobernada por otro partido que no sea el PJ. Tuvo incluso hasta espacio para ironizar cuando surgió la posibilidad de traspasar una parte del control energético a la Ciudad: “Bueno, si quieren, que me traspasen el país, ya que no lo pueden manejar”. DZ / fs Fuente Redacción Z Diario Z

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