El Gobierno anunció una serie de acuerdos con siderúrgicas, petroquímicas, fabricantes de electrodomésticos y de electrónicos para enfrentar la suba de precios que se produjo luego de la devaluación de la semana pasada. “Incluso en los sectores donde es alto el contenido importado hay una cantidad relevante de costos que están nominados en pesos, como salarios, impuestos, servicios y el costo crediticio. La rentabilidad de los empresarios no está en dólares, sino en pesos. No hay por qué dolarizar las ganancias”, indicó el ministro de Economía, Axel Kicillof. En insumos de uso difundido como acero y plásticos, las empresas se comprometieron a retrotraer los precios al 21 de enero, mientras que en electrodomésticos y electrónicos se acordó que la suba de precios desde comienzos de año no supere el 5 y el 7,5 por ciento, respectivamente. El Gobierno sancionó a supermercados y al retail y estudia medidas para aplicar a algunas alimentarias (ver aparte).
La suba del tipo de cambio alimentó la expectativa inflacionaria. Muchas empresas de variados tamaños y sectores no perdieron tiempo y remarcaron los precios, según denuncian asociaciones de consumidores. El argumento empresarial es que, por más que los costos no variaron todavía, sí subió el costo de reposición de los stocks. El problema es que cuando esa conducta defensiva se generaliza, se produce la profecía autocumplida: los aumentos esperados efectivamente ocurren y las empresas pudieron cubrirse ante esos incrementos.En buena medida esa sucesión de hechos empezó a vislumbrarse en las últimas jornadas. Productos tan variados como golosinas, electrónicos, insumos de la construcción, café, carne, juguetes y platos de comida en el centro porteño, por mencionar algunos ejemplos, aumentaron de precio.
Sin embargo, y éste es el principal argumento del Gobierno, en términos objetivos solo una parte de los costos totales están en dólares, proporción que varía según cada sector. Considera entonces que hay aumentos que pueden justificarse y otros que no.
“Ahora cortamos con la inercia que se vio en estos días. Comienza una etapa de trabajo en conjunto con las empresas para analizar costos y precios”, dijo Kicillof. Los acuerdos anunciados no tienen fecha de vencimiento y se supone que tendrán un alcance limitado. El secretario de Comercio, Augusto Costa, transmitió a empresas de distintos rubros que iba a reiniciar el sistema de autorización de precios según las variaciones de costos que detecte. Habrá subas aprobadas por empresa. De cualquier modo, le será difícil atacar el alza de precios finales en comercios medianos y pequeños que ya remarcaron.
En el anuncio de ayer estaban Kicillof, Costa y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Por el lado empresarial, el titular de la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Tierra del Fuego (Afarte), Alejandro Mayoral, el director ejecutivo de la Cámara Argentina del Acero, Luis Alberto Diez, y Daniel Kleimer, de Aluar. Entre el público había directivos de empresas como Frávega y Garbarino.
Los fabricantes de productos electrónicos acordaron retrotraer los aumentos hasta un 7,5 por ciento con respecto a comienzos de año, y electrodomésticos un 5 por ciento. Las subas habían llegado hasta el 20 por ciento en algunos casos. “Nos reunimos con las cámaras, comercializadoras y las fábricas. El acuerdo involucra el restablecimiento de la normalidad de las ventas y de la publicidad de los precios. Son bienes suntuarios con fuerte elemento de contenido importado”, manifestó el titular de Hacienda.
En el sector advierten que más adelante se negociarán nuevas subas, por lo que tendrán que manejar con cautela los pedidos de stockeo de parte de las comercializadoras. “Nos pareció bien hacer un aumento del 7,5 por ciento”, dijo Mayoral. Según el acuerdo, los precios de esos productos en supermercados y en el retail deberían bajar. La situación en comercios chicos es más incierta.
En el sector siderúrgico, el Gobierno acordó con Aluar, Acindar, Siderar y la cámara del sector retrotraer precios al 21 de enero, antes de la fuerte corrección cambiaria. Esas empresas aplicaron un aumento automático igual a la devaluación porque tienen listas de precios en dólares. El ministro advirtió que acarrean esa curiosa modalidad comercial de 1992. En reiteradas oportunidades, el sector metalúrgico se quejó por esta situación y por un precio de la chapa que en la Argentina es superior al internacional, pero el Ejecutivo no intervino.
La siderurgia produce acero, aluminio y otros insumos metálicos para la metalurgia, el sector automotor y el autopartismo, los electrodomésticos y la construcción. Los funcionarios aclararon que la medida “no significa que en todas las bocas de expendio se retrotraigan los precios de manera inmediata. Les pedimos a las firmas que trabajen con sus distribuidores para hacer una rápida implementación”. De hecho, no necesariamente una baja del acero genera una caída en la misma magnitud en los productos manufacturados que ya subieron. Una fuente del sector metalúrgico explicó a este diario que la medida les permite a las pymes no desfinanciarse. Es que esas empresas venden a plazo y pagan sus insumos, que proveen las siderúrgicas, a contado. En este contexto, el rápido incremento del acero amenazó con afectar la cadena de pagos.
Consultado por este diario, Luis Alberto Diez, de la Cámara del Acero, dijo que el componente importado en las empresas del sector es del 60 por ciento. Planteó que la medida les representa “una baja en la rentabilidad”, pero que “es un esfuerzo para que no baje el nivel de actividad económica”. En el sector petroquímico se cerró un acuerdo similar con BASF, Dow Chemical y Petrobras, con la obligatoriedad de llevar los precios al 21 de enero. Esas firmas son proveedoras de empresas fabricantes de envases, autopartes, artículos de uso doméstico y de la construcción. Los funcionarios resaltaron que en todos los casos “se trata de acuerdos voluntarios entre las partes” que serán fiscalizados, lo que puede derivar en nuevas multas ante incumplimientos.
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